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elimitación histórica y temática[editar]

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Este aviso fue puesto el 24 de septiembre de 2017.

Desde un punto de vista histórico, la Edad Media se extiende desde la caída del Imperio
Romano de Occidente hasta la caída delimperio bizantino, pero temáticamente, según autores
como Gilson, la filosofía medieval se inicia en el siglo II con el diálogo entre la filosofía
helenística y las grandes religiones monoteístas. Por esto algunos autores sostienen que la
filosofía antigua pierde su antigua autonomía y deviene ancilla Theologiae, vale decir, pasa a
estar subordinada o con una actitud servil con respecto a la especulación religiosa.
A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en
torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su interés en Dios.
La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia
la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a
la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva
expansión del cristianismo y otras religiones irá provocando la aparición de otros modelos de
felicidad o «salvación individual», que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la
inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas
cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofía, especialmente a partir del desarrollo
del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o
sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios
revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre
filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los
musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad,
quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la
sociedad, etc. al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las
creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón.

Existencia de Dios[editar]
Un interés constante en este tiempo fue el de probar la existencia de Dios, a través de la
lógica, si era posible. La filosofía medieval estaba fuertemente ligada a la filosofía cristiana, la
cual estaba fuertemente influenciada a sí misma por la clásica filosofía islámica y por la
filosofía judeo-islámica en la Baja Edad Media, especialmente por los escritos de los filósofos
musulmanes como Al-Kindi, Al-Farabi, Alhazen, Avicena, Al-Ghazali, Avempace y Averroes, y
filósofos judíos como Maimónides y Gersónides.
Un esfuerzo temprano fue el del argumento cosmológico, convencionalmente atribuido
a Tomás de Aquino. El argumento, toscamente, es que todo lo que existe tiene una causa. Por
lo tanto, debe haber una primera causa sin causa, y esa es Dios. Aquino también adaptó este
argumento para probar la bondad de Dios. Todo tiene algo de bondad, y la causa de cada
cosa es mejor que la cosa causada. Por lo tanto, la primera cosa es la mejor cosa posible.
Argumentos similares son usados para probar el poder y la excepcionalidad de Dios.
Otro argumento importante que prueba la existencia de Dios fue el argumento ontológico,
ofrecido por Anselmo de Canterbury. Básicamente dice que Dios es aquel mayor del cual no
se puede pensar otro, lo cual implica pensar que existe, pues si no existiera se podría pensar
otra realidad más grande, lo cual contradice la definición. Este argumento ha sido utilizado de
distintas formas desde Duns Scoto en adelante, y repropuesto por Descartes y otros
pensadores modernos.
Lógica aristotélica[editar]
La aplicación de la lógica aristotélica procedía a hacer que el estudiante memorice un largo
conjunto de silogismos. La memorización consistía en diagramas, o aprender una oración
clave, con la primera letra de cada palabra recordando al alumno los nombres de
los silogismos.
Cada silogismo tenía un nombre, por ejemplo Modus Ponens tenía la forma de «Si A es
verdadero, entonces B es verdadero. A es verdadero, por lo tanto B es verdadero».
La mayoría de los estudiantes universitarios de lógica memorizaron los 19 silogismos de
Aristóteles de dos sujetos, permitiéndoles conectar correctamente un sujeto y un objeto. Unos
pocos genios desarrollaron sistemas con tres sujetos, o describieron una forma de elaborar
reglas de tres sujetos.

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