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ART. 161
Este bien jurídico parte del derecho que tiene toda persona a la intimidad, pero no
referida a un espacio físico, si no a un determinado ambiente inmaterial de la
intimidad, reconocido por la ley como personal propio e inviolable.
De ello se desprende que la ley reconoce una esfera de la intimidad, dentro de lo cual
las cosas son secretas en la medida que las personas la consideran así, de ahí que la
lesión del bien jurídico se produce ya por el simple hecho de inmiscuirse en una esfera
dentro de la cual los objetos son cubiertos.
Toda persona que abre un documento cerrado incluyendo a los funcionarios y servidor
público cometen este delito, sin embargo no puede imputársele a la persona para
quien va dirigido el documento. Considerando que es una correspondencia, es decir
un documento escrito manual o mecánicamente, la cual puede ser enviada por correo,
mensajero u otro medio.
Sin embargo para los efectos del apoderamiento no se exige que el documento se
encuentre cerrado, en este sentido se puede cometer el ilícito pese a que ya ha sido
recibido por su destinatario e incluso después que ya tuvo conocimiento del contenido.
(Art. 162)
En este tipo penal se tutela la intimidad personal comunicativa, el secreto que tiene
todo ciudadano en sus comunicaciones telefónicas, teniendo como comportamiento el
de "interferir" o "escuchar" una conversación telefónica o un correo electrónico.
Tanto al inteferir (cruce de líneas) o escuchar, en ambos casos debe entenderse que
se accede de manera no consentida por parte de un tercero a una conversación ajena.
La conducta será agravada cuando la cualidad del agente sea funcionario o servidor
público. Sin embargo sea en persona con cualidad o común no se requiere el dolo,
basta que se viole el secreto de las comunicaciones, siendo indiferente si después el
sujeto revela los datos de los que se ha enterado.
El sujeto activo que comete este ilícito atenta contra el derecho a la libertad en
comunicación concebido este como el derecho que asiste a las partes que se
relacionan a tener un conocimiento íntimo o reservado de sus comunicaciones
epistolares, por carta y telegráficas.
Sin embargo en los dos supuestos (suprimir o extraviar) se exige que la conducta sea
indebida, es decir que no le ampare una causa de justificación.
a.- Que la publicación sea indebida, es decir que no existe causa de justificación
(judicialmente ordenada) o que el publicista actué en legítimo defensa.
b.- Que, el hecho de la publicación cause algún perjuicio a otro o se trata de prevenir
el daño moral o material que pueda implicar a otro distinto del remitente. Por ello se
requiere para su realización el dolo consumándose el delito con la verificación del
perjuicio efectivo;: admitiéndose la tentativa Ej. cuando José es sorprendido pegando
una epístola en la pared para que vea el público.
LA ÉTICA PROFESIONAL
Una noción aproximada acerca de la ética, el vocablo ÉTICA proviene del griego
"Ethos", que significa costumbre; latino moral. Ambas voces aluden a un
comportamiento humano ordenado conforme a ciertos principios, postulados
y normas prescritos por la cultura imperante en cada sociedad.
La ética anida en la conciencia moral de todo ser humano y le sirve de motor, de freno
o de dirección según los casos al momento de actuar. Por otra parte, el
comportamiento ético- lo que llamamos rectitud no es ingrediente ajeno al ejercicio
profesional, como la pintura de una casa que es sólo un aspecto decorativo del cual
puede prescindirse.