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“TÍTULO”
DOCENTE:
Escobedo Medina Antonio
AUTOR:
Calderón Reyes Roberto
Trujillo – Perú
2017
9. Cronograma de actividades
10. Recursos
papel
resaltador
cds
fotocopias
a) DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
1. EL PROBLEMA
Realidad problemática:
En los últimos tiempos los accidentes de tránsito protagonizados por conductores ebrios son
cada vez más frecuentes con resultados fatales, que va desde una lesión personal hasta el
penoso resultado de la pérdida de la vida. La cuestión de estar bajo efectos de alcohol es un
agravante, no se lo puede considerar accidente de tránsito, porque el hecho mismo de conducir
en estado de ebriedad se adecúa al dolo, ya que la intención y la conducta ya no son culposas,
es decir la persona ya no puede decir que fue involuntario, no se puede llamar accidente a un
hecho producido por el estado de ebriedad, Y la pena establecida por el Código Penal y el
mismo Código de Tránsito y su Reglamento son generosas la misma que no va acorde a la
gravedad del hecho.
Por tal la escasa o nula formación sobre el respeto a las normas de tránsito y la carencia o
ineficacia de los controles efectuados por las autoridades pertinentes, han generado un
aumento del número de delitos cometidos en el ámbito de la circulación debido a la ingesta de
sustancias alcohólicas. Este contexto se ha convertido en una constante preocupación social,
reflejada en nuestro Código Penal que en su Libro II, Título XII, Capítulo I, bajo el epígrafe de
“Delitos contra la Seguridad Pública- Delitos de Peligro Común”, tipifica la conducción en
estado de ebriedad.
Los primeros indicios para penalizar este tipo de conductas fue con el Código Penal del año de
1924 ya que en el Art. 392 Inc. 9 decía:
“Será reprimido con multa de dos soles a cinco libras y prisión de dos a treinta días o con una
sola de éstas penas: En General, el que con actos de cualquier naturaleza originase un peligro
de daño personal que pudo ser fácilmente previsto.”
Posteriormente con el Decreto Legislativo Nº 635 se promulgo el código penal en el año 1991,
lograron individualizar esa conducta convirtiéndose así en un tipo penal autónomo, cuya
descripción era:
Artículo 274.- El que conduce vehículo motorizado en estado de ebriedad o drogadicción será
reprimido con prestación de servicio comunitario no mayor de veinte jornadas e inhabilitación
conforme al artículo 36, inciso 7), hasta por seis meses.
Era evidente que la penalidad establecida para ese entonces era la multa, y no privativa de la
libertad, por lo menos aun no estaban consideradas las circunstancias agravantes.
Se comentaba que se trataba de un tipo penal muy benevolente, amplio e impreciso, por lo
que, podía incluirse la descripción de los grados de alcohol en la sangre, además si el vehículo
motorizado era de transporte público o privado, además de presentar una amplia gana de
situaciones en las que podía ponerse en peligro una variedad de bienes jurídicos protegidos.
Artículo 274.- “El que encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la
sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas,
estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, conduce, opera o maniobra vehículo
motorizado, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de seis meses ni mayor
de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuenta y dos a ciento cuatro
jornadas e inhabilitación, conforme al artículo 36 inciso 7).
“Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros, mercancías o carga en
general, encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en
proporción superior de 0.25 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes,
sustancias psicotrópicas o sintéticas, la pena privativa de libertad será no menor de uno ni
mayor de tres años o con prestación de servicios comunitarios de setenta a ciento cuarenta
jornadas e inhabilitación conforme al artículo 36, inciso 7).
Esta descripción de peligro abstracto no requiere la presencia del peligro material, como las
lesiones producidas a un tercero como resultado lesivo, solo la mera conducción sobre el límite
permitido de estas sustancias constituye la tipicidad positiva; Sin embargo la puesta en peligro
o riesgo potencial para la vida o la integridad de otras personas en un supuesto bastante
forzado nos llevaría a subsumirnos en una figura de la tentativa lo que ciertos sectores han
considerado imaginable, Por ejemplo: un conductor sale de un bar, donde ha ingerido
abundantes cantidades de alcohol o drogas, sube a su coche, arranca tras circular unos
cuantos metros, sin haber representado un riesgo para nadie, es detenido por la policía y
trasladado a la dependencia policía para realizar el examen de dosaje, como es evidente al
sobrepasar el límite incurriría en este delito e inmediatamente procesado por el delito de Peligro
común.
Las estadísticas en Perú sobre este problema nos refieren que el alcohol es uno de los
elementos que intervienen con mayor frecuencia en los accidentes de tráfico, apareciendo en
un porcentaje de 17% y el 45%.
Un estudio del instituto de Medicina Legal con sede en Lima - Centro, del año 2003, señalo
que de 2072 personas fallecidas por muerte violenta, 746 muertes se produjeron por causa
de accidentes de tránsito, y de éstas, 204 fallecidos tenían presencia de alcohol en la
sangre. "Es decir, el 27.3% de muertes por accidente de tránsito, entre peatones y
conductores, estuvo presente el alcohol en la sangre, lo que según mencionado estudio,
constituye un peligro para la salud pública.
2. HIPÓTESIS
La insuficiencia del artículo 274 del Código Penal que regula la configuración del delito
de conducción en estado de ebriedad.
3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN.
3.1. GENERALES
Evaluar la insuficiencia del artículo 274 del Código Penal que regula el delito de
conducción en estado de ebriedad.
3.2. ESPECIFICOS
- Determinar el grado de responsabilidad penal que se le imputa al conductor que provoca un
homicidio por conducción de vehículo en estado de ebriedad.
-Determinar la adecuada regulación del grado de alcohol en los conductores establecido en los
artículos 274 y 111 del Código Penal.
4. ANTECEDENTES
El aumento lento pero continúo de la adquisición de vehículos automotores por las personas,
llevó a muchos legisladores de distintas naciones, a la elaboración de leyes que abarca las más
variadas hipótesis delictivas relacionadas directa o indirectamente con el tráfico, sobre la base
de incriminar conductas de riesgo o desobediencia. Primero fueron sanciones y preceptos de
carácter administrativo, para pasar con posterioridad a un endurecimiento mayor y entrar en la
esfera del derecho punitivo, por el motivo de que los conductores vulneraban la reglamentación
de Transito con un evidente irrespeto a la seguridad vial y la integridad física de los pasajeros,
transeúntes y demás conductores. En algunos países, a inicio del siglo veinte se desarrolló la
idea de una regulación autónoma de las infracciones de tráfico en el que se combinaron ilícitos
y sanciones administrativas con auténticos delitos y penas. Entre las conductas más comunes
que empezaron a ser castigadas se encontraban: a) Conducción de un vehículo de motor bajo
la influencia de bebidas alcohólicas o drogas, que colocaran al sujeto en un estado de
incapacidad para realizarla con seguridad. b) La conducción de un vehículo de motor con
velocidad excesiva o de otro modo peligroso para el público.
Y es ahí que aparece así un tipo de conducta que configuraba un hecho delictivo, lo que se
convierte en el tipo penal base de lo que actualmente se conoce como Conducción en Estado
de Ebriedad o Drogadicción.
En Perú desde su inclusión en el año 1999 hasta el año 2009, se ha modificado varias veces la
norma peruana que sanciona la conducción en estado de ebriedad o drogadicción. La razón
principal de estos continuos cambios ha obedecido a que en el transcurso de los años, desde la
promulgación del nuevo Código penal, existió un incremento considerable de personas que han
sufrido accidentes de tránsito como consecuencia del consumo de alcohol o de algún
estupefaciente. Por ello, desde la incorporación de esta figura en el año 1999, en el que estaba
regulada una pena de 6 meses de pena privativa de libertad, a la fecha hemos llegado con la
última modificación efectuada en el 2009 a una pena privativa de libertad que puede llegar a
tres años, cuando la conducta de conducción en estado de ebriedad era cometida por una
persona que se dedicaba al transporte público de pasajeros. Es conveniente detenernos en la
última modificación realizada sobre este tipo penal que fue realizada en el año 2009 a través de
la Ley Nº 29439. En esta última modificación se consolidó la diferenciación de dos tipos de
infractores en la norma penal, como también de los límites de consumo de alcohol según el tipo
de infractor.
Así, la norma distinguió a la persona que conducía un vehículo para uso o transporte privado, la
cual podría manejar un vehículo con un límite de alcohol en la sangre de 0,5 gramos-litro. La
persona que conducía un vehículo superando el límite establecido podría recibir una pena entre
seis meses y dos años. De otro lado, cuando se tratase de una persona que prestaba servicios
de transporte público de pasajeros, mercancías o carga en general, el límite de alcohol
permitido en su sangre era de 0,25 gramos-litro. Si una persona manejaba un vehículo
superando dicho límite podría recibir una pena entre uno y tres años (Alvarez Davila, 2011)
B. IMPUTACIÓNEN EL DELITO DE CONDUCCIÓN EN ESTADO DE EBRIEDAD
2.1. IMPUTACIÓN OBJETIVA
La teoría de la imputación objetiva se encarga del aspecto objetivo del tipo, y
ello con relación al art. 274 del CP, se ve materializado en “encontrándose en
estado de ebriedad”, “presencia de alcohol o cualquier otra sustancia toxica
superior a 0.5 gramos-litro”, “operar o maniobrar vehículo motorizado”. La
imputación objetiva, se presenta como un correctivo de la causalidad pura
mediante criterios normativos (Garcia Cavero, 2008), que afecten o pongan
en peligro bienes jurídicos protegidos (Frisch, 2009). De este punto de vista,
como señala ROXIN: “Un resultado caudado por el actor solo debe ser
imputado al tipo objetivo cuando la conducta del autor ha creado un peligro
para el objeto de la acción no cubierto por un riesgo permitido, y ese peligro
se ha realizado también en el resultado concreto” (Roxin, 1997).
Lo que debe quedar en claro cuando se recurre a la imputación objetiva es
que no todo comportamiento causal puede generar una atribución de
responsabilidad por el solo hecho de haber generado como resultado la
afectación de un bien jurídico, sino más allá de la causalidad se exige que la
conducta delictiva del agente haya creado un riesgo que no se encontraba
permitido, por tanto prohibido, además que dicho peligro no permitido se haya
materializado en el resultado ocurrido y por último que la atribución se
enmarque dentro de la finalidad que ha previsto el legislador a determinado
tipo penal en concreto. En este orden de fundamentación en delito de
ebriedad, como delito de peligro abstracto y de mera actividad, ser imputado
al conductor cuando aquel mediante su conducción bajo los efectos de
ebriedad crea un peligro, no real ni concreto, para la seguridad del tráfico
motorizado. Entonces queda configurado con la sola descripción de la
conducta, sin necesidad de que lesione o ponga en peligro concreto o genere
un daño material, ya que en estos casos se dará la figura de un concurso
ideal o real, dependiendo del caso concreto.
De esto se deduce que son varios los elementos que conforman la conducta
típica:
3) Que tal conducta se realice en la vía pública.-Si bien el artículo 274° del
CP no exige de manera expresa este requisito, una interpretación teleológica
del mismo nos lleva a concluir que, en tanto se trata de un delito contra la
seguridad pública, específicamente, dentro ese género, contra la seguridad
del tráfico, la conducción debe realizarse en la vía pública pues es en ella
donde realmente existe un tráfico susceptible de ser protegido penalmente.
De este modo, será vía pública toda carretera, autopista, calle, etc., que esté
abierta al uso público o que sea de uso común, públicas o privadas. Como
vemos, dentro de la significación del término vía pública, se comprenden los
accesos y servicios de las mismas: cualquiera puede ingresar a ellas y
cualquiera puede servirse de ellas. En otras palabras estaremos ante una vía
pública siempre que exista una pluralidad indeterminada de usuarios.
Ejemplo:
Se considera que una conducta se ha realizado en
una vía pública cuando se produce en el
estacionamiento de un campus universitario o al
interior de una cochera de un estacionamiento
comercial, a pesar de que se levantan en terrenos
privados, en la medida que cualquiera puede
ingresar a ellas y serviles de ambas (colectividad
indeterminada de usuarios)
D. EL OBJETO DE PROTECCIÓN
En esta misma dirección, también hay quien señala que el bien jurídico
protegido en este delito es la seguridad en el tráfico rodado de las vías
públicas. Bien jurídico que equivale a la garantía efectiva de la correcta
conducción de todos los conductores por las vías públicas, sin que puedan ser
interceptados, incomodados o perjudicados por otros, que no se hallen en
condiciones adecuadas para circular y cuya conducta puede pone en peligro la
seguridad del resto de los usuarios, siendo extensible lógicamente dado que en
un determinado momento forman parte de los elementos materiales del tráfico,
a la protección de los derechos cuyo quebranto trata de evitar, como la vida e
integridad física, propiedad, etc., que de este modo se convierten en los objetos
de protección mediata.
IV.MARCO CONCEPTUAL