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- Canto
ORACIÓN POR LA FAMILIA
(Rezada por Benedicto XVI)
Oh, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar vivida
en la fe y la obediencia a tu voluntad. Ayúdanos a ser ejemplo de fe y amor a tus
mandamientos. Socórrenos en nuestra misión de transmitir la fe a nuestros hijos. Abre su
corazón para que crezca en ellos la semilla de la fe que recibieron en el bautismo. Fortalece
la fe de nuestros jóvenes, para que crezcan en el conocimiento de Jesús. Aumenta el amor
y la fidelidad en todos los matrimonios, especialmente aquellos que pasan por momentos de
sufrimiento o dificultad.
- Silencio
- Canto
Segundo momento
- Canto
ORACION POR NUESTRO PAÍS
Omnipotente Dios, que nos has dado esta buena tierra por heredar, Humildemente
suplicamos tu ayuda para poder conducirnos siempre como pueblo reconocido a tu
favor, pronto a hacer tu voluntad. Bendice nuestro país con labor honrada,
conocimiento profundo y sanas costumbres. Guárdanos de toda violencia, discordia
y confusión; de orgullo y arrogancia y de todo mal camino. Defiende nuestra libertad,
y forma una nación unida de las multitudes que has traído de los diversos pueblos y
lenguas. Inviste con el espíritu de sabiduría a todos los que, en tu Nombre, confiamos
la autoridad del gobierno, para que haya justicia y paz en el país, y que, por medio de
la obediencia a tu ley, manifestemos tu alabanza entre las naciones de la tierra. En
tiempo de prosperidad, llena los corazones de gratitud, y en el día de la angustia, no
permitas que nuestra confianza en ti desfallezca; todo lo cual te suplicamos por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
- Silencio
Salmos 93
- Canto
Tercer momento
- Canto
ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
Señor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado. Creemos que estás realmente
presente en el Santísimo Sacramento del altar y en cada uno de nosotros.
Te alabamos y te adoramos, por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del
cielo.
Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.
Hoy queremos presentarte a todos los enfermos, porque para Ti no hay distancia ni
en el tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y Tú los conoces. Ahora, Señor, te pedimos que tengas
compasión de ellos, para que todos reconozcan que Tú estás vivo en tu Iglesia hoy;
y que se renueve su fe y su confianza en Ti; te lo suplicamos, Jesús.
Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón y de
los que sufren en su alma que están orando y oyendo los testimonios de lo que Tú
estás haciendo por tu Espíritu renovador en el mundo entero.
Te lo pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu
preciosa sangre. Sánalos, Señor.
Sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma. Dales vida y vida
en abundancia.
Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los
Dolores, quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz. La que fue la primera en
contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre.
Tú nos has revelado que ya has tomado sobre Ti todas nuestras dolencias y por tus
santas llagas hemos sido curados.
Hoy, Señor, te presentamos en fe a todos los enfermos que nos han pedido oración y
te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les des la salud.
Te pedimos por la gloria del Padre del cielo, que sanes a los enfermos que van a leer
esta oración. Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para
gloria de tu Nombre.
Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los
signos y prodigios de tu amor. Todo esto te lo pedimos Jesús, porque Tú eres Jesús,
Tú eres el Buen Pastor y todos somos ovejas de tu rebaño.
Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de nuestra
oración en fe, te decimos: gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer en cada uno de
ellos.
Gracias por los enfermos que Tú estás sanando ahora, que Tú estás visitando con tu
misericordia. Gracias, Jesús, por lo que Tú vas a hacer.
Lo depositamos en tus manos desde hoy y te pedimos que lo sumerjas en tus santas
llagas. Que lo cubras con tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón
de Buen Pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a leerlo. ¡Gloria y
alabanza a Ti, Señor!
- Silencio
Salmos 41
Dichoso el que piensa en el débil y pobre;
el Señor lo librará en tiempos malos.
El Señor lo protegerá, le dará vida y felicidad en la tierra,
y no lo abandonará al capricho de sus enemigos.
El Señor le dará fuerzas en el lecho del dolor;
¡convertirá su enfermedad en salud!
Yo he dicho:
«Señor, tenme compasión;
cúrame, aunque he pecado contra ti.»
Mis enemigos me desean lo peor:
«¿Cuándo morirá y se perderá su recuerdo?»
Vienen a verme, y no son sinceros;
guardan en su memoria todo lo malo,
y al salir a la calle lo dan a saber.
Los que me odian se juntan y hablan de mí;
piensan que estoy sufriendo por mi culpa,
y dicen:
«Su enfermedad es cosa del demonio;
ha caído en cama y no volverá a levantarse.»
Aun mi mejor amigo, en quien yo confiaba,
el que comía conmigo, se ha vuelto contra mí.
Pero tú, Señor, tenme compasión;
haz que me levante y les dé su merecido.
En esto conoceré que te he agradado:
en que mi enemigo no cante victoria sobre mí.
En cuanto a mí, que he vivido una vida sin tacha,
tómame en tus manos,
manténme siempre en tu presencia.
- Canto
Cuarto momento
- Canto
Tú, Padre,
que, en un designio gratuito de amor,
nos llamas por el Espíritu a buscar tu rostro,
en la estabilidad o en la itinerancia,
haznos siempre portadores de tu memoria
y que ella sea fuente de vida
en la soledad y en la fraternidad,
de modo que podamos ser hoy reflejo de tu amor.
- Silencio
Salmos 66
¡Aclamen alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra!
Canten salmos a su glorioso nombre;
¡ríndanle gloriosas alabanzas!
Díganle a Dios:
«¡Cuán imponentes son tus obras!
Es tan grande tu poder
que tus enemigos mismos se rinden ante ti.
Toda la tierra se postra en tu presencia,
y te cantan salmos;
cantan salmos a tu nombre». Selah
- Canto
Quinto momento
- Canto
ORACIÓN POR LA SANTA IGLESIA Y POR LOS SACERDOTES
Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia:
concédele el amor y la luz de tu Espíritu
y da poder a las palabras de los sacerdotes
para que los corazones endurecidos
se ablanden y vuelvan a ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos;
Tú mismo consérvalos en la santidad.
Oh mi amadísimo Jesús,
te ruego por el triunfo de la Iglesia,
por la bendición para el Santo Padre y todo el clero,
por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos.
Te pido, Jesús, una bendición especial y luz
para los sacerdotes, ante los cuales me confesaré durante toda mi vida.
- Silencio
Salmos 84
¡Qué hermoso es tu templo,
SEÑOR Todopoderoso!
Mi alma desea con ansia y emoción
estar en los patios de tu templo, SEÑOR.
Mi corazón canta de alegría;
al Dios vivo canta todo mi cuerpo.
SEÑOR Todopoderoso, mi Dios y Rey,
hasta los pájaros han encontrado un hogar en tu templo.
Hacen sus nidos cerca de tu altar
y allí tienen su cría.
Qué afortunado es el que vive en tu templo
porque siempre te está adorando. Selah
- Canto