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T. P. N° 7
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Frías M. Alejandra-Pavón Verónica.
Los años del milagro económico (1969-1973) fueron el ejemplo más alto de
legitimación del régimen militar por los éxitos de la política económica. La euforia
concentrada en los sectores de la clase media, estaba orientada por el sueño de un Brasil
que al finalizar el S. XX ingresaría al club de los países hegemónicos de la mano de
Delfim Netto en Hacienda. Se vieron beneficiados por la coyuntura mundial
caracterizada por la amplia disponibilidad de capitales y por el crecimiento continuo
económico. No le faltaron recursos externos (bajo la forma de empréstitos o
inversiones), permitió la expansión del comercio exterior y la diversificación de los
productos industriales de exportación, en el área agrícola se destaco la soja. Sin
embargo, el milagro económico no supero las debilidades estructurales de la economía
del país, como la dependencia del sistema financiero nacional y de insumos básicos
importados, como el petróleo. La euforia comenzó a decrecer con la primera crisis
internacional del petróleo (1973) como consecuencia de la guerra Yom Kippur
promovida por los Estados Árabes contra Israel, momento en que Brasil importaba el
80% del total de su consumo.
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3- Brasil, durante la dictadura militar estuvo atravesada por diferentes aspectos que
impactaron en la sociedad, los cuales beneficiaron a algunos sectores y perjudicando a
otros.
Es de importancia el papel central que juego la aprobación, por parte del Congreso, de
una enmienda constitucional que disponía la instrumentación de una reforma agraria
mediante el pago en títulos de deuda pública a los propietarios de tierras improductivas.
Esta reforma fue promovida en el gobierno de Castelo e Branco (noviembre de 1964);
esta modificación constitucional posibilito la aprobación de la Ley sobre el Estatuto de
la Tierra. El objetivo central de la reforma fue promover la capitalización del campo,
estableciendo un impuesto a la propiedad rural castigando al latifundio improductivo.
Con el fin del régimen, la cuestión agraria sería una herencia a resolver ya que se
agudizaron los conflictos y se radicalizo la organización de trabajadores rurales: el
Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST).
La cuestión agraria tiene como punto de partida, la herencia de los tiempos coloniales.
El acceso a la tierra fue mucho más limitado en Brasil, centrándose en el Estado de San
Pablo y en el sur del país. El conflicto agrario se extendió también a áreas como Rio
Grande do Sul y el oeste paulista, en el llamado Pontal do Paranapanema.
Existieron otras cuestiones en el orden social durante el régimen militar, entre ellas se
destacan el impacto de las políticas militares en los grupos políticos comunistas y
nacionalistas; en los movimientos rurales y urbanos; en los sectores intelectuales y
estudiantiles. Aunque la cuestión social estuvo latente, la legitimidad del régimen fue
buscada a través de acciones gubernamentales sostenidas por los éxitos económicos.
Otro aspecto que produjo gran impacto en la sociedad brasileña fue la fractura del
sindicalismo populista, producto del movimiento militar de 1964. Este sindicalismo
dependiente de los favores gubernamentales era frágil y desapareció de la escena. Hacia
finales de la década del 60 nacieron nuevos liderazgos, lo que llevo a la estructuración
de un nuevo sindicalismo (el ABC en la región del Gran San Pablo, formada por San
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Andrés, San Bernardo y San Cayetano) que contenía un tipo diferente de visión de las
relaciones entre el sindicalismo y Estado, sin renunciar a la estructura institucional del
sindicalismo oficial.
Los sectores obreros organizados surgieron a las sombras y adoptaron una postura de
mayor autonomía con relación al Estado. El ejemplo más representativo es la central
sindical que se formó en 1983, Central Única de los Trabajadores (CUT) con base en
los movimientos de los metalúrgicos del ABC.
En lo que respecta a los nuevos actores sociales, la clase media, produjeron alteraciones
estructurales y se amplió un sector no tradicional. Es decir, que el impacto de la
expansión del sistema universitario federal, la multiplicación de la mano de obra
calificada, la industrialización acelerada que prometía salarios más altos, la
diversificación del sector de servicio, entre otros factores, visibilizaron a estos nuevos
grupos.
La nueva clase media se caracterizó más por el consumo de bienes materiales que
culturales. Se intensifico el consumo y el deseo de ascenso social, que marco diferencias
sustanciales entre la población brasileña. En este sentido, los jóvenes de clase media,
muchos universitarios se asimilaron a los movimientos guerrilleros y formaron una
contracara de la población en ascenso.
4- La dictadura brasileña se desarrolló en una coyuntura muy particular, la de los años 60.
Esta década fue escenario de acontecimientos a nivel mundial que dejaron huellas en la
vida social y cultural de la segunda mitad del siglo XX. Los partícipes de estos cambios
fueron los jóvenes ya que revelaron su malestar haciéndolo visible al mundo entero.
América Latina se hizo eco de estos movimientos y Brasil fue un nítido ejemplo. El país
vio florecer las artes y la cultura surgimiento del Cinema Novo -1950- ), la música
popular (la bossa nova). A pesar de la radicalización de la política con el régimen
militar, el cine y el teatro destacaron por su compromiso social.
Las agencias que financiaban las investigaciones estuvieron limitadas, pero seguían
obteniendo recursos oficiales, por ejemplo: la Fundación de Amparo a la Investigación
del Estado de San Pablo (FAPESP).
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Las condiciones de libertad restricta propiciadas por Costa e Silva hasta 1968
favorecieron la expresión del descontento contra el régimen militar donde los
estudiantes y nuevos sindicatos tuvieron gran participación. Se destacan huelgas
importantes, la de Contagem en Gran Belo Horizonte (industria metalúrgica) y la de
Osasco en el Gran San Pablo. La primera, espontanea con un objetivo puramente
económico, contaron con el apoyo de dos organizaciones propensas la lucha armada: la
Acción popular (de inspiración católica) y el efímero Colina (Comando de Liberación
Nacional). La segunda, con un alto grado de participación de organizaciones sindicales
y de base obrera, cuyas reivindicaciones económicas son atravesadas por una
politización en la que confluyen también estudiantes (similar al Cordobazo en
Argentina).
Todas estas circunstancias llevaron a los sectores militares más duros a la idea de que
era preciso retomar y reforzar las medidas de excepción del ciclo revolucionario. El
Acta Institucional 5 (AI-5), decretada por Costa e Silva, confirmo al Ejecutivo poderes
para declarar el receso del Congreso Nacional, de las asambleas legislativas estaduales y
de las cámaras municipales, para decretar la intervención en estados y municipios y el
estado de sitio sin las limitaciones previstas en la Constitución, para suspender derechos
políticos y cesar mandatos. No se estableció el plazo para su vigencia.
A partir de esta Acta se estableció una línea dura de acción por parte del gobierno
militar. Así el aparato represivo pudo liquidar a las guerrillas, situación que puso en
escena a la Iglesia como un actor crítico del régimen. Esto se debió a que los generales-
presidentes brasileños no mantuvieron una relación cercana con la iglesia, tampoco su
cercanía era una condición necesaria para el mantenimiento del gobierno.
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desacuerdos entre los sectores civiles que apoyaban al régimen. Pero principalmente, el
problema estaba en el interior de las fuerzas armadas, en particular en el ejército.
El proceso de apertura experimentado por Geisel (1974) significó tomar medidas como
la eliminación de la tortura contra los presos políticos, el fin de la censura de los
periódicos, la revocación del AI-5, y las decisiones de su sucesor Figueiredo con un
decreto de amnistía en 1979. Esto otorgó al régimen de Brasil una transición bajo el
signo de un “entendimiento básico entre las fuerzas políticas”.
Las elecciones presidenciales estuvieron a cargo del Colegio Electoral que llevo a la
victoria a Tancredo Neves, sustituido prontamente en el poder por José Sarney. Así
llegaba a su fin el régimen militar dando paso a un gobierno democrático que mucho
debía trabajar para cambiar el rumbo del país.