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SEXO Y GÉNERO

El sexo biológico tiene dos aspectos: sexo genético, que está determinado por los cromosomas
sexuales, y sexo anatómico, o sea, las diferencias físicas que distinguen a varones y mujeres.
Género es un concepto que abarca significados psicológicos especiales agregados a la feminidad o
masculinidad biológicas. Por tanto, si bien el sexo está ligado a varios atributos físicos
(cromosomas, pene, vulva y otros), el género se refiere a las características psicológicas y
socioculturales asociadas con el sexo, es decir, a la masculinidad o feminidad. Un aspecto
inconveniente de ambas designaciones es que limitan la gama de conductas que la gente expresa
sin sentirse incómoda. Por ejemplo, un hombre quizá no quiera mostrarse demasiado cariñoso por
temor a que lo tachen de afeminado; y una mujer quizá dude en obrar en forma asertiva por
temor a que la consideren hombruna. No es nuestra intención contribuir a perpetuar los
estereotipos asociados con esos vocablos, pero deberemos emplearlos al hablar de las cuestiones
de género.

Cuando conocemos a alguien por primera vez, la mayoría de nosotros advertimos de inmediato su
sexo y, basándonos en su masculinidad o feminidad, hacemos suposiciones acerca de cómo se
comportará. Son suposiciones relacionadas con el género. Para la mayoría de las personas estas
suposiciones genéricas son parte importante de la interacción social ordinaria.

Identificamos a alguien como perteneciente a nuestro sexo o al otro. (No utilizamos la expresión
sexo opuesto porque a nuestro juicio exagera las diferencias entre hombres y mujeres.) Eso
explicaría por qué se nos dificulta interactuar con una persona de sexo ambiguo. Nos sentimos
confusos e incómodos cuando no identificamos con seguridad el género de alguien.

IDENTIDAD Y ROL DE GÉNERO


La identidad de género indica el sentido subjetivo de ser varón o mujer. En los primeros años de
vida casi todos nos damos cuenta de que somos varones o mujeres, pero nada garantiza que esta
identidad corresponda al sexo biológico, y hay quienes sienten gran confusión al intentar
identificar su masculinidad o feminidad. Más adelante abordaremos este tema con mayor detalle.

El rol de género (llamado a veces, erróneamente, rol sexual) designa una serie de actitudes y
conductas consideradas normales y apropiadas en una cultura para individuos de un sexo en
particular. Los roles crean expectativas de ciertos comportamientos sexuales que la gente debe
cumplir. A la conducta socialmente apropiada para un hombre se le llama masculina, mientras
que se identifica como femenina a la conducta apropiada para una mujer. Las expectativas
acerca de los roles de género están definidas culturalmente y cambian de una sociedad a otra. Así,
en la sociedad norteamericana, un beso en la mejilla se considera un acto femenino y por lo
mismo inapropiado entre varones. Por el contrario, corresponde a las expectativas de los roles
masculinos en muchos países europeos y de Medio Oriente.

TRANSEXUALISMO Y TRANSGENERISMO
El transexual es una persona cuya identidad de género es contraria a su sexo biológico (Cole y
colaboradores, 1997). Se sentirá atrapado en un cuerpo del sexo“ equivocado”, trastorno
denominado disforia de género. Un transexual anatómicamente varón siente que es una mujer
que, por un capricho del destino, está provista de genitales masculinos, pero desea que lo
identifiquen como mujer en el trato social.

Muchos transexuales se someten a procedimientos de reasignación de sexo: estudios exhaustivos,


terapia hormonal y cirugía para modificar los genitales. Pero no todas las personas con disforia de
género quieren una reasignación completa. Es posible que sólo deseen el cuerpo físico, el rol de
género o la sexualidad del otro sexo. Muchas personas con disforia de género, la mayoría de los
transexuales entre ellos, quieren esos tres aspectos, pero algunos se contentan con uno o dos
(Carroll, 1999). Más aún, algunas personas transgenéricas que manifiestan conductas variables
relacionadas con el rol de género muestran poca o nula disforia.

El término transgénero suele aplicarse a individuos cuyo aspecto, conducta o ambos no


corresponden a los roles de género tradicionales. En otras palabras, “en cierto modo ‘transgreden’
las normas culturales de lo que ‘debiera ser’ un hombreo una mujer” (Goodrum, 2000, p. 1). Con
frecuencia estas transgresiones consisten en travestismo, ya sea esporádico, ya sea de tiempo
completo. Se les llama travestis a los no transexuales. En la actualidad el término se aplica con
exclusividad a quienes usan la ropa del sexo opuesto para excitarse sexualmente (consúltese la
explicación de fetichismo travestita en el capítulo 16). Los transgéneros que recurren al
travestismo lo hacen para procurarse satisfacción psicosocial, no satisfacción sexual.

Algunos intersexuales que nacieron con una combinación de genitales externos masculinos y
femeninos se consideran miembros de la comunidad transgenérica. Al grupo pertenecen los
intersexuales que han recibido tratamiento quirúrgico, hormonal, o ambos para conseguir la
congruencia entre su estructura sexual anatómica y su identidad de género (Goodrum, 2000).

La diferencia fundamental entre un transexual y un transgénero radica en que este último no


quiere cambiar su cuerpo para conseguir una mejor adaptación entre sus expectativas personales
y las de los roles sociales. El transexual, por su parte, se somete a veces a cirugía mayor con tal de
que su cuerpo coincida con su identidad de género. En cambio, el transgénero no desea ninguna
alteración anatómica, aunque de vez en cuando o con cierta frecuencia se vista y adopte los
amaneramientos considerados del otro sexo. A lo largo de su vida, algunos transgéneros
manifiestan conductas sexuales contrarias a las que la sociedad asigna a una persona de su sexo
biológico (Bolin, 1997).

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