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MÉTODO FRANCÉS DE AUDIO-ESTIMULACIÓN NEURO-SENSORIAL

Trabajamos con niños, adolescentes y adultos:

 APRENDIZAJE, ATENCIÓN, CONCENTRACIÓN, MEMORIA, DISLEXIA


 ATENCIÓN DISPERSA, HIPERACTIVIDAD, NIÑOS ÍNDIGO
 COMPRENSIÓN y EXPRESIÓN, TARTAMUDEZ
 ANSIEDAD, ANGUSTIA, ESTRÉS
 DESARROLLO MOTOR, EQUILIBRIO, COORDINACIÓN, TONO
MUSCULAR
 GERONTOLOGÍA, SORDERA FUNCIONAL, FATIGA
 INTEGRACIÓN de IDIOMAS EXTRANJEROS
 VOZ y CANTO (sonidos óseos)
 POTENCIACIÓN INTELECTUAL Y CREATIVIDAD
 DESTREZA FÍSICA Y DEPORTIVA

El MÉTODO TOMATIS debe su nombre al Dr. Alfred A.


Tomatis, médico e investigador francés nacido en 1920,
especialista del oído y psicólogo, miembro de la Academia
Francesa de Ciencias.

Para él, ESCUCHAR no es lo mismo que oír, pues la primera es


una habilidad que tiene elementos funcionales y de motivación
que dependen de la voluntad. Escuchar es mucho más que el
acto pasivo de recoger sonidos al azar.
Sus trabajos, publicados y registrados por la Academia
Francesa de Ciencias en 1957 se conocen con el nombre de
EFECTO TOMATIS.

Su original concepción sobre el pasaje de los sonidos del


conducto auditivo externo al oído interno y el papel de
regulación del sonido que desempeña el puente óseo martillo-
yunque-estribo gracias al juego de los dos músculos más
pequeños del cuerpo humano el del martillo y del estribo. A causa de estas regulaciones
tensionales, el oído medio transforma y transporta los fenómenos aéreos en fenómenos óseos.

Al poner en evidencia las relaciones existentes entre el oído, el lenguaje y la imagen del cuerpo,
sus experiencias fueron tomando la forma de una nueva disciplina: la Audio-Psico-Fonología. Y
así, A. A. Tomatis creó un método de estimulación sensorial, para lo cual diseñó un aparato
altamente sofisticado conocido como OÍDO ELECTRÓNICO y un sistema de CONDUCCIÓN
ÓSEA que efectúan un juego osteomuscular a nivel de los músculos del oído medio.

Utilizamos sonidos filtrados o "sonidos de carga" que tienen un efecto "dinamizante" en el ser
humano obteniendo una mejora no sólo a nivel del auto-control sino también de la imagen
corporal y de otras funciones físicas e intelectuales.

Trabajamos por medio de programas personalizados a las necesidades y características de cada


persona, pero con capacidad de atender una o varias personas simultáneamente (grupos). Los
programas son semi-intensivos o intensivos, con resultados al corto plazo. En algunos casos
trabajamos interdisiplinariamente como apoyo a otros profesionales.

El oído es especial para el acto de percibir, ya que sirve para filtrar, enfocar y adaptarse a las
condiciones ambientes, como la gravedad y la acústica.

La atención es una consecuencia del proceso de filtrado, de la capacidad que posee nuestro
sistema sensitivo para procesar información multisensorial y borrar señales superfluas.
De la existencia de un buen equilibrio vestibular entre los dos oídos dependen el desarrollo del
esquema corporal así como la capacidad para integrar los ritmos y movimientos y ubicarse
en el espacio y el tiempo.

La posibilidad de establecer una relación personal a un estímulo dado se logra mediante una
evaluación emocional que conduce a reacciones adaptadas. El oído es responsable por todas las
reacciones de conducta, cualquiera sea la fuente de ingreso de la información.

Las bases para un buen equilibrio emocional están asentadas sobre una escucha balanceada, es
decir, en primer lugar una armonía en el trabajo de los dos vestíbulos el derecho y el izquierdo, y
en segundo lugar entre un diálogo sincronizado entre vestíbulo y cóclea.

El Método Tomatis contribuye a mejorar la inteligencia emocional, y ayuda a establecer


relaciones más empáticas porque: aumenta la conciencia de sí mismo; mantiene una motivación
positiva; mejora el equilibrio anímico; los impulsos están controlados y la sociabilidad aumenta.

El potencial del oído como captor de información y organizador de toda respuesta motriz, queda
explicada por alguna de las tres funciones reconocidas del oído humano:

Función de carga, la primera en aparecer filogenéticamente hablando, aporta la energía cortical


necesaria para que el cerebro marche bien en su dinámica del pensamiento, el oído puede
compararse a un dínamo que transforma las estimulaciones que recibe, en energía neurónica
destinada a alimentar el encéfalo.

Función del equilibrio, más conocida que la anterior, es la que hace posible la movilización del
cuerpo, su desplazamiento y localización en el espacio, corresponde al aparato vestibular
(utrículo, sáculo y canales semicirculares). Todas las raíces anteriores de la médula están bajo la
dependencia del nervio vestibular, por lo tanto no existe un sólo músculo del cuerpo que escape a
su control.

Función de la escucha, la tercera en orden de aparición, es la que permite enfocar los sonidos,
y en especial aquellos del lenguaje. Es la más importante dentro de plano de la comunicación
humana porque está ligada a las facultades propias del hombre. La escucha es una percepción
activa, voluntaria, selectiva y, por lo tanto consciente de lo que nos rodea.

A la efectividad de estos equipos, se le suma entre otros sonidos la utilización de la música, en


particular la de Mozart, que a lo largo de la experiencia de más de cincuenta años ha dado los
mejores resultados a nivel neurofisiológico. Así, esta es capaz de restablecer en el ser humano la
armonía perdida, gracias a que su composición se desarrolla dentro de los ritmos fisiológicos y
neurovegetativos de un niño pequeño.

El oído humano recorre desde el momento mismo de la concepción en el seno materno un


camino de maduración psico-sensorial que incluye el pasaje de la escucha en el medio acuoso al
medio aéreo. Recreamos ese el mismo camino enriqueciendo esa maduración.

Los Centros Tomatis forman una red internacional en mas de 30 países con Consultores
certificados, capacitados y supervisados por el Dr. Tomatis y su equipo. Por ellos han pasado
famosos como María Callas y Gérard de Párdieu.
LOS PROBLEMAS DE ESCUCHA Y EL NIÑO PEQUEÑO
DETECCIÓN TEMPRANA Y PREVENCIÓN
Por Paul Madaule, L. Ps.

INTRODUCCION

Gran parte de la información presentada en este artículo pertenece al Método Tomatis tal y como se aplica
clínicamente. Sin embargo, el método es más que una técnica, o un tratamiento, y mucho más que una
simple máquina, por revolucionario que sea el Oído Electrónico.

En el trabajo que presentamos a continuación hacemos llegar todo esto a la casa y a la escuela que son
los dos primeros lugares en que podemos detectar y prevenir un problema.

Además describe lo que pueden hacer los padres y los maestros para mejorar la escucha.

La información que proporcionamos no es estrictamente una "aplicación" del Método para casos, como la
dislexia o el autismo. Son datos recogidos a través de varios años de observación y de experiencia clínica.
Debe ser de particular interés para padres y maestro, así como también para cualquier persona que desee
conocer los conceptos más generales acerca del proceso de escuchar. Nos atrevemos a afirmar que es
una invitación a que se reconozca la importancia de restituir la sensibilidad auricular y acústica en la vida
diaria.

ETAPAS EN EL DESARROLLO DEL PROCESO DE ESCUCHAR

El niño percibe sonidos desde muy temprana edad, (Tomatis 1963,1972; Eisenberg, 1976) Tanto el oído
como las vías neuronales entre los oídos y el cerebro, están totalmente desarrolladas y ya funcionan
desde el quinto mes del embarazo. El niño tiene la capacidad de oír antes de poder balbucear, hablar o
caminar; todo este proceso se da antes de ir a la escuela.

El Dr. Alfred Tomatis (1963, 1972) sugiere que la función auditiva influye tanto en la adquisición de las
funciones motoras, como en el lenguaje y el aprendizaje. Sus trabajos clínicos e investigaciones nos
explican cómo funciona el oído y cómo se manifiestan los problemas de escucha. El conocimiento de la
fisiología y del origen de los problemas de escucha ayuda a los padres, maestros y a otros profesionales a
detectarlos y a tomar las medidas necesarias para prevenirlos.

La detección y prevención puede hacerse desde los inicios de la vida del niño, mucho antes de la edad
escolar, que es cuando aparecen los problemas de aprendizaje. También es posible empezar a corregir el
problema, antes de que el niño ingrese a la escuela. De esta manera, se evita que sufra las consecuencias
de su impedimento y que tenga que soportar además el peso de una mala auto imagen, dado que no
puede cumplir con sus propias expectativas ni con las de sus compañeros, sus padres o sus maestros.

ESCUCHAR

Escuchar, según la definición de Tomatis, es "oír, más la motivación de oír". Oír es la facultad que tiene el
niño para recibir sonidos, mientras que escuchar, requiere de la habilidad de seleccionar los sonidos que
le interesan entre todos los demás que continuamente le llegan al oído. Oír es un acto pasivo; Oímos ya
sea que queramos o no, en cambio escuchar es un acto motivado, activo y voluntario que nos permite
monitorear y escoger los sonidos que deseamos percibir. En el escuchar entonces, interviene un factor
importantísimo: la voluntad.

En la escuela, el que escucha bien, tiene mayores posibilidades de hacer a un lado los sonidos de fondo y
concentrarse en lo que el maestro está diciendo. Este monitoreo aumenta sus posibilidades de
comprender y recordar mejor las explicaciones, atender y aprender con facilidad.

Los que escuchan mal, se distraen constantemente con cualquier tipo de ruido del salón de clases, porque
no pueden poner a tono adecuadamente su audición, y concentrarse en la voz del maestro. La habilidad
de escuchar permite que el niño monitoree con precisión la información que desea.
Este monitoreo del proceso de escuchar también se aplica a los sonidos emitidos por la propia voz. De
todos los sonidos que es capaz de emitir con su aparato fonatorio, la habilidad de escuchar le permite al
niño, concentrarse solamente en los que son relativos a su lengua materna. Los bebés juegan durante
horas y horas repitiendo una y otra vez sonidos y palabras. Así es como aprenden a escucharse a sí
mismos. Poco a poco este proceso de escuchar moldea su lenguaje. Los adultos estamos acostumbrados
a este proceso que frecuentemente se nos olvida que cada uno de nosotros es el primero en escuchar lo
que dice.

El monitoreo al escuchar también se aplica a funciones corporales. La música, por ejemplo, hace que nos
den ganas de movernos y de bailar pero nos movemos diferente si escuchamos un vals o rock. Esto
demuestra como los sonidos pueden influir directamente en nuestro cuerpo. Un estudio acerca de las
funciones del oído interno explica este fenómeno. El oído interno no sólo nos permite percibir los sonidos,
sino que participa en el monitoreo de todos los movimientos corporales, las funciones motoras, el equilibrio
y la postura. Las funciones motoras deben de estar establecidas para la adquisición del lenguaje oral y
escrito. La escritura, por ejemplo, requiere de un control perfecto de los movimientos de los dedos, de la
mano y del brazo. El proceso de escuchar prepara al cuerpo para convertirse en el instrumento para
expresar el lenguaje.

Para comprender qué es lo que le da a una criatura la motivación de oír, se necesita entender cuál es el
propósito de escuchar. Debido a que este proceso se establece antes del lenguaje, y de hecho, le prepara
el camino al lenguaje, el propósito principal de escuchar, es establecer la comunicación entre el infante y
su medio ambiente. La función de escuchar, sólo se desarrollará adecuadamente si el niño está motivado
a comunicarse con el mundo que lo rodea y si esta dispuesto a ampliar sus fronteras. La falta de
motivación puede afectar el proceso de escucha en cualquier etapa de su desarrollo. Entre más temprano
se vea afectado, más severo será el problema de escucha.

Si la habilidad de escuchar no se establece adecuadamente, las funciones motoras, las del lenguaje y el
deseo de crecer y comunicarse tampoco se establecerán adecuadamente. Conociendo esto podemos
detectar los problemas de escucha desde sus inicios.

DETECCION DEL PROBLEMA DE ESCUCHA EN NIÑOS PREESCOLARES

En los niños en edad preescolar podemos detectar si existen problemas de escucha en 4 áreas:

1. Respuesta a los sonidos.


2. Funciones motoras.
3. Funciones del lenguaje.
4. Algunos aspectos de actitud y conducta.

(1) RESPUESTA A LOS SONIDOS

En la mayor parte de los casos, los niños con problemas de escucha parecen oír sonidos tan bien como
cualquier otro niño; otros, son demasiado sensibles y reaccionan en forma exagerada ante alguno de ellos,
ya sea con temor, "estrés", dolor o disgusto. El "oír demasiado" puede ser ocasionado por un problema de
escucha y se deriva de la incapacidad del oído para regular el sistema de enfoque del mismo.

Podemos detectar si un niño "oye" demasiado, cuando pide frecuentemente a sus padres que le repitan lo
que dijeron. Los síntomas principales de que existe un problema de escucha, son: 1)los lapsos de atención
muy cortos 2) la distracción 3) no entender o interpretar mal lo que se le dice por lo que reacciona
inadecuadamente. Por ejemplo, puede contestar algo que no tiene nada que ver con lo que se le preguntó;
también puede molestarse ante un mensaje que no tenía la menor intención de molestarlo.

Existen otras conductas que, aunque son similares a las que hemos identificado como problema de
escucha, pueden de hecho, significar que hay una pérdida real de la audición. Por ejemplo: cuando los
padres tienen que hablar en voz alta para obtener una respuesta o cuando el niño constantemente le sube
el volumen a la televisión o al radio. En estos casos, se recomienda que un audiólogo o un especialista en
oídos, nariz y garganta le haga una prueba para verificar si hay una pérdida de la audición, alguna
infección del oído u otro padecimiento de tipo médico.
De 300 niños con problemas de aprendizaje que fueron evaluados en Toronto, 46% habían tenido
infecciones recurrentes del oído cuando eran pequeños. Las infecciones crónicas del oído desempeñan un
papel significativo en las causas de los problemas de escucha.

(2) FUNCIONES MOTORAS

El sistema vestibular del oído controla las funciones motoras del cuerpo tales como el equilibrio, los
movimientos corporales y la postura y responde a los estímulos sonoros.

Si existe un problema de escucha durante el primer año de vida antes de que el niño adquiera las
funciones motoras; puede afectar el desarrollo posterior del lenguaje. Así mismo, puede ser la causa de un
retraso, lentitud o torpeza para sentarse, pararse, gatear y caminar. Estos niños presentan síntomas de
dominio de lateralidad mixta, que dicho de manera más simple significa, que desempeñan algunas tareas
con una mano y otras con la otra. En casos extremos, la mano que utilizan para desempeñar una tarea
específica es impredecible. Frecuentemente su coordinación es deficiente, son torpes y generalmente
inquietos. Al hablar se mueven constantemente de manera incoordinada.

En sus dibujos, la representación de figuras humanas es tardía; y durante mucho tiempo sólo dibujan la
cabeza en detalle, como si las otras partes del cuerpo realmente no importaran. Esto puede ser
interpretado como un síntoma de una imagen corporal mal establecida.

(3) FUNCIONES DEL LENGUAJE

El retraso en la adquisición de las funciones motoras generalmente va acompañado de un retraso en la


adquisición del lenguaje. Sin embargo, el niño puede presentar dificultad en adquirir el lenguaje mientras
que sus habilidades motoras se desarrollan normalmente. En este caso, el problema de escucha se
manifiesta más tarde en la vida del niño; después de que se han establecido las primeras funciones
motoras.

Algunos de estos niños no hablan mucho. Frecuentemente están "demasiado callados" y son tímidos.
Otros se expresan a través de medios no verbales y tienden a tener problemas de conducta.

La calidad de la voz de estos niños es deficiente. Tienen dificultades para controlar el tono de su voz, que
a veces es muy grave y a veces muy agudo. El control de la intensidad también es un problema; algunos
hablan muy fuerte, mientras que a otros es difícil oírlos. Su manera de hablar puede ser monótona,
inarticulada e inexpresiva. Las palabras son masculladas como si al niño le costara trabajo abrir la boca.
La fluidez del lenguaje no existe, generalmente se observan titubeos y repeticiones. En los casos más
severos, el ritmo se ve afectado con tendencias a balbucear o tartamudear.

A estos niños les cuesta mucho trabajo hablar en frases, y más adelante construir oraciones.
Frecuentemente aún no han podido superar esta dificultad durante la edad escolar lo que les trae
problemas en la escuela. Su vocabulario es pobre, repetitivo y estereotipado.

Con el conocimiento de que "uno habla de la manera en que oye" (Efecto Tomatis 1963,1972); Cuando
escuchamos como habla un niño, nos damos cuenta de cómo se percibe a sí mismo y hasta cierto punto,
la manera en que oye a las demás personas. Esta observación le permite al adulto comprender mejor, que
el niño esta siendo forzado a integrar y a almacenar en su cerebro todo un mundo sónico que pasa a
través de un canal de audición distorsionado.

(4) ACTITUD Y CONDUCTA

Se ha definido que escuchar es lo que oímos a voluntad para poder entrar en el mundo de la
comunicación. Algunos aspectos de la actitud y la conducta del niño con respecto a la comunicación
pueden ser indicadores de que hay una motivación deficiente o una falta de motivación para escuchar.

Estos niños rechazan la comunicación, la conservación y la socialización. Este rechazo, o falta de interés
se manifiesta de diversas formas según el carácter y la personalidad del niño. Algunos se muestran
introvertidos y retraídos; otros reaccionan con agresividad y enojo. Casi nunca fomentan la comunicación;
sólo responden, más o menos adecuadamente, cuando se les invita o se les obliga a comunicarse.
Generalmente carecen de curiosidad y del placer del descubrimiento, que es lo que normalmente se
observa en los otros niños. Muy rara vez hacen preguntas.
Muchos muestran una actitud inmadura y regresiva. Están muy apegados a su madre y frecuentemente se
distancian del padre. Algunos son muy infantiles, como si no quisieran crecer. Aún cuando su lenguaje
esté relativamente bien desarrollado, les gusta hablar como bebés. Otros lloran sin motivo.

A veces estos niños tienen dificultad en llevarse bien con sus hermanos y compañeros. O no les gusta
jugar. Si lo hacen prefieren jugar solos y no quieren que otros niños jueguen con ellos. Si se llegan a
relacionar con otros, generalmente les da envidia lo que los demás tienen y se convierten en los latosos o
los chivos expiatorios del grupo. En algunos casos, sólo les gusta relacionarse con niños más pequeños.
Generalmente tratan de llamar la atención de los adultos.

Algunos de estos niños son obedientes, disciplinados y adaptados socialmente, pero sus padres sienten
que algo les falta; quizás que carecen de entusiasmo para hacer las cosas. Hacen lo que se les pide, pero
no toman la iniciativa para actuar por sí solos. Hacen lo que complace a sus padres o a sus hermanos,
pero no se dan gusto a sí mismos. Al parecer, nada les gusta. Los padres casi siempre los describen
diciendo, "es un niño demasiado bueno para su edad".

DETECCION DE LOS PROBLEMAS DE ESCUCHA EN LA ESCUELA

Los mismos síntomas que nos permiten identificar un problema de escucha antes de la edad escolar,
también pueden ser observados por el maestro cuando el niño ingresa a la escuela.

Los niños que muestran conductas inmaduras y regresivas, rechazan la escuela desde el primer día de
clases. Resulta común oír, que la madre diga que su hijo tuvo una reacción tan negativa durante los
primeros días de clases, que ella pensó que el niño aún no estaba preparado y que era mejor sacarlo de la
escuela.

Los problemas de lapsos cortos de atención, mala concentración, distracción e inquietud, así como
deficiencias en las funciones motoras y la coordinación se manifiestan desde el jardín de niños. Otro de los
indicadores, es la mala comunicación del niño con sus compañeros. Esta falta de habilidad para socializar
se manifiesta de distintas maneras que varían desde el aislamiento, hasta un comportamiento hiperactivo
y agresivo. El maestro del jardín de niños también puede observar si el lenguaje oral no está bien
desarrollado, o si el niño "cecea" que son indicadores de problemas posteriores que se presentarán en
primero, segundo o tercer año de primaria cuando el niño comience a aprender el lenguaje escrito.

El lenguaje escrito es una traducción gráfica de los sonidos que componen el lenguaje oral. Si los sonidos
son oídos, procesados y emitidos por el niño en forma distorsionada, estas distorsiones afectarán la
lectura, la escritura y la ortografía. Esto significa que algunos problemas como inversión en la lectura y la
escritura, confusión de sonidos, lentitud al escribir y trabajos desordenados pueden considerarse como
correlativos de los trastornos de escucha.

También puede suceder que un niño que presente algunos de los síntomas de los problemas de escucha
que hemos descrito sea un buen alumno durante los primeros años escolares. Esto puede indicar que ha
encontrado la manera de compensar sus deficiencias de escucha, utilizando por ejemplo, la memoria
visual.

A pesar de que su rendimiento sea satisfactorio, los maestros de estos alumnos tienen la impresión de que
podrían lograr aún más. Por ejemplo, el maestro puede estar desconcertado por las discrepancias de
rendimiento o de conducta, que hay entre distintas materias o situaciones. Algunos alumnos pueden ser
muy buenos oralmente, pero mediocres en el lenguaje escrito. Otros son mucho mejores en matemáticas
que en español. Estos alumnos no parecen estar satisfechos consigo mismos, se frustran fácilmente y se
desaniman rápidamente cuando tienen que enfrentarse a tareas difíciles. Con frecuencia rechazan los
estudios, que según ellos, son lo opuesto a jugar. "No me gusta ir a la escuela porque no es divertido".
Pero también como cualquier otro niño, desean ir a la escuela para estar con otros niños. En realidad son
muy desconcertantes.

Esta compensación deja de funcionar en los grados superiores cuando aumenta la complejidad del
trabajo. Esto, aunado al inicio de la pubertad, puede provocar una descompensación brusca. Es
importante identificar y corregir un "problema de escucha compensado" antes del inicio de la pubertad, ya
que posteriormente los trastornos de aprendizaje se vuelven más complejos y más difíciles de superar.

LO QUE SE PUEDE HACER PARA PREVENIR LOS PROBLEMAS DE ESCUCHA


Hay varias cosas que pueden hacer y otras que hay que evitar para que el niño desarrolle su habilidad de
escuchar al máximo.

(1) LA INFLUENCIA DE LA VIDA PRENATAL

La estabilidad y el confort que recibe la madre embarazada de su esposo y de su ambiente familiar le


proporciona tanto a ella como al bebé una sensación de bienestar. Como apuntamos anteriormente, el
oído del feto puede percibir sonidos desde el quinto mes de vida prenatal. Oye en particular los latidos del
corazón y la respiración de su madre. Tomatis va aún más lejos (1963,1981) y asegura, que el feto
también oye la voz de su madre y lo ha probado monitoreando al feto, y estudiando sus reacciones.

El estado emocional de la madre influye en su ritmo cardíaco y respiratorio, así como en las características
emotivas de su voz (velocidad y entonación). Por lo tanto, la manera en que la madre vive su embarazo
puede afectar los sonidos que oye el feto. Ya que el proceso de escuchar es generado por el deseo de oír,
es seguro que los sonidos emitidos por una madre tranquila y feliz tengan una influencia positiva sobre el
futuro desarrollo del proceso de escuchar en el niño.

Se recomienda que la mujer embarazada escuche música para relajarse, la música de Mozart en
particular. También, es deseable que le cante y le hable frecuentemente a su bebé desde el inicio del
embarazo.

(2) LA INFLUENCIA DEL AMBIENTE FAMILIAR

La motivación para desarrollar la facultad de escuchar como un medio para comunicarse, es afectada por
la calidad del ambiente familiar en el que crece el niño. El deseo de abrirse a escuchar puede verse
afectado por situaciones de tensión tales como separaciones prolongadas de la madre, o conflictos entre
miembros de la familia. El "cerrarse" a escuchar es una de las maneras en que el niño se protege de una
situación que le desagrada o le causa temor.

Es necesario saber que los niños pequeños, que aún no comprenden bien los mensajes lingüísticos, son
extremadamente sensibles a la manera en que estos mensajes son expresados. Así pues, la entonación y
la inflexión de la voz se vuelven muy importantes. La misma información puede ser "traducida" por el niño
en formas muy distintas de acuerdo a cómo fue dicha. "Dame eso", puede ser dicho de muchas maneras;
algunas invitan a que el niño obedezca alegremente, y otras, en cambio, pueden provocar un rechazo
total.

(3) LA INFLUENCIA DE LA MÚDICA Y EL CANTO

El canto es quizá el mejor camino para desarrollar la facultad de escuchar, de expresarse verbalmente, de
auto-escucharse. La música contiene la mayor parte de las cualidades del lenguaje, y particularmente las
de tono, calidad de la voz, entonación y ritmo.

Para el niño, cantar es un juego agradable. La música y el canto lo invita a desarrollar su capacidad de
escuchar para poder recibir y emitir el lenguaje. Los bailes infantiles tienen sonidos y ritmos que le
permiten ponerse "a tono" y armonizar sus funciones motoras.

(4) LA INFLUENCIA DEL DIÁLOGO CON EL NIÑO

Cuando el niño comienza a "abrirse" se vuelve curioso y hace preguntas de todo tipo. A los padres a veces
les fastidia tener que responder a las mismas preguntas una y otra vez, o piensan que las preguntas son
irrelevantes. Tienden a descuidar o a "desconectarse" de las preguntas que hace el niño; al desconectarse
el adulto de la pregunta y no responder, se puede "cerrar" la motivación del niño para escuchar y
aprender.

El proceso de preguntar debe ser fomentado por los padres. El padre especialmente, debe de tomarse el
tiempo necesario para platicar regularmente con su hijo o hija. En situaciones en que se convive
constantemente con las mismas personas, como ocurre con las familias, se tiende a usar un mínimo de
palabras para comunicarse, pues se da por sentado que los demás ya entienden. Debemos recordar que
el niño aprende a escuchar y a hablar en casa.
(5) BILINGÜISMO

En el caso de familias bilingües, los padres frecuentemente piensan que si se esfuerzan por hablar el
idioma de la región donde viven le ayudarán al niño a aprenderlo. Desafortunadamente, hablan en general,
con un acento marcado y una estructura inadecuada. Por lo tanto, el niño se entrena a escuchar el sonido
de ese idioma en forma distorsionada.

Más adelante, cuando el niño va a la escuela, la manera de hablar del maestro no corresponde a la forma
en que el niño escucha. Esto frecuentemente produce confusión para entender las instrucciones y para
aprender el lenguaje escrito, la lectura y la ortografía.

En las situaciones de hogares bilingües, se aconseja que los padres les hablen a sus hijos en su lengua
materna. El oído de los niños se adapta fácilmente a dos o más idiomas distintos, pero bien hablados.

(6) INFLUENCIAS NEGATIVAS

El ambiente sonoro tiene mucha influencia sobre la capacidad de escuchar, porque el niño "se entrena" a
escuchar los sonidos que percibe o sea a enfocar su atención sobre lo que desea. Esto significa que los
sonidos distorsionados y/o saturados emitidos por radios o grabadoras de mala calidad pueden afectar
gravemente la habilidad de escuchar del niño.

Si el medio sonoro es demasiado fuerte, el niño se ve obligado a protegerse y deja de escuchar. El efecto
negativo de los sonidos fuertes es independiente de la calidad del receptor.

La televisión también puede ser perjudicial para el desarrollo de la capacidad de escuchar. Cuando esta
encendido el televisor, nadie más habla en casa; se interrumpe la comunicación y la motivación para
comunicarse. Además, el niño "ve" la televisión: no necesita escuchar con cuidado para comprender la
información. Esta solución tan fácil es quizás la razón por la cual la televisión es tan popular entre los
niños.

(7) RECOMENDACIONES PARA EL MAESTRO

Todos los medios que permiten que el niño se escuche a sí mismo son útiles para el desarrollo y el
mejoramiento de las habilidades para escuchar. Los maestros deben fomentar el que los niños se
expresen verbalmente, que canten, lean y aún que deletreen en voz alta en la clase. También se les debe
aconsejar que lean y estudien su tarea en voz alta en la casa, lo que les ayudará a memorizar y aprender
mejor.

Si el maestro detecta algún problema de escucha en los primeros años, debe de hacer que el niño se
siente en la parte de adelante del salón, frente a él. La situación ideal es que el oído derecho del niño
reciba la información del maestro. De esta manera es más fácil que el niño enfoque su habilidad de
escuchar en la voz del maestro y esto puede hacer que sus lapsos de atención aumenten, así como su
habilidad para concentrarse.

Si los problemas de escucha son más severos, es necesario cambiarlo a una clase más pequeña. El
apoyo constante del maestro, ayuda a que el niño se concentre en lo que está haciendo y el reforzamiento
positivo aumenta su nivel de motivación que generalmente es bajo.

A pesar de que estas propuestas le ayudarán al niño a compensar sus deficiencias, no las corrigen. El
método Tomatis -al cual hemos hecho múltiples referencias en ese artículo-, sirve para corregir aquellos
problemas de escucha en los que la compensación no basta.
EL UNIVERSO DISLEXIADO
Por Paul Madaule, L. Ps.

Conferencia presentada en el
5° Congreso Internacional de Audiopsicofonología
Toronto, 1978.
Título original: "L'Univers Dyslexie"

Me permito proponer que abramos un paréntesis en el marco de este congreso consagrado a la dislexia,
para ocuparnos un momento del niño o del adolescente que se oculta tras el fenómeno "dislexia", tras esa
etiqueta que un buen día le impusieron unas personas muy sabias, con la intención según parece, de
designar particularmente sus dificultades en la lectura y más generalmente, su inadaptación escolar.

Olvidemos por un instante el trastorno "dislexia" y vayamos al encuentro de aquél a quien se ha investido
con ese título: el disléxico. Para nosotros, especialistas, la dislexia no existe más que en las bancas de la
escuela, en cambio, el disléxico existe también durante el recreo, en su casa, con sus amigos, sólo
consigo mismo, mientras duerme y en sus sueños; y es que el disléxico es disléxico cada segundo de su
vida.

Los padres de esos niños saben bien de qué estoy hablando, ya que ellos más que nadie se encuentran
en condiciones de decir hasta qué punto es difícil comprender a esas criaturas y hacerse comprender por
ellas. Pero es frecuente que esos mismos padres no sean capaces de descubrir la relación que pueda
existir entre ese niño tan agresivo o insoportable, o bien tan ausente o distante, o aún tan triste, o tan
caprichoso, o tan bueno demasiado bueno en la casa por una parte; y, el mal alumno en la escuela por la
otra. El disléxico es difícil de situar, ya que él mismo no se sitúa; desorienta, porque el miedo se siente
desorientado. En efecto, proyecta sobre los demás su universo interior que nosotros denominamos
"dislexiado", de modo que, a pesar suyo, y sin que los demás se den cuenta, "dislexia" la relación.

Los padres no son los únicos que se sienten confundidos ante tales sujetos. Lo mismo les sucede a los
especialistas. Un psicoterapeuta me confesaba recientemente que a veces se sentía desarmado ante el
comportamiento de ciertos adolescentes disléxicos a quienes quería ayudar, y no sabia qué hacer con
ellos. Durante la terapia, esos jóvenes se le escabullían como peces entre las manos, se mostraban
superficiales, no manifestaban ninguna motivación, dando la impresión de que estaban representando un
papel, de no saber lo que querían. Resulta imposible tener con ellos una relación clara, franca. Ese mismo
terapeuta encontraba el trabajo con algunos de ellos tan desalentador que alguna vez había llegado a
abandonar la acción emprendida. Aquellos jóvenes adolescentes, en cierta forma habían "dislexiado" la
relación terapéutica de modo que los efectos de la terapia habían quedado neutralizados.

Del mismo modo en la escuela, los maestros pronto se sienten desorientados, "dislexiados", por tales
energúmenos. Muchos maestros incluso los más conscientes acaban por capitular un día u otro y, hartos
de luchar, llegan a atribuir al joven disléxico todos los calificativos reservados a ese género de niños, tales
como holgazán, perezoso, desaplicado, impertinente, revoltoso, malpensado, atolondrado..., por no citar
más que unos cuantos. Y esos alumnos, transmitiendo a su alrededor su malestar interior, se convierten a
menudo en los chivos expiatorios de la agresividad del grupo, en el hazmerreír de todos. Son, en suma,
los marginados de la clase. Resulta entonces que sus esfuerzos para integrarse al grupo escolar terminan
en fracaso.

Por haber vivido la experiencia de la dislexia hasta la edad de 18 años y habiendo disfrutado luego del
beneficio del Método Tomatis, he tenido la suerte de haber franqueado el muro hacia la comunicación
armoniosa. Ello me permite encontrarme hoy entre ustedes que buscan el procedimiento de ayudar lo más
eficazmente posible a esos jóvenes desamparados. Querría constituirme en el portavoz de aquellos que,
no sabiendo cómo dar ese paso, se extravían, de aquellos que se cansan de leer, semana tras semana en
letras rojas, al margen de sus tareas: "muy mal", "mal escrito", "inútil", "para tirar a la basura", o bien "tiene
que volver a la primaria", de aquellos que guardan para sí sus pensamientos y sus resentimientos por
incapacidad de traducirlos en palabras y en estructuras lingüísticas adecuadas.

Me dirijo a los especialistas, a los maestros y a los padres que tratan de aclarar más el trastorno de la
dislexia con el fin de encontrar nuevas soluciones. Primeramente procuraré hacerles sentir a ustedes el
universo que se ha construido el niño que padece un fracaso escolar y del que ya no sabe cómo librarse.
Este acercamiento tiene por finalidad ayudar a comprender mejor por qué esta dificultad escolar, que es la
dislexia, puede representar un importante papel en el desarrollo de diversas afecciones psicológicas o
psiquiátricas tipo delincuencia, estado depresivo o tendencial al suicidio en los casos más extremos.

Finalmente, abordaré algunos aspectos del proceso educativo y terapéutico que debe adoptarse con los
disléxicos, particularmente con los adolescentes.

Con el fin de permitirles captar lo que puede ser el drama interior del disléxico, me propongo describir una
situación que en muchos aspectos es comparable a una en la que sin duda muchos de ustedes se han
encontrado: la del extranjero. ¿Por qué esta analogía? Porque durante varias estancias prolongadas en
países extranjeros he sentido a veces reminiscencias de mi dislexia vivida anteriormente. Sin embargo,
esta comparación no es más que una palidísima copia del universo del disléxico, cuyos límites y
diferencias iremos analizando.

Imagínense cada uno de ustedes que se encuentra aislado en un país de lengua extranjera en el que, por
ejemplo por razones profesionales, se ve en la necesidad de comunicarse por medio de un pobre bagaje
lingüístico. Usted sabe muy bien lo que desea decir pero no puede expresarlo más que incompleta e
imperfectamente; las palabras y las estructuras mal integradas por medio de las que usted trata de
verbalizar su pensamiento no resultan más que aproximativas, no le permiten matizar su discurso. Cuando
su interlocutor toma la palabra, usted no capta más que una parte de lo que dice, y creyendo haber
entendido, o harto de hacer repetir, contesta usted en consecuencia, induciendo a desviaciones que
agravan la confusión. Hasta cierto punto sólo se ha comprendido lo que usted expresó pobremente y no el
mensaje real que quería transmitir; igualmente, usted ha contestado a lo que ha "malentendido" y no a lo
que verbalmente significa. Inútil decir que, tal conversación se convierte pronto en una fuente de
"malentendidos" que falsean el contenido del diálogo, pudiendo, en ciertos casos, deteriorar la relación
entre los interlocutores.

Por otra parte, el hecho de tener que buscar incesantemente las palabras y tratar de comprender lo que
dicen los demás, exige tales esfuerzos de atención y de concentración que pronto pierde uno el hilo de las
ideas y se siente cansado, exhausto.

Algunos episodios de este estilo bastarán para disminuir su motivación y para desanimarlo, y no tardará
usted mucho en llegar a la conclusión de que ha perdido la confianza en sí mismo. Se sentirá a disgusto e
inhibido en sociedad; de un momento a otro sentirá horror de todo ese mundo nuevo que lo rodea llegando
quizá a rechazarlo y a sentirse rechazado por él. De todo esto se desprende una sensación de náusea que
se llama nostalgia, añoranza, "mal de la casa", como dicen los ingleses (homesickness) para expresar ese
deseo de volver a casa, al país natal, ese deseo que va desarrollándose en el fondo de uno mismo. Esos
desagradables resentimientos podrían también ser denominados el mal o la neurosis del extranjero, y son
precisamente aquellos con los que el disléxico trata de convivir o dejar de tratar, o llega a negarse a
hacerlo.

Tomatis ha demostrado que el fenómeno de dislexia se debe a una disfunción del captador auditivo que
acarrea los trastornos de la lectura y de la reproducción(escritura) de la representación gráfica de los
elementos sonoros que constituyen la lengua hablada. En breve solo podemos emitir, leer y escribir lo que
oímos.

Para ilustrar la explicación de Tomatis, y para captar mejor la identidad que existe entre el universo
extranjero y el disléxico, vamos a ofrecer una antología: Interponga usted entre un interlocutor y usted
mismo un captador deficiente, por ejemplo: un receptor telefónico que no esté concebido con el fin de
transmitir el espectro sonoro de la voz en su exacta tonalidad, sino sólo para reproducir lo estrictamente
indispensable para la comprensión de la informática verbal. En tal situación, el mensaje, resultará
comprensible mientras el vocabulario utilizado le sea familiar, pero, en cuanto aparezca una palabra
nueva, le pedirá a su interlocutor que la deletree, e incluso para evitar las confusiones sonoras, convendrá
mencionar una palabra conocida cuya letra inicial corresponderá mencionar una palabra conocida cuya
letra inicial corresponderá a la letra nombrada (a, de Alfonso, etc.)

El disléxico no tiene referencias anteriores que le permitan hacer la corrección sónica del mensaje. Todo
sucede para él como si siempre hubiera oído a través de un receptor telefónico; todas las palabras, todas
las letras las percibe y las analiza, a través del auricular, de manera distorsionada. Además, hay que
precisar que el oído de esos niños es generalmente un receptor mucho menos fiel que el teléfono, ya que
a diferencia de este último, la mayoría de las distorsiones sonoras se sitúan en el nivel frecuencia del
mensaje verbal. Además, la facultad de escucha de estos niños es particularmente fluctuante. Esas
variaciones del escuchar son una fuente suplementaria de confusiones en la búsqueda de los
indispensables puntos de referencia para la interpretación y la memorización de las nuevas adquisiciones.
Todo esto permite comprender mejor las dificultades que encuentran esos niños para deshacerse
permanentemente de sus faltas de ortografía y la gran diversidad de éstas a través del tiempo.

Una vez dadas estas precisiones sobre la dislexia, volvamos a ocuparnos del disléxico. Semejante al
extranjero que sufre las dificultades de la comunicación por no haber sabido adaptar su capacidad de
escucha a los niveles frecuenciales de la nueva lengua, el niño que padece dificultades escolares no
conoce su propia lengua más que a través de una percepción auditiva mal establecida. El lenguaje
permanece entonces exterior a él; él no sabe integrarlo, es decir impregnarse de éste, engranarlo
neurológicamente, encarnarlo. Por este hecho, el lenguaje resulta para ese niño letra muerta: el disléxico
es un extranjero en el mundo de la comunicación verbal. La mejor prueba de ello consiste en su manera
de expresar que no lo olvidemos, nos informa de su autocontrol por medio del oído, de la manera que él se
oye hablar. En general, su voz en la mayoría de los casos no es sino un refunfuño monótono, sin
modulación, disonante, como si "hablara en falso". Además, su vocabulario es pobre y las palabras y
entonaciones que emplea no corresponden a las situaciones descritas; las frases resultan mal construidas,
el discurso es confuso, mal estructurado y entrecortado por múltiples vacilaciones. Frecuentemente es
indispensable hacerle repetir lo que dice para tratar de comprenderlo.

A diferencia del disléxico, el extranjero con dificultades de comunicación, a pesar de sus desagradables
experiencias, permanece sostenido por una estructura de adulto, resultado de anteriores experiencias que
le han demostrado sus capacidades en otras situaciones, por lo que se siente sólido y está seguro de sí
mismo. En cambio, la potencialidad del disléxico no ha podido afirmarse nunca; a él le faltan las pruebas
de la experiencia; carece de bases sólidas que le impidan dudar de sí mismo y de vacilar.

Por otra parte el disléxico padece constantemente la sensación de malestar, de poseer un cuerpo-
instrumento que no sabe domesticar. El lenguaje, producido por nuestro cuerpo, permite el encuentro, el
diálogo con uno mismo, la armonía del cuerpo con la psiquie. Si lo que Tomatis llama la "dinámica
estructurante" del lenguaje no se ha cristalizado neuróticamente, se produce la desarmonía, la disonancia
interior; disonancia que impone al niño un universo de malestar, universo que él habrá de proyectar sobre
los demás y a través de los filtros con que él deforma su percepción del prójimo. Es frecuente que los
disléxicos sean seres de movimientos torpes; parece que les estorba su propio cuerpo, como un traje
demasiado nuevo o demasiado ajustado; no saben que hacer con sus miembros, especialmente con las
manos, y su postura, ya sea rígida, ya sea blanda, carece de naturalidad y de soltura. Ese mal diálogo con
el propio cuerpo explica en parte su timidez, tan frecuente, y los complejos acerca de su físico que se
desarrollan en él a partir de la pubertad. El disléxico está "dislexiado" hasta en su cuerpo.

Volvamos una vez más a nuestro extranjero y su nostalgia. Este sujeto puede remediar su añoranza de la
patria por medio de un viaje-huida a las tierras natales, sirviéndose de un boleto de vuelta. El disléxico
sufre igualmente con nostalgia de un lugar perdido en el que no era necesario el lenguaje para la
comunicación. La fuga tan frecuente en este tipo de joven, es el signo más elocuente de esa nostalgia.
Pero para él es imposible el regreso al país natal de la realidad, por lo que se interioriza y lo hace plausible
en las imágenes de los sueños, ensueños y fantasmas. La distracción es un medio discreto y eficaz de
huir de la realidad. Quizá más tarde busque ese boleto de regreso en el alcohol, las drogas, ciertas
músicas, ciertos movimientos marginales, o en la huida a países exóticos. Así, los mercaderes de ensueño
se enriquecen con ellos.

Pero todas estas huidas acaban siempre en un brutal regreso a la realidad. ¿En qué piensa un niño
disléxico por la mañana, cuando el despertador interrumpe sus sueños? ¿En la escuela y en las malas
notas que ahí le esperan? ¿En el regreso a casa con las malas notas que tiene que enseñar u ocultar a
sus padres, decepcionados y descontentos? El ciclo de fracasos entre la casa y la escuela impregnan toda
su existencia. Ya comprenderán ustedes por qué resulta tan difícil a veces sacarlo de la cama por la
mañana. Como el prisionero en su celda, va contando los días que lo separan de sus próximas
vacaciones-huidas tan imaginadas; y cuando por fin llegan éstas, el sueño vuelve a transformarse en
realidad, realidad de un universo "dislexiado" hasta en los ocios. Su malestar interior se transforma
entonces en aburrimiento, en inercia, fermentos de angustia y de las aprensiones; aprensión al regreso a
la escuela que va acercándose irremediablemente, día tras día, y que habrá de traer la carga de los
acumulados fracasos pasados: repetición de año, cambio de escuela, internado y otros... Nada tiene de
extraño que en muchos casos los malos alumnos son los que no saben divertirse.

Como todo ser psíquicamente normal, el disléxico necesita comunicación, pero su dificultad para encontrar
el verbo le hace rechazar la forma lingüística de comunicación que se le impone. El tipo de diálogo que
busca no puede ser otro que el no verbal, afectivo. Este diálogo ha existido en su plenitud en el momento
en que madre y niño no eran todavía dos entidades distintas, en el momento en que no formaban más que
una sola: "in útero". La actitud a menudo inmadura del disléxico, extraño al mundo del lenguaje, es el
efecto de su nostalgia del país prenatal, perdido desde hace tiempo.

La memorización intrauterina, mediante la voz de la madre, filtrada tal como se utiliza en el Método
Tomatis aporta una respuesta terapéutica concreta y directa a ese punto capital de la etiología de la
dislexia; la nostalgia del extranjero en el mundo de la comunicación verbal y su transcripción gráfica.

La evolución y la modificación de los trastornos del disléxico dependen de varios factores estrechamente
implicados unos con otros. El temperamento propio de cada individuo es un punto capital; le sigue en
importancia la influencia de la dinámica familiar, es decir el papel que, respectivamente, representa el
padre y la madre, así como la calidad de las relaciones entre ellos.

También el medio sociocultural tiene un lugar importante, así como las vivencias que lo han marcado, de
las cuales las más notables pueden ser un nacimiento difícil o prematuro, las enfermedades, el estrés, los
terrores, duelos, divorcio de los padres, celos de un hermano o de una hermana. Estos elementos
etiológicos provocan en el niño en un momento dado una actitud de retraimiento del mundo en el cual vive
que, según Tomatis, se traduce de manera concreta en una desconexión al nivel captador auditivo. Todo
sucede como si el niño se negara a educar su oído.

Más tarde, el niño, convertido ya en alumno, se encuentra atrapado por su mismo sistema de defensa, ya
que ha dejado de ser capaz de adaptar correctamente su oído para "enfocar" los sonidos; es decir que ya
no sabe disponerse a escuchar, se encuentra entonces encerrado en este falseado universo y sufriéndolo.
¿Qué pasará? A la luz de una mejor comprensión del universo del disléxico, resulta más fácil concebir
cómo el niño, al crecer, atravesará la pubertad, la adolescencia, para convertirse en un adulto, si no tiene
la oportunidad de encontrar una ayuda eficaz en el plano pedagógico y psicológico.

El disléxico que no padece más que ligeros trastornos logrará quizá, a fuerza de tenacidad -que en la
mayoría de los casos es la de sus padres- subir, con gran esfuerzo, los escalones de la escolaridad; y ese
penoso camino irá sacudido por repeticiones de cursos que le herirán el amor propio y cristalizarán su
posición de fracaso. Lo mismo sucederá con los cambios de la escuela, que le harán perder a sus
compañeros y que agudizarán su dolor de extranjeros, de rechazo, de malquerido. Los esfuerzos que
haga serán desproporcionados respecto de los resultados que obtenga. La mayoría de su potencial lo
desperdiciará en compensar su "handicap" ante la letra. Ciertos disléxicos realizan esa compensación
hasta tal punto y tan bien que llegan a resultar buenos alumnos y buenos estudiantes, pero ¡a qué precio!
Cuando la faena escolar, y a veces universitaria, llega a duras penas a su fin, el disléxico no ha llegado
por ello al término de sus miserias, ya que éstas habrán de perseguirlo hasta en su vida profesional. El
adulto disléxico se ve coartado por su falta de memoria, por una desfalleciente concentración, por una
atención difícil de sostener largo rato. Su embrollada formulación le impide hacerse entender y al no tener
una réplica espontánea, se encuentra en cierto modo distanciado durante las reuniones en las que son de
rigor las justas oratorias. Al no sentirse nunca considerado en su verdadero valor, recurre a todos los
medios posibles para disociarse de sus colaboradores. Esta brecha permanente entre lo que es y lo que
presenta de sí mismo aparece como una de las causas de su difícil integración al medio profesional.

Existe además, el disléxico que llega a la edad adulta sin darse cuenta, más bien a pesar suyo. En él ha
desaparecido todo deseo de llegar a ser algo, de dirigir su vida, y, negándose a encargarse de sí mismo,
es decir de asumir su estado de adulto, se deja llevar. Al azar de los días y de los encuentros, a través de
una existencia de la cual no es dueño. Su falta de confianza en sí mismo lo ha hecho influenciable, por lo
que va incesantemente en busca de imágenes que le dan seguridad, imágenes maternas, por medio de
las que intenta desahogar su inmadurez afectiva, e imágenes fuertes, paternas, a través de las que trata
de identificarse, existir por medio del otro y a los ojos del otro. El sentido de su vida depende de la
orientación de sus encuentros; si tiene suerte, será adoptado por un medio cálido y estructurante, en cuyo
seno encontrará un poco de confianza en sí mismo y amor a la vida; en cambio, la mala suerte puede
conducirlo hacia encuentros nefastos; habrá quien sepa explotar su falta de autodeterminación e inducirlo
a cometer todo género de fechorías. A veces citan los periódicos el caso de personas que parecen ser las
primeras sorprendidas por los delitos de que se les acusa, como si la realidad hubiera interrumpido
repentinamente un sueño. ¿ En qué medida esos "irresponsables" no son de los que estoy hablando?

Muchos disléxicos reaccionan a su trastorno de la comunicación manifestando una feroz oposición a la


familia, a la escuela, y, más tarde a la sociedad. Esos jóvenes se vuelven turbulentos, peleoneros y a
veces violentos, rebeldes en suma. Es importante hacer notar que las pruebas efectuadas para evaluar la
capacidad de "escucha" de esos jóvenes indican a menudo una percepción de sonidos hasta tal punto
distorsionada que llega a ser desagradable, incluso intolerable. De todo ello resulta una comunicación
verbal vivida como un choque, una agresión de la que se defiende por medio de la agresividad. Esto
significa que al disléxico más violento no debe, en ningún caso, confundírsele con un psicópata, ya que no
obra así por perversión. Es su angustia la que se expresa; su grito es un grito de desamparo
incomprendido; su violencia es una reacción dolorosa ante una falta de afecto; su agresividad es una
tentativa de liberación de un sufrimiento profundamente anclado en él. De modo que la rebeldía, la
destrucción, la delincuencia, no son más que los utensilios que él ha forjado para hacer pedazos su cruel
realidad; no son, en suma, más que diversas formas de huida.

Por otra parte, existe la huida de sí mismo, el retraimiento, la proyección total del universo "dislexiado". En
este caso la agresividad, el oído, la violencia se encierro en él yo profundo del sujeto incapaz de romper su
caparazón. Desde hace mucho, sus dificultades de comunicación verbal le impiden expresarse, confiar,
apoyarse en el prójimo, ni siquiera por un momento. Tal conflicto interno se convierte en un fermento de
angustias insostenibles. El suicidio es una de las posibles huidas, la otra consiste en la disolución
psicótica, especie de asesinato de la conciencia.

Afortunadamente, esos extremos son poco frecuentes, pero no por ello deben olvidarse.

Esta breve descripción de las secuelas del universo "dislexiado" demuestra hasta que punto es necesario
descubrir la dislexia lo antes posible, incluso antes de que el niño sufra por ella; descubrirla en el lugar en
que él se encuentra la mayor parte del tiempo: en la escuela es donde habrá que considerar y preparar el
remedio aplicable a ese trastorno.

Si desde los primeros años de la escolaridad se procede a atender al disléxico, éste puede quedar libre de
su "handicap", gracias a los métodos pedagógicos tipo Montessori. Estos métodos, no solamente
motivantes, activos y concretos permiten desencadenar procesos de integración al explotar en su totalidad
la actividad sensorial-motriz del niño. Además, considera la letra como la representación gráfica de los
sonidos, es decir, que en la práctica asocian los mecanismos de la lengua hablada y de la lengua escrita.
Así atribuyen un lugar de preferencia al oído, considerado como principal vector de la integración
lingüística.

Ya hemos visto que el disléxico es un extranjero en su propia lengua a causa de un captador auditivo mal
entrenado. La dificultad de toda técnica pedagógica ante los alumnos disléxicos consiste en que las
informaciones sonoras que ellos perciben -sea cual sea su calidad real- están irremediablemente
desnaturalizadas. Para allanar esta dificultad, interviene el efecto corrector del Oído Electrónico que,
utilizado en un medio pedagógico se convierte en un instrumento al servicio del educador, ya que él
permite ser verdaderamente oído por el niño; en cuanto a éste último, le ofrece la posibilidad de utilizar el
lenguaje para volver a encontrarse a sí mismo y llegar al otro. El Oído Electrónico actúa como un
catalizador de la palabra. Una vez llevada a cabo esta educación de "escucha", el alumno y el maestro se
encuentra "conectados" con la misma longitud de onda, el mensaje pasa, y la integración se hace posible
y agradable.

La mayoría de los niños disléxicos son inmaduros y agresivos. Por estar replegados en lo imaginario se
encuentran instalados en el reino del pasado y no pueden ni siquiera salir de él. En tal caso, antes de
intervenir en el plano de la integración, es necesario provocarles el deseo de enfrentarse a la realidad,
dándoles la oportunidad de realizar de una vez por todas ese viaje de vuelta al paraíso perdido. La
memorización intrauterina, tal como se practicó en el Método Tomatis, ayuda al niño a aceptar el despertar
a la realidad presente, despertar que se manifiesta por el deseo de aprender a llegar a ser. El educador
sabrá responder inundando al niño de esa dinámica estructurante que es el lenguaje.

El problema de la corrección de la dislexia se plantea de otra manera entre los doce y los quince años. La
mayoría de los especialistas consideran que, pasada esa edad, el trastorno es incurable. Todo sucede
como sí, en el momento de la gran mutación puberal, el universo disléxico se cerrara sobre sí mismo e
impidiera definitivamente toda acción pedagógica y reeducativa. En ese momento es cuando aparece de
manera sobresaliente la nostalgia del extranjero-disléxico, y el problema -hasta entonces pedagógico- va
deslizándose poco a poco hacia el campo de las neurosis. Todo el mundo se pone entonces de acuerdo
para mandar a nuestro "extranjero" a consultar al psicoterapeuta, el cual reacciona a menudo como aquél
que mencioné en la introducción de esta exposición.

¿ Por qué los terapeutas se sienten desarmados ante el adolescente disléxico? Porque su principal
instrumento terapéutico es la comunicación verbal, núcleo de toda la problemática del disléxico. ¿ Creerían
ustedes en la belleza si se la describiera con palabras que sonaran al oído como falsedad? Además, ¿
Qué hacer con esa comunicación verbal?

¿ Traducir su dificultad en palabras y en frases? ; ¿Formular esa dificultad? El disléxico no sabe hacerlo,
ya que ante todo, ese es su defecto. ¿Develar su universo, su único refugio? A eso, se niega. Las únicas
armas con que cuenta la psicoterapia, a saber, la formulación y la introspección, no pueden servir más que
para reavivar esas llagas. El reflejo del "paciente" será la huida, ya que el disléxico es maestro en el arte
de huir.

La neurosis del disléxico plantea entonces un problema muy particular de acercamiento terapéutico que
Tomatis ha intentado resolver. Ya hemos mencionado el efecto corrector del Oído Electrónico y de la
memorización intrauterina sobre la nostalgia del universo fetal; pero no basta con esto; el adolescente
disléxico tiene necesidad, a lo largo de todo el programa de entrenamiento de "escuchar", de un
sostenimiento psicoterapéutico que no caiga en las limitaciones de las técnicas tradicionales.

En vez de hacer largos discursos, me propongo solamente poner de relieve unos cuantos recuerdos y
reflexiones sobre mi propio camino terapéutico con el Dr. Tomatis.

En efecto estoy convencido de que ese tipo de sostenimiento está idealmente adaptado al adolescente
disléxico.

Tomatis no fue el primer especialista con quien yo traté, mis padres me habían hecho "examinar" en todos
sitios, y todo había fracasado; yo era más que nunca el último de la clase, hasta tal punto que la escuela
no quería saber ya más de mí. En efecto, mis resultados eran tan catastróficos que se acabó por renunciar
a mi escolaridad. Ni hablar de un aprendizaje técnico, ya que era incapaz de sostener una herramienta, y,
sobre todo, no sentía ninguna atracción por las actividades manuales. A pesar de aquella sucesión de
fracasos, el primer encuentro con Tomatis reanimó inmediatamente mi esperanza.

Recuerdo haber sido particularmente sensible al hecho de que, por primera vez, alguien comprendía mi
mal, sabía verbalizar clara y precisamente lo que muy indistintamente sentía yo en el fondo de mí sin
haber sabido jamás definirlo y, mas aún a formulárselo a los demás. A diferencia de los demás
especialistas que había visto antes, éste no me pedía que me explicara, sino que era él quien me
explicaba a mí. Siempre he conservado y conservaré en la memoria la exactitud y precisión del retrato que
trazaba de mí, un retrato francamente más parecido que una copia del natural; allí apareció todo lo que no
era realmente de mí mismo pero que yo había incluido en mi universo como algo inherente a mi ser; y toda
la máscara quedaba allí en cierto modo eliminado. Yo me reconocía muy bien entonces, pero como
transfigurado, tal como confusamente había deseado ser. En poco tiempo, había anclado en mí una
imagen "no disléxica" que fue el hilo de Ariadna en todo mi periplo terapéutico.

Tomatis no hacia ninguna pregunta sobre mis dificultades, mi pasado, mi escolaridad. Tenía en la mano mi
prueba de "Escucha" que me había hecho tomar unos instantes antes de nuestro encuentro, y me hablaba
como si me hubiera conocido desde siempre; me decía lo que yo era capaz de llegar a ser, y disipaba con
toda naturalidad la bruma en que desde hacía mucho tiempo se había extraviado mi vida. Todo se volvía
sencillo, evidente, y su naturalidad y su calma imprimían en mí la certidumbre de lo que él exponía.

Me propuso finalmente que fuera a verlo a París a su Centro a fin de trabajar juntos para tratar de resolver
aquellas "pequeñas miserias" que me fastidiaban, pequeñas miserias de las que yo había hecho un
mundo; pequeñas miserias de las que ni siquiera habíamos hablado. Y me dijo que era yo y no mis padres
quienes tenía que tomar la decisión de la "cura". Yo acepté inmediatamente aquella proposición.

Recuerdo haberle preguntado antes de despedirnos si aquella empresa no iba a "cambiar mis sueños". Y
es que cuando se ha construido uno un universo, le cuesta trabajo abandonarlo aunque sufra en él. Tal fue
mi primera resistencia, ¡y no fue la última! Aquella entrevista tan hondamente fijada en mi mente, fue de
corta duración.

No es necesario precisar que aquella conversación tuvo un efecto totalmente diferente, incluso opuesto a
todas las precedentes. Lejos de sentirme aplastado por los problemas que me quedaban por resolver -
sensación muy desagradable que había sentido siempre después de una visita a un especialista-, me
sentían aligerado de aquel mal, ya que, en lugar de insistir sobre lo que no iba bien, Tomatis supo discernir
lo bueno que había en mí y dialogar con ello; no le hablaba al disléxico, sino que sé dirigía al ser al que la
dislexia había ido opacando poco a poco.
Aquella primera entrevista revela los hilos conductores de la conversación terapéutica tal como la practica
Tomatis. Resulta interesante descubrir esas líneas de fuerza y desarrollarlas, dejando establecido que, por
una parte, es el conjunto de todos los elementos lo que da a la conversación su especificidad y su valor, y,
por otra parte, un acercamiento terapéutico no puede ser estandarizado, sino que debe encajar
perfectamente con el temperamento del psicólogo; y la naturalidad es un factor indispensable. De modo
que de ese acercamiento hay que retener la quinta esencia, el espíritu, más que su estilo. Yo no presento
aquí más que un esbozo que requeriría muchos desarrollos.

Para la invitación al diálogo, es indispensable una profunda y total comprensión del mundo oculto del
disléxico. Solamente el conocimiento de los síntomas resulta absolutamente insuficiente, y puede incluso
llegar a ser engañoso. Naturalmente, el terapeuta que ha vivido por sí mismo las "colas" de las clases y
todo lo que acarrean, es un privilegiado; a condición, por supuesto, de que haya sabido sobreponerse a
esas dificultades. Yo deseo que esta comunicación haya aportado algunas aclaraciones sobre este
universo tan particular y -así me parece- tan hermético para quien no lo haya experimentado. No exagero
demasiado al decir que el "reducto" del disléxico es, aproximadamente, igual en todos; las variaciones
consisten en lo vivido por cada uno y en su temperamento, así como en la profundidad de sus afectos.

Como ya hemos visto, el primer encuentro con la terapeuta, las primeras palabras intercambiadas, son
determinantes para que marche bien la terapia. El engrane inicial no se borra nunca. ¿ Cómo evitar
entonces esta prueba especialmente desagradable para el "paciente", que es el sacrosanto interrogatorio
de la primera visita? Hay que tener en cuenta que el disléxico la ha "sufrido" varias veces antes, que no
puede olvidar que está sentado en el banquillo de los acusados y que el terapeuta, a pesar de su amable
sonrisa, es un juez que, tarde o temprano, acabará por dejar caer su sentencia: X horas de reeducación u
otra cosa. Sin embargo es necesario poseer una historia del caso y de las pruebas para descubrir lo más
posible los límites de los trastornos del sujeto, incluso antes de pensar en corregirlos. ¿Cómo, puedes
cortar ese nudo gordiano? Tomatis lo ha resuelto de la manera más sencilla: la persona encargada de la
historia del caso y de suministrar las pruebas no es la que habrá de tomar al sujeto en terapia; así, el
terapeuta, en posesión de todos los elementos necesarios, podrá, sin transición, establecer el diálogo
desde el principio de la conversación y hablar al adolescente como si siempre lo hubiera conocido,
dejando así, de ese primer contacto una impresión diferente, espontánea, positiva.

El disléxico gravita hasta tal punto en torno a esos trastornos que acaba por prescindir de lo mejor de sí
mismo; percibe su propia imagen como a través de un espejo deformante que lo afea todo. El papel del
terapeuta consiste entonces en focalizar el interés del cliente sobre la polaridad sana del ser, de manera
que pueda dar un contrapeso a aquella falseada percepción, a aquella percepción "dislexiada" que tiene
de sí mismo y a hacerle concientizar su dimensión positiva verdadera.

La existencia del disléxico es un camino tortuoso por el que se extravía. Si el terapeuta lo sigue por esa
vía, son dos los que se pierden, y las relaciones terapéuticas quedan "dislexiadas". En cambio, al indicarle
la línea recta, el terapeuta lo "pone en sus rieles". Para ello tiene que enseñarle a discernir lo esencial,
minimizando los elementos con que el disléxico ha construido su universo. Minimizar las preocupaciones
no quiere decir dejar de hablar de ellas o no tomarlas en serio. Ya hemos visto que, durante la
conversación con Tomatis, el universo disléxico aparecía reducido a unas "pequeñas miserias" que casi no
se mencionaron, pero más tarde, abordamos las "miserias" más tenaces, esta vez, abordándolas con
vistas a descubrir juntos las enseñanzas que yo podía sacar de ellas, ya que incluso el mal más grave
contiene una polaridad positiva que llega a convertirse en una cualidad a partir del momento en que uno
se sobrepone a él.

Si el doctor Tomatis conquistó, desde el primer momento de nuestra entrevista, mi más absoluta
confianza, fue porque yo sentí inmediatamente la reciprocidad; y digo bien que la sentí porque él no me la
manifestó expresamente. Y tocamos aquí uno de los puntos más importantes de nuestra entrevista: la
convicción del terapeuta de lograr el triunfo de la acción emprendida. Ahora bien, las fases del generó
"estoy convencido de que puedas salir adelante" no tiene ningún sentido para un ser que sufre por haber
fracasado en todo y para quien las palabras han perdido todo efecto, de modo que tales afirmaciones no
pueden menos que erizarlo más de lo que estaba; el disléxico está harto de oír ese "leitmotiv". La
confianza es como un fluido que emana del ser del terapeuta y que invita al ser del sujeto a dialogar de
sensibilidad a sensibilidad. Ese mensaje de fe y de amor va más allá de todo lenguaje. El disléxico,
enfadado con las palabras, pero a menudo ávido de todas las demás formas de comunicación, aparece
particularmente receptivo para esta forma de intercambio en la que todo reside en la manera de hacerlo.
La certidumbre del terapeuta exige un gran dominio de sí mismo, un perfecto conocimiento de las técnicas
empleadas y, ante todo, una absoluta convicción de la dormida potencialidad del sujeto. Tal gestión hacia
el otro implica creer en el espíritu que reside en todo ser, a fin de dialogar con él; (espíritu se dice en
griego psyche) Para Tomatis y para los que se adhieren a sus ideas, psicología y psicoterapia se sitúan en
ese nivel: la terapia es un acto de fe.

En la primera entrevista, no fueron ni Tomatis ni mis padres quienes tomaron la decisión de que siguiera el
tratamiento, sino que fui yo mismo quien la tomó; y al tomar tal decisión, asumí una responsabilidad, me
involucre en algo, acepté participar activamente en la acción emprendida. Aquello fue una elección; el
terapeuta depositaba su confianza en mí y yo respondía a ella positivamente; le había dado la vuelta a una
página de mi vida. El adolescente fijado en su pasado le dejaba el lugar al adolescente que toma una
decisión para su porvenir de adulto. Aquel consentimiento significaba encargarme de mí mismo, por mí
mismo y no por el terapeuta. Él, por su parte, estaría presente para guiar, explicar; dar un consejo, una
opinión; Para educar el discernimiento de que tanto carece el disléxico; en fin, la finalidad del terapeuta
consiste en enseñarle al sujeto cómo tiene que convertirse en su propio terapeuta.

Una de las lagunas de la psicoterapia del disléxico, reside en la comunicación verbal necesaria para
aquella; esto explica la brevedad de las entrevistas con Tomatis. En efecto, el disléxico generalmente no
puede mantener su atención más de cinco o diez minutos, y hay que decirlo todo en ese lapso de tiempo.
Por otra parte, se observa -y no solamente con los disléxicos- que después de alrededor de un cuarto de
hora suelen repetirse los mismos temas como si la entrevista no hiciera más que dar vueltas. Además
repetirse los mismos temas como si la entrevista no hiciera más que dar vueltas. Además, en el Método
Tomatis, se preconizan unas cuantas entrevistas: una o dos cada quince horas de escucha bajo el Oído
Electrónico son ampliamente suficientes para permitir que el sujeto asuma por sí sólo los pasajes y las
tomas de conciencia inducidos por los sonidos filtrados. Tomatis compara el papel que representa el
terapeuta con el del partero, papel que no consiste en hacer nacer - de lo que se encarga la vida misma-
sino de que está ahí para intervenir en los momentos críticos. Así, del mismo modo que el nacimiento, la
curación es un surgimiento del ser llamado por la vida. Y esa vida se encontraba presente hasta aquel
momento, pero escondida bajo el grillete de la existencia; el ser que tiene la oportunidad de encontrarla, y
el terapeuta está allí únicamente para canalizar esa fuente que se encamina hacia el consciente; pero si
bien no interviene más que en los momentos críticos -como sucede con el partero-, permanece sin
embargo presente en todos los instantes del pasaje.

Durante este camino terapéutico, no pensé nunca que tuviera por meta un mejor rendimiento escolar. Esa
mejoría no es la principal finalidad del Método Tomatis, sino que éste tiene por objeto aumentar el nivel de
conciencia del sujeto y hacerle encontrar al otro.

Yo me deshacía de mi dislexia a fin de reconciliarme conmigo mismo y, por medio de esto, con el mundo
en el que vivía y al que yo percibía cada vez con más claridad, a medida que iba emergiendo de aquel
universo "dislexiado". El éxito escolar no era más que uno de los medios de encaminarme hacia aquel
porvenir que con tanta impaciencia deseaba yo vivir. Había establecido una frontera entre el presente -
todavía teñido del pasado- y el porvenir, al final de la etapa escolar, más exactamente en el bachillerato; y
enfocaba toda mi energía en la preparación de ese pasaje decisivo. Iba guiado por Tomatis, que me
ayudaba a considerar cada vez con más precisión mi orientación futura. Los estudios habían adquirido ya
un sentido.
LA MUSICA UNA INVITACIÓN A ESCUCHAR, AL LENGUAJE Y AL APRENDIZAJE
Por Paul Madaule, L. Ps.

No es verdad que todos los niños amen la música. Una percepción distorsionada o monótona del sonido
musical puede echar a perder -para toda la vida- el deleite en algo que debiera ser como dice el Dr.
Tomatis, nuestro derecho de nacimiento.

La terapia musical, que puede ser instrumento poderoso para la autoexpresión, a menudo presupone que
todos los niños tienen un canal claro de escucha. A muchos terapistas musicales les sorprende que ni la
más sublime de las sinfonías ni los juegos con canciones más atractivos, dejen huella alguna en ciertos
niños. Lo que rara vez advertimos es que estos mismos niños a menudo muestran bajos rendimientos en
otras áreas del aprendizaje. Son malos escuchadores, casi podría decirse incapacitados.

El Método Tomatis es único al considerar las dificultades en el entrenamiento musical y las dificultades
aún mayores en el aprendizaje como aspectos diversos del mismo problema: escuchar de manera
deficiente. Como se ocupa de cuestiones fisiológicas y psicológicas fundamentales, el Método ofrece un
respaldo poderoso y práctico a lo que de otra manera hace con éxito la terapia musical.

Este trabajo fue presentado en el Congreso Mundial de Terapia Musical en París, en Julio, 1983.

OIR, ESCUCHAR, LENGUAJE Y APRENDIZAJE.

Tomatis señala que oír y escuchar son dos funciones que implican mecanismos diferentes. Oír es la
percepción pasiva de los sonidos, mientras que escuchar es un acto voluntario que requiere del deseo de
usar el oído para enfocar los sonidos seleccionados. En otras palabras, escuchar es la facultad de
seleccionar la información de sonidos que uno desea oír para percibirla de manera clara y ordenada. La
función de escuchar está, por lo tanto íntimamente relacionada con el lapso de atención, el cuidado y la
concentración. Desempeña un papel predominante en la integración, comprensión y retención de
mensajes de sonidos, particularmente de los sonidos de lenguaje. Escuchar es de vital importancia en el
proceso de aprendizaje.

El desarrollo del lenguaje en los niños es en sí un proceso de aprendizaje durante el cual el escuchar tiene
un rol esencial. Mucho antes de que balbucee o exprese sus primeras palabras, el niño ya ha entrenado
su oído para enfocar los sonidos del idioma de sus padres. Ya ha aprendido a escuchar las estructuras del
lenguaje que le permiten asimilarlas y memorizarlas. Posteriormente, cuando sienta el deseo de
comunicarse, tendrá que aprender a imitar el idioma. Deberá practicar escuchándose a sí mismo; repetir
sonidos, fonemas y después palabras para encontrar la manera adecuada de emitirlos y usarlos para
comunicarse. Para el niño. Armar este rompecabezas de sonidos se vuelve un juego, lo que podemos
constatar cuando lo vemos balbucear y repetir palabras. Este ejercicio, de escucharse a sí mismo, es el
punto de partida para la adquisición del lenguaje oral.

El lenguaje oral del niño debe estar bien establecido para cuando comienza con el lenguaje escrito en la
escuela. Si es así, los sonidos del idioma que han sido integrados de manera adecuada y que pueden ser
reproducidos sin distorsión, pueden ser traducidos con facilidad a su forma escrita. El niño, entonces,
aprende a leer, escribir y a deletrear sin dificultad.

Ahora veamos el rol de la música en el desarrollo del escuchar y del lenguaje.

LA MUSICA Y EL ESCUCHAR

La música está compuesta de dos elementos: el ritmo y la melodía, el oído interno, que es la parte
sensorial del oído, parece haber sido concebido para la integración de la música. El oído interno consiste
de dos partes: el sistema vestibular y el sistema coclear. El sistema vestibular controla el equilibrio y los
movimientos corporales. También permite la integración de movimientos que forman el ritmo de la música.
Un ejemplo claro de la manera en que el cuerpo expresa el ritmo musical es su respuesta a la música
bailable o a las marchas militares. De hecho, es gracias al sistema vestibular que la música parece tener
impacto sobre el cuerpo. El sistema coclear permite la transformación de vibraciones acústicas en influjos
nerviosos, y, por lo tanto, permite la percepción de la melodía.
La música es una serie de sonidos altamente organizados que el oído debe analizar. Por lo tanto,
escuchar música es una manera excelente de que el niño aprenda a percibir sonidos de manera
organizada, o en otras palabras, a escuchar. El canto tiene el mismo efecto provechoso sobre el desarrollo
del control audio-vocal del niño, o de autoescucha (habilidad de escucharse a sí mismo al vocalizar)

LA MUSICA Y EL LENGUAJE ORAL

Las principales características de la música, específicamente el tono, el timbre, la intensidad y el ritmo, se


encuentran en el lenguaje oral. Por esto la música prepara al oído, la voz y el cuerpo del niño a escuchar,
integrar y emitir sonidos del lenguaje.

Además, la música puede ser considerada como un lenguaje "pre-lingüístico" ya que tiene todas las
características del lenguaje oral excepto por el valor semántico. Para poder entender mejor el valor "pre-
lingüístico" de la música, regresemos al niño que comienza a hablar. Su balbuceo y repetición de palabras
corresponden a las escalas de un músico. Al repetir las escalas fonéticas, el niño integra auditiva y
verbalmente las estructuras de sonidos de las palabras. Más tarde, y sólo más tarde, les atribuirá un
significado. Las canciones infantiles son un ejemplo excelente de cómo el niño aborda el lenguaje. En
estas canciones, el énfasis se pone en el sonido y la construcción de palabras que deben "sonar" de
manera agradable; son descriptivas fonéticamente y divertidas. La historia que cuentan es secundaria. En
esta etapa, al niño le interesan más los sonidos de las palabras que su significado.

Como en el caso del balbuceo y de la repetición de palabras, los versos y los bailes infantiles son
considerados como juegos por los niños. Como se perciben como juegos, la motivación del niño se
estimula hacia escuchar, aprender y vocalizar. Como resultado, las canciones infantiles actúan como
catalizador en esta transición importante del mundo no verbal del niño al mundo adulto de la comunicación
verbal. De cierto modo, estas canciones son como juguetes para el oído y la voz. El valor educativo de
dichos "juguetes" habla por sí mismo. Todos los niños deberían tener acceso a ellos.

Las canciones y versos infantiles armonizan los movimientos corporales y funcionen motoras por su efecto
en el sistema vestibular del oído. También aumentan el nivel de conciencia que el niño tiene de su cuerpo
y ayudan a moldear su imagen corporal. Es útil considerar al cuerpo como un instrumento que permite que
el lenguaje se exprese, al ayudar al niño a dominar el "instrumento corporal" con música y canciones, se
prepara el camino para el desarrollo del lenguaje exitoso.

Es interesante hacer notar que se usan más de 100 músculos del cuerpo al hablar. También debemos
recordar la importancia de las funciones motoras al escribir.

Las canciones con números nos muestran que puede considerarse a la música como altamente
matemática en estructura. Al contar cantando, el niño aprende los números de manera divertida. Esto
facilita no sólo la integración de datos y conceptos aritméticos, sino que también ayuda al conocimiento del
tiempo y del espacio. Cuando trabajamos con un niño que tiene problemas con sus tablas de
multiplicación, sugerimos que las cante como una serie de canciones con números.

EL NIÑO CON PROBLEMAS DE ESCUCHA

Un niño con problemas de escucha no puede sacar provecho de la mayor parte de los efectos de la
música descritos con anterioridad. En muchos casos, no le gusta la música, o bien la ignora. Esto es lógico
si sabemos que al escuchar de manera defectuosa sólo se obtiene una percepción poco clara,
distorsionada o monótona del sonido. El niño que es incapaz de escuchar está en gran desventaja en el
proceso de desarrollo del lenguaje. Este niño, seguramente, tendrá problemas para leer, deletrear y quizá
también para la aritmética, y es probable que lo diagnostiquen como un niño disléxico o con problemas de
aprendizaje.

Cante o no fuera de tono, la voz del niño a menudo suena de manera "desagradable". Es monótona y
disonante cuando habla, como si hablará fuera de tono". Su sentido del ritmo es precario y en algunas
ocasiones inexistente. Lo mismo es verdad para su conocimiento del tiempo y el espacio. No gusta de la
música clásica y particularmente de los instrumentos que producen sonidos agudos. Dice que el sonido de
un violín es como el de un serrucho metálico, le lastima los oídos y lo irrita.
Al aprender a tocar un instrumento, puede presentar problemas con la coordinación de las manos y los
pies. De la misma manera en la que lee un texto, leerá una partitura, lenta y confusamente, cometiendo
errores al hacerlo.

Al mismo tiempo, le gustaría tocar la batería y pasa mucho tiempo escuchando música rock y disco, que a
menudo es muy fuerte. "¡Es música para sordos!" Dirán sus padres. No, es música para un escuchador
deficiente.

EL USO DE LA MUSICA EN EL METODO TOMATIS

El propósito del Método Tomatis es el de mejorar la capacidad de escuchar y reducir los problemas
relacionados con escuchar y reducir los problemas relacionados con escuchar. Sólo me ocuparé de la
aplicación del Método con relación a las dificultades en la escuela.

En una palabra, el Método Tomatis es un programa de entrenamiento auditivo en fases. Cada fase
corresponde a una de las etapas del desarrollo del proceso de aprendizaje.

Se usan normalmente cuatro tipos de información musical durante el programa de escucha: música de
Mozart, cantos gregorianos, valses y canciones infantiles.

La Música de Mozart

Al observar los efectos de diversos tipos de música, Tomatis llegó a la conclusión de que pocos eran los
que producen el efecto terapéutico deseado sobre la función de escuchar. Por ejemplo, la música de "tipo
Chopin" tiene un efecto relajante pero en algunos casos puede reforzar el acto de soñar despierto y la
distracción que a menudo están presentes en niños con problemas en la escuela. Otros tipos de música,
como la de Paganini, Wagner o las marchas militares, tienen un efecto vigorizador que pueden aumentar
las tendencias hiperactivas y agresivas así como la irritabilidad en ciertos niños. Estas también son
características que observamos en niños con problemas de adaptación en la escuela.

El sonido sumamente rítmico y de baja frecuencia del rock, disco y otros tipos de música moderna tienen
el mismo efecto que la música de marchas militares sobre la gente joven. Les atrae porque aumenta el
nivel de sensación corporal pero la calidad del sonido reduce la habilidad del oído para escuchar.

Las partituras de Mozart parecen lograr el más perfecto equilibrio entre los efectos relajantes y
vigorizadores del sonido. La mayor parte de la música del programa para escuchar utiliza música de violín,
como en las sinfonías, divertimentos, serenatas y conciertos de Mozart. Esta música está modificada por
filtros electrónicos que quitan o suavizan las frecuencias de tonos graves para estimular la zona de
percepción de las armonías altas, una zona de primordial importancia para la función de escuchar.

La música filtrada de Mozart se utiliza en todas las etapas del programa. Durante la fase pasiva del
programa, prepara al niño a escuchar y comunicarse. Relaja al niño y al mismo tiempo lo despierta al
mundo de los sonidos. Durante la fase activa, la música filtrada, se usa para permitir que el niño se relaje,
combinada con el canto, la repetición de las palabras y los ejercicios de lectura.

Cantos Gregorianos

El canto gregoriano es una técnica musical con un ritmo compatible con el de la respiración y los latidos
cardiacos de una persona calmada y relajada. En otras palabras el ritmo del canto gregoriano es
comparable al "ritmo" fisiológico de una persona tranquila.

En el programa, el canto gregoriano se usa para tranquilizar a niños impulsivos, irritables, tensos o
inquietos. Los ejercicios de canto que usan cantos gregorianos se introducen durante la fase activa del
programa. Estos ejercicios mejoran la calidad de la voz y así preparan el camino para sesiones activas en
las que el niño repite palabras y lee en voz alta. Enseñar al niño a emitir un buen sonido con su voz es
fundamentalmente para el desarrollo de un buen control audio-vocal o de autoescucha. El niño que gusta
del sonido de su voz será más feliz al usarla para hablar.

Las Canciones Infantiles


El rol de las canciones con números, los versos y otras canciones infantiles son la invitación al lenguaje
como ya lo hemos explicado. Se usa una selección de estas canciones durante la fase pre-linguísticas del
programa para niños menores de ocho año. Primero escuchan las canciones, más tarde, cuando así lo
desean, comienzan a cantarlas. Para los niños mayores, hay ejercicios vocales que usan cantos
gregorianos y reemplazan a los versos infantiles.

CONCLUSION

En resumen, el uso de la música en el Método Tomatis relaja y vigoriza al niño, estimula su capacidad de
escuchar y, así lo invita a comunicarse y a aprender. Además, el uso de canciones y cánticos preparan su
voz y su cuerpo para la expresión del lenguaje.

Los efectos de la música seleccionada que se usa en la situación muy particular del Método Tomatis son
provechosos para niños con problemas específicos del lenguaje, aprendizaje y comunicación,
relacionados con una capacidad para escuchar débil o deteriorada. Además también se benefician los
adultos que sufren de falta de energía, fatiga, irritabilidad, dificultad para mantener la atención y la
concentración, que deben manejar situaciones tensas, dar discursos o hablar ante un grupo, así como
para solucionar otros problemas de comunicación.
EL METODO TOMATIS PARA CANTANTES Y MUSICOS
Por Paul Madaule, L.Ps.

Cualquiera que este familiarizado con el Método Tomatis sabrá que no se trata de una mera licencia
poética cuando se afirma que "el corazón es el que oye, o el amor es el que escucha". El vínculo prenatal
con la madre, la capacidad de relacionarse con el mundo a través del lenguaje, el deseo de conectarse,
todo forma parte del campo de la escucha en el sentido amplio que Tomatis le ha dado.

En sus 40 años de investigación, Tomatis siempre tuvo una predilección particular por aplicar sus
hallazgos a la esfera de la música. De hecho, el Método se originó para tratar a los cantantes. Como
especialista del oído, nariz y garganta, el Dr. Tomatis ha tratado personalmente a los virtuosos más
grandes del mundo, entre otros a María Callas. Uno de sus libros se intitula L'Orille et la Box (El Oído y La
Voz)

Uno de los descubrimientos más singulares de Tomatis es la teoría de lo que se conoce como "oído
musical", empíricamente sí existe y tiene una curva específica ascendente de respuesta. Este es el oído
de la diva, o del monje -siempre y cuando canten correctamente. Es precisamente el tipo de oído que se
necesita para dominar cualquier instrumento.

Casi igualmente notable es la descripción que hizo Tomatis de la relación del oído con el resto del cuerpo.
Debido a que está conectado con el nervio vital neumogástrico (vago), el oído tiene que ver con casi todo
lo que sentimos -desde el cosquilleo en la garganta o "mariposas" en el estómago -hasta los latidos del
corazón y la respiración.

En la práctica, el Método Tomatis le da mucha importancia a las "posturas específicas para escuchar",
tanto para recibir como para emitir el sonido. Es una manera efectiva de lograr un tono mejor.

En este trabajo, originalmente presentado en 1976 al South African Association of Music Teachers,
(Asociación Sudafricana de Maestros de Música), Paul Madaule elabora sobre la afirmación de Tomatis
que "es el oído el que canta". Desarrolla y le da bases teóricas a algunos aspectos del Método descritos
anteriormente en el folleto Panorama General del "Método Tomatis".

La investigación del Dr. Alfred A. Tomatis nos muestra el papel tan importante que desempeña el oído en
el control de la fonación, la imagen corporal y el control motor. Como parte de su trabajo, el Dr. Tomatis
investigó la influencia que tienen ciertas modificaciones auditivas sobre la calidad de la voz de los
cantantes y sobre la ejecución instrumental de los músicos.

El virtuoso, el que domina perfectamente su voz o instrumento musical, sabe cómo controlar con el
máximo de precisión todos los parámetros de la pieza musical que está ejecutando. Con estos
antecedentes, el Dr. Tomatis demostró que al mejorar las habilidades auditivas del ejecutante,
específicamente su automonitoreo a través del proceso de escuchar, logra un mayor dominio de su voz o
instrumento. De esta manera, a través del Método Tomatis, los cantantes y músicos aumentan su
capacidad para escuchar y esto conduce a una mejor ejecución.

Al conocer cómo funciona el oído como instrumento de control del flujo de sonido, al estar conscientes de
las deficiencias que frecuentemente impiden esta función, y al utilizar las técnicas desarrolladas por
Tomatis, es posible devolverle al oído su eficacia intrínseca.

El Oído Músical

Este tipo de destreza se debe a lo que Tomatis describió como "el oído musical." Un oído musical debe ser
capaz de entonarse con todo el espectro de sonidos. Debe saber cómo percibir y analizar cada una de las
partes del espectro de frecuencias con el máximo de velocidad y precisión. El rango crítico para la
musicalidad es el de una amplitud de banda localizada entre 500Hz y 4000Hz, formando una curva de
respuesta a la que Tomatis le asignó características precisas.
Estas funciones del oído que se completan y se traslapa estrechamente, constituyen el acto de escuchar.
El mal funcionamiento de uno o de varios de estos parámetros provoca una falta de armonía que se
traduce en un deterioro de la audición y consecuentemente, en una musicalidad deficiente.

Según Tomatis, los problemas de escucha, que no sean el resultado de alguna lesión orgánica,
generalmente son de origen psicológico. He aquí su hipótesis. En una etapa muy temprana de la vida del
sujeto, debió ocurrir un rechazo al lenguaje oral. Una manera de rechazar esta información es la de cerrar
el oído. Este "cierre" sí es posible; se manifiesta a nivel fisiológico por una relajación de los músculos del
oído medio. Este estado de flacidez, parecido aun "parpadeo" del oído impide considerablemente el paso
del sonido. Desafortunadamente, es más fácil para el oído abrirse de nuevo que para el ojo. Si los
músculos del oído medio están inactivos durante demasiado tiempo, pierden su tonicidad. Los sonidos
serán incorrectamente percibidos y, por lo tanto, incorrectamente analizados. En otras palabras, se impide
el proceso de escucha.

El Oído Electrónico

Para que el oído humano establezca o recupere toda su potencialidad, Tomatis desarrolló un aparato
llamado Oído Electrónico.

El análisis óptimo de la música comprende:

1. Una curva ascendente hasta las frecuencias de 3000-4000 Hz estabilizándose a este nivel y una
leve caída en las frecuencias más altas.
2. Una "selectividad auditiva" abierta que es la habilidad para analizar y comparar sonidos de
distintas frecuencias, así como la habilidad para determinar la dirección de la variación, es decir, si
un tono es más alto o más bajo que otro.
3. Una espacialización auditiva precisa, que es la habilidad para identificar la fuente de sonido en el
espacio que lo rodea.
4. Un predominio auditivo del lado derecho. Desde la época de Broca(1888) y de sus sucesores,
Penfield en particular (1959), los trabajos publicados sobre neurología, neurocirugía y
neurofisiología han demostrado la diferencia funcional de los hemisferios del cerebro para el
lenguaje. Tomatis sugiere que el oído derecho es el que controla y analiza los sonidos y, por lo
tanto, el oído derecho debe ser el oído dominante y principal de los cantantes y músicos. Otros
investigadores demostraron, el predominio del oído derecho en músicos que tomaron un curso
largo e intensivo de entrenamiento musical.

El Oído Electrónico pone en marcha a tres mecanismos.

1. Los Filtros. Están regulados de tal manera que la información puede ser alterada o modificada
dentro de la amplitud de banda específicas del oído musical para poder suprimir la distorsión.
2. La Puerta Electrónica. Para permitir que el oído se ponga a tono automática y espontáneamente
para escuchar, se estimula al oído medio a través del paso alternado de sonidos de canal que
relaja a los músculos, a otro canal que tensa o se concentra en ellos. La alternación de un canal a
otro está regulada automáticamente por una puerta electrónica que se abre y se cierra de acuerdo
a la variación de la señal. La repetición de esta acción, a través el tiempo, mantendrá en forma
permanente la habilidad del oído de percibir y analizar el sonido adecuadamente.
3. El Balance. Para preparar al oído derecho a convertirse en el oído predominante, la intensidad del
sonido transmitido a través de los audífonos al oído izquierdo, se reduce progresivamente.

Las Sesiones

Cada sesión con el Oído Electrónico dura aproximadamente 30 min. La cantidad y la programación de las
sesiones se determinan después de la evaluación inicial que incluye: prueba de escucha, de dominio
lateral, dibujos de figuras y una entrevista clínica.

Generalmente se recomienda comenzar con un entrenamiento intensivo. El programa consiste en cuatro o


seis sesiones diarias durante tres semanas. Después de este período intensivo, se puede continuar con
doce sesiones a la semana durante varios meses, o bien suspenderlas después de seis semanas y volver
a comenzar con otro período de entrenamiento intensivo de tres semanas.
El Programa

El programa de escucha para cantantes y músicos comprende dos fases: la de entrenamiento auditivo, (es
decir receptivo) y la de entrenamiento audio-vocal (es decir expresivo.)

Entrenamiento Auditivo

Consiste en escuchar a través del oído electrónico los sonidos de música o de voz que han sido tratados o
"ajustados" electrónicamente, atenuando significativamente las frecuencias bajas. Esta "música filtrada"
que posteriormente es modificada por Oído Electrónico, primeramente abre el diafragma auditivo. Esto
aumenta el poder selectivo del oído, es decir que el sujeto puede percibir el sonido con menos distorsión y
analizarlo de una manera más precisa en todo su rango de frecuencias: desde las frecuencias
fundamentales hasta las armónicas más altas. Para un oído que no ha sido entrenado, la frecuencia
fundamental de un sonido generalmente encubre su espectro armónico y bajo estas condiciones, el
cantante tiene dificultad para controlar el timbre de su voz(la mezcla de las armónicas más altas)
Consecuentemente, permanece apagada, sin modulación. Lo mismo ocurre con el músico que, aunque
posee una técnica sobresaliente, no puede adaptar su audición a las armónicas de los sonidos emitidos
por su instrumento y, como resultado, no puede regular la musicalidad de la melodía.

El escuchar música filtrada a través del Oído Electrónico entrena a los músculos del oído medio a
acomodarse o ponerse a tono con las armónicas más altas de cualquier fuente de sonido. Ayuda al
cantante a controlar gradualmente el timbre de su voz y al músico a controlar y remediar el matiz de los
sonidos producidos por su instrumento.

La Postura de Escucha

No sólo se escucha con el oído sino con todo el cuerpo, y los buenos escuchadores deben estar
concientes de su postura. El adquirir una postura de escucha correcta es una de las partes más
importantes de la fase de entrenamiento auditivo del programa. En general, esto significa que la columna
vertebral debe de estar derecha, pero no rígida, con la cabeza ligeramente colocada hacia delante y los
ojos cerrados, el cuello y la mandíbula relajados y el pecho abierto para permitir una respiración amplia.
Esto puede lograrse sentándose en un banquillo alto o parándose con la parte inferior de la espalda
recargada contra la pared.

Los sonidos más altos de la música filtrada que se presentan durante esta parte del programa ayudan
considerablemente a mantener esta postura erecta y a respirar con amplitud. Las razones por las cuales
esto ocurre serán evidentes al comprender mejor el efecto del sonido sobre el sistema nervioso.

La Música Filtrada y el Concepto de Carga Cortical

Tomatis subraya el hecho de que las funciones del oído humano exceden a las funciones que
tradicionalmente se le han adjudicado. El oído no es únicamente un "instrumento" para oír y escuchar, ni
solamente un órgano para mantener el equilibrio y la verticalidad. Él afirma que el oído es principalmente
un aparato destinado a efectuar una carga cortical (es decir, a aumentar el potencial eléctrico del cerebro)
De hecho el sonido es transformado a flujo nervioso por las células ciliadas del oído interno. La carga de
energía eléctrica obtenida por el flujo de los impulsos nerviosos llega a la corteza, que a su vez la
distribuye a través de todo el cuerpo con el propósito de tonificar todo el sistema e impartir un mayor
dinamismo.

Pero no todos los sonidos pueden efectuar este proceso de carga. Tomatis indica que en la membrana
basilar, las células de Corti están agrupadas más densamente en el área que responde a las frecuencias
altas que en la que responde a las frecuencias bajas. De esta manera, la cantidad de impulsos
transmitidos a la corteza es mayor y más concentrada en el caso de sonidos de frecuencias altas que en el
caso de frecuencias más bajas.

Esta es la razón por la cual Tomatis llama a los sonidos ricos en frecuencias armónicas altas, sonidos "de
carga" o "que cargan". Por esto los cantantes de opera, por ejemplo, que producen estos sonidos, son
célebres por su vitalidad y dinamismo. En cambio, los sonidos de frecuencias bajas no sólo no suministran
suficiente energía a la corteza, sino que pueden llegar a agotar al individuo ya que inducen respuestas
motoras que absorben más energía de la que puede proporcionar el oído. Las personas que tienden a
cansarse o a deprimirse frecuentemente tienen una voz apagada o inexpresiva con un contenido muy bajo
en frecuencias altas.

Los efectos de esta carga cortical aumentada por el hecho de escuchar sonidos filtrados se pueden
manifestar de la siguiente manera:

o - Una mayor motivación en las actividades cotidianas.


o - Una mayor facilidad y capacidad en el trabajo
o - Una menor suceptibilidad a la fatiga
o - La conciencia de sentirse dinámico junto con la impresión de tener más vitalidad.
o - Una mejor atención y concentración.
o - Una mejor memoria.
o - Menos tiempo de sueño.

La Música Filtrada, la Imagen Corporal y las Funciones Motoras.

Tomatis ha demostrado que las funciones vestibulares (de balanceo) y cocleares (de codificación de
sonidos) del oído están unidas en un solo sistema. Anatómicamente, el nervio vestibular está presente en
todos los nervios de la médula y, debido a esto, está conectado directamente con todos los músculos del
cuerpo. La música filtrada, recibida por el oído, puede, por lo tanto, tener un efecto sobre la imagen
corporal. Esto es de vital importancia para los músicos. Para los que tocan instrumentos de cuerdas, los
pianistas y los percusionistas, por ejemplo, una mayor conciencia de su imagen corporal se traduce en un
mayor control de los brazos, muñecas, manos y dedos.

Es bien sabido que el sistema vestibular tiene una acción de monitoreo del equilibrio. Un mejor control
vestibular aumenta la conciencia temporal-espacial que se requiere para el sentido del ritmo.

La Música Filtrada y la Relajación

Tomatis le otorga una gran importancia al papel que desempeña la rama auricular sensorial del nervio
neumogástrico, también llamado vago. A través de sus numerosas ramificaciones, el vago regula la
laringe, la faringe y las vísceras, es decir, los pulmones, el corazón, el estómago, el hígado, los riñones y
el intestino. La rama auricular, de hecho, se encuentra en la superficie externa del tímpano, formando así
un vínculo entre nuestra vida interna, neurovegetativa y el mundo exterior.

Existe una relación íntima entre lo que choca con el tímpano y estados emocionales tales como el miedo a
aparecer en público, o "mariposas en el estómago", la sensación de "ahogarse" antes de cantar y
somatizaciones como angina pectoral, problemas gástricos e intestinales, problemas asociados con comer
demasiado, anorexias y así sucesivamente.

El escuchar música filtrada a través del Oído Electrónico aumenta la tensión de la membrana timpánica.
Tomatis indica que cuando esta membrana se tensa, se atenúa la amplitud de la vibración de la rama
sensorial auricular, y a su vez, regula el nervio vago.

La regulación efectuada de esta manera produce generalmente una sensación de bienestar, como una
liberación de una carga pesada cuyo contenido se desconoce. El sujeto se da cuenta de que se siente
más seguro de sí mismo y más consciente de sus habilidades. La respiración se expande poco a poco y
las contracciones musculares desaparecen. Si el miedo a parecer en público persiste, se convierte en algo
consciente y ya no tiene el efecto inhibidor anterior.

Entrenamiento Audio-Vocal

Después de algunas sesiones de música filtrada que pueden variar según las personas, el sujeto participa
en sesiones de entrenamiento audio-vocal.

Para los cantantes como para los músicos se recomiendan sesiones que consisten en repetir palabras y
textos alternadas con sesiones de canto y de música (filtrada o sin filtrar) Las palabras y los textos deben
ser ricos en contenido fonético y sílabas fricativas, progresivamente se filtra su contenido de frecuencias
bajas. Esto entrena al oído a "escuchar" el rango armónico total de la información sonora.
El tipo de canto que se utiliza para los ejercicios audivocales es una selección de Cantos gregorianos. Se
ha comprobado que el registro de los Cantos Gregorianos, como el de muchos otros cantos sacros posee
características muy particulares. Los tonos fundamentales están notablemente atenuados con respecto al
rango de las armónicas que es muy rico y que, por lo tanto, permite que la voz aproveche sus
posibilidades de modulación para enriquecer su musicalidad. El canto gregoriano es, hasta cierto punto,
una forma de música naturalmente filtrada. Además su ritmo parece ser una traducción de los ritmos de
los ritmos fisiológicos del ser humano. Entre otras cosas, estos cantos pueden ayudar al sujeto a controlar
y a "regular" mejor su respiración, lo que es particularmente importante para los cantantes e
instrumentistas.

Durante estos ejercicios se transmite una cinta que contiene información intercalada con espacios vacíos.
El sujeto que escucha trata de reproducir los sonidos tan precisamente como le es posible en los espacios
vacíos. Su voz recogida por un micrófono y modificada por el Oído Electrónico le es instantáneamente
retransmitida a través de los audífonos. Los filtros regulan su voz en todo el espectro musical y así se
obtiene un control de alta calidad y un análisis más eficiente del sonido. Este proceso se basa en la
primera ley de Tomatis que afirma que "la laringe emite únicamente las armónicas que el oído oye". De
esta manera, la palabra, el enunciado o la frase musical será emitida con un mayor control.

La Postura Audio Vocal

El acto de vocalizar, de hablar así como de cantar, es una de las actividades motoras más importantes y
complejas del ser humano debido a que hay una participación de todo el cuerpo.

Para saber hablar o cantar, se necesita primeramente saber escuchar el flujo verbal con el fin de regularlo
adecuadamente. El cantante es el primero en oír los sonidos que emite. Pero el control de estos sonidos
requiere de una postura adecuada para escuchar, es decir la postura audio-vocal o expresiva. La cabeza
debe estar alineada con la columna vertebral, y es importante que no se eleve al emitir notas altas.

Antes de emitir un sonido, el sujeto debe inhalar profundamente. Durante la emisión de voz, el tórax debe
permanecer abierto para darle su máxima amplitud a los músculos del diafragma.

Los labios deben de proyectarse hacia delante, para eliminar la tensión de la comisura de la boca, ya que
la tensión de estos músculos inhibe el funcionamiento de los músculos del oído medio. Esto sucede a
través del vínculo nervioso que existe entre el nervio facial, al nivel del músculo risorio que retrae los
músculos de las comisuras de la boca, y el músculo del estribo que regula el laberinto. El Oído Electrónico
gradualmente hace que este movimiento hacia delante se vuelva automático.

La articulación comprende la parte anterior de la lengua. Esto hace que el cantante sienta que su voz se
proyecta hacia delante. El control de la voz es realizado por el oído derecho. Este ejercicio se facilita
utilizando el Oído Electrónico porque la energía sonora del lado izquierdo se puede disminuir
progresivamente.

La repetición del Canto Gregoriano durante el entrenamiento Audio-vocal hace que predominen los
resonadores laríngeos superiores. La voz es orientada automáticamente hacia la cabeza. Para
acostumbrar al sujeto a que oriente su voz correctamente, se le aconseja que "canturee" los ejercicios
vocales durante las primeras sesiones. El cantante debe sentir que los sonidos que emite se localizan
atrás y hacia arriba de la cabeza; deben hacer que vibre el cráneo. Poco a poco se le conduce a que abra
la boca para formar vocales sin modificar la calidad de los sonidos que fueron emitidos previamente con
los labios cerrados.

Mientras que el sujeto utiliza su voz fluidamente, sin interrupciones, en un flujo vocal que se modula por sí
solo en cuanto a la intensidad (creciendo y disminuyendo) y al tono, se le pide que coloque su lengua de
tal manera que siempre pueda pronunciar el fonema (g) (pronunciado como en la palabra "guitarra") Esto
permite que el sujeto proyecte su voz empujando la lengua y el labio hacia delante y proyectando la vocal
en la parte anterior de la boca. Para poder identificar con precisión el fulcrum lingual-palatal del fonema
(g), proporcionamos un diagrama que indica la barrera transversal que divide la curva de la lengua en dos
partes: la anterior, o bucal, y la posterior o faríngea.

Esencialmente esta acción está dirigida a movilizar esta barrera hacia adelante para hacer entrar en juego
las distintas cavidades de resonancia que producen las armónicas altas y enriquecen el timbre. La vocal
que se emite bajo estas condiciones se vuelve más brillante. Esto ilustra la apertura que Tomatis
denominó: "el abanico fonético". La voz está bien colocada o proyectada, cuando éste abanico, cuya rama
posterior está al nivel de la laringe, hace que su rama anterior, que es móvil, asuma su posición más
adelantada con el objeto de liberar todas las cavidades que crean el timbre.

La práctica diaria es indispensable si se desea lograr una rápida integración de estos ejercicios de
fonación que mejoran el control sensorio-motor del sujeto.

Ejercicio de Lectura en Voz Alta

Como seguimiento al programa audio-vocal, se aconseja enfáticamente que el sujeto practique


diariamente, durante un mínimo de media hora, ejercicios de leer en voz alta mientras que mantiene esta
postura audio-vocal. Para fortalecer su auto-control sobre el lado derecho, deberá de colocar su mano
derecha a unos cuantos centímetros a la derecha de la boca, como si fuera a leer frente a un micrófono.
Rápidamente se percatará de que en esta posición la voz "se amplifica", es decir, se vuelve
considerablemente más rica en armónicas altas, más calidad o más brillante. Así mismo, se dará cuenta
de que mejorará mucho el ritmo del flujo verbal.

El sujeto deberá de perseverar en esta práctica diaria para superar la dificultad de los primeros ejercicios,
durante los cuales la lectura en voz alta parecerá aburrida. Frecuentemente, no comprenderá lo que lee;
su mano, colocada sobre el lado derecho de la boca lo molestará y tendrá una tendencia a la anquilosis
(rigidez de las articulaciones) sin embargo, el sujeto que logre sobreponer las dificultades iniciales debidas
a la resistencia a ser sometido a un condicionamiento previo, será rápidamente gratificado por la
sensación de dinamismo y el bienestar que genera este ejercicio. Su deseo de hablar y de cantar se
incrementará en la medida en que mejore su control audio-vocal.

http://www.tomatis.8k.com/Bibliografia.htm
MÉTODO TOMATIS

El Método Tomatis es un entrenamiento de la escucha mediante estimulación sensorial. Está basado en más de
cincuenta años de investigación y experiencia del Doctor Alfred A. Tomatis, médico otorrinolaringólogo francés.

Escuchar es una habilidad que es posible desarrollar y está íntimamente ligada con el nivel de atención, concentración,
desarrollo del lenguaje, aprendizaje, ajuste social y bienestar emocional.

El Método Tomatis consiste en el entrenamiento de la escucha mediante el uso de un sofisticado equipo electrónico
llamado “oído electrónico”, el cual genera un entrenamiento neuro-muscular del oído medio, logrando que la persona
aumente y afine sus percepciones sonoras. En el entrenamiento se usa especialmente música de Mozart y Cantos
Gregorianos; también se usa Vals, canciones infantiles y en ocasiones la voz materna.

La voz materna es particularmente útil en adopción, debido que la persona adoptada tiene una historia de pre-
adopción; sin importar qué tan pequeño fue adoptado, esta historia incluye la separación de la madre biológica, que es
la persona que estuvo con el bebé los nueve meses de gestación.

El estado mental y emocional de la madre durante el embarazo puede influir sobre la manera en que la persona
experimenta la separación. El miedo a ser abandonado o rechazado otra vez puede acompañar a la persona adoptada
de por vida e influir en su manera de relacionarse con otras personas, en primer lugar con su madre adoptiva.

La comprensión de estos puntos ayudará a preparar a la madre adoptiva y a la familia para una mejor integración. La
voz de la madre adoptiva en el contexto del Método Tomatis (filtrada a muy agudas frecuencias) es lo que permitirá
que el lazo de unión entre la madre adoptiva y el niño sea más natural.

Los auriculares a través de los cuales se transmite la música y la voz materna están especialmente diseñados para
emitir señal aérea (escucha con los oídos) y señal ósea (escucha con el cuerpo).

Las ondas sonoras afectan al ser humano de diferentes formas dependiendo de sus frecuencias. Las vibraciones de
bajas frecuencias (sonidos graves de 0 a 1000Hz) estimulan el sistema vestibular, encargado del equilibrio, tono
muscular, coordinación, destreza, ritmo y conciencia temporo-espacial, planeación, y organización, entre otras. Las
vibraciones de frecuencias medias (entre 1000 y 3000Hz) son las del lenguaje y la comunicación; mientras que las
vibraciones de alta frecuencia (Sonidos agudos por encima de 3000Hz) cargan la corteza cerebral y estimulan la
creatividad, flexibilidad, las operaciones mentales e intelectuales. Las frecuencias muy agudas por encima de
8.000Hz, son frecuencias de reestructuración y procesamiento emocional muy profundo. Estas propiedades son las
que el Método Tomatis usa en sus aplicaciones.

Cualquier información adicional estaré gustosa en proporcionarla.

CATALINA SOTO DE G.
Fonoaudióloga U. Rosario
Consultora Certificada Tomatis Colombia
http://www.tomatiscolombia.com
Tels: 315 3414709 (+571)6377315

http://vivirsanamente.org/2013/09/

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