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Música contemporánea
En el sentido más amplio, la música contemporánea es cualquier música que se escribe
en el presente. En el contexto de la música clásica, el término se aplica a la música
escrita en los últimos cincuenta años, particularmente después de los años sesenta.
Es materia de un arduo debate la discusión sobre si el término se debe aplicar a música
de cualquier estilo, o si se le aplica exclusivamente a compositores de música de
vanguardia, o música "modernista". Se ha utilizado el término "contemporáneo" como
sinónimo de "moderno", particularmente en medios académicos, mientras que otros son
más restrictivos y se lo aplican sólo a los compositores que están vivos y a sus obras.
Ya que es una palabra que describe un marco de tiempo más que a un estilo o idea
unificadora en particular, no existe un acuerdo universal sobre cómo hacer estas
distinciones.
Existen numerosos festivales dedicados a la música contemporánea, entre ellos el de
Donaueschingen y el Huddersfield Contemporary Music Festival.
Podemos encontrar música contemporánea en las bandas sonoras de películas y música
incidental, como El tigre y el dragón de Tan Dun, Las horas de Philip Glass, El señor
de los anillos de Howard Shore y el tema de la campaña publicitaria de De Beers de
Karl Jenkins.
Historia
A comienzos del siglo XX la música contemporánea incluía al modernismo, el
serialismo dodecafónico, la atonalidad, un mayor número de disonancias sin resolución,
la complejidad rítmica y la música "neoclásica". La música contemporánea de los años
50 en general implicaba alguna forma de serialismo; en los 60s, serialismo,
indeterminación, y música electrónica, incluyendo música por computadoras, arte
mixto, performance y el grupo Fluxus; y desde entonces, música minimalista,
posminimalista y todas las anteriores.
Desde los años 70 se ha incrementado la variedad estilística, con demasiadas escuelas
como para ser nombradas o etiquetadas. Sin embargo, de manera general, existen tres
amplias tendencias. La primera es una continuación de la tradición modernista de la
vanguardia, incluyendo a la música experimental, con, por ejemplo, Magnus Lindberg.
La segunda está conformada por las escuelas que buscan revitalizar un estilo basado en
la armonía tonal de siglos anteriores, incluyendo a John Corigliano, John Rutter y
Manuel Alejandre. La tercera se centra en la armonía triádica no funcional,
ejemplificada por los compositores de música minimalista y otras tradiciones similares.
La música contemporánea se ha visto alterada con una fuerza creciente por el uso de
computadoras en la composición, las que les permiten a los compositores escuchar
esbozos de sus obras antes del estreno, componer superponiendo partes ya interpretadas
una sobre otra, como se sabe que hace John Adams, y distribuir sus partituras por
Internet. Es demasiado pronto aún para decir cuál será el resultado final del efecto que
tendrá esta ola de computarización sobre la música.
Toda historia es provisional, y la historia contemporánea lo es aún más, debido a los
bien conocidos problemas de diseminación y poder social. Quiénes están "arriba" y
quiénes "abajo" es, a menudo, más importante que la música misma. En una era que
quizá tenga, por ejemplo, no menos de 40 000 compositores de música orquestal sólo en
los Estados Unidos de Norteamérica, los estrenos son difíciles, y las reposiciones de
obras aún más. La lección de desconocidos compositores del pasado que se hacen
famosos después se aplica doblemente a los compositores contemporáneos, donde
posiblemente habrá "primeros" anteriores a la lista oficial de los primeros compositores
de un estilo, y sus obras serán posteriormente admiradas como ejemplos de esos estilos,
aunque en su tiempo no sean reconocidas como tales.