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Sobre la palabra en la comunicación:

Los humanos, a voz de pronto, poseemos un sistema de comunicación propio que


prevalece a simple vista entre otros, para relacionarnos con nuestra propia especie: Es la
palabra.
Pero en realidad la palabra o mejor explicado, el lenguaje oral, tampoco es en realidad
un sistema ilimitado e inagotable, ni extraordinariamente explicito, ya que tiene sus
propias restricciones.
Si fuera tan efectivo y absoluto, no daría pie a las diversas malas interpretaciones,
tergiversaciones que ocurren cuando dos o más personas hablan o escuchan.
No es un sistema perfecto, ni un enlace súper eficaz entre los pensamientos humanos y
su transmisión a otros, a los que deseemos exponer nuestras ideas.
Ya conocemos la experiencia que resulta, a modo de ejemplo, de contar un cuento o una
historia a una persona determinada. Cuando ésta persona transmite a otra lo que ha
escuchado y así sucesivamente en una cadena de a otras tantas personas, al final,
tenemos tantas versiones diferentes de la historia como oídos la han escuchado y bocas
la han transmitido.
Si la comunicación oral, fuera tan eficiente, como creemos, no daría pié a tantas
versiones diferentes de la historia original.

Este argumento se relaciona también con el antiguo “geis” druida, de la prohibición


escrita de las enseñanzas, y la transmisión oral de las mismas, confiando en la memoria
y la voluntad del transmisor para no modificar en nada lo confiado.
Si la transmisión escrita puede ser interpretada de varias formas, la oral también.
Solo aquellos con un alto grado de conciencia, como los druidas o equivalentes de otras
sendas espirituales, son capaces de transmitir una enseñanza oral fielmente, sin
alteraciones, adulteraciones o falsificaciones.
Por consiguiente es un hecho notorio, que debido a dicho arcaico “geis” druídico, se
desconocen en profundidad las creencias y prácticas espirituales de nuestros ancestros,
incluidos los rituales druídicos, lo que ha dado pié a numerosas interpretaciones y
variaciones contemporáneas, tanto de las formas como del fondo de la filosofía del
Druidismo.

Lamentablemente muchas de dichas interpretaciones han llegado a estar totalmente en


contraposición unas de otras, restando puntos para alcanzar una anhelada unidad de la
espiritualidad druídica, fomentando la intolerancia y rivalidad entre distintas
agrupaciones druídicas y sus máximos representantes, alegando todos ellos, su
verdadera continuidad y filiación primordial druídica y censurando a las otras opiniones
y posturas en desacuerdo o en variación con las de ellos.
Afortunadamente en nuestros días esa prohibición o “geis” va quedando obsoleta y ya
no predomina en la comunicación de cualquier índole que los instructores druídicos
aventajados quieran transmitir a los interesados o al público en general.
Algunas órdenes, grupos druídicos o druidas en solitario, van abandonando sus razones
mistéricas, y sus enseñanzas, en otrora cerradas, pueden ser consultadas y estudiadas,
cada vez más abiertamente. Todo lo cual favorece al conocimiento, crecimiento y
desarrollo de esta espiritualidad ancestral de Occidente.
Pero todo y así, no está estrictamente clara esa prohibición druídica sobre la escritura,
pues aunque se supone la vigencia de dicho precepto en toda área de influencia druídica,
existen otros datos que van en sentido contrario:
Así puede observarse en las leyendas irlandesas, en las cuales los mismos druidas, leen
y escriben en un sistema de escritura denominado Ogham, el cual además fue una
creación del dios Ogma, divinidad de la oratoria y de la enseñanza. Aunque esta
escritura fuese sagrada y reservada a los eruditos, este hecho no hubiera podido impedir,
a través de esos mismos expertos, una divulgación más o menos amplia de las creencias
druídicas.
Ciertamente el Ogham aparece en un período bastante tardío del Druidismo, en una
época (siglo V-VI) en la ya había sido eclipsado por la proselitista religión cristiano-
romana. No obstante, hay que considerar que en las recopilaciones de ciertas y antiguas
leyendas celtas, aflora el Ogham, como en el caso de Cuchulainn, en el Táin Bó
Cuailgne, donde intimida a sus enemigos a través de la escritura Ogham. Y
concluyentemente, este legendario héroe no aparece en ningún texto como druida.

También hay una historia cristianizada en Irlanda, donde aparece el evangelizador y


cólerico Patricio, quemando nada más y nada menos que 180 libros druídicos, los cuales
podemos deducir que fueron escritos previos a la cristianización. Obviamente puede
deducirse, que los libros druídicos, en su mayor parte, solo pueden ser escritos o
dictados por druidas.
Este mismo Patricio, según leyendas evangelizadoras, rivalizó y desafió a los druidas de
Tara.
El reto consistía en lanzar un libro cristiano y otro druídico al agua, tras un rato de estar
ambos sumergidos, el propietario de aquel que aun resultara legible, sería proclamado
poseedor de la verdad.
Obviamente, en dicho relato el ganador fue el del evangelizador crístico, pero lo que
llama la atención no es esta farsa en sí, sino que los objetos con los que rivalizaban sean
dos libros; uno cristiano y el otro druídico, lo cual indica como habitual la existencia de
libros o documentos, quizá anónimos, escritos por druidas antes de la invasión del
cristianismo.
Otros propagadores del cristianismo en Irlanda, tenían como objetivo la destrucción de
todas las obras paganas que hallasen en su ocupación evangelizadora. Ello incluye a las
explícitamente druídicas, lo cual también respalda la presencia de libros o documentos
druídicos previos a la cristianización y su supervivencia. Es probable, que no todos los
registros druídicos acabaran en las llamas “purificadoras” de los inflamados misioneros
pirómanos.
También previo a la propagación del cristianismo, hubo un druida bardo, un “filidh” en
denominación celta irlandesa, llamado Feirceirtné o Fer Cerdné, el cual compitió
líricamente contra otro bardo llamado Neide, por el título del más notable poeta de
Irlanda en tiempos del rey Conchobar Mac Nessa (entre el siglo I y II a.de la E.C). Al
parecer este filidh fue unos de los autores de una compilación filológica conocida como
“Uraicept na nÉigas”, En su obra comenta que la causa de escribirlo, “es llevar el
conocimiento a la gente ignorante”. ¿Pero solo se trataba de difundir un conocimiento
gramatical?
La interrogación, está justificada, pues como se sabe, un geográfo de la segunda mitad
del siglo IV de la E.C., conocido con el nombre de “Ético de Istria” comentó la
existencia en Irlanda de unos tratados y documentos, que el denominó “ideomochos”,
algunos investigadores dicen “ideohistas” e incluso “ideotuiias”. El nombre no es lo
más interesante, sino la existencia de “libros” celtas o druídicos, sobre diversos temas,
antes de la cristianización.
Por otro lado, diferentes personas, de culturas iguales o desiguales, de razas idénticas o
distintas pueden leer por ejemplo la Biblia, El Corán o la Kabalah o cualquier otro libro
y sacar conclusiones diferentes, enseñanzas variadas e impresiones que seguramente
cada cual adaptará a su entorno y medio y creencia personal. El lenguaje escrito u oral,
no es, por tanto, el lenguaje más eficaz que disponemos los humanos para
comunicarnos, puesto que el Mundo que percibimos, no es más que un producto de
nuestra interpretación.
Ciertamente, la transmisión escrita puede ser interpretada de varias formas e incluso las
ideas plasmadas pueden llegar a convertirse por los lectores en dogmas y quedarse
estancadas sin posible evolución o adaptación a los tiempos que corran, pero la
transmisión oral de las mismas, confiando en la memoria y la voluntad del transmisor
para no modificar en nada lo confiado, tampoco es fiable al cien por cien.
La transmisión oral, también puede ser alterada, consciente o inconscientemente, de
diversas formas, y en un momento dado, deja de guardar su fidelidad e integridad con la
idea o pensamiento original.
Así pues, la palabra escrita es limitada, y la oral, siéndolo menos, también lo es, sin
embargo, la metáfora y el símbolo, tiene muchas menos restricciones conceptuales en la
expresión y proposición.

Ciertamente, los druidas de antaño emplearon metáforas y parábolas abstractas,


alegorías, pasajes épicos y bucólicos de toda índole, que posteriormente los bardos,
juglares, trovadores de toda suerte, difundieron, y esparcieron por todas las zonas, para
posteriormente ser recogidos por los monjes cristianos, muchos de ellos, antiguos
paganos y druidas.
Esos Druidas, es bastante evidente, que llegaron a la conclusión de que el lenguaje del
mito oral, se halla menos sujeto a las reglas del método, que al que se somete el
lenguaje escrito.
Las imágenes sugestivas de las historias celtas que nos han llegado, son modos de
transmisión de ideas y conocimientos que los druidas de antaño experimentaron y
conocieron. Son formas de expresión y transmisión mucho más cercanas a la realidad
que pudieron experimentar, que el lenguaje simple.
Si las palabras escritas, pueden convertirse en ideas inertes y que, además, pueden ser
tomadas como dogma, el simple lenguaje oral, tampoco es garantía de una descripción
exacta de esa realidad mística, puesto que ciertas experiencias espirituales trascienden y
superan el pensamiento y el lenguaje habitual.
La forma de transmisión mediante un lenguaje lleno de mitos, lleno de magia, de
imágenes, figuras, aspectos y símbolos abstractos pero sugestivos explica y describe
mucho mejor las experiencias directas de los druidas y druidesas. Ellos y ellas, siempre
usaron tradicionalmente este tipo de expresión, como un vehículo esencial y certero,
para la transmisión de la filosofía del Druidismo.

Los que siguen la espiritualidad druídica, es evidente que gustan de leer o escuchar, y a
través de ello aprender, aquellas leyendas de antaño consideradas celtas paganas, que
componen lo que se definiría de una forma subjetiva y global como El Mito Celta.
El mito celta pre-cristiano, engloba tanto leyendas y cuentos, como símbolos recreados
con diversas imágenes. Entre estas imágenes podríamos destacar la Espiral, el Caldero,
el Círculo, el Trísquel y la Cruz Druídica.
Se adquieren así, una síntesis armoniosa de elementos que abarcan motivos tan diversos
como los que van desde la filosofía a la espiritualidad, de la historia al mito, de la prosa
a la poesía, de la ciencia al arte etc.
Todos lo mitos, obviamente, creados o forjados por la cultura que sea, encierran
diversas enseñanzas y facilitan rastros que de seguirlos, analizarlos y entenderlos, nos
llevan al descubrimiento de la espiritualidad de aquellas civilizaciones, culturas o
filosofías, de las que dichas leyendas y cuentos manan.
Los mitos céltico-druídicos en general, se diferencian de otros mitos y aportan a la
cultura integral del planeta y de la humanidad una riqueza sustancial con su singular y
concreto matiz, que en algunos casos corren paralelos a otros mitos de otras culturas,
aunque de otros, se distancian notablemente.

Los incansables aprendices y a la vez seguidores druídicos, a través del mito obtienen
un buen número de enseñanzas al oírlas, leerlas, recitarlas en voz alta o recreando sus
símbolos de alguna manera tangible.
Todo ello pertenece a una cultura que se expresó a través de unas gentes, que fueron
denominadas con el amplio calificativo de celtas, las cuales recorrieron tierras diversas,
a veces conquistándolas, otras veces, absorbiéndolas, y otras, sumergiéndose y
enraizando en ellas y empapándose e impregnándose, sin duda, de elementos aborígenes
que hicieron propios.
Irremisiblemente la época en la que les tocó vivir o mejor dicho sobrevivir, desapareció
con ellos y otras leyendas, historias, religiones y filosofías se entronizaron en aquellos
lugares por donde destacaron, sustituyendo e incluso plagiando algunas de sus
peculiaridades.

No obstante su profunda influencia quedó patente y bien marcada en todas aquellas


áreas del saber en las cuales sobresalieron y en todas las zonas donde se establecieron.
Huella que sin duda, en demasiadas ocasiones ha sido muy mal interpretada, muy mal
comprendida y especialmente, demolida hasta arruinarla, cuando romanos y
posteriormente cristianos desplegaron sus ejércitos.
Pero para los celtas de hoy en día, para sus herederos genéticos, pero especialmente para
aquellos que se identifican y se sienten como herederos espirituales, aunque ni siquiera
hayan nacido en tierras que antaño podríamos considerar como celtas o de su influencia
cultural, sin importarles si aquella cultura, albergaba personas de diferentes colores de
cabellos, ojos o piel y etc., todos estos Mitos, nuestros Mitos en definitiva, son
venerables, respetables y sagrados.
Los Mitos celtas, forman parte de nuestra historia europea, sus leyendas humanas o
divinas están consagradas en nosotros pues se enmarcan dentro de nuestro devenir, de
nuestra razón y de nuestra ilusión.
Aunque hablemos de Mundos fabulosos, de leyendas fantásticas, de seres extra o supra-
normales, de acontecimientos no ocurridos o transformados o evolucionados por el
curso del tiempo, de sucesos que hoy se tildan de irracionales, éstos también están
arraigados e instalados en la “Razón celta”, en la “Lógica celta”, que por supuesto
difiere de la de griegos y romanos e incluso contrasta en considerable medida, con la del
Occidente actual.

El Raciocinio Celta, puede tener sus dosis y aspectos de a-racional o supra-racional,


dentro de los contextos actuales, pero no es un conjunto de criterios irracionales o anti-
racionales.
Las interpretaciones a lo romano, a lo griego, a lo cristiano, a lo capitalista, a lo
socialmente aceptable, de lo que debe ser la razón y la lógica, es una interpretación
subjetiva y parcial de cómo la explicaron, comprendieron o comprenden éstos, y sin
duda, no es la única, ni tampoco es una Verdad Absoluta.
Cualquier arquetipo, norma, paradigma etc., es el espejo de cualquier concepción del
mundo dentro de la cual se pretende entender determinadas manifestaciones, siendo un
sistema de convicciones que cohesiona una civilización.
La lógica celta se aleja del paradigma occidental instaurado en los últimos siglos. Su
interpretación no es la celta, ni siquiera las elucidaciones cristianas lo son, y en
consecuencia los axiomas de las sociedades actuales, no comprenden la concepción
druídica del Mundo.

El cristianismo se entronizó en Occidente y dictó que cualquier Mito que no estuviera


incluido en sus libros sagrados, dogma de sus verdades, pertenecía al reino de la fábula,
de la herejía, del anatema, del pecado y de la mentira. Prendarse de cualquier mito,
ajeno al dogma imperante era una condenación segura a los fuegos eternos.
Los cristianos afirman también, que Jesús es hijo de un dios y un dios en sí mismo, mito
éste que ni siquiera el judaísmo, origen del cristianismo sostiene.
¿Cómo esta doctrina u otra de las denominadas mayoritarias, pueden ser tan arrogantes,
para considerar a sus Mitos, como los únicos verdaderos y a los demás como falsos
cuentos o estupideces, cuando no apostasías, herejías, falsedades, mentiras y etc.?

El Mito celta se halla en la tradición primordial druídica, y dentro de ella es sagrado,


siendo modelos de conductas arquetípicas, ideales y valores. El mito en síntesis, es la
ética céltico-druídica.
Aquel que afirme que estos Mitos son mentiras, falsedades, e irracionalidades, poco o
nada conoce la forma del pensar céltico-druídico, y por supuesto, injuria con
premeditación y alevosía a todo aquel que los contemple como sagrados.
Atenta contra las costumbres, pensamientos, valores y catmas, símbolos, etc., a la par
que intenta imponer unas ideas o nociones extrañas, como antaño hicieron los romanos
y cristianos con bastante éxito.
Quien así actúa debiera obtener una réplica druídica, en defensa de esta cultura
heredada, de esos conceptos, de esa filosofía y opción espiritual en la vida.

Evidentemente, el Druidismo no siendo fanático ni intolerante, comprende las


circunstancias por las que atravesaron y atraviesan las civilizaciones y pueblos.
Por ello, la defensa y réplica, transita por comentarios como los de estos párrafos, por
textos como el presente libro y por la recuperación continúa de las Tradiciones,
festividades y símbolos druídicos, pese a quien pese.
Los Mitos celtas son realidades para sus seguidores y éstas son muy complejas. Son
leyendas, sucesos y alegorías, genuinos y verídicos para esta espiritualidad porque
remiten a “sus esencias”. Tan positivos y fidedignos como pueden ser los mitos
cristianos o musulmanes para sus respectivos creyentes.
Que algunas leyendas, sean o no históricas desde la concepción o el paradigma actual,
no importa demasiado. Los diversos eventos celtas que han sido transformados o han
evolucionado, o si se prefiere, que ni siquiera ocurrieron en tiempos llamados históricos
o pre-históricos, también representan arquetipos e idealizaciones e incluso conceptos y
nociones filosóficas, simbolismos y tendencias profundas de esta peculiar humanidad y
herencia espiritual de los sabios de antaño.
Y todo ello compone esta filosofía, desde una cosmovisión e interpretación singular de
esas realidades. Es imposible que todo ello pueda considerarse falso, pues si así se
valorara, se transgredirían las propias esencias druídicas.
Los Mitos celtas, son autenticidades en sí, conceptos y nociones como se ha apuntado,
afirmaciones, aforismos, proposiciones, esquemas, principios, símbolos y pautas.
En definitiva son una herencia y todos aquellos que se estiman celtas y seguidores
druídicos no deberían estar dispuestos a renunciar a ella, favoreciendo o cediendo paso a
otros mitos ajenos a dicha cultura y espiritualidad.
Ello no significa que no se deba o pueda aprender de otras filosofías que puedan aportar
conocimiento, sabiduría y crecimiento personal, pero obviamente, sin caer en el
eclecticismo o en un sincretismo a ultranza, que nos haga perder el Norte de lo que fue
la Gran Cultura celta y la notable espiritualidad de los druidas

Los seguidores druídicos, deben conocer, entender y aprender de toda la historia celta,
de las esencias, simbologías, mitos y herencias. Deben aprender a interpretar la extensa
mitología y entresacar lo fundamental, así como obtener un aprendizaje creciente, y todo
ello para después proyectarlo en el fluir, en el devenir íntimo y personal, hacia el futuro,
con las evoluciones propias que sean consecuentes.
Hoy en día observamos como se comprende mejor la historia y creencias del pueblo
israelita, del imperio USA, de Roma, de los griegos y etc., pero se ignora y rechaza
aquella que nos es propia como descendientes espirituales o genéticos de los celtas e
incluso de aquellas otras, que pudieran correr por senderos parecidos.

Cuando se narran o explican leyendas, mitos, aventuras y cualidades de los dioses


celtas, quizás algunos se preguntarán:
¿Para que nos sirve saber y conocer esas leyendas, cualidades, aventuras, etc.?
Se preguntarán: ¿Para que “rayos” sirve, indagar y aceptar un mito?

Sin duda que hacerse tales preguntas, es más humano y atávico de los que muchos
piensan, pues igual que ellos, otros personajes, ilustres pensadores, filósofos,
historiadores e investigadores de todas las épocas ya se preguntaron lo mismo.

En la historia de los mitos y dioses celtas, cabe preguntarse hasta que punto todos esos
relatos no constituyeron en algún momento una historia real, alejada notoriamente de la
simple anécdota o leyenda simbólica y aleccionadora.
Es plausible, que en algún momento de la historia que la memoria tribal ya no puede
recordar, todas las narraciones que conocemos, de gestas heroicas, de aventuras más o
menos amorosas o eróticas, de héroes o semi-héroes con sus acciones y reacciones, de
las singularidades de los dioses o de las diosas, todo ellas, fueran ni más ni menos que
hechos históricos importantes.
Hechos, eventos y sucesos de personajes reales transformados por efecto del tiempo y
por efecto de la tradición oral, que especialmente los druidas practicaban. Incluso para ir
más lejos no es descabellado pensar, que todos los mitos hayan sido deformaciones por
efecto del tiempo de hechos muy reales de épocas remotas.
La sociedad tribal celta, con sus druidas, la cual no poseía una tradición escrita, pudo
haber transmutado a sus héroes reales de tiempos arcaicos, en personajes semi-divinos o
totalmente divinos, de la misma manera que hechos sociales, bélicos, o históricos
primordiales en las sociedades de estas características como la celta, pudieron devenir
en sagas o leyendas épicas a través de los siglos. Baste recordar la leyenda del Rey
Arturo del siglo XII de la EC., que se remonta a un rey o caudillo celta romanizado y
cristianizado, que luchó contra las invasiones sajonas por el siglo VI de la E.C.
Estas leyendas y personajes que hoy la sociedad bien pensante podría calificar como
fantásticos, fabulosos o de ciencia-ficción, sirven también como conceptos arquetípicos
y modelos para los comportamientos humanos tanto si se trata de individuos separados
como si se tratan dentro de una colectividad.
Son ejemplos de actitudes, comportamientos, pautas, hazañas y pasiones, principios
éticos y espiritualismo. Los mitos celtas actúan como legitimadores de los orígenes de
la cosmología druídica.
La ética, los valores, las costumbres y ritos, todos ellos, son modelos primordiales
existentes que nos llegan validados hasta nosotros, por aquellos que en su día pudieron
experimentarlos y transmitir de alguna manera, sus simbolismos y significados.

Estos mitos responden a preguntas que ya nuestros antepasados espirituales se hicieron


con referencia a la muerte, a la vida, al destino, a las fuerzas creadoras del Universo,
tanto a las tangibles, como incluso a las intangibles de nuestro entorno, entre otras
cuestiones esenciales.
Ellos tras siglos de dedicación, contando sus experiencias y transmitiendo sus estudios
oralmente de unos a otros, conocieron diversas respuestas, bien gracias a su trabajo
interior, bien gracias a una observación de los elementos naturales o de los fenómenos
sobrenaturales.
Estos sabios con sus reflexiones y experiencias, las cuales no se las guardaron para sí,
nos transmitieron las bases de las convicciones druídicas actuales.
Desgraciadamente muchos de dichos mitos, no se entienden en las sociedades actuales y
son tachados de arcaicos, ilógicos, anti-racionales o anómalos por otras creencias
religiosas o pensamientos filosóficos-sociales, que se amparan dentro de unos
parámetros que esas sociedades consideran normales.

Efectivamente dichos Mitos no son normales, porque no siguen las Normas


establecidas, siguen otras pautas, tienen otras formas de ser entendidos, no obstante, sí
son naturales.
Se rogaría al lector que si acaso confunde términos, se haga algunas preguntas entre lo
que es normal, usual o habitual y lo que es Natural.
Al parecer, en muchas de nuestras sociedades actuales, creer en ángeles y demonios es
más lógico que imaginar la existencia de hadas o duendes o como se quieran etiquetar.
Parece ser que creer en infiernos o purgatorios es más ortodoxo, que aceptar la
coexistencia con Otros Mundos, otros planos, otras dimensiones.
Parece ser que creer en el poder ficticio del dinero, es más razonable que reconocer la
fuerza y vigor intrínseco de la Madre Naturaleza.
Parece ser, que vivir en una ciudad contaminada y de “stress” continúo, es más racional
que poder vivir junto a un lago cristalino en alguna cabaña solitaria teniendo como
vecino, en vez de al insensato que se emborracha o se droga cada fin de semana, al
jilguero con su trino matinal.
Y así podríamos seguir “ad eternum”.

Bien está aceptar el folclore propio de cada tierra y por supuesto el de las Tierras Celtas,
pero a menudo también los mitos y los ritos se convierten en meras manifestaciones
costumbristas que van degenerando progresivamente al estar alejados de las fuentes
primigenias.
Observamos que la transformación de algunos hábitos, por las influencias de ciertos
medios de comunicación e incluso por las acciones de asociaciones o grupos de quizá,
buenas intenciones, tienden a convertir a nuestros mitos en algo superficial, de moda,
sin más valor que el puramente estético o el del exotismo de su parafernalia.
Sirva como anécdota y ejemplo la conocida fiesta de Halloween, una fiesta que ha
quedado ya como un festival para impresionar a los chiquillos y de paso sacar algunas
monedas.
Ya ha perdido todos los componentes mágicos y místicos que poseía la fiesta druídica
de Samhain, de la cual Halloween es una burda reproducción distorsionada. Aunque
infortunadamente, no es la única.
En los medios de comunicación ocurre simplemente peor. En las cadenas televisivas se
ofrecen en ocasiones, reportajes, concursos, entrevistas o pésimas series de películas
que tienen cierto éxito entre un tipo de público televidente.
Tal es el caso de las series televisivas “Made in USA”, emitidas por varias televisiones
del mundo, como la famosa “Charmed”. (Que me disculpen los seguidores Wiccas a los
que les guste, pero creo que este tipo de series televisivas o películas, poca utilidad
tienen en favor de la seriedad de esta corriente pagana).
Dicha serie, no refleja en absoluto, la más mínima esencia del paganismo denominado
Wicca, ni siquiera su forma de pensar, actuar o hacer.
Quizá, se podría conceder que dicha serie, películas o eventos varios, pueden resultar
entretenidas, pero entretenimiento nos lo puede aportar un sinfín de aficiones, que no
tienden a una deformación e incluso desprestigio de una forma de entender la vida, y
más aún cuando esta variante pagana, u otras, son desconocidas para una buena cantidad
de personas.
El enfoque que en algunos reportajes o en algunas películas se ofrece del paganismo en
general o de alguna variante de éste en particular, seguramente y a priori, deformará su
comprensión, formando en las mentes de muchos televidentes, una idea errónea.

Se ha mencionado esta serie televisiva, como se podría nombrar otras películas o


programas de hace unos pocos años, como el film titulado “Druidas” protagonizada por
el actor C. Lambert, que parecido crédito y validez, merece.
Aquellos individuos que un día, tanto si fue en solitario como en algún círculo de
orientación druídica, prometieron seguir la senda de los druidas bardos, tienen un
trabajo espiritual que realizar: Rehabilitar esos cuentos, relatos, leyendas, historia,
epopeyas, símbolos y ritos, es decir, todo lo que puede recomponer y reflorecer el Mito,
para que personas que puedan interesarse por esta forma filosófica-espiritual de
entender la existencia, encuentren dentro de ella el sentido de su propia vida.
Convencidos están muchos seguidores de dicha espiritualidad, que si tal labor se realiza,
se despertará, quizá no en todas, pero sí en algunas personas, muchos de los valores, que
interiormente ocultos y dormidos puedan otorgar aliciente al ánimo para seguir
creciendo y evolucionando como seres humanos.
En este marco es por lo que a continuación se explican, los más importantes símbolos
gráficos del Druidismo, pues todo símbolo céltico-druídico lleva implícito una energía y
significado singular.

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