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Así sucede en "Viajero junto al mar de niebla" (1818) con una figura
de espaldas fuertemente precisada en claroscuro, que parece dialogar
con el universo.
Viajero junto al mar de niebla. 98 x 77 cm (Museo de Bellas Artes,
Hamburgo)
Autor
FRIEDRICH CASPAR DAVID
Fecha
1818
Material
Oleo sobre lienzo
Estilo
Romanticismo Alemán
Dimensiones
94,8 x 74,8 cm.
Museo
Bellas Artes, Hamburgo
Denota: podemos observar que el artista utilizo una paleta de colores
fríos para representar el paisaje de montañas y niebla. Mediante
manchas de oleo blanco represento la niebla y el mar de nubes.
Transportándonos al ambiente frio típico de los paisajes suecos.
En la obra se distinguen tres planos que el artista utilizó para la
composición. El primer plano, más próximo al espectador, donde se
observa una porción de piedra sobre la cual está parado de espaldas
el viajero vestido de traje que contempla el paisaje. Dichos elementos
(piedra y viajero) de valores bajos, con tonos azules y marrones.
Un segundo plano en donde se observan rocas, piedras, o cimas de
montañas, se funden en el paisaje mezclándose con la niebla/nubes.
Y un tercer y último plano, donde se nota como las montañas más altas
y alejadas, se funde con el cielo.
La luz en la obra es natural, el contraste entre el primer plano cálido
con los tonos neutros y negros en el viajero y la piedra, y los tonos
altos y fríos que utiliza para el paisaje, generan una sensación de
perspectiva atmosférica.
Podemos notar también la presencia de un triangulo isósceles
compositivo, esto genera estabilidad y además, hacen que las líneas
rectas y la formas geométricas de las rocas y montañas no tomen el
protagonismo de la obra.
La obra representa a un viajero, de espaldas, parado sobre una porción
de piedra/montaña, vestido de traje y con un bastón que lo ayuda a
sostenerse. No es casualidad que el hombre este de espaldas, que no
se vea su rostro, ya que el rostro es el de cada espectador que se para
frente a la obra. La cabeza del sujeto, tapa el punto de fuga de la
obra, lo que nos permite suponer que el artista pretende ubicarnos a
nosotros en el rol del viajero.
Algunos aseguran que es el propio Friedrich, otras versiones dicen que
es un amigo del autor. Lo que es importante destacar, es la
intencionalidad de la ubicación del personaje, donde el artista nos
hace identificarnos y desde una perspectiva casi igual, nos hace
contemplar la obra.
El hombre, a pesar de tener un lugar significativo y en primer plano,
queda (ante la mirada del espectador) en un segundo plano en comparación
a la impronta que tiene el paisaje.
CONCLUSION:
Se observan rasgos sublimes en las obras de Friedrich. El autor intenta
situarnos a cada espectador, en el lugar plasmado en el lienzo,
transmitiéndonos su admiración por la belleza de paisajes naturales,
y al mismo tiempo su sentimiento de temor ante una fuerza tan grande
que el hombre no puede manipular.
Aquí observamos sus sentimientos de placer y displacer.