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SITUACIÓN ACTUAL DE LA CAFICULTURA SEGÚN LA VISIÓN

DE LOS CAFICULTORES

En los siguientes párrafos un grupo de caficultores de los municipios Araure,


Ospino, Sucre y Unda a quienes se les pidió su opinión, exponen algunas
consideraciones sobre la situación de la caficultura, al tiempo mismo que
argumentan propuestas. Vale destacar que se trata de un apretado resumen
de varias horas de conversación, que se elabora para ser considerado un
insumo en las reflexiones que son necesarias compartir con el gobierno para
diseñar una nueva política que privilegie a las cuencas y no al café por sí
mismo u a otro cultivo, como tampoco sólo a las variables costos de
producción y precios; aspiramos que este documento circule en todos los
estados productores de café en Venezuela.

POBREZA, PRECIOS Y NUEVA POLÍTICA

Este apartado, que bien pudo ser una conclusión del contenido del
documento, lo ubicamos al principio para evidenciar nuestro deslinde de la
visión impuesta por años, por los intermediarios e industriales, destinada a
confundirnos con la tesis de que la esencia del problema de la caficultura,
eran únicamente las variables costos de producción y precios. Dejamos claro
también, desde el principio, que no negamos la importancia de esas
variables en la coyuntura muy inmediata, sobre la cual debe darse,
indiscutiblemente, un incremento de precios que no debería ser inferior a los
Bs. 900,00 por quintal.

Pero por encima de ello estamos convencidos de la necesidad de participar,


junto al gobierno, ahora propietario de la comercialización, la torrefacción y
la distribución de insumos para la producción, en la definición de una política
que, partiendo del café, se oriente a las cuencas, es decir, que conciba 1) al
ser humano que habita las montañas como productor de agua, de oxígeno y
de comida; 2) al café como lo que es, un cultivo ecológico, protector de las
cuencas, del agua; 3) a la cuenca misma como un espacio territorial
estratégico por su condición productora de agua y oxígeno y, por tanto 4)
que es necesario crear condiciones de infraestructura, educación y salud
para que la vida en la montaña sea digna.

En la concepción de esta nueva política aspiramos a ser coprotagonistas


muy activos. La política debe ser de tal magnitud y calidad que involucre la
revisión, la rectificación y el reimpulso de la institucionalidad; que obligue la
emergencia de verdaderas organizaciones campesinas, cuyos miembros,
formados técnica y políticamente seamos capaces de asumir el control de la
recuperación, la defensa y el desarrollo armónico de las cuencas, en función
de garantizar agua, oxígeno y comida libres de los efectos de los
agroquímicos.

Para ello es fundamental que hagamos nuestros los principios y técnicas de


la ciencia agroecológica, lo cual, indiscutiblemente, conlleva un enorme
esfuerzo colectivo para formarnos en sus bases teóricas.

A MANERA DE DIAGNOSTICO

No cabe la menor duda que con la desaparición del Fondo Nacional del Café,
en el año 1998, la actividad cafetalera ha estado sujeta a diversas
circunstancias que permiten caracterizar el contexto de su situación como
de incertidumbre.

Con el lanzamiento del Plan Nacional Café en año 2004 se creó una enorme
expectativa que prometía un relanzamiento de la actividad y
consecuentemente el desarrollo de amplias zona de montaña que sirven de
asiento a la caficultura. Sin embargo, a pesar de la enorme inversión de
recursos (estimada en 350 millones dólares) que conllevarían al incremento
de la producción y excedentes para la exportación, contrariamente en la
actualidad el país se ha convertido en importador del grano a la par de
mantenerse condiciones sociales que desfavorecen a la población
campesina. Ante este panorama es necesario preguntarse ¿qué razones
explican esta situación? Veamos.

1.-Las unidades de producción, en su mayoría, tienen cultivos con mas de


ocho años de plantadas situación limitante de la productividad; esto explica
que los rendimientos medios no superen los 15 quintales (qq) por hectárea
(ha), llegando a ser, en una gran proporción, de siete (7) quintales por
hectárea. Si asumimos los 15 qq como la media general y, de igual manera,
de acuerdo con FONDAS, Bs 8000,00 el costo de mantenimiento de una
hectárea de café y Bs. 500 el precio promedio del quintal, tendríamos que
una familia, que trabaja todo un año para producir un quintal, al final queda
con una deuda de Bs. 500 (15x500 – 8000= -500) por cada hectárea.

Supongamos que el caficultor no paga el crédito y decide invertir el dinero


en comida, educación y salud (No puede cubrir esparcimiento, renovación de
vestuario, mejorar la infraestructura de la finca, pensar en un vehículo de
carga, mejorar su vivienda, etc.). Con Bs.7500 sólo puede cubrir esos gastos
por aproximadamente dos meses, en el contexto de la política asistencial del
gobierno revolucionario. Es decir cada productor necesita seis (6) hectáreas
sólo para comer, educarse y mantenerse relativamente sano, y seis (6) más
para pagar el crédito; pero el promedio de superficie por caficultor está en
3,5 y 4,0 has en Venezuela, tomando en cuenta que anualmente se
siembran entre 150.000 y 160.000 hectáreas y que son 42000 productores
de café.

Cabe preguntarse a manera de reflexión y para efecto del análisis de la


política cafetalera: ¿qué sucedió con los programas de renovación
impulsados por los organismos crediticios del Estado Venezolano?
Intentemos algunas respuestas.

1.1-El caficultor en lugar de invertir el crédito en la sustitución de cafetales


improductivos, ha destinado recursos parciales a su hacienda y utilizado el
resto de los recursos para su manutención y sobrevivencia. Esta situación es
las consecuencia lógica de seguir utilizando el esquema convencional de
financiamiento, es decir, dirigir los esfuerzos institucionales públicos
(recursos financieros y humanos) exclusivamente a la unidad de producción,
y más específicamente al café, obviando que la dinámica social involucra,
más que al cultivo en sí mismo, a la cuenca en general, con toda la carga
socio económica y, ambiental implícita en el sector caficultor, totalmente
distinta a los demás sectores agrícolas.

Por otro lado, debido a que el crédito no cumple (además de la productiva)


una función social, el productor se ve obligado a asalariarse durante un
período de nueve (9) meses en desmedro de la atención que requiere el
cultivo y su finca y, en consecuencia, de la calidad del café y bienestar
familiar. Todo ello junto repercute negativamente en la variables producción
e ingreso de la familia caficultora al final de la cosecha, con lo cual, año tras
año, se reproducen las condiciones de pobreza de las la mayoría de las 42
mil familias caficultoras que habitan las montañas venezolanas.

1.2. Asistencia técnico insuficiente y falta de acompañamiento y formación,


tanto técnica como política, de los productores. Generalmente las cartas
órdenes se emiten sin que el técnico realice la debida supervisión de la
unidad de producción, en algunos casos justificado por la inmensa cantidad
de productores asignados a un solo técnico. Tenemos experiencias (caso
ROCA Araure) en las que FONDAS a asumido una abierta confrontación con
organizaciones campesinas cafetaleras hasta el punto de pretender
desmembrarlas.

Vale mencionar que instituciones como el Banco Agrícola de Venezuela


carece de suficientes técnicos para las inspecciones de campo, por lo cual se
apoyan en los técnicos de FONDAS, de por sí también insuficientes. Esto
contribuye con el retraso de la entrega de las partidas y con las negativas
consecuencias para el cultivo.
Ejemplo de ello lo ilustra la siguiente situación. A través del BAV se están
bajando Bs. 2.000.000,00 para siembra de café cuando, a estas alturas del
ciclo, muchas de las plantas de café a ser trasplantadas (se estiman en 800
mil plantas) ya no sirven para esa labor.

1.3. Los trámites burocráticos impiden el desembolso oportuno de las


respectivas partidas lo que hace imposible desarrollar las actividades
agrícolas según los ciclos naturales. En algunos casos “el sistema
computarizado” impide la creación (invención) de fórmulas administrativas o
orgánicas que permitan enfrentar la burocracia.

1.4. Dificultad al acceso de los agro insumos; generalmente el agricultor


debe adquirirlos a intermediarios a precios especulativos, sin embargo los
intermediarios los adquieren en tiendas del estado a precios subsidiados.
Estamos seguros que con las medidas expropiatorias esta situación será
superada.

1.5. Se ha invertido $350 millones en la caficultura; sin embargo la


producción ha pasado de 1.800.000 quintales a menos 1.000.000 de
quintales.

1.6. Créditos inoportunos.

1.7. Los órganos agrícolas del estado (administrativos y financieros) están


desarticulados.

1.8. El renglón de mayor peso en la formación del costo de producción es la


mano de obra, cuya participación relativa oscila entre el 75% y el 80%; el
12% los insumos y 8% el beneficio.

1.9. Algunas caficultoras y algunos caficultores, ante la carencia de recursos


cayeron en manos de los prestamistas (muchos de ellos los propios
intermediarios), pagando hasta 15% y 20% por préstamos para cosecha.

1.10. Los diputados activos de Portuguesa en la Asamblea Nacional ni


siquiera han mostrado interés en el problema de la caficultura.
ASPECTOS RELACIONADOS CON LA PRODUCCIÓN

El café, dada su condición de cultivo permanente, está fuertemente influido


por fenómenos naturales, económicos y biológicos durante los primeros
cuatro (4) años de vida, promedio temporal para el desarrollo de todo su
potencial productivo y por lo tanto comercial. Debido a esta situación el
productor no se atreve a sustituir radicalmente sus viejos cafetales.

Bajo esas circunstancias es práctica común intercalar la siembra nueva con


la plantación ya establecida, lo cual facilita la trasmisión de plagas y
enfermedades que impiden, a la nueva plantación, un desarrollo óptimo y,
por lo tanto, un buen rendimiento; pero también, esas circunstancias hacen
que las necesarias labores de limpieza, poda, fertilización, control de plagas
y enfermedades sean reducidas al mínimo (o no se hacen) con la intención
de disminuir los costos de producción en detrimento de la producción misma
y de la calidad del café.

En lo económico también se inscribe el aspecto mano de obra. En estos años


de revolución, como debía esperarse, el salario del trabajador se ha
incrementado, hasta llegar a ser el más alto de Nuestra América; pero no
sólo es que se ha incrementado, sino que un mayor número de personas
están trabajando. Este doble hecho, mayor valor del salario y actividades
competitivas, es particularmente importante en los costos de producción del
café, dado que casi todas las labores culturales son manuales (la mano de
obra representa entre el 75% al 80% del total del costo); y más
especialmente para el momento de la cosecha; es decir, el alto valor del
salario y la escasez de mano de obra generan un alto impacto en los costos
de producción. Por ello aunque, por ejemplo, el gobierno regale el abono o
asuma el costo del beneficio, el problema de la estructura de costo no se
abordaría en su esencia.

ASPECTOS RELACIONADOS CON LA COSECHA, EL BENEFICIO Y LOS


PRECIOS

Actualmente la cosecha es una actividad que involucra a la familia y


constituye un elemento de cohesión social donde se expresan vínculos de
solidaridad, pero que requiere contratar mano de obra. Por su parte el
beneficio generalmente se lleva a cabo bajo dos modalidades: utilizando
secadoras alimentadas con combustibles carburantes y utilizando energía
solar, ambas modalidades de secado representan apenas el 8% del costo de
producción. En el beneficio, en más o menos el 30% de los casos, participa
exclusivamente el caficultor acompañado de su grupo familiar sin la
presencia de intermediarios. Para ello los caficultores han venido
construyendo sus secadoras y comprado máquinas de trillar. El 70% de los
caficultores paga por el beneficio, servicio que prestan otros productores o
empresas especializadas; sin embargo el peso de este renglón no llega a ser
el 9% de los costos. En ocasiones esta actividad se ve perturbada por las
condiciones de vialidad debido a lo abrupto de la geografía deteriorada
durante los periodos de lluvias.

En relación con los precios, en nuestro país no existe una política ajustada a
la calidad del café molido (torrefactado), sino a un precio máximo de venta;
pero sí existe una clasificación al café sometido al proceso de despulpado,
secado y trilla, es decir, el precio al productor una vez que ha secado y
trillado. El vigente se muestra en la siguiente tabla:

Preci
o por
Tipo de café
quint
al
Lavado bueno A 585
Lavado bueno B 544
Lavado bueno C 512
Natural bueno 496
Natural corriente 486

Como puede notarse, pasar de un natural bueno (condición en la que vende


la mayoría de nuestros productores) a un lavado bueno A, representa un
adicional de precio de Bs.89,00 por quintal, pero el agregado de costo en ese
pase desestimula al productor, porque implica pagar por una cosecha
selectiva (escoger granos maduros conlleva más mano de obra), lavar,
fermentar, etc., aparte del mayor tiempo de espera para la venta, que no
tiene el caficultor porque necesita rápido el dinero para pagar obreros,
comida, etc. Por lo tanto prefiere, incluso, vender su café en baba (recogido
en sacos sin agregar ningún valor) o en la mata. Hay intermediarios que
asumen el costo de la recolección.

Ello obedece a que las empresas torrefactoras, otrora oligopólicas,


concentradas en Café Madrid y Café Fama de América (73% del mercado)
establecieron (impusieron) la uniformidad de precios de acuerdo a las
“exigencias” del consumidor venezolano que no son tales, porque nuestro
mercado venezolano no exige calidad, sino que básicamente hay lealtad de
marca. Todas las torrefactoras (quizá con algunas excepciones de
experiencias más familiares y locales, caso Flor de Patria) jugaron a las
mezclas de café, o sea, mezcla de lavados y naturales para disminuir
precios, y no para presentar calidad, como puede ocurrir con los arábigos y
las mezclas de estos con robustos. Esta perversa política hizo a los dueños
de las torrefactoras cada vez más ricos y a los productores cada vez más
pobres.

ASPECTOS RELACIONADOS CON LA COMERCIALIZACIÓN Y LA


TORREFACCIÓN

Históricamente la comercialización y la torrefacción eran llevadas a cabo por


la empresa privada, incluidos los insumos para la producción. En el circuito
cafetalero podían identificarse los siguientes eslabones: productor,
transportista, beneficio, compradores de café secado y trillado, torrefactoras,
empaquetadoras (en algunos estados), mayoristas, minoristas, consumidor.
Es decir una cadena que encarece mucho el café molido. Decimos que
encarece porque aún no se ha traducido el efecto de las expropiaciones en
el precio final al consumidor, aunque se espera que baje o se mantenga.

En esa cadena el más perjudicado es el productor, quien recibe una


remuneración muy inferior a su esfuerzo que la recibida por los industriales.
Mientras que en promedio el caficultor recibe Bs. 500 por cada quintal (Bs.11
por kilo), el industrial recibe un poco más de Bs, 18 por kilo, es decir 64%
más que el productor.

Desde este año 2010, estando estos dos eslabones en manos del gobierno,
se espera que la cadena se simplifique y se sinceren los costos de
producción y los precios pagados al productor y los de venta al público.

VIALIDAD Y OTROS SERVICIOS DE APOYO AL SER HUMANO Y A LA


PRODUCCIÓN

La vialidad en las montañas involucra grandes riesgos y decisiones políticas


y administrativas tendentes a lograr un armónico equilibrio entre, por un
lado, la movilidad de las personas, los insumos para la producción, los
medios para lograr mejor salud, educación y subsistencia y por el otro, la
naturaleza. Debe quedar claro que toda infraestructura que se construya en
la montaña causa impacto, en la mayoría de los casos, negativo. Pero hay un
hecho concreto: hay gente viviendo en la montaña por muchos años. Son
personas que necesitan alimentación, salud, educación, producir; el
suministro de los insumos para llevar a cabo todas esas funciones se hace
vía terrestre. La oportunidad, cantidad y calidad con las que lleguen,
determinan las condiciones de vida que se desprende de la correcta
ejecución de las funciones mencionadas.

Actualmente las condiciones de la vialidad, en término generales, son muy


deficientes. La educación no es considerada de la misma manera que en la
zona urbana; de hecho hay alto índice de analfabetismo. La mayoría de los
maestros son suplentes y mal pagados; pocos cumplen con las horas
anuales de clase; la infraestructura es deficiente e insuficiente, cuestión que
obliga a usar un mismo espacio para varios grados.

Existen pocos centros asistenciales, y los que hay sólo cubren las situaciones
más básicas. La vivienda, en la mayoría de los casos no es digna. Los niveles
de inseguridad se han incrementado, al igual que el consumo de drogas y
alcohol. El embarazo a temprana edad es alta y preocupantemente
frecuente.

Una política dirigida a las cuencas debe orientar objetivos que ataquen las
causas de los problemas materiales; sin evidencias de las soluciones que son
capaces de realizarse desde el socialismo, difícilmente lograremos hacer
creer a la gente, que por años ha sido engañada, en la posibilidad real de
construir una sociedad distinta.

NUDOS CRÍTICOS

1. La situación de pobreza, derivada de la casi absoluta dependencia del


café, está inclinando a muchos caficultores hacia actividades no
amigables con el ambiente, como el caso de la ganadería.

2. En cuanto al cultivo del café hay varios aspectos importantes a


resolver, pero que pueden resumirse en su manejo eficiente y técnico
del cultivo, lo cual redundará en mayores rendimientos y mejor calidad
y, por supuesto, en menores costos y mayores ingresos por este
concepto.

3. Los ingresos familiares provienen, básicamente, de la venta del café y


de la fuerza de trabajo, aún existen condiciones para diversificar las
actividades productivas de las familias. Por ejemplo producción
apícola, florícola, frutícola, hortícola con límite; producción de
musáceas, leguminosas, tubérculos, cacao, nuez de macadamia y
criolla; especies menores como codornices, conejos, cerdos, pavos,
gallinas doble propósito.

4. Débil organización campesina.

5. Bajo nivel de desarrollo de las prácticas agroecológicas.

6. Deficiente o nula actividad investigativa y de socialización de saberes.


7. Deficiente o nula formación en materia de agregación de valor a la
actividad primaria.

8. Competencia de la mano de obra con otras actividades generadoras de


empleo en la zona urbana en donde se obtienen mejores y más
estables salarios, lo cual impacta significativamente en los costos, toda
vez que este componente es el más importante.

9. Débil acción formativa, tanto técnica como teórica

10. Migración de los jóvenes hacia las ciudades, incluso promovida por los
padres

11. Clasificación para el café de los productores pero no del molido ,


además que para los primeros los diferenciales entre clase no
representan un estímulo para mejorar la calidad y el rendimiento.

12. Débil o nulo desarrollo de la producción agroecológica.

13. Incremento de la inseguridad personal.

14. Financiamiento inoportuno y sin interés social

15. Conflictos institucionales, especialmente con entes crediticios

16. Casi inexistentes centrales de beneficio ecológicos.

ALGUNAS PROPUESTAS

1. Conformar una sala de análisis estratégico en materia de cuencas, a


nivel nacional, que reciba las propuestas de similares instancias que se
creen en los municipios en cuyas cuencas se lleven a cabo actividades
agropecuarias. Los resultados de la sala, que deben producirse en el
primer trimestre del año 2011, deben conducir a la definición de una
nueva política que conciba a la cuenca con el pivote alrededor de la
cual se oriente toda acción institucional y gremial en la producción de
montaña.

2. La nueva política agrícola para las cuencas no debe privilegiar cultivo


alguno ni las variables costos de producción y precios. Estas variables
que indiscutiblemente forman parte de los análisis y que tienen su
peso específico, deben subordinarse en el contexto de una visión más
amplia e integral del problema de las cuencas, que no es otro que la
producción de agua, oxígeno y comida sana.

3. Promover, apoyar y fortalecer la organización campesina; ello incluye


la formación técnica.

4. La implementación de la política debe considerar aspectos esenciales,


en el contexto de un plan nacional, que garantice la transición de la
agricultura convencional a la agricultura fundada en los principios y
prácticas propios de la ciencia agroecológica. Se destacan, entre otros:

a. El desarrollo del policultivo (frutícola, florícola, maderable,


musáceas; leguminosas para recuperación de suelos) y diversas
actividades productivas como la apicultura, la producción de
especies menores (gallinas, codornices, cerdos, conejos, etc.).
b. La agregación de valor a la producción primaria (despulpado,
secado y trillado en centrales de beneficio ecológicos;
deshidratado, madurado, salsas, encurtidos, pulpas de frutas,
tostado, etc.);
c. El establecimiento de mercados campesinos;
d. El control por parte de las organizaciones campesinas de los
eslabones transporte, acondicionamiento y procesamiento de los
productos primarios y de la venta de los productos, así como
también de la distribución democrática y sobre la base de reales
necesidades técnicas, económicas y sociales de los recursos
financieros;
e. La participación activa en las actividades de asistencia técnica y
de producción y socialización de saberes;
f. La producción de abonos orgánicos y preparados biológicos.

5. La política debe contener acciones destinadas a garantizar un hábitat


digno de la función social y ambiental que deben cumplir las mujeres y
los hombres de las montañas. En ese sentido debe establecerse la
obligación para el Estado en conjunto con las organizaciones
campesinas, la superación de los problemas de salud, educación,
vivienda y vialidad que influyen en la migración de los jóvenes a las
ciudades.

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