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ENSAYO FINAL.
“LA SOBREPOBLACIÓN ABSOLUTA COMO GENERADORA DE
MOVIMIENTOS CAMPESINOS INDÍGENAS”
1. INTRODUCCIÓN
Este ensayo explica, cómo debido a las nuevas condiciones técnicas que se presentan
en el proceso económico, dan como resultado una nueva correlación de clases, uno de los
factores para ello es el exceso de población redundante (sobrepoblación absoluta), mediante
esta lógica México se presenta como un país subdesarrollado con un sector de población
absolutamente redundante -campesinos indígenas- marcado por la estratificación social de la
desigualdad, marginación, desempleo y pobreza, esto al mismo tiempo ha generado una serie
de inconformidades las cuales se han manifestado en movimientos sociales/antisistemicos en
favor de mejores condiciones de vida.
2. DESARROLLO
Existe una nueva correlación de clases entre capital y trabajo asalariado, que ha sido
implementada en favor del capital, uno de los factores y que dan pauta a este ensayo es que
el capital crea su propio ejército de reserva, fraccionando las barreras del crecimiento natural
de la población trabajadora. Ahora, puede crear su propia oferta de trabajo por medio de
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producir una población redundante relativa respecto de sus necesidades promedio. Con ello,
aun en condiciones de expansión económica, se abre la posibilidad de una mayor
competencia entre trabajadores así como una disposición a trabajar sin pugnas. Por lo tanto,
se presentan un recrudecimiento en la relación de subordinación del trabajo en relación al
capital (Figueroa, 1986:29).
En la teoría del subdesarrollo menciona el autor Figueroa (1986:112), que la relación capital-
trabajo asalariado constantemente crea un mercado interno, este mercado se crea por la
acumulación orientada al exterior constituyéndose una producción y rentabilidad de más
capital. En esta lógica se ha de suponer que el desarrollo de la economía crece, por lo tanto,
la población tendría empleo, pero no sucedió así. Esto no se debe a factores del mercado,
sino a las relaciones sociales que subyacen a los procesos económicos bajo el subdesarrollo,
la acumulación en los países desarrollados genera población redundante por sobre aquella
que resulta de los cambios en la composición del capital y que normalmente acompaña a la
producción en las condiciones del plusvalor relativo (Figueroa, 1986:113).
Como se puede ver la acumulación tiene menor capacidad para contener fuerza de trabajo,
existiendo un sector de la población absolutamente redundante y no relativo, respecto de las
necesidades que conlleva el capital, esta población es desechada, orillada a la sobrevivencia
mediante otras formas sociales. Estas formas no son favorecedoras para el capitalismo ya que
no muestran obstinación en su disolución, se puede apreciar que en tiempos de crisis cuando
el crecimiento se reprime y el desempleo aumenta estas formas adquieren fortaleza y se
propagan (Figueroa, 1986:114).
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a los que se les niega el trabajo (Figueroa, 1986:115,116). Ante esto Bauman menciona que
las enfermedades, el crimen y la drogadicción es la incertidumbre que se presenta a los pobres
(2002:186).
Por lo anterior expuesto, esta lucha por la tierra ha sido reprimida por el Estado, la cual ha
traído graves consecuencias a México, no solo en su economía sino socialmente, el sector
que ha tratado de sobrevivir este cambio son los campesinos indígenas, los cuales son
llevados a la pobreza extrema, marginación, migración, desempleo y desigualdad social. Al
implementarse políticas para la reactivación de la economía mexicana -TLCAN- bajo un
discurso modernizador, en el fondo desmantelo la producción agrícola, afectando a miles de
campesinos (Puricelli, 2008:98). Esta descampesinización no ha terminado con el campesino,
este aún tiene existencia mediante la producción para el autoconsumo y la pluriactividad para
subsistir (Puricelli, 2008:100).
A partir de lo anterior, se puede percibir que la población campesina indígena no cuenta con
un trabajo formal, por lo tanto, tiene que hacerse de herramientas para poder subsistir, se
estima un total de 26 millones de campesinos que no cuentan con acceso a la canasta básica
(UNAM), provocando una crisis alimentaria exponencial dando como resultado un pérdida
de la soberanía alimentaria. Asimismo, se detona una migración creciente, que convierte a
muchas comunidades indígenas en entidades multiespaciales y alternas donde el organizarse
se constituyen fuera de sus territorios ancestrales (Bartra & Otero, 2008:413).
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El descontento se ha generalizado, la lucha por la tierra no es un acto reciente, se ha ido
desarrollando desde la Revolución en el año 1910, posteriormente recobro fuerza con el
Movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el año de 1994 y
consecuentemente, con el movimiento el campo no aguanta más (MECAM) en el año 2003,
presentándose una insurrección antineoliberal del siglo XXI, caracterizada por movimientos
sociales, constituidas por múltiples organizaciones indígenas (Puricelli, 2008:100). Al ser los
campesinos indígenas oprimidos y excluidos por el Estado Mexicano han tenido que buscar
la manera de que sus exigencias sean escuchadas, formándose movimientos rurales, se ha
presenciado un fuerte resurgimiento de las luchas de los pueblos indígenas por tierras y
autonomía para reproducir su cultura. La lucha por la tierra y la identidad son rasgos
inseparables para los pueblos campesinos indígenas (Bartra & Otero, 2008:401,402). Estos
se transformaron en el ejemplo de los grupos vulnerables y en objeto de asistencia en el
territorio mexicano en los últimos años (Bartra & Otero, 2008: 416).
A partir de esto, se formó una clase política con intereses materiales, como resultado de las
relaciones de producción -entre explotadores y explotados- y de las relaciones de
reproducción -entre los explotados-, obligando a los grupos étnicos subordinados a la
asimilación de su posición, cabe resaltar que las comunidades indígenas en México han
resistido a la asimilación, a pesar de haber ocupado siempre una posición subordinada (Bartra
& Otero, 2008:405,406). Consecuentemente de la nueva movilización política de
campesinos, se continuo con el fracaso de la sustitución de importaciones, el proteccionismo
y un modelo económico centrado en el crecimiento hacia adentro, que fue característico por
las crisis de la deuda financiera de las décadas de los ochenta y noventa (Bartra & Otero,
2008:408). Los movimientos se forman bajo dos variantes: la primera, la de movimientos
sociales que pensaban que la lucha esencial era una lucha capitalista entre la burguesía del
proletariado, la segunda, la de movimientos nacionales que pensaban que la lucha esencial
debía darse entre los pueblos dominados y sus opresores (Wallerstein: 2015:268).
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asimismo, la autonomía se convierte en una práctica antisistémica, por la cual, los oprimidos
se resisten construyendo ordenes de organización alternativas (Bartra & Otero, 2008:409).
Por lo anterior, cada uno de los movimientos tuvo en común el que se demandaba derecho a
la autodeterminación comunitaria sobre las tierras, a la autonomía de la tierra, recursos
naturales y la forma de organización, respeto a la vida comunitaria, lenguaje y espiritualidad,
asimismo, identidad cultural, libertad política interna de las comunidades, predominio de la
tradición indígena (Bartra & Otero, 2008: 412, 414).
Cada uno de estos movimientos campesinos indígenas a tenidos sus rasgos fundamentales,
el levantamiento del EZLN transformó a un grupo vulnerable merecedor de asistencia en el
emblema de la dignidad y la rebeldía (Bartra & Otero, 2008: 417). La movilización indígena
no es un ejército sino un movimiento social altamente pluralista (Bartra & Otero, 2008:422).
El poderoso movimiento indígena parece insinuar que el eje de las luchas sociales mexicanas
se traslada de las áreas rurales a las ciudades, haciendo un cambio significativo en las
características de la protesta social de México (Zibechi, 2008:62), estos movimientos
antisistémicos se encuentran, en medio de una cruel lucha en torno de lo que puede ser el
futuro del país (Wallerstein: 2015:264).
El logro obtenido ha sido obtener su propia identidad, estableciendo diferencias sobre la base
de sus demandas, campañas, estructura organizacional, discurso, sistemas simbólicos y
procedimientos (Bartra & Otero, 2008:422). Asimismo, se visibilizo al campo, se crearon
escenarios públicos de reconocimiento y legitimidad, simpatía y apoyo moral, sensibilizando
a la sociedad sobre el tema (Puricelli, 2008:113). Incluso los grandes esfuerzos de
transformación, el sistema tiende a desplegar enormes presiones para obtener un punto de
equilibrio (Wallerstein, 2015:283). Estos movimientos al ir en contra de un modelo
económico del capitalismo, en contra de un intercambio desigual y a partir de las
consecuencias de dependencia por el hecho de pertenecer al subdesarrollo, se muestran como
una resistencia a la marginación, a la pobreza y la exclusión, por una reivindicación de su
existencia y subsistencia como clase social (Puricelli, 2008:114).
La debilidad del capital depende de los trabajadores, al haber una insubordinación, el capital
entra en crisis, ya que no puede obtener ganancia, los movimientos antisistemicos son la
crisis del capital por su falta de subordinación, por su dignidad y lucha (Halloway, 2015:171).
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Los grandes logros de los movimientos campesinos indígenas en cuanto a lo simbólico, no
ha sido suficiente, la producción agrícola no ha sido modificada estructuralmente, existen
aún los problemas de fondo en cuanto al intercambio desigual, aún persiste el monopolio de
la gran agroindustria y hay un rezago en cuanto al presupuesto destinado al campo, la
población en pobreza cada vez más va aumentando al igual que la migración y desempleo
(Puricelli, 2008:111).
3. CONCLUSIÓN
Por todo lo anterior, la sobrepoblación absoluta es consecuencia del capitalismo en los países
subdesarrollados, mismo que orilla a las personas al refugio en otras formas de trabajo para
su supervivencia, se aprecia entonces que al luchar por sobrevivir, se consolidan
movimientos sociales-antisistémicos, en particular, movimientos campesinos indígenas que
luchan por la tierra impulsados por una mejor calidad de vida. Si bien, estos movimientos
han logrado que algunas de sus demandas sean impuestas y han dado visibilidad al campo,
no se ha cumplido con la totalidad de sus demandas, el campo mexicano sigue estando en
segundo plano para la economía y el Estado, y los problemas que trae consigo el
subdesarrollo están afectando a la mayor parte de la población, ante esto podemos deducir
que los movimientos son un factor esencial para el cambio estructural y social, son de vital
importancia ya que se insertan en un contexto desfavorecedor haciendo necesario que
perduren para no perder lo que se ha alcanzado: una identidad cultural y la concientización
de una lucha por la inconformidad del modelo económico capitalista.
BIBLIOGRAFÍA
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4. Figueroa, M. Víctor (1986) “Reinterpretando El Subdesarrollo. Trabajo general, clase y
fuerza productiva en América Latina”. Siglo XXI editores. México, Primera edición.
5. Holloway, John (2015) “El pensamiento crítico frente a la hidra Capitalista” Tomo III.
6. INEGI (2016) estadísticas a propósito del… día internacional de los pueblos indígenas.
7. Puricelli, Sonia (2008) “Contradicciones y aportes del movimiento el campo no aguanta más
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Diario Oficial de la Federación.
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10. Wallerstein, Immanuel. (2015) “Los movimientos antisistémicos y el futuro del capitalismo”.
En seminario del Pensamiento crítico frente a la hidra Capitalista.
11. Zibechi, Raul (2008) “Nueva encrucijada para los movimientos latinoamericanos” en
Martínez, Ricardo (comp.) Los movimientos sociales del siglo XXI. Caracas, Venezuela.