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Qigong clase 6
Regulación de la respiración en el QIGONG II

E. Respiración latente. Al respirar se exige hacer lo en forma natural,


suave, tranquila, profunda, continua y rítmica, no de manera
precipitada sino lenta, circulando el qi a la vez que la mente sigue
este movimiento. Si se pone un dedo debajo de la nariz, no se
debe percibir ni la inspiración ni la respiración.
F. Respiración genuina. Los antiguos decían: cuando las personas
corrientes respiran el qi sube por la parte anterior del cuerpo y
baja por la posterior; cuando los santos lo hacen, el qi sube por
esta y baja por aquella. La inspiración y espiración del aire
constituyen la respiración corriente, y la ausencia de ellas se
llama respiración genuina. Cuando la primera se suspenda, la
última empieza. La suspensión de la respiración corriente no es
algo forzado, se debe a que la mente esta en blanco, vacía y a la
tranquilidad mental. Mientras más se tranquilice la mente más
suave se hará la respiración. Para tal efecto hay que mantenerse
tranquilo en la vida corriente, y no pensar en lo que sucederá en
el futuro ni en lo que ya ha pasado, de tal modo que el espíritu se
integra con el qi, se olvidan la presencia de las cosas y el medio
ambiente y se concentra la mente en el flujo del qi, el cual da
vueltas en el abdomen, no sale ni penetra, constituyendo así lo
que se llama respiración genuina. Que se denomina también
respiración fetal.
G. Respiración fetal. Al cabo de uno a tres años de práctica hay que
hacer el ejercicio con los ojos ligeramente cerrado, imaginando
que se dirige la vista hacia dentro, hacia el dantian medio (o sea,
qihai o punto del qi verdadero), con la mente concentrada allí y
con la absoluta vacuidad y tranquilidad mental. Además, es
necesario conducir el qi al dantian y hacer bajar los músculos
diafragmáticos. Debido a que la pulsación de la steria y la
perístasis del estómago y los intestinos impulsan los movimientos
diafragmáticos, se forma una faja de excitación respiratoria. Este
tipo de respiración se efectúa a través de los músculos
diafragmáticos que propulsan los movimientos de la nariz. Por
esta razón no se percibe la salida ni entrada del aire respirado.

2. exigencias de la respiración
Al practicar el qigong hay que respirar en forma suave, natural, rítmica y
profunda y no de manera superficial y precipitada ni en pausa intencionada
y expansión forzada del abdomen. No se debe hacer ruido, y después de un
tiempo de ejercicio es necesario descansar un rato, sin impacientarse por el
éxito sino progresando poco a poco, a fin de evitar efectos negativos. Se
debe inspirar y espirar por la nariz; si ésta está afectada, se puede inspirar
por ella y espirar por la boca. Una vez que la nariz se cure hay que usarla
en los dos procesos de la respiración, por que ella es el conducto normal
para hacerlo. En sus fosas hay muchos pelo y líquidos que impiden la
entrada a los pulmones del polvo y las bacterias que contiene el aire.

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Además, en las membranas mucosas de las fosas nasales hay muchos
vasos capilares, los cuales desempeñan la función de regular la
temperatura y la humedad del aire atmosférico que se respirar. Calentando
y humedeciendo el aire frío y seco que pasa por ellas. Por eso la respiración
por la nariz es más higiénica.

3. ejercitación de los músculos respiratorios:


Primera fase: al comienzo del ejercicio, en la mayoría de los practicantes no
se efectúan fácil y libremente los movimientos respiratorios de los músculos
diafragmáticos, intercostales y abdominales. La respiración torácica se
realiza principalmente por los movimientos de las costillas y, la respiración
abdominal por los de los músculos diafragmáticos. La respiración corriente
se efectúa por los movimientos de ambas partes del cuerpo. Al comienzo,
los movimientos de los músculos diafragmáticos se realizan generalmente
en la parte superior del hipogastrio, y al cabo de uno o dos meses de
ejercitación respiratoria, los músculos diafragmáticos descienden hasta la
parte media del mimo, elevando así la presión den la cavidad abdominal y
expandiendo o contrayendo el abdomen en forma relativamente visible en el
epigastrio. En esta fase los movimientos de los músculos intercostales son
los principales, los de los músculos diafragmáticos son auxiliares.

Segunda fase: al cabo de tres, cuatro o más meses de ejercitación


respiratoria, los movimientos de los músculos diafragmáticos, intercostales
y abdominales se hacen relativamente ágiles y los de los primero se
realizan en la parte inferior del epigastrio, elevando así la presión en la
cavidad abdominal y haciendo relativamente visible la dilatación y
contracción abdominales en la parte umbilical. En esta fase los movimientos
de los músculos intercostales y los diafragmáticos son de la misma
intensidad.

Tercera fase: Después de seis meses o más de un años de ejercitación


respiratoria los movimientos de los músculos respiratorios se hacen aún
más naturales y ágiles, Cuando se inspira los músculos diafragmáticos
descienden hasta el abdomen medio, oprimiendo así los órganos situados
en la cavidad abdominal y elevando la presión en ella; cuando se espira,
dichos órganos vuelven a su ubicación normal e impulsan a los músculos
diafragmáticos para que asciendan, bajando así la presión abdominal. En
esta fase los movimientos de los músculos diafragmáticos son principales y
los de los intercostales, auxiliares; los de los abdominales son relativamente
notables por debajo del ombligo y los de los lumbares son notables a ambos
lados de sus vértebras.

Cuarta fase: Al cabo de uno o dos años de práctica, cuando uno está
tranquilo, siente movimiento espontáneo en el interior de su abdomen como
algo que gira desde delante hacia atrás o de la izquierda a la derecha, y a
veces como una lanzadera que se mueve de delante para atrás o de arriba
para abajo. En está fase, los movimientos de los músculos diafragmáticos
son principales y los de los abdominales, auxiliares.

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4. Fases de la respiración

En la primera fase, los principiantes cambian la respiración torácica por la


abdominal, la superficial por la profunda y la involuntaria por la voluntaria.
La respiración se prolonga poco a poco, y aunque hay que hacer hincapié
en el principio de suavidad, naturalidad y bienestar en la respiración, es
inevitable que ésta sea un poco arrítmica y el latido del corazón, acelerado y
fuerte, pero su ritmo no aumenta. Esta fase dura de tres a cinco minutos
aproximadamente.
En la segunda fase, a través de la regulación de la respiración ésta se hace
natural, fluida y rítmica, y su ritmo va disminuyendo paulatinamente. El
latido del corazón se hace relativamente débil o no se percibe, produciendo
una sensación agradable. Este estado surge de diez a veinte minutos
después del comienzo del ejercicio.
En la tercera fase, se inspira de manera continua y fina y se espira con
suavidad, respirando natural y tranquilamente y disminuyendo aún más el
ritmo, sin percibir el latido del corazón , todo lo cual produce una sensación
confortable . Esta fase se encuentra en 30-40 minutos después del
comienzo del ejercicio.
En la cuarta fase, la mente y la respiración se combinan armoniosamente,
en la cual no se percibe la respiración. Esta fase surge 50-60 minutos
después del comienzo del ejercicio.
Estas fases varían en diferentes practicantes; su duración puede ser un
poco larga en algunos y un poco corta en otros. Además, los intervalos
entre ellas son flexibles, y a medida que se progrese y superé en el
ejercicio, se adelantarán la tercera y la cuarta fases.

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