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Isaías 61,1-2.10-11
Salmo de Lucas 1,46-50.53-54
I Tesalonicenses 5,16-24
Juan 1,6-8.19-28
Hemos escuchado la profecía de Isaías: «El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el
Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres... a proclamar un
año de gracia del Señor» (Is 61, 1-2). Estas palabras, pronunciadas hace muchos siglos,
resuenan muy actuales también para nosotros, hoy, mientras nos encontramos a mitad del
Adviento. Son palabras que renuevan la esperanza, preparan para acoger la salvación del
Señor y anuncian la inauguración de un tiempo de gracia y de liberación.
Para llevar esta luz el apostól Pablo nos exhorta con tres cosas concretas y que deben ser
permanentes en el cristiano: Siempre Alegres, siempre en oración y siempre dar gracias.
Esta es la voluntad de Dios para nosotros. Esforcémonos y pidamos a Dios estas gracias pues
sólo Dios puede hacernos plenamente santos e inmaculados, y conservarnos así hasta el día
de su Venida.