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GESTIÓN DEL TIEMPO

Cómo planificar y gestionar el tiempo cuando el


cerebro nos lo impide
por Elizabeth Grace Saunders
trad. Teresa Woods
02.08.2017

Aprender a planificar (sobre todo si usted es nuevo en esto de gestionar y


organizar el tiempo) puede ser una experiencia frustrante. Y en el caso de algunas personas
concretas, sus cerebros podrían tener la culpa.
Como coach o formador de gestión del tiempo, he visto personas increíblemente
inteligentes sufrir a la hora de planificar. Por ejemplo, las personas más creativas con un
pensamiento muy visual pueden encontrar al principio muy difícil traducir sus ideas y
conceptos en acciones prácticas, que puedan encajarse en un calendario. Necesitan que
alguien les guíe paso por paso en este proceso. Otras personas, brillantes para identificar
y llevar a cabo su primera prioridad, vacilan en cambio cuando se trata de supervisar el
avance de otras tareas en paralelo, incluida gestionar a los demás.

Al leer el libro de la doctora Katherine Benziger Thriving in Mind: The Natural Key
to Sustainable Neurofitness, entendí la base científica de lo que había observado en mis
clientes: los cerebros de algunas personas están configurados de forma natural para
mantener el orden, mientras que los de otras personas no.

Todo se reduce a la neurología y el estudio del cerebro. Las personas con una
dominancia natural de la parte izquierda posterior del cerebro se sienten más cómodas al
elaborar planes lineales y llevarlos a cabo. Son personas que normalmente no necesitan
realmente mi ayuda como coach y a menudo tampoco entienden por qué les cuesta tanto a
los demás. Pero las personas cuyo cerebro está dominado por una parte diferente,
encontrarán mucho más difícil cualquier planificación. La razón es que la neuroquímica de
su cerebro les lleva a invertir 100 veces más energía para pensar en modo "planificación"
que alguien cuya cerebro está más predipuesto a funciona desde la parte izquierda posterior.
Del mismo modo que solemos reconocer que aptitudes como la creatividad, el análisis y la
redacción pueden resultar más fácil a unos que a otros, la comodidad con la planificación
es algo con lo que se nace o no se nace. Sin embargo, esto no significa que no podamos
potenciar esa capacidad al construir de form

Gracias a mi trabajo como coach, he entendido la importancia de lo anterior de


forma intuitiva. He visto a clientes, que nunca han sido capaces de planificar de manera
eficaz durante toda su vida, desarrollar esta aptitud simplemente al buscar ayuda,
comprometerse y luchar por conseguirlo; es decir, lograr ser más resilientes.
Aquí tiene unos consejos clave para aprovechar las fortalezas naturales de su cerebro y, con
ellas, lograr una mayor resiliencia a la hora de planificar:

- Identifique sus puntos fuertes y débiles. Si la planificación le resulta


extremadamente difícil, probablemente no tenga una dominancia cerebral izquierda
posterior. Para averiguar qué parte de su cerebro predomina, realice la autoevaluación
del libro Thriving in Mind o la evaluación de estilos de pensamiento más
formal Benziger Thinking Styles Assessment. Aprender esto puede ayudarle a entender
mejor qué funciona bien para usted y entonces aprovecharlo para modificar sus hábitos.
Con la autoevaluación de Thriving in Mind, por ejemplo, entendí por qué resolvía de
forma casi natural determinados tipos de tareas y por qué solía evitar otras.

- Acepte la dificultad. Si creemos que algo debería ser fácil cuando es difícil,
tendemos a disgustarnos y tenemos más probabilidades de rendirnos. Pero si fijamos la
expectativa de que una tarea es difícil, y aunque es probable que resolverla todavía se
nos haga cuesta arriba, estaremos más dispuestos a seguir comprometidos con ello
porque entenderemos que los probleman forman parte del proceso. Cuando mis clientes
empiezan a planificar, lo describen como frustrante, desorientador, agotador e incluso
algo que provoca ira porque no quieren aceptar los límites de la realidad, no aceptan el
número finito de actividades y acciones que caben en un día. Los clientes que asumen y
aprenden a superarlo son los que más avances logran. Una vez comprenden que no será
fácil, se encuentran más tranquilos, más confiados y con las cosas más claras
sobre cómo estructurar bien su tiempo.

- Abandone la mentalidad del todo o nada. Un fenómeno interesante que he


detectado en personas cuyas fortalezas cerebrales no incluyen la planificación es que
tienden a ser víctimas de una mentalidad de "todo o nada". Estas personas creen que
deben seguir sus planes al pie de la letra; de lo contrario, todos sus esfuerzos habrán
sido en balde. Piensan que, si no pueden planificar cada día, no deberían planificar
nada. En su lugar, vea el aprendizaje como un proceso en el que las mejoras se suman y
cada día cuenta. Esto mejorará su resiliencia: no se castigará tanto a sí mismo cuando se
desvíe del plan y, a su vez, encontrará más fácil la forma de volver a él.

- Encuentre sistemas que funcionen. En lugar de obligarse a seguir un proceso de


planificación establecido de antemano, encuentre el sistema que más le convenga. Por
ejemplo, si tiene una fuerte inclinación visual (una característica común de dominancia
cerebral derecha frontal), encuentre una manera de organizar el tiempo y el trabajo que
tenga en cuenta esa preferencia. Apunte las tareas en pósits, dibuje en una pizarra
y utilice mapas mentales. Si le encantan las hojas de cálculo (algo común en
las personas con una dominancia cerebral frontal izquierda) coloque su lista de tareas y
planes en Excel, plantee el uso de aplicaciones móvil que le permitan controlar sus
progresos de manera numérica. Si le gusta ver el tiempo como un flujo que avanza a
un ritmo determinado (un favorito de la dominancia cerebral derecha inferior o trasera),
utilice herramientas como las listas en papel que le permitirán adaptar y modificar la
cadencia de sus días según necesite en lugar de verse sometido a estrictos periodos de
tiempo. No existe ninguna forma errónea de planificar. Experimente hasta encontrar la
que mejor se ajuste a usted.

- Aproveche el cerebro de los demás. Si conoce a personas que destacan a la hora de


planificar y por sus cualidades habilidades organizativas, pida su consejo. Es posible
que les resulte fácil ofrecerle soluciones en potencia para problemas que a usted le
superan. Recibir sugerencias de otras personas sobre posibles técnicas y métodos de
planificación, en vez de intentar desarrollar uno propio, podría ahorrarle mucho tiempo.
Un aviso: evite a las personas más críticas pues podrían desanimarle en su proceso de
aprendizaje. El desafío ya es bastante difícil sin la necesidad de verse despedazado por
otros. Otro aviso: pida soluciones sencillas. No intente ser experto en un área sobre la
que aún está aprendiendo; un nivel básico de conocimientos representa un buen
comienzo.

- Siga intentándolo. Una de las definiciones de resiliencia es "la capacidad de


recuperar su estado inicial". Cuando se encuentre frustrado durante el proceso de
planificación, tenga compasión consigo mismo cuando cometa errores, vuelva a
centrarse cuando se distraiga y modifique sus planes cuando surjan problemas nuevos.
Por ejemplo, podría decidir posponer un proyecto que creía que terminaría de hoy a
mañana, podría contactar con un compañero y pedir ayuda para terminar un entregable
a tiempo.

Entender lo que pasa dentro del cerebro mientras se mejora la capacidad de planificar y
gestionar el tiempo marca una gran diferencia en la capacidad de animarse a sí mismo y
seguir intentándolo a pesar de las frustraciones y los obstáculos. Cuando se convenza de
que puede cambiar y acepte que tendrá que esforzarse más que la mayoría, tendrá unas
posibilidades mucho más altas de ser resiliente en el proceso de mejorar su capacidad de
planificar y organizar.

Elizabeth Grace Saunders es coach experta en la gestión del tiempo y la fundadora de Real Life E Time Coaching &
Training. Es la autora de How to Invest Your Time Like Money y Divine Time Management

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