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FORMACIÓN BÍBLIC PARA LÍDERES DE LAS COMUNIDADES DE LA

ICASOAC (Iglesia Católica Apostólica Siro Ortodoxa de Antioquía, Arquidiócesis de


Centro América).

Tema 1: Introducción a la Biblia.


Objetivo: Conocer información básica sobre lo que es la Biblia y sus generalidades.

I. ¿QUÉ ES LA BIBLIA?

Biblia es un término procedente de la palabra griega βιβλίον (biblíon), que significa rollo,
papiro o libro, y de la expresión griega τὰ βιβλία τὰ ἅγια (ta biblía ta hágia), que
significa los Libros Sagrados. La Biblia es el conjunto de libros canónicos del judaísmo
(sólo el Antiguo Testamento) y del cristianismo, es la Palabra de Dios. Para el cristianismo,
la Biblia es una colección o recopilación de textos o libros escritos por hombres por
Inspiración Divina (Espíritu Santo), y que contiene las doctrinas que orientan el
comportamiento de los cristianos. La Biblia expone cómo el Dios creador se ha relacionado,
se relaciona y se relacionará siempre con el ser humano. De igual forma, la Biblia expone los
atributos y el carácter de Dios.

La Biblia no es un libro fácil. No lo fue nunca y tampoco lo es ahora. En mayor o menor


grado a todos nos pasa lo que le sucedió a aquel funcionario de la reina de Etiopía que volvía
de Jerusalén leyendo al profeta Isaías: “¿Cómo lo Puedo entender, si Nadie me lo explica?”
(cf. Hechos 8, 26-39). Una traducción inteligible es muy importante y es lo que se ha
intentado con la versión “Dios Habla Hoy”, usada en las iglesias en marcha publicadas por
la Arquidiócesis. Esta versión es sencilla y práctica para la mejor comprensión del mensaje
por parte del Pueblo de Dios.

II. GENERALIDADES

1. Los Nombres de la Biblia.

Los autores humanos de la Biblia no le pusieron nombre a los libros que escribieron ni
tampoco los firmaron. Tanto el nombre genérico de la obra como el de cada Libro en
particular les fueron dados posteriormente. Los hebreos dividían la Biblia en tres grandes
secciones, cada una de ellas comprendía varios libros. La primera sección la llamaban
TORAH, que significa LA LEY y comprendía los cinco primeros Libros del Antiguo
Testamento (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). La segunda era LOS
KETUBIM, que significa LOS ESCRITORES, y a la última le llamaban LOS URIM, que
quiere decir LOS PROFETAS. El conjunto de todos ellos se designaba como LAS
SAGRADAS ESCRITURAS.

Al aparecer el cristianismo se sumaron a los antiguos libros hebreos los escritos de los
Apóstoles y discípulos suyos que transmitieron la Vida y Doctrina de Jesús, y estos nuevos
Libros Sagrados fueron recibidos con igual veneración por los primeros cristianos y juntados
a los antiguos libros Sagrados Hebreos. Fue entonces cuando este conjunto de Libros
Sagrados escritos por inspiración de Dios llegaron en número a ser un total de 73, y se les
comenzó a dar diversos nombres. Se les llama: PALABRA DE DIOS, SAGRADA
ESCRITURA, ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO y, finalmente, LA BIBLIA.

2. Géneros Literarios.

Legalista (leyes): En este género caben todos aquellos textos de corte legal cuya misión es
regular el comportamiento humano, la vida del hombre. Las leyes suelen estar formuladas de
dos maneras: «apodíctica», es decir, la ley como mandato, bien sea en forma positiva
(«santificarás las fiestas») o negativa («no matarás»), y casuística o sea, en forma de caso
(«si en una de tus ciudades...»; «cuando un profeta hable en nombre del Señor...»). Aquí
podemos mencionar: Éxodo, Número, Levítico, Deuteronomio.

Histórico: Uno de los géneros literarios más conocidos del Antiguo Testamento es el
"histórico", hasta el punto que todo el Antiguo Testamento se concibió como una "Historia
Sagrada". De hecho, las dos principales obras literarias articuladas de la Biblia – y no meras
recopilaciones de obras independientes-. Son dos obras "históricas": la "Deuteronómica"
(Josué, Jueces, Samuel y Reyes) y la del "Cronista" (Crónicas, Esdras y Nehemías). Los
Evangeliso y Hechos de los Apóstoles.

Cartas: Gran género literario que tiene más importancia en el N.T. (casi la mitad de él son
cartas: 14 de Pablo y 7 Católicas). En el Á.T. hay algunas cartas insertas en los libros
historiográficos o proféti cos (ver 2 Sam 11,14-15; 1 Re 21,8-10; Jr 29). En este género cabe
distinguir entre lo que es una carta (misiva privada, familiar) y una epístola (un tratado de
teología en forma de carta y dirigido fundamentalmente a una comunidad).

Profecía: Nos basta ahora saber que es uno de los géneros literarios más característicos de la
Biblia. En él se recoge gran parte de los oráculos proclamados por los profetas de viva voz.
Los profetas que conocemos y a los que se les atribuyen sus libros (Isaías, Jeremías, Ámós...)
no escribieron casi nada. Esa es una labor de sus discípulos.

Didácticos o doctrinales: Otro de los géneros literarios de la Biblia es el de los relatos


"didácticos" o "doctrinales" con apariencias históricas, entre los que se destacan los libros de
Tobías, Judit y Ester. Estos tres Libros pueden considerarse una especie de "novelas
históricas", cuya finalidad era levantar el ánimo de Israel en los momentos de desaliento y
cuando el pueblo estaba más expuesto a dejarse arrastrar por el paganismo circundante. En
el Nuevo Testamento lo que más se asemeja a estos relatos doctrinales son las célebres Cartas
de Pablo y las Católicas.

Otro caso de relato "doctrinal" es el Segundo Libro de los Macabeos con la diferencia de que
su autor no lo compuso sobre la base de alusiones bíblicas como las anteriores, sino de
extractos de una obra histórica que se perdió.

Oráculos proféticos: A estos géneros, hay que agregar el de los "oráculos proféticos" -
iniciados casi siempre con la expresión: "Así habla el Señor"- que no sólo se encuentran en
las colecciones proféticas sino también en otros Libros, incluidos los Salmos.

Parábolas: Las parábolas son relatos, historias concisas, claras, sencillas, y su finalidad es
transmitir una enseñanza del modo más comprensible y fácil de recordar. Jesús predica
utilizando parábolas, es decir, ejemplos vivos, imágenes tomadas de la vida ordinaria,
dándoles contenidos ricos y amplios. Es así como enseña y habla sobre la llegada del Reino
de Dios.

Lírica: Abarcaría todo lo poético, que como se ha dicho tiene una particular manera de
ordenar el lenguaje y los recursos lingüísticos y artísticos. En la Biblia, tenemos tres libros
claramente poéticos: Salmos, lamentaciones y Cantar de los Cantares, además de otras
poesías desperdigadas.

Sabiduría: Género literario cuya preocupación es la vida cotidiana (no la revelación del
profeta o la manera de ver la historia del historiador). La reflexión y la experiencia serán sus
instrumentos. Se encuadrarían aquí el refrán, la sentencia y el proverbio. Á algunos libros de
la Biblia se les llama sapienciales, porque son aquéllos donde reside especialmente el género
literario «sabiduría»: libro de los Proverbios, libro de la Sabiduría, Eclesiastés, etc. Algunos
autores incluyen aquí los relatos considerados ‘didácticos’ o ‘doctrinales’, entre los que se
destacan los libros de Tobías, Judit y Ester. Estos tres libros pueden considerarse una especie
de "novelas históricas", cuya finalidad era levantar el ánimo de Israel en los momentos de
desaliento y cuando el pueblo estaba más expuesto a dejarse arrastrar por el paganismo
circundante. En el Nuevo Testamento lo que más se asemeja a estos relatos doctrinales son
las célebres "parábolas" que, junto con las fábulas, también se encuentran en el Antiguo
Testamento, diseminadas en varios de sus Libros...

Apocalíptico: También encontramos en la Biblia el género "apocalíptico", muy extendido


entre los judíos desde el siglo II a.C. hasta el II d.C. Se caracteriza por sus "revelaciones",
sobre todo acerca del porvenir, y en él abundan las visiones simbólicas, las alegorías
enigmáticas, las imágenes sorprendentes y las especulaciones numéricas. Su aparición se
explica por las duras condiciones de vida del Judaísmo tardío, que despertaron un gran anhelo
de tiempos mejores y de liberación nacional. El prototipo de este género literario en el
Antiguo Testamento es el libro de Daniel, así como en el Nuevo Testamento lo es el célebre
Apocalipsis.

Otros géneros literarios de la Biblia: son el "proverbial" (Proverbios), el de los "poemas


didácticos" (Sabiduría), el de los "diálogos sapienciales" (Job), el de las "súplicas
individuales o colectivas" (Salmos), el de los "Himnos" Salmos. Aclaremos que en un mismo
Libro se mezclan a veces diversos géneros literarios, y tengamos en cuenta que un mismo
hecho puede ser narrado con diversos géneros literarios. Un ejemplo de esto es lo que sucede
con el "Oráculo profético" de 2Sam. 7, 4-17, que está en el origen de la esperanza mesiánica
de Israel y tiene un hermoso paralelo poético en Sal. 89, 20-38.

III. USO Y DIVISIÓN DE LA BIBLIA.

Es fundamental conocer la estructura básica de la Biblia para ubicarse correctamente en el


texto y su contexto, o para encontrar un versículo específico. La Biblia es, como todos
sabemos, un conjunto de libros, una verdadera biblioteca. Si no conocemos la estructura
básica de las Sagradas Escrituras podemos perdernos fácilmente entre tantos libros distintos
con nombres que generalmente nos parecen bastante extraños. Por otra parte, también
tenemos que saber cómo encontrar un texto específico en la Biblia, pues con frecuencia
encontraremos citas de la Sagradas Escrituras. Para no perderse y poder encontrar fácilmente
algún pasaje o versículo es necesario entender la estructura básica de la Biblia.

1. La Biblia está dividida en dos grandes partes, pero tiene un mismo centro:
Jesucristo.

La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes:

 Antiguo Testamento.
 Nuevo Testamento. Ambos relacionados entre sí.

La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada
al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente
significaba disposición, contrato. A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la
usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual
designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha
quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras.

El Antiguo Testamento (denominado AT para abreviar) no solo anuncia y profetiza la llegada


del Salvador, sino que la prepara. A lo largo de las páginas de la Sagrada Escritura en el
Antiguo Testamento, Dios hace una promesa a los hombres: enviará a un Salvador para
liberar a la humanidad. Por su parte, en la Nueva Alianza (Nuevo Testamento- NT), se da el
cumplimiento de lo prometido por Dios. El Nuevo Testamento trata directamente de
Jesucristo el Hijo de Dios, el Mesías prometido por Dios. Nos habla de Su Persona, Su Obra,
Sus seguidores y Su Mensaje. Nunca se podrá subrayar de manera suficiente que Jesucristo
es el centro de las Sagradas Escrituras. Desde la primera palabra del Génesis hasta la última
del Apocalipsis, todo el significado, todo el mensaje tiene como Eje central a Jesucristo.

2. División numérica de la Biblia.

Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual
está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones (Luteranos, Anglicanos,
Asambleas de Dios, etc.). Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos
Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: La Ley, los Profetas y otros escritos
sagrados. Está compuesta por 39 libros.

Para los católicos, la Biblia –Antiguo y Nuevo Testamento– está formada por 73 libros: 46
del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes de las principales
denominaciones, sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27
del Nuevo. Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes se encuentra, no en el
canon o lista de los libros del Nuevo Testamento, sino del Antiguo. Antes se manejaba la
hipótesis de que en el judaísmo había dos cánones, el largo (o alejandrino) y el corto (o
palestinense). De acuerdo a esto, la Iglesia había seguido el canon largo o alejandrino,
mientras que los judíos a partir del siglo I ó II después de Cristo, se habrían quedado con el
canon corto o palestinense.

Hoy en día esta hipótesis es rechazada por las siguientes razones:

a) Por un lado, la traducción de la Biblia hebrea al griego no fue una obra unitaria en su
finalidad o proyecto, ni fue traducida simultáneamente.

b) Por otro lado, conocemos la mayor parte de la Biblia de los Setenta a través de códices
cristianos del siglo IV y V después de Cristo. Por lo tanto, ellos reflejarían, en todo caso, el
uso cristiano de este tiempo. Y aún allí mismo, podemos comprobar la variabilidad que
existía en algunos puntos.

c) Además, entre los judíos de Palestina no había una uniformidad en lo que respecta al
canon; por esto, tampoco podremos hablar de un canon palestinense.

Por todos estos motivos, no podemos conocer las fronteras exactas de los libros reconocidos
por los judíos de Alejandría. Seguramente, además de los libros que habían surgido en
Palestina, tenían libros propios compuestos en Alejandría, en lengua griega, como por
ejemplo el de la Sabiduría. La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del Concilio
de Hipona en el año 383 después de Cristo, admitió como inspirados no sólo los
protocanónicos (o aceptados primero, por eso se llaman de la primera ley) sino los
deuterocanónicos (o de la segunda ley), lista que fue confirmada solemnemente por el
Concilio de Trento, en 1546. Hemos de mencionar, como argumento irrefutable para afirmar
que la Biblia consta de 73 libros y no de 66, lo siguiente:

 La primera comunidad cristiana (Comunidad de los Apóstoles y discípulos del Señor) usó
esta traducción de la Biblia griega de los Setenta, es decir el Antiguo Testamento con 46
libros.

 Los argumentos que los judíos usaron para no aceptar los libros deuterocanónicos como
parte del canon del Antiguo Testamento aceptado por ellos, no gozan de la autoridad divina,
en virtud, de que en ese momento (año 100 después de Cristo), la Comunidad cristiana ya
existía y gozaba de plena autoridad en la materia. Como vemos, la Iglesia tiene la razón al
afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66 como dicen las sectas.

Por otro lado, siendo sinceros y honestos descubriremos que: la única institución, la única
Iglesia que transmitió por más de 1500 años la Palabra de Dios al mundo entero, es la Iglesia
Católica Apostólica: en sus monasterios, los monjes copiaban fielmente a mano el texto
sagrado, la Iglesia en su Liturgia, en sus celebraciones la veneraba de manera especialísima,
la vida de la Iglesia gira en torno a Cristo y éste contenido en la Biblia.

¿Cómo aceptar la Biblia y no aceptar a la Iglesia que ha sido fiel custodio y madre para que
nada de lo que hay en ella se pierda? ¿Con qué autoridad puede alguien quitar o añadir algo
a la Palabra de Dios, si la Iglesia Católica Apostólica fundada por Jesucristo, haciendo uso
de su autoridad divina ha declarado que nada puede añadirse ni nada puede quitarse:

"Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de
interpretaciones personales; Porque ninguna predicción antigua aconteció por designio
humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo" (cf.
2 P 1, 20-21).

Los libros que no aceptan las sectas y los Nuevos Movimientos pseudo-religiosos son los
siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 – 2 de Macabeos
(deuterocanóicos).

3. Libros de la Biblia.

- EL ANTIGUO TESTAMENTO:

La Sagrada Escritura, plasmada en la Antigua Alianza, está dividida en tres grandes secciones
o divisiones que a su vez contienen diferentes libros:

Libros Históricos: Está formado por el Pentateuco (que son cinco libros, Génesis, Éxodo,
Levítico, Números y Deuteronomio) y 16 libros que narran la historia propiamente dicha de
Israel: Josué, Jueces, Rut, I y II de Samuel, I y II Reyes, I y II Crónicas, Edras, Nehemías,
Tobías, Judith, Esther, I y II Macabeos.

Los Libros Sapienciales o Didácticos: Son los libros de los sabios de Israel: Job, Salmos,
proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría, Eclesiástico o Sirácide.

Los Libros Proféticos: Son los libros escritos por los profetas. Estos son los libros que
conforman a los proféticos: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas,
Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y
Malaquías.

- EL NUEVO TESTAMENTO:

Al Nuevo Testamento corresponden los libros que tratan de la Nueva y Eterna Alianza
establecida por Dios con la Iglesia, mediante la Obra y el Sacrificio de Jesucristo. A su vez,
el NT también tiene libros históricos, sapienciales (o didácticos) y un libro profético.

Libros Históricos:

- Los cuatro Evangelios: Marcos, Mateo, Lucas y Juan.


- Los Hechos de los Apóstoles.

Libros Didácticos o Sapienciales:

- Las catorce Cartas de san Pablo: Romanos, I Corintios, II Corintios, Gálatas, Efesios,
Filipenses, Colosenses, I Tesalonicenses, II Tesalonicenses, I Timoteo, II Timoteo,
Tito, Filemón, Hebreos.
- Las siete Cartas Católicas: Santiago, I Pedro, II Pedro, I Juan, II Juan, III Juan, Judas.

Libro Profético:

- El Apocalipsis de San Juan.

IV. USO DE LA BIBLIA.

Las Sagradas Escrituras tal como las tenemos hoy disponibles en las versiones impresas
(Jerusalén, Latinoamericana, La del Peregrino, Dios Habla Hoy, Pueblo de Dios, etc.) tienen
algunas características comunes que permiten ubicarse más fácilmente, encontrar pasajes
correlacionados, así como notas explicativas. Todas las páginas típicas de una Biblia católica
contienen un título del libro, una clara definición del número de capítulo. En los márgenes
izquierdo y derecho se colocan generalmente otros pasajes o versículos que tienen relación
con lo que estamos leyendo.

En la parte inferior se encuentran las notas explicativas que nos permiten comprender de una
manera más profunda lo que estamos leyendo. Debemos adquirir la costumbre de siempre
leer las notas explicativas para entender claramente de qué esas tratas lo que estamos leyendo.
Por comodidad los libros que componen a la Biblia han sido divididos en capítulos, y éstos
su vez en versículos. Actualmente seguimos las divisiones hechas en los siglos XIII y XVI.

Primero aparece la abreviatura del libro, en seguida se cita el capítulo y luego el o los
versículos. Por ejemplo, si encontramos Mt. 5, 1-12 se trata del Evangelio de San Mateo,
capítulo cinco, versículos del uno al doce. Si hay dos libros con el mismo nombre, entonces
el número antes de la abreviatura nos señala que nos referimos al 1° o 2° libro, por ejemplo
2 Cor. 4,7 significa segunda carta de los Corintios, capítulo cuatro versículos 7. Si vemos una
cita que dice Mc. 2, 1. 3. 7, significa que es del Evangelio según san Marcos y que se trata
de los versículos uno, tres y siete del capítulo 2.

V. LENGUAS EN QUE SE ESCRIBIÓ LA BIBLIA.

Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la hebrea, la aramea y la griega.

 En hebreo se escribió casi todo el Antiguo Testamento. Era la lengua propia del Pueblo
de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que comenzaron a hablarla los cananeos y
después la adoptaron los israelitas a partir de su estancia en Canaán.

 En Arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron pocas cosas. Se pueden
citar algunos capítulos de Esdras, Jeremías, Daniel y Mateo. El arameo comenzó a
introducirse en Israel hacia los siglos IV y III antes de Cristo y tomó tanta fuerza, que
llegó a suplantar a la lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los
dialectos arameos.

 En griego fueron escritos algunos libros del Antiguo Testamento, como el de la


Sabiduría, 2 Macabeos y todos los del Nuevo Testamento menos el Evangelio de san
Mateo. Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes,
sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado Koiné = común, que usaba el hombre
de la calle. Se generalizó después de la conquista en Grecia por Alejandro Magno.

VI. VERSIONES DE LA BIBLIA.

Hay que decir que, con el correr de los tiempos, se han hecho innumerables versiones de la
Biblia. Entre las más antiguas –que son las que interesan más- hay dos muy importantes: la
de los "Setenta" y la Vulgata.

La versión de los Setenta: Según una tradición, fue realizada por 70 sabios de Israel. Su
elaboración, entre los siglos III y I antes de nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la
Diáspora o de la dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en
el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado la lengua
hebrea, o quizá mejor, con el fin de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso,
esta traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y que más tarde se
extendió por los países mediterráneos, preparando así el ambiente para el Evangelio.

La versión de la Vulgata: Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV en
Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante los dos primeros siglos se
utilizaba en la Iglesia el griego popular, que era el que se hablaba en el Imperio Romano.
Pero en el siglo III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la tradujo san
Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones hasta nuestros días, desde que el
Concilio de Trento la reconoció solemnemente como la versión oficial latina sin negar por
eso, el valor de otras versiones.

REFLEXIÓN:

1. ¿Qué importancia tiene la Biblia en la vida de la Iglesia Apostólica?


2. ¿Qué valor le doy a la Sagrada Escritura para el crecimiento de mi vida espiritual?
3. ¿Leo constantemente las Sagradas Escrituras para alimentar mi vida de fe y
encontrar en la Palabra Revelada lo que Dios quiere de mi vida?

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