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E l e s q u e m a d e l a s d o s d im e n s io n e s : t é c n ic a y s o c ia l
Pues bien, ahora podemos decir que el concepto de los «intereses del
conocimiento» es el instrumento teórico que le va a permitir a Habermas
resolver el problema de la interrelación entre las dos dimensiones de nuestro
esquema, tanto en la vertiente del contexto real sociopolítico-económico
como en la vertiente histórico-filosófica. O dicho de otra manera: es ese con
cepto el que va a permitir a Habermas dar un decisivo paso adelante en la
elaboración de una Teoría de la evolución social (tema iniciado ya en nues
tro capítulo IV) y poner el fundamento para una nueva Teoría del Conoci
miento (tema iniciado ya en nuestro capítulo V). Y lo que es aún más im
portante: ese concepto va a permitir a Habermas realizar esa doble tarea
a la vez, es decir, le va a permitir fundamentar una Teoría del Conocimiento
como Teoría de la Sociedad 5. Comencemos entonces ya con el estudio de los
«intereses del conocimiento».
E l in t e r é s t é c n i c o y e l i n t e r é s p r á c t ic o
7 Véase para este párrafo y el anterior: Eul, 155 s., 171-173, 222; TuW. 155-158.
* Este ejemplo es naturalmente rudimentario y no puede reflejar el complejo sen
tido del concepto «intereses del conocimiento». Su finalidad es simplemente ayudar
al lector no filósofo, para quien la terminología de «condiciones trascendentales» o
de «constitución del objeto de conocimiento» pueden resultar difíciles.
LOS IN T E R E S E S DEL C O N O C IM IE N T O 97
9 Eut. 241; EutTaschen, 394-396; ThCesell, 126-128, 171. 206, 209, 212; LogSoz.
188 s„ 197; UniverAns, 79, 90; KuKr, 197.
19 En la terminología más usada por Habcrmas tendríamos:
Arbeit Interaktion
Technisches Interesse Praklisches Interesse
instrumentales Handeln Kommunikatives Handeln
Dinge, Ercignisse Personen, Áusserungen
Scnsorischc Erfahrung Kommunikative Erfahrung
Physikalische Sprache Inlentionale Sprache
Technologicn, Stratcgicn Praklisches Wissen
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u Prescindimos aquí del largo desarrollo hecho por Habermas. Véase Eu¡, 116-233.
” Eul. 351. 356.
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el capítulo II. Pero ahora es el momento de añadir algo que entonces (en
el capítulo II) dejamos sin considerar porque sólo ahora podía ser compren**
dido en todo su significado: en la reflexión psicoanalítica coinciden conoci
miento e interés. Efectivamente, el enfermo sólo puede llegar a su autocono-
cimiento si se siente aguijoneado por el interés de su liberación (de su cura
ción). En la situación analítica de trasferencia el conocimiento del trozo de
vida pasada, reprimido y causante de la neurosis, coincide con el uso inte
resado de ese conocimiento ,s. Vamos a aclarar esto un poco comparando el
Psicoanálisis y su interés emancipativo con las Ciencias de la Naturaleza y
las del Espíritu y sus respectivos intereses.
La organización trascendental del proceso de investigación científico-
natural, desde el punto de vista de manipulación técnica de la Naturaleza,
me permite acumular un saber técnico que puedo aplicar después a ese
dominio de la Naturaleza. La relación entre ese punto de vista trascendental
del conocimiento científico-natural y el trabajo, como condición objetiva de
reproducción del género humano, hacen plausible la concepción de aquel
punto de vista trascendental como la expresión cognoscitiva de un interés
del conocimiento humano: constituyo el objeto de conocimiento desde el
punto de vista de su posible manipulación técnica. El conocimiento no es
así un puro retrato desinteresado de una realidad «objetiva» independiente
del sujeto, sino un conocimiento interesado que prefigura el objeto. Ahora
bien, la separación entre el conocimiento científico teórico y su aplicación
técnica dejan abierta la puerta a la sospecha de que aquel «interés técnico»
sea algo que le viene «desde fuera» a un conocimiento de por sí desintere
sado o «puramente objetivo». El mismo razonamiento podría hacerse desde
el campo de las Ciencias del Espíritu y su interés práctico. En cambio, en el
caso del Psicoanálisis no se da esa separación entre conocimiento y su apli
cación: el conocimiento del trozo de vida reprimido coincide con su «apli
cación», que no es otra cosa que la curación o liberación del enfermo de su
neurosis (cap. II). Aquí ya no se trata de la plausibilidad de la referencia
de un punto de vista trascendental a una condición objetiva de vida, sino de
la coincidencia de ambas cosas: el interés emancipativo (liberador) del co
nocimiento psicoanalítico es aquí inseparable del mismo conocimiento14.
Una vez que ha llegado así a través del Psicoanálisis a fundamentar el
carácter intrínsecamente interesado del conocimiento humano (o de la ra
zón), Habermas reafirma los intereses técnico y práctico desde el interés
emancipativo: «Sólo cuando se ha visto la unidad del conocimiento e inte
rés en el estudio de un tipo de Ciencia crítica (el Psicoanálisis-E. M. U.),
se puede fundamentar también como necesaria la asociación de puntos de
vista trascendentales y de intereses directivos del conocimiento (...). Si, en
el movimiento de la autorreflexión ’7, conocimiento e interés son una mis
ma cosa, entonces la dependencia de las condiciones trascendentales de las
u Eul, 286 s. Véase mi estudio ya citado La Teoría de la Sociedad de Freud.
* Eul, 348-351.
17 Habermas se refiere aquí al proceso de autorreflexión del enfermo neurótico.
Véase nuestro capítulo II.
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