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Introducción.
El proceso de ejecución previsto en la Nueva Ley Procesal del Trabajo, Ley N° 29497, en
adelante NLPT, define la competencia en el conocimiento de dicho proceso básicamente en
razón a la cuantía, salvo el caso de la cobranza de los aportes previsionales del Sistema
Privado de Pensiones, en cuyo caso la competencia es exclusiva de los Juzgados de Paz
Letrados, resultando irrelevante el importe materia de cobranza.
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La NLPT en el Título II, en su Capítulo V, desde el artículo 57 a 63, trata sobre el proceso
de ejecución.
En cuanto a la competencia el inciso 2º del artículo 1 de la NLPT, señala que los procesos
con título ejecutivo cuando la cuantía no supere las cincuenta (50) Unidades de referencia
procesal (URP) son competencia de los Jueces de Paz Letrados; salvo cuando se trata de la
cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones retenidos por el
empleador, en cuyo caso los Jueces de Paz Letrados son competentes con prescindencia de
la cuantía.
Por su parte, el artículo 57 de la NLPT específicamente señala qué títulos ejecutivos, van a
ser tramitados mediante el proceso de ejecución. De esa forma, debemos tener presente dos
conceptos: el de proceso de ejecución y el de título ejecutivo.
En esa misma línea, ANACLETO GUERRERO señala que la finalidad del juicio ejecutivo
no consiste en lograr un pronunciamiento judicial que declare la existencia o inexistencia
de un derecho sustancial incierto, sino en obtener la satisfacción de un crédito que la ley
presume existente, en virtud de la peculiar modalidad que reviste el documento que lo
comprueba. Por ello, los dos extremos principales que ha de reunir el título son suficiencia
e integración; es decir, debe bastarse a sí mismo, sin que pueda ser completado con prueba
de otra índole, porque el título mismo es una suerte de prueba.
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Por ello, la defensa que puede realizar un ejecutado es muy limitada: consiste únicamente
en oponerse al mandato de ejecución a través de una contradicción.
Por otro lado, para VINATEA y TOYAMA en los procesos de ejecución ya no se discute la
existencia del derecho contenido en el título ejecutivo, pues ya está reconocido en el propio
título, aunque naturalmente se concede al demandado, llamado ejecutado, mecanismos de
defensa destinados a cuestionar únicamente la validez del título o la exigibilidad de la
obligación, entre otros motivos taxativamente contemplados. Señalan además los citados
autores, que dicho proceso tiene por fin último la materialización de las decisiones
judiciales o de los derechos reconocidos por las partes, o declarados por un tercero,
satisfaciéndose así los intereses respecto de los cuales se solicita tutela jurisdiccional.
Por su parte, PAREDES INFANZON señala que el proceso de ejecución es uno diferente al
proceso de conocimiento, tanto por su contenido como por su estructura y finalidad, ya que
aquel no parte del conflicto de derechos, que es atendido más bien por este último, el que lo
resuelve en forma declarativa o constitutiva a través de una sentencia. El proceso de
ejecución no tiene por finalidad resolver un conflicto, por lo que en su interior no existe
debate posicional, ni actuación probatoria ni expedición de una sentencia, sino por el
contrario se inicia con la acreditación de un derecho reconocido o declarado a través de un
Título que se encuentre pendiente de cumplimiento para luego de calificarlo debidamente
se expida un Mandato de ejecución que no permite la discusión del origen del derecho, sino
únicamente la argumentación sobre la exigibilidad de la obligación que contiene el título, la
misma que en caso no tener fundamento adecuado, induce al Juez a emplear todos los
medios imperativos, forzosos, coactivos o coercitivos que la Ley franquea para lograr el
cumplimiento de la obligación de parte del deudor y ofensor. Ello determina que sea un
proceso breve, expeditivo y conminatorio que no admite mayor debate entre las partes,
prohibiéndose los artículos de nulidad y la concesión de medios impugnatorios con efecto
suspensivo, hasta que no se haya dado cumplimiento a la obligación ejecutada.
A lo anteriormente expuesto por la doctrina citada, debo agregar que la única excepción por
la cual el proceso de ejecución no termina con la expedición de un auto, sino con la emisión
de una sentencia, será aquel referido a la cobranza de aportes previsionales del Sistema
Privado de Pensiones, como se explicará más adelante, por lo demás, el proceso de
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ejecución como se ha señalado, es aquel referido a una serie o sucesión de actos procesales,
mediante los cuales se pretende hacer cumplir forzosamente y consecuentemente
materializar en forma objetiva y efectiva, lo resuelto por una autoridad judicial, autoridad
administrativa, por los árbitros o lo acordado o transado por las partes y finalmente,
también el documento (liquidación) emitido para la cobranza de aportes previsionales del
Sistema Privado de Pensiones, en el entendido de que los mismos reflejan un derecho cierto
y auténtico; es decir, les otorga la Ley una presunción de certeza y autenticidad, por ello las
defensas son taxativamente enumeradas por el artículo 690-D del Código Procesal Civil y
en su caso, por el artículo 38 del Texto Único Ordenado de la Ley del Sistema Privado de
Administración de Fondo de Pensiones, estableciendo en ellos plazos breves y perentorios.
Continúa señalando el citado jurista, que el título ejecutivo tiene dos requisitos uno de
fondo y otro de forma. El requisito de fondo está dado por el reconocimiento de la
existencia de una obligación, mientras que el requisito de forma está dado por la existencia
de un documento donde conste el reconocimiento antes mencionado.
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en este artículo las obligaciones a ejecutar deben estar referidas o derivarse de una relación
laboral.
Siendo que cuando el artículo 690-A del Código Procesal Civil indica que a la demanda se
debe acompañar el título ejecutivo, además de los requisitos y anexos provenientes en los
artículos 424 y 425 y los que se especifiquen en las disposiciones especiales, es por qué en
este tipo de procesos señala PAREDES INFANZÓN el contradictorio se invierte. La sola
afirmación contenida en la demanda y sustentada en el título que se adjunta es suficiente
para que el órgano jurisdiccional expida el mandato ejecutivo.
De lo hasta aquí expuesto, los títulos ejecutivos deben contener como requisito
indispensable, una obligación cierta o veraz, expresa es decir indubitable y exigible, por lo
que, si está sujeta a plazo debe encontrarse vencido y si la obligación está sujeta a
condición, ésta debe haberse cumplido. Cuando se trata de un título que contiene una
obligación de dar suma de dinero, ésta debe ser, además, líquida o liquidable mediante una
simple operación aritmética.
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el Juez especializado de trabajo de turno, siendo que en este caso ya no existe el turno, será
competente el Juez especializado de Trabajo, en forma aleatoria según su ingreso al
Sistema Integrado Judicial (SIJ).
Se trata entonces de aquellas decisiones judiciales autos y sentencias emitidas y que tengan
la condición de consentidas o ejecutoriadas, para ARÉVALO VELA son aquellas que
gozan de autoridad de cosa juzgada, es decir que contiene una decisión inimpugnable,
inmutable y coercible, no siendo ejecutables en esta vía agrega el citado autor, las
resoluciones judiciales expedidas en procesos referidos a otras materias.
Siendo que dichas resoluciones deben establecer una condena, es decir, aquellas en la que
se tenga que cumplir una obligación de dar, de hacer o de no hacer.
Son aquellos acuerdos totales o parciales a los que arribaron las partes, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 30 de la NLPT, teniendo las mismas la autoridad de cosa juzgada
y que se ejecutan exclusivamente también ante el juez que conoció la demanda y dentro del
mismo expediente. De igual manera, que en el caso anterior si la demanda se hubiese
iniciado ante una Sala Laboral, sería competente el Juez Especializado de Trabajo, en
forma aleatoria en la medida que ya no existe el turno, como forma de determinar la
competencia.
Los laudos arbitrales firmes que, haciendo las veces de sentencia, resuelven un
conflicto jurídico de naturaleza laboral.
En palabras de ARÉVALO VELA, el laudo puede definirse como decisión final que emiten
los árbitros dentro de un proceso arbitral condenando a una de las partes a cumplir una
obligación de dar, hacer o no hacer.
Sin embargo, debemos estar frente un laudo arbitral firme, por el cual se haya resuelto un
conflicto jurídico y no aquellos que resuelvan conflictos económicos de naturaleza
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laboral, el que va ser tramitado conforme a la norma general de arbitraje, prevista en el
Decreto Legislativo N° 1071, en los que no se haya otorgado facultades de ejecución a los
árbitros, según inciso 1) del artículo 67 del referido Decreto Legislativo, pudiéndose tratar
de laudos arbitrales firmes emitidos en derecho o en equidad.
Por su parte, entre otro supuestos cuando estamos frente a una controversia jurídica entre el
empleador y el trabajador, ambos acuerden firmar un convenio arbitral y la remuneración
mensual del trabajador supere las setenta (70) unidades de referencia procesal, el laudo
arbitral que se emita, una vez firme, constituirá un título ejecutivo.
Se refiere a resoluciones firmes, es decir, aquellas contra las cuales ya no cabe interponer
recurso impugnatorio alguno en la vía administrativa, las que se constituirán en títulos
ejecutivos.
Estas resoluciones pueden ser emitidas por el Ministerio de Trabajo y Promoción del
Empleo o por la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral – SUNAFIL, a través
de las cuales se reconocen obligaciones.
ELIAS MANTERO señala que las resoluciones administrativas por su propia naturaleza
pueden ser cuestionadas en la vía judicial a través del proceso contencioso administrativo,
siendo el requisito esencial de procedencia la interposición de la demanda dentro del
término de tres meses señalados en el artículo 17 de la Ley N° 27584, (Ley que Regula el
Proceso Contencioso Administrativo). La interposición de la demanda no determina de por
si la interrupción de la ejecución, en cuyo caso se requeriría una medida cautelar, no
necesariamente fácil de obtener en razón de que los pronunciamientos de la autoridad están
premunidos de una presunción de legalidad, lo que hace difícil, aunque no imposible,
cumplir con el requisito de la apariencia del buen derecho o verosimilitud dela obligación.
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El documento privado que contenga una transacción extrajudicial; en donde se hayan
abordado asuntos laborales.
Son títulos ejecutivos en este caso las transacciones extrajudiciales, cuando las mismas
aborden asuntos laborales, no debe tratarse de aquellos casos en los cuales ya existe un
proceso judicial, sino previas al mismo y que contengan concesiones recíprocas y no
equivalentes.
En estos casos el Juez al calificar el título ejecutivo deberá observar especial cuidado, es
decir, verificar de lo expuesto en los documentos y en su caso requerir a la parte, que señale
si existe algún tercero que pueda afectarse con lo acordado en la transacción extrajudicial,
por cuanto, muchas veces mediante estos documentos, se quiere generar supuestas
obligaciones para otorgarles un derecho preferencial y/o generar un derecho persecutorio y
burlar de esa forma el cobro de acreedores reales y no ficticios; así como, deberá apreciarse
al calificar el título ejecutivo, que el trabajador en la transacción no este renunciando a
derechos laborales.
La conciliación extrajudicial es el acuerdo de las partes para poner fin una controversia
evitando que la misma llegue a la vía judicial.
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Por su parte, la Cuarta Disposición Final de la Ley de Conciliación, Ley N° 26872 señaló
que la Conciliación Administrativa a que se refiere el Capítulo III del Título III del Decreto
Legislativo N° 910, Ley General de Inspección del Trabajo y Defensa del Trabajador,
mantiene su plena vigencia.
La NLPT viene siendo implementada en nuestro país y no dudo que con éxito, sin embargo,
la misma fue diseñada bajo el criterio de especialidad y bajo el modelo del Despacho
Judicial Corporativo, conforme a la Resolución Administrativa N° 127-2012-CE-PJ de
fecha 4 de julio del año 2012, dicho modelo requiere de al menos un Juzgado de Paz
Letrado y un Juzgado Especializado de Trabajo para su funcionamiento.
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Habíamos ya señalado que en el caso del proceso de ejecución de las liquidaciones para
cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones, el proceso no concluía
con un auto sino con una sentencia.
Para ello debemos indicar que conforme a lo precedentemente expuesto, existen dos
supuestos:
Habíamos ya señalado que en el caso del proceso de ejecución de las liquidaciones para
cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones, el proceso no concluía
con un auto sino con una sentencia.
Para ello debemos indicar que conforme a lo precedentemente expuesto, existen dos
supuestos:
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Si bien el inciso b) del artículo 38 del Texto Único Ordenado de la Ley del Sistema Privado
de Administración de Fondo de Pensiones, aprobado por Decreto Supremo N° 054-97-EF,
señala que a la contradicción se deberá presentar acompañada de la prueba instrumental que
acredite sus fundamentos, salvo los casos a que se refiere el numeral 2 del citado artículo
(nulidad formal o falsedad de la liquidación para cobranza) y el inciso 3 del artículo 446 del
Código Procesal Civil.
Debemos señalar que a diferencia de lo que sucede en la norma procesal civil (inciso 11 del
artículo 688), en el caso de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, no se ha previsto que tengan
mérito de título ejecutivo, otros títulos a los que la Ley les da ese mérito, pero nada quita
que el legislador, mediante una norma de ese rango así lo establezca. Al respecto
VINATEA y TOYAMA señalan que por la redacción de este dispositivo se entiende que no
existen otros títulos ejecutivos distintos de los específicamente mencionados, a diferencia
de la norma procesal civil que utiliza el esquema de númerus apertus.
El artículo 60 de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, indica que tratándose de la ejecución
de intereses o de monto liquidado en ejecución de sentencia, a solicitud de parte y previo
depósito o carta fianza por el total ordenado, el juez previo traslado a la parte contraria
entendemos, puede suspender la ejecución en resolución fundamentada, esto dada su
carácter extraordinario, siendo la citada resolución impugnable. Es decir, no basta que se
presenten todos los requisitos señalados en la norma, sino que, una vez verificada la
existencia de ellos, el juez debe fundamentar porque ha decidido suspender la ejecución.
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Incumplimiento injustificado al mandato de ejecución
Al respecto ARÉVALO VELA señala que este artículo tiene su fundamento en el derecho a
la tutela jurisdiccional efectiva de que goza toda persona, una de cuyas dimensiones es el
cumplimiento oportuno de los mandatos judiciales, es por ello que se autoriza la utilización
de medidas de coacción para que se dé cumplimiento a lo ordenado por el Poder Judicial.
Finalmente, en el artículo 63 de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, señala que los derechos
accesorios a los que se ejecutan, como las remuneraciones devengadas que son conocidas
también como salarios caídos no percibidos por el trabajador durante el periodo en que no
prestó efectivamente servicios por razón de haber sido despedido y encontrarse siguiendo
un proceso para lograr su readmisión en el empleo y los intereses, se liquidan por la parte
vencedora, la cual puede solicitar el auxilio del perito contable adscrito al juzgado o
recurrir a los programas informáticos de cálculo de intereses implementados por el
Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.
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Conclusiones.
Recomendación.
Debe realizarse una modificación legislativa, para que los Juzgados de Paz Letrados
asuman competencia frente a pretensiones no cuantificables acumuladas a una
cuantificable no mayor a cincuenta (50) Unidades de Referencia Procesal, dado que son
órganos jurisdiccionales creados bajo el criterio de especialidad en materia laboral.
Dado que un porcentaje significativo (90% aproximadamente) de la carga que afrontan,
los Juzgados de Paz Letrado de Especialidad Laboral, está constituido por procesos de
cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado de Pensiones retenidos por el
empleador, hace que sea necesario la firma de un convenio institucional entre la
Superintendencia de Banca, Seguros y AFP y el Poder Judicial, que permita que los
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Jueces Laborales puedan acceder al Sistema AFP net, con lo cual en forma directa,
podrían verificar la existencia o no de la obligación, su cumplimiento y la oportunidad
del mismo, siendo que ello contribuiría hacer efectivo el principio de celeridad y
economía procesal que inspiran al nuevo proceso laboral.
Referencias bibliográficas
ARÉVALO VELA, Javier. “Comentarios a la Nueva Ley Procesal del Trabajo, Ley N°
29497”, Juristas Editores, febrero 2011, página 249.
ANACLETO GUERRERO, Víctor. “Manual de Derecho del Trabajo”, LEX & IURIS
Grupo Editorial, agosto 2015, página 772.
GOZAINI, Osvaldo Alfredo. “La Prueba en el Proceso Civil Peruano”, Normas Legales,
setiembre 1997, Página 146.
Obra citada. VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Página 293.
Obra citada. PRIORI POSADA, Giovanni F.; CARRILLO TEJADA, Santiago; GLAVE
MAVILA, Carlos; SOTERO GARZÓN, Martín; PÉREZ-PRIETO DE LAS CASAS,
Roberto. Página 282.
Obra citada. VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Página 301.
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PRIORI POSADA, Giovanni F.; CARRILLO TEJADA, Santiago; GLAVE MAVILA,
Carlos; SOTERO GARZÓN, Martín; PÉREZ-PRIETO DE LAS CASAS, Roberto.
“Comentarios a la Nueva Ley Procesal del Trabajo”, Ara editores, 2011, página 278.
Obra citada. VINATEA RECOBA, Luis y TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. Página 293.
PAREDES INFANZÓN, Jelio. “Análisis de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, Ley N°
29497”, Edición 2010, Editorial Multiservicios La esperanza S.A.C, página 360.
GOZAINI, Osvaldo Alfredo. “La Prueba en el Proceso Civil Peruano”, Normas Legales,
setiembre 1997, Página 146.
Obra citada. PRIORI POSADA, Giovanni F.; CARRILLO TEJADA, Santiago; GLAVE
MAVILA, Carlos; SOTERO GARZÓN, Martín; PÉREZ-PRIETO DE LAS CASAS,
Roberto. Página 282.
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