LOS ORÍGENES COLONIALES DE LA VIOLENCIA POLÍTICA EN EL PERÚ
El patrón de dominación se da sobre la idea de raza, no fue sobre la idea de conflicto.
Esto tiene como antecedente la reconquista española, lo que produjo una alienación histórica que obligó a que las poblaciones sientan vergüenza de sí mismos, pero al mismo tiempo se fue creando el espacio de resistencia a los nuevos poderes. Existen dos aspectos para entender los estados racistas. Uno de ellos es las fronteras como productos político militares, y el otro factor, que para algunos autores es la principal razón, es la guerra. En determinados países el racismo aparece con mayor intensidad, por ello tiene variadas dimensiones como la ideología, las actitudes, relaciones sociales, etc. El racismo proviene de la mentalidad de los invasores españoles que legitimó la dominación colonial. La violencia y el racismo son la pareja que tiene la responsabilidad quedando como marcas genéticas hasta nuestros días. También se menciona sobre la distinción entre lo racial y lo étnico, esta se da cuando las diferencias ya no son atribuidas a los productos de la actividad humana sino a lo biológico. El racismo y la dominación son productos de la coerción en donde el Estado y la Iglesia eran los dos instrumentos de subordinación y extinción de la memoria del otro. La colonización en tiempos de conquista fue explotación hasta el punto de la exterminación. A partir de esos acontecimientos, el indio es asociado con conceptos discriminatorios como pobreza, primitivismo y espiritualidad deficiente. Negros y mestizos también sufrieron durante el colonialismo. El Perú se mantuvo totalmente desintegrado. La dominación social en el Perú siempre ha ocurrido sobre matriz étnica. De allí que la discriminación y la segregación se basen en una mezcla de fenotipo ubicación social, estructuras mentales, etc., que trajo como consecuencia la construcción de clases. El autor plantea que una identidad positiva supone la conciencia de una pertenencia, el rescate y reivindicación de raíces y tradiciones, el consenso de esa pertenencia individual y colectiva, el orgullo de esa pertenencia, la existencia consensuada de un proyecto colectivo, la capacidad de desarrollo de la cultura que con sus propios recursos y elementos de otras que incorpora, sigue creando su modo de ver, sentir, pensar y vivir. Sin embargo reconoce que las identidades son múltiples y son resultados de procesos sociales complejos de reconocimiento y afirmación. En toda la historia colonial la violencia ha sido y es un recurso y un método de gobierno. Presidentes como Belaúnde y Velasco estimularon el descontento y la desobediencia que trajeron como consecuencia las expresiones masivas de rebeldía. La violencia política es utilizada por el Estado. Los grandes problemas políticos se expresan como militares y supone una forma de violencia. Esta concepción evita hacer apología de la violencia debido a que no es el factor histórico fundamental. En muchos casos estos conflictos se agudizan, trayendo como consecuencia la guerra popular y de liberación. En Latinoamérica, la violencia política está fuertemente asociada a la economía. Democracia y violencia política se han percibido durante la historia como fenómenos desligables. Las bases económicas y sociales del Estado generan violencia institucional y no institucional. Los revolucionarios se preocupan por integrar una concepción objetiva con otra subjetiva, por ello, la violencia se destruye con más violencia.