Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Educación Superior De
Formación Docente
U.E.P. Nº 56 Carlos B.
Enríquez
Profesorado en lengua y literatura.
E S P AC I O :
LENGUA II
TEMA:
La legua española tuvo sus distintos avances y periodos, que van desde las
lenguas paleohispánicas o prerromanas, lenguas indígenas habladas en la
península ibérica antes de la llegada de los romanos en la península Ibérica en el
año 218 a.C, se describen lenguas encontraban tales como: el celtíbero, el aquitano,
el lusitano, el íbero y el tartesico.
DESARROLLO
Se llaman lenguas paleo hispánicas o prerromanas a las lenguas indígenas
habladas en la Península Ibérica antes de la llegada de los romanos.
Los romanos llegaron a la península Ibérica en el año 218 a.C y encontraron una
tierra en la que se hablaban diversas lenguas. A estas lenguas las llamamos hoy
prerromanas, y las principales eran: el celtíbero, el aquitano, el lusitano, el íbero y el
tartesico.
1º.¬ La franja del sureste, desde la Andalucía Oriental hasta Valencia y Cataluña y
penetrando por el Valle del Ebro hasta casi su nacimiento, constituía la zona ibérica.
Por otra parte estaban las colonias orientales en las costas del Sur y en Levante,
siendo las más antiguas las fenicias. Los griegos se instalaron en la franja costera
de Levante, hoy Valencia y Cataluña. Los otros grupos lingüísticos eran más
variados, así son hoy casi desconocidos los grupos lingüísticos en que incluimos a
cántabros, astures o lusitanos, ya que de ellos notenemos prácticamente ninguna
muestra lingüística directa.
Aparece en una serie de estelas cuya datación es poco clara, pero que
correspondería al menos a los siglos VII/VI al V a. C.; mientras que hay discrepancia
sobre si la escritura/lengua de la ceca de Salacia (Alcácer do Sal, Portugal) de hacia
el 200 a. C. corresponde a la lengua de las estelas.
El lusitano es una lengua paleohispánica de la familia indoeuropea conocida por
unas 5 inscripciones e innumerables topónimos y teónimos hablada en la Lusitania
histórica, es decir, el territorio habitado por los pueblos lusitanos que se extendía por
el centro-sur del Duero y buena parte de la actual Extremadura. Al igual que todos
los demás pueblos indoeuropeos, los lusitanos entraron en la península Ibérica en
algún momento anterior al siglo II a. C., pudiendo ser incluso anterior a la expansión
celta de los siglos VIII y VII a.C. y con una fecha probable en el siglo VI a. C.
Algunos autores los consideran provenientes de los Alpes y otros en cambio
prefieren considerarlos un pueblo autóctono. La Lusitania fue conquistada por Roma
hacia el 150 a. C. Al igual que la mayoría de las demás lenguas peninsulares, el
lusitano finalmente sucumbió a la presión y el prestigio del latín.
El latín, la lengua de los romanos, tenía dos modalidades: el latín clásico y el latín
vulgar. El latín clásico era utilizado por los intelectuales, sacerdotes y nobles (los
sectores sociales privilegiados que sabían leer y escribir). Esta era la única variedad
de latín que se escribía. El común del pueblo y los soldados —que fueron quienes
concretaron la conquista— usaban en latín vulgar.
Durante la dominación romana, que duró casi 300 años, el latín vulgar se mezcló
con las lenguas que se hablaban en la península ibérica previamente a su llegada. A
esta mezcla se la llama contaminación lingüística. Aún perviven en nuestra lengua
palabras de origen prerromano, como "barro", "cabaña", "cerveza", "salmón",
"carpintero", "conejo", "charca", "perro", "lanza", "balsa" y entre otras. Estas palabras
sobrevivieron, a pesar de que los romanos impusieron el latín como lengua oficial.
Lo mismo hicieron los romanos en los otros territorios que ocuparon en el resto de
Europa, y de esta imposición surgieron las lenguas que actualmente se conocen
como lenguas romances: el castellano, el portugués, el francés, el rumano, el
catalán, el gallego y el italiano, entre otras. Todas derivan del latín vulgar.
Sólo dos idiomas resistieron la hegemonía del latín: el griego, debido a que
Roma mantenía relaciones comerciales importantes con Grecia y respetaba
su cultura; y el vascuence o euskera, debido a que el territorio vasco fue el
único que los romanos no lograron conquistar. Se cree que el vascuence
proviene de lenguas antiguas del centro de Europa.
En contacto con las lenguas peninsulares y con el árabe, el latín no
evolucionó igual en todas las zonas, y fue originando diferentes dialectos: el
castellano, el galaico-portugués, el astur-leonés, el catalán y el mozárabe. En
el norte de la península, en una zona comprendida entre Cantabria y Burgos,
se refugiaron los cristianos que resistían a la invasión musulmana. Entre ellos
nació el castellano, alrededor del siglo IX.
Uno: al comenzar el año los reyes católicos consiguen por fin vencer de la
última resistencia mora: cae Granada. Allí se hicieron fuertes y en el año
1492, con la toma de Granada, reconquistaron totalmente la península
ibérica.
Dos: en agosto del mismo año, Antonio de Nebrija publico su gramática
castellana, el primer intento de sistematización de una lengua nueva porque
hasta entonces sólo habían escrito gramáticas para el latín y el griego.
A medida que los cristianos se imponían políticamente, imponían también su
dialecto, el castellano; esto ocasionó la pérdida del astur-leonés y el mozárabe. Sin
embargo, el galaico-portugués y el catalán sobrevivieron y conviven actualmente
con el castellano. El castellano se convirtió entonces en la lengua dominante en
toda la península. Así como el latín llegó a la península ibérica a través de una
conquista, lo mismo ocurrió con la llegada del castellano a América. Los españoles
impusieron su lengua –el castellano– sobre los idiomas de los distintos pueblos
amerindios.
La única lengua prerrománica que ha llegado hasta nuestros días es el vasco, pero,
dada su gran importancia, se tratará en este tema en un epígrafe aparte. Todas
estas lenguas, a excepción del vasco, desaparecieron con la romanización y
latinización de la Península, pero no sin antes dejar su huellaen las distintas lenguas
romances. Así, al sustrato lingüístico prerromano celta podemos atribuirfenómenos
como la sonorización de las oclusivas sordas intervocálicas latinas y la evolución del
grupo latino kt hasta llegar a it o ch, y al sustrato ibérico sería atribuible el sistema
vocálico de cinco vocales con tres grados de abertura, que comparte con el vasco.
Además, desde el punto de vista morfológico, encontramos una serie de sufijos que
podemos considerar de origen prerromano: los despectivos ¬arro, ¬orro, ¬urro
(baturro, machorro…) y los prefijos –ieco , ¬ueco, ¬asco, ¬iego (muñeco, peñasco,
mujeriego…).
Hoy ya no se admite que el vasco sea una lengua ibérica y, mucho menos,
que sea la antigua lengua ibérica común a toda la Península; Pero sí son evidentes
muchos rasgos comunes entre ambos grupos, debido a una base común primitiva a
la que se añadieron elementos posteriores muy diferentes. En cualquier caso, los
problemas son muchos porque el vasco careció durante siglos de toda literatura
escrita; solo desde el S.X aparecen frases y palabras sueltas y hasta el S. XVI no
posee textos extensos. La influencia del vasco en la evolución del latín hasta llegar
a la formación del dialecto castellano actual fue muy importante. Así, dentro de los
fenómenos fonéticos atribuibles al sustrato vasco, cabría destacar la alteración de la
/f/ inicial latina, que pasó en castellano a [h] aspirada y que más tarde desaparece;
la ausencia de /v/ labiodental en la mayor parte de España y un sistema vocálico
que consta solo de cinco vocales con tres grados de abertura. Además, el léxico
castellano se enriquece con abundantes vasquismos como pizarra, izquierdo, boina,
cencerro, chatarra, aquelarre.
CONCLUSION
Como resultado puedo afirmar que el castellano ha transitado –y continúa
transitando– por procesos de transformación que cada día lo diferencian más de su
lengua madre, en el proceso algunas fueron desapareciendo, en otras fueron
quedando rasgos de sus orígenes que conviven enriqueciéndose con otras.
Autor: Herminia Petruzzi, Elida Ruiz, María del Pilar Gaspar. Tomo la palabra