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Diseño de portada: Lauro Soto Rojas

Primera edición: 2009


© Néstor Bautista Martínez, Lauro Soto Rojas y Rafael Pérez Pacheco
© Para la presente edición, Colegio de Postgraduados
Carretera México Texcoco- Texcoco Km. 36.5, Montecillo, 56230, Texcoco, Estado de
México
Miembro número 306 CANIEM
ISBN 978-607-75-33-33-7
D. R. Todos los derechos reservados conforme a la ley.
Impreso y Hecho en México.
Printed and made in Mexico.
COLEGIO DE POSTGRADUADOS
INSTITUCION DE ENSEÑANZA E INVESTIGACION
EN CIENCIAS AGRICOLAS
DIRECTORIO
Director General
Dr. Félix V. González Cossío

Secretario Académico
Dr. Francisco Gavi Reyes

Director del Campus Montecillo


Dr. Jesús Vargas Hernández

Subdirectora de Educación
María Cristina López Peralta

Subdirector de Vinculación
Dr. Juan Enrique Rubiños Panta

Enlace Académico de Fitosanidad


Entomología y Acarología
Dr. J. Concepción Rodríguez Maciel

Responsable editorial
Departamento de difusión

INSTITUTO POLITECNICO NACIONAL


CIIDIR OAXACA

CENTRO INTERDICIPLINARIO DE
INVESTIGACION PARA EL DESARROLLO
INTEGRAL REGIONAL
DIRECTORIO
Director General IPN
Dr. José Enrique Villa Rivera

Director del CIIDIR Oaxaca


Dr. Juan Rodríguez Ramírez

Subdirector academico y de
investifgacion CIIDIR Oaxaca
Dr. Alejandro Flores Martínez

Jefa del departamento de


Investigación CIIDIR Oaxaca
Q.F.I. Imelda Rosas Medina
PRÓLOGO

La bioestadística, como su nombre lo indica, es la aplicación de la estadística en


las ciencias biológicas. En la actualidad, esta rama de la estadística ha adquirido
gran importancia debido a la necesidad de hacer investigación en áreas
relacionadas con los seres vivos, como las ciencias de la salud, las ciencias
agrícolas y pecuarias en la producción de alimentos; el uso de la bioestadística
permite tomar decisiones técnicas y científicas con un mayor sustento. Además,
con el desarrollo de esta disciplina y su aplicación en la agricultura, se han
obtenido grandes avances en la generación de alternativas que permitan una
visión más específica de lo que implica el manejo integrado de los cultivos.

El presente libro “Tópicos Selectos de Estadística Aplicados a la Fitosanidad” es


una publicación que constituye una herramienta adicional en el desarrollo de
trabajos de investigación realizados en condiciones de campo y laboratorio. Es el
resultado de la integración de la experiencia del personal académico del Colegio
de Postgraduados así como de otras instituciones relacionadas con esta
actividad.

El libro busca aportar elementos de apoyo en el análisis de datos de


investigación afines a la Fitosanidad, ya sean plagas insectiles o patógenos
asociados con la producción de alimentos; además, pretende facilitar la
interpretación de los datos para generar resultados que expresen la correlación
entre los objetos de estudio de manera más evidente. Esta obra va dirigida
principalmente a estudiantes, profesores y profesionistas de la agronomía
relacionados con el análisis e interpretación de datos obtenidos como resultado
de la investigación del comportamiento de los problemas fitosanitarios.

Abordar los conceptos básicos de la bioestadística, así como otros temas entre
los que se incluyen a la estadística descriptiva, el análisis de varianza, el diseño
de experimentos, los elementos del muestreo, la estadística no paramétrica y el
manejo de datos estadísticos con Excel y SAS convierten a este compendio en
una fuente confiable de información para consulta o como guía en el manejo e
interpretación de datos relacionados con aspectos de sanidad vegetal; además,
por la calidad de su contenido representa una publicación valiosa dentro de su
ámbito.

CORDIALMENTE,
DR. JESÚS VARGAS HERNÁNDEZ
DIRECTOR DEL CAMPUS MONTECILLO
COLEGIO DE POSTGRADUADOS
Montecillo, Estado de México.
Diciembre de 2009.
Un agradecimiento especial al M.C. Jorge Alvarado López, por su revisión y sus
valiosas aportaciones al escrito.
INDICE GENERAL
Pag.
1. ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO 7

2. INTRODUCCIÓN A LA ESTADÍSTICA: CONCEPTOS


21
BÁSICOS, ESTADÍSTICA DESCRIPTIVA

3. CRITERIOS PARA EL DESARROLLO DE UN


37
EXPERIMENTO EN CAMPO

4. ANÁLISIS DE LA VARIANZA Y COMPARACIÓN DE


51
MEDIAS

5. ¿CUÁNDO Y CÓMO HACER TRANSFORMACIONES DE


65
DATOS?

6. INTRODUCCIÓN AL MUESTREO 79

7. CONSIDERACIONES PARA MUESTREO DE


97
ENFERMEDADES

8. DEFINICIÓN DE DISPOSICIÓN ESPACIAL DE


109
PATÓGENOS VEGETALES

9. SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA EN EL


115
MUESTREO DE PLAGAS Y ENFERMEDADES

10. EL BIOENSAYO CON PLAGUICIDAS EN ARTRÓPODOS 129

11. ANÁLISIS DE RIESGO DE PLAGAS Y ENFERMEDADES 159

12. ANÁLISIS DEL ÁREA BAJO LA CURVA DEL PROGRESO


179
DE LAS ENFERMEDADES

13. MONITOREO Y ESCALAS VISUALES EN LA


191
EVALUACIÓN DE LAS ENFERMEDADES

14. ESTADÍSTICA NO PARAMÉTRICA 203

15. PRUEBAS DE HIPÓTESIS 213

16. FUNCIONES BÁSICAS DE EXCEL® EN FITOSANIDAD 223

17. INTRODUCCIÓN AL USO DE SAS® 235


1
1.1. RESUMEN
ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

David Espinosa-Victoria. Programa de Postgrado en Edafología


Colegio de Postgraduados. despinos@colpos.mx

El presente capítulo tiene el objeto de hacer un análisis del quehacer científico a


raíz de diferentes casos de fraude reportados en las prestigiadas revistas
Nature y Science. Primeramente, se establece la diferencia entre ética y moral y
se define el campo de acción de la esfera ética, cuyo momento nuclear es la
fidelidad. Se enfatiza que la responsabilidad de los científicos va más allá de
realizar investigación y publicar resultados, y se recomienda la aplicación del
principio de precaución en el quehacer de los mismos. Si bien los casos
documentados de fraude en la ciencia son escasos, los organismos creados para
dar seguimiento y algún tipo de sanción han sido rebasados por la práctica
deshonesta de algunos científicos. Ante este panorama se sugiere la inclusión de
la ética como una disciplina transversal en la formación científica en el currículo
de las instituciones de educación superior.

1.2. INTRODUCCIÓN

Abordar el tema de la ética en el ámbito científico resulta complicado, al menos


por tres razones. Primero, porque es un tema que no es del dominio público y
parecería escandalosa la existencia de actitudes deshonestas en los hombres y
mujeres de ciencia. En segundo lugar, este asunto traería a la mesa de
discusiones la confrontación de diferentes cosmovisiones (humanismo,
cristianismo, islamismo, etc.) para explicar las razones de comportamiento
antiético. En tercer lugar, se tornaría harto difícil decidir qué tipo de sanción
académica y científica (la judicial y penal probablemente ya están tipificadas) se
debería aplicar a los investigadores deshonestos.

Resulta casi obvio asociar la corrupción a las actividades que realizan políticos,
economistas, jueces, procuradores de justicia, etc., pero no al quehacer de los
hombres y mujeres de ciencia. Ante la sociedad civil, hasta el día de hoy, los
científicos permanecen como personas dignas de confianza. Probablemente, un
considerable número de individuos de la sociedad no entienda lo que los
científicos hacen o dicen, sin embargo, les cree. No hay duda que esto es “un
cheque en blanco” que los científicos deberían aquilatar y emplear con sobrada
prudencia. A manera de ejercicio mental, no resultaría nada halagador imaginar
un escenario apocalíptico, donde los hombres y mujeres de ciencia tengan el
mismo grado de confianza y credibilidad que tienen hoy, por ejemplo, los
políticos.
8 ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

La sociedad critica y pone en tela de juicio lo que dicen algunos servidores


públicos, pero no lo que dicen los científicos. Estos últimos se encuentran en la
cima de la credibilidad, y hasta hace poco poseían el derecho exclusivo del uso
de la máxima: “… científicamente comprobado…”; los publicistas y empresarios
se los han arrebatado (Campanario et al., 2001). Esta fórmula, casi mágica,
cancela de facto toda posibilidad de duda en el quehacer científico. Entonces es
necesario reconocer que los científicos, honestos y los que no lo son, han
empleado frases como la que se menciona arriba para respaldar su quehacer
científico. Dada la actividad que desarrollan los hombres y mujeres de ciencia,
parece que en el mundo existen sólo dos tipos de personas: los científicos y
aquéllos que no lo son. Los primeros son practicantes del arte de la infalibilidad
que “otorgan” los métodos científicos (hay varios), y los segundos son creyentes
y usuarios de lo que los primeros dicen y hacen. La clasificación anterior no
pretende ser peyorativa, más bien es un reflejo del papel que los científicos
juegan en la sociedad como generadores del conocimiento científico y
tecnológico que, obtenido o empleado irresponsablemente, podría resultar en
una catástrofe de enormes dimensiones.

Un aspecto a enfrentar cuando se analiza la conducta inmoral de los científicos


es la existencia de pocos casos documentados. La mayoría de estos se debe a
testimonios que los colaboradores cercanos o jefes inmediatos del inculpado o
inculpada conocen, y que no se hacen del conocimiento público en aras de
proteger el prestigio de la institución, gente inocente u otra razón. Así, los casos
quedan a nivel de pasillo. Con esta limitación, es natural pensar que la imagen
que se tiene de la conducta anti-ética de los científicos es parcial. Obtener datos
precisos sobre algún caso de conducta inmoral por parte de los hombres y
mujeres de ciencia se torna en un asunto difícil. Sin embargo, estudios
documentados (ver más adelante) sobre la conducta inapropiada de algunos
científicos, pone de manifiesto “la doble moral” existente en el ámbito científico, la
cual podría conducir a la pérdida de credibilidad de la comunidad científica ante
la sociedad civil.

1.3. DEFINICIÓN DEL TÉRMINO ÉTICA

En el léxico cotidiano, las palabras ética y moral se emplean de manera


indistinta. Normalmente, el término ética se usa para hacer referencia a asuntos
de la conducta pública de los individuos (políticos, líderes religiosos, académicos,
estudiantes, etc.); por el contrario, la palabra moral se emplea para señalar
aspectos relacionados con la conducta privada de las personas (la infidelidad a la
pareja, la tergiversación sexual, etc.). Desde el punto de vista etimológico, ambos
vocablos tienen diferente origen: ética proviene del griego etos (ήθο̋) y moral del
latin mos, pero ambos significan lo mismo: costumbre. Sin embargo, se pueden
establecer diferencias entre éstos términos. Por ejemplo, la moral se refiere al
comportamiento que en sus acciones tiene un individuo o un grupo social,
mientras que la ética o filosofía moral se ocupa de la reflexión teórica de la moral
(Martínez, 2000). Así, mientras la moral tiene un contenido directamente
prescriptivo, la ética (como fundamentación crítica) es normativa. En el Cuadro
ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO 9
1.1 se esquematizan las diferencias y relaciones entre ética y moral. Así, es clara
la diferencia que existe entre el comportamiento, normas y valores vigentes de
una sociedad (práctica moral) y la reflexión crítico-filosófica sobre estos hechos
(teoría ética); en otras palabras, la diferencia entre ethica utens (moral vívida) y
ethica docens (moral reflexiva), o, más llanamente, entre moral y ética.

Cuadro 1.1. Diferencias y relaciones entre moral y ética

Moral Ética
• Comportamientos • General: estudio teórico de
específicos que se dan esos comportamientos y de
en una sociedad o los diversos códigos
grupo. morales.
• Conjunto de normas o • Teoría que estudia / explica
valores que sigue un la moral
Diferencias
grupo o rigen en una
sociedad.
• Históricamente es • Es posterior: la Ética ha
anterior: todo hombre surgido como reflexión sobre
se comporta la moral.
moralmente.
• Es el objeto de la ética • Reflexión teórica sobre la
moral
• Influye en la ética al • Influye mediatamente en la
Relaciones proporcionar códigos y moral al señalar lo que se
normas morales sobre justifica o es válido.
los que ésta
reflexiona.
Fuente: Martínez, 2000.

1.4. LA ESFERA ÉTICA

La teoría de la soberanía de esferas, acuñada por el filósofo holandés Abraham


Küyper (Espinosa-Victoria, 2008), presenta 17 esferas modales con sus
respectivos momentos nucleares (Dooyeweerd, 1984; Roberts, 1994). Las
esferas modales se conciben como vehículos que nos ayudan a entender la
realidad que nos rodea. La Esfera modal 16 corresponde a la esfera ética cuyo
momento nuclear es la fidelidad. Es decir, la fidelidad es la razón de ser de la
ética. Erróneamente, la fidelidad se ha circunscrito a asuntos de pareja y al
comportamiento sexual.

La fidelidad tiene tres componentes: la confianza, la exclusividad y el


compromiso (Figura 1.1). La fidelidad califica diferentes elementos, como el
matrimonio, la familia, la amistad, el noviazgo, etc. Cuando alguno de los
componentes de la fidelidad se violenta entonces se rompe el momento nuclear.
10 ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

Sirvan los dos ejemplos siguientes para aclarar la afirmación anterior. El primero
tiene que ver con la fidelidad hacia un equipo de fútbol soccer. Este caso nada
tiene que ver con el comportamiento sexual o con los asuntos de pareja. Un
seguidor del club Guadalajara se abstendrá de vestir alguno de los colores del
equipo América el día que ambos clubes se enfrenten; igualmente, el referido
aficionado evitará sentarse en las gradas del estadio donde se localice la porra
del club América; y por supuesto que nunca vitoreará los aciertos de los
jugadores del equipo contrario. La razón de este comportamiento es simple, el
seguidor del club Guadalajara ha establecido una relación de confianza con el
equipo que, aunque pierda el encuentro, no dejará de confiar en él; la relación
también es de exclusividad, no puede ir por el mundo cambiando de equipo cada
vez que éste pierda; por último existe una relación de compromiso en la que el
seguidor defenderá a su club aun cuando éste se encuentre en último lugar o
tenga una pésima temporada.

El segundo ejemplo está relacionado con el matrimonio. De la misma manera,


cuando en éste se violenta la confianza, la exclusividad o el compromiso de la
pareja, como consecuencia, se da el rompimiento de la fidelidad. Entonces no
habrá más confianza entre los conyugues; la exclusividad podría ser sustituida
por la promiscuidad, por lo que no habrá más compromiso entre uno y otro para
mantener la relación.

Se puede observar que la esfera ética no se circunscribirse solo a asuntos


relacionados con la fidelidad en pareja o con el comportamiento sexual. Aunque
la esfera ética comprende estos aspectos, sus alcances van más lejos, que
desde luego abarcan el comportamiento de los que se dedican al quehacer
científico.

La esfera ética

Momento nuclear:
La fidelidad

Confianza Exclusividad Compromiso

Figura 1.1. Esfera ética y la fidelidad como su momento nuclear, cuyos


componentes son confianza, exclusividad y compromiso.
ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO 11
Existen algunas concepciones erróneas acerca de la esfera moral; por ejemplo,
el moralismo científico, el moralismo reduccionista y moralismo bíblico.

a) El moralismo científico. Ésta concepción tiene que ver con el carácter que se
le ha dado a la ciencia como disciplina totalitaria de “lo bueno” o “lo recto” en las
diferentes estructuras y relaciones de la realidad. Es decir, esta concepción llega
al extremo de considerar a la ciencia como una “todología”, como la calificadora
de “lo bueno” o “lo recto”. En otras palabras, si algo no tiene el aval de la ciencia,
entonces no es bueno.

b) Moralismo reduccionista. Ésta concepción hace énfasis exclusivamente en las


tergiversaciones sexuales de la humanidad. Es decir, la esfera moral se reduce
a la conducta sexual del ser humano, sin tener otras áreas de influencia.

c) Moralismo bíblico. Ésta concepción tiende a reducir a las “Escrituras” a un


drama moralista, es decir, a confinar las historias bíblicas a “cuentos”, con su
respectiva moraleja; en otras palabras, a evidenciar lo bueno o lo malo de una
determinada historia. Resulta necesario entonces saber si las Escrituras tienen
como propósito central dilucidar lo bueno y lo malo, o si tienen un propósito
diferente.

Entonces cabe preguntarse cómo se debe interpretar correctamente “lo bueno” o


“lo recto” en la ciencia. Es necesario enfatizar que “el bien” de una cosa o acción
temporal específica solo puede conocerse modalmente, es decir, según las leyes
de una esfera temporal. Así, en la ciencia “el bien” debe entenderse según las
normas o leyes científicas. Por ejemplo, un experimento bien diseñado será
“bueno”, sí y sólo si se apega a las normas científicas. Ninguna otra esfera podrá
emitir su juicio sobre lo bien que esté diseñado un experimento, dado que este
asunto no es de su competencia. En otro ejemplo, la sexualidad en las plantas se
analiza a través de la normas de la esfera biótica y no con las normas de la
esfera jurídica o cultica. Si alguna de éstas dos últimas emitiera su juicio sobre la
sexualidad de las plantas, entonces considerarían inmorales o depravados los
casos de hermafroditismo, partenogénesis y polinización cruzada entre diferentes
organismos de una misma o diferente especie.

1.5. ÉTICA, DILEMAS CIENTÍFICOS Y EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

Es conveniente resaltar que las obligaciones y responsabilidades de los


científicos van más allá de hacer “buena ciencia”; es decir, el quehacer científico
no debería centrarse únicamente a diseñar buenos experimentos y publicar los
resultados en revistas de prestigio.

La responsabilidad de los científicos también incluye el actuar o dejar de actuar


ante circunstancias específicas. Por ejemplo, muchos científicos sabían del
efecto del uso de fluorocolorocarbonados sobre el deterioro ambiental y la salud
de humanos, animales y plantas. La destrucción de la capa de ozono es un
ejemplo excelente, ya que ésta se evidenció desde hace más de 30 años. Actuar
o no en consecuencia ante dicha situación debió ser un dilema para muchos
12 ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

científicos, sobre todo para aquéllos vinculados con las compañías


transnacionales dedicadas a la elaboración de productos que empleaban
fluorocolorocarbonados. El requerimiento de la anuencia del investigador para
emplear el conocimiento por él desarrollado en actividades bélicas, es otro
excelente ejemplo donde se observa hasta dónde puede llegar la responsabilidad
de los científicos. Un tercer ejemplo, por cierto del ambiente agrícola, es el
relacionado con las posibles consecuencias de la liberación de organismos
genéticamente modificados, sobre todo en aquellos países considerados centro
de origen. La introducción de maíz transgénico en México se volvió un asunto
controvertido, en especial después de la publicación de Quist y Chapela (2001),
en la que presentaron evidencias de la presencia de secuencias de maíz
transgénico en materiales criollos de la sierra Norte del estado de Oaxaca. Si la
moratoria a la siembra de maíz transgénico se estableció en 1998, es probable
que alguien haya tomado la decisión de continuar con el ingreso o con el uso de
maíz transgénico en el país, con las consecuencias que esto implicó.

Ante circunstancias como las arriba mencionadas, en las cuales los


investigadores se enfrentan a la toma de decisiones trascendentales en su
quehacer científico y que en muchos casos son decisiones personales
relacionadas con sus convicciones filosófico-religiosas, es recomendable que
éstos evoquen y pongan en práctica el principio de precaución (Riechmann y
Tickner, 2002). Éste sugiere la: “Toma de medidas preventivas cuando una
actividad se plantea como una posible amenaza a la salud humana y al
ambiente, aun cuando no se hayan establecido relaciones causa-efecto”. Tal
principio advierte que aun cuando no se tengan evidencias contundentes, pero sí
bases razonables para creer en la relación causal de un fenómeno, más vale
pensarlo dos veces antes de actuar.

1.6. EL FRAUDE CIENTÍFICO

El término fraude deriva de las palabras latinas fraus y fraudes, y se refiere a


cualquier acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona
o personas contra quienes se comete. No obstante, el fraude también se define
como un delito, ya que afecta intereses, contratos o la confianza de terceros, por
lo que quien lo comete se hace acreedor a un castigo.

Una encuesta auspiciada por la National Science Fundation (Swazey et al., 1993)
aplicada a 2000 candidatos doctorales y 2000 académicos, pertenecientes a los
departamentos de Química, Ingeniería Civil, Microbiología y Sociología, reveló
(aunque no se midió per se la conducta fraudulenta) que los encuestados fueron
mucho más proclives a la conducta deshonesta de lo que se pensaba. Hubo
divergencia entre estudiantes y académicos en la respuesta a algunas de las 15
preguntas aplicadas, debido a las diferencias en oportunidad para observar actos
fraudulentos. Por ejemplo, los académicos reportaron mayor conocimiento sobre
estudiantes plagiarios y deshonestos, así como de académicos que manejan
deshonestamente los fondos para investigación y los servicios institucionales. El
estudió concluyó que los estudiantes y académicos de los departamentos de
Ingeniería Civil y Sociología fueron los más expuestos al plagio (Figura1.2).
ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO 13

Figura 1.2. Exposición al plagio (%), tanto de estudiantes como académicos, de


cuatro departamentos. Se muestran los resultados de encuestas
realizadas por académicos y por estudiantes.

Invariablemente, se afirma que son pocos los casos de fraude documentado en


el ámbito científico. Sin embargo, son preocupantes los datos que arrojan las
encuestas relacionadas con la actividad fraudulenta de los hombres y mujeres de
ciencia.

Una encuesta realizada en Noruega, en 1995, reveló que de 300 investigadores


tomados al azar, 22% sabían de graves atentados a las reglas éticas de la
investigación; de éstos, 9% indicaron que ellos mismos habían contribuido, de
manera personal, en esta actividad deshonesta (Abbott et al., 1999).

Resulta sorprendente saber que el fraude es un delito que no puede cometer


cualquier científico. El fraude científico es una estafa perpetrada con pericia y a la
vista de una comunidad crítica. Es decir, para cometerlo se requiere tener
profundo conocimiento del tema, lo suficiente como para engañar a colegas
pares y a todos los científicos integrantes de la comunidad a la que se pertenece.

El descubrimiento del “gen de la obesidad” fue uno de los primeros casos de


fraude científico debidamente fundamentado. Éste ocurrió en Francia, en 1998
(Blond, 2000), y a partir del mismo surgió la necesidad de establecer ciertas
normas con la finalidad de prevenir fraudes subsecuentes. Este incidente
también es conocido como el caso Bihain, debido al apellido del científico belga
Bernard Bihain, quien fue el protagonista principal del mismo. Debido a que los
intereses económicos de las investigaciones sobre el gen de la obesidad eran
muy grandes, el Instituto Nacional de Sanidad e Investigaciones Medicas
(INSERM) de la Universidad de Rennes, en el que trabajaba Bihain, se asoció a
los laboratorios Genset. La evidencia del fraude inició con la queja de dos
colaboradores de Bihain, quienes acudieron con el presidente de la Universidad
para pedir protección, ya que eran obligados por Bihain a manipular sus datos.
Incluso, algunos miembros del equipo de Bihain solicitaron su retiro de la
coautoría de un artículo sometido para su publicación en las Actas de la
Academia de Ciencias Norteamericana, porque algunos de sus datos, que
14 ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

contravenían la tesis defendida por Bihain, no se habían considerado. La revista


Nature (Allison, 1998a; Butler, 1998) y la prensa local dieron sufriente difusión al
caso. Contrariamente, el INSERM actuó de forma lenta al conocer sobre el
fraude en ese mismo año. Después de varios meses se nombró una comisión
investigadora, cuyos resultados se mantuvieron en secreto por largo tiempo, al
final se dictaminó que éstos no eran concluyentes. En virtud de que varios
funcionarios del INSERM, entre ellos Claude Griscelli, quien fungía como director
general, fueron acusados de proteger a Bihain, se procedió a nombrar una nueva
comisión conformada por investigadores internacionales, con la idea de que
tuvieran mayor independencia en su veredicto. Hasta 1999, el caso continuaba
en los tribunales y, en ese mismo año, Bihain emigró a Estados Unidos para
continuar su trabajo con los laboratorios Genset.

Es sorprendente que instituciones de prestigio internacional se vean involucradas


en acciones fraudulentas por parte de sus miembros. Por ejemplo, en 1998, el
Departamento de Genética de Plantas del Instituto Max Planck, en Colonia,
Alemania, tuvo que enfrentar públicamente el escándalo una vez que una de sus
técnicos, Inge Czaja, admitió haber fabricado datos en al menos un artículo de
una investigación de más de seis años. Los científicos del instituto que ayudaron
a evidenciar el caso se dieron a la tarea de repetir experimentos descritos en
más de 30 artículos publicados desde 1992, en Nature, Science, EMBO Journal y
Proceedings of the National Academy of Science. Finalmente, Czeja y el líder del
grupo, Richard Walden fueron despedidos del instituto, no obstante que Walden
declaró que aunque él no estuvo directamente involucrado en el fraude, si
admitió responsabilidad como líder del grupo (Abbott, 1998c). Después de este
escándalo, la Sociedad Max Planck (MPS, Max Planck Society) se dedicó a
redactar nuevas reglas para manejar los casos de fraude, las cuales se
aprobaron en 1997 (Abbott, 1998b). Sin embargo, en ese mismo año, la
comunidad científica alemana fue tomada por sorpresa cuando se hizo público
que dos investigadores, líderes en medicina molecular, habían sido acusados por
falsificar datos durante un periodo de 5 años, de donde se derivaron alrededor de
40 publicaciones (Abbott, 1998c).

Como ya se mencionó, no cualquier científico tiene la “habilidad”, si así se puede


llamar, para cometer un fraude científico. Probablemente, después de la
manipulación de los datos experimentales, la siguiente actividad científica
susceptible de fraude sea el proceso de publicación de los resultados en una
revista científica. En principio, los editores de la revista reciben el manuscrito a
publicarse bajo el “principio de la buena fe”. Es decir, un manuscrito no se
rechaza por el hecho de que se tengan sospechas sobre la veracidad de éste o
de la honorabilidad de los autores. La pretensión de cometer fraude a través de
una publicación no resulta sencilla, ya que el o los autores del manuscrito
tendrán que engañar a sus pares, es decir, colegas que son especialistas en el
tema de investigación del manuscrito sometido. Esto confirma que debe existir
suficiente conocimiento y pericia de los autores para lograr que el manuscrito se
publique.
ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO 15
Uno de los casos más recientes de fraude en México, fue el abordado en 2006
por Karina Avilés, reportera del periódico La Jornada. En este caso, el Dr.
Eusebio Juaristi, premio Nacional de Ciencias, académico del Centro de
Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV) y Omar Muñoz Muñiz,
discípulo doctoral del primero, adscrito a la Universidad Veracruzana, difundieron
hallazgos de los cuales se retractaron después. En 2003, Juaristi y Muñoz
publicaron tres artículos en las prestigiadas revistas internacionales Journal of
Organic Chemistry, Tetrahedron y Tetrahedron Letters, en los que reportaron un
nuevo procedimiento para la síntesis de una amida quiral. Sin embargo, al tratar
de reproducirlo, se percataron de que el procedimiento descrito no formaba el
compuesto esperado, lo que los forzó a publicar en las mismas revistas las
correcciones y a retirar uno de sus trabajos. Es pertinente aclarar que, con estos
artículos, Muñoz obtuvo el grado de doctor en ciencias y su ingreso al Sistema
Nacional de Investigadores (SNI). Con relación al artículo intitulado "Incremento
en la enantioselectividad en la adición de dietilzinc a benzaldehído mediante el
uso de ligandos quirales que contienen el grupo alfa-feniletilamino en
combinación con ligandos aquirales'', publicado en 2003 en el Journal of Organic
Chemistry (vol. 68, páginas 3781-3785), Juaristi y Muñoz admiten en diciembre
de 2004: "la preparación de esta amida quiral fue descrita en este artículo; sin
embargo, a pesar de esfuerzos extensos de nuestra parte para repetir los
experimentos, está ahora claro que el procedimiento descrito no da el compuesto
deseado. Por ésta y otras irregularidades nos hemos visto forzados a retirar este
trabajo en este momento". Igualmente, en febrero y abril de 2005, se retractaron
de lo publicado en las revistas Tetrahedron Letters y Tetrahedron,
respectivamente; en las que Juaristi y otros investigadores (Muñoz ya no
aparece como coautor, aunque firmó los artículos junto con Juaristi) reconocen
que fueron incapaces de reproducir el procedimiento para la obtención de la
amida quiral. La comunidad científica consideró que el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (CONACYT) debió pronunciarse de forma expedita al
respecto y no seguir esperando la resolución de la Comisión de Honor, debido a
que Juaristi recibió recursos públicos para sus investigaciones (proyecto 33023-
E) y que Muñoz, además de contar una beca crédito (119229) para realizar sus
estudios doctorales, ingresó al SNI empleando los artículos arriba mencionados.
Algunos investigadores sugirieron que a Muñoz debió retirársele el grado de
doctor. Es pertinente aclarar que un investigador puede plantear hipótesis que,
que al final, no sean sustentadas por los resultados obtenidos. Pero algo
totalmente distinto es publicar resultados y después retractarse de los mismos,
argumentando “errores experimentales” y “exceso de trabajo”, como lo indicó
Muñoz. Esto último dista mucho de una actuación bien intencionada, más bien
apunta inequívocamente a la comisión de un flagrante fraude en el ámbito
científico.

Como se indicó antes, aunque parecen pocos los casos documentados de


actividad deshonesta, se han realizado esfuerzos para tratar de evitar el fraude
científico. En 1981, el fraude científico se convirtió un asunto de importancia
social en Estados Unidos, una vez que se conocieron los casos ocurridos, en
1980, en cuatro de sus principales centros de investigación. Fue hasta 1985
cuando el Congreso estadounidense tomó acción y solicitó al Secretario de
16 ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

Salud (Secretary of Health and Human Services) emitir la regulación


correspondiente para pedir a las instituciones solicitantes o ganadoras de fondos
“un proceso administrativo para revisar reportes de fraude científico”, así como
“reportar a la Secretaría cualquier investigación con sustento de fraude
científico”. Hasta 1986, los reportes de fraude científico eran recibidos por las
instituciones financiadoras dentro de las agencias de Servicio de Salud Publica
(Public Health Services). En 1986, los Institutos Nacionales de Salud (Nacional
Institutes of Health) asignaron la responsabilidad de recibir y responder reportes
de fraude científico a sus propias oficinas institucionales. Éste fue el primer paso
mediante el cual el Departamento de Salud (Department of Health and Human
Services) tomó responsabilidad directa del fraude científico. En marzo de 1989,
las agencias de Servicio de Salud Pública crearon la Oficina de Integridad
Científica (OSI, Office of Scientific Integrity) y la Oficina para Revisión de la
Integridad Científica (OSIR, Office of Scientific Integrity Review), ambas con el
objeto de lidiar con el fraude científico. Finalmente, en mayo de 1992, la OSI y la
OSIR se fusionaron para dar lugar a la Oficina para la Integridad en la
Investigación (ORI, Office of Research Integrity, http://ori.dhhs.gov/).

La ORI publica sus decisiones y menciona el nombre de investigadores


incriminados en algún fraude científico, el organismo da tutela y suministra una
base de datos única sobre el problema. Cabe resaltar que entre 1993 y 1997,
éste recibió 1000 quejas de las cuales 150 dieron lugar a una investigación de
donde 76 investigadores resultaron culpables de malversación (Blond, 2000).
Aunque la ORI ha sido criticada por su torpeza, tiene el mérito de haber creado
una metodología para tratar los casos de fraude. Ha definido todos los procesos,
desde la protección de las personas que podrían formular acusaciones, hasta los
métodos de investigación. Las sanciones del la ORI van desde la prohibición de
recibir créditos públicos durante un período de ocho años hasta la obligación de
trabajar bajo la supervisión de un tutor, incluyendo una jubilación “voluntaria” de
la actividad de investigación.

Cabe mencionar que la ORI le da un trato amigable al fraude científico ya que se


refiere a éste como conducta científica inapropiada (scientific misconduct).
Textualmente, la ORI define a la conducta de investigación inapropiada (research
misconduct) como la fabricación, falsificación y plagio planeados, en proceso o
consumados, en reportes de investigación.

En Europa, hasta 1999, sólo los países escandinavos poseían comités análogos
a la ORI. Por ejemplo, el Comité Danés para la Deshonestidad Científica (DCSD,
The Danish Committee on Scientific Dishonesty) fue el primero en establecerse
(1992) y en un principio tuvo la responsabilidad de tratar los casos de fraude en
el área biomédica, pero posteriormente ésta se extendió a todas las aéreas
científicas (Allison et al., 1999).

A pesar de los esfuerzos para evitar la conducta fraudulenta en los científicos,


siguen apareciendo evidencias de ésta. Couzin y Unger (2006) publicaron, en
Science, un número considerable de casos de fraude científico, debidamente
documentados, tanto en Estados Unidos como en Europa. Surge la pregunta si
ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO 17
retirar los artículos fraudulentos es suficiente. Si retirar éstos es una tarea difícil,
más complicado resulta el qué hacer cuando ya se han citado en revistas
alrededor del mundo. Por otro lado, los investigadores asiáticos, particularmente
los chinos, están enfrentando casos similares de fraude en la ciencia. Xin (2006)
publicó, también en Science, una serie de hechos fraudulentos y confesiones de
algunos científicos como “… los mismos líderes toleran la conducta
deshonesta…”, lo cual pone a la ciencia china en un serio problema.

Dado que la publicación de resultados es, por antonomasia, la expresión visible


de la actividad científica y que, dicho sea de paso, hoy por hoy es la actividad
que está íntimamente relacionada con la evaluación de la productividad científica
en las instituciones a nivel nacional e internacional, en el Cuadro 1.2 se
describen los tipos de fraude científico más comunes en el proceso de
publicación de resultados.

Cuadro 1.2. Tipificación del fraude en publicaciones científicas.

Tipo de fraude Descripción

Omisión de datos • Ocultamiento de datos que contradicen


los resultados del estudio o que, por motivos
de competencia, no se desea que sean del
domino de otros.
Alteración de datos • Cambio de datos obtenidos legítimamente
por datos modificados (acomodados).
Irresponsabilidad • Inclusión de información errada o sin
intelectual confirmar.
Reiteración de • Publicación de un mismo trabajo con
publicaciones diferentes títulos, o con modificaciones
menores en el texto.
Autoría o coautoría • Apropiación de la autoría o coautoría de
ilegal alguna publicación en la que no se tuvo
aporte intelectual o en la que no hay
anuencia del resto de participantes.
Prefabricación de datos • Creación de resultados o fabricación de
información sin haber desarrollado los
experimentos correspondientes.
Plagio • Apropiación de las ideas o trabajos de otros
y violación de los derechos de autor y de
reproducción.

Cabe preguntarse cuáles son las motivaciones para que los hombres y mujeres
de ciencia actúen fraudulentamente en su quehacer científico-académico. En el
Cuadro 1.3 se mencionan tres razones que de acuerdo con el triángulo de
Maslow, podrían ser las tres necesidades que hay que cubrir para llegar a la
autorrealización como científico.
18 ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

Todos los seres humanos tienen necesidad de pertenecer a algún grupo,


llámese familia, escuela, equipo deportivo, club social, institución, etc.; es decir,
se requiere cubrir la necesidad de pertenencia. Los científicos no son la
excepción, por lo que siempre buscarán ser aceptados en su ambiente. Sin duda
que tiene su grado de dificultad ingresar (ser aceptado) al “gremio” científico,
pero probablemente sea más difícil ser reconocido y permanecer en el mismo.
Es decir, una vez que el científico satisface la necesidad de aceptación,
enseguida busca hacer lo mismo con la necesidad de seguridad dentro su
ambiente.

Cuadro 1.3. Algunas razones de la conducta científica deshonesta

A. Necesidad de aceptación en el ambiente científico


B. Necesidad de reconocimiento en el ambiente científico
Obtención de fondos para investigación
Obtención de premios
Registro de patentes
Puestos académicos
Puestos honoríficos
C. Necesidad de permanencia en el ambiente científico

El problema es el camino que se elige para lograr la autorrealización como


científico. La aplicación o no de la máxima “el fin justifica los medios” será un
asunto personal que tiene que ver con el conocimiento preteórico de cada
individuo. Es decir, es un asunto íntimamente relacionado con la filosofía, los
principios religiosos, los valores adquiridos, etc. que condicionan la actitud,
opinión y visión de todos los seres humanos.

1.7. DEONTOLOGÍA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO.

La formación de los investigadores es un aspecto comprendido dentro de la


esfera ética, que se concreta en el desempeño de la actividad científica y
académica. Así, es conveniente definir el término deontología para entender la
importancia de la esfera ética en el quehacer científico. Deontología es una
palabra que proviene de los vocablos griegos δέον y οντο̋, que significan el
deber, y λωγωσ, que significa tratado; es decir, es la ciencia o tratado de los
deberes. En términos más amplios, la deontología es el tratado sobre lo
obligatorio, lo normativo; tratado sobre los deberes de una profesión.

La educación conlleva valores por el solo hecho de formarse en un criterio de


valor: la capacidad del ser humano de ser educado. En todo momento, las
sociedades han necesitado contar con procesos educativos que, además de
aportar conocimientos relacionados con su circunstancia histórica, difundan y
promuevan valores acordes con su estructura y organización. De ahí que la
educación ha desempeñado, inevitablemente, un papel preponderante en el
mantenimiento del orden social. La educación que conlleva valores se hace
ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO 19
concreta en el Juramento de Hipócrates, por los médicos, y en el Juramento de
los Agrónomos, por los egresados de escuelas de agronomía, entre otros.

El momento presente, nacional y global, se caracteriza por una situación


conflictiva, donde se conjugan carencias e inequidades, un acelerado cambio
científico-tecnológico con múltiples impactos en todos los planos, incluyendo la
vida cotidiana y la interacción directa entre las personas, y también una crisis de
valores y principios.

1.8. CONCLUSIÓN

Dados los casos documentados de fraude científico presentados en este


documento, queda la sensación de si realmente esta actividad es mínima o si es
el deseo de los científicos que sea mínima. Si la información documentada es
escasa, no debería resultar sorpresivo y desilusionante que la actitud fraudulenta
en el ambiente científico sea más común de lo que se piensa. Ante este
panorama, donde los intentos de organismos como la ORI y DCSD se han visto
rebasados por la práctica fraudulenta de investigadores, tanto a nivel nacional
como internacional, donde los juramentos se han convertido en un asunto
protocolario, bien valdría la pena considerar seriamente la inclusión de la ética
como una disciplina transversal en la formación científica en el currículo de las
instituciones de educación superior. Por otro lado, los códigos de ética
institucionales deberían incluir sanciones ejemplares, cuya aplicación sirva como
un freno para detener o minimizar las acciones fraudulentas.
20 ÉTICA Y EL QUEHACER CIENTÍFICO

1.9. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Nature 391: 519.

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Abbott, A. 1998c. German technician´s confession spurs check on suspect


data. Nature 393: 293.

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Blond, O. 2000. Francia, ¿Cómo luchar contra el fraude? Mundo Científico. 208:
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Butler, D. 1998. Report release on INSERM laboratory. Nature 393: 203.

Campanario, J.M., A. Moya y J.C. Otero. 2001. Vocaciones y usos inadecuados


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Dooyeweerd, H. 1984. A new critique of theoretical thought. Vol II. Paideia Press
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Espinosa-Victoria, D. 2008. Teoría de la soberanía de esferas y el quehacer


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Roberts, J.P. 1994. Propedéutica para toda ciencia. Editorial STJC.


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