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ORIGINAL

Filosofía del cuidar


The philosophy of care
Profesor Titular en la Universidad Ramón Llull Torralba Roselló F.
Miembro del Institut Borja de Bioética

RESUMEN ABSTRACT

El objetivo fundamental de este artículo es analizar los The main objective of this article is to analyze the essen-
rasgos esenciales del cuidar desde una perspectiva concep- tial features of care from a conceptual viewpoint. Providing
tual. El ejercicio del cuidar es básico en la relación asistencial care is essential in the healthcare relationship, and optimum
y su ópitmo desarrollo tiene mucho que ver con la excelencia care is essentially related to professional excellence. The main
profesional. En este artículo se desarrollan sistemáticamen- virtues required for the art of caring and the actual difficul-
te las virtudes fundamentales del arte de cuidar y las difi- ties for its implementation in healthcare institutions are sys-
cultades reales de su implementación en las instituciones sa- tematically addressed in this article.
nitarias.
Palabras clave: Cuidar, ética, conciencia, confidencialidad. Key words: Caring, ethics, competence, confidenciality.

Torralba Roselló F Torralba Roselló F


Filosofía del cuidar The philosophy of care
Mapfre Medicina, 2000; 11: 101-110 Mapfre Medicina, 2000; 11: 101-110

Correspondencia: Fecha de recepción: 20 de noviembre de 1999


Instituto Borja de Bioética
C/ Llaseres, 30
08190 San Cugat del Vallés (Barcelona)
E-mail: ibbioetica@bioinsbor.org

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F. Torralba

PRECISIONES EN TORNO AL CUIDAR aplicación fundamentalmente de orden espiritual.


El ser humano se concibe como una dualidad de
cuerpo y alma y el cuidado del alma es funda-
Cura. Exploración etimológica mental para su salvación definitiva y el goce de la
vida eterna. La cura animae constituye, en el fon-
Para comprender adecuadamente el significa- do, el fin de la religión medieval y para ello es
do de un término, resulta muy útil la exploración necesario el cultivo de virtudes religiosas, la prác-
etimológica de dicho término, pues la etimología tica de la oración, la meditación periódica, la par-
permite ahondar en la raíz última de la palabra, en ticipación en los ritos y una forma de vida sobria
su sentido originario. Aunque a lo largo de la his- y armónica con los principios bíblicos.
toria, cualquier palabra adquiere significados plu- La cura animae resulta fundamental en este
rales, retrotraerse al origen, a la fuente primordial, periplo de la historia, mientras que la cura corpo-
constituye un ejercicio básico para saber de qué ris, esto es, el cuidado del cuerpo, de sus dimen-
se está hablando en último término. siones y su forma resulta algo desdeñable. En el
El verbo cuidar tiene una gran carga semánti- trasfondo de dicha práctica subsiste una visión
ca, pues es un término que se utiliza en distintos maniquea y dualista del ser humano, una visión
contextos para significar operaciones distintas. elaborada a partir de remilgos platónicos y antro-
Uno puede, por ejemplo, cuidar a su hijo cuando pologías de corte gnóstica.
está enfermo, pero también puede cuidar su cuer- Cabe considerar todavía otro aspecto de orden
po de los rayos del sol o del frío y puede cuidar etimológico. El término cura, contiene ambas di-
su vehículo de locomoción cuando lo lleva al me- mensiones: el curar y el cuidar, lo que significa
cánico para revisar el nivel de aceite. El cuidar, que ambos verbos no deben considerarse aisla-
como tal, es un verbo polisémico, cuya raíz eti- damente sino mutuamente implicados, como
moló-gica se relaciona directamente con el térmi- también lo es la tarea de cuidar y de curar (2). Apli-
no de origen latín cura. M. Heidegger, explorando car la cura a alguien significa cuidarle, pero tam-
la raíz etimológica del término cura en su obra ca- bién curarle. Este significado todavía está pre-
pital Ser y tiempo, afirma: «Burdach llama la aten- sente en algunas lenguas modernas, donde el
ción sobre un doble sentido del término ˝cura˝, se- término curar se utiliza tanto para cuidar como pa-
gún el cual no sólo significa ˝esfuerzo angustioso˝, ra curar*.
sino también ˝solicitud˝, ˝entrega˝» (1). De hecho, resulta un error separar teórica y
La cura se relaciona, según M. Heidegger, con prácticamente la acción de curar y la acción de
dos referentes semánticos: esfuerzo angustioso y cuidar, pues ambas se hallan mutuamente inte-
solicitud, lo que significa que, el ejercicio de cui- rrelacionadas (3). Lo propio de la enfermería, co-
dar conlleva, por un lado, esfuerzo, dedicación, mo profesión autónoma que es en el conjunto de
trabajo angustioso y, por otro lado, se puede de- las ciencias de la salud es la investigación y la pra-
finir como un trabajo de entrega, de solicitud, de xis de los cuidados, pero el cuidar como tal no es
respuesta a necesidades ajenas. Practicar la cura patrimonio exclusivo de una determinada profe-
es, en el fondo, esforzarse solícitamente por algo sión sanitaria, pues también el médico, como di-
o por alguien. La acción de cuidar, pues, desde ce E. Pellegrino, debe practicar los cuidados para
sus orígenes etimológicos, es una acción que re- con su paciente, y el fisioterapeuta y el auxiliar de
quiere dedicación, esfuerzo continuado, sufrimien- clínica y el agente de pastoral. Y no sólo en el
to por el otro. marco del mundo sanitario, sino más allá de él, el
En la cultura romana, el término cura se rela- ejercicio del cuidar es fundamental en las comu-
ciona directamente con el cuidado del cuerpo y nidades humanas y en las instituciones educati-
del espíritu. En el seno de dicha civilización, el cui- vas, políticas y religiosas.
dado integral del ser humano se considera fun- La acción de cuidar trasciende el marco sani-
damental para su salud total y ello implica el cui- tario y es preciso considerarla de un modo más
dado del espíritu y el cuidado del alma. La cura global y relacionarla, como recuerda su etimolo-
personalis, pues, es un proceso complejo y conti- gía, con el ejercicio de curar. Para curar a alguien,
nuo que tiene efectos en todas las dimensiones es necesario cuidarle y para evitar que sufra una
del ser humano. Lo resumieron los latinos con la enfermedad, es decir, para prevenir, también es
famosa e inmortal expresión que todavía ha lle-
gado a nuestros días: mens sana in corpore sano.
En la cultura del medievo, se produce una re- * Es el caso, por ejemplo, del catalán. En lengua ca-
ducción semántica del término cura, pues en di- talana la expresión: tenir cura d’algú significa cuidarle y
cho contexto histórico el término cura tiene una la expresión curar algú, significa curarle.

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necesario cuidarle. Y por otro lado, la acción de Capacitar (coping)


cuidar, inclusive practicada en los enfermos de-
nominados incurables, tiene efectos curativos, El cuidar se relaciona, como se ha dicho ante-
aunque sólo fueran detectables en el plano de la riormente, con el curar, pero también con el capa-
interioridad del enfermo. Para curar bien es nece- citar. Capacitar a alguien consiste en ayudarle a
sario cuidar. El cuidar es anterior al curar. descubrir sus posibilidades existenciales y los ca-
nales para convertir dichas posibilidades en reali-
dades.
En el lenguaje coloquial, decimos, por ejem-
Curar (curing) plo, que alguien está capacitado para conducir un
coche, o que alguien está capacitado para leer ale-
Antes de caracterizar los constructos del cuidar mán. Estar capacitado significa tener la capacidad
y los pilares de la ética del cuidar, es fundamen- para hacer algo, tener la habilidad para hacer algo,
tal precisar el alcance de los conceptos. La tarea para desarrollar una determinada tarea. El ejerci-
de cuidar, aunque como se ha dicho más arriba, cio de cuidar se relaciona con la tarea de capaci-
está íntimamente relacionada, con la tarea de cu- tar, porque cuando uno cuida a alguien de verdad,
rar (curing) y con la tarea de capacitar (coping), no lo que trata de conseguir es que ese sujeto pue-
puede reduirse a ninguna de estas dos, sino que da ganar cotas de autonomía, pueda desarrollar
debe definirse y singularizarse por sí misma. actividades y tareas por sí mismo, sin necesidad
El término curar se relaciona directamente con de recurrir a otro. Capacitar a alguien es ayudarle
la práctica terapéutica y con su telos intrínseco. La a superar sus dependencias y sus vasallajes.
tarea de curar consiste en investigar las causas de La tarea de capacitar trasciende, como en el
la enfermedad, del dolor, del sufrimiento, global- caso del cuidar, el marco de la salud y tiene mu-
mente considerado, y tratar de reconstruir, poste- cho que ver con la tarea de educar. Al fin y al ca-
riormente, el orden primitivo del sujeto, erradi- bo, el proceso de educar, de formar integralmen-
cando los elementos caotizantes que hieren la te a un ser humano desde todas las perspectivas
estructural pluridimensional del ser humano (4). y dimensiones, es capacitarle para enfrentarse a
Según H. G. Gadamer, la acción de curar tiene la ardua tarea de ejercer el oficio de ser persona
que ver directamente con el restablecimiento del en la sociedad.
equilibrio natural (Gleichgewicht) del organismo
en relación consigo mismo y en relación con la
naturaleza (5). Critica el hecho de que la medicina
CONSTRUCTOS ÉTICOS DEL CUIDAR
moderna se haya convertido en una ciencia natu-
ral y de este modo haya olvidado lo que es su ta-
rea fundamental, a saber, el arte de curar. El ejercicio del cuidar, como tal, es una acción
El curar es posible, desde una perspectiva filo- compleja que requiere la articulación de distintos
sófica, porque el ser humano es una realidad di- elementos fundantes. ¿Cuáles son los elementos
námica y perfectiva y tiene la potencialidad de re- constitutivos del cuidar? ¿Cuáles son los cons-
cuperar su forma habitual a pesar de la alteración tructos éticos de la praxis del cuidar? Según Gosia
que significa toda enfermedad. Esta posibilidad de Brykczynska los puntos esenciales de la tarea de
recuperación requiere la intervención humana, el cuidar pueden sintentizarse en los siguientes:
conocimiento anatómico y fisiológico del sujeto y compasión, competencia, confidencia, confianza
precisamente porque este conocimiento es frágil y consciencia (6). Estos constructos no se refieren
y también lo es la capacidad humana de resta- al ser del cuidar, es decir, al cuidar tal y como se
blecimiento, no siempre es posible llevar a cabo desarrolla en el mundo de la vida, sino que se re-
dicha potencialidad. fieren a su deber ser.
La finalidad del acto terapéutico es salvar al ser Los constructos éticos del cuidar son las virtu-
humano de sus experiencias vulnerables, esto es, des básicas e ineludibles que se requieren para
de la enfermedad, de la muerte, del sufrimiento, cuidar a un ser humano con excelencia profesio-
en definitiva, curarle de sus males. Esta tarea, que nal. No son principios, ni puntos de partida, sino
tiene algo de titánica, no tiene final, pues el ser hábitos personales y profesionales que se exigen
humano es sustantivamente vulnerable y ningu- en la tarea de cuidar. La integración completa de
na medicina puede redimirle o salvarle de su ra- estos constructos éticos es fundamental para el
dical contingencia, sin embargo, la tarea de cu- óptimo desarrollo de la tarea de cuidar. Todos
rarle es un deber moral, aunque no siempre ellos son necesarios, pero ninguno de ellos es su-
puede desarrollarse en grado óptimo. ficiente a título aislado. Se requieren mutuamente.

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Compasión el otro, precisamente porque en este caso se in-


tegra plenamente el padecimiento ajeno.
El primer constructo de la tarea de cuidar, el Quien se compadece del sufrimiento ajeno no
más fundamental de todos, es la virtud de la com- puede quedarse quieto e impertérrito frente a la
pasión (7). Difícilmente se puede desarrollar la ac- situación del otro, sino que trata de hacer todo lo
ción de cuidar sin la experiencia de la compasión, que está a su alcance para mejorar dicha situa-
aunque la experiencia de la compasión no es su- ción. Cuando hay movimiento solidario, entonces
ficiente para el desarrollo óptimo de los cuidados. la compasión es real, entonces hay verdadera in-
La compasión es, pues, la condición necesaria, pe- teriorización del sufrimiento ajeno. La garantía de
ro no suficiente. autenticidad de la compasión no son las lágrimas,
Como dice G. Bryckzinska, la raíz del cuidar es precisamente, sino la acción solidaria. Las lágri-
la compasión. Aunque pueden subsistir otro tipo mas, como dice A. Schopenhauer, son el lengua-
de motivaciones en la praxis del cuidar, inclusive je universal del sufrimiento, pero la acción trans-
de tipo interesado, la verdad es que los seres hu- formadora constituye la prueba de oro de la
manos se cuidan unos a otros porque sienten auténtica compasión.
compasión ajena. La virtud de la compasión se relaciona directa-
La compasión es una virtud moral que no es mente con la virtud medieval de la misericordia.
exclusividad de ninguna religión y de ninguna fi- No puede definirse, propiamente, como un mero
losofía moral, aunque está omnipresente en el sentimiento, pues la compasión es más que sen-
pensamiento moral de todos los tiempos, sea en timiento, pero tampoco puede definirse como un
el Occidente griego, romano y cristiano, sea en el deber de tipo racional, pues la experiencia de la
Oriente budista o confucionista. La compasión, co- compasión no puede parangonarse con un deber
mo tal, consiste fundamentalmente, en percibir de tipo personal, profesional, cívico o religioso.
como propio el sufrimiento ajeno, es decir, en la Uno siente la compasión frente a alguien, pero la
capacidad de interiorizar el padecimiento de otro siente por unas determinadas razones objetivas
ser humano y de vivirlo como si se tratara de una que puede analizar, explorar y tratar de explicar.
experiencia propia (8). Compadecerse de alguien Por lo tanto, no es un sentir gratuito y arbitrario,
es un hábito del corazón que exige un movi- sino un sentir que se relaciona con un pensar.
miento extático, una salida de sí, para compren- En la compasión, hay, pues, muchos elemen-
der al otro en su contexto y asumir en el propio tos de emotividad, hay algo que toca el corazón,
pecho su pena. si puede expresarse de este modo, pero la razón
La compasión no es la simpatía, pues la sim- práctica es básica para dilucidar las razones de di-
patía es espontánea, una especie de comunión cha compasión y las prioridades que deben te-
anímica que se establece por casualidad entre dos nerse respecto a las miserias ajenas. La compa-
seres humanos que comparten un mismo talante sión se relaciona con la experiencia de la alteridad
(9). La simpatía, como tal, facilita extraordinaria- y con la experiencia de su vulnerabilidad. El re-
mente la relación entre profesional y paciente, pe- quisito indispensable para la compasión es la per-
ro no puede considerarse, con propiedad, virtud, cepción de la vulnerabilidad ajena, consiste en
pues la virtud es un hábito que requiere esfuerzo, darse cuenta de la situación de sufrimiento en que
trabajo del espíritu y del cuerpo (10, 11). No re- viven otros seres humanos. Precisamente por ello,
sulta nada fácil ser paciente, ser tenaz, ser humil- la compasión no sólo tiene sentido en el ámbito
de o tener esperanza cuando todas las certidum- de la salud, sino en cualquier ámbito social, don-
bres se resquebrajan. de las condiciones de vida y de desarrollo huma-
Sin embargo, la compasión es virtud, pues es no sean deficientes (pobreza, paro, ignorancia, im-
un hábito cuyo ejercicio perfecciona moralmente potencia, abusos...) (12).
a la persona que lo cultiva, le aproxima al otro y En el ámbito de la salud, la experiencia de la
esta proximidad al sufrimiento ajeno es requisito compasión se relaciona directamente con la per-
indispensable para la conducta ética. Sin embar- cepción de la enfermedad ajena. El profesional sa-
go, hay varias formas de compasión. La compa- nitario cuida a un ser que padece una alteración
sión estática es una falsa compasión, pues en este global de su ser y ello le conlleva sufrimiento.
caso quien se compadece se recrea en el sufri- Cuando interioriza ese mal ajeno, esa enferme-
miento ajeno, se lamenta de su situación, pero no dad, entonces practica la virtud de la compasión.
interioriza su dolor y por ello esta compasión no La masificación, la especialización, la atención vir-
se traduce en acción solidaria. Mientras que la tual y la burocratización fomentan la distancia en-
compasión dinámica, que es la auténtica compa- tre profesional y enfermo y esta distancia también
sión, se traduce en un movimiento solidario hacia se produce en la experiencia de la compasión,

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Filosofía del cuidar

pues la compasión requiere el rostro a rostro, el fícil de integrar en la actividad profesional que las
encuentro interpersonal. W. T. Reich considera habilidades y procedimientos de orden técnico (16).
que en la ética médica, la virtud de la compasión
debe ocupar un lugar central y debe ser el verda-
dero motor de la acción terapéutica (13). Confidencialidad
También en la ética del cuidar, la compasión
debe ser el vector fundamental de la acción. La El tercer constructo ético del arte de cuidar es
práctica de la compasión no debe contraponerse, la confidencialidad. El enfermo, en determinadas
de ningún modo, a la autonomía del paciente, ni circunstancias de vulnerabilidad, necesita un con-
a su capacidad para decidir responsablemente so- fidente. Uno de los rasgos característicos de la fi-
bre su futuro personal. La virtud de la compasión gura del confidente es su capacidad de escuchar
no debe limitar la libertad ajena, sino que, preci- y su discreción; esto es, su capacidad de guardar
samente debe desarrollarla en su grado óptimo. secretos, de callar para sí los mensajes que el otro
Compadecerse de alguien no significa sustituirle vulnerable le ha comunicado en una situación lí-
o decidir por él. Significa ponerse en su piel, pero mite (17).
sin robarle su identidad, sin invadir su mismidad. La confidencialidad se relaciona con la buena
La auténtica compasión busca el desarrollo de la educación, con el respeto y con la práctica del si-
autonomía ajena y no su dependencia y servi- lencio, pero sobre todo, se caracteriza por la ca-
dumbre (14). pacidad de preservar la vida íntima del otro, es de-
cir, su privacidad, su universo interior. El paciente,
precisamente porque se halla en una situación
Competencia vulnerable, se ve obligado, en determinadas cir-
cunstancias, a exponer su corporeidad y su inti-
La competencia profesional constituye una vir- midad al otro. Exponerse consiste en poner fuera
tud básica de la deontología. Ser competente en de sí lo que uno es y es una tarea que, por lo ge-
un determinado ámbito profesional significa estar neral, produce vergüenza y sonrojo.
capacitado para desarrollar la propia profesión de El cuidador, en dichas circunstancias, debe ca-
un modo óptimo. racterizarse por un trato delicado y confidencial,
La tarea de cuidar requiere como constructo debe dar garantías al enfermo de que aquello que
básico la experiencia de la compasión, pero tam- ha expuesto no será objeto de exhibición. La con-
bién la competencia profesional, pues sólo es po- fiencialidad es, precisamente, la virtud que protege
sible cuidar adecuadamente a un ser humano al enfermo de su exhibición, la virtud que permi-
desde la competencia, desde el conocimiento de te al profesional guardar el secreto o los secretos,
dicho ser humano desde una perspectiva global tan íntimos y escondidos, que el enfermo ha re-
(15). La competencia profesional exige, por parte velado al cuidador (18).
del asistente o terapeuta, un hondo conocimien- El cuidador debe practicar la virtud de la con-
to de su feudo disciplinar y le obliga a formarse fidencialidad, no sólo en relación con el paciente,
contínuamente, pues en la sociedad del conoci- sino también en relación consigo mismo y con su
miento, las técnicas y procedimientos se transfor- arte. La confidencialidad perfecta sólo es posible
man aceleradamente y es un deber dominarlos y después de un largo trabajo de autoaceptación
usarlos adecuadamente para atender al enfermo (19). Cuando el cuidador tiene conciencia de quién
de un modo óptimo. es y de cuáles son sus límites, entonces está en
Constituye un reto secular formar profesiona- condiciones de comunicar a alguien sus carencias
les competentes en el ejercicio del cuidar y es fun- y sus deseos. Pero, por otro lado, si el cuidador
damental analizar, a fondo, los procesos formati- no reconoce sus fronteras, entonces tampoco es-
vos de dichos profesionales, pues el deterioro del tá capacitado para comunicar a alguien su estado
cuidar, lo que en el contexto norteamericano se imperfecto. El ser humano, cuanto cruza experien-
denomina la crisis del caring, no sólo se debe re- cias de dolor y desamparo, necesita un confiden-
lacionar con la lógica de las instituciones y las pre- te, alguien a quien poder comunicar lo que uno
siones de orden económico, sino también con se atreve decir en la vía pública.
una deficitaria formación del profesional sanitario,
particularmente en el ámbito de las ciencias hu-
manas, de la psicología, de la ética y de prácticas Confianza
comunicativas. Según G. Bryckzynska, la tarea de
cuidar requiere conocimientos de orden espiritual La confianza constituye un elemento central en
y psicológico y ello resulta mucho más arduo y di- el arte de cuidar. Sólo es posible cuidar a un ser

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humano vulnerable si entre el agente cuidador y se deja cuidar y quien no se deja cuidar, imposi-
el sujeto cuidado se establece una relación de bilita la intervención (22).
confianza, un vínculo presidido por la fidelidad, es En las últimas décadas se ha producido una
decir, de fe (fides) en la persona que interviene, en erosión en la confianza que el paciente deposita-
su acción y en el dominio que tiene de dicho ar- ba en el médico y se ha generado una necesidad
te. Confiar en alguien es creer en él, es ponerse de buscar protección frente a los abusos que afec-
en sus manos, es ponerse a su disposición. Y só- tan al correcto desempeño del quehacer profe-
lo es posible ponerse en las manos de otro, si uno sional. Entre los factores causantes de esta frac-
se fía del otro y le reconoce una autoridad no só- tura de la confianza, E. D. Pellegrino, refiriéndose
lo profesional, sino también moral (20). principalmente a la praxis médica norteamerica-
En el seno del acto terapéutico hay mucho de na, donde el ejercicio de la medicina y la ausen-
confianza, de beneficencia, como diría P. Laín En- cia de cobertura estatal favorece algún aspecto no
tralgo, pero también en el acto educativo es funda- aplicable a nuestro país actualmente, propone los
mental la confianza, pues si el educando no confía siguientes: «En las últimas dos o tres décadas, es-
en el educador, en la institución donde se forma tas causas de desconfianza se han reforzado y
y en la materia que recibe diariamente, difícil- multiplicado debido al influjo de diversos factores
mente puede desarrollarse la acción educativa. internos y externos a la Medicina: las malas con-
La confianza, es decir, la fe en otra persona es ductas, la comercialización de la Medicina por la
clave en el arte del cuidar. Para ello, es funda- publicidad y los afanes empresariales, los ingre-
mental que el profesional sepa dar pruebas y ga- sos excesivos y la forma de vida lujos de ciertos
rantías de confianza, no sólo por sus palabras, por médicos, la política de ‘pague antes de recibir tra-
su gestualidad, sino por la eficiencia y eficacia de tamiento’ de algunos hospitales y médicos, el tra-
la acción que desarrolla. La profesionalidad ejer- to tantas veces impersonal, la creciente tendencia
cida de un modo excelente es motivo de confian- de los médicos a trabajar de nueve a cinco y a pe-
za para el paciente, por ello la confianza no sólo dir horas libres, el receso de la Medicina general
es virtud personal, sino virtud profesional (21). frente a las especialidades, las jubilaciones antici-
Cuando el paciente sabe que el profesional no le padas...
va a abandonar, no le va a dejar a la estacada, »Estas tendencias destructoras que se en-
asume con tranquilidad su situación y acepta los cuentran en la Medicina actual han sido reforza-
riesgos y problemas que conlleve la intervención. das por las fuerzas internas de la estructura social
La confianza sólo puede cultivarse en el tiempo y contemporánea. El poder de participación que de
requiere un espacio determinado. la democracia, la enseñanza pública, el interés por
La confianza, sin embargo, no es la fe absolu- los mass media, la desconfianza en la autoridad y
ta en el profesional y en su capacidad de sanar o en los expertos en general...Todos estos factores
de cuidar, pues la confianza, como cualquier otra han debilitado las relaciones de confianza, aunque
virtud, debe partir del carácter vulnerable y limí- tienen un lado positivo: incitan a una mayor in-
trofe de la condición humana. También el profe- dependencia en las decisiones de los pacientes y,
sional y el arte que desempeña es finito y debe por tanto, ayudan a neutralizar el tradicional pa-
contarse con ello. Reconocer esta limitación no ternalismo de las profesiones. Éste un paso posi-
niega autoridad moral, sino precisamente lo con- tivo hacia la consecución de relaciones más ma-
trario. Esto significa que confiar en alguien no sig- duras, abiertas y honestas» (23).
nifica proyectar en él todas las certidumbres, pues
también el otro puede fallar. Confiar en alguien es
saber que el otro hará lo posible por salvarme. Conciencia
En el arte de cuidar, es básico dar motivos y
razones, aunque no sean verbalizadas, para que El quinto constructo ético que enumera G. Bry-
el paciente tenga confianza. En un clima de con- kczynska siguiendo a Roach es la conciencia. La
fianza personal, profesional o institucional, el pro- conciencia es una instancia fundamental del ser
ceso de curar y de cuidar es mucho más eficaz humano, pertenece a su dimensión interior y tie-
que en un contexto de desconfianza básica. La ne un valor integrador. Ser consciente de algo es
desconfianza se relaciona directamente con la pér- asumirlo, es reflexionar en torno a sus consecuen-
dida de la fe en alguien y esta pérdida puede ser cias, es saber lo que se está llevando entre ma-
motivada por el engaño, la extorsión o el aban- nos. La consciencia, entendida como virtud y no
dono. El arte de cuidar requiere el constructo éti- como atributo de la interioridad humana, signifi-
co de la confianza, pero también el arte de ser cui- ca reflexión, prudencia, cautela, conocimiento de
dado, pues quien desconfía de todo y de todos no la cosa. Cuando decimos que la conciencia es un

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Filosofía del cuidar

constructo del cuidar, lo estamos diciendo en el cidental y periférico. La esencia del cuidar en
sentido ético del término, pues la conciencia co- cuanto tal ha sido tratada en otra ocasión, pero no
mo tal pertenece a todo ser humano. la naturaleza ética del cuidar; es decir, lo que de-
En el ejercicio del cuidar, es fundamental no be ser la tarea de cuidar en su grado óptimo.
perder de vista la conciencia de la profesionalidad Definir la esencia ética del cuidar no significa de-
y esto supone mantener siempre la tensión, estar limitar lo que es en el plano de la realidad, sino lo
atento a lo que se está haciendo y no olvidar ja- que debe ser y esto sólo es posible a partir de un
más que el otro vulnerable que está bajo mis cui- determinado horizonte de sentido.
dados es un ser humano que, como tal, tiene una Nos referimos, primero, a lo categorial del cui-
dignidad intrínseca. Ser consciente de todos los dar, para luego recabar en sus aspectos esenciales
factores que influyen en el ejercicio del cuidar y y, finalmente, reflexionaremos sobre sus condi-
ser consciente de las dificultades que implica cui- ciones de posibilidad, es decir, sobre lo trascen-
dar bien a un ser humano es una de las garantías dental. Empezamos por lo categorial, porque es
fundamentales de la buena praxis profesional. lo más concreto y lo más visible y, desde un pun-
Quien no es consciente de estas dificultades pue- to de vista pedagógico, es fundamental empezar
de llegar a pensar que su modo de obrar es exce- por lo más asequible para orientarse hacia lo más
lente y puede inclusive llegar a banalizar la ardua abstracto, hacia lo trascendental. Entre los rasgos
tarea de cuidar como si se tratara de una activi- categoriales del cuidar se pueden enumerar un
dad mecánica (24). sinfín de elementos (25), pero los vamos a sinte-
tizar siguiendo a G. Brykczinska en los siguientes
puntos: el tacto, la escucha atenta y el sentido del
humor.
LO CATEGORIAL DEL CUIDAR

En un discurso ético, es fundamental distinguir El tacto


entre lo trascendental, lo esencial y lo categorial.
Lo trascendental se refiere, siguiendo a Kant, a las La cuestión del tacto puede comprenderse en
condiciones de posibilidad de algo. En este senti- sentido literal y en sentido metafórico. En ambos
do, Kant desarrolla una filosofía trascendental so- sentidos, el tacto es fundamental para el ejercicio
bre el conocimiento humano, pues explora las del cuidar, pues resulta imposible cuidar ética-
condiciones de posibilidad del conocer, es decir, mente a un ser humano sin ejercer el tacto, el
lo que tiene que darse para el ser humano pueda contacto epidérmico. Precisamente por ello, con-
conocer algo de la realidad. En el discurso tras- sideramos que el cuidar jamás puede ser virtual,
cendental, no se trata de caracterizar el modo co- esto es, realizado a distancia, sino que debe ser,
mo el ser humano capta y conoce la realidad, si- en cualquier circunstancia, presencial.
no su condición fundante. El enfermo se siente cuidado cuando quien le
Lo mismo se puede aplicar al discurso ético atiende está cerca. El niño se siente cuidado cuan-
sobre el cuidar. Lo trascendental del cuidar se re- do sus padres están cerca de él, cerca en el senti-
fiere a lo fundante, a lo ineludible, a aquello que do físico del término. Resulta muy difícil caracte-
debe darse como condición inexcusable para po- rizar éticamente el sentido del tacto desde un
der ejercer el arte de cuidar. Lo categorial, por otro punto de vista verbal, pues el tacto es algo que se
lado, se refiere a lo que se da bajo las coordena- percibe, que se patentiza en la acción de cuidar,
das espacio-temporales. Lo categorial del cuidar pero que no puede expresarse exactamente en
se refiere a los rasgos que caracterizan, desde un qué consiste y lo que significa. De hecho, en el
punto de vista externo, al ejercicio del cuidar. Son plano antropológico, el contacto epidérmico con
rasgos éticos, pues son exigibles moralmente otro ser humano (la caricia, por ejemplo) tiene un
cuando se trata de cuidar a un ser humano. Está valor semántico de extraordinario valor.
lo categorial fáctico, que es la mera descripción de Empecemos, pues, por el sentido literal del tac-
la realidad de hecho, pero también está lo cate- to. Tener tacto en el cuidar significa aproximarse
gorial ético, que se refiere a lo que debe ser, a lo a la persona enferma desde el respeto y desde la
que debe hacerse en un momento dado. atención. Tocarle, contactar con él, rozarle, acari-
Entre lo trascendental y lo categorial, está lo ciar su frente o poner la mano encima de su ma-
esencial. La esencia de una cosa es su naturaleza, no, este tipo de acciones revelan tacto y en el uni-
el contenido semántico de su definición. Definir verso simbólico humano significan, por lo general,
algo, significa, precisamente, delimitar lo que es atención, respeto, proximidad, preocupación por
en sí misma, acotar lo esencial y deslindar lo ac- el otro. Como algunos estudios de carácter antro-

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pológico y etnológico han puesto de relieve, el loquial decimos de alguien que tiene tacto, lo es-
tacto es fundamental, no sólo en la especie hu- tamos diciendo en el sentido metafórico. Decimos,
mana, sino también en primates superiores y en por ejemplo, que un profesional de la salud tiene
mamíferos (26). Inclusive, hay quien afirma que tacto para transmitir las malas noticias. Y también
sólo es posible cuidar a alguien con tacto y que decimos que esa enfermera tiene tacto para tratar
sólo es posible alcanzar la madurez psicológica a los enfermos.
con la práctica del tacto. El saber estar en un determinado sitio y en un
El tacto, en el sentido literal, revela proximidad determinado tiempo significa saber decir lo más
y el enfermo, como cualquier individuo vulnera- conveniente y saber callar cuando es oportuno.
ble (la víctima, el exiliado, el refugiado, el presi- Significa también saber retirarse en el momento
diario, el fracasado, el suicida...), requiere este tac- adecuado y saber adoptar la posición física ade-
to en sentido literal. Acariciar a alguien, poner las cuada para la situación que se está viviendo. Te-
manos juntas son gestos llenos de valor simbóli- ner tacto es, pues, saber estar, saber decir, saber
co. Los humanos no hemos inventado ninguna callar, saber marchar a tiempo; saber, en definiti-
forma mejor para indicar proximidad, preocupa- va, lo que se tiene que hacer y lo que no se tiene
ción por el otro. El tacto, en sentido literal, supera que hacer en un momento determinado. En el
inclusive el marco verbal, cuando se trata de indi- ámbito de la salud, la ausencia de tacto es visible
car proximidad. El valor del tacto es superior a la desde múltiples perspectivas. El enfermo no siem-
argumentación y hasta a la poesía (27). pre está dispuesto para las visitas, pero hay visitas
El ejercicio del tacto es fundamental desde un que no se percatan de ello. El enfermo no siem-
punto de vista simbólico. No sólo porque patenti- pre tiene ganas de hablar, pero hay profesionales
za la proximidad, tal y como se ha dicho, sino por- que, por carecer de tacto, le obligan a hablar.
que manifiesta vulnerabilidad y respeto por suje- El espacio donde el enfermo se ubica no es
tividad del otro. Precisamente porque el ser cualquier espacio, sino que constituye su lugar de
humano es frágil, necesita el contacto epidérmico privacidad. Hay quien no sabe estar de forma ade-
de otro ser humano, pues de este modo, no se cuada en dicho espacio y se toma libertades que
siente solo ni abandonado. Si fuera Dios, si fuera no debiera permitirse. En el ejercicio de la pala-
omnipotente le resultaría incómodo, e inclusive bra, la ausencia de tacto, en sentido metafórico,
desagradable el contacto ajeno, pero dada su radi- es muy visible. Hay enfermos que están prepara-
cal vulnerabilidad, requiere el tacto, y de ese mo- dos para hablar de lo que les ocurre y sus pers-
do salva, provisionalmente, su contingencia (28). pectivas de vida, pero hay enfermos que no lo es-
El tacto, en sentido literal, sólo puede ejercer- tán, por incapacidad psicológica o por inmadurez.
lo un ser humano. Un artefacto no tiene tacto, no Tener tacto consiste en saber hacer uso de la pa-
puede tenerlo, pues el tacto se relaciona directa- labra de un modo conveniente, saber distribuir
mente con la piel, con la vida, con la sujetividad, adecuadamente los silencios y las palabras. Tiene
con la libertad y con la preocupación ética. Quien tacto quien tiene la habilidad de salvaguardar en
roza la cara de un enfermo, quien acaricia la ma- cada instante la vida privada del otro vulnerable
no de un anciano, lo hace porque cree que debe (30).
hacerlo, porque se siente llamado a hacerlo, por- El tener tacto, en sentido metafórico, forma
que le preocupa la situación existencial del otro y, parte de lo connatural del ser humano, de lo que
con ese gesto, se lo manifiesta. El artefacto care- se da por sentado. Hipócrates decía que en el ar-
ce de piel, de sujetividad, de libertad y de ética, te terapéutico había algo predado, una disposición
pues en él todo está preconcebido con anteriori- natural otorgada por el destino, pero que reque-
dad, todo obedece a la lógica de un circuito pre- ría trabajo y esfuerzo para sacarla a flote. También
fabricado e implantado en su interioridad. En el en el ejercicio de cuidar se requiere el tacto como
ejercicio del cuidar, el tacto, en sentido literal, es predisposición natural, como vocación o llamada.
algo ineludiblemente humano (29). El tacto en sentido metafórico forma parte de lo
Luego está el tacto en sentido metafórico, que predado del ser humano. Dicho de otro modo, no
resulta tan importante como el primero en el ejer- puede enseñarse a tener tacto del mismo modo
cicio ético del cuidar. Tener tacto desde esta pers- como se enseñan los ríos de la península Ibérica.
pectiva nada tiene que ver con el roce epidérmi- Puede haber algún tipo de transmisión, a través
co o con la caricia. Se refiere a la capacidad de de la costumbre, pero es algo que algunos seres
saber estar en un determinado sitio y en una de- humanos tienen y otros no. El tener tacto no pue-
terminada circunstancia sin incomodar, sin resul- de calificarse de virtud dianoética, sino más co-
tar una molestia para la persona que ocupa dicho rrectamente como una virtud ética, pues difícil-
espacio y dicho tiempo. Cuando en el lenguaje co- mente puede enseñarse.

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Filosofía del cuidar

La escucha atenta tonces se da la experiencia ética. Escuchar aten-


tamente y hacerlo, no por deseo (esto es, porque
La escucha atenta constituye una modalidad me apetece), sino por sentido del deber profesio-
del estar frente al enfermo que resulta primordial nal (es decir, porque debo hacerlo), constituye una
para ejercer adecuadamente el arte de cuidar. Se tarea ética y patentiza el grado de profesionalidad
puede estar de muchas formas delante de un ser del cuidador y su capacidad de entrega al enfermo.
vulnerable. Se puede estar, por ejemplo, sentado,
de pie, hablando o callando, mirando atentamen-
te a los ojos o mirando, simplemente, por la ven- El sentido del humor
tana de la habitación. El estar atento al otro se ma-
nifiesta no sólo en el tacto, como hemos visto En el ejercicio del cuidar, como en la vida coti-
más arriba, sino también y fundamentalmente en diana, el sentido del humor es fundamental (33).
la capacidad de escucha, esto es, en la capacidd A priori, uno puede pensar que la enfermedad, en
de atender a la palabra ajena, por insignificante tanto que experiencia trágica, no se puede, ni se
que sea su contenido. debe relacionar con el sentido del humor, sino
El buen profesional, el que hace gala de su con la seriedad, con la gravedad de espíritu. Y
profesionalidad, sabe, por experiencia, que las pa- hasta cierto punto, es verdad. Pues, como vere-
labras que le profiere el enfermo en dichas situa- mos más adelante, la experiencia de enfermar, en
ciones no son banales ni circunstanciales, sino el ser humano, no es una experiencia cualquiera,
que salen de su interior y el hecho de pronun- sino que es una experiencia de desarraigo y de
ciarlas, de ponerlas al exterior, es un ejercicio, de abandono, de impotencia y de máxima vulnera-
por sí, terapéutico, liberador, curativo (31). bilidad y en dicha circunstancia, lo serio, en el sen-
Desde un punto de vista antropológico, resul- tido kierkegaardiano del término, hace acto de
ta sabido que el ser humano cuando sufre o atra- presencia (34).
viesa una circunstancia de dolor, de fracaso, de La seriedad de la vida no se descubre, preci-
impotencia o de humillación, necesita ser escu- samente, cuando todo va bien, cuando uno pue-
chado, necesita poder contar a alguien lo que vi- de desarrollar, a sus anchas, los proyectos que te-
ve en su interior, necesita un oyente para su rela- nía previstos, sino que aparece con el fracaso, la
to autobiográfico (32). Escuchar es una tarea difícil, enfermedad, la soledad, el abandono, la humilla-
aunque no lo parece, pues exige una predisposi- ción y, evidentemente, con la muerte. Entonces
ción muy singular y una cierta preparación o ca- uno se da cuenta, se percata existencialmente de
tarsis. Una cosa es estar delante de un enfermo que vivir, en el sentido más humano del término,
de un modo estático y otra cosa es mostrar inte- no es un juego, una distracción o un mero pasar,
rés por él, pero todavía es distinto el escucharle sino una tarea que contrae seriedad, que implica
atentamente. Para escuchar a alguien, sea quien gravedad de espíritu. La filosofía existencial se ha
fuere, es necesario vaciar fuera de sí los propios referido, por activa y pasiva, a esta dimensión tan
relatos, argumentos y proyecciones. Sólo es po- insoslayable de la vida humana.
sible escuchar atentamente si el cuidador se es- Aunque parezca una sinrazón, no existe con-
fuerza por acallar sus voces interiores, sus pro- tradicción alguna entre la experiencia de la enfer-
blemas de orden personal, sus fijaciones de orden medad y el sentido del humor, pues sólo es posi-
psicológico. ble, valga la paradoja, tomarse las cosas con
Fácilmente el cuidador proyecta los males del humor desde la seriedad. Cuando uno se da cuen-
enfermo en su propia vida personal, busca para- ta de lo que es realmente serio en la vida huma-
lelos y hurga en sus recuerdos para hallar una si- na, de lo que realmente da que pensar, entonces
tuación similar. Mientras hace todo esto, no le es- es capaz de vivir, con sentido del humor, experien-
cucha atentamente, sino que trata de ubicarse cias, proyectos y aventuras que al lado de lo real-
frente a él y resolver mentalmente su situación. Si mente serio, son una nadería. El verdadero humor
no consigue este vaciamiento, entonces puede sólo es posible desde la seriedad. Cuando el ser
aparentar que le escucha y el paciente hasta pue- humano adquiere conciencia de sus propios lími-
de creerse que es objeto de atención, pero en re- tes y de sus propias posibilidades y las acepta co-
alidad no lo es, porque el cuidador, en sus aden- mo tales, entonces es capaz hasta de reírse de sus
tros, tiene y siente otra problemática (33). propios defectos y de exteriorizarlos sin complejos.
Escuchar atentamente es una tarea ética, pues El exceso de seriedad no es humano, pero
revela la importancia del otro, manifiesta la tras- tampoco lo es el exceso de humor. No todo pue-
cendencia del otro y cuando el otro, sea quien fue- de ser objeto de humor en la vida de los hom-
re, próximo o lejano, es atentido y escuchado, en- bres. Sólo lo intrascendente, lo fugaz y lo estéril

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F. Torralba

pueden ser objeto de humor y de esto, cierta- 13. REICH W. La compassione in un’etica della vita centrata su-
mente, hay mucho en la vida cotidiana. De lo que lla famiglia. En: S Spinsanti (ed), Nascere, amare, morire:
etica della vita e famiglia oggi. Milano: Edizione Paoline,
no se puede hacer humor es de la muerte propia 1989; 12.
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desamor o de la humillación. El sentido del hu- 15. PELLEGRINO E D. The Caring Ethic: the relation of physician
mor, por lo tanto, no sólo es posible en la vida hu- to patient. En: A H Bishop, J R Scudder Jr (eds), Caring cu-
ring coping. Nurse physician patient relationship. Alabama:
mana, sino absolutamente necesario para vivirla University of Alabama Press, 1985; 111-112.
auténticamente y, por otro lado, no se contradice, 16. BRYKCZYNSKA G. Caring. Some philosophical and spiritual
lo más mínimo, con la seriedad, sino que la se- reflections. En: J Moya, G. Bryczynska (eds), Nursing Care.
riedad es su condición de posibilidad. Londres: Edward Arnolf, 1992; 19.
17. BRYKCZYNSKA G. Caring. Some philosophical and spiritual
Durante el periplo biográfico de la enfermedad,
reflections. En: J Moya, G. Bryczynska (eds), Nursing Care.
hay momentos para la gravedad y hay momen- Londres: Edward Arnolf, 1992; 20.
tos para el humor. El cuidador, que tiene tacto, sa- 18. BRYKCZYNSKA G. Caring. Some philosophical and spiritual
be descifrar los momentos oportunos para cada reflections. En: J Moya, G. Bryczynska (eds), Nursing Care.
cosa, porque es capaz de ponerse en la piel del Londres: Edward Arnolf, 1992; 20.
19. BRYKCZYNSKA G. Caring. Some philosophical and spiritual
enfermo y en su circunstancia personal. Cuando reflections. En: J Moya, G. Bryczynska (eds), Nursing Care.
uno enferma, puede reírse de muchas cosas y de Londres: Edward Arnolf, 1992; 21.
muchas aventuras y desventuras humanas, pro- 20. BRYKCZYNSKA G. Caring. Some philosophical and spiritual
pias o ajenas, y pueden mirarse con cierta distan- reflections. En: J Moya, G. Bryczynska (eds), Nursing Care.
cia las obsesiones y las maquinaciones humanas, Londres: Edward Arnolf, 1992; 37.
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