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El texto se inscribe dentro del marco de la guerra de la Independencia, que no sólo fue un
levantamiento contra los franceses, sino también una revolución política que acabaría con el
Antiguo Régimen.
Los problemas por los que atravesaba la monarquía de Carlos IV, así como la inestabilidad interna
llevaron en 1808 a Napoleón a invadir España. La creciente hostilidad contra las tropas francesas
desembocó en los hechos del 2 de mayo de 1808 en Madrid. Mientras se desarrollaban las
abdicaciones de Bayona, el pueblo de Madrid se alzó de forma espontánea contra los franceses. El
levantamiento se generalizó por todo el país, originando la creación de juntas locales, después
provinciales, en casi todas las regiones. Estas juntas se hacen con el poder en la zona e inician la
reacción frente a la ocupación francesa. Para coordinar la labor de las juntas se creó la Junta
Suprema Central (septiembres 1808), inicialmente en Aranjuez, que se hizo cargo del gobierno y
de la dirección de la lucha armada. Además, asumió la tarea de reformar las instituciones del
Antiguo Régimen y decidió convocar unas Cortes Generales y Extraordinarias (mayo de 1809). En
enero de 1810 la Junta se disolvió y traspasó sus poderes a un consejo de Regencia, integrado por
5 miembros, que fijó la reunión de las Cortes para agosto. Las Cortes se reunieron en septiembre
de 1810 en Cádiz (Isla de León), y se declararon soberanas. La soberanía residía en la nación,
representada por los diputados reunidos en Cortes; Fernando VII era reconocido como legítimo
rey, pero la soberanía ya no residía en él. Entre las tareas que asumieron estaba la de elaborar y
aprobar una constitución. La Constitución se promulga el 19 de marzo de 1812 (fecha del
aniversario de la abdicación de Carlos IV en Fernando VII), conocida popularmente como “La
Pepa” por coincidir la fecha con la festividad de San José.
Las ideas recogidas en el texto se articulan en torno a 5 epígrafes: La nación española, la religión,
forma de Estado y división de poderes, constitución de las cortes y elección de diputados, e
igualdad jurídica:
1º.La idea principal gira en torno al concepto de soberanía nacional (art.3) que marca el fin del
Antiguo Régimen en España. Este artículo es de suma importancia, ya que concede al pueblo la
legitimidad del poder. Los artículos 1 y 4 abordan el concepto de nación y las obligaciones que
tiene la nación como tal, en concreto el art. 1 aclara que son españoles tanto los ciudadanos de
España como los que viven en las colonias de ultramar. También, en el artículo 2, reconoce la
libertad de España con respecto a la potestad que otorgaba el Antiguo Régimen al rey y por
extensión a la familia real sobre el carácter hereditario de la monarquía.
2º. El artículo 12 establece un estado confesionalmente católico, negándose la libertad religiosa.
Para explicar esta idea, debemos saber que un número importante de diputados eran
eclesiásticos.
3º. Otra idea clave viene marcada por la forma de gobierno y la división de poderes propia del
liberalismo. Estamos ante una monarquía constitucional (art.14) basada en la separación de
poderes. Al rey le corresponde el poder ejecutivo (art. 16), el legislativo reside en las Cortes con el
rey (art.15) y el judicial en los tribunales de justicia (art. 17).