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Rendirse no es una opción.

La situación que vive Venezuela hoy en día por culpa de los errores del polémico
presidente Nicolás Maduro, en donde se ven envueltos en una crisis económica la cual
ha llevado a los Venezolanos a emigrar a otros países, especialmente a Colombia.
Comenzar una nueva vida es la única opción que tienen nuestros compatriotas, aunque
nos es fácil, es admirable la fortaleza que tiene para empezar de cero en un país donde
la mayoría son tildados de “Venecos(as)”. Pero esas críticas no son obstáculo para seguir
adelante con sus vidas.
El protagonista de esta historia es un administrador de empresa llamado Alex
Hernández, un venezolano de nacimiento quien llego a Ocaña con toda su familia hace
10 meses, por la triste situación que está pasando su país.
Estudio en la universidad de los Andes he hizo una especialización en economía, después
curso estudios en educación y tuvo la oportunidad de ejercer esas dos facetas durante
varios años…
En vista de que el panorama en Venezuela no estaba muy alentador decidió salir de su
país y buscar nuevos rumbos, donde al principio tenía planes de irse para Ecuador, pero
decidieron que era mejor viajar en familia aprovechando que su esposa tiene familia en
Ocaña y radicarse definitivamente ahí.
El manojo de temores era inevitable, era salir de su zona de confort, llegar a un pueblo
donde literalmente no conocían a nadie, donde jamás habían venido, no tenían ni idea
en ese momento de que había un lugar en el planeta que se llamaba así, ni de cómo era
la cultura, tampoco el clima, etc… evidentemente ese nivel de incertidumbre en él
habían creado temores tremendos, pero por la necesidad no veían otra cosa que salir y
enfrentarlos, no habían más opciones.
Llegaron con la ilusión de ejercer sus carreras, ya que su esposa también es profesional
en master de educación, pero se encontraron con la realidad Ocañera, que las plazas
para los profesionales es bastante limitada; pero su hogar necesitaba un sustento y los
ahorros que traían ya estaban llegando a su fin. En ese impulso de necesidad les surgió
la idea de un “Bicicafé” el cual por decisión familiar decidieron llamarlo “Cielito tinto”.
El nombre surge en una votación con su familia, cada uno dio la propuesta de un nombre
que llevaría y el que tuvo mayor votación fue “Cielito tinto”, originalmente era “cielito
lindo”, pero querían vincularlo con algo que fuera muy típico de Ocaña, él había notado
y escuchado que la mayoría de la gente siempre decía “¡Hey! Vamos a tomarlos un tinto,
te brindo un tinto, me acabe de tomar un tinto…” entonces buscaron la manera de
meter esa idea en el nombre y de ahí salió “Coffe cielito tinto”.
Después de que surge eso, necesitaban madurar la idea pensando en que forma iba a
tener el carro y quien en se los iba a construir, afortunadamente él ya había aprendido
hacer café y gracias a eso se les hizo más fácil empezar ese proyecto, luego querían
buscar una persona que les ayudara a materializar esa idea que solo existía en su cabeza.
Les toco que salir a la calle y hacer amigo, pero afortunadamente han contado con
buenas personas que les han ayudado y uno de ellos es el señor Benjamín Franquil
cantante y mecánico, que les colaboro con la creación del bicicafé, luego otras personas
que han ido conociendo les ayudaron con la parte artística y del diseño en general.
Comenzaron con ese proyecto en semana santa en el parque principal, pero el temor
los agobiaba, ya que era el primer emprendimiento que hacían fuera de su tierra y más
porque era algo muy distinto a lo que venían hacían toda su vida, pero afortunadamente
recibieron buenas críticas especialmente de los visitantes, los cuales los apoyaron y les
decían que la iniciativa valía la pena, que continuaran con su proyecto.
Decidieron trabajar con un café de la región ocañera, viendo que la gente es bien
regionalista y adoran los productos de su tierra, se contactaron con el café de Don Antón
y desde ese momento vienen trabajando con ellos de la mano.
Luego de haber conseguido el permiso temporal para estar en el centro, se dieron
cuenta que la idea valía la pena se preguntaron “Bueno, ¿ahora?”, se encontraron con
hay un permiso y restricciones para el uso del espacio público en toda Colombia, código
del año 2016, código nacional de la policía y convivencia. Hablaron con la gente de los
espacios públicos y les dijeron que se podían reubicar en otro lugar, en todo eso vieron
que el parque San Agustín tenía buenas características, un lugar acogedor, donde
también se concentra buena parte de la gente y decidieron radicarse allá donde están
desde esa fecha y han contado con el fiel apoyo de sus vecinos y demás visitantes.
Más proyectos tiene para su vida, después de haber iniciado se le han abierto buenas
cantidad de puertas, “yo siento que en parte a que hemos trabajado siempre de manera
honesta y haciéndolo sobre todo con ganas, con corazón y la gente lo ha visto”. Expresó
Alex Hernandez. Debido a eso un perfecto extraño se les acerco y les dijo que les ofrecía
unos productos, que había intentado tener una cafetería pero no se le habían dado las
cosas, entonces Alex Hernandez le propuso reactivar el local, a ese persona le gustó la
idea, días después se reunieron y evaluaron las posibilidades de reabrir el local como
cafetería y no solo como estanco, y desde ese día están trabajando juntos oficialmente.

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