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Una invitación personal
Cuando los educadores tenemos que elegir músicas para ofrecer a los niños
o pensar en propuestas musicales recurrimos a nuestra mochila musical,
esa que hemos ido construyendo a lo largo de la vida, a partir de los eventos
sonoros y musicales que han ido dejando una marca indeleble en nosotros.
Es que la música tiene un poder evocador único. Está presente en los
acontecimientos más importantes de nuestra vida pero también en lo
cotidiano: las canciones que nos acunaron desde bebés, las que cantamos en
la escuela, las que dan fuerza en las marchas de protesta, las que alientan a
nuestros equipos en las canchas, las presentes en las guitarreadas de fogón,
las que compartimos en un encuentro de amor, las pegadizas de las
publicidades, las melodías que escuchan nuestros padres, las músicas de las
publicidades y tantos otros momentos en los que lo sonoro se presenta.
Resulta interesante como punto de partida identificar cuáles serían esas
canciones o melodías que son imprescindibles en su mochila musical.
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¿Qué contenidos musicales enseñamos en maternal?
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Debemos recordar que la escucha de los niños es siempre activa. En este sentido es que
“la escucha es en sí misma un movimiento peculiar del sujeto, escuchar significa estar
presente, significa entrar en diálogo, significa comunicación. La escucha, entonces, es
un estar activo para el niño, es una interacción, es al decir de Gadamer, ser co-jugador:
hacer existir esa obra musical, esa canción, a partir de la apropiación auditiva,
emocional, estética, subjetiva, en la que se involucra el interesado, niño adulto (Revista
de Educación Inicial N°23, Punto de Partida)”.
En todas las propuestas mencionadas antes se podrán utilizar grabaciones, pero sería
de incalculable valor la posibilidad de escuchar música interpretada en vivo a cargo del
educador, profesor de música, un familiar o grupo musical invitado a la institución. Se
constituirá en una experiencia de gran riqueza perceptiva y emocional, pues los bebés
podrán observar las fuentes sonoras de donde estos surgen, los modos de ser tocados
y la actitud del músico, todos aspectos que contribuyen a la construcción de la escucha
musical.
Un repertorio de música para estas salas debiera ser variado en estilos, épocas, géneros,
carácter y procedencia. Es decir, incluir música para niños y otras que no lo son
explícitamente, música vocal e instrumental, músicas de diferentes géneros como el
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folclore, jazz, tango, “clásica”, etc., músicas lentas, movidas y con diferente carácter.
Una selección con estas características contribuirá a acercar a los niños a un universo
cultural amplio y diverso.
B. Las canciones
La canción puede ser considerada una forma privilegiada que tienen los niños de
participar de un acontecimiento musical, por ser portadora de todos los componentes
del lenguaje musical y que les permite hacer música empleando el instrumento natural
que poseemos: la voz.
Otro rasgo es su versatilidad. Una canción puede ser: cantada, bailada, acompañada
instrumentalmente, con percusión corporal o escuchada. También es importante la
dimensión social-afectiva y comunicativa: Muñoz (2001) nos recuerda que “cantando se
exteriorizan los sentimientos y estados de ánimo, se favorece la desinhibición, la
integración y el compartir” y luego cita a Agosti-Cherban y Hess (1988: 48) quienes
“destacan el cantar como una de las primeras y más sencillas formas de música
colectiva.
Estos son algunos de los motivos por los cuales podemos considerar importante el
desarrollo del canto en la primera infancia.
En las instituciones educativas destinadas a los más pequeños la canción tendrá una
presencia cotidiana. En esta etapa serán los educadores quienes tendrán el
protagonismo en la interpretación e irán acompañando a los niños en su desarrollo vocal.
Los niños muy pronto comienzan a reconocer aquellas canciones con las que se han ido
familiarizando. Es importante recuperar las que escuchan en sus hogares para ser
compartidas en la institución y que también el repertorio que se trabaja en la institución
pueda llegar a las familias, por ejemplo, a través de un CD viajero.
Para investigar
Para la selección del repertorio tendremos que tener en cuenta algunas
cuestiones: objetivos de la propuesta, respuestas que esperamos de los niños
y momentos de la jornada a ser incluidas.
Para ampliar su universo musical les sugerimos recorrer algunos aportes a través
del Canal Encuentro.
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Consideramos que debe haber un equilibrio en el tipo de canciones que se ofrezcan, es
decir, no todas las canciones serán con movimiento o todas presentadas con títeres o
todas para bailar, o todas para niños; en igual cantidad se tendrían que compartir
canciones para escuchar y aquellas que no son destinadas especialmente para ellos.
En este sentido, existe un amplio repertorio de canciones tanto para niños como
populares, pero es frecuente que en las instituciones se escuchen las difundidas por los
medios de comunicación.
Los educadores no están ajenos a los efectos del mercado que impulsa un modelo de
consumo de objetos estandarizados que tienden a ser homogéneos, efímeros, de dudosa
calidad y que en general crean en nosotros el deseo de obtener nuevos productos que
en esencia son similares a los anteriores. Un ejemplo de este tipo de producto es la
música etiquetada como “música para bebés”, que consiste en versiones de obras tanto
de compositores clásicos (Mozart, Beethoven, Bach, etc.) como populares (The Beatles,
Pink Floyd, Charly García, etc.). En ellas, las obras son arregladas con una sonoridad
infantilizada, homogeneizada tímbricamente, perdiendo toda su riqueza y expresividad
original.
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puesto que nuestra voz hablada es transformada musicalmente cambiando la
entonación, intensidad y timbre, como no lo hacemos en el habla cotidiana.
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Exploración sonora
De la misma forma que el niño toma contacto con los sonidos del entorno y el docente
con la palabra logra que repare en ellos, también lo hará ante los sonidos que produzca
el bebé durante la exploración de objetos, que él percibirá de manera integrada: sentirá
una textura, un sabor, temperatura, podrán llamar su atención los colores y sonidos.
Ante estas situaciones espontáneas el educador ofrecerá otras intencionadas para que
los niños se acerquen a determinadas fuentes sonoras, sonoridades y modos de acción
que les permitan producir sonidos y sensibilizarse con ellos.
A los bebés más pequeños se les podrán ofrecer los barrales para cuna y sonajeros,
evitando los de plástico con sonoridad estridente. A partir de los cuatro o cinco meses,
cuando comienzan a sentarse con algunos apoyos y unos meses después solitos,
sumado al desarrollo de la motricidad, las actividades de exploración tendrán más
posibilidades.
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que produzcan sonidos muy estridentes como las maracas de cotillón y
seleccionar aquellos que produzcan sonoridades ricas tímbricamente, con
buenas resonancias en el caso de los metales.
Deberán ser adecuados al desarrollo motriz de los niños y la posibilidad de
sostenerlo.
Tendrán que reunir condiciones de seguridad e higiene, es decir que no sean
peligrosos: con puntas, bordes filosos o que fácilmente se puedan desarmar
permitiendo que tomen contacto con pequeños objetos con el peligro de
llevárselos a la boca.
Cantidad y dinámica grupal. Dos variables que se condicionan
mutuamente. La cantidad deberá ser adecuada a la cantidad de niños si es
colectiva y simultánea, en este caso en lo posible será necesario duplicar la
cantidad de materiales, por ejemplo si fuesen maracas. Pero si se tratara de
una guitarra, un bombo o teclado, la exploración será individual.
Distribución espacial. Los materiales podrán estar dispuestos de diferente
manera. Si se pueden ubicar en distintos sectores dentro de la sala por grupos
de materiales, o simplemente para que los niños se concentren en un único
espacio y puedan desplazarse cómodamente mientras exploran. Es
interesante disponer algunos materiales colgados de soportes, especialmente
los de metal, ya que a estas edades los instrumentos convencionales como el
triángulo u otros no pueden ser sostenidos y así accederían a estas
sonoridades.
Las intervenciones docentes. Será importante en estas propuestas tomar
en cuenta lo que señala Akoschky, “que para recuperar los hallazgos que
hacen los niños en su trabajo exploratorio el docente debe observar
atentamente desde un marco y desde una intencionalidad que le permita
rescatar con su acción y palabra aspectos particulares de la riqueza y
multiplicidad de respuestas que van surgiendo. Claro que al rescatar acciones
de los niños el docente deberá funcionar como un seleccionador virtuoso en
la medida que rescata o imita acciones de los niños vinculadas a la
exploración que abonen a la producción sonora. A su vez los elementos que
selecciona deberían proveer a los niños de sonidos agradables a la escucha y
herramientas accesibles a los modos de acción de los pequeños. De todos
modos estas intervenciones docentes deben guardar equilibrio con momentos
en que se deja solo al niño para que explore, imitándose a sí mismo dando
lugar a un ensimismamiento fértil en posibilidades y descubrimientos”.
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niños alcanzan un gran logro: realizar improvisaciones como en el juego “el director”,
en el que todos tocan y el docente o uno de ellos dirige la “orquesta”, señalando con
gestos cuando tocan o dejan de tocar. Les encanta ser grabados y escucharse.
Sonorizaciones
Estas producciones las sugerimos anteriormente para que los bebés y niños las
escuchen. Pero a partir de la sala de un año, como propone el Diseño Curricular (2015),
“(…) se pueden sumar a la producción sonora junto al docente en sonorizaciones muy
simples que no requieran más de un material sonando de forma continua, es decir que
no implique detenciones o ejecuciones en momentos puntuales. Por ejemplo: la canción
“Ya lloviendo está” (tradicional) con maracas, “Tengo un grillito” (Furnó) con
cascabeleras o canciones de caballos como “A mi pingo” (Malbrán) con vasos plásticos,
tapas de aerosol o calabazas. En estas experiencias una actividad que comienza con la
exploración de un material se puede continuar con los primeros “acompañamientos
instrumentales” a partir de la propuesta del docente que inicia cantando una canción
sonorizándola e invita a los niños a que ellos también la acompañen”.
“Acompañamientos instrumentales”
Las sonorizaciones podrían considerarse una manera particular de acompañar una
canción, en el sentido que no requieren en general ajustarse a la rítmica de la canción,
sino más bien evocar el sonido de algún aspecto del texto. Por lo tanto, no requieren de
un desarrollo rítmico tan preciso.
En cambio, cuando hablamos de "acompañar canciones y músicas" esperamos cierta
sincronización con algún aspecto del ritmo de esa música. Si bien el desarrollo del ritmo
no se da exactamente igual en todas las personas y depende de diversos factores,
podemos decir que en general en los niños entre uno y dos años su sincronía puede ser
entre difusa y fluctuante en términos de Malbrán, es decir, que habrá niños que aún no
logran acompañar la música con regularidad y otros que lo logran por momentos. Entre
los dos y los tres años las habilidades rítmicas avanzan bastante si son estimuladas y
pueden lograr un ajuste puntual, es decir, seguir con regularidad algún nivel del ritmo.
Que esas habilidades se desarrollen dependerá de que las propuestas sean adecuadas.
El desarrollo del ritmo va a necesitar de experiencias que partan de la vivencia corporal,
como las que hemos sugerido de “baile”, donde el niño puede con todo su cuerpo seguir
la música, más tarde lo alcanzará con las palmas y por último en la ejecución
instrumental.
Por otra parte, las músicas o canciones que les propongamos acompañar tendrán que
tener una fuerte presencia rítmica. También será importante durante la etapa difusa y
fluctuante darles materiales que acompañen esta etapa, como ser cascabeles, manojos,
marcas, etc.
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Para cerrar abrimos una ventana a propuestas en una sala
Esperamos sea una ocasión para reencontrase con contenidos, recursos, criterios,
recomendaciones expresadas en la clase y que invite a multiplicar propuestas sonoras ,
musicales en los espacios educativos para niños pequeños
Actividades
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Este foro estará disponible durante tres semanas para que puedas incluir
tu voz todas las veces que lo consideres a partir de tu propuesta y
especialmente las de tus pares.
Foro de consulta
Este foro estará abierto hasta la finalización del módulo para que puedan
realizar las consultas que requieran.
Bibliografía obligatoria
• Akoschky, Judith (2005). Eufonía. [Versión electrónica]. Revista Eufonía 33. “Los
"cotidiáfonos" en la educación infantil”. Última consulta 3/3/2016. Disponible
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