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MASSEY, D. (2008) CAPÍTULO 12: O CARATER ELUSIVO DO LUGAR.

Doreen Massey nació en el año 1944 en Mánchester, Inglaterra. Estudió en la Universidad de Oxford y en la Universidad de
Philadelphia, comenzando su carrera como thinktank, en el Centre for Environmental Studies (CES) en Londres. En el CES
desarrolló numerosos análisis de la economía británica contemporánea. Cuando el CES fue cerrado por el gobierno de Margaret
Tatcher en 1979, Doreen se trasladó a la Open University, donde fue premiada en 1994 con la Victory Medal de Geografía, título
que otorga la Sociedad Geográfica (Royal Geographical Society). En 1998 recibió el distinguido premio Prix Vautrin Lud, el
conocido como "Nobel de geografía" in 1998.
Massey es una cara relativamente pública, al aparecer como comentarista en numerosos programas de la televisión inglesa,
tanto debates como programas especializados de contenido educativo.
Doreen Massey es una de las geógrafas más influyentes de nuestro tiempo. Su obra ha sido fundamental para la configuración
de la Geografía Humana actual y ha impulsado fuertemente la reflexión sobre el espacio en todas las disciplinas sociales. Ha
expuesto la importancia de conceptualizar adecuadamente el espacio y el lugar para poder entender, interpretar y transformar
el mundo. Sus diversos intereses relacionados con la teoría del espacio y del lugar incluyen: la visión crítica de la globalización, el
desarrollo regional desigual, la relevancia de lo local, y el compromiso político del análisis geográfico.
Es una geógrafa que ha dejado que sus experiencias cotidianas (de sus condiciones de mujer de clase obrera y afectada por una
enfermedad crónica) sean base de inspiración de su trabajo académico. En otras palabras, ha utilizado la experiencia, lo
cotidiano, la vida misma como un campo fértil de contraste para la creación teórica. Es así como surgen sus conceptos cargados
de dinamismo1.
El texto reseñado es el capítulo 12 del libro Pelo Espaço. Uma Nova politica da espacialidades 2.
El texto se compone de cinco partes y quince capítulos. A través de ellos, la autora desarrolla un sinnúmero de tesis que
participan en el seguimiento del objeto de estudio de la geografía. Un hecho relevado tanto por Massey como por los
traductores (Hilda Pareto Maciel y Rogério Haesbaert) es el uso de palabras inventadas que pretenden clarificar conceptos o
transmitir experiencias a quien se aproxima a las temáticas epistemológicas aquí contenidas.
Bien, el nombre del capítulo es: El carácter elusivo del lugar. Con elusivo la autora hace referencia a lo evasivo, vago y difícil
comprensión del término. El primer subtítulo del capítulo es: Rocas migrantes. Bajo él se introduce la noción de lugar de
acuerdo a cómo la autora la entiende.
Massey define al espacio como una simultaneidad de historias (estórias 3) hasta entonces (pp. 190) y lugares como colecciones
de esas historias, articulaciones dentro de las más amplias geometrías del poder del espacio. Su carácter será un producto de
esas interacciones, dentro de ese escenario más amplio, y aquello que de ellas es hecho. Pero también de los no-encuentros, de
las desconexiones, de las relaciones no establecidas, de las exclusiones. Todo eso contribuye para la especificidad del lugar. (pp.
190)
La autora plantea que una forma de ver "lugares" es a través de la superficie de los mapas. Pero escapar de una imaginación del
espacio como superficie es abandonar, también, esa visión de lugar (pp. 190). En ese abandono alguna veces hay intentos de
trazar límites, pero se trata de sistemas selectivos de filtrado, sus significados y efecto son constantemente renegociados. Y ellos
son, constantemente, transgredidos (pp. 191). Dice Massey que hay que entender a los lugares no como puntos o áreas en
mapas, sino como integraciones de espacio y tiempo, como eventualidades espacio-temporales (pp. 191). Y sobre esta idea va a
ir avanzando el capítulo.
Para dar cuenta de cómo ella arribó a esa noción de lugar es que relata su experiencia cuando estaba en el Lake District
setentrional, en el noroeste de Inglaterra y en Keswick, la ciudad, junto a su hermana. Enseña que todo se mueve, que no
existen puntos estables, mediante el reconocimiento de que la formación geológica que ella está observando no se encontraba
allí hace millones de años sino que estaba en el hemisferio sur, y que eso que ella estaba viendo sólo estaba de paso por allí. Y
por esa razón es que este apartado recibe el nombre de rocas inmigrantes, son rocas inmigrantes apenas pasando por aquí (...) y
cambiando todo el tiempo.
En base a lo anterior Massey dice: Basta de "intermporalidad". (...) Lo que esa historia (história) geológica nos dice es que ese
lugar "natural" que invocamos para la intemporalidad ha sido, es claro (y todavía lo es), constantemente modificado (pp. 194). Y
avanza mencionando que no se trata, meramente, de una cuestión de tiempo: aquella historia (história) también tiene una
geografía. (...) Pues cuando las rocas de Skiddaw surgieron, hace cerca de 500 millones de años, ellas no estaban "ahí" de forma
alguna. Aquel océano estaba en el hemisferio sur (pp. 194).El segundo subtítulo del capítulo es: El lugar como eventualidad, se
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completa aquí la noción de lugar propuesta por la autora. Ella se cuestiona: Si todo se mueve, ¿dónde está el aquí?, Si no hay
puntos fijos-estables, ¿dónde es aquí? (el propio nombre no permanece inmutable), ¿Qué es lo nativo aquí?
De esos interrogantes surge que todas las esencias se tornan eventualidades. Espacio y tiempo, juntos, resultado de ese devenir
múltiple. Entonces, el "aquí" es nada mas (y nada menos) que nuestro encuentro y lo que es hecho de él. Es, irremediablemente,
aquí y ahora. No será el mismo "aquí" cuando no sea más ahora (pp. 201).
"Aquí" es donde las narrativas espaciales se encuentran o forman configuraciones, coyunturas de trayectorias que tienen sus
propias temporalidades (por lo tanto, "ahora" es tan problemático como "aquí"). "Aquí" es un imbricar de historias (histórias) en
el cual la espacialidad de esas historias (su entonces en tanto y cuanto su aquí) está, inescapablemente, entrelazada. Las propias
interconexiones son parte de la construcción de identidad (pp. 202). Pero donde las sucesiones de encuentros, las
acumulaciones de las tramas y encuentros forman un historia (história). Son los retornos y la propia diferenciación de
temporalidades que proporcionan continuidad (pp. 201). Pero los retornos son siempre para un lugar que se transformó, las
camadas de nuestro encuentro interceptando y afectando uno al otro, la tessitura de un proceso de espacio-tiempo. Camadas
como adición de encuentros (pp. 202).
Lo que es especial respecto al lugar no es algún romanticismo de una identidad colectiva preconcebida o de una eternidad de las
montañas. Al contrario, lo que es especial sobre el lugar es, precisamente, ese acabar juntos, el inevitable desafío de negociar un
aquí-y-ahora (...), y la negociación que debe acontecer dentro e entre ambos, lo humano y lo no-humano (pp. 203)
Esto es la eventualidad del lugar, en parte, en el simple sentido de reunir lo que previamente no estaba relacionado, una
constelación de procesos, en vez de una cosa (pp. 203). Los elementos de este "lugar" serán nuevamente dispersos, en
diferentes tiempos y velocidades. Este es el lugar en cuanto abierto y en cuanto internamente múltiple, no capturable como un
recorte a través del tiempo en el sentido de un corte esencial. No intrínsecamente coherente (pp. 203).
Se trata de una unicidad, de un locus de generación de nuevas trayectorias e nuevas configuraciones. Intentos de escribir sobre
la unicidad del lugar fueron, algunas veces, castigados por la despolitización. Unicidad significa que no podemos alcanzar reglas
eternas. (...) Un mundo que exige la ética e la responsabilidad de encarar la eventualidad, donde la situación no tiene
precedentes y el futuro es abierto. Lugar es una eventualidad también en este sentido. Re-conceptuar el lugar de esa manera
coloca en pauta un grupo diferente de cuestiones políticas. No puede haber suposición de coherencia preconcebida o de
comunidad o identidad colectiva. En lugar de eso, el acabar juntos del lugar exige negociación (pp. 204)
Al texto la autora suma 5 figuras que ayudan a ilustrar lo expuesto.
 Ilustración 12.1a: Geología simplificada del Lake District
 Ilustración 12.1b: Serie de tiempo geológico.
Sobre esta figura 12.1b Massey señala que la historia acá representada apaga una geografía móvil. Y refiriéndose a las figuras
12.1a 12.1b señala que el espacio y el tiempo de ese lugar están separados; situación que busca superar con su concepción de
lugar.
 Ilustración 12.2: El océano Iapetus, donde las ardósias De Skiddaw fueron colocadas.
 Ilustración 12.3: Sedimentación continental de la Era Cambriana para la Terciaria.
 Ilustración 12.4: The travails en route. Secciones diagramáticas para ilustrar la construccion del Lake District.

Utilizo aquí las dos cartografía propuestas en el ejercicio de la cátedra con la intención de vincularlo al planteo de D.Massey. El
primero de ellos es un mapa turístico de corte occidental y el segundo una representación de una etnia.
A grandes rasgos podemos decir que el mapa turístico trabaja con el lugar
como localización, vinculado a la propuesta de la geografía cuantitativa y con
ello alejado al planteo de Massey, en donde espacio y tiempo quedan
separados. Podríamos decir que de forma similar a lo señalado por la autora
respecto a las Ilustraciones 12.1a 12.1b.
Por el contrario, en el
segundo mapa podemos
interpretar que espacio y
tiempo están vinculados, en
interacción. Que cada
punto, cada lugar esté
representado por un
espiral puede asociarse a la
idea de tiempo. Y con
ello un lugar sería una
acumulación diferencial del tiempo. Aquellos espirales de mayor tamaño
tendrían mayor trayectoria acumulado que los más pequeños. No se trata de
una mera localización sino que hay un aquí y ahora con acumulaciones de
tramas y encuentros que forman una historia.

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