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INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y DESARROLLO

¿PEDAGOGÍA DE LA INCLUSIÓN?
Una mirada hacia las prácticas educativas en personas con discapacidad
PEDAGOGY OF THE INCLUSION?
A look towards the educational practices in persons with disability

Luis Gabriel Loaiza García1


Sara Ximena Rubio Vizcaya2

“... Tal yuppie, sin duda «ciudadano», prolonga desmedidamente la jornada de trabajo sindicalmente acordada
–pues la empresa, el dios nuevo, todo lo vé. Tal «ciudadano» objetor de conciencia se vé insultado, despreciado,
en la picota, sospechado públicamente por las autoridades. Tal «ciudadano», cuyo objeto de deseo sexual o cuya
lengua no es el mayoritario, aparenta normalizarse para no ser discriminado. Tales «ciudadanos» ven su voluntad
de abortar fiscalizada por ojos impersonales graduados en superior competencia... moral. Tal «ciudadana» se hace
esterilizar por temor a perder su empleo… Pero hay más: hordas de ciudadanos celebran un triunfo deportivo:
alaridos y bocinazos no se detienen ante los hospitales donde partidarios del mismo equipo están muriendo (…)
aumentan las audiencias de ciudadanos cuanto más burdo y hortera es el programa de televisión. Todos los ciuda-
danos han visto las fotos, reproducidas billones de veces, de los mismos idola: un hombre musculado fuera de toda
medida, una mujer medio desnuda y de gestos obscenos fuera de toda medida: ambos cotidianizados, normalizados
por tanto (…)
Juan Ramón Capella, 1993, p. 135.

Resumen
La pedagogía de la inclusión busca reconstruir un análisis histórico sobre los principios de norma-
lidad/anormalidad en occidente, describir cómo éstos han influido en la consolidación de prácticas de
exclusión e inclusión que han invadido todas las esferas de la vida cotidiana, incluyendo la dimensión
educativa y los procesos de escolarización. Estas reflexiones se dirigen principalmente hacia un tipo
especial de sujeto que configura, en gran medida, una categoría que Foucault ha dado en denominar
“de lo anormal”. Si bien, en este rango de anormalidad fueron incluidos homosexuales, criminales,
locos, se hará un especial énfasis en sujetos con discapacidades.
Entendiendo la pedagogía como una práctica para formar sujetos, se realizará un indagación sobre
las características de este tipo de práctica pedagógica, que denominaremos “pedagogía de la inclu-
sión”: cómo las razones para incluir-excluir a cierto tipo de sujetos y para prestar especial vigilancia
sobre ellos; develando así, qué tipo de sujetos se están constituyendo por medio de estas prácticas, y
cómo se ha constituido históricamente a un tipo especial de sujeto… al sujeto moderno de las mino-
rías, al sujeto perteneciente a grupos humanos que han atravesado situaciones históricas de exclusión
y condicionamiento.

Palabras clave: discapacidad, inclusión, exclusión, poder de normalización, educación

1
Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Analista e investigador social independiente. Ha par-
ticipado en la coordinación y diseño de proyectos de investigación centrados en la formación de cultura po-
lítica, creando y ejecutando experiencias educativas en la localidad de Engativá, como la “Escuela DeMen-
te Joven–Escuela de formación en cultura política y participación democrática” y “PolitikArte–Escenarios 73
de Encuentro para la Generación de Redes Juveniles de Reflexión y Acción Colectiva”. Es Coordinador del
Colectivo RedConstrucción, organización dedicada a la investigación para la acción social comunitaria.
Correo electrónico: likoreth@gmail.com.
2
Terapeuta Ocupacional de la Universidad Nacional de Colombia. Ha participado en el diseño, coordinación
y ejecución de proyectos de participación ciudadana y política de personas con discapacidad, uno de los
cuales ha merecido reconocimientos a nivel distrital. Forma parte del Grupo de Investigación Ocupación
y Realización Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, igualmente ha participado
en dos publicaciones del Instituto de Estudios en Desarrollo Humano, (Dis) Capacidades, Diversidades de
la misma universidad. Finalmente, ha participado como invitada al desarrollo de actividades académicas y
pedagógicas en la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad Nacional. Correo electrónico: saraho-
on@hotmail.com‫‏‬.

Lúdica pedagógica volúmen 1, Número 14, 2009 pp 73-83


las personas como ciudadanos y actores relevantes
de sus propios procesos de desarrollo humano y so-
Abstract: cial.
The Pedagogy of Inclusion, seeks to
reconstruct an historical analysis about Las consideraciones que se van a presentar so-
the principles of normality/abnormality bre la inclusión social implican develar cómo ciertos
in West Culture, and seeks to describe procesos de inclusión, que responden a prácticas de
how these principles have influenced in exclusión, resultan finalmente en una justificación y
consolidation of exclusion and inclusion
prolongación de las estructuras sociopolíticas bajo
practices, which have invaded all sphe-
res of the daily live, including the edu- las que la exclusión ha encontrado estéticas de legi-
cative dimension and the processes of timidad. De esta forma, el texto se constituye como
schooling. These reflections are mainly una invitación permanente para asumir una postura
directed to a special kind of subject, who crítica y reflexiva frente a las formas y prácticas de
largely shapes a category which Foucault inclusión social en nuestra sociedad.
have named “abnormal”. Although in this
status were included homosexual men, Para presentar las reflexiones, será preciso ini-
madmen, and criminal men, we will do ciar con una aproximación al concepto de disca-
a special emphasis in subjects with disa- pacidad, no sólo desde una perspectiva histórica,
bilities.
sino además relacionándola con la arqueología de
If we understand pedagogy as a prac-
tice for shape subjects, we will do a in- la normalidad-anormalidad que propone Foucault,
quiry about the characteristics of this presentando las características del denominado
kind of pedagogy practice, which we call “poder de normalización”, por medio de tres figuras
“pedagogy of inclusion”: Characteristics de lo anormal que Foucault denomina el monstruo
likes the reasons for include or exclude humano, el individuo a corregir y el niño onanista.
to some kind of subjects and the reasons Esta aproximación incluye el estudio de los modelos
for take special vigilance on them; unco- de inclusión y exclusión que predominaron en el tra-
vering so, what kind of subjects are sha- tamiento de personas con lepra y peste entre los si-
ped through these practices, and how glos XVI-XVIII, lo que permitirá reflexionar sobre las
these have historically shaped a special
transformaciones y sobre todo vigencias tanto de las
kind of subject: the modern subject of
minorities, the subject who belong to figuras de lo anormal como de los modelos, exaltan-
human groups that have experienced do sus características y particularidades en nuestras
historical situations of exclusion and prácticas contemporáneas y espacios de vida coti-
conditioning. diana, haciendo un especial énfasis en el contexto
escolar y el uso de la pedagogía para estos fines. Es-
Keywords: disability, handicap, inclusion, exclusion, tas consideraciones convergerán en reflexiones en
power of normalization, education torno a esa noción que conocemos como inclusión
y la responsabilidad de la escuela, en reflexionar
sobre el tipo de prácticas de inclusión que se ma-
Estas líneas buscan presentar reflexiones en tor- nifiestan no sólo en la población con discapacidad,
no a un concepto que actualmente justifica y defi- sino en toda la sociedad civil en su conjunto, las que
ne todo un sistema de atención a la población con deben armonizarse a las transformaciones radicales
74 discapacidad (personas, mujeres, hombres, “ciuda- del concepto de discapacidad que, como veremos,
danos”); nos referimos al concepto de inclusión so- emergen de las prácticas sociales, culturales y políti-
cial que ha emergido como un ethos o quizá como cas de los nuevos movimientos y demandas sociales
un deber ser de las prácticas cotidianas (y con ellas, en discapacidad.
las educativas) cuyo propósito, de acuerdo con la
política pública en discapacidad, consiste en permi- Iniciamos entonces con centrar la discusión sobre
tir a las personas con discapacidad desarrollar todo uno de los dualismos que hemos denominado como
su potencial humano en la sociedad en condiciones salvaje y bárbaro, por la forma como ha extinto toda
de equidad, generando prácticas que promocionen, posibilidad humana para el ser diverso, diferente e
reconozcan, garanticen y restituyan los derechos de incluso auténtico. Nos referimos aquí al dualismo

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normalidad-anormalidad, y sus implicaciones para patologización de los sujetos, -propio de la prácti-


la formación de maquinarias y prácticas sociopolí- ca médica-. Como afirma Barton (1998, p. 15): “las
ticas de inclusión-exclusión que han invadido todas ideas, concepciones e intereses médicos y psicológicos
las esferas de la vida cotidiana como la escuela, la han influido de una manera preponderante en la polí-
vecindad, la familia… el cuerpo. Esta discusión im- tica, la teoría y las actuaciones ante la discapacidad”.
plica, por demás, una reconstrucción histórica para Así, desde el punto de vista médico, una definición
entender las circunstancias bajo las cuales la maqui- sobre la discapacidad apuntaba a una especie de
naria de normalización se ha constituido de forma inferioridad biológica en referencia a un sistema
tan vehemente en nuestra sociedad, reconstrucción de regulaciones sobre los estados naturales nor-
que nos develará también las diferentes prácticas de males del hombre. Ello hacía que la discapacidad
saber y poder sobre la anormalidad en el contexto se concibiera como un conflicto permanente sobre
educativo y pedagógico, así como, en los espacios el cuerpo entre estados de salud y enfermedad, un
cotidianos de la vida, en que circula la vida misma conflicto interno y, por tanto, eminentemente indivi-
en sus diferentes expresiones. dualizado. Esta clase de supuestos, que argumentan
una idea atomizada de la discapacidad, la relacio-
La anormalidad, como un desafío natural a la nan directamente con factores como la pobreza, la
estética humana de occidente, implica una serie de raza, el género o la edad del sujeto, pero no admiten
construcciones e imaginarios sobre lo humano, so- como explicación situaciones de orden estructural-
bre lo natural, sobre el poder, la emancipación, lo histórico tal y como lo es, por ejemplo, el modelo
moral, la ley. Uno de los primeros imaginarios sobre económico capitalista con sus principios de indivi-
el que nos centraremos es acerca de la discapacidad, dualidad, utilidad, expresa competencia y consumo,
dado que forma parte importante de la taxonomía factores que han definido las relaciones de la disca-
de lo anormal y ya veremos por qué… pacidad con el mundo productivo3. La discapacidad,
así entendida, se encuentra muy al margen de la
Nociones de discapacidad y perspectiva históri- fuerza productiva capitalista, muy al margen de ser
ca. parte del engranaje de las prácticas de producción
y consumo; aunque ello no significa que las perso-
Para llegar a una definición de discapacidad que nas con discapacidad no busquen reconocerse y ser
vaya en sintonía con las demandas de los movimien- incluidas en esa maquinaria, lo que (como veremos
tos sociales, con la emergencia de políticas públicas más adelante) caracteriza y justifica en alguna me-
en este campo, y en que se la comprenda como un dida las prácticas occidentales normalizadoras di-
concepto complejo, dinámico y multicausal, que rigidas a la población con discapacidad que se en-
emerge de la relación e interacciones de la perso- cuentra marginada de las posibilidades materiales
na con los entornos políticos, sociales, económicos, de progreso y desarrollo, y que pese a ese proceso
ambientales y culturales, implica reconocer que la de marginación construye como punto de referen-
situación de discapacidad sólo se pone en eviden- cia esa estética humana que rinde culto al cuerpo en
cia, cuando la persona entra en interacción con tales los términos de utilidad y eficacia. Las nociones de
entornos y encuentra limitaciones, restricciones o discapacidad como problema individual y aislado,
barreras que impiden o dificultan su participación excluyen a la población con discapacidad como mo-
plena en la sociedad, la garantía de sus derechos y tor de desarrollo económico y social en sus regio-
su desarrollo humano integral. nes. Sin embargo volveremos en las próximas líneas
a retomar estas posturas, con el fin de dilucidar las 75
Para llegar a esta definición, que involucra todo el transformaciones radicales en el concepto de disca-
cuerpo social y sus sistemas políticos, económicos y pacidad con la emergencia de nuevos movimientos
culturales, es preciso reconocer que el concepto de sociales en la actualidad.
discapacidad ha evolucionado con el tiempo y con
la sociedad, reconociendo sus tránsitos por postu- Pero, hay que volver las páginas de la historia un
ras dicotómicas o unidimensionales que tienen un poco atrás, y reconocer las prácticas de exclusión-
fuerte arraigo médico racional, dado que antes de
ser entendida como un constructo social, fue inicial-
mente considerada como el fruto de una especie de
3
Mundo productivo que a veces se presenta como el único
mundo posible.

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inclusión de la discapacidad y cómo puede relacio- duce por una “interacción compleja entre el modo de
narse con la categoría de lo anormal, para lo que nos producción (tipo de economía, tipo de necesidades
apoyaremos en Foucault, quien, mediante sus confe- creadas, tipo de mano de obra, cantidad de plusvalía
rencias impartidas en el Collège de France sobre los y cómo se distribuye) y los valores fundamentales
anormales entre 1974 y 1976, intenta develar una de la sociedad en cuestión (estructura social jerar-
suerte de arqueología de la anomalía a partir de un quizada o no, definición del rendimiento, ideas so-
análisis histórico, desde los siglos XVI–XVIII hasta bre edad, género, relaciones con sociedades vecinas,
sus días de vida. Durante este recuento histórico no valores estéticos, entre otros.)” (Len Barton, 1998).
se puede hablar del concepto de discapacidad pro-
piamente dicho, teniendo en cuenta, que discapaci- La discapacidad, como concepto emergente moder-
dad es un concepto emergente en los siglos XX-XXI, no, se podría configurar como el efecto o consecuen-
para referirse a una categoría social que busca defi- cia de unas prácticas de saber y poder que empiezan
nir las relaciones entre los sujetos con insuficiencia4 a delimitarse claramente a partir de siglo XVIII, con
física o mental y la maquinaria social, política y eco- algo que Foucault denomina poder de normaliza-
nómica que le rodea. ción.

Teniendo en cuenta que las diferencias físicas y Hacia una arqueología de la normalidad-anorma-
mentales son una característica de la naturaleza y lidad
diversidad humana, y que esas diferencias se expre-
san a veces en ausencias o alteraciones corporales A una categoría de sujeto normalizado, con sus
como nacer sin brazos, piernas o carecer de un sen- rasgos bien definidos, se superpone una definición
tido, como la vista, es posible reconocer que esta si- de aquello que no llena esta categoría, es decir, de
tuación es tan antigua como el mismo ser humano, aquellos sujetos que constituyen la familia de lo
y que es, por tanto, una constante humana. Barnes no normal. Un intento de análisis sobre el llamado
(1998, p. 17), en referencia a las prácticas históricas poder de normalización nos infiere, entonces, la
sobre la discapacidad, afirma que, aunque las res- existencia de una contracara de ese poder; hay que
puestas sociales a la discapacidad no son universa- poner un nombre a todo aquello que la norma ex-
les, sí ha existido una tendencia cultural sistemática cluyó, como afirma el mismo Foucault: “la figura del
en contra de las personas con insuficiencias en el hombre normal y de la ley, supone una figura de lo
transcurso de la historia documentada en occidente, que es anormal y de lo que significa infringir a ley,
tal es el caso, de las culturas grecorromanas en que pero aquí no se hará referencia solo a una ley social,
el culto por alcanzar la excelencia física e intelectual, también a una ley humana”, a una ley supuestamen-
hacía que las personas con diferencias o limitantes te “natural”.
físicas y mentales fueran objeto de prácticas de ex-
clusión y castigo. En sociedades no occidentales son ‘El siglo XVIII creó lo que podría denominarse una
mucho mas variadas las respuestas frente a esta si- nueva economía de los mecanismos del poder: un
tuación de insuficiencia, respuesta social que se pro- conjunto de procedimientos y de análisis que permi-
ten aumentar los efectos del poder, disminuir el costo
del ejercicio de éste e integrarlo a los mecanismos de
4
Nos referimos a la palabra insuficiencia, primero, para dis- la producción e incluso hacerlo constante’ Foucault
tinguirla del término discapacidad; y segundo, reconociendo (1975)
76 que el término es acuñado en la época moderna y encontran-
do que en la historia, los términos para referirse a un estado
particular de diferencias físicas o mentales acuden princi-
Para Foucault, la revolución burguesa del siglo
palmente a formas peyorativas de denominación, tal como, XVIII y comienzos del XIX fue la invención de una
defectuoso, inválido, minusválido, limitado… y llegamos a nueva tecnología del poder, del que las disciplinas
la conclusión de que cualquiera que sea una forma de deno- –médico jurídicas5- constituyen las piezas esencia-
minar el aspecto biológico de la discapacidad se suma a ella
como un condicionamiento más de su existencia. Por ello, se
retoma la palabra insuficiencia para referirse a las personas 5
La hipótesis de Foucault sobre el surgimiento del poder
cuyas diferencias y rasgos particulares físicos o mentales res- de normalización como un poder que no está anclado en los
tringen su participación en el cuerpo social, sin pretender con límites del saber médico o judicial, pero que fueron sus he-
ello hacer un calificativo de suficiencia o no de las personas. rramientas primigenias… un poder que tiene su propia au-

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les. Así pues, la manera en que nos acercaremos a que cuando aparece pone en cuestión el derecho que
develar la maquinaria interna y el surgimiento de no logra funcionar. El derecho está obligado a cues-
ese poder es mediante tres figuras de lo anormal, tionarse sobre sus propios fundamentos, o a callar,
que Foucault denomina el monstruo humano, el in- o a renunciar, o a acudir a otro sistema de referen-
dividuo a corregir y el niño onanista. La existencia de cia”. La monstruosidad es entonces, el aparato que
una categoría de la anomalía conlleva una serie de pone en tela de juicio las estructuras de poder y
procedimientos, instituciones y mecanismos para saber, es decir, las estructuras de verdad. La exis-
su clasificación, corrección, tratamiento, castigo o tencia del monstruo no hace solo referencia a un
erradicación, aún cuando es el propio sistema de sujeto, a un humano, sino a todo un sistema so-
valores religiosos, jurídicos, médicos, y morales los cial y político que no puede englobar a los sujetos
que la definen y justifican su existencia. Estas figu- anormales6 (Adolfo Vásquez, 2005).
ras de lo anormal se van superponiendo a lo largo
del siglo XIX, luego de estar claramente separadas a Como veremos mas adelante, una faceta o pers-
fines del XVIII y principios del XIX, hasta que surge pectiva parcializada de la discapacidad y su sistema
una tecnología de la anomalía humana a partir de la de instituciones, regulaciones, y prácticas médicas,
formación de una red de saber y poder que incluya políticas y sociales surge como el resultado de la
las tres figuras dentro en el mismo sistema de regu- domesticación–normalización de ese monstruo.
laridades. (Foucault, 1974-76). Sobre la genealogía El poder de normalización que se constituyó como
del monstruo encontramos: respuesta a esas falencias y falacias de los sistemas
de verdad, va a absorber al monstruo mediante la
El monstruo es la forma natural de la contrana- práctica de una suerte de inclusión, cuyos elementos
turaleza... es la forma desplegada por los juegos principales serán la vigilancia y el control.
de la naturaleza misma en todas las pequeñas
irregularidades posibles, y en ese sentido podemos Ahora bien, el individuo a corregir se encuentra
decir que el monstruo es el gran modelo de todas
anclado en un sistema de referencia mucho mas in-
las pequeñas diferencias. Es el principio de inteli-
gibilidad de todas las formas –que circulan como mediato, mucho mas cotidiano que el del monstruo,
dinero suelto– de la anomalía (…) es una categoría éste proviene del orden de lo “cosmológico o anticos-
que replica a cualquier ser que no tenga forma mológico”, por contra el “corregible incorregible” se
humana…es una mixtura entre la muerte y la vida encuentra inmerso en el sistema de relaciones en-
como el feto que nace con una deformidad y muere tre la familia en el ejercicio de su poder interno y
al poco tiempo, es una mixtura del sexo, como quien las instituciones económicas o socioculturales que
es hombre y mujer al mismo tiempo, es una mixtura configuran su entorno inmediato: la escuela, la igle-
de formas como quien no tiene brazos ni piernas sia, la policía, la calle, el hospital… el corregible in-
como una serpiente… (Foucault, clase del 22 de corregible es en sí mismo una paradoja, dado que
enero).
se denomina de tal forma, en la medida en que “fra-
casaron todas las técnicas, todos los procedimientos
La figura del monstruo humano es una figura del
de domesticación, disciplinamiento, socialización o
orden de la superestructura, que infringe tanto el
corrección mediante los que se pudo intentar corre-
derecho humano como el derecho divino y la llama-
girla… lo que define al individuo a corregir, por tanto,
da ley natural, que se relaciona estrechamente con
es que es incorregible”. Esta paradoja exige que al-
lo imposible y lo prohibido; en palabras de Foucault,
rededor del sujeto se erijan una serie de interven-
el monstruo es un complejo jurídico natural. La im- 77
ciones específicas, una suerte de tecnología de re-
portancia de esta figura monstruo radica en que no
basta con que su misma existencia sea una infrac-
ción a la ley natural, sino que su sola presencia en 6
“Lo que hace que un ser humano sea un monstruo, no es
el mundo de lo normal–racional pone en entredicho sólo la excepción que representan en relación a la forma de
las verdades de la ley civil y de la ley canónica, “el la especie, sino el problema que plantea a las regularidades
monstruo es una irregularidad natural tan extrema, jurídicas (se trate de las leyes del matrimonio, de los cánones
de bautismo o de las reglas de la sucesión”. Un ejemplo de
ello, son las situaciones en las que personas con discapaci-
tonomía y reglas, un poder que se instaló gracias al juego dad cognitiva, deciden tener un hijo lo que representa para la
que consiguió establecer entre diferentes instituciones, ex- sociedad un problema jurídico y moral. Foucault. citado en:
tendiendo su soberanía en nuestra sociedad. Vázquez, 2005.

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cuperación, de sobrecorreción…este individuo es la racional-científicas), una especie de humanización
piedra angular de todas las instituciones y prácticas de la naturaleza inventando leyes naturales. El saber
legitimadas para sujetos anormales, que se desarro- que contextualiza al individuo a corregir, es un sa-
llan en el siglo XIX, es el soporte de todo un aparato ber “que se va constituyendo lentamente, que nace
de corrección que involucra irremediablemente a la de las técnicas pedagógicas, de educación colectiva,
escuela, la iglesia y la familia misma. de formación de aptitudes”, e incluso de domesti-
cación masiva de los cuerpos para los fines de una
Finalmente, la figura del niño onanista, mucho sociedad–empresa. Finalmente, para el niño onanis-
mas reciente que las otras dos, y restringida al cam- ta se tramó un saber que legitima el poder sobre el
po familiar y al del propio cuerpo, “es un espacio más cuerpo, como por ejemplo, aquel ejercido por la igle-
estrecho. Es el dormitorio, la cama, el cuerpo; son los sia, la medicina o la psicología. Es hacia estas figuras
padres, los supervisores directos, los hermanos y her- que se desarrollará una coacción que buscará vigilar
manas; es el médico: toda una especie de microcélula y castigar actos anormales, una coacción que se tor-
en torno al individuo y de su cuerpo” (Foucault, cla- nará constante, una coacción que se convertirá de
se del 22 de enero, p. 64). El descubrimiento de la forma sutil en el llamado poder de normalización.
sexualidad en los niños da lugar al surgimiento de
una necesidad especial de vigilancia y control sobre Sobre Los Modelos De Inclusión-Exclusión En
ellos por parte de la familia, una especie de medi- Foucault Y Sus Repercusiones En La Actualidad:
calización de ésta, lo que configura, según Vázquez
(2005), una cruzada orientada al disciplinamiento El poder clásico ejercido por las monarquías era un
de la familia moderna, ahora instrumento del “aden- poder legitimado por cierto orden metafísico (re-
tro” occidental. Ese disciplinamiento y la modula- cordemos el derecho divino de los reyes), de modo
ción de las actividades cotidianas de la familia en la que su reproducción (del poder) como método de
esfera privada se da por mecanismos religiosos, mé- coerción, implicaba la realización de actos ceremo-
dico sanitarios e incluso, por elementos mediáticos, niales de carácter ritual y discontinuo. Uno de los
como la televisión y los medios de comunicación, ejemplos claves para dilucidar la transformación de
que invaden la estructura íntima de la familia. esta clase de poder intermitente hacia un poder que
pudiera ejercerse de forma continua, por medio de
Así pues, el monstruo humano, el incorregible co- mecanismos permanentes de vigilancia y control,
rregible y el niño onanista son figuras atravesadas “mecanismos de poder que podían penetrar en la
cada una por sistemas de poder y saber, por siste- totalidad del cuerpo social” (Foucault, clase del 29
mas de verdad que de manera paulatina, en una es- de enero, p. 88) es el estudio de los casos de la lepra
pecie de interacciones y superposiciones históricas y la peste entre los siglos XVI-XVIII, lo que Foucault
constituyen en suma la categoría de lo anormal. El denomina el modelo de exclusión del leproso vs. el
sistema de poder político judicial, está directamen- modelo de inclusión del apestado…
te relacionado con la figura del monstruo, mientras
que los sistemas de poder sobre el individuo a corre- En el medioevo, la exclusión sobre los individuos
gir se definen y transforman en la medida en que se con lepra era una práctica de poder que se ejercía
reordenan las funciones de la familia y el desarrollo de forma ceremonial, debido a que constituía un
de técnicas disciplinarias (lo que influye en las prác- fuerte mecanismo social, que implicaba una regla
ticas pedagógicas que se dan en los espacios forma- de no contacto y, por ende, la expulsión de estos su-
78 tivos, y en otros escenarios como el ejército). De la jetos hacia un mundo exterior, confuso, mas allá de
misma manera, los sistemas de poder para la figura las murallas de la ciudad, expulsión que implicaba
onanista se precisan en la “redistribución de pode- su descalificación jurídica y política… entraban en
res que cercan el cuerpo de los individuos”. Estas muerte, incluso su salida se realizaba mediante una
expresiones y maquinarias de poder buscan legiti- especie de ceremonia fúnebre en que se le declaraba
marse constantemente mediante sistemas de saber muerto (Foucault, Clase del 15 de enero: 51). En sín-
y verdad, por tanto, en referencia al monstruo hu- tesis, se trataba de prácticas de exclusión, rechazo,
mano los sistemas de saber se centran en un cono- marginación, prácticas que se asemejan y que de he-
cimiento profundamente biológico y perfectamente cho han sido reproducidas en los mecanismos bajo
taxonómico (el inicio de las ciencias positivistas y los que se ejerce el poder sobre los locos, enfermos,

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criminales, desviados, los pobres o incluso los niños, “un poder que no obra por exclusión, sino por
cuando se les castiga, suspende o expulsa del siste- la inclusión rigurosa y analítica de los elemen-
ma educativo. Podría inferirse que esta práctica de tos. Un poder que no actúa por la separación en
exclusión del leproso es un modelo históricamente grandes masa confusas, sino por distribución en
grandes masas diferenciales. Un poder que no esta
activo en nuestra sociedad. Esto es lo que Foucault
ligado al desconocimiento, sino a toda una serie
denomina tecnologías negativas del poder, su cua- de mecanismos que aseguran la acumulación del
lidad principal es que no se relaciona ni directa ni saber (…) lo que el siglo XVII introdujo mediante el
indirectamente con prácticas específicas de saber, sistema disciplina-normalización, es un poder que
de hecho el poder negativo, como poder que apunta no es represivo sino productivo, un poder que está
a la represión, está ligado a un mecanismo de des- integrado al juego, a la distribución, a la dinámica,
conocimiento sobre aquello que es excluido. En la a la estrategia, a la eficacia de las fuerzas; un poder
actualidad, es posible aún encontrar una suerte de por lo tanto invertido directamente en el reparto
autoexclusión en el caso de familias que esconden y el juego de las fuerzas, un tipo de poder que no
e invisibilizan a sus parientes con discapacidad por está ligado al desconocimiento, sino que solo puede
funcionar gracias a la formación de un saber, que
temor, vergüenza o miedo a enfrentar experiencias
es para él tanto un efecto como una condición de su
de rechazo social; en estas situaciones no se “expul- ejercicio”.
sa” a la persona del cuerpo social, sino que su ocul- (Foucault, clase del 15 de enero, p. 55).
tamiento se da en el seno de la familia. Estás prácti-
cas si bien son aún presentes en la sociedad, se han El poder de normalización es el que brota de esta
ido transformando paulatinamente con el reconoci- nueva tecnología del poder, dado que la normaliza-
miento de las personas con discapacidad como suje- ción se sustenta precisamente en los cúmulos de
tos de derechos. saber sobre la naturaleza, las leyes y el hombre. El
poder ya no pertenece al orden superestructural, ha
En contraparte al modelo de exclusión del leproso, puesto sus pies en la tierra de los mortales de mane-
surge hacia el siglo XVIII el modelo de inclusión del ra permanente, y estará allí vigilando rigurosamen-
apestado. Esta tecnología de poder no hace referen- te todos sus actos, sus comportamientos… sus expe-
cia a prácticas de exclusión en el sentido explícito de riencias, es un poder que ha llegado para quedarse
la palabra; se trata por el contrario de una suerte de de forma tan sutil como imperceptible, engañando
cuarentena que implica sobre el sujeto un ejercicio con el placebo de la libertad a los sujetos que tiene
de vigilancia constante. “No se trata de expulsar sino sometidos.
al contrario de fijar, dar su lugar, asignar sitios, de-
finir presencias” es al final un método de exclusión Así, los dispositivos de poder–saber occidental
muy sutil que no expulsa al sujeto del aparato social irían configurando procesos subsiguientes de nor-
y, que por tanto, se denominará sistemáticamente malización política, social y técnica y cuyos alcances
(en los términos de sistema) inclusión. Es, entonces, se definieron claramente en el campo de la educa-
esta nueva práctica de inclusión y sus cualidades las ción con las denominadas escuelas normales, en
que configuran la invención de las tecnologías positi- el campo de la medicina con la organización hospi-
vas del poder. En esta tecnología de inclusión se su- talaria y los discursos de verdad y por supuesto en
cede una observación y vigilancia constante, una se- el campo de la producción industrial con la masifi-
rie de observaciones minuciosas de cada individuo cación, y maximización del trabajo. La norma no se
para encontrar diferencias finas entre éstos y sus equipara ya a una ley natural, es definida por el pa-
estados de salud y enfermedad, “no se trata de una 79
pel de exigencia y coerción que es capaz de ejercer
marcación definitiva de una parte de la población, se con respecto a los ámbitos en los que se aplica. La
trata del examen perpetuo de un campo de regulari- norma, por consiguiente, es portadora de una pre-
dad, en el que se va a calibrar sin descanso a cada in- tensión de poder, es un elemento a partir del que
dividuo, para saber si se ajusta a la regla, a la norma puede legitimarse cierto ejercicio del poder. La nor-
de salud que se ha definido”. (Foucault, clase del 15 ma implica un principio de calificación y un princi-
de enero, p. 54). Este poder está ligado directamente pio de corrección... su función no es excluir, rechazar,
con prácticas de formación y acumulación de saber, por el contrario está ligada a una técnica positiva
saber y verdad sobre los sujetos: de intervención y transformación, a una especie de
proyecto normativo (Foucault, 1974, p. 76).

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problemas sociales, promocionaron el surgimiento
El monstruo humano, al que hacíamos referen- de la visión médica de base individual de la disca-
cia páginas atrás, fue una víctima más del poder de pacidad” (Oliver, en Barton, 1998)
normalización, el gran monstruo cosmológico, el
talón de Aquiles de los sistemas de verdad y poder, El cuerpo, como objeto de disciplinamiento, fue
ahora no es más que la sumatoria de individuos pa- víctima de la represión, del placer para dar paso a
tologizados y medicalizados, catalogados y taxono- una exaltación del cuerpo rendidor o productivo,
mizados por medio del ejercicio del poder médico por tanto, la estética de ese “ciudadano” es la del
de la alineación, que con sus discursos y dictáme- cuerpo/máquina, es la del cuerpo perfecto, masifi-
nes de verdad, ayudaron a erigir la categoría de lo cado, estigmatizador de la diferencia y la diversidad
normal y lo anormal. “Los dictámenes médicos que humana, por el contrario, los “ciudadanos” cuyos
funcionan como un discurso de verdad por su status cuerpos están al margen de tal estética, se encuen-
científico, por ser formulados exclusivamente por tran inmersos en una batalla entre el poder médico
personas calificadas, en una institución científica, es y el poder eclesiástico, estos cuerpos circulan entre
decir, una institución de verdad” (como el hospital, el asistencialismo cristiano y la vigilancia médica, se
como la escuela, como el juzgado), dictámenes que hacen objetos de “una tecnología y un saber de repa-
tienen tal estatus con efectos de verdad y poder que ración, de readaptación, de corrección”. Recordando
nos hacen reconocer que el concepto de discapaci- las prácticas de confesión y dirección de conciencia,
dad –siendo definido de forma primigenia y esencial el aceptar la discapacidad, es casi como hacer una
por el saber médico– se consolidó como objeto de confesión frente a una instancia médica, confesión
estudio, y de forma análoga, como hizo con el gran que no es solo cuestión de aceptar un estado, im-
monstruo, eliminó su categoría social y política y plica también, aceptar una serie de intervenciones
la redujo a simples clasificaciones de enfermedad para cambiar ese estado, el sujeto tiene que aceptar
en los manuales médicos. Así, se consolidan las ex- ser corregido, domesticado ynormalizado.
centricidades y anormalidades como síntomas bien
definidos, especificados, autónomos y reconocibles y Cuando las personas con discapacidad tie-
nen conciencia de su condició,n deben aceptarla y
se consolida un poder médico y de otras disciplinas
aprender a vivir con ella, ésto se logra mediante la
afines sobre ellos. máxima explotación de sus capacidades residuales,
los discapacitados entonces, están obligados a asu-
Los sujetos que escapan a la normatividad, se mir tantas funciones normales como puedan (Bar-
convierten automáticamente en objeto de nuevos ton, 1998, p. 37).
procedimientos de encauzamiento del cuerpo, del
comportamiento, de las aptitudes. Ese encauza- La situación bajo la que las personas con disca-
miento, se dirige a un cuerpo–máquina que ha de pacidad, reguladas por instituciones políticas, medi-
ser motor del desarrollo económico de la sociedad a cas, económicas y educativas, deban asumir funcio-
partir de la explotación de su fuerza productiva. “En nes normales, es una forma de domesticación, es un
los siglos XVI-XVII, vemos surgir en las estructuras intento, una falacia de normalización, una irrupción
e instituciones sociales como el ejército, las escue- bárbara contra la diversidad de posibilidades de
las, los talleres… toda una domesticación del cuer- auto creación de nuestra propia existencia, una ba-
po útil…” ¿qué hacer entonces, con aquellos cuerpos rrera que no permite pensar en otras utopías posi-
no aptos para tales fines, con cuerpos paralizados, bles. De facto, como afirma Barton (1998), la utopía
80 “poseidos”, con cuerpos que presentan, según el sis- dominante en la modernidad occidental que otorga
tema, insuficiencias físicas y mentales, y que, por a la participación en la producción, al trabajo remu-
ende, no pueden engranarse a las dinámicas de pro- nerado, al uso del cuerpo, la mente y la energía hu-
ducción? mana, como maquinaria de producción con una im-
portancia tal, que estos elementos son considerados
El desarrollo económico, la naturaleza cam- fuente de identidad; de ese modo toda persona que
biante de las ideas y la necesidad de mantener el no pueda hacer parte de esta utopía, se encuentra
orden durante la industrialización influyeron en las
automáticamente excluida.
respuestas sociales a la insuficiencia. La aparición
del sanatorio como elemento de provisión y control
social, la individualización y medicalización de los

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El ámbito escolar y los desafíos pedagógicos en el pacidad, era su disciplinamiento orientado a la obe-
marco del discurso de la inclusión. diencia.

La discapacidad, vista como un problema de base Un siglo después, surgió una de las críticas más
individual, y que afecta sólo los espacios inmedia- vehementes hacia las prácticas educativas del Me-
tos de interacción del individuo, “implica que no se dioevo. La obra magistral de François Rabelais, Gar-
cuestionen, ni se modifiquen y por el contrario que gantúa y Pantagruel se plantea como una tentativa
se confirmen y se dejen intactas las estructuras so- de explorar el ser humano en todas sus dimensio-
ciales económicas, educativas y políticas” (Barton, nes, corporales, espirituales, cognitivas, morales. De
1998). Es, así, como el sistema escolarizado, atrave- hecho, uno de los mayores desafíos de Gargantúa
sado por sistemas de poder y saber sobre los suje- frente a las prácticas de poder y saber del medioevo,
tos, no ha sido ajeno a la reproducción deliberada o es el hecho de ser un gigante, un sujeto monstruoso,
no de esas prácticas y tecnologías, tanto negativas no normalizado, no domesticado… “Gargantúa y su
como “positivas” de poder y de saber. hijo Pantagruel pertenecen a una raza de gigantes,
en la que aunque los imperativos de la naturaleza
En efecto, la escuela, desde la perspectiva de apa- están fuertemente presentes, no están habitados
rato disciplinario, se ha erigido para garantizar “la por el ideal de rechazo del cuerpo” (Portocarrero,
domesticación de los niños y su desarrollo normaliza- 2005), sobre todo cuando este cuerpo no se ajusta a
do”, en unos esquemas rígidos de racionalidad, que las leyes naturales, es un cuerpo imperfecto, inaca-
no son contemporáneos, sino que por el contrario bado no solo en el sentido biológico, sino también,
hacen referencia a una historia de prácticas pedagó- en un sentido social y cosmológico. En Gargantúa
gicas, que inevitablemente se han tenido que encon- encontramos una reivindicación con el cuerpo, con
trar con la figura de lo anormal, de la discapacidad… los placeres, con todo aquello que se opone a una
y que ante estas figuras, han erigido respuestas di- domesticación que camina en el sentido contrario
versas tanto acertadas como equívocas, en relación a la vida, con un proceso de aprendizaje vivencial y
al desarrollo humano integral de los niños y jóvenes lenguajeado, a partir de las experiencias de vida co-
con discapacidad en el ámbito educativo. Veamos tidiana que los enfrentaban a situaciones insólitas
entonces un breve recuento histórico… que ponían en tela de juicio a las estructuras de mo-
ral y verdad predominantes en la época.
Desde los tratados de Vives (1948), se resalta la
constante observación, vigilancia y control indivi- Más adelante en la historia, en el periodo de auge
dual sobre los alumnos lo cual conllevaba a ejercer del capitalismo, el Estado empieza públicamente a
unas prácticas sistemáticas de inclusión y exclusión, reconocer su necesidad de intervención sobre estos
todos eran sometidos a periodos de prueba, resul- sujetos, y en 1601 se constituye en Inglaterra la Ley
tando excluidos aquellos con “mentes débiles, a los de Pobres, considerada como el primer reconoci-
locos e imbéciles”, a aquellos que iban en dirección miento oficial de la necesidad de intervención esta-
opuesta a la naturaleza divina. En contrapartida a la tal, en las vidas de las personas con insuficiencias,
posición de Vives (1948), en la escuela de Comenio surge entonces, el sanatorio como un forma de ejer-
no había lugar a prácticas de selección de estudian- cer control social sobre aquellos sujetos improducti-
tes, por el contrario se partía de la premisa de que vos; como una forma de exclusión, que nos recuerda
todos los niños con o sin discapacidad (aunque este las prácticas de poder sobre las personas con lepra
término no se usaba en esa época) debían ser edu- del siglo XVI. Las escuelas, como espacios de encie- 81
cados, bajo la idea según la cual “mejorarían sus dis- rro7, y respondiendo a esas consideraciones político
posiciones y aprenderían a obedecer aun si no hacían
adelantos en términos de conocimiento”, Comenio 7
Foucault situó las sociedades disciplinarias en los siglos
resta importancia a las diferencias significativas en- XVIII y XIX; estas sociedades alcanzan su apogeo a prin-
tre los alumnos y sus formas de aprendizaje, todos cipios del XX, y proceden a la organización de los grandes
eran educados bajo el mismo método, no había lugar espacios de encierro. El individuo no deja de pasar de un
a una estudio de las particularidades de la enseñan- espacio cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la
za en cada alumno. Para Saenz Zuluaga (2004), lo familia, después la escuela (“acá ya no estás en tu casa”),
importante en la instrucción de alumnos con disca- después el cuartel (“acá ya no estás en la escuela”), después
la fábrica, de tanto en tanto el hospital, y eventualmente la

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jurídicas, se diferenciaron en normales y especiales. las normales, sino también, a las aulas regulares…
Sobre estas últimas es preciso considerar que si bien
se constituyen como un esfuerzo del sistema edu- El alumno con discapacidad representa un
cativo y de la sociedad en su conjunto por recono- cuerpo menos sumiso para cumplir el esquema
cer el derecho a la educación y la necesidad de una disciplinario y la cultura de la escuela. ‘El invento
educación especial para personas con discapacidad, del alumno con necesidades educativas especiales,
como identidad escolástica calibrada meticulo-
queda en entredicho hasta qué punto tal educación
samente, sirve de esquema para la gestión del
especial se adscribe o no al juego del sistema econó- problema del alumno discapacitado. Ésto se puede
mico, en que las personas con discapacidad y su des- conseguir mediante una política de segregación
empeños son medidos en función de su capacidad o mediante la integración. Pero, pese a las pre-
productiva y utilitaria, o si dicha educación especial tensiones retóricas de una aproximación nueva y
remite a experiencias pedagógicas, que permiten a socialmente justa, la integración no es sino una
cada persona desarrollar su potencial único sin refe- disposición nueva de una vieja realidad [la buro-
rencia a sistemas de productividad externos. cratización de la integración demuestra que en ella
resuenan y se amplifican las prácticas educativas
También cabe resaltar hasta qué punto las escue- excluyentes tradicionales] (Barton, 1998).
las especiales se convierten en refugio para familias
Es importante preguntarse sobre el propósito
quienes, como práctica de ocultamiento, evitando la
real de integrar niños con discapacidades a las es-
vigilancia constante de sus vecinos y los sentimien-
cuelas “normales”, si es un intento por normalizar-
tos culpabilizantes de vergüenza y temor, interna-
los hasta que sus capacidades lo permitan, si acaso
ban a los niños de forma permanente o periódica,
se trata de reproducir una vez más el tipo de escuela
aislándolos de otros espacios sociales que brindan
descrita por Comenio, una suerte de escuela inclu-
oportunidades potenciales de aprendizaje. Lo que
siva, pero, que reproduce las mismas prácticas de
aquí interesa, es que el sistema educativo, con sus
examen, clasificación y masificación del alumnado;
prácticas de disciplinamiento, reconozca si dichas
o, por el contrario, estos procesos de integración
prácticas, se insertan en un reconocimiento de los
escolar están orientados a la generación de un es-
sujetos con discapacidad desde las nociones de
cenario de diversidad que implica para el sistema
funcionalidad–disfuncionalidad o suficiencia–insu-
educativo una seria y paulatina transformación de
ficiencia; o trasciende esa mirada funcionalista del
los dispositivos de evaluación, control y enseñanza
sujeto hacia un reconocimiento de la diversidad y
masiva, en que la educación no se configure como
potencialidad humana, expresada en nuestras sin-
una mecanismo, para responder específicamente a
gulares diferencias físicas y mentales.
las necesidades del alumno “especial” frente a sus
compañeros “normales”, sino en que el proceso edu-
Ahora bien, de experiencias educativas diferen-
cativo reconozca que cada alumno es especial, diver-
ciadas (normales y especiales), llegamos a experien-
so y único. Porque en la escuela los niños y jóvenes
cias que integran bajo el mismo escenario educativo
con discapacidad no pueden ser casos aislados en
a personas con y sin discapacidad. Ridell (citado en
el aula regular, sino, el lugar en que todos los niños
Barton, 1998) afirma, que las tendencias educativas
y jóvenes se constituyan como sujetos integrales, a
un poco más contemporáneas tienen una actitud
partir de sus propias singularidades. Así pues, es re-
creciente a reforzar la idea de déficit individual, por
conocible el progreso en términos de la denomina-
medio de algo que han denominado necesidades
82 da inclusión educativa, pero, es imperativo reconocer
educativas especiales, que representan las estrate-
que ese proceso de inclusión no se trata de aceptar
gias necesarias para llenar los vacíos del niño con
al otro, sino de reconocernos todos en la diferencia.
discapacidad frente a la curva de normalidad. Este
Diferencias que permitan a cada persona, de forma
término surge a partir de la década del ochenta en
individual y también colectiva, erigir su proyecto de
Londres, y con el uso de esta terminología, se pro-
vida, sin que éste se adscriba necesariamente a un
ponían nuevas formas de escolarizar a los niños con
sistema de regularidades sobre un supuesto deber
discapacidades: se les iba a integrar no sólo a escue-
ser (productivo) de tal proyecto vital.

prisión, que es el lugar de encierro por excelencia, (Deleuze, La escuela debe dejar de actuar como un dispo-
1993). sitivo fabricador de fuerzas productivas camuflada,

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en la cual lo que se supone son las necesidades hu- cipio de este artículo, la ubica en las interacciones
manas innatas, en una sociedad en que la construc- dinámicas y complejas de los sujetos (individuos y
ción de riqueza colectiva, se reduce simplemente a colectivos) con sus entornos sociales, culturales, po-
una inserción al mercado laboral; un mercado en líticos, económicos y tecnológicos. Ello implica, con-
que las personas con discapacidad, no parecen ser siderar que la inclusión social no se puede convertir
parte fundamental. Ello presupone que la forma en el placebo que vuelva invisibles e imperceptibles
como se concibe la creación de riqueza social en una las cadenas de la opresión, y que por tanto no repre-
cultura determinada, define pautas de integración sente un sendero de emancipación real y definitiva,
de personas con diferencias físicas y mentales. En sino en que la inclusión se considere desde el reco-
una sociedad como la nuestra, centrada en el traba- nocimiento de la existencia diferente y plenamente
jo, en que los medios de producción y los procesos legítima del otro, que, como afirma Paul Ricoeur,
de integración, corren el riesgo de medirse bajo ese cada uno de nosotros se reconozca como otro, en-
rasero. Como lo afirma Oliver (1998, p. 51) “el ideal tre otros. Que la inclusión no se comprenda como un
no es una inclusión que integre al juego del mundo proceso que unos emprenden para incluir a otros,
occidental a las personas que no estaban dentro de sino como un proceso en que cada sujeto genere
él”, sino que implica deconstruirlo y crear un nuevo procesos de autoafirmación de su heterogeneidad.
juego, porque el propio concepto de inclusión des- Desde esa perspectiva de las prácticas de inclusión,
aparezca de la mano del concepto de exclusión, ya la población con discapacidad está llamada a asumir
que una cara de la moneda no parece poder existir su ciudadanía legítima, a configurarse como sujeto
sin la otra. O, bien, en que la perspectiva de inclusión activo que accede, dispone, aporta y transforma las
se presente cristalina, legítima, y sin convertirse en estructuras sociopolíticas hacia la construcción de
cortina de humo de prácticas de exclusión. interacciones que garanticen a cada persona hacer
realidad su proyecto de vida. Proyecto en que la es-
Consideraciones finales cuela, la ciudad, el barrio, la vecindad sean entendi-
dos como los espacios en que las diferencias actúan
La práctica histórica de subordinación y obedien- y se complementan unas con otras, como los espa-
cia, por parte de las personas con discapacidad está cios en que se ejerce la ciudadanía como una lucha
quedando en el pasado, el gran monstruo adormi- por la resignificación de los distintos modos de vivir.
lado hace casi tres siglos, el gran monstruo cuestio-
nador de la verdad y el orden social impuesto, está
despertando de ese largo sueño, y está despertando
en la forma de los nuevos movimientos sociales de Referencias Bibliográficas
discapacidad, y lo que tiene que decir es bastante en
consideración con siglos enteros de veto y margina- Barton, L. (1998). Discapacidad y Sociedad. Ediciones
ción, en los diferentes espacios de la vida cotidiana Morata.
–privada y pública– que ha incluido ámbitos como la Batjin, M. (1987). La cultura popular en la edad media y el
escuela, el gobierno, la comunidad y el hogar. renacimiento, Madrid: Alianza Editorial.
Capella, J. (1993). Los ciudadanos siervos. Madrid: Trotta.
Vivimos en un mundo cuyo buen funcionamiento Deleuze, G. (1993). Las sociedades de control. Revista Ajo-
depende de la marginación de todos aquellos que blanco Nº 51.
no tienen dispuesto su propio espacio de vida. Pero Foucault, M. (1999). Los Anormales. Curso en el College de
France. 1974-1976. Fondo de Cultura Económica.
no solo estamos marginados, sino oprimidos y el
Rabelais, F. (2002). Gargantúa y Pantagruel, Bogotá: Edi-
83
efecto básico de la opresión y el abuso es el mismo:
hacer que las víctimas se consideren culpables torial Panamericana.
y piensen que son malas (Cross,1994 en Barton, Saenz, J. (2004). Las relaciones entre psicología y pedago-
gía: infancia y prácticas de examen”. Memoria y socie-
1998).
dad, Bogotá; Pontificia Universidad Javeriana, 17(8).
Vázquez, A. y Foucault, M. (2005) Los anormales, una ge-
Estos movimientos sociales de discapacidad, nealogía de lo monstruoso. Biblioteca de la Asociación
bajo una actitud crítica y de respeto a la diversidad, Filosófica del Uruguay.
están explorando nuevos caminos, alejados de prác- Vives, J. (1531). De las disciplinas. Segunda parte. En Vi-
ticas asistencialistas y normalizadoras. Erigiendo un ves, Obras completas, tomo 2. Madrid: Aguilar.
concepto de discapacidad que, como vimos al prin-

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