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Que pasaria si existiera un biopoder capaz de radicalizar esta afirmación formulando como
un “ hacer vivir y no dejar morir”.Qué pasaría si el Estado establecería no solo para combatir
la muerte colectiva sino también la individual, la muerte “natural”, con el objetivo final de
eliminarla por completo? → Este tipo de demanda suena utópico y de hecho lo es.Los que
apoyaban esta demanda de que la inmortalidad individual debía volverse un objeto colectivo
y político del Estado no pertenecían, excepto unos pocos casos, a los círculos de la
intelligentisia marxista que llegó al poder después de la revolución de Octubre y que
pensaba en términos económicos y no de la filosofía de vida. Pero las teorías puramente
económicas no alcanzarian a justificar el inmenso número de víctimas y pérdidas que la
revolución y la guerra civil subsecuente le exigió al país. Estos millones de muertos
requieren otra justificación más elevada, el objetivo de alcanzar la vida eterna para todos. Y
estas utopías biopolíticas reconciliaron mucho más a muchos intelectuales y artistas rusos
con el poder soviético de lo que pudo hacerlo el marxismo por si solo alguna vez,
especialmente porque tenían utopías tenían, a diferencia del marxismo “occidental” un
genuino origen ruso.
Al preservar con suma cuidado las cosas inútiles y superfluas del pasado ya que no tiene un
uso práctico “ en la vida real”, el museo no acepta la muerta y el acaso que ha afectado a
ess cosas.El museo está enfrentado con el progreso, que necesariamente reemplaza las
cosas viejas por cosas nuevas. Para Fiodorov la inmortalidad no es un paraíso para las
almas humanas sino un museo para los cuerpos vivientes.
El estado→ ya no puede permitir que los individuos simplemente mueran en privado o que
los muertos descansen en paz en sus tumbas. Los límites de la muerte deben ser
superados por el estado. El biopoder debe ser total. Esta totalidad se alcanza al igualar arte
y politica, vida y tecnología, estado y museo.
Para Foucault→ el espacio del museo era un espacio definido como “otro” . Se refirió al
museo como un lugar donde el tiempo se acumula pero esto era justamente lo que lo
distinguia del espacio en el que se desarrollaba la vida, un lugar en el que no habia tal
acumulacion. Fiodorov en cambio→ quería unir el espacio vital con el espacio del museo y
superar una heterogeneidad que veía como motivada ideológicamente más que marcada en
términos ontológicos. Esta borradura de la barrera entre vida y la muerte no implica la
introducción del arte en la vida sino la museificación radical de la vida, una vida que puede y
debe alcanzar el privilegio de la inmortalidad en el museo.A partir de esta fusión del espacio
del museo con el espacio vital→ el biopoder se vuelve infinito, se transforma en la
tecnología de la vida eterna, ya no se acepta la muerte individual ni la muerte misma como
límite natural.
El objetivo explícito de este Estado debe ser la vida eterna aquí en la tierra, para todo el
mundo. Solo entonces el Estado supera el biopoder parcial y limitado que describe Foucault
para volverse un biopoder total.
Siguiendo a Murav’ev → estaba preparado para considerar al ser humano como una obra
de arte. Murav’ev entendía la resurrección como resultado lógico del proceso de copiado,
advirtió, incluso antes que Benjamin que bajo las condiciones de la reproducibilidad técnica,
no podía haber diferencia entre el ser humano y su copia. El ser humano para él era
simplemente una mezcla específica de elementos químicos, como cualquier otra cosa del
mundo.Por esta razón Murav’ev esperaba, en el futuro, eliminar la diferencia de género y
crear un metodo para producir seres humanos que fuera puramente artificial y no estuviera
marcado por la cuestión de género.Los seres humanos del futuro no tendrian ningun tipo de
culpa en relación con sus ancestros fallecidos: le deberian su existencia al mismo Estado
organizado tecnológicamente que garantizaria la duración de su existencia, es decir, su
inmortalidad.
Proyectos biopolíticos radicales durante los años 20 fue la investigación espacial que
condujo Tsiolkovski → con el objetivo de transportar a los antepasados resurrectores a otros
planetas y luego se convirtió en el punto de partida para el programa espacial soviético.
Otro experimento fue el Instituto para la Transfusión de Sangre de Bogdanov→ fundó y
dirigió en los años 20. Se convirtió en un entusiasta de los experimentos con transfusiones
de sangre, que esperaba aminorarian el envejecimiento o lo detendrán por completo. Se
creia que las transfusiones de sangre de las generaciones más jóvenes a las anteriores
rejuvenecerian a los mayores y establecerán una solidaridad intergeneracional considerada
esencial para la fundación de una sociedad socialista. Mientras esto ocurría, Bogdanov
moría debido a tales transfusiones de sangre.
La inmortalidad corporal fue y sigue siendo anhelado por muchos, especialmente en la
Rusia de fines de siglo XIX y comienzos de XX.