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Introducción a la Biblia

Iglesia Pentecostal
Unida de Colombia y la

Iglesia Pentecostal del


Nombre de Jesús

Instituto Bíblico
Pentecostal

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Introducción a la Biblia

I SEMESTRE
TABLA DE CONTENIDO

I. ¿QUÉ ES LA BIBLIA?
A. El significado de la palabra Biblia
B. La Biblia, Palabra de Dios

II. LA SINGULARIDAD DE LA BIBLIA


A. Única En Su Continuidad.
B. Única En Su Supervivencia
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Introducción a la Biblia

1. Supervivencia a través del tiempo


2. Supervivencia a través de la persecución
3. Supervivencia en medio de la crítica
C. Única En Sus Enseñanzas
1. Profecía
2. Historia
3. Personalidades

III. FUENTES DEL TEXTO BÍBLICO


A. Revelación
1. El concepto de revelación
2. Necesidad de la revelación
B. Inspiración
1. Inspiración Verbal
2. Inspiración Plenaria
3. Inspiración viva, no mecánica

IV. DESARROLLO HISTÓRICO DE LA ESCRITURA.


A. Tipos de Escritura.
1. Jeroglíficos
Egipcios
Hititas
2. Tipos Cuneiformes.
Acádico
Ugaritico.
Persa Antiguo.
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3. Sistemas Lineales.

V. HISTORIA DEL TEXTO BÍBLICO


A. Historia Del Texto Hebreo
1. Antecedentes
2. De lo oral a lo escrito
3. Labores de los escribas
4. Entre R. Hillel Y 70 D.C.
5. Texto A La Luz De Qumran.
B. Historia Del Texto Griego Del Nuevo Testamento
1. Prehistoria del texto griego.
2. De lo oral a lo escrito
3. El retorno del texto griego.

VI. PREPARACIÓN DE LAS ESCRITURAS


A. Materiales Utilizados Para Los Escritos.
1. Piedra
2. Tablas de escribir
3. Tablillas de arcilla
4. Papiro
5. El cuero y el pergamino
6. Ostraca
7. Vitela

B. Instrumentos Para Escribir

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C. Formas De Los Documentos


1. Tablillas
2. El Rollo
3. El códice.

D. Tipos De Escritura.
1.Escritura Uncial
2.Escritura Minúscula.

E. Divisiones.
1. División Hebrea de los Libros
2. Capítulos.
3. Versículos.

VII. EL CANON
A. Introducción:
B. El Canon Del Antiguo Testamento.
C. El Canon Hebreo.
D. Concilio De Jamnia.

VIII. CANON DEL NUEVO TESTAMENTO.

IX. LOS LIBROS APOCRIFOS


A. Introducción
B. ¿Por Que No Son Canonicos?
C. Apócrifos Del Antiguo Testamento.
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D. Apócrifos Del Nuevo Testamento,

X. VERSIONES DE LA BIBLIA
A. Los Targumes Arameos
B. Versiones Griegas.
C. Versiones Latinas.
1. El Latín Viejo.
2. La Vulgata.
D. Versiones Siriacas
1. El Siriaco Viejo.
2. La Peshita.
E. Versiones Castellanas De La Biblia
1. Versiones Mayores.

OBJETIVO
Mediante el estudio, análisis e investigación de textos
relacionados con el tema y la participación de los educandos,
poder comprender que es la Biblia, su significado y conocer el
proceso de su formación, trasmisión, preservación y proceso
de canonización de los libros de la Sagrada Escritura.

I. ¿QUÉ ES LA BIBLIA?

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A. El significado de la palabra Biblia


Hay varias maneras de responder a esta pregunta. Una de
ellas consiste en explicar el significado de la palabra Biblia.
Biblia es una palabra de origen griego (el plural de biblion,
«papiro para escribir» y también «libro»), y significa
literalmente «los Libros». Del griego, ese término pasó al latín,
y a través de él a las lenguas occidentales, no ya como
nombre plural, sino como singular femenino: la Biblia, es decir,
el Libro por excelencia. Con este término se designa ahora a
la colección de escritos reconocidos como sagrados por el
pueblo judío y por la iglesia cristiana.
La Biblia está dividida en dos partes de extensión bastante
desigual, llamadas habitualmente Antiguo y Nuevo
Testamento. A primera vista, la palabra «testamento» se
presta a un equívoco, porque no se ve muy bien en qué
sentido puede aplicarse a la Biblia. Sin embargo, la dificultad
se aclara si se tiene en cuenta la vinculación de la palabra
latina testamentum con el hebreo , «pacto» o «alianza».
Berit es uno de los términos fundamentales de la teología
bíblica. Con él se designa el lazo de unión que el Señor
estableció con su pueblo en el monte Sinaí. A este pacto,
alianza o lazo de unión establecido por intermedio de Moisés,
los profetas contrapusieron una «nueva alianza», que no
estaría escrita, como la antigua, sobre tablas de piedra, sino
en el corazón de las personas por el Espíritu del Señor (Jer
31.31–34; Ez 36.26–27). De ahí la distinción entre la «nueva»
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Introducción a la Biblia

y la «antigua alianza»: la primera, sellada en el Sinaí, fue


ratificada con sacrificios de animales; la segunda,
incomparablemente superior, fue establecida con la sangre de
Cristo.
Ahora bien, el término hebreo  se tradujo al griego con
la palabra , que significa «disposición», «arreglo», y
de ahí «última disposición» o «última voluntad», es decir,
«testamento». De este modo, la versión griega de la Biblia,
conocida con el nombre de Septuaginta o traducción de los
Setenta (LXX), quiso poner de relieve que el pacto o
alianza era un don y una gracia de Dios, y no el fruto o el
resultado de una decisión humana.
La palabra griega  fue luego traducida al latín por
testamentum, y de allí pasó a las lenguas modernas. Por
eso se habla corrientemente del Antiguo y del Nuevo
Testamento. A la Biblia se le da también el nombre de
Sagrada Escritura. En el judaísmo, en cambio, se le
designa con la palabra tanak, que en realidad es una sigla
formada con las iniciales de , es
decir, de las tres partes o secciones en que se divide la
Biblia hebrea: La Ley, los Profetas y los Escritos.

B. La Biblia, Palabra de Dios


La otra respuesta no se contenta con explicar el significado
de una palabra, sino que da otro paso y trata de penetrar
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Introducción a la Biblia

más en la realidad profunda de la Biblia: la Biblia es la


Palabra de Dios.
En la Biblia se encuentran mensajes de los profetas,
palabras de Jesús y testimonios de los apóstoles. Los
profetas, Jesús y los apóstoles actuaron y hablaron en
distintas épocas y en circunstancias muy diversas. Pero
todos anunciaron la Palabra de Dios.

Los profetas se presentaron como testigos y mensajeros


de la Palabra, y así lo expresaron muchas veces de
manera inequívoca, por ejemplo, cuando introducían sus
mensajes con la frase: «Así dice el Señor». (Jer 1.9–10a:
«Entonces el Señor extendió la mano, me tocó los labios y
me dijo: ‘Yo pongo mis palabras en tus labios’».) Por último
Dios se reveló en la persona y en la obra redentora de
Jesús, como lo expresa la Carta a los Hebreos (1.1–2):
«En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados
muchas veces y de muchas maneras por medio de los
profetas. Ahora, en estos tiempos últimos, nos ha hablado
por su Hijo».
Jesucristo, la Palabra hecha carne (Jn 1.14), dio testimonio
de lo que había visto y oído por el Padre (Jn 1.18; cf. Mt
11.27), y envió a sus discípulos diciéndoles: «El que los
escucha a ustedes, me escucha a mí; y el que los rechaza
a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí,
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Introducción a la Biblia

rechaza al que me envió» (Lc 10.16). Los apóstoles, a su


vez, fueron testigos oculares y servidores de la Palabra (Lc
1.2). Ellos fueron elegidos de antemano por Dios (Hch
10.41–42), y a ellos se les confió la misión de anunciar la
Palabra de Dios a todo el mundo (Mc 16.15).

Este mensaje de los profetas, de Jesús y de los apóstoles


fue luego consignado por escrito, y así nació la Biblia, que
es la Palabra de Dios encarnada en un lenguaje humano.
Ahora bien: la palabra es la acción de una persona que
expresa algo de sí misma y se dirige a otra para establecer
una comunicación.

1. Si analizamos por partes los elementos de esta


definición, vemos que hablar es, en primer lugar, dirigirse a
otro. El que habla, por el simple hecho de dirigir la palabra
a otra persona, está manifestando la voluntad de ser
escuchado y comprendido, de obtener una respuesta, de
lograr que su palabra no caiga en el vacío. Dicho de otra
manera: toda palabra interpela al destinatario del mensaje;
es invitación, llamado, interpelación. Así, cuando el Señor
dice «¡Abraham, Abraham!» (Gn 22.11) o «¡Moisés,
Moisés!» (Ex 3.4), lo que hace es atraer la atención del que
va a ser su interlocutor. Todavía no le ha comunicado nada.
Lo llama simplemente para obtener de él una respuesta y
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Introducción a la Biblia

establecer de ese modo el circuito de la comunicación. De


igual manera, el que pide algo, o da una orden con un
imperativo, apunta en forma directa al destinatario del
mensaje: «Ve a lavarte al estanque de Siloé», le dice Jesús
al ciego de nacimiento, y esta orden provoca en él una
respuesta inmediata: «El ciego fue y se lavó» (Jn 9.7).

2. Además, toda palabra comunica algo. Los interlocutores


intercambian siempre algún tipo de información, y hasta la
conversación más trivial versa sobre algún tema. El tema
de la conversación, el significado de las palabras, la noticia
que se quiere comunicar, dan un contenido al mensaje.

3. La palabra tiende a convertirse en diálogo entre un yo y


un tú. El encuentro personal puede adquirir distintos
grados de profundidad, o puede incluso frustrarse por la
falta de receptividad y de correspondencia en alguna de las
partes. Pero también hay veces en que el encuentro se
realiza plenamente, ya que la palabra y la respuesta se
convierten en un diálogo auténtico y recíproco de comunión
y de mutuo compromiso. Sólo en el encuentro amoroso
puede darse esta perfecta reciprocidad, que es fruto de
una revelación y de un don, por una parte, y de una
acogida franca y abierta, por la otra.

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Introducción a la Biblia

La Palabra de Dios posee un contenido: Es la buena


noticia por excelencia, el evangelio de la salvación. Así
puede apreciarse, por ejemplo, en los pasajes siguientes:
«Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.
Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todas tus fuerzas». (Dt 6.4–5)
«Ama a tu prójimo como a ti mismo». (Lv 19.18; Ro 13.9)
«Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu
corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la
salvación». (Ro 10.9)
Estos tres pasajes expresan contenidos fundamentales del
mensaje bíblico, como son el mandamiento principal (cf. Mt
22.34–40) y la profesión de fe en Cristo (cf. 1 Co 15.1–7).
Pero no basta escuchar con los oídos, porque la Palabra
de Dios interpela, quiere ser acogida interiormente,
reclama una respuesta. Esa respuesta es la fe. Mediante la
fe, que acoge el mensaje de la Palabra, se realiza el
encuentro con el Dios viviente. Y esta respuesta de la fe
hace que la Palabra de Dios - creída, proclamada y vivida
individual y eclesialmente- llegue a ser una fuerza eficaz en
la historia. La Palabra de Dios es también eficaz: «…tiene
vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos
filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del
espíritu, hasta lo más íntimo de la persona;…» (Heb 4.12).
«Así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a
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Introducción a la Biblia

mí sin producir efecto, sino que hace lo que yo quiero y


cumple la orden que le doy».(Is 55.10–11)

Por la acción del Espíritu Santo, Dios puede infundir en el


espíritu humano una luz que lo incline a aceptar
confiadamente el testimonio divino. La iniciativa parte
siempre de Dios. De él proceden el mensaje de la
salvación y la capacidad para dar una respuesta de fe a
ese mensaje. La Palabra de Dios y la fe son, por lo tanto,
esencialmente interpersonales. El que acoge la Palabra y
permanece en ella, de siervo pasa a ser hijo y amigo, y se
inicia en los secretos del Padre.

II. LA SINGULARIDAD DE LA BIBLIA


La Biblia es Única. Es el libro “diferente de todos los
otros” en la manera siguiente (además de muchas
otras más):
A. Única En Su Continuidad.
1. Escrito en un período de 1400 a 1600 años

2. Escrito a lo largo de 60 generaciones.

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Introducción a la Biblia

3. Escrito por más de 40 autores de todas las clases sociales,


incluyendo reyes, campesinos, filósofos, pescadores,
poetas, estadistas, eruditos, etc.
Moisés líder político, adiestrado en las universidades de
Egipto.Pedro, un pescador
Amós, un pastor Josué, un
general militar
Nehemías, un copero Daniel, un
primer ministro
Lucas, un médico Salomón, un
rey
Mateo, un cobrador de impuestos Pablo,
un rabino

4. Escrito en diferentes lugares:


Moisés en el desierto Jeremías en
una celda carcelaria
Daniel en la ladera de un cerro y en un palacio
Pablo dentro de los muros de la prisión
Lucas mientras viajaba Juan en la
Isla de Patmos
Otros en medio de los rigores de una campaña militar

5. Escrito en diferentes épocas:


David en tiempos de guerra

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Introducción a la Biblia

Salomón en tiempos
de paz.

6. Escrito bajo diferentes estados de ánimo: Algunos


escribieron desde la cumbre del gozo y otros
escribieron desde las
profundidades de la tristeza y
desesperación.

7. Escrito en tres continentes: Asia, Africa y


Europa.
8. Escrito en tres idiomas: Hebreo: Era el idioma
del Antiguo Testamento
En II Reyes 18:26-28 es llamado “la
lengua de Judá”.
En Isaías 19:18 se le llama “la
lengua de Canaán”.
Arameo: Era la “Lingua franca” del
Cercano Oriente
hasta Alejandro el Grande (Siglo VI
a.C. al siglo IV a.C.)
Griego: Idioma del Nuevo
Testamento. Era el idioma
internacional en los tiempos de
Cristo.

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Introducción a la Biblia

9. Incluye entre su material centenares de asuntos de


controversia. Un asunto de controversia es tal que al
mencionarse o discutirse crea opiniones contrarias.
Los autores bíblicos hablaron sobre centenares de asuntos
de controversia con armonía y continuidad desde Génesis
hasta Apocalipsis. Hay sólo una historia en desarrollo: “La
redención del hombre efectuada por Dios”.
F.F. Bruce (The Books and the Parchments, fleming H.
Revell) observa que: “Cualquier parte del cuerpo humano
puede ser debidamente explicada únicamente en relación
con el cuerpo entero. Y cualquier parte de la Biblia puede
ser explicada únicamente en forma adecuada en relación
con la Biblia entera”.
Bruce concluye de este modo: “La Biblia, a primera vista,
parece una colección de la literatura - principalmente
judaica.- Si inquirimos respecto de las circunstancias bajo
las cuales fueron escritos los varios documentos bíblicos,
llegaremos a descubrir que fueron producidos en intervalos
que cubrieron un período de cerca de 1400 años. Los
escritores escribieron en varios países, desde Italia en el
occidente hasta Mesopotamia y posiblemente Persia en el
oriente. Los escritores mismos forman un número
heterogéneo de personas, no solamente separados unos de
otros por centenares de años y centenares de kilómetro,
sino que pertenecían a los más diversos niveles de vida. En
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Introducción a la Biblia

sus filas tenemos Reyes, guardas de ganado, soldados,


legisladores, pescadores, estadistas, cortesanos,
sacerdotes y profetas, un rabino fabricante de carpas y un
médico gentil, sin decir nada de otros de quienes poco
sabemos aparte de los escritos que nos dejaron. Los
escritos mismos pertenecen a una gran variedad de estilos
literarios. Incluyen historia, leyes (civiles, penales, éticas,
rituales, sanitarias), poesía religiosa, tratados didácticos,
poesía lírica, parábolas y alegorías, biografías,
correspondencia personal, memoria y diarios personales,
añadido a los tipos claramente bíblicos de la profecía y
escritos apocalípticos.
Por todo ello, la Biblia no es simplemente una antología;
existe una unidad en todo el conjunto. Una antología es
compilada por un antologista, pero no hubo antologista que
compilara la Biblia”.

B. Única En Su Supervivencia
1. Supervivencia a través del tiempo
Escrita en materiales perecibles, teniendo que ser copiada y
recopiada durante centenares de años antes de la invención
de la prensa de imprimir, sin embargo esto no perjudicó su
estilo, su corrección ni su existencia. La Biblia, comparada
con otros escritos antiguos, tiene más evidencia manuscrita

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Introducción a la Biblia

que diez piezas cualesquiera de literatura clásica


combinadas.
John Warwick Montgomery (History and Cristianity, usado
con permiso de Inter-Varsity Press, Downers Grove, III.),
dice que, “el manifestarse escéptico respecto del texto
resultante de los libros del Nuevo Testamento equivale a
lanzar a la oscuridad todos los clásicos de la antigüedad,
pues ningún documento del período antiguo está tan bien
respaldado bibliográficamente como el Nuevo Testamento”.
Bernard Ramm (Protestant Christian Evidence, Moody
Press), habla de la precisión y número de la autoridad
manuscrita bíblica:
“Los judíos lo preservaron como ningún otro manuscrito ha
sido preservado jamás con su masora (parva, magna, y
finalis) llevaban la cuenta de cada letra, sílaba, palabra y
párrafo. Tenían clases especiales de hombres dentro de su
cultura cuya exclusiva misión era preservar y transmitir
estos documentos con fidelidad prácticamente perfecta -
escribas, abogados, masoretas. ¿Quién contó jamás las
letras, sílabas y palabras de Platón o Aristóteles? ¿De
Cicerón o de Séneca?

2. Supervivencia a través de la persecución


Como ningún otro libro, la Biblia ha soportado los ataques
mal intencionados de sus enemigos. Muchos han tratado de
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Introducción a la Biblia

quemarla, de prohibirla y de “ponerla fuera de la ley desde


los días de los emperadores romanos hasta el presente en
los países dominados por el comunismo”.
Sidney Collet, en All About the Bible, dice: “Voltaire, el
destacado incrédulo francés que murió en 1778, dijo que
cien años después de su época el cristianismo sería borrado
de la existencia y pasaría a la historia. ¿Pero qué fue lo que
sucedió? Voltaire ha pasado a la historia; mientras que la
circulación de la Biblia continúa creciendo en casi todas
partes del mundo, llevando la bendición por donde va.
En el año 303 D.C. Diocleciano expidió un edicto
(Cambridge History of The Bible, Cambridge University Pres,
1963), para destruir a los cristianos y a su libro sagrado: “...
se promulgó en todas partes una carta imperial, ordenando
que las iglesias fuesen demolidas y las Escrituras fuesen
destruidas por el fuego, y proclamando que aquellos que
aquellos que detentaban altos puestos perderían todos los
derechos civiles, mientras que los que estaban en sus
casas, si persistían en su profesión del cristianismo, serían
privados de su libertad”.
La ironía histórica del anterior edicto para destruir a la Biblia
es que Constantino, el emperador que sucedió a
Diocleciano, 25 años más tarde comisionó a Eusebio para
que preparara 50 copias de la Escritura a expensas del
gobierno.
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Introducción a la Biblia

En lo concerniente a la jactancia de Voltaire respecto a la


extensión del Cristianismo y de la Biblia en 100 años,
Geisler y Nix señalan que “solamente cincuenta años
después de la muerte de éste, la Sociedad Bíblica de
Génova usó la misma prensa y la casa de él para producir
montones de Biblias”. ¡QUE IRONÍA DE LA HISTORIA!

3. Supervivencia en medio de la crítica


Bernard Ramm dice que: “Más de un millar de veces las
campanas han anunciado la muerte de la Biblia, se ha
formado la procesión fúnebre, se ha inscrito la lápida
mortuoria, y se ha leído el oficio, pero de manera
inexplicable, el cadáver nunca ha aparecido.
Hubo un tiempo cuando se hablaba de “los resultados
confirmados de la alta crítica” pero ahora los más alto
críticos están cayendo al lado del camino. Tomemos por
ejemplo la “Hipótesis documentaria”. La base para su
desarrollo fue que el Pentateuco no pudo haber sido escrito
por Moisés pues los “resultados confirmados de la alta
crítica” han demostrado que la escritura no se conocía en el
tiempo de Moisés. Por consiguiente, es obvio que tenía que
ser de autor más reciente. Las mentes de los críticos que
pusieron a trabajar: Los escritores J, E, P, D reunieron todo
el material, fueron tan lejos como para dividir un versículo en
tres diferentes autores. Construyeron grandes estructuras
de crítica.
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Introducción a la Biblia

Fue entonces cuando unos individuos descubrieron el


“código negro”. Tenía sobre sí caracteres en forma de
cuña y contenía en detalle las leyes de Hamurabi. ¿Era
posterior a Moisés? ¡No! Era anterior a la época de Moisés;
y no solamente eso, sino que era anterior a Abraham (2000
a.C.) Sobrepasaba en antigüedad a los escritos de Moisés
cuando menos en tres siglos. Sorprendentemente, era
anterior a Moisés, a quien se suponía un hombre primitivo
carente de alfabeto.
¡Qué ironía de la historia! La “Hipótesis documentaria” aún
es enseñada, sin embargo, su base original (“los resultados
confirmados de la alta crítica”) ha sido erradicada tras
haberse demostrado su falsedad.
Los críticos dijeron que los muros de Jericó no pudieron
haberse desplomado, y usted sabe que ellos están
equivocados. Se desplomaron.
Los “resultados confirmados de la crítica” negaron la
existencia de los hititas (pueblo que en aquel tiempo se
mencionó sólo en el Antiguo Testamento); no existían otros
registros de ellos. Deben ser un mito. Bueno, se
equivocaron otra vez. Como resultado de la arqueología,
ahora hay centenares de referencias que cubren más de mil
doscientos años de civilización hitita.

C. ÚNICA EN SUS ENSEÑANZAS


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Introducción a la Biblia

1. Profecía
Wilbur Smith (the Incomparable Book, Beacon Publications),
que es un hombre que ha leído miles de libros, concluye
que, “sea cual fuere la idea que tengamos respecto de la
autoridad y del mensaje presentado en el libro que
llamamos la Biblia, existe consenso unánime de que en
muchos sentidos éste es el más notable volumen que se
haya producido en estos cinco mil años de escritura por
parte de la raza humana.
“Es el único volumen producido por el hombre, o por un
grupo de hombres, en el cual se puede encontrar un gran
cuerpo de profecía relativas a naciones en forma individual,
a Israel, a todos los pueblos de la tierra, a ciertas ciudades,
y a la venida de Uno que sería el Mesías. El mundo antiguo
tuvo muchas maneras diferentes de determinar el futuro,
conocidas como adivinación, pero en toda la gama de la
literatura griega y latina no hallaremos verdadera profecía
específica referente a un gran hecho histórico por suceder
en el futuro distante, ni profecía alguna referente a un
Salvador que se levantaría entre humanos, a pesar de que
en dicha literatura se emplean las palabras profeta y
profecía...”
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Introducción a la Biblia

“El mahometanismo no puede señalar ninguna profecía


acerca de la venida de Mahoma, que hubiera sido
expresada cientos de años antes de su nacimiento.
Tampoco pueden los fundadores de ningún culto en este
país identificar ningún antiguo texto que pronunciara
específicamente su aparición.

2. Historia
Desde 1a Samuel y a través de 2a Crónicas uno halla la
historia de Israel, cubriendo cerca de cinco siglos. The
Cambridge Ancient History, (Vol. Y, p.222) dice: “Los
israelitas manifiestan ciertamente un gran genio para la
construcción histórica, y el Antiguo Testamento representa el
más antiguo escrito histórico en existencia.”
Wilbur Smith cita al distinguido arqueólogo, Profesor
Albright, quien comienza de este modo su ensayo clásico,
The Biblical Period:
“La tradición nacional hebrea excede a todas las demás por
la claridad con que describe los orígenes tribales y
familiares. En Egipto y en Babilonia, en Asiria y en Fenicia,
en Grecia y en Roma, buscaremos vanamente algo
comparable. No hay nada como ella en la tradición de los
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Introducción a la Biblia

pueblos germánicos. Ni la India ni la China pueden


presentar algo similar, puesto que sus más antiguas
memorias históricas son depósitos literarios de tradición
dinástica distorsionada, sin trazas del cuidador de ganado o
campesino tras el semidiós o rey con el cual comienzan sus
registros. Ni en los más antiguos escritos históricos hindúes
(los Puranas) ni en las primeras historias griegas, existe
huella del hecho de que tanto los Indoarios como los
helenos territorios procedentes del norte. Los asirios, a
decir verdad, recordaron vagamente que sus primeros
gobernantes, cuyos nombres ellos mencionan pero sin
detalle en lo referente a sus hechos, moraron en carpas,
pero hacía mucho tiempo que se había olvidado de dónde
habían venido” (Este ensayo se halla en Los Judíos, su
Historia, Cultura y Religión, de. Por Louis Finkelstein.)

3. Personalidades
Lewis S. Chafer, fundador y ex-presidente del Seminario
Teológico de Dallas, lo expresa de este modo: “La Biblia no
es la clase de libro que el hombre escribiría si pudiera, o que
podría escribir si quisiera hacerlo.”

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Introducción a la Biblia

La Biblia traza con mucha franqueza acerca de los pecados


de sus personajes. Lea las biografías actuales, y fíjese
cómo tratan de encubrir, pasar por alto, o ignorar la parte
sombría de la gente. Como ejemplo tome el caso de los
grandes genios literarios; la mayoría son pintados como
santos. La Biblia no procede de ese modo. Cuenta las
cosas simplemente como son:
Los pecados del pueblo denunciados - Dt. 9:24
Pecados de los patriarcas - Gn. 12:11-13, 49:5-7
Los evangelistas descubren sus propias faltas y las faltas de
los apóstoles Mt. 26:31-56; 8:10-26; Jn. 10:6; 16:32; Mr.
6:52; 8:18; Lc. 8:24, 25; 9:40-45
Desorden en las iglesias - 1 Co. 1:11; 5:1; 2 Co. 2:4; etc.

III. FUENTES DEL TEXTO BÍBLICO

A. Revelación
1. El concepto de revelación
El vocablo “revelar”, del lat. Revelo, se usa normalmente
para traducir el heb. Gala y el gr. Apokalyto (sustantivo,
apokalypsis), que corresponde a gala en la LXX y en el
NT. gala, apokalyptó y revelo expresan todas la misma
idea: la de dar a conocer algo oculto, a fin de que pueda
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Introducción a la Biblia

verse y conocerse por lo que es. De conformidad, cuando la


Biblia habla de revelación, el pensamiento que se quiere
expresar es el de Dios el Creador dando a conocer
activamente a los hombres su poder y gloria, su naturaleza y
carácter, su voluntad, su modo de proceder y sus planes -
en pocas palabras su propia persona - a fin de que puedan
conocerlo.
Revelación en una definición específicamente teológica es:
“Acto de Dios por medio del cual revela lo que el hombre no
podía hallar por sí mismo”.
Desde la perspectiva de su contenido, la revelación divina
es tanto indicativa como imperativa, y en ambos sentidos
normativa. Las revelaciones de Dios se hacen siempre en
el contexto de una demanda de confianza en lo que se
revela, y de obediencia a lo que ella determina y rige
totalmente. En otras palabras, la revelación llega al hombre,
no como información sin obligación, sino como regla
obligatoria de fe y conducta. La vida del hombre debe
gobernarse por una reverente aceptación de lo que Dios le
haya dado a conocer, lo cual debe llevar a un cumplimiento
cabal de todos los imperativos que evidencie contener la
revelación (Dt. 29:29).
La revelación gira en torno a dos puntos centrales (a) los
propósitos de Dios; (b) la persona de Dios.

26
Introducción a la Biblia

a) Por un lado Dios informa al hombre acerca de sí mismo:


quién es, lo que ha hecho, está haciendo, y va a hacer, y
lo que quiere que ha hecho, está haciendo, y va a hacer, y
lo que quiere que haga él. Así, toma a Noé, Abraham y
Moisés y les brindó confianza, contándoles lo que había
planeado (Gn. 6:13-21; 12:lss; 15:13-21; 17:15-21;
18:17SS; Ex. 3:7-22). Además dio a conocer a Israel las
leyes y promesas de su pacto (Ex. 20-33, etc; Dt. 4:13ss.;
28, etc.; Sal. 78:5ss; 147:19).
b) Por otro lado, cuando Dios manda su palabra a los
hombres, al mismo tiempo los enfrenta con su propia
Persona. La Biblia no concibe la revelación como mera
difusión de información, divinamente garantizada, sino
como un acercamiento personal de Dios a los individuos,
destinado a hacerse conocer por ellos (cf Gn. 35.7; Ex.
6:3; Nm. 12:6-8; Gá. 1:15s). Esta es la lección que se ha
de aprender de las teofanías del AT. (Cf. Ex. 3:2ss; 19:11-
20; Ez.1; etc.), y del lugar que representa el “ángel
(mensajero) de Yahvéh”, que resulta ser, tan
evidentemente, manifestación de Yahvéh mismo (cf. Gn.
16:10; Ex. 3:2ss; Jue. 13:9-23): la lección, vale decir, de
que Dios no es sólo el autor y el tema de sus menajes a
los hombres, sino que es, también, su propio mensajero.
Cuando el hombre se encuentra con la Palabra de Dios,
por causal y accidental que pueda parecer ese encuentro,
Dios se encuentra con ese hombre, le dirige la palabra a él
27
Introducción a la Biblia

personalmente, y le exige una respuesta personal como


Autor de ella.
2. Necesidad de la revelación
La Biblia da por sentado en todo momento que Dios tiene
que darse a conocer antes que los hombres puedan
conocerlo. La idea aristotélica de un Dios inactivo a quien el
hombre puede descubrir mediante el razonamiento es
totalmente antibíblica. Hace falta la iniciativa revelatoria,
primero, porque Dios es trascendente. Está tan lejos del
hombre en su modo de ser que el hombre no puede verlo
(Jn. 1:19; 1 Ti. 6:16; cf. Ex. 33:20), ni descubrirlo
escudriñado (cf. Job 11:7: 23:3-9), ni leer sus pensamientos
mediante hábiles conjeturas (Is. 55:8s). Aun si el hombre no
hubiera pecado, por lo tanto, no hubiera conocido a Dios sin
la revelación. De hecho, vemos que Dios le habla al Adán
no caído en el Edén (Gn. 2:16). Hay, sin embargo, una
segunda razón que hace que el conocimiento de Dios de
parte del hombre deba depender de la iniciativa revelatoria
divina. El hombre es pecador. Su poder de percepción
en el reino de lo divino se ha embotado tanto por influencia
de Satanás (2 Co. 4:4) y el pecado (cf. 1 Co. 2:14), y su
mente está tan ocupada con su propia fantasiosa
“sabiduría”, que se desenvuelve en sentido contrario al
verdadero conocimiento de Dios (Ro. 1:21ss; 1 Co. 1:21),
que sus facultades naturales no pueden aprehender a Dios,
cualquiera que sea la forma en que le sea presentado. En
28
Introducción a la Biblia

efecto, según Pablo, Dios se presenta constantemente a sí


mismo a todos los hombres por medio de sus obras de
creación y providencia (Ro. 1:19ss; Hch. 14:17; cf. Sal
19:1ss), y por la acción espontánea de la conciencia natural
(Ro. 2:12, 15; Cf. 1:21); y sin embargo no es reconocido ni
conocido.
Sólo una intervención de Dios mismo puede guiarnos a su
conocimiento y al de las grandes verdades que conciernen
decisivamente a nuestra existencia. Como afirman Bernard
Ramm: “El conocimiento acerca de Dios debe ser un
conocimiento que proceda de Dios,, y su búsqueda debe
dejarse gobernar por la naturaleza de Dios y de su
autorrevelación”.
Únicamente Dios podía dar al hombre el conocimiento que
éste necesitaba. Pero ¿se lo ha dado? La necesidad de
una revelación no es una prueba de que tal revelación haya
tenido lugar. ¿Se ha comunicado Dios con los hombres de
modo que puedan comprender y vivir en comunión con Él?
El autor de la carta a los Hebreos nos da una respuesta
categórica: “Dios ha hablado” (He. 1:1-3). Pero afirmación
tan rotunda ¿tiene suficiente base de credibilidad?
La respuesta es positiva, aunque no simple. La base de
credibilidad no radica tanto en argumentos lógicos como en
hechos que se extienden a lo largo de la historia, en una
trama compleja de acontecimientos humanos entrelazados
con los hilos de la urdimbre divina. Como subraya
29
Introducción a la Biblia

Geerhardus Vos, “el proceso de la revelación no es sólo


conocimiento con la historia, sino que se encarna en la
historia”.
Debe tenerse presente, sin embargo, y contrariamente a lo
que algunos sostienen, que la revelación no consiste sólo en
eventos históricos, actos de Dios. Incluye manifestaciones
verbales de Dios que interpretan los actos. Sin esta parte
de la revelación, llamada “proposicional”, los hechos
históricos quedarían sumidos en la ambigüedad. Pongamos
como ejemplo el éxodo, acontecimiento cumbre en la
historia de Israel. Despojado de la interpretación oral dada
por Dios mismo a Moisés (Ex. 3), fácilmente perdería la
riqueza de su hondo significado. La historia registra otros
casos de movimientos migratorios y episodios de
emancipación colectiva sin ninguna significación especial.
La salida de Israel de Egipto pudo haber sido uno más.
Pero la revelación bíblica no se limita a consignar el hecho
escueto; añade lo declaro por Dios respecto a sus
propósitos para con aquel pueblo y las especiales relaciones
que a él le unirían con miras a convertirlo en un testigo del
Dios verdadero y de su justicia.
Lo mismo podríamos decir del evento supremo de la
Historia: la muerte de Jesús. Sin una explicación divina,
este hecho podría interpretarse de los modos más diversos
y con toda seguridad ninguna interpretación expresaría el
glorioso significado de lo acaecido en el Gólgota. Sólo la
30
Introducción a la Biblia

palabra de Dios podía desentrañar el misterio de la cruz:


“Esto es mi sangre del nuevo pacto que va a ser derramada
por muchos para remisión de pecados” (Mt. 26:28).
Los grandes actos de Dios son interpretados por Dios
mismo, no por hombres. Así la interpretación divina
completa la revelación a fin de que ésta cumpla su finalidad
y libre a los hombres de equívocos, ambigüedades y
errores. Como hace notar Oscar Gullmann, “la revelación
consiste de ambos: del acontecimientos salvadores es del
todo esencial en el Nuevo Testamento”. Podríamos añadir
que es esencial en toda la Biblia.
La credibilidad de la revelación bíblica es avalada por su
unidad esencial en la diversidad de sus formas y en su
carácter progresivo. Sus variados elementos teológicos,
éticos, rituales o ceremoniales constituyen un todo
armónico, con unas constantes que se mantienen tanto en
cuanto se refiere a los atributos y las obras de Dios como en
lo relativo a la condición moral del hombre, a su relación con
Dios, al culto, a la conducta, etc. En el centro está Dios
mismo.

B. Inspiración
El diccionario Webster define la inspiración de la siguiente
manera: “Es la influencia sobrenatural del Espíritu de Dios
ejercida sobre la mente del hombre, influencia que capacitó a
31
Introducción a la Biblia

los profetas, apóstoles y escritores sagrados para exponer la


verdad divina sin mezcla de error.” Por su parte, el diccionario
Espasa-Calpe dice: “Intimación que Dios hace al escritor
sagrado para que este escriba acerca de una determinada
materia, junto con una asistencia especial para que no yerre
en su exposición”.
El sustantivo mediante el cual se traduce el gr.
Theopneustos en 2 Ti. 3:16, que Reina Valera Rev. Traduce,
“toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. “Inspirada de
dios en VHA (Ver. Hispanoamericana) no es mejor que en
Reina y Valera Rev. 1960 porque theopneustos más bien
significa exhalada por Dios y no inspirada.
La idea no es la de que Dios exhala a través de las Escrituras,
o que las Escrituras estén exhalando a Dios, sino la de que
Dios ha exhalado las Escrituras, las palabras de Pablo
significan que la Escritura es producto divino, que debe
considerarse y estimarse como tal, y no que ella sea
inspiradora (aunque esto también es cierto).
La Escritura es el resultado del influjo o hálido divino.
A través de la “inspiración” el escritor es preservado del error
al escribir la revelación.
Sobre la base de este texto paulino (2 Ti. 3:16) la teología
regularmente emplea el término “inspiración” para expresar
tanto la idea del origen divino como el valor de las Santas
32
Introducción a la Biblia

Escrituras. Como sustantivo activo denota la operación de


Dios de producir la Escritura con su aliento; como sustantivo
pasivo se refiere al carácter “inspirado” que tiene la Escritura.
También se emplea la voz en forma más general, para
expresar la influencia divina que hizo posible que los órganos
humanos de la revelación (profetas, salmistas, sabios y
apóstoles) hablasen, como así también escribiesen, las
palabras de Dios”.

1. Inspiración Verbal
Existe un punto de vista el cual dice que Dios inspiró los
pensamientos pero no las palabras escritas. Dicho de otra
manera, Dios inspiró a los hombres y los dejó a su propio
criterio en la selección de vocablos y frases. Pero el
énfasis bíblico no recae sobre hombres inspirados, sino
sobre palabras inspiradas. “Dios habiendo hablado... en
otros tiempos a los padres por los profetas” (Hb. 1:1). “Los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo” (2P. 1:21). Además es difícil separar
palabra y pensamiento, ya que el pensamiento es palabra
interna (“y no penséis decir dentro de vosotros”; “dijo el
necio en su corazón”), mientras que una palabra es un
pensamiento expresado. Pensamientos divinamente
inspiradas. Pablo nos habla de palabras que enseña el
Espíritu Santo (1 Co. 2:13).

33
Introducción a la Biblia

Según 2 ti. 3:16, son precisamente los escritos bíblicos los


que han sido inspirados. La inspiración es una obra de
Dios que termina, no en los hombres que debían escribir la
Biblia (como si, después de haberles dado una idea de lo
que tenían que decir, Dios hubiese dejado librada a ellos la
manera de decirlo), sino en el producto escrito mismo. Es
la Escritura -grafé, el texto escrito- lo que ha sido inspirado
por Dios. La idea esencial aquí es que toda la Escritura
tiene el mismo carácter que los sermones de los profetas,
tanto cuando predicaban como cuando escribían (cf. 2P.
1:19-21, sobre el oríen divino de cada “profecía de la
Escritura”; véase también Jer. 36; Is. 8:16-20). Es decir, la
Escritura no es solamente la palabra del hombre, fruto del
pensamiento, la premeditación, y el arte humano, sino
también, y a la vez, la palabra de Dios, expresada por
labios humanos o escrita con la pluma del hombre. En
otras palabras, la Escritura tiene una doble paternidad, y el
hombre es solamente el autor secundario; el autor primario
(por cuya iniciativa, estímulo e iluminación, y bajo cuya
supervisión, cada autor humano realizó su tarea) es Dios.
La revelación a los profetas fue esencialmente verbal, a
menudo con un aspecto visionario, pero incluso, la
“revelación en visiones es también revelación verbal” (L.
Koehler, Old Testament Theology, trad, ing. 1957, p. 103).
Debemos definir la inspiración bíblica en los mismos
términos teológicos que la inspiración profética, o sea como
34
Introducción a la Biblia

el proceso total (múltiple, sin duda, en sus formas


psicológicas, como lo fue la inspiración profética) por medio
del cual Dios movió a los hombres que había escogido y
preparado (cf. Jer. 1:5; Gá. 1:15) para que escribieran
exactamente lo que él quiso que escribieran a fin de
comunicar el conocimiento salvador a su pueblo, y por
medio de este al mundo entero. La inspiración bíblica, por
lo tanto, es verbal por su misma naturaleza, porque son
palabras dadas por Dios las que componen las Escrituras
exhaladas por él mismo.
En consecuencia, la Escritura inspirada es revelación
escrita, así como los sermones de los profetas constituían
revelación oral. El registro bíblico de la autorrevelación de
Dios en la historia de la redención no es simplemente el
testimonio humano de la revelación, sino que el registro
mismo es revelación. La inspiración de la Escritura
constituye parte integral del conocimiento de revelación
porque por medio de la Escritura Dios dio a la iglesia su
propia descripción de su obra de salvación en la historia, y
su propia interpretación autorizada del lugar que ella ocupa
en su plan eterno. La inspiración, por lo tanto, garantiza la
verdad de todo lo que afirma la Biblia.
Se debe distinguirse entre palabras no inspiradas y registro
inspirado de ellas. Por ejemplo, muchos dichos de Satanás
figuran o están registrados en las Escrituras, y sabemos
que el diablo no fue inspirado de Dios cuando los
35
Introducción a la Biblia

pronunció. Pero el registro de esas expresiones satánicas


es inspirado.

2. Inspiración Plenaria
De acuerdo con la teoría de la inspiración parcial, los
escritores fueron preservados del error en asuntos
necesarios para la salvación, pero no en asuntos como
historia, ciencia, cronología y otros. Por lo tanto, de
acuerdo con esa teoría, sería más correcto decir que la
Biblia contiene la Palabra de Dios, más bien que afirmar
que es la Palabra de Dios.
Esa teoría nos sume en la ciénaga de la incertidumbre,
pues ¿quién puede juzgar de manera infalible lo que es
esencial para la salvación y lo que no lo es? ¿Dónde se
encuentra la autoridad infalible para decir con respecto a
qué parte es la Palabra de Dios, y qué parte no lo es? Y si
la historia de la Biblia es falsa, luego la doctrina no puede
ser verdadera, pues la doctrina bíblica se fundamenta en la
historia bíblica.
La parte que ha correspondido al hombre en la producción
de la Escritura es simplemente la transmisión de lo que
había recibido. Psicológicamente, desde el punto de vista
de la forma, resulta claro que los escritores humanos
mucho contribuyeron a la preparación de la Escritura:
investigación histórica, meditación teológica, estilo
36
Introducción a la Biblia

lingüístico, etc. Cada libro de la Biblia es, en un sentido, la


creación literaria de su autor. Pero teológicamente, desde
el punto de vista del contenido, la Biblia considera que sus
escritores humanos nada contribuyeron, y que la Escritura
es exclusivamente creación de Dios. Esta convicción se
basa en el concepto de los fundadores de la religión bíblica,
todos los cuales declararon haber transmitido - y en el caso
de profetas y apóstoles, haber escrito. Lo que, en su
sentido más literal, son palabras de otro: Dios mismo.

3. Inspiración viva, no mecánica


La inspiración no significa dictado, ni que los escritores
adoptaban una actitud pasiva y su mente no tomaba parte
alguna en la escritura del materia, aunque es cierto que
algunas porciones de las Escrituras fueron dictadas, como
por ejemplo, los Diez Mandamientos y el Padrenuestro. La
misma palabra inspiración excluye mera acción mecánica,
y la acción mecánica excluye la inspiración. Dios no habló
por medio de hombres como hablaría por medio de un
megáfono. El Espíritu Santo usó las facultades del hombre,
produciendo así un mensaje perfectamente divino que no
obstante ostenta las características de la personalidad del
escritor. Es la Palabra del Señor, pero en cierto sentido, la
de Moisés, de Isaías o de Pablo. Es Dios quien habla en el
hombre, Dios que habla por medio del hombre, dios que
habla como hombre, Dios que habla a favor del hombre.
37
Introducción a la Biblia

La idea no es la de dictado mecánico, o la escritura


automática, o de cualquier procedimiento que entrañe la
suspensión de la acción de la mente del escritor humano.
Encontramos conceptos de inspiración de este tipo en el
Talmud, Filón, y los Padres de la iglesia, pero no en la
Biblia. La dirección y el control divinos bajo los cuales
escribieron los autores bíblicos no representan una fuerza
física o psicológica, y no limitaron, sino que más bien
aumentaron, la libertad, la espontaneidad, y la creatividad
de su actividad literaria.
El hecho de que en la inspiración Dios no eliminó la
personalidad, el estilo, el punto de vista, y el conocimiento
cultural de sus escritores no significa que su control sobre
los mismos haya sido imperfecto, o que ellos,
inevitablemente, al dedicarse a escribir lo que habían
recibido para transmitir, distorsionaron la verdad. B.B.
Warfield se burla benévolamente de la noción de que
cuando Dios quiso que Pablo escribiera sus epístolas “se
vio en la necesidad de bajar a la tierra y escudriñar
cuidadosamente a los hombres que encontró allí, en busca
afanosa del que, en general, pudiera ser el más adecuado
para el cumplimiento de su propósito; y entonces le impuso
violentamente el material que quería expresar por su
medio, contra sus tendencias naturales. Por cierto nada de
eso ocurrió. Si Dios quería que su pueblo contara con una
serie de cartas como las que escribió Pablo, prepararía a
38
Introducción a la Biblia

un Pablo que pudiera escribirlas, y el Pablo a quien puso


en esta tarea fue un Pablo que espontáneamente hubiera
escrito justamente una serie de cartas de este tipo” (The
Inspiración and Authority of the Bible, 1951, p. 155).
La inspiración no es una cualidad que pueda vincularse con
las corrupciones que se infiltran en el curso de la
transmisión del texto, sino con el texto que produjeron
originalmente los escritores inspirados. En consecuencia,
el reconocimiento de la inspiración bíblica hace más
urgente la tarea de una meticulosa crítica textual a fin de
eliminar esas corrupciones y establecer cuál era el texto
original.
No debemos comparar la inspiración de los escritos
bíblicos con la inspiración de las grandes obras literarias,
aun cuando (como a menudo ocurre) los escritos bíblicos
sean realmente grandes obras literarias. La idea bíblica de
la inspiración se relaciona, no con la calidad literaria de lo
que se ha escrito, sino con su carácter de revelación en
forma escrita.

IV. DESARROLLO HISTÓRICO DE LA ESCRITURA.

“Una vez un misionero escribió el nombre de un utensilio que


necesitaba en un trozo de madera, y se lo dio a un jefe,
pidiéndole que se lo llevara a su esposa. El hombre preguntó
39
Introducción a la Biblia

que tenía que decir; no tiene que decir nada, solo llevar el
trozo de madera. Su asombro fue tal cuando la esposa del
misionero miró el trozo de madera y le dio la herramienta.
Estaba más allá de su comprensión que unas marcas en un
trozo de madera transmitieran un mensaje. Para el era un
profundo misterio; colgó el pedazo de madera en su cuello y
contaba con entusiasmo el milagro que había acontecido.”
La escritura es una actividad tan abstracta que no se ha
sabido de ningún pueblo en estado de barbarie que diera
inicio a algún sistema de escritura sin haber dado muestras
de este maravilloso arte.
Los alfabetos semíticos, el egipcio, el hebreo, el fenicio, el
Arameo, (en el que está escrito parte de la Biblia) y todos los
relacionados con ellos, se escriben sin vocales, aunque hoy a
veces se indican por medio de signos o acentos colocados
encima o debajo de las letras.
El hebreo y los alfabetos emparentados tienen un nombre
para cada letra que además significa algo concreto. Así,
aleph, es buey, beth, casa ; gimel, camello. Cuando los
griegos asimilaron las letras, adoptaron también sus nombres
con ligeras variaciones :  (alfa), (beta) (gamma).
El alfabeto Arameo originó varias escrituras, entre ellas la
armenia, que aún se utiliza. Consta de 38 letras, incluidas 16
que se añadieron para representar sonidos específicos
armenios. En Georgia se dispone de un alfabeto de 2 formas
40
Introducción a la Biblia

distintas. El mas antiguo, o escritura eclesiástica, se parece


al armenio, pues se supone que ambos alfabetos los inventó
en el siglo V san Mesrop, para lo cual se basó, en ambos
casos, en sus conocimientos de Arameo.
La invención de la segunda escritura Goergiana se atribuye al
rey Parnavaz y su llamado Mhedruli o “mano de soldado” ;
ese alfabeto se utiliza para la escritura corriente. El georgiano
moderno tiene un alfabeto de 39 letras y se escribe de
izquierda a derecha como el armenio.
Por otro lado, casi todas las escrituras semíticas se escriben
de derecha a izquierda, incluyendo el hebreo moderno.
Cuando los griegos adoptaron el alfabeto también escriben de
este modo. Posteriormente añadieron algunas letras para
representar sonidos inexistentes en el alfabeto semítico.
Primero convirtieron algunas letras en vocales :
a (alfa) e (épsilon) i
(iota)
o (Omicron) v (ípsilon).
A continuación  (fi),  (psi) (ji)  (xi) con una o
dos alteraciones mas surgió el alfabeto griego.
El griego se escribía a veces de izquierda a derecha y en
ocasiones utilizaban ambas direcciones. En este caso se
utiliza la expresión bustrofedon, que significa “Tal como ara el
buey”, puesto que la escritura se efectuaba hacia adelante y
hacia atrás.
41
Introducción a la Biblia

Posteriormente se estableció de un modo definitivo la


escritura de izquierda a derecha, disposición que adoptó
oficialmente el gobierno de Atenas en el año 403 a. C.
Los coptos, pueblo egipcio cuya lengua desciende
directamente de la de los habitantes del antiguo egipcio,
también la adoptaron. Aunque su alfabeto es muy parecido al
griego, añadieron unas cuantas letras procedentes de la
escritura demótica egipcia para expresar sonidos especiales.

A. Tipos de Escritura.
1. Jeroglíficos
Egipcios : la escritura nativa del Egipto
faraónico aparece en tres formas : Jeroglíficas
(gr., sagrado’ y  , ‘talladura’) ;
Hierática (gr ‘sacerdotal’) y
Demónica ( gr  ‘popular’).
 El sistema Jeroglífico. Los caracteres jeroglíficos
egipcios son signos pictóricos, originalmente figuras
destinadas a expresar las cosas que representaban;
muchas de ellas comenzaron a usarse pronto para
expresar sonidos, específicamente las consonantes de
la palabra egipcia para la cosa representada por la
figura jeroglífica. Tales signos podían entonces ser
usados para representar dichas consonantes en la
representación de otras palabras. Algunos de estos
42
Introducción a la Biblia

signos fonéticos terminaron por representar un solo y un


mismo sonido consonanticos, convirtiéndose así en uno
de los primeros signos alfabeticos del mundo.
 La escritura Hierática y Demónica. Son adaptaciones
de la escritura jeroglífica. La escritura hierática es un
tipo de escritura jeroglífica cursiva, que se escribía con
tinta y una pluma sobre un papiro, reducida a símbolos
formales que dejaron de ser pictóricos, para facilitar la
escritura rápida. Los jeroglíficos aparecieron en Egipto
poco antes de la fundación de la monarquía faraónica
(1a. Dinastía) 3000 a.C. y los caracteres hieráticos poco
después. La escritura Demónica es simplemente una
forma más rápida y abreviada de la escritura hierática
manual, que aparece alrededor del siglo VII a.C. y como
los dos tipos anteriores, perduró hasta el siglo V d. C.
 Desciframiento. Los anteriores sistemas de escritura
constituyeron libros cerrados durante 13 siglos hasta
que el descubrimiento de la piedra de Rosetta en 1779
durante la expedición de Napoleón a Egipto hizo posible
el desciframiento de la lengua y los sistemas de
escritura del antiguo Egipto. La piedra de Rosetta es un
decreto bilingüe de Ptolomeo V, 196 a.C. en griego y
egipcio, este ultimo en escritura joroglífica y demótica.
Esta piedra y el obelisco de Bankes permitieron al
frances J. F. Champollion lograr el desciframiento
43
Introducción a la Biblia

básico de los jeroglíficos egipcios en 1822, demostrando


que eran fundamentalmente fonéticos en su uso y que
la lengua egipcia era en realidad simplemente la lengua
de la que se deriva el copto, la lengua de la iglesia
egipcia autóctona.
Hititas. El sistema de jeroglíficos que usaban los hititas en
Anatolia y Siria principalmente en la segunda mitad del 2
milenio a.C. fue descifrado en 1946 y se está estudiando
actualmente en detalle, como también se usa para
compararlo con los dialectos hititas escritos con caracteres
cuneiformes. Es un sistema compuesto de simples sílabas
con signos especiales para sustantivos comunes.
2. Tipos Cuneiformes.
Acádico. En Babilonia se usaron las pictografías para
escribir sobre arcilla y piedra a partir del 3100 a. C. sin
embargo, se descubrió pronto que resultaba difícil dibujar
líneas curvas en arcilla y la pictografía fue gradualmente
reemplazada por su representación hecha mediante una
serie de incisiones en forma de cuña. Un cambio
adicional, debido a la comodidad, hizo que en lugar de
escribir en columnas verticales y de derecha a izquierda
se comenzara a escribir con los caracteres clásicos en
forma horizontal y de izquierda a derecha. Hacia el 2800
a. C. la escritura cuneiforme ya estaba plenamente
perfeccionada, aún cuando las formas de los signos fueron
44
Introducción a la Biblia

modificadas en diversos periodos. A partir del tercer


milenio a.C. la escritura cuneiforme, con por lo menos 500
signos diferentes, se usó ampliamente fuera de la
mesopotamia (Sumeria, Babilónica y Asiria). Se le adaptó
para escribir otras lenguas también, especialmente
dialectos semitas occidentales (el hurreo, las diversas
lenguas hititas).
Ugaritico. En Ras Shamra los escribas emplearon el
cuneiforme acádico para la correspondencia internacional
y algunos textos económicos del siglo XV - XIII a.C.
Paralelamente, empero, se formó un sistema de escritura
excepcional. Combinaba la simplicidad del alfabeto
cananeo (fenicio) que ya existía, con el sistema
mesopotámico de escritura sobre arcilla, con estilo,
pudiéndose así el alfabeto consonantico por medio de la
escritura cuneiforme. Puesto que se empleó para lenguas
semíticas como no semíticos (hurreas) se idearon 29
signos (mediante el agregado de unas cuantas cuñas en
un esquema sencillo que tenía poca o ninguna relación
con el acádico.) para representar los signos
consonanticos, y tres alef con diversas vocales (‘a. ‘i, ‘u ).
Varias tablillas destinadas a ejercitación proporcionan el
orden del alfabeto que prefiguraba el orden hereo.
Persa Antiguo. Bajo los persas aqueménidas, a la par de
la escritura aramea se empleó un sistema especial,
45
Introducción a la Biblia

derivado del cuneiforme babilónico para la lengua


indoirania (aria). Este sistema cuneiforme simplificado se
conoce principalmente por los textos históricos de los
reinados de Dario I y Jerjes. Una inscripción del primero,
escrito en una roca de Bisutun en persa antiguo,
babilónico, y elamita, proporcionó la clave para el
desciframiento de los sistemas cuneiformes cuando la
versión en persa antigua, fue descifrada poco después de
la publicación en 1845 de la copia hecha por Rawlinson.
Este sistema cuneiforme comprende tres sinos vocales, 33
signos consonanticos con vocal inherente, además de 8
ideogramas y dos divisores de palabras.
3. Sistemas Lineales.
El uso extenso de los jeroglíficos egipcios y de los
caracteres cuneiformes babilónicos en siro-palestina
desde el 3 milenio a. C. en adelante estimuló la producción
de sistemas mas simples para las lenguas locales. En
Biblos floreció durante el segundo milenio un sistema de
100 signos silábicos, pero no se ha logrado extenderlos
plenamente todavía. Al mismo tiempo surgieron en Creta
los sistemas denominados lineal A y B, con un sistema
relacionado en Chipre en donde se han encontrado
ejemplos de Ugarit.
Alfabético. En los comienzos del 2 milenio a. C. parecería
que un escriba que vivía en Siro - Palestina quizá en
46
Introducción a la Biblia

Biblos, se dio cuenta que su lengua podía representarse


con un número mucho menor de signos que cualquiera de
los silabarios que se empleaban en ese entonces y que
resultaban engorrosos ; cada consonante podía
representarse con un símbolo. Los símbolos que se
adaptaron eran figuras que seguían el modelo egipcio. La
escritura jeroglífica incluía figuras que representaban
sonidos iniciales de sus nombres solamente. El valor del
principio alfabetico radicaba en la reducción del número de
símbolos hasta llegar a uno sólo para cada sonido
consonantico en la lengua. Las vocales no se
representaban separadamente hasta que los griegos
adaptaron el alfabeto. Es probable que los símbolos fueran
tratados inicialmente como consonantes mas la vocal
correspondiente.
Fenicio - Hebreo primitivo. A partir del 1000 a. C.
podemos rastrear la historia de las letras con claridad, si
bien existen pocos especímenes escritos entre 1000 y 800
a.C. La dirección de la escritura era invariable era de
derecha a izquierda como en egipto.
Arameo. Los arameos adoptaron el alfabeto cananneo
cuando se asentaron en siria, y gradualmente le dieron
rasgos distintivos. La caída del imperio Persa y el
desplazamiento del Arameo común de la corte imperio
condujeron a la formación de muchas variedades locales.
47
Introducción a la Biblia

*. La escritura arcaica o protojudaica de Judá, 250 - 150


a.C. tal como aparece en los manuscritos de Qumram, es
de caligrafía formal derivada del arameo persa que, hacia
fines del siglo III, es una cruza entre los tipos formal y
cursivo parecida a los tipos arameos comunes de Palmira
y Nabatea, que también surgieron en esa época.
*. El periodo asmodeo 150 - 30 a.C. vio la formación de
un tipo de escritura formal ; mas cuadrado y mas angular,
que aparece en sus primera etapas en el papiro de Nash,
que ahora se fecha 150 a.C.
*. El periodo herodiano 30 a.C. - 70 d.C. fue una época
de veloz evolución y en consecuencia los textos pueden
fecharse en forma precisa.
*. El periodo post herodiano, después del 70 d.C. se
conoce muy bien en la actualidad sobre la base de
documentos comerciales legales fechados. La letra
cursiva no es de tipo literario sino sumamente complicado.
Griego. El alfabeto griego se atribuyó por tradición a un
comerciante fenicio Cadmo. Parecía probable, por la
forma de las letras, que los griegos ya para el siglo IX a.C.
habían adaptado el alfabeto a las necesidades de su
lengua indoeuropea.
48
Introducción a la Biblia

V. HISTORIA DEL TEXTO BÍBLICO

A. Historia Del Texto Hebreo

1. Antecedentes
Aunque el texto hebreo del Antiguo Testamento contiene
algunos pasajes en la lengua afín aramea, le llamamos
texto hebreo solamente, en vista de que estos pasajes son
relativamente cortos y se hallan sólo por excepción en unos
cuantos libros: casi seis capítulos de Daniel (2:4b-7:28), dos
pasajes de Esdras (4:8-6; 7:12-26), un versículo de
Jeremías (10:119 y un nombre propio en Génesis (31:47).
El período que hemos llamado la prehistoria del texto
hebreo puede considerarse terminada hacia el año 300 a.C.,
cuando la transmisión oral puede decirse prácticamente
sustituida por la transmisión escrita.
Excepto por esos datos escuetos, no tenemos pruebas
directas y concretas que nos permitan describir el proceso
anterior que llevo de la transmisión oral a la exclusivamente
escrita, pasando por la fase en que coexistieron por largo
tiempo. No existe ningún manuscrito hebreo anterior al siglo
tercero a. C. Prominentes autoridades judías y cristianas
están concordes en que no es posible trazar con certeza la

49
Introducción a la Biblia

línea seguida por el proceso de formación del texto bíblico


en esa lejana etapa.
Dice el profesor Shemaryahu Talmón, de la Universidad
Hebrea de Jerusalén: “Probablemente no hay ningún otro
texto, antiguo o moderno, testificado por tantos diversos
tipos de fuentes, y cuya historia sea tan difícil de elucidar
como la del texto del Antiguo Testamento”.
Estamos ciertos, sin embargo, de que la primera fase fue la
de transmisión oral, que en el caso del texto hebreo duró
muchos siglos. Todos los pueblos han preservado primero
que todo por la tradición oral sus más antiguos recuerdos.
Cuando Jacob y sus hijos se establecen en Egipto, hacia
principios del segundo milenio a.C., llevan ya sin duda un
tesoro de tradiciones del pasado patriarcal y de los
antecedentes mesopotámicos de nacor y Abraham.
Este tesoro, conservado oralmente, se habrá enriquecido
durante los siglos de permanencia en Egipto, y los años de
la peregrinación por el desierto. Llegados a Canaán, y al
ponerse en contacto con su población, se sumergen en un
mar de tradiciones que provienen de horizontes más
amplios. Cuando, para organizarse más establemente como
nación, complementan la legislación básica recibida en el
Sinaí con leyes y reglamentos más detallados, tienen
conocimiento de la legislación de otros pueblos,
especialmente de Mesopotamia.
50
Introducción a la Biblia

En esta época hallan, como parte de esas tradiciones


nuevas, himnos y cantos épicos antiguos que se conservan
y transmiten oralmente, pero también algunos por escrito.
Sus sabios llegan de alguna manera a conocer la literatura
de los pueblos circunvecinos: la de Egipto, que habrían
conocido en los largos años de esclavitud, y ahora la rica
literatura de Mesopotamia, puesta en escritura cuneiforme.
Al norte de Palestina han florecido los reinos de Ugarit y
Ebla que han dejado también un rico material literario.
Mucho de esto lo absorbe la cultura Israelita en formación,
depurándolo de sus connotaciones paganas y adaptándolo
a su riguroso monoteísmo. Con el tiempo, los primeros
escritores sagrados utilizan este material, cuyos rastros
pueden advertirse aquí y allá en el texto bíblico,
especialmente en los código, en el libro de los Salmos y en
la literatura de la sabiduría.
No sabemos cuándo, en el caso de Israel, comenzaron a
ponerse por escrito materiales que provenían de la tradición
oral. En Egipto ya existía la escritura cuando Jacob y sus
hijos se instalaron ahí, y aunque no es de esperarse que
ellos o sus descendientes pudieran leerla, pues era casi un
monopolio de la clase sacerdotal, por lo menos Moisés, que
recibió educación de príncipe, debió de haber podido
descifrarla, y de haber conocido por ello la historia y
tradiciones conservadas en documentos de ese país. Ya en
Canaán, los israelitas habrían entrado en contacto con
51
Introducción a la Biblia

tradiciones cananeas y mesopotámicas, y en una forma u


otra, conocido el contenido de la ya para entonces rica
literatura de esas regiones.
Es opinión comúnmente aceptada que las partes más antiguos de los escritos bíblicos pueden ser los cantos y poemas que se citan en los libros
históricos. Por ejemplo, entre otros:

El dicho de Lamec La Maldici Canción de


(Gn. 4:23-24); Canaán
Las Bendiciones de (Gn. 9:25-27);
Isaac de Jacob (Gn.49:2-
(Gn.27:27-29;39,40) 27);
El Cántico de Moisés El Poema de los
(Ex. 15:1-18); Romanceros
La Profecía de Balaam (Nm. 21:27-30);
(Nm. 23 y 24), El Cántico de
El Cántico de Débora Moisés
(Jue. 5); (Dt. 32:1-43)
El Cántico de Postrero La Elegía de David
de David (2 S. 23:1-7)
(2 S. 1:19-27); El Salmo de
El Salmo de Jonás Ezequías
(Jon.2:2-10) (Is. 38:10-20)
y el Salmo de
52
Introducción a la Biblia

Habacuc (Hab.
Cap. 3

Parte de este material se habría recogido oralmente, por


otra parte tal vez existía ya por escrito, aisladamente o como
elemento íntegramente de algún documento. En las propias
Escrituras se mencionan viejos escritos, parte de los cuales
se citan a veces textualmente, que fueron utilizados por los
escritores. En el Pentateuco los eruditos creen discernir
ciertos bloques de material que se incorporaron al cuerpo de
un libro, por ejemplo, el Decálogo en dos redacciones: (Ex.
20:1-17 y Dt. 5:1-21); un Código del Pacto (Ex. 20: 22-23;
33); un Código Ritual (Ex. Cap. 34); un Código de
Santidad (Lv. Caps. 18-26; un Código Deuteronómico
(Dt. Caps. 12-26) Y un Ritual del Arca (Nm. 10:35-36), si
bien no hay completo acuerdo sobre su respectiva
delimitación. Se citan en la Bíblica documentos, hasta hoy
perdidos, que los redactores utilizan en sus escritos, por
ejemplo:

Libro de las guerras de Yahvéh Nm. 21:14, 15;


Libro de Yasar (Jaser o “el justo”) Jos. 10:13; 2 S. 1:18;
Historia del Profeta Natán,
Visiones del vidente Yedo o Iddo 2 Cr. 9:29;
Libro de la historia de Salomón 1 R. 11.41;
53
Introducción a la Biblia

Libro de las crónicas de los reyes de Judá 1 R. 15:7;


Libro de las crónicas de Isr. 1 R. 15:31 (diferente de 1 y 2
de Crón.) y Libro de Yahvéh I)s. 34:16.

No se ha descubierto hasta hoy, y después de tanto tiempo


es casi seguro que no exista ya, ningún manuscrito original,
de primera mano, sea del escritor sagrado mismo -lo que
llamaríamos un autógrafo- los escritos del Nuevo
Testamento. Sobre todo de los del Antiguo, ni siquiera
sabemos con precisión, y en algunos casos ni aun con
aproximación, la fecha en que se escribió un libro o parte de
un libro bíblico. Incluso no hay seguridad de que el
verdadero autor de un libro sea aquel cuyo nombre lleva.
Sólo en contador casos es tal cosa muy probable. Por
ejemplo, Esdras, Nehemías, Amós, quizá Ezequiel y por lo
menos en parte, Jeremías, pues se menciona que empleó
como amanuense a Baruj Ben Neriyáh. En la redacción de
los libros históricos, y obviamente en casos como los
Salmos y Proverbios, intervinieron varios autores,
compiladores y revisores, hasta que los libros asumieron la
forma final.

2. De lo oral a lo escrito.
Como antes dijimos, no sabemos con seguridad cuándo
comenzó la redacción de los textos bíblicos. Algunas
autoridades piensan que debió de haber sido ya bajo la
54
Introducción a la Biblia

monarquía, cuando no sólo quedó más formalmente


organizada la nación como tal sino, junto con ello, asumió
una forma más definida y estructurada el culto, con el
templo de Jerusalén como centro, y un sacerdocio bien
organizado y establecido. Seguramente, como base de la
organización, política y religiosa de Israel, se contaba ya con
una redacción del texto bíblico del Pentateuco, muy
probablemente se iban poniendo ya por escrito materiales
como los salmos de que era autor David. En tiempos de
Ezequías (siglo 8) se pusieron por escrito unos proverbios
atribuidos a Salomón (Pr. 25:1). Y como dicho rey ordenó
que en el templo se cantaran salmos de David y de Asaf (2
Cr. 29:30) es muy probable que hubiera de ponerse también
por escrito. Según parece, Isaías escribió algunos de sus
oráculos (30:8). Jeremías dictó alguno de los suyos (36:4,
8, 10, 32). Para entonces ya existía por escrito Miqueas y
Abdías, porque Jeremías los cita, textualmente al primero y
casi textualmente al segundo en 26:18. Esto era a
mediados del siglo 7. Y hay que recordar que en ese mismo
siglo se halló, bajo el rey Josías, un “libro de la ley” cuando
se reparaba el templo (2 R. 22.8). Quizá como éstos habría
ya por escrito otros materiales bíblicos, pero, por supuesto,
no tenemos manera de saber el estado en que se hallaba
entonces su texto. Ya hemos dicho que no existe a la fecha
ningún manuscrito hebreo anterior al siglo tercero a. C.

55
Introducción a la Biblia

Seguramente durante la cautividad de Babilonia los


escrituristas judíos emprendieron con más empeño la tarea
de reunir y organizar los escritos sagrados, e iniciaron la
labor de revisión y anotación. Pero sería un trabajo
elemental todavía. Excepto el Pentateuco, ni siquiera se
daban aún por completada la colección de libros sagrados.
Faltaban, por supuesto, los escritos de Esdras y Nehemías y
de los profetas posteriores al exilio: Hageo, Zacarías,
Malaquías y posiblemente Joel. Se nos dice que al regreso
de Babilonia, Esdras traía con sigo “la Ley de dios” (Esd.
7:6-14), que Nehmías llama “Libro de la Ley de Moisés”
(8:1). Podría haber sido una copia del texto del Pentateuco
en su primera redacción, que los deportados habrían llevado
al cautiverio, y que podemos llamar Protopentateuco, o
una forma primitiva de Deuteronomio. En cualquier caso,
tampoco sabemos el estado del texto.
La tradición atribuye a Esdras y sus Escribas una gran
actividad escriturísticas, reuniendo y restaurando los libros
sagrados. Y en 2 macabeos 2:13, se refiere que Nehemías
“fundó una biblioteca” y reunió en ella los libros sagrados en
su texto, es de suponerse, primitivo. Estas referencias
pueden tener una base histórica, en el sentido de que al
regreso del exilio se dieron pasos importantes no sólo para
la formación del canon sino hacia la fijación del texto de los
libros del Antiguo Testamento.

56
Introducción a la Biblia

De la forma del texto en esta etapa tenemos testigos


importantes. Los eruditos bíblicos llaman “testigos” los
documentos y citas que arrojan luz sobre el texto. En este
caso los testigos son unos contemporáneos y otros
posteriores. El primero es la versión griega llamada
Septuaginta (LXX), hecha principalmente en Alejandría
aproximadamente entre los años 250 y 150 a.C. Decimos
principalmente porque parece probable que algunos libros
como Salmos, Samuel y Ester hayan sido traducidos en
Palestina y llevados a Egipto. Los testigos posteriores son
los tárgumes (La palabra heb. Targum denota una
traducción aramea o una paráfrasis de alguna parte del A.T.
- Nuevo Dicc. Bíblico-) como el Seudojanatán, el Samaritano
y el Palestino (sig. 1 D.C.) y el famoso de Onkelos (s. 2
d.c.); las versiones griegas de Aquila, Símaco y Teodoción,
del siglo 2 d.C.; las siríacas, especialmente la llamada
Peshitta (S. 2 ó 3 d.C.), y las versiones latinas: la llamada
Vetus latina, o Latina Antigua (S. 2 ó 3 d.C.) y la Vulgata
(fines del siglo 4 d.C.). Esta última fue hecha por San
Jerónimo de la hebraica veritas, como él decía, o sea del
texto hebreo por él conocido. Por supuesto, estas
traducciones revelan la forma del texto en que se basaron.
Otro testigo importante es el manuscrito samaritano del
Pentateuco que se conserva en Nablús. Aunque la copia es
de la Edad media (se le asignan fechas entre el siglo 11 y el
14), el texto data, según W.F. Albrigth, del siglo primero de
57
Introducción a la Biblia

nuestra era. Comparada con el texto oficial, llamado


masorético que se fijó más tarde, muestra unas 6.000
diferencias o variantes, en unas 2.000 de las cuales
coinciden con la LXX. Según algunas autoridades esto
podría indicar, en ambos casos, que existía un texto anterior
y diferente del que más preferirían los rabinos y que
finalmente desembocaría en el Texto Masorético. Pero
otros autores, por el contrario, piensan que el Samaritano es
una revisión del texto rabínico aludido.
Testigo de extraordinario valor en la Hexapla de Orígenes,
primera mitad del siglo 3 d.C. Tiene seis columnas (de ahí
su nombre), a saber, respectivamente, el texto hebreo del
A.T., el mismo transcrito en caracteres griego, y luego
paralelamente las versiones griegas de Aquila, Símco y
Teodoción. Las variantes de éstas entre sí, y con el texto
hebreo, saltan a la vista. Hay además, fragmentos muy
raros en papiro, como los de Exodo y Deuteronomio
adquiridos por W.L. Nash en Egipto, en 1902, y que llevan a
su nombre. Según Albright datan del siglo 2 a.c., aunque
otros como Paul Kahle, lo fechan a mediados del siglo
primero d.C. Otros fragmentos de manuscritos bíblicos que
llamaron mucho la atención fueron los descubiertos en la
segunda mitad del siglo próximo pasado (a partir de 1890)
en un depósito de manuscritos en desuso, llamado gueniza
o genizá de una vieja sinagoga del Cairo. Datan al parecer

58
Introducción a la Biblia

del siglo 10 dC., pero hay autoridades que suponen que


algunos podrían datar del siglo 5 d. C.
De todos los que existen hoy, los testigos más importantes
son los manuscritos de Qumrán, en la ribera del mar
Muerto, que empezaron a descubrirse en 1947, e incluían
dos de Isaías, uno de ellos prácticamente completo, y
numerosos fragmentos de todos los libros del Antiguo
Testamento, con excepción de Ester, a estos manuscritos, y
la luz que arrojan sobre la historia del texto bíblico nos
referiremos más particularmente después.
Del estudio de todos estos testigos se sacan dos principales
conclusiones. La primera es que en la fase en que
comienza a prevalecer la transmisión escrita sobre la oral se
marca más al regreso de la cautividad. Ya no existía
entonces un Estado Judío propiamente dicho, así que ahora
son las Escrituras, especialmente el Pentateuco las que
sirven de base y fuerza a la identidad nacional. Durante los
dos siglos siguientes, la transmisión escrita se refuerza, y
alrededor del año 300 a.C. acaba por imponerse. Fue
entonces cuando el texto bíblico sale, por decirlo así, de su
prehistoria, y empieza su historia propiamente dicha.
La segunda conclusión es que estos testigos dan fe de un
hecho que ya se había establecido por otros indicios y sobre
otras bases, y que ellos confirman fuertemente. Es el hecho
de la existencia, desde muy antiguo, de diversas tradiciones
textuales. Esto es natural si se toma en cuenta que las
59
Introducción a la Biblia

tradiciones textuales son concreción de tradiciones orales, y


éstas, por razón del propio medio oral, no se transmiten en
una línea uniforme e invariable sino que, de boca en boca,
se ramifican en varias líneas que con el tiempo ofrecen
diferencias, a veces apreciables, entre sí. Es decir, que ya
desde la etapa de transmisión oral se van formando
diversas tradiciones. Con más razón a partir de la
transmisión escrita.
No hubo, pues, originalmente, un solo texto, algo así como
el arquetipo, del cual se hubieran derivado, por efecto de
revisión, diversas tradiciones textuales.
Por otra parte, en virtud de que el texto bíblico escrito no se
transmitió primeramente en bloque, formando un solo
volumen o códice, sino en rollos por separados, escritos
originalmente en diversas épocas, y copiándose después
por separado, en fin de cuentas el texto de cada libro tiene
su propia historia, no puede asegurarse que su desarrollo
haya seguido exactamente el mismo curso que el del texto
de los demás libros.
En el propio texto bíblico final el Texto Masorético, del cual
se han hecho todas las versiones modernas en las varias
lenguas, se hallan presentes diferentes tradiciones textuales
que sin duda corresponden en términos generales a
diferentes tradiciones orales, compárense, por ejemplo, 2 S.
Cap. 22 con el Salmo 18; 1 Cr. 16.8-36 con Sal. 105:1-15;
96:1-13; 106:1, 47, 48. También 2 R. 25:1-22 con Jer. 39:1-
60
Introducción a la Biblia

10 y 52:4-27; dentro de los Salmos mismo, Sal. 31:23-4b


con 71:1-13; 60:7-4 con 108:8-14. Bien sabido, es por otra
parte, que los dos libros de Crónicas representan tradiciones
diferentes de las que representan los dos libros de Reyes, y
de ahí las diferencias que se encuentran en los pasajes
paralelos respectivos.

3. Labores de los escribas


En el largo proceso de desarrollo del texto bíblico tuvieron
una intervención decisiva los Soferin o escribas. Su trabajo
consistía originalmente en la simple copia de manuscritos,
pero con el tiempo asumieron, por el conocimiento que iban
adquiriendo sobre las escrituras sagradas, un papel más
importante: el de revisores, anotaciones, correctores y
finales redactores de ellas. En los escritos rabínicos se les
atribuye mucha importancia en ese sentido a los escribas
que colaboraron con Esdras en sus trabajos bíblicos al
volver del exilio. El escriba llegó a ser, como dice Talmon,
“Un socio o participe menor en el proceso de creación
literaria”.
He aquí las principales formas como los Soferim participaron
en el desarrollo del texto, además de su trabajo básico de
copistas:
a. Señalamiento de letras y palabras dudosas. Las maneras
más antigua de marcarlas fue poner sobre ellas.
61
Introducción a la Biblia

b. Modificación de la antigua escritura. Introdujeron los


caracteres asirios o arameos, también llamados
“cuadros”, en uso hasta hoy, en lugar de los arcaicos
(fenicios o palmirenos). Aunque la tradición atribuyó este
cambio a Esdras, realmente fue gradual. Todavía se
usaba la escritura arcaica, al lado de la otra, como se ve
por las inscripciones de las monedas judías acuñadas por
Simón.
c. Macabeo (medidas del siglo 2 a.c.). Pero ya están en
caracte cuadrados los manuscritos más antiguos de
Qumrán (fines del siglo 2 a.c.) y eran ya usuales en
tiempos de Cristo. En Mt. 5.18, el transcripción del
hebreo yod, la letra más pequeña en la escritura
cuadrada, pero no en la arcaica.
d. Separación de palabras. Al parecer en la escritura
hebrea, como en la de otras lenguas antiguas,
originalmente no se separaban las palabras, sino que se
ve por la inscripción de Siloam, los escribas las
separaban con un punto. En las copias, sin embargo,
podían ocurrir errores y copiarse dividida en dos. Los
masoretas formaron listas de los casos principales de uno
y otro tipo que debían corregirse. Algunas variantes se
debe simplemente a una separación diferente de las
palabras.
e. Letras finales. Para que se marcara mejor la separación,
los escribas inventaron para cinco letras una forma
62
Introducción a la Biblia

diferente cuando quedaran al final de palabra. Son las


letras men, nun, isadé, pe y caf. Aunque este cambio fue
también gradual, sus formas finales aparecen ya en lo
manuscritos de Qumrán, y se conservan.
f. Letras vocales. Al regreso del exilio el arameno había
sustituido al hebreo en el uso corriente de los judíos. El
hebreo iba quedando más y más reservado a la lectura
de las Sagradas Escrituras. Pero aunque los lectores en
público conocían el hebreo lo suficiente para poder leer el
texto consonántico los soferim hallaron que sería
necesaria alguna ayuda a los lectores para saber con
seguridad qué vocales correspondían a las consonantes
del texto. Idearon, entonces, valerse de algunas
consonantes para que en ciertos casos indicaran una
vocal. Son las llamadas matres lectionis, “madres de la
lectura”; y la alef, para la a;la he para a, e y o finales; la
yod para la e y la y; la vav para la u y a veces la o.
g. Sistema Kethib-Queré. Los soferim desarrollaron este
sistema de anotación para indicar al lector cuándo debía
leerse una palabra de manera diferente de cómo estaba
escrita en el texto. Kethib significa “está escrito”; queré,
“léase”. La palabra en cuestión se marcaba con un
circulo en la parte superior. Y en el margen, siguiendo la
abreviación 8, lo que debía leerse. Este sistema apreción
primero en relación con el nombre divino YHVH, escrito
asi pero que no debía intentarse leer. En su lugar debía
63
Introducción a la Biblia

leerse Adonai (el Señor) o Elohim (dios). Como el


nombre impronunciable aparece muy a menudo en el
texto, la indicación queré respectiva dejó de marcarse,
dándola por sobrentendida, por lo cual se le llamó queré
perpetuo. Siglos después cuando se estableció el
sistema de puntos vocales, en vez del queré perpetuo se
dieron a YHVH las vocales e-o-a para leer Adonai (la
primera vocal es en hebreo combinación de q y e, y para
abreviar se pusó únicamente esta última, así como, por la
misma razón al final sólo se puso a). De esto provienen
el error ortográfico de escribir Jehova (inglés, Jehovah)
porque al hacer las versiones se creyó que las vocales de
simple contraseña pertenecían al hombre sagrado. Para
leer Elohim se pusieron al tetragrama (cuatro letras) las
vocales e-o-i.
Después del sistema K-Q se hizo extensivo a los casos
de ortografía defectuosa o defectiva (abreviada). En el
primer caso el, Queré daba la ortografía correcta, y en el
segundo la plena, o sea con martes lectionis. Se aplicó
también después a vocablos expresiones consideradas
indecorosas o blasfemas. El queré las suavizaba con un
eufemismo. Por ejemplo en 1 S 5.6, el Kethib es Ofelim
(“pustulas”) y el queré tejorim (“tumores”). En 2 R 18.27,
el K es jará (“excremento”) y el Q, isoáh (estiércol”), el K,
shayin (“orines”) y el Q, memei raguelávin (“aguas de los
pies” y en hebreo “pies” se usa como eufemismo para los
64
Introducción a la Biblia

órganos genitales). Y es que, como sucede en todas las


lenguas, palabras que originalmente eran propias y no
tenían nada de indecente llegaron a tener con el tiempo
un sentido rudo indecoroso u ofensivo, y tratándose de la
lectura ritual los soferim los sustituyeron. Habría otros
eufemismos que venían ya en el texto mismo, y por tanto
no necesitaron cambio.
El sistema K-Q funcionaba también a la inversa. Se
marcaban con Q en el margen palabras que estaban en
el texto, pero que se consideraban extrañas a él y no
debían leerse, asi como palabras que faltaban en el texto
y que en la lectura debían agregarse. Pero
generalmente, por respecto al texto, no se tachaban en él
las primeras ni se insertaban las segundas. Con el
tiempo, el sistema llegó a servir a los comentaristas
judíos como recurso homilético, pues les permitía cambiar
la lectura de un texto no porque fuera, incorrecto, sino
para aplicarle una exégesisque se prestara mejor para
actualizarlo y derivar de él enseñanzas y exhortaciones
no estrictamente contenidas en el texto escrito.
h. Nun invertida. Para indicar pasajes dudosos en cuanto a
su colocación en el texto o su autenticidad empleaban
una letra nun invertida, al principio y al final del pasaje en
cuestión. Así, por ejemplo, están marcadas Nm. 10.35-
36; sal 107.21-26. Hay en total nueve casos.

65
Introducción a la Biblia

i. Cotejo de manuscrito. Dado que existía diferentes


tradiciones textuales y diversas copias de manuscritos,
los escribas no pudieron menos que cotejarlas y notar las
diferencias o variantes. En un principio simplemente
aceptaban para el texto las lecturas mayoritarias, o sea,
en las que coincidían la mayoría de los manuscritos
examinados, y descartaban las que ocurrían en minoría.
Más tarde procuraron evaluar las variantes, y las que les
parecieron de importancia, las indicaron en el margen
como queré.
j. Letras suspendidas o alzadas. En unos cuantos casos
(no más de cuatro) marcaron variantes que consideraban
de índole especial por medio de letras escritas sobre una
palabra. Por ejemplo, en jue 18.30, según una redacción,
el sacerdote idólatra Jonátan es nieto de Moisés. Otra
redacción, al parecer para librar al gran legislador de la
afrenta de tener un nieto idólatra, modificó el nombre y
añadiendo una un (n) al texto consonántico lo convirtió en
Manasés. Los escribas optaron por conservar la nun,
pero escribiéndola alzada para indicar que el nombre es
realmente Moisés. Asi lo explica el comentarista judío
Rashi (siglo 11 d.c.)
k. Alteraciones accidentales del texto. Los escribas
respetaban escrupulosamente el texto, ponían sumo
cuidado en las copias que hacían. Pero era natural que a
veces se les deslizaran algunos errores las copias se
66
Introducción a la Biblia

hacían a la vista o al dictado. En el primer caso podían


confundirse letras de forma parecida, y resultar una
palabra por otra.De forma parecida son, por ejemplo, en
la escritura arcaica, la beth (b) y la dálet (d), la he (h) y la
yod (y), y en la cuadrado la beth y la caf (k), la yod, la
Vav( v,w) y la záyin (z), la resh (r) y la dálet, la he la jet (j).
En el segundo caso, podían confundirse palabras de
sonido parecido. En el escriba escucharía a veces una
palabra por otra. También podía omitirse o repetirse una
letra cuando iba junto a una igual, y esto sucedía a veces
aun con palabras cuando las próximas eran iguales. Si
dos líneas comenzaban o terminaban con una palabra
igual, al ira la vista del manuscrito que se estaba
copiando a la copia que se estaba haciendo, podía
saltarse una línea. Podía incurrir se en una transposición
de letras y aun palabras. Dos palabras podían copiarse
como una sola y viceversa, una dividiesen dos. Se podía
cometer faltas de ortografía.
l. Alteraciones intencionales del texto. Hay una
aparentemente incongruencia o contradicción en el hecho
de que, por una parte, los escriban fueran, como hemos
dicho antes, muy escrupulosos en su respeto al texto, aun
a la forma misma, y por otra se permitirán a veces
cambiarlo intencionalmente. Pero esto se explica. Los
cambios estaban motivados por la reverencia a Dios,

67
Introducción a la Biblia

inclusive a su nombre, y, aunque parezca contradictorio, a


lo que llamaríamos el decoro del texto.
Lo primero que los escribas procuraban era salvaguardar
el nombre sagrado de posible falta de respeto. Ya vimos
cómo empleaban para ese fin el sistema K-Q. Pero
además, según parece, cambiaron en algunos casos el
texto mismo poniendo Adonai (el Señor) o Elohim (dios)
donde el original diría YHVH. Por eso en pasajes
paralelos hallamos en uno este tetragrama y en otro
Elohim, sin que esto sea cuestión de las dos fuentes
documentales yahvistas o elohistas. Compárense, por
ejemplo, “2 Sam 5.19-25 y 1 Cr. 14.10-16, o el salmo 14
con el 53.
En los nombres de personas de que formaban parte el
nombre de Dios se introducían modificaciones, al parecer
con objeto de que al pronunciarse, si se hacia una pausa
accidental que separa el nombre divino, se evitara la
impresión de que era éste, por sí, el que se pronunciaba,
con posible profanación. Por eso algunos de esos
nombres aparecen en dos formas, original y la
modificada: Yehoajaz y Yoajaz, Yehojanán y Yohanán. A
veces el nombre se escribía con Yeho excepcionalmente:
Yosef, por ejemplo, aparece sólo una vez con Yehosef. El
escrúpulo se hizo extensivo a la abreviación Yah del
nombre sagrado, que se usaba como final de nombres
(son los que han castellanizado terminados en (ías). Los
68
Introducción a la Biblia

nombres aparecen también con la terminación yahú. P.


eje., Abiyáh (Abías) y Abiyahu. El respeto al nombre
sagrado era tal que si el copista lo escribía por error
donde el manuscrito del que copiaba decía Adonai o
Elohim, le estaba prohibido borrarlo. Así que lo que hacía
era encerrarlo en un cuadro para indicar que estaba
escrito ahí por error. Aunque con menos frecuencia, se
procuraba proteger también el nombre Elohim y su
abreviación, el. El nombre Betharbeel, de Os 10.14 lleva
la indicación de que debe pronunciarse Betharbel, porque
como ésta escrito significa “casa de la emboscada de
Dios”, y como pareció ofensivo decir que Dios pone
emboscadas, se quiso disimular el nombre divino y que el
nombre sonara como “casa de Arbel”.
No sólo se procuró salvaguardar de profanación el
nombre sagrado mismo, sino también se cambiaron en
algunos casos los hombres, compuestos en que entra el
nombre Baal, que significa “señor” o “dueño”.
En el nombre de un Dios pagano cananeo. En un
principio se asimiló, adaptándolo al sentido monoteísta
hebreo, y se aplicó a Yahvéh, como sinónimo de Adonai,
“el Señor”, y en esa forma entró en la composición de
nombres de personas. Pero a veces el nombre aparece
alterado, con bosheth (“vergüenza, afrenta, infamia”) en
ves de Baal. El nombre un hijo de Saúl que aparece en 2
S. 2.8 como Ish-bosheth era originalmente Ish-baal.
69
Introducción a la Biblia

El respeto al nombre de Dios se hizo extensivo a la


ciudad de Jerusalén, residencia según las escrituras, de
ese nombre de una ciudad egipcia que en el texto hebreo
aparece como ir Haheres (“ciudad de destrucción” Is
19.18), en el texto de que se tradujo este pasaje en la
versión griega LXX era Ir Hatsédeq (“ciudad de justicia”).
Pero este nombre podía equiparla con la santa ciudad de
Jerusalén. Se cambió, pues, primeramente, a Ir Hajeres
“ciudad del sol”, en griego Heliópolos), y así aparece en
manuscritos de Qumrán y algunas versiones antiguas.
Como la h y la j son muy parecidas en la escritura hebrea,
fu fácil cambiar nuevamente a Ir Haheres. Son también
alteraciones intencionales las llamadas tiqquné soferim
(“enmiendas de los escribas”). Se hicieron al parecer
muy temprano y a veces no es fácil deducir cuál era la
lectura original. En los escritos rabínicos se dan listas de
ellas que van desde siete hasta 18, pero algunas
autoridades modernas creen poder localizar otras que no
están en esas listas, algunas de las cuales indican cómo
era el original. También obedecieron al deseo de evitar
faltas de respeto a Dios, incluyendo ciertos
antropomorfismos. En el aparato crítico de la Biblia
Hebraica Stutgarthensia se anotan 14 de esas
enmiendas. La versión popular dios habla hoy registra
algunas de ellas. Eje:

70
Introducción a la Biblia

Gen 18:22. El texto actual dice: “Abraham estaba aún


delante del Señor”. El original decía: “el señor estaba aún
delante de Abraham” los escritas lo enmendaron porque
en Hebreo “estar en pie delante” de alguien puede
significar estar a su disposición y servicio. Había que
evitar, pues, que se entendiera que el señor estaba al
servicio de Abraham.
1 S 3.13. Texto actual (RVR1909): “Sus hijos se han
envilecido”: sus hijos han blasfemado a Dios” (RVR1960).
Esto pareció a los escribas demasiado fuerte.
Job 7.20. Texto actual: “Una carga para mi mismo”.
Original: “Una carga para ti mismo” (para dios, a quien
Job se dirige).
Jer 2.11 texto actual: “Mi pueblo ha trocado su gloria”.
(habla Dios).
Ez 8.17. Texto actual: “Aplica el ramo a sus narices”.
Original “Aplica el ramo a mis narices” (habla Dios).
Hab 1.12. Texto actual: “No moriremos”. Original: “Tú
(Dios) no mueres. Se juzgó ofensivo decirle eso a Dios,
aunque el paralelo del mismo versículo es sinónimo: “Tú
eres eterno”.
Zac 2.8 (heb 2.12); Texto actual: “La niña de su ojo”.
Original “la niña de mi ojo” (habla Dios). Aunque la
expresión original es muy tierna dios dice: “El que os
toca, toca la niña de mi ojo”. Los escribas quisieron
71
Introducción a la Biblia

enmendar esta expresión antropomórfica y oscurecieron


la belleza del original.
m. Alteraciones por incertidumbre. Algunas veces,
aunque la alteración era intencional, se debía más bien a
una decisión del copista ante un caso de incertidumbre.
En el manuscrito del que copiaba, se hallaba con una
nota al margen, que no sabia insertarse en el texto,
porque el copista anterior lo hubiera omitido por error, o
era sólo comentario suyo o de algún lector. A veces, por
temor de dejar fuera del texto algo que a él pertenecía, el
segundo copista la insertaba.
Otras veces, al copiar un pasaje, el copista recordaba un
pasaje paralelo de la Escritura, en que había algo que no
aparecía en la copia que tenia al frente. Pensando que
los pasajes debían armonizarse, y que el escriba anterior
había cometido una omisión por error, insertaba lo que le
parecía faltar. Otras alteraciones eran por asociaciones
de ideas, ya que los copistas, sabiéndose de memoria las
Escrituras, insertaban en un pasaje algo que realmente
pertenecía a otro. En otras ocasiones se producían
lecturas dobles cundo el copista tenia delante varios
manuscritos con lecturas diferentes. Sintiéndose incapaz
de decidir cuál era la auténtica, prefería, por reverencia al
texto escritural, conservar ambas lado a lado
combinándolas en una sola. Un caso notable es el de Sal
10.3, en que el texto hebreo actual dice: “El codicioso
72
Introducción a la Biblia

bendice desprecia al Señor”. “Bendice” es una enmienda


antigua por eufemismo, en vez de “maldice”. La falta de
conjunción copulativa entre ambos verbos parece indicar
que son lecturas diferentes de diversos manuscritos. Un
copista o los escribas que revisaron el salmo no se
decidieron por una u otra, y optaron por dejar juntas las
dos (VP restablece la lectura original en el primer caso,
pero también conserva las dos).
Con menos frecuencia, el copista o el escriba revisor, al
hallar un pasaje difícil de entender; trataba de aclararlo
expandiendo el texto mismo o haciendo una anotación al
margen, que después otro copista, pensando que era una
omisión del copista anterior, que debía insertarse,
introducía en el texto.
Según Barthélemy buen numero de los tiqquné soferim
fueron obra de escribas saduceos de la época asmonea
(segunda mitad del siglo 2 a segunda mitad del siglo 1
a.C.). Los fariseos, que adquirieron preponderancia hacia
75 a.C. Y que se atenían al texto original, aunque ya
corregido, los conservaron, pero ya no consistieron que
se produjeran otros más. El texto, como veremos
después, se había venido haciendo más y más estable.
4. Entre R. Hillel Y 70 D.C.

Desde el regreso de la cautividad, y más todavía desde 300


a.C. aproximadamente, cuando la transmisión escrita
73
Introducción a la Biblia

sustituyó por fin a la oral, se había hecho sentir la


necesidad de un texto uniforme y definitivo de las Sagradas
Escrituras. Pero cuando sobrevinieron las persecuciones
bajo los seléucidas de Siria, por eso ocurrió la destrucción
de numerosos manuscritos bíblicos (168-165 a.C.), esa
necesidad se hizo más aguda.
Era necesario que la etapa durante la cual podían seguir
teniendo lugar alteraciones debidas al proceso mismo de
revisión y redacción final del texto, quedara cerrada y el
texto se estabilizara. Fueron al parecer los fariseos quienes
hicieron mayor presión a este respecto. Gordis, citando
pasajes de la literatura rabínica, postula la teoría de que
antes de la destrucción del Segundo Templo (70 d.c.) existía
un arquetipo depositado en el recinto sagrado. Consistía de
tres manuscritos (rollos o Códices), a los cuales alude el
Talmud, y que a veces se mencionan como “el libro del
recinto” (del templo, Séfer Haazaráh). Al parecer esos
manuscritos fueron seleccionados, no se sabe por quiénes,
entre 76 y 67 a.c., entre los manuscritos que representaban
tradiciones textuales diferentes, quizá la babilonia, la
palestina y la egipcia. Se depositaron en el templo, para
servir como norma de las copias autorizadas para leerse en
las sinagogas y en los actos rituales.
Ya para entonces había surgido y cobrado importancia una
nueva clase de autoridades bíblicas judías: Los masoretas.
El nombre les viene de que eran redactores y custodios de
74
Introducción a la Biblia

la Masora (“Transmisión” o “tradición”), un sistema de


comentarios y anotaciones, que había comenzado en
Babilonia, durante la cautividad, y que se había ido
desarrollando tanto allá como en Palestina, sólo que en dos
escuelas. Las anotaciones se hacían generalmente en el
margen del texto bíblico. La Masora palestina se dividía en
Masora Magna (grande) y Masora Parva (pequeña).
A principios del primer siglo de la era cristiana, y al parecer
debido principalmente a los trabajos de Hillel y su escuela
rabínica, apoyados por los fariseos, se acentuó la
preferencia por un texto antiguo y conservador. De ese tipo
eran casi seguramente los manuscritos del templo. Como,
según dijimos antes, en este tiempo ya no se permitían los
cambios del texto, por lo menos mayores, los manuscritos
bíblicos pasaron de manos de los escribas propiamente
dichos a los masoretas. Como entre los manuscritos del
arquetipo del templo había diferencias, los masoretas
decidían cuáles lecturas habían de considerarse mejores.
Tomaban la decisión por simple mayoría numérica;
adoptaban aquella en que por lo menos dos de los
manuscritos coincidían, y desechaban la tercera. Pero ya
no tocaron el texto el mismo. Sus anotaciones iba, como ya
se dijo, en el margen. De esta manera derivaban de los tres
rollos o códices del Sefer Haazaráh, el arquetipo o texus
receptus oficial.

75
Introducción a la Biblia

Sin embargo, aunque primero aceptaba por los círculos


oficiales del judaísmo, esa norma no fue acatada
inmediatamente por todos. Desalentaría, pero no excluyó
por completo, la confección y uso de copias no enteramente
ajustadas a ese patrón. Las copias oficialmente
autorizadas cacarían un costo fuera del alcance de la
mayoría, de modo que continuaron sacándose copias libres,
llamadas “vulgares”, más baratas. Y se usaron no solo en
la diáspora sino en las comunidades baratas. Y se usaron
no sólo en la diáspora sino en las comunidades de la propia
Palestina que estaban distanciadas del judaísmo oficial,
como los samaritanos y los qumranitas. Estas copias, como
fuera de una rigurosa inspección oficial, estaban cuajadas
de variantes debidas a errores de copistas o motivos
teológicos. Pero también, puesto que a veces se sacarían
de manuscritos más antiguo, o en cotejo con ellos,
contendrían lecturas preferibles y aún quizás originales.
La marcha del desarrollo del texto hacia un textus receptus
trajo como consecuencia la revisión del LXX para ajustarla
más al texto hebreo preferente. Hubo una primera revisión
en el siglo 1 a.c. y otra en tiempos de Hillel. Mas tarde ¡,
como el naciente cristianismo había hecho de la LXX su
Biblia, dado que relativamente pronto prevale los
apologistas cristianos en sus polémicas con los judíos, los
rabí patrocinaron otras versiones griegas y acabaron por
repudiar totalmente la LXX. Pero por lo pronto se
76
Introducción a la Biblia

conformaron con la revisión, para los cual, según algunos


autores, se empleó un texto hebreo de la tradición de
babilonia, introducida en Palestina tal vez en la época
macabea. Seria, según se cree, un texto de “tipo
masoretico” o que podríamos llamar protomasorético, que
luego, según Cross, sería proclamado hacia mediados de
ese siglo. Esto significa pues, que el texto bíblico podía
considerarse prácticamente fijado, en su forma
consonanticantes de la destrucción del templo. Si le
llamamos protomasorético, y no de una buena vez,
masorético, se debe a dos razones. La primera es que
probablemente el Séfer Haazaráh contenía sólo el
Pentateuco, de manera que los demás libros de hecho
quedaban todavía abiertos a revisión. La segunda es que la
vocalización del texto, que no quedó fijada hasta el siglo 9 o
10 d.c., estaba expuesta a producir variantes. No podía
darse por realmente fijado el texto hasta que la vocalización
quedara decidida. En rigor, por tanto, sólo puede hablarse
de texto masorético a partir de entonces.
En cuanto al “libro del recinto” (del templo) no ha llegado
copia de él hasta nosotros. Según una antigua leyenda los
sacerdotes habrían logrado salvarlo de la destrucción de 70
d.c. y lo habrían sacado copias para distribuirlas en la
diáspora.

5. Texto A La Luz De Qumran.


77
Introducción a la Biblia

Se descubrieron cerca de un Wadi < vado de un río > llamado


Qumrán, a unos quince kilómetros al Sur de Jericó en 1947.
En las inmediaciones de las ruinas de Qumrán unos 600
manuscritos, diseminados en once cuevas.
Uno de los hallazgos más notables de los tiempos modernos
fue el realizado en la primavera de 1947 de una verdadera
biblioteca manuscrita en cuevas de la región de Qumran,
cerca de la orilla noroeste del mar Muerto. La importancia de
este descubrimiento para la historia del texto bíblico es en
verdad extraordinaria, porque los manuscritos bíblicos
encontrados ahí provienen de fines del siglo 3 a.c. al año 68
d.c. o sea que son más de 10 siglos anteriores a los más
antiguos que se conocían.
Tan pronto como fue posible estudiarlos con tranquilidad, pues
hasta 1949 el nuevo estado de Israel y sus vecinos árabes
estuvieron en guerra, eruditos judíos, católicos y protestantes
colaboraron en el cotejo de los nuevos manuscritos con el
texto tradicional llamado masorético. Sin esperar los
resultados de ese estudio por expertos, el amarillismo
periodístico se apoderó del tema. Algunos comentarios
precipitados crearon la impresión de que el texto de esos
manuscritos eran diferentes. Hubo quien llegó a decir que por
ello... Habría que escribir de nuevo la Biblia!
Los manuscritos bíblicos más extensos que aparecieron en
Qumran fueron dos de Isaías, a que se dieron las siglas IQI y
IQIS el primero practicante completo, y fragmentos muy
78
Introducción a la Biblia

numerosos de diversas copias de los demás libros del Antiguo


Testamento, excepto el de Éster, que al parecer la comunidad
de Qumran no aceptaba como libro sagrado. Lo primero que
llamó la atención de los eruditos bíblicos es que los
manuscritos de Qumran representa varios tipos o tradiciones
textuales. Parece evidente en la comunidad dueña de tan rica
biblioteca se leían, y en su escribanía se copiaban,
manuscritos de formas textuales diferentes, aun del mismo
libro, y al parecer todos se consideraban como Sagrada
Escritura. Algunos parece acercarse más al texto samaritano,
en tanto que otros parecen seguir la tradición textual que
sirvió de base a la versión griega LXX la mayoría, sin
embargo, parecen encuadrarse más en el tipo textual que
desembocó en el texto masorético. Algunos autores creen
poder identificar en los manuscritos en el que, igual que se
perciben en la versión LXX, el texto parece haber estado más
estabilizado, porque se muestra más compacto y
relativamente con menos variantes. Los manuscritos de
Samuel son los que parecen alejarse más del tipo
protomasorético. Lo mismo se observa en el Deuteronomio
de la cueva 5. El designado como 4QSam, uno de los más
antiguos (siglo 3 a.c.) ofrece lecturas que concuerdan con
LXX, otras que son como las del texto Masorético (TM), y
otras que difieren tanto en LXX como en Tm. El 4Qsam, del
siglo 1 a.c., ofrece un cuadro semejante de acuerdo y
desacuerdos.
79
Introducción a la Biblia

Caso por demás interesante es el de los manuscritos de


Salmos. Hay unos que se ajustan a la colección masorética
de 150 salmos, en tanto que otros contienen adiciones. El
estudiado por J.A. Sanders (11QPS) incluye 2 S. Cap. 23,
tres salmos que se conocían por versiones antiguas un pasaje
del deuterocanónico Sabiduría tres salmos o himnos que eran
desconocidos y una inserción en prosa que trata de la
actividad literaria de David, y que le atribuye 3.600 salmos y
450 cánticos. (Por la versión siríaca se conocían dos salmos
adicionales que el mss de Qumrán no tiene, todo lo cual
indica existencia de manuscritos de los salmos que contenían
155 en vez de los 150 del libro canónico). Los dos grandes
manuscritos de Isaías representan textos diferentes. IQIS de
una tradición textual más antigua y ofrece lecturas más
difíciles. Al parecer en Qumrán se copiaba de preferencia.
Representa lo que se ha llamado texto arcaico. Está más de
acuerdo con el TM que el otro manuscrito. Su ortografía sigue
una escritura más plena, con muchas matres lectionis y
lecturas más fáciles. Muestra numerosas correcciones, a
veces de una mano posterior, no sólo de letras sino en
ocasiones de líneas enteras que faltaban en la primera copia.
Sus lecturas debidas a error de copistas son más numerosas
que en el TM. Relativamente pocas de sus variantes se
consideran superiores a las del TM. En general, su texto es
inferior a éste. Parecería que sus correcciones fueron hechas
para ajustarse a él.
80
Introducción a la Biblia

Del examen de los manuscritos de Qumrán puede derivarse


importantes conclusiones. Muestran, en primer lugar, que el
texto bíblico se hallaba todavía en un estado relativamente
fluido, por lo menos fuera de los círculos oficiales, si es que
éstos había ya, efectivamente, un “arquetipo” o textus
receptus. Al menos, el texto no estaba todavía tan
definitivamente fijado que dejaran de hacerse y de circulares
copias diferentes, sobre todo las destinadas para su uso
popular y en las que al parecer se ponían menos cuidados.
En Qumrán estaban representadas las tradiciones textuales
que sirvieron de base a las grandes versiones antiguas, y
algunas de sus variantes aparecen también en citas de libros
apócrifos, en escritos rabínicos y cristianos primitivos, y hasta
en manuscritos medievales.
La comunidad de Qumrán no tenía ni idea de un textus
Receptus exclusivo. En segundo lugar, los manuscritos de
Qumrán indican, por otra parte, la existencia de un texto que
ya para entonces era preferido y que se iba imponiendo más y
más a los otros. Es el que hemos denominado
protomasorético, de tipo conservador y arcaico, favorecido por
los escribas fariseos. Millar Burrows, que fue de los primeros
en estudiar IQIS dice de él lo que un sentido general puede
decirse de los demás manuscritos bíblicos de Qumrán: “En
términos generales (IQIS) confirma la antigüedad y
autenticidad del texto masorético, donde se aparta el texto
tradicional, éste es usualmente preferible. Otro erudito bíblico
81
Introducción a la Biblia

eminente, W.F. Albright, dice: “La mayor sorpresa textual de


los hallazgos de Qumrán ha sido probablemente el hecho de
que la mayoría de los rollos y fragmentos presentan un texto
consonántico que en si no puede distinguirse del texto de los
pasajes correspondientes en nuestra Biblia masorética”.
El interés y el valor del hallazgo de los libros bíblicos en
Qumrán se puede resumir en los siguientes puntos:
Antes de los descubrimientos de Qumrán, el manuscrito más
antiguo del texto completo hebreo del Antiguo Testamento
provenía del siglo IX d.C ahora tenemos manuscritos que dan
testimonio del texto hebreo del A.T. mil años más antiguos.
Con eso los especialistas en crítica textual pueden comparar y
evaluar mejor los testimonios textuales provenientes de la
versión griega conocida como la Septuaginta (LXX) y del
Texto masorético (TM). Los textos bíblicos del Qumrán han
mostrado ser una tradición textual con historia propia, ya que
algunas veces coinciden con el TM y otras con la LXX.
Tenemos el caso de Dt. 32:43 donde el texto de Qumrán
coincide más con la LXX que con el TM:

TEXTO TEXTO TEXTO LXX


MASORÉTIC QUMRÁN
O
Alabad, Exaltad, ¡Cielos, exultad
naciones, a cielos con él; con él, y
82
Introducción a la Biblia

su pueblo. que le adoren adórenle los


porque él todos loshijos de Dios!
vengará la dioses, Exultad,
sangre de porque naciones con
sus siervos, y vengará la
su pueblo y
tomará sangre de sus todos los
venganza de hijos, y hará mensajeros de
sus caer la
Dios narren su
enemigos. venganza fuerza! Porque
sobre sus él vengará la
Y hará enemigos y
sangre de sus
expiación por retribuirá a lossiervos, tomará
la tierra de su que lo odian. venganza de
pueblo. sus
adversarios,
Y purificará la dará su pago a
tierra de su quienes le
pueblo. aborrecen y
purificará el
suelo de su
pueblo.

83
Introducción a la Biblia

En otras ocasiones, el texto de Qumrán ofrece un testimonio


textual ausente tanto en TM con el LXX. Tenemos el caso de
1 Samuel 10:17 el TM (reflejado en DHH y RVR-60) termina
el capítulo en el v. 27 con la frase : << .... y no le trajeron
presente; más él disimuló. >> el texto de 1 de Samuel
encontrado en Qumrán (4Qsam), al igual que el texto griego
de Flavio Josefo, agrega un párrafo completo. Llama la
atención que the New Revised Standard Version ya ha
incluido este texto para la lectura y uso de la iglesia.
Por su parte, Nahas, rey de los amonitas, había estado
oprimiendo severamente a los gaditas y rubenitas. Nahas
sacaba el ojo derecho de cada uno de ellos y no permitía que
nadie salvara a Israel. Nadie de los israelitas que vivía al otro
lado del Jordán, quedó sin que Nahas, rey de los amonitas, le
arrancara el ojo derecho. Sin embargo, siete mil hombres
escaparon de los amonitas y se refugiaron en jabes de
Galaad.
Según los comentaristas, este texto no debe considerarse
como adición secundaria debido a que introduce material
totalmente nuevo sin ningún motivo exegético a apologético.
1. Antes de los descubrimientos sólo existían copias griegas
de los libros deuterocanónicos. Ahora los expertos tienen
acceso a manuscritos arameos y hebreos de algunos de
esos libros.

84
Introducción a la Biblia

2. Los descubrimientos de los textos bíblicos en Qumrán


también han ayudado en el estudio de la lengua hebrea.
Algunos manuscritos tienen la grafía palohebrea, mientras
que otros están escritos en el hebreo de grafía aramea o
cuadrada.
3. En cuanto al Asunto del canon, los descubrimientos de los
libros bíblicos en Qumrán permiten ver que todavía en esa
época no había una tradición firme que asegurara el número
y orden de los libros canónicos.

B. Historia Del Texto Griego Del Nuevo Testamento


Para Jesús y la comunidad cristiana original de Palestina, las
Sagradas Escrituras eran la de la Biblia Hebrea. Hemos visto
que ya para entonces el texto hebreo estaba prácticamente
fijado en su forma protomasorética, de modo que los primeros
cristianos no tuvieron que preocuparse de su fijación ni
conservación. Esta se hallaba en muy buenas manos, la de
los masoretas.
Más tarde, cuando el cristiano se ha difundido y alcanzado
más fuerza en el mundo de habla griega, y la mayoría de
creyentes sean de esa habla, la Biblia de la Iglesia será la
versión Septuaginta, hecha antes de la era cristiana, por lo
cual las comunidades cristianas no han tenido parte en la
elaboración de su texto. Cuando los judíos rechazan por fin la
LXX, esta queda casi enteramente en manos cristianas. Es
85
Introducción a la Biblia

ahora la Iglesia la que hace que se saquen y multipliquen sus


copias, y en este proceso el texto sufre alteraciones
accidentales e intencionales, éstas últimas motivadas por el
afán , consciente o semiconsciente, de hacer más efectivas
sus citas en la polémica entablada con los judíos para
demostrar que Jesús es el Mesías de que hablan los profetas.
Pero no sabemos casi nada de ese proceso. Las copias más
antiguas de la LXX que existen son de manos cristiana, pero
datan de los siglos 4 y 5 de nuestra era, cuando ya el
cristianismo se había difundido considerablemente en el
mundo occidental, de habla latina, de modo que ya existían y
circulaban con profusión relativa versiones latinas primitivas.
Pronto serían sustituidas por ella como la Biblia de la Iglesia.
Como realmente no sabemos con alguna seguridad cómo era
el texto de la LXX original, la cual además, según vimos
anteriormente, sufrió varias revisiones rabínicas para ajustarla
al texto hebreo, carecemos de punto de referencia para
precisar los cambios introducidos a su vez en el texto griego
por los cristianos.
Lo que ahora nos concierne realmente es la historia del griego
del Nuevo Testamento, cuyo inicio tardó algunos decenios
después de la muerte de Jesucristo, y tardó quizás algunos
decenios más para considerarse como escritura sagrada.
Pues por un tiempo, cuando los primeros cristianos hablan de
la “Escritura”, aluden a la de la Biblia hebrea que hoy
llamamos Antiguo Testamento. Sólo en 2 P. que es un escrito
86
Introducción a la Biblia

tardío, se alude a las cartas de Pablo, indirectamente, como


“Escritura”, al denunciar a los que tuercen su contenido,
“como tuercen las demás escrituras”.
Los rollos de la Sagrada Escritura que se leían en las
sinagogas, como el de Isaías que Jesús leyó en la de
Nazaret, serían del texto protomasorético. El que iba leyendo
el funcionario etíope (Hch. 8:28) si éste no sabía hebreo, debe
de haber sido la LXX, como casi seguramente en el caso de
los estudiosos bíblicos de Berea (Hch. 17:11). Apolo, oriundo
de Alenjandría, que “era muy versado en las Escrituras”
(Hch.18:24) posiblemente las leyera en hebreo, pero siendo
judío helénico es probable que también o más bien, las
estudiara en la versión griega.
En el Nuevo Testamento hay más de 200 citas textuales del
Antiguo. Según Pfeiffer el 80 por ciento de ellas no se hacen
del texto hebreo sino directamente de la LXX. De las
restantes, no todas se ajustan al protomasorético, sea porque
se hicieran tal vez de memoria, o porque se había leído en
copias “populares” o “vulgares”, no autorizadas, del texto
hebreo, o en versiones griegas diferentes a la LXX según ésta
ha llegado hasta nosotros, o hasta las versiones al arameo,
como la de Sal. 22:1, citado por Cristo en la Cruz.

1. Prehistoria del texto griego.

87
Introducción a la Biblia

Sólo a muy grandes rasgos puede trazarse la historia del texto


del Nuevo Testamento. En algunos respectos aparece más
complicada que la del texto hebreo. En otros, parece más
simple. No obstante el gran número de manuscritos griegos
que existen, como se verá más adelante, faltan suficientes
anteriores al siglo 4 d.C., y los que existen son solamente
fragmentos de apenas 21 papiros. No batan para seguir
alguna línea más o menos marcada de su desarrollo. Con
suma razón, pues, ha dicho C.M. Martini: “ La crítica textual
del Nuevo Testamento no puede pretender todavía de haber
logrado una historia clara y detallada del texto”.
Aunque para los cristianos de la primera generación la
apelación a las Sagradas Escrituras (Antiguo Testamento)
tenía por objeto principal probar a sus opositores judíos que
Jesús de Nazaret era el Mesías en ellas prometido, no podían
conformarse sólo con ellas. Para el sostén positivo de su
propia fe necesitaban saber más sobre Jesús, cómo había
vivido, que había hecho y dicho, cómo había muerto y
resucitado.
Como en el caso del texto hebreo hay una etapa, la de la
transmisión oral, que hemos llamado la prehistoria del texto.
Fue relativamente breve, si se compara con la del texto
hebreo, pues duró apenas algo más de tres decenios.
Mientras vivieron los apóstoles y otros discípulos, que habían
conocido y escuchado personalmente a Jesús, y de los que
algunos lo habían acompañado en todo su ministerio, o en
88
Introducción a la Biblia

parte de él, ellos se encargaban de referir lo que habían visto


y de repetir lo que habían escuchado de los propios labios del
Señor. Al testimonio profético de las Escrituras judías añadían
de viva voz su propio testimonio. “Nosotros somos testigos”,
decía Pedro ante el Sanedrín (Hch. 5:32). Así se mantuvo
viva por un tiempo de tradición oral. A ella recurría Pablo
mismo, que no había conocido a Jesús en su humanidad,
cuando aseguraba a los corintios: “ En primer lugar, os he
trasmitido lo que yo a mi vez recibí” (1 Co. 15:3).
No obstante que el periodo de transmisión únicamente oral
fue tan breve, alcanzaron a formarse varias tradiciones orales,
cuya variedad se echará de ver en los varios escritos mismos
del Nuevo Testamento. Así, por ejemplo, Pablo, en su
discurso de despedida en Mileto, cita palabras de Jesús que
no llegaron a incorporarse a los Evangelios: “Hay más dicha
en dar que en recibir” (Hch. 20:35). No hay motivo para dudar
que sean auténticas y de que Pablo las recibió por tradición
oral. Pronto, sin embargo, esas tradiciones orales
empezarían a consignarse por escrito y a circular en copias
hechas libremente, en diversos lugares y por diversas manos.
No sabemos con certeza cuales fueron los primeros escritos.
Quizás reseñas concisas de incidentes sueltos en la vida de
Jesús. tal vez colecciones de sus dichos, memorias sucintas
de los testigos o apuntes de los que oían hablar a estos. Los
eruditos bíblicos suponen la existencia primordial de una
colección de dichos de Jesús que se designa conjeturalmente
89
Introducción a la Biblia

Logia (en griego, “Palabras”). Fragmentos de una vieja copia


de esa colección podrían ser los dos del llamado Papiro
Oxyrrinco, hallada una en 1897 y otra en 1903, que datan del
siglo 3 d.C. Con más vaguedad se alude también a un
primitivo documento o tradición escrita que se designa con la
letra Q, inicial del lemán Quelle, “Fuente”.

2. De lo oral a lo escrito
En todo caso, la etapa puramente oral que precede a la
información del texto del Nuevo Testamento fue, como dijimos
antes, sumamente breve. Otro tanto es la intermedia, en que
se pasa de la tradición oral a la escrita, al parecer esos
anónimos y misteriosos primeros escritos cuya existencia y
contenido sólo puede onjeturarse por inferencia, ya que no
existe de ellos copia alguna. Por otra parte, no parecen haber
sido abundantes, quizá porque los creyentes de esa primera
generación estaban tan ciertos de que la Segunda Venida del
Señor iba a ocurrir pronto, tal vez antes de que ellos murieran,
que no sentían demasiado interés en poner por escrito, para
más larga y permanente preservación, lo que sabían de él.
El primer escrito del Nuevo Testamento que conocemos es la
primer carta del apóstol Pablo a los Tesalonicenses. La
escribe desde Corinto hacia el año 50 d.C. Con ella se abre,
pues, la etapa de la tradición escrita. La actividad epistolar
del gran apóstol continúa hasta su muerte, ocurrida entre los
90
Introducción a la Biblia

años 61 y 67, y con ellas se forma una cuarta parte del texto
neotestamentario y ciertamente su núcleo doctrinal, hacia el
año 65 aparece el primer Evangelio, el de Marcos, al que
siguen con poco intervalo Mateo y Lucas. Unos 20 años
después, hacia el 90 d.C., aparece el Evangelio según San
Juan. Entre tanto han aparecido las cartas llamadas
universales o católicas: Pedro, Juan y Judas, la de Santiago,
el magnífico tratado de autor desconocido que llamamos “A
los hebreos”, y finalmente, por el mismo tiempo que el
Evangelio de Juan, o poco después, el Apocalipsis o
Revelación.
Un estudio de todos estos escritos muestra la confluencia de
diversas tradiciones orales y primitivas documentales en la
composición de su texto, aunque no puedan delimitarse
siempre con cierta exactitud.
Desde luego se advierten en los evangelios, aun en los
llamados sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, que son más
parecidos entre sí. Las divergencias y aparentes
contradicciones que hasta el lector casual encuentra en ellos
se deben sin duda a esa diferencia de tradiciones que se
perciben sobre todo en los pasajes paralelos. Son
mayormente diferencias de orden secundario o de detalle,
pero existen. Por ejemplo, ¿ fue solo un ciego (Mr. 10.46-52;
Lc. 18.35-43) o fueron dos (Mt. 20.29-34) en el milagro de
Jericó? ¿Fue la purificación del templo el mismo día de la
entrada triunfal (Lc, 19.45), o el día siguiente (Mr. 11.12, 15)
91
Introducción a la Biblia

Más todavía ¿Fue al comienzo de la semana última, como


asientan los Evangelios sinópticos, o al principio del ministerio
de Jesús, como lo registra Juan ( 2.13-22)? Por supuesto, no
todas las diferencias entre los Evangelios deben haberse
originado en diferentes tradiciones orales o textuales. Otras,
es casi evidente, pararen deberse a la diferencia de
propósitos homiléticos de los evangelistas y de los lectores a
quienes se dirigían. Si el evangelio según San Juan es tan
notoriamente diferente de los sinópticos, es porque más que
una narración, el autor parece haberse propuesto una
interpretación de la persona de Jesucristo en su
trascendencia cósmica y su ámbito universal.
Igual que en el caso del Antiguo Testamento, no hubo durante
siglos un solo texto, o sea, un textus receptus del Nuevo.
Parece que, por el contrario, la libre multiplicación de copias
de los escritos que vinieron a formar el Nuevo Testamento dio
lugar también a la formación, según una teoría que no ha
estado exenta de debate, de familias textuales que, como en
el caso del texto del Antiguo Testamento, se fueron formando
en torno de ciertos grandes centros de educación bíblica
cristiana. Pero esto sólo puede decirse en sentido general,
porque de todos modos esas familias textuales no pueden
distinguirse con relativa seguridad. Se han propuesto por lo
menos cuatro familias o principales tipos de texto: el
protoalejandrino, el llamado oriental, emanado quizá de
Cesarea y Antioquía, y el llamado occidental, que se
92
Introducción a la Biblia

desarrolló probablemente en África, Italia y Galia. Algunas


autoridades consideran que el tipo de Cesarea, no bien
confirmado, podría ser más bien una rama del occidental.
En caso de que efectivamente se hayan desarrollado y
puedan ser diferenciados esos tipos textuales, no existen,
como ya se indicó antes, suficientes testigos, o sea
manuscritos, de la época en que se habrían ido formando.
Los testigos que se citan de cada uno de ellos son
relativamente tardíos. Ninguno data de antes del siglo 4 d.C.
Así, proto alejandrino se mencionan los códices B y Sinaítico
(siglo 4), del alejandrino, L (siglo 9), T (siglo 5) y minúsculo 33
(siglo 9), del oriental, el designado con la letra griega theta
(siglo 9) y las versiones siríacas llamadas sinaíticas y
curetoniana (siglos 4 al 7), y del occidental, el códice D (siglos
5/6) y la versión latina antigua designada como K (siglos 4/5).
El tipo alejandrino, llamado por algunos críticos también
“neutral”, es el que generalmente se considera como mejor
conservado.
Comenzaba la etapa en que se depende ya casi
principalmente del texto escrito, las copias circulan primero,
como sucedía con los escritos del Antiguo Testamento, en
rollos por separado o en hojas sueltas de papiro.
Pero con ellas empiezan a formarse colecciones. Al parecer,
la primera fue la de las cartas paulinas. Más tarde, quizá la
de los evangelios. Hacia fines del siglo 2 los cristianos
adoptaron la forma códices, hojas encuadernadas como libro,
93
Introducción a la Biblia

un sistema que había empezado a usarse desde el siglo 1 y


que acabó por sustituir los rollos y las tabletas recubiertas de
cera como material de escritura. Parece que los primeros
códices cristianos fueron de los cuatro evangelios, de los
cuatro Evangelios y Hechos, de 10 cartas paulinas, de las 13
cartas paulinas. Fue ya bien entrado el siglo 3 cuando
aparecieron códices con todo el Nuevo Testamento y con toda
la Biblia (A. y N.T.).
A diferencia del caso del texto del A.T., existe una rica y
variada abundancia de manuscritos del Nuevo Testamento.
Son de tres clases: papiros, los más antiguos, códices
unciales o sea escritos solamente con puras mayúsculas, y
códices escritos solamente con minúsculas. Se conocen hoy
por lo menos 86 papiros, 296 unciales y 2795 en minúsculas.
Sólo 59 de los códices son de todo el Nuevo Testamento,
algunos que están todavía completos, pero otros no. De los
papiros, que consignan partes más o menos extensas del
N.T., hay dos colecciones famosas: la adquirida por Chester
Beatty en 1930-31, existente en Dublín, y la de Martín
Bodmer, adquirida en 1955-56, actualmente en Ginebra. Se
identifican con una p (de tipo gótico) y un número alzado. Son
cuatro los más notables. El primero de ellos es el p 52
(Rylands) con fragmentos del Evangelio según San Juan.
Data probablemente de la primera mitad del siglo 2 d.C.,
según algunas autoridades podrían ser del tiempo Adriano
(117-38) o tal vez aun del de trajano (98-117-d.C.). En todo
94
Introducción a la Biblia

caso, es el más antiguo manuscrito griego del Nuevo


Testamento que se conoce. Contiene Jn. 18-31-33, 37,38.
Sólo unos cuantos versículos, como se ve, pero esto ha sido
suficiente para probar la antigüedad del Evangelio y echar por
tierra teorías anteriores de que databa, cuando muy
temprano, de la segunda mitad del siglo 2. Aquí tenemos, aun
fijándole la fecha promedio, una copia que distaría todo lo
más unos dos o tres decenios de la fecha de su composición.
Esto no sólo confirma la fecha generalmente aceptada de 90
d.C. sino podría hacerla retroceder quizá hasta el 80 d.C.
Los otros tres más importantes papiros son el Bodmer p66,
también con fragmentos de Jn. de hacia el año 200, el
Bodmer p72 con Jud. y 1 & 2 P., del siglo 3 o del 4, y del
Bodmer p75 con extensos fragmentos de Lc. y algunos de Jn.
Por su antigüedad merecen citarse también p46, p64, y p67, los
tres hacia 200 d.C.
Los códices unciales más importantes son el Sinaítico,
designado con la letra hebrea álef, único de todo el Nuevo
Testamento y con partes del Antiguo, primero descubierto en
1844 y que data del siglo 4 d.C., el vaticano (B), del mismo
siglo, de cuya existencia en la Biblioteca del vaticano se sabía
desde el siglo 15, pero no dado a conocer hasta 1889, con
fragmentos de toda la Biblia incluso de algunos libros
deuterocanónicos, y el Alejandrino (A), del siglo 5, con el
Antiguo Testamento y casi todo el Nuevo. El sinaítico y el
Alejandrino se hallan en el Museo Británico. Los tres
95
Introducción a la Biblia

pertenecen, con excepción de los Evangelios en el A., al tipo


textual llamado alejandrino o neutral.
Hacia principios del siglo 4 aparece un texto cuya preparación
se atribuye a Luciano de Antioquía, que sufrió el martirio en
312, y que lleva su nombre. Se conoce también como
bizantino, sirio o Koiné. Proviene de una combinación de
textos alejandrinos, orientales y occidentales. Vino a ser el
más usado por la Iglesia Bizantina, pero siendo secundarios,
los eruditos bíblicos consideran que es de menos autoridad
que los antes mencionados y que solo muy raras veces la
lectura que únicamente él da es correcta. De este tipo se
consideran los unciales E, del siglo 6, F, G, H, y V, del siglo 9,
y S, del siglo 10. Los Evangelios del Códice Alenjandrino (A)
son de este tipo. Orígenes en sus extraordinarias labores
escriturísticas de la primera mitad del siglo 3 d.C., utiliza de
referencia textos de tipo alejandrino y oriental. La mayoría de
los textos en minúsculas son del tipo bizantino.
Testigos valiosos, pero naturalmente secundarios del texto
son las versiones antiguas, como la Itálica o Vetus Latina, que
del Nuevo Testamento, contiene sólo fragmentos, la Antigua
Siríaca, en que hallamos los Cuatro Evangelios, la Peshitta y
sobre todo la Vulgata. De sumo valor especialmente por su
antigüedad, son las citas neotestamentarias que se
encuentran en los Padres de la Iglesia primitivos o anteriores
al Concilio de Nicea (325 d.C.), tanto griegos como latinos.
Otro testimonio valioso es el de los leccionarios, o sea la
96
Introducción a la Biblia

colección de pasajes selectos de la Sagrada Escritura para la


lectura pública en el culto. Pertenecen a la época bizantina,
relativamente tardía, y los manuscritos existentes son en su
gran mayoría medievales, pero son muy importantes, porque
dado el carácter conservador y más o menos fijo de la liturgia,
pueden representar tradiciones textuales comparativamente
antiguas.

3. El retorno del texto griego.


El renacimiento conllevó un interés vivo por los grandes
clásicos griegos y latinos de la antigüedad, y esto significó un
resurgimiento de las humanidades, un avivamiento del estudio
de las lenguas originales de la Biblia y, por consiguiente, un
gran florecimiento estructurístico. Bajo la influencia de
humanistas eminentes como Lorenzo Valla y Erasmo, que era
a la vez el primer helenista y escriturista de su tiempo, y de
otros eruditos, se puso de relieve la anormalidad, porque no
otra cosa era, de que se estuvieran haciendo retraducciones
vía latín de la Vulgata, en vez de traducciones directas de los
textos hebreo y griego de la Biblia a las lenguas modernas.
Dramáticamente Santos Paganini llevó la cuestión al punto de
poder producir una versión del Antiguo Testamento al latín
contemporáneo, hecha directamente del hebreo, la cual
mostró desde luego los lugares en que la Vulgata se apartaba
del texto primordial. Por su puesto la crítica textual moderna
ha evaluado de nueva cuenta la Vulgata, y al presente se
97
Introducción a la Biblia

considera que no todas sus variantes se deben, por decirlo


así, a una traducción errónea del hebreo, sino que muchas
pueden deberse a que, como en el caso de la LXX, los
traductores trabajan con un texto hebreo en que aparecían
esas variantes. En la preparación de su versión, Casiodoro
de Reina utilizó largamente la versión latina de Paganini.
Por su puesto, tratándose del Antiguo Testamento existía la
enorme ventaja de tener a la mano un texto celosamente
preservado, o sea el masorético. Pero no sucedía lo mismo
con el griego. Como lo hace notar Barthélemy, la Iglesia
primitiva, a diferencia de la Sinagoga, no hizo mucho esfuerzo
por llegar a un texto estándar oficial del Nuevo Testamento,
sino que conservó los tipos textuales diferentes, los cuales
coexistieron en los manuscritos que se siguieron copiando.
Lo que se estandarizó y oficializó fue el texto latino de la
Vulgata. Si iban, pues, a hacerse en adelante versiones del
Nuevo Testamento directamente del texto griego, era
imprescindible que de las copias entonces disponibles se
eligiera un texto que sirviera de base. Fue Erasmo quien
acometió con tanta bravura como competencia esta hercúlea
tarea. Pero tropezó con una grave limitación. No pudo
disponer de más de media docena de manuscritos, de los que
los dos principales no eran anteriores al siglo 12, y para peor
suerte, ninguno de ellos estaba completo. Erasmo tuvo que
retraducir del latín los últimos seis versículos del Apocalipsis,
que faltaban en ellos. De este modo completo su texto, el
98
Introducción a la Biblia

cual salió en 1516 en primera edición, y sigue en general la


tradición textual bizantina.
Como en algunos pasajes aparecía apartándose de la
sacrosanta Vulgata, el Nuevo Testamento griego de Erasmo
sufrió rudos ataques. Ciertamente, por lo apresurado de su
publicación, estaba plagado de erratas, pero se le atacaba no
sólo por estas, en la segunda edición (1519) muchas de esas
fallas accidentales estaban corregidas. La acusación más
dura que se hizo a Erasmo fue que se había atrevido a
“mutilar” el texto sagrado omitiendo en el 1 Jn. 5:7,8, lo que se
ha llamado el comma Johanneum (“frase juanina”): “en el
cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son
uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra”. Esta
frase, que aparecería después en la edición clementina de la
Vulgata, no se halla en manuscritos de esa versión anteriores
a 800 d.C., y según parece se interpoló en ella hacia el siglo
5. Quizá fue originalmente una nota puesta al margen de
algún manuscrito. Así parece anotado por una mano del siglo
17 en un manuscrito del siglo 12.
Erasmo defendió la omisión diciendo que no hallaba esa
porción en ningún manuscrito griego. (Más tarde entre los
millares de manuscritos que se conocen, se han hallado sólo
dos, uno en el siglo 15 y otro del 16, que lo contienen el texto
mismo). Exasperado porque esa explicación no parecía
convencer a nadie, y se le seguía anatematizando, el sabio
escriturista prometió, en un estallido de disgusto, que si se le
99
Introducción a la Biblia

mostraba un solo manuscrito que contuviera la frase en


cuestión, la insertaría en la siguiente edición de su Nuevo
Testamento griego. Y sucedió que justamente en 1520
apareció en Dublín, Irlanda uno que aportaba ese requisito.
Fiel a su precipitada promesa, Erasmo incorporó la famosa
frase de texto de su tercera edición, 1522. Pero todavía en
una nota expresa sus sospecha de que el tal manuscrito fuera
una falsificación fabricada ex profeso. Y así se ha
demostrado después. Autoridades modernas como Rendell
Harris y C.H. Tuners sustentan la probabilidad de que haya
sido escrito en Oxford, Ingl., ese mismo año de 1520, por un
franciscano de nombre Froy o Roy, que retradujo al griego e
insertó en este pasaje una frase que se había introducido en
la versión latina y que parece provenir de un tratado intitulado
liber apologeticus, que se atribuye a Prisciliano o a su
discípulo Instancio de España. El manuscrito de marras se
enseña todavía en la biblioteca del Trinity College, de Dublin.
Después de Erasmo se descubrieron y examinaron los
grandes códices Sinaítico, Alejandrino y Vaticano, muchos
más antiguos y autorizados, y también se han hallado y
examinado otros códices, tanto unciales como en minúscula.
Asimismo se han cotejado versiones antiguas, incluyendo
versiones de la Vulgata anteriores a la clementina. Se han
escrutado además las citas de los Padres de la Iglesia de los
más notables, entre ellos el propio San Jerónimo, y
leccionarios de varias épocas. Con esto ha quedado
100
Introducción a la Biblia

plenamente comprobado que Erasmo no estaba haciendo otra


cosa que omitir en su texto griego lo que no era sino una frase
espuria, tardíamente interpolada en el texto latino.

VI. PREPARACIÓN DE LAS ESCRITURAS

A. Materiales Utilizados Para Los Escritos.


Casi cualquier superficie suave se utiliza para escribir.

1. Piedra
Se grababan inscripciones en la superficie de piedras o rocas
(Job. 19:24), y los textos para monumentos se inscribían en
estelas, obeliscos o superficie de acantilados preparados (por
ej. inscripción sepulcral heb.) Las superficies más blandas o
rugosas podían cubrirse con una capa de cal, antes de su
inscripción, como en Egipto, y en las piedras de los altares
(Jos. 8:32; Dt. 27:2s). Para los textos reales, conmemorativos
o religiosos, y para las copias públicas de edictos legales,
normalmente se utilizan tablillas de piedra. (ej. Hamurabi).
Tablillas rectangulares de este tipo, aparentemente de no más
de 45 x 30 cm., se usaron para los diez mandamientos (Ex.
32:16). Dichas tablillas (lûhot vrv2” tablas”) fueron “escritas
con el dedo de Dios” o la “escritura de Dios” (miktablohim), lo
que generalmente se toma como indicación de que se trataba
de una escritura clara y bien hecha, a diferencia de los
101
Introducción a la Biblia

garrapateos del hombre. La palabra “tablilla” (lûah)


probablemente describe la forma (rectangular) más bien que
el material, y no hay ninguna certidumbre de que el A.T.
denote tablilla de arcilla, aun cuando se sabe del uso de ellas
en Palestina en el segundo milenio a.C.

2. Tablas de escribir
Las tablas empleadas por Isaías (Is. 30:8) y Habacuc (2:2)
pueden haber sido tablas hechas de madera o marfil con una
depresión para acomodar una superficie de cera. Tales
tablas, generalmente con bisagras para formar un díptico o un
políptico, podían usarse para escribir con cualquier tipo de
letra. La hoja suelta se llamaba “puerta”, término empleado
para una columna de escritura también (Jer. 36:23, VRV2
“planas”). La más antigua que se ha encontrado hasta ahora,
en Nimrud, Asiria, está inscrita con una larga composición de
6000 líneas fechada ca, del 705 a.C (Iraq. 17. 1955, pp. 3-13)
y es un tipo que aparece también en las esculturas en uso por
los escribas para las notas de campo (IBA, Fig. 60). Tablas
similares, predecesora de la pizarras escolares, se usaron con
frecuencia en tiempos gr. rom.. (Lc. 1:63 pinakidion, pequeña
tablilla de escribir, vrv2 “tablillas”.)

3. Tablillas de arcilla

102
Introducción a la Biblia

El “adobe” (1ebenâ) utilizado por Ezequiel probablemente


fuera de arcilla, similar a las tablillas utilizadas para planos y
mediciones en Babilonia, aunque esta palabra podía usarse
para describir cualquier teja plana. La “tabla” grande en la
que tenía que escribir Isaías con “estilo de hombre” (por
oposición a la tabla del escriba experto) era una lámina o
“superficie en blanco” de un material no especificado (Is. 8:1,
gilláyôn).

4. Papiro
El papiro no se menciona directamente en el A.T. como
material de escribir. sin embargo, se obtenía en Fenicia, el
lago Hulé, y el Jordán desde el siglo XI a.C. en adelante, y su
uso está comprobado por las marcas en los reversos de
impresiones de sellos originalmente adheridas a esta
substancia perecedera (p. ej. el reverso del sello de
Gedalías). Un ejemplo de escritura hebrea antigua en papiro
se encontró en una cueva cerca del mar Muerto. El papiro
(del que se deriva la palabra “papel”) les era conocido a los
asirios y babilonios en el s. VII. El papiro se empleó
extensamente en Egipto en todos los períodos, y se
encontraron papiros entre los rollos del mar Muerto
pertenecientes al período que va del s. II a.C. al II d.C. la
“caña del papel” de Isaías (19:7 < A.V.> arôt), aun cuando
posiblemente sea una referencia indirecta al papiro, se
interpreta mejor como “lugar desnudo” (versiones castellanas
103
Introducción a la Biblia

en general “pradera”, “prado”). El “papel” empleado por Juan


(2 Jn.12) probablemente fuera papiro (gr. jartês).

5. El cuero y el pergamino
El cuero se usaba a veces en Egipto para llevar registros de
trabajo, porque la tinta podía eliminarse para volver a utilizar
la superficie. Por lo menos durante el período Persa en
Babilonia se preparaban fieles para escribir porque allí no
crecía el papiro. Los Israelitas seguramente disponían de
pieles de cabras y de ovejas, y su uso para hacer copias de
los textos bíblicos en el período neotestamentario podría
reflejar práctica anterior.

6. Ostraca
Los tiestos u óstraca constituían también materiales de
escritura comunes, por cuanto su bajo costo y disponibilidad
los hacían muy útiles para escribir memorandos breves con
pluma o pincel y tinta. Tiestos de esta clase se han
recuperado en cantidades considerables en Palestina, y son
prácticamente indestructibles, a menos que se borrase la
tinta. Del período de la monarquía se han encontrado
alrededor de 240. La cerámica a veces se inscribía con
caracteres antes o después de ser sometida al horno.
Generalmente proporciona el nombre del propietario o en
contenido o la capacidad del recipiente.
104
Introducción a la Biblia

7. Vitela
Era el nombre que se le daba al cuero de ternero. A menudo
la vitela se teñía de color púrpura. Algunos de los
manuscritos que se conservan en la actualidad son vitela
púrpura. La escritura sobre vitela teñida era generalmente de
color dorado o plateado. Harold Greenlee dice que los rollos
más antiguos de cuero datan de alrededor del 1500 A.C.

B. Instrumentos Para Escribir


Los cinceles y buriles metálicos para grabar en piedra, metal,
marfil o arcilla existían en abundancia. El ”cincel” (heret o
“punzón” (ét; V.M.) usado por Jeremías (17:1) con su punta de
“hierro” se ha interpretado en el sentido que se usaba ya sea
para escribir con una “pluma” blanda o como punta dura
(esmeril <?>) para escribir sobre hierro, plomo u otra
superficie dura (Is. 8:1); Job 19:24). Ninguno de los muchos
instrumentos con punta excavados hasta ahora puede
establecerse incuestionable como destinado a escribir
caracteres lineales. La “pluma... de los escribas” (Jer 8:8)
utilizada para escribir con tinta sobre óstraca, papiro, u otras
superficies suaves era una caña, partida o cortada, para que
obrase como pincel. En el antiguo Egipto dichas plumas se
cortaban de los juncos (juncus maritimus) de 15-40 cm. de
largo, y la punta se recortaba para darle forma de cincel
105
Introducción a la Biblia

plano, a fin de que los trazos gruesos o finos se pudieran


hacer con los lados anchos o angostos según el caso. En la
época grecorromana las cañas (Fragmites communis)se
cortaban en puntas y se tajaban como plumas de aves, este
tipo de pluma es el Kalamos empleado en la época del NT.
(3Jn. 13). El estilo utilizado para escribir con la escritura
cuneiforme era una caña con extremo cuadrado.
La tinta era generalmente un carbón (vegetal) negro,
mezclado con resina o aceite para uso en pergamino, o con
una sustancia metálica para papiro. Se lo conservaba como
en forma de torta seca en la que el escriba hundía su pluma
humedecida. La tinta de los óstraca de Laquis era la mezcla
de carbón y hierro (tal como se obtiene de las agallas del
roble o de la caparrosa). Los romanos usaban también el
jugo de jibia, el que, como la mayoría de las tintas , podían
borrarse fácilmente mediante lavado (Nm. 5:23), o raspando
con el “cortaplumas” (Jer. 36:23, Heb. ta’ar sofér, “cuchillo de
escriba”) que normalmente usaba para recortar o cortas
plumas o rollos. Se ha sugerido que el heb. d’yô, “tinta” (Jer.
36:18), debería enmendarse a r’yô (= egp. ryt “tinta”), pero
sobre esto no hay seguridad. La tinta usada por Pablo (2 Co.
3:3) y Juan (2 Jn. 12) se designa simplemente “negro”
(melan).
El “tintero” (Ez. 9:2-3, 11, heb.geset) podría ser la paleta (egp
gsti), la tabla de madera, rectangular y angosta, con una larga
acanaladura para contener las plumas de junco y huecos
106
Introducción a la Biblia

circulares para las tortas de tinta negra y roja. Paletas


similares se usaban en Siria y las llevaba al escriba “a su
cintura” (Ez. 9:2-3, 11). Como se ve en la estela aramea de
BarRekub.

C. Formas De Los Documentos

1. Tablillas
Los documentos de arcilla en los que inscribía con la escritura
cuneiforme varían en tamaño (alrededor de 6mm de lado
hasta 45 x 30 cm), según la cantidad del espacio requerida
por el texto. La inscripción, de izquierda a derecha, se
hacían en líneas (a veces rayadas) a lo largo del anverso
(lado plano), siguiendo el borde inferior, luego seguía el
reverso (lado convexo) por los bordes superior e izquierdo.
Cuando se necesitaban más de una tablilla para completar el
trabajo cada texto en la serie se ligaba mediante una frase
vinculadora y colofón para indicar su ubicación correcta. Los
contratos con frecuencia se guardaban en un sobre de arcilla
en el que se repetía el texto y se colocaban los sellos de los
testigos. Las inscripciones históricas o conmemorativas más
grandes se escribían en prismas de arcilla, o en cilindros con
forma de barriles, que a menudo se colocaban como
depósitos en las fundaciones. Las tablillas o tablas de escribir

107
Introducción a la Biblia

de madera variaban tanto en tamaño como en el número de


hojas, según la necesidad.

2. El Rollo
La forma usual del “libro” de la época bíblica era un rollo
( megilla) de papiro, cuero o pergamino, en el que había texto
escrito “por delante” (recto) y cuando se hacía necesario,
continuaba “por detrás” (verso) como lo describe Ezequiel
(2 :10) a veces se le daba el nombre de “rollo del libro” (Sal
40 :8 ; Ex 2 :9) la LXX (B) de Jer 36 : 2,4 ( jartion biblion)
supone el uso de papiro. El termino para rollo no es
necesariamente un término tardío en heb., y es probable que
la tradición que exigía que las copias de la ley se hiciesen en
un rollo de cuero (soferim 1:1-3) refleje una costumbre más
antigua. El heb. séfer, traducido generalmente “libro” en
VRV2, podría referirse a un rollo (así VRV2 en Is. 34:4,
correctamente). Denota cualquier documento en pergamino o
papiro y significa un “escrito, documento, misiva o libro” (cf.
ac. sipru). Es sinónimo del término para “carta” (‘iggret, Est.
9:25), y se usaba también parra una carta u orden del rey (II
S. 11:14; II R. 5:10; 10:1; Is. 37:14) o decreto publicado (Est.
1:22).

3. El códice.

108
Introducción a la Biblia

Alrededor del siglo II d.C. el rollo comenzó a ser reemplazado


por el códice, colección de hojas de material de escribir
plegadas y aseguradas en un extremo, y con frecuencia
protegidas por cubiertas. Este fue un paso importante en el
proceso de creación del “libro” moderno, y se basaba en la
forma física de la escritura en tablillas. Al principio estos
anotadores de papiro se usaron poco para la literatura pagana
pero se usaron en Palestina (misná) y especialmente en
Egipto, para escritos bíblicos, donde la adaptación del
“formato de Códice para recibir todos los textos tanto en AT.
como el NT utilizados en las comunidades cristianas... se
completó, hasta donde puedan determinarlo las pruebas
documentales con las que se cuenta hasta ahora, antes de la
finalización del S. II, sino antes”. Fuera de los círculos
cristianos el formato del códice tuvo aceptación general en el
s. IV d.C. hasta se ha sugerido, aunque no está probado, que
dicho formato fue ideado por los cristianos primitivos debido a
la facilidad para transportarlos y consultarlos. Por cierto que
los membranai pedidos por Pablo (II Ti. 4:13).

D. Tipos De Escritura.
1. Escritura Uncial. Era la que usaba letras mayúsculas, las
que eran dibujadas con mucho cuidado. Se le conoció
como “El libro de Mano”. El vaticano y el Sinaítico son
manuscritos unciales.

109
Introducción a la Biblia

2. Escritura Minúscula. Era “un escrito de letras pequeñas


con mano recorrida (conectada ), fue creada para aumentar
la producción de libros”. Este cambio fue iniciado en el siglo
IX. Los manuscritos hebreo y griego fueron escritos sin
separación entre palabras. El hebreo se escribió sin
vocales hasta el año 900 D.C. cuando aparecen los
masoretas.

E. Divisiones.
1. División Hebrea de los Libro
La ley ( Torah )
1. Génesis
2. Exodo
3. Levítico
4. Números
5. Deuteronomio.

Los Profetas ( Nebhiim )


A. Profetas Anteriores.

1. Josué

2. Jueces

3. Samuel

4. Reyes.

B. Profetas Posteriores.

1. Isaías

110
Introducción a la Biblia

2. Jeremías
3. Ezequiel

4. Los Doce.

Las Escrituras (Ketubim o Hagiografía (GK)


A, Libros Poéticos.
1. Salmos

2. Proverbios

3. Job.

B. Cinco Rollos ( Megilloth)

1. Cantar de los Cantares

2. Ruth

3. Lamentaciones

4. Esther

5. Eclesiastés

C. Libros Históricos.

1. Daniel

2. Esdras - Nehemías.

3. Crónicas.

111
2. Capítulos.
Las primeras divisiones (586 a.C.) se le
hicieron al Pentateuco. 154 agrupaciones
(sedarim) para facilitar su lectura en un plan
de tres años. Cincuenta años más tarde se le
seleccionó 54 divisiones ( Parashyyoth ) y en
669 segmentos más pequeños para facilitar la
ubicación de referencias. Estas se usaron en
un ciclo de lecturas de un año. Los griegos
hicieron divisiones alrededor del año 250
D.C., el más antiguo sistema de división por
capítulos data del año 350 D.C.
aproximadamente, en los márgenes del
Códice Vaticano. Geisler y Nix escribieron
que “no fue sino hasta el siglo 13 que estas
secciones fueron cambiadas. Esteban
Langton, profesor de la universidad de París
y más tarde arzobispo de Canterbury, dividió
la Biblia según la moderna división en
capítulos.

3. Versículos.
Los primeros indicadores de versículos
variaron desde el uso de espacio entre
palabras hasta letras o números. No se
usaron sistemáticamente de manera
universal. Las primeras divisiones en
versículos ampliamente aceptadas
aparecieron alrededor del 900 D.C. La
Vulgata latina fue la primera Biblia que
incorporó la división tanto en capítulos como
en versículos en el Antiguo y Nuevo
Testamento.

VII. EL CANON
A. Introducción:
La palabra “CANON” proviene de un raiz que
significa “caña”. En Hebreo es Ganeh y en
griego “Kanon” esta palabra tenía varias
acepciones, como son :

1. Cualquier vara o regla que sirva para


medir.
2. En sentido figurado, modelo que permite
fijar normas, especialmente de los libros
clásicos; norma.
3. Doctrina cristiana ortodoxa.
4. Las escrituras consideradas como norma
de fe y de conducta. Los padres de la
iglesia fueron los primeros en utilizar esta
palabra en este sentido, pero la idea es
muy antigua. Un libro tiene derecho a
estar dentro de la Biblia si es “canónico” y
uno que no posea este derecho es un “no
canónico” ; el derecho de estar dentro de
la Biblia se le llama “Canonicidad”
5. Es la lista normativa de libros inspirados
y recibidos de parte de Dios.

Orígenes usó esta palabra en el sentido 4


anteriormente visto. Atanasio de Alejandría
fue el primero en usar esta palabra al
catálogo de los libros inspirados cerca del año
300 d. C. Realmente Canon significa: “Una
lista oficialmente aceptada de Libros”. La
iglesia no creó el canon, más bien reconoció
los libros que fueron inspirados desde el
comienzo. Estos fueron inspirados por Dios al
ser escritos.

PRUEBAS A QUE SE SOMETIA UN LIBRO


PARA INCLUIRLO EN EL CANON.
Existían cinco principios básicos que se
usaban para determinar la canonicidad de un
libro :
1. Es autoritativo ? Provino de la
mano de Dios ? tiene el libro un
“así dice el Señor ?”
2. Es profético ? Fue escrito por un
hombre de Dios ?
3. Es Auténtico ? Los padres de la
iglesia eran partidarios de la
política “ Si . . estas en duda,
deséchalo ! “ esto realzó la validez
de su discernimiento de los libros
canónicos.
4. Es Dinámico ? Tiene el poder de
Dios que transforma vidas ?
5. Fue recibido, reunido, leído y
usado ? Fue aceptado por el
pueblo de Dios ?

B. El Canon Del Antiguo Testamento.

FACTORES QUE DETERMINARON LA


NECESIDAD DEL ANTIGUO TESTAMENTO.
1. El sistema Judaico de sacrificios
concluyó con la destrucción de Jerusalén y
del templo en el año 70D.C. los judíos
fueron esparcidos y se vieron en la
necesidad de determinar cuales libros
constituían la autorizada palabra de Dios, a
causa de la existencia de muchos escritos
antiescriturales y descentralización. Los
judíos llegaron a ser un pueblo de un libro y
fue ese libro lo que los mantuvo unidos.
2. El cristianismo comenzó a florecer y
comenzaron a circular muchos escritos de
los cristianos. Los judíos necesitaban
urgentemente poner a estos en evidencia y
excluirlos de entre sus escritos y de su uso
en las sinagogas. Uno necesita tener
cuidado para separar el canon hebreo de
las escrituras, de la variedad de literatura
religiosa.

C. El Canon Hebreo.
El núcleo básico del canon hebreo es la
Torah osea, la ley de Moisés que consiste en
los primeros cinco libros de nuestro antiguo
testamento. En el tiempo de Jesús se leían
las escrituras en hebreo durante los servicios
en las sinagogas. Pero, la mayoría de Judíos
no entendían el hebreo en ese tiempo; y
hablaban el Arameo. Por lo tanto, después de
la lectura de cada versículo de la ley, se daba
una paráfrasis en Arameo. En el caso de los
profetas, se daba la traducción al Arameo
cada 3 versículos. Esto evidentemente se
hacía de un modo limitado poco después del
destierro Babilónico. (Nehemías 8:8). En la
Biblia hebrea el primer libro lleva el nombre
de (Bereshith) “En el Principio”. Los judíos
acostumbraban usar la primera palabra
hebrea para darle su título. En nuestras
Bíblias usamos para estos libros los nombres
que se usaron el versión Septuaginta ( LXX).
Génesis : En Griego significa “En el
principio”.
Exodo : En Griego significa “ Una salida”
Levítico : Debe su nombre a que trata en
gran parte de la obra de los sacerdote de la
tribu de Leví.
Números : Es el equivalente al Español del
Griego (arithmoi)
Deuteronomio : Se deriva de dos palabras
griegas : ( Déuteros) segundo (Nomos)
ley.
El canon hebreo tenía tres divisiones :
1- La ley

2- Los Profetas

3- los Salmos.

El Canon Hebreo está diseñado de la


siguiente manera:

LA LEY ( Torah)
1- Génesis

2- Exodo

3- Levítico

4- Números

5- Deuteronomio

LOS PROFETAS ( Nebhiim)


A- Profetas Anteriores.

1- Josué

2- Jueces

3- Samuel

4- Reyes

B- Profetas Posteriores.

1- Isaías

2- Jeremías
3- Ezequiel
4- Los doce.

LOS SALMOS ( LAS ESCRITURAS)


( Ketubim o Hagiografía GK)
A- Libros Poéticos

1- Salmos

2- Proverbios

3- Job

B- Cinco Rollos ( Megilloth)


1- cantar de los Cantares

2- Rut

3- Lamentaciones

4- Esther

5- Eclesiastés

C- Libros Históricos.

1- Daniel

2- Esdras - Nehemías

3- Crónicas.

D. Concilio De Jamnia.
La razón principal para inquirir si los escritos
estaban completos en el tiempo de nuestro
Señor Jesús es que se conservaban registros
de discusiones que se suscitaban entre los
rabinos después de la caída de Jerusalén en
el año 70 D.C. acerca de los libros de esta
sección. Cuando la destrucción de la ciudad y
del templo eran inminentes, un gran rabino de
la escuela de Hillel en el partido farisaico -
Yochanan ben Zakkai- obtuvo permiso de los
romanos para reconstruir el Sanhedrin sobre
una base puramente espiritual en Jabneh o
Jamnia, entre Joppe y Azoto (ashdod).
Algunas de las discusiones que se llevaron
acabo en jamnia fueron los escritos rabínicos.
Entre sus debates consideraron si se les
debía conceder reconocimiento canónico a
los libros de Proverbios, Eclesiastés, cantar
de los Cantares y Esther. Se habían
presentado objeciones contra estos libros por
varias razones; ejemplo :
 Ester No contenía el nombre de Dios.

 EclesiastésNo lograba armonizar


fácilmente con la ortodoxia
contemporánea.

Pero, la conclusión de los debates en Jamnia


fue el firme reconocimiento de todos estos
libros en la Santa escritura. Entonces en el
año 90 D.C., los rabinos judíos concluyeron
en los 39 libros de nuestro Antiguo
Testamento; para ellos divididos como ya lo
hemos visto.

E. Canon Del Nuevo Testamento.


Razones para determinar el canon del Nuevo
Testamento.
1- Marción ( 140 D.C.) que era un hereje
desarrolló su propio canon y comenzó a
propagarlo. Constaba de diez epístolas de
Pablo, Evangelio de lucas truncado,
faltándole los dos primeros capítulos y
rechazó totalmente el antiguo Testamento.
La iglesia necesitaba anular su influencia
determinando cual era el verdadero canon
de las escrituras de Nuevo Testamento.
2- Muchas iglesias orientales, estaban usando

en sus servicios libros que eran


decididamente espurios. Esto exigía una
decisión concerniente al Canon.
3- El edicto de Diocleciano ( 303 D.C.) en que

se declaraba la destrucción de los libros


sagrados de los cristianos. Quién deseaba
morir por lo que era un simple libro
religioso ? Era necesario saberlo!.
4- EL FRAGMENTO MURATORI Lo componen

22 libros aceptados de nuestra versión del


Canon del Nuevo Testamento, faltando
Hebreos, Santiago, l y II de Pedro, III de
Juan. Pero se añaden como aceptados
otros dos libros, Apocalipsis de Pedro y
Sabiduría de Salomón.

Cuando por fin un concilio de la iglesia - el


sínodo de Hipona en el año 393 D.C.
confeccionó la lista de los veinte y siete libros
del nuevo Testamento, no confirió sobre ellos
ninguna autoridad que estos ya no
poseyeran, sino que sólo reconoció su
canonicidad establecida previamente. Los
dictámenes del sínodo de Hipona fueron
vueltos a promulgar cuatro años después en
el tercer sínodo de Cartago. Atanasio de
Alejandría (367 D.C.) nos da la más antigua
lista de los libros del nuevo Testamento. Esta
lista se encontró en una carta festiva dirigida
a las iglesias.
VIII. LOS LIBROS APOCRIFOS

A. Introducción
El término apócrifo significa “escondido u
oculto” - de la palabra griega (apokruphos ).
Jerónimo, en el siglo IV fue el primero en
denominar “apócrifos” a este grupo de
literatura. Son un conjunto de libros y
porciones de libros que fueron escritos
paralelamente con los libros inspirados, no
son falsos directamente sino que carecen de
inspiración. Algunos de ellos son útiles como
refuerzo histórico. Otros sencillamente se
nota el esfuerzo humano bienintencionado,
pero no correcto por querer reforzar la
enseñanza bíblica.

E. ¿Por Que No Son Canonicos?


Además de no reunir los requisitos de
canonicidad, el Unger’s Bible Dictionary nos
da razones por las cuales fueron excluidos.
1. Abundan en inexactitudes y
anacronismos Históricos y Geográficos.
2. Enseñan doctrinas falsas y fomentan
practicas que están en desacuerdo con la
escritura inspirada.
3. Recurren a tipos literarios y despliegan
una artificialidad en las materias y en el
estilo que no guarda relación con la
escritura inspirada
4. Carecen de los elementos distintivos que
le dan a la genuina escritura su carácter
Divino, tal como el poder profético y poético
y el sentimiento religioso.

C. Apócrifos Del Antiguo Testamento.

SUMARIO.
Para no caer en excesos de extensión es
mejor leer - en lo posible - cada uno de ellos y
así tener una visión más amplia. Aquí sólo
trataremos de dar un bosquejo.

 I de Esdras. ( alrededor de 150 a.C.)


Cuenta de la restauración de los Judíos a
Palestina después del exilio Babilónico.
Tiene una gran cantidad de material de
Crónicas, Esdras y Nehemías pero el autor
ha añadido mucho material legendario.
“El asunto más interesante es la Historia de
los Tres Guardias. Ellos estaban discutiendo
cual era la cosa más fuerte del mundo. Uno
dijo : “el vino”; otro “el rey” el tercero “la mujer
y la verdad”. Pusieron estas tres respuestas
debajo de la almohada del rey. Cuando éste
despertó, requirió que los tres hombres
defendieran sus respuestas. La decisión
unánime fu
II de Esdras. ( 100 D.C.) es una obra
apocalíptica que contiene siete visiones

 Tobias. (Comienzos del segundo siglo a.C.)


Es una novela corta. De tono firmemente
farisaico, exalta la ley, los alimentos limpios,
los lavados ceremoniales, la caridad, el
ayuno y la oración. Es claramente
antiescritural en su afirmación de que las
limosnas hacen expiación por el pecado.

 Judith (aproximadamente de mediados del


segundo siglo a. C.) es también ficticio y
farisaico. La heroína de esta novela novela
es Judith, una hermosa viuda judía. Cuando
su ciudad fue sitiada ella salió acompañada
de su criada, llevando comida jidía limpia, y
fue hasta la cara del general enemigo. Ella
quedó prendado por la belleza de ella y le
dio un lugar en su carpa. Afortunadamente,
él había bebido con bastante liberalidad y
se quedó fundido en el estupor de su
ebriedad. Judith tomo entonces la espada
de él y le cortó la cabeza. Luego ella y su
criada abandonaron el campo llevando la
cabeza de él en un su bolsa de provisiones.
Esta fue suspendida sobre el muro de una
ciudad vecina y el ejercito asirio, falto de
dirigente fue derrotado.
 Adiciones a Esther. (alrededor de 100 a. C.)
Esther es caso único entre los libros del
Antiguo Testamento, pues no hace mención
del nombre de Dios. Se nos dice que Esther
y Mardoqueo ayunaron pero no
especificamente que hayan orado. Para
compensar esta falta, las adiciones
contienen largas oraciones atribuidas a
estos dos, junto con un par de supuestas
cartas de Artajerjes.
 La Sabiduría de Salomón ( Alrededor de 40
D.C.) fue escrito para impedir que los
Judios cayeran en el escepticismo,
materialismo e idolatría. Como en
Proverbios, la Sabiduría es personificada.
Hay muchos nobles sentimientos
expresados en este libro.

 Eclesiástico o Sabiduría de Sirac.


( Alrededor del 180 d.C.) manifiesta un alto
nivel de sabiduría religiosa, algo semejante
al libro canónico de Proverbios. Contiene
también muchos consejos prácticos. Por
ejemplo, sobre el asunto de los discursos
después de las comidas dice:
“Habla concisamente; di mucho en pocas
palabras . . .”
“Actúa siempre como un hombre que sabe
más de los que dice” 32 : 8.
“Prepara lo que tienes que decir, y
entonces serás escuchado” 33 :4.
En sus sermones. Jhon Wesley cita varias
veces el libro de eclesiástico. Todavía, se
usa ampliamente en los círculos
anglicanos.

 Baruc ( alrededor de 100 d.C.) se


presenta así mismo como habiendo sido
escrito por Baruc, el escribiente de
Jeremías, en el año 582 a.C. en realidad
está tratando probablemente de interpretar
la destrucción de Jerusalén en el año 70
d.C. El libro aconseja a los judíos que no
vuelvan a revelarse, sino que permanezcan
sumisos al emperador. A pesar de esto, la
revolución de Bar - Cochba en contra de los
romanos se llevó acabo pronto después,
entre 132 - 135 d.C. El sexto capítulo de
Baruc contiene la así llamada “Carta de
Jeremías” con su fuerte advertencia en
contra de la idolatría dirigida probablemente
a los judíos de Alejandría, Egipto.

 Adiciones a Daniel. Nuestro libro de Daniel


contiene 12 capítulos.
En el siglo primero a.C. se le añadió el
capitulo 13. “La historia de Susana” Ella
era la bella esposa de un Judío principal en
Babilonia cuya casa acudían
frecuentemente los ancianos y jueces
judíos. Dos de estos se enamoraron de ella
y trataron de seducirla. Cuando ella dio
voces los dos ancianos dijeron que la
habían hallado en brazos de un joven. Ella
fue llevada a Juicio ; puesto que había dos
testigos que concordaban en su testimonio
ella fue condenada a muerte.
“pero un joven llamado Daniel interrumpió el
proceso y comenzó a interrogar a los
testigos. Preguntó por separado bajo que
árbol del jardín habían hallado a Susana
con su amante. Al dar respuestas
diferentes se les condenó a muerte y
Susana se salvó. “Bel y el Dragón” fue
añadido aproximadamente en el mismo
tiempo y se le llamó capítulo 14 de Daniel.
Su propósito principal era demostrar la
necedad de la idolatría. Realmente
contiene dos historias.
“En la primera, el rey Ciro le pregunta a
Daniel por qué no adora a Bell, puesto que
esa deidad manifestaba su grandeza
consumiendo diariamente muchas ovejas,
junto con mucha harina y aceite. Daniel
esparció ceniza sobre el templo donde
había sido colocada la comida en la noche.
Por la mañana el rey llevó a Daniel para
mostrarle que Bell se había comido toda la
comida durante la noche. Pero Daniel le
indicó al rey todas las huellas de los pies de
los sacerdotes y de sus familiares,
marcadas en la ceniza esparcida en el piso
y demostrando así que eran ellos los que
habían entrado secretamente debajo de la
mesa. Los sacerdotes fueron muertos y el
templo destruido.
“La historia del Dragón es obviamente tan
legendaria en carácter como la anterior.
Junto con Tobias, Judith y Susana, estas
historias pueden clasificarse como mera
ficción. Tiene muy poco valor religioso

 El Canto de los Tres Jóvenes Hebreos


sigue a Daniel 3 :23 en la septuaginta y en
la vulgata. Toma prestado mucho de su
contenido del Salmo 148 y es antifonal
como el Salmo 136, conteniendo 32 veces
el refrán : “Cantad alabanzas a el y
exaltadle grandemente por siempre”
 Oración de Manases. Fue compuesta en
tiempo de los Macabeos (siglo II a.C,) en
calidad de la supuesta oración de Manases
el malvado rey de Juda. Obviamente fue
sugerida por la declaración en 2 Crónicas
33:19 “Su oración también y como fue oído,
he aquí estas cosas están escritas en las
palabras de los videntes.” puesto que esta
oración no se halla en la Biblia algún
escriba tenía que suplir la deficiencia.

 1 de Macabeos. (Siglo I a. C.) es tal vez el


libro más valioso de los apócrifos, pues
describe las asañas de los 3 hermanos
Macabeos - Judas, Jonatan y Simón -,
junto con Josefo es nuestra más importante
fuente histórica en lo referente a la historia
judía durante esta época critica y excitante.

 2 de Macabeos. Del mismo tiempo. No es


continuación de 1 de Macabeos, sino un
relato paralelo, ocupándose únicamente de
las victorias de Judas Macabeos.
Generalmente se piensa que es más
legendario que 1 de Macabeos.

D. Apócrifos Del Nuevo Testamento.


 Epístola del pseudo Bernabé ( 70 - 79
d.C.)
 Epístola a los Corintios (96 d.C.)
 Antigua Homilía, o la así llamada
segunda Epístola de Clemente ( 120 - 140
d. C.)
 Pastor de Hermas (115 - 140 d. C.)
 Didaché, Enseñanza de los doce (100 -
120 d. C.)
 Apocalipsis de Pedro ( 150 d.C.)
 Los Hechos de Pablo y Techa (170 d.C.)
 Epístola a los Laodicences (siglo IV)
 El Evangelio de acuerdo a los Hebreos
( 65 - 100 d.C.)
 Epístola de Policarpo a los Filipences
(108 d.C)
 Las siete epístolas de Ignacio (100 d.C.)
y muchas más . . .

IX. VERSIONES DE LA BIBLIA


Antes de entrar a analizar sería conveniente
aclarar que versión significa: una traducción
de la Biblia.

A. Los Targumes Arameos


Después del cautiverio Babilónico había
mucho judíos que no podían entender las
escrituras en hebreo, por lo tanto, después de
la lectura de la ley y los profetas en las
sinagogas, se leían los targumes en Arameo,
que eran una paráfrasis de las escrituras. Es
posible que tal cosa haya sido costumbre
desde los tiempos de Esdras. (Nehemías
8 :8)
Al principio, estas eran sencillas paráfrasis
orales. Pero con el tiempo llegaron a ser cada
vez más elaboradas, asumiendo el carácter
de explicaciones y aún de interpretaciones
teológicas. Gradualmente llegaron a tener
forma fija, y por fin llegaron a ser escritos
durante la era cristiana. Aunque se originaron
en palestina, muchas de ellas se editaron en
babilonia, en la primera parte de la edad
media
Poco después del tiempo de Cristo se tradujo
el pentateuco samaritano (escrito en hebreo,
pero con letras samaritanas) al dialecto
arameo usado por los samaritanos. Esta
traducción lleva el nombre de “Tárgum
samaritano”.
B. Versiones Griegas.
No olvidando que el antiguo testamento fue
escrito en su mayoría en hebreo y en nuevo
testamento en griego.
a- La Septuaginta. Es la primera traducción
del antiguo testamento. Se le conoce como
SEPTUAGINTA por la carta de Aristeas, en
el sentido que había alrededor de 70
traductores de esta versión. Aristeas era un
oficial de la corte de Ptolomeo Filadelfo,
emperador de Egipto (285 -247 a.C.) en su
carta relata el deseo del emperador de tener
en la biblioteca imperial de Alejandría una
copia de todos los libros de ese tiempo. Por
lo tanto estaba haciéndole un pedido al
sumo sacerdote de Jerusalén, rogando que
72 hombres capaces (seis de cada tribu)
tradujeran la ley de Moisés al griego.
Resulta fantástico el relato al describir que
en 72 días en la tranquilidad de una isla
terminaron la traducción. A esta narración
legendaria se le añadió los conceptos de:
Filón quien dice que los traductores
trabajaron independientemente, ¡cuando
terminó cada uno su traducción resultaron
todas idénticas!. Epifanio pretende hacer
saber que en ese tiempo todos los libros
veterotestamentarios fueron traducidos
incluso los apócrifos. Lo que si debemos
tener en cuenta es que la traducción griega
del Antiguo Testamento se conoce como
Septuaginta. La realidad de la traducción es
que el pentateuco se tradujeron a mediados
del siglo III a.C. y el resto del antiguo
testamento se tradujo en los 100 años
siguientes. Como nos es sabido, el
alfabeto hebreo no posee vocales lo que
implica ser un volumen más pequeño,
dando como resultado en la septueginta que
libros extensos como Reyes, Samuel y
Crónicas en el griego tuvieron que ser
divididos en dos rollos lo que resultó hasta
hoy 1 y 2 de Crónicas, etc.

b- Versiones Griegas Posteriores. En el


primer siglo la LXX llegó a conocerse como
la Biblia de los Cristianos. De ella se
sacaron los textos de prueba para
demostrar que Jesús era el Mesías y para
respaldar sus argumentos en contra de los
judíos. No obstante el hecho que la LXX era
muy popular entre los judíos de habla griega
de la Diáspora, se sintió la necesidad de
hacer nuevas traducciones al griego. De
estas se hicieron tres:
 La de Aquila. Un prosélito del Ponto. Su
traducción del texto hebreo salió a la luz
en el año 123 d. C. marcado por un
literalismo excesivo.
 Teodosio hizo una revisión casi
contemporánea con el anterior del la LXX
con una revisión cuidadosa del texto
hebreo.
 Símaco al final del siglo II, hizo una

tercera traducción, que debiera llamarse


paráfrasis, caracterizada por un estilo
bastante elegante.

C. Versiones Latinas.
1. El Latín Viejo. Este nombre incluye a
todas las versiones latinas tanto del antiguo
Testamento como del Nuevo hechas antes
de la revisión de Jerónimo al final del siglo
IV. Parece probable que la primera versión
en Latín se hizo al norte de África, durante
la última parte del siglo II. Fué en este
tiempo que Tertuliano llegó a ser el primer
padre de la iglesia que escribió en latín. El
antiguo Testamento se tradujo al latín de la
versión LXX y no del hebreo pero el Nuevo
Testamento se tradujo del griego original.
En el III siglo circulaban varias versiones en
el latín viejo en Italia, Galia (Francia) y
España. Muchas de estas tenían u tosco
estilo vernáculo, más que el estilo literario
del día.
2. La Vulgata. Probablemente fue en el
año 383 que el papa Dámaso le pidió a
Eusebio Hierónimo, conocido ahora como
San Jerónimo, hacer una revisión de las
versiones latinas de la Biblia comúnmente
usadas. En el año siguente ste erudito
entregó al papa su primer trabajo, la
revisión de los cuatro evangelios, indicando
que había comparado el viejo latín y el
griego. En el Antiguo Testamento empleó la
LXX pero después decidió que debía
traducir del hebreo original. Para poder
hacerlo consiguió la ayuda de unos rabinos
judío. Los muchos cambios que hizo en el
latín viejo motivaron varios ataques por
parte de críticos enojados. Aún Agustín
temía que al emplear el texto hebreo del
Antiguo Testamento, Jerónimo había puesto
en duda la inspiración de la LXX. Pero al fin
la superioridad de la nueva versión
conquistó el reconocimiento que merecía,
de manera que llegó a llamarse la Vulgata,
o sea la “versión común.”

D. Versiones Siriacas
El siriaco es una lengua semítica, usada en la
Mesopotamia occidental, y se relaciona
estrechamente con el dialecto Arameo que se
usó en Palestina en el tiempo de Cristo.

1. El Siriaco Viejo. Como el Latín viejo, el


siriaco viejo procede del segundo siglo. Por
ese tiempo, aproximadamente 170 D.C.
Tatiano produjo su famoso Diatessaron ,
una armonía de los evangelios en una
narración continua. Esta obra es una de las
evidencias que en ese tiempo nuestros
cuatro evangelios : Mateo, Marcos, Lucas Y
Juan ; sólo ellos eran aceptados, ya que se
usaba material sólo de ellos.
2. La Peshita. Tal como el latín viejo se
había corrompido por muchas manos,
igualmente sucedió con el Siriaco Viejo.
Así que, al final del siglo IV o a comienzos
del V se hizo la versión Peshita (“Sencilla”).
Llegó a ser la versión popular para las
iglesias siriacas. Tal como pasó con la
vulgata en latín.
Durante los primeros siglos salieron muchas
otras versiones: La cóptica (Egipcia), la
Gótica, Armenia, Etiópica y más tarde la
Arabiga.

E. Versiones Castellanas De La Biblia


Tomando como base la Vulgata Latina,
Alfonso X conocido también como Alfonso el
Sabio, hizo la primera traducción del Antiguo
Testamento al romance castellano en 1280.
En esta versión participaron judíos conversos
e inconversos. Esta versión desencadenó una
serie de traducciones incompletas de la
Biblia, en diferentes épocas; mencionaremos
entre ellas:
 Moisés Arrajel (1430) este rabino vertió el
texto directamente del hebreo, esta versión
pasó a ser posesión de la casa Alba y su
nombre se le cambió a “Biblia de Alba”
 La Biblia de Ferrara, apareció en 1533

traducción del Hebreo hecha por Yom Tob


Atias y Abran Usque. Es una versión
sumamente literal y tuvo sucesivas
impresiones en Amsterdam y Venecia.
 Juan de Valdes, en 1434 publicó su
traducción de los Salmos, Los Evangelios y
las epístolas.
 Pero no fue sino hasta 1478 que en Venecia
y en el dialecto valenciano se publicó la
obra de Bonifacio Ferrer erudito Católico -
Romano. Esta versión de la Biblia fue
quemada por orden de la Inquisición, poco
tiempo después de haber sido publicada.
 El Nuevo Testamento de Francisco de
Encinas, en 1543 traducido directamente
del Griego.
 Nuevo Testamento de Juan Pérez Pineda
en 1556. Es una revisión de la de Encinas,
esta versión es la que Julián Hernández
introducía clandestinamente en España,
años más tarde murió en la hoguera por
difundir la palabra de Dios entre sus
compatriotas.

1. Versiones Mayores.
 Versión de Casiodoro de Reina. Notable
sevillano nacido en 1520, entró al
monasterio desde pequeño hasta
destacarse como un prolífico orador
sagrado. Durante el tiempo de la reforma y
por abrazar los postulados de este
movimiento lo encontramos en Basilea,
Suiza, en donde apareció en 1569 su
versión castellana de la Biblia, vertidas
directamente de los originales hebreo y
griego, de la imprenta de Tomás Guarin con
un tiraje de 2603 ejemplares en edición
Princeps. Entre sus características cabe
destacar que incluían los libros apócrifos y
una gran cantidad de notas marginales y
una “amonestación al lector” se le llamó
“La Biblia del Oso” por la figura en su
portada.

 Versión de Cipriano de Valera.


Es una revisión de la de Casiodoro de
Reina, salió a la luz en 1602. Dedicó 20
años a cotejarla con otras versiones y con
los originales; eliminó las notas marginales
y los apócrifos entre ambos testamentos.
Circuló durante mucho tiempo con el
nombre de Biblia de Valera. Sin embargo
Valera si publicó una obra totalmente
autentica sólo del Nuevo Testamento, en
Londres en 1596.

 Versión de Scío de San Miguel. Felipe


Scío de San Miguel, obispo de Segovia,
publicó en Valencia, España, en 10
volúmenes, una versión literal de la vulgata
en 1773.

 Versión de Vencé. En 1831 y 1833 se


publicó en México una traducción de la
versión francesa de Vencé. Fue la primera
en ser publicada en territorio
Latinoamericano. La publicación se hizo a
dos columnas en español y latín,
commpuesta de 25 tomos, con mapas
Biblicos.

 Biblia de Torres Amat. Salió a la luz en el


siglo XIX, realizada por Felipe Torres Amat;
en Madrid en 1823 en 9 volúmenes, es una
traducción de la Vulgata muy apreciada por
el mundo Católico.
 La Versión Moderna. Juan Pratt,
honorable Misionero presbiteriano, publicó
en 1893 es una versión que el mismo cotejó
con diversas traducciones entre las que
incluyó a las de Casiodoro de Reina, Scío
de San Miguel, Torres Amat y de Valera. La
tradujo de los originales y le colocó como
nombre “Versión Moderna”

 Versión Reina Valera. Con este nombre


se conoce hoy la versión traducida por
Casiodoro de Reina y revisada por Cipriano
de Valera cuya primera traducción salió en
1602. Dad su calidad lingüística y literaria.
Junto con la obra “El quijote de la Mancha”
son las obras insignia del Español. Ha
tenido muchas revisiones, actualizando su
vocabulario, su ortografía la ultima de estas
es la hecha por las Sociedades Bíblicas
denominada “Versión 95”.

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