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TOMA DE MUESTRA
1.1 Introducción
Algunos pasos comunes involucrados en el proceso son mostrados en la figura 1.1. El primer
paso es el muestreo, donde la muestra es obtenida de un objeto para ser analizada. Esta es
colectada de tal forma que represente el objeto original. El siguiente paso es la preservación de
muestras. Este es un paso importante porque usualmente existe un retraso entre la colecta de
la muestra y el análisis. La preservación de muestras asegura que la muestra conserva sus
características físicas y químicas para que asi el análisis realmente represente el objeto bajo
estudio.
Una vez que la muestra está lista para el análisis, la preparación de la muestra es el siguiente
paso. La mayoría de muestras no están listas para la introducción directa al instrumento. Por
ejemplo, en el análisis de pesticidas en hígado de pescado, no es posible analizar el hígado
directamente. Los pesticidas deben ser extraídos en una solución la cual será analizada en un
instrumento. Existen muchos procesos de preparación de muestra y estos dependen de la
muestra, la matriz y el nivel de concentración en el cual el análisis necesita ser realizado. Por
ejemplo, análisis de trazos requiere una preparación de muestra más estricta que el análisis de
componentes principales. Una vez completada la preparación de la muestra, el análisis se
realiza mediante un instrumento de elección.
La toma de muestra tiene como objetivo primordial reducir la masa total del material objeto del
análisis a una porción que pueda analizarse al nivel de laboratorio. La problemática de la etapa
de toma de muestra nace del hecho que las muestras relacionadas con un problema analítico
no son absolutamente homogéneas, sino que, por el contrario, presentan discontinuidades
tanto en su composición (heterogeneidad de las propiedades generales de la muestra) como en
el contenido del analito o analitos objeto de la determinación. Este proceso puede ser el
aspecto más importante de un análisis. A menos que la toma de muestra se haga de manera
correcta, se convierte en el eslabón débil en la cadena del análisis.
La toma de muestra deberá permitir obtener muestras representativas de una población mayor.
Si la porción a analizar no es representativa del material original, no será posible relacionar el
resultado analítico con el material que formaba parte del problema analítico,
independientemente de la calidad del método analítico o el cuidado con el que se han llevado a
cabo los análisis.
Una muestra representativa es aquella que refleja adecuadamente las propiedades de interés
de la población original. La muestra tiene que ser exacta, reproducible, tan similar como sea
posible a la entidad global a analizar y poseer sus características esenciales. Los principales
aspectos que influyen en la representatividad de la muestra se detallan a continuación:
- Estado físico del lote de muestra. En general se considera que las muestras líquidas o
gaseosas son más homogéneas que las sólidas, aunque sería un error de partida
considerarlas absolutamente homogéneas, especialmente considerando aspectos
dinámicos que pueden dar lugar a situaciones de gradientes de densidad o de mezcla.
Por el contrario, aunque los materiales sólidos son básicamente heterogéneos,
dependiendo del tamaño de partícula y del grado de pureza para muestras formadas
por un solo analito, algunas muestras sólidas podrán considerarse como pseudo-
homogéneas.
- Heterogeneidad del lugar de la toma de muestra, especialmente en el caso de muestras
ambientales, en las que aspectos climatológicos y de propiedades del sustrato (suelo,
sedimento) juegan un papel tan importante como el tipo de emisión y posterior
deposición de los contaminantes.
- Número y tamaño de las porciones tomadas. A partir de un cierto número de muestras,
de tamaño adecuado, se asegura un grado de representatividad de acuerdo con el
coste económico y personal de la toma de muestra.
- Desconocimiento de la estructura de la población objeto de estudio.
- Conocimiento y control de factores potencialmente distorsionadores en el momento de
la toma de muestra (por ejemplo, el período de la toma de muestra, tanto a lo largo del
día como estacionalmente) y en el posterior transporte y almacenamiento antes de
convertir las porciones en muestras de laboratorio; por ejemplo, cambios por
exposiciones al aire (procesos de oxidación) y a la luz, absorción de humedad, pérdida
de partículas finas y pérdidas de componentes por adsorción en las paredes internas
del contenedor.
La etapa de toma de muestra, al igual que otras etapas del proceso analítico, conlleva la
posibilidad de introducir errores sistemáticos y aleatorios en los resultados finales. Estos
errores se sumarán con los procedentes de las demás etapas del proceso analítico. Los errores
sistemáticos deberían evitarse con una correcta planificación y ejecución de la toma de
muestra, mientras que los errores aleatorios, inherentes a muestras heterogéneas y
básicamente asociados a falta de representatividad, deben minimizarse con una correcta
estimación del tamaño y número de porciones tomadas del lote de muestra inicial.
Los errores sistemáticos pueden constituir a menudo la fuente de error más importante, y estos
generalmente corresponden a un defecto en el diseño en el procedimiento de toma de muestra.
Para minimizar los errores sistemáticos que pueden conducir a un sesgo en los valores finales
se han de controlar todos los procesos que pueden provocar cambios en las muestras, como
son la contaminación de la muestra o pérdida de analitos debido a la manipulación de la
muestra, incluyendo procesos de adsorción o de reacción de analitos de la muestra en los
contenedores, así como la utilización de un equipo de toma de muestra inadecuado.
La toma de muestras líquidas es más sencilla que la de sólidos, aunque esta afirmación
es sólo cierta cuando la muestra líquida tiene una única fase o bien cuando la cantidad
de muestra es suficientemente pequeña para que pueda ser homogeneizada por
agitación antes de la toma de muestra.
a) Muestras líquidas en movimiento en sistemas abiertos. Los equipos varían si son
para la toma de muestra superficialmente (1-2 m de profundidad) o en la columna de
agua a grandes profundidades (en los océanos será posible tomar muestras a varios
kilómetros de profundidad). Se utilizan contenedores en forma de botellas de cuello
amplio que descansan en una cesta con un peso y un tapón que puede quitarse en
una profundidad determinada (o que salta por presión hidrostática), para volver a
colocar el tapón antes de recuperar la botella con la muestra. Respecto a la
localización de los puntos de toma de muestra, se tienen que evitar puntos
superficiales o muy cerca del fondo, así como zonas de estancamiento. De hecho,
se recomienda mantener una distancia mínima de 30 cm respecto a la superficie y al
fondo.
b) Muestras líquidas en movimiento en sistemas cerrados. Ejemplo, canalizadores o
tuberías en una industria. La muestra se toma en la dirección opuesta a la del flujo
del líquido. En el caso de flujo laminar, se tiene un nivel de homogeneidad bajo, por
lo que se recomienda generar una turbulencia antes del punto previsto de toma de la
muestra, o bien, tomar muestras en diferentes puntos transversalmente a la masa
líquida. Este problema queda minimizado cuando se tienen flujos turbulentos.
c) Muestras de líquidos almacenados en contenedores cerrados. Ejemplo, líquidos en
tanques. Aquí el problema radica en una posible heterogeneidad de la muestra
debido a una estratificación por diferentes densidades. Debido a la imposibilidad de
realizar una homogeneización previa de los tanques, entonces se toman porciones a
diferentes profundidades, usando una botella en un cesto portador que se puede
abrir a un nivel determinado y cerrarse después de colectar la muestra.
d) Muestras de líquidos estáticos en sistemas abiertos. Ejemplo, agua de un lago o un
embalse. Al igual que el caso anterior, será necesario la toma de muestra a
diferentes profundidades.
Bibliografia:
Toma y tratamiento de muestras. C. Cámara, Ed. Síntesis, Madrid, 2002.
Chapter 1 Sample preparation: An analytical perspective. Somenath mitra and Roman Brukh.
Department of Chemistry and Environmental Science, New Jersey Institute of Technology,
Newark, New Jersey