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Desde los planos angélicos de la luz, os saluda el arcángel Raphael. Hoy voy a
transmitiros un mensaje de renovación espiritual, con la intención de que os
inunde de júbilo y os transmita una fragancia divina a todos vosotros, los humanos
del planeta Tierra.
Dentro de la secuencia del tiempo terrestre, vuestra humanidad se aproxima a los
últimos días del año, marcados especialmente por la celebración del advenimiento
del maestro Jesús Sananda. Las fiestas de Navidad deberían tener una
connotación diferente a la que vuestra sociedad moderna le ha conferido, con todo
un amplio despliegue de actividad consumista. Estas fechas deberían estar
enfocadas más a realizar un balance evolutivo del año.
Cuando el mensajero de Dios,....hace dos mil años.... hizo su advenimiento en
vuestro planeta, fue para traer un mensaje de renovación espiritual para que
vuestra humanidad pudiera dar un salto evolutivo.
Desafortunadamente, fueron muy pocos los que pudieron apreciar el gran mensaje
de renovación espiritual y apertura de la conciencia de la humanidad. Han
transcurrido 2007 años desde que se produjo aquel evento tan extraordinario, y
que contribuiría a modificar el rumbo de la historia en una zona específica de
vuestro planeta. A pesar de la desvirtuación de la Navidad, todavía siguen
vigentes algunos aspectos del espíritu crístico que las Esferas Divinas desearon
inyectar en esta época del año.
Cuando entidades espirituales de alto nivel evolutivo encarnan en planetas como
el vuestro, es para inyectar una aceleración y apertura de la conciencia divina en
sus residentes. Estas entidades cósmicas vienen para abrir un puente de luz hacia
el cosmos, y traer esperanza, consuelo y júbilo a todas aquellas personas que
necesitan una guía espiritual y conexión más íntima con el plano divino.
Hoy, amados seres evolutivos, estáis comenzando a sentir la vibración especial
que la Navidad inyecta en las mentes y corazones de los que están sintonizados
con la voluntad divina de la evolución. Cuando la energía crística descendió sobre
vuestro planeta, no vino sola, sino acompañada por los rayos transmutadores de
los planos angélicos. Desde los planos de la luz divina fueron proyectados unos
códigos de despertar espiritual que producirían un sentimiento fraternal y solidario
entre los humanos. Ahora, en los albores del tercer milenio y en las etapas
intermedias del tránsito evolutivo de vuestro sistema solar por la Línea Bond,
estáis siendo testigos de grandes cambios. Vuestra humanidad se está
adentrando en la jurisdicción de un nuevo orden cósmico y de raza evolutiva que
en las próximas décadas se irá perfilando.
Durante el año, y como consecuencia del tránsito de vuestro sistema solar por las
diferentes zonas del zodiaco, experimentáis diversos cambios energéticos que
afectan vuestra vida. Así mismo, estas fechas de navidad también tienen una
influencia energética específica sobre aquellas personas que realmente están
alineados con la energía crística del maestro Jesus.
¿Cuál es la finalidad de estas fechas de navidad? La renovación espiritual, y no la
degradación y conducta decadente que vuestra sociedad activa bajo la influencia
de premisas comerciales y de consumismo que eclipsan vuestra comprensión del
espíritu navideño. La navidad o natividad es la oportunidad de renacer a una
nueva secuencia evolutiva, bajo los auspicios del gran redentor espiritual que
estuvo en vuestro planeta. Cada año se os brinda la oportunidad de un
renacimiento espiritual y de realizar un balance evolutivo de los aspectos de
vuestra vida que debéis transformar.
La navidad es una época que deberías dedicar a la introspección y la ejecución de
actividades o compromisos espirituales para mejorar vuestro desarrollo espiritual.
Evidentemente, la renovación espiritual es un proceso, y no un evento que
dependa de unas fechas específicas; pero hay determinadas épocas del año que,
por su frecuencia vibratoria, contribuyen a acelerar los procesos kármicos
pendientes.
La celebración de la Navidad es como un ritual de iniciación a un nuevo estado de
ser, donde podéis integrar los niveles evolutivos que otros grandes maestros han
instalado en la conciencia espiritual de los humanos. Cuando un ser cósmico de
alto nivel evolutivo desciende al planeta Tierra, también desciende el amor divino
que Dios siente por todas las criaturas que pueblan el universo. Estos grandes
maestros son los portadores de las leyes divinas, donde el amor es el sello y
síntesis que gobiernan los procesos de la evolución. Ellos son los representantes
del Poder Central Absoluto o Dios y, por consiguiente, tienen el poder de
transmutar y reajustar aquellos aspectos evolutivos que sean más óptimos para
vuestra humanidad. Todos ellos son partes del mismo juego evolutivo, y
representan a la misma Fuente Divina que gobierna la dinámica cósmica a través
del amor. Por eso, amadas conciencias divinas, debéis aplicar el mensaje de
amor, paz y armonía entre todos vosotros, como hijos del Gran Dios del Universo,
a quienes todos servimos con afecto y espíritu incondicional. Sois los hijos de
Dios, que a veces aparece ante vosotros como seres de luz con gran poder, amor
y compasión, capaces de transformar las impurezas e ignorancia de aquellos que
se han desconectado de los mundos divinos.
La renovación espiritual de la Navidad es una oportunidad para que todos vosotros
examinéis aquellos aspectos de vuestra conciencia y sectores evolutivos que
distorsionan vuestra visión de la realidad. La verdadera transformación no es un
acto transitorio de solidaridad con los afligidos e indigentes, sino una percepción
constante y consciente de la esencia divina que mora en todos los seres vivos. Es
el sensibilizarse con la necesidad de cambiar aquellos hábitos, conductas, valores
y conceptos desarmónicos que fomentan discordia y enemistad. Cuando se
produce una renovación espiritual, implica el desarrollar una percepción nueva y
distinta de la realidad que os permita comprender que estáis cursando estudios en
una escuela evolutiva. Nada se consigue con eludir la responsabilidad por
despertar vuestra Esencia Divina que impregna e interpenetra vuestros cuerpos
inferiores, dándoles vida.
El recogimiento interior debe ser la pauta que gobierne vuestra vida, pero
especialmente en estos días memorables que están cargados con esa energía
divina del amor incondicional y de la redención del ser humano a través de la
transformación espiritual. Que los excesos en vuestras actividades cotidianas
impuestos por la sociedad consumista no se apoderen de vosotros y que rija la
cordura, la compasión y la bondad en vuestros corazones. Debéis de esforzaros
para que desde vuestro corazón se vaya produciendo esa apertura real y
constante hacia la empatía espiritual y compasión por todas las criaturas. No os
dejéis arrastrar por la agresividad de la felicidad consumista que os impulsa
compulsivamente a realizar todo tipo de actividades degradantes, en estas fechas
que debéis consagrar a la introspección, retiro y silencio interior. Debéis actuar
desde la parquedad de los grandes maestros que observan el escenario de los
placeres mundanos desde la neutralidad, y con un espíritu de simpatía y amor
hacia la simplicidad de las actividades cotidianas.
El espíritu divino que viene a recordaros la Navidad, debe encontrar un
receptáculo adecuado y puro en vuestro corazón, para que pueda germinar la
planta del amor divino e incondicional. Pero para ello debéis desarrollar la lealtad a
vuestro Ser Interior que vibra en sintonía y sinergia con el plan divino de la
evolución, donde el amor, a través del servicio desinteresado, es la clave de la
iluminación. Renovación espiritual es un sinónimo de ascensión e iluminación
divinas que sólo se pueden conseguir cuando comprendáis que sois corrientes de
luz, opacadas por las fascinaciones de vuestro ego y de sus creaciones efímeras.
Si pudierais por unos instantes sentir vuestro Ser Esencial, podrías percibir la
suave y dulce voz que desciende desde los planos de la perfección, para
proclamar que sois hijos de Dios. No sois los hijos de la oscuridad en la que vivís,
sino las chispas de luz inmortal que se han desconectado de la Matriz Divina del
Amor que todo lo interpenetra e impregna.
La Navidad es un proceso dulce, suave y reconfortante que os invita a descubrir y
despertar la bondad, sabiduría y conocimientos divinos que se encuentran
almacenados en el santuario interior de vuestro corazón. El espíritu navideño es
como una inmensa cascada de miel y yogur que nutre y revitaliza vuestra vida,
plagada de conflictos, aflicción y dolor. Es como un ungüento que calma vuestra
alma, después de una larga travesía a través de un camino plagado de espinas,
que derraman la energía de vuestros corazones en el cáliz de la evolución. Es
muy duro observar cómo vuestra humanidad se ha desviado por completo de las
leyes divinas y han elegido el camino erróneo de la corrupción. El preponderante
materialismo os ha convencido de que la visión de la realidad y los valores que
propone os proporcionarán la felicidad que tanto anheláis, pero no lográis. Estáis
perdidos en el laberinto de las emociones inferiores que buscan placeres
sensuales rápidos y fáciles, pero que, finalmente, no pueden llenar vuestro vacío y
sed espiritual.
¡Oh, mundo moderno! Nace otra vez y vive de nuevo. ¡Que las
bendiciones y el resplandor de la venida del Señor penetren la tierra!
Pero buscadores, ¡noten esto! Cuando la Divinidad esté por
manifestarse, denle la bienvenida con los brazos abiertos. No estén
tan ocupados en el mundo de modo de negarle lugar al Señor. Cuando
tuvo lugar Su bendito advenimiento, la región estaba tan absorta en
contar hombres y en calcular ingresos que los hospedajes y casas de
Belén estaban tan llenas que casi no había lugar para recibir al Señor.
El censo y la recaudación significan la esclavitud del alma y la
preocupación por las relaciones humanas terrenales y los apegos, y su
dedicación al lucro. Que el aspirante sea consciente de estos dos
errores graves.
Dejando toda búsqueda de riqueza terrena, dirigiéndote hacia el
interior y superando todo apego, estate siempre plenamente receptivo
para la expresión del Espíritu Divino interior.