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Hispanic Research Journal

Iberian and Latin American Studies

ISSN: 1468-2737 (Print) 1745-820X (Online) Journal homepage: http://www.tandfonline.com/loi/yhrj20

Báilame el agua: la espiral de la heroína en el


Madrid post-movida

Jorge González del Pozo

To cite this article: Jorge González del Pozo (2010) Báilame el agua: la espiral de la
heroína en el Madrid post-movida, Hispanic Research Journal, 11:2, 144-156, DOI:
10.1179/174582009X12608792134218

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Published online: 18 Jul 2013.

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hispanic research journal, Vol. 11 No. 2, April, 2010, 144–56

Báilame el agua: la espiral de la


heroína en el Madrid post-movida
Jorge González del Pozo
University of Michigan-Dearborn, USA

La obra Báilame el agua (2000) de Josetxo San Mateo se ambienta en un


Madrid que ha superado política y culturalmente la movida madrileña vivida
durante los años de la transición y la década de los 80. En cuanto a la
heroína, la ciudad también ha superado la avalancha y desconocimiento de
esta droga durante aquellos años. No obstante, esta sustancia no está ni
mucho menos erradicada y sigue proliferando entre los estratos más bajos
de la sociedad. La obra de San Mateo recoge la entrada y caída al mundo
de la heroína de sus personajes de la mano de la pobreza y la subsistencia
en un Madrid individualista donde no hay espacio para el amor. Este
trabajo plantea la conexión entre miseria y drogadicción como una de las
lacras de la sociedad contemporánea. Partiendo de esta premisa, este
estudio interpreta la obra de San Mateo como una revisión de la movida
madrileña en un entorno actual, centrándose en los bajos fondos, así como
en la propagación de esta droga, entendida como desterrada de la sociedad
por su poca visibilidad por parte de la opinión general, para finalmente
presentar un filme que denuncia los estragos que causa la heroína.

palabras clave cine social, movida, Madrid, heroína, consumismo

De pronto el paraíso de la droga tenía una doble cara. Y ahora le estaba doliendo
(Tomás de García)1

La obra Báilame el agua (2000) de Josetxo San Mateo se ambienta en un Madrid que
ha superado política y culturalmente la movida madrileña vivida en la década de los
80 durante la transición.2 En cuanto a la heroína, la ciudad también ha superado la

1
Cita de la novela de José Luis de Tomás de García, La otra orilla de la droga (1985) que trata de manera
central la problemática que genera la heroína en una pareja que vive en un entorno urbano como Valencia.
2
Después de una larga y fructífera trayectoria como director asistente y realizando trabajos para la
televisión, Báilame el agua, se convierte en la ópera prima como largometraje cinematográfico de este director
consiguiendo un impacto sensible en el mercado y haciéndose así un hueco en la escena autorial española.

© Queen Mary, University of London 2010 DOI 10.1179/174582009X12608792134218


BÁILAME EL AGUA 145

avalancha y desconocimiento de esta droga durante aquellos años.3 No obstante, esta


sustancia no está ni mucho menos erradicada y sigue proliferando entre los estratos
más bajos de la sociedad.4 El filme de San Mateo recoge la entrada y caída al mundo
de la heroína de sus personajes de la mano de la pobreza y la subsistencia en un
Madrid individualista donde no hay espacio para el amor. Este análisis revela la
preocupación social del cine español del siglo xxi, presenta cómo la película rompe
con los estereotipos que relacionan marginalidad con consumo de drogas, así como
demuestra el potencial del medio fílmico para denunciar esta problemática más
contundentemente que la literatura.5 Este trabajo plantea la conexión entre miseria y
drogadicción como una de las lacras de la sociedad contemporánea. Partiendo de esta
premisa, este estudio interpreta la obra de San Mateo como una revisión de la
movida madrileña en un entorno actual, centrándose en los bajos fondos, así como
en la proliferación de drogas, entendidas como desterradas de la sociedad por su poca
visibilidad por parte de la opinión general y, en consecuencia, como un espacio para
denunciar el consumo de heroína.
La historia de María (Pilar López de Ayala) y David (Unax Ugalde) es la de dos
inadaptados a la sociedad moderna que buscan en la compresión mutua una vía de
escape de la vorágine del modo de vida actual. El amor es su única arma para resistir
las embestidas de un mundo despiadado en el que el capital rige el día a día.6
La visión de las drogas que San Mateo plantea es la de la espiral de consumo y
dependencia a la que se ven avocados los protagonistas debido a su necesidad física,
psíquica, y económica. San Mateo recoge la novela homónima de Daniel Valdés y sin
cambiar prácticamente nada de la historia la convierte en guión y finalmente en
film.7

3
Quizá la heroína sea la más elaborada de las drogas que pertenecen a la familia de los opiáceos, desde luego
la más potente de la familia y la más peligrosa debido a que cantidades relativamente pequeñas pueden causar
la muerte por sobredosis. No obstante, hay que tener en cuenta que la mayoría de las muertes ocurren por
adulteración y no por la sustancia en sí misma: ‘Jamás podrá atribuirse a heroína una muerte casi instantánea
o consumada en minutos’ (Escohotado, 1998: 1215). La heroína se fuma, inhala o se inyecta siendo esta última
vía la más popular entre sus usuarios debido al potencial placentero que proporciona: ‘actúa en muy pocos
segundos, con sensaciones casi siempre desagradables para el recién iniciado [. . .] que el usuario crónico ate-
sora como momento de placer supremo’ (Escohotado, 1998: 1215).
4
La forma de tratar a los drogadictos es una cuestión clave en la regulación de estos individuos y las sustancias
que consumen: ‘mucha gente ha llegado a comprender que un adicto está enfermo y que sus acciones delictivas
de robar, etcétera, son parte de un círculo vicioso que le permite evitar la retirada’ (Hyde 1978: 86). El enten-
dimiento del adicto como un caso clínico y no un caso delictivo supone un gran paso para la recuperación y
futura reinserción del sujeto.
5
El cine comprometido es un valor en auge dentro de la escena fílmica española tocando temas que van desde
la memoria histórica hasta la prostitución y pasando por la violencia de género o el desempleo. Uno de sus
principales baluartes es Fernando León de Aranoa con obras como Barrio (1998), Los lunes al sol (2002) o
Princesas (2005). También es destacable el trabajo de otros realizadores como Patricia Ferreira, Para que no
me olvides (2005), e Icíar Bollaín, Te doy mis ojos (2003).
6
La cuestión del escape y del viaje de las drogas plantea varias ideas relacionadas con la evasión y alienación de
determinados personajes. A través de su consumo: ‘la droga puede proporcionar un espacio de evasión de la
realidad u olvido momentáneo de los problemas’ (García Liñán, 1990: 19). Este viaje tiene connotaciones tanto
negativas como positivas y ha sido tratado en la representación artística desde el deseo de expansión de la
mente, hasta el rechazo pleno por la falta de compromiso y voluntad para con la sociedad.
7
Daniel Valdés es uno de los jóvenes valores de la escena narrativa española. Báilame el agua, su primera
novela, recibió el primer premio en el Primer Certamen Universitario de Novela organizado por la Universidad
Politécnica de Madrid en 1997.
146 JORGE GONZÁLEZ DEL POZO

La profundización en los mundos olvidados por las grandes producciones sobre la


indigencia y la heroína permite a la obra manifestarse en un tono de denuncia hacia
los peligros de las drogas. El carácter marginal de los personajes y el enfoque de la
obra en problemas periféricos de la sociedad, no se limita al uso de los bajos fondos
como atractivo comercial de cara a la taquilla: ‘films generally deal with people’s
unusual problems and efforts to solve them, it may be expected that pondering such
matters can help shed light on a range of topic pertaining agency’ (Livingston, 2006:
16). La reflexión sobre preocupaciones que se creían erradicadas en España irrumpe
en una obra que ilustra cómo los aspectos más trágicos de la movida madrileña siguen
presentes veinte años después. El conflicto existencial de los protagonistas cuestiona
el modo de vida común, pero a la vez propone una peligrosa alternativa, la heroína,
generando así una obra comprometida con los problemas de su tiempo. Báilame el
agua, informa y denuncia sobre los dominios de las drogas, proyectando un modelo
de desplazamiento marginal como el que se produjera en la movida madrileña que
continúa activo y que abre pequeñas burbujas para comportamientos alejados de los
estándares.
Los protagonistas son nómadas urbanos que vagabundean por plazas, bocas de
metro, estaciones de autobuses y demás espacios públicos cómo únicos lugares donde
son libres. No obstante, la suya es una constante búsqueda, ya que estos espacios
están restringidos a los individuos ‘modélicos’: ‘It is not only that many activities that
take place in private are fine and in public illegal. Some of these activities or rather
their perpetrators are considered dirt [. . .]. The nomadic nature of these activities
derives from the fact that they do not fit into the established order’ (Doron, 2007:
220). Estos lugares públicos están limitados a determinados comportamientos, David
y María lejos de buscar la transgresión per se, buscan en estos espacios la tranquilidad
que no encuentran en otro lugar. Es decir, su marginación no es voluntaria, sino que
se ven desplazados a la periferia social, siendo menospreciados por llevar un estilo de
vida que no corresponde con el ideal del siglo xxi. Así, la conexión entre drogas,
delincuencia y marginación, se recoge bajo la categoría de despojo social que adquiere
esta pareja, siendo apartados del bloque de la sociedad por los numerosos personajes
secundarios que les rechazan (transeúntes, guardias de seguridad, policías, dueños de
comercios, etc.).
La llamada movida madrileña, de la que claramente bebe la obra de San Mateo,
supone una ruptura con los estrictos valores franquistas y abre un espacio para otros
modos de representación, culturas, actuaciones y modos de vida:
La movida representa el paso de una cultura críptica [. . .] a una cultura al descubierto,
cultura exhibida que funciona a modo de reconocimiento y funda una teatralidad urbana.
Así se manifiestan públicamente subculturas urbanas [. . .] que llevan a cabo una reno-
vación constante de los contenidos, un desplazamiento permanente de los radios de acción
[. . .] una renovación de los códigos. (Imbert, 1990: 196)

El film recurre a una visión paralela del Madrid del nuevo siglo, siendo David y María
los representantes de la otredad dentro del orden materialista en el que intentan
sobrevivir. La obra traslada la necesidad de liberación del individuo durante la tran-
sición española a un entorno actual en el que la rueda del capitalismo no permite a
los protagonistas escapar de la presión social. Éstos se ven desplazados hacia la
BÁILAME EL AGUA 147

marginación y el consumo de drogas debido a su incapacidad de adaptación a un


sistema en el que las libertades están supeditadas al poder adquisitivo. De esta forma,
las subculturas emergentes de la movida madrileña de los años 80 reaparecen
como tabla de salvación para estos incomprendidos en forma de locales y salas de
fiesta como pequeños paraísos urbanos donde la condición social o económica no
importa.
Lo que Cristina Moreiras Menor (2002: 88) describe como ‘resignificación identi-
taria por la que pasa la España de la transición y [abre] espacios donde articular la
supremacía de la pluralidad de las diferencias’, no se ha conseguido en el Madrid de
la película, según la visión de San Mateo. El proceso de construcción de un marco
diversificado que de cabida a una polifonía cultural, social e individual que se pre-
tende durante la movida madrileña no ha alcanzado la verdadera apertura ideológica
que prometía la movida. En Báilame el agua David y María buscan un espacio donde
desarrollar su amor; este lugar no existe físicamente, y la heroína les provee de un
área virtual donde olvidar su realidad y desplegar sus deseos. Este exilio existencial
que proporcionan las drogas les aparta de la corriente consumista para caer en la
marginalidad. Los espacios físicos, la cantina/hostal de Manolo o el local de Tino,
son reliquias de la movida madrileña que, creadas durante los primeros años de la
década de los 80 y ancladas en su música, decoración y personajes, siguen ofreciendo
a sus clientes un refugio de la corriente masiva y un espacio donde comportarse
libremente lejos de las nuevas concepciones sociales.
La articulación análoga entre la movida madrileña y la situación de la ciudad veinte
años después que propone San Mateo no recae en la pluralidad y la libertad de acción
en ambos contextos. El paradigma común entre las dos épocas que presenta el direc-
tor es el de la condición marginal en la que se debaten los protagonistas del film al
igual que lo hacían los jóvenes de la movida. El puente hacia el pasado que construye
la obra conecta los vértices temporales mediante los restos de una (sub)cultura que
se cree extinguida. La revisión de la movida madrileña está presente en el film de San
Mateo en estos oasis urbanos, como espacios eximidos de responder a códigos socia-
les; en los protagonistas, como exponentes de comportamientos que no corresponde
a los estándares sobreentendidos por las masas y en el resto de personajes: hombres
fracasados buscando un golpe de suerte, bellas prostitutas malogradas, yonquis
desesperados que matan por un pico, camellos despiadados, homosexuales incom-
prendidos que acaban linchados o dragqueens carnavalescas. Personajes todos ellos
que forman el plantel de un submundo digno de un film almodovariano en plena
movida, pero que en vez de mostrar la cara desenfadada y divertida, refrescando o
atacando el orden establecido, muestran su cara amarga. Aquella de la miseria de
la vida del inadaptado que después de una noche de excesos tiene que recobrar la
consciencia y continuar con su vida.
En la década de los 80, las drogas toman las calles y las relaciones entre esta
realidad y sus representaciones se generan en las nuevas formas de expresión y la
multiplicidad de manifestaciones urbanas que se producen:
Cualquier insinuación de algún despliegue ilícito del cuerpo y sus placeres bastaba para
despachar a enormes franjas de la población a una nueva categoría, y también a un
nuevo mundo underground, con sus propios signos y gestos secretos, mensajes crípticos,
códigos del vestir, miradas, clubes, esquinas, actos encubiertos, promesas susurradas y
pactos ocultos. (Plant, 2001: 199)
148 JORGE GONZÁLEZ DEL POZO

Báilame el agua explota esta imaginería de la movida, no sólo en su concepción de


expresiones marginales, sino también en su vestuario, fotografía y ambientaciones.
Los personajes que aparecen alrededor de los protagonistas son de mediana edad y,
por tanto, vivieron de primera mano y en plena juventud esta época. La vestimenta
que lucen está sacada de armarios decadentes pero que en el siglo xxi no son más
que estridentes piezas de museo que delatan un anclaje con la moda pop-punk de la
movida. Los diálogos entre ellos evocan un pasado reciente — añorado como no
podía ser menos — que sumado a los marchitos interiores escogidos para la filmación,
clubes nocturnos y pequeños locales a punto de ser absorbidos por la renovación
capitalista, generan ambientaciones a media luz, entreveradas con el secreto y la
complicidad de personajes más típicos de la movida que del nuevo siglo.
La forma narrativa de los años 80 que presentaba multitud de personajes a modo
de relato coral se ve repetida en Báilame el agua, pero también se desenvuelve
generando sus propios medios y tomando caminos que entroncan con el siglo xxi.
Numerosos personajes perfilan la representación de las drogas revisando las cues-
tiones de la evasión narcótica pero también generan nuevas formas que las muestran
como un arma de doble filo. La preocupación de esta obra reside en la visión del
consumo como una vía para obtener placer inmediato. Esta búsqueda de placer se
critica negativamente debido al desconocimiento de los peligros de las drogas: ‘el
problema ocurre cuando las formas con que se busca evadir el dolor o procurar
placer mediante el consumo de drogas [. . .] traen aparejados a las personas y a la
sociedad costos diferidos, que superan claramente los beneficios inmediatos que tales
personas buscan’ (Hopenhayn, 1997: 75). Por un lado, muestran su carácter positivo,
idealizándola y mitificándola y por otro, su aspecto peligroso, condenándola y
negando sus posibilidades. Este es el caso de Báilame el agua, que se debate entre la
condena a las drogas y la apreciación de los posibles valores lúdicos y evasivos de este
tipo de sustancias. El film muestra la heroína como un elemento que acompaña a
muchos personajes, pero especialmente a los protagonistas en su búsqueda de felicidad,
apareciendo en ambientes relajados y festivos. A medida que David se va adentrando
en la maraña de la adicción y, de forma paralela en la problemática del alto coste
para mantener su hábito, la obra comienza a presentar de manera más contundente
su condena a las drogas.
Dentro de esta concepción de las drogas como ‘azote’ y a la vez como placebo,
aparece la reflexión sobre la aceptación de sustancias que actúan indiscriminada-
mente en los consumidores y, por extensión en la sociedad: ‘some of them are among
the most beneficial drugs known to medicine. Some of them are the most damaging
in our society’ (Edelson, 1987: 19). Esta dualidad se decanta por la comprobación de
que las drogas son un elemento negativo y peligroso para David y María: ‘Los nuevos
hábitos de consumo, las drogas legales e ilegales, y el alcohol, a su vez, refuerzan la
erosión de la memoria. Consumir y consumirse, son dos caras de la misma moneda
hedonista, escéptica, autodestructiva’ (Colmeiro, 2005: 182). La reflexión explícita
en el film sobre la adicción de David permite a San Mateo exponer la vorágine del
círculo vicioso en que está envuelto el adicto y cómo curiosamente corresponde con
la cultura consumista dominante, pero a la vez es excluyente ya que la heroína se ha
estigmatizado y ha perdido el atractivo de los años 80.
BÁILAME EL AGUA 149

Las polarizaciones entre el bien y el mal se han difuminado de tal forma que negro
y blanco han desaparecido para dar paso a una gama de grises que abarca tantas
tonalidades como aproximaciones a la droga existen o usuarios la consumen: ‘Del
concepto científico apenas quedan hoy vestigios. Oímos hablar de drogas buenas y
malas, drogas y medicinas, sustancias decentes e indecentes, venenos del alma y
curalotodos, fármacos delictivos y fármacos curativos’ (Escohotado, 1998: 1188).
Dentro de este giro a la concepción de las drogas que propone la postmodernidad es
necesario contemplar el carácter globalizado y puramente capitalista que la sociedad
ha adquirido para comprender la verdadera posición de las sustancias en este marco.
Lejos de tildar a este film como anticapitalista y sin ánimo de justificar la adicción
de David a las drogas por culpa de una sociedad económica asfixiante, no conviene
olvidar que el consumo de progresión ascendente en esta película viaja en paralelo
con los problemas económicos de los protagonistas.
Estas penurias llevan a María a prostituirse para mantener el status de la pareja.
De manera contraria a su objetivo, consigue que la situación sentimental entre ellos
empeore y la económica no llegue a mejorar. La obra que se planteaba como una
historia de amor redirige su atención hacia los aspectos más sórdidos de la sociedad.
Así, San Mateo continúa acentuando las conexiones entre la movida madrileña y el
nuevo siglo, de la mano de la marginalidad, usando los bajos fondos como entorno
atractivo, entroncando su obra con el cine anterior y el realismo sucio que tantas
producciones exitosas ha generado.8 Verónica, la amiga de la infancia de María que
la introduce en la prostitución, explica la asociación entre drogadicción y margi-
nación trasladando directamente el texto de la novela al guión cinematográfico:
‘Verónica nunca me supo explicar qué fue antes. Decía que era como lo del huevo o
la gallina, un círculo vicioso. Bueno, a lo mejor el primer trabajillo lo había hecho
antes de empezar a pincharse, pero luego se había tenido que meter caballo para
poder aguantarlo, y para comprar caballo tenía que trabajar’ (Valdés, 1997: 28–29).
Ésta es la cadena que se genera, prostitución y drogadicción van de la mano como
compañeras inseparables para las protagonistas femeninas de esta obra, mostrando
así la dificultad de escapar de estos entornos una vez que ha comenzado el ciclo. La
voluntad de alarmar ante una problemática social y divulgar unos valores abando-
nados se hace presente en el film, siendo la secuencia en que David mata a otro
yonqui por una dosis la que resume la desesperación del protagonista y la que expone
claramente la pérdida del rumbo a la que las drogas le han avocado.
La condena hacia las drogas que Báilame el agua propone es mucho más con-
tundente en el caso del film que en la novela original. Si bien la película es fiel a
la novela durante todo el desarrollo, los finales se distancian diametralmente pre-
sentando dos visiones opuestas. En el caso de la novela, David consigue salir de su
espiral y recobrar una vida común: ‘Al final he encontrado un curro [. . .] no me va
tan mal, la verdad, currando de estanquero’ (Valdés, 1997: 83–84). David comienza

8
Producciones como Salto al vacío (1995) de Daniel Calparsoro, Historias del Kronen (1995) de Montxo
Armendáriz, Yo, El Vaquilla (1985) y Los últimos golpes del Torete (1980), ambas de José Antonio de la Loma,
o Deprisa, deprisa (1982) de Carlos Saura, presentan con resultados muy positivos el llamado realismo sucio
que bebe de los bajos fondos y los entornos sórdidos para desarrollar sus personajes y narrativas.
150 JORGE GONZÁLEZ DEL POZO

a trabajar y se estabiliza, también deja la heroína: ‘Mi opinión sobre el caballo sigue
siendo la misma, ya sabes, si no te mata te hace más fuerte. Pero ahora no me pico,
porque con el sueldo del estanco no me da para pillar’ (Valdés, 1997: 84). Además de
la posible ‘normalización’ de David, la novela deja a María en un estado delicado de
salud, pero en vías de salvación. La narrativa se enfoca en una etapa de la vida
de estos jóvenes que, aturdidos por las convenciones sociales, no resisten la presión
y deciden llevar una existencia tan alternativa como peligrosa. Valdés representa los
escarceos nocturnos y hedonísticos de la pareja como un paréntesis, una pausa antes
de incorporarse a la vida en sociedad como elementos productivos. Es decir, el texto
original reduce las experiencias de David y María a una exploración juvenil del lado
oscuro de la vida, cayendo en la típica novela de transición de la juventud a la madu-
rez en la que los personajes, en su conflicto interno, rondan la muerte. En cambio el
film, reafirmándose en la negación de las drogas y condenando a los protagonistas,
María a la muerte y David a la recaída en la heroína, expone la falta de salida para
estos inadaptados y cómo las drogas sólo sirven para la evasión irreal de los pro-
blemas cotidianos.9 La adaptación de la novela da un giro radical en su final para
presentar una conclusión pesimista, condenando a sus protagonistas. Este cambio
inesperado en el tratamiento del texto original demuestra cómo el film, por su carácter
visual y su mayor repercusión en el público, informa sobre la dura realidad de la
heroína que arrastra Madrid desde la movida.
La asociación entre el consumo de heroína, crimen y delincuencia parte de la
premisa que describe al adicto como un sujeto con algún tipo de problema: ‘The
addict is a person with serious problems, and the spread of addiction reflects unsolved
problems that are focused on limited segments of our society’ (Chein, 1985: 112). Los
heroinómanos se entienden como inválidos — no siempre de forma correcta — y
son vistos como disfuncionales por la sociedad. San Mateo presenta a la pareja de
protagonistas muy alejados de esta disfunción ya que los dos son caracterizados como
individuos comunes que no muestran ningún trauma ni social, ni económico, ni
familiar que les lleve a caer en esta adicción. David y María simplemente son dos
jóvenes que se salen de la ‘norma’ e intentan realizar sus sueños sin seguir la corriente
principal de la sociedad.
A pesar de la representación de la criminalidad y la actuación de las instituciones,
esta obra no trata las drogas desde la perspectiva legislativa y tiene en cuenta sus
dimensiones social, económica y lúdica: ‘Ningún gran tema humano se resuelve con
la aplicación del código penal’ (García Ramírez, 1989: 10). Báilame el agua deja de
lado el aspecto legal para describir un mundo tan libre como cargado de peligros
cuando sus habitantes se acercan a la heroína y cuando la ilusión del amor se
desvanece entre los dedos de una sociedad basada en la economía. La película

9
El alcance de las drogas tiene un impacto más destacado en las clases bajas, aunque toca a todos los estratos
de la sociedad independientemente de la situación particular de cada individuo: ‘El consumo de drogas tiende
a incluir a todas las clases, aspectos, niveles y espacios de las sociedades contemporáneas [. . .] sobre todo en
áreas deprimidas o marginalizadas’ (Kaplan, 1991: 98–99). Si bien es cierto que la marginación está asociada
con las drogas, cada vez esta conexión se muestra menos estable y está abierta a todas las clases sociales, como
la obra de San Mateo demuestra.
BÁILAME EL AGUA 151

condena la droga por tratarse de una evasión que demanda un precio demasiado alto
a cambio de unos leves instantes de escape de la realidad de la calle.10
Esta actitud ante las drogas se presenta a través del metadiscurso que irrumpe en
la diégesis natural de la obra, hace referencia a estas sustancias directamente a modo
de reflexión y busca el impacto en el espectador.11 David Bordwell, aclara en su
último decálogo de cine, Poetics of Film, cómo la efectividad en la transmisión del
mensaje en pantalla se alcanza revisando iconos que suponen una marca clara para
el espectador y un detonante para la retina: ‘Theoretically, the most comprehensive
and powerful explanations of conventions in any art would seem to be those that
show them to be functional transformations of other representations or practices,
some of which may be sensory triggers of contingent universals’ (Bordwell, 2008: 74).
Así, en la conjunción de drogas y ambientaciones que recuerdan a la movida madrileña,
San Mateo consigue representar una visión del Madrid marginal del año 2000 y, sin
necesidad de mostrar explícitamente el paralelo, el espectador es capaz de establecer
las conexiones con las dinámicas, preocupaciones y entornos desplazados de la co-
rriente principal que se producían en los primeros años 80. Para enfatizar esta corre-
lación la obra detiene momentáneamente el hilo narrativo haciendo hincapié en
un determinado aspecto de las drogas, bien sea su consumo, su transacción o las
consecuencias de cualquiera de estas actividades. Báilame el agua, congela la trama
en numerosas ocasiones para deliberar sobre la esencia, el alcance o la repercusión
de la heroína de forma particular para sus personajes y, de manera general, para el
conjunto de la sociedad.
La trama presentada en esta película muestra la negociación entre drogas y socie-
dad y se ve obligada a hacer una pausa en su desarrollo para colocarse ideológica-
mente en contra de estas sustancias. Son constantes las abstracciones de David, algo
menos las de María, que se abandona y olvida su realidad sumergido en la ensoñación
narcótica. El carácter metafísico y existencialista que proporcionan estas evasiones en
el film no es gratuito, ni simplemente pretende recrearse en los placeres de las drogas.

10
La obra de Huxley The Doors of Perception (1954), es la que expone de manera más explícita la visión que
este autor tiene de las drogas. Huxley, lejos de idealizar las drogas como paraísos ociosos, o de condenarlas
como lacra de la sociedad, prefiere adoptar una postura intermedia. De manera que ensalza los valores positi-
vos de estas sustancias pero deja claro los efectos negativos de su uso indiscriminado: ‘it [drug use] should
produce changes in consciousness more interesting, more intrinsically valuable than mere sedation or dreami-
ness, delusions of omnipotent or release from inhibition’ (65). Huxley supera las simplistas concepciones de la
droga como vehículo para el ocio o para la superación mental, planteando la búsqueda de la esencia del ser
humano a través de su consumo.
11
La utilización de las drogas en esta representación conlleva implicaciones en la interpretación de la obra rele-
vantes para este estudio. La primacía del aspecto estético o del aspecto argumental a la hora de colocar los
ambientes drogados en las composiciones guía este estudio de manera clara:

The narrative is not factual, that is, it does not belong among unfinished autobiographies; biographies;
journalistic reports, and news stories; human and natural histories; the minutes of meeting; police re-
ports and court proceedings; psychological, psychoanalytical, medical, and social work case
studies; travelogues; personal confessions and diaries; or numerous other documents of related sorts. All
these documents may use the narrative form, in whole or in part, preferably or secondarily, briefly or
at length. (Cebik, 1984: 38–39)

Este estudio necesita de estas narrativas anexas a las obras para poder desarrollar su análisis e interpretación.
Interesa de modo particular el aspecto literario que aporta este metadiscurso sobre la droga a la composición
artística.
152 JORGE GONZÁLEZ DEL POZO

Sirve como elemento recurrente en el que la película genera momentos para la refle-
xión y el rechazo a las drogas. En ocasiones la agenda que quiere seguir la obra es
tan exigente que este discurso irrumpe decisivamente en el argumento en detrimento
de los elementos estéticos a los que se podría dedicar con más atención.
No obstante, es la novela en la que se observa de manera más clara cómo se
congela la acción para exponer esta preocupación:
me pinché con la aguja y saqué parte de mi sangre para mezclarla con el polvo redentor,
Luego aparté el émbolo, y ya no dolía nada, ya era otro, ya no estaba en este puto
mundo [. . .]. María no dijo nada cuando volvió, hasta que vio la jeringuilla tirada en el
suelo y mis ojos de astronauta. Musitó un suave joder, tu también y se metió en la cama.
Esa noche no la toqué. Me daba nosequé. (Valdés, 1997: 33)

La detención de la narración para explicar la parafernalia del uso de heroína, es


mucho más rápida en el film, a pesar de esto, también muestra una pausa proporcional
a su ritmo y enfatiza esta preocupación al aclarar la expresión de María con un
primer plano que acentúa su repulsa hacia la heroína.12 Igual en la novela como en
el film, son los diálogos y monólogos los que propician la reflexión de los personajes
sobre el consumo de drogas y alarman tanto a lector como a espectador sobre los
peligros o consecuencias de estos hábitos. La fidelidad del film con respecto a la
novela denota el dinamismo de la narrativa original, no obstante, el primero consigue
generar un impacto mayor en el espectador debido a su carácter activo y su condición
de medio de representación de hechos ficticios basado en imágenes reales.
Esta obra se centra en la estigmatización del consumidor, se interesa por los
adictos marginales que no consiguen ni reinsertarse en la vida común en sociedad, ni
abandonar su hábito: ‘Some addicts such as the street addict or the righteous dope-
fiend pursue their addiction in the company of other addicts. This is the type of addict
has been called a subcultural addict because much of his time and life is spent in a
culture of drug use which differs from a hypothesized ongoing main culture’ (Stimson,
1973: 17). La escalada en el consumo de heroína que presenta el film entronca de
manera directa con los numerosos adictos que emergían durante la movida madrileña.
Esta sustancia, en el momento en que se ambienta esta película, no es una droga ‘de
moda’ pero San Mateo la retoma, no tanto por la presentación de esta sustancia como
atractiva, sino más bien por el desarrollo del consumidor en términos propios de los
80 y no del siglo xxi.
La dimensión del consumo de heroína se trata de manera central en la obra de
San Mateo de principio a fin. A pesar de ello, la perspectiva del narcotráfico a baja
escala también se manifiesta en este film. Las ambientaciones se sitúan dentro de un
entorno en el que la transacción de drogas supone una salida tanto económica como
personal a la marginalidad en la que se ven envueltos los personajes. La venta de
dosis de heroína como negocio de mera subsistencia para David y María se presenta

12
El personaje de María es interpretado de manera magistral por Pilar López de Ayala. Esta actuación le llevó a
ganar el premio Sant Jordi a la mejor actriz española en 2001 y el premio a la mejor en el festival de Tolousse
Cinespaña en el mismo año, dos galardones que sin duda lanzaron su carrera y ayudaron a que consolidara su
situación de reconocida actriz en la escena española, consagrada con el inolvidable papel que realizara en Juana
la loca (2001) de Vicente Aranda.
BÁILAME EL AGUA 153

como uno de los extremos de la cadena. En el otro extremo, sin llegar a mostrar la
producción o los grandes narcotraficantes internacionales, aparecen los capos que
dominan la distribución de manera local y que se erigen como señores de sus reinos
de Taifas. Para algunos personajes de esta obra, la colaboración con estos capos es
una salida viable, para Ugalde y López de Ayala no supondrá más que otra vuelta de
tuerca en su particular caída hacia el abismo en que se encuentran.
En cuanto a la figura del narcotraficante, la trama se ceba en la imagen mitificada
del camello violento que está fuera de toda realidad: ‘La distancia entre los narcotra-
ficantes reales y su mundo y la producción simbólica que habla de ellos es tan grande,
que no parece haber otra forma, actual y factible, de referirse al tema sino de manera
mitológica’ (Astorga, 1995: 12). San Mateo genera un marco de violencia donde cons-
truye a un personaje de carácter deshumanizado en el eslabón más alto de la cadena
de las drogas que Báilame el agua presenta. De esta manera, el narcotraficante se erige
como arma de doble filo: puerta hacia la promesa de subsistencia económica para
David y María a través del trapicheo de heroína, pero también entrada irreversible
en el mundo de la droga con graves consecuencias. De nuevo, la travesía de ascenso
y caída de los personajes en los ambientes narcóticos es resuelta por San Mateo a
modo de articulación entre los beneficios potenciales y los daños asegurados que
proporciona la heroína.
A pesar de que la situación de David y María es particular, estos personajes
podrían representar a otros individuos que caen en esta rueda debido a su origen
de clase media. El capitalismo y la globalización generan entornos idóneos para
la proliferación de las drogas en sus dos vertientes. Por un lado, la consumista,
como producto accesible aunque prohibido, sumamente atractivo, de consumo con
una frecuencia creciente y de coste cada vez más bajo. Por otro lado, la traficante,
como la industria que encaja a la perfección en este mercado, debido a su carácter
internacional, su bajo coste de producción y su alto precio de venta:
The opening up of markets, deregulation, and privatization are creating an economic
and financial space that is growing without bounds. Information technologies are con-
tinuously progressing and are providing us with globalized and flexible communications
networks which, in turn, give human society a highly sensitive nervous system, facilitating
even faster reactions and an increasing number of interactions. (De Woot, 2003: 121)

David y María entran de lleno en la rueda consumista, militando en ambos bandos,


producción y consumo, erigiéndose paradójicamente como individuos modelos para
el capitalismo. Por un lado, los consumidores se multiplican en las zonas urbanas y
la proliferación de la transacción económica se convierte en una de las fuentes de
ingresos principales para numerosos individuos: ‘Luego avanzan [narcotráfico y dro-
gadicción] hacia los espacios en que verdaderamente se desarrollan: la política y la
economía, la cultura, la vida social completa’ (García Ramírez, 1989: 19). La relación
entre consumo y narcotráfico genera una situación en que las drogas representan dos
caras de la misma moneda. El círculo se cierra permitiendo la continuidad y evolución
de un negocio y unos hábitos que representan los protagonistas del film a modo de
punta del iceberg.
La confluencia de estas dos facetas, consumo y narcotráfico, se produce de manera
plena a partir de la década de los 80, cuando el tráfico se erige como un negocio y
154 JORGE GONZÁLEZ DEL POZO

un azote para individuos e instituciones. La heroína adquiere un carácter mitificado


en su entrada en la península, asociada a los individuos más transgresores que el
nuevo contexto postmoderno acogía. Los consumidores y traficantes de esta sustancia
se alzan a la categoría de caballeros del hielo, como los denomina Luis Antonio de
Villena en Madrid ha muerto (1999), y traspasan la última frontera, como describe la
heroína Iván Zulueta en Arrebato (1978) forjando su leyenda durante la movida.13
San Mateo traza un paralelo con estos mitos para desmontarlos a la luz de la trayec-
toria de las drogas en la sociedad: ‘sin dejar de contar historias perfectamente imbri-
cadas en el tiempo en que lo hacen, sin dejar de filmar películas que no dejan de
hablar de la realidad del momento que les ha tocado vivir, apuntan, al mismo tiempo,
hacia otros horizontes’ (Zunzunegui, 2005: 19–20). Tal es así, que la obra de San
Mateo demuestra cómo existe una reminiscencia de un pasado reciente marcado por
una lógica aperturista típica de la transición democrática. A través de la lacra de la
heroína se conectan los estragos que causó esta sustancia durante la movida madrileña
y los sedimentos que todavía están presentes en el espacio urbano.
A partir de los años 80 la concepción de la droga es la de una sustancia foco
de todo mal que va a ser perseguida por las instituciones, pero la concepción de los
individuos y sus usuarios no es igual. Las drogas cada vez generan menos preocu-
pación y su expansión económica, geográfica y social las han convertido en algo
común: ‘postmodern culture has gone beyond the point where a naive belief in the
enlightenment power of such endeavours can still be maintained. Perhaps we no
longer need to worry about the benign effects of the eye, or even its evil ones’ (Jay,
1993: 593). La heroína se desenvuelve perfectamente en la sociedad postmoderna
que presenta San Mateo debido a que ha alcanzado durante su breve historia en
Madrid a todas las capas sociales. El verdadero valor de la película es presentar un
giro de 180 grados sobre la concepción de esta sustancia y sus consumidores en
España. Báilame el agua, expone cómo el matiz de la marginalización ha cambiado
radicalmente desde la movida hasta el siglo xxi. Ya no se trata idealizadamente al
heroinómano como ese caballero del hielo que traspasa la última frontera. Esta droga,
considerada marginal durante la movida, era atrevida y atractiva por la rebeldía
y elevación — física pero también social — que otorgaba a sus consumidores. En
cambio, en el año 2000 el carácter marginal de esta sustancia tiene un cariz negativo
degradando a los que se acercan a ella.
El ansia por transgredir de la movida continúa viva en el Madrid del año 2000
que presenta San Mateo. La heroína en los comienzos del siglo xxi no es la gran
desconocida del Madrid de los años 80; sigue poseyendo un carácter marginal, pero
ya no es una marca de distinción admirada, sino una marca que fuerza al destierro

13
La película Arrebato de Zulueta representa un hito en el cine español, de tal forma que todavía se estudia y se
utiliza como primera referencia del cine de culto en España. Arrebato, a las puertas de la eclosión de la movi-
da coloca a la heroína como un personaje central en su obra considerándola la última frontera para el indi-
viduo. Madrid ha muerto surge con la movida ya pasada y presenta a modo de narrativa coral los bajos fondos,
locales y salas de fiestas del Madrid de la época. Villena dota a la cocaína de un carácter mítico y mágico que
contagia a todos los personajes haciendo que sea la base para que interactúen entre sí e incluso reflexionen
sobre su instalación en la sociedad. Los personajes más misteriosos y transgresores de esta novela son los
consumidores de heroína a los que se refiere como los duros, fríos e inalcanzables caballeros del hielo.
BÁILAME EL AGUA 155

social a sus consumidores. La obra adquiere un carácter generalizador al presentar a


unos personajes que, a pesar de provenir de la clase media, acaban perdidos en la
espiral de la heroína, rompiendo arcaicas y estereotípicas asociaciones entre drogas y
marginalidad. Esta entrada en la marginalidad es la que permite a San Mateo rescatar
los espacios urbanos o los personajes que vivieron la movida y que todavía en el
siglo xxi intentan transgredir nuevas barreras, las capitalistas. La revisión, a veinte
años vista, de un período convulso regado de drogas y comportamientos fuera de
la corriente principal hace que Báilame el agua se erija como una de las películas
comprometidas con la sociedad que en este nuevo siglo proliferan en la escena
cinematográfica española.

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156 JORGE GONZÁLEZ DEL POZO

The film Báilame el agua (2000) by Josetxo San Mateo is set in the city of Madrid
that has overcome the convulsive post-Franco years during the 1980s. Drugs,
especially heroin, were common in those days of liberalization, having a strong
and terrible impact on youth. Although nowadays heroin is well known in Spain
and there has been a decrease in the consumption of this drug, there are still a
considerable number of users, particularly in the underground context. Báilame
el agua revisits the impact of heroin in a contemporary atmosphere by depicting
two street-wanderer young lovers who are unable to adjust to a ‘regular’ life.
Their ups and downs due to heroin addiction will take them on a journey where
they will lose their innocence, commitment, and, more importantly, their love.
This essay presents the connection between poverty and drug addiction as one
of the critical issues in contemporary society that this film addresses. The
movie by San Mateo rethinks those convulsive years after Franco’s death in order
to project an alarm and, therefore, denounce the usage of a hard drug such as
heroin that is far from being eradicated in Spain and that causes more pain than
pleasure.

keywords social cinema, movida, Madrid, heroin, consumerism

Notes on contributor
Jorge González del Pozo gained his PhD from the University of Kentucky in 2006,
specializing in Literature and Contemporary Hispanic Film. Currently he is Assistant
Professor at the University of Michigan-Dearborn, where he teaches courses in
Spanish literature and film. His research is diverse, focusing on cultural studies,
narrative, and film in the Hispanic (especially Peninsular) world. He is currently
working on a draft book to be entitled Drogarte: los límites del discurso sobre las
drogas ilegales en la narrativa y cine hispano contemporáneo.
Correspondence to: Jorge González del Pozo, The University of Michigan-Dear-
born, Department of Humanities, 3011 CASL Building (CB), 4901 Evergreen Road,
Dearborn, Michigan, 48128, USA. Email: jorgegdp@umd.umich.edu

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