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c D.12.964

• ¿Qué queda
de la
representación
politica?
Mario R. dos Santos (coord.) • Fernando Calderón •
Romeo GroitMone • Norbert Lechner • Claude Lefort •
Soledad Loaeza • Bernard Manin •
Pierre Rosanvallon • Hélgio Trindade • •
Juan Enrique Vega

FLACSO ARGENTINA
DIBLIOTECA DE CIENCIAS SOCIALES

Consejo Latinoanlericano de Ciencias Sociales (CLACSO-Argentinal


l EDITORIAL NUEVA SOCIEDAD
Primera edición 1992
Indice

Prólogo
Mallo R. dos Santos

x Metamorfosis de la representación
Bernard Man in
•\
Estado nacional, lógica liberal y representación política en Brasil 42
NélgioTrindade

Democracia, desigualdad y política de intereses en México 51


Soledad Loaeza

La representación política en la transición dembcrática peruana 61


Romeo Grompone

La representación difícil. Reflexiones sobre el caso francés


Pierre Rosanvallon

Representación y gestión política en la crisis. Diferentes apuntes 107


F. Calderón/dos Santos

Y Ideal democrático y democracia real en América Latina 115


Juan Enrique Vega

CLACSO - Argentina 1- La política ¿debe y puede representar a lo social?


til) Editorial NUEVA SOCIEDAD /135 )
Apartado 61.712, Caracas 1060-A, Venezuela Norbert Lechner
Telfs.: 313189, 329975,320593
Télex.: 25163 ildis-vc. Fax: 313397 La representación no agota la democracia
Claude Lefort
1139 1
. Edición al cuidado de Helena González
Portada: Ortizpozo
Composición y paginación electrónica: La Galera de Artes Gráficas Bibliografía 147
Impreso en Venezuela por FIEFOLIT. C.A.., .' • , ": -
ISBN 980-317-031-7 Autores 155
1
Prólogo

Mario R. dos Santos

Al organizar el seminario conjunto CLACSO-Ecole Platique des Hautes Etudes.


en Sciences Sociales? que dio origen a este volumen, teníamos !á preocupación por
actualizar la problemática de la representación en los regímenes políticos demociá-
ticos.Ello nos parecía imprescindible en un momento histórico en el cual, de mane-.
ra diferente para la realidad europea y para América Latina, se ponia'a prueba.la
política en cuanto a sil capacidad para orientar la marcha de la sociedad:•en ldreal
dad extrarregional, debido acierta debilidad y mutación de la política—perceptible
no sólo en la confrontación del poder político con otros poderes sino también en la
subjetividad ciudadana— el comportamiento electoral, el cuestionamiento de los
partidos por parte de diversos movimientos y actores sociales, Y las nuevas lógicas
de lo público, sobre todo en lo que se refiere a combinaciones diferentes entre la
representación formal y la informal, con incidencia de la revolución comuni-
cacional. En nuestra realidad, porque la recuperación de la vida política en las tran-
siciones a la democracia dejaba ver demasiado rápidamente las dificultades para
una consolidación del régimen con mejoramiento institucional del mismo. No sólo
por el contexto de tutelas internas y condicionam lentos externos sino por la profun-
didad de la crisis y las dificultades para reorientas energías sociales hacia ta recons-
trucción de Estados democráticos eficientes, existiendo aparatos administrativos y
de gestión deteriorados por muchos males, derivados algunos de secuelas dictatoria- "
les inmediatas y otros de formas político-estatales cl ien telares, patrimoniales, etc.,
características de nuestros sistemas políticos.
Sin embargo, en esa oportunidad —y aún. hoy— alimentados por las compren-
siones que proporcionó el mismo seminario, pensamos que el problema de la repre-
sentación se muestra como la necesidad de reforzar y reformular la sociedad políti-
ca, a fin de que la complejidad y diversidad de la sociedad en su conjunto aparezca
efectivamente procesada en la toma de decisiones que lá afecta.
Estamos conscientes de que existe un hiato entre las fórmulas abstractas de per-
feccionamiento de la representación política (por más debatibles que ellas sean) y
aquellas cuestiones de orden institucional/organizacional, evolutivo y específico de
cada sociedad nacional, con sus actores y estructuras operando, sobre todo ante
problemas de gobcrnabilidad que tienden a resolverse sistémicamente.

• Este seminario esiuvo coorganizado por l'Ecole Prat¡gue des llames Etudes en Seiences Sociales
(París), la Comisión de Trabajo sobre teoría del Estado y de la polítiea de CLACSO y la secretaria
ejecutiva del Consejo, coino parte de un programa regular de colaboración académica. Tuvo lugar en
Santiago de Chile en octubre de 1988 y contó con cl apoyo de las embajadas de Francia en Argentina y
Chile. La contrapane francesaestuvo a cargo de Fierre Rosanvallon y Claude Lefort, de l'Ecede, est tanto
Angel Flisflisch —coordihador de la comisión de trabajo citada— y Mario dos Santos —por la secreut-
rfa ejecutiva de CLAC50-- estuvieron a cargo de la gestión latinoamericana.
8 0 Aldlitio' R.dosSanios Metamorfosis de la representación
En ese tipo de resolución, ¿qué queda de la compleja combinación de valores,
' deseos e intereses que deberían ser representados, so pena de alejar el fenómeno de
la representación respecto de la política? Al respecto, ¿será cierto que buena parte
de los asuntos críticos de las sociedades contemporáneas son mctapolíticos, en el
sentido de que el sistema político y su régimen no son capaces de procesados? ¿Hay -
antítesis o confrontación irremisible entre gestión política y gestión pública de cues- Bernard Manin
tiones societales7
Las modificaciones perceptibles en el ethos político de la representación, ¿al-
canzan para modificar en un proceso evolutivo las estructuras y las pautas de la A menudo se afirma que la representación experimenta actualmente una crisis
representación? ¿Olas formaspolíticas vendrán impuestas desde otras dimensiones en los países occidentales. A lo largo de décadas parecía fundarse en una relación
de la acción social, sólo convertidas en acción política por sus efectos, sin que lo sea de confianza, fuerte y estable, entre los electores y los partidos políticos; la gran
su naturaleza?
mayoría de los electores se identificaba con algún partido polítiCo y le era fiel por
Todos los trabajos que aquí presentamos alimentan preguntas como las aquí men- largo tiempo. Hoy, un número creciente de electores vota de manera diferente en
cionadas. También alimentan algunas respuestas que, en nosotros, lectores ciudada- cada .elección y las encuestas de opinión revelan que aquellos que se niegan a
nos, resultarán confrontadas con experiencias vitales, datos y teorías. identificarse con algún partido político también aumentan. Por otra parte, anterior-
¿Desde dónde pensar el problema de la representación en los regímenes demo- mente las diferencias entre los partidos parecían ser efecto y reflejo de las divisio-
cráticos hoy? No parece haber claves simples pues son tan útiles los estudios de nes sociales. En cambio, hoy se tiene la impresión de que los partidos imponen a la
naturaleza teórico-histórica del fenómeno como los análisis de comportamientos sociedad divisiones que, según deploran los observadores, tienen carácter artificial..
electorales o de legislación puntuales, al igual que las especulaciones sobre la evo- Cada partido proponía a los electores un programa que, de llegar al poder, se
lución del ncocorporativismo o la reflexión prospectiva sobre los caminos para encargaría de ejecutar. En,e1 presente, la estrategia electoral de los candidatos y de
mejorar la representación política y social, o los estudios sobre partidos y sistemas los partidos se basa en la construcción de imágenes bastante vagas en las cuales la
de partidos, junto a aquellos sobre la vida de las instituciones parlamentarias o de personalidad de los líderes ocupa un lugar predominante, más que la promesa de
representación de intereses. Filosofía política, teoría política y sociología política, medidas determinadas. Finalmente, la preferencia de los ciudadanos respecto de
por lo tanto, al servicio de un entendimiento de las mutaciones del fenómeno de metas políticas precisas parecen expresarse cada vez más de manera directa, bien a
representación democrática.
través de las encuestas de opinión, bien mediante movimientos sociales u organiza-
Seguramente puede discutirse si el aspecto más importante por mejorar de los ciones que tratan de alcanzar algún objetivo preciso pero que no buscan gobernar.
regímenes democráticos es el representativo pero, aunque se conteste a esto negati- ( La distancia entre el gobierno y la sociedad, entre representantes y representados,
vamente, será importante saber qué queda de la representación con las mutaciones parece agrandarse. La elección de los represen no parece ser ya el medio por el I
aludidas. Lo que hace a la soberanía popular ya las posibilidades de gestar mayor cual los representados escogen la política que desearían se aplique.
poder dem ocrático, preocupación común de estos autores y de—permítannos espe- En realidad, en estos dos últimos siglos, lo que se llama gobierno representativo
rarlo— estos lectores. ha sufrido importantes modificaciones, en particular durante la segunda mitad del
siglo XIX. El aspecto más evidente de tal modificación, sobre la cual se centra en
general la historia del gobierno representativo, concierne a la delimitación del cuer-
po, electoral: la base puramente individual y numérica del derecho al sufragio (la
"propiedad y la cultura" dejan de ser representados en tanto tales) y. el estableci-
miento del sufragio universal. Pero esta transformación ha sido paralela a oirw: la
aparición de los partidos de masa. El gobierno representativo moderno, en ausencia
• de partidos políticos organizados, ha sido instaurado siguiendo las huellas de las
• revoluciones inglesa, norteamericana y francesa. La mayor parte de los creadores
del gobierno representativo, incluyendo ingleses y norteamericanos, incluso había
considerado las divisiones entre partidos o "facciones" como una amenaza para el
sistema que pretendían establecer.
Quizás se afirme que la hostilidad a las "facciones" es algo propio del pensa-
miento político francés de fines del siglo XVIII, en tanto que los ingleses y los
norteamericanos habrían sido desde un`comienzo más favorables respecto de los
partidos. Esta presentación de las cosas es errónea. En verdad se puede demostrar
que casi todo el pensamiento político anglonortcamericano de la misma época es
10 n Bernard Manía
Metamorfosis de la representación 0 11

hostil a los partidos. El elogio de los partidos hecho por Burke constituye una excep- del parlamentarismo. Se creyó, así mismo, que la modalidad del lazo representativo
ción; todavía no se trata, evidentemente, de partidos análogos a aquellos que domi- vigente en el parlamentarismo había sido,definitivamente superada y suplantada: el
nan la escena política a partir de la segunda mitad del siglo XIX. papel de los partidos de masa y de los prágramas de partido parecía tener una rela-
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en cambio, la existencia de partidos ción esencial con la extensión del derecho al sufragio, y como ésta no parecía que
políticos encuadra el sufragio de los electores y aparece como un elemento esencial fuese a sercuestionada en el futuro, se concluía que el lazo representativo había sido
de la democracia representativa. Por otra parte, los programas políticos no habían modificado irreversiblemente. La nueva modalidad del gobierno represen tativo fue,
, jugado sino un papel mínimo en la práctica original del gobierno representativo, en general, comprendida como un progreso de la "democracia", si bien hubo algu-
siendo prácticamente desconocida la noción misma de programa a fines del siglo nas mentes que deploraron la declinación del parlamentarismo.Tal comprensión no
XVIII y comienzos del XIX. Los partidos de masa, en cambio, hicieron de los pro- derivaba si mplemente cle la extensión del cuerpo electoral, sino de la nueva moda- •
gramas un instrumento central del combate ele:ctoral. Edad del lazo representativo. La "democracia de partidos" parecía generar una ma-
Por consiguiente, la existencia de partidos de masas y de programas políticos yor identidad entre gobernantes y gobernados y dar a éstos un papel más importante
transformaron el propio lazo representativo. Los partidos, en principio, acercaron en la conducción del gobierno. El gobierno representativo parecía aproximarse a
los representantes a los representados. Los candidatos fueron a partir de entonces una situación en la cual el pueblo se gobernaba a sí mismo. Este avance hacia la
elegidos por el partido, es decir por una organización donde los militantes tenían democracia entendida como autogobierno del pueblo ha sido interpretado, en un
algo que decir. La masa del pueblo podía así, en cierta medida, participar en la tipo de historia Whig extendida o según una interpretación tocqueviliana, corno una
elección de quienes competirían por el sufragio. De otro lado, una vez elegidos, los etapa suplementaria en el avance inexorable dc los principios de igualdad y de auto-
representantes permanecían en estrecho contacto con la organización que los había nomía (lelos individuos que el "parlamentarismo liberal" no había puesto en prác-
hecho elegir; permanecían de hecho en una situación de dependencia respecto del tica más que imperfectamente.
partido. Esto les permitía a los militantes —los ciudadanos comunes— conservar Surge así una simetría aparente entre la situación actual y aquella de fines del
una influencia sobre los gobernantes más allá de los periodos electorales. Por otra siglo XIX y comienzos del XX. Hoy, como entonces, la idea de una crisis de la
parte, al presentar a los electores los programas que iban a poner en práctica, los representación convoca la atención. Tal simetría incita a pensar asistimos menos a
partidos parecían proporcionar a los ciudadanos la posibilidad de determinar la po- una crisis de la representación en sí que a una crisis de aquella forma particular de
lítica efec g gobierno representativo surgida a fines del siglo XIX a partir de los partidos de
De esta forma, hacia fin del siglo XIX, algunos analistas interpretaron el nuevo pa- masa. Uno se ve llevado entonces a preguntarse si las diferentes evoluciones que
pel de los partidos y de los programas como signo de una crisis de representación afectan actualmente la representación no indican en realidad la aparición de una
(Ostrogorski, 1903, vol. 1). El modelo de gobierno representativo fue entonces iden- tercera forma de gobierno representativo, tan estable y coherente como el parla-
tificado con aquello que se llamó "parlamentarismo o parlamentarismo liberal" del mentarismo y la democracia de partidos.
cual Inglaterra había constituido, precisamente hacia 1870, el ejemplo más cabal: el Resulta notable sobre todo que se impute la crisis de representación de nuestros
Caucus de Birmingham y la National Liberal Fedcration, fundadas alrededor de esa días a la desaparición o al debilitamiento de los caracteres mismos por los cuales la
fecha, son consideradas generalmente las primeras organizaciones políticas de masas. democracia de partidos parecía haberse separado del parlamentarismo para acercar-
A comienzos del siglo XX, las reflexiones sobre la "crisis del parlamentarismo" se al autogobierno del pueblo: los lazos de identificación entre representantes y re-
se multiplican (cf. Schmitt, 1923; Leibholz, 1929). Progresivamente, empero, se presentados y la elección de gobiernos sobre la base de programas políticos precisos.
advirtió que si bien los partidos de masa habían implicado el fin del parlamentaris- Esto sugiere cierta continuidad que vincula la forma de representación que se esboza
mo, olió no quería decir que hubiese desaparecido el gobierno representativo. Se hoy con aquella que parece haber reemplazado la democraciade partidos. Y esto nos
percibió que en realidad se había organizado una nueva práctica del gobierno repre- lleva a interrogarnos sobre si existe cierta continuidad entre las diferentes formas que
sentativo, tan viable como la primera, a partir del rol de los partidos de masa y de los ha experimentado el gobierno representativo luego de finalizado el siglo XVIII.
programas políticos. Esta nueva práctica no ha sido conceptuada por los analistas de
manera tan clara y unánimemente aceptada como lo había sido antes el parlamenta-
rismo. No obstante, la toma de conciencia de un fenómeno a la vez relativamente
Los principios de la representación
estable y dotado de coherencia interna la marca el hecho de que resultan acuñados
términos nuevos para designar la nueva práctica del gobierno representativo. Los Cuando se examinan los orígenes del gobierno representativo a la luz de su his-
estudiosos anglosajones hablan de "gobierno de partidos"
(pariy governmentfy los toria ulterior, vemos como a fines del siglo XVIII se plantea una serie de principios,
alemanes de Parteiendemokratie.
Cada uno de estos términos intentaba reunir bajo que prácticamente no son cuestionados más en el período posterior. Por el término .
un rasgo único los caracteres por los cuales la forma del gobierno representativo principio no entiendo aquí simplemente abstracciones o ideales sino ideas que se ,
engendrada por los partidos de masas difería del parlamentarismO. traducen en prácticas (o en la prohibición de prácticas) precisas y concretas. Cuatro
Muchas conclusiones se sacaron entonces. La mayor parte de los análisis coinci- principios, así entendidos, han sido planteados en. los orígenes del gobierno repre- ,
dieron en que esta nueva forma de representación difería radicalmente de aquella sentativo moderno.
12 Bernard Monín Metamorfosis de la represeniación D 13

Gobernantes elegidos por los gobernados los representantes. Cuando el Primer Congreso (elegido en virtud de la Constitución
• de 1787) debate el Bill of Rights que había sido agregado a la Constitución con
La naturaleza exacta de la representación ha sido objeto de múltiples contro- forma de enmienda, algunos miembros proponen incluir en la primera de ellas (la
versias pero, más allá de las divergencias, un principio cuenta con el acuerdo( ^ que garantiza la libertad de conciencia y de palabra) el derecho de dar instrucciones
general: no hay representación sin elección de los gobernantes por los gobema-! a los representantes. La proposición fue discutida largamente, pero finalmente re-
dos. peca que la representación supone la elección de los gobernantes por los' chazada (cf. Kurland/Lemer, 1987, vol. I, pp. 413 a 418). Los electores quedaron en
gobernados implica afirmar también que ella no suprime la diferencia de status y. libertad de dar instrucciones, si lo deseaban, pero las mismas no tenían carácter
de roles entre gobernantes y gobernados. El carácter representativo de un gobier- obligatorio, jurídicamente sancionado.
no concierne a la naturaleza de aquello que habilita a ciertos individuos para En Francia los diputados a los estados generales fueron portadores de instruccio-
gobernar: el status del gobernante no es conferido por unción divina, nacimiento, nes (les cahiers de doléances). Una de las primeras decisiones de la Asamblea Na-
riqueza o saber, sino únicamente pm la voluntad. de los gobernados La elección cional fue prohibir, en julio de 1789, la práctica del mandato imperativo. Esta deci-
es un Modo de designación y de legitimación de los gobernantes que sustituyen sión no sería luego cuestionada en ningún momento, ni durante la Revolución ni
progresivamente a otros. posteriormente. Entre 1793 y 1794 una parte del movimiento de los sans C1410Ite
exige que los elegidos sean revocables de manera permanente y discrecional por las
-,_Los gobernantes conservan cierto margen de independencia asambleas de base. El proyecto de constitución presentado a la Asamblea prevé tal
con relación a los gobernados . revocabilidad, pero ella por último no es instituida.
Instituciones o prácticas que hubiesen suprimido radicalmente la independencia
Los gobernantes no son únicamente individuos que ocupan una posición diferen- de los elegidos han sido propuestas en diferentes épocas e incluso puestas en prácti-
te de aquella de los gobernados, sino que conservan en sus decisiones alguna inde- ca de manera esporádica. Esto otorga un relieve particular al hecho de que fuesen
pendencia frente a la voluntad de los gobernados. Esta idea se ha traducido en el deliberadamente rechazadas a fines del siglo XVIII y a comienzos del XIX y tam-
rechazo ola prohibición de dos prácticas precisas que hubieran privado a los i-épre- bién al hecho de que esta decisión inicial no haya sido luego cuestionada. Si bien han
sentantes dé toda independencia: el mandato imperativo y la revocabilidad puma- - • sido hechas promesas y ofrecidos programas, los representantes han conservado
nente y discrécional de los elegidos. Ninguno de los gábiernoS representativos pos- • siempre, en última instancia, la libertad de respetarlos o no. Sin duda el representan-
teriores al fin del siglo XVIII ha admitido el mandato imperativo ni reconocido la te que ha tomado los compromisos puede anticipar que si él no los cumple no será
validez jurídica de las instrucciones dadas por los electores. Tampoco existe alguno reelegido pero, por una parte es libre de sacrificar la perspectiva de la reelección y,
que haya instituido la revocabilidad permanente de los representantes. por otra, lo que es más importante, puede confiar, al presentarse nuevamente en una
• En Inglaterra la idea se impone durante el siglo XVIII: los diputados representan • elección, en convencer a los electores de que tuvo razón en conducirse como lo hizo,
al conjunto de la nación y no a la circunscripción particular que los ha elegido. Por dando así otros motivos para ser reelecto. El lazo entre la voluntad de los electores y
lo tanto los electores de cada circunscripción no están autorizados a darles el comportamiento del elegido no fue nunca estrictamente garantizado, habiendo
"instrucciones"(cf. Pole, 1983, p. 103). A comienzos del siglo XIX, los radicales conservado los representantes siempre un margen de juego y de maniobra. El régi-
intentaron reintroducir una práctica análoga a aquella de las instrucciones exigiendo men representativo no ha sido jamás un régimen en el cual los representantes se
a los candidatos promesas (pledges) y, luego de First Reform Act, exigían que el rliallan estrictamente obligados a poner- Mi práctica las voluntades del pueblo.
cumplimiento de tales promesas fuese obligatorio. Sin embargo, el objetivo central Una diferencia importante separa pues al gobierno representativo de la democra-
era sobre todo la recuperación de la duración de los parlamentos (los miembros ' cia entendida como autogobierno del pueblo. Esta diferencia fue claramente
fueron elegidos por siete años luego de la Septennial Act de 1716)y aparentemente percibida a fines del siglo XVIII. La crítica del gobierno representativo formulada
las "promesas" no constituían, a sus ojos, otra cosa que un sustituto o un recurso ante por Rousseau en el Contrato Social constituye una prueba. Pero la existencia de
la falta de un período parlamentario más corto: "las promesas son un sustituto representantes puede ser compatible con el principio de autogobierno. Para ello es
(makeshift)a falta de parlamentos más breves" escribía un radical pan fletado (cita- necesario que los representantes estén ligados a la voluntad de sus electores. En
do por Gash, 1971, p. 30). Debe observarse, así mismo, que Bentham rechazó expre- Considérations sur le Couvernement de Pologne, Rousseau acepta, por razones
samente la práctica de las instrucciones: el único medio de acción de los electores prácticas, cierta forma de representación. Permaneciendo fiel a sus principios y de-
sobre. los elegidos debía concernir su facultad de no reelegirlos (Bentham, 1983, rivando las consecuencias lógicas de los mismos, recomienda la práctica del manda-
vol. 1, p. 26). En consecuencia, nunca las "promesas" electorales fueron legalmente to imperativo (Rousseau, 1964, vol. 3, p. 980). La diferencia entre representación y
obligatorias en Inglaterra. autogobierno del pueblo no se vincula con la existencia de un cuerpo de representan-
En Estados Unidos la práctica de las instrucciones se había extendido considera- tes sino con la ausencia de mandatos imperativos.
blemente, tanto durante el período colonial como en la primera década de indepen- Impresiona verificar también que dos autores cuyo papel ha sido decisivo en la
dencia (cf. Reid, 1989,pp. 100-102). Algunos estados, en particularen Nueva Ingla- instauración del gobierno representativo moderno, Madison y S icybs, se juntan en la
terra,babíau incluido en sus constituciones el derecho de impartir instrucciones a oposición que establecen entre representación y democracia.
14 O Bernard Manin

'
Madison opone, en muchos sentidos, el "gobierno republicano"--caracterizado Metamorfosis de la representachki 0 15
por la representación— y la "democracia"
de las pequeñas ciudades antiguas, sin
embargo no describe la representación como una aproximación ala democracia que los ciudadanos no tienen el ocio suficiente como para poder ocuparse'constante-
se vuelve técnicamente necesaria poda imposibilidad material de reuniral pueblo de mente de los asuntos públicos. Por consiguiente, a través de la elección, deben con-
los grandes Estados; por el contrario, ve en la representación una forma diferente y • fiar el gobierno a individuos que consagran todatsu tiempo a esta tarea. Sieyes ve
superior de gobierno. El efecto de ante todo la representación como laiaplicación al orden político del principio de la
ampliar las opiniones públicas la representación, señala, es el de "perfeccionar y división del trabajo y este principio constituye, a sus
('he public views) progreso social. ojos, un factor esencial del .
haciéndolas pasar a través de un
cuerpo escogido de ciudadanos cuya sabiduría lespermite
dero interés de su p v distinguir mejore! verda-
P11110110 finagnüglag S
a is/ CU7O
¡Os Mena guste13-
útiles de sacrincar este in terés a consideracionesefímeras y parciales
Z17 °MI n piíblica sobre lemaspolíticos puede .expresarse
_) C..)En un siste- milis allá de/control de los giobernantes
ma de tal naturaleza, puede muybien darse que la voluntad públ ica
(thepublic voice), Los gobernados puedentestar y manifestar libremente sus opiniones po
formulada por los representantes del pueblo, coincida mejor con el bien público que ' I ítica_s. A •
si hubiese sido formulada por el mismopueblo, retinid0 al partir de fines del siglo XVIII, se impone el lazo entre gobierno representativo y
deCIOn
(Madisoo, 1961 p•
82). Madison subraya que uno de los objetivos del sistema enteramente representati-
libertad de opinión pública política, lo que se establece de golpe en Estados Unidos,
en Inglaterra se da de manera más progresiva, y en Francia el reconocimiento de
vo propuesto en el proyecto de Constitución es el de poner a los gobernantes en con-
diciones de resistir las "pasiones desordenadas" y las "ilusiones efímeras" que todas sus implicaciones ha sido más lento y complejo.
pue-
den derivar del pueblo; sólo "cl juicio maduro y deliberado de la colectividad" debe J a libertad de opinión publica política requiere dos elementos. Para que los go- •
)
bernados puedan formarse opinión sobre los temas políticos, es necesario que pue-.
prevalecer. Etsistema propuesto es enteramente representativo por dos razones que
dan acceder aianfarrinción política, lo cual supone cierto carácter público de las
revisten por igual una importancia capital en la argumentación de Madison. Por una
parte, todas las instancias (las dos cámaras del Congreso, el Presidente, los jueces) decisiones gubernamentales. Si los gobiernos deciden en secreto, los gobernados '
). tienen medios muy débiles para forjar sus opiniones en materia política. El principio
son nom unidas por el pueblo, sea directa o indirectamente. Para que un gobierno sea
del carácter público de los debates parlamentarios se impuso en Inglaterra entre
"republicano" (es decir representativo) "basta con que (...) los individuos que lo go-
1760-1790 (con anterioridad, el secreto de los debates había sido considerado pre-
biernan sean denominados —directa o indirectamente— por el pueblo", La repre-
rrogativa esencial delparlamento, a fin de protegerlo contra las injerencias del rey)
sentación se vincula pues, únicamente, con la elección. Por otra parte 11.-Constito-
(Pote, 1983, pp. 87-116). En Estados Unidos, el secreto ha enmarcado las delibera- .
ción es enteramente representativa porque el pueblo reunido no juega ningún papel. ,
Li ciones del Congreso Continental, así como aquellas de la Convención dé Filadelfia.
"La representación, escribe Madison, no fue algo enteramente desconocido en las re-
El primer Senado elegido de acuerdo con la nueva Constitución decidió al comienzo
públicas antiguas: algunos magistrados fueron tal vez electos, pero al lado de los ma-
que sus debates fueran secretos, pero esta práctica fue definitivamente abandonada
gistrados electos, la asamblea popularconstituía un órgano de gobierno. La verdade-
después de cuatro anos. En Francia, los estados generales optaron en sus primeras
ra novedad de la república norteamericana no se relaciona con la existencia de una
sesiones por darle a estas carácter público y las deliberaciones de las' asambleas
representación sino con la exclusión total del pueblo como sujeto colectivo ("iba to-
revolucionarias se desarrollaron ante un auditorio. Sc sabe además cómo la presión
ral exchision of ¡he people in !heir colective capador) respecto del sistema de go-
. o las amenazas del público agolpado en las tribunas han pesado sobre los debates de
bienio (Madison, 1961,pp. 241-384).
las diferentes asambleas. La aproximación entre los casos francés y norteamericano
No existe pues ninguna duda de que, a sus ojos, la función de los representantes -
sugiere además que si bien resulta necesaria cierta publicidad de los actos políticos
no es la de desear en todas las ocasiones aquello que el pueblo desea La superiori- •
para la información de los ciudadanos, no es necesario, en cambio, que este carácter
dad de la representación es, en contraposición a ello, la de abrir la posibilidad de una
distancia entre la decisión pública y la voluntad popular.. público se dé igualmente en todas las etapas de una decisión para que los ciudadanos
Sieyes, por su parte, explica en múltiples escritos y discursos la diferencia "enor- puedan formarse una opinión al respecto. Parece bastante razonable pensar que el
me" que separa la democracia —en la cual los ciudadanos hacen ellos mismos la público norteamericano en su conjunto ha debatido más el tema de la Constitución
ley— y el régimen representativo, en el cual encargan el ejercicio de su poder a (entre el final de la Convención de Filadelfia y la realización de las convenciones de
ratificación) que el público francés en tomo de las diferentes constituciones revolu-
representantes que ellos designan (cf. S leyes, 1789, p. 12; Snyes, 1789, pp. 3-4). •
cionarias.
Para Sieyes, como para Madison, la representación no es un sustituto imperfecto
.1.4! libertad de opinión pública requiere, en segundo lugar, la libertad de expresar ,
pero necesario de la democracia directa; es una forma de gobierno diferente y, con
.opiniones poliucas, Sin enlátala relación entre libertad de opinión el earaeter
creces, intrínsecamente preferible. No.obstanta en S ieyes la superioridad del régi- •
representativo del gobierno no es evidente. A'priorf podría parecer que los gobiernos .
men representativo no se vincula tanto a que produce decisiones menos pasionales
representativos han consagrado la libertad de opinión porque adhieren al principio
como al hecho de que constituye la forma política más adecuada para la condición
liberal según el cual una parte de la vida de los individuos debe escapar alas decisio-
de las "sociedades mercantiles" modernas donde los individuos están ante talo ocu-
•pados en producir yen distribuir las riquezas. En tales sociedades, subraya S leyes, nes colectivas, aunque éstas sean tomadas por los elegidos por el pueblo. En realidad
se podría sostener, retiomando la distinción clásica popularizada por 1.13erl in, que la
0 17
Metamorfosis de la represeniaciót;

• 16 El .heiruird Monje este gobierno; cl pueblo por lo tanto puede dirigirse públicamente a sus representan
-

tes, puede separadamente darle consejos a liada uno o manifestar sus sentimientos al
libertad de opinión pertenece sobre todo a la categoría de las "libertades negativas",
conjunto de la asamblea a través de la petición; a través de todos estos medios puede .
las cuales protegen abs individuos de las invasiones del gobierno. Así entendida, no
tiene una vinculación directa con el carácter representativo del gobierno que con- hacer conocer su voluntad" (Madison, 1987, p. 415).
La libertad de opinión, comprendida en su dimensión política, aparece así como '
cierne, según él, al modo de participación de los ciudadanos en el gobierno y que
. consiguien- una contraparte de la ausencia del derecho de instrucción. Los representantes no se
pertenece en ese sentido a la categoría de las" libertades positivas", por . no pueden igno-
te, una relación esencial une la libertad de opinión con el papel político. de
. los eluda- hallan obligados a poner en ejecución la voluntad del pueblo, pero
rarlát la libertad de opinión garantiza que, si tal voluntad existe, sea conocida. Ade-
danos en un. gobierno representativo. a la elección y que ellos^ serán
Esta relación aparece con nitidez particular en el primer artículo del Bill of • mas : , eorMo los gobernantes saben que deben su status
Right agregado a la Constitución norteamericana yen el debate que rodeó su adop- sometidos a ulteriores elecciones, se inclinan a tomar en consideraMón esta volun-
.cidir. Pero
ción:La primera enmienda fue formulada así: "El Congreso no dictará ninguna ley tad Como uno de los datos de la situación en la cual ellos tienen que de
que apunte a instaurar una religión establecida o a impedir el libre ejercicio de la pertenece sólo á los elegidos evaluar, determinar el beso específico que asignan a
religión; tampoco que limite la libertad de palabra, de prensa, o el derecho del pue- diferentes datos y a diferentes objetivos; no obstante se crea así un mareo en el cual
blo a reunirse pacíficamente y a presentar peticiones al gobierno en favor de la . • la "voluntad popular se vuelve un elemento conoCido del ambiente (Me rodea la deci-
reparaciónde entuertos". La libertad religiosa y la libertad de expresión para todo sión. La única voluntad juridiearitentc obligatoria es el voto, pero loa gobernados
tienen constantemente la posibilidad L—en el Momento de las elecciones á fuera de
tipo de opinión, comprendidas —en consecuencia— las opiniones políticas, están
ellas= de hacer esendiar. unánjiinióti colectiva que pesa sobre la toma de decisio-
así asociadas. Resulta necesario destacar, por otra parte, que esta formulación rela-
ncs..En general se denomina opinión pública a esta voz colectiva del pueblo que, sin
ciona la expresión individual y la expresión colectiva de las opiniones (libertad de
tener valor vinculante, puede siempre manifestarse a Itilvo del control de loa gobier-
reunión y de petición). Ahora bien, el carácter colectivo de una expresión afecta su • jurídicamente sancionada .
peso político: los gobernantes pueden, sin gran riesgo, no tomar en cuenta opiniones nost,a opinión pública es la (orina noinsntaeinnal Y no
individuales expresadas de manera dispersa, pero la situación es diferente cuando la de la unidad política del pueblo.
libertad tic Opinión pública distingue al gobierno representativo de aquello '
gente está en la calle, por más pacíficamente que sea, o cuando una petición convoca La.
que se ha podido llamarla representación absoluta", cuya formulación más notable
miles de firmas. Por último, al unir en el mismo miembro de la frase la libertad de
pertenece a la teoría de Hobbes. Para Hobbcs, los individuos no forman una unidad
!reunión y la libertad de "presentar al gobierno peticiones para la reparación de en-
política sino cuando se dan un representante habilitándolo para ejercer la voluntad
tuertos", la primera enmienda subraya explíCitatnente que la libertad de expresión
por ellos, representante al cual se someten (y que puede ser, bien entendido, una
colectiva así garantizada concierne también a la relación de los ciudadanos con sus
asamblea). Previa a la designación del representante y más allá de su persona. cl
gobernantes: no se trata solamente de proteger la expresión colectiva de las opinio- MIlil itudo dissoluta
(una multi-
nes en general, sino también, de manera específica, la expresión de opiniones dirigi- • pueblo no tiene ninguna unida&no es más que una
tud dispersa). El pueblo no es un sujeto político, una entidad dotada de voluntad
das expresamente a los gobernantes para obtener alguna cosa de ellos. Dado que la
salvo en y por la persona del representante. Desde el momento en que es habilitado,
primera enmienda garantiza—simultáneamente con la libertad religiosa— la liber- Hdrían
el representante sustituye completamente a los representados, quienes no pc
tad de opiniones políticas colectivamente dirigidas a los gobernantes, la misma no que la suya (ver Hobbes, 1971, cap. XVI y XVIII; y Pitkin, 1967, pp.
establece solamente una "libertad negativa" de los individuos sino que consagra, tener otra VOZ
15-27). Es precisamente esta sustitución absoluta de los representados por el repre-
explícitamente un medio de acción de los cindadanos sobre los gobernantes.
sentante que impide la libertad de opinión pública. En la concepción que estamos .
El contenido del debate que dio lugar a su adopción muestra además que estas considerando, en cambio, el pueblo puede manifestarse en tanto sujeto político do- ;
implicaciones positivamente políticas estaban presentes en el espíritu de los congre-
lado de cierta unidad fuera de la persona de los representantes. Cuando un conjunto
sistas. El hecho de que la cuestión de las instrucciones y del mandato imperativo . de indi viduos da la misma instrucción a sus representantes, cuando los grupos hacen
hubiese sido discutido en la misma ocasión atestigua, de manera general, la presen- presión sobre cl gobierno, cuando una multitud manifiesta en la calle o firma una
cia del elemento político en ese debate. Madison se pronuncia contra la inclusión del petición, el pueblo acCede a cierto grado de unidad política más allá y fuera de la
derecho de instrucción en la enmienda. Aquellos que habían propuesto y sostenido - decisión de los gobernantes. La libertad de opinión pública mantiene constantemen-
cl agregado del derecho de instrucción habían hecho hincapié en que, en un gobier- .. te abierta la posibilidad de que el pueblo hable por sí mismo y que así se manifieste
no republicium, el pueblo debe tener el derecho de hacer prevalecer su voluntad. ' yolido Más allá de la itpiosenticióó: El gobierno representativo cs, en ese sentido,
Madison responde entonces que este derecho es verdadero en ciertos respectos pero ' cl cual los represcniantes no pueden. decir jamás,con confianza y ,
que es verdadero, hemos ya afirmado sufi- en
"en el sentido en
un régimen
....
...., . II
..

no en otros, y ama: enmienda tal ......


'
este derecho en lo que hemos hecho (la formulación da la certidumbra absolutas: nosotros, ci rescp,O,r enftCe.10113brlocliir,
licg
cientemente
adoptada); si nosotros queremos solamente autogobierno& pueblorey
COMO habla sido Propuesta y finalmente La reprcsearión absoluta como
decir que el pueblo tiene el derecho de expresar y de hacer conocer sus
senúmienIOS
y gobernPadobsi,°:gulporquo vilei e gobernantesOS
la distancia entre gobernantes
es o
y sus opiniones, ya lo hemos proporcionada El derecho a la libertad de palabra está
asegurado: la libertad de piensa está ubicada explícitamente fuera del alcance de gobernados, allí porque sustituye los representados por los p ta
18 E Bernard Monín Metamorfosis de la representación 0 19
e
contrario, el gobierno representativo mantiene la distancia; se define por el doble ción y la idea de asamblea no es una creación ex nihilo del pensamiento político
rechazo de estas formas opuestas de identidad entre gobernantes y gobernados. • moderno sino un legado de la historia. Los parlaMentos modernos de hecho se han
• gestado por transformación gradual (en Inglaterra) o brutal (en Francia), o por imi-
La decisión colectiva deriva de la deliberación tación (en las colon iasamericanas) de instancias que se crearon como órganos re-
presentativos en la sociedad estamental, las asambleas de estados. En el orden de las
La idea de gobierno a través de la deliberación no está incluida analíticamente en creencias, cierto gradolde reflejo de la diversidad social parece haber sido un com-
aquella de la representación, no obstante, han sido constantemente asociadas desde ponente incliminable de la idea de representación, por más que los inventores del
fines del siglo XVIII. De Burke a Kelsen, pasando por Sieyes, Bentham, Guizot y gobierno representativo hayan subrayado que las asambleas a las que ellos propo-
J.S. A4ill, todos los teóricos y los políticos prácticos del gobierno representativo han nían confiarles una parte importante del poder serían profundamente diferentes de
subrayado que la discusión juega un papel central. Esto tiene que ver con el hecho de las asambleas de la soCiedad cavilada]. Esta dimensión de diversidad aparece de
que la idea de representación ha sido vinculada desde el comienzo con aquella de manera explícita en Búrke y en los constituyentes norteamericanos. Por otra parte,
una instancia de decisión compuesta por una pluralidad de individuos libres en sus en los primeros partidarios de la-representación moderna, el debate se presenta como
opiniones. El lazo entre la representación y la pluralidad se manifiesta primero en el una propiedad inevitable de-las asambleas y de alguna manera natural. Así mismo,
hecho histórico notable de que la instancia representativa por excelencia haya pare- en el momento én que es inventado el gobierno representativo moderno, el papel
cido ser una asamblea, es decir una instancia colectiva y no un individuo. Se hubiera . central conferido al debate aparece como una evidencia y como una necesidad. La
podido imaginar, como señala acertadamente C. Schmitt, que la representación sea mención de las virtudel esclarecedoras de fa discusión aparece en seguida como una
resorte de un individuo único, designado y habilitado por el pueblo (1988, p.41). Sin • justificación suplementaria. Sieybs, por ejemplo, hace el elogio del debate después
embargo, es algo incontrovertible que el gobierno representativo no ha sido pro- de haber establecido la necesidad del gobierno representativo y para responder a
puesto ni establecido como un régimen donde el poder es confiado n un solo indivi- algunas objeciones "contra las grandes asambleas y contra la libertad de palabra":
duo elegido por el pueblo, sino como un régimen donde la colectividad ocupa un por consiguiente, tiene incorporado desde el comienzo quq la representación debe
lugar central. Hobbes, si es considerado como un teórico del gobierno representati- esmr a cargo de una asamblea y que una asamblea discute (Sieyes, 1789, pp. 92-94).
vo, constituye sin duda la única excepción a esta regla. Ahora bien, si es en' una Incluso, forzando el argumento, se podría decir que el elogio del debate constituye
instancia colectiva donde las opiniones son libres, resulta probable que las opiniones una racionalización a Posteriori de una elección hecha por otras razones. Resulta
y las voluntades políticas sean al comienzo divergentes. La decisión política deberá además evidente que él elogio del gobierno por la verdad aparece sobre todo en el
pues otorgar un lugar primordial al único procedimiento por el cual muchos actores siglo XIX (en Bentharn, Guizot yen cierta medida en J.S. Mill), en un Momento en
inicialmente en desacuerdo llegan a elaborar una posición común sin reeurrir a la ,. que el gobierno representativo no es más una invención sino cuando resultan nece-
coerción: la discusión persuasiva.
sarios nuevos argumentos para justificarlo.
Schrniti y luego numerosos autores han interpretado el papel central atribuido a De manera más general, la idea del gobierno representativo ha aparecido desde el
la asamblea por los defensores del gobierno representativo de fines del siglo XVIII comienzo conio solidaria de cierta aceptación de la diversidad social. La representa-
como una consecuencia de la creencia previa y más fundamental en las virtudes de ción ha sido propuesta Como la técnica quepermite establecer un gobierno que emana
la discusión y en el principio del gobierno por la verdad (verbas non auctorllas facit del puebloen los grandeSEsuulos,compuestosporpoblaciones numerosas y diversas.
legem) (1988, pp. 42-64; esta idea ha sido también desarrollada ampliamente por
Los creadores del gob'emo represeniatieo (Madison o S ieyés, por ejemplo) estima-
Habermas, 1978). Según esta interpretación, la cadena de razones que Mil fican al ron que la democracia directa había sido posible en las repúblicas antiguas por el ta-
gobierno representativo definido como régimen de asamblea habría sido la siguien- maño reducido del cuerpo político y porsu homogeneidad. Destacaron queestas con-
te: la verdad debe hacer la ley y siendo la discusión el mejor método para que surja diciones no Se cumplían más en el mundo moderno caracterizado por la división del
la verdad, la instancia política central debe ser un lugar tic discusión, es decir una . trabajo. el avance del comercio y la diversificación de los intereses. Inversamente, el
asamblea.
gran adversario de la representaciónjfiOussea-0, es también el pensador que condena
En realidad, si se examina de manera precisa la argumentación adelantada por - la"sociedad mercantil el progreso de-lastiéncias y de las artes y preconiza la forrim-
los primeros partidarios del gobierno representativo, se percibe que ella no se pre- ción de pequeñas coinunidades homogéneas y transparentes para sí mismas.
senta según este encadenamiento. En Locke, Montesquieu (cuando analiza el régi- RifirisW,-que rechaza larepresentación y la diversidad social, critica también la prác-
men inglés), Burke, Madison o S ieyés el carácter colectivo de la instancia represen- [lea dela discusión y dela retórica política (cf. Manin,1985,pp.78-80). • 1
tativa no ha sido deducido de una argumentación previa sobre los beneficios del Estos principios son aplicados, si bien con diferentes modalidades, en los tres
gobierno por la verdad y la discusión. En estos diferentes autores, la necesidad del tipos ideales de gobierno representativo que distinguimos aquí.
gobierno representativo es argumentada largamente, pero el hecho de que la repre-
sentación pertenezca a una asamblea está planteado como una suerte de axioma
evidente, no como una idea nUeVII que exigiría ser fundamentada de manera especí-
fica. Esto se vincula con el hecho de que la asociación entre la idea de representa-
20 O Bernard Monín Metamorfosis de la representación.. 0 21

El parlamentarismo La libertad de opinión pública

La elección ha sido inventada como el medio de llevar al gobierno a individuos La primera mitad del siglo XIX está caracterizada, en Inglaterra, por la prolifera-
que gozan deja con fianza de Sus conciudadanos. Los candidatos serían individuos ción de movimientos de opinión (movimientos en favor dolos derechos de los cató-
que, por su red de relaciones locales, su notoriedad, la deferencia de la que gozan, licos, movimiento por la reforma del parlamento, movimiento Arni-Corn Law,
suscitan la confianza de aquellos que viven próximos o quecomparten ans intereses. . cartismo, etc.). Múltiples asociaciones organizan manifestaciones, peticiones, cam-
pañas de-prensa (la Anti-Com Law League subvencionó incluso la fundación de un
La elección de los gobernantes por los gobernados • diario, The Economia). El carácter específico de la situación tiene que ver con el
hecho de que entre las elecciones y lo que se ha denominado expresión de la opinión
•La relación do confianza tiene un carácter esencialmente individual: por su per- • pública (la presión de las asociaciones; las manifestaciones, las peticiones, la pren-
sonalidad el candidato suscita confianza, no.p.orsus lazos..con otros representantes o " sa), no existe superposición o coincidencia. La designación de gobernantes y la
con las organizaciones políticas.. expresión de la opinión pública no difiere solamente por su forma (el hecho de que
El representante tenía relaciones directas con sus electores: era elegido por gente • únicamente la nrimera tenga un valor jurídico vinculante), difieren también por su
que él trataba habitualmente. la elección, aparecía como reflejo de la expresión, en contenido o por su objeto. Los problemas políticos precisos que plantean la libertad
la dimensión política, de factores sociales no directamente políticos. La confianza de religión, la reforma del parlamento, el libre intercambio, no son relevados por las
daba como resultado que el representante fuese percibido como perteneciente a la campañas electorales ni regulados por los resultados de las elecciones; son llevados
misma comunidad social de sus electores, que esta comunidad fuese definida en a escena por organizaciones ad-hoc y negociados a partir de presiones ejercidas •
términos puramente geográficos (la circunscripción, la ciudad, la comarca) o. en sobre cl parlamento desde el exterior. Existen divergencias que oponen a los parla- e
términos de intereses más generales (los "grandes intereses del reino" como los mentarios entre sí, pero las divisiones que separan el parlamento no coinciden con
pensaba Burke, "el interés agrícola", "el interés comercial", etc.). Las relaciones de aquellas que dividen al país sobre estos problemas determinados.
proximidad local o de compartir el mismo "interés" son realidades espontáneamen- •La distancia sustancial (o la diferencia de contenido) que separa la elección de •
te producidas-por el juego dé la vida social, no vínculos explícitamente contraídos los representantes y la expresión de la opinión publica se vincula ciertamente al
para servir a fines políticos. Al mismo tiempo, el representanteera alguien que había carácter restringido del derecho al sufragio, pero también a los principios mismos
adquirido —por su carácter, su. fortuna o su actividad— cierta relevancia en el seno dei parlamentarismo. tri efecto, si fa elección es ante todo la elección de un indivi-
de esta comunidad. El.gobiemo representativo es, en_sus.orígenes, el reino de los ' duo que suscita confianza por sus cualidades personales y sus relaciones sociales no
notahles._ políticas, las opiniones políticas de los gobernados son algo ajeno que la personali-
dad de los representantes no puedeexpresar sino por otro canal. Los gobernados no
El margen de independencia de los gobernantes tienen necesariamente tal tipo de opiniones; evidentemente, el fenómeno es excep- .
cional y está ligado a situaciones de crisis, sin embargo, su posibilidad no está menos
Cada diputado, tornado individualmente, es I ibreal votar en el parlamento: está ' 'inscrita en los principios de publicidad; libertad de prensa y libertad de manifestar
obligado a votar según su conciencia y su juicio personal. 8u función no es la de las opiniones colectivas.
transmitir una voluntad política ya formada fuera detrecinto delyarliunento. No es La libertad de opinión pública frente a los gobernantes significa, pues, en este
el portavoz dé sus electores, sino pu hombre pp.copfianz,?,.su trastee. Tal es la con- - tipo de gobierno representativo, que puede manifestarse una distancia entre la opi-
cepción del representante que formula Burke en su célebre Discurso a los electores nión pública, por un lado, y el parlamento en su conjunto, por otro. Para dar una.
de Bristol (Burke, 1949) y, sobre ese punto preciso, su palabra refleja la concepción imagen espacial se podría decir que está abierta la posibilidad de una distancia hori-
generalmente admitida en la época (cf. Pole, 1966, pp. 412-441). Esta concepción zontal entre la voluntad superior, aquella del parlamento en su conjunto, y la volun-
prevalecía todavía durante la primera mitad del siglo XIX. El período que va deja tad inferior, aquella que se expresa en la calle y en la prensa. La estructura funda-
Premier Mann Bill (1832) a la Second (1867) ha sido incluso llamado "la edad de mental de esta configuración aparece bajo su forma más impresionante cuando la
oro del miembro del parlamento privado", es decir, del diputado que vota única- multitud, a las puertas del parlamento, hace oír una voz que no cs la de ningún
mente deacuerdo con sus convicciones personales y no en función de compromisos representante. Los analistas más clarividentes han observado que la posibilidad de
adquiridos fuera del parlamento (Beer, 1982, pp. 37-40). Puede considerarse que la tal confrontación entre el parlamento y la opinión pública, por más amenazante que
Cámara de los Comunes constituye, entre el fin de las guerras napoleónicas y el pueda ser para el orden público, fue esencial al gobierno representativo. Analizando .
segundo Bill de reformas, el arquetipo del parlamentarismo. La independencia po- • cl funcionamiento del parlamentarismo inglés antes do la gestación de los partidos
lítica de cada diputado tomado individualmente se halla facilitada por el hecho de de masa, Ostrogorslci escribía, por ejemplo: "...la opinión está destinada, más allá de
que, en lo esencial, debe su elección a factores no políticos (su notoriedad local ola , las elecciones en las cuales tiene sus cimientos solemnes, a proporcionar a los miem-
deferencia de que ha sido objeto). . bros del parlamento y a los jefes parlamentarios una fuente continua de inspiración
y a ejercer al mismo tiempo sobre ellos un poder continuo de control. Al manifestar-
Metamorfosis de la representación III 23
22 O Bernard Monín

sé independientemente de toda vía constitucional, este doble poder se impone y tarn lentos electorales; loS electores votan durante largos períodos. por el mismo par-
fuerza la mano (...) Pero para que este poder de opinión, de naturaleza eminente- tido, aun euando ese partido presente en e! gimo del tiempo diíkrentes candidatos. `f.,:
mente sutil y de esencia muy imprecisa, pueda 'hacerse sentir, es necesario que la no sólo los individuos tienden a votar siempre por el mismo partido sino que la•
opinión goce de entera libertad para producirse, bajo formas variadas e irregulares, orientación del voto se transmitepor generaciones a través de la socialización -
así como de llegar directamente hasta las puertas del parlamento" (1903, vol. I, • liarolocal: los hijos votan como sus padres, los habitantes de un lugar votan como •
p. 573). Cuando cl pueblo se hace físicamente presente en la calle, es la fuerza bruta siempre han votado. André S iegfried, uno de los primeros en haber puesto de mani-
la que pesa sobre la decisión y la violencia quizás no esté muy lejos. Esta forma de fiesto la estabilidad de lo's comportamientos electorales, hablaba de 'climas de opi-
representación se caracteriza por el hecho de que acepta este riesgo. nión" propios de ciertos lugares. La estabilidad de los comportamientos electorales
constituye uno de los delcubrimientos esenciales de la ciencia política de fines del, •
El gobierno a través del debate siglo XIX y comienzos del XX. Este descubrimiento será confirmado por todos los
estudios electorales Ilevádos a cabo en los países democráticos entre los años 1960-
Al no estar comprometidos los representantes por las voluntades precisas de sus ' 1970. En realidad ml estlibilidad pone en cuestión una de las bases del parlamenta-
electores, el parlamento puede ser una instancia de deliberación en el sentirlo pleno rismo clásico: la elección no es más la elección de una persona de confianza.
del término, es decir, un lugar donde los individuos conforman su voluntad median- La estabilidad de los Comportamientos electorales reSu I ta migran medida de que. '
te la discusión y el intercambio de argumentos. Una discusión tiene sentido y justi- la orientación del Voto dstá determinada por la posición social y -económica de los
ficación sólo si los actores pueden cambiar de .opinión entre el momento en que individuos o de sus padres. La desaáregación de opiniones que se 'produce Cri
comienza el debate y el que termina. Si ese cambio no es posible, resulta indiferente elección expresa, en el o'rdeui pcilitiCo, lá diVisiÓnde-laSociedad en clases. Si bien- la
que la discusión tenga lugar o no, y si los interlocutores intercambian a pesar de determinación social del Voto se comfriieba en todos lo países octideinales -en la
todo, igualmente se puede estar seguro de que no se trata de una discusión primera mitad del siglo XX, aparece de forma particularmente evidente ea los paí-
&liberadva. La posibilidad del cambio de opinión es una condición necesaria de la - ses donde uno de los grandes partidos está explícitamente concebido como expre-
discusión del iberativa (aun si no es condición suficiente). Precisamente, con mirase sión política específica de la clase obrera. De manera general, se considera además
permitir una verdadera discusión del iberat iva en el seno del parlamento, en el parla- que los partidos socialistas o socialdemócratas constiiuyen cl arquetipo de los parti-
mentarismo clásico los diputados no están obligados parlas voluntades previas de dos de masa contemporáneos que organizan el funcionamiento de las democracias
sus electores. Durante la primera mitad del siglo XIX, en Inglaterra, la creencia representativas después de fines del siglo XIX. Es pues en los países con presencia -
dominante era que el diputado debía votar de acuerdo con sus convicciones persona- socialdemócrata y en los partidos socialistas o socialdemócratas donde se puede
les y no en función de decisiones tomadas fuera del parlamento o antes de la discu- encontrar, en su forma Más pura, el tipo de representación que da lugar a fidelidades
sión. Incluso si en la práctica las cosas no resultaban así, ese ea al menos el principio - partidarias estables, reflejando una situación de clase. Los partidos comunistas de
que profesaba la mayor parte de los diputados y candidatos. La libertad del represen- • algunos países democráticos, Francia o Italia, por ejemplo, comparten el mismo
tante se traducía en todo caso por un fenómeno empíricamente comprobado: la au- modelo pero siendo más problemática y más compleja su inserción en el funciona-
SCIICia de una disciplina de voto estricta en el seno del parlamento, siendo móviles . miento de la democracia representativa, la forma de representación inducida apare-
las divisiones y los reagrupamientos (cf., por ejemplo, Siegfried, 1913; Berelson/ ce de manera Menos definida en su Caso.
L.azarsfelcVMac-Pher, 1954; Campbell/Converse/Miller/Stokes, 1964). • Durante déCadas, en' Alemania, en Inglaterra, en Austria o en Suecia, el voto ha •
sido el medio para expresar una identidad de clase. Para la mayor parte de los electo- 4
res socialistas o socialdemócratas, el voto no resultaba de una elección, era señal de
La democracia de partidos pertenencia y de destino. Los electores otorgaban su confianza alas candidatos pre-
sentados por"cl partido" porque los percibían como miembros de la comunidad en la
La elección de los gobernantes por los gobernados cual ellos se reconocían. La sociedad aparecía dividida por una escisión económica y
cultural primordial quepa separaba en un pequeño número de campos, muy a menu- .
La ampliación del ctierpo electoral que sigue a la ampliación del derecho al su- do dos: el campo conservador, en general unificado por la cultura cristiana y los valo-
fragio impide una relación personal entre el elegido y.5ns electores. Los electores res de la sociedad tradicional, y el campo socialista definido por la posición socio- .
votan, pero no por un individuo que conocen personalmente, sino por alguien que económica de sus mierhbros. Cada individuo se vi nc ulaba'por todos sus intereses y
lleva los colores de un partido. Los partidos políticos de masa se han gestado en la todas sus creencias al mismo campo, que se volvía así una comunidad de Vida, lazo /i-
forrie de la extensión del sufragio, para encuadrar y orientar los votos de un número rle identificación 'podeMso queunía el interior de cada cambio, de la base a la cima. —
muy grande de electores, gracias a su organización .y a su red de militantes. La La representación Pegaba a ser sobre,,tOdocl_refiejoidziaestractura.soCial. La
democracia de partidos es el reino del militante y del hombrede aparato., ,. cualidad de ser reflejo ide la diversidad, inherente a la idea de representación. pasa
La prueba de que los electores votan ante todo por un partido, no por una perso:.:. así a primer plano. En otras palabras, toque se expresa aquí mediante la elección, es j
nalidad, reside en este fenómeno de importancia quées la estabilidad de los compor- una escisión entre fuerzas sociales en conflicto entre sí. Corno en el parlainentaris- '
1
24 0 . Bernard Monín Metamorfosis :de la representación 0 25

mo, la elección es aquí producto de una realidad social preexistente a la política. , Primera República, y finalmente fue nombrado miembro vitalicio de la Corte Cons-
Pero, a diferencia de una situación en la cual las comunidades locales o las comuni- titucional, pero debió abandonar Austria luego de las campanas antisemitas. Kelsen
dades de interés que se expresaban en la elección no estuviesen necesariamente en ejerció una gran influencia sobre los dirigentes socialdemócratas alemanes y aus-
conflicto, aquí la dimensión conflictual adquiere una relevancia esencial. Si bien los tríacos; por ejemplo, Kautsky se refiere con frecuencia a él en sus escritos.
Creadores de la representación habían considerado la pluralidad como uno de sus J. apartamento se vuelve Así primordialmente el lugar donde se rpfleja o se regis-
caracteres necesarios, nunca habían imaginado que pudiese convenirseen reflejo de una relación de fuerzas entre diferentes intereses sociales. Resulta notable ade-
un conflicto social central y duradero. Esta transformación de la representación es más que, con la excepción de Inglaterra, los países donde la socialdemocracia es
en realidad producto de lá industrialización y del conflicto de clase que ella genera. poderosa (Alemania, Austria, Suecia) practican en general el escrutinio proporcio-
' En esta nueva forma de representación, el sentimiento de pertenencia a una co nal, es decir, cl escrutinio que tiene por objeto reflejar precisamente el estado de la
munidad es lo que explica cl voto en favor de un partido, mucho más que la adhesión relación de fuerzas en el seno del electorado. Kelsen estima que el escrutinio propor-
a su programa político. Ciertamente, los partidos de masa que se forman a fines del cional es necesario a fin de que se refleje en la composición del parlamento S' la
siglo XIX presentan programas detallados en el momento de las campanas electora- verdadera situación de los interescs"(1932, p. 73). Sin embargo, en una sociedad •
les. Sin embargo, todos los estudios empíricos muestran que, durante la primera donde la instancia política más importante refleja, sin distorsión ni morigcración, la
mitad del siglo XX, los electores de estos partidos no determinaban su voto sobre la relación de fuerzas entre intereses opuestos pero profundamente unificados, surge
base de un conocimiento preciso de los programas. La gran masa de electores a un peligro: el enfrentamiento violento. Como los individuos se vinculan al mismo
menudo ignora las medidas particulares propuestas por los partidos. Aun cuando los • tampo por todos sus intereses y por todas sus creencias, si el campo mayoritario
ciudadanos conociesen la existencia de estos programas (que no es el caso más fre- impone su voluntad, aquellos que pertenecen al otro campo sufren una dcrrota total
cuente), no retienen sino algunas fórmulas bastante vagas y consignas que captan la que mane a todos las dimensiones de su vida y entonces pueden preferir acudir a las
atención. La confianza no es otorgada por las medidas propuestas sino por un senti- armas. El riesgo es tanto mayor porque, al ser los comportamientos electorales por
miento de pertenencia y de identificación. Los programas tienen otro efecto y otro hipótesis estables, la minoría tiene poca esperanza de ver revenirse la situación. La ,
objeto: movilizan la energía y el entusiasmo de los militantes y de los hombres de democracia de partidos maximiza, en un sentido, el riesgo de enfrentamiento abier-
aparato que sí los conocen de una manera más precisa. Hoy se tiende a olvidar que . to y de cataclismo, pero la apuesta misma del juego, por lo elevada, acrecienta tam-
en la democracia de patudos, tomo en el parlamentarismo clásico, los electores se bién, en los actores, la predisp6lición a evitar este tema. Como, por añadidura, la
remiten a otros y no a sí mismos para la gestión de los asuntos públicos: la elección relación de fuerzas sociales se Ice directamente en el resultado de la,: elecciones,
se convierte en una manifestación deconfianza, no es la elección de medidas políti- cada protagonista no puede alimentar ninguna ilusión sobre el poder de su adversa-
cas detalladas. Es el objeto de la confianza el que cambia: no se dirige más a una ' rio. Los actores se inclinan a lanzarse a acciones riesgosas cuando ignoran las resis-
personalidad sino a una organización, al partido. tencias a las cuales tendrán que hacer frente y, én general, tienen tendencia a subes-
timar esas resistencias. La democracia de partidos pone las fuerzas frente a frente y
El margen de independencia de los gobernantes a cada una de ellas ante un riesgo mayor.
Para evitar el riesgo, el campo mayoritario no tiene sino un reCurso: hacer un -
Etdiputado,no es un hombre libre en sus decisiones en cl parlamento: está ligado ' compromiso con la minoría, es decir, renunciar a imponerle sin reservas su volun-
al panido.quelo hizo elegir.."El diputado socialdemócrata como tal cribe por • tad. La 'democracia de partidos noes una forma de gobierno viable más que cuando .
ejemplo Kautsky— no es un hombre libre, por más duro que esto pueda sonar, sino los intereses en presencia atentan deliberadamente el principio dei compromiso
el mero mandatario de su partido"(Kautsky, 1900, p. 157). El representante obrero • político frontal, porque nada viene a atemperar su oposición en la esfera social.
designado en cl parlamento aparece como el portavoz de su partido. Esta concep- . Kelsen, además, hace del concepto de compromiso la clave de su teoría de la demo-
ción se traduce en prácticas efectivas que se pueden hallar en todos los países donde cracia, si bien no explica claramente por qué los protagonistas estarían inclinados a
.hay socialdemocracia, si bien en formas y grados diversos: estricta disciplina de ' concretar ese compromiso. Con frecuencia se tiene la impresión de que, en Kelsen,
voto en el parlamento, preeminencia de la dirección del partido sobre los diputados. • el compromiso se vincula con la buena voluntad de los actores. Históricamente, los.;
Kelsen, cuyos escritos políticos formulan de manera particularmente acabada los partidos socialdemócratas han llegado al poder y han logrado conservarlo perdura-
principios de la democracia de partidos, propone diferentes medidas orientadas a blemente a partir del momento en que han aceptado el principio de compromiso. En
asegurar un control eficaz de los partidos sobre sus diputados: la "inmunidad" de los general, han marcado de manera simbólica esta aceptación eligiendo una estrategia •
diputados debe ser limitada, deben perder el mandato si salen del partido, los parti- de coalición para acceder por primera vez al gobierno. Al formar una coalición, un
dos deben poder revocar a sus diputados" (Kelsen, 1932, p. 54). Para Kelsen, "es partido se pone deliberadamente en situación de no poder realizar todos sus proyec-
ilusión o hipocresía sostener que la democracia cs posible sin partidos políticos, (...) tos, aceptando desde un comienzo hacer lugar a otra voluntad distinta de la suya (cf.
la democracia es necesaria c inevitablemente una democracia de partidos" (1932, Manin, 1989). Por otra parte, el escrutinio proporcional convoca una estrategia de . "
pp.20-21). Es necesario recordar que Kelsen fuc considerado próximo al partido coalición, dado que raramente gesta una Mayoría absoluta en el parlamento.
socialista austríaco, tuvo un papel destacado en la redacción de la Constitución de la Pero si la democracia de partidos descansa en el principio del compromiso, ello
u
r El 27
26 O nenramMariin Metamorfosis de la representación

partidruia. Las asociaciones, los órganos .a un


implica que los partidos permanecen libres, una vez pasadas las elecciones, para no . . de prensa están próximos
ric2ner en ejecuciónla totalidad de su proyecto inicial. Para poder concretar compro- • • partido u otro, La existenem de una prensa partidaria reviste Atila Importancia muy

•••._•
misos o formar coaliciones, los partidos deben éonserVar un ritargerdéTriñiiioUra— particular: los ciudadanos mejor informados, los que tlifunden sus opiniones en tor-
una ireítas - hdaSlitieleceicines:Esta 1 ibeitlid.deideión se postbilita porel hecho de no de sí,"se informan leyendo la prense del. partido en lá cual se reconocen. Su fuente
qtre,"ál-trierrirPoinii Partido, los electores se remiten a él y le otorgantorta su confian- de información está políticamente orientada y ellos están pocoex pues -Siá btrinio:
K.,
zaTE.s-eierte que los partidos igual se hallan parcialmente obligados por los progra- nes contradictorias. Esto contribuye a reforzar la estabilidad. de lesppiniones.,La •
mas que han presentado. Ese programa se ha vuelto público, ha tomado el valor de • división entre partidos que estructura la designación de representantes coincide con
una promesa, los militantes se han movilizado en función de él, por lo tanto el par- la escisión que divide la:opinión en todos los dominios. Ostrogorslci observó que la
tido está obligado a actuar, después de las elecciones, sobre la base de su programa característica de los partidos de Masa contemporáneos es ser "asociaciones integra-
yen la dirección que él ha trazado. Pero para tener en cuenta la relación de fuerzas, les": cuando un individúo defiende un partido se "da todo entero a el", es decir,
para dar cabida a la voluntad de los aliados o de los adversarios, los dirigentes del adopta todas las posiciones del partido en cualquierdominio que sea (1903, vol. 3,
partido deben convertirse en los únicos jueces del grado en que el programa será p. 621): La realización !extrema de esta lógica de integralidad es la descrita por
=lindo: deben estar en libertad para no poner en práctica todas las medidas previs- Schmitt en su análisis de la República de Weimar "La extensión a todos los domi-
tas por el programa. Se ve así por qué la democracia de partidos, contrariamente a nios de la existencial humana, la supresión de las separaciones y de las •
aquello que ha sido tantas veces afirmado, no suprime el margen de independencia neutralizaciones de diferentes dominios como los de la religión, la economía y le
de los gobernantes frente a los gobernados inherente al régimen representativo. No cultura, en una palabra (...) el pasaje a lo 'total' es en gran medida realizado por una •
es, en este sentido, una forma mediatizada de autogobierno del pueblo. En el parla- • parte de los ciudadanos inedianie una red de organizaciones sociales, de manera que
mentarismo clásico, es el diputado individual el que está libre en su juicio yen su. nosotros no tenemos poi cierto un Estado total, pero sí instituciones partidarias que
decisión. Esta libertad del representante en tanto individuo se ha suprimido por cier- tienden a la totalidad, cilia encuadran sus tropas desde la más tierna juventud, cada
to, pero el margen de independencia de los gobernantes se desplaza, por así decirlo, una (...) con un 'prograrna cultural' completo" (Schmitt, 1931,pp.. 83-84). Como en'
al in terior del sistema representativo, resultando privativo del grupo formado por los el interior de cada campo la base no tiene una expresión política autónoma que
diputados y los dirigentes del partido. Toma una forma diferente: ye no significa escape al control de los dirigentes, el pueblo no puede hacer escuchar, fuera del
para los gobernantes la libertad pura y simple de actuar en función de su juicio, sino parlamento, una opinióii di ferente de aquella que se expresa en su seno (los dirigen-
la libertad de ir más o menos lejos en la realización de un proyecto determinado de tes del partido controlan también a los parliunemarios). Esta diferencia importante
antemano, de elegir, en el seno de ese proyecto, aquello que puede y debe ser reali- • con relación al parlamentarismo clásico parece contravenir el principio de la inde-
nido. pendencia de la opinión pública frente a los gobernantes. •
.o extrae
Este margen de maniobra, dentro de límites previamente fijados, se reencuentra Sin embargo, esto no es más que una apariencia: por ejemplo, Schmitt n
así en las relaciones entre las decisiones votadas por los militantes del partido y la la misma conclusión dé su análisis. Cada campo, indudablemente, habla una sola •
acción llevada a cabo por los elegidos. Resulta notable, por ejemplo, que el partido voz y su expresión nd, institucional no puede tener un contenido diferente de la
laborista haya votado en 1907 la moción siguiente, para regular las relaciones entre expresión institucionali pero existen muchos campos y no todos gobiernan. La ins-
el congreso anual del partido y el grupo parlamentario: "Las resoluciones que dan tancia gobernante no es más, corno en el parlamentarismo clásico, el parlamento en
instrucciones a los parlamentarios del partido respecto de su acción en la Cámara de su conjunto, sino el partido mayoritario. Se está aquí en la era del "partido de gobier-
los Comunes serán consideradas como las opiniones del Congreso, con la condición no". Lo queel partido fjobernante no controla es la expresión del campo adverso. En
de que el momento y la manera de dar efecto a esas instrucciones seaedejaclas a la la democracia de partidos, la libentd de opinión pública significa la existencia de
decisión del grupo parlamentario, en vinculación con el ejecutivo nacional". Esta una oposición. Con relación al parlamentarismo clásico, la independencia de opi»
resolución equivalía, según los términos de K. Ilardie, uno de los dirigentes del nión sufre un desplazartn lento. Se podría decir, para retomar la imagen espacial pro-
partida, a otorgara los parlamentarios y a la dirección del partido el poder de decidir puesta anteriormente; que la distancia horizontal entre 1c:1irepresentantes y la opi-
"cuáles cuestiones debían tener prioridad" (neer, 1982, p. 118). Teniendo en cuenta nión pública es sustituida por la distancia vertical entre el campo mayoritario y la
el tiempo limitado de la acción política, aquellos que conservan el poder de fijar las oposición. Por lo tentó, puede expresarse una opinión diferente de aquella de los
prioridades tienen un margen de independencia no despreciable, por más que deban gobernantes, incluso si tanto en la oposición como en el partido de la mayoría los
actuar en un marco que ellos no determinan. . individuos no pueden hacer escuchar una voz diferente de aquella de las él ites diri-
. , •
gentes.
La libertad de opinión público Sin duda se hará veler que la República de Wei mar no constituye precisamente,
un modelo de gobiemó representativo viable: la incapacidad de las fuerzas que sos-
Los partidos organizan el combate electoral »a expre§ión de la opinión pública tenían la Constitución para concrew cabalmente untompromiso entre ellas. destru-
(manifestaciones, peticiones, diarios) y exponen los principales intereses sociales yó el régimen. Pero sise concreta cl compromiso, la existencia de dos campos que
en conflicto: no existe una expresión de opinión que no eStellglida de alguna manera encuadra casi totalmente la opinión, cada uno de su lado, puede producir upa forma

28 0 Bernard blan'in Metamorfosis de la representación 0 29

estable de derriocracia representativa. La república austríaca de posguerra propor- de representación los representantes de los diferentes campos partidarios (parla-
ciona un ejemplo muy puro de esto. mentarios de partido o dirigentes de sindicatos) están rigurosamente ligados a pro-
yectos elaborados con anterioridad (en cuyo caso, es cierto, ninguna evolución de
El gobierno a través del debate las posiciones hubiese sido posible, y por lo tanto tampoco ninguna discusión
deliberativa). Pero en realidad, allí donde funciona de manera estable, la democra-

f
Las sesiones plenarias del parlamento no_sou mas el lugar de la discusión - cia de partidos no descansa sobre la puesta en práctica rígida de programas.
deliberativa. Una estricta disciplina del voto reinapn el interior de pada campo y los
dipLitados individuales no pueden cambiar de opinión corno resultado de la discu-
sión, una vez tomada la posición del partido y del grupo. parlamentario. En otras ...; La democracia de lo público

palabras, los' votos sobré las diferentes cuestiones hacen siempre aparecer una esci-
sión idéntica, lo cual hace a la vez presumir que en cada una de las' oportunidades los . ; La elección de los gobernantes por los gobernados
diputados no votan en función de los argumentos efectivamente intercambiados en
la sesión, én el curso de la discusión parlamentaria Siria de acuerdo con tina decisión Una inflexión notable se da en los análisis de los resultados electorales luego de
tornada-eriel exterior del parlamenta En general, cada 'campo se determina en fun- un largo período. Hasta la década del setenta, la mayor parte de los estudios llegaban
ción de su posición con respecto al gobierno: el 'campo Mayoritario sostiene a la conclusión de que cl comportamiento electoral se explicaba en lo esencial por
automáticamen te alsobierno que emana de ét ycicampo minoritario se opone. las características sociales, económicas y culturales de los ciudadanos. Numerosos
Este cambió con relación al parlamentarismo clásico ha sido objeto de innumera- trabajos subrayaban lo que actualmente ya no se puede sostener: lovpsyttados del •
bles análisis y reflexiones a comienzos del siglo XX. En general, se ha visto como el voto pueden variar significativamente de una elpcción.a otra, aun cuando las carac-
signo de que ha concluido la era del gobierno a través de la discusión . En realidad,' terísticas sociales, económicas y culturales de los electores permanezcan casi idén- t
la posibilidad de la discusión deliberativa se desplaza hacia otros lugares que ya no fidas durante el Período considerado PomPe ' r, 1975 y Nieil
son las sesiones del parlamento. Una vez que ha sido fijada la posición del partido, Vélbaffeirbeik, 1976. Estudios franceses señalan el papel decisivo de la "oferta
el diputado no puede cambiar de opinión y esta posición se adopta fuera del parla- electoral'', ver Lancelot, 1985, y °lisie, 1985, especialmente la tercera parte: Voto
mento. Pero en los intercambios en el seno de los círculos dirigentes del partido (a y configuración de los mercados políticos).
los cuales se hallan vinculados los diputados), intercambios que preceden a los de-
bates parlamentarios, los participantes pueden cambiar de opinión por efecto de los DiPersólializaCián de la opjón—elicircir-
argumentos planteados. Por lo tanto, una verdadera discusión deliberativa puede •
tener lugar en cada campo partidario. La historia de los partidos socialdemócratas La personalidad de loscandidatos aparece como uno de los factores esenciales de
muestra que, en realidad, intensas discusiones internas a la dirección del partido y al asía variación. Los electores votan en forma diferente, entre una elección, y otra,
grupo parlamentario han precedido los debates en el parlamento, y que las posicio- lájiergenalidad de los candidatos q_uc.so pi-escotan. Los electores votan cada
nes han evolucionado en el curso de tales discusiones. El punto exacto en el cual se vez mEpor una persona, no por un partido o por un programa. Este fenómeno marca
debe establecer el compromiso no está en realidad fijado de antemano. Si, corno es una transformación con relación a aquello, que se había considerado el comporta-
frecuente, gobierna una coalición, en el momento en que se forma el gobierno tiene miento normal de los electores en una democracia representativa. Se_crea así la idea •
lugar una discusión crucial en la cual las posiciones no están fijadas de antemano. de una crisis de la tación. En realidad, el rol predominante de las etiquetas
Por último, como ha sido señalado con frecuencia; en la mayor parte de los países parflarijñliddtbñtinációñ del voto sólo cs la característica de un tipo particular
con presencia socialdemócrata fuerte han sido establecidas instituciones de de representación, el de la democracia de partidos. Y se puede ver claramente en la
, concertación entre los intereses organizados (en particular entre los sindicatos y la transformación actual una aproximación a uno de los rasgos constitutivos del parla*
patronal). Estas instituciones han recibido un status casi público y han sido integra- mentwismo clásico: el carácter personal de la relación de representación. De todas.
das al proceso de decisión Política, en especial en el campo de la política económica: maneras, aunque la iinportancia creciente de la personalidad de los candidatos se
es lo que la ciencia política anglosajdna denomina "neocorpora uy ismo", apelación manifiesta también en la relación entre los parlamentarios y los electores de su cir-
que puede conducir a erróneas interpretaciones si no sc'capta que descansa en el cunscripción, cs sensible especialmente en el ámbito nacional, en la relación entre el
reconocimiento del conflicto existente entre intereses y no sobre la afirmación de su poder ejecutivo y el 'conjunto del electorado. Después de algunas décadas, los •
complementariedad como ocurre con el corporativismo tradicional (cf. Manin,• analistas observan en todos los países oceidentales una tendencia a la
1989, pp. 51-55). Estas instituciones, cuyo objeto es llegar a compromisos entre "personalización" del poder. En los países donde el jefe del ejecutivo es elegido
posiciones en principio divergentes, constituyen también instancias de deliberación ditotaainente pWir ifragio universal, la elección presidencial tiende a convenirse en
(los términos del compromiso no están fijados antes de la confrontación, derivan de la elección principal y a estructurar el conjunto de la vida política. En los países
ella). Los analistas de la democracia de partidos muy a menudo han subestimado la donde el jefe del ejecutivo es la cabeza de la mayoría parlamentaria, las elecciones
importancia de estas discusiones dcliberativas porque han creído que en esta forma legislativas tienden a organizarse alrededor de su persona. Los partidos continúan

30 0 Bernard Manin
Metamorfosis de la representación 0 31

desempeñando un papel central, pero tienden a convertirse en instrumentos al servi-j• das. Desde el punto de srista del elector la confianza personal inspirada por los can-
cio de un líder. A diferencia de lo que ocurría en el jrarlamenwismo clásico, el jefe didatos se convierte en ¿In principio de elección más adecuado que la evaluación de
gobiernpanareconto.elsepresentantepor excelenesa~a-Vifél acciones futuras particulares. La noción de trust (confianza), tan importante en los ,
la entre ei represername así definidoy sus electores recobreoncarácteresencini- • orígenes del gobierno representativo moderno, recobra así un lugar central.
mente personal.
Este nuevo carácter del lazo representativo deriva esencialmente, al parecer, de • El papel de la oferta electoral en general
. dos causas que, si bien son independientes entre sí, ejercen efectos convergentes. •
Lis técnicas de comunicación juegan, en primer lugar, un papel decisivo: la radio y La personalidad de lbs Candidatos no constituye más que uno de los factores con
la teleyisiór
-Tire fiir sdernvertirse en los medios de comunicación prinCipales, ) efectos sobre el voto, independientemente de las características sociales,pconómi-
leconfieren una cualidad directa y sensible a la percepción de los candidatos y de los cas y culturales de los electores, que aparecen subrayadas hoyen los estudios clec-
elegidos por los electores. El candidato puede, nuevamente, hacerse conocer sin
depender dé- lálitedinCión de organizaciones manantes. Por otra parte, la individua-, torales. Se observa también que el comportamiento electoral varía según la configu-
ración de las candidaturas (según se enfrenten, por ejemplo, sólo dos campos parti-
lidad del representante, hasta en sus aspectos más singulares y concretos, resulta (lef darios, la mayoría saliente y la oposición o que, en.cambio, los electores deban
' esta forma puesta de relieve en la percepción de los electores. elegir entre diversos partidos en el interior de cada campo). Muchos electores votan
Por otro lado, eljpapel creciente de las personalidadesen_detrimento de los pro-
de manera diferente según. la percepción que ellos tengan de lo que se halla
gramas constituye una respuesta a las nuevas condiciones eniascualesnapjercé la institucionalmente en jiiego en cada elección: la orientación de su voto cambia se-
• ictividWdelelosigobeziartrellas amplitud de la tarea de los gobernantes se ha acre- gún se trate de una elección local o nacional, presidencial o legislativa, de una elec-
centado considerablemente a lo largo del último siglo: el gobierno no regula sola- ción legislativa generalio parcial, etc. Por último, parece que la actitud de los candi-
mente las condiciones generales de la vida social, interviene en toda una serie de datos en cl debate público anterior a las elecciones ejerce un efecto importante sobre
dominios (en particular en el económico) mediante decisiones particulares y pon- los determinantes del vbw: si los candidatós adoptan durante la campaña electoral
L. Males. Un programa partidario, salvo que se convierta en algo inmenso, ilegible y
posiciones =Lamente rajantes y diferentes respecto de problemas determinados, si
por lo misto inútil para la movilización de los electores, no puede contener el catálo-
se desarrolla una controversia pública sobre temas particulares, los electores tienden
go de todas las medidas singulares quéespera tomar un candidato. Así mismo, los a votar en función de sirpropia posición sobre esos problemas y esos temas: si por el
diferentes Estados se han vuelto cada vez más interdependiernes en materia econó- contrario los candidatol no ofrecen opciones definidas, el comportamiento electoral
mica, en particular luego de la Segunda Guerra Mundial. Esto significa que.el posar- , es determinado por otrOs factores (en particular, por las fidelidades partidarias Isere-•
no al cual debe responder-cada gobierno resulta dedecisiones ramadas por un con-
dadas) (ver Nie/Verbaketrocik, 1976).
junto cada vez mayor de actores Este entorno deviene iiir217/iEnireSidir:•I'rn , -
dnos El conjunto de estos factores (comprendida la personalidad de los candidatos)
previsible. Al proponerse como_gobernantaTios,hompresPlIrtférii'S 56en que debe- - constituye aquello en general llamado "oferta electoral". El hecho notable es que
rán hac_etirente-a-lo-imprevisiblet por lo tan topo tienen interésen.alarse.las manos actualmente, en las explicaciones del comportamiento electoral, el acento se des-
comprometiéndose poradelan lado ca un programa preciso. La naturaleza de la ac- plaza de las características sociales del electorado, a aquellas de los términos que le
ti Viclad girEemamen tal contemporánea y el enromo en el Cual se desarrolla fomen- son presentados. Los análisis tienden cadavei más a valorizare] efecto propio de la
tan cada vez más el ejercicio de aquello que se puede denominar, en términos electoral" sobre el comportamiento de los• electores1 Pero subrayar que la
lockianos, un poder de "prerrogativa". Como se sabe, Locke definía, a la prerroga- oferta electoral puede lincer variar el voto, independientemente de la estructura so-
tiva como el poder de tomar decisiones en ausencia de leyes. La necesidad de un. cial, económica y cultural del electorado, saca a la luz la diferencia que separa la
poder tal es justificada, en el Second Traité du Gouvemement Civil, por el hecho de oferta electoral en sí mima de aquella estructura, pues si la oferta electoral no cons-
que los'gobiemos también deben, en ciertos casos, tomar decisiones singulares y tituyese un factor claro y diferente, si no fuese otra cosa que un mero reflejo de la
afrompr lo imprevisto. O sea que para Locke la ley es, por definición, general y estructura del electorado, su acción sobre los resultados no podría manifestarse y ser
explicitada de antemano. Para hacer frente a lo singular ya lo imprevisto, es necesa-' aislada por el análisis.La situación actual se caracteriza.ensealidad.por una,relació_n -
rio por lo tanto que_j un to_a Lita
" era.
• rífeme dicho), el gobierno implique una Instancia para decidir en ausenciav-alrinipTint nueva entre la oferta electoral y el resto de la vida social.
L . Dama aqui' poder de prerrogativa de los gobiem
-
de leyes.
ol c-ciiircnipo-rrneos no está
-La novedad de eSta relacionen partic_ular_apareeeSi seobserva la oferinelectoral
y lastréi§iones.sociales„pponómicas .y_culturalesque.dividenla.masade_los.ciudaz
\._ definido con relación a la ley si no con relaciona los programas políticos. Sin embar-. difirol-Én todo régimen representativo, presentarse a una elección implica siempre
go, su estructura formal es análoga a la perspectiva lockiana: se trata de un poder de. -proponer brTelgrnerno de división y de diferenciación entre los electores. En efecto,
decisión que no se puede derivar de una regla de acción general y anunciada con por una parte la elección tiene por objeto desagregar y separar entre los que sostie- •
anterioridad. Si debe otorgarse a los gobernantes cierta forma de poderdiscrecional, \ nen a un candidato y aquellos que no lo sostienen. Por otra parte, los individuos se
es razonable elegirlos en función de aquello que se estima su actitud para tomar • movilizan y se congregan políticamente tanto más eficazmente si tienen adversarios
decisiones apropiadas antes que en función de la promesa de decisiones determina- 1 • •y perciben la diferencia que los separa de ellos. El candidato debe además identi fi-
32 O Bernard Manin
Metamorfosis de la representación O 33

. carse a sí mismo, pero debe también definir a sus adversarios. No se presenta única- nos respecto de los cuales reacciona en la elección. El carácter reactivo del compor-
mente como él mismo, presenta una diferencia. Propone de hecho un principio de tamiento electoral pasa entonces a segundo plano y tiende a desaparecer en favor de
división. En todos los regtmenes representativos, los hombres políticos tienen por lo su carácter ex-présivo. Cuando un comportamiento tiene su origen esencial en aquel
• tanto necesidad de diferencias que les permitan escindir o separar a sus partidarios que actúa se lo considera en general como una expresión de ese actor. Cuando, por
de sus adversarios. Las divisiones sociales que, fuera de las elecciones, dividen la el contrario, el comportamiento electoral tiene origen en buena medida en un factor ch 4
masa de ciudadanos, constituyen en ese sentido el recurso esencial. Para volver relativamente independiente del electorado, implica ciertamente expresión, pues -P 1
eficaz el principio de división que proponen, los hombres políticos tienen interés en los electores reaccionan también en función de sus caracteres propios, pero la cli-r.1
vincularse con esas divisiones sociales y en apoyarse sobre ellas. De allí que la . mensión reactiva se 'Vuelve más importante y más visible. El electorado aparece •
relación entre la oferta política y la sociedad se descubra principalmente en la rea- aquí ante todo como un público que reacciona a los términos que le son expuestos y
- ción entre esta oferta y las divisiones sociales. propuestos en la escena pública ( por ello se ha denominado aquí democracia de lo
En las sociedades donde una división social, económica o cultural predomina público a esta forma de representación).
sobre las demás y se impone con evidencia como la división primordial, los hombres De todas maneras, la autonomía de la oferta electoral es meramente relativa. Los '
políticos saben de antemano y con relativa certeza que leS interesa hacer pie en ella hombres políticos no pueden inventar con total libertad los principios de escisión o
•para movilizar y agrupar los electores. Son llevados, entonces, a proponer términos de división que proponen. En realidad, su autonomía se halla doblemente limitada.
de la elección que reflejen esa división central. La oferta política no aparece pues Para comenzar, preexisten en el seno del electorado, como hemos visto, diferencias :
corno algo sustancialmente distinto de la estructura social sino como la expresión sociales, económicas y culturales que hacen que no todas las desagregaciones sean
transpuesta de esa estructura. Esto es lo que pasa en la democracia de partidos. posibles. Los políticos tienen que elegir entre muchas divisiones posibles, pero el
Ahora bien, en muchas de las sociedades occidentales la situación es hoy muy difel ' campo de lo posible no es infinito. Por otra parte, incluso dentro de estos límites, la
rente. Ninguna división social, económica o cultural es mucho más importante que autonomía de la oferta electoral no significa que los hombres políticos puedan elegir
todas laÉ demás y no se impone a priori ycon evidencia como la división primordial. en forma soberana la escisión que va a ser actualizada. En realidad, cada político :
Indudablemente, los ciudadanos no constituyen una masa homogénea que pueda sabe que entre las diferentes escisiones posibles no todas tienen la misma utilidad o
ser desagregada de cualquier manera por la oferta electoral. Pero las líneas de esci- el mismo valor; si finalmente se impone una escisión poco eficaz o poco favorable
sión preexistentes a la elección son múltiples y no coinciden unas con otras. Éstas para él, será prontamente eliminado de la vida pública. Los hombres políticos toman'
lineas de división se convierten en otras muy rápidamente. El electorado se presta, --la iniciativa de proponer un principio de escisión antes que otro, pero la elección trae
además, a muchos recortes políticos, lleva en sí la virtualidad de muchas divisiones en seguida una sanción a esta iniciativa tomada en principio de manera autónoma.
diferentes. La oferta electoral puede actualizar (o activar) una u out de ellas. Quie- La autonomía de los políticos se vincula especialmente con su incertidumbre: no
nes contribuyen a formular la oferta (los gobernantes salientes y sus oponentes) conocen por anticipado los principios de escisión del electorado más eficaces y más
tienen pues una autonomía relativa para elegir la división sobre la cual jugar y para favorables. Pero la presencia de una sanción hace que cada uno de ellos tenga interés
elegir los términos que proponen activar. No saben de antemano cuál es, entre todas en descubrir la escisión más eficaz y más favorable para él. En las democracias de
las divisiones posibles, aquella que tienen más interés en promover. Esta autonomía partidos, la escisión primordial se impone a los candidatos y esto significa a la vez
relativa explica porqué actualmente la oferta política aparececomo un factor distin- que ellos no tienen casi ninguna autonomía con relación a ella, pero también que
to de la estructura social ejerciendo un efecto propio sobre cl comportamiento clec- • ellos no tienen que buscar la diferencia social que pueden movilizar. En cambio, en •
toral. la democracia de lo público aumenta la autonomía de los candidatos pero también
‘--En tal situación, la iniciativa respecto de los términos ofertados al electorado ' ellos están destinados a buscar constantemente las diferencias sobre las cuales po-
pertenece a los políticos y no al electorado. La división que se concreta en ocasión drían apoyarse. En la medida en que los candidatos tienen interés en descubrir la
de la elección encuentra uno de sus orígenes esenciales en la acción de individuos escisión más eficaz, están inclinados a proponer aquel principio de escisión más
exteriores al electorado. Sc comprende entonces que los estudios electorales subra- adecuado a la división social más importante. La concordancia entre la escena pu-
yen hoy el carácter esencialmente reactivo del voto; éste aparece principalmente • blica y el público no es pues espontánea c inmediataaquí, como en la democracia de
como una reacción del electorado (ver Nie et al:, 1976, pp. 319-349). Lancelot, por partidos: resulta de un proceso. y de un trabajo. No se establece sino por un proceso
su parte, expresa que se trata de un comportamiento "solicitado", de carácter de taronnements, de ensayo y error: los candidatos toman la iniciativa de proponer
instrumental ante cl sistema político y que se puede considerar como "comporta-- un principio de escisión sea en la elección, sea con menores riesgos, gracias a las
miento bajo coacción" (1985, p.412). En realidad, en todas las formas de gobierno • encuestas de opinión. El público reacciona a este principio de decisión y los políti-
representativas el voto constituye en parte una reacción del electorado ante términos cos inmediatamente corrigen o retoman su proposición inicial en función de la reac-
que le son propuestos. pero cuando.estos términos en sí mismos son producto reflejo ción del público. Los candidatos son autónomos en la medida en que ellos eligen
de una realidad social preexistente a la acción de los iiombres políticos (como ocurre • probar tal principio de escisión en lugar de otro, pero su autonomía es relativa o ,
en el parlamentarismo y en la democracia de partidos, si bien con modalidades dife- limitada dado que la prueba de la realidad viene a sancionar el ensayo.
rentes), el electorado aparece como el origen principal y casi exclusivo de los térmi- Debe observarse, además, que la autonomía relativa de la oferta electoral en '

rf

34 O Bernard Manin Metamorfosis de la representación • 0 35

relación con las escisiones sociales y culturales no significa de ninguna manera que • barrio, su clase, su parroquia y su sindicato (...)" (Schumpeter, 1983,p. 341). Aquí el
sea producto de un designio consciente y deliberado. Cada actor propone el tema o sentido de realidad, la experiencia directa, permiten-la formación de voluntades
el término que, según su idea, dividirá al electorado de la manera mis eficaz y más precisas e independientes. En cambio, cuando uno se separa "de preocupaciones \
favorable para él. Pero la oferte electoral, tal como se presenta•finalmente a los privadas de orden familiar y profesional para ingresar en el dominio de los asuntos •
electores, y la escisión que ella activa, resultan de la interacción y de la confronta- nacionales e intemacionáles, que ningún lazo directo y visible al ojo desnudo vincu-
ción entre todos los términos propuestos. La configuración final de la oferta no es la a esas preocupaciones'3 , el sentido de la realidad se debilita. Este sentido debilita-
pues el producto de una voluntad, es el efecto no intencional cleona pluralidad de • do de la realidad, escribeSchumpeter en un pasaje eludid, se traduce no sólo en un •
acciones. • debilitamiento del sentido de la responsabilidad, sino también en ausencia de voli-
A menudo hoy se analiza la elección electoral con la ayuda de un vocabulario y ciones efectivas. Ciertamente, el elector tiene, en materia de política general, sus
• de conceptos correspondientes a la teoría económica. El empleo del término oferta fórmulas totalmente hechas y sus aspiraciones y sus sueños; •sobre todo tiene sus
electoral, que se ha impuesto en la ciencia política, tiene además la fuerza de la simpatías y sus antipatías. Empero, el total de estos elementos no configura habi-
metáfora económica. No obstante, la metáfora de lo público 'y de la escena parece ' • tualmente lo que nosotros llamamos una voluntad, es decir, la contraparte psíquica
más adecuada que la del mercado para describir la nueva modalidad del proceso •de una acción responsable, que apunta a• objetivos precisos (Schumpeter, 1983,
electoral que se esboza. La metáfora de la escena y de lo públito expresa simple- p. 344). Si se analiza con Precisión este pasaje, uno advierte que Schuinpeter no sólo
mente la idea de una exterioridad y de una independencia relativa entre el nivel en el niega desde un punto de vista normativo el carácter bien fundado o racional de la .
cual son propuestos los términos de la elección y el nivel en el cual la elección se . voluntad política del elector sino incluso, de manera mucho más profunda, que exis-
concreta. En todo caso, ese es el Sentido que se le da aquí a esta metáfora. ta en el elector algo que pueda ser con justicia considerado una volunMd en materia
La metáfora del mercado trae en contraposición importantes dificultades si se • política, al menos en el sentido que se da habitualmente al término voluntad.
I despliegan todas sus implicaciones. Un mercado se define por el encuentro entre ' Schumpeter observa además que los electores no tienen por sí mismos una voluntad
una oferta y una demanda. Y si bien se puede describir con cierto rigor a los políticos política: aquello que se denomina su voluntad no es independiente de la acción de
1 como empresarios de un tipo especial, en competencia unos con otros por la coa- •los políticos. "La voluntad que nosotros observamos al analizar los procesos políti-
1,' quista de votos y tratando de maxim izar su beneficio (las satisfacciones materiales y cos es en buena medida fabricada y no espontánea" (Schumpeter, 1983, p. 347).
simbólicas del poder), la metáfora de la demanda resulta mucho menos adecuada • Pero si en política no existe una demanda precisa e independiente respecto de la •
para describir el electomdo. Para que se pueda hablar con derecho de una demanda oferta, la analogía entre la elección política y la elección en el mercado se vuelve
política sería necesario que los electores tuviesen, en materia política, preferencias , problemática yen verdad poco justificada. La acción misma de aquellos que deter-
o funciones de utilidad a la vez determinadas e independientes de aquello que les es minan los términos de la elección no puede ser pensada corno una oferta de mercado
ofrecido. La teoría económica supone que el consumidor que entra en un mercado si aquello a lo que hace frente no es una demanda ene! sentido que la teoría econó-
conoce sus propias funciones de utilidad y que éstas son independientes de los pro- mica da a ese concepto.i En la analogía entre la elección política y el mercado, el
ductos que va a encontrar en él. Ahora bien, en materia política tal supuesto es poco, único elemento fundado es en realidad la idea de que la iniciativa de los términos
realista y contrario a la experiencia más corriente. Cuando el ciudadano es convoca- ofertadbs pertenece a actores distintos y relativamente independientes de aquellos
do a votar, es decir, cuando entra en aquello que podría denominarse mercado polí- que finalmente eligen. La metáfora de la escena y de lo público parece pues más
tico si esta metáfora se justificase no tiene, la mayor parte del tiempo, preferencia o adecuada para describir una realidad de este tipo, pese a sus imperfecciones. •
funciones de utilidad que la teoría económica supone en el consumidor que ingresa De esta forma se va esbozando una nueva forma de la representación. El repren'
al mercado. Sus preferencias y sus funciones de utilidad con frecuencia se determi- sentante es un actor que toma la iniciativa de proponer un principio de escisión. \
nan en y por la confrontación con los términos que le son ofrecidos (ver Manin, Busca descubrir las divisiones del electorado y lleva algunas de ellas a la escena
. 1985). En real idad, en el orden político no existe una demanda exógena con relación. pública. Las pone así en escena y hace acceder a la claridad de la conciencia pública / A
a la oferta. tal o cual división social: representa en la medida en que da presencia a una división •
No se ha subrayado suficientemente que Schumpeter, considerado en general no evidente de la sociedad. Aquí el representante no es más un portavoz. Por la '
como el fundador de las morías económicas de la democracia, ha reconocido que en personalización de la elección electoral es por una parte alguien de confianza, perol
política no existe una demanda en el sentido propio del término. Schumpoter señaló también un actor relativamente autónomo que busca y pone de manifiesto las divi- • •
con insistencia que en el dominio de "los asuntos nacionales e intemaciEmaies", es sioncs en el seno del eleetorado.
decir, en el dominio que constituye el objeto esencial de la política, es absolutarnen- •
i te injustificado suponer en los individuos voluntades determinadas e independientes
de aquello que es propuesto por los hombres políticos. Tales voluntades existen a .• El margen de independencia de los gobernantes
propósito de objetos que rodean inmediatamente al individuo y que él conoce direc-
lamente, "los objetos que conciernen directamente al individuo en sí mismo, su' Los análisis electorales coinciden enrecopqger quelos gobernantes son elegidos'
' familia, sus asuntos, sus caprichos, sus amigos y enemigos íntimos, su ciudad y su hoy sobre la base de lo que se denominan "las imágenes'', tanto las imágenes perst:fr

' I
Metamorfosis de la representación 0 37
36 0 Bernard Manin

La libertad de opinión pública


nales de las candidatos como también las do los movimientos o de los partidos a los
1 quepertenecen (la personalización del poder no ha implicado la desaparición pura y
simple de la referencia á los partidos). Sin embargo, el término imagen puede pres- Los canales por los cuales se forma la opinión pública son relativamente neutros •
i tarse a confusión. A menudo se emplea, en el vocabulario periodístico, para desig- con relación en las escisiones entre los partidos que compiten por el poder. Razones -
nar algo diferente de la realidad objetiva y sustancial. Por ejemplo, se opone el voto - económicas y técnicas han implicado la declinación de la prensa partidaria y de la
Por imágenes al voto basado en proposiciones políticas concretas y precisas para prensa de opinión. En general los partidos políticos ya no poseen diarios propios de
deplorar, con mucha frecuencia, que el primero sea más importante que el Segundo. gran tirada. Por otra parte, la radio y la televisión se han constituido sobre una base'
8c trata de una concepción de la imagen como mera apariencia, opuesta a la realidad no partidaria y su status, en ese sentido, no se ha modificado luego de su aparición.
¿estancia'. Esto alimenta las diatribas contra la "política-espectáculo". En realidad,' El resultado de esta neutralización de los medios frente a las escisiones entre los
las encuestas de opinión muestran que las imágenes formadas por los electores a partidos es que los individuos forman sus propias opiniones políticas bebiendo de
propósito de las personalidades o de los partidos no se hallan vacías de contenido las mismas fuentes de información, cualquiera sea el partido político al cual se sien-
tan próximos. Los individuos sin duda se forman opiniones divergentes sobre los
• político. Para no poner más que un ejemplo, es verdad que al llevar a los socialistas
objetos políticos Pero el elemento nuevo, para decirlo esquemáticamente, es queso
• al poder en 1981 los electores franceses no estaban a favor de la política económica
precisa que les había sido propuesta (las nacionalizaciones y el relanzamiento de la forman opiniones sobre objetos idénticos para todos o sobre objetos idénticamente
demanda interna). Los electoras no votaron por un programa económico determina- presentes para todos. La percepción del objeto mismo se vuelve entonces indepen-
do. Pero se. puede mostrar también que el voto por los socialistas resultó de una . diente de la inclinación partidaria de los individuos: se sientan próximos de uno u
representación, si bien relativamente vaga, que no dejaba de implicar cierto conte- otro partido, reciben la misma información sobre un objeto dado, puesto que no
nido, a saber, la idea de que la crisis era producto de la gestión recesiva llevada a pueden elegir su fuente de información en función de su preferencia partidaria. Esto
cabo por el gobierno anterior y de que era posible retomar el crecimiento y el nivel no significa que el objeto sea percibido de manera "objetiva", sin una distorsión
, de empleo (cf. Cohen, 1986, pp. 78-80). Las imágenes constituyen en realidad rg introducida por el intermediario, sino simplemente que es percibido de manera rela-
presentaciones políticas simplificadas y esquemáticas. • tivamente homogénea por todos. En contraposición, cuando la prensa estaba masi-
La importancia de estas representaciones esquemáticas se vincula por una parte vamente en manos de los partidos (como ocurre en la democracia de partidos) los
a que un gran número de electores no tiene una cultura suficiente como para captar individuos elegían su fuente dc información en función de su pertenencia partidaria:,
percibían así el objeto tal como se los representaba su partido.
• en detalle las Medidas técnicas que le son propuestas y las razones que pueden jus-
tificarlas. Pero la utilización de imágenes simplificadas es también un medio de Una comparación entre la crisis de Watergate y el affaire Dreyfus, dos situacio-
reducir los costos de la información, aun para aquellos que tienen una cultura más nes en las cuales la opinión pública ha jugado un papel esencial, muestra por ejem-
plo que en el primer caso los norteamericanos han tenido globalmente la miSina
. profunda. La información política es en efecto un bien costoso para los electores.
percepción de los hechos, cualquiera haya sido su identificación partidaria y cual-
• Para adquirir una información precisa sobrcTos problemas políticos del momento y
para votar en función de sus preferencias, en favor de una solución u otra, los indivi- quiera haya sido en definitiva su juicio de valor sobre estos hechos. En el affaire
duos deberían consbgrar una parte importante de su tiempo a buscar esta informa- Dreyfus, en cambio, parece que la percepción misma de los hechos ha sido diferente
ción. O sea que, para Cada individuo, el costo de la información no tiene parangón según los diferentes srktamld,e opinión: los franceses percibieron los hechos a tra-
con el efecto que él puede esperar producir mediante su voto personal. En un electo- vés de los órganos de prensa corfesPondientes a la tendencia de opinión a la cual se •
sentían próximos (Lang/Lang, 1983, pp, 289-291). De la misma manera un estudio
• rado compuesto por millones de individuos, cada uno es consciente de que su voto
no tiene sino un efecto infinitesimal. Cada uno percibe, aunque sea de manera con- reciente destaca que uno de los fenómenos salientes de la elección legislativa fran-
fusa e intuitiva, la desproporción entre el costo de un voto bien informado sobre los cesa de 1986 fue la homogeneización de la imagen de los partidos en el seno del ,
problemas y su utilidad esperada. He aquí uno de los problemas más importantes a electorado. Al parecer los electores tuvieron, independientemente de su propia pre-
los cuales se enfrenta el funcionamiento de un gobierno popular en los grandes Es- ferencia partidaria, la misma percepción de las causas defendidas por cada uno de •
-•

tados. Se trata de un problema conocido desde hace mucho tiempo pero que no ha los partidos y de sus posiciones sobre diferentes problemas. Los electores portaban,
perdido actualidad. La imagen en tanto representación simplificada ofrece de algu- ciertamente, apreciaciones o desestimaciones diferentes sobre estos partidos, pero
na manera un recurso en la búsqueda costosa de información. los objetos que juzgaban fueron casi idénticamente percibidos por todos, pertene-
Pero decir que las representaciones sobre cuya base son elegidos los gobernantes • ciesen a una tendencia de opinión u otra. (Grunberg/Haegel/Rioy, 1986, pp. 125-
'tienen un carácter esquemático implica decir que su apelación a los electores reviste , 127).
también ese carácter. Una apelación (engagemenOrelativamen te vaga se presta por I, Así, parece que la percepción de los objetos públicos (en tanto distinta de las '
definición a diversas interpretaciones. El papel de las imágenes es asegurar, en la apreciaciones o de los juicios hechos sobre ellos) tiende hoy a homogeneizarse y a
• democracia de Ici público, la independencia relativa de los gobernantes que siempre . volverse independiente de las preferencias partidarias. Los individuos pueden tener
• ha caracterizado al gobierno representativo moderno.-. apreciaciones divergentes sobre un objeto dado (por ejemplo, algunos tienen una
apreciación favorable, otros desfavorable). Una escisión en la opinión se forma en-
Metamorfosis de la representación. 0 39 •
38 0 Bernard Monín

tonces respecto del objeto en cuestión (por opinión se entiende en general una apre- que está más allá de la representación ya no se manifiesta solamente en circunstan-
ciación sobre un objeto), pero esta escisión no reproduce necesariamente la escisión cias excepcionales, se hace escuchar cotidianamente. ,
partidaria entre aquellos que votan habitualmente por un partido político y aquellos
• 1 , El gobierno a través del debate
que votan por otro. La escisión se forma a partir de preferencias de los individuos

sobre el objeto, no a partir de SU preferencia política partidaria. Las escisiones en la
opinión pública sobre diferentes objetos pueden no coincidir con la línea de división . Ladiscusión deliberativa no tiene lugar en el parlamento que permanece domi- •
que se establece en el momento del voto. Se reencuentra aquí la posibilidad, prácti- nado por la disciplina del voto. Cada partido se halla agrupado en tomo de un líder
camente desaparecida en la democracia de partidos, de un desacople entre el voto y (cf. la personalización del voto) y los upes. parlamentarios de esos partidos, votan
de manera unificada: sus votos están orientados por la defensa de un líder. pero los
la opinión pública sobre los diferentes problemas de la hora, desacople que deriva en
gran medida de la neutralización (en el sentido definido anteriormente) de los cana- gobiernos en su conjuntó se yinculanyepinsultanlos grupos de Interés, les aspeipeio-
les mediante los cuales se forma la opinión pública. Pero se vincula también con los nel y los diversos moviinienios sociales. En esos encuentros informales se desarro-
lla una discusión deliberativa en la cual las posiciones no están estrictamente fijadas •
canales a través de los cuales la opinión pública se manifiesta. Junto a las manifes-
de antemano. •
taciones y a las peticiones, que conservan un papel importante, conquista un lugar
Pero sobre todo ha habido un fenómeno nuevo en el curso de los últimos años: lo -
central una nueva forma de expresión de la opinión pública: las encuestas de °i.,
nión. que se denomina velan lidade inestabilidad electorall jodoslos.estudios subrayan
Se señalará que las encuestas de opinión operan según la estructura formal que ha la importancia numdrica creciente (le un *pipiado flotante que no.yota en función
sido considerada característica de esta nueva forma de gobierno representativo: la de una identificación phrtidaria estable, transmitida de generación en generación,
escena y el público, la iniciativa y la reacción. Los que elaboran los cuestionarios siii-o—q--üe-el-rabiaS5-Vettilégill.li-irtirifiy liSS Problemas de cada elección (es muy
extensa la bibliografía [obre la "volaiilidad del voto", sin éM —go en Grunbcrg,
- Iar
que someten a los individuos no saben por adelantado cuál pregunta producirá los
resultados más significativos, por consiguiente toman, de manera relativamente au- 1985, se encuentra un tratamiento actualizado del tema). En realidad, siempre ha
tónoma, la iniciativa de plantear tal cuestión en lugar de tal otra y proceden, ellos existido un electorado ,Finestable, pero estos electores flotantes eran en otra época
también, por ensayo y error. esencialmente los individuos poco informados, poco interesados en la política y con
Pero sobre todo, las encuestas de opinión son realizadas por organizaciones inde- • frecuencia de bajo nivel cultural. En cambio hoy el electorado flotante es un electo-
pendientes de los partidos políticos. Las organizaciones de encuestas son, como los rado informado, interesado por la política y relativamente instruido. Estas caracte-
medios masivos, canales relativamente neutros en materia política (lo cual no signi- rísticas hacen pensar que la inestabilidad electoral n9 resulta simplemente de com-
fica que no introdulean ninguna distorsión). Si bien los partidos tienen interés en portamientos erráticos Al parecer existe actualmente un electorado flotante que •••
hacer aparecer 1w/escisión que ellos encarnan como la escisión principal y lo mani- delibera antes de votad no se decide en función de juicios anteriores y exteriores a
fiestan en tostpartes, las organizaciones de encuestas pueden, sin inconveniente , los objetos que le son propuestos en una situación dada sino en función de imágenes
sacara la la/lineas deescisión di fercntes a aquellas dolos partidos. Las encuestas de y de argumentos diferentes a los cuales está expuesto en cada -efeccióti. En esta
opinión córitribuyen de esta forma, también, al desacople entre el voto y la expre-, forma de gobierno representativo, la deliberac-In- se desplaza hacia el 'electorado ,
sión dela opinión pública. mismo o, más precisamente, hacia una fracción del électorado.
La noción actual de crisis de la representación se vincula por una parte con la
S iriembargo, si uno encuentra en esta forma una configuración análoga a lado la -
prirritera forma de gobierno representativo, las encuestas confieren a la opinión pú- percepción de una distancia entre la sociedad y el gobierno. El análisis de diferentes
blica caracteres específicos. Por una parle, abaratan los costos de expresión política formas de gobierno representativo muestra que la representación no siempre ha
púa los individuos. Participar en una manifestación representa un costo importante constituido un reflejo de las divisiones sociales. La representación sólo se convierte
dé energía y de tiempo: firmar una petición puede, según las circunstancias, impli- en reflejo en una situaCión social particular, cuando una división social supera a las
car ciertos riesgos. En cambio, responder a un cueStionario no impone más que un demás y se impone con evidencia como la escisión primordial. El malestar expresa-
costo mínimo y el anonimato preserva de todos los riesgos. A diferencia de aquello do por los discursos sobre la crisis de la representación resulta también —y quizás
que sucede en el parlamentarismo donde el costo elevado de las manifestaciones y especialmente— de los caracteres por los cuales la forma de gobierno representati-
vo que se esboza hoy parece apartarse del gobierne del pueblo por sí mismo: la-1
de las peticiones reserva la expresión no institucional de la opinión a los individuos
citación de personalidades antes que de programas, el papel esencialmente reactivo
fuertemente motivados, las encuestas de ornnión dan una voz a los ciudadanos poco
comprometidos, casi "apáticos". Por otra parte las encuestas facilitan la expresión ' del público, la elección sobre la base de imágenes relativamente vagas. Las evolu-.
cioncs del presente parecen ir en contra de lo que se había creído del sentido de la
de la opinión por parte de aquellos que son absolutamente pacíficos, en la medida en
historia. Sin embargo;estos fenómenosSe presentan bajo un aspecto diferente si se '
que las manifestaciones implican siempre cl riesgo de una derivación violenta, so-
bre todo si la opinión se halla fuertemente polarizada. En consecuencia, la voz que • toma conciencia de que el gobierno representativo no ha sido jamás una forma '
mediatizada de autogobierno del pueblo, ni siquiera en la democracia de partidos. •
el pueblo conserva más allá de sus representantes gracias a las encuestas está aquí
La naturaleza de la! representación muy a menudo aparece encubierta por el uso .
más crinslanicmcnir presento que en InsCuras fnrmas dr. Pnbiornn roprreporit 0
40 0 Bernard Monín
Estado nacional, lógica liberal
y representación política en Brasil
corriente que en general se limita a oponer la democracia representativa a la demo-
cracia directa, tendiendo así a hacer aparecer cl gobierno representativo como una .
forma indirecta de gobierno del pueblo por sí mismo. La diferencia entre las dos
formas dejobiemo es en realidad mucho más profunda, tiene que ver con los prin-
cipios de base. La democracia llamada directa se funda en el principio de autonord
Hélgio Trindade
del pueblo: el pueblo se da a sí mismo sus leyes y no está sometido a otra cosa que no
sea su propia voluntad. En la medida en que el gobierno representativo siempre ha
consagrado cierta independencia de los representantes, no descansa sobre ese prin-
cipio. Cuando se percibe la diferencia fundamental o de principios entre la represen-
tación y el autogobierno del pueblo, los fenómenos actuales aparecen menos como
signos de una crisis de la representación que como desplazamientos y reacomodos En la década del ochenta el proceso político brasileño pone en evidencia las
en una combinatoria de elementos presentes desde los orígenes del gobierno repre- contradicciones entre el desarrollo de la economía, la dinámica de la estructuración
sentativo. Esta situación puede, de hecho, suscitar juicios de valor diversos, pero en social, la urbanización acelerada y la incapacidad del Estado para responder a las
principio debe ser reconocida. crecientes demandas de la sociedad. Esta situación se manifiesta de manera más
aguda bajo el ritmo"lento y casual" de la transición brasileña a la democracia, luego
de la finalización del ciclo autoritario militar con el advenimiento de la República
Nueva.
La gran paradoja de Brasil, que desafía a su élite política (y a los propios ciend-
ticos sociales) reside en el hecho de que no obstante la modernización alcanzada por
sectores significativos de la economía y de la sociedad, el modelo político continúa
siendo, fundamentalmente, tributario del liberalismo oligárquico que se generó en
la sociedad agraria tradicional. Obviamente, la búsqueda de una respuesta a ese
complejo problema supera los límites de este ensayo, sil) embargo, pretendo desa-
rrollar algunas reflexiones alrededor del tema en una perspectiva comparativa, arti-
culando la problemática sobre la construcción del Estado nacional con las formas de
representación política y la participación electoral en el Imperio y en la República
Vieja. Tentado a huir de un doble riesgo —el de la singularidad brasileña por la
ausencia de comparación y el de la búsqueda de un patrón político más inclusivo a
través de la cultura—, el análisis se sitúa en el contexto de anteriores estudios sobre
el tema (ver Trindade, 1985, pp. 93-119; 1986, pp. 137-166; y 1988, pp. 81-118).
El análisis de la relación entre el proceso de construcción del Estado nacional y
la dinámica del liberalismo brasileño, muestra claramente que la estrategia de la
élite política fue construir prioritariamente un Estado nacional y dejar en un plano
secundario cualquier otra preocupación, como la implementación de una experien-
cia liberal-democrática. Esa opción básica en favor de una monarquía constitucio-
nal centralizadora fue condicionada en gran medida por el proceso de fragmentación
en curso en la América española, resultante de la implantación precoz de regímenes
republicanos. Este momento fundacional del sistema político brasileño que se re-
cuesta sobre la influencia del liberalismo conservador de la restauración monárqui-
ca francesa (cf. Cruz Costa, 1967, pp. 66-67) está en el origen de su patrón secular
que combina una "lógica liberal" con una "praxis autoritaria". La singularidad de
esta combinación, en la que el elemento autoritario somete a las instituciones libe-
rales a su hegemonía, explica por qué "el término democracia es corriente en el
lenguaje político tradicional y que un ataos liberal se difundió y sobrevivió en la
subcultura de las élites políticas brasileñas", incluso en el seno de la sociedad
esclavista del Imperio y'durante el reciente período de autoritarismo militar (ver
Traducción de Mario R. dos Santos. Rouquié, 1985,p, 93).
I

-/ 0 91
La representación puntica en la transición democrática peruana
(1 90 0 R0720 Grompone

caída de Acción Popular entre 1980 y 1985, cl apogeo y la caída del APRA en los
Esta prédica ha procurado contrarrestar la infltiencia.de Sendero Luminoso y otros
grupos armados, defendiendo un proyecto de transformación. Este es un espacio de años recientes. Los partidos políticos, que fueron mayoritarios, ven erosionadas
logros parciales y constantemente amenazados, porque la idea de una confronta- rápidamente las condicibncs para establecer un espatio de negociación. Los cam
ción, sin plazos establecidos ya ser evitada en lo posible, contrasta con el acuerdo nos que emprenden las fuerzas opositoras para obtener apoyo social se fundamentan
absoluto, sin matices entre postulados y prácticas, de los movimientos que ejercen cada vez más en el planteamiento de tina oposición sin concesiones.
la violencia política. La izquierda, por su parte, ha tenido que mostrar también en Una de sus consecuencias es que los partidos llegan al poder con un mensaje que
estos últimos años su aptitud para la negociación, su capacidad para acceder a los exalta la idea de la fundación de un nuevo orden político y económico, cuya realiza-
centros de decisiones e influir sobre ellos y, en algunos casos, dirigir gobiernos ción va a requerir una Mayor duración que la de un solo período de gobierno y cuya
locales de un modo más democrático y eficiente que como lo hubieran hecho otros urgencia obliga a prescindir de una actitud abierta a la opinión de los opositores, a
quienes se descalifica. Este ha sido el caso del APRA durante 1985, como se ha
partidos políticos.
La referencia clasista y la apertura al conjunto de la sociedad civil han resultado observado en este trabajo. Las propuestas del FREDEMO, y su estilo de presentir-
para la izquierda dos puntos de difícil conciliación. No obstante, esta tendencia no las, nos sugieren la repetición de las mismas percepciones y valores. La colabora-
puede renunciar a la búsqueda de utopías que definan un horizonte de sentido para ción entre partidos políticos y el acercamiento del gobierno a la sociedad se encuen-
tra marcado además desde el inicio en esta última alternativa por el signo de la
L. sus acciones, que lejos de ser una vía de escape de la realidad le confieran un marco desconfianza o del rechazo. Los grupos organizados son percibidos como corpora-
desde el cual entender los acontecimientos. Como se ha observado," la presencia de
este imaginario como un conjunto de significados simbólicos que totaliza como ciones cuyos privilegios impiden el desarrollo del mercado y la modernización de
negatividad a un orden social determinado, es absolutamente esencial para la cons- la política. Los proceses de exclusión social y pobreza no son tomados en cuenta
titución de cualquier pensamiento de Izquierda. Nosotros ya hemos indicado que las sino para confrontarlos Con la necesidad de extender los derechos de propiedad. Los
intentos de incorporación de nuevos actores a la escena política y Social, que surgen
1 /4_, formas hegemónicas de la política suponen siempre un equilibrio inestable entre como el trasfondo de lós procesos de representación política que hemos analizado,
este imaginario y la dirección de la positividad social, pero esta tensión (que es una
de las formas en las cuales se manifiesta la imposibilidad de una sociedad transpa- encontrarán así un rigtiroso límite establecido de antemano.
rente) debe ser afirmada y defendida. Cualquier política democrática radical debe El ejercicio de la representación política se encuentra, entonces, afectado por la
evitar los dos extremos, representados por el mito totalitario de la Ciudad Ideal y el dificultad de componer una escena pública estable y por el énfasis en los aspectos
pragmatismo positivista de los reformistas sin proyecto" (Laclau/Mouf fe, 1985). . fundacionales de su propuesta en los partidos frentes que están en mejores condi-
La izquierda peruana, sin embargo, parece encontrarse ante el bloqueo de su ciones de llegar al poder. I •
imaginación política frente a la acumulación de sucesos que la sobrepasan. Sus La atomización social y el debilitamiento de los grupos de interés, alas que se ha
propuestas resultan extremadamente vagas e imprecisas, si se las compara con las hecho referencia en otras partes de este documento, también explican que los parti-
de aquellos que preconizan un rápido acceso a la modernidad mediante el desarrollo dos sigan ejerciendo uña suerte de monopolio de la representación, sin referentes e
del mercado olas de quienes convocan a la insurrección revolucionaria. Las quere- interlocutores socieuiles que los obliguen a la modificación de algunos de sus crite-
llas entre sus partidos, que han caracterizado su historia reciente, resultan difíciles rios y prácticas. El niovi m lento sindical encuentra que las condiciones de expansión
de aceptar o irrelevantes en un período de incertidumbre que lleva a vastos sectores de trabajo asalariado se ven severamente limitadas dadas las tendencias del proceso
de la población a buscar definiciones tajantes y derroteros seguros, a explicaciones de acumulación y la crisis económica. Los temas de negociación resultan cada vez
dadas en una sola consigna, una sola idea o una sola imagen. más restringidos en un contexto recesivo. El crecimiento de la informalidad lleva a •
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que este ejercicio de la representación polí- que este vasto y heterogéneo grupo de trabajadores sea invocado insistentemente en
tica (crecientemente sustituido por una dinámica en términos de relaciones de él ites los discursos políticos. Sin embargo, atendiendo a su dispersión, las él hes políticas
y masas), en buena medida frustrado, ocurre en el contexto de un sistema de partidos entienden que la aproximación a ellos se consigue por la vía de provocar cambios en
que no termina de consolidarse y con un debilitamiento de los grupos intermedios sus identidades y culttira política, más que por la promoción o el acercamiento a
grupos de defensa de intereses. El movimiento estudiantil ha perdido gravitación
de interés. de las expectativas de pro-
Estos dos hechos se explican en parte por los estilos de conducción del aprismo por un conjunto de razones, entre ellas, la disminución
y de la izquierda, como se ha analizado en este documento, pero trascienden este greso mediante la eduención, la marcada estratificación de las universidades por
nivel. El proceso de transición democrática que se inicia en 1978 es el primero de la niveles sociales y académicos, y las crecientes dificultades para establece:: puntos •
historia peruana en el que no funcionan prescripciones o vetos implícitos a ninguna de encuentro entre estddiantes de clases populares y de clases medias. El movimien-
fuerza política, yen especial para el APRA, la más afectada por estas disposiciones. to de pobladores, en la mayoría de les asentamientos, ha agotado el ciclo histórico
No obstante, los partidos y frentes que emergen en este período no consiguen con- de la reivindicación por servicios y los gobiernos distritales no han podido encontrar
solidar un marco estable de relaciones entre ellos, explorando vías de colaboración aún los procedimientos adecuados para integrarlos a la gestión local. Las nuevas
y líneas de conflictos. Tampoco consiguieron constituirse en referentes estables organizaciones sociales de los barrios populares, dirigidas por mujeres y destinadas
para la ciudadanía. La crisis económica explica en buena medida el apogeo y la a solucionar los problemas de alimentación de las familias populares, sólo en los

92 E Roineobrontpone
La representación difícil
últimos años están en condiciones de elaborar una agenda de temas de discusión con
(Reflexiones sobre el caso francés)
las autoridades del gobierno. En conjunto, las tendencias a la atomización y al ais-
lamiento parecen ser las prevalecientes en los sectores populares.
Crisis económica, crisis do los partidos, de las organizaciones, de la representa-
ción, donde quiera que se analice se encuentran razones para el desaliento. Sin em-
bargo, aún en los sectores populares urbanos más afectados, las orientaciones que Pierre Rosanvallon
llevan a la polarización política no han conseguido obtener una influencia decisiva.
La mayoría continúa adherida a valores e instituciones democráticas, aun cuando
sigan existiendo en las actitudes personales indicios de patrones autoritarios de com- La década de los ochenta señala innegablemente un vuelco en las relaciones de la
portam iento. Estos sectores populares han creado un conjunto de referentes socia- sociedad con la política, sin embargo, resulta necesario precaverse de realizar un
les, culturales y organizativos que acaso sean el fermento para el surgimiento de una análisis de plazo demasiado corto que permanezca focalizado en las transformacio-
sociedad civil compleja y plural. La falta de mediaciones y la escasa articulación de
nes recientes del caso francés. Por otra parte, basta recordar el surgimiento del tema
estos esfuerzos individuales o colectivos obstaculiza el encuentro entre la política y
de la autogestión después de 1968 para relativizar las cosas. En realidad, el proble-
la sociedad. Sin embargo, estos hechos pueden tomarse como un desenlace inevita-
ma de la escisión entre lo político y lo social reenvía a la propia esencia de las
ble que clausure cualquier otra visión del futuro y todas las apelaciones a la capaci-
sociedades modernas. Por lo mino se puede decir que no se trata de algo nuevo.
dad de pensar y de imaginar. •

Lo viejo y lo nuevo: génesis de la abstracción y de la banalidad

A partir del siglo XIV, el desarrollo del Estado se asienta en la distinción de lo


privado y de lo público, que puede fundar la ideado la autonomía de lo político y por
lo tanto la separación de Iglesia y Estado, es decir la laicización de la política. Esta
distinción, práctica y metodólogica a la vez, se ve reforzada en el siglo XVI, cuando
la finalización de las guerras religiosas conducen a separar de la política tanto la
moral como la religión. A los ojos del Estado, la religión y la moral se convierten en
asuntos propios de la convicción privada, y en esa medida son protegidas contra
intrusiones exteriores. El hombre se divide así en dos: 'por un lado ciudadano obe-
diente, por otro, individuo que dispone libremente de sus convicciones. La noción
de "razón de Estado" se enraíza en esta dicotomía: la separación de lo privado y lo
público lleva a reconocer la legitimidad de un "fuero interno del Estado", simétrico
de la conciencia privada. En una primera etapa, entre los siglos XVI y XVII, la
evolución del Estado moderno descansa a la vez en la protección de las conviccio-
nes privadas y en la constitución de un espacio público autosuficiente, cerrado sobre
sí mismo, legitimado de manera puramente funcional. Las guerras que sacuden
Europa durante esa época refuerzan ese movimiento. El predominio de la acción
militar en la vida del Estado manifiesta en realidad la dimensión de estaticidad pum
de la esfera pública, es decir su aspecto de persona moral autónoma y libre,
encarnándola casi físicamente.
Este tipo de relación entre el Estado y la sociedad comienza a resquebrajarse
durante el siglo XVIII. Estando el equilibrio europeo menos amenazado, la
legitimación del Estado como poder protector aparece como más frágil. Comienza
entonces lo que Koscl lec ha llamado "el reino de la crítica": el camelee opaco del
Estado, cerrado sobre sí mismo, es cada vez menos aceptado. Se reclama que los
actos del Estado scan conocidos y se rechaza la lógica del secreto y de la razón de
Estado. Esta crítica difusa no lleva a anular la distinción entre lo público y lo priva-
do constitutiva del Estado moderno. Constituye sobre todo una denunciado la pre-
tensión, por parte de la esfera política, de regular su comportamiento y su acción
La representación difícil O 95
94 O Fierre Rosanvallon
L según principios autónomos, según una racionalidad propia. Se trata sobre todo de
derecho no es otra cosa. Así, resulta vano pretender oponer una "vieja" política que
sería formál, lejos dela gente y de las cosas, a una ',Mueva" política de lo cotidiano,
rechazar la dualidad de los modos de regulación de lo privado y lo público, de
que haría vivir en adrián ía las exigencias generales del bien común con la conside-
reivindicar una Permeabilidad de la gestión política a las reglas morales, equivalen-
ración de todas las esPecificidades. Existe una tensión "ineliminable" que es nece-
te a aquella del derecho natural. Esta reivindicación de Offentlichkeit se confunde
sario aceptar, con valentía y sin ilusiones: No resulta fácil reducir la distancia en lo
en el siglo XVIII con la crítica de los sistemas absolutistas, que encaman de alguna que ella tiene de oprimente y contraproducente y al mismo tiempo mantener la
manera la versión más radical de la autonomía de la esfera de lo político en relación
con la sociedad. "El punto de partida de la elite burguesa, concluye Kosel lec, es el protección que propokiona.
Las sociedades demoóráticas, por esta misma razón, tienden casi naturalmente a
fuero interior privado al cual el Estado había restringido a sus sujetos. Cada paso
la banalidad, como Tocqueville lo había sugerido. Los motivos por los cuales el
hacia el exterior es un paso hacia la luz, un acto de las Luces. La misma triunfa en la
lenguaje político parea derivar constantemente hacia la generalidad ociosa no tie-
medida en que dilata el fuero interior privado hasta hacerlo un ámbito público. Sin
nen que ver con el teipperamento de los políticos. En la mayor parte de los casos,
perder su carácter privado, lo convierte en el foro de la sociedad que penetra por
están conscientes dell carácter terriblemente retórico de su discurso público y en
completo al Estado. Finalmente, la sociedad golpeará las puertas de quienes tienen
privado muestran que son capaces de ser mucho más incisivos. Esta distancia entre
el poder del poder político para exigir allí un derecho de observación" (Kosellcc,
lo uno y lo otro no responde solamente a la necesidad de prudencia o de discreción.
1979). Esta revolución en cuanto al carácter público de los actos de gobierno, que
Remite, mucho más profundamente, a la esencia misma de la palabra política, que
acompaña el advenimiento de los gobiernos representativos, va a renovar las formas
es tender a la universalidad y por lo tanto a la banal dad, a la generalidad (ver
de Estado. El desarrollo de una verdadera sociedad política, ligada a la necesidad de
Manent, 1988). La polémica no constituye más que un momento limitado en la vida
articular lo político y lo social, establece la representación —a partir de este perío-
política y la respuesui que implica se presenta siempre como el preludio a un discur-
do— a la vez como una solución y como un problema. Solución, porque instaura
so universal. De la misma manera, la denuncia de la mediocridad política no funcio-
modalidades de legitimación social de la esfera política tendentes a impedir que
na sino negativamente; se vuelve terriblemente banal en la medida en que tiende a
esta última se repliegue sobre sí misma; problema, en la medida en que la reducción
erigirse en un discurso positivo. ¿Qué hay más convencional y más aburrido, por
de la distancia entre la sociedad civil y la sociedad política siempre continúa siendo
ejemplo, que esos senmitemos llamados a tratar de una vez "los verdaderos proble-
dificíl, continúa estando amenazada. En ese sentido se podría escribir una historia
mas'"? La democracia, para decirlo brevemente, no es truculenta. Quizás por esta
de la política moderna sólo desde el punto de vista de este problema, en tanto el
razón el leguaje de Le l'en, Casi obsceno por Momentos, ha parecido innovador, más
mismo es central y perrnanente. Por ejemplo, toda la reflexión de Marx se desarrolla . .
a partir de esta cuestión y escribe, de manera muy penetrante, que "la constitución cerca de las cosas. •
representativa es un gran progreso porque es la expresión abierta, no falsificada,
consecuente con la situación Moderna del Estado. Es la condición no encubierta"
La especificidad francesa olas lamentos del universalismo democrático
(cf. Marx, 1975,p. 129). El dilema de la políticti moderna puede ser resumido fácil-
mente en este campo:mediante términos simples: la separación entre sistema políti-
Estas reflexiones sobre la génesis de la abstracción o de la banalidad en política
co y sociedad civil es una condición de libertad de los individuos, pero esta separa-
podrían aplicarse al conjunto de las sociedades democráticas modernas. Sin embar-
ción productiva corre permanentemente el riesgo de convertirse en una distancia
go, Francia presenta una particularidad: la cultura política nacida de la Revolución
negativa. Por ello la ruptura es constantemente reivindicada yo la vez denunciada,
Francesa ha radical izado los términos del problema de la distancia entre el sistema
que es lo que sueñan todos aquellos que la reivindican como una libertad: desean
político y la sociedad. "No existen más corporaciones en el Estado: no existe más
que el sistema político esté lo más distante posible de la sociedad (cf. al respecto la
que el interés particular de cada individuo y el interés general. No se permite a nadie
demanda de Solidaridad, en Polonia, que apunta a constituirlo sociedad civil como
inspirar en los ciudadanos un interés intermedio, separarlos de la cosa pública por
una realidad distinta e independiente del Estado). un espíritu corporaf vo". Al resumir en estos términos el sentido del famoso decreto
Las sociedades democrátictis modernas mantienen en este sentido una relación
del 14 de junio de 1791 respecto de la supresión de maesirazgos y gremios, Le
ambivalente y compleja con la abstracción. A partir de Ttousseau, no dejan de alzar-
Chapelicr sugirió &en la naturaleza de la modificación de las relaciones entre el
se voces para denunciar el corte entre el ciudadano y el hombre concreto, no viendo
Estado y la sociedad surgidas de la Revolución. La Revolución no se limitó, en una
en el primero más que una abstracción amenazante para el segundo. Pero esta abs-
perspectiva democrático-liberal, a disociar el Estado de la persona del rey para fun-
tracción, la cual se olvida demasido fácilmente, es también una condición de la dar un Estado de derecho, también modificó todas las visiones anteriores del Estado
libertad. Un mundo protector es un mundo estructurado mediante reglas y conven-
como poder social. El Estado no ha sido solamente comprendido como el organiza-
ciones. Los individuos permanentemente se levantan contra ellas, denunciando su
dor y regulador sumo de una jerarquíaarticulada de cuerpos intermediarios. Ha sido
rigidez y reclamando modificaciones, pero es precisamente por esta impersonali- erigido en instancia productora de lo social, en agente principal de una sociedad de
dad de la regla, neutra y fría, por lo que puede ser una prenda de libertad. Las socie-
individuos atomizados. El Estado moderno, señala de manera penetrante Charles
dades modernas tienden inevitablemente a la burocracia, en el sentido propio de una
regulación mediante convenciones y reglas formalizadas: en su esencia el Estado de
• •
96 El Pier'reiRosonvallrin. La representación E 97

1 cido vigentes por largo tiempo en Inglaterra, sobre todo en las zonas rurales. Los
Dunoyer, uno de los grandes publicistas liberales de los Primeros años de la Restau-
ración, es, rin,"productor de sociabilidad". efectos de desestabilización social ligados a los procesos de individuación han sido
. El anticorporarivismb teórico de la cultura política revolucionaria y los efectos así compensados de alguna manera por cl mantenimiento de algunos elementos de
de las disposiciones jurídicas de 1791 se, han conjugado para conducir al Estado a• las antiguas estructuras sociales. Ello todavía es válido para gran parte del siglo XIX
cubrir cl Vatio de sociabilidad y cl•déficit tic regulación generados por la derogación y es además lo que explica que el liberalismo y la democracia no hayan avanzado al
de la ley decorporaciones, así como de todas las demás formas de cuerpos interme- mismo tiempo en cic país. Inglaterra es, desde fines del siglo XVII, un Estado libe-
dios. Ha apatecido como la única figura que encarna el interés general, al mismo ral, fundado sobre el derecho y los procedimientos representativos, siendo necesa-
tiempo qué resume en él la esfera pública. • rio esperar hasta el siglo XIX para que se vuelva también democrático. En ese mo-
En esté sentido Francia tienecaracterísticas destacadas. Si Durkhcim tiene razón mento cs cuando se da el retroceso de los poderes aristocráticos mediante la exten-
en señalar en este sentido que cl individualismo ha marchado en la historia de la sión del sufragio político.
mano del éstatismo;, también hay que reconocer que este proceso se ha dado en La Revolución Francesa, en cambio, va a realizar al mismo tiempo las dos eta-
condiciones muy diferentes según los países. Esto resulta particularmente evidente pas, la liberal y la democrática: De allí deriva una confusión fundamental entre la
si se compiaran Inglaterrra y Francia. Inglaterra hizo su revolución política en el • crítica de los privilegios y cl rechazo de todos los cuerpos intermedios. Allí donde
siglo XVIII y allí el progreso del individualistno ha sido mucho más precoz que en los ingleses del siglo XVIII veían formas asociativas inscritas en una visión
Francia. En cl dominio de la economía, las corporaciones sólo han sobrevivido pluralista de la estructura social, los revolucionarios franceses no reconocían más
marginal Mente a la disolución de las estructuras feudales. Si estas formas de privi- que sobrevivencias feudales. La misma ambigucclad del término "antiguo régimen",
legio subsisten todavía en el siglo XVIII—Una gran condena de los economistas— que cubre tanto el período absolutista como la Edad Media, testimonia esta dificul-
no abarcan sino a un 'pequeño número de compañías comerciales (la Compañía de tad francesa para disociar la noción de cuerpos intermedios de aquella de cuerpos de
las Indias' fue la más célebre). En cambio el acceso a los oficios artesanales y a las privilegio. Las críticas liberales de un mercado de trabajo trabado por profesiones
actividadéS industriales está bastante abierto; esto explica además en parte que la cerradas han sido mecánicamente traspuestas al orden político denunciando todas
primera rétolución industrial haya producido efectos más marcados más allá de la las estructuras que se suponen obstáculos para dadvertimiento de un universalismo
Mancha que en el continente. ¿Cómo explicar entonces que el individualismo in- democrático. La historia de Inglaterra llevó a los ingleses a adoptar una visión prin-
glés no haya producido, con anterioridad, un movimiento de ampliación del Estado cipalmente jurídica e instrumental del Estado. En Francia, en cambio, cl Estado ha
comparable al que Francia debería conocer en el siglo XIX? • sido captado de manera más filosófica y más política. Un mismo grado objetivo de
Para responder a este interrogante, fundamental para comprender la especifi- intervención del Estado —por ejemplo medido en términos del nivel de gravamen
cidad francesa, es necesario subrayar dos claves diferentes. La primera es de orden fiscal— se inscribe pues en perspectivas radicalmente distintas de la relación Esta-
político y concierne a las condiciones de salida de la feudalidad en cada uno de estos • do-sociedad. Durante todo el siglo XVIII la presión fiscal per capita es dos veces
do países.' En Inglaterra se da un lento movimiento .de democratización de las es- más elevada en Inglaterra que en Francia, lo cual sigue siendo verdad a comienzos
tructuras Ideales, identificado, a partir de la Carta Magna de 1215, con la limitación del siglo XIX, por consiguiente, el Estado en ese sentido ha pesado mucho menos
del absolutismo real y la puesta en vigor de formas representativas de gobierno. sobre la sociedad.
Inglaterra le emancipa de las estructuras feudales por el progresivo surgimiento de La principal característica del Estado francés después de 1789 no es, en este
un Estado de derecho y el establecimiento de un sistema de autogobierno, lo que le sentido, ni económica (el grado de intervencionismo), ni solamente política (las
permite hallar bastante tempranamente cierto cquil ibrio entre el Estado central y los formas de la soberanía): reside en primer lugar en la tarea inédita, de orden socioló-
diversos prideres locales, en tanto la revolución individualista se desarrolla paralc- gico y cultural, que él se asigna, a saber, producir la nación, cubrir cl vacío provoca-
lamenre en la sociedad civil. La situación es muy distinta en Francia, donde las do por el derrumbe de las estructuras corporativas y encontrar un sustituto para la
estructuras feudales Sólo son barridas políticamente con la afirmación de un poder antigua "armonía" del cuerpo político tradicional. El universalismo abstracto se ha
real que se:vuelverápidamente un poder absolutista: se trata de una salida aminoral así exacerbado en la cultura política francesa. Todos los particularisnms tienden a
y antidemocrática del feudalismo. Por su parte, las estructuras sociales continúan ser asimilados a privilegios y el lazo cívico se halla fuertemente disociado de las
siendo globalmente aquéllas de la antigua sociedad de órdenes y de cuerpos. El otras esferas de la interacción social. Esta filosofía fue expuesta de manera definiti-
objetivo de 1789 es, en estas condiciones, doble. Consiste en democratizar, "políti- va por Sieybs en los primeros meses de 1789 en su célebre ensayo Qu'est-ce-que le
tiers ¿tal?: "El derecho a hacerse representar, no pertenece a los ciudadanos sino
camenle"Xl sistema polítieo,•que cs de esencia absolutista, y liberalizar, "socioló-
gicamente, la estructura social que es de esencia feudal. Estos dos movimientos por las cualidades que les son comunes, y no por aquellas que los diferencian". El
restringen la etapa política propiamente liberal que había jugado un papel central en divorcio entre el hombre y el ciudadano, que el siglo XIX denunciará constante-
:Inglaterra y se conjugan para reforzar el Estado al mismo tiempo que la sociedad se mente, es extremo en esta perspectiva, y el problema de la distancia entre lo social
'hallaba brutalmente desorganizada. • • y lo político se plantea pues en términos particularmente vivos.
La segunda difcrenCia clave entre Francia c Inglaterra es de orden sociológico: •El universalismo democrático a la francesa presenta por consiguiente caracterís-
Aun cuando no tuviesen fundamento jurídico, los poderes señoriales han pantano- ticas específicas. En Alemania y en Inglaterra la política asienta sus raíces más
?
98 D Pierre Rosanvallon La representación difícil 0 99

directamente en una sociología. Las clases sociales son reconocidas en sus diferen- brecha entre, la sociedad y el sistema político; los procedimientos de la representa-
cias y la distancia entre la democracia formal y la democracia real ha sido por esa ción, que son normalmente los encargados de Cubrir esa brecha, no juegan más su
razón menos marcada. El sentido del pluralismo corresponde en esos dos países al papel de interfase. La sociedad francesa no ha dejado de oscilar entre cl idealismo
reconocimiento del hecho de la división social y del necesario respeto de las diver- de la fusión social en 'dilación y la visión apocalíptica de una sociedad desgarrada
sidades. En los Estados Unidos la política se funda, como en Francia, en una con- en la cual se supone que todo conflicto lleva a la guerra civil.
cepción bastante abstracta del lazo cívico. Pero esta abstracción se ve compensarla Actualmente estamds en una fase idealista. Las palabras consenso, cohabitación
por la existencia de otras modalidades de expresión de las diversidades sociales. y unidad brillan en el firmamento de nuestros valores políticos. Hemos pasado bru-
Comunidades, grupos de presión, minorías, constituyen polos de identificación talmente del fantasma de la guerra social a la celebración empalagosa de la unidad.
práctica de los individuos. Tales polos especifican y acompañan el lazo cívico. Nada Salimos ingenuamente de la edad ideológica para entrar también ingenuamente en
de esto existe en Francia: el universalismo democrático busca expresarse de manera un ersatz de madurez democrática. La celebración del consenso no lleva tanto a la
completamente "pura", liberado de todas las contingencias. producción positiva de Valores comunes o al elogio de la negociación o del compro-
miso, sino a un movimiento de frío y lento repliegue lobre evidencias mediocres. Se
podría esperar de un verdadero consenso que sirviese para producir integración so-
Los dos mitos: el consenso y la transparencia cial (en el sentido etimológico es eso lo que realmente sugiere la palabra: consensos
puede traducirse por "acuerdo" y hace referencia a una situación. de interdepen-
La historia de la cultura política francesa ha conducido a la gestación de dos mitos dencia entre los diferentes miembros de un mismo cuerpo) pero el consenso perver-
que juegan un papel fundamental en la vida nacional: el consenso y la transparencia. so y desvaído de la década del ochenta ha sido, por el contrario, un factor de exclu-
En la cultura Política francesa el concepto del consenso es muy profundo. No sión. En realidad ha contribuido a alejar el sistema político de la sociedad, no a
sólo participa de una exigencia de paz civil, sino que reenvía a la visión de la nación acercarlo. Un número ¿reciente de individuos ya no son recuperados en aquello que
como un bloque inseparable. Todo se anudó duran ie la Revolución. La nación, iden- expresaba el sistema Político. Además es tiempo de combatir resueltamente esa
ti Creada con el tercer Estado, es percibida como una figura indisociablemente única idea abstracta del condenso. Flay una sola cosa sobre la cual es indispensable la
y unánime. El tema del "pueblo uno" vuelve como un feimotiv a partir de 1789. unanimidad: el reconoCiin lento del hecho de que una mayoría y una oposición que
Simboliza la solidez de la victoria contra el Antiguo Régimen y apunta a establecer se respeten mutuamentle deben hacerse frente y de que pueden alternarse en el po-
una frontera claramehte delimitada resPecto de los viejos privilegios. La apelación der. Este es el único consenso fundamental, el consenso democrático. Sobre el con-
a la unidad permite concretar una ruptura trazando una línea de demarcación entre tenido de la acción gubernamental existen zonas de acuerdo, pero no hay que buscar
dos entidades: de un lado el tercer Estado y del otro los restos de Ft antigua Francia. a cualquier precio la udanitnidad. La paradoja es que los franceses se enfrentan allí
"Tenemos un sólo deseo: perdernos en el gran todo"(citado por Girardet, 1986, p. donde debería haber consenso democrático y finjan el consenso donde debería ha- •
142). Michelet vio en este llamado de la Comuna de París, pronunciado en 1793, el ber debate. La gran peidedora en este sistema es la deliberación democrática.
símbolo de Francia. El mito del consenso durante la Revolución no hace sino tradu- La ruptura con una visión empalagosa del consenso constituye así, paradójica-
cir una visión mística de la nación. Contribuye además a simplificar la política y mente, la condición para un retorno a una vida política más próxima a la realidad.
lleva a radicalizar las parejas de conceptos amigo-enemigo, interior-exterior, de La crisis de la represen ¿ación política traduce, en gran medida, una descomposición
manera tal que los conflictos comunes resultan descalificados al ser constantemente de las representaciones del futuro y de los sistemas de identificación. Además, por
referidos a una polarización extrema de las diferencias. Toda oposición es percibida esta razón se ha producido la ruptura en el sistema político y no en el social, como
como tina amenaza de guerra civil o como el germen de un complot destructor. se podría haber esperado a priori (especialmente a partir del problema de la desocu-
Entre el consenso y la guerra civil, la cultura política revolucionaria no deja espacio pación); el mismo ha comenzado a experimentar una implosión, aspirado por el
para ninguna visión positiva del conflicto. Así, hiposhasiada, la nación termina por vacío que había abierto.
adquirir una figura abstracta, al ser tan fuerte el pensamiento de su unidad y tan Paralelamente, el Mito de una transparencia de lo político juega también un pa-
exigente ci rechazo a concebirla como un simple agregado tic particularidades. pel fundamental. Aparece-como cl reverso del mito del consenso. La filosofía de la
Concebida de manera abstracta, la nación se vuelve irrepresentable. De allí derivan soberanía de la nación lleva a los hombres de 1789 a temer permanentemente que la
todos los debates y las dificultades en tomo de la noción de representación política administración se instituya como un poder propio. Se aspira a un poder inmediato y
durante la Revolución. Al rehusarse a deducir la política de lo social —lo cual sería, transparente de la voltintad general. La expresión misma de "burocracia" es con-
según ellos lo estimaban, hacerle el juego a los particularismos y correr el riesgo de temporánea de este período. La evolución de su uso acompaña el advenimiento de
retornar a la vieja representación de los estados—, losconstituyentes llegan adaten: una sociedad democrática que condena en su origen todo aquello que es susceptible
der una concepción casi puramente "constructivista" de la representación, la cual de obstaculizar el gobierno directo de la voluntad general. La burocracia sim bol iza
tiende a exacerbar la distancia entre los datos de la experiencia inmediata y las en 1789 la exterioridad remanente del Estado con relación a la sociedad. "Los buró-
exigencias de la teoría. cratas han reemplazada al monarquismo",.se dice entonces de manera habitual.
El anhelo de consenso alimenta pemuummemente un proceso que acrecienta la Este rechazo a ver Constituirse un poder intermediario entre el pueblo y sus ele-
loo D Pierre Rosanvallon' La representación dificil 101

gidos llega a su paroxismo en 1793-1794. Robespicrre y Saint Just hacen adoptar régimen corrupto en el cual los empleos públicos se han convertido en una especie
toda una serie de medidas orientadas a facilitar la revocación de los empleados de prebenda al servicio de una pequeña casta. Muchos panfletarios no dejan de
públicos, a limitar la duración en el ejercicio de sus tareas, a fraccionar al máximo señalar que el número de empleados públicos corresponde aproximadamente al de
su campo de competencia. Lo que Robespierre y Saint Just denuncian fundamental- electores (2501)00 en 1845). Si esta similitud no tiene demasiado sentido práctica-
. mente en la figura del funcionario es la pantalla perturbadora que levantan entre los mente, al menos vale como un símbolo. "Con el pretexto de la utilidad pública, de la
ciudadanos y el poder. La búsqueda de un sistema de gobierno directo participa de prosperidad pública, los ministros tienen fábricas de puestos que distribuyen a sus
un ideal de fusión entre el pueblo y sus representantes. Ellos buscaban que cl pueblo criaturas", escribe por ejemplo Ymbert en su artículo Burocratie, en tanto que
y la Convención se identificasen completamente y formasen un solo bloque. Deesta Balzac señala lapidariamente en Les Employés que "cl presupuesto no es más una
forma, a sus ojos, la cuestión de la representación se hallaría solucionada, por ser el caja fuerte sino una regadera". De allí la idea de que únicamente el sufragio univer-
sistema político expresión directa de las opiniones de la sociedad. sal podrá poner coto a la proliferación burocrática, instaurando un régimen verdade-
La concepción de un poder ejecutivo mecánico, casi transparente, remite a toda ramente representativo. Esta idea se expresa constantemente en la monarquía de
la ideología económica del siglo XVIII. Para ella la esfera de lo político el limitada: julio, tanto por parte de republicanos como de legitimistas. En el fondo se piensa
es posible conformarse con un poder débil y simple dada la existencia de mecanis- que la burocratia no es más que un efecto perverso ligado a la existencia de un poder
mos de autorregulación cn la sociedad civil:Pero esta visión corresponde igualmen- insuficientemente democrático: la crítica de la distancia entre lo político y lo social
te a un enfoque muy restringido de la acción propiamente política. Uno se imagina es en este sentido indisociable de la denuncia de la corrupción política. "Querer
fácilmente que en el siglo XVIII cl poder ejecutivo consiste en una pura aplicación erradicar la corrupción sin sufragio universal es un esfuerzo inútil: se limitará el
de la ley y que las disposiciones legislativas bastaban para regular todas las dificul- mal, pero no se lo extirpará", explica por ejemplo Ledru-Rol lin, quien cree—como
tades de la vida civil. El arte de la política, que consiste en manejar lo imprevisto y todos los republicanos— que la instauración del sufragio universal permitirá redu-
lo accidental, no es verdaderamente reconocido y tomado en cuenta. Esta doble cir el volumen de la administración e implantar un verdadero gobierno de la volun-
ambigüedad se expresa de manera muy específica en el contexto francés, injertán- tad general.
dose en la noción de soberanía de la nación, que postula una relación global e inme- Después de 1848 se advierte rápidamente que cl malestar en la representación
diata entre el pueblo y sus representantes. De allí proviene la tendencia permanente subsiste y que la introducción del sufragio universal no opera ningún milagro. Se
a gobernar legislando. busca entonces durante un siglo definir las vías y los medios para alcanzar un siste-
ma representativo más fiel, que permita una mejor expresión de las necesidades y de
las aspiraciones de la sociedad. En 1870 algunos republicanos fomentan con los
Las des críticas de la distancia socialistas la introducción de un sistema electoral proporcional para hacer penetrar
de manera más sensible la diversidad social en el universo político y hacer del go-
El espectro de una política inmediata, directamente articulada sobre la sociedad bierno representativo una verdadera imagen de la sociedad, reproduciendo la varie-
civil como figura de la voluntad general, ha alimentado durante dos siglos el imagi- dad de sus opiniones y aspiraciones.
nario político francés. La distancia entre la sociedad y el sistema político ha sido La técnica del referéndum cs igualmente evocada como solución, en tanto el re-
fuertemente sentida, de manera probablemente más intensa que en la mayor parte cuerdo de su uso plebiscitario por Napoleón 111 se va esfumando. Hacia fines de la
de las demás naciones democráticas. Si bien la utopía de la fusión entre cl pueblo y década de1880, los boulangistas hacen elogio de ella. Su crítica del parlamentarismo
sus representantes no se ha expresado plenamente sino en circunstancias excepcio- seprolonga en una apelación al poder diiecto del pueblo. Toda unacorriente de dere-
nales y limitadas (durante la Revolución principalmente), el tema del acercamiento cho popular, de la cual son sus intérpretes Barrés, Dérouledc y Rochefort, denuncia
de la esfera política ha estado constantemente en el centro de los debates. Pero la las élites corrompidas para apelar a un pueblo sano. A comienzos de la década de
crítica de la distancia se ha operado sucesivamente de dos maneras. La primera se 1960 los gaul listas querrán también superar la impotencia de los partidos dando la
inscribe plenamente en la visión del universalismo democrático: entiende que la palabra al pueblo, para que elija mediantesufragio universal directo al presidente de
causa mayor de la mala representación es la insuficiencia de la participación popu- la república o para quesepronunciesobre las modificaciones constituciohales."Con-
lar. La segunda, por el contrario, se apoya en elreehazo del modelo electoralista de ira la impotencia de los partidos, contra el retorno del desorden es que los franceses
la ciudadanía política y pretende una democracia "orgánica" fundada en la realidad elegirán al presidente de la república", se podía leer entonces en los afiches coloca-
de los grupos socioeconómicos. dos porclUNR en el otoño de1962. Políticamente el gaullismo se ha apoyado mucho
Hasta18481a idea de sufragio universal bastaba para expresar la exigencia de una en las críticas al parlamentarismo de la Constitución de 1875 formuladas porjurisias
política nueva. De hecho, el sufragio censitario simbolizaba la distancia de la esfera como Carré de Malberg. René Caphan se hará eco de ello; es así como debe com-
política, la cual engendraba al mismo tiempo la corrupción y la burocracia. Entre prenderse la introducción del referéndum en la Constitución de 1958.
1815 y1848 se entiende así el agrandamiento de la administración como resultado de En contraposición con esta crítica de la política fundada en la insuficiente expre-
un proceso de distribución de puestos y de compra de votos que reposa sobre la sión directa del pueblo, dos voces se hacen escuchar a mediados del siglo XIX para
restricción del derecho al sufragio_ La burocracia, se dice, es el producto de un fomentar una "democracia social", es decir, una imbricación de lo político en lo
La representación dificil 0 103
102 0 Fierre Raranvallon

La confusión amelo' liberalismo y la democracia conduce a distinguir mal la


social, diluyéndose el ciudadano tras el productor. La publicación, en 1864, del
exigencia de participa ión política y la demanda deun Estado dederecho. Al poner
Manifeste des Soixante , uno de los textos políticos más importantes en Francia ene! el acento en la crítica de la representación, la política francesa tiende constantemen-
siglo XIX y publicado a continuación de la obra de Proudhon Oc la capacité te a reducir la idea de l'Idemocracia a un proceso positivo de legitimación. Se con-
politique des classes ouvriéres (Proudhon, 1924), indica bien el sentido y los funde aquello que se Podiía denominar el voto de soberanía con el sufragio protec-
ç. entretelones de esta demanda. Publicado por un grupo de obreros parisinos, este tor. El primero tiene como función legitimar una asamblea o un gobierno operando
manifiesto simboliza la primera toma de distancia entre la demanda republicana una transferencia de soberanía.Transmite un poder y concede una confianza. Apun-
clásica ynna parte de la opinión obrera. Redactado en ocasión de elecciones legis- tando a una adecuación entre lo político y, lo social, manifiesta empero siempre una
lativas parciales en París, traduce el rechazo a que se identifique la cuestión obrera .
carencia, revela una suerte de insatisfacción profunda, de incompletitud. El sufra-
con la lucha de los republicanos de la oposición, lanzando una vigorosa polémica a gio protector no es de la misma naturaleza Puesto que se limita a intervenir negati-
propósito del modo de designación de los candidatos. En tanto que los grandes pe- vamente, no impidiendo por ejemplo que se constituya un Estado PS o un Estado •
riódicos republicanos apoyaban los candidatos que estimaban mejor ubicados para
RPR: "Lo único que importa es la capacidad que los ciudadanos tienen de destituir
alcanzar la victoria, los autores del manifiesto levantaban la causa de los candidatos al gobierno sin violencia. Existen muchos medios, siendo el mejor el voto:nleccio-
obreros. La igualdad política enunciada por la ley es una ficción, explicaban. A los
nes generales aun votó de censura de un parlamento elegido democráticamente. Es
republicanos que les aseguraban su simpatía y les prometían encargarse de la defen-
la respuesta h la pregunta: ¿cómo podemos organizar el Estado a fin de impedir que
sa de sus intereses, los Sesenta objetaban que ellos buscaban ser directamente repre- un gobierno haga demasiado mal? (...) no importa realmente quién gobierna si exis-
sentados en el parlamento por obreros como ellos: "Nosotros no estamos represen-
te la posibilidad de remplazar al gobierno sin derramar sangre"(cf.Popper, 1988). A
tados, y es por ello planteamos la cuestión de los candidatos obreros. (...) No quere- esta concepción de la democracia puede hallársela pesimista y minimalista pero
mos ser clientes o asistidos: queremos convertirnos en iguales". tiene la ventaja de radicalizar la reflexión sobre las relaciones entre liberalismo y
Este manifiesto, cuya repercusión fue enorme, marcó una inflexión en la cultura
política y social francesas. Si numerosas voces revolucionarias se elevaron en se- democracia,
El sufragio, en este caso, es inclisociablemente liberal y democrático, en tanto las
guida para denunciar la ilusión parlamentarista de la cual participaba, de todas for-
mas expresaba una ruptura cultural fundamental en cuanto a la percepción de las dos dimensiones se tulllan separadas con el voto de soberanía. Posiblemente en este
sentido la sociedad frincesa deba reconsiderar la relación afectiva y filosófica que
relaciones entre lo político y lo social. La obra de Proudhon es también un síntoma
mantiene con la prác ica electoral: confiar menos en ella filosóficamente, pero es-
de lo mismo. Más allá de su contenido ideológico o de sus proyectos precisos de
perar más en términos prácticos (para acelerar, por ejemplo, la circulación de las
reforma, está atravesada de principio a fin por la preocupación de afirmar la
irreductibilidad de lo social a lo político. Todos los escritos de Proudhon participan Cites).
Lacrítica de las instituciones, simbolizada por la denuncia de la burocracia como -
de una reacción Multiforme contra los límites del individualismo democrático. Allí
no se deja de denunciar el carácter "mutilante" del sufragio universal, acusándolo figura genérica de la 'separación y de la auton-eferencia, juega un papel particular- •
mente importante en Francia. Se apoya efectivamente en ese mito de la uansparen-
de dispersar los agrupamientos naturales y de negar en realidad su propia existencia.
El conjunto de su obra está orientada por una concepción más orgánica y más psico- •da del cual hemos evOcado la convalidad. Al mismo tiempo, las instituciones siem-
pre son captadas en sir aspecto negativo. La democracia francesa está internamente
lógica de la democracia, articulando el orden político sobre las realidades económi-
-trabajada por el tema del gobierno barato en las condiciones que determinan las
cas y sociales, y no permitiendo que descanse sólo en una suma de opiniones y de
críticas de café ("no Se molestan", "la administración se burla de nosotros") en un
voluntades concebidas como inicialmente disociadas.
registro normal y único de la relación de la sociedad con la política. Al temar las
Toda una parte de la clase obrera francesa ha abrevado en el seno de esta cultura
instituciones por lo gire tienen de burocracias en potencia más que parlo que tienen
crítica de la democracia electoral. Luego de Proudhon y de los Sesenta, a la demo-
de agentes de mediaeión, los franceses mantienen con ellas una relación perversa
cracia republicana se le reprochará constantemente confundir las clases y negar las que hace alternarla sumisión con las protestas de bar. Se termina por no saber distin-
escisiones sociales al erigir al elector abstracto en figura central de la vida pública..
guir entre los fenómenos que derivan de la complejidad del sistema y aquellos que
Por esta razón, tal cultura crítica se identificará con los ideales del sindicalismo de
provienen (le la naturaleza misma del poder mediador.
fines del siglo XIX. Disociado de la reflexión filosófica sobre la figura Misma del Estado, la crítica
de la burocracia continuamente se vuelve yacía. Ello ocurre porque el crecimiento
del Estado, que no es separable del de la administración, aparece más que ovos
Las ambigüedades de la democracia francesa
fenómenos como ineluctable)? misterioso. La voluntad siempre pregonada de ad-
ministrar menos para gobernar mejor no ha procedido, como en Inglaterra, de una fl
La cuestión de la representación cristaliza tres equívocos de la cultura política
búsqueda liberal de limitación del poder central. Reenvía constantemente a la uto-,
francesa: una tendencia permanente a confundir los registros del liberalismo y de la
pía de un gobierno ihmediato de la voluntad general, utopía que no comprende la
democracia; una crítica ambigua a la institucionalización de la política, y por últi-
contradicción que le traen los hechos.
mo, una dificultad para pensar la legitimidad política.
104 13 Pierre Rosanvallon •
La representación difícil fl 105
Esta relación ambigua con las instituciones se vuelve a hallar en la actitud frente
a los partidos políticos, sistemáticamente percibidos como pantallas y casi nunca nos diferenciadas de otros modos clásicos de expresión de opiniones o de
como agentes de organización de la democracia. Además, se les ha negado el reco- legitimación de la autoridad. En el dominio político, después de mucho tiempo, se
nocimiento de una existencia constitucional completa, como ocurre en Italia o en ha demostrado que el desarrollo de las encuestas de opinión o el papel de la prensa
Alemania (es en los antiguos paises fascistas donde se ha aprendido a medir el valor impiden considerar que la representación se restrinja al ejercicio del derecho al
de las instituciones, pese a sus defectos). Sin embargo, no es seguro que en el futuro sufragio. De una manera más amplia, las formas de la representación social depen-
,se pueda seguir manejando el problema de esta manera. Por supuesto el problema den hoy, en forma creciente, de tos mecanismos de mercado o de procedimientos
no reside solamente en el status jurídico de los partidos. Se trata, al mismo tiempo, informacionalcs de todo tipo. Todo ocurre tomo si se pudiese finalmente decir,
de mejorar las relacionel que ellos mantienen con la sociedad. No serán más aceptando la sugerencia de S ieyls de hace dos siglos, que"todo es representación en
légitimos y su papel no se volverá incuestionable a menos que tengan una relación el orden social". El ingreso en un mundo "mediático" en realidad trastorna comple-
plural con el cuerpo social, aceptando formas de interacción con la sociedad. No tamente la noción de representación. Tradicionalmente, el grupo no puede ser re-
pueden comportarse únicamente como máquinas para presentar candidatos. La presentado más que por un intermediario, una organización mandataria que habla
cuestión de las "primarias", cualesquiera sean sus modalidades, está ahora a la or- por él, que le da una voz y un rostro. En la sociedad mediatice, la necesidad de
den del día. organización tiende a diluirse; la sociedad se encuentra en una situación de repre-
El malestar en la representación remite en último término a cierta indetermi- sentación permanente, pero sin que se pueda hablar propiamente de representación
nación respecto de los modos de legitimación de lo político. La cultura política identificable. A través de los medios masivos, la sociedad se presenta inmediata-
francesa vacila siempre entre una legitimación constitucional y una legitimación mente a sí misma y los grupos no experimentan ya de la misma manera la necesidad
política. La primera se funda en el cumplimiento de los procedimientos y de los de organizarse para existir. Es la representación misma la que se ha banalizado,
balcanizado.
textos que rigen la organización de los diferentes poderes públicos. La segunda
busca fundar el principio de legitimidad en las realidades sociológicas y culturales. Pero esta explosión no se traduce solamente en una disolución de las fronteras
De allí cl proceso permanente de sospecha recíproca de tentativa de golpe de Estado entre diferentes modos de expresión y de ajuste en la sociedad. Corresponde igual-
que se atribuyen la sociedad civil y el sistema político (cf. Einmanucl li, 1988). La mente a una interpenetración creciente entre el Estado y la sociedad civil en un
mundo de redes y de organizaciones cuya naturaleza jurídica (pública/privada) es
noción de voluntad general, peloteada entre estas dos concepciones de la legitimi-
dad, remite tanto a la una 'como a la otra, lo cual muestra sus límites. Esta secundaria con relación a la estructura. En última instancia, la noción de represen-
indeterminación sobre los procedimientos de legitimación se marca más particular- tación reposaba en esta distinción: la sociedad política tenía por finalidad articular-
mente en dos dominios. En primer lugar, el de las relaciones ambiguas entre las las, mediante los procedimientos de la representación. Ella implicaba la diferencia
encuestas de opinión y el procedimiento electoral, sospechándose que las primeras entre un interior y un exterior. La tendencia espontánea de los medios es a reprodu-
tienden a vadat-decontenido al segundo, mostrando en ello la poca importancia que cir las opiniones ya formadas, con frecuencia reducidas casi a estereotipos. Por el
contrario, una sociedad de deliberación implica hacer circular opiniones emergen-
se asigna al formalismo de la democracia (que es todo en algunos países). El segun-
do rasgo característico es el de oponer tina legitimidad de larga duración y una tes, reflexiones y trabajos que permanezcan maleables. El paso de la representación
a la implicación significa que son los contenidos políticos y no los actores los que
legitimidad de corta duración. Implícitamente, los franceses consideran los resulta-
deben retener más la atención. La cuestión no es más aquella de la legitimidad-
dos de la compulsa electoral más próxima como productores de una legitimidad
social del poder político, sino la de la relación entre las poblaciones concretas y las
global quelleVa por consiguiente a descalificar los elegidos por los escrutinios pre-
decisiones. La concepción de la relación con la sociedad civil como nominación de •
cedentes. Se hace como si las elecciones no tuviesen un objetivo preciso (elegir
diputados, elegir un presidente, etc.) y como si consistieran sobre todo en una oca- "miembros deja sociedad civil" en el gobierno pertenece aún a este enfoque tradi-
sión para expresar la voluntad general. • cional de las relaciones entre la sociedad civil y el sistema político, con la paradoja
La confusión sobre estos tres puntos cuenta mucho en la interferencia de las de que la sociedad civil en cuestión se reduce a su pura proyección medizitica. Un
relaciones entre la sociedad y el sistema político en Francia. También puede espe- nuevo tipo de experiencia y de evaluación de las políticas públicas se deriva de cllo.
rarse cierto desbloqueo a partir de su explicitación y clarificación. Le falta a la sociedad francesa poder apoyarse en una filosofía de la modestia y
Sin embargo, no es mediante más representación que la soCiedad francesa supe- de la lucidez democráticas. Reconocer los límites de la democracia no lleva a
relativizada, sino a buscar superarlos.
rará sus bloqueos actuales y podrá salir de su extraño entumecimiento. El silencio
socialista muestra bien, además, hasta qué punto el progreso democrático se había
visualizado en este camino. Hoy es necesario poner el acento en la deliberación. La
sociedad francesa quizás no sufre tanto de un déficit de representación sino de un
déficit de deliberación. Representación y deliberación son dos procesos que tienden
a interpenetrarse en la sociedad moderna. La representación, como tecnología de la
mediación, adquiere por otra parte formas cada vez más complejas y cada vez me-
Traducción de Mario R. dos Santos.

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