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El Hombre un Ser Tripartito

La Palabra de Dios trata al hombre como un ser tripartito (con 3 partes). El hombre está
compuesto de espíritu, alma y cuerpo. Podríamos decir (como afirman muchos estudiosos) que
el hombre es espíritu, tiene alma y vive en un cuerpo.

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser; espíritu, alma y
cuerpo sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Yeshua HaMashiaj /
Jesucristo.”
I Tesalonicenses 5:23

Este versículo muestra claramente que el hombre está compuesto de tres partes. La parte más
importante es el espíritu, por eso es mencionada primero.

Todo nuestro ser = espíritu, alma y cuerpo

El hombre NO puede hacer una clara distinción entre el espíritu y el alma, sin embargo, la
Palabra de Dios SÍ puede.

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos;
penetra hasta la división del alma y del espíritu . . .”
Hebreos 4:12

La Creación del hombre

“Entonces YaHWeH Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida, y fue el hombre un ser viviente.”
Génesis 2:7

“. . . formó al hombre del polvo de la tierra . . .” se refiere al CUERPO del hombre.

“. . . sopló en su nariz aliento de vida . . .” se refiere al ESPÍRITU del hombre que viene de Dios.

“. . . y fue el hombre un ser (literalmente dice “alma”) viviente . . .” se refiere al ALMA del
hombre.

El alma es la combinación del cuerpo y el espíritu del hombre, por eso, en otras versiones
podemos leer que:

“el hombre se convirtió en un alma viviente.”

Es el espíritu del hombre el que sustenta y da vida al cuerpo.

“. . . el cuerpo sin espíritu está muerto . . .”


Santiago 2:26

Por tanto, tenemos la siguiente ecuación:

Cuerpo del hombre + Espíritu del hombre = Alma viviente

El original de la palabra “vida” en “aliento de vida” no está en singular, está en plural, el


versículo nos dice que Dios sopló “aliento de VIDAS”. El soplar realizado por Dios produjo una
vida triple:

-la vida del cuerpo - Bios

-la vida del alma o vida anímica - Psyche


-la vida del espíritu o vida espiritual - Zoe

Adán tenía una naturaleza, la naturaleza divina, pero tenía tres vidas: la vida del cuerpo, la vida
del alma y la vida del espíritu.

Los ángeles fueron creados como espíritus, el hombre fue creado, de manera predominante,
como alma viviente. Por eso en la Biblia podemos ver que Dios a menudo se refiere a los
hombres como “almas”. Podemos afirmar que lo que es el hombre depende de cómo es su
alma. Su alma le representa.

Si el alma del hombre quiere obedecer a Dios, permitirá que el espíritu gobierne al hombre
según lo ordenado por Dios, pero el alma también puede reprimir al espíritu y no hacer lo que
el espíritu le dicta.

La Caída del hombre

Cuando Dios creó al hombre le dio una libertad total. El hombre que Dios creó no era una
máquina dirigida por Dios, tenía una total libertad de elección.

Ni Dios, ni el diablo pueden hacer nada a través de nosotros sin antes haber obtenido nuestro
consentimiento. Dios no llevará nada a cabo en nosotros sin nuestra colaboración activa.

En un principio, el espíritu del hombre era la parte más noble de todo su ser y el alma y el
cuerpo le estaban sujetos.

El espíritu de Adán era la parte dominante en su vida. El gobierno y el señorío que ejercía Adán
sobre la tierra lo ejercía por medio de su espíritu. El alma y el cuerpo de Adán eran canales que
el espíritu usaba para llevar a cabo la voluntad de Dios.

Cuando Adán y Eva pecaron el espíritu perdió su autoridad y su dominio sobre el alma y el
cuerpo.

Satanás tentó a Eva con una pregunta. Sabía que su pregunta estimularía el pensamiento de la
mujer. Satanás quería incitar la actividad mental de Eva. Satanás llegó primero al pensamiento
y luego avanzó hasta apoderarse de su voluntad. Resultado: Eva cayó en pecado.

Primeramente, Satanás usó una necesidad física para llamar la atención de Eva, le hizo
mención a Eva del acto de comer. A continuación, intentó seducir su alma, dándole a entender
que haciendo lo que él le decía se le abrirían los ojos para conocer el bien y el mal. Por tanto,
podemos ver cómo la tentación de Satanás alcanzó primeramente al cuerpo, luego al alma y
finalmente al espíritu.

El cuerpo de Eva es estimulado:

“Y vio la mujer que el árbol era BUENO PARA COMER y que era AGRADABLE A LOS OJOS . . . ”
Génesis 3:6

Si seguimos leyendo veremos que su alma también fue estimulada:

“ . . . y árbol CODICIABLE PARA ALCANZAR LA SABIDURIA . . .”

El intelecto fue la causa principal de la caída, por eso para ser salvo hay que creer en la locura
de la Palabra de Dios. El árbol del conocimiento hizo que el hombre cayera, por eso, Dios usa
“la locura de la cruz” para salvar a los hombres (I Co. 1:18-25; 3:18-19).
La mente, la voluntad y las emociones pertenecen al alma. El apóstol Pablo nos dice que “Adán
no fue engañado” (I Ti. 2:14a) indicando que la mente de Adán no estaba en confusión. La que
flaqueó en su mente fue Eva “la mujer siendo engañada” (I Ti. 2:14b). La mujer dijo: “La
serpiente me engañó, y comí.” (Gn. 3:13b), pero el hombre dijo: “La mujer me dio del árbol, y
yo comí.” (Gn. 3:12). Es evidente que Adán no fue engañado, Adán pecó deliberadamente.

Satanás se apoderó de la voluntad de Adán a través de sus emociones, mientras que se


apoderó de la voluntad de Eva a través de su mente (intelecto).

Satanás usa las cosas de la carne para atraer el alma del hombre hacia el pecado. En cuanto el
alma peca, el espíritu queda sumido en una oscuridad absoluta. La estrategia del enemigo es
de fuera hacia dentro. Si no empieza por el cuerpo, entonces empieza obrando en la mente o
en las emociones con el propósito de apoderarse de la voluntad del hombre.

Toda obra satánica se realiza de fuera hacia dentro y toda obra de Dios se realiza de dentro
hacia fuera.

Una vez que Satanás se apodera de la voluntad del hombre, controla a ese hombre.

Debemos tener en cuenta que el alma es donde el hombre expresa su libre voluntad y ejerce
su autoridad. Por eso, la Biblia declara que es el alma la que peca. Por ejemplo, en Miqueas 6:7
leemos “el pecado de mi alma” y en Ezequiel 18:4 y 20 podemos leer “el alma que pecare”.

En Levítico y Números se menciona frecuentemente que el alma peca, ¿Por qué? Porque es el
alma la que decide pecar. Pecar es cosa de la voluntad del alma, por eso encontramos que se
puede hacer expiación por el alma (Ex. 30:15 / Lv. 17:11 / Nm. 31:50). Como es el alma la que
peca, es el alma la que debe recibir expiación.

La elección del hombre

El alma del hombre escogió el árbol del conocimiento del bien y del mal, en lugar del árbol de
la vida. La fruta del árbol del conocimiento elevó al alma y suprimió al espíritu.

El hombre podía elegir de qué árbol iba a comer, podía comer del árbol de la vida y vivir o
podía comer del árbol de la ciencia y morir.

“De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal
no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.”
Génesis 2:16 y 17

En el original dice: “ . . . porque el día que de él comas muriendo morirás.”. La versión llamada
Literal Translation of the Holy Bible y la versión Young’s Literal Translation lo han traducido de
la siguiente manera:

“el día que de él comas, muriendo morirás”

Adán y Eva escogieron la ciencia, escogieron el conocimiento, escogieron la sabiduría,


escogieron la vida del alma, pero al escoger la vida del alma, perdieron la vida espiritual.

Hoy en día el hombre prefiere comer del árbol de la ciencia desechando el árbol de la vida, el
hombre al escoger el conocimiento (ofrecido por sectas, religiones, filosofías, etc) está
perdiendo la vida espiritual que le ofrece Dios por medio de su Hijo.

Adán y Eva ganaron la vida del alma (gr. psyche), pero perdieron la vida espiritual (gr. zoe).
Cuando Yeshua murió, él dio su vida del alma – psyche - para que nosotros pudiésemos tener
vida espiritual - zoe -. Teniendo en cuenta las palabras griegas podemos afirmar que Yeshua
dio su Psyche para que nosotros podamos tener Zoe.

“Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida
(PSYCHE) en rescate por muchos.”
Marcos 10:45

“Yo he venido para que tengan vida (ZOE), y para que la tengan en abundancia.”
Juan 10:10

El espíritu, el alma y el cuerpo después de la caída

Adán era consciente de Dios, pero después de la caída su espíritu murió.

Según una definición científica, la muerte es “el cese de la comunicación con el medio
ambiente.” La muerte del espíritu es el cese de la comunicación con Dios.

Cuando decimos que el espíritu está muerto, queremos decir que el espíritu está separado de
Dios, ha perdido su sensibilidad hacia Dios, no quiere decir que ha dejado de existir. En la
parábola del hijo pródigo cuando el hermano menor vuelve a casa, el padre le dice a su otro
hijo: “Tu hermano estaba muerto . . .” (Lc. 15:32). El hijo estaba muerto porque estaba
separado del padre.

El pecado ha destruido el profundo conocimiento intuitivo que el espíritu tenía de Dios en un


principio.

La muerte, que empezó en el espíritu de Adán, se extendió gradualmente hasta alcanzar a su


cuerpo.

El espíritu de Adán cayó bajo la opresión del alma, hasta que, poco a poco, se fusionó con el
alma y las dos partes quedaron fuertemente unidas.

El escritor del libro de Hebreos afirma en el versículo 12 del capítulo 4 que la Palabra de Dios
separa el alma y el espíritu. La separación es necesaria porque el espíritu y el alma se han
vuelto uno. El espíritu ha perdido su poder y sensibilidad, la conciencia del hombre está
paralizada, está como dormida. A esto se refiere el libro de Judas en el versículo 19:

“Estos son los que causan divisiones; los sensuales (mundanos, naturales, animales) que no
tienen espíritu.”

Los hombres caídos están bajo el dominio de la carne, actuando en respuesta a los deseos de
su alma y pasiones físicas.

El espíritu, nuestra parte más noble, ahora está bajo el dominio del alma. El espíritu ha sido
desposeído de su posición original. La condición actual del hombre es anormal. Por eso, se le
describe como si no tuviera espíritu en Judas 19.

El plan de Dios para el espíritu era que gobernase nuestra alma, pero cuando el hombre cayó
en pecado, su espíritu quedó esclavizado por el alma.

El espíritu del hombre / Heb. Ruaj y Gr. Neuma

Nm. 16:22; 27:16 / Pr. 20:27; 25:28 / Zac. 12:1 / Lc. 1:47 / Hch. 17:16 / Ro. 1:9; 8:16 / I Co.
2:11; 5:3 y 4; 14:14 y 32; 16:18 / II Co. 2:13; 7:13 / II Ti. 4:22 / Heb. 12:23 / Ap. 22:6
Estos versículos demuestran claramente que los seres humanos poseen un espíritu.

El espíritu es denominado:

-“hombre interior” en Romanos 7:22, II Corintios 4:16 y en Efesios 3:16.

-“nuevo hombre” en Efesios 4:24 y Colosenses 3:10.

-“nueva criatura” en II Corintios 5:17.

El espíritu es la parte mediante la cual nos comunicamos con Dios y sólo por ella podemos
percibir y adorar a Dios.

Mediante el espíritu somos conscientes de la presencia de Dios y del mundo espiritual.

Dios vive en el espíritu, el “YO” vive en el alma, mientras que los sentidos viven en el cuerpo.

El espíritu no puede actuar directamente sobre el cuerpo. Necesita un medio, y ese medio es el
alma, creada por el contacto del espíritu con el cuerpo. El espíritu transmite su pensamiento al
alma y el alma utiliza al cuerpo para obedecer la orden del espíritu. Este es el significado del
alma como medio. Antes de la caída del hombre, el espíritu controlaba todo el ser, por medio
del alma.

El espíritu puede someter al cuerpo a través del alma para que obedezca a Dios. De la misma
manera el cuerpo, mediante el alma, puede atraer al espíritu a amar al mundo.

El espíritu es la parte más noble porque está unida a Dios. El cuerpo es la parte más humilde
porque está en contacto con la materia y el alma, al estar entre ellas, las une y también toma
el carácter de ambas.

Dios desea que el espíritu, al ser la parte más noble del hombre, controle todo el ser. Sin
embargo, la voluntad pertenece al alma y es la voluntad la que determina si debe gobernar el
espíritu, el cuerpo o incluso ella misma.

El espíritu tiene tres funciones principales:

1) La conciencia

2) La intuición

3) La comunión

Andar en el espíritu es andar según la conciencia, la intuición y la comunión.

1) La conciencia

Dt. 2:30 / Sal. 16:7; 34:18 / Ro. 9:1 / Hch. 23:1; 24:16 / II Co. 1:12 / I Ti. 1:19 / II Ti. 1:3

Nuestro espíritu es la lámpara que Dios usa para guiarnos, nuestro espíritu es la luz de Dios
que ilumina nuestras vidas.

“Lámpara del Señor es el espíritu del hombre, La cual escudriña lo más profundo del
corazón.”
Proverbios 20:27
Nuestro espíritu tiene una voz a la cual nosotros llamamos conciencia. La conciencia es la voz
de nuestro espíritu. Nuestro espíritu NO es la conciencia, la conciencia es el órgano que
discierne; distingue lo bueno y lo malo. Sin embargo, no lo hace por medio de la influencia del
conocimiento almacenado en la mente, sino con un espontáneo juicio directo.

El trabajo de la conciencia es independiente y directo, pues no se somete a las opiniones del


exterior.

La conciencia nos corrige y nos reprende de modo que estemos inquietos cuando no hacemos
la voluntad de Dios.

“Bendeciré al Señor que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.”


Salmo 16:7

La Biblia de Jerusalén dice:

“aun de noche mi conciencia me instruye.”

La Nueva Versión Internacional dice:

“aun de noche me reprende mi conciencia.”

La Reina Valera Actualizada dice:

“aun en las noches me corrige mi conciencia.”

La Versión Cantera-Iglesias dice:

“mi conciencia aun de noches me amonesta.”

Según las diferentes versiones que acabamos de citar, nuestra conciencia nos amonesta, nos
corrige, nos reprende, nos instruye y nos enseña.

Nuestra conciencia es avivada cuando nacemos de nuevo. La sangre preciosa de Yeshua


purifica nuestra conciencia (He. 9:14).

Seguir la voz de la conciencia es una señal de verdadera espiritualidad.

Si la conciencia nos condena, hemos de arrepentirnos inmediatamente.

Si nuestra conciencia no nos reprende, podemos tener confianza en Dios y cualquier cosa que
pidiéremos la recibiremos de él (I Jn. 3:21-22a).

2) La intuición

Mc. 2:8 / Hch. 20:22 / I Co. 2:11

La intuición es el órgano sensitivo del espíritu humano.

Nuestra intuición está capacitada para distinguir lo bueno de lo malo sin ninguna ayuda
externa.

Cuando decimos:

“Hay algo dentro de mí que me dice que no vaya a ese lugar.”

“Hay algo dentro de mí que me dice que no confíe en esa persona.”

“Hay algo dentro de mí que me dice que no me meta en este negocio.”


“Hay algo dentro de mí que me dice que no me están diciendo la verdad.”

Es la intuición la que nos da ese sentir interno. La conciencia nos da un mensaje interno y la
intuición nos da un sentir interno. Debemos prestar atención a la voz y al sentir de nuestro
espíritu.

El creyente conoce las cosas de Dios por la intuición de su espíritu. La mente puede entender,
pero no puede conocer. El Espíritu Santo capacita a nuestro espíritu para que conozca y
nuestro espíritu instruye a la mente para que entienda.

Conocer las cosas por la intuición es lo que la Biblia llama revelación. La revelación tiene lugar
en la intuición. Sólo la revelación en el espíritu proporciona un verdadero conocimiento de
Dios. Sólo lo que es recibido en el espíritu es conocimiento espiritual, el resto es mero
conocimiento mental.

3) La comunión

Lc. 1:47 / Jn. 4:23 / Ro. 1:9; 8:15 y 16 / I Co. 6:17; 14:15 y 16 / Ef. 6:18 / Fil. 3:3

Nos comunicamos con el mundo material a través del cuerpo. Con el mundo espiritual nos
comunicamos a través del espíritu.

No podemos percibir a Dios con nuestros pensamientos, ni con nuestros sentimientos; sólo
podemos percibir a Dios con nuestros espíritus. Los animales NO pueden tener comunión con
Dios porque no tienen espíritu, aunque si tienen alma.

El hombre natural no está capacitado para conocer a Dios (I Co. 2:14).

Nuestra adoración a Dios y las comunicaciones de Dios con nosotros se llevan a cabo
directamente en el espíritu.

El alma del hombre / Heb. Nefesh y Gr. Psyche

En el alma se encuentra nuestra personalidad, por medio del alma el hombre es consciente de
sí mismo.

El alma es el punto de encuentro del espíritu y el cuerpo.

El alma está ligada al mundo espiritual a través del espíritu y al mundo material a través del
cuerpo.

En el original de la Biblia hay numerosos casos en los que se usa la palabra “alma” en lugar de
“hombre”. Esto se debe a que la sede y la esencia de nuestra personalidad es el alma.

El alma está formada por:

1) La mente

2) La voluntad

3) Las emociones

1) La mente: Yo pienso / razono / sé

Pr. 2:10; 3:21 y 22; 19:2; 24:14 / Sal. 13:2; 139:14 / Lm. 3:20
Nuestra mente expresa lo que pensamos. En la mente se producen nuestros pensamientos y
razonamientos.

2) La voluntad: Yo quiero / deseo / anhelo

Dt. 21:14 / I S. 20:4 / Job 6:7; 7:15 / Sal. 27:12; 41:2 / Ex. 16:27 / Ez. 14:25; 16:27

La voluntad expresa lo que queremos.

La voluntad del hombre puede ser considerada como su verdadero yo. Cuando declaramos:
“Yo quiero” es, en realidad, nuestra voluntad la que quiere. Cuando decimos: “Yo decido” es
nuestra voluntad la que decide.

3) Las emociones: Yo siento

Dt. 6:5 / Jue. 10:16 / I S. 30:6 / II S. 5:8 / II R. 4:27 / Sal. 42:1, 2 y 5; 84:2; 86:4; 107:18; 116:7 /
Cnt. 1:7 / Is. 26:9; 55:2; 61:10 / Ez. 24:21 / Zac. 11:8 / Mt. 26:38 / Jn. 12:27 / II P. 2:8

Lo que pensamos, lo que queremos y lo que sentimos afecta nuestro cuerpo. Muchas veces se
enfatiza que debemos cuidar lo que pensamos, pero también nuestras emociones son muy
importantes, de hecho, lo que sentimos afecta las decisiones que tomamos. Nuestras
emociones pueden ser influenciadas por Dios o por el diablo. ¡Cuidado!

La voz de nuestro espíritu y la voz de nuestra alma

No es muy complicado saber diferenciar la voz de nuestro espíritu de la voz de nuestra alma:

-La voz de nuestro espíritu:

 Está en acuerdo con la Palabra de Dios.

 Está influenciada por la Palabra y el Espíritu Santo.

 Produce fe y confianza.

 Su motivación es el amor.

 Nos persuade pacientemente.

 Trae paz.

 Edifica.

 Glorifica a Dios.

-La voz de nuestra alma:

 No está en acuerdo con la Palabra de Dios.

 Está influenciada por el mundo y el diablo.

 Produce duda y temor.

 Su motivación es el egoísmo.

 Nos fuerza metiéndonos prisa.

 Trae confusión.

 Destruye.
 Busca su propia gloria.

Prestemos atención a la voz de nuestro espíritu porque nuestro espíritu sabe más que nuestra
alma, prestemos mucha atención a la voz interna de nuestro espíritu, nuestra conciencia.

El cuerpo del hombre

El cuerpo es llamado:

-nuestro “hombre exterior” en II Corintios 4:16.

-nuestra “morada terrestre” y “tabernáculo” en II Corintios 5:1.

En el cuerpo se encuentran nuestros sentidos físicos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el


tacto. Con el cuerpo nos ponemos en contacto con el mundo que nos rodea, el mundo físico.

La Biblia nos enseña que debemos presentar nuestros cuerpos a Dios.

“Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias;
ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de justicia.”
Romanos 6:12 y 13

“Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros
cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Romanos 12:1

Cuando nuestro cuerpo muere

Para el apóstol Pablo la muerte no significaba un estado de inconsciencia como algunos


enseñan, para él la muerte no era una pérdida, era una ganancia, no era una parada, era un
viaje a la Presencia de Dios, él veía la muerte como el tiempo de su esperada partida para estar
con su amado Yeshua / Jesús.

“Porque para mí el vivir es Cristo / el Mesías, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la


carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas
cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo / el Mesías, lo
cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.”
Filipenses 1:21-24

“Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi
partida ha llegado.”
II Timoteo 4:6

“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo,
estamos ausentes del Señor . . . pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del
cuerpo, y presentes al Señor.”
II Corintios 5:6 y 8

Pablo usa el término “mi partida” y Pedro usa el término “mi separación” refiriéndose a una
misma cosa, la muerte.
“Y considero justo, mientras esté en este cuerpo, estimularos recordándoos estas cosas,
sabiendo que mi separación del cuerpo terrenal es inminente, tal como me lo ha declarado
nuestro Señor Yeshua HaMashiaj / Jesucristo.”
II Pedro 1:13 y 14

Hoy en día, cuando nuestro cuerpo muere nos vamos con nuestro amado Yeshua / Jesús.
Esteban lo sabía muy bien y por eso oró lo siguiente:

“Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Yeshua / Jesús, recibe mi


espíritu.”
Hechos 7:59

El propio Yeshua / Jesús cuando muere encomienda su espíritu a Dios.

“Y Yeshua / Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI
ESPIRITU. Y habiendo dicho esto, expiró.”
Lucas 23:46

Cuando Yeshua / Jesús resucita a la hija de Jairo ¿Qué sucedió?

“Entonces le volvió su espíritu, y se levantó al instante, y Él mandó que le dieran de comer.”


Lucas 8:55

La niña vuelve a vivir cuando su espíritu regresa a su cuerpo. El cuerpo estaba muerto sin su
espíritu.

“. . . el cuerpo sin el espíritu está muerto . . .”


Santiago 2:26

Los adventistas, los testigos de Jehová y algunos grupos mesiánicos creen en el “sueño de las
almas”, afirman que los muertos están dormidos, sin embargo, esto no es lo que la Biblia nos
enseña, el propio Yeshua / Jesús afirmó que el alma es inmortal:

“Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar . . .”


Mateo 10:28

Cuando la Biblia habla de los que "duermen" no se refiere a los espíritus o las almas de los
hombres, se refiere al cuerpo físico de los hombres.

"Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida
eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua."
Daniel 12:2

En el versículo que vamos a ver a continuación podemos leer que ya sea que estemos
despiertos (vivos) o dormidos (muertos) ¡vivimos para el Señor!

“. . . ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos juntamente con El.”


I Tesalonicenses 5:10

La versión La Biblia al Día ha traducido este versículo de esta forma:

“Él murió por nosotros para que, en la vida o en la muerte, vivamos con él.”

Debemos recordar que Dios NO es un Dios de muertos, sino de vivos:


“Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.”
Lucas 20:38

Una casa dividida

“Y si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá permanecer.”
Marcos 3:25

“. . . una casa dividida contra sí misma, se derrumba.”


Lucas 11:17b

En II Corintios 5:1 el cuerpo es llamado “casa”, por tanto el cuerpo es la morada donde habitan
el espíritu y el alma. Teniendo en cuenta esto, podemos afirmar que si mi espíritu y mi alma
están divididos NO podré permanecer y me derrumbaré.

Nuestro espíritu y nuestra alma deben estar de acuerdo si queremos caminar por un mismo
camino.

“¿Andan dos hombres juntos si no se han puesto de acuerdo?”


Amós 3:3

En Santiago 1:8 podemos leer que “el hombre de doble animo es inconstante en todos sus
caminos.”. El hombre de doble ánimo es el que tiene su casa dividida. Por un lado su espíritu
quiere someterse a Dios y actuar en fe, pero por otro, su alma está llena de incredulidad y de
temor.

El cristiano carnal es el que permite que su alma (pensamientos, emociones, voluntad)


controle su vida.

El cristiano espiritual es el que es dirigido por el Espíritu Santo. Nosotros debemos ser
espirituales, debemos orar en el Espíritu, adorar en el Espíritu, andar en el Espíritu y vivir en el
Espíritu.

Yeshua HaMashiaj / Jesucristo NO permitió que su alma controlase su vida, por eso dijo en
Lucas 22:42:

“No se haga mi voluntad sino la tuya.”

Hay un versículo muy interesante en el SALMO 131:2, veamos:

“En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su


madre; como un niño destetado está mi alma.”
David acallaba su alma . . . como un niño destetado estaba el alma de David . . . ¿Por qué?
Porque no le daba el alimento que solía tomar: las críticas, los juicios, las excusas, las
acusaciones, los malos pensamientos, etc, etc . . . No debemos permitir que nuestra alma se
salga con la suya.

-Destruyendo fortalezas

“. . . porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo / el
Mesías . . .”
II Corintios 10:3-5
Si no llevamos a la cautividad nuestros pensamientos, esos pensamientos, a la larga, nos
llevarán a nosotros cautivos y producirán fortalezas en nuestras vidas.

Una fortaleza es una forma de pensar, sentir y actuar erróneas aprendidas y asimiladas a lo
largo de toda nuestra vida. Nuestras acciones surgen de lo que pensamos, imaginamos y
sentimos.

Podemos afirmar que las fortalezas se establecen de la siguiente manera:

-Viene un pensamiento.

-El pensamiento produce imágenes.

-Ese pensamiento con las imágenes producen una serie de argumentos.

-El pensamiento, las imágenes y los argumentos producen sentimientos.

-El pensamiento, las imágenes, los argumentos y los sentimientos afectan nuestra forma de ser
y de comportarnos.

Recuerda lo que dice Proverbios 23:7a . . .

“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.”

Este versículo nos muestra que somos lo que pensamos. Por eso el diablo quiere poner
pensamientos dentro de nosotros, él sabe el poder y la influencia que hay detrás de un
pequeño pensamiento.

Recuerda esto: Todo logro empieza con un pensamiento, pero también todo pecado empieza
con un pensamiento.

Debemos cerrar la puerta a todo pensamiento en contra de Dios y de su Palabra. Por eso es
muy importante que juzguemos nuestros pensamientos y que sepamos de donde vienen.

En I Corintios 2:15 podemos leer:

“En cambio el espiritual juzga todas las cosas . . .”

Debemos juzgar nuestros pensamientos . . . ¿Cómo? . . .

. . . Haciéndonos algunas preguntas:

¿Este pensamiento trae confusión a mi vida?

¿Confirma lo que Dios me ha hablado?

¿Contradice la Palabra de Dios?

¿Me da paz?

¿Me hace sentir temor?

“Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, de alguna manera
vuestros pensamientos se hayan extraviado de la sencillez y la pureza que debéis a Cristo / el
Mesías.”
II Corintios 11:3
Muchas personas han caído por no juzgar y por no llevar cautivos sus pensamientos. Muchas
personas se han perdido / extraviado por albergar en su corazón pensamientos que provenían
del mismo infierno.

Debemos llevar a la cautividad estos pensamientos, debemos meterlos en una prisión,


debemos cerrarles la puerta, no debemos permitir que estén en nuestra mente.

Si prestamos atención a estos pensamientos y los llevamos a cabo producirán fortalezas en


nuestras vidas que nos robarán las bendiciones de Dios.

Por eso, debemos usar la Palabra de Dios que es la espada del Espíritu para destruir esas
fortalezas. Jeremías 23:29 dice:

“¿No es mi Palabra como fuego, dice el Señor, y como martillo que quebranta la piedra?”

La Palabra de Dios quebranta la piedra de nuestras fortalezas.

Nuestro pensamiento debe estar en Dios y en su Palabra, por eso dice la Biblia:

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha


confiado.”
Isaías 26:3

Pensar en el Señor trae paz, trae gozo, trae bendición, trae vida . . .

El apóstol Pablo dijo:

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es . . . verdadero . . . todo lo honesto . . . todo lo justo .
. . todo lo puro . . . todo lo amable . . . todo lo que es de buen nombre . . . si hay virtud alguna
. . . si algo digno de alabanza, EN ESTO PENSAD.”
Filipenses 4:8

-Renovando nuestra mente

El apóstol Pablo nos dijo que la renovación de nuestro entendimiento produciría en nosotros
una transformación.

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.”
Romanos 12:2

La renovación de nuestro entendimiento produce una transformación en nuestras vidas.

Dicen que el 90% de las enfermedades son sicosomáticas, es decir son producidas por nuestra
mente (pensamientos). Nuestros pensamientos también afectan nuestro sistema
inmunológico. Una persona negativa (con pensamientos negativos) es más vulnerable a la hora
de enfermarse.

Cuando el apóstol Pablo nos dice: “Transformaos”, la palabra en griego “metamorfóo” y de


este término griego surge la palabra “Metamorfosis”. Esta misma palabra es usada en otro
versículo, veamos:

“Seis días después, Yeshua / Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a
un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.”
Marcos 9:2
En esta Metamorfosis la apariencia de Yeshua / Jesús cambió, ahora bien, si usamos esta
traducción con el versículo que encontramos en el libro de Romanos tendríamos lo siguiente:

“Transfiguraos por medio de la renovación de vuestra mente (gr. nous)”


Romanos 12:2

¿Cómo podemos experimentar esta metamorfosis?

Por medio de la lectura, la meditación, la memorización y la contemplación de la Palabra de


Dios.

Por el Espíritu Santo obrando en nosotros cuando oramos.

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