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El presente trabajo está orientado a plantear una discusión en torno los aportes de Jürgen Habermas
a la construcción del conocimiento en el marco de la evolución filosófica contemporánea, es decir,
la filosofía desarrollada desde finales del siglo XVIII y que tiene como marco la Revolución
Francesa en 1789 hasta la fecha, y, aunque se habla de filosofía postmoderna tomando como base
los relatos totalizadores, hay un consenso en la comunidad académica por reunir a los pensadores
de las últimas décadas.
Es indispensable para el análisis tener en cuenta el contexto histórico en que se construye la filosofía
contemporánea, la Revolución Francesa otorga derechos y libertades, y en paralelo se consolida el
capitalismo generado por la Revolución Industrial Inglesa que hace visible la explotación del trabajo
humano, mientras se ven los avances tecnológicos y científicos, que indiscutiblemente producen
cambios, que en el siglo XX se reflejan en incertidumbre, contradicciones y dudas, desencadenando
una serie de eventos que fueron esenciales para formular esta nueva visión del ser humano, tales
como “los horrores de las guerras mundiales, el nazismo, la bomba atómica, la Guerra Fría, la carrera
de armamentos, el aumento de las desigualdades sociales, el capitalismo voraz, el neoimperialismo
y la degradación del medio ambiente” (Escuelapedia, sf).
Si bien es cierto que en el trasegar de la época contemporánea han surgido una amplia gama de
corrientes o escuelas filosóficas, para abordar el tema desde la construcción de conocimiento, se
identifican dos grandes proyectos desde un enfoque epistemológico: el proyecto lógico, y el
proyecto socio-histórico.
El Proyecto Lógico.
El proyecto lógico incluye a las corrientes cognoscitivas originadas entre el siglo XVI Y XVIII a
partir del racionalismo y el empirismo, por lo que tiene cabida en este proyecto una de las escuelas
más importantes de la filosofía contemporánea, que es el POSITIVISMO, fundada por Auguste
Comte, considerado padre de la Sociología, antes llamada Física Social que se desarrolla en el siglo
XIX a partir de la Revolución Francesa y en el auge de la Revolución Industrial que evidencian la
necesidad de conocer la sociedad. El positivismo como doctrina filosófica, se niega a admitir otra
realidad que no sean los hechos e investiga las relaciones entre estos hechos, rechaza el
conocimiento metafísico, prima la ciencia y por ende asume que el método que nos permite conocer2
la realidad es el propio de las ciencias naturales, es decir, que toda investigación social debe ser
experimentada, medida y catalogada a través del método científico.
Posteriormente, ya en el siglo XX, más exactamente en 1921, los autores del positivismo y todas las
corrientes filosóficas insertas en el proyecto lógico empirista se reúnen en el Circulo de Viena, que
es un grupo cerrado de filósofos y científicos animados por el objetivo de establecer una “filosofía
científica”, también es conocido como el NEOPOSITIVISMO defendiendo el empirismo de David
Hume, John Locke y Ernst Mach. Uno de los máximos referentes de este grupo, aunque nunca se
adscribió oficialmente es Karl Popper quien influyo de forma importante en el Circulo con su obra
“La lógica de la investigación científica”. En la actualidad el Circulo de Viena ya no está activo,
pero influyo en el desarrollo de la filosofía analítica y la epistemología.
Es en este proyecto que se inscriben todas las escuelas que desarrollan Teoría Empírica hasta la
actualidad.
Este trabajo, está orientado a identificar los aportes filosóficos a la construcción del conocimiento
que se han dado en la época contemporánea, es decir a partir de la Revolución Francesa y hasta la
fecha. Para un mayor entendimiento acerca de la base de ideas que sustentan el aporte filosófico de
Habermas, se realizó una presentación de las principales Escuelas de pensamiento agrupadas de
acuerdo a sus características epistemológicas (teóricas y metodológicas) en dos grandes grupos: las
que responden a un Proyecto Lógico, y las que responden a un Proyecto Socio-Histórico.
En el Proyecto Lógico se encuentran las Escuelas que priman por encima de todo la racionalidad y
el empirismo como forma de investigar y llegar a un entendimiento de la realidad; incursa en esta
clasificación esta una de las Escuelas más importantes de la historia moderna y contemporánea: el
Positivismo, que tiene su nacimiento con Auguste Comte en el siglo XVIII y su característica
principal es la negación a admitir otra realidad que no sean los hechos e investiga las relaciones
entre estos hechos, rechaza el conocimiento metafísico. Ya en el siglo XX autores de este estilo
crean el Circulo de Viena en 1921, grupo de filósofos y científicos animados por el objetivo de
establecer una “filosofía científica”, también es conocido como el NEOPOSITIVISMO. Uno de los
máximos representantes fue Karl Popper.
Por otro lado, en el Proyecto Socio – Histórico se encuentran las Escuelas que abocan a la
hermenéutica, es decir, la interpretación de los fenómenos sociales, más allá de lo que dicta la razón
y lo empírico. Están en contra de la creación de leyes del comportamiento humano. Suscritas en este
Proyecto se encuentran grandes Escuelas como el Marxismo cuya inspiración procede en gran
medida del pensamiento Hegeliano, El Psicoanálisis de Freud, El Existencialismo, entre otras. La
identificación de estas Escuelas permite plantear en la formación de la Escuela de Frankfurt en 1923,
que es un grupo de pensadores alineador por las ideas de Marx, Hegel y Freud, que salen a responder
y criticar al Circulo de Viena por considerar que la ciencia está al servicio del capitalismo; por sus
posturas, los máximos representantes de la Escuela de Frankfurt son conocidos como los fundadores
de la Teoría Critica.
Así llegamos a Habermas, el último gran representante de la Escuela de Frankfurt quien aporta una
de las Teorías más importantes de la época actual: La Teoría de la Acción Comunicativa, que
presenta los fundamentos de una teoría comprehensiva para explicar a la sociedad en sus dinámicas
de interacción, sosteniendo que dicha acción tiene como componente esencial las normas de acción8
definidas recíprocamente entre los sujetos sobre su conducta, por lo que deben ser reconocidas y
comprendidas intersubjetivamente.
Los aportes de Habermas tienen una cabida importante en el panorama actual de la construcción de
conocimiento, dado que para avanzar en el desarrollo de nuevas teorías relativas a lo humano y lo
social, lo propio debe ser la combinación de métodos tanto cuantitativos como cualitativos que
permitan entender los diferentes fenómenos sociales con más asertividad, pero sin que el excesivo
uso de métodos empíricos que mecanicen y simplifiquen la complejidad del ser humano y su
comportamiento individual y en sociedad.
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