Bodas Gay en Coahuila México y la postura de los Evangélicos

KairosACN/ Juan Manuel Díaz de León

Primero fue el Distrito Federal, luego en Coahuila donde se aprobó una
controvertida ley de convivencia, siendo así este estado al norte de Mexico
laboratorio de un derecho legal que probablemente veremos discutirse
próximamente en otros Estados de nuestra República.
Recientemente en un desayuno para Pastores convocado con fines electorales
en Ciudad Acuña, uno de los Pastores ahí presentes ofreció reunir 20 mil firmas
a fin de derogar los matrimonios gay en Coahuila, ante tal manifestación, le
siguió el aplauso de los más de cien Pastores convocados. La propuesta tiene
en si un noble fin, prevenir el deterioro moral de las familias en nuestra entidad
además de la preocupación de los ministros de culto sobre la salvación de las
almas.
Queda entendida la postura de nosotros, los creyentes evangélicos, acerca de
los cánones bíblicos que señalan las prácticas homosexuales como
promiscuidad, una abominación y un pecado digno de la condenación del alma
de quien en ellas participa. Siendo el origen y raíz de la homosexualidad
Romanos 1:28-32, “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los
entregó a una mente reprobada”.
Los ministros de culto evangélicos debemos ser serios ante tal propuesta,
entendiendo a cabalidad que significa lo que apoyamos, ya que un tema tan
sensible y controversial resulta peligroso de afrontar si es tratado
ignorantemente, pues estar mal ubicados solo provocará polarización social y un
desgarre que hasta ahora no existe en nuestro tejido social.

​Entendiendo la Ley de Convivencia en Coahuila

De los 26.6 millones de hogares que hay en el país, 2.1 millones están
conformados por personas sin parentesco, esto dio origen de atender realidades
sociales no reconocidas ni tuteladas por el Estado sin transgredir las formas de
convivencia existentes, dando reconocimiento jurídico a personas de diferente o
del mismo sexo, mayores de edad que sin parentesco consanguíneo y por
simple afinidad deseen establecer un hogar común, con voluntad de
permanencia y ayuda mutua.
En realidad, esta ley no reconoce vínculos familiares y solamente concierne a
los adultos de cualquier sexo o género que subscriban el convenio, en ningún
caso a los menores hijos de cualquiera de los convivientes. Deja fuera la
posibilidad de que los "convivientes" adopten y no equipara a la sociedad en
convivencia con el matrimonio.

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La ley contempla y determina derechos y obligaciones para los miembros de la
sociedad de convivencia.
● Derecho a heredar.
● Iguales derechos sobre la casa habitación.
● Recibir alimentos en caso de necesidad.
● Ejercer legítimamente la tutela sobre la persona conviviente y
sobre sus bienes (en caso de enfermedad grave o imposibilidad
de gobernarse).
● Para los fines de seguridad social la atención médica para el
conviviente no asegurado
El hecho de establecer una sociedad de convivencia no cambia el estado civil de
los convivientes, que siguen siendo solteros legalmente. Por ello, la sociedad de
convivencia no es realmente equiparable a un matrimonio, sino que más bien es
una forma de unión civil.

Entendamos lo que pedimos

Poco avanzaremos si solicitamos la anulación de los matrimonios entre
personas del mismo sexo en Coahuila, pues tales uniones no existen
jurídicamente de hecho. Entonces bajo que argumentos podríamos los
evangélicos promover el abrogar una Ley que da certeza jurídica en torno a la
protección de individuos que conviven bajo un mismo techo sean o no lesbianas
u homosexuales, pues éste nuevo derecho aplica para adultos de cualquier sexo
o genero sea que tengan sexo o no. Como ejemplo una joven estudiante
dependiente económica y un adulto mayor que no cohabitan sexualmente.
¿Sería ético y bíblico promover negarle el derecho al servicio del IMSS de un
dependiente económico homosexual con sida por el simple hecho de su
orientación sexual?, ¿O despojar de un patrimonio construido por décadas entre
dos personas a la muerte del otro?
Quiero reiterar, no apruebo la homosexualidad, pero si elevo estos
cuestionamientos antes de exigir. Definamos, derogaremos la totalidad de una
ley que no es para homosexuales, ¿O que partes de ella recortaremos?… Como
certificaremos los evangélicos ante la ley quienes se unen para sodomizarse y
quienes no? No estoy defendiendo… estoy preguntando, porque me parece que
quienes aplaudieron en aquel desayuno lo hicieron en su ignorancia y
frivolamente.

QUIEN ES RESPONSABLE

En lo personal creo hay posturas que mas que cristianas, me parecen falaces…
Hoy ofrecen 20,000 firmas, en su momento donde estaba toda esa gente
movilizandose a favor de la pureza sexual y la familia, si en realidad tenemos

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ese poder de convocatoria, que hicimos antes de que se aprobase esa ley? No
es labor del Estado asomarse bajo las sabanas de cada hogar para saber si
alguien se está portando mal biblicamente, el Estado está para promover y
proteger los derechos de los individuos y sus garantías individuales. El nuestro,
el de los Pastores, está en exponer la verdad, ser la luz y la sal de la tierra para
que el pecador proceda al arrepentimiento. Por cerca de dos decadas la Iglesia
Católica, todo su inmenso poder e influencia se ha concentrado en México sobre
el tema de la homosexualidad y el aborto, se han desgastado inútilmente
enarbolando una bandera discriminatoria, alejandose y ahuyentando al pecador,
no, no levantemos la primera piedra.

QUE HAREMOS

Con que limpiará el joven su camino? Con guardar Su Palabra. Si, el Estado
debe hacer un frente común con la Iglesia Evangélica, pero incluyendonos en
sus planes de gobierno, empoderándonos, al otorgar recursos, poder y
facilidades para desarrollar una estratégia integral donde se involucre el sector
Salud y Educación, que el gobierno deje de aterrorizarse cada vez que
educación biblica en el hogar y la escuela forjen principios biblicos en los
menores, que ahi si, los cristianos levantemos la voz y acotemos los espacios
de la vagancia, el vicio y la pornografía, involucrandonos al exigir al Estado
recursos para casas de rescate, impresión de toneladas de material educativo y
evangelístico. Tenemos la respuesta, y seguramente no es confrontandonos a la
cortina de humo de una Ley ambigua y difúsa.

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