Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
"I knew we couldn’t get the best quality if we recorded during the actual
fiestas, so we’d all go back to a home or to some other appropriate
location. There’d be lots of interruptions. Neighbours would stop by,
dogs would bark, children would cry, but the result was great. If you
take these kinds of musicians into a studio, they die artistically," he
says.
A Relaxed Atmosphere
It was this strategy of recording in a relaxed atmosphere, combined
with the best standards of equipment and recording techniques that
assured the team that they were getting the truest possible
reproduction of the music.
Slowly but surely the archive was built. Today it includes more than
15,000 songs by 800 different groups scattered throughout regions that
make up about 60 per cent of Mexico. The purpose of the archive was
twofold: Llerenas and his friends sought to build something that could
be used in ethnomusical and historical studies, and they also wanted to
diffuse the music in order to preserve it — both in the places where it
originated and in places that had never before heard it.
"Although the prize money, exposure and contacts of the Rolex Award
were all important," Llerenas says, "the real value was the stimulus it
gave me to share my recordings with the public, both in Mexico and
abroad."
After the Rolex Award in 1981, Llerenas and his friends received an
offer from a government agency responsible for promoting popular
culture to subsidise the production of materials from their archives.
The result was the Anthology of Mexican Sones, a collection of six
records (now three compact discs) released in 1985. Currently in its
eighth edition, the anthology was a great success and, it paved the way
for further unsubsidised releases.
The Rolex Award also served as a catalyst for other opportunities. Soon
after receiving the prize, Llerenas was invited to lecture and share his
collection with musicologists at congresses and festivals in the
Caribbean, the United States, and in Europe. He also produced several
radio series, including one that won a prestigious prize, the United
Latin American and Caribbean Radio Award.
Critical Step
In 1986, Llerenas made the critical step of leaving his position as a
research biochemist at the National Polytechnic Institute. It was not an
easy decision to make.
"Little by little," Llerenas says, "the music was taking up more and
more of my time. It slowly took over.
"For an entire year before I finally decided, I had nightmares every
night. I had a very good position at the institute and I had had a
rewarding career in science. But there were a number of circumstances
that had come together by that time: the important impetus of the
Rolex Award, the fact that we had produced and sold records, and my
growing feeling that I didn’t want to be a passer-by on the music
scene," he says.
The decision is one that Llerenas has never regretted. He finds his
dedication to music both interesting and challenging from an
intellectual point of view, and he also finds he does not miss science.
Corasón, his independent label, is doing well and finding its own niche
in the world of music. "There really isn’t any label on the market like
them," comments a spokesman for the company distributing Corasón’s
releases in the United States. "There’s no one doing what they’re doing
with Mexican music."
Sounds from the Heart
Together with his partner Mary Farquharson, Llerenas established
Corasón in 1992. The name itself is a play on words; taken from the
Spanish word for heart, corazón, and son. An outgrowth of an earlier
label Llerenas had set up called Música Tradicional, Corasón set out to
commercialise the archives as extensively as possible, and it now has
over 30 titles on the market.
The desire to preserve the music, one that has motivated Llerenas since
the late 1960s, has not been dimmed by the pleasant discovery over the
years that the music seems safe and sound in the hands of a younger
generation. "Traditional music is not, as we had feared, dying out. It
remains stubbornly resistant to change and an important source of
regional identity. The verses, the context and in some cases the
repertoire and instrumentation are changing in the face of the cultural
homogeneity promoted by the mass media, but structurally, the music
remains intact," says Llerenas.
Musical Archive
His status as director of the independent label has not meant that he
has abandoned the continued expansion of the musical archive. In fact,
that has become a job that Llerenas now views as unending.
"The project turned out to be much more dynamic than I’d imagined
since I discovered the importance of returning to regions we had
already explored in order to see how the music was evolving." In
addition, Llerenas now conducts personal interviews with the
musicians so that the archive includes biographical information and
visual support for the sound recordings.
Published in 2012
- See more at:
http://www.rolexawards.com/profiles/laureates/eduardo_llerenas/pr
ofile#sthash.0ZrO1ef9.dpuf
Mañana se presenta el disco El gusto, 40 años... en la Feria
del Libro de Antropología
“Al son huasteco no se le reconoce, pero es
tan importante como el flamenco”:
Llerenas
“Para esta antología escuchamos unos 600 sones y
seleccionamos 44, todos, inéditos”, explica
Jorge Caballero
Periódico La Jornada
Sábado 1º de octubre de 2011, p. 7
En 1971, un músico y tres científicos empezaron, por gusto propio, a
grabar el son huasteco que escucharon en los seis estados de la
región. Cuatro décadas después, Eduardo Llerenas, sigue grabando y
ahora presenta El gusto, 40 años del son huasteco, antología de 44
temas inéditos, grabaciones de grandes huapangueros ya fallecidos y
de los jóvenes que dominan el escenario actualmente, el cual va
acompañado por un libro de pasta dura con textos, crónicas,
entrevistas y la transliteración de cada son.
El gusto, 40 años del son huasteco, editado por Discos Corason,
se presenta el 2 de octubre a las 12 horas en la Feria del Libro de
Antropología, con comentarios de Arturo Márquez, Armando
Herrera y Ramón Vera, así como música en vivo a cargo del Trío
Chicamole y Esperanza Zumaya.
El embrión de este libro-disco, informa en entrevista Llerenas,
fue “el impulso de satisfacer nuestro placer, cuando Baruj
Lieberman, Enrique Ramírez de Arellano, Carlos Perelló y yo
decidimos grabar a los músicos de son en su ambiente natural en la
Huasteca, en la Costa Chica, en Tierra Caliente... en todos esos
lugares, porque en el mercado no existía una buena calidad de este
tipo de música, catalogado como son regional mexicano; además era
escaso y lo queríamos hacer de forma profesional, pero como
pasatiempo.
“El trabajo consistía en llegar a las localidades, escuchar a los
músicos, preguntar por los tríos sin tener conocimiento de los que
había... Este disco sólo tiene el son de la Huasteca, pero grabamos el
de todas las regiones de México.”
Llerenas continúa: “Así empezó todo, el primer viaje lo hicimos
a la Huasteca cargando una grabadora Ampex, grandísima y
pesadísima; después hicimos viajes cada fin de semana, porque
todos teníamos otros trabajos... nos trepábamos al coche, con cintas,
grabadoras y mapas; lo más importante fue que comenzamos a
adquirir oído para distinguir e identificar los diferentes géneros y,
sobre todo, para saber quiénes eran buenos músicos.
“Como no era un trabajo formal grabábamos sólo lo que nos
gustaba. Llegamos a desarrollar un oído como los habitantes de cada
región. Cuando elegíamos a quienes íbamos a grabar nos poníamos
de acuerdo con los músicos. Los lugares para grabar tenían que ser
acústicamente aislados, para no tener ruidos externos, para hacerlo
de manera profesional, pero que fueran de campo, desde la casa de
uno de los músicos, una escuela, una iglesia, incluso en Apatzingán
lo hicimos en un cuartito de burdel, porque era buenísimo para
grabar, aunque con las malas miradas de la clientela.”
El entrevistado agrega: “Siempre pagamos a los músicos lo que
pedían por su actuación y teniéndole consideración total. En
resumidas cuentas, eso fue lo que hicimos por muchos años... hasta
1986, cuando decidí dejar mi carrera de químico y dedicarme por
entero a editar discos.
“Para esta antología tuvimos que escuchar unos 600 sones y
seleccionar los 44, todos, inéditos.”
El gusto, 40 años del son huasteco incluye grabaciones de
músicos que se volvieron leyendas de la región, aun sin lograr la
proyección de Los Camperos de Valles. Algunos de ellos dejaron
escuela, a pesar de haber grabado pocas veces.
Inocencia Zavala, El 30 meses, Juan Coronel y Carlos, El Zurdo,
Castillo, inspiraron a una generación de huapangueros cuyos hijos y
nietos buscan sus grabaciones para saber cómo tocaban. Entre las
mujeres grabadas durante estos 40 años, se encuentran la legendaria
La Güera Maza, Natalia Valdés y Eperanza Zumaya.
Eduardo Llerenas, flanqueado por integrantes de Los Camperos de VallesFoto Livia Rad
De la generación más reciente de huapangueros, El gusto, 40 años
del son huasteco incluye grabaciones de Dinastía Hidalguense y del
Trío Chicamole, ambos de Hidalgo. Este último grupo se presentará
en ambos actos, cuando también se anunciará su nuevo disco,
Huapango en Wi-fi.
Los textos de El gusto, 40 años del son huasteco incluyen el relato
de Eleazar Velázquez, de su vivencia entre músicos huastecos. Este
escritor y cronista guanajuatense nació y creció entre el son arribeño
y el huasteco, y ha publicado varios libros de crónicas y
conversaciones con músicos de la región.
Eduardo Llerenas relata sus experiencias durante 40 años de grabar
en toda la región, y ofrece una explicación de la ‘ciencia’ detrás de
una buena grabación de campo.
Juan Jesús Aguilar, escritor y poeta tamaulipeco, escribe de dos
grandes violinistas ya fallecidos: Juan Coronel y Carlos Castillo, y
Mary Farquharson entrevista a Heliodoro Copado y al joven
violinista de Hidalgo, Casimiro Granillo, El Arco Loco.
Valor ideológico
En todos estos años de dedicarse a la arqueología del son, Eduardo
Llerenas menciona que: “La situación del son no ha cambiado
mucho, siempre ha sido vista como música de campesinos, de
sombrero y huarache y no se le da la valoración que debería de
tener, como al flamenco por ejemplo.
“En el caso de México le dan valor a nivel ideológico; se celebra la
Guelaguetza, pero sólo una vez al año, después se guarda. También
existe el fenómeno de que regionalmente sí tiene vigencia e
importancia, sobre todo en la Huasteca, donde en los años recientes
han surgido unos 300 tríos de gente joven que lo están revalorando...
Desde la ciudad de México existe el desconocimiento total del son,
si no se tiene una filiación con la Huasteca o la Costa Chica se
ignora qué géneros existen, no se percibe; también hay la tendencia
a decir ‘si no lo conozco, no existe’ o ‘eso ya está desapareciendo’.
“En el caso del son jarocho ha habido una revitalización muy
consciente, que empezó con Mono Blanco, quienes pusieron talleres
para enseñarlo.
“En otras regiones su desarrollo ha sido natural... músicos
escuchando a los viejos, sin escuela, pero trasmitiéndolo de forma
oral. Desde chiquitos agarran la jarana o el violincito y empiezan a
tocar.”
El gusto, 40 años del son huasteco se presentará mañana 2 de
octubre, último día de actividades de la Feria del Museo Nacional de
Antropología, a las 12 horas, en el Auditorio Jaime Torres Bodet,
con la participación de Arturo Márquez, Armando Herrera, Ramón
Vera y música en vivo del Trío Chicamole e invitados (Huapango
wi-fi), entre ellos Marcos Hernández, de Los Camperos de Valles.
Posteriormente, a las 16:30 en el patio central del museo se
repetirá el programa musical.
Además, el 9 de octubre se presenta El gusto, Los Camperos de
Valles e invitados, concierto magno en la Plaza de las Artes del
Centro Nacional de las Artes (CNA), donde varios tríos y solistas
interpretarán sones huastecos.
http://www.jornada.unam.mx/2011/10/01/espectaculos/a07n1esp