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Comedías de £írso de Colína
tomo II.
Jmpreso en la Tipografía
de Srcbívos ? Bibliotecas
para los editores
Sres. Baílly/Ballllere é toi)os.
1907
lEueva ISiblioteca oe &utoie9 íEepañolee
bajo la Dirección Del
fiyemo. Si. V. <J&aicelíno <l&enén{ie3 ? "pelado.
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1907
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-
CATALOGO RAZONADO
DEL TEATRO. DE TIRSO DE MOLINA
(i) Aunque no licuen gran valor crítico citaremos, por no haberlo hecho en el prólogo del tomo i, estas
dos colecciones que llevan obras de Tirso:
Museo dramático ilustrado. Colección de comedias escogidas, escritas por los principales autores antiguos
y modernos, nacionales y extranjeros y adornadas con láminas al boj. Tomo L Vidal y Compañía, editores,
calle del Gobernador, núm. i4, t863. Tomo II, i864. Fol., á 2 cois. Cada comedia lleva su paginación especial
Tomo i: La Villana de la Sagra. Mari Hernández la Gallega.—Tomo ii: La Villana de Vallecas.
Teatro selecto antiguo y moderno, nacional y extranjero, coleccionado é ilustrado con una introduccion ,
notas, observaciones criticas y biografías de los principales autores, por D. Francisco José Orellana. Tomo I,
Barcelona, Establecimiento tipográfico editorial de Salvador Martero. Rambla de Santa Afonica, -j,i88fi.-
Contiene: La prudencia en la mujer, pág. o85. El amor y el amistad, pág. i°io. Cautela contra cautela, pá
gina i°49. Celos con celos se curan, pág. to79. Amar por señas, pág. iioo. Por el sótano y el trono, pág. ii43.
Mari Hernández la gallega, pág. ii75. Don Gil de las calzas verdes, pig. ¡2ob. La Villana de Vallecas, pa
gina i239. El vergonzoso en palacio, pág. i279. El condenado por desconfiado, pág. i3i9.
COMEDIAS DE TIRSO DE MOlINA. — TOMO II I
CATÁLOGO RAZONADO
2. Los Amantes de Teruel. de Guzmán, que tenía lonja de comedias en la
Impresa en la 2* parte de Tirso (i635). Puerta del Sol y sacó privilegio por diez años
Es comedia que sufrió muchas alteraciones para reimprimir las de nuestro autor. Púsole
antes de que su primitivo autor la diere á la el encabezado, como á otras, de Comedia sin
estampa. D. Juan Eugenio Hartzenbusch la fama.
reimprimió en Autores españoles con exacti Con el título de Sutilezas de amor y el Mar
tud paleográfica, para dar muestra de cómo son qués del Camarín y la fecha de i.°de Enero
las ediciones antiguas de nuestras comedias. de i637, existe una refundición de esta obra
El primero que llevó al teatro esta dramá en la Biblioteca Nacional (49 h. en 4.°); y en
tica leyenda fué Micer Andrés Rey de Artieda la misma Biblioteca otra refundición mucho
en su tragedia de Los Amantes, impresa en más moderna con el primitivo de Amar por
i58i. Refundió la obra de Tirso, dándola al ra%pn de Estado.
•Reimprimióla Hartzenbusch dos veces: una
guna mayor regularidad, el Dr. Juan Pérez de
Montalbán, en la comedia de Los Amantes de en el tomo vi de su Teatro escogido de Fray
Teruel, publicada en el tomo i de sus come Gabriel Téllez y otra en Autores españoles.
dias. (Madrid, i634.) Reimprimióse otras mu También figura en la colección de Ortega, to
chas veces. mo h.
Don Vicente Suárez de Deza escribió una Don Pedro Calderón imitó esta comedia en
comedia burlesca en tres actos de Los Amantes la suya de El secreto á voces.
de Teruel, impresa en sus Donaires de Terp-
sícore (Madrid, i663). Hay una mojiganga del 5. Amar por señas.
mismo título, también del siglo xvn, y en el
siguiente compusieron un monólogo con el tí Se imprimió en la Parte xxvn de Varios
tulo de La casia amante D.a Isabel de Segura, autores (Madrid, Andrés García de la Iglesia,
D. Francisco Mariano Nifo, y otra pieza en un i667, 4.°) la octava en orden y atribuida á
acto D. Luciano Francisco Comelia. Anóni Tirso de Molina.
ma, se imprimió á principios del siglo xix una Con el dictado de Comedia sin fama la re
tragedia de corte clásico titulada La Isabel. imprimió en Madrid, i733, 4.°, D.a Teresa de
Por fin, en i837 se representó la celebrada Guzmán (Impr. de Joseph González). De nuevo
obra de D. Juan Eugenio Hartzenbusch, muy se estampó en Valencia, por Orga, i777,4.°,
superior á todas las demás. 4o páginas.
En i9o3 hemos publicado un folleto Sobre Figura asimismo en la colección de Ortega
el origen y desarrollo de la leyenda de los (tomo hi); en la primera de Hartzenbusch y
Amantes de Teruel, en que estudiamos esta y en Autores españoles.
las demás formas literarias que tuvo (i). Fué refundida en i826, en cinco actos, por
D. Ramón de Mesonero Romanos, dándola el
3. amar por arte mayor. título de Es una de las tres y de las tres no es
Publicada en la Parte 5.a de Tirso (Ma ninguna. Esta excelente refundición se repre
drid, i636) y reimpresa por Hartzenbusch en sentó en el teatro del Príncipe en dicho año;
Autores españoles, y antes en el tomo xi de su pero quedó inédita.
Teatro escogido de Fray Gabriel Téliez. Amar por señas. Comedia en tres jornadas y
La Cortesana en la Sierra, de Diamante, en verso del Maestro Tirso de Molina. Refun
Matos y D. Juan Vélez, tiene alguna semejanza dida y puesta en cuatro actos por D. Narciso
con esta comedia de Téllez. Serra. Madrid, i 855, Imp. de Rodriguez; 8.°,
8o páginas.
4. Amar por razón de Estado. Sirvió de base para la titulada El encanto
sin encanto, de D. Pedro Calderón.
Figura en la /.a parte de las comedias de
Aunque no publicada por el autor, es ver
Téllez. Reimprimióla suelta en Madrid, sin daderamente suya, como demuestra la más li
año (hacia i733, 35 págs. en 4.°) D.a Teresa
gera lectura; y debió de ser de las primeras
que brotaron de su fecunda pluma, pues en la
(i) Véase la segunda edición de este trabajo. (Ma escena X del acto segundo dice ser nuevo el
drid, i^07,8.°) Quijote, publicado, como es sabido, en i6o5.
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA III
De este año ó del siguiente será, pues, Amar Es comedia lindísima.
por señas. Monfleury la imitó en la suya titulada La
Dame médecin.
6. Las Amazonas en las Indias.
8. Amor y celos hacen discretos.
Imprimióse en la Parte 4.a de la colección
Impresa en la Parte 2.a de Téllez. Figura
especial de Tirso (Madrid, i635); reimprimióla
D.a Teresa de Guzmán en Madrid, hacia i733, también en un tomo de varios autores del si
con el título de Comedia famosa. Segunda par glo xvii que halló el erudito alemán Adolfo
le de las Amazonas en las Indias, y Hazañas Schaeffer y describió en Ocho comedias desco
de los Pizarros, s. a., 4.°, 4o págs. nocidas... y dadas á luz por Adolf Schaef
Pero de lo que forma segunda parte es de la fer. Leipzig, F. A. Brockaus, i887, 2 vol.
trilogía que tiene por asunto los hechos de los 8.° (V, tomo i, pág. vu). Ocupa el 4.° en el
individuos de aquella familia. La primera se orden del referido tomo, que carece de portada
titula Todo es dar en una cosa, y la tercera, La y preliminares, aunque al parecer contiene ín
lealtad contra la envidia. Las tres forman una tegras las i2 comedias de costumbre en tales
de las joyas del teatro de Tirso; por lo gran colecciones. Schaeffer lo cree impreso hacia
dioso del asunto que el autor supo tratar dig i64o y ser una de las Partes de la colección de
namente con elevación de estilo, situaciones Diferentes autores de que sólo se conocen otras
dramáticas, versificación abundante, armo diez ú once, aunque la serie total debió de
niosa y magnifica y riquezas poéticas de todo pasar de cuarenta.
género. El encabezado de esta comedia dice: «Repre
Acerca de la grandeza épica de estos tres sentóla Valdés, con que comenzó en Sevilla>,
poemas dramáticos se impone una revisión de pero no añade en qué año, que sería el i6i6,
juicio contra el desdén de Hartzenbusch y según juiciosa inducción del Sr. Sánchez Ar-
otros críticos que los leyeron muy de prisa. jona en sus excelentes Anales del Teatro en
Sevilla (Sev., i898, pág. i78). Probablemente
7. El amor médico. al salir para América habría Tirso dejado el
manuscrito al famoso Pedro de Valdés, más
Salió primero á luz en la Parte 4.a (i635) famoso aún por ser marido de Jerónima de
de Tirso. La reimprimió en Madrid, sin año, Burgos, tan amada de Lope.
(hacia í733, i9 hojas en 4.°), D.a Teresa de Hasta la de Autores españoles no tuvo, que
Guzmán; figura en la i.a colección de Hart sepamos, otra reimpresión la comedia de Tir
zenbusch y en Autores españoles. so Amor y celos hacen discretos.
Fué refundida en cinco actos por Juan Ca Es una de las cuatro del tomo ii, que por
rretero y representada en el teatro de la Cruz entero le pertenecen, pues al fin de la comedia
el 3o de Junio de í826, y en manuscrito existe dice:
en la Biblioteca Municipal de Madrid. Otro Mientras todos solemnizan
celos que discretos son
manuscrito de refundición más moderna hay
y amor que hace maravillas,
en la Nacional, también en cinco actos y con el dad ánimo á vuestro Tirso
título de El amor médico: mujer de treí idio para que despacio os sirva.
mas. Ms. io.o83, copiado hacia i82o.
Esta comedia fué escrita en i625 ó poco an 9. El amor y el amistad.
tes. Alude á las aventuras escolares y amoro Forma parte de la 3.a de Téllez(i634).
sas de D.* Feliciana Enríquez de Guzmán, á Fué reimpresa con el título de El amor, y
quien casi nombra al principio. la amistad, y prueba real para conocer los ver
¿Siempre han de estar las mujeres daderos Amantes y Amigos. Comedia sin fa
sin pasar la raya estrecha ma. Del Maestro Tirso de Molina; por D.ft Te
de la aguja y la almohadilla? resa de Guzmán (Madrid, i734, 4.°, 36 págs.).
Celebre alguna Sevilla Se ha reimpreso suelta en «l mismo si
que en las ciencias aprovecha.
glo xviii con los títulos de Prueba real para
Véanse más pormenores sobre-este punto en conocer los verdaderos amantes y amigos y En
Tirso de Molina: Investigaciones bio-biblio- contrar dos imposibles: mujer leal y amigo
gráficas, págs. i62 y siguientes. firme.
IV CATALOGO RAZONADO
Es el mismo asunto que el de Cautela contra truo de los jardines, de D. Pedro Calderón de
cautela, de Tirso, y El mejor amigo el rey, de la Barca.
Moreío.
Don Dionisio de Solis la. refundió en i 83 i i2. El árbol del mejor fruto.
con el titulo de Pruebas de amor y amista,!.
El ms. de esta refundición se conserva en la Está en la Parte /.° de Tirso (i627) y desde
Biblioteca Municipal de esta Corte. entonces no ha vuelto á reimprimirse. Figura
Figura también en la colección de Ortega en el tomo i de nuestra colección, pág. 3o.
(tomo ii), en la primera de Hartzenbusch En la Biblioteca Nacional se conservan dos
(tomo iv) y en Autores españoles. manuscritos de esta obra. El primero, número
Modernamente se publicó: El amor y la i5.484, firmado al fin por «Juan de Puente,
amistad. Comedia en dos actos y en prosa, ori Año de i62 i años en Madrid». Puente era un
ginal de C. Claudio Camino. Valladolid, i864, cómico que hizo esta copia para lo que expresa
8.°, 59 págs., que, en efecto, nada tiene de co la nota que hay al final de la jornada segunda,
mún con la de Téllez. y dice: «Esta comedia es de Domingo Valbín,
autor de comedias por su majestad; sacóla en
papeles Alarcón, y la sacó muy mal, que no
io. Antona García.
hubo quien los azertase á leer en todo un día.
Pertenece á la Parle 4.° de Tirso (i 835), y Vercebú lleve quien le enseñó á escrevir y
desde entonces no ha vuelto á estamparse. el que lo aprendió.» A continuación van los
Pero fue imitada por D. José de Cañizares, c nombres de Domingo Balbín, la Sra. Juana
impresa con el título de La heroica Antona de H. (¿Heredia?); el Sr. Heredia y Juan de
García. (Madrid, Antonio Sanz, i755, 4.°, 36 Puente, todos cómicos y, al parecer, ejecutan
páginas.) tes de la obra. De este regular manuscrito he
El personaje de esta comedia es histórico, y mos puesto las principales variantes que ofre
parte de sus hechos también. Antona García ce respecto del impreso.
era natural de Toro y sus hazañas se hallan El otro códice de la Biblioteca comprende
en los historiadores de esta ciudad (V. Fernán sólo la primera jornada (cinco hojas), está re
dez Duro: Bibliografía de Zamora, y Cuadra gistrado con el núm. 39o7, desde el folio 27o,
do y Chapado: Historia de Toro.) Es más moderno que el anterior y mucho me
Tirso ofrece, al final, una segunda parte, nos correcto.
que no sabemos haya compuesto, y que com Sobre el asunto de esta comedia versan el
prendería la muerte desgraciada de esta heroí Auto de Santa Elena, del códice de Autos vie
na. El pasaje es como sigue: jos de la Biblioteca Nacional, publicados en
i9oi por Mr. L. Rouanet (V. tomo ii, pág. 2i ).
Antona. Señores, los que rae escuchan:
todo cuanto agora han vido La invención de la Cruz, auto que se presentó
es hestoria verdadera para representar en Sevilla, en la fiesta del
de previlegios y libros. Corpus de i 559 (Sanchez Arjona: Anales del
Esto es solo la mitade
y el poeta que lo ha escrito teatro en Sevilla, pág. 6). Hay, además, una
guarda para la otra media comedia de D. Antonio Coello y el auto sacra
muchos casos peregrinos.
Si quieren ver en qué para mental de Calderón, los dos con el título que
la Antona de Toro, aviso Téllez dió á su obra; La cruz hallada y
que para el segundo tomo
desde luego los convido. triunfante y glorias de Constantino, comedía
de D. Felipe Sicardo, y La mayor victoria de
Constantino, de D. Ambrosio de Arce, impresa
ii. El Aquilea.
en la Parte 4.° de Varios.
dállase en la Parte 5.° de Tirso (i 636) y des Sobre los demás hechos de Constantino hay
de entonces no fué reestampado. otras muchas obras.
Tirso, que concluye fríamente su comedia Parece que el verdadero ó primitivo título
cuando Aquiles llega ante los muros de Troya, que Tirso dió á su obra es el que arrojan estos
ofrece una segunda parte, para el día si últimos versos de ella:
guiente.
Cloro. Ya su hallazgo hemos visto;
Sobre el mismo asunto versan El caballero- á su Triunfo os convida;
dama, de D. Cristóbal de Monroy y El Mons y aquí da fin El árbol de la vida.
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA
También pudiera deducirse de estos versos mos á que se ha limitado nuestra edición com
que Tirso ofrecía una segunda parte, que sería plementaria.
El Triunfo de la Santa Cruz.
La beata enamorada.
i 3. Averigüelo Vargas.
(Véase Marta la piadosa.)
Pertenece á la 5.* Parte, (Tortosa, í634)
propia de Tirso. Reimprimióla con el título i 5. Bellaco sois, Gómez.
Del mal el menos y A vertgüelo Vargas, D.a Te
resa de Guzmán, en 4.°, sin año (hacia i733) Ms. de la Biblioteca Nacional, núm. i6.92o,
y 39 págs. en 4i hojas en 4.°; letra del siglo xvn y con
Figura también en el Teatro escogido de licencias para la representación fechadas en
Fr. Gabriel Téllez, tomo vn, y en Autores es- Madrid á 27 de Abril de i643.
pañoles. La primera indicación de que esta comedia
En i83o se hizo una refundición en cuatro pudiera ser de Tirso la hemos hallado en el
actos, de este drama, con el título Del mal el excelente Catálogo de las piezas de teatro que
menos y averigüelo Vargas. Un manuscrito de se conservan en el departamento de Manuscri
ella existe en la Biblioteca Municipal de esta tos de la Biblioteca Nacional, Madrid, i899,
Corte. 4.°, por el Sr. D. Antonio Paz y Melia, jefe
Es bien conocido el origen histórico del di muchos años de aquella Sección y hoy Jefe de
cho que sirve de título á esta comedia y que la Biblioteca. En dicha obra, pues, pág. 55,
los historiadores ponen en labios de la Reina al describir el códice de Bellaco sois, Gómez,
D.a Isabel la Católica, con referencia al alcalde puso esta nota: «Gallardo admite la posibilidad
de Corte D. Francisco de Vargas, siempre que de que el autor fuera Tirso de Molina.»
á la Reina denunciaban la comisión de algún Efectivamente: después de leída, me pareció
delito. esta comedia producto de la feliz inspiración
del gran Mercenario; y por eso la incluyo en
í4. Los balcones de Madrid. este tomo.
La primera impresión que hemos visto de No sólo el asunto en que tan importante pa
esta comedia es en uno de los tomitos del Tea pel juega el disfraz masculino de la heroína,
tro antiguo español, de Grimaud de Velaunde como se observa en Don Gil de las Calcas ver
(Madrid, i837). De aquí las tomó D. Juan Eu des, El amor médico, La huerta de Juan Fer
genio Hartzenbusch para su edición de Autores nández, La mujer por fuerza y otras suyas,
españoles. sino el corte de algunos episodios, especial
Pero en la Biblioteca Nacional existen dos mente en la jornada tercera; la versificación,
manuscritos antiguos de esta obra, uno de ellos que es tan suelta y armoniosa, como suya, y
excelente, y con ayuda del cual se podría re hasta el estilo, lenguaje y frases que nadie más
hacer una buena edición de esta linda comedia, que Tirso solía emplear. De esta clase debe
tan malparada en las impresiones. mos citar algunas en comprobación de lo di
Otro manuscrito antiguo existe en el Museo cho.
británico (códice Add. io334), según se ve por En la escena II del acto segundo dice Petro
el Catálogo de Gayangos, pág. 94 del tomo i. nila:
La comedia es, indudablemente, de Tirso,
Volvisteis á verme el dia
y fué escrita hacia i624, como hemos indicado siguiente de aquel fracaso
en nuestro libro: Tirso de Molina: Investiga que os abrió en mi casa el paso,
ciones bio-bibliográficas (Madrid, i893), pues y añadióos la hipocresía
del científico disfraz
se habla en ella, como de cosa no lejana, del del trajedizo estudiante,
asalto de Ormuz. tanto hechizo en lo galante,
tanta guerra entre la paz
Cuando se haga una edición completa y se con que ese hábito asegura,
guida de las obras de Téllez, podrá imprimir que ignorando el mal que encierra,
tocó en mis ojos á guerra,
se como es debido esta comedia. Nosotros no en que abrasarme procura;
podemos hacerlo, porque en el mismo caso que que hace la superstición
ella se hallan otras varias de Autores españoles de estos siglos ignorantes
en las viudas y estudiantes
y necesitaríamos mayor espacio que los dos to gala la recolección.
VI CATÁLOGO RAZONADO
Poco más adelante, en la escena IIÍ, dice Bo- En la escena IV del tercer acto, dice Mel
ceguillas: chora:
—«Sí eres, dijo, que causar Hay Franciscos y Gregorios
á mi hermana te atreviste con que sus penas enjuague.
la muerte; y pues la ofendiste Está en duda con cuál de ellos
no te has de petronilar» brevemente se entalame
y hay consulta de parientes
En la escena V del mismo acto: en nuestra casa esta tarde.
MoNTin.a.¿Qué causa tiene él precisa
en esta casa? Y sin salir de esta escena, dice:
Boceg. El estar D.' Ana. Pues ¿qué he de hacer?
con don Gómez, desta dama Mklch. ¿Qué? Colgarse
primo. de una viga; dar suspiros
Montilla. ¿Quién los emprimó? que un neblí no los alcance;
Boceo. Sus padres, ó ¿qué se yo?:
ansí lo afirma la fama. retar, celoso, á Zamora.
D.* Ana. Eso, amiga, solía usarse
Montilla. Luego, ¿él también será primo en farsas matusalenas:
de la fámula Melchora? no hallan celos ya á quien maten;
Boceg. Si ella imita á su señora está muy cristiano amor
y yo al amo que es mi arrimo, y tiembla de condenarse
un mismo deudo tendremos; si loco se desespera.
porque sirvientes y amos
por un estilo emprimamos Y, por fin, en la escena XVI dice:
con las hembras que queremos.
D.° Ana. Boceguillas: bueno está;
No mucho después, en la escena IX, dice lucidamente lo has hecho.
el mismo Boceguillas: ¡Alto!: á la tal falsa puerta
con todo el fantasma ajuar.
¡Por amor de Dios, señor,
señora ó término ambiguo, Todas estas frases y modos de decir son co
que sepa yo con quién ando; munes en nuestro autor; pero no se hallan
conozca yo á quien ministro;
pues has hecho en mi lealtad en otros dramáticos del tiempo, al menos por
cuantas pruebas has querido, modo tan frecuente y sistemático.
sé cuenta de Santa Juana,
sácame el alma del limbo!
En lo cual parece que se acordaba de su co i6. El Burlador de Sevilla.
media de Santa Juana. En la escena siguiente Se imprimió por primera vez esta célebre
dicen: obra en la colección titulada: Doze comedias
D.° Ana. Boceguillas, ven acá. nvevas de Lope de Vega Carpio, y otros avto
¿No es este hombre... res. Segvnda parte. (Escudo de la grulla.) Im-
Boceg. Será el mismo
que dices. presso con licencia; En Barcelona, por Geroni
D.* Ana. ¿Cuál? mo Margarit, año de i630. 4.° Es la séptima
Boceo. lé sé yo?
¿Q}1^
Un hombre como Dios lehizo. en el orden de las del tomo, con el título de
D.* Ana. ¡Necio! ¿Este no es don Gregorio? El Bvrlador de Sevilla, y combidado de pie
Boceg. Yo agora no gregorito; dra. Comedia famosa. Del Maestro Tirso de
que en crepúsculo la tarde
llora del sol paroxismos Molina. Representola Roque de Figueroa.
y tengo la vista corta. Ocupa desde el fol. 6i al 82 v.; 22 hs.
En la escena XII del mismo acto: Es el original que ha servido para la reim
D.a Ana. Boceguillas, ¿qué te has hecho? presión que acompaña á este tomo.
Boceg. ¡Jesús! No m¿ boceguillo La segunda vez que se estampó esta obra
abrenuncio, alma capona: parece haber sido en la sexta parte ó tomo de
¿qué me quieres? ¿no te sirvo?
la colección de Comedias escogidas de los me
En la escena XVI, dice D. Gregorio: jores ingenios de España (Madrid, i652á í7o4,
He de saber ¡vive Dios! 48 vols. en 4.°), donde lleva el título de El
si soñando quimerizo Bvrlador de Sevilla, y Combidado de piedra.
ó son fantásticas sombras
las que hospeda este distrito. Comedia famosa. Del Maestro Tirso de Mo
lina. Ocupa el tercer lugar entre las doce del
Y en la última del acto:
tomo.
Montilla. ¿Quién te vistió de alma en pena, A pesar del error cronológico que envuelve
Melchora? el hecho de llevar la fecha de í649 el sexto tomo
Boceg. De eso poquito;
que sólo yo me enmelchoro. de una colección que no empezó hasta i652,
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA. VII
tal fecha le di al cotejarla con la anterior, por Comedia famosa. El Bvrlador de Sevilla y
que aquélla, aunque en portada manuscrita, Combidado de piedra... Barcelona. Por Pedro
de letra antigua, lleva el ejemplar de la Biblio Escuder, Impressor. S. a. (hacia i75o ó antes),
teca Nacional que sirvió para el cotejo. Y como 4-°, 35 págs.
de esta 6.a parte hay, según Barrera, ediciones Comedia famosa. El Burlador de Sevilla, y
de Madrid, i654; otra de Zaragoza del mismo Combidado de piedra. Del Maestro Tirso de
año, «por los herederos de Pedro Lanaja» y Molina. Barcelona, En la Imprenta de Fran
hasta una de i 653 también de Zaragoza (aunque cisco Suriá. Año de í769. 4.°, i4 hs.
ésta de comedias diferentes) y como el índice Las tres primeras han suministrado alguna
impreso que lleva dicho tomo contiene las co variante ú observación al texto por nosotros
medias por un orden distinto de los ejempla reimpreso en este tomo. En general, todas si
res que citan el Conde de Schack, Barrera y guen la edición que hemos llamado de i649.
Salvá (Catál. I, 4o2), parece que nos hallamos En el siglo xix se publicó muy incorrecta,
con una edición diferente de las conocidas, como hemos dicho, en el Tesoro de Ochoa
pero que de seguro no es de i649, como dice su (París, i838, tomo iv) y por Hartzenbusch en
portada. Para la claridad en las citas conserva la Biblioteca de Autores Españoles. Este último
mos, sin embargo, esta fecha. propuso algunas enmiendas aceptables que in
Después de estas ediciones no se volvió á im cluímos entre las 2í7 notas que hemos puesto
primir (que sepamos) en el siglo xvii el Bur á nuestra edición de la comedia.
lador hasta que fué incluida en el Libro nuebo No puede considerarse como imitación ni re
estrabagante de comedias escogidas de diferen fundición, sino como El Burlador mismo, con
tes autores. Año (Escudo de armas extranjero) algunos versos cambiados, la comedia titulada
de i 677. En Toledo. 4.° Cada comedia lleva su Tan largo me lo fiays, que va en el presente
paginación y signaturas especiales. Contiene i 3, tomo desde la pág. 656.
todas del siglo xvii y la segunda en el orden del Su verdadero título es: Tan largo me lo
tomo es: El Burlador de Sevilla y Combidado fiays I comedia | famosa. \ De Don Pedro Cal
de piedra. Comedia famosa. Del Maestro derón. Sin lugar ni año de impresión, i6 hojas
Tirso de Molina. 4. °, i8 hs. sin numerar; sig foliadas á dos columnas, signaturas A-D, todas
naturas A-E de cuatro hs., menos la última le de cuatro hs.
tra que tiene dos. Halló D. José Sancho Rayón esta comedia en
El texto de esta comedia sigue al que hemos una edición suelta por los años de í878 y se
llamado de i649. apresuró á darla á conocer al público en el
La portada é índice de este tomo, únicos pre tomo xii de su Colección de libros españoles
liminares que lleva, son apócrifos. Fueron he raros y curiosos. Pero equivocándose en la
chos fuera de España; probablemente en Lon época de su impresión (pues la comedia no
dres. El tomo fué de Gayangos. La impresión lleva señal alguna) juzgóla de la primera mi
de las comedias sí parece del siglo xvii. tad del siglo xvii, lo cual dió margen á que don
En el siguiente se reimprimió lo menos cinco Manuel de la Revilla escribiese mil cosas in
veces, pues de todas poseo ejemplar. Son las fundadas, suponiéndola anterior al Burlador
siguientes: auténtico. No hay necesidad de volver sobre
Comedia famosa. El Burlador de Sevilla, y esta cuestión, que debe darse por resuelta. Clase
Combidado de piedra. Del Maestro Tirso de de papel, estoposo y obscuro como se utilizó
Molina. Hallaranse esta comedia y otras de en casi todas las impresiones de España desde
diferentes títulos, en Madrid en la Impren que las guerras civiles de i64o y i64i trajeron
ta de la calle de la Paz. Año de í728. 4.°, la crisis y escasez del papel de imprimir; tipos
i6 h. de un elzeviriano bastardo, alargado y feo,
El Burlador de Sevilla, y Combidado de como se empezó á usar desde los años i66o; la
piedra. Comedia famosa. Del Maestro Tirso circunstancia de ser impresión suelta, cosa ra
de Molina. Sevilla, Viuda de Francisco Leef- rísima en nuestra tipografía dramática antes
dael. S. a., (hacia i735), 4.°, 32 págs. de i65o, el ser atribuida esta obra á Calderón,
Comedia famosa. El Burlador de Sevilla, y todo está acusando lo tardío de esta edición,
Convidado de piedra. Del Maestro Tirso de que seguramente no bajará del referido año
Molina. Sevilla, José Padrino. S. a. (ha de i66o. La refundición puede ser, con todo,
cia i74o), 28 págs. en 4.° algo anterior, pues en dicho año sólo corrían
VIH CATALOGO RAZONADO
los textos de i63o y i653 ó i654, y el que la hizo De esta obra se han hecho, como es sabido
tuvo á la vista un texto mejor en algunos lu un gran número de imitaciones. De las extra
gares, pues el de Tan largo me lo fiáis suple ñas ha dado cuenta el Sr. D. Arturo Farinelli,
y corrige con fortuna en algunos casos el más el último que ha tratado histórica y crítica
antiguo de ió3o, así como en otros (el mayor mente este asunto del Burlador ó del Don
número) no es tan correcto. Juan, como los extranjeros dicen, en dos lar
La más importante de las modificaciones que gos artículos del Giornale storico del la lettera-
el anónimo refundidor introdujo fué sustituir tura italiana (vol. xxvn, páginas i y 254), en
la primitiva y propia de Tirso descripción de i896.
Lisboa, por otra de Sevilla, que el interpola El Sr. Farinelli no fué, con todo, entera
dor había tal vez usado en alguna otra come mente feliz; pues las dos primeras adaptacio
dia cuando la destinase á ser ejecutada en la nes del asunto en Italia y en Francia no las
ciudad del Betis. pudo hallar.
Se ha negado que esta obra fuese de Téllez. Quizá sea más afortunado M. G. de Bévotte,
sin más fundamento que el de no haber sido quien, según nuestro docto amigo Mr. de Mar-
publicada por él. En el mismo caso se hallan tinenche en su excelente libro de Moliere et le
otras muchas y á nadie se puede ocurrir que no íhéátre Espagnol (París, Hachette, i9o6, pá
le pertenezcan. Más aún: alguna como Lo que gina 253), está terminando un estudio sobre los
hace un manto en Madrid (ó sea En Madrid y orígenes y desarrollo de la leyenda de Don
en una casa) la única vez que apareció impresa Juan, en la literatura, en la música y en la pin
lo fué á nombre de Rojas, y, sin embargo, no tura.
es posible que nadie que conozca el estilo y Tampoco creemos puedan aceptarse sin re
lenguaje jde Tirso pueda dudar ni un mo servas algunas opiniones del Sr. Farinelli,
mento sobre la propiedad de ella. nuestro amigo; pero que, á nuestro juicio, se
En cuanto al Burlador, vemos que la pri equivoca cuando dice: «Non credo un filo alio
mera vez que se imprime es en vida de Té pagnolismo tanto decantatodella leggenda, las
llez, con su nombre, sin que él proteste en las quale probabilmente penetró in Espagna dal
cinco ocasiones que tuvo de hacerlo, al publi Settentrione; mi dispiace di non saperedire ne
car sus comedias. Con el mismo se reproduce come, ne quando» (pág. 9).
tres ó cuatro veces en el siglo xvn y cinco en Arranca esta incredulidad de que el Sr. Fa
el xviii sin que una voz se alce á desmentir el rinelli disgrega y descoyunta la leyenda del
aserto. Tenorio, buscando antecedentes en todas las
El lenguaje y estilo son los comunes en literaturas acerca de los galanes enamoradizos;
nuestro autor. Bastarían aquellas palabras de de los que se burlan de la muerte y convidan
Ripio en la escena VIII del acto primero: á un cadáver, esqueleto ó calavera; de los que
Pues ¿es quienquiera presencian ó creen presenciar su propio entie
una lavandrix, mujer, rro, y de otras circunstancias que concurren en
lavando y fregatri^ando, la leyenda del Burlador, suponiendo que Tir
defendiendo y ofendiendo,
los paños sucios tendiendo, so, á manera de hábil arquitecto, fué reunien
regalando y remendando? do todos esos elementos para levantar su edi
Dando dije, porque al dar
no hay cosa que se le iguale: ficio.
y si no á Isabela dale Esto no puede admitirse. Buena ó mala, ver
á ver si sabe tomar. dadera ó falsa, Tirso halló en Sevilla una tra
O aquella redondilla: dición completa, que es la que puso en su obra.
Se citaba la familia del protagonista; el con
Y en vuestro divino oriente
renazco, y no hay que espantar, vento de San Francisco, donde ocurrió su
pues veis que hay de mar á amar muerte, y hasta el sepulcro y estatua del Co
una letra solamente, mendador Ulloa. El carácter de Don Juan ne
cuyo juego de palabras vuelve á emplear en la cesitaba basarse en hechos y circunstancias
tragedia de La venganza de Tomar. que quizá se habrán dado aisladamente en
Y no insistiremos en esto, porque nos parece otros tipos poéticos; pero que en él necesitan
que sólo el deseo de manifestar opiniones sin estar reunidos para que sea lo que es. Valor
gulares puede conducir á la negación de cosa indomable, desprecio de las leyes y de toda
tan evidente. autoridad, y aun de la misma muerte; incre
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA IX
dulidad de la virtud femenina y ninguna in cia (i), compuso la comedia titulada La ven
clinación al amor puro ó constante, pero gran ganza en el sepulcro, que por primera vez
de propensión á escarnecer á todas las mujeres aparece impresa en el presente tomo, copiada
que halla á su paso; falta de lealtad con pa del único manuscrito existente en nuestra Bi
rientes y amigos cuando se trata de sus capri blioteca Nacional y que procede de la Biblio
chos; en una palabra: el espíritu de nega teca de Osuna.
ción satánica encarnado en el tipo de ma Don José Franquesa y Gomis ha publicado
yor grandeza dramática de la época moder un buen artículo crítico de esta comedia en el
na (i). Homenaje á Menéndez y Pelayo (i, 254). Por él
Las imitaciones españolas someramente ci y por el texto puede verse cuánto decayó el
tadas ú omitidas por los escritores son las si brioso tipo del Tenorio en manos de Córdoba,
guientes: hasta convertirse en un valentón de esquina.
El alférez lusitano Jacinto Cordero, pero que Mucho más conocida es No hay deuda que
escribió en nuestro idioma (i6o6-i646), com no se pague y Convidado de piedra, que este
puso, según afirma Barbosa Machado, No hay título es el que D. Antonio de Zamora dió á su
plazo que no llegue ni deuda que no se pague. obra al incluirla en el segundo tomo de sus
Repiten la cita, aunque no lograron ver la comedias (pág. 2IÍ7). Mesonero, al reimprimirla
obra, Barrera en su Catálogo, y García Peres en el segundo volumen de los Dramáticos pos
en el suyo razonado (pág. i23), dándola como teriores á Lope de Vega (pág. 4i i), de la Bi
impresión suelta, y Theophilo Braga añade en blioteca de Autores Españoles, se lo cambió,
su Historia do theatro portuguez (ti, 3oo), que tomándolo de las impresiones sueltas por el de
fué impresa en i667; pero es sabido el poco So hayplazo que no se cumpla ni deuda que no
caso que hay que hacer de este prolífico y no se pague y Convidado de piedra, así como tam
velesco historiador. bién alteró algo el texto.
Lo más probable es que Barbosa la haya Antes del Don Juan Tenorio, de Zorrilla,
confundido con la de Zamora, sospecha que se este de Zamora era el que se representaba en
acrecienta al ver que atribuye igualmente á nuestros teatros. Sin embargo, después que
Cordero El valiente negro en Flandes, que es Alejandro Dumas dió á conocer su Don Juan
deClaramonte y que Braga da sin escrúpulo de Marana, tradújose en castellano lo menos
por el autor lusitano. dos veces y se puso en nuestra escena. Titú
Muy avanzado ya el siglo xvii, un D. Alonso lase la primera versión:
de Córdoba y Maldonado, criado del rey, como Don Juan de Marana y Sor Marta. Drama
él se llama, pero de quien tenemos poca noti- en cinco actos y en prosa, Del célebre Alejan
dro Dumas: Arreglada (sic) al teatro español.
Por J. A. Ll. Tarragona: Imprenta de Chu
lla, í838. En 8.°, 88 págs.
(i) Después de escrito lo que antecede, ha publi
cado nuestro ilustre compañero D. Ramón Menéndez Dice el traductor del drama que «para pre
Pidal (Cultura española: Madrid, Mayo de i9o6, pági sentar éste en nuestro idioma no ha podido
na 449) curioso articulo Sobre los orígenes de El con prescindir de hacer algunas variaciones en ella,
vidado de piedra, utilizando, además de los artículos sin las cuales tal vez hubiera chocado con
de Farinelli, otro de J. Bolte: Ueber den Ursprung der
Don Juan-Sage, publicado en la Zeitschrift fiír ver- nuestro genio y costumbres».
gleichende Litteraturgeschichte (tomo xm, pág. 374).
Berlín, i890. Aunque el Sr. Menéndez Pidal sólo estu
dia uno de ios elementos ó aspectos parciales del asun (i) Sólo conocemos suya la siguiente obra, en que
to, para lo cual aduce un romance inédito, hallado en añade algunos pormenores y circunstancias de su per
la provincia de Segovia, al concluir su artículo escri sona y condición social: Relación de la festiva pompa
be: «La verdadera fuente próxima de El Burlador de y fervoroso anhelo con que la muy noble y leal ciu
bió ser una leyenda referente á Sevilla, que fijaría ya dad de Segovia, Cabeza de Extremadura h.a celebrado
el nombre de D. Juan Tenorio y, probablemente, el la traslación de su Patraña y Soberana Reina Virgen
del Comendador D. Gonzalo de Ulloa. No sería difícil de la Fuencisla, d la nueva y prodigiosa maravilla
que aparecieran rastros de esta leyenda en la tradi de su retablo en su hermita y siempre en venerado
ción andaluza, debidamente explorada, ó en algún ar sagrado reverente culto. Escritor, Alonso de Cordova
chivo olvidado.» Maldonado, Veedor y Contador por S. M. de las
Esto nos parece mejor y más útil camino que el obras y Alcázares reales desta dicha ciudad, Casas y
traer á colación cuentos daneses, picardos ó de Islan- Bosques reales de su contorno y Real Ingenio de Mo
dia, que el pobre Tirso no pudo conocer ni indirecta neda. Con licencia, En Madrid, por María de Quiño
mente. nes, año i662. 4.°, 3 h. prels. y i5i págs.
CATÁLOGO RAZONADO
Al año siguiente se representó é imprimió: no de las peores, de su cosecha, que hacen de
Don Juan de Marana ó la caída de un ángel. esta obra, con todos sus defectos, una de las
Misterio en cinco actos y éstos divididos en más famosas de nuestro teatro.
siete cuadros y dos intermedios. Escrito en Es muy singular el juicio que el Sr. Farine-
francés por Mr. Alejandro Dumas. Madrid. llí hace de Zorrilla. Tomando al pie de la le
Imprenta de Yenes, í839; en 4.°, 69 págs. tra aquellas hipócritas palabras suyas: «Por
Esta traducción consta de verso y prosa, y poeta dramático no me tuve jamás», y apoyán
pertenece á D. Antonio García Gutiérrez, se dose en ellas, escribe candorosamente que á Zo
gún Hartzenbusch (Pról. á las Obras de Gar rrilla le faltaba lo esencial para ser poeta dra
cía Gutiérrez, Madrid, i866; pág. 23.) Fue re mático. Y así no parecerá extraño que consi
impreso en i852. dere de mayor mérito que la grande obra del
El 28 de Marzo de i844 se estrenó en el tea Maestro una de sus parodias: «Meglio del dra
tro de la Cruz, á beneficio de Carlos Latorre, el ma stesso é la parodia del 7 enorio, Juan el
Tenorio, de Zorrilla, y se imprimió poco des Perdio che, s'io non erro, Mariano Rico, (sic)
pués con el siguiente título: Don Juan Tenorio. rappresento per la prima volta nel i848.» (Pá
Drama religioso-fantástico , dividido en dos gina 32o.)
parles, compuesto de siete cuadros; original y ¡Quién se lo hubiera dicho al difunto don
en verso de D. José Zorrilla. Madrid, Imprenta Mariano Pina, que andando el tiempo le ha
de Repullés, i 844, 8.° mayor (Galería dramá bían de poner por encima no menos que
tica). Desde entonces se ha reimpreso otras del primer poeta español de los tiempos mo
muchas veces, ya suelto ó ya en colección con dernos!
las demás obras del autor. Además de esta parodia se hicieron otras va
Zorrilla tomó el asunto de su obra, princi rias del drama de Zorrilla, pues raro es el año
palmente, del Convidado, de Zamora, y del que en el mes de Noviembre no surge algún
Marana, de Dumas. En cuanto al Burlador, poeta satírico que toma pie de aquel asunto
de Tirso, ni lo conocía siquiera; por más que para dar salida á su humor maleante.
otra cosa afirme en sus Recuerdos del tiempo De las más antiguas y aplaudidas fué Don
viejo (tomo i, pág. i63), donde escribe estas Juan Trapisonda. Obra del actor y autor dra
inexactísimas palabras: mático D. Juan de Alba, quien hizo el papel
« No recuerdo quién me indicó el pensa principal de su obra en el estreno de ella á fines
miento de una refundición del Burlador de Se de Mayo de i85o. Se imprimió en el mismo
villa, ó si yo mismo, animado por el poco tra año con el título de Don Juan Trapisonda ó el
bajo que me había costado la de Las travesu demonio en una casa. Juguete cómico en un
ras de Pantoja, di en esta idea registrando la acto, por D. Juan de Alva. Representado con
colección de comedias de Moreto; el hecho es general aceptación en el teatro de la Comedia
que sin más datos ni más estudio que el Bur el 2i de Mayo de i85o. Madrid, Repullés,
lador de Sevilla de aquel ingenioso fraile y su i 85o, 4.°, 2o págs.
mala refundición de Solís, que era la que hasta Otra graciosa parodia es la de Salvador Ma
entonces se había representado bajo el título ría Granés, titulada Juanito Tenorio, en un
de No hay plasfi que no se cumpla ni deuda que acto y dos cuadros, estrenado é impreso en
no se pague ó el Convidado de piedra, me obli i 886 (28 págs. en 4.°). Lleva música del Maes
gué yo á escribir en veinte días un Don Juan de tro Nieto.
mi confección.» Y original y graciosísimo es el Tenorio mo
Hay en estas palabras tantos errores como dernista de D. Pablo Parellada, estrenado é
afirmaciones. Ni el Burlador formaba aún par impreso en el pasado año de i9o6.
te de colección alguna de su autor, ni es de El mismo Zorrilla convirtió en i877 su Don
Moreto, ni éste era fraile, ni la obra fué refun Juan en zarzuela, á la que puso música el .
dida por Solís, ni Zorrilla hizo su Tenorio en Maestro Manen; se representó con poco éxito y
veinte días. Finge desconocer el Marana de se imprimió con el título de Don Juan Tenorio,
Dumas, que pudo haber visto representar va zarzuela en tres actos y siete cuadros de don
rias veces y era traducción de su íntimo García José Zorrilla, música del Maestro D. Nicolás
Gutiérrez, y le dió el tipo de D.a Inés y otras Manen. Representada por primera vez en el
cosas de su drama. Claro es que, aparte de la teatro de la Zarzuela, el 5/ de Octubre de
soberana versificación, hay algunas escenas, y i877. Madrid, Rodrigue^, i877, 4.°, io3
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XI
páginas, con más de cuatro hojas al final, con Es el asunto de la comedia de Tirso gran
advertencias del autor, explicando el por qué parte de la vida del famoso modenés Jacobo
convirtió en musical su drama. Fué cantado Gratis ó de Trenci, que parece era su verda
por las Sras. Franco de Salas, Galeti, Hordan, dero apellido (i5i7-i6i9), quien, establecido en
Baeza y Franco, y los Sres. D. Rosendo Dal- Madrid, fué fundador del convento é iglesia del
mau, Ferrer, Banquells, Tormo y otros. Carmen Calzado, del Oratorio que aún lleva
Por último, añadiremos, que el Tenorio de su nombre y de otras fundaciones devotas y
Zorrilla se ha traducido en francés, inglés, benéficas.
alemán é italiano. Su vida escribió á poco de fallecido Gratis,
el mercenario Fr. Alonso Remón, que sirvió á
i7 El Caballero de Gracia. Tirso para su comedia; y con más extensión,
D. Francisco Javier Rodrigo El Caballero de
Se incluyó, como de Tirso de Molina, en la
Gracia. Historia imparcial y vindicación crí
Parte xxxi de la colección de Varios del si
tica de este venerable y ejemplar sacerdote. Se
glo xvii (Madrid, José Fernández de Buendía,
gunda edición, corregida y aumentada. Ma
i669, 4.°), la quinta entre las del volumen.
drid, í88í. 8.», 268págs.
Desde entonces, que sepamos, no ha vuelto
á imprimirse. Va en el presente tomo.
i8. El castigo del pense- que.
Al final, dice Lamberto, uno de los perso
najes: Impresa en la Parte /.a de Tirso (i627). Re
Es tanto impresa con su 2.a parte por D.a Teresa de
lo que deste Caballero Guzmán á principios del siglo xvm, con el tí
hay que decir, que lo guardo
para la segunda parte, tulo de Comedia sin fama. El que fuere bobo
por lo que habéis estimado no camine (Madrid, s. a., 72 págs. en 4.°), y
al Caballero de Gracia
en Madrid sus cortesanos. otra vez, sin lugar ni año, en el mismo siglo.
Modernamente se ha reimpreso por Hart-
Tampoco conocemos esta segunda parte ni
zenbusch (Teatro escogido, tomo v) y en Au
si Tirso llegó á escribirla.
tores españoles.
En la Biblioteca Nacional hay un manus
Con la fecha de i827 y con el título de El
crito antiguo de un auto sacramental, titulado
que fuere bobo no camine hay en la Biblioteca
El Caballero de Gracia; pero no lleva nombre
Municipal de esta corte una refundición anó
de autor, ni, aunque bien versificado, puede
nima en cinco actos en verso. Manuscrito en 4.°
atribuirse á nuestro mercenario. Intervienen
Es del actor Juan Carretero, y fué representada
en él, además del protagonista, el Cuidado, el
en el teatro de la Cruz el 3o de Enero de i828.
Honor, la Malicia, la Fe, Luzbel, San Pedro,
Esta comedia fué imitada en Inglaterra en el
Arrio, el Hombre, el Tiempo, la Herejía,
mismo siglo xvii por James Shirley, con el tí
Martín Lutero, San Juan Bautista y la Envi
tulo de The Opportunithy (i634).
dia. Tiene muy poco interés.
El Castigo del pensé-que es primera parte
Consta también anónimo en los Catálogos
de Quien calta otorga, en la que el protago
de Medel, Huerta y Barrera.
nista se enmienda de su falta de decisión con
Antonio Enríquez Gómez afirma, en el pró
las damas.
logo de su Samson Nazareno, haber escrito una
Fué escrita en Toledo, en i6i3, como se de
comedia del Caballero de Gracia; y dada la poca
muestra por el siguiente pasaje del acto pri
confianza que merecen las adjudicaciones de
mero, excena X:
los editores de época tan tardía como la de la
impresión de esta obra, no sería imposible que D. Rodr. ¿Hay sucesos semejantes?
Chinch. Cuando los llegue á saber
la que pasa como de Tirso fuese, en realidad Madrid, los ha de poner
(aunque no parece verosímil por el asunto y en sus Novelas Cervantes;
su desarrollo), de aquel judaizante segoviano. aunque en el tomo segundo
de su manchego Quijote,
Entre las numerosas obras de D. Luis Ma no estarán mal, como al trote
riano de Larra, hay una titulada El Caballero los lleven por ese mundo
las ancas de Rocinante
de Gracia, drama tradicional, en que falseó ó el burro de Sancho Panza.
por completo la vida de este piadoso varón, y Estaban, pues, ya impresas las Novelas ejem
se representó por primera vez en el teatro Es plares (Madrid, Juan de la Cuesta, i6i3), y no
pañol el 2í de Noviembre de i87i. se había publicado la segunda parte del Qui
Xll CATÁLOGO RAZONADO
jote (Madrid, Juan de la Cuesta, i6i5), ni tam Te sirvo, dilo tú mismo,
poco el Quijote de Avellaneda (Tarragona, Fe diez años ha; que en guarismo
montan ciento veinte meses;
lipe Roberto, i6i4), pues si no, hubiera Tikso pero en cuenta castellana,
aludido á él. tomando papel y pluma,
lo que te he servido suma
«Representóla Heredia.» quinientas y diez semanas;
y si la cuenta confías
de un zángano entremetido
iq. Cautela contra cautela. te dirá que te he servido
tres mil y seiscientos días.
Y si todo aquesto ignoras,
Figura en la Parte 2.a de la colección espe te sacará desta duda
la aritmética menuda:
cial de Tirso (i635). Fué reimpresa en el si son ochenta y seis mil horas.
glo xviii, en 4.°, sin lugar ni año, y Hartzen-
busch la colocó en Autores españoles. 2o. La celosa de sí misma.
Moreto la refundió con el título de El mejor Pertenece á la Parte i .°de la colección de Tir
amigo, el rey. so (i627). Reimprimióse en el siglo xviii, sin
Cautela contra cautela es una de las ocho co lugar ni año, en 4.°, y por Hartzenbusch en su
medias del segundo tomo de la colección pro Teatro escog ido(tomo n)y en Autoresespañoles.
pia de Tirso, que no le pertenecen por entero. En la Biblioteca Nacional hay un manuscrito
Tiene el mismo argumento que El amor y el de esta comedia, fechado en i829, con el título:
amistad, comedia suya indubitada. Todo el Lo que puede la aprensión ó sea la celosa de si
primer acto y parte del segundo son iguales en misma.
ambas en el fondo y manera de desarrollar las Ls comedia de la primera época de Téi.lez,
escenas. Después varía algo Cautela (que es salpicada de alusiones á cosas del tiempo, como
una especie de refundición de la otra); da más hemos visto en la biografía que va en el tomo i.
juego la prueba de las mujeres; añádese el epi
sodio de la conjuración, que aumenta el inte 2i. Celos con celos se curan.
rés, y es más rápido el desenlace. Esta comedia Hállase en la Parte 4.a de Téllez (i 635).
es, en cierto modo, más perfecta y acabada que
Pero antes se había estampado como de Lope
El amor y el amistad, aunque mucho menos
de Vega, en la Parte 27 (extravagante) de Lope
valiente y rica en efectos dramáticos.
y otros (Barcelona, i633). Reimprimióla con
Parece, á juzgar por algunos pasajes, que el
el aditamento de «Comedia sin fama» D." Te
colaborador de Tellez en esta obra fué don
resa de Guzmán, sin año (hacia í733), en iS
Juan Ruiz de Alarcón. Tal es el parecer de Fer
hojas en 4.° sin numerar. De nuevo se estampó
nández-Guerra, en su libro sobre este poeta, y
en Cádiz, en la imprenta de D. Antonio de
aun la de Hartzenbusch. Murguía, i8i 5; 4.°, 32 páginas; en la colec
Pero del estilo y modo de expresarse propio
ción de Ortega (i826, tomo i de Tirso) y por
de Tirso hay multitud de pasajes en los dos
Hartzenbusch (Teatro escogido, ix) y en Au
primeros actos. Las frases amor vizcaíno, ha
blar caseramente, ojos porquerones, alma cor tores españoles.
En la Biblioteca Nacional hay un manus
cheta y otras mil, son suyas. Hasta hay pasajes
crito fechado en i .° de Diciembre de i625, y en
que recuerdan los de otras comedias. La rela
la Municipal otro de una refundición en cinco
ción del criado Chirimía (acto primero, es
actos, anónima y fechada en i8i8.
cena I), en que cuenta las horas de servicio
con su amo es igual á otra de la com-dia de Celos de amor y de honor ni aun á su padre
Téllez Amar por arte mayor (acto segundo, perdonan.
escena V), donde dice Bermudo: (Véase Habladme en entrando.)
¿Ansí se olvidan 22. El celoso prudente.
veinte años de parentesco,
dos meses de hospedería, Estampada por primera vez en Los Ciga
ocho semanas de mesa,
de trato sesenta días? rrales de Toledo, obra de Tirso (i62i ). Reim
¿Así dos mil y cien horas primióla D.a Teresa de Guzmán, en Madrid,
de aposento y ropa limpia?
hacia i733, con el título de Comedia sin fama.
Lo que en Cautela contra cautela dice Chiri El Zeloso prudente en el mayor aprieto de los
mía es: I celos. Sin año, 4. °, 22 hojas.
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA X1I1
En la Biblioteca Nacional hay un manus Por su parte D. Vicente García de la Huerta
crito antiguo de esta comedia con el subtitulo en su Catálogo (Madrid, i785, 8.°), por no
de Al buen callar le llaman Sancho, y Barrera equivocarse, registra los títulos en esta forma:
dice que también se imprimió con él. El noble siempre es valiente.— De Zárate.
Hartzenbusch lo reprodujo en su Teatro es El noble Martin Peláez y vida y muerte del
cogido de Fr. Gabriel Téllez, tomo n, y en Cid. — Del mismo.
A utores españoles. Vida y muerte del Cid. — De Zárate,
Calderón lo imitó con bastante servilismo como si fuesen tres obras distintas.
en A secreto agravio secreta venganza. Casi lo mismo habia hecho en í735 Medel en
su Catálogo impreso, si bien sólo adjudica á
23. El cobarde más valiente. D. Fernando de Zárate la que intitula: Noble
Sirvió de original para la impresión de ésta siempre es valiente, dejando anónimas las otras
comedia (que va en el presente volumen) la dos.
copia hecha por D. Agustín Durán de una El ya mencionado Huerta, recuerda tam
edición suelta del siglo xvir, que poseía don bién estas otras dos:
Justo de Sancha, en donde se atribuye á Fray «El cobarde más valiente. — De Molina.
Gabriel de Téi.i.ez. La conquista de Valencia por el Cid. — De
El asunto, que son las aventuras de un so Molina.»
brino del Cid, llamado Martín Peláez, fué Pero como estas citas están hechas sin nin
muy tratado por nuestros dramáticos. Parece guna precisión bibliográfica, no son de utilidad
ser el primero el anónimo que compuso la co alguna.
media de Las hazañas del Cid y su muerte con Para terminar, con la obra de Zárate, apun
¿a toma de Valencia, impresa en un rarísimo taré aún estas otras impresiones que he visto
tomo de Seis comedias de Lope de Vega y otros (y, poseo como casi todas las sueltas que men
autores. Lisboa, i6o3. Lope negó ser autor de ciono).
las obras contenidas en este volumen, afir Vida y muerte del Cid y noble Martín Pc-
mando á la vez que, aunque suena de Lisboa, láe'x. Madrid. Librería de Quiroga, i792, 4.°
fué estampado en Castilla. Vida y muerte del Cid y noble Martín Pe-
Viene luego El amor hace valientes, de don láe\. Dc un ingenio. Barcelona, Serra y Cen
Juan de Matos Fragoso, impresa en la Pri teno, i8oj, 4.°
mera parte de sus comedias. (Madrid, por Ju Valencia, Imprenta de Ferrer de Orga, i 8i 3,
lián de Paredes, i658, 4.°; la última del tomo. ) 4-°
He visto además una impresión suelta del si Valencia, Ildefonso Mompié, i822, ió.°
glo xvn, sin lugar ni año, también en 4.' y Resulta, pues, que prescindiendo del de M'o3
en 2o hs. sin foliar. (que no conocemos), son tres los textos de esta
A ésta sigue la titulada El noble siempre es obra.
¡'aliente. Comedia de D. Fernando de Zárate y i.° El cobarde más valiente que va en este
Castronovo. Manuscrito autógrafo, firmado y tomo.
cun dedicatoria á D. Alonso de Carcamo, fe 2.° El de Matos. Quiso este autor aumentar
chada á i 3 de Abril de i66o, existente en la Bi el interés y dar causa más enérgica al cambio
blioteca Nacional. Este texto es el mismo que de carácter de Martín Peláez, convirtiéndose
el impreso con el título de Vida y muerte del de cobarde en uno de los más heroicos guerre
Cid y noble Martín Peláez. Comedia de un in ros del glorioso Campeador; y en vez de traerle
genio de la Corte. Salamanca, Imprenta de la enamorado de Asturias, halla su dama en el
Santa Cruz, s. a., 4.°, 36 págs. Quizás haya campamento mismo del Cid, en su sobrina El
alguna anterior, pues, aunque anónima, se cita vira, á quien igualmente pretende el famoso
esta obra en el Catálogo de D. Juan Isidro Fa Alvar Fáñez. Los celos de éste y los de otro
jardo (que lo compuso á principios del si paladín moro despiertan, por fin, el dormido
glo xvm) con el título de El noble siempre es valor del asturiano, y en lucha particular
valiente. Con este mismo menciona Barrera vence á cada uno de sus competidores y ob
otra impresión suelta como «de un ingenio». tiene la mano de su prima.
Durán cita otra con el de El noble Martín Pe- 3.° El de Zárate. Esta obra, más confusa por
táe%. Tengo además otra impresión de Valen abundar más los episodios de todo género que
cia, José yThomásde Orga, i774; 34 págs., <\. " ahogan la acción principal que es ó debe ser
XIV CATÁLOGO RAZONADO
el tránsito en el alma de Martín Peláez de la de Guzmán en Madrid, con el título de Come
extrema cobardía al valor más temerario. . dia sin fama. Cómo han de ser los amigos, y
Viene el Rey Alfonso al campamento del de el non plus ultra de la amistad. 4.°, 36 págs. En
Vivar; interviene una Infanta mora, que es un la oficina de Juan de Ariztia.
marimacho, y están falseadas otras circunstan En el mismo siglo se reimprimió otras dos
cias históricas. veces: una por Suriá y Burgada. Barcelona,
De todos éstos el que mayor belleza dió al s. a. (hacia i78o), 4.°, i6 hs. sin numerar, y
asunto fué Tirso de Molina, si es que esta otra también en Barcelona por Juan Nadal,
obra es suya, cosa que por hoy no nos atreve í778, 4-°
mos á afirmar ni á negar. En la Biblioteca Nacional existe un manus
Sólo añadiremos, para concluir, la Diversión crito antiguo de esta comedia, cuyas variantes
de dos horas, ó comedia nueva historial, fácil hemos utilizado en el texto del tomo i de la edi
de executar en qualquier casa, para cinco hom ción nuestra.
bres solos, intitulada El mas heroyco español, Don Vicente Rodríguez de Arellano, en la
lustre de la antigüedad, con su entremés y saí refundición que á fines del siglo xvm hizo de
nete. Compuesta por Joseph Concha. Sin lugar la comedia de Lope, Lo cierto por lo dudoso, y
ni año (hacia i77o, Madrid, Librería de Casti se representó con mucho aplauso, colocó
llo), 26 págs. en 4.° en ella muchos versos de Cómo han de ser los
Intervienen el Cid, Martín Peláez, D. Or- amigos.
doño, el Rey D. Alfonso, Chaparrón, gracioso, En la nota de Los Cigarrales se dice que
y acompañamiento. esta comedia, así como la de El celoso pru
Entre la primera y segunda jornada va el dente, la representó Pinedo (Baltasar de), có
entremés Por engañar engañarse y el hoste mico muy renombrado y ensalzado particular
lero burlado y antes de la tercera el saínete mente por Lope de Vega, de quien fué amigo.
Las pruebas de un casado.
Para su obra tuvo José Concha, que era un 26. El condenado por desconfiado.
cómico de Madrid, principalmente á la vista la Impreso primero en la Parte 2.° de la colec
Vida y muerte del Cid, de D. Fernando de Zá ción peculiar de Tmso (i635). Hállase igual
rate, aunque le añadió episodios de su cosecha mente, y bajo el nombre de Tirso, en el tomo
especialmente en el primer acto que com ó parte de comedias del siglo xvn, poco ó nada
prende la jura de Santa Gadea. conocidas, que halló y describió en i887 el se
Por fin, este asunto ha servido también de ñor Adolfo Schaeffer, y que acaso haya perte
base á la tragedia de Casimiro Delavigne titu necido á la todavía incompleta colección de
lada La hija del Cid. Diferentes autores. (V. Ocho comedias descono
cidas de D. Guillén de Castro...) Leipzig, i887
24. El Colmenero divino. y tdmo l, pág. vm.) En este tomo se halla
Auto sacramental. Publicólo Tirso en su también otra comedia de Téllez titulada
Deleitar aprorechando (i635). Amor y celos hacen discretos, la cuarta en el
Reimprimióse á principios del siglo xvn con orden del tomo, así como El condenado es la
este título: El Colmenero divino. A uto sacra quinta.
mental. Del Maestro Tirso de Molina. Repre Reimpresa en Madrid (á nombre de Téi.lez)
sentóle Pinedo, año de i 62í. Sin lugar ni año, por Francisco Sanz, sin año (hacia i73o), en
en 4.°, i9 págs. Figura además en la colección 4.°, y otra vez por la misma época, también
de Autos sacramentales, formada por la Bi sin año ni lugar, en 4.°, i4 hojas foliadas.
blioteca de Autores Españoles por D.Eduardo Hartzenbusch la incluyó en su colección de
González Pedroso. Autores españoles y antes en el Teatro esco
£n la Biblioteca Nacional hay un manus gido, tomo xi.
crito antiguo de este auto con el título de El En la Biblioteca Municipal de Madrid hay
divino Colmenero; 35 hs. en 4.°, letra de fines dos manuscritos, copia moderna, de esta co
del siglo xvii ó primeros años del siguiente. media con el nombre del autor.
D. Manuel de la Revilla hizo dos refundi
25. 6ómo han de ser los amigos. ciones de esta obra, que han quedado manus
Impresa primero en Los Cigarrales de To critas y posee hoy el Sr. Menéndez y Pelayo.
ledo (i62i). La reprodujo en i734 D.* Teresa Mr. Alfonso Rover, autor de una Historia uni
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XV
versal del teatro, tradujo ésta y otras obras de El episodio de la vida de Pafnucio, tan be
Tirso y las publicó en París, i863, 8.° llamente novelado por Anatolio France, jun
Imitaciones parciales y episódicas abundan tándole otro del mismo origen, el de Santa
en nuestro antiguo teatro, y aun en el moder Tais ó Santa Teodora, que asimismo es tan
no, como El mal apóstol y el buen ladrón, de conocido de nuestros dramáticos del siglo xvii,
Hartzenbusch. parece el tránsito natural al lindo ejemplo (el
De los trabajos críticos acerca de este drama tercero) que D. Juan Manuel colocó en su Li
hemos dado cuenta en el prólogo del tomo i de bro de Patronio ó Conde Lucanor.
esta colección de Tirso. Pero así y todo la semejanza es incidental,
Esta comedia es una de las ocho en que como lo es igualmente la del ermitaño após
Tmso tuvo un colaborador que, probablemen tata, que también cita y aprecia debidamente
te, será distinto en cada una. Por las razones el Sr. Menéndez Pidal. Los dos juntos casi
que largamente hemos expuesto en nuestras componen el Condenado. Queda el engaño del
Investigaciones bio-bibliográ/icas acerca de Demonio y el bellísimo episodio del Pastorci-
Tirso de Molina (pág. io2), la parte que de IIo, que quizá sean de la invención de Tirso,
esta comedia corresponde á Tirso no es pe así como otros de menor cuantía que hay en
queña. Obra de tal grandeza no pudo ser ima su comedia.
ginada más que por una sola persona que es Como se ve por los últimos versos de la
tuviese á la altura del asunto. Abandonada obra resulta también que su verdadero título
luego por el autor, sufrió en poder de los có fué antes de ser coleccionada, El mayor des
micos algunas modificaciones poco esenciales, confiado y pena y gloria trocadas.
pero que bastaron á Tirso para negarle su
filiación por entero. 27. La Condesa bandolera ó la Ninfa
Al final de la obra dicen: del cielo.
Juez. No más; á Nápoles varaos
á contar este suceso. En el cuerpo de esta obra, que figura en el
Pedrisco. Y porque es éste tan arduo presente volumen, van expuestas las razones
y difícil de creer,
siendo verdadero el caso, que hemos tenido para preferir como texto
vaya el que fuere curioso principal (aunque todas las variantes van ano
(porque sin ser escribano
dé fe de ello) á Belarmino; tadas; de modo que, en realidad, están ambos)
y si no más dilatado el códice i6.698 de la Biblioteca Nacional que
en la Vida de los Padres
podrá fácilmente hallarlo. lleva el título de La Ninfa del cielo al impreso
Y con aquesto da fin titulado La Condesa Vandolera, edición suel
El mayor desconfiado,
y pena y gloria trocadas. ta, sin lugar ni año, pero de fines del siglo xvn
El cielo os guarde mil años. y á nombre de Tirso de Molina.
Halló, pues, Tirso el suceso, con todos sus La mayor antigüedad aparece comprobada
accidentes referidos, en las obras de Belarmino por otros dos manuscritos de la misma Bi
y en las Vidas de los Padres del Yermo, citas blioteca, ambos del siglo xvn, y uno con el
un poco difíciles de evacuar ciertamente. dictado de auto sacramental y algunas varian
Por consiguiente, lo que el Sr. Menéndez tes: el otro está incompleto.
Pidal establece en su Discurso como fuentes Al final de la obra dice
del Condenado por desconfiado son lo que pu Carlos. Y aquí
dieramos llamar fuentes de las fuentes del da fin La Ninfa del cielo.
mismo. cuya prodigiosa vida,
Eor caso admirable y nuevo,
Arrancan de un episodio del Mahabharala, udovico Blosio escribe
que aunque por sí mismo no tiene semejanza en sus morales ejemplos.
con el asunto de la comedia, sí la tiene con Trátase, pues, de un caso que había suce
varios cuentos persas, árabes y hebreos en que dido en Sicilia ó que, al menos, tenía tradi
dicho cuento, ú otro parecido, fué resolvién ción de tal en su favor.
dose y modificándose hasta parar en ciertas le Fué este asunto llevado más de una vez al
yendas de anacoretas, cuya vida penitente se teatro, como se verá por estas obras que si
parangona con la de algún miserable ó crimi guen:
nal que, sin embargo, realizan actos de extre La Ninfa del Cielo; auto representado en el
ma virtud. Corpus de i6i9 en Sevilla. Lo hizo la Compa
XVI CATALOGO RAZONADO
ñía de Juan Acacio Bernal. (S. Arjona: y\nales En esta obra, en vez de una son dos las da
del teatro en Sevilla, pág. 2i7). mas burladas por sus galanes y que se lanzan
Comedia famosa. La Vandolera de Italia y al monte como bandoleras: el desenlace es más
enemiga de los hombres. De un ingenio de esta pacífico, pues los burladores acaban por ca
corte. Debe de haber una impresión suelta del sarse con sus víctimas.
siglo xvn, porque se atribuyó esta comedia á Esta comedia de Lope fué refundida, en el
D. Pedro Calderón, si bien D. Juan de Vera mismo siglo xvn, con el titulo de Comedia fa
Tasis negó que fuese suya, y porque en el Ca mosa. A lo que obliga un agravio y las her
tálogo de Medel (i 735) aparece ya citada. manas vandoleras. De dos ingenios.
Tengo á la vista dos impresiones del si No conozco la edición del siglo xvn, que
glo xviii, las dos con el título referido; una debe de existir, porque la obra aparece citada
de Salamanca, Imprenta de la Santa Cruz, sin en el Catálogo de Medel, impreso en i735.
año, en 4.°, y otra de Barcelona, por Francisco También cita éste otra de igual título atri
Suriá y Burgada (hacia i77o), también en 4.°, buida á Calderón; pero, como no es suya, debe
y con 2o hojas sin numerar. aludir á La Bandolera de Italia.
Figuran en esta obra, además de los princi Sólo hemos visto de A lo que obliga un
pales personajes (la Condesa Ninfa, el Duque agravio una impresión hecha en Valencia, por
de Calabria, Anselmo y Laura), otros como José y Tomás de Orga, en i78i.en 4.°, con 32
Buñuelo, que sustituye á Roberto, Bato, gra páginas.
cioso, etc. En cuanto á quiénes sean los dos ingenios
El Demonio, que en La Condesa apenas tie se dice al final de la obra:
ne papel, aquí figura mucho. Entra desde lue Y aquí ponen fin dichoso
go en acción manifestando sus propósitos de A lo que obliga un agravio.
hacer caer á la casta Condesa Ninfa; y sigue in Matos y Villaviciosa
que agradaros solicitan.
terviniendo en todo, hablando al oído, lo mis
mo de la dama que del Duque, para vencer Barrera da como anónima esta obra.
sus escrúpulos. Los sucesos desarróllanse del Una de las variantes (la de Luis Vélez) de
mismo modo que en La Condesa, salvo que la célebre tradición extremeña de la Serrana
algunas circunstancias y episodios (como el de la Vera, tiene asimismo completa analogía
de la visión de la Muerte) llevan orden dis con la Ninfa del Cielo y hasta en el fin vio
tinto. lento de la heroína, que en España muere
Faltan personajes, como la Duquesa; pues ajusticiada. Lope que también dramatizó este
el Duque es soltero, y al final ofrece casarse asunto lo hizo con más honestidad y decencia,
con Laura. aunque probablemente con menos acuerdo y
Termina diciendo el Duque: semejanza con la leyenda ó historia. '
Conquista (La) de Valencia por el Cid.
Y aquí tiene fin dichoso,
¡¡ara admiración y ejemplo, (Véase Cobarde (El) más valiente.)
La Van Jotera de Italia,
cuyo caso verdadero Convidado (El) de piedra. .
l.udovico Blosio escribe:
perdonad sus muchos yerros. (Véase Burlador (El) de Sevilla.)
que es casi lo mismo que lo escrito antes.
28. La Dama del Olivar.
Esta refundición fué prohibida por edicto de
la Inquisición de i8o6 «por pasajes obscenos Se imprimió en la Parte 5.a de la colección
de la tercera jornada, y salir el Angel Custodio especial de Tikso (Madrid, i636), la novena en
Jesús hecho comediante y cantarse el Te el orden del tomo, y ha servido de original para
la reproducción quedamos en el presente.
Deum».
Pero ya acaso antes Lope de Vega había Fué hábilmente refundida por Mesonero
tratado un asunto muy semejante en Las dos Romanos y representada como indica el título
bandoleras y fundación de la Santa Herman- de un ejemplar manuscrito que existe en la
da! de Toledo, impresa tardíamente en i63o. Biblioteca Municipal.
(V. Obras de Lope de Vega publicadas por la Lorenza la de Estercuel. Comedia que baxo
Real Academia Española. Tomo ix, págs. ix el titulo de La Dama del Olivar escribió el
Maestro Tirso de Molina, refundida en tres
y 3.)
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XVII
actos por D. Ramón de Mesonero Romanos. pués de 8 de Junio de i625, en que se rindió
Representada por primera ven en el teatro de Bredá (Acto tercero, escena I). Debe de faltar
la Cruz el día 28 de Junio de i 827. En la Bi algo en el tercer acto, según ya advirtió Hari-
blioteca Nacional existe otro manuscrito del zenbusch oportunamente, al incluirla en su
mismo año. Durán equivocadamente atribuyó tomo de Autores españoles.
esta refundición á D. Dionisio Solís. También la publicó D. F. Grimaud y Ve-
El asunto de esta leyenda está relacionado launde en su Teatro antiguo español, Madrid,
con la historia de los primitivos tiempos dela i837, i6.°
Orden de la Merced, á que pertenecía Tirso, En la Biblioteca Municipal de esta corte hay
quien la habrá hallado en cualquiera crónica el manuscrito anónimo de una refundición
de su Orden. con el título de Lo que en seis leguas sucede
Al final dice desde Toledo á lllescas, i 83í; en cuatro actos
en verso.
Gastón. Partamos á Zaragoza, Y fué también refundida é impresa con el tí
y al General que gobierna
la Orden de la Merced, tulo: Desde Toledo á Madrid. Comedia del
Pedro Nolasco, que es piedra Maestro Tirso de Molina, refundida y puesta
divina de este edificio,
convidaremos que venga en cinco actos por D. Manuel Bretón de los He
á tomar la posesión rreros y D. Juan Eugenio Hartzenbusch. Re
desta Virgen pura y bella;
v labrándose al momento presentada en el teatro del Príncipe la noche
fábrica que permanezca del 24 de Diciembre de í847. Madrid, Im
en honra de nuestra sangre, prenta de D. S. Omaña, i 849, 8.° mayor. (De
la piedad aragonesa
tendrá un santuario znás. La España Dramática.) Según D. Eugenio
Hartzenbusch, en la Bibliografía de su padre
29. Del enemigo el primer consejo.
(pág. 68) D. Juan Eugenio «arregló los actos
Hállase esta comedia en la Parte 5.* de la
cuarto y quinto».
colección particular de Tirso (Tortosa, i634),
la primera del tomo. La incluyó D. Juan Eu 3i. Don Gil de las calzas verdes.
genio Hartzenbusch en el xi de su Teatro es
cogido de Fr. Gabriel Téllez, y después en Imprimióse primero esta comedia en la Par
Autores españoles. te 4.a de la colección especial de Tirso (i635).
lista obra parece ser una de las últimas de Reimprimióla, sin lugar ni año (en Madrid,
Tirso, y haberse escrito hacia ió32. En el hacia i734, 4.°, i8 hojas sin numerar), doña
primer acto hay una relación que no tiene Teresa de Guzmán, con el aditamento de Co
menos de 379 versos seguidos. Calderón, sin media sin fama, que puso á otras muchas de
embargo, había puesto otra en Las manos nuestro autor, para la reimpresión del cual
blancas no ofenden, en que el cómico que la tenía privilegio por diez años, desde i732.
recitase tenía que decir 455 versos sin respirar. También figura en la colección de Ortega
La obra de Tirso tiene muy buenos carac (tomo i de los cuatro de Tirso); en el Tesoro,
teres, especialmente el D. Alfonso, y está bien de Ochoa (tomo iv), en el tercero del Teatro
versificada. escogido de Fr. Gabriel Téllez, de Hartzen
Del mal el menos y averigüelo Vargas. busch y en Autores españoles.
Suelta hay una impresión moderna de Va
(Véase Averigüelo Vargas.) lencia, Terraza, Aliena y Compañía, i884,
3o. Desde Toledo á Madrid. en 8.°
Don Dionisio Solís arregló algo esta come
Estampóse en la Parte 26 de las Comedias dia para que pudiese representarse sin escrú
escogidas de varios autores, Madrid, Fran pulo á principios del siglo xix. Fernando Vil
cisco Nieto, i666,4.°, ocupando el séptimo lu se reía mucho en^su representación.
gar entre las del tomo y atribuyéndola al Maes Tirso la escribió antes de La Villana de Va-
tro Tirso de Molina. llecas, que se menciona dos veces (acto pri
Es indudablemente suya y de las mejores: mero, escena I y acto segundo, escena XIII),
basta la simple lectura para probarlo. Empe y también antes de la caída del Duque de Ler-
zóse á escribir en Toledo á los comienzos del ma (Octubre de i6i8), según la escena tercera
siglo xvu; pero fué concluida ó retocada des- del primer acto.
COMEDIAS DE TIRSO DE MOlINA. —TOMO II
XVIII CATÁLOGO RAZONADO
32. Doña Beatriz de Silva. Este texto es mucho menos completo que el
otro, habiéndose suprimido los pasajes ataja
imprimió Tirso esta comedia en la Parte 4.'
dos, sin duda para la representación, y aun al
de las suyas (Madrid, i635), la sexta en el
gunos otros.
orden del tomo, y es el original que nos ha ser
Podemos conocer aproximadamente la fecha
vido para la reproducción nuestra que se halla
del más completo, pues al principio de la se
en el tomo anterior (pág. 489).
Reimprimióla hacia i734 D.a Teresa de Guz- gunda jornada trae el reparto con la misma
letra del texto, en esta forma: «Rey, Autor;
mán, con el siguiente título: Comedia famosa
D. Alvaro, Alonso; D. Juan de Silva, Bernar-
Favorecer á todos y amar á ninguno. Doña
dino; Silveira, Tomás; Reyna, Sra. Micaela;
Beatriz de Sylva. Del Maestro Tirso de Mo D.a Beatriz, Sra. Isabel; Leonor, Sra. Dorotea;
lina. Madrid, sin año, 4.°, 4o págs.
Gentilhombre, Ortegón.»
Debió de escribirse hacia i6i8, pues se habla
EsteOrtegón, llamado Pedro, murió en ¡636
del Motu proprio de Paulo V en favor de la In
y estuvo casado con Micaela López, que fué la
maculada Concepción de la Virgen. Al final
que en el reparto hizo la Reina. Isabel, será
dice D. P. Girón:
Isabel la Velera; Dorotea tenía el apellido de
Para la segunda parte, Sierra; Alonso será el de Olmedo, etc. Debe
senado ilustre, os convida ser, pues, anterior á i 636 esta copia, lo que le
el autor con lo que falta
desta historia peregrina: aproxima más á Lope de Vega, pues en esa
la fundación, los milagros, época apenas habían empezado las refundi
regocijos, alegrías,
de la Concepción y muerte ciones.
de doña Beatriz dé Silva. Barrera, que conoció uno de estos manuscri
Lope de Vega trató este mismo asunto, si es tos, el segundo, al ver la firma de «Cortés» al
que es suya la que corre con el título de El fin de cada jornada, creyó ser éste el autor, y
milagro de los celos y Don Alvaro de Lu con el titulo de Doña Beatriz de Silva, adju
na, de Lope de Vega Carpio, en impresiones dicó en su Catálogo la obra á Cortés de Are-
sueltas del siglo xvm. El hecho de haber ha llano.
llado cabida en la colección académica de Lope Posteriormente, el toledano Blas Fernández
autoriza la paternidad. de Mesa volvió á dramatizar el asunto con el
En la Biblioteca Nacional existen dos anti título de La Jumiadora de la Santa Concep
guos y excelentes manuscritos de la comedia ción. Comedias, primera y seguida parte de la
de Lope, aunque indebidamente atribuidos á Vida y muerte de l)oña Beatriz de Silva, hija
Tirso de Molina. Son ambos del siglo xvn. de los Condes de Porlalegre: Fueron conclui
El mejor, que lleva el número i 5.435, se inti das en Toledo: la primera parte, á ii de Junio
tula El milagro por los celos, y de letra más de i664, y al final dice:
moderna: «De Lope de Vega.» Empieza así: Y si esta parte es contenta
que escribió otra ve¡ la pluma
Rey. Dejadme solo sin persona alguna. de Blas de Mesa, os ofrece
D. Alvar. Despejemos la sala, caballeros. jamás vista, la segunda.
Tirso había ofrecido esta segunda parte que,
que, como se ve, enmiendan ya la primera in
por lo visto, no llevó á cabo.
corrección del impreso. Pero de letra posterior
La de Mesa lleva la fecha de i4 de Junio del
se cambiaron estos dos versos así:
mismo año i664, tres días después de la pri
Rey. ¡Oh. qué proposición tan importuna! mera, que serían los que tardaría en copiarla.
Dejadme. Llevan además censuras fechadas en Toledo
D. Alvar. Despejemos, caballeros.
en el referido año.
que es como prevaleció en el segundo códice Existe el manuscrito en la Biblioteca Nacio
aunque tampoco esta variante, igualmente nal, donde igualmente hay otro ejemplar con
aceptable, pasó al impreso. algunas variantes, pero con la fecha de la licen
Este segundo manuscrito, número i6.4o2, cia para la representación, también de í664.
lleva, aunque de letra muy moderna, las pala Aunque el personaje principal es histórico,
bras «Tirso de Molina» y el título de Z).a Bea ni la época ni los sucesos corresponden con los
triz de Silva, puesto por el copiante, que, por de la comedia, sino es que están engañados los
error, escribió primero D.a Beatriz de Castro. que escribieron de las cosas de Toledo que
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XIX
hacen vivir á D.a Beatriz de Silva en tiempo de que gozó de la tiara
y Sumo Pontificado,
la Reina Católica y morir en i492. á la segunda comedía
En la obra titulada: La Margarita escondi le convido, que son tantos
da. Vida admirable y milagrosa de la lima, y que no pueden reducirse
nobilísima Sra. D.a Beatriz de Silva... Com á tan corto y breve espacio.
púsola en el año í66í Sor Catalina de San La fecha de la composición de esta come
Antonio, monja profesa del Real Convento de dia parece corresponder á fines de i622,en que
Toledo... publicada por las RR. MSL Concep- se representó en el palacio real. (Véase el
cionistas de la casa matriz de Toledo... Ma tomo iv de las Obras dramáticas de Lope de
drid, i9o3, en 4.°, io3 págs., se cuenta su Vega en Autores españoles.)
vida, poco más ó menos, como lo hace Tirso Don Juan de Matos Fragoso plagió esta obra,
en su comedia. como otras muchas, en la que tituló El hijo
Doña Beatriz era, según su historiadora, de la piedra, que figura en la primera y única
dama de la Reina Isabel de Portugal, segunda parte de sus comedias, impresa en Madrid,
mujer de D. Juan II de Castilla, y hermana de en i658. Fué reimpresa suelta con el título
D. Diego de Silva, conde de Portalegre. Su algo variado, así: El hijo de la piedra y se
peregrina hermosura despertó en la Reina tales gundo Pio V. San Félix. De D. Juan de Ma
celos, que la mandó encerrar en un cofre para tos Fregoso. Madrid, Antonio Sanz, i756,4.°,
que allí muriese, siendo milagrosamente sal 36 págs., por donde se ve la ignorancia del que
vada y socorrida por la Virgen. Retirada á San puso el título, pues canoniza por sola su au
to Domingo el Real de Toledo, vivió allí más de toridad á Félix Peretti. En la Biblioteca Na
treina años y después fundó el primer Conven cional hay un manuscrito antiguo (del si
to de Concepcionistas, muriendo santamente glo xvn) de esta obra.
en i49o, á los sesenta y seis años de su edad. Es, como hemos dicho, un plagio de la de
Si esto es cierto pudiera, no existir contra Téllez. Cambió algunas escenas y escribió de
dicción, sino hasta un fondo de verdad en las nuevo su obra; pero el asunto es el mismo,
principales aventuras de la comedia. Si tenía aunque no paró en la elección de cardenal en
sesenta y seis años¿ su muerte, nació en i424. favor del protagonista, sino que llegó hasta su
Estaba, pues, en lo mejor de su juventud advenimiento al papado.
cuando en i447 vino á Castilla como dama de El que fuere tobo no camine.
la Keina portuguesa, y pudo muy bien merecer
(Véase El castigo del pensé*que.)
elogios y preferencias, quizá meramente pla
tónicos del Rey, pero que despertarían el en
34. En Madrid y en una casa.
cono de su iracunda consorte.
Imprimióse en la Parte 35 de la gran colec
33. La elección por la virtud. ción de Comedias escogidas de diferentes inge-
Figura impresa por primera vez en la colec nios(Madrid, Lucas Antonio de Bedmar, i67i):
ción propia de su autor, Parte 5.a (Tortosa, la cuarta; atribuyéndola á D. Francisco de
i634); la quinta en el orden del tomo, y de Rojas.
aquí ha sido reproducido en el primero de esta Con posterioridad, y suelta, se publicó una
nuestra (pág. 343). refundición de esta comedia como de D. Pedro
Reimprimióla á principios del siglo xvm Calderón, y con el título de Lo que hace un
D.° Teresa de Guzmán con el título de: Co manto en Madrid. De ésta hay copia del si
media famosa. La elección por la virtud. Sixto glo xvm en la Biblioteca Nacional, también á
Quinto Del Maestro Tirso de Molina. Madrid, nombre de Calderón. (Ms. i7.3i4.)
s. a., 4.°, 4o págs. Y con las comunes omisio De éste no es, porque no figura en la lista
nes y lagunas en los demás textos, figura tam auténtica que de sus obras envió al Duque de
bién en el tomo m de los de Tirso en la colec Veragua.
ción de Ortega. La primera, esto es, la titulada En Madrid
Al fin de la obra ofrece Tirso una segunda y en una casa, tampoco parece de Rojas, ni por
parte, diciendo. sus circunstancias intrínsecas, ni porque aquel
poeta no la incluyó entre las suyas.
Césap.o. Si los sucesos extraños En estas condiciones, por el año i839, halló
quiere saber el curioso
de Sixto Quinto, en cuatro años D. A lberto Lista un tomo que la contenía, y en
.
XX CATÁLOGO RAZONADO
el primero de los artículos críticos del Teatro Hartzenbusch afirma, con razón, que ni aun
escogido de Fr. Gabriel Téllez que empezaba en cuanto á la obra primitiva «por desgracia
á publicar Hartzenbusch, .escribió: no poseemos el texto genuino de la obra origi
«Y ya que hablamos de Tirso nos atrevemos nal: el acto tercero de En Madrid y en una
á suplicar, tanto al editor de la Galería dramá casa, está evidentemente mutilado, y el desen
tica como al Sr. Durán que tan generosamente lace resulta frío, soso, mal trabado con lo que
se ha interesado en el buen éxito de esta em antecede y ajeno de todo artificio, cuando en
presa, averigüen imparcialmente y con dete lo demás de la comedia hay artificio con ex
nimiento si la comedia intitulada En Madrid ceso.»
y en una casa es ó no de aquel autor cómico. Para enmendar esto de algún modo, Hart
El ejemplar que poseemos de esta pieza, y que zenbusch, con acierto, imprimió en el apéndi
parece arrancado de un tomo antiguo de co ce el acto tercero de Lo que hace un manto, que
medias, la atribuye á D. Francisco de Rojas. es mucho mejor y, de seguro, más parecido al
Una nota manuscrita... dice: «.Es la misma, con que Téllez habrá puesto en su obra.
corta diferencia que la que se halla en este tomo Tenemos, pues, que una gran parte del ter
con el título de Lo que hace un manto en Ma cer acto de la obra que Lista adivinó como de
drid, de Calderón.» El anotador continúa: «yo Tirso, no es suya. Por mi parte, añadiré, que
creo que es de Rojas.» A mí no me lo parece; tas interpolaciones abundan en los otros dos
porque Rojas no podía escribir dos páginas sin actos.
algunos rasgos gongorinos, y esta comedia no Conocemos la fe^ha en que se hizo esta pri
los tiene. Su estilo es de Tirso: deTmso son las mera refundición, que fué en i635, pues en la
incertidumbres del galán; las intrigas y trave escena XI del acto segundo, se dice:
suras de la dama para traerle desvelado; hasta
D. Gabr. ¿Cuál es esa?
los chistes del gracioso son suyos. Si las inves Pacheco. La Casa de comedia,
tigaciones eruditas que pueden hacerse en la que en esta misma acera,
porque Apolo la cursa, es cuarta esfera .
escogida colección del Sr. Durán justifican esta D Gabu. ¿Hallas buenas ahora?
opinión nuestra, creemos muy justo restituirle Pacheco. En ellas, como en todo, se mejora;
á nuestro Tirso una composición algo más re puesto que Lope muerto,
dudoso esté el teatro de su acierto.
gular, aunque del mismo género que otras su D. G'BR. ¡Gran pluma le ha faltado!
yas, >' que no cede á ninguna de ellas en la sal Pacheco. Fué prodigioso, y poco celebrado
si con su ingenio miden
cómica y en la gracia del estilo.» (Lista: Ensa sus alabanzas.
yos literarios, II, 97.) D. Gabr. Nunca las olvidan
los bien intencionados;
Hartzenbusch estudió el asunto y vió que, que sin él quedan viudos los tablados.
«en efecto, no se puede dudar que salió de la
pluma de Tirso: trama, diálogo y lances lo Esto debía de escribirse á raíz del triste su
están diciendo.» Y en fe de esto, la incluyó en ceso; y en esa época ya no escribía Téli.ez co
el tomo de Téllez de la Biblioteca de Auto medias del género de la que se trata. En el
res españoles. mismo acto hay unas endechas que siempre
Creyó, además, que lo que Rojas había he coinciden en Tirso con comedia dudosa ó al
cho había sido refundir el acto tercero, y que terada.
esta refundición es la que, cayendo en manos ¿Se hallará alguna vez el texto primitivo de
de un impresor ignorante, bautizó con el títu este gracioso drama?
lo de Lo que hace un manto en Madrid, y ad
judicó á Calderón, cometiendo con ello un do 35. Escarmientos para el cuerdo.
ble desatino, pues ni es de Calderón ni el títu
lo que el retundidor quiso darle fué aquél, sino Aparece impresa primero en la colección es
el primitivo, como se prueba con los últimos pecial de Tirso, Parte 5.a (Madrid, i63G), ocu
versos de la refundición, que dicen: pando el tercer lugar entre las demás del tomo.
Et cétera; que esto basta, Esta impresión ha servido de original para la
y el saber lo que sucede nuestra, que se halla en la pág. 55 del volu
Ln Madrid y en una casa. men presente.
En cuanto á que sea Rojas el autor de Lo que Por los años de i734 la había reimpreso
hace un manto, nos parece aserción poco fun D.a Teresa de Guzmán, en Madrid, y en 36
dada; y, tanto más, cuanto que el mismo páginas, en 4.° Figura también, algo mutilada,
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XXI
f*
XXIV CATALOGO RAZONADO
No es probable que Tirso plagiase á Lope, día en i735 el Catálogo de Medel parece in
sino ' que ambos habrán tenido presente un dicar la existencia de alguna impresión suelta
mismo original italiano. que, sin embargo, nadie dice haber visto.
Pero nos ha servido para completar el final
43. La Huerta de Juan Fernández. una refundición antigua que, manuscrita, exis
Se estampó primero esta comedia en la te en la Biblioteca Municipal de esta Corte (3o,-
Parte 3.a de las de su autor (Tortosa, í634), i3) y lleva por título: La Joya de las montañas.
la última del tomo. Comedia histórica de Don Francisco López de
No sabemos que se hubiese reimpreso en el Benavides. El autor es desconocido, y el ma
siglo xvm;pero en el siguiente aparece en la co nuscrito, en tres cuadernos, de letra de fines
lección de Ortega (tomo iv de Tirso) en el Tea del siglo xvii.
tro escogido de Fr. Gabriel Téllez (tomo v) y Consta de una Introducción y tres jornadas.
en Autores españoles. Los personajes de la introducción son: El
Se escribió en i62ó, pues en el acto segundo, Rey de Aragón, La ciudad de Jaca, El Hado,
escenas V y VI, hay dos cartas que llevan res La Fortaleza, La Fama y Músicos.
pectivamente las fechas de i4 de Abril y 29 de En la comedia conservalos principales per
Marzo de aquel año. En el acto tercero, es sonajes de la de Tirso, cambiando sólo el
cena II, dice: nombre de la criada Laura en Lucinda, y hace
D.'' Petr. Murió en Sevilla mi madre intervenir á Dos Angeles y al Demonio.
en el rigor de este invierno La introducción está destinada á cantar las
á manos de aquel diluvio glorias aragonesas, y en el drama incluyó casi
que tantos pobres ha hecho.
todo el de Téllez, con las adiciones consi
Empezó esta inundación en Sevilla el do guientes á los nuevos personajes que intercala
mingo 25 de Enero de i626, á las dos de la ma
y otras de menor bulto.
ñana. Salió el Guadalquivir de madre, rom La piadosa leyenda de Santa Orosia fué de
piendo la puerta del Arenal, anegando dos ter las que primero aparecieron en nuestra escena,
ceras partes de la ciudad, derribando casas, pues no menos que á los tiempos en que aún
ahogando personas y bestias, destruyendo ha era vivo Juan del Encina se remonta la His
ciendas, dejando á muchos pobres y llevándose toria de la gloriosa Santa Orosia, compuesta
del Arenal la mayor parte de las mercaderías por el Bachiller Bartolomé Palau, natural de
venidas de Indias, según atestiguan varios Burbáguena. La cual es una historia muy sen
contemporáneos que hicieron Relaciones del tida y apacible para representarse.
gran diluvio y fueron impresas. Debe de haber impresión del siglo xvi de
Juan Fernández era un acaudalado propie esta obra, que fué reimpresa en Barcelona, por
tario y regidor de la villa de Madrid. Sn Huerta, Sebastián de Comelias en i637; y con arreglo
situada en el Prado, poco más ó menos al pie á un manuscrito, diferente de este impreso, y
de los jardines del actual Ministerio de la Gue copia sin duda de la vieja edición, en i 883 por
rra y parte del paseo, era, á la vez que una D. Aureliano Fernández-Guerra con el título
casa de placer, un establecimiento útil; pues general de la obra y sus ilustraciones, de Caída
Juan Fernández la dotó de agua suficiente y y ruina del imperio visigótico español. Primer
arrendó á buen golpe de lavanderas que le da drama que las representó en nuestro teatro. Es
ban pingües beneficios. tudio histór ico-crítico. Madrid, i883,4.°, 2o4 pá
Según Tirso en Deleitar aprovechando, que
ginas. (Publicóse primero en una revista, creo
describe y elogia esta era quinta, la mejor de que La civilización cristiana.)
la Corte. Debióle este drama una ilustración completa
La Impía Jezabel. á Fernández-Guerra, deslucida por la ordina
(Véase La mujer que manda en casa.) ria excesiva credulidad de aquel insigne escri
tor. Es muy singular que citando, como lo ha
44. La Joya de las montañas: Santa ce, todos los libros que mencionan á la virgen
Orosla. Orosia, y tratándose de una obra dramática, no
Para la edición del presente tomo sirvió de se acuerde de la de Tirso, ni de la de Benavi
original el incompleto manuscrito i 5. i 25 dela des. Bien que en cuanto á esta última, desco
Biblioteca Nacional, único texto que hemos nocida hasta el presente, es disculpable la
podido hallar. El hecho de citar ya esta come- omisión de ella.
'
DEL. TEATRO DE TIRSO DF. MOLINA XXV
Parece seguro que Tirso conoció la obra de tin de Hermosi l la, Impresor; sin año, 36 págs.
Palau, pues, aunque cambia el nombre del pro en 4.°; Imprenta de Joseph Antonio Hermosilla,
metido de Orosia, que en Palau es no menos sin afio, 4.°; José Padrino, sin año, 32 págs.
que el rey D. Rodrigo, en lo demás sigue el en 4.° Y hay además otras dos impresiones sin
mismo desarrollo la acción, y conservó los lugar, ni año, ni imprenta, una en i6 hojas sin
nombres aun de personajes secundarios, como numerar, en 4.°, y otra en igual tamaño con
Cornelio, hermano de la mártir, y el moro Me- 3a págs. numeradas.
cot, figura de poco interés en el drama. Acaba esta obra ofreciendo Tellez, como
de costumbre, continuarla:
45. El Laberinto de Greta. (Auto sa Toledo envidie y celebre,
si venturoso el criarte,
cramental.) lloroso y triste el perderte.
El manuscrito i4.773 de la Biblioteca Nacio La patróna de Castilla
Los Lagos de San Vicente
nal, que es del siglo xvu, va reproducido en el son éstos: en la segunda,
presente volumen, habiendo tenido á la vista Tirso su fin os promete.
otro de igual procedencia, aunque incompleto Lope, que trató casi todos los asuntos, no
y más moderno. olvidó éste, escribiendo la comedia que aún se
No creemos que se haya impreso hasta halla inédita en nuestra Biblioteca Nacional
ahora, si bien ya lo menciona, con el nombre (Ms. i7.324) con el título Santa Casilda. De
de su autor, el Catálogo de Medel, impreso Lope de Vega. (Este nombre de otra letra,
en í735 (pág. i29) y lo repite Huerta en el aunque del mismo tiempo, y en la del texto:)
suyo (pág. 2o9). Comedia de Phelipe de Medina po. res (Este se
Con el mismo título de El Laberinto de gundo nombre tachado.) Intervienen: Casilda,
Creta, y con el dictado de tragicomedia, com Zara, Alima, Abenamar, Celín; Gonzalo, viejo;
puso y publicó Lope de Vega en la Parte xvi Ortuño, Rodrigo, Nuño y Fernando (esclavos
f i6ai) de su colección especial una obra dra cristianos), Tarfe, Calambre, gracioso, El De
mática, y en la Parte xxvi (i667) de la de Co monio, Alimenón, rey viejo; Dos ángeles, Un
medias escogidas hay una fiesta de zarzuela morabito, viejo; Laura, villana; Benito y An
atribuida á Juan Bautista Diamante y repre tón, alcaldes villanos, y Músicos.
sentada ante el Rey. Empieza la música:
El auto de Tirso lleva la fecha de i638, que
indicará el año en que fué compuesto. Al alcázar de Toledo
que el dorado Tajo baña,
De otros dos autos con el mismo título hay las corrientes cristalinas
memoria. Uno compuesto por D. Juan Durán que humildes besan sus plantas...
de Torres, racionero de la catedral de Sevilla, El desarrollo de la leyenda es el mismo que
fué representado en las fiestas del Corpus de en Tirso. Casilda oye en sueños una voz que
dicha ciudad en i642; y otro, escrito por don le dice que reciba el bautismo. Su propensión
Fernando Diez dé Leiva, se hizo en igual día al cristianismo le hace desechar los obsequios
y en la misma ciudad el año i657. (Sánchez del príncipe moro Abenamar y sólo atiende á
Arjona: Anales del teatro en Sev., págs. 36r y sus cautivos, de los cuales el viejo D. Gonzalo
4i2.) le instruye en los rudimentos de la religión
católica. En el acto segundo se realiza el mila
46. Los Lagos de San Vicente. gro de las flores y salida de Toledo por consejo
de un ángel que le manda busque en Cas
Hállase impresa esta comedia en la Parte 5.* tilla los Lagos de San Vicente. Siguen las pe
de las de su autor (Madrid, i 636), la segunda regrinaciones y aventuras de la joven para ha
en el orden del tomo; y de aquí la trasladamos llarlos; el Demonio intenta estorbarlo por va
al presente, pág. 27. rios medios; pero los ángeles le hacen huir.
Reimprimióse muchas veces en el siglo xvm, Termina con el bautismo de Casilda; y al final
aunque por rara excepción no la hallo entre dicen:
las de D.a Teresa de Guzmán. Casi todas las
ediciones de aquel tiempo son sevillanas, pues Antón. Mil cosas tengo que darte.
conozco las siguientes: Imprenta dei Correo Calambre. No me apartaré oe ti.
Gonzalo. Y acabe esta historia aquí
viejo; sin año, 32 págs. en 4.°; Lucas Mar hasta la segunda parte.
XXVI CATÁLOGO RAZONADO
El inteligente y eruditísimo hispanista don ocupando el noveno lugar entre las del tomo, y
Antonio Restori, Catedrático de la Universidad de aquí pasó al tomo i de nuestra colección,
de Messina, en Sicilia, halló hace tiempo en la páginas 579 y siguientes.
Biblioteca de Parma el manuscrito de una co Reimprimióla á principios del siglo xvm
media anónima titulada Nuestra Señora de D.a Teresa de Guzmán con el siguiente título:
Sopctrán, copia firmada por cierto Alonso Hor- Comedia famosa. La lealtad contra la embidia
tiz de Velasco, y esta nota: «Sacada en san lu- y hazañas de los Pizorros. Del Maestro Tirso
car de barramjsda á treinta de marzo de i635.» de Molina. Tercera parte. Madrid, sin año,
Esta comedia es la misma que la manuscrita 48 págs. en 4.°
de nuestra Biblioteca Nacional y titulada La Es la última parte de la grande y hermosa
Virgen de Sopetrán, de letra del siglo xvii, trilogía que nuestro Mercenario consagró á los
procedente de la Biblioteca de Osuna, y la conquistadores del Perú. No cede su eleva
misma también que con el titulo de La batalla ción poética, belleza de lenguaje, versificación
de Sopetrán fué impresa suelta, según Barrera, y estilo á las anteriores. Todo en esta obra es
en i672. Todas tienen por asunto la Santa Ca admirable; y quien de tal manera sabe compe
silda de Tirso, aunque enlazado con otros epi netrarse con el alma de su nación y reflejarla
sodios de la vida de la Santa y con el célebre en las creaciones literarias es, no sólo un gran
monasterio de Sopetrán, cerca de Hita (Guada- dísimo poeta y el primero de los discípulos del
lajara), donde la tradición supuso que la Virgen incomensurable Lope, sino así como el genio
María se apareció á Alí-Petrán, hermano de y encarnación del espíritu de un pueblo he
Casilda, cuando lleno de ira venía en persecu roico en los períodos de su mayor grandeza.
ción suya. Tirso no hace más que indicar esta
Lo que puede la aprensión.
parte de la leyenda de la princesa mora (i).
De este convento se publicó en i67o una his (Véase La celosa de si misma.)
toria por fray Antonio Heredia (V. Muñoz y Lo que hace un manto en Madrid.
Romero, pág. 25i) deslucida por la grande in
gerencia que el autor concede á los falsos cro (Véase En Madrid y en una casa.)
nicones. Lorenza la de Estercuel.
No es mucho más limpia, aunque sí copiosa,
(Véase La Dama del Olivar.
la fuente que de seguro tuvo Tirso para su
comedia, que debió de ser la famosa Historia El Marqués del Camarín.
de Avila, del P. Ariz (Alcalá de Henares, i6o7), (Véase Amar por razón de Estado.)
pues el oficio que Santa Casilda tiene en la igle
sia metropolitana de Burgos es muy sucinto. 48. Marta la piadosa.
Como Tirso siempre se acomoda con bastan
te rigor á lo histórico de los temas que elige, no Impresa primero en la Parte 5.a (Madrid,
hay para qué repetir lo que pasa como historia i636) de la colección de Téi.lkz, donde lleva el
de la vida de la protagonista de Los lagos deSan sexto lugar.
Vicente, y sólo añadiremos que, según la creen Fué reimpresa por D.'\ Teresa de Guzmán
cia general, Santa Casilda vivió á mediados del á principios del siglo xvm con el titulo de Co
siglo xi, y su fiesta se celebra el 9 de Abril. media sin fama. La beata enamorada. Marta
La primera escena de Los lagos de San Vi la piadosa. Del Maestro Tirso de Molina.
cente es exactamente igual, como puede verse, Madrid, sin año, 36 págs. en 4.°
á la primera de Las Quinas de Portugal. Entró en el Tesoro del teatro español, de
Ochoa (París, i 83 8 ) , tomo iv. Luego en el
47. La lealtad contra la envidia. tomo i del Teatro selecto de Fr. Gabriel T¿llez,
Figura esta comedia en la Parte 4? (Ma de Hartzenbusch, y en Autores españoles.
drid, i635) de la colección especial de Tirso, Fué refundida por D. Dionisio Solís en cinco
actos; hay copia manuscrita en la Biblioteca
(i) Medcl cita otra comedia titulada Los valles de Municipal, con la fecha de i834. Otra refun
Sopetrán, cuyo ms. halló también el Sr. Restori en la dición se titula: La beata enamorada. Comedia
Bib. de Parma. Quizá sea la misma que la titulada Los
de Tirso de Molina, refundida en 5 actos por
valles de Sopetrán, comedia de D. Diego de Aguayo y
Teroncs, que existe ms., con fecha i682, en la Kib. mu D. Pascual Rodriguez de Arellano, ms. en 4.°,
nicipal de esta Corte. en la misma Biblioteca. En tiempos más mo
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XXVII
demosse publicó: Marta la piadosa. Comedia Empieza:
en 5 actos en verso del Maestro Tirso de Mo Sacrist. ¡Salga fuera el vil hebreo
lina, refundida por l). Calixto Boldún y pues la luz no ha conocido!
Conde. Representada en el teatro de Varieda Leví. Si es la luz el Prometido
yo conocerla deseo.
des en Enero de i866. Madrid, imprenta de
Rodríguez, i866, 8.° mayor, 74 págs. Este auto versa sobre un milagro ocurrido
Entre las imitaciones, la más célebre es La en Segovia, en que unos judíos clavaron una
mojigata, comedia en tres actos de D. Leandro hostia con un puñal y empezó á salir de ella
Fernández de Moratín. tan gran cantidad de sangre, que cegó á Siquén
La fecha de la composición de la comedia de el apuñalador.
Tirso resulta de ella misma. D. Luis Fajardo Termina:
se batió contra quince navios del Conde Mau
ricio, los venció y entró en La Mamora, guar Y aqui, señores, se acaba
este milagroso ejemplo
necida por los moros, en 6 de Agosto de i6i4. tan conocido en España.
Una relación larga que hay al principio del Mayor semejanza con la obra de Tirso tiene
acto segundo de Marta la piadosa, y que se la Comedia famosa. Las siete estrellas de Fran
supone escrita á raíz del suceso, demuestra cia. San Bruno, de Luis de Belmonte Bermú-
que entonces se escribió la obra. dez, impresa en la Parte 2/.a de la gran colec
ción de Comedias escogidas (Madrid, i663), y
49. El mayor desengaño. de que se han hecho impresiones sueltas en el
siglo xviii (Valencia, Viuda de José de Orga,
Fué impresa esta comedia en la Parte i .a
i762, 4.°, 32 págs.)
de la colección de su autor (Sevilla y Ma El fondo del asunto es el mismo, pero las
drid, i627), la sexta en el orden del tomo, y aventuras son diferentes. Toma la última parte
de ahí la trasladamos á la nuestra; tomo i, pá de la vida de San Bruno cuando era estudiante
gina 9o. en París y se ordena de sacerdote. Aparece
Reimprimióse en la Parte 42.,» de la Colec también el terrífico episodio del cuerpo de
ción de comedias de diferentes autores. Zara Dineo (Diocres) que resucita, lo mismo que en
goza, i65o: la novena del tomo; y desde enton Tirso, para decir á los circunstantes, que lo
ces no volvió á salir de molde, que sepamos. oyen con estupor, porque le tenían por santo,
Nos parece, sin embargo, un excelente dra que se había condenado.
ma, y en cierto modo el complemento del Con
denado por desconfiado. Dion ó sea Raimundo 5o. La mejor espigadera.
Diocres, pues el asunto tiene un fondo histó
rico ó, á lo menos, tradicional, diácono y maes Está impresa en la Parte 3.a (Tortosa, i634)
tro en París, se condena por excesiva con de la colección especial que Tirso hizo de "sus
fianza: la que le daba su soberbia, negando la obras, llevando el tercer lugar entre las demás
misericordia divina y hasta su infinito poder. del volumen y sirvió de original para nuestra
Tirso dice que estrenó su obra Cristóbal edición en el tomo i, págs. 3 í i y siguientes.
Ortiz; y en este caso debió de ser antes de i622; A principios del siglo xvm la reimprimió
pues consta que en dicho año se representó en D.a Teresa de Guzmán con el título de Come
el Real palacio por Avendaño y su compañía dia famosa. La nuera más leal y mejor espiga
el San Bruno, que verosímilmente es El ma dera. Del Maestro Tirso de Molina. Madrid,
yor desengaño, de Téllez. sin año (hacia i 733), 4o págs. en 4.°
En nuestra Biblioteca Nacional hay manus A mediados del siglo xvi fué este asunto lle
crito (número i6.682) un Auto sacramental in vado á la escena por el famoso poeta toledano
titulado: El mayor desengaño, atribuido á Sebastián de Horozco, en su Representacion
Tirso de Molina, pero de letra moderna, sin fecha por el Auctor, de la famosa historia de
duda engañado el que lo escribió por la iden Ruth.
tidad de título de la comedia. Son interlocuto Desgraciadamente está incompleta esta obra
res: Berrueco, sacristán; Lev'x, hebreo; Siquén, en el único texto conocido de ella que sirvió
hebreo; Luzbel; María; Manasés, hebreo; Pas para la impresión que se hizo en i874 (Can
cual; Benito; Domingo, villano; Músicos y Dos cionero de Seb. de Horozco, Sevilla, i874, pá
ángeles. gina i95, en 4.°), faltando las más interesan
XXVlII CATALOGO RAZONADO
tes escenas del final y que, á juzgar por lo bien hasta libros enteros se escribieron en pro y en
planteado del asunto y lo lindamente versifi contra de los coches.
cados que están los trozos que conocemos, se El Melancólico es la primera redacción ó
rían primorosas. texto de la comedia Esto sí que es negociar;
Barrera cita una comedia suelta titulada: (Véase) y forma un drama de carácter muy
La mejor espigadera de Felipe Godínez, que bien descrito y sostenido.
no hemos visto. Calderón tiene un auto sacra Los personajes, asunto y parte de los versos,
mental, Las espigas de Ruth, impreso diversas son iguales en ambas comedias. En la titulada.
veces. Esto sí que es negociar, el primer acto es por
Don Ramón de la Cruz compuso dos partes entero de Tirso. El segundo, en que se conser
de La espigadera, impresas en el tomo iv de su varon algunos versos y escenas, pudiera ser de
Colección, en diez volúmenes (Madrid, i786 otra mano, así como el tercero, en todo dis
á i79i) y otras veces, y representadas en i777 tinto, del correspondiente del Melancólico.
y i783. En competencia de la primera parte En la refundición desapareció el carácter.
de Cruz, que fué muy aplaudida, principal El hijo del Duque, aunque sabio, no es serio y
mente por la maravillosa ejecución de la Pepita concentrado, sino alegre y enamoradizo. Toma
Huerta y la buena música conque la exornó cuerpo y aumenta el enredo la conversión de
D. Pablo Esteve, escribió é hizo representar la dama en Duquesa de Clarence, que en el
D. Manuel Casal en i778 una segunda parte Melancólico es un episodio inútil al final. En
de la Espigadera, que fué mal recibida. resumen: de una comedia de carácter, se hizo
Por último, el mismo asunto llevó á la es- una de enredo.
ceca un Fr. Miguel Magraner y Soler, que vi Hartzenbusch (Teatro escogido, tomo ix,
vía á principios del pasado siglo y dejó inédito pág. 33i) presume que la causa de haber Tirso
un drama titulado: Ruth Moabita, bisabuela refundido obra tan excelente como El Metan-
del rey David, que se conserva en nuestra Bi cólico sería «que alguna parte del público de
blioteca Nacional. bió de creer que aquel Rogerio tan grave, tan
misterioso y que daba respuestas con visos de
5i. El melancólico. oráculos á los pretendientes que admitía á su
audiencia, tenía alguna semejanza con el sabio
Impreso en la Parte /.° (Sevilla, Madrid, y melancólico Felipe II, que haría pocos años
i627) de la colección dramática del autor: el
que había muerto, cuando Tellez escribió su
quinto en el orden del tomo. Ha servido de comedia. Por lo menos, el encargo hecho al
original para nuestra edición en el primero de secretario que emborrona la carta, en vez de
estos dos volúmenes; págs. 6i y siguientes. echar polvos, es dicho que se atribuye á aquel
No consta que lo hubiese reimpreso D." Te
monarca.»
resa de Guzmán ni otro alguno hasta que
Quizás habría algo de lo que Hartzenbusch
Hartzenbusch lo colocó en el tomo ix de su
dice, y por eso la comedia del Melancólico no
Teatro escogido de Fr. Gabriel Téllez.
volvió á imprimirse y fué sustituida por la otra.
Escribióse en í6i i, pues en la escena IV del
acto tercero se dice:
52. La mujer por fuerza.
El Consejo discreto
Ins coches manda quitar. Salió por primera vez á luz en la Parte 2.°
Si el autor quiso, como sospecha Hartzen (Madrid, i635) de la colección particular de
busch, pintar en esta obra al rey D. Felipe II, Téli.ez y este texto es el reimpreso en el
pudo aludir á la rigurosa pragmática que dió tomo i de la nuestra, págs. 235 y siguientes.
en i578 sobre los coches Pero como estas alu Estrenóla el autor de compañías, Cristóbal
siones eran casi siempre, entre nuestros auto Avendaño, según afirma el encabezado de la
res cómicos del siglo xvn, á cosas de actuali comedia; pero no nos consta el año en que fué
dad, es seguro que aludía Téllez á las Reales el suceso.
provisiones de 3 y 4 de Enero de i6í i, que re Figura en el tomo h de la colección de Or
glamentaron el uso de carruajes y redujeron tega (Madrid, i829, págs. i25), pero llena de
su número. Posteriormente á i627, en que fué atajos y mutilaciones que la hacían completa
impresa esta comedia, hay muchas resolucio mente inútil, pues las supresiones habían re
nes, pues la materia llegó á interesar tanto que caído justamente en las escenas más graciosas,
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XXIX
aunque fuesen algo picarescas. La censura de carmelita Fr. Pedro de Vargas, que fué repre
los directores de aquella colección era excesi sentada en Sevilla, por la compañía de Barto
vamente severa; por lo cual sus textos no tie lomé Romero, en el Corpus de i642. (S. Arjona
nen valor, aunque sí las juiciosas observacio An. del t. en Sev., pág. 36o.) La Vida y rapto:
nes críticas que acompañan á cada pieza. de Elias, de Matías de los Reyes, impresa
En la Biblioteca Municipal hay una comedia en i629; el auto sacramental de Rojas Zorrilla,
titulada: La mujer por fuerza, en cinco actos, La viña de Nabot, representado en Granada
que suena aprobada en i877 y será tal vez re en i648 y acaso antes en Toledo: existe im
fundición de la obra de Tirso, cosa que no he preso y manuscrito en la Biblioteca Nacional.
podido comprobar. El carro del cielo de Calderón; El vengador de
los cielos y rapto de Elias de Bances Candamo
53. La mujer que manda en casa. (tomo i de sus Poesías cómicas); El gran pro
feta Elias, comedia de Don Ivón, ó sea D. An
Dióse primero á la estampa en la Parte 4.a
drés González de Barcia, cuyo autógrafo, fe
(Madrid, i635) de la colección de su autor, chado en i697, existe en la Biblioteca Nacio
donde figura en el número tercero, y ha ser nal; Elias y Acab, comedia anónima del si-,
vido de original para la nuestra reimpresión glo xviii, manuscrita en la misma Biblioteca,
el tomo i, pags. 46o y siguientes. y acaso otras que ahora no tengo presentes.
En la Biblioteca Nacional existen dos ma
nuscritos antiguos de esta comedia, uno de 54. Alo hay peor sordo...
ellos con grandes atajos y enmiendas para la
representación. Hállase impresa en la Parte 3.* (Tortosa,
Reimprimióla en Madrid D.a Teresa de Guz- í634) de la colección propia de Téllez.
mán, sin año (hacia i734), en 36 págs. en4.°, y Reimprimióla, completando el título, Doña
respetando por esta vez su título verdadero. Teresa de Guzmán, en Madrid, sin año,
No hizo lo mismo otro impresor de la misma 4.°, 38 págs. De nuevo se imprimió en Madrid,
época que la dió á luz con el siguiente: Come librería de González, i8o4, en 38 págs. en 4.°
dia famosa. La impía Jenabe! mujer del infeliz Figura en el tomo m de Tirso de la colección
Acab, y Triunfo de Elias. Del Maestro Tirso de Ortega; en el 4.° del Teatro escogido de
de Molina. Imprenta y librería de D. Isidro Ló Fr. Gabriel Téllez y en Autores Españoles.
pez, calle de la Cruz, en Madrid; sin año, 4.°, Escribióse por los años de i625, á juzgar por
34 págs. y en que el texto ha sufrido algunas los diversos pasos de la comedia en que se
modificaciones. alude al ataque que los ingleses dieron al
Otra refundición se hizo á mediados del pro puerto de Cádiz en dicho año.
pio siglo xviii y existe manuscrito de ella en la Scarron imitó «sta obra en su Jodellet due-
Biblioteca Municipal (67-2) con el título de La lliste.
más heroica venganza de la traición más impía;
pero en la cubierta lleva este otro: Comedia 55. No le arriendo la ganancia. Auto
nueva. La tirana de Israel. Del Maestro Tirso sacramental.
de Molina. Este manuscrito lleva las censuras Precedido de loa se imprimió este auto en
de i 3, 28 y 3o de Octubre de i755 y parece que Deleitar aprovechando (Madrid, i635), en el
el título que entonces llevaba la obra era el de Martes por la tarde, según la división de ca
La tirana de Israel que luego les pareció poco pítulos que Tirso hizo de su obra, y fué re
sonoro. Él censor D. Antonio Pablo Fernández presentado por Baltasar de Pinedo «en Madrid,
llama al autor «el gran Tirso», cosa notable delante del rey Felipe IIL»
para aquellos días. De aquí lo tomó D. Eduardo González Pe-
Introdúcese un personaje nuevo llamado droso para su colección de Autos sacramenta
Mandrágora, que es el criado gracioso de que les en la Biblioteca de Autores españoles y por
carece la comedia de Téllez, pues Coriolín esta causa no le hemos reproducido nosotros;
es un pastor .'Esta refundición está hecha con como no lo hicimos con El colmenero divino,
gran libertad en los versos; los de arte mayor que se halla en igual caso.
fueron suprimidos casi todos. La alegoría de este auto está tan disminuida
Sobre el mismo asunto, en todo ó en parte, que más parece una comedia de enredo y aun
de esta obra versan el Auto de Elias, obra del de carácter para pintar las veleidades de una
XXX CATÁLOGO RAZONADO
mujer caprichosa. La versificación es mag Don. Agustín Durán la incluyó en su 7 alia
nífica. española (Madrid, i834) y Hartzenbusch en su
Teatro escogido de Fr. Gabriel Téllez, tomon,
56 . Nuestra Señora del Rosarlo. La
y en Autores españoles. .
Madrina del cielo. (Auto sacra
La comedia fué compuesta antes de i6a3,
mental.)
pues consta de su encabezado que la estrenó
Fué impreso en el libro titulado: Navidad, Jerónimo Sánchez (ó su compañía), y consta
y Corpus C hv i sí i festejado por los mejores In también que se ejecutó en el Real palacio de
genios de España, en diez y seis Avtos a lo Madrid el 2o de Julio de i623 por Domingo
divino, Diez y seis Loas, y diez y seis Entre Balbín. (Averiguador, tomo i, pág. 9.)
meses. Representados en esta Corte, y nunca El asunto, tomado de un cuento del Eoc-
hasta aora impressos. Recogidos por Isidro de caccio, fué puesto antes en escena por Lope
Robles. Madrid, loseph Fernandez de Buen- de Vega en su Halcón de Federico; por más
dia, i664. 4.°, 4 hojas preliminares y 373 pá que la circunstancia de no figurar esta come
ginas. dia en la segunda lista del Peregrino (i6i8) y
Ocupa el de Tirso el número i2 entre los no aparecer impresa hasta la xm Parte de
autos y lleva el título: Muestra Señora del Ro Lope (i62o) pudiera hacer dudar sobre cuál
sario, la Madrina del cielo. Tirso de Molina. de los dos autores escribió primero. Pero como
De aquí lo hemos trasladado al presente tomo, no se plagiaron, la averiguación interesa me
al final del mismo. nos y la omisión de Lope también significa
La necesidad de un segundo título á esta poco; porque en su inmensísimo caudal ni él
clase de piezas obedece á que muchas llevan mismo sabría, en un momento dado, cuántas
el primero para indicar que se había de repre y cuáles tenía compuestas. Sobre esta come
sentar en la festividad que indica, según cos dia de Lope y demás imitaciones del cuento
tumbre de muchos pueblos de España. En el boccacciano del Halcón, ha publicado el ale
mismo tomo de Navidad y Corpus Christi, mán Rudolf Anschutz, en i892, un estudio
hay otro de Cubillo que lleva por subtítulo acompañado del texto de la obra de Lope de
Ciento por uno, y en la Biblioteca Nacional, Vega.
manuscritos de Nuestra Señora del Rosario, Sirve el mismo tema de base á la comedia
se registran hasta cuatro, con los segundos de D. Fernando de Zárate, Quien habla más
dictados de El tesoro escondido, El salteador obra menos, impresa en la Parte 44.* de la
venturoso, El esclavo de su hijo y El tirano colección Comedias escogidas (Madrid, i678);
enamorado. Impreso hay también uno de Ro para otra de-D. Andrés de Baeza, titulada No
jas Zorrilla en que añade al encabezado «y co se pierden las finetas, impresa en la Parte II
rona más hermosa». (Madrid, i65g), y lo recuerdan claramente Fi
Hay asimismo autos de la Virgen del Pilar nesas contra desvíos, de Bretón de los Herre
y bajo otras muchas advocaciones; pues, como ros, y Handera negra, de D. Tomás Rodrí
hemos indicado, en el siglo xvn se festejaba guez Rubí.
el patrón ó patrona del pueblo con comedias
y autos lo más á propósito que fuese posible. 58. La Peña de Francia.
(V. Pérez Pastor: Nuevos datos acerca del Impresa en la Parte 4.a (Madrid, i 635) de
histrionismo en España: pasim.)
la colección peculiar de Téllez, la décima, y
reproducida por nosotros en el tomo i de la
57. Palabras y plumas.
nuestra, págs. 645 y siguientes.
Impresa en la Parte /.* de la edición que También la reimprimió D.a Teresa de Guz
Tirso publicó á nombre (Madrid y Sevilla, mán con el título de La Peña de Francia y
i627) la primera del tomo. traición descubierta; Madrid, sin año (hacia
Reimprimióla en el siglo xvm en Madrid i734); 4o págs., en 4.°
D.a Teresa de Guzmán con el siguiente y ex En la Biblioteca Nacional existe un manus
traño título: El petimetre con palabras y plu crito antiguo (núm. i 5.632) de esta obra, atri
mas. Comedia famosa. Del Maestro de las buido á Lope y á Tirso, en letras diferentes
ciencias Tirso de Molina. Madrid, á costa entre sí y distintas también de la del texto.
de... Sin año (hacia i733), 4.°, 4o págs. Está lleno de acotaciones y tachaduras, como
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XXXI
destinado á la representación en el teatro, ¿Qué importa morir tan presto,
según demuestra también el reparto en las jor flores, hijas del Abril,
pues vivís estando alegres
nadas 2.a y 3.a todo aquello que vivís?
Con el título de La Peña de Francia se im Dure quien nace dichoso,
muera quien vive infeliz,
primió en una Parte extravagante de Lope, que vivir penando siempre
sin año, pero de Sevilla, según D. Juan Isidro es penar y no vivir.
Fajardo que la vió, El casamiento en la muerte Y acaba diciendo Roque, poco tuerteen gra
de aquel gran poeta. Esto sería causa de que mática, lo que sigue:
en el Catálogo de Medel (i 735), y luego en el
Con esto, senado ilustre,
de Huerta, se conservase este título; no con tiene fin esta tragedia,
fundiéndola con la de Tirso de Molina, que que á más elegantes luces
escribió el padre Mariana;
también mencionan, sino por creer se trata de cuyo risco se descubre
dos obras de igual título. La Peña de Francia no muy lejoi de Antequera,
no interviene, sin embargo, más que como in en los campos andaluces.
significante episodio en la obra de Lope. El ms. lleva hoy el número i4.745
El asunto histórico ó, por lo menos, tradi En el Museo Británico (Add-33, 478) existe
cional del hallazgo de la imagen de Nuestra otro manuscrito, copia moderna (del siglo xix)
Señora de la Peña por el francés Simón Vela y que, según noticias, es el mismo que el ante
ó Simón Rolán, como escriben otros, se halla rior, de La peña de los enamorados; pero atri
referido en diversas historias impresas y ma buido á Tirso de Molina, quizá por quien
nuscritas. De una de ellas titulada: Historia supo que Gallardo había tenido la comedia de
y milagros de Nuestra Señora de la Peña de aquel título. En el mismo tomo se hallan las
Francia, con las indulgencias concedidas <í los copias modernas de La dama del Olivar y de
cofrades y á las personas que visitan dicha El que fuere bobo no camine y castigo del
imagen. Salamanca, por Matías Gast, ¡56j, pensé-que, tales como las reimprimió D.a Te
4.°, pudo tomar su comedia Téllez. Con pos resa de Guzmán.
terioridad se han publicado otras dos histo En la Biblioteca Municipal hay un manus
rias de este santuario. (V. Muñoz y Romero: crito de La Peña de los enamorados, comedia
Üic. bibliogr. histór., y Menéndez y Pelayo: en tres actos en verso por Ü. Francisco Antonio
Obras de Lope de Vega, Vil, cxlvii y sigtes.) Gómez y Heredia, en 4.*
Uno de los primeros ensayos literarios de
5o. La peña de los enamorados. D. Aureliano Fernández-Guerra fué un drama
titulado La peña de los enamorados que dió á
De esta obra sólo el nombre conocemos por conocer en Granada, y que no sabemos haya
ahora. D. Bartolomé José Gallardo asegura sido impreso.
que poseyó un manuscrito de ella, que se pro
ponía publicar con la vida del autor, y que 6o. Por el sótano y el torno.
perdió todo el célebre día de San Antonio
Fué impresa en la Parte 2.a (Madrid, i635)
de i823 en Sevilla, con sus demás papeles y
libros que cayeron en el Guadalquivir, al em de la colección propia del autor, la sexta; y es
barcarse apresuradamente con las cortes y re una de las cuatro que Tirso declaró pertene-
gencia, huyendo de las tropas auxiliares fran cerle por entero, pues al final de la comedia se
cesas que se acercaban. dice:
En la Biblioteca Nacional existe el manus Esto sirva
de entretener solamente:
crito de una tragedia de aquel título de letra no porque haya estas malicias,
del siglo xix, aunque la otra puede ser algo que por el sótano y torno
anterior; pero no hay indicio para considerar Tirso escribe, mas no afirma.
que pueda ser la de Tirso ni aun refundida. Consta en el tomo i de la colección de Or
Intervienen en ella: D. Luis, D. Fernando, tega (Madrid, i826), en el décimo del Teatro
Roque, Zaide, Tarfe, Alí, Celinda, mora, Do escogido de Fr. Gabriel Téllez y en Autores es
rotea, Teresa, hermana de Fernando, Arlaja, pañoles.
mora, criada de Celinda y Muza. Fué refundida por D. Dionisio Solís.
Su principio es el siguiente, que canta la Escribióse esta comedia en i622; porque en
música: el acto tercero, escena III, dice Santillana:
XXXII CATÁLOGO RAZONADO
El manto, aunque despuntado, La comedia del Dr. Juan Pérez de Montal-
con palmo y medio de red; bán El rigor en la inocencia, tiene alguna se
¿qué? ¿pensaba su merced
qu las puntas qite han quitado mejanza con la de Tirso. Se imprimió suelta,
les hacen falta? ¡Bonitas según Durán, y de ella hay un manuscrito en
son! Si en carrres anduvieran,
de la misma carne hicieran nuestra Biblioteca Nacional.
guarnición las mujercitas.
Pues bien; en una carta de i6 de Noviembre 63. Próspera fortuna de Don Alvaro
de i622 (Bib. Nac., ¡Vis. x-i57) se dice: «Se qui de Luna y adversa de Ruy Lo»
tan guarniciones de oro y plata, y telas de plata paz Oávalos. Primera parte.
y oro en cualquiera género de vestidos; capas Está inclusa en la Parte 2.a de las comedias
de seda; sedas sobre sedas, y excesos de guar de Tirso (Madrid, i635), y desde entonces, que
niciones, puntas de mantos», etc. sepamos, no se ha vuelto á imprimir hasta que
nosotros la hemos puesto en el tomo primero
6i. El pretendiente al revés. de esta colección, págs. 263 y siguientes.
Hállase impresa en la Parte /.a (Madrid y En la Biblioteca Nacional hay un manus
crito antiguo de esta obra (núm. i7.ioi), que
Sevilla, i627) de la colección de Tirso, donde
lleva el rótulo: Comedia famosa de Ruy Lopez
ocupa el segundo lugar.
de Abalos de mira de mesqua. El título y el
Doña Teresa de Guzmán la publicó con el
autor, de letra sobrepuesta y algo posterior.
titulo de Comedía sin fama. El pretendiente al
Esta copia está firmada por un Juan Jerónimo
revés. Madrid, sin año (hacia i733).
García, que quizá fuese cómico. Sigue ente
Durán en su Talla española (i834), Grimaud
ramente el texto auténtico de la obra de Té-
y Velaunde en su Teatro antiguo español
llez.
(i837) y Hartzenbusch en su 'Teatro escogido
Damián Salustrio del Poyo tiene dos come
(i839), y en Autores españoles reimprimieron,
dias sobre este asunto, respectivamente. La
sucesivamente, esta favorecida comedia, cuyo
próspera fortuna del famoso Ruy López de
verdadero título seria, según los últimos ver
Avalos el Bueno v La adversa fortuna del
sos de ella, El rábano por las hojas.
muy noble Caballero Ruy López de Avalos el
Y si no véngase acá Bueno, impresas ambas en Parte tercerade las
y cenará á poca costa,
porque sólo Le daremos comedias de Lope de Vega y otros autores,
el rábano par las hojas. Barcelona, i6i 2, y en la Bilioteca de Autores
españoles. De ellas, sólo la segunda tiene al
Con el título de El rábano por las hojas hay
guna conexión con la de Tirso, aunque cada
dos comedias modernas que nada de común
uno lleva el asunto por rumbo diferente.
tienen con la de Tirso. Esta de Téllez es, como hemos dicho, la
primera parte de la Adversa fortuna de Don A l-
62. Privar contra su gusto. varo de Luna, ambas muy interesantes; pero
Aparece impresa en la Parte 4.* (Madrid, en las que parece que Tirso tuvo uno ó más
i(335) de las comedias de Tirso; la primera del colaboradores anónimos.
tomo.
Reimprimióla á principios del siglo xvm 64. La prudencia en la mujer.
D.° Teresa de Guzmán, sin año, en 36 páginas, Hállase impresa en la Parte 5.a (Tortosa,
en 4.°, y Hartzenbusch en sus dos citadas co i634), de la particular colección de Tirso.
lecciones, por lo cual no tuvo cabida en la A principios del siglo xvm la reimprimió
nuestra. D.a Teresa de Guzmán, en 4.°, 44 págs.
En la Biblioteca Municipal de Madrid haz Reimprióla en i834 D. Agustín Durán, en
los manuscritos de dos distintas refundiciones. su interrumpida Talía española; de aquí la
Se titula el primero Los acasos, y está dividida tomó D. Eugenio de Ochoa para su Tesoro del
en cuatro actos, en verso. Lleva una censura teatro español (tomo iv), y Hartzenbusch la in
fechada en 2i de Abril de i785. cluyó en su Teatro escogido de Fr. Gabriel
La segunda refundición es más moderna, Téllez, tomo vi, y en Autores españoles.
también anónima y en cinco actos, con la fe Tirso, como de costumbre, ofrece una se
cha de i829. gunda parte, que acaso no llegó á escribir.
rn-
Refundióla á fines del siglo xvm un tal Ci 65. Guíen calla otorga.
priano de Segura, con el título de La pruden Estampóse en la / .a parte de las comedias
cia en la mujer y más perseguida reina. De del autor (i627), la octava del tomo y á conti
esta mala refundición existe un manuscrito en nuación de El castigo del pensé-que, de la que
la Biblioteca Municipal de esta corte.
es segunda parte.
Don Juan Eugenio Hartzenbusch compuso Fué escrita poco después que ella y, por
igualmente una refundición de esta comedia, tanto, en i6i 3, aunque parece que su represen
que se representó por primera vez en el teatro tación no se efectuó hasta i6i7, pues dice que
del Circo el 2o de Mayo de i858. Imprimióse la hizo Olmedo (Alonso de), y éste no figura
póstuma en i9o2, como hemos dicho en el como autor de título hasta aquel año.
prólogo del tomo i, pág. lxxx. Ya hemos dicho que la reimprimió unida
Otra refundición hecha en época más mo con la i.° parte de D.a Teresa de Guzmán, á
derna se imprimió dos veces: la última con el principios del siglo xvm. Poco posterior es
título de La prudencia en la mujer, comedia de otra impresión suelta de Quien calla otorga,
Tirso de Molina, refundida en cuatro actos y sin lugar ni año, en 4.°, de 32 págs.
precedida de un discurso por Enrique Funes. Fué refundida en cinco actos por Juan Ca
2.a edición, corregida por el refundidor. Santa
rretero y se representó en el teatro de la Cruz
Cruz de Tenerife. Imprenta de A. ./. Benitcz, el 28 de Agosto de i827, época en que empezó
i 88y; 4°, lvii-i77 Págs. á conocerse y estimarse nuestro poeta, como
En el discurso preliminar trátase, con poca se ve por las refundiciones de Solís, Mesonero
novedad, de los refundidores y arregladoresde y éstas del estimable galán, compañero de Rita
obras antiguas, y al fin lleva unas notas ya re Luna.
lativas á la comedia en que el autor razona Medel cita una obra de este título de don
sus modificaciones. La refundición no es mala, Bartolomé de Enciso y otra de Calderón. Qui
pero sí excesivamente larga; toda ella no se zá sean ambas la deTéli.EZ, aunque también
soportaría en escena. la menciona. Huerta repite lo dicho por Medel;
De las imitaciones sólo conocemos una ópera Barrera atribuye, en duda, una á D. Diego Ji
titulada Doña María de Molina, á que puso ménez de Enciso, sevillano.
música D. Ramón Carnicer; y el drama de
igual título de D. Mariano Roca de Togores,
66. Quien da luego, da dos veces.
Marqués de Molíns, estrenado en el teatro del
Principe el i1 de Julio de i837, é impreso con Una copia moderna de esta comedia, que
eruditas notas históricas, que también son existe en la Biblioteca Nacional, núm. i5.948,
aplicables al drama de Tirso. ha servido para la impresión que ofrecemos en
Además del excelente artículo crítico que este tomo. En el Catálogo de Medel (i 735) se
para esta comedía escribió D. Agustín Durán, menciona este título, lo cual indica la existen
también publicó el eminente hispanista Mon- cia de una impresión suelta que no hemos po
sieur Alfredo Morcl-Fatio, en i9oo, en el pri dido haber á las manos. Huerta y los demás
mero de sus Eludes sur le théátre de Tirso no hacen otra indicación que demuestre ha
de Molina (Bulletin hispanique d' Avril-Sep- berla visto.
tembre de i 9oo), uno acerca de La prudencia Parece ciertamente de Tirso, y tomado el
en la mujtr, investigando sus fuentes, que fue asunto, en lo principal, de la novela de Cer
ron la Crónica de Fernando IV y la Historia vantes La señora Cornelia.
de Mariana. Aunque para los lectores españo Quien fuere bobo no camine.
les no tengan gran novedad las observaciones
del Sr. Morel, no, hay que olvidar que están (Véase El castigo del pensé'que.)
escritas principalmente para los numerosos
cultivadores que en Francia, Italia, Alemania, 67. Quien habló pagó.
Inglaterra y Estados Unidos cuentan hoy los Pertenece á la Parte 2.a (i635), especial de
estudios de historia literaria de España, aquí Tirso.
COMEDIAS DE TIRSO DE MOlINA. —TOMO II
XXXIV CATALOGO RAZONADO
No sabemos que desde entonces haya vuelto Lope de Vega cita en la primera edición de
á imprimirse; por lo cual va en nuestra colec El peregrino en su patria (i6o3) una comedia
ción, tomo i, pág. í78. suya titulada Las Quinas de Portugal , y
El título no responde exactamente al fondo Barrera añade: que es la misma que en la
del asunto; pues el noble y desdichado Conde Parte xxn de Lope y otros autores figura
de Urgel, mandado asesinar por la Reina de con el nombre de La lealtad en el agravio, y
Aragón, no habló; es decir, no se vanaglorió de suelta, con los de En la mayor lealtad, etc., y
los favores que merecía á su reina, para reci Favores del cielo en Portugal. Pero no aparece
bir tal castigo, ordenado sólo á consecuencia en la colección académica de Lope, y supongo
de los embustes y calumnias de un cortesano. que no tendrá el carácter histórico de la de
Tirso acaso le hubiese puesto al principio tí Tirso.
tulo diferente.
El Rábano por las hojas.
68. Quien no cae no se levanta. (Véase El pretendiente al revés.)
Se imprimió esta obra en la Par te 5.a (i 636),
7o. La Reina de los Reyes.
propia de Téllez, y desde entonces no ha
vuelto á gozar la publicidad en los tipos de Se imprimió en la Parte 2.* (i635) de Tir
imprenta. Va, pues, en nuestra colección y en so, de donde la trasladamos á nuestra colec
el tomo presente, páginas i42 y siguientes. ción, tomo i, páginas i49 y siguientes, pues
Hartzenbusch dice que es «comedia de desde aquella fecha no tenemos noticia de que
asunto devoto, muy bien escrita y muy buena se haya reimpreso.
mientras la protagonista es mala; desde que se El argumento, que es la aparición milagrosa
convierte, que es á la mitad del acto segundo, á San Fernando de una escultura de la Virgen,
el drama se echa á perder.» (Com. escog. de fabricada por dos ángeles, que luego desapa
Tirso, en Autores españoles, pág. xlii). recen, comprende también varios sucesos de
Suscribimos la primera mitad de esta opi la vida de aquel glorioso Rey. La imagen se
nión. Es, efectivamente, cosa primorosa la veneró en la Catedral de Sevilla muchos siglos,
versificación, lenguaje y estilo de las primeras y aún quizás exista.
escenas de esta obra; pero no creemos que El asunto era tradicional, según dice Tirso,
luego se «eche á perder»; pues hay mucha que igualmente parece quiso dar otro título á
fuerza dramática en los períodos de lucha y su obra, pues dice en los últimos versos:
dudas que siguen á la poco firme conversión Y esta es, porque fin le demos,
de Margarita. Con la evidente languidez de la tradición que tenemos
de la Virgen de los Reyes.
algunas escenas del acto tercero y todo, nos
parece éste uno de los buenos dramas del A fines del mismo siglo xvn fué servilmente
autor. imitada la comedia de Tirso por el sevillano
El asunto debe de estar sacado de la vida de Guedeja y Quiroga, que compuso La mejor
Santo Domingo de Guzmán, cosa no imposi luz de Sevilla N. Señora de los Reyes. Come
ble, ni siquiera difícil de averiguar. dia famosa. De D. Gerónimo Gvedeja y Qvi-
roga. En 4.° y i6 hojas numeradas; sin lugar,
69. Las Quinas de Portugal. ni año, ni imprenta. Parece edición sevillana
de fines del siglo xvii. Tengo además otra
Existe en la Biblioteca Nacional el original edición algo posterior, sin indicaciones tipo
autógrafo de esta comedia que concluyó Tirso gráficas y también en 4.° y en i6 hojas sin nu
en Madrid, á 8 de Marzo de i638, y lleva indi merar.
cación de las fuentes en que ha bebido lo histo Al fin de la comedia, dice Ajonjolí:
rial de ella. Este manuscrito hemos, como era
natural, reproducido en el presente volumen. Y aquí, senado famoso,
da fin la historia más pfa
Cita ya esta obra (que no creemos haya sido de la Virgen de los Reyes,
impresa nunca) el Catálogo de Medel, estam la Mejor luz de Sevilla,
pado en i735; lo cual demuestra que en este ex que demuestra cuál era el verdadero nombre
celente repertorio dramático figuran, como ya de la imagen.
hemos indicado, no sólo obras publicadas, sino Relativas al cerco y toma de Sevilla hay va
las que aún no lo habían sido. rias obras dramáticas y hasta á principios del
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XXXV
siglo xvm, un tal D. Manuel Durán compuso ñesa de Asturias, también de Luis Vélez. Con
una trilogía entera sobre el asunto. la que tiene algún mayor parecido es con La
Gallega Mari-Hernández.
7i. La república al revés. El asunto de la Romera es por completo no
velesco; pues la acción ocurre en tiempos de un
Figura en la Parte 5.a (i636) de Téi.i.ez, y Ordoño de León, coetáneo del Conde de Casti
de aquí la hemos reproducido en el tomo pre lla D. García Fernández, y D.a Sol (la Romera)
sente, pág. 83 y siguientes. se dice hija de D. Manrique de Lara. En cuanto
Reimprimióla D.° Teresa de Guzmán, en al Conde D. Lisuardo, presunte cuñado del
i733, con el aditamento de Comedia sin fama; Rey de León y forzador de la Romera, es per
36 páginas en 4.° La fe de erratas lleva la fe sonaje completamente desconocido en nuestras
cha de Madrid, i4 de Diciembre de i733. crónicas.
El asunto es histórico en el fondo: Tirso lo La Romera de Santiago se estrenó en Pala
habrá tomado de alguna historia del Bajo im cio á fines de i622 ó principios del siguiente.
perio; pero muchos episodios son de invención (Véase tomo ív de las Obras de Lope de Vega,
suya ó del que le haya servido de fuente. La en Autores españoles, pág. xv.)
comedia, salvo alguna que otra escena, nos
parece mediana. 73, 74 y 75. La Santa Juana. (Trespar-
tes.)
72. La Romera de Santiago.
Las dos primeras partes de esta trilogía
Hállase impresa en la Parte xxxm de la monástica fueron impresas en la Parte 5.a
colección de Comedias escogidas (Madrid, José (i636) de la colección propia del autor. La
Fernández de Buendía, i67o, en 4.°), la tercera tercera ha quedado inédita; y de todas existe
en el orden del tomo y atribuida á Tirso. un precioso manuscrito, en gran parte autó
Con el mismo título de La Romera de San grafo, en nuestra Biblioteca Nacional (Vitri
tiago, y adjudicándola á Luis Vélez de Gue na 3.*, núm. 23). De él nos hemos servido para
vara, se imprimió suelta en el siglo xvni. De la impresión que va en el presente tomo, pá
ella he visto dos ediciones: una de Madrid, ginas 238 y siguientes, sin olvidar su cotejo
imprenta de San^, i?5i, i6 hojas en 4.°, y con el impreso, que no resuelve los lugares di
otra de Valencia, José y Tomás de Orga, fíciles.
i777, 32 páginas, también en 4.° Conocemos las fechas exactas de la compo
Hay sendos manuscritos de esta obra en las sición de estas obras. La primera parte, que en
Bibliotecas Nacional y Municipal, que confor el manuscrito de la Nacional es autógrafa,
man ambos con la impresa á nombre de Luis lleva al principio la nota que dice: «Acto pri
Vélez. mero: en Toledo á beynte de Mayo de mili y
Cotejadas ésta y la atribuida á Téllez, se seyscientos y trece, por Fr. Gabriel Téllez.» Y
ve que la única diferencia consiste en haber en la última hoja dice: «En Toledo á 3o de
suprimido Vélez una gran cantidad de versos mayo de í6i 3. Omnia subjiciuntur Stae. roma-
en las relaciones algo extensas y haber intro nae eclessiae et censurac omnium eius filiorum
ducido algunos cortos para ser cantados. qui cum charitate et sufficientia illa correxe-
El romance de sabor antiguo ó imitado: rint. Frai Gabriel Téllez.» (Dos palabras ta
Preso tienen al buen Conde, chadas.)
al Conde don Lisuardo, Parece, pues, seguro que esta primera co
porque forzó una Romera media se escribió en diez días, hallándose el
camino de Santiago,
autor en Toledo, y que fué representada en
está en ambos. Madrid en Agosto ó Diciembre, del mismo
Después de estas impresiones aparece tam año, pues de aquella fecha son las censuras
bién en la colección de Ortega (tomo iv); pero para su representación.
muy mutilada. Con arreglo al más antiguo Esta primera parte lleva aprobaciones de
texto va en el presente tomo, págs. 388 y si Tomás Gracián Dantisco, fechadas en Madrid
guientes. á 8 de Agosto, 23 de Noviembre y 2 de Di
No es exacto, como se ha asegurado, que ciembre de i 6i 3, y en ellas se titula la come
este sea el mismo asunto que el de La Monta- ¡ dia Vida de Santa Juana. También lleva una
xxxvi CATÁLOGO RAZONADO
licencia para la representación, fechada en Se rita de Austria. Zaragoza. Por Lucas San-
villa á 22 de (roto) de i6i5. chez. Año i6i i. Las fuentes de esta obra,
La segunda no debió de retardarse mucho, pues la Santa Juana nació en i48i y murió en
porque la tercera, que también es autógrafa i 534, son unas memorias biográficas de cierta
y va firmada, lleva al principio de cada una de Sor María Evangelista, compañera de la Santa,
las jornadas estas fechas: «En Toledo, á 6 de y que Tirso introduce en su comedia é inter
Agosto de i6i4; en Toledo, á i2 de Agosto de viene en todos los actos de aquélla, indicando
i6i4; en Toledo, á 24 de Agosto de i6i4.» Fué, el propósito de narrar sus acciones.
por consiguiente, compuesta esta tercera co En la Biblioteca del Escorial hay un volu
media de Santa Juana en diez y ocho días. minoso códice (Serrano: Escritoras españo
D. Luis Fernández-Guerra, en su libro so las: h, 65i), titulado Libro del conorte que
bre Alarcón (pág. i86), dice, aunque no lo au es el que se escripia de los sermones que predi
toriza, que la Segunda parte de la Santa Juana caba Santa Juana de la Cruz estando elcuada,
fué estrenada en Toledo á i5 de Diciembre de escrito en su vida (i5o5), y que quizás ella
i6i3. misma dictaba á sus discípulas. Refiérese á su
En las Relaciones de Luis Cabrera de Cór cesos relativos á la vida de Jesucristo y difu
doba, pág. 557, se escribe de Madrid, con fe sión del Evangelio. Acerca de sus famosas
cha 28 de Junio de i6i4: »Al otro día (es decir cuentas (ó sean las de su rosario), también se
el de San Juan)... volviéronse (los Reyes) á la compuso un libro de las indulgencias que por
Huerta (del Duque de Lerma) para ver la co ellas se ganaban; pero este libro fué prohibido
media de la señora Juana, que es cierta monja por la Inquisición. (Bib. Nac.: Papeles de la
de ejemplar vida' que hubo en un monasterio Inq., leg. 46).
que llaman de la Cruz á cuatro leguas de Y aquí debemos advertir que como la Monja
aquí.» Puede aludir á la primera ó segunda de la Sagra no estaba entonces canonizada (ni
parte; porque la tercera aún no estaba escrita. lo está aún hoy, pues sólo goza el título de Bea
Por consiguiente, las censuras con fecha ta), en el manuscrito de la comedia de Tirso
i6i3 que van al fin de las tres partes sólo pue se puso una nota, luego tachada, que dice:
den referirse á las dos primeras. No así las «Este título (el de Santa Juana), y el que se
demás, que ya pueden comprenderlas á todas. pusiere en los carteles á la publicación de esta
Y como prueba de la gran difusión de las comedia se manda que sea conforme al libro
obras dramáticas en aquella época, obsérvense titulado: La Sierva de Dios, Sor Juana de la
la multitud de licencias que para la represen Cruz, y (no) Sanela Juana; y que en los ver
tación de la Santa Juana se dieron en el tér sos de la comedia se ponga siempre Sor Juana
mino de dos años: en 3 de Febrero de i6i5, en lugar de Sancta Juana.»
para representarse en Valladolid; en 27 de Posteriormente cesaron estos escrúpulos,
Enero de i6i6, en Córdoba; en i5 de Abril del pues no mucho después se publicaron los Fa
mismo año, en Granada; en i5 de Julio del vores de el Rey de el cielo, hechos á sv esposa
propio, en Málaga; en 3o de Septiembre en la Santa Juana de la Crvz, Religiosa de la
Jaén, y en 26 de Junio de i6i7, en Cádiz. Esto Orden tercera de Penitencia de N. P. S. Fran
en las correrías que hizo la compañía del due cisco. Con Anotaciones theologicas y morales á
ño del manuscrito (que parece fué Juan de la historia de su vida. Por Fr. Pedro Navarro,
Morales). Y como es de suponer que también Lector jubilado en Sí.* Theologia y Difini-
lo habrá permitido copiar á otros autores de dor de la Prouincia de Castilla. A la Catolica
compañía, bien puede decirse que en dos años Majestad de la Reyna de las Españas Doña
había corrido toda España. Lo propio sucedía Isabel de Borbón, N.a S.a Con previlegio. En
con casi todas las demás comedias. Madrid. Por Thomas lunti, Impressor del Rey
Casi todo lo contenido en esta trilogía es N. S.r Año í622 (al fin repite las señas de la
histórico ó tenido por tal, y no puede dudarse impresión), 4.°; i6 h.. prels., 87i págs. y 2o
que Tmso lo lomó de la Historia, vida y mi hojas más al final sin numerar.
lagros, éxtasis y revelaciones de la Bienaven Contiene este libro algunas noticias relativas
turada Virgen Santa Juana de la Cruz, de la al expediente de beatificación de Sor Juana,
Tercera Orden de nuestro Seráfico Padre San promovida á instancias del Cardenal Trejo, y
Francisco, compuesta por Fr. Antonio Daza... dice que el cuerpo de la monja estaba en un
Dirigida á la Reina de España, Doña Marga arca de plata en su convento.
DEL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA XXXVII
Andando los años compuso D. Francisco San Gil, el i3 de Noviembre de io97. Fué ca
Bernaldo de Quirós una comedia titulada La nonizado por Inocencio III en i i98.
Luna de la Sagra. Vida y muerte de Santa Tirso pudo tomar el asunto de su comedia
Juana de la Cruz, que fué impresa en la Par en cualquiera de las Vidas del Santo. Como de
te xxn de Comedias escogidas (Madrid, An costumbre, sigue con bastante fidelidad los su
drés García de la Iglesia, i665). De esta obra, cesos históricos y sólo quizás suaviza un poco
que viene á ser un compendio de las de Tirso, el carácter de Dorotea, esposa deJ Santo, á
hay un manuscrito en la Biblioteca Nacional, quien ella mortificó oponiéndose á sus actos de
fechado en i664, ó sea un año antes de ser im extrema virtud y especialmente de caridad y
presa. desprendimiento.
Don José Cañizares escribió también la titu
lada El Prodigio de la Sagra: Sor Juana de La Serrana de Escocia.
la Cruz, que, según Barrera, también se intitu (Véase Esto sí que es negociar.)
ló: Santa Juana de la Cruz. Con éste y con el
de El Prodigio de la Sagra la cita aislada
mente, como si fuesen comedias diferentes, el 77. Siempre ayuda la verdad.
Catálogo de Medel, y, por consiguiente, don Hállase en la Parte 2.a (i635) de la colección
Vicente García de la Huerta. En la Biblioteca especial de Tirso. Hartzenbusch la incluyó
Nacional hay un manuscrito de esta obra con entre las comedias de D. Juan Ruiz de Alar-
las licencias fechadas en i724, y en la Munici cón (pág. 229), aunque dudando que este poeta
pal, dos; uno con las aprobaciones de i723 y hubiese sido colaborador de Téli.ez en la com
borrado el título equívoco de La gloria de Es posición de la obra. La hemos incluido en el
paña en Cuba. Cuba era la aldea cerca de To tomo i de nuestra colección págs. 2o7 y si
ledo, donde estaba el convento en que profesó
guientes.
la beata Juana. Pudiera creerse que hay alguna edición suel
Por último: recordaremos que la vida de ta, pues el Catálogo de Medel la cita dos veces,
esta virtuosa monja sirvió de materia á uno atribuyéndola unaá Ruiz de Alarcón y otra á
de los dos poemas de asunto devoto que com Tirso, como si fuesen obras distintas, error
puso Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo. Se
que, como de costumbre, repite Huerta.
titula el de que tratamos ahora: ¿05 Triunfos
En el encabezado de la comedia se dice: «Re
de la Beata Soror Juana de la Lruz. En verso
presentóla Juan Jerónimo Valenciano, con que
heroico. A Doña Policena Palavecino Fiesco...
entró en Sevilla.» Según las investigaciones
Año í62i. En Madrid, Por la Viuda de Cos
de D. José Sánchez Arjona (An. del teatro en
me helgado; en 8.° Sevilla, 247), el Valenciano no vino como autor
Consta de cuatro libros ó cantos y está todo
ó jefe de compañía á Sevilla hasta i627. Sin
él (como el de la Virgen de Atocha, del mismo
embargo, antes del Carnaval de i623 el her
Salas) en octavas reales. mano de Juan Jerónimo (Juan Bautista, el que
mataron en la calle de Cantarranas al año si
76. Santo y sastre. guiente), la había ya representado en el Real
Palacio. {Averiguador, i, 8.)
Figura en la Parte 4.a(i635)de la colección
Esta comedia, que luego refundió D. Juan
de Tellez, y este texto hemos reproducido de .Matos Fragoso con el título de Ver y creer,
nosotros al comienzo del presente tomo; pues sin mejorarla, antes al contrario, parece obra
la comedia, con estar muy bien escrita y versi de dos plumas distintas, por la diferencia de
ficada, no ha sido reimpresa, quizás á causa de estilos, algunos desfallecimientos en los carac
no ofrecer el mayor interés su argumento. teres y este pasaje:
Al final puso Tirso esta nota epigramática:
Rey. Siempre ayuda la verdad.
Esta historia nos enseña D. Vasco. Con este título quiero
que para Dios todo es fácil, quedé fin nuestra comedia.
y que en el mundo es posible Blanca. Senado ilustre y discreto:
ser un hombre santo y sastre. si no ayudaren las obras,
ayúdennos los deseos.
San Homobono, hijo de un mercader y sas
tre de Cremona, vivió á fines del siglo xi, mu Es sabido que en estos finales de nuestras an
riendo, como describe Tirso, en la iglesia de tiguas comedias hablaban siempre los autores
XXXVIII CATÁLOGO RAZONADO
y no los actores. Sin embargo, en el primero y Joscph y Thomas de Orga, calle de la Cruz
en el tercer acto quedó mucho de Tirso. nueva...-» también en 4.° y de 36 págs.
La comedia de Matos Ver y creer se imprimió En esta refundición se procuró hacer resal
suelta y se incluyó en Autores españoles. tar el carácter alegórico de la pieza, discreta y
suficientemente indicado en Tirso, quien,
Sutilezas del Marqués del Camarín.
como de costumbre, aun á las figuras más
(Véase Amar por razón de Estado.) abstractas les imprimía un sello de realismo
Tan largo me ¡ofiáis. y de verdad humana que constituye uno de
sus grandes méritos como creador de caracte
(Véase El Burlador de Sevilla.) res vivos, apenas disfrazados con los nombres
de una virtud ó un vicio.
78. Tanto es lo de más como lo de Así el arreglo de que hablamos intervienen,
menos. además de algunos de los personajes que Tirso
menciona, La Obediencia, dama; La Pobreza,
Figura esta comedia en la Parte ;.* (i627) dama; La Castidad, dama; La Lascivia, dama;
de la colección peculiar de Tirso, y ha servido La Avaricia, galán; Floreta, gitana, graciosa,
de original para nuestra reproducción; tomo i, y Dos niños pastores. Faltan, en cambio, Dió-
páginas ii8 y siguientes. doro, Dina, Nísiro, Torbisco, Laureta, Taida,
No sabemos que se haya reimpreso desde Simón y Nicandro; pero los versos de éstos los
entonces, aunque sí que fué refundida, como pone á veces el autor en labios de las virtudes
veremos luego. y vicios que simbolizan los dichos en la come
Respecto de la fecha de su composición sólo dia de Tirso.
aproximadamente podemos conocerla; porque Pero tales son la fuerza dramática y alcance
diciéndose en el encabezado de la comedia: moral de la obra de Téllez, que ni aun con
«Representóla Juan Bautista» Valenciano, y estas frialdades alegóricas pudo el autor des
habiendo muerto éste en i624, claro es que an truirla, y 'anto, que años después, pasado ya
tes se habrá escrito el drama. Por otra parte, ó mitigado algo el furor neoclásico, obtuvo
en la escena vn del acto segundo, aludiendo al grande éxito, interpretada por Andrea Luna,
entremesista Luis Quiñones de Benavente, se Bernardo Gil, Juan Carretero, Rafael Pérez y
dice que, al cabo de nueve ó diez años que ve otros en el teatro del Príncipe.
nía entreteniendo la corte, llevaba compuestos entonces se imprimió de nuevo con el título
unos 3oo entremeses. Consta que ya en i6o9 es de Comedia nueva. La virtud consiste en medio.
cribía el divertido autor toledano; por consi El Pródigo y rico abariento. De un ingenio.
guiente, la comedia de Tirso será de i6i8Ó En Madrid, año de i8oo, imprenta de Ruiz,
i6i9. 4.°, 36 págs.
En esta obra, portentosa y hasta hoy mal Y reflejo de la opinión común es cierto cu
apreciada, reunió TÉllEzde manera admirable rioso y raro folleto crítico que entonces salió á
los dos temas ó parábolas de la Sagrada Escri luz con el titulo de Apología de ¡acomedía in
tura, conocidas por la del Rico Epulón y la del titulada: La virtud consiste en medio y pródigo
Hijo pródigo, trabándolas y enlazándolas por y rico avariento, representada en el coliseo del
tan artístico modo que parece no formaron Príncipe por la compañía del ¿.eñor Francisco
nunca más de una sola. Esmaltó y bordó tan Ramos en el próximo Carnaval de i8oo. En
dramático asunto con episodios y lances de Madrid, en la oficina de Don Benito García y
todo género; profundamente morales, jocosos, Compañía, 8.°, 36 págs.
picarescos, satíricos, tiernísimos algunos, que La firma un Ramón Campillo, que debe de
hacen de esta comedia una de las mejores de ser seudónimo. Ensalza debidamente el fondo
su autor y de las más excelentes de nuestro y desarrollo de la comedia, cuyo primitivo
teatro. autor ignora; tampoco menciona al refundidor.
Fué refundida en el siglo xvm é impresa con Para escrito en aquellos días es curioso este
el título de Comedia famosa. La virtud con pasaje: «Extraño mucho cómo sabiendo que
siste en medio. El Pródigo y Rico avariento. soy enemigo declarado de los poetas lánguidos,
De un ingenio. En Valencia, viuda de Orga, insulsos é hipocondríacos de nuestros días, y
i772, 4.°, 36 págs. Hay otra impresión del que nada me deleita en este género de poesía
mismo año: En Valencia, en la /mprenta de cómica sino cuando leo á Lope, Calderón, Mo-
X"^'-
mucho antes; pues el libro en que figura, las Esta comedia es también de las más anti
Soledades de la vida, aparece ya aprobado por guas de Téllez, como se ve por la relación
Calderón y con licencia del Ordinario para im de D.a Inés en la escena IX del acto segundo:
primirse en i658, si bien su autor no sacó pri
vilegio hasta el 8 de Junio de i662. Desde esta En Valladolid, la rica,
nací, y en brazos del ama
primera edición de las Soledades, que contie mamé desdichas por leche:
nen muy bonitas novelas, aunque á Moratín ¿qué mucho tenga desgracias?
í-'"altóme el padre y la madre
le pareciesen harto inocentes, desaparecieron, en mi niñez, y esta falta
así la comedia de Herodes como la de El Es fué ocasión de muchas sobras
de mi juventud liviana.
tudiante de día y el auto de Los Pastores de Mudóse la corte insigne
Belén, que también formaban parte del libro. desde Madrid á mi patria...
La primera se imprimió suelta algunas veces Allí conocí á Don Pedro,
ese que quema en tus aras
en el siglo xvni.y á la vista tengo una que dice: su corazon por aromas
Comedia famosa- Herodes Ascalonita,y la her y en tu belleza idolatra.
Vióme una vez en San Pedro...
mosa Mariana. De D. Gaspar Lozano Monte Palabra me dió de esposo,
sino. Valencia, Hermanos Orga, i793, 4.°, mas olvidó la palabra...
Volvióse á Madrid la corte:
34 págs. Este D. Gaspar era sobrino de D. Cris supe que en Toledo estaba...
tóbal, y á su nombre publicó éste las Soleda Seguíte en aqueste traje
encubierta y disfrazada...
des; pero el mismo sobrino, en el Prólogo de Entré, sin que conociese
las ediciones sucesivas, declaró la verdadera ser yo aquella Doña Juana
paternidad de las obras allí contenidas. que engañó en Valladolid,
por paje humilde en su casa,
Poco después de mediar el siglo xvm com lie sabido que te adora...
puso el escribano madrileño y poeta dramático ¡Guárdate, Angélica bella,
del lobo, que ovejas mansas,
D. Domingo María Ripoll una tragedia titu en cordero distrazado,
lada El tirano de Judea y bárbaro Ascalonita, con mil engaños halaga!
en cinco actos, de la que existe un manuscrito,
quizás original, en la Biblioteca Nacional de Trátase, pues, de sucesos que ocurrían á
esta corte. Y en la Municipal otro con el mis poco de la vuelta á Madrid de la corte, ocu
mo titulo de una comedia en tres actos, con la rrida á principios de i6o6, y de esta fecha debe
censura para su representación fechada en Ma de ser La Villana de ¡a Sagra.
drid á 2o de Diciembre de i794 y suscrita por
el censor D. Santos Diez González. 86. La villana de Vallecas.
Amantes y celosos, todos son locos. según ha demostrado el Sr. Menéndez y Pe-
En la Biblioteca Nacional hay un manuscri • layo, al incluir esta grande obra en la colec
to, copia moderna de una comedia de este tí ción académica de las de Lope.
tulo, atribuida á Tirso, aunque quiere ser re Loque son mugeres. Comedia en cinco actos,
fundición, pues al fin, dice: en verso. Del Maestro Tirso de Molina. Re
fundida. Barcelona. Noviembre, i83o. En la
Del gran Tirso la memoria. oficina de D. Juan Francisco Piferrer, S.°, 96
Pero esta obra es la misma que la que en páginas.
otro manuscrito de dicha Biblioteca se atri Es la comedia de igual título, de D. Fran
buye á Lope de Vega y se dice refundida por cisco de Rojas, refundida por D. Manuel
D. Dionisio Solís, con ligeras variantes. Ni Eduardo Gorostiza, é impresa con su verda
Lope ni Tirso tienen comedia de semejante tí dero nombre (París, i828, i6. °, Apéndice al
tulo, de modo que no es fácil saber de qué Teatro escogido, de Gorostiza, tomo h).
obra se trata. La locura por la honra (Auto sacramental).
Cuando tocas vendo desengaños toco. Come Del Maestro Tirso de Molina. Así en el Catá
dia en cinco actos por Fr. Gabriel Téllez. logo de Medel, y, por consiguiente, en el de
Así lo dice un manuscrito de la Biblioteca Huerta.
Municipal; pero se trata de una refundición de Indudablemente lo debieron de confundir
La toquera vizcaína, de Montalbán. con el de Lope (impreso últimamente en el
Entremeses. Los doce que van al final de la tomo h de las Obras de Lope, edición de la
Segunda parte de las comedias de Téllez. El Academia Española), ó con el del Maestro Val-
de La venta, es de Quevedo; los cuatro que divielso, pues Medel no cita ni uno ni otro y
forman las cuatro partes de Los Alcaldes en Huerta solo La locura (sic) de Valdivielso. Ba
contrarlos, El gabacho, Los coches y La mal rrera siguió á Huerta. Pero en la Biblioteca
contenta, son de Luis Quiñones de Benavente, Nacional hay un manuscrito del auto de este
y acaso del mismo los otros cuatro que no he poeta, con fecha no menos que de i6o2, época
mos podido identificar. en que aún Téllez no parece hubiese comen
El infanzón de Illescas ó el rey Don Pedro zado á escribir para el teatro.
en Madrid. El mejor desengaño. Del Maestro Tirso de
Un manuscrito moderno que poseyó Hart- Molina.
zenbusch atribuía esta obra á Tirso, y por Así en el Catálogo de Medel y en Huer
eso la incluyó en la colección de éste en Au ta. Probablemente será confusión con El
tores españoles. Pero en los antiguos impre mayor desengaño, aunque Medel también cita
sos se adjudica á Lope de Vega, de quien es, esta obra.
XLVI CATÁLOGO RAZONADO
El milagro por los celos. Pág. xxv, nota (i), linca 3.a, dice: «i623»; debe leerse
Atribuida en el manuscrito de la Biblioteca «i63i».
Nacional. Es, como hemos dicho, la comedia Pág. xxxi, líneas iK y i9. Por error de ajuste se di
vidió la palabra «gentilhombre» al principio de di
de Lope de Vega. chos renglones por haberse caído la primera mitad de
Vida y muerte de Hércules. Del M. Tirso ella.
de Molina. Calálogosde Medel y Huerta, aun Pág. xxxiv, nota, columna 2.a, linca 8.a, dice: «zaga-
que citan también la Vida y muerte de tien lera»; léase «/agateja».
Pág. lxii, linea i6: «puedrá»; léase «podrá».
des, con la que la habrán confundido. Pág. lxiv, linea 2i: «mudanza»; léase «privanza».
La villana de la Sangre. De Molina. (Catá Pág. lxxii, linca i7: «(2)»; léase «(i)».
logo de Huerta). Pag. i.xxiii, línea 9.": «el clima»; léase «y en el cli
ma».
Sin embargo, cita también La villana de la
Pág. lxxv, línea 25: «Vclaudc»; léase «Velaunde».
Sagra, como si fuese obra diferente. Pág. í.xvv, nota, columna 2.a, linca ii: vVclaude»;
Nota. Como no han podido salvarse á tiempo al léase «Velaunde*.
gunas erratas cometidas en el Prólogo del tomo i, lo Pág. lxxx, linca ii: «tal obra»; léase «tal em
haremos ahora: presa».
COMEDIAS DE TIRSO DE MOLINA
TOMO II
"V
COMEDIA FAMOSA
SANTO Y SASTRE
ESCENA Vil
ESCENA VIH
Salen el santo Homo Bono y un Pobre muy roto.
Sueno la musica, y sale el Pobre arriba vestido de la
Pobre. Vime, señor, en estado ropa del, Santo, con resplandores; y aparece un
feliz y rico, otro tiempo, Cristo.
las desdichas ¿qué no mudan?
' El mundo es mar lisonjero, Cristo. Homo Bono
convida con las bonanzas, por escarnio me pusieron
embárcase el pasajero, púrpura cual rey de burlas,
truécase en tormentas todo; los ingratos de mi pueblo;
i6 SANTO Y SASTRE
tú de veras me has vestido. desposado es recoleto.
deudor soy, paparte quiero Surge et ambula, que están
la ropa que me has cortado nuestros convivos diciendo
al talle de mis deseos; á las tripas, «dilatate»
bien sabes tomar medidas. y al gigote respondiendo,
pues justamente me veo «que me enfrío, que tirito»
vestido y galán por ti, y dos patos reverendos
y así desde hoy más te tengo cantan al son de los frascos
por mi sastre, las hechuras este estribillo: «comednos»
te pagaré, repartiendo Pero ¿cómo estás desnudo?
contigo de mis trabajos Homo. Porque el matrimonio es fuego;
moneda, que estima el cielo. y en tales caniculares
Apercíbete á sufrirlos, se desnuda quien es cuerdo.
que por el camino mesmo Pendón. ¿No asamos y ya pringamos?
que yo, cobrarás en gozos eso es sudar por invierno.
las usuras deste censo. (Desaparece.) Aún no has tocado á la novia;
¿dónde la ropilla has puesto?
¿Qué es del sombrero y la capa?
ESCENA IX Homo. Amigo, descuida desso.
Homo Bono. Pendón. ¿Pues tienes de entrar ansí?
Homo. No, sácame de allá dentro
Mi Dios, mi señor, mi bien, un vestido más liviano.
(7Je rodillas.) Pendón. Voy, pues, por él.
mi Rey, mi Pastor, Cordero, Homo. Con secreto,
mi rico pobre, mi luz, sin que te sienta ninguno.
volved, ¿por qué os vais tan presto? Pendón. Harélo ansí: mas ¿qué es esto?
¡Qué bien pagáis los vestidos (Voces y alboroto de dentro como que se
que os hace el humilde celo queman.)
de quien tira vuestros gajes! Uno. ¡Agua, que se está abrasando
Si os vistió del sayal nuestro nuestra casa!
vuestra madre, dadivoso Todos. ¡Fuego, fuego!
pagáis el vestido nuevo Uno. Tomado nos han el paso
con hacerla Emperatriz las llamas.
de los Querubes supremos; Otro. ¡Socorio, cielos!
si en accidentes de paz Pendón. ¿Socorro? que nos socorran
os disfrazáis encubierto, socarrones elementos:
pagáis la amorosa hechura ¿qué habemos de hacer, señor?
dándoos, mi Dios, á vos mesmo; ¿Hay pozo, hay noria en el huerto?
si yo un pobre vuestro visto Homob. Ya, mi Dios, vuestros trabajos
, me prometéis, cuando menos, comienzan, y yo comienzo
coronas del oro puro con paciencia á recibirlos,
que se labra en vuestro reino. y con gusto á padecerlos.
Pues sois tan buen pagador, Todos. ¡Agua!
yo, gran señor, os prometo Pendón. Mejor fuera vino.
que he de vestir al fiado Uno. ¡Agua!
cuantos pobres sin remedio Pendón. Aquel es tabernero:
libraren, en mí limosnas; ¡maldiga Dios quien tal pide! (Vase.)
y si son trabajos premios,
que ya vos calificasteis,
vengan millares, que en ellos
fundaré yo mis partidas; ESCENA XI
pues si hipotecáis los cielos
que á ciento por uno pagan, Sale descabellada Dorotba. Luego Pendón
rico soy. que allá no hav pleitos. y Esperanza.— Dicho.
(Quédase de rodillas elevado.)
Dorot. Esposo, el nombre de Bueno
que tienes, si se conforma
ESCENA X con tus obras verdadero
Sale Pkndón. — Dicho. LuegoVocEt*.
me defienda, que me abraso,
me socorra que me quemo.
Pendón. ¿Dónde estará nuestro novio, Homo. Piadoso Dios, no permita
que sin saber que se ha hecho vuestro amor clemente y tierno,
le esperan los convidados que mi esposa sea manjar
la mesa y la cena en medio? lastimoso deste incendio.
Oigan aquí la postura, Imite yo á Job agora,
novio y hincado en el suelo, padezca mi hacienda y cuerpo,
sin ser clavo, los finojos, no el alma, la vida no,
ACTO TERCERO 17
sacarla en los brazos quiero Pendón. Piñones mondados
en vuestro favor fiado. en casa del pastelero.
'Llébala en brazos. Sale Pendón con un
cántaro.)
Pendón. ¡San Antón, San Telmo,
San Cristóbal en los rayos, ACTO TERCERO
Santa Bárbara en los truenos,
te rogamos audi nos!
(Sale Esperanza con otro cántaro; en ESCENA PRIMERA
cuéntrase con Pendón, quiébranlosy caen.) Salen Dorotea, en hábito honesto y Homo Bono
Esperan. ¡Ay! también.
Pendon. Esperanza ¿qué has hecho?
Esperan. Cascos y no de membrillos. Dorot. ¿Qué perdiciones son éstas,
Pendón. En los míos, á lo menos, Homo Bono, ó hombre malo,
tocaste casco ¿á do vas? que tanto pesar me cuestas?
Esperan. ¿Qué sé yo? ¿es éste el gusto y regalo
Pendón. Seguirte quiero. que en nuestras bodas funestas
Esperan. No es este tiempo de burlas, me prometiste? ¿Estas son
que me abraso. las ofertas que me hacías?
Pendón. Pie de puerco ¿Las muestras de tu afición?
seré pues que me chamuscan. ¿El fingir que me tenías
Esperan. En la tinaja me meto impresa en el corazón?
del agua. Homo. ¿Pues en qué he desdicho deso?
Pendón. Pues no te sigo Dorot. En que después de abrasada
que me volveré cangrejo. (Vase.) mi hacienda, mi casa, el grueso
caudal que me hizo envidiada,
quizá por mi poco seso;
ESCENA XII cautiva, si antes señora,
Salen Lelio yORiMai.no y luego Homo Bono, y asidos en la casa de tu padre
Dorotea, Sabina, Esperanza, Roberto, Valerio y donde la miseria mora,
Penoón. donde la pobreza es madre,
que siempre la hartura ignora.
Lelio. Abrásense, pues me abrasan Después que solo quedaste,
en la Troya de mis celos. y tu padre se murió
Homo. No teman, mis pasos sigan. su corta hacienda heredaste,
Grimal. Dividiéndose va el fuego y mi dicha se trocó
por donde Homo Bono pasa, en penas, desperdiciaste
que es santo, y tiene respeto. . pródigo, la humilde herencia
Homo. Desmayada va mi esposa, con que pudieras pasar,
aliviad sus desconsuelos ¿bastarame la pacieneia
en tal trabajo, Dios mío. á verte á mendigos dar
Sabina. Mientras le toco no temo cuanto tienes? ¿No es conciencia
las llamas que huyen de mí. que á tu mujer empobrezcas
Robert. Contigo seguro vengo, porque á torpes pordioseros
caro Eneas deste Anquises. cada instante favorezcas?
Pendón. Eslabónome siguiendo Socorran los caballeros,
estos cofrades de luz. que no es bien que tú perezcas
Esperan. Yo tras ti, Pendón, no temo. porque otros coman. - (Llora.)
Pendón. ¿Tu tras mi? Homo. Hermana,
Esperan ¿Pues no lo ves? no llores, mi bien, señora;
Pendón. ¡Qué mala contera llevo! quien ciento por uno gana,
Homo. Ea, mi Dios, abrasada «,uien en su patria atesora
la hacienda, mejor podremos ¿no es cuerdo? ¿No es cosa llana
serviros, que siempre han sido que el pobre que se destierra
los bienes impedimentos á las Indias, desde allá
de la virtud. Padre mío, despacha el oro á su tierra,
en vuestra casa el remedio donde después no hallará
destá desgracia tengamos. trabajos que le hagan guerra?
Robert. Vamos hijo, pues tan presto Si aquí somos pasajeros
cuando rico te juzgaba y en unas Indias estamos
empobreciste, que necio donde, en fin, como extranjeros
es quien de candelas fía buenas obras empleamos,
y no en virtud. que valen más que dineros;
Pendón. Parecemos y hipotecawdo fianzas,
sin cáscaras y en camisa, Dios que esta finca asegura,
¿Esperancilla, dirélo? en sus partidas le alcanzas,
Esperan. Dilo. ¿no es bueno el prestarle á usura?
COMEDIAS DE TIRSO DE MOLINA. —TOMO H
i8 SANTO Y SASTRE
Los pobres son las libranzas; cada instante frutos Ceres.
Dius mismo las rubricó, ¿No es justa la pena mía,
¿no cobran los que los aman? si lo que en un año adquieres
¿Dios por ellos no salió? das á pobres en un día?
letras de cambio se llaman, Ven acá, desperdiciado:
rotas sí, lal idas no. siendo tú un pobre oficial,
¿Pues qué penas te hacen guerra? que en la aguja ha vinculado
y dime, ¿qué peregrino el limitado caudal
no admite, sino es que yerra, que me redujo á este estado,
el hambre y sed del camino ¿porqué las más de las horas
por vivir rico en su tierra? has de gastar en visitas
Dorot. En valde gastando estás de enfermos que no mejoras?
ejemplos, que es barbarismo, ¿Por qué al sueño el tiempo quitas
nuestra ley dice: «amatás y siempre rezando lloras?
de la suerte que á ti mismo líl cielo es todo alegría;
á tu prójimo, no más.» su tiempo tiene el llorar,
Si como á ti mismo amaras como la noche y el día,
pobres, tú los socorrieras y la devoción lugar
con límite, y no gastaras, en ella, si en Dios la fía;
loco, con estas quimeras ¿tengo yo de estar al lado
tanto, que hambriento quedaras. de un hombre que eternamente
¿No eres tú primero que ellos? suspirando y congojado
Pues ¿por qué por ti no miras? me consuma?
Hemo. Razones por los cabellos Homo. ¡Qué imprudente,
traes que disparan mentiras Dorotea, has imitado
y engaños, ciega con ellos. á la mujer de aquel santo,
Yo tengo, mi Dorotea, prodigio de la paciencia!
oficio, gracias á Dios, ¡Tú, reprendiendo mi llanto,
que nuestro socorro sea, y ella la justa obediencia
y para vivir los dos, que le medró nombre tanto!
tu labor y mi tarea «Bendice á Dios, le decía,
nos sobra. Una posesión y muérete»; y tú también
de mi herencia he reservado, reprendes la pena mía,
cuyos frutos en sazón porque tus hijos no ven
te sacarán de cuidado cuán mal dice el alegría
y á mí de tu indignación; con las culpas, que son jueces
en ella el cielo dilata que siempre el cuerdo tembló.
por la tierra su tesoro, ¿Risa, pecando, me ofreces?
siempre á la limosna grata, nadie á Dios riyendo vió,
con trigos de granos de oro mas sí llorar muchas veces.
y ovejas que peinan plata; Dorot. Ea, llora hasta que estés
allí (si en hacienda apoyas ciego; veremos del modo
tu interés), de verdes parras que puedes ganar después
forma Raco claraboyas, de comer; gástalo todo
cuyas bastigas bizarras en pobres; vive al revés;
cuelgan racimos por joyas; no repares en los fines,
allí, pasado el Septiembre, que al fin la gloria se canta,
heredero del Agosto, puesto que no la imagines.
cuando á usura el grano siembre, Prima con los monjes canta;
paga el campo en trigo y mosto con ellos vete á maitines:
censos que goza el Diciembre; llama á sus puertas helado,
allí, en fin, esposa mía, y deja sola á tu esposa,
pechera Ceres cada año pues su amor te causa enfado;
para ti regalos cría, porque á media noche es cosa
sin que esterilice el daño santa que ronde un casado.
frutos que el cielo nos fía, Ven acá, llorón fingido:
que, como soy su rentero, ¿quién te mete á ti en mudar
no quiere que se destruya el orden con que ha vivido
el diezmo que darle espero, el mundo? ¿Manda cantar
porque como hacienda suya maitines Dios al marido?
la guarda su jornalero. Si entre tanto que tú ausente
Dorot. No niego yo que pudieras dejas sin hombre tu casa,
con tu oficio y la presente algún ocioso que siente
heredad pasar, si dieras, tu negligencia y se abrasa
menos recio y más prudente, porque su amor no consiente
limosna con tasa, y vieras violentase mi opinión,
que hay mañana, y que no cria tus ventanas escalase
ACTO TERCERO '9
y gozando la ocasión Homo. ¿Qué es eso?
con la mujer, te quitase Pendón. Es cierta ayuda
la honra y la devoción, que me enseñó Dorotea;
¿podrán después restauralla un pobre nos pide pan
los maitines y la prima? y señora mcha mandado
Homo. ¿Pues no? que dé á todo remendado
Dorot. Calla, necio, calla; un «Dios le provea» galán..
tu casa y mujer estima Homo. ¿Qué dices hombre perdido?
ya que no sabes amalla ¿á Dios de casa despides?
que á no ser yo la que soy, pan cotidiano le pides
aprovechase ocasiones y cuando él mismo ha venido
que, cuerda, de mano doy; por los réditos del censo
y advierte que persuasiones que cada instante nos fía,
me han perseguido hasta hov ¿le echa tu descortesía
dc quien tú puedes saber; de casa? ¡Señor inmenso!
gastos y pasos acorta, ¿hoy que venís vos á honralla?
porque ganes de comer ¿hoy que sois mi huésped vos?
y mira bien lo que importa Pendón. Que no es el que vino Dios
tu honor y el de tu mujer. ( Vase.) sino un traga sopas.
Homo. ¡Calla,
bárbaro!
Pendón. Barbero no,
ESCENA II sastre sí, que hurtar desea;
Homo Bono, una Voz y Psndón. al pobre, Dios le provea,
su mujer me lo enseñó;
Homo. Celos, mi Dios, serán vanos falta el pan para nosotros;
si vos mi casa guardáis, no está el tiempo para gracias;
en ella por mí quedáis los pobres y las desgracias
contra peligros humanos. se llaman unos á otros,
Mas ¡ay pensamientos vanos! aún no lo sufren los perros
^quién no recela su honor y «un Dios le prqvea» es trato
si la virtud y el valor al uso bueno y barato;
tal vez desvelarse supo como ensalada de berros.
y en Joseph con tiempo cupo Homo. Anda, necio; llámala.
seguridad y temor? Pendón. ¿Que le llame? Si él se fuera
El santo y se desvelaba aun vaya, á la puerta espera
desmintiendo lo que vía; que pan y caldo le dé;
dejar su esposa quería, no le echarán dos virotes,
puesto que no le culpaba; si por él no te descarnas;
yo vicioso, y que se alabe que hay pobres, tiñas y sarnas
mi mujer de vanidades de toda puerta, pegotes.
que pretenden mocedades. Homo. Pues dale pan.
Dadme vuestro favor, cielos, Pendón. Si le hurtamos.
que ya pasan de recelos ¿Eres hombre tú que dejas
amenazas de verdades; ni aun para guisar lantejas
si de noche al templo voy, un migajón? ¿no tomamos
mi Dios, es porque sosiego; cuenta al arca y sus rincones
cuanto más á vos me llego, acabados de comer;
tanto más cerca os estoy; pues por no hallar que roer
pero si así lugar doy aun no hay en casa ratones?
á que mi honor se destruya, Homo. Pendón, búscalo.
¿qué he de hacer?,; no es bien que huya Pendón. ¿Qué dices,
el riego que honras abrasa? si los pobres que vinieron
Voz. (Derfen<ro.)No temas, ve tú á mi casa, cuanto quedó se comieron
que yo guardaré la tuya. con más hambre que aprendices?
Homo Pues si vos veláis por mí Homo. Anda y ten en Dios mas fe:
¿qué peligro me acobarda? abre el arca y la hallarás
«Si Dios la ciudad no guarda, proveída.
defenderla es frenes!» Pendón. ¿En eso das?
díjolo David ansí, No ha un hora que la dejé
y lo mismo decís vos, más despejada y barrida
afirmándolo los dos que la barba de un capón.
sin peligros que temer, Homo. Anda y míralo, Pendón,
segura está !a mujer que Dios nos dará comida.
cuya casa guarda Dios. Pendón. Si acá fuéramos judíos
Pendón. Hermano, Dios le provea, pudiera llover maná;
ó le ayude, si estornuda. más murióse Moisen ya.
20 SANTO Y SASTRE
Pendón. Y el vino y cecina ¿adónde Una voz. (Canta.) «En vos enclava los ojos
lo habemos de hallar? Si en casa traspasada del cuchillo,
como por portazgo pasa que predijo Simeón
cuanta comida se esconde tu corazón afligido.
en tu despensa y cocina. Decilda, que pues os rompen
Homo. En el arca la hallarás. las ropas que el paraninfo
Pendón. En el arca hay pan no más, vino á peJir que os vistiese
que el cielo no hace cecina. cuando con el Ave vino,
Homo. . Si eso y más de mi Dios fías, que os vista agora del sol
no dudes, ve. que la sirve de vestido,
Pendón. Yo no lo dudo; aunque en tinieblas de llanto
pero ni soy cabezudo mal su so! podrá vestiros.
" ni pido á Dios gollerías, ¡Ay, pobre rico,
como tú. vestidme vos agora de vos mismo!
Homo. No seas cansado. • Homob. A esotro lado tenéis
Pendón. Voy, más con harto recelo, mi Dios, vuestro Juan querido,
que si hoy da cecina el ciclo que os llora agora despierto
mañana dará adobado. (Vase.) y antes os gozó dormido.
Desnudo os ve, y pues le rompe
el dolor de su martirio
ESCENA VI las telas del corazón,
Homo Bono. Luego Una Voz. de tela podrá vestiros.
Al pie de esa Cruz está
Homo. Aguja y hilo hay aquí; la que por pies se ha valido,
cosamos y contemplemos, y por darla vos los pies
que aunque contrarios exiremos, ha dado de pie á sus vicio»;.
pues Vos habitáis ea mí Haced que os vista, mí Dios,
dueño de mi corazón, pues hechos los ojos Nilos
no desdeñaréis mi estilo, pretende su amor, que á nado
que entre la aguja y el hilo os libréis de ese peligro.
cabe también la oración. I A y, pobre rico,
{Asuntase en un banquillo y cuse una vestidme vos agora de vos mismol
ropa, y dentro canta una voz.) Una voz. (Canta.) «El oro de sus cabellos
Una voz. «.Entre los trajes profanos esmalta el rosicler fino
que en el mundo inventó el vicio, de vuestra preciosa sangre
cantaba llorando un pobre para que valga infinito;
delante de un crucifijo: decid, pues son de brocado,
Desnudo estáis por mis culpas, que os teja ornamentos finos,
amoroso dueño mío, celebraréis Misa nueva,
vos que los montes y valles Sumo Pontífice Pío;
vestís de hierbas y lirios; mas pues no halláis en el suelo
pedid que os vista otra vez socorro, dulce amor mío,
vuestra madre, pues los hilos alzad al cielo los ojos
de su llantoos tejerán y cubriraos de jacintos;
la tela de sus suspiros: mas, ¡ay!, que los ha cerrado
¡Ay, Dios de amor, desnudo; el riguroso castigo
¡Ay, pobre rico, con c.ue hacéis ejecución
vestidme vos agora de vos mismo!» de mis deudas en vos mismo.
Homo. ¡Oh, qué voz tan regalada; ¡Ay, Dios de amor desnudol
y qué á propósito vino ¡Ay, pobre rico,
la música á mis deseos, vestidme vos agora de vos mismo!
la letra á mis ejercicios! (Baja muy despacio un Cristo crucifica
(Cosiendo dice estt,.\ do, grande, desde lo más alto del vestua
Cantando trabaja el pobre, rio, y va subiendo Homo Bono al mismo
compás, sin reparar que sube, haciendo
siente el jornalero alivio labor hasta que á la mitad de la pared se
y desmiente con el canto junta con él, y entonces se levanta y le
las tareas de su oficio; abraza.)
y vos, amoroso dueño, Homo. ¡Qué de contado pagáis
regaláis, tierno y melifluo, lo que negligente os sirvol
con música mis sudores Pelícano de mi amor,
pagados y agradecidos; sol eclipsado divino,
¡vos en Cruz y yo asentado! comiendo el hombre soberbio
¿vos muerto por mi y yo vivo? la fruta del Paraíso
¿yo sano y vos doloroso? y vos prendado en la ropa
¿vos desnudo y yo vestido? inocente y con castigo.
¡Ay, pobre rico, Vístase, amoroso amante,
vestidme vos agora de vos mismo! el hombre torpe y lascivo
22 SANTO Y SASTRE
ESCENA XIII
Doña María. — Diacíitito, dentro. ACTO TERCERO
Diaoiiit. ¡Madre, señora!: sin ella,
¿dónde me lleva mi padre? ESCENA PRIMERA
María. ¡Ay, cielo! ¡ay, ansias! ¡ay, penas!
¡Dejadme arrojar al agua, Salen Doña María, Don Garoí \ y Don Juan.
mi bien, mis ojosl ¿Qué intentan
los que sin vos lastimosa García. No aumentan, doña María,
mis desdichas acrecientan? mis ansias vuestros enojos,
¿Que el rigor no me permita que en vos salen por los ojos
este consuelo siquiera? parando en el alma mía;
Diego mío, espejo hermoso, no sabía
¿que aun no gusta que me vea que desposados los dos,
en vos vuestro padre ingrato? (¡ay, honra! ¡ay, Dios!)
Mas si en vos se representa, cuando su fama ofendiera,
en vos veré ingratitudes, se atreviera
amores, querida prenda. al cielo, á mi honor y á vos.
DiaGuiT. Madrecita de mis ojos ¿Qué importa que para el mundo
yo me echara al mar tras ella sea legitima esposa,
si estos hombres me dejaran. Leonor, de Manuel de Sosa?
María. ¡Cielos santos! ¿No hay tormentas, Preso en tálamo segundo
no hay calmas, no hay huracanes, en Dios fundo
que ingratos al puerto vuelvan? el derecho verdadero,
¿Todo ha de ser mar bonanza? y así infiero
ACTO TEKCEKO 73
que es adúltero Manuel y la ignorancia invencible
para con él, excusa todo pecado.
casado con vos primero. Faltando el consentimiento
De un golpe sólo ha quitado no hay culpa en la voluntad;
seis honras, siete ofendido, no consintió su beldad
á Dios el yugo rompido sin conyugal sacramento
que al hombre una esposa ha dado: que amor le aposesionase;
á mí engañado, y así no me espanto yo
ignorante de este error, que quien á ti engañó
y á Leonor, á una mujer engañase.
que ser única creía, Es crédula la belleza;
y en un día ¿qué mucho que en tal porfía
pierde esposo, ser y honor. se fiase de quien fía
A vos, pues, os menosprecia, el rey una fortaleza?
dejándoos con tal crueldad; Manuel de Sosa, ese sí,
á don Juan, cuya amistad que su lealtad atropclla
rompe, que un bárbaro precia. contra el cielo y Leonor bella,
Leonor, necia, contra tu honra y contra mí.
llorará bastardo un hijo; Pero por eso el honor
que colijo halló amparo en la venganza,
de quien hidalgo se llama, menoscabo en la tardanza
y á su fama y padrino en el valor.
ofende... ¿ni qué me aflijo? Yo iré tras él, pues me toca
Si yo el consejo siguiera tanta parte de este mal,
de mi vengan/a, ocultara no sólo hasta Portugal,
mi agravio y los enterrara cuando falte alguna roca
juntos, puesto que muriera. que alevosos despedace,
¿Y á qué espera por todo cuanto al sol mira
padre que en su honor estriba, desde el sepulcro en que expira
si se priva hasta la cuna en que nace.
de restaurar desaciertos? Yo le traeré á tu presencia,
A estar muertos perque en ella amigo falso,
no llorara infamia viva. el teatro de un cadahalso
Era la honra mi espejo; represente la sentencia
sienta el alma su destrozo; capital, que ya le intimo;
su aumento procuré mozo, y satisfecho tu honor
su pérdida lloro viejo. la mano á doña Leonor
Vil consejo daré, que no desestimo
de piedad: esto merece yo inocencias engañadas
el que obedece de amorosas persuasiones.
á su amor, porque enterrado Tú que en las ocupaciones
el pecado de aqueste gobierno atadas
ni deshonra ni padece. tienes las manos y pies
¡Qué bien guardará secretos estorbando el ausentarte,
un sepulcro vengativo! permite, señor, vengarte
Ya mi agravio sucesivo la ira de un portugués
pasará de hijos á nietos; que tu honor va á restaurar,
ya respetos y, aunque aborrecido, adora.
de honor el remedio es tardo, Tiende velas, desancora,
ya no aguardo alza amarras, vira al mar. (V*se.)
sino descendencia infame
cuando llame
mi nieto el mundo un bastardo. ESCENA II
Jijan. Los sentimientos son vanos, Dichos menos don Juan.
perdóneme Vueseñotía,
cuando la venganza envía García. ¡Plegue á Dios que los alcances
sangre animosa á las manos. y que venciendo imposibles,
Mientras vive el ofensor surques golfos apacibles
no desmaye el ofendido; victorioso de sus trances!
doña Leonor no ha perdido ¡Plegue á Dios que á mi presencia
un ápice de su honor. don Juan generoso, tornes
Si la deslealtad supiera con ellos, para que adornes i
del capitán, cosa es clara armas que á tu descendencia
que la mano le negara, dejes, y escriban historias
que la suya no admitiera. la fama de tu valor;
No le juzgaba casado; que el restaurar un honor
su engaño creyó apacible, más vale que mil victorias! (Vase.)
74 escarmientos para el Cuerdo
ESCENA III cerca de treinta grados;
Doña María. por invierno y con vientos encontrados
irémonos á pique;
¡Plegue á Dios que favorables (i) volvamos á Sofala ó Mozambique
vientos, don Juan noble, lleves, é invernemos en ella.
porque faciliten leves Todos.
sus piélagos formidables! Vira la proa.
¡Plegue á Dios que halles concordes
olas de la mar sagrada, Carballo.
y que á la primer jornada ¿Qué maldita estrella
la nave adúltera abordes! me sacó de Galicia?
Mas si un ingrato ha de ser
de tu venganza despojos Todos.
nunca ¡plegue á Dios! tus ojos ¡Jesús sea con nosotros!
sus gavias merezcan ver. Carballo.
Diversa derrota sigas
vientos tengas por la proa, Por justicia
nunca llegues a Lisboa, entre rayos airados,
nunca tu intento consigas. ya cocidos nos llevan, y ya asados,
Dificultades inmensas si peñascos, jigote
se opongan á tu furor, no hicieren de nosotros ó almodrote.
porque más puede un amor Gallego Ribadavia,
si es firme, que mil ofensas. (Vase.) ¿dónde estás?
Todos.
¡Jesús!
ESCENA IV
Manuel de Sosa.
Aparéctseuna naveen lo altu,yen ella Doña Leonor, Arbol y gavia
Manuel de Sosa, Carballo y otros; zunchados. arrancó el mortal viento,
Doña Leongr. aligera el navio.
¡Favor, cielos piadosos' Carballo.
¡Ay, mi Manuel, que vientos tan furiosos! ¿Ha tal tormento?
Manuel. Manuel de Sosa.
Calmó, Leonor, el Leste,
persiguenos Sudueste con Nordeste; Echa al agua esas cajas
el mar al cielo llega. de drogas y pimienta.
Carballo. Carballo.
Maldiga Dios el alma que navega. Con ventajas
juega el mar si está airado,
Doña Leongr. ¿qué hará después, señor, salpimentado?
¡Favor, cielo divinol Otras cosas le aplica
Carballo. que la pimienta abrasa, enoja y pica.
Échale dos poetas
¡Agua de Satanás, tórnate vinol de estos que silva el vulgo y son maletas
Servirá de sufragio de Apolo; de estos bromas
en lugar de tormenta tu naufragio. que hacen andar los versos por maromas.
Manuel de Sosa. Échale treinta suegras
Por Junio en estos mares y en ellas cebarán sus olas negras;
estos dos vientos siempre dan pesares. échale diez madrastras,
verás, si por sus rales las arrastras,
Carballo. cuán presto se sosiega.
No vaya yo al infierno Marinero i.°
por agua, ni en paraje donde invierno
es por Junio y por Mayo. El agua hasta las obras muertas llega
Muerte aguada, ¿qué quieres de un lacayo, sin que á fuerza de brazos
que en puras ocasiones sangrarla puedan bombas ni zunchazos.
trocaba tus espumas en jamones? La tierra está cercana,
varar en ella importa, aunque inhumana.
Manuel de Sosa.
Distamos, Leonor mía, Manuel de Sosa.
de la linea abrasada al medio día El cabo es formidable,
que de Buena Esperanza hizo agradable
(i) El original no expresa que sea D.a María quien el nombre lisonjero,
dice esios versos; pero del contenido y oposición con si cabo Tormentoso fué primero;
los de D. García se deduce que es ella quien habla. mortal su llano y sierra.
ACTO TERCERO 75
Todos. y asentar mi finiquito.
¡Que nos vamos á pique! Si por pagado no os dais;
si airado, Señor estáis,
Manuel de Sosa. yo solo que hice el delito
Vara en tierra; el castigo experimente
echa el batel. Señora, que mi soberbia enfrenó;
la vida importa, no la hacienda ahora. yo pequé, páguelo yo;
Venid. no, mi Dios, tanto inocente.
(Enfranje.) Leongr. Ea, mi bien, tu valor
prueba la suerte importuna;
no venciendo á la fortuna,
ESCENA V no te llames vencedor.
Sorbió nuestra hacienda el mar,
Carbali.o. ¿qué importa, si vida tienes?
¿Luego me dejas No hay que hacer caso de bienes
á que me torne congrio? Oigan mis quejas; que son bienes al quitar.
sordos son, mas no mudos; Cleantes los arrojó
romadizado el cielo da estornudos; voluntario y no forzado,
no hay hijo para padre, lo que hizo un gentil de grado,
flemas vomita el mar sin mal de madre. ¿por qué he de sentirlo yo?
Cada cual tabla escoge Si, como dices, me quieres,
en que la vida como resto arroje; tu caudal logras en mí.
buscad una, Carballo, Manuel. ¿Tú me consuelas así,
si sabéis por la mar ir á caballo; mi bien, sol de las mujeres?
harta tu sed ahora ¿Tú, que frágil necesitas
con un millón que tu profundo dora, el consuelo? No te nombres
sórbelo, mar traviesa, mujer, pues vences los hombres
que en esto eres de casta ginovesa. y tu valor acreditas.
En los trabajos diamante,
ni temerosa, ni opresa,
eres en fin portuguesa,
ESCENA VI no hay peligro que te espante.
Salea Diaguito, Doña Leonor, con un niño en los
Diego, ¿cómo venís vos?
brazos y Manuel de Sosa. Diaguit. Mojadillo, pero sano.
Señora, déle á mi hermano
Manuel. Pues quedamos con las vidas de mamar.
démosle gracias á Dios; Leongr. Entre los dos,
¡Señor, perdonadme vos Diego, mi amor repartido
tantas culpas cometidas! un mismo lugar tenéis;
Basten ya tantos trabajos; vos, porque lo merecéis,
halle amparo en vos mi fe; y él porque yo lo he parido.
perdí mi hacienda y hallé
los venturosos atajos,
para vos, de la pobreza. ESCENA VII
Si la limosna os obliga, Salen cuatro Marineros.— Dichos.
permitid, Señor, que diga,
no soberbio, que es bajeza, Mar. i.° Del mal el menos.
sino alegando servicios Manuel. ¡Hermanos!
para que os doláis de mí, Mar. 2.° Ciento diez hombres se quedan
que á necesitado di por la costa donde puedan
remedio; que beneficios servir á los inhumanos
atajaron desconciertos monstruos del mar de sustento;
de pobres que sustenté, los cuarenta de ellos son
las huérfanas que casé, portugueses.
sacrificios que hice á muertos, Leonor. ¡Compasión
religiosos amparados, extraña!
hospitales socorridos Mar. 2.° Pero el aliento
y cautivos redimidos; de ver la muerte á los ojos
cuarenta y seis mil cruzados á quinientos animó.
en vuestros libros de caja Mar. 3.° De la nave se sacó
hallaréis, piadoso Dios, alguna ropa y despojos,
en partidas, donde vos, cien mosquetes, cien espadas
si premios de tal ventaja y cosa de treinta picas.
ofrecéis, piadoso y largo, Manuel. Estas son presas más ricas
á quien el sediento envía que las joyas más preciadas.
sólo un vaso de agua fría, Mar. 3.° Pero está la munición
podréis librar mi descargo hecha un agua.
76 ESCARMIENTOS l'ARA KLCIIKKDO
ROSELIO. Carola.
Dudo que igual en toda Europa la haya. El Principe, mi hermano, se querella
de que haya coyuntura semejante
Macring.
paraos servir y ver, y que con ella
Ya está en tierra la que ha de ser Augusta. le detenga mi padre.—Levántale, Lidora.
(Cáesele un guante, levántate Lidora, dásele de ro
Roselio. dillas, y túrbase Constantino en verla.)
El César viene.
Constantino.
Carola.
¿No hay criados aquí? Dejad, señora;
¡Ay, Dios! aquella saya
del suelo os levantad, y...
compón, Lidora, presto; el cuello ajusta.
Leoncio.
Lidora.
¿No oyes esto?
Todo está bueno, no llegues á ello. ¿No miras cómo el César se ha quedado?
Carola.
Andronio.
¿Y el tocado?
Lidora. Tiene la dama garabato y gesto
picante.
También.
Leoncio.
Carola.
Y aun el alma me ha picado.
Mira el cabello.
Carola.
Constantino. ¿Qué accidente, señor, ha descompuesto
Deme su mano vuestra gran belleza. vuestro semblante así?¿Qué os ha turbado?
Carola. Constantino.
Más razón, gran monarca, es que yo pida ¡Válgame el cielo! ¡Que un mirar suave
la vuestra. suspenda el alma y sus sentidos trabe!
Constanting. ¿No es bueno que al momento que me vieron
aquellos ojos cuya luz me abrasa
¿Cómo viene vuestra Alteza? dió un vuelco el corazón y suspendieron
Carola. sus actos mis suspiros? Lo que pasa
á los que ayuda al homicida dieron,
Para serviros, vengo agradecida que entrándole á buscar el juez, la casa
alfmar, que en paz á ver vuestra grandeza trasiega toda, de ese mismo modo
me trajo. me ha trasegado amor el pecho todo.
Constantino.
Carola.
Quedará la mar corrida
de que la tierra, bella Infanta, os cobre, ¿No me diréis, señor, qué os ha turbado?
• pues sin vuestra belleza queda pobre. Constantino.
Roselio. No sé á fe; un accidente sentí ahora
envidiosa á lo menos justamente que me inquieta, algo que...
puede estar del favor que con vos gana, Carola.
invicto Emperador de todo Oriente,
á sus orillas mi dichosa hermana; ¿Y hase aliviado?
y por la mucha parte que al presente Constanting.
me cabe de merced tan soberana,
los pies os beso, Emperador Augusto. Un poco estoy mejor; venid, señora,
que mientras mi imperial Corte y Senado
Constantino. estatuas os levanta y arcos dora,
y la entrada magnífica os previene,
Roselio, Infante, alzad. fuera de la ciudad que estéis conviene.
Roselio. Mi palacio de monte es maravilla
de toda Grecia, y sus jardines bellos
Aquesto es justo.
distan de la ciudad sola una milla;
Constanting. á los de Chipre olvidaréis en ellos,
sus cercas besan de la mar la orilla.
¿Dejaste con salud al Rey? (Y yo tengo de ser, si llego á ellos,
Roselio. Tarquino de Lidora, si es Lucrecia,
Con ella aunque se pierda como Roma Grecia.)
para serviros queda. Carola.
Constantino. Como yo viva en vuestra compañía,
¿Y á Ariodante? de Chipre olvidaré prados y huertos,
ACTO PRIMERO *7
que sois emperador del alma mía, Leoncio.
y así con vos son Chipres los desiertos.
Si esta pasión dura,
Constantino. la vida he de perder por su hermosura.
¡Ay sol hermoso de mi obscuro día;
de mi muerte verás indicios ciertos ESCENA VI
si no te gozol Salen Dinampo, Florino, Tarso }' Melisa, pastures.
Carola.
O yo soy desdichada, Din ampo Mi parecer es de viejo.
ó estáis malo, señor, ¿qué habéis? ¿La Emperatriz all aldea?
Que muy bien venida sea;
Constantino. haga fiestas el Concejo.
No es nada. Tarso. ¿Por qué es la fiesta?, ¿quién viene
Venid, Infante. Apreste Grecia fiestas al puebro?
en mi casa del monte, que á mi esposa Floring. La Emperadora.
festejen. Tarso. ¿Cuándo?
Carola. Florino. Luego.
Tarso. ¿Agora?
Todas me serán molestas Florino. Agora.
hasta que de esa suspensión penosa Tarso. ¿Que la Emperatriz Irene
la causa sepa. viene? Pues ¿á qué?
Constantino. Dinampo A vivir,
en su casa de pracer.
Amor, hoy manifiestas Tarso. ¿Y el Imperio?
la fuerza de tu mano poderosa. Dinampo Era mujer
¡Ay Leoncio! y no le pudo sufrir.
Leoncio. Tarso. Pesa mucho; ¿mas en quién
¿Qué tienes? le renunció?
Dinampo En Constantino.
Constantino. Melisa. ¡Oh, qué grande desatino!
¿No es Lidora Tarso. Plegue á Dios que lo haga bien.
mejor para imperar que su señora? Florino. Diz que es un disparatado.
Tarso. Dejemos esto y vení,
Leoncio. que pues ella viene aquí
Mucha belleza tiene, mas no es tanta he de ser muy su privado.
que merezca, señor, ser preferida
Dinampo Luego, ¿conóceos?
á la Infanta. Tarso. Sí, á fe.
Constantino. Dinampo. Pues haráos mucho servicio.
Florino. Buena vida.
¿Qué dices á la Infanta? Tarso. Será vicio;
Al sol de quien recibe su luz vida. con ella me entretendré. (Vanse.)
Emperatriz la haré.
Leoncio. ESCENA VII
Si así te encanta, Salen Lidora y Constantino.
gozarla puedes, sin que aqucso impida
el imperar tu esposa. Lidora.
Constantino. Tu Alteza, invicto César, se reprima (i);
que aunque es de mucha estima que el augusto
¿Es vituperio, me tenga amor, no es justo, ni conviene,
que á quien el alma doy la dé mi Imperio? que quien á servir viene, se prefiera
Ya aborrezco, Leoncio, vive el cielo, á su señora.
la hermosura que alabas en Carola.
Constantino.
Leoncio. (Ap.) Espera, por el cielo,
Y á mí, con ser el corazón de hielo, que de mi fuego, es hielo su presencia.
le ha bastado á encender Lidora soh.
Constantino. (i) Nótese el artificio de estos versos; que consiste
en que todos consuenan en su silaba séptima con la
¿Qué dices?' última del que le antecede, en esta forma.
Leoncio. Tu alteza, invicto César se reprima
que aunque es de mucha estima que el augi/sio
Que te dió hechizos recelo. me tenga amor, no es jus/o, ni conviene
que quien á servir viene
Constanting. Sin embargo, leídos á la ligera, parecen endecasíla
bos sueltos. Mucha facilidad debía tener Tirso, para
Dices verdad; vió el alma y hechizóla. imponerse voluntariamente tan poco lucidas dificul
Vamos, señora. tades.
88 LA REPÚBLICA AL REVES
S
98 LA REPÚBLICA AL REVF.S
, - '
10O LA REPÚBLICA AL REVES
Irene. Irene.
Tarso. Carola.
Bellísima señora, ¿Quién me llama?
¿es posible que aquí te trajo el cielo? Irene.
Que lo sueño recelo;
vida, en verte recibo. Irene soy.
Carola.
Irene.
¿Irene?
Tarso, ¿qué, vienes libre? Irene.
Tarso. La infelice.
Libre y vívoj Carola.
porque vengué tu ultraje
con el valor que me vesti en tu traje. ¿La madre de mi esposo?
ACTO TERCERO io5
Frene. Carola.
La que diera ¡Ay, Jesús, qué dolor!
por no serlo la vida que él persigue. Irene.
¡Ay, hijo loco! (Vanse.)
Carola.
Ya muero con contento en tu presencia;
ESCENA IV
dame esos brazos.
Salen Constantino, Macrino y Lidoha.
Irene.
Constan. Ya Carola será muerta;
No permita el cielo que aunque del padre y hermano
que á ver mis ojos tal desgracia lleguen. al mar huyó por la huerta,
fueron tras ella, y es llano
Marinero.
que harán su venganza cierta.
¡Cielos!, ¿esta es Irene? ¿esta es Carola, Huyó mi madre también,
madre y esposa del Monarca griego? y aunque el darla muerte fuera
Sin duda que el temor de verse presas más seguro, me está bien
les hizo que, rompiendo las prisiones, que por otras manos muera,
huyesen de este modo. Mas ¿qué aguardo, que no me faltará quien
que no voy á avisar á Constantino? me asegure el reino y tierra
Pues sabiendo por mí que aquí se esconden, con su muerte; y pues destierra
saldré de pescador con las mercedes su ambición y asi se va
que de su mano espero. Adiós, señores, de mi Imperio, no podrá
que, pues la Infanta, á quien sin conocerla, con su ayuda hacerme guerra.
la vida he dado, en vuestra compañía En fin, que el morir Liberio,
está segura y libre, yo me parto aunque con tal vitufierio,
en busca de los otros compañeros fué causa, bella Lidora,
que conmigo saltaron de la barca, de que gocemos ahora
cuando la abrieron las mojadas rocas. ios dos seguro el Imperio.
Lidora. No puedo negar, señor,
Carola. la pena que siento en vano
por mi hermano, que su amor
Aún no tengo con qué poder pagarte pasaba de amor de hermano
el favor que me has dado. El cielo quiera á otro más estrecho amor.
darme con que te premie este socorro. Mas aunque con ella lucho,
Marinero. por ser vuestro gusto escucho;
doy por bien su muerte presta,
Adiós. (A dar aviso al César corro.) (Vast.) porque si mucho me cuesta,
entendáis que os amo mucho.
Irene. Constan. Mucho amáis, porque os amé
¡nfelice señora, ¿qué fortuna mucho; ya, gracias al cielo,
nos persigue á las dos? mi Imperio regir podré,
sin que temor ni recelo
Carola. madre y esposa me dé.
Desde hoy hacer determino
Aquese monstruo, leyes que, de Constantino,
que por hijo te dió nuestra desdicha, Constantinas llame el mundo,
á mi padre y hermano ha persuadido siendo Licurgo segundo
que en adúlteros brazos le deshonro, de Grecia. Llama, Macrino,
y huyendo de su furia .. Mas, ¡ay ciclos! á audiencia todos los presos;
¡qué teriblc dolor! ¡Jesús, que muero! que, pues deshice el Senado
que juzgaba sus procesos,
Tarso. es bien que tenga cuidado
Pues ten, señora, esfuerzo y no le pierdas, de castigar sus excesos.
y vamos, que en lo espeso de este monte Macrino. Yo voy. (Vase.)
haremos chozas de sus verdes ramas, Lidora. Esos ejercicios
y aunque groseras, camas de sus hojas. dan, mi bien, de vos indicios,
Mi pedernal y yesca dará lumbre reconociendo en vos Grecia
con que enjugar las ropas y- abrigarte; juez que las virtudes precia
y aunque en peligro ponga aquesta vida, y que castiga los vicios. (Siéntanse.)
iré al lugar y pueblo más cercano Constan. Sentaos, pues, que vuestro amor
á traer de comer, aunque el vestido ha de ser mi guía.
en trueco deje. (Salen Macrino y un Relitor.)
Macrino. Señor,
Irene.
ya tienes en tu presencia
Vamos, poco á poco. presos á quien dar audiencia.
io6 LA REPÚBLICA AL REVES
Fortuna. Macrino.
Como rueda. Señor, ¿quién te acobarda?
Constantino. Constantino.
¿Quién es aquella, pues, que en lo alto tiene Prende á Leoncio, da la muerte á Irene,
el trono que he heredado de mi padre? saca la espada.
Fortuna. Macrino.
Esta es, cruel, la Emperatriz Irene, Ya la saco, aguarda.
que ya se menosprecia en ser tu madre;
presto verás que á castigarte viene, Constantino.
pues porque al cielo tu castigo cuadre, Mata á Carola.
i12 LA REPÚBLICA 'AL HEVES
ESCENA VII
ESCENA VIII
Dichos, menos Aquiles.— Dentro Deidamia y Voces.
Tetis. ¡Ay hijo del alma mía! Sale Aquiles con Deidamia en los brazos, que vendrá
ese valor ha de ser vestida de caza bizarramente.—Luego Cazadores.
mi muerte, y yo he de perder,
perdiéndote, mi alegría. Aquiles. Desmayóseme en los brazos.
Quirón: un mortal asombro (Pénela en el suelo.)
ocasionó mi camino; Emboscado estoy seguro;
el oráculo divino aquí corre un cristal puro
y mil sabios que no nombro que el cuerpo divide en lazos.
me afirman que si se parte Cristal con cristal pretendo
con el ejército griego resucitar.
mi Aquiles á Troya, el fuego Deidam. ¡Ay de mil
que Venus ofrece á Marte ¿Dónde estoy?
ha de ser su perdición; Aquiles. Ya ha vuelto en sí.
muerte le han de dar cruel, Dos soles están lloviendo.
puesto que quede por él Sosegad, mi cazadora,
asolada la nación que si da gusto la presa
que en Troya á Paris ampara. á quien la caza profesa,
Esto profetiza Apolo; un alma que en vos adora
es hijo Aquiles, es solo tenéis á los pies rendida;
y es los ojos de esta cara. mas ¿qué mucho la rindáis
Si siempre que se me acuerda si con dos flechas tiráis
que su luz me ha de faltar que, dando muerte, dan vida?
excede mi llanto al mar, Deidam. Monstruo, mas no digo bien,
¿qué he de hacer cuando le pierda? que ofendo tu gentileza,
Tú, que su ayo y maestro aunque tan rara belleza
eres desde que salió monstruosidad es también.
al mundo, y de quien fió Deidad de este bosque umbroso,
mi fe el amor que le muestro, héroe, semidiós ú hombre,
aconséjame del modo que no hallo decente nombre
que podré librar su vida, que cuadre á tu rostro hermoso;
que á esto ha sido mi venida. mira que heredera soy
Quirón. Ya yo sé que el mundo todo hija del Rey Licomedes,
ha de registrar Ulises, y que si el límite excedes
que de buscarle se encarga, honesto y dos voces doy,
y á cuya prudencia larga tengo esta montaña llena
los más remotos países de monteros que podrán
no han de poder defenderle. darte muerte y mezclarán
Si su natural inquieto con mi venganza mi pena.
diera lugar al secreto, Aquiles. Princesa de mis ojos,
lo mejor fuera esconderle. que, pues en ellos tiene
Mas ¿cómo tendrá sosiego su origen mi esperanza
encerrada la inquietud, justo es que en ellos reines,
con grillos la juventud, recelos asegura,
y dentro la mina el fuego? que no osan atreverse
¿Pero qué es ello? á tu deidad hermosa
Tetis. ¡Ay de mil deseos descorteses.
(De dentro voces y ruido.) Efectos tan contrarios
ACTO PRIMERO i2i
^
i22 EL AQUILES
asegurar la vida de un mozo ocasionado
por este atajo puedes; de amor y de años verdes.
¿qué harán, si aquí te matan, No aguardes cortesías
sin ti Quirón y Tetis? de quien á nadie teme,
Aquiles. ¡Oh estorbos envidiosos que pocas coyunturas
de los mayores bienes, de amor fueron corteses.
que en cifras de hermosuras Cebado en matar hombres,
los cielos comprehendenl lugar y tiempo ofrece
Sabréis quién es Aquiles. para que al Rey, tu padre
Hermoso Sol que enciendes y mi señor, te lleve.
un alma hasta hoy de bronce; Aquí tengo un caballo
si para detenerte que á los del sol excede
son ruegos poderosos y lleva pies de plumas
y, como afirmas, tienes con que ligera vueles.
amor á quien ya llora ¿Qué aguardas?
el verse de ti ausente, » Deidam. ¡Ay amor!,
espérame no más ¡ay honra!, indiferente
del tiempo y plazo breve estoy entre vosotros;
que tardo en quitar vidas pero si la honra vence
a los que nos ofenden. donde el valor se estima,
Garbón, sé tú mi Argos, perdone amor aleve,
y mientras mi amor vuelve que jura hasta que goza
á reiterar favores, y goza hasta que miente.
guárdame diligente (Vanse los dos.)
la prenda que te fío.
¡Ay cielos, si te duermes, ESCENA XII
para pagar descuidos
qué pocas vidas tienesl (Vase.) Garbón.
I
ACTO PRIMERO i47
No porque Valerio ame mi sospecha apercibida.
pienso consentirme asar, ¡Ah mocedad altanera!
en todo quiero picar. ¿Mas que ha de salir corrida
Leonela.EI buey suelto bien se lame. mi honra de esta carrera?
Margar. Papel y tinta hay aquí. Un papel hay aquí escrito,
Leonela. ¿Sabes tú si volverá letra de Margarita es;
el francés fingido acá? si es sentencia que después
Margar. Paréceme á mí que sí. eche á mi honra un sambenito...
Leonela. No pide el papel respuesta, No es prudente padre aquel
que tú sola lo has de ser, que su hija enseña á que escriba,
si viene al anochecer porque en la tinta y papel
la silla. conserva la ocasión viva
Margar. Poco me cuesta, que se muriera sin él.
por si vuelve ó no, escribir Bien puede un padre excusar,
dos renglones. si quiere vivir alerta,
Leonela. El mercero la vieja que entra á terciar. '
es un gentil embustero; tener cerrada la puerta
á fe que le he de pedir y las ventanas clavar.
si vuelve, pues que me quedo Pero, cuando escribir sabe,
de noche en casa y solita, en vano guarda á su hija,
que entre á ver cómo me quita por más que eche reja ó llave,
la toba, y con ella el miedo. que, en fin, ¿por qué rendija
(Suenan pretales.) un papel sutil no cabe?
Margar. Esto basta: ¿qué es aquello? Estos argumentos son
Leonela. Carrera á fe de cristiana. contra mí, pues que procura
Margar. No perderé la ventana más que mi honra mi aflicción;
aunque estuviese en cabello, quiero verle, á buen seguro
que me muero si en la calle que no es de mi devoción.
suenan pretales. (Lee.) «No quiero multiplicar pala
Leonela. ¿Y aquí bras donde tan presto se han de ver
te dejas el papel? las obras. La silla espero, y supuesto
Margar. Sí; que ya anochece, pudiera haber ve
luego volveré á cerralle. (Vanse.) nido. Guárdete el cielo y detenga allá
al viejo todo lo que durare el que
ESCENA V rerme. Tu bien,» etc.
Oleandro de camino. Buena ausencia quise hacer;
Dos veces he salido de Florencia, no hay de mi honor que presuma
y el recelo, otras tantas adivino, que seguro está en poder
volviendo las espaldas al camino, de un papel y de una pluma
no me consiente hacer de casa ausencia. en manos de una mujer.
Venció al fraterno amor la diligencia Dejad, amor liberal,
del honor que amenaza un desatino, que el castigo que ejecuto
que al fin su parentesco es más vecino, sea á tanta ofensa igual,
aunque su hermano soy, cual de Laurencia. que no es árbol que da fruto
Si ella á la muerte el túmulo previene, la mujer si no es formal.
y á la muerte mi honra en casa espera, Ea, remisa aflicción,
fuerza es mirar por lo que más conviene. aplicad medios crueles
Menos me importa que Laurencia muera, al honor, que no es razón
que quien enfermos en su casa tiene que por Florencia en papeles
no hay para qué visite á los de fuera. ande mi honra en opinión.
La puerta falsa hallé abierta, No sé á quién esto se escribe;
que mi sospecha encamina, la silla quiero aguardar
y temo que salga cierta, que mi deshonra apercibe
que no vuelve la honra fina y en ella la muerte dar
que sale por falsa puerta. á quien en mi agravio vive;
Nadie acá abajo ha quedado que en silla vengarme intento
haciendo tanto calor. de quien en ella mancilla
La sala baja han dejado; mi honor, pues es argumento,
pero como es fuego amor que quien da á mi agravio silla
busca su esfera elevado. me quiere afrentar de asiento. (Vase.)
¿Mas qué están á la ventana?
¿Qué importa cerrar la puerta, ESCENA VI
si la deshonra liviana Lelio y Britón con baqueros de mozos de silla,
trae alas y la hallé abierta correones y palos, tiznados como negros.
tan alta como profana?
(Suena de dentro carrera.) Britón. Bien pudieras ya decirme
¿Carrera hay? No fué quimera á qué fin has hecho, Lelio,
i48 QUIEN NO CAK NO SE LEVANTA
"\
ACTO PRIMERO
H9
y tú la goces en pelo? que le hacen llevará cuestas
Pero, dejando las burlas, la paja, y se queda hambriento.
si viene por ella Alberto, A mi costa has de cenar.
criado de su galán, Lelio. Tú buscarás tu remedio.
y has de ir en su seguimiento Britón. ¿Qué he de hacer. Cuando no hallare
hecho ganapán de silla, cecial, cenaré abadejo.
¿cómo ha de tener efecto
tu mal digerida traza?
Lei.io. I na riña fingiremos ESCENA 'IX
con él; y con los correones Margarita con manto, Leonbi.a en cuerpo y
de suerte le apartaremos Alberto.—Sacan los Negros la silla.
de nosotros en la calle
que huya como liebre ó ciervo. Margar. Leonela: cierra la puerta.
Britón. ¿Y dónde piensas llevarla? Leonela.Di de mi parte á Valerio
Lelio. ¿uso preguntas? ¿No tengo que si me ha de enviar barato.
en Florencia otras dos casas, Alberto. ¿Y la silla?
una de la otra lejos? Lelio. Aquí traemo.
Bhitón. Alto, la maula está hecha: Alberto. ¿Queréis que me quede yo
¡vive Dios que eres discreto! por barato en casa?
El ingenio te ha aguzado Leonela. ¡Bueno!
la muela de algún barbero. A ahorcado tal barato.
Mas ¿no es este Alberto? Alberto. Del rollo de vuestro cuello.
Lelio. El mismo. Leonela. Sois grande para joyel.
Hhitón. Enguinéate y hablemos ¡Oh hi de puta y qué mercero!
á lo de zape y Angola. Bien vendéis vuestras agujas.
¿Entraste?
Margar. Sí, cierra.
ESCENA VII
(Entrase en la silla.)
Alberto. —Dichos. Leonki.a. Cierro.
Alberto. ¿En qué diablos andáis, perros, Alberto. ¿I le de volver?
que en todo hoy no os he topado? Leonela. ¿Para qué?
Britón. Habra bien, sino que temo Alberto. Para la toba.
que turu ru palo encaje Leonela. No cheo.
en cabeza y sacan seso. Alberto. En fin, ¿no he de volver?
Alberto. ¿Qué es de la silla? Leonki.a. Xo;
Lelio. Esa acá. mas si volviese sea luego.
A i.berto. ¿ Acá está ya? (Entrase Leonela.)
Lei.io. Acátraemo,
porque ruega ansí tu amo. ESCENA X
Alberto. ¿Pues cuándo le hablastes?
Bhitón. Ruego. Dichos, menos Leonela.
Alberto. ¿Y os mandó aguardarme aquí? , Alberto. Ea, perros, por aquí.
Br itón. Sí, y sanca de frantiquero Lelio. Ya dije que no yamemo
ocho reale para vina, perra á nadie, que también
que esa nobre cagayero. hay en mundo branca perro.
Alberto. Alto; viendo mi tardanza, Alberto Pues ¿de qué se entona el galgo?
dándole prisa el deseo, Britón. Négoro fa cagayero
los debió de enviar aquí. y no hay négoro sudío;
Aguardadme en este puesto, que come mantega y puerco.
iré á avisar á la dama Alberto Hablen menos y anden más,
que habéis de llevar. que ya se me va subiendo
Britón. Queremo, haga Valerio co eya á las narices el humo.
quaquala. Lelio. Po lo Dioso jelalero
{Vase Alberto.) que han de pagá de un beyaco
con cozo é lale con cuero
ESCENA VIll de buey.
Dichos, menos Alberto. Britón. Dale culubán.
Alberto ¡Ay!
Lelio. Primo, callemo. Britón. ¿Qucjamo?
Famosamente se traza. Alberto ¡Ay! que me han muerto.
Britón. Bueno se le va poniendo Lei.io. Siguele por que se aleje,
el ojo al haca. que al momento volveremos
Lelio. ¡Oh qué noche! por la silla.
Britón. " No la dormirás al menos. Bhitón. Bien se traza.
Lei.io. Lindo embuste. (De dentro.)
Britón. Para tí, Alberto ¡Ah perrazos!
que yo soy sólo el jumento Britón. Aguala á perro, (Vanse.)
S
i5o QUIEN NO CAE NO SE LEVANTA
voluntad me has mostrado siempre tanta, ¿Hanme visto llevar algún recado.-*
que á cuantas damas hay envidia he dado. ¿Cuándo te traje yo carta ó billete?
Pues ¿qué mudanza mi ventura espanta? Siempre el rosario traigo en cuello ó mano,
De un mes acá te veo tan trocado, dentro mi faltriquera no se mete.
que, si antes á las nueve te acostabas, De fray Luis, y porque veas si miento,
volver sueles al alba disfrazado. estas hojas dirán si soy cristiano.
Apenas, Lelio, de comer acabas [Vti á sacar un libro de la faltriquera y saca en
cuando, antes que levanten los manteles, vuelta al rosario una barajacienaipes,que se te cae.)
tomas la capa que antes olvidabas.
Jugaste, y aunque pocas veces sueles Lisarda.
gastar el tiempo en esto, ya has perdido Muy bien lo dicen, pues de ciento en ciento
el dinero, la plata y los doseles, te salen á abonar descuadernados
y no tan malo, si en el juego ha sido como tu vida; y quién te da sustento
esta pérdida sola y no en desvelos de esas y de otras cartas despachadas;
que sospecho te traen desvanecido; por el infierno debes ser correo.
que el juego que hay peor es el de celos,
pues pierden con la vida la paciencia. Britón.
Lelio. ¡A afrentarme salistes desolladas!
¡Volveos al nido, que en mi muerte creo,
¿Quieres, Lisarda, no llorarme duelos? que de vosotras, en lugar de tablas,
Ni el juego ni el amor me da licencia he de hacer ataúd, según deseo
para quitarte joyas que no he dado, que andéis conmigo siempre!
pues las trajo tu dote por herencia;
salí fiador, estoy ejecutado, Lelio.
no quiero que entre en casa la justicia En vano entablas
y lo sepan tu tío y mi cuñado; dilaciones; del cuello el oro quita,
otras joyas habrá de más codicia que pierdo tiempo mientras tanto me hablas.
que comprarte prometo; acaba, amores. Quita las perlas.
Lisarda. Lisarda.
Ya esa fianza vino á mi noticia, ¿Qué furor te incita?
deuda es que tiene muchos acreedores, ¿No están mejor al cuello de tu esposa
y aunque su honra es ya dita quebrada, que no al cuello...
se empeñan más por eíla sus deudores. Lelio.
No estoy, Lelio, en tu amor tan descuidada,
que aunque callo y consiento, no trasnoche ¿D¡ quién?
celosa con razón, y desvelada. Lisarda.
Bien piensas tú que del disfraz de anoche
tan ignorante estoy que no he sabido De Margarita?
la negra traza de la silla ó coche. Lelio.
Autor de este entremés debe haber sido
aqueste bienaventurado. No digas necedades, si celosa
estás; que es tan honrada como bella
Britón. Margarita, y doncella generosa.
¡Bueno! LlSAHDA.
Yo he de tener la culpa. Si ha perdido,
Britón le hizo perder; si del sereno Será virgen y madre, si es doncella,
le duele la cabeza, este bellaco que de Valerio dicen que ha parido.
de Britón es la causa; si el moreno
se emborracha con vino ó con tabaco, Lelio.
Britón le dió á beber; si falta en Mientes, y toma; acordaráste del la.
casa alguna cosa, Britoncillo es caco. (Dale un bofetón.")
No lo puedo sufrir, de raya pasa, Lisarda.
un año ha que te sirvo, hagamos cuenta, ¡Ay, cielos!
diez reales cada mes me das por tasa, Britón.
aquí está el papelillo en que se asienta
lo que recibo; débesme once reales Más me pesa, que has rompido
menos tres cuartos, no tengo otra renta, la sarta.
páguenmelos y adiós, y sean cabales. Lelio.
Lelio. Los anillos le he quitado
¿Estás sin seso? y los zarcillos.
Britón. Britón.
Estoy muy enojado Su pirata has sido.
y harto de llevar ya tus atabales.
A un hombre como yo bien opinado Lelio.
no es razón que le llamen alcahuete. Coge las perlas.
ACTO SEGUNDO i53
l,RiTÓN. Lelio.
¿No me ves bajado, Si la he reñido, ¿qué tenemos ahora?
cual fraile en Gloriapatri? Quhéla estos zarcillos y estas perlas
que llevo, áuna mujer; quiso, habladora,
por resistirme consentir romperlas,
ESCENA II y dile el bofetón que te ha ofendido;
Roselio.— Dichos. estas las joyas son, si quieres verlas.
Roselio. Roselio.
¿Qué es aquesto? ¿Por qué la tratas mal?
Lisarda, ¿de qué lloras? Lelio.
Lisarda. Soy su marido.
He quebrado Roselio.
la sarta de las perlas en que he puesto
Una vez sola pone el que es honrado
todo mi gusto.
la mano en su mujer: si infame ha sido.
Britón. No le quites el oro que no has dado,
No hay más linda pieza vuélveselo, ó si no...
que una mujer para mentir de presto.
Lelio.
Roselio. Aparta viejo,
No es esa la ocasión de tu tristeza; si no quieres.
que no eres tú, sobrina, tan liviana Roselio.
que por eso des muestras de tristeza. La sangre se me ha helado;
¿Qué es eso del carrillo? Mas la grana mas no por eso que me injuries dejo.
en que se tiñe el daño que recelas l las de darle las perlas.
y tu honrada respuesta me hizo llana.
Lelio, ¿hasla dado? Lelio.
Leonela. Alberto.
¡Que se matan! No me indino
{Vanse.) así, ni he de reñir sino enojado.
Veme encendiendo más, habla sin tino;
podrá ser que de injurias enojado
ESCENA VIII saque la espada, en castidad Lucrecia,
que como a gusarapa te desprecia.
Riñendo Clkandro y Rosklio.
Brítón.
RoSELIo.
Con la lengua desnuda de esta espada ¿Yo gusarapa? ¡Mientes!
digo otra vez que, mientras tenga vida,
no se verá tu hija desposada Alberto.
con Valerio, aunque más palabras pida. No es nada eso;
Cleandro. dime más.
Brítón.
No es Valerio tan noble.
Digo que eres un gabacho.
Roselio.
Alberto.
Ni ella honrada.
Y sin honra, ¿qué importa ser nacida Fuélo mi padre, la verdad confieso;
de Augustos y Alejandros excelentes, Dime más.
como es para injuriarlos así? Brítón.
Cleandro. Digo que eres un borracho.
¡Mientes!
Roselio. Alberto.
Gloríome de serlo.
No puedes afrentarme, que no tienes
honra; y sin ella yn hombre nunca afrenta; Brítón.
mas, pues tan loco á despeñarte vienes, Eres confeso.
i58 QUIEN NO CAE NO SE LEVANTA
Alberto. Margarita.
Confesor y no mártir no es despacho Basta y sobra
que me pueda afrentar.
Leonela.
Britón.
Quien á lo humano gasta, á lo divino
Eres marido. es avarienta.
Alberto. Margarita.
Margarita. Britón.
No, cierto rasguño
Mañana daré un real para una misa.
de oreja á oreja.
Leonela. Margarita.
¿Un real? Limosna larga. jCómo?
ACTO SESUNDO I 59
Britón. Leonela.
Miento, miento; ¡Ay, cerbatana!
hirióle en la muñeca, junto al puño,
Roselio; mas no es nada. Britón.
¡A y, tercerona!
Margarita. Leonei.a.
Verle intento. Y ¡ay, alcabalero!
Britón. Britón.
¡Ay, trota calles!
Aqueste vuestro amor es el dimuño:
matáis á uno y engañáis á ciento; Leonela.
no vais á ver á vuestro padre ahora ¡A y, estriega lodos!
que está con vos airado, aunque os adora.
Britón.
Margarita. ¡Ay!
No importa, que en achaque de ir á verle Leonela.
quiero ver á tu amo, el retraído. ¡Ay!
Britón.
Britón. ¡Miz!
¿Queréisle bien? Leonela.
Margarita. ¡Zape!
Pues ¿he de aborrecerle Britón.
si por mi causa para tanto ha sido?
¡Ay, flaqueza humana!
Britón. ¡Ay!
Leonela.
Pues ahora hay lugar, si habéis de hacerle
¡Ay!
esa merced; porque al sermón ha ido Britón.
toda Florencia, que su gente aplica,
¡Púpú!
si fray Domingo de Guzmán predica;
Leonela.
y mientras que en la Iglesia está ocupada
con el dicho sermón, á un lado de ella ¡Lá, lá!
le hablarás sin que nadie note nada.
Britón.
Margarita. ¡Ay, yo soy, soy Duero!
Bien dices; todo el gusto lo atropella,
Lelio me deja tierna y obligada, Leonela.
y á fe que enciende más de una centella. ¡Ay, rasca muelas!
Britón. Britón.
Es yesca la mujer, ¡qué maravilla! ¡Ay, los ayes todos! (Vanse.)
Margarita.
Dame un manto Florisa; ¡hola! la silla, (Vase.) ESCENA XII
Salen Celio, Pinardo y Ludovico, galanes.
"-\
ACTO SEGUNDO i6i
habla por la misma boca puerto es de Arrebata-capas,
del que predica. y así las ropas me quita.
Andron. El sermón Vestidos hizo el pecado
vuelve á Margarita loca, que á Adán y Eva ensambenitan;
ó la vuelve santa. la verdad anda desnuda,
Felicio. Todo adornada la mentira.
puede ser, que el mundo llama En la calle han de ver todos
loco al santo. que la hermosura fingida
Andkon. ¿De ese modo que en mí los encadenó
ya es loca y santa esta dama? piestada fué, que no mía.
Felicio. Lo primero la acomodo. Fué hermosura de alquiler,
Pinabdo. ¿Qué es esto, señores? pues claro está que la alquila
Andron. Es quien con galas es hermosa,
milagros que hace el sermón si sin ellas la abominan.
de fray Domingo, después Leonela. Pinabel, Celio, Pinardo,
que vino aquí. pues aquí estáis, reducidla,
Pinardo. La ocasión que se le va por la posta
nos decid, Andronio, pues. la medula de la vida.
Felicio. Margarita, poco á poco Pinabel. Señora: volved en vos,
en el sermón convertida que no es bien que Margarita
de Domingo, á quien invoco, tan bella y que tanto vale
ó muda de estado y vida, la lloremos hoy perdida.
ó la ha dado un furor loco. Margar. ¡Qué bien en el uso estáis,
A cada voz que intimaba idiotas, cuya doctrina
el padre predicador, cuando os rodeabais de sabios,
una joya se quitaba; la llama Pablo estulticia!
y sin mirar el valor La parábola ignoráis
de su sangre y dónde estaba, de la mujer afligida
medio desnuda y llorando, que, descuidada, perdió
el sermón interrumpía la preciosa margarita,
voces y suspiros dando. y revolviendo la casa
Pinabel. ¿Ella, santa? luz enciende, trastos quita,
Andron. ¿No podría? cofres busca, suelos barre,
Pinabel. No estoy el poder dudando galas saca, cajas mira,
del ciclo; pero primero hasta que, habiéndola hallado,
seré yo fraile que vos llama á voces las vecinas;
la veáis santa. sale de sí, fiestas hace,
Celio. No quiero gasta, festeja, convida.
dudar del poder de Dios; Pues si Margarita soy
el fin de este caso espero. y, perdiéndome en mí misma
Mas ¿no es ésta? estaba fuera de mí,
Luikjvic. Sí, y tras ella sin valor y sin estima,
toda la gente que sale. y hoy dentro de mí me busco,
Celio. Loca viene. la luz del sol encendida
Pinabel. Loca y bella. de la palabra de Dios
Andron. Como su virtud iguale que fray Domingo predica,
á sus vicios, dichosa ella. ¿qué mucho que para hallarme
arroje galas malditas,
barra el alma de sus culpas,
ESCENA XV y sin mirar quién me mira,
Mari-ahita, medio desnuda, y Pobres tras ella, pues á mí misma me hallé
y Leonela. — Dichos. cuando en mí estaba perdida,
haga fiestas por las calles
Margar. Afuera galas dañosas, y dé á los pobres albricias?
joyas torpes y lascivas, Margarita soy hallada,
plumas con que la corneja de Dios sigo la doctrina.
prestada hermosura envidia. Amigos: hagamos fiestas,
Casa del demonio he sido, á convidar voy amigas, (Baila.)
y por que al huésped despida, cantadme mil parabienes,
en fe de mudarse á ella bailemos, que la alegría
mi Dios la desentapiza. aquestos efectos causa;
Tomad, pobres de mis ojos. todos celebren mi dicha.
Leonela. ¡Ah, señora de mi vida! Leonela. Miren cuál anda el meollo,
¿en la calle te desnudas? señora, mas que nos tiran
¿no adviertes en quién te mira? pepinazos los muchachos,
Margar. Leonela: el mundo avariento, y que nos van dando gritan.
para quien por él camina, Ludovic. ¡Hay lástima semejante!
COMEDIAS DE TIRSO DE MOi.INA.— TOMO II
IÓ2 QUIEN NO CAE NO SE LEVANTA
Mas, Señor, si os agradan las migajas plegue á Dios que Lelio venga
de mi corto caudal, aunque son cosas á estar en casa escondido
de pequeño valor y prendas bajas, por mi mal, y que perdido
ejecutadlas, y serán dichosas, el seso tan poco tenga,
que si el mal pagador os paga en pajas, que Lelio y tú estando juntos,
aunque yo os pague mal, pagaré en rosas. porque yo fui la ocasión,
¿Leonela? tú me des un bofetón
Leonela. Señora mia. y Lelio estampe los puntos
Margar. ¿En qué entiendes? del zapato en mi barriga;
Leonela- En pasar porque Lelio, ¿qué me ha dado?
de un lugar á otro lugar Si es Lelio ó no es Lelio honrado,
una y otra Avemaria. el mismo Lelio lo diga.
Margar. ¿Has aprendido del modo Margar. O que me enoje apeteces,
que el rosario que es entero ó loca debes de estar;
se divide? mándotele no nombrar
Leonela. Aunque grosero y nómbrasle tantas veces.
mi ingenio, ya lo sé todo. Leonela. Escucha, y no seas cruel,
Margar. Repite, pues la lección ni por nombrarle te ofendas,
que acerca de esto te di. que hago Carnestolendas
Leonela. Agora la repeti, para despedirme de él.
estoy haciendo oración; Margar. Dejemos, Leonela, gracias;
soy muy flaca de cabeza; híncate aquí de rodillas
mejor fuera merendar. y sabrás las maravillas
Margar. Leonela: ya no hay jugar; que contra nuestras desgracias
deja las burlas y empieza, aqueste rosario encierra.
si quieres que el bien te cuadre (Ii tncanse las dos )
con que Dios el alma ayuda. Leonela. En fin: ¿nos hemos de hincar?
Leonela. Soy, señora, por ser ruda, ¡Válgate Dios, por rezar!
buena para el mal de madre. Hincada estoy en la tierra.
Y según me haces comer Margar. Los misterios del Rosario
rosas, debes de pensar son quince; ¿sábeslos?
que he menesterme purgar; Leonela. Sí;
ya no puedo padecer jugar al quince aprendí
tanto, que Lelio es testigo. en casa de un boticario.
Margar. ¿No te he mandado que el nombre Margar. Los primeros, que son cinco,
no mientes aquí de ese hombre? son gozosos.
Leonela. Bien sé yo por qué lo digo; Leonela. No hay tal gozo
que, como Lelio es discreto, como el dar la mano á un mozo
todas las veces que pasa, blanco y rubio como un brinco.
que son hartas, por tu casa, Margar. ¿Qué dices?
viendo mi flaco sujeto Leonela. Que cinco sen
me dijo: «no ayune tanto»; los que son gozosos solos;
porque si una vez desquicio pero no cinco de bolos,
los umbrales del juicio cinco, sí, de devoción.
enloqueceré á lo santo; Margar. Los otros cinco se llaman
y no es bien que pague mal dolorosos.
á Lelio, que bien te quiere. Leonela. ¡Qué dolor
Margar. Leonela: cuando te oyere, es gastar mi edad en flor,
sin hacer de mí caudal, cuando dos lacayos me aman,
nombrarme otra vez ese hombre, hincada aquí como estaca!
no' has de estar más en mi casa; Margar. Los oíros son los gloriosos.
ya de los límites pasa Leonela. ¡Oh misterios generosos!
tu atrevimiento; ni el nombre Pues que soy tan gran bellaca
he de oír del instrumento levantadme de aquí presto.
de mi torpe perdición. Margar. Los cinco primeros, pues,
Leonela. Pues ¿yo? quiero enseñarte, y después
Margar. No des ocasión los otros.
Leonela, á mi sufrimiento; Leonela. Buena me han puesto.
usa bien de mi paciencia, Margar. La soberana embajada
ó despídete. del paraninfo Gabriel
Leonela. Señora: contempla, que desde Abel
si nombrase desde ahora tan pedida y deseada
á Lelio, ni en tu presencia fué hasta este punto divino.
ni ausenie, aunque Lelio sea ¡Qué lágrimas no vertían
tan galán y gentil hombre, los que á las nubes pedían:
pues te da de Lelio el nombre «lloved, cielo cristalino,
enfado y no te recrea, el rocío celestial
ACTO TERCERO i 65
que nuestras penas consuele, conventuales de corrillos
y en la concha se congele y academias de censores.
soberana y virginal.» Que aunque sois un San Gabriel
¡Ay, qué soberano ejemplo han de murmurar de vos,
dais, amoroso Señor, pues no perdonan á Dios
de vuestro infinito amor! ni á sus ministroscon El.
¿No contemplas? Apartaos de los poetas,
{Duérmese Lconcla.) aunque hay tantos, que no sé
Leonela. Ya contemplo. si podréis, pues ya se ve
Margar. Pues en oración mental entre agujas y banquetas
contempla aquel Ecce ancilla, Apolo, por su desastre,
de aquella humildad tranquila, y el zapatero se mete
pues que tuvo fuerza tal á dalle con el tranchete
que al mismo Dios derribó, y con su tisera el sastre.»
pues el Ecce apenas dijo, Margar. Leonela: los que acá bajan
cuando el que era de Dios hijo siempre gozan la presencia
en su pureza encarnó. de Dios y su eterna esencia;
¡Ay, que el corazón destemplo no hay llanto allá, no trabajan.
en amor, ternura y llanto, Leonela. ¿Luego no se despidió
mi Dios, mi humanado santo! el ángel de esotros bellos?
¿No contemplas? Margar. Si estaba siempre con ellos,
Leonela. Ya contemplo. ¿para qué?
Margar. Contempla, pues, esto así, Leonela. Engañéme yo.
mientras yo á la Virgen doy (Ruido de dentro de carrera.)
gracias, aunque indigna soy, Mas ¿qué es esto? Carrerita,
por aquel divino sí no la pienso yo perder.
que dió al cielo. ¡Ay, rosa bella; Margar. ¿Dónde vas?
que siendo Jessé el rosal Leonela. A ver correr.
y la causa virginal, Margar. ¿Estás loca?
María al fin nació de ella; Leonela. Estoy contrita.
aquella rosa sagrada, Pero esto de cascabeles
por nuestra dulce ecce ancilla, inquiétanme de ordinario.
que eternamente destila Margar. Cuando rezas el rosario,
celestial agua rosada! ¿es justo que te desveles
¡Ay, cuentas, qué provechosas en cosas vanas? ¿Qué intentas?
sois á quien os satisface! Leonela. Todo es pura devoción,
Rosas sois de quien Dios hace pues los cascabeles son
para el alma un pan de rosas. redondos como las cuentas,
Con vosotras me recreo, y de los dos imagino
que sois mi consuelo, en fin, que son, y no es dicho en vano,
y como por un jardín el pretal rosario humano,
por vosotras me paseo. y ese otro pretal divino.
Como Dios es hortelano
y su gracia la que os riega,
nunca el duro invierno os llega, ESCENA III
siempre gozáis del verano.
Primavera sois de bienes, Sacan Pinardo y Alberto á Valerio desmayado.
siempre sois florido mayo.
Leonela. ¡Válgate Dios! por lacayo Pinardo. Si es verdad que vive en vos
qué buenas piernas que tienes. la piedad con que Florencia
Margar. ¿Qué es eso? vuestra fama reverencia,
Leonela. Estoy contemplando. y amando ya á lo de Dios,
Margar. ¿En la embajada? sois al mundo ejemplo nuevo
Leonela. ¿Pues no? que vuestra vida acredita,
En la que Le!io me dió. (Aparte.) no es posible, Margarita,
Margar. ¿Qué dices? que, mirando este mancebo
Leonela. Digo, que ando cuál está de una caída
agora en cuando del cielo que dió un caballo corriendo,
el ángel se despedía su desgracia socorriendo
de los deudos que tenía, no intercedáis por su vida.
haciendo jornada al suelo, Pruebe en vos la devoción
lo que llorarían con él; lo que médicos no pueden.
paréceme que los veo (Vase Pinardo.)
decir: «Que volváis deseo Alberto. Vuestras oraciones queden
muy rico de allá, Gabriel. con él, pues bastantes son
Guardaos de murmuradores, á volverle en sí, y Leonela
calcillas y bigotillos, y yo iremos á buscar
i 66 QUIEN NO CAE NO SE LEVANTA
Estas son las ropas suyas, Eliacer. No hay en toda esta cabana
y los brazos, señora, éstos, sino es en su pobre suelo
que en defensa de tu fama unas pajas miserables,
serán del honor trofeos. y entre sayales groseros
Mira lo que determinas, estos curiosos y nobles.
que, si tomas mi consejo, (Saca los vestidos de Herodes.)
huyendo de los peligros Tirso. ¡Aun el diablo vería eso!
sale vitorioso el cuerdo. Hircano. Villanos: ¿qué es de mi hija?
Mabiad. Pasior... no pastor, mas sí; ¿no habláis?
que pues hoy del lobo fiero Pachón. ¿Qué quiere que hablemos?
la inocencia de mi fama Fenisia. ¿No le juimos á llamar?
has defendido, no tengo ¿no la pusimos ahí dentro,
blasón mejor con que honrarte: quemando porque oliscaba
yo pagaré lo que debo á manojos el espliego?
á tu generoso trato Quizá quien la agarró el alma
con largos y nobles premios. volvió después por el cuerpo,
Estos vestidos infames ó la comieron á escote
tu verdad abonan, puesto algunos grajos y cuervos.
que tal vez juraran falso Faselo. ¿Estos vestidos no son
si á Josef doy por ejemplo. de mi hermano?
Vamos á Jerusalén, Hircano. ¡Ay sanios cielosl
donde, con honroso trueco, Sin duda, que por roballe
justos premios satisfagan estos villanos le han muerto.
la nobleza de tus hechos, Tirso. ¡Aún peor está que estaba!
y donde, libre y seguro, Aristób. ¿Hay más trágico suceso?
juzgue el aborrecimiento Hircano ¿Qué es de mi hija, traidores?
descorteses desacatos Faselo. Mi sol, mi luz, ¿qué se ha hecho?
del atrevido idumeo. Pachón. ¿Hay son que, si se ha perdido,
¿Cómo te llamas? le dé un real al pregonero
Herodes. Claricio. prometiendo buen hallazgo?
Mariad. Hacerte claro prometo Hircano ¡Oh crueles! ya sospecho
entre cuantos la privanza que por hurtarles las joyas,
sobre sus alas ha puesto. homicidas y avarientos,
Herodes. Dame á besar esas manos. dos soles habéis quitado
¡Oh amor criado en enredos, que daban luz á mis reinos:
con bien de aqueste me saca, enterrados los habrán.
labraréte de oro un templo! Pachón. No les faltará á lo menos,
Atado al tronco dejé si es cerote lo que sudo,
un caballo de aquel cedro, cera hilada en el entierro.
sube en él, seré la aurora Hircano. Prended esta vil canalla,
que va delante de Febo. (Vanst.) descoyuntalda á tormentos
hasta que la verdad digan.
Pachón. Fenisa: potro tenemos.
ESCENA XVIII Fenisa. Más quisiera tener potra.
Hircano. ¡Ay desventurado viejo!
Salen Hircano, Fasel*, Aristóbulo, Salomé, No dejéis piedra ni planta
Eliacer, Efraím y los Pastores. de este monte, caballeros,
que no busquéis.
Hircano. Muerta la Infanta mi hija, Aristób. ¡Triste caso!
quebró el cristalino espejo Pachón. Yo os juro á Dios que me huelgo.
en que la naturaleza Fenisa. ¿De qué?
se miraba. Pachón. De que os han de dar
Faselo. Si esto es cierto,
en el potro pan de perro, (Vanse.)
en túmulos lastimosos
los tálamos de Himeneo
ha convertido la envidia,
cuando á desposarme vengo. ACTO SEGUNDO
De mi vida á su memoria
la haré sacrificios tiernos,
sin queá restauralla basten ESCENA PRIMERA
persuasiones ni consuelos.
Aristób. ¿Aquí dices que mi hermana Salen Mariadnes y Herodes de pastor.
quedó?
Pachón. Como se lo cuento. (Entran.) Mariadnes.
Hircano. Entrad por ella, ¡ay de mí! Deja, pasior, que el sol sus flechas quiebre
¿cómo vivo, pues que muero? en las hierbas menudas que marchita
(Salen.) y á ese caballo dan fértil pesebre;
ACTO SEGUNDO |85
y mientras el tirano solicita Tú, pues, sin él, que afrentas la elocuencia
mi deshonra y su bárbara venganza y á Demóstenes puedes compararte,
por la ocasión que tu valor le quita, ¿cómo, falto de letras y experiencia,
entre estas sombras que el rigor no alcanza, sutilizas conceptos y palabras
y en cuyas hojas leves representa y á Atenas hurtas el lenguaje y ciencia?
á los tiempos el viento su mudanza, V aunque el misterio á mis enigmas abras,
premiada tu lealtad tome á su cuenta con respuestas que ignoro y dificulto;
principios de favores que te debo, dime si al sol y al aire riges cabras
y porque los asiente, aquí te asienta. y su inclemencia por el monte inculto
¡os rostros tiraniza, pues los yerra
Herodes. como si el ver sus rayos fuera insulto.
Afrentaránse de favor tan nuevo Si el cultivar la siempre fértil tierra
estos cedros y palmas, gran señora, paga surcos en callos que en las manos
de la ventaja y dicha que les llevo; por la dureza imitan á la sierra,
quisieran ellos humillar agora ¿cómo injurias afeites cortesanos,
sus elevadas cumbres y cabezas siendo excepción de generales leyes?
para besar tus pies, que el mundo adora. ¿Tú solamente culto entre villanos?
Manos groseras que al arado y bueyes
Mariadnes. acostumbradas el trabajo tuesta,
El campo siempre obliga á las llanezas ¿pueden en ti afrentar las de los reyes?
que la ambición desprecia, dando silla Cara, que á la del sol adusto opuesta,
á la soberbia hinchada con grandezas; jamás huyó el encuentro á sus rigores,
de aquí á Jerusalén habrá una milla; ¿compite con la dama más compuesta?
siéntate, que de noche entrando en ella A tu traje desmientes, tus colores,
aseguro peligros. por más pastor que intentes con negallo
(Siéntase ella é hinca él la rodilla.) encubrirte entre engaños labradores,
Herodes. cuando agora la silla del caballo
la sed me hizo dejar de aquella fuente
La rodilla que de ti murmuraba lo que callo,
hincada, como á imagen de amor bella, y tú, templando del calor ardiente
es mejor que te adore agradecido la furia rigorosa con su risa
á mi propicia y venturosa estrella. bañaste en su cristal manos y frente;
Mariadnes. testigo contra ti fué la camisa
que, por el cuello libre del ultraje
Este es mi gusto, acaba. con que la encierras en sayal me avisa
(Siéntase él.)
no dicen bien las puntas de su encaje
Herodes. con el buriel hipócrita que aforra
¡Que ha podido en blanco lino el penitente traje.
mi dicha verme junto al sol sentado! Declárame este enigma, si no borra
Amorosa deidad, perdón os pido. tu poca confianza en el secreto
lo que te debo; así el cielo socorra
Mariadnes. tus esperanzas con dichoso efeto.
Agora, pues, que nos convida el prado Las dudas satisface, di cómo eres,
á divertir agravios del estío si rústico pastor, galán discreto.
y dar licitas treguas al cuidado,
quiero que dejes satisfecho el mío, Herodes.
que, en mil contradicciones, te prometo, Ya que apurar mis pensamientos quieres,
se quieren persuadir á un desvarío. curiosa por saber sucesos míos,
Mil cosas he mirado en tu sujeto por imitar á las demás mujeres,
tan opuestas y nuevas como extrañas: oye de la fortuna desvarios
si rústico, ¿cómo eres tan discreto? que ya que no te admiren, te entretengan,
No niego yo que á veces las montañas mientras aquestos árboles sombríos
no fertilice el cielo dando en ellas por huésped bello tu hermosura tengan.
al ingenio, al valor y á las hazañas; Ya que el sutil ingenio
comunes son á todos las estrellas, hijo de esa alma noble,
y entendimientos hay que entre sayales, curioso inquisidor
en cuerpos toscos, cubren almas bellas; de celos y de amores,
pero por más que influyen naturales, sacando del sagrado
no retóricas lenguas, que consisten donde el secreto absconde,
en idiomas de corte artificiales, sucesos de mi vida,
los que antiparas toscas cual tú visten, discreta los conoce,
con palabras groseras satisfacen sabrás, hermosa Infanta,
á los que en techos míseros asisten; que el Rey del sacro monte
que aunque es verdad que los ingenios nacen que á Salomón dió cedros
delicados, tal vez en cualquier parte, para que el templo corte
los oradores con el uso se hacen, y Hiram el mundo llama,
ó la naturaleza pule el arte. se honra con el nombre
i 86 LA VIDA DE HERODES
de padre mío, puesto el dios del cuarto coche
que injuria estos blasones. causara nuevos celos
Fertilizó su sangre á Clicie y á Leucote;
en himeneos conformes, menospreciara áOnfale,
el cielo con tres hijos, el que la rueca pone
los dos dellos varones. por el mayor trofeo
Y siendo yo el pequeño, de sus trabajos doce.
mis años corresponden Mas, para no cansarte,
al grado en que he nacido si quieres que la copie,
que en dichas son menores. mírate en el espejo
Como perdí el derecho de ese cristal epe corre,
al reino, que dispone que estando tu presente,
su herencia al mayorazgo, porque su vista goce,
porque los demás lloren, no hay para qué sutiles
mis quejas satisfizo buscar comparaciones.
con darme en fuerzas dobles Metiéronla en el alma
para un alma de cera ojos aduladores,
un corazón de bronce. pagando, como el Griego,
Dispúsome á la guerra, hospicios con traiciones.
que en ella inclinaciones Y yo sin mí y con ella
dan á segundos hijos volví á ostentar perdones,
riquezas y opiniones. dando á mi patria vuelta
Y haciendo alarde al viento que con festivas voces
de plumas y atambores, sus Venus y Narcisos,
de galas á Cupido de amor aduladores,
y á Marte de escuadrones, alegres me esperaban
salí contra el de Arabia con triunfos y ovaciones.
que, descuidado entonces, Mi padre y dos hermanos,
pagaba en verdes años no sé si así los nombre,
censo en deleites torpes. quisieron por mi cuello
Vencíle, brevemente, desocupar balcones.
que ahorrando digresiones Y oyendo parabienes,
no con prolijos cuentos gozando aclamaciones,
pretendo que te enojes; cantándome vitorias
dándole, pues, la muerte, Homeros y Anfiones.
á su vivir conforme, Veo á mi padre ingrato,
di á mis hazañas reinos ¡ay si muriera entonces!
y á mi valor renombres. del Rey Orbel de Lidia
Y mientras que permito honrando embajadores.
que afrenten y despojen Traíanle el retrato
tesoros y hermosuras de la Princesa Doris,
soldados vencedores, y el sí con el de esposa
en una galería para mi hermano Orontes.
entré, que en artesones Pagaba el Rey albricias
dorados eran suma con gracias y con dones,
del cielo y de sus orbes. y el Príncipe lozano
Caía á un jardín bello exageraba amores.
por cuyos corredores Cuando los dos me dicen:
jazmines frescos eran — «A tus victorias nobles,
escalas de sus flores. añade, Periandro,
Colgaban sus paredes la dicha que hoy conoces
pinceles triunfadores en tu mayor hermano,
de la naturaleza, pues es ya su consorte
cuyas ostentaciones el sol que á Lidia alumbra
bellezas celebraban, en tálamos conformes.»—
robaban corazones Dejáronme el retrato,
y daban almas vivas solícitos disponen
alientos y colores. recibimientos reales;
En medio estaba un cuadro mandan que palios borden,
y en él (no sé cómo ose triunfales arcos labran
pintarle sin su injuria con versos y con motes,
mi lengua 'agora torpe) ya ingenios muestran prendas
un fénix de belleza, que premien intenciones.
poco dije, perdone Partiéronse, al fin, todos,
la diosa enamorada y yo, como quien oye
que en rosa volvió á Adonis. la capital sentencia
Yo sé que si la viera si impróvido le coge,
Acto SEauNDo i87
estatua fui de mármol al ciego amor sin orden.
por dos horas, inmóvil, ¿Qué hallazgo tan divino
que repentinas penas con tal pesar congoje?
suspenden las acciones. Mas ¿cuándo dió el amor
Pero volviendo en mí, deleites sin dolores?
furioso de que roben Cogíla alegre y triste
tesoros de esperanzas en brazos, y sirvióme
tiranos salteadores, al cuello de cadena
cual onza que los hijos libre en tales prisiones,
le llevan cazadores, y en un grosero albergue,
partí desesperado; sobre unas pajas pobres,
y sin saber por dónde, deposité aquel cielo
sin seso y sin camino, de amor primero móvil.
mil veces con mil voces Mariad. Pastor ilustre, espera,
enmudecí las aves primero que provoques
y lastimé los montes. sospechas que en el alma
Llegué al fin á un desierto engendran mis temores.
rasgando el traje noble Con la verdad me engañas,
(que mal sufrirá abrigos pues pienso que propones
quien un volcán absconde), sucesos de mi vida
y allí, á no socorrermc trocando el reino y nombres.
solícitos pastores, Casi lo que refieres,
fuera sin duda presa antes que el cuento tornes,
de tigres ó leones. para pintar mi historia,
En fin: determinado te da falsos colores.
de huir soberbias cortes, Yo debo ser, sin duda,
destierro de verdades la que, llamando Doris,
y amparo de ambiciones, cuando á Faselo aguardo,
compuse una cabaña me das por dueño á Orontes.
de ramos y de adobes ¿Qué es esto?
donde pobrezas ricas Herodes. Infanta bella,
huyen riquezas pobres. sosiega y no te asombren
Pero, cuando gozaba, sucesos que á las veces
en vez de aduladores, hermanan ocasiones.
por dulces compañeras No es esta la primera
mis imaginaciones, que en dos distintos nombres,
una apacible tarde, naturaleza sabia
umbrales de la noche, un mismo rostro forme.
que el cielo se vestía ¿Qué mucho, pues, que así
rosados arreboles, amor sujetos forje
veo venir huyendo con cuya semejanza
una mujer de un hombre, engendre admiraciones?
si aquel que kusios fuerza Mariad. No sé qué diga en eso,
es digno deste nombre. tú mismo me responde,
Opúseme á su furia y acaba de sacarme
con pasos tan veloces, de tantas confusiones.
que á un tiempo le alcanzaron Herodes. Quedaba de mi historia...
mis pasos y mis voces. Mariad. En que dejaste á Doris
Y siendo el instrumento dando con su desmayo
de su castigo un roble, á amor ponderaciones.
á su torpeza y vida Herodes. Viéndola, pues, ansí,
dió fin un solo golpe. y que para que goce
Volví á ver mi agraviada, cabellos la ocasión
y hallé que los colores al viento los descoge,
de nieve y rosicleres, su poca resistencia,
con un desmayo inorme, la soledad de un monte
en gualdas y violetas y, en fin, amor que ciego
trocaba, dando entonces casi imposibles rompe,
premisas á la muerte, por poco me vencieran
obsequias á las flores. con necias persuasiones
Pero, reconociendo á que el valor olvide
sus eclipsados soles, y que la honra postre.
originales bellos Mas la razón, que cuerda,
de aquella imagen noble noblezas reconoce,
que el alma me ha robado ató al atrevimiento
agravios y favores, deseos y ocasiones.
agradecí con quejas Pues sólo satisfecha
i 88 LA VIDA DE HERODES
con que la vista goce Herodes. Aquí
despojos sin injuria tus dos ojos vencedores,
del sol que es bien que adore, de amor siempre invencible,
licencia dió á los labios verán metamorfosis.
para que, mientras cogen Yo soy, hermosa Infanta,
el ámbar de su aliento quien triunfos y blasones,
se impriman en sus flores. como á deidad suprema,
Pero antes que prosiga hoy á tus plantas pone.
mis lícitos amores, Pintada me rendiste
bellísima señora, y viva echas prisiones
¿qué hicieras tú si entonces, á un alma que allá tienes,
volviendo del desmayo, feliz si la conoces.
sirvieran de eslabones Halléte casi muerta
tus brazos de marfil y sin testigos, donde
al cuello de quien oyes? pudieran apetitos
¿Y más, si satisfecha vencer obligaciones;
de las obligaciones pero mi amor hidalgo
con que amparó tu fama, alegre contentóse
supieras que aquel hombre, con que pagasen labios
abeja de tus labios, deseos acreedores.
atrevimientos nobles Juez fuiste de ti misma
ejecutando en ellos en tribunal de flores,
gozó tales favores? sentencias ejecuta
Mariad. Aunque con tal pregunta y agradecida ponme
en confusión me pones, en posesión de gustos,
y á sospechosas dudas que, como trueque el nombre
indicios das mayores, de amante en el de esposo,
no sé si agradecida en láminas de bronce
á que por él no llore escribirá á los tiempos
mi honra restaurada de Doris y de Orontes
agravios violadores, engaños verdaderos
pagara resistencias tu siempre esclavo Herodes.
de un apetito torpe Mariad. Basta: que en Palestina
con dalle honestos frutos también nacen Sinones
á quien sus rosas coge. que ofrezcan entre enredos
Y si al contrario desto á Troya Paladiones.
contigo lo hizo Doris No quiero revocarte
y ingrata dió á tu hermano sentencias que di á Doris,
de esposa mano y nombre, y pagará Mariadnes,
engaño á su honor hizo, no con ponderaciones
pues necia defraudóle culpar atrevimientos,
primicias usurpadas agradecer favores,
de labios ya traidores. loando resistencias,
Mas de eso, ¿qué coliges? encareciendo acciones.
Herodes. ¡Oh, juez sin pasión! Oye... Ya Febo ha permitido
mas no podrás, que vienen que sus caballos mojen
tus viles ofensores; sus crines en el mar
mi vida con tu fama y estrellas da á la noche.
á cargo el valor tome, Ocupa, Infante ilustre,
pues no es bien que consienta de aquése los arzones,
que nadie te deshonre. que yo, alegre en sus ancas,
Mariad. ¡Ay Dios! ¿Por dónde vienen? hoy mostraré á la corte
Herodes. Vuelve los claros soles, que amor es coyuntura;
podrá ser que los ciegues; sus dichas, ocasiones;
veráslos que trasponen sus armas, cortesías;
aquel verde collado. mudanzas, sus blasones.
Mariad. Y yo, porque te asombre, Perdonará Faselo,
pues el valor me anima y cuando no perdone,
de mis antecesores, ¿qué importa, como sea
ofreceré á las aras esposo mío Herodes?
que el mundo al honor pone Herodes. Dame á besar cristales,
la vida, antes que el mío mientras que se corone
sus viles manos toquen. mi cuello de tus brazos.
Mas ¿qué es de ellos? Mariad. Celosa estoy de Doris,
(Mientras ella vuelve á ver los que vienen, con ser dama fingida.
se quita el sayo rústico y queda en calzas Herodes. ¿Por qué, si no es Orontes
y jubón de lavi muy bizarro.) quien idolatra en ti?
ACTO SEGUNDO l89
Herodes. Fasei.o.
En fin, Faselo me condena á muerte. Pues morirás, para mayor afrenta
Herbel. bárbaro, á vista de tu amada Infanta,
dentro en Jerusalén, porque mi afrenta
Murió Hircano, blasón del Macabeo, su sed mitigar pueda en tu garganta.
y Marco Antonio, que en Faselo advierte Llevalde allá, pues que morir intenta,
la amistad y valor, aunque idumeo, y en la plaza del templo antigua y santa,
antes que pruebe la dudosa suerte iin cadahalso haced ^ue cubra el luto
que contra Augusto le dará el trofeo, desus amores merecido fruto.
ó el imperio del mundo ó fin tirano,
Rey de Jerusalén nombró á tu hermano; Herodes.
mandóle que en venganza de que sigas No le tendrá, tirano, tu esperanza,
de Augusto la opinión, con tu cabeza que Mariadnes, que gozar pretendes,
ACTO TERCERO '97
en mi satisfacción y su venganza, de lo que por leal gano,
conmigo ha de ir, aunque su honra vendes; pues tengo en menos mi hermano
juntos al reino libre de mudanza que la opinión de mi amigo.
partiremos, cruel: y pues ofendes Si no te parece mal,
su inocencia, mi amor y al cielo justo... venga en mi tu pecho airado,
moriré por desdichado,
Faselo. pero no por desleal.
¿Qué es esto? Herodes. Y yo, invictísimo Augusto,
Voces. (Dentro.) gozoso que al mundo des
Emperador de Roma Augusto. leyes, humilde á tus pies
en albricias deste gusto
(Música dentro y voces.)
la vida doy, que ofrecía
al templo de tu amistad,
ESCENA III y en fe de aquesta verdad,
Sale Augusto César como Emperadora lo antiguo,
si una nueva cada día
me diera el cielo, y pudiera
laurel en la cabeza, bastón y acompañamiento —
comprarte de la fortuna
Dichos.
un mundo con cada una,
Augusto. Gracias al cielo que ya tantos mundos adquiriera
no tendré competidor á tus hazañas cumplidas,
que contradiga el favor que con blasones profundos,
que la fortuna me da. por darte infinitos mundos,
Marco Antonio huyó vencido; perdiera infinitas vidas.
ampárele la Gitana' Augusto. La tuya estimo yo en tanto,
tan bella'como liviana, que el que acabo de adquirir
y recójale en el nido diera yo por redimir
de Menfis, que si procura amigo que vale tanto.
defendelle, y allí están Mas, pues los dioses de suerte
sus pirámides, podrán favorecen mi vitoria
servilles de sepultura, que no han querido su gloria
si los pasos no les toma disminuir con tu muerte,
mi valor y la presteza y á tal tiempo te socorren
con que la egipcia belleza con mi venida oportuna,
triunfos me previene en Roma. pues una misma fortuna
Marchad á Egipto, soldados, los buenos amigos corren,
muera Marco Antonio en él, la adversa llore Faselo
Cleopatradé á mi laurel que á Marco Antonio postró,
triunfos de fama doblados. mientras la próspera yo
Mas ¿qué miro? ¿este no es gozo, y agradezco al cielo,
Herodes, mi fiel amigo? haciéndote á ti también
pues ¿qué delito y castigo partícipe del provecho
cadenas ciñe á sus pies? como del peligro he hecho.
¿Faselo no es éste? ¡cielo! Llámete Jerusalén
Pues ¿cómo será razón su Rey; tributaria acuda
que Herodes esté en prisión á obedecer tu persona;
y coronado Faselo? mude sienes la corona,
¡Bárbaro! ¿á tu hermano prendes? pues el cielo reyes muda.
Faselo. Vueltas son de la fortuna, (Quítale á Faselo la corona de laurel y
mudable como la luna; púnesela á Herodes.)
no me espanto si te ofendes Y la que en las désie ves,
de que de Jerusalén con que tu amor satisfago
la corona me autorice; goza; pero dale en pago
las partes contra ti hice las que atormentan tus pies;
dé Marco Antonio, prevén que cuando fortuna empieza
rigores que á mi lealtad á habitar á quien ultraja,
den la pena, que te ofrece la corona en hierro abaja
tu dicha, si la merece á los pies de la cabeza.
una segura amistad. En poder suyo te hallé,
Que el valor da testimonio en poder tuyo le dejo;
con que sus leyes guardé; haz dél según tu consejo:
que yo honrado moriré dale muerte ó suéltale.
amigo de Marco Antonio; Y quédate, Rey, con Dios,
porque no ha querido sello que yo al Egipto encamino
mi hermano, está como ves mi gente, que no imagino,
con cadenas á los pies mientras vivieren los dos,
y con el cuchillo al cuello. Antonio y Cleopatra bella,
Su prisión será testigo que estará mi Imperio firme,
ig8 LA VIDA DE HERODES
ESCENA IV ESCENA V
Dichos, menos Cksar Augusto. Sale Efraím con una carta. — Hkrodes.
z-
202 LA VIDA DE HERODES
Niso. ¡Por Dios, que los he de ahorcar! y sin cera no hay panal,
Gallard. Huye, señor, que villanos y la cera junto al huego
ya sabes que en su lugar por fuerza se ha de quemar,
son reyes, y que los gallos viendo que se derretía
cantan en su muladar. pretendílo remediar,
Guillén. ¡Que este rústico grosero pues colmenas sin miel virgen
de mi suerte fuese azar aun no valen la mitad.
que esta ocasión me impidiese! Los celos, que son abejas,
Mas él me lo pagará. (Vanse losdos.) y ya zánganos serán,
á los osos colmeneros
iban locos á picar.
ESCENA XIII Mas viendo su resistencia
comenzaron á gritar
Sale Don Gastón. — Dichos, menos Don Guillén (que sus voces son susurros):
y Gallardo. «¡Ladrones en el lugar!»
Despenéme yo á mí mismo,
Gastón. ¿Qué alboroto es éste, Niso? y á fe que á no despertar,
Maroto. ¡Oh, señor! vino á robar que de aquesta pesadilla,
un ladrón aquí una joya muerte me diera el afán.
de Laurencia. Salistes alborotados,
Gastón. ¿Cómo? y pues presentes estáis,
Maroto. Y tal, sed testigos desde ahora
que si una vez se la quitan, Sue no me quiero casar,
aunque la percuren más, olmenas tan peligrosas
ojos que la vieron ir en campos de libertad,
á vella no volverán. sin más guardas que ásí mismas,
Niso. ¿Mas si fuese la patena comprallas es necedad.
con la sarta de coral? Si á una viña ponen cercas,
Maroto. Patena y corales son y la guarda por demás
dignos, Niso, de estimar. el lanzón de un viñadero,
Y si arrancan la patena, pues las hurtan en agraz,
la sarta se quebrará, ¿qué hará una colmena sola
derramando los corales en el campo, á voluntad
que asidos con ella van. de cualquiera caminante
Este negro casamiento, sino comer y picar?
si va á decir la verdad, A lo dulce no hay defensa,
me trae sin seso ni gusto Niso, que aunque en el corral
desde esta mañana acá. lo guardéis, hay quien las tapias
Como el hombre que se vela, dél se aireverá á saltar.
su mujer ha de velar, Líbreme Dios de colmenas
en fe que es vela el honor con pies, que se subirán
que el fuego suele quemar, en somo de las paredes
á velar vine á estas puertas si una vez en ello dan.
más celoso que galán, Tienen alas las abejas,
que un marido es como un muerto, y como en corchos están,
pues le velan como á tal. pesan poco y vuelan mucho,
De temores y sospechas pican honras y se van.
cansado (que poco va No curéis de persuadirme,
de estar cansado á casado, que si me ha dado pesar
y más siendo á mi pesar) aun durmiendo una mujer,
á la fe que me dormí; despierto (decid) ¿qué hará?
yo confieso que hice mal, Primero que yo me case
que honra y sueño pocas veces (aunque me lo rueguen más),
se guardaron amistad. torciéndome la cabeza
Échéme á aquestos umbrales; llevaré la cara atrás.
que un marido ha de imitar Esposo entonces seré
al mastín, que cuidadoso cuando de aquel olivar
á las puertas tién de estar. nazca, en lugar de aceituna,
Apenas que me dormí, mi esposa; no hay más que hablar.
cuando comencé á soñar (Vase.)
que Niso me había vendido
un hermoso colmenar. ESCENA XIV
Yo, que no estaba contento
con la compra, vi llegar Dichos, menos Maroto.
á robarme la miel virgen
dos osos de Montalbán. Niso. Oye, Maroto... ¡Maroto!
Como toda miel se pega, Gastón. Misterio tiene el hablar
ACTO SEGUNDO 2i9
mi pastor de esta manera. á toda imaginación.
Algo ha visto. Como hermano me guardáis,
Niso. Pues se va como galán me servís,
y mi hija menosprecia, como esposo regaláis,
vaya con Dios el gañán, y á serlo todo venís,
que no es Laurencia mocosa pues que con todo os alzáis.
ni peina canas. Gastón. No tanto, mi Petronila,
Cor bato. ¡Verá! que no sepa que en el alma
Gastón. El casarse, mis amigos, sus flechas amor afila,
ha de ser con voluntad; y que el pensamiento en calma
no le forcemos la suya. esperanzas recopila.
Niso. ¿Qué llama, señor, forzar? Yo sé que tenéis capaz
¿Peina canas mi Laurencia? la voluntad para extremos
Corbato. Que es un simpre. del atrevido rapaz,
Niso. Vaya en paz tanto, que en ella cabemos
y no se case, hasta tanto otro y yo viviendo en paz.
que lleve la cara atrás. Porque en casa semejante,
Corbato. ¿Hay tal bruto? Siembre esposas si él es aposentador,
aquí, quizás nacerá posada dará bastante
alguna que le enamore, para un hermano el amor
cual dice, en este olivar. y también para un amante.
Petron. Si ese en el alma ha de entrar,
de vos vendrá acompañado,
pues cuando os quiera hospedar
ACTO SEGUNDO costumbre es que un convidado
á otro pueda convidar.
Gastón. Cómo forastero pasa
un rayo, y de paso abrasa,
ESCENA PRIMERA y es tal don Guillén, por Dios,
que, por quedarse con vos,
Salen Don Gaston, Do.ña Petronila, Laurencia temo que me eche de casa.
y Labradores. Aunque sí os caso con él,
diré, Petronila mía,
Pktron. Bueno y apacible está puesto que es trance cruel,
el prado, sentaos aquí. que por vuestra mejoría
Gastón. Si vuestro sol luz le da dejaré mi casa en él.
en tapetes de tabí Petron. Eso no, que será poca
estrados os prevendrá. voluntad la que mostráis
En vuestras hebras derrama si á dejarme se provoca,
su tibia tez la retama, y para que no salgáis "
vuestras mejillas hermosas cerrará el alma la boca.
dan nuevo ser á las rosas Gastón. Don Guillén de Montalbán
que Venus adora y ama. es mozo, noble, galán,
Las maravillas se ven < -omendador generoso,
en vuestros ardientes ojos, en las paces amoroso
la frente es jazmín también, y en las guerras capitán,
en la nariz los despojos líscogíle para vos,
de la azucena están bien. y pienso que agradecéis
Si los dientes son azahar la elección que hice en los dos;
que en grana pudo enlazar mas para que en él penséis
amor, que nació en verjeles, quedaos, bella hermana, adiós.
muros hizo de claveles Que apacible compañía
en que se puedan guardar. os dejo, y yo, como suelo,
Y así el prado con su flor por ser inclinación mía,
imita vuestra belleza, de aves que mate al vuelo
siendo planteles de olor volver cargado querría, (Vase.)
él de la naturaleza,
vos, señora, del amor.
Petron. Favores de vuestra mano, ESCENA II
¿á quién no enriquecerán?
Si por venir con vos gano Dichos, menos Don Gastón.
las ternezas de galán
y los regalos de hermano. Petron. Pues Laurencia ¿en qué se entiende?
Basta, señor don Gastón, Lauren. Nunca falta, mi señora,
que por no dar ocasión á la gente labradora
á que el alma se divierta, en qué, y más la que pretende
tenéis tomada la puerta casarse y se le despinta.
220 LA DAMA DEL OLIVAR
Gastón. ¿Qué alboroto, hermana mía, Salen Don Guillen, Gallardo y Laurencia.
es éste? ¿Quién os da enojos
y las perlas de esos ojos Guillen. Échala de aquí Gallardo.
agravia, luz de mi día? ¡Jesús, y qué mala cosa!
¿Dónde mis vasallos van juzgábala antes hermosa
confusos y alborotados? ya morir, viéndola, aguardo.
222 LA DAMA DEL OLIVAR
ESCENA IX
ESCENA VIII
Gallardo solo.
Dichos, menos Don Guillen.
ESCENA X
ESCENA XH
Sale Gallardo.— Dichos.
Sale Gallardo. -Dichos.
Gallard. Desátame aquestas manos,
señor, por amor de Dios; Gallard. Pero hallaron un tormento
desatacadme los dos. (aquí pienso que quedamos)
¡Lleve el diablo á los villanos! para mi daño y su risa,
Guillén. ¿Es tiempo éste de locuras?' y fué purgarme, atacaime...
¿Qué dices? ¡Válgate el diablo por prisa! (Vase.)
Gallard. ¡Ay!
Guillen. ¿Que es esto?
Gallard. Desatadme presto, presto. ESCENA XIII
Guillen. ¿Qué hay, pues?
Gallard. ¡Bravas apreturas! Sale Don Gastón.— Dichos, menos Gallardo.
Hay, que el ruibarbo me hurga
las tripas, ¿quién vió purgado, Gastón. A ver hermana del modo
señor, jamás atacado? que vuestro preso guardáis
Guillén. ¿Qué tienes? he venido, y pues estáis
Gallard. Estoy de purga. con tal cuidado el dia todo
Córtame estas agujetas, sin que le perdáis de vista,
ó sin ser juez, ¡vive Dios! no por descuido se irá.
que me provea en los dos. Petron. Preso, hermano mío, está,
Guillén. ¿Qué te han hecho? sin que se queje ó resista.
Gallard. Si me aprietas En la obligación que os tiene
será fuerza que me afloje. deseoso de pagar
Petron. Ya sueltas las manos tienes. en cosa que os ha de dar
Guillen. ¿Cómo de esa suerte vienes? gusto, y á mí me conviene.
Gallard. Cuando menos me congoje Guillen. Vuestra hermana y mi señora
este mal, te lo diré. (puesto que es mi carcelera)
Más tienen de dos mil nudos interceder por mí espera
ACTO TER^FRO 235
y ser mi procuradora. que nadie quede en prisión
V yo, si deste lenguaje si está la Reina en mi villa.
usar con ella es razón, Guillen. Debidas gracias os doy.
con el alma y corazón Gastón. A la Virgen se las dad.
le pagaré el carcelaje. Guillen. Pagaré la libertad,
Gastón. Si yo os veo, don Guillén, Petronila hermosa, hoy
con el sosiego que es justo, con quedar de nuevo preso
tendré en eso mucho gusto. en el lazo y yugo santo
vuestro, si merezco tanto.
Petron. Mi ventura estriba en eso.
ESCENA XIV
Sale Makoto con la cabeza torcida.— Dichos. ESCENA XV
Maroto. Cuantos me escuchan y ven Sale Gallardo. — Dichos.
se admiran de la postura
de mi cabeza trocada. Gallard. En fin, las manos atadas
Gastón. ¿Qué es esto? y la purga en la barriga...
M a poto. Una cabezada Gastón. ¿Qué es esto?
que hoy me ha dado mi ventura. Gallard. Es cierta fatiga
¿omo todos ponéis duda de tripas alborotadas.
en mi grosera simpleza Gastón. ¡Gallardo! descolorido
y habéis dado de cabeza, estáis: ¿habraos maltratado
mi cabeza, cual veis, muda, esta gente?
la Dama del Olivar, Gallard. Hanme sacado
para que tanto portento el alma á traición.
hoy os sirva de escarmiento Gastón. ¿Qué ha sido?
y la vengáis á buscar. Gallard. Escarmentar desde hoy más
Asióme con ambas manos, de alcahuetar á ninguno.
y como es de barro el hombre Gastón. Pues ¿qué es?
(porque este caso os asombre Gallard. Un mal importuno,
y me deis fe más humanos) mal de madre por detrás.
de una vuelta que me dió, Poeta, señor, me he vuelto,
cual si fuera de tornillo, que en lugar de redondillas
acá me echó el colodrillo á pares las seguidillas
y acá la cara me echó. echo, y mucho verso suelto.
Dice que esto sea señal Que me declare, dirás,
de que en el olivo hermoso y asi á lo pulido digo
os espera, y que un famoso que vengo por más castigo
convento, en fábrica real, con vómitos por detrás.
la labréis allí en que viva, Gastón. ¡Buen humor!
que su sagrario ha de ser Gallar. El bueno y malo
el olivo, donde á ver he purgado, ¡vive Dios!
vaya Aragón esta oliva; Guillen. Sueltos estamos los dos.
que á los padres Redentores Gali.aRD.Para ti será regalo
se entregue la dicha casa, que, en fin, por tu vida has vuelto;
por ser gente que á Argel pasa mas yo que con tal pasión,
y con divinos fervores sin cadenas ni prisión,
como olivos frutifican cada momento me suelto,
en la casa de su Dios. ¿qué he de hacer? Pero ¿qué es esto?
Patrón habéis de ser vos ¿Quién la cara os puso ansí?
si este templo la fabrican Maroto. Vamos, señores, de aqui;
dejando el blasón aqui asi el cielo me la ha puesto.
eternamente fundado Gallard. En eso nos parecemos
del renombre que ha ganado los dos, sin ser Galalón,
la sangre de Bardajl. que las caras á traición
Gastón. ¡Caso nuevo! y la enfermadad tenemos.
Petron. ¡Gran milagro! Gastón. Virgen, yo os haré una casa
Gastón. ¡Virgen santal don Gastón en que os sirva la Merced.
os pide humilde perdón; ¡Vos á todos nos la haced!
yo desde agora os consagro Guillen. Desde hoy vuestro amor me abrasa,
esa casa, que ha de ser doña Petronila hermosa,
honra de mi descendencia; y dejando travesuras
no perdamos tal presencia: he de fundar mis venturas
venid don Guillén á ver en teneros por esposa.
esta nueva maravilla. Gallard. Yo me holgara si tuviera
Suelto estáis, que no es razón la cara atrás como vos,
236 LA DAMA DEL OLIVAR
/*
242 LA SANTA JUANA — PRIMERA PARTE
mi esposo, porque os llore quien os mira, de una pared, dió asalto á mi sosiego;
calles en quien ya tira mi locura vi que se alabó luego haber triunfado
piedras, que piedra dura no enternece de ti y de mi cuidado. A tus paredes
el mal que me enloquece? Gran Toledo, preguntar quién es puedes, quien procura
en cuyos libros quedo eternizada entrar de noche obscura; mas si agora
por noble, por honrada, por coluna á sus puertas, traidora, te he cogido,
del honor. Cielos, luna, sol, estrellas, ¿por qué á mi enojo impido la venganza?
paredes, rejas bellas, calles, puertas,
mis sospechas son ciertas, mis recelos, Doña Leonor.
mis tormentos, mis celos no hay sanarlos; ¿Disculpas tu mudanza de esa suerte?
cosa es el aumentarlos ya forzosa. Esposo ingrato, advierte que en defensa
de mi fama no piensa mi respeto
Decio. mostrársete sujeto, aunque te llame
¡Señoral mi marido. El infame que dijere
Doña Leonor. (séase quien se fuere) que mi casa
Ved si es cosa que se calle, los límites traspasa que el honesto
cuando ronda la calle donde habita amor en ella ha puesto, y que por obra
quien mi tormento incita; ved si el hombre ó pensamiento cobra detrimento
es bien que tenga de mudable el nombre. mi fama, miente.
/".
2f)6 LA SANTA JUANA— SEGUNDA PARTE
sin dar lugar á querellas. Junto al líquido marfil
Libros sois, máquinas bellas, pasa la fresca ribera,
de milagrosa dotrina, con cortes que primavera
con signos de estampa fina, trujo al apacible Abril.
cuyas letras son estrellas. Luego dió al Mayo sutil
Once cuadernos encierran tornasolados plumajes
vuestras hojas soberanas, de ramas y flores, trajes
en cuyas escritas planas con que sus pajes compuso,
tantos filósofos yerran. que, pues casa al hombre puso,
Los polos fijos que cierran bien es que la vista pajes.
este libro y su tesoro, Después el pródigo Agosto
son las manecillas de oro, cubrió de manojos rubios
y el sol y la luna son las eras desde los ubios
la hermosa iluminación del carro largo y angosto;
que hizo el libro que adoro. y luego, en sabroso mosto,
En esta hermosa cartilla pasado el estío enjuto,
que, cual pergamino extiende dió generoso tributo
el Maestro eterno, aprende Septiembre á los labradores,
toda criatura sencilla. porque después de las flores
El sabio se maravilla quiere Dios que demos fruto.
como el ignorante en vella, Reinó luego el cierzo frío:
y sin poder comprehendella de Enero la barba cana
sino su Autor soberano, dando de nieve la lana
desde el hombre hasta el gusano al monte, el cristal al río;
están deletreando en ella. el escarchado rocío
Aves, que con varias plumas, sobre el campo siembra y vierte;
dándoos el viento papel que como año (si se advierte)
estáis escribiendo en él llega la edad más cumplida
de Dios las grandezas sumas. desde el Abril de la vida
Peces, que cortando espumas al invierno de la muerte.
formáis círculos mejores; En otros tiempos diversos
hierbas, que en tantos colores Dios, con manos liberales,
cartas al cielo escribís; sustenta á los animales,
fuentes claras que imprimís peces y aves universos,
vuestros lazos en sus flores, para que, en compuestos versos,
pues andamos á esta escuela alaben perpetuamente
y deste libro la fe entre sus guijas la fuente,
nos enseña el abecé y con agudos y graves
que el más letrado desvela, entre los ojos las aves
daros lición me consuela. y entre los pueblos la gente.
Aquí os podéis allegar, Cada cual al cielo avisa,
pues que nos sobra lugar, que esta obligación forzosa
y ya la Abadesa mía cumple el campo con su rosa
á las gentes, cual solía, y el arroyo con su risa.
no me deja predicar. Sólo es del hombre divisa
(Descúbrese un campo con aves y un rio la ingratitud, que procura,
con peces, oyendo predicar á La Santa.) como no ve la hermosura
Mi Seráfico llagado de su eterno bienhechor,
predicaba muchas veces por olvidar el Criador
á tas aves y á los peces perderse por la criatura.
cuando no estaba en poblado. Pero, aunque pueda aprender
Pues solos nos han dejado, de vuestra obediencia el hombre,
ea, hermanos pajaricos, hermanicos, no os asombre
de plumas y voces ricos, que tenga que reprehender:
llegaos de dos en dos. la hormiga no ha de querer
Animalejos de Dios, que el avaro, siempre pobre,
plateados pececicos: alas con su ejemplo cobre
venid todos y escuchad para que adquiera y no gaste,
con atención y respeto; bueno es llevar lo que baste,
ninguno me esté inquieto, malo es llevar lo que sobre.
que le azotaré en verdad. ¿Porqué vos, hermana hormiga,
La Divina Majestad lisonjera del montón,
repartiendo su tesoro á la gula dais fición
en este esférico coro porque su apetito siga?
su providencia dilata Siempre del comer amiga,
criando peces de plata pues, en trabajos y fiestas
y aves de esmeralda y oro. por los llanos y las cuestas,
ACTO TERCERO 297
como el avariento humano, vuestra capilla sonora!
sois ganapán del verano Aunque soy mala cantora,
llevando tercios ácuestas. yo sé, Amor, que no os pesara
No es esto bien hecho, hermana, si algún motete entonara,
ya es supérfluo ese cuidado; haciendo á mis dichas fiesta.
quien hoy os ha sustentado Pero ¿qué música es ésta?
os sustentará mañana.
Y el avecilla liviana
que con las alas y pico ESCENA II
acude al sembrado, que es Apatécese con música San Antonio de Padua con el
la vida y sustento humano, Niñ° y el Angel con una corona de flores.
que para comer un grano
deja descubiertos tres, Santa. ¡Oh luz apacible y clara!
¿qué merece? ¿Esto es bien hecho? Jesús. ¡Esposa mía!
¿No es como el pródigo loco Antonio. ¡Mi hermana!
que, habiendo menester poco Santa. ¡Mi Jesús, mi San Antonio!
para quedar satisfecho, El Niño dé testimonio
desperdicia sin provecho de lo que vuestro amor gana.
la hacienda suya y la ajena? Antonio. ¿Quieres tenerle tú, Juana?
Coma el ave, enhorabuena, Santa. No soy digna como vos
si le basta un grano ó dos, de ese bien; gozaos los dos,
que para todos da Dios; que, como en dichosos lazos
mas el perderlo condena. siempre le traéis en los brazos,
Y la hermana golondrina parecéis madre de Dios.
que en los santos edificios Jesús. De esposo te vengo á dar
quiere estorbar los oficios esta sortija. (Dale una sortija.)
de la Majestad divina Santa. ¡Qué bella!
cantando, ¿es buena vecina? Vos seréis diamante en ella,
Por muy mala la contemplo, que sois la piedra angular.
pues con sus' voces da ejemplo Bien hacéis en visitar
á los que en conversación los presos, dueño querido.
la casa, que es de oración, Jesús. Juana: quien te ha perseguido
hacen sarao y no templo. está á la muerte.
Cuando el sacerdote canta, Santa. ¡Ay, mi bien!
callad, hermana picuda, ¿Quién me ha perseguido?
que á veces la lengua muda Jesús. ¿Quién?
merece nombre de santa. Tu Vicaria.
El perro leal me espanta Santa. Aquesa ha sido
de ver que tanto amor cobre mi madre y es mi Abadesa.
al rico, que ladre al pobre: Jesús. Siempre te ha querido mal,
esa es poca caridad, y con castigo inmortal
que el pobre en la calidad lo ha de pagar.
es oro, y el rico es cobre. Santa. No es paga esa
También en reñir me fundo digna del bien que confiesa
los peces, que, cual los ricos, mi alma haber recebido
los grandes tragan los chicos, por su causa, que si he sido,
pegando esta peste al mundo. mi Dios, presa y castigada,
Aunque el siglo es mar profundo, soy mala, y es mi Prelada,
no es bien despreciar los buenos, bien lo tengo merecido.
que, si agora valen menos, Habéisla de dar perdón
son norias los señoríos por mi ruego, Esposo santo;
donde bajan los vacíos dalda doloroso llanto
y vuelven á subir llenos. y muera con contrición;
Ka, acábese el sermón, ablandalda el corazón,
con que cuantos aquí estamos ó no os soltaré tan presto. —
ensalcemos y sirvamos Mi Jesús, yo quiero esto:
al Divino Salomón; ¿habéislo de hacer por mí?
él os dé su bendición. Decid sí.
¡Hermanos anímale jos: Jesús. Digo que sí.
de los hombres sois espejos! Santa. ¡Echó mi ventura el resto!
Adiós; tomen este pan Jksús. ¿Qué me pedirás, esposa,
y mañana volverán; que no haga?
daréles nuevos consejos. Santa. ¡Ay, dueño amado!
(Encúbrese el campo.) Jesús. Estoy muy enamorado
De completas es ya hora; de ti.
quiero, mi Jesús, rezarlas. Santa. Y yo muy venturosa.
¡Ay, quién oyera cantarlas [Panela El Angel la corona.)
298 LA SANTA JUANA— SEGUNDA PARTE
Jesús. Con esta corona hermosa ESCENA V
que Laurel, tu ángel, te pone,
tu constancia te corone. Queda Mari Pascuala y sale otra Monja
Santa. ¿Dejáisme? con un cestillo de fruta.
Jesís. Quédate á Dios. Monja. Su padre, hermana, le envía
(Encúbrese.)
Santa. Eso es quedarme con Vos. esta fruta; la andadera
Mi dicha el inundo pregone. se la trajo á la tornera.
Mari. Yo la estimo, madre mía.
¿Quiere della?
Monja. Haráme daño
ESCENA III y soy mala comedora.
Adiós. (Vase.)
Sale Soror María Evangki ista y Mari Pascuala
de monja. — í.a Santa.
ESCENA VI
Ev angel. Madre: la Madre Abadesa Mari Pascuala sola.
se nos muere.
Santa. Ya lo sé. ¿Fruta mi padre ahora?
Evangel. No quiere que esté más presa, Regalo es si no es engaño.
si no que perdón la dé El cestillo quiero ver.
de las culpas que confiesa. Manzanas son y un billete;
Mari. Muestras de extraño dolor todo engaños me promete;
tiene. aquí he aprendido á leer
Santa. Gracias al Señor, un poco. ¿Cúyo será,
que su pecho ha vuelto tierno. que mi padre nunca escribe?
Evangel. Teme que ha de ir al infierno. ¿Si es de don Jorge en quien vive
Santa. De eso no tenga temor, el fuego que apagué ya?
que ni se ha de condenar ¡Oh, qué mala fruta nueva
ni ha de ir al Purgatorio. será y qué triste presente,
Evangel. ¡Qué favor tan singular! si es don Jorge la serpiente
Santa. Al eterno desposorio que engaña con fruta á Eva!
mi Jesús la ha de llevar. ¿Otra vez el corazón
A vos, ¿cómo os va, María? rendís, mudanzas livianas?
Mari. Como en vuestra compañía, ¡Ay, hechizadas manzanas,
madre santa, que es del cielo. y ay, hechicera afición!
Mas de Don Jorge recelo; imposible es no miralle,
porque de nuevo porfía pues ha de ser, sin creelle,
á perseguirme después abrílle para leelle,
que sabe que monja soy; leelle para rasgalle.
temo mi flaqueza, que es, ¡Las mentiras que habrá en él!
al fin, de mujer. Una manzana ligera
Santa. Yo os doy engañó á Eva: ¿qué hiciera
palabra que el interés con manzanas y papel?
de su torpe amor, María, (Lee la carta.)
ha de volverse este día «Para castigo de mi ingratitud
en devota pena y llanto. basta ausencia de un mes; y para
Don Jorge ha de ser un santo. premio de mi amor que, como fénix,
Mari. Pedildo á Dios, madre mía. renace de las cenizas del pasado, de
Santa. Confiésoos este favor termínate esta noche á aguardarme,
de mi amoroso Señor, á las doce, junto á las paredes más
que es muy largo y liberal; bajas de la huerta de esa casa, que,
yo he de dar bien por mal pues no eres profesa en ella y yo sí
si fué mi perseguidor. en quererte, á esa hora las asaltaré,
para que con secreto (si tú quisieres)
satisfaga quejas pasadas, ó con el al
ESCENA IV boroto, si te resistes, dé que decir á
todos. No aguardo respuesta, porque,
Sale una Monja— Dichos.
de una manera ó de otra, tú sola lo
has de ser, á quien el cielo guarde.
Monja. Madre: la Abadesa os llama; Don Jorge.»
porque dice que sin vos Resuelto el mudable está:
todo es pena. cielos, ¿qué responderé?
Santa. Mucho me ama; ¿Persuadiréme y creeré
vamos, que á gozar de Dios que don Jorge pagará
volará desde la cama. (Vanse las tres ) segundas prendas de amor
ACTO TERCERO 299
con promesas lisonjeras, ESCENA VIII
si despreció las primeras,
de más estima y valor? Sale Don Jorm. como de noche. — Lii.lo durmiendo.
No; mejor es excusar
el rigor de la justicia Jorge. Lo que desprecié deseo,
de Dios. Mas ¿no soy novicia? que es niño amor, y apetece
Segura puedo dejar hoy lo que ayer aborrece.
el hábito; ¡qué cruel Ya tendrá Pascuala, creo,
pensamiento! ¿Pagará el papel que la escribí;
mi amor quien en arras da su amor puede asegurarme
de mi honor un vil cordel? que debe ya de esperarme.
¿Dirélo á mi madre Juana? A Lillo mandé que aquí
No, que viéndome dudosa me aguardase; ¡buena guarda
podrá ser que rigurosa tendrá en él mi pretensión!
me castigue por liviana. Pero si mujeres son
Ya es de noche; ¿qué he de hacer? tímidas, ¿qué me acobarda?
Amparadme, Juana, vos, No está la pared muy alta
pues, os suele decir Dios para las alas de amor;
lo que ha de suceder. (Vase). pero no, que si es traidor
quien del Rey la casa asalta,
¿qué será quien la de Dios
quiere escalar? Mas dejemos,
ESCENA Vil alma, temores y extremos,
porque no digan de vos
Sale solo Lillo, de noche.
que amáis poco. Alto, cuidados,
subid, que no hay que esperar.
Lili.o. (Kutre sueños.)
Lili.o. ¡Par Dios, que me trae don Jor^e Digo que tengo de echar
en buenos pasos! Mas son, (pues que soy mano) los dados;
los pasos de la Pasión. juega y calla.
El diablo temo que forje Jorge. Si está dentro
alguna trampa en que demos. quien adoro, ¿en qué repara
Su mudable natural, mi recelo? Subo.
gozada Mari Pasqual Lili.o. Pára.
y empalagado, hizo extremos. Jorge. ¡Que pare! Pues ¿qué hay?
Dejóla, metióse monja, Lillo. Encuentro.
y agora la privación Jorge. ¿Encuentro? Luego ¿otro amante
como si fuera eslabón la goza dentro? ¡Ay de mí!
y el alma yesca de esponja, mataréle si es así.
tal fuego ha venido á dar Pasemos, alma, adelante
que, loco, hace juramento que éstos son todos encantos;
que ha de entrar en el convento ¿qué me puede resultar
y otra vez la ha de gozar. de entrar y sacalla?
Y á mí que toda la tarde Lillo. Azar.
jugando he estado y bebiendo, Jorge. ¿Qué será esto, cielos Santos?
y quisiera estar durmiendo, ¿Quién mi daño pronostica?
me manda que aqui le aguarde. ¿Azar me ha de suceder? .
He cargado delantero, Hechizos deben de ser
que soy devoto de Baco, que aquella Juana fabrica
y por mi devoción saco por que mi amor vuelva atrás;
soplando el ánima á un cuero. pues en vano será.
Dos mil candiles y luces Lillo. Espera.
me representan en vano, Jorge. ¿Qué quieres, voz?
y como soy buen cristiano Lili.o. Salte afuera.
con los pies hago mil cruces. Jorge. No quiero.
Pienso que doy al través Lillo. Pues perderás.
tropezando, y por más mengua Jorge. ¿Qué hay que temer?
pronunciando erres la lengua, Lillo. Mala suerte.
escriben equis los pies. Jorge. Hechizos son, pero en vano;
Sentado podré aguardalle. subo.
¿Bostecitos? brindis son, Lillo. Espera, echa otra mano.
al sueño; haré la razón Jorge. Que eche á otra mano me advierte;
aunque me duerma en la calle; luego ¿no voy bien por ésta?
que quien de Baco es amigo Lillo. No, vuelve otra vez á echar
y á tragos sus pechos mama, el dado.
jamás dormirá sin cama, Jorge. Que vuelva á amar
que siempre la trae consigo. otra mujer me amonesta.
3oo LA SANTA JUANA — SEGUNDA PARTE
No sé, por el ciclo eterno, ESCENA XI
lo que haga.
Lillo. Ya has perdido. Don Jorge, so/o.
Jorge. ¿Qué? ¿Larga cuenta que dar de tiempo largo?
l. i lio. El alma paso. ¿Y hasta mañana vivo?
Jorge. Sentido: ¿Tan corto el plazo, tan probado el cargo?
¿adónde vais? ¿Tan poco el gasto de tan gran recibo,
Lillo. Al infierno; y que me aguarde, cuando más vicioso,
paso. término breve, tránsito forzoso?
Jorge. Déjame gozar Alma: ¿sois de diamante?, ¿sois de piedra?
á Pascuala, y venga luego Si es la muerte el gusano
los que en el eterno fuego de Jonás, que la vida como hiedra
se abrasan. derribas, ¿qué esperáis, intento vano,
Lillo. Siete y llevar. si mañana he de ver á lo más largo
Jorge. Lillo es, por Dios, que, dormido, terrible tribunal, juicio amargo?
mi amor ha puesto eh cuidado, Perdiendo la ocasión, perdí la vida
pues todo lo que ha soñado en la torpeza y vicio.
de mi mal presagio ha sido. ¿Qué espera, pues, un alma tan perdida?
Aumentado ha mi temor Sin juicio viví, pues el juicio
por lo que durmiendo acierta. no temí, que es por ser tan riguroso
¡Borracho, loco, despierta! aun á los mismos santos espantoso.
(Dale de coces.) Todos son contra mí, todo me culpa;
Lillo. Barato fuera, señor. no tengo cosa buena
(Levántase.)
Como has venido tan tarde, que poder alegar en mi disculpa,
que par Dios, que me dormí. ni vale aquí el favor contra la pena,
Jorge. ¡Buena ayuda tengo en tí! porque es en tribunal tan espantoso
Vuélvete á casa, cobarde, recto el Juez, y entonces riguroso.
y haz que venga alguna gente Pues, alma, demos vuelta; si hasta agora
por si fuere menester. de vicios sois trasumpto,
Lillo. ¿Quieres subir? que Dios perdona al pecador que llora;
Jorge. ¿Qué he de hacer? no perdáis punto, porque en solo un punto
Lii.lo. Ya yo sé que eres valiente; ganaréis si lloráis contrito y tierno,
mas una escala no es nada punto en que va á gozar de Dios eterno.
á estos tiempos. Por un «pequé» perdona de improviso
Jorge. Vuelve aquí Dios al salmista hebreo;
con la escala. á Dimas da un momento el Paraíso;
Lillo. Harélo asf. C««0 por cambio, el cielo, en cambio da á Mateo.
Alma: en tu mano está, ó el premio eterno,
ó el penar para siempre en el infierno.
ESCENA IX
Don Jorge, solo. ESCENA XII
Las monjas que con Pascuala Sale Lillo.—Dicho.
están no pondrán en duda
mis violentos pareceres, Lillo.
• que huirán como mujeres
viendo una espada desnuda. Señor: ¿subiste ya?, ¿salió Pascuala?
Mal hago; pero al fin sigo S.'is criados de casa prevenidos
mi inclinación; della espero traigo, que es cada uno un Rodamonte.
mi contento; subir quiero. Don Jorge.
Amor: venid en mi ayuda.
¡Ay, Lillo! Pues ¿podrán esos seis hombres
defenderme del trance riguroso
ESCENA X de un Dios que es Juez severo y poderoso?
Al querer \subir, se aparece la Santa arriba de rodi Lillo.
llas, y á su vo$ se retira y estremécese, temeroso ¿Cómo es esto? ¿Ya hablas capuchino?
de lo que dice. ¿Qué has visto?
Santa. Don Jorge.
Don Jorge: ¿dónde vas? ¿qué es lo que intenta La sentencia de mi muerte:
mi mala vida, el libro de las cuentas
tu juventud liviana? que ha de ajustar mañana Dios conmigo:
Ten cuenta que mañana has de dar cuenta
á Dios, severo Juez, y que mañana ¡Ay del que espere dar cuenta tan mala!
te espera, cuando todos te hacen cargo, Lillo.
larga cuenta que dar de tiempo largo.
(Desaparece ' Que, en fin, ¿ya no te acuerdas de Pascuala?
ACTO TERCERO 3oi
duélase (ij agora de un alma
Don Jorge. que en el trance de la muerte
Mortal estoy, yo siento que me muero. invoca su ayuda santa.
Juana: si quien os ha cual yo ofendido Don Jorge se está muriendo;
merece que por vos perdón alcance, quísele bien, madre amada,
imitad vuestro eterno y santo Esposo, sentiré que se condene
que por sus enemigos a su padre por mí, que he sido la causa
rogó en la cruz; pedilde que no muera de los desatinos suyos.
sin el dolor perfecto de mis culpas; Santa. Esas lágrimas me agradan;
no permitáis que para siempre pene, lástima tengo á don Jorge;
no permitáis que mi-alma se condene. no permita Dios que vaya
Lillo. al infierno. Hermanas mías:
lloremos todas, que alcanzan
Salud tienes agora, mozo eres; las lagrimas cuanto pueden.
¿q uién te metió en los cascos que te mueres? Todas al coro se vayan
Don Jorge. á rogar á Dios por él,
M.iñana pagaré el común tributo. mientras que yo, arrodillada,
suplico á quien derramó
Lillo. por él su sangre en el ara
Aún no tan malo si me cabe un luto. de la cruz, que no permita
Di, ¿qué tienes, señor? tanto mal, desgracia tanta.
Mari. Vamos, madres, que ya voy
Don Jorge. con cierta fe y confianza
Culpas sin suma; que don Jorge ha de salvarse,
la justicia de Dios es libro y pluma. aunque son sus culpas tantas.
M (Vanse.)
Lillo.
¿Tú eres don Jorge?
ESCENA XV
Don Jorge.
L a Santa sola.
Soy mortal que basta.
Hoy es viernes de la Cruz
Lillo. y de la Semana Santa
¿Qué temes? el día más misterioso,
Don Jorge. de más dolor, de más gracia.
Del alcance el mal descargo, La cruz tiene á Dios clavado,
larga cuenta que dar de tiempo largo. {Vanse.) que es su tálamo, su cama,
su cátedra, su palenque,
su esposa, su enamorada.
ESCENA XIII En otra cruz quiero yo
ponerme, que, si le agrada
Salen la Santa y las Monjas.
tanto la cruz á mi Esposo,
Evangei.. Madre: ¿que os vemos ya libre? ¿quién duda que por su causa
¿que se alegra vuestra casa me dará cuanto le pida? (Crucificase.)
otra vez con vuestra vista? ¡Ay mi Dios, y quién pasara
Monja i.a¡Que por vuestra oración santa en este madero santo
murió la que os perseguía los tormentos, penas y ansias
como un ángel! que pasastes Vos por mí!
Monja 2.a ¿Quién no alaba ¿Yo el pecado, Vos la gracia;
vuestra virtud, madre nuestra? yo en regalos, Vos en cruz;
Santa. Hijas: demos muchas gracias Vos con tormentos, yo sana?
á mi soberano Esposo, ¡Ay Jesús del alma mía!
pues goza nuestra Prelada Vuestros dolores traspasan
de su presencia divina mi abrasado corazón,
en su celestial alcázar, mis encendidas entrañas.
y dadme los brazos todas. ¡Ay Seráfico Francisco,
Monja 3. °torridas y avergonzadas, quién con las insignias santas
las que antes la persiguieron, os viera que el Serafín
la piden perdón. (De rodillas todas.) os dió por joyas preciadas!
Santa. Hermanas: Vos que imitación de Cristo
alzad del suelo, abrazadme. sois vos en quien se retrata,
vos en quien su pasión pinta,
vos en quien puso sus llagas,
ESCENA XIV venidme á ver y lloremos
Sale Mari Pascuala. los dos el ver cuál maltratan
los lobos nuestro Cordero.
Mari. Madre mía: pues alcanza
todo lo que á Dios le pide, (i) «Dúdade» en el origioal.
302 LA SANTA JUANA — SEGUNDA PARTE
ESCENA XVI Santa. Yo os doy infinitas gracias,
Señor, por tantas mercedes.
Aparcccse San Francisco en cru$ con el serafín, Cristo. Abrázame, prenda amada.
como se pinta.—La Santa. Santa. ¿Dejáisme?
Franc. Contigo estoy, hija cara. Cristo. Contigo quedo.
Santa. ¡Oh, Alférez de Dios humano, Santa. Sí, que siempre mi alma os aguarda.
dosel donde están sus armas,
imitación de su vida,
depósito de sus llagas! ESCENA XVIII
Desde aquí las reverencio;
Mayordomo de su casa, Vuelve Cristo á bajar, abraza á la Santa, desapa-
vos sois sus pies y sus manos, récense y queda la Santa en el aire sola.
su magnate, su privanza.
Bien os están los rubíes; ¡Qué rica estoy de rubíes!
buen provecho, santo, os hagan. Si el avaro el oro guarda,
¡Qué envidia tengo de veros, joyas, guardaros pretendo,
si envidia puede haber santa! porque nadie os vea en casa.
Las cinco quinas me ha dado,
sin ser yo reina, por armas
ESCENA XVII mi Esposo; mas como es Rey,
razón es que yo las traiga.
Aparécese Chisto crucificado.— Dichos. Voime á contemplar en Vos,
mi manirroto Monarca,
Chisto. Hija: porque no la tengas que si á mí me ven mis monjas,
y porque no es razón haya querrán decir que soy santa.
cosa que no comunique
con su prenda quien bien ama,
ven para que imprima en ti ESCENA XIX
las señales soberanas
de mi pasión y dolores. Encúbrese, salen algunas Monjas y Sor Evangelista.
Santa. Yo, Majestad sacrosanta,
no merezco tal merced, Evagel. El Emperador está
ni los que os ven cara á cara otra vez, madres, en casa,
en vuestra divina corte que con venir de camino
son dignos de merced tanta, quiere ver la madre Juana,
cuanto más un vil gusano y luego á Madrid partirse.
como yo, aún menos que nada. Una. Vamos, pues, madre, á avisalla
Cristo. Esposa: yo gusto dcsto. y abrid las puertas, que al César
Santa. Si Vos gustáis, vuestra esclava no ha de haber puerta cerrada.
soy, amantísimo Esposo; (Vanse.)
vuestra voluntad se haga.
{Va subiendo la Santa y Cristo bajando ESCENA XX
hasta el medio del tablado, y allí se ¡un
ían y abrazan en cru$ los dos.) Salen el Emperador, acompañamiento y ¡os Labra
Santa. ¡Ay qué dolor, Jesús mío! dores.
¡que me muero! Basta, basta,
que las llagas que me dais, Carlos. A no atajalle la muerte,
el corazón me traspasan! vuestras injurias vengara.
(Apártanse y queda la Santa en crus en Mingo. Pues es muerto, gran señor,
el aire con las llagas.) no queremos más venganza
Cristo. Hasta mi Ascensión gloriosa ni en premio de la lealtad
has de estar así. que siempre este pueblo guarda,
Santa. ¡Hay tal paga sino ser vuestros.
de amor y de voluntad! Carlos. Yo aceto
No oso mirarme adornada tan fiel y justa demanda.
con joyas de tanta estima. No tendréis otro señor.
Franc. Hija: ya mi dicha igualas. Crespo. Vivas más años que sarna
Santa. No hay con vos igual ninguno, y que ha que en Castilla viven
Seráfico Patriarca. las coplas del perro de Alba.
Pero, Esposo de mi vida,
no es día hoy de negar nada;
don Jorge se está acabando, ESCENA XXI
no permitáis que su alma
se condene. Salen las Monjas.— Dichos.
Cristo, Ya murió,
y por amor de ti, Juana, Monja i .' Dadnos, señor, esos pies.
padece en el Purgatorio. Carlos. Alzad; religiosas santas.
ACTO TEHCEBO 3o3
del suelo, alzad de la tierra. en Toledo y en su Sagra
¿ Dónde está la Madre Juana? que tanto de Dios alcance!
(Descúbrese como estaba antes.) De ternura se me abrasa
Monja 2.* Hala concedido Dios el corazón, madres mías;
la maravilla más alta estimad tan grande santa,
que, despues de San Francisco, guardad tan preciosa joya.
gozó criatura humana. Unos. ¡Gran milagro!
En manos, pies y costado Todos. ¡Cosa extraña!
impresas tiene las llagas Carlos. Vamos, que no somos dignos
de su soberano Esposo, de vista tan soberana.
en quien está transformada. ¡Oh, portentosa mujer,
Véisla, gran señor, aquí. no cesen tus alabanzas!
Carlos. ¡Oh, gloria de nuestra España! Uno. Si esta segunda comedia,
¡oh, pies y manos dic-hosos! Senado ilustre, os agrada,
mil veces quiero bísallas. con la tercera os prometo
¡Que haya mujer en el mundo firf de maravillas tantas.
TERCERA PARTE DE LA SANTA JUANA
ACTO PRIMERO
ACTO SEGUNDO
ACTO TERCERO
y
326 LA SANTA JUANA— TERCERA PARTE
merecido premio fué Santa.
morir por él cual murió,
y es justo poner el pie ¡Ay, mi custodio Santo!
en quien tal monstruo crió. ¡ay mi Laurel divino,
Crespo. ¡Andaos á plomosías! mi guarda compañero y mí padrino!
vamos, mi niña veremos, Del contento que encierro
que son al fin cosas mías. (Vanse.) pedí albricias: alzáronme el destierro.
Mañana, ángel, mañana,
veré con vos la patria soberana
ESCENA V rotos los grillos del pesado hierro
Cksar s«/o. que Adán echó á los hombres, de tal suerte,
que no hay rampellos otro que la muerte.
César. Siguiendo al fin tus extremos,
honor, al campo me envía. Angel.
Aquí dicen que ha venido La Invención sacrosanta,
mi enemigo don Luis; mañana, de la Cruz celebra y canta
si os tiene tanto ofendido, todo el mundo, y en ella
César, á tiempo venís te quiere Dios llevar á su Sión bella.
que todo lo halláis vencido. En semejante día
A don Luis no conviene naciste al mundo para su alegría,
temer, que eso mesmo le ata el hábito tomaste
las manos; vencido viene, y en este santo d.'a profesaste.
que quien su padre maltrata Juana eres de la Cruz, pupila mía,
cierta la desdicha tiene. la Cruz adoras y en su día subes
Y si pensaba Caín, pasando estrellas y pisando nubes.
muerto ya su hermano Abel,
con ser menos culpa, en fin, Santa.
que la tierra iría tras él Para tan grande fiesta
hasta dalle un triste fin, como me ofrece amor y Dios me empresta,
en don Luís que dice ó piensa cuando mi bien señalas,
que está mi espada envainada, Laurel divino, vuélveme mis galas;
mejor vengaré mi ofensa mi guardajoyas fuiste,
estando contra él la espada la púrpura que el mismo Dios se viste
de Dios alzada y suspensa. dela cruz y los clavos
que dieron libertad á sus esclavos,
y la corona que guardar quisiste
ESCENA VI me puedes, Angel, dar, porque con todas
Sale la Santa sola. pueda subir á celebrar sus bodas.
Albricias, alma mía, Angel.
que ya de vuestro bien se acerca el día,
y el destierro cumplido La cruz de Cristo, dama,
que ausente de la patria os ha tenido, está á la cabecera de tu cama;
el soberano Esposo los clavos y corona
llamándoos á su tálamo amoroso, que el reino de tu Esposo y bien pregona
con música os convida por único Monarca,
á eterna paz, á enamorada vida, guardadas tengo, Juana mía, en el arca
al néctar de su vista deleitoso, de tus joyas divinas,
¡A real palacio, á la tranquila casa donde tienes cilicio y disciplinas,
donde no llega el mal niel bien se pasa. y otra prenda de amor que en cuanto abarca
Con el salmista hebreo el sol no la hay más rica ni más bella,
cante, cual cisne, amor, vuestro trofeo; en el arca te espera; correá vella.
decí á vuestro querido: Santa.
«Alegre estoy, mi Dios, de lo que he oído, ¿Qué prenda es, Ángel santo,
dichosa habitadora la que me da mi Esposo y vale tanto?
seré de la ciudad donde el bien mora;
ya se pasó el invierno Angel.
ya se acerca el Abril y el Mayo tierno No vale Dios más que ella.
que el cierzo no marchita ni desflora.
Jerusalén: tus calles infinitas Santa.
veré empedrar de jaspe y margaritas.» ¡Ay prenda soberana! ¡ay joya bella!
¿y en el arca encerrada
la tiene Dios?
ESCENA VII Angel.
El Angel y la Santa. En ella está guardada.
Angel. Santa.
Juana: ¿qué nuevo canto ¿Qué joya es, Angel bello?
te iguala al cisne? Decildo, que me muero por sabello.
ACTO TERCERO 327
Angel. nave, que del Potosí
Para que tu alegría sea doblada trae riquezas de mi dueño,
no lo sabrás por más que lo deseas haz manifiesto el tesoro
hasta que abriendo el arca tu bien veas. ¡Vase.) que apetece mi deseo;
fe tengo, con ella creo
lo que sin ver en ti adoro;
ESCENA VIII salga de su mina el oro
La Santa sola. que á mi ventura prevengo,
que, pues á gozalle vengo
Albricias, madres mías: sin saber lo que es diré:
tocad á fiesta; haced mil alegrías, Tan rica estoy que no se,
venid cantando todas gran Señor, lo que me tengo.
veréis la joya de mi amor y bodas. (Ábrese el arca y sale entre nubes dora
¡Oh, arca soberana! das el Santísimo Sacramento.)
¿ Por qué no vas á vella, indigna Juana? Pero ¡ay cielos! ¿qué ventura
Alegraos, cielo, tierra, es ésta?
por la joya que Dios en mi arca encierra, María. ¡Milagro extraño!
por lo que en ella mi ventura gana. Santa. Pan quefertiliza el año
Madres: vengan, verán mi prenda rica, {Toquen poco.)
pues sólo es bien el que se comunica. de la celestial hartura;
maná de eterna dulzura,
blanco que señala Juan,
ESCENA IX medalla de amor galán,
Salen María, monja, y Otra. —La Santa. pues á mi arca habéis venido,
diré que habéis proveído,
María. Madre: ¿qué voces son éstas? mi Dios, el arca del pan.
Santa. Si vieran lo que me hadado Mas, decidme, Esposo amado:
mi divino enamorado, ¿á qué á mí arca venís?
hicieran conmigo fiestas. ¿de qué enemigos huís,
¡Oh, qué prendas manifiestas que os acogéis á sagrado?
tengo, madres, del amor ¿Si poique os he celos dado
de mi divino Señor! os escondéis para prueba
¡Oh, qué joya tengo entreilas de mi amor? Ya sé que os lleva
que aventaja á las estrellas á que acechéis almas fieles
en belleza y resplandor! por ventanas y canceles,
María. ¿Dónde está? Vámosla á ver, mas por arca cosa es nueva;
si nuestro amor lo merece, mas como parto mañana
que, pues tanto la encarece, á la patria de la vida
notable debe de ser. prevenísme la comida,
Monja 2.a Pues ¿no podremos saber providencia soberana.
qué joya es?
Santa. No lo sé yo,
madres, que quien me la dió ESCENA X
decírmelo no ha querido,
porque el bien no prevenido Aparécese el Anori. junto al arca detrás de ella.
en mucho más se estimó. Dichas.
{Descúbrese una arquilla curiosa sobre
una mesa.) Angel. Esta forma, amada Juana,
Pero, pues el arca es ésta comulgó un hombre en pecado
ó, por mejor decir, zona que está muerto y condenado,
de los clavos y corona y saliendo de él se vino
que son galas de mi fiesta, á tu poder.
hoy he de hacer manifiesta Santa. ¡Qué divino
á todos la dicha mía, favor! ¡Qué tierno bocado!
y la joya que me envía Con tan divinos despojos,
mi Dios les he de mostrar ¿quién me iguala, Laurel santo?
porque puedan celebrar Monja 2.° Llena de amoroso llanto
justamente mi alegría. estoy.
Hinquen las rodillas todas. {Hincanse.) Santa. Fin de mis enojos,
Monja 2. °¿Qué será? pan de leche, pan con ojos
María. Nuevos favores vos cumplisteis la esperanza
de Dios, cada vez mayores. de mi bienaventuranza;
Santa. Centro feliz que acomodas mañana os comulgaré
las vestas de nuestras bodas; y la gloria alcanzaré,
velo hermoso, aunque pequeño; pues llevo en vos la libranza.
depósito de el empeño {Toquen poco. Encúbrese el Angel y el
que el amor ha puesto en ti; arca.) <
3a8 LA SANTA JUANA — TERCERA PARTE
ESCENA XI entre los más que ha matado
que, aunque necio, es licenciado,
Dichos, menos el Angel. diérame menos dolor;
Mon/a 2.aLlena de confusión santa que, en fin, el puebro y alcalde
voy. le pagamos y hace bien,
María. lQuc tanto Dios regale en matarmos, que no es bien
un almal La luz que sale que le paguemos de balde;
de su hermoso rostro es tanta mas un amapelo cruel
que nos deslumbra y espanta. no es bien; sanad mi dolor,
MoNJA3.aCon tal reverencia quedo, que se correrá el dotor
que no oso hablalla, aunque puedo. de no habella muerto él.
María. ¿Quién su dicha no pregona, Santa. No seáis tan malicioso.
dándote Dios tal patrona, Crespo. No es malicia hablar verdad.
reino ¡lustre de Toledo?
{Vanse ¡as Monjas.)
ESCENA XIII
Salí Don Diego.- Dichos.
ESCENA XII
Salen los Pastores.—Dichas, menos las Monjas. Diego. Madre: estos labios honrad
con esos pies; vergonzoso
Crespo. Si no me la resocita vengo y con razón á vos
yo me ahorco, madre Juana... por no tomar los consejos
Santa. ¡Oh hermanos! que, en ser vuestros, son espejos
Crespo. Firmeza (i) hermana, de la claridad de Dios.
y mos ama, no permita Santa. Señor don Diego: no es
tal desgracia. aquese vuestro lugar.
Santa. Pues ¿qué ha sido? Diego. No os oso al rostro mirar,
Crespo. Mis pecados deben ser. v así me postro á los pies.
Cenó mi Elvirilla ayer Un hijo que á intercesión
unos berros, que han urdido vuestra, madre, Dios me ha dado
mis penas, que tiene tacha y por haberse criado
de comellos. Socedió con la santa educación
¡ay Dios! que la dije yo: vuestra en su tierna niñez
No comas berros, mochacha. imaginé que aprendiera
Santa. ¡Y pues! virtudes, con que me diera
Crespo. Comió un amapelo después alegre vejez;
entre los berros, y luego con las alas que mi amor
tomó las de Villadiego le ha dado, la libertad
y afufólas para el cielo, de su loca y moza edad,
que acá ños solos tenia; el poco freno y temor
era sola y viudo yo, que rompe y desprecia ya,
3ue Mari Crespa murió tan en mi daño ha salido
icen que de hipocresía. que, si la culpa he tenido,
Berruec De hidropesía diréis. la pena él mismo me da,
Crespo. Sea lo que huere, en fin; por dalle yo larga rienda.
ella heredaba un mastín, A tal extremo ha llegado,
seis gallinas y otros seis que habiendo desperdiciado
pollos, un majuelo, un banco, la honra con el hacienda
un barbecho y un rastrojo; que le di como indiscreto
un buey, aunque tuerto y cojo; y él no supo disponer,
un asno sin cola y manco, por no tener que perder
una cama, un arambel viene á perderme el respeto;
con la historia de Tobías aconsejástesme vos
cuando al gigante Golías con tiempo que no le diese
mató junto á Peñafiel, tanta licencia y temiese
y otras cosas, que só rico: la estrecha cuenta de Dios.
¡mirad vos que hemos de her Pudo más su amor conmigo;
sin hijos y sin mujer por su causa á Dios dejé,
el buey y yo y el borrico! y así quiere que me dé
Dalde vida, que es afrenta el mismo, madre, el castigo.
que de comer ensalada Santa. Y es razón, que á quien el yugo
muera una mujer honrada de Dios por sus gustos trueca
sin estar calenturienta. sea el mismo por quien peca,
Si la matara el dotor señor don Diego, el verdugo;
que no por ser don Luis
vuestra sangre era razón
(i) Confusa y dudosa esta palabra en el original. no enfrenar su inclinación;
ACTO TERCERO 329
que la sangre, si advertís, Santa. Señor don Diego: desde hoy
con ser la vida y substancia veréis vuestro hijo enmendado.
del cuerpo y más excelente Diego. ¡Gran santal
humor, la saca el prudente (V'anse la Santa y Don Diego.)
cuando daña su abundancia.
Cuando los límites pasa
un hijo y la ley de Dios, ESCENA XV
sacad esa sangre vos Dichos, menos la Santa y Don Diego.
y echalda, señor, de casa,
que, si no es por este medio Berruec. Desde este día
y no os permitís sangrar, mis hijos castigaré;
mal os podremos curar azotallos voy á fe,
agora que no hay remedio. que si el padre que los cría
A mi Esposo he suplicado con libertad se condena,
que de don Luis y vos que no ha de haber quien me note
se duela. Es todo amor Dios; en eso.
su real palabra me ha dado Mingo. Yo haré un azote
de enfrenar su juventud. que de docena en docena
Vos le pudierais sanar, los sacuda.
que nosiempre se ha de dar Crespo. Voy á dar
por milagro la salud; tierra á Elvira.
pero, como escarmentéis, Berruec. ¡Oh, quién pudiera,
explicaréselo agora. porque mujeres no hubiera,
Diego. Si vos sois mi intercesora, cuantas viven enterrar! (Vanse.)
madre, ¿qué no alcanzaréis?
Crespo. ¿Y mi hija, madre Juana?
Santa. A mi Esposo celestial ESCENA XVI
rogaré. Lillo y Don Luis.
Crespo. Ya olerá mal;
ruégueselo presto, hermana. Lillo. Tamañito estoy, que un niño
me meterá en un zapato.
Yo, señor, ya no te riño,
ESCENA XIV que quien tiene tan mal trato
Sacan la Niña muerta. no ha menester más aliño;
pero no quiero que venga
Santa. Dos padres piden, mi Dios, sobre ti un rayo de Dios,
á vuestro amor excesivo y estando yo cerca tenga
por dos hijos: uno vivo en que entender con los dos.
y otro muerto; pues sois Vos Voime, por fin de mi arenga;
camino, verdad y vida, dos amos de malos tratos
dádsela á los dos, que en caima bastan, que el temor me amansa;
están, al uno en el alma, no quiero terciar contratos
que en vicios muerta y perdida de amor, que el diablo se cansa,
pide por ella su padre, dicen, de romper zapatos.
y á la otra en el cuerpo. En esto Luis. Ya te habías de haber [ido] (i).
haréis, Señor, manifiesto Lillo. No pagas; porque me pagues
que me amáis. lo que debes me despido.
Niña. ¡Ah Juana madre! Luis. Mira, Lillo, no me estragues
¿por qué del sosiego eterno la paciencia.
me sacas, si en él me ves, Lillo. ¿Hete servido?
para que crezca después Luis. SI.
y me condene al infierno? Lillo. ¿Hasme pagado?
¿Por qué del sacro sosiego Luis. Sí y no.
y del lugar celestial Lillo. Dime tú esa adivinanza,
quieres que al mundo mortal porque no la entiendo yo.
vuelva á tu instancia y tu ruego? Luis. Ya te pagué en esperanza,
Posando estoy; adiós, madre; que alguno en ellas pagó.
¿á qué he de volver al suelo Lillo. ¿Dísteme otra cosa?
pudiendo siempre en el cielo Luis. Sí;
encomendalle á mi padre? más de dos bellaquerías
Todos. ¡Gran milagro! que has aprendido de mí,
Santa. Escarmentar y valen en estos días
en aqueste ejemplo pueden las indias de un Potosí.
todos los padres que exceden
la justa ley en amar
á sus hijos demasiado. (i) Tachado hasta el verso:
Diego. Admirado, madre, voy. «¡Vete, villano, cobarde!»
33o LA SANTA JUANA — TERCERA PARTE
Pregúntale á la riqueza y así, hombre, no os asombre
por qué comunica menos que siendo imagen de Dios
con los hombres de nobleza borrada, que aun no sois hombre,
ó ingenio al fin, con los buenos, porque os conozcáis en vos
que ellos tienen más probeza, de hombre os dé sólo el nombre.
y responderá al momento, Luis. Como crecen los agravios
porque de mentira, engaño va creciendo en mí el temor.
y maldades me sustento, Decid, pensamientos sabios,
y nunca sabe hacer daño ¿cómo no siento valor
el de noble entendimiento. en el pecho ni en los labios?
Luego, si yo te he enseñado ¿Yo, cuanto más ofendido,
enredos, mentiras mías, más temeroso y turbado?
traza de rico te he dado, ¿Qué nueva mudanza ha sido?
y en moneda que estos días ¿Quién eres? No te he llamado
vale y corre te he pagado. hombre, ni lo has parecido;
César. Pues no pasa esa moneda porque un hombre igual á mí
en Torrejón. solo y con armas iguales
Luis. ¿Por qué no? no le temiera yo ansí.
Bien hay quien trocalla pueda, Voz. Aunque mienten las señales,
que siempre el engaño halló no soy cuerpo, un alma sí;
quien sus mentiras hereda. un amigo y el más cierto
Lit i. o. Mis miembros que están desnudos vuestro fui.
no admiten estas razones, Luis. ¿Qué fugitivo
que engaños no son escudos. temor mi rostro ha cubierto?
Luis. Son con dos caras doblones. ¿Quién eres, que entierra el vivo
Lillo. Pues págame tú en menudos, su memoria con el muerto?
ó haré á la justicia alarde Voz. Soy don Juan, el que en la corte
del tiempo que te he servido. en tierna edad y con vos,
Luis. Vete, villano cobarde, hice de mi gusto el norte.
que desde aquí te despido. Luis. Amigo caro: ¡por Diosl
Lii.lo. Ya llegó el despido tarde, que tu rigor se reporte.
que yo solo me despido; Y dime: ¿en qué parte estás?
que este es el blasón que saco. ¿entre almas gloriosas?
Luis. ¡Por Dios si paras aquí!... Voz. Menos.
Ln.i.o. Más vale servirme á mí Luis. ¿Entre condenados?
para servirá un bellaco. (Vase.) Voz. Más.
Voz. {De dentro.) Hombre. Luis. ¿En el purgatorio? Buenos
Luis. El paso, la persona, indicios de fe tendrás.
el movimiento, la voz, Voz. Allí estoy por atrevido,
todo pienso que pregona por libre, por descortés
temor que lengua feroz á mi padre.
el aire denso inficiona. Luis. ¿Y ha tenido
muchas penas quien lo es,
ESCENA XVII alma, porque yo lo lie sido?
Voz. Tantas tengo, que al momento
Sale un Alma de galán.— Don Luis. me acordé de vos y quise
Voz. ¡Hombre! daros algún sentimiento,
Luis. Aunque dices mi nombre, y aunque no dejan que avise
y tú pareces lo mismo, su gente el Rico avariento,
me das causa que me asombre yo, que en más noble lugar
y esté en un confuso abismo, estoy, por la Santa Juana
viendo que me llamas hombre, os he venido á avisar,
y bien me puedo ofender que experiencia soberana
porque hombre sólo es afrenta, y memoria os pienso dar.
pues no dice más del ser Luis. ¿Es tan grande y inhumano,
y otro cualquier nombre aumenta como el fuego del infierno
valor, hacienda y poder. el del purgatorio?
Voz. Como vos no tenéis más Voz. Hermar.o:
de ser hombre el ser desnudo aunque regalado y tierno,
sin el bien que los demás, llegad la vuestra á mi mano.
hombre os llamé y temo y dudo (Danse las manos y sale dellas una
que no lo fuistes jamás. llama de fuego.)
Cuando deshecha se ve Luis. ¡Ay, que me abraso y me quemo,
y borrada una pintura, no sólo la mano y palma,
para dar noticia y fe sino el alma! Morir temo.
della, escrebirse procura Voz. ¡Hombre: que os avisa un alma!
su nombre y quién ella fué; Mudad el vicioso extremo. (Fase.)
ACTO TERCERO 33l
KSCENA XVI II ESCENA XX
Don Luis solo.
Sale Una Monja.— Dichos.
Mano de fuego, esperad,
no os apaguéis; mas por Dios, Monja. Por cumplir vuestros deseos,
que con la luz que dais vos antes que del cuerpo salga
descubro yo una verdad, deste ángel el alma bella,
pero no tanta crueldad, que ya apresta su jornada,
aunque es venganza forzosa, es justo que la veáis.
haced dos luces piadosa; (Descubren una cortina y aparecerá la
Santa de rodillas con un Cristo en la
sed justa viendo propicia, mano y coronada la cabeza como la pin
misericordia y justicia, tan y las Monjas á sus lados, y estén
que una sin otra es dañosa. sobre una tarima d forma de cama.)
Dios mío: este fuego labra Diego. Madre nuestra, madre Juana,
nueva vida; desde luego ¿por qué nos dejáis tan tristes?
pondré la mano en un fuego Santa. Sosegad, hijos, las ansias.
que he de cumplir mi palabra. Past. 2.° ¿Quién ha de poder, si vemos
Vuestro tesoro se abra perdida nuestra esperanza?
de gracia, á quien llevó aquellos
pecados por los cabellos,
que yo no puedo, mi Dios, ESCENA XXI
ir con ellos yendo á Vos,
ni sin Vos librarme dellos. Sale Don Luis.— Dichos.
Vayan arrastrando, lleguen,
pues llevo en la mano luz, Luis. Juntos están, pediré
al Rojo mar de la cruz de mis culpas la venganza.
donde se limpien y aneguen. Humilde estoy á esos pies,
Ningunos respectos nieguen veis aquí, César, mi espada
el bien que el alma ganó; para vengar los delitos
no hay inconvenientes, no, que la justa muerte aguardan,
que me estorben mi deseo, y ansí digo que gocé
pues siendo cambio Mateo á doña Inés, y palabra
con cielo y tierra se alzó. doy, si gustáis, de su esposo.
Padre de mi alma, espera, Dejad ofensas pasadas
que si á mirarte me atrevo, si acaso el perdón merece
Dios me dará un libro nuevo una culpa confesada.
y el del cordero quisiera; Padre mío: yo os suplico
ya entiendo su verdadera que, no mirando á mis faltas,
música y puedo enseñar me perdonéis como á hijo.
en esta mano á cantar, Perdón pido, madre Juana,
que en esta mano si vive rogad á los dos por mí,
se ve lo que no se escribe y a Dios que sane la llama
sino es al Rey Baltasar. (Vase.) deste fuego riguroso;
rogádselo, madre santa;
humilde el favor os pido;
ESCENA XIX por vos el perdón aguardan
Salen los Pastores, Don Diego, César, Doña Inés y mis pecados.
los más que pudieren. Santa. Levantad,
hijo; que mejor alcanzan
Past. i.° Nuestra madre se nos muere, esas lágrimas con Dios
nuestro amparo, nuestra Santa. el perdón que mis palabras.
Cielos, ¿qué habemos de hacer? Yo rogaré de mi parte
Past. 2.° No castiguéis nuestra patria que El os conserve en su gracia,
con tal azote, mi Dios. y á don Diego y César pido
Past. 3.° Dadnos, nuestra madre amada, que perdonen vuestras faltas.
nuestra salud, nuestra vida, Diego. Basta que vos lo pidáis
y el amparo de la Sagra. para quedar perdonadas.
Inés. ¡Ay de mí, triste sin ella! César. Perdón y brazos os doy.
Diego. Si muere la Santa Juana, Luis. Vuestra nobleza se ensalza
¿qué aguarda más mi vejez? con este nuevo favor,
César. Mostradnos, madres amadas, y merced tan señalada,
el cuerpo de nuestra madre, que perdón tan liberal
para dejar consolada de vos sólo se esperaba.
nuestra tristeza y pesar. Diego. Dad á doña Inés la mano,
Inés. Madres: las puertas se abran Luis. Mas ¡ay de mí! virgen Juana,
para ver este tesoro. ya estoy sano de aquel fuego
Todos. Mostradnos, madres, la Santa. que tanto me atormentaba.
33a LA SANTA JUANA — TERCERA PARTE
Inés. Yo me tengo por dichosa, Estas comedias de La Santa Juana he visto,
después de tantas desgracias, y no hallo en ellas cosa contra nuestra santa
pues he venido alcanzar fe católica ni buenas costumbres.—Fecha en i4
mis perdidas esperanzas. de Diciembre de t6i3.—Fr. Bernardo de Bri-
Yo soy, señor, vuestra esposa. cueía.
(Descúbrese de rodillas sobre una tari Dase licencia para que se puedan represen
ma, puestas tas manos La Sania elevada, tar estas comedias conforme á la censura. —
y á sus lados Las Monjas hincadas de ro-
dillas.) Madrid, á i5 de Diciembre de i6i 3.
Santa. Hijos: adiós, que me llama Represéntense estas comedias de La Santa
mi Esposo. Allá, en su presencia, Juana en Valladolid, á 3 de Febrero i6i5.—
tendrá eternamente España, Juan de Céspedes.
y en ella este reino ilustre, Por comisión del Señor Don Juan Ramírez
una propicia abogada. de Contreras, provisor vicario general en Cór
Esposo, venid por mí. doba y su obispado, vi estas comedias de La
Jesús. Sube á gozar, prenda santa, Santa Juana y no hallo en ellas cosa contra
nuestra santa fe católica y rae parece se les
los premios de tus trabajos. puede dar licencia para representarlas. — En
(Toquen poco.) Córdoba, á 27 de Enero de í6i6 años.— Licen
Diego. ¡Gran suertel ciado Andrés de Bonilla, racionero.
Todos. ¡Visión extraña! Estas comedias se pueden representar.— En
Aldonza. Madre: ¿qué, os vais de esa suerte? Granada, i5 de Abril de i6i6. — £7/ Doctor
Santa. Quedaos á Dios, prendas caras. Francisco Martínez de Rueda.
¡Mi bien! Puédense representar estas comedias de La
Santa Juana.—Málaga i5 de Julio de i6i6.—
Francisco de Soto.
ESCENA XXII Dase licencia para que en esta ciudad de
M.a se pueda representar esta comedia. Por
Aparece el Niño Jesús. mandado de su merced. —Manuel de San Pe
dro, notario mayor.
Jesús. ¡Mi esposa! Por la presente doy licencia para que se Due-
Santa. ¡Mi Dios! da representar la requisitoria de suso, en esta
Jesus. Con las joyas soberanas ciudad de Jaén y su obispado, sin por ello in
de mi cruz, corona y clavos, currir en pena alguna.— Dado en Jaén á treinta
te recibo. de Setiembre de mil seiscientos y diez y seis
Santa. Joyas santas. años. —Ante mí Gregorio d
Cruz mía, con vos nací, El Licenciado Alonso de Cetina, Provisor y
Juana de la Cruz me llama Vicario general desta ciudad y obispado de Cá
el mundo, y es justa cosa, diz, habiendo visto estas comedias, las remitió
Cruz, pues sois mi joya amada, á el Señor Doctor Alonso Gámez de Mendoza,
que vos me llevéis al cielo, canónigo de la magistral desta Santa Iglesia,
y por que segura vaya, para que las vea y dé su parecer.— Dada en Cá
en vuestras manos, Señor, diz, veinte y seis días de el mes de Junio de mil
os encomiendo mi alma. y seiscientos y diez y siete años.—Licenciado
Jesús. Ven á mi palacio eterno. Martín Roldana
Diego. El corazón se me arranca. Bien se pueden representar estas com [edias].
(Suben la tramoya.) —Cádiz, 27 de Junio i6i7.— Loctor Alonso
Angel. Aquesta corona y silla Gámit, de Mendoza.
es para la Santa Juana. (Tocan.) El Licenciado Alonso de Cetina, Provisor y
Luis. ¡Oh, venturosa mujer! Vicario general deste obispado de Cádiz, etc.
Si tus divinas hazañas Doy licencia para que en esta ciudad y su
se hubieran de reducir obispado se pueda representar esta comedia,
á poemas, no bastaran sin que en ello le sea puesto impedimento.—
cuantos ingenios celebra Dada en Cádiz, veinte y ocho de Junio de mil
con tanta razón España; seiscientos y diez v siete años.— Alonso de Ce
quédese á la devoción, tina. Cristóbal de' Vega.
pues que las lenguas no bastan.
LA FIRMEZA EN LA HERMOSURA
PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA
ESCENA IX ESCENA XI
Don Juan solo.
Engracia, cubierta el rostro. —Dichos.
(Notable facilidad!
¡Válgame Dios! ¡Qué contrarias Engrac. (Sin verlos.) La multitud de la gente
son juventud y firmeza que entró de tropel, fué tanta,
del poder y la inconstancia! que nos desencuadernó.
Confiesa el Conde que adora No está Don Juan en la sala:
á doña Josefa, y cuantas buscarále la Condesa,
aventuras se le ofrecen y si de la fiesta falta,
le llevan tras sí. creyéndole en otros gustos,
tragedias nos amenazan,
que pagaré yo por todos.
ESCENA X Esperaréla á que salga,
Sale Buñol.—Don Juan.
pues ha de ser por aquí.
Quiera el cielo que no caiga
Buñoi.. ¿Qué aguardas? sobre mí este torbellino,
«i De qué son los soliloquios porque siempre las criadas
ermitaños? hemos de llevar á cuestas
Juan. Comparaba, los disgustos de las amas.
con el del Conde, mi amor; Las congojas del calor
tan difíciles mis llamas me están asando la cara.
de ofender la prenda mía (Descubre el rostro.)
como las suyas livianas, Perdióseme el abanillo.
pues cuantas mira apetece. ¡Jesús! quiero desahogarla;
Buñol. ¿Qué quieres? El Conde baila que aquí y de noche, no luego
al son que doña Josefa han de dar conmigo.
le tañe, pues no se cansa, Juan. ¡Engracia!
por enjaularte en su amor, Engrac. ¡Válgame el cielo!
de ponernos añagazas. Juan. ¡Aquí y sola!
Juan. ¡Qué inútiles diligencias! Buñol. ¿Al primer tapón zurrapas?
Buñol. Eres la lealtad de España. Juan. Pues¿dóndebueno?¿ A quién buscas?
Pero veamos las fiestas. ¿Con quién vienes? ¿A qué causa,
Juan. ¿Qué fiestas, necio? ¿Pagara si entraste á ver la comedia,
finezas de Elena así? la dejas medio empezada?
Prívase ella, por mi causa, ¿No he merecido, en efeto,
de verlas, siendo mujer, que una fiesta perdonara
y, cuando se queda en casa por excusar mis temores?
por no ocasionar mis celos, Quien en lo pequeño falta,
¿tendré yo gusto en gozarlas? ¿qué hiciera, Engracia, á pedirla
Cadáver soy sin Elena. dificultades más arduas?
COMEDIAS DE TIRSO DE MOLINA. —TOMO II 22
338 LA FIRMEZA EN LA HERMOSURA
i (Dale la mann.)
¿Dasme el sí de esposo y dueño,
y del modo que las palmas,
anudándonos las almas,
Iguales en las pasiones,
una fortuna corremos,
un imposible seguimos,
una desdicha tememos.
haces de la tuya empeño? Sólo nos diferenciamos
Juan. ¡Ay dulce prenda! pequeño en que vuestro amor, ni cuerdo,
mi mérito á tal favor, ni cortés, ni generoso
ya moriré sin temor, (perdonadme, que no puedo
viviendo tú siempre en mí. dejar de decir verdades),
En la brevedad de un sí con el apetito, ciego;
te ofrezco un eterno amor. con el poder, arrojado;
Elena Pues ya corre por mi cuenta con la privanza, soberbio;
la integridad de tu fama; tirano os volvéis de amante,
no la abrasará la llama y, atrepellando los medios
de quien profanarla intenta: que la esperanza consiguen,
por la tuya, esposo, asienta os valéis de los violentos.
tu honor; velando sobre él Tan leal os ha servido
tú cuidadoso, yo fiel, don Juan, que sus pensamientos,
conservémosle de suerte, con ser átomos del alma,
que, aunque se oponga la muerte, no han desmandado deseos
no nos le eclipse el de Urgel. que merezcan reprimirse;
Medios la industria me enseña pues con saber de los vuestros
con que, antes que la belleza cuán inconstantes se mudan,
del sol trueque la tristeza sólo por haberlos puesto
ACTO SEGUNDO 343
de burlas en mí, han bastado porque le envidio, me vengo.
á que me pague en despegos Quitóle vida y privanza
finezas que de algún modo á su padre el Rey don Pedro,
disminuyen mi respeto. porque, parcial del navarro,
Dejóme por no dejaros, se carteaba en secreto
perdióme por no perderos, con él, en ofensa suya,
solicitáisle á su dama, y á no descubrirse intentos
tenéisle, por ella, preso, de su fallida lealtad,
¿y amenazáisle la vida? alborotara estos reinos.
¡Hazaña digna por cierto Don Juan Jiménez, su hijo,
de un Infante, de un Virrey, es justamente heredero
de un señor que, agradeciendo de su sangre y sus acciones:
tal lealtad, tales servicios, enseñaros cifras puedo
libra á la crueldad los premios, que al segundo don Enrique
las venganzas al verdugo de Castilla remitieron,
y su garganta al acero! y á don Sancho el de Navarra,
Conde infante: yo le adoro; don Juan y otros. Mas ¿qué es esto?
envidio, lloro, enloquezco;
de imposible amor me abraso; ESCENA IV
estoy perdida de celos.
Pero, aunque, menospreciada, Beltran.—Dichos.
de su ingratitud me quejo, Belthán. Vuestra Alteza, gran señor,
y á la Condesa persigo, advierta que la Condesa
no presumáis que pretendo de Beirosal atraviesa
torcer con las amenazas solicitudes de amor
la voluntad que apetezco, contra la fe y la lealtad
ni que, á costa de su vida, que vuestra alteza me fía.
se venguen mis pensamientos. Corriendo por cuenta mía
Aborrézcame don Juan la guarda y seguridad
y viva, mientras padezco, de don Juan, no han de torcerme
siglos, para mí de agravios, promesas de este papel.
como él se deleite en ello; (Dásele y léele el Conde para si.)
que si en su conservación Pídeme que huya con él,
mis esperanzas aliento, y promete enriquecerme
¿cómo podré sustentarlas si le saco de Aragón
yo sin alma y don Juan muerto? y en Navarra le aseguro;
No, Conde, no haréis tal cosa; pero yo sólo procuro
que es don Juan en este reino cumplir con la obligación
veneración de los mozo=, de la lealtad, que es mi espejo.
admiración de los viejos, Conde. ¡Disculpad, Marquesa, ahora
el triunfo de las hazañas, á vuestra competidora!
la escuela de los discretos, Decid que llevarme dejo
la envidia de los Narcisos, de pasiones y venganzas.
el sol de los caballeros. Ved si don Juan me sacó
Tiene parientes ¡lustres, verdadero.
tiene la Condesa deudos, Joseí-a. Ya sé yo
tiene espíritus amantes, lo que pueden asechanzas
y yo también, Conde, tengo que buscan contra su vida
resolución generosa, alguna disculpa honesta.
armas, vasallos y esfuerzo Bei.tbán, Doña Elena está dispuesta
para poner, por librarle, también para la partida.
mi vida y estado á riesgo. Conde. Según lo que escribe aquí,
Conde. ¡Venturoso en sus desgracias huir intenta con él.
es don Juan si alcanzó extremos Josefa. Aunque puede ese papel
en la Condesa y en vos ser fingido, haced por mí,
semejantes! ¡Oh, si el cielo señor Infante, una cosa:
de mi fortuna y la suya podrá ser, si la alentáis,
hiciera un lucido trueco, que el efeto consigáis
dándole yo mis estados, de vuestra pena amorosa.
dándome él merecimientos, ¿No decís, Alcaide, vos
de tanta experiencia dignos! que la Condesa os escribe
Sazonara yo con ellos que esta noche se apercibe
pobreza y persecuciones para salir con los dos
y no duplicara celos. huyendo de esta corona
Pero, aunque culpáis mi enojo, á Navarra?
añadiéndome los vuestros, Conde. Ansí lo afirma
no penséis que, destemplado, esta letra y esta firma.
344 LA FIRMEZA. EN LA HERMOSURA
/*
352 LA FIRMEZA EN LA HERMOSURA
i/
\*
servirte de doble espía,
y tal vez de entretener
resoluciones violentas
los biombos de estas ramas,
ya romeros, ya retamas,
te encubran; que, pues despierta
la noche y el sol se duerme,
del Conde descaminado. no puede el Conde tardar.
Juan. Poco sirvió tu cuidado, (Ap.) lMaretas, y yo en el mar!
pues no reprimiste afrentas Un dedo estoy de perderme, (Vase.)
que algún doméstico vil
contra mi honor solicita.
Buñol. Engracia al Conde visita, ESCENA VII
y su interés femenil
me ocasiona á maliciar (Anochece.)
el «plegue á Dios» de la aldea, Sale Engracia.— Don Juan.
con lo de «orégano sea»;
pues tanto salir y entrar, Engrac. (Sin verá Don Juan.)
volviendo á la luz la espalda, Amor, si al Conde has traido,
y oliendo el poste primero, y en prueba de que eres dios,
como gozque forastero le avisaste por los dos
entre perrillos de falda, de imposibles que ha vencido,
darme un mantazo en los ojos su amor queda satisfecho,
y andarse cuchicheando y con no más que una acción
con el Infante, buscando libró á don Juan, de prisión;
rincones, son trampantojos. á su Elena, del estrecho
Anoche estuvo con él, en que está, y yo medro albricias
y no sé lo que la dió, que el pie me saquen del lodo;
ACTO TERCERO 353
luego serán para todo ¡En una hora, en un instante,
provechosas mis malicias. amor y aborrecimiento,
Pero ¡ay cielos! «¿quién se esconde desdén y consentimiento,
aquí? ¿Si acaso me oyó? facilidad y firmeza!
Juan. (Deteniéndola.) No temas, Engracia. ¿Tendrán tanta ligereza
Engrac. ¿No? el ave, la pluma, el viento?
Pues ¿quién sois vos? ¿Qué importó romper razones
Juan. Soy el Conde. por no obligarse á creellas,
Engrac. ¿Conde, y no más? ¿Sin abrazos? si después, para leellas,
No habéis vos dichas oído volvió á juntar sus renglones?
que mi gozo inadvertido ¡Qué de necias presunciones
desperdició; acorto plazos. al honor han despeñado!
Conde, no hay artillería, Leyóle, y como el cuidado
sacre, esmeril, escopeta, no dió crédito al temor,
que en una mujer discreta rasgó honesta el borrador
allanen la batería y, torpe, guardó el traslado.
como un papel sazonado,
que vuela por lo ligero,
mueve por lo lisonjero, ESCENA IX
hechiza por su estudiado El Conde y Don Alonso.— Don Juan, retirado
y por lo amoroso abrasa: de los dos.
poco las palabras valen,
que por donde entran se salen, Conde.
y un papel se queda en casa, En el alma me pesa
que repite la lección, de mi resolución y vuestra priesa.
y sin perdonar al sueño, Mandéos darle la muerte;
patrocinando á su dueño, mas no os creí de modo ejecutivo,
facilita la ocasión. que, presuroso en malograr su suerte,
Más pudo vuestro papel muerto me asombre quien me ofende vivo.
que promesas, amenazas, Vos fuisteis, en efeto,
blanduras, rigores, trazas, más fiel que yo quisiera á mi preceto.
pues mi señora por él Don Alonso.
os llama, os quiere, os admite,
y puesto que no os escriba, Gran señor, el deseo
por ser yo respuesta viva, que tuve de agradaros...
franca la puerta os permite, Conde.
donde, obligándoos galán, Déboos esa fineza, ya lo veo;
en fe de lo que os estima, desempeñarme pienso con honraros
con sus desgracias redima cual merecéis; llegó mi piedad tarde.
la vida de su don Juan. Andad con Dios.
Ya conocéis su recato:
á escuras, Conde, os espera, Don Alonso.
que la luz es bachillera. Milaños Él os guarde. (Vase.)
Entrad solo de aqui á un rato,
y gozad, pues os le ofrece, ESCENA X
de las sombras el sosiego;
que, como el amor es ciego, El Conde y Don Joan, retirado.
las tinieblas apetece. (Vase.)
Conde.
¡Ah, joven malogrado!
ESCENA VIII Mi amor desbaratado,
Don Juan, solo. bárbaro jardinero,
cortó las flores de tu Abril primero.
¡Válgame Dios! ¿Qué he escuchado? ¡Oh, si como el poder las vidas quita,
¿Qué me ha dicho esta mujer? pudiera restaurarlas!
¿Arrojaráseá creer El Cielo para el bien nos le limita,
imposibles mi cuidado? y nos deja el pesar para llorarlas.
¿Tan cerca, honor lastimado, ¡Pluguiera á Dios me hiciera el desengaño
puede en la belleza andar poderoso en el bien como en el daño!
el querer del desdeñar, Diviértase mi pena
del negar el permitir, con la tiniebla oscura
que sea el fin del despedir que, propicia á mi amor, torcer procura
principio del otorgar? el rigor invencible de mi Elena.
j Al Condel ¡Cielo! ¡Al Infante, En busca voy de Engracia;
quien, para vengarse de él, si me promete mi papel su gracia,
mil piezas hizo el papel de puro amante, loco,
que admiró su fe constante! poco premio es mi estado, el reino poco. (Vase.)
COMEDIAS DE TIRSO DE MOlINA.—TOMO II 23
354 LA FIRMEZA EN LA HERMOSURA
LA ROMERA DE SANTIAGO
DEL MAESTRO TIRSO DE MOLINA
(i) Intervienen además: Uriiuño, Lidoro; Pedro Bermüdez, Amete, Cai.ín, Moros.
(2) Es el mismo que Abenamar.
JORNADA PRIMERA 4'7
Payo. ¿En los demás no es igual lidiando, me alcance luego.
el peligro de la vida? Menos pesado es mejor,
Martín. Padre, y ¿después de perdida? pues mi padre me destierra,
Botija. ¡No ha preguntado muy mal así partiré á la guerra.
el mozo! Payo. Y si muestra más valor
Payo. Siendo por Dios el moro, y llega á las manos,
y por su rey, no se pierde. sin armas te ha de herir.
Botija. Pues yo he visto, Dios me acuerde, Botija. Ahí entra bien el huir.
y aun sois buen testigo vos, Payo. Son consejos de villanos
á un ciento y más de soldados los tuyos.
cantalles requiem amén. Botija. Lo que yo hiciera
Martín. Dice Botija muy bién. digo no más, que mi amo,
Payo. Pues iréis acompañados cuando corra como un gamo
los dos. será todo.
Botija. Ya cantó el cuquillo Payo. Considera,
por mí. ¿En qué pequé, señor, si de quien eres no das
que no conozco á Almanzor muestra, como buen soldado...
sino es para servillo? Botija. Sí dará, que es hombre honrado.
Payo. Allá le conoceréis Payo. Que no has de verme jamás.
cuando con Martín salgáis Caballo y armas te doy,
al campo. que es de los nobles la herencia.
Martín. En poco estimáis Martín. ¿Tan presto vuestra presencia
á un hijo. me negáis?
Payo. Bien lo sabéis. Payo. Llorando voy,
La guerra os despertará que es hijo al fin.
adonde echaréis de ver Martín. ¡Ah, señor!
que en ella os puedo querer ¿Cómo sin echarme os vais
cuando os aborrezco acá. la bendición?
Botija. ¿Qué ha de echar de ver, señor? Payo. ¿Lloráis,
Eso al amor contradice, Martín? Yo tengo temor
que el santo Evangelio dice de su vida. ¡Ay, hijo mío!
que nos tengamos amor. Mas ¿qué digo? Vaya y muera
Nuestro Señor Jesucristo antes que afrentarme quiera.
dice también en su historia.... Al Cid, mi primo, os envío;
Yo tengo linda memoria. hijo, imitaréisle vos,
Payo. ¿Qué dice? pues hay tanta obligación,
Botija. Pues ¿no lo ha visto? y alcánceos mi bendición,
Que el que el peligro buscare buen Martín, con la de Dios.
muera muerte supetaña. Botija. Écheme también á mi
Payo. ¡Hay simpleza más extraña! su bendición, y veremos
De quien el alma arriesgare, cuál entre los dos extremos
habla Dios, del cuerpo no, vuelve primero.
cuando por él se aventura Payo. Si en ti
la vida. vive de Sancha el amor,
Botija. Mucho me apura. como la fama pregona,
Como me quedara yo, ya ves que es otra amazona
diera por buena la ida. en hermosura y valor
y hade buscar, cuando quiera
rendirse al yugo amoroso,
ESCENA lII al marido valeroso.
Sale Alvaro con las armas.— Dicho.
La guerra, Martín, te espera:
haz en ella alguna hazaña
Alvaro. Las armas están aquí. por amante y por soldado,
Payo. ¿Trajiste el caballo? que después, volviendo honrado,
Alvaro. Sí. te dará nuestra montaña
Botija. ¿Y alforjas? Que sin comida infinitos parabienes
no alzaré los pies del suelo. en los brazos de tu esposa.
Payo. Este arnés has de llevar, Martín. Fortuna menos dichosa
hijo; procúrale honrar, es la que aqui me previenes.
que fué de Sancho, tu agüelo. Si mi tierno amor conoces,
Botija Mucho estas casacas pesan. ¿por qué te quitas, señor,
Payo ¿No hablas? ¿no me respondes? que en prendas de tanto amor
Martín. Ño, porque en el pecho escondes regalados nietos goces?
las crueldades que profesan Permite que Sancha sea
las fieras; no soy tan ciego ^ mi esposa, y mándeme luego
que no vea que me han dado que donde trocado en fuego
carga, con que el moro osado, el sol su carro posea,
COMEDIAS DE TIRSO DE MOLINA. —TOMO U 27
4i8 EL COBARDE MAS VALIENTE
viva entre bárbaros viles Martín. Pues di que brotando vienen,
ó adonde sauces y chopos sus bellas plantas hermosas
la borda cuajada en copos muchos claveles y rosas.
hilos de nieve sutiles. Botija. ¿No hay otras hierbas que tienen
¡Valientes fueron los godos, virtud para una ensalada?
su nombre á los siglos dieron, Cuanto pisa una mujer
espanto á Italia pusieron, luego dicen que ha de ser
mas no pelearon todos! ya la violeta morada,
Yo, que bien lo sabéis vos, lirio azul, blanco jazmín,
entre la paz me gobierno, bello adorno del verano,
porque soy... haciendo que sea hortelano
Botija. ¡Bobo es mi yerno! el cordobán del botín.
Es un ánima de Dios.
Por no matar un cochino
lo dejará de comer. ESCENA V
Payo. Mi voluntad se ha de hacer;
Sale Sancha.— Dichos.
ese es, Martín, el camino.
Si os es la guerra molesta Sancha. Martín: qué, por olvidarme,
y os volvéis, quiero advertiros ¿te vas á la guerra?
que saldrán á recibiros Martín. Asi
las garras de una ballesta. (Vo*«.) tuviera piedad de mi
quien de t¡ quiere apartarme.
ESCENA IV Como la mayor belleza
que en nuestro suelo español,
Dichos, menos Payo Peláíz. sirviendo de espejo al sol
formó la naturaleza
Botija. Ea, cerróse de campiña: tuviera celos de ti
¡No nos echara á la tarde cuando mi amor procuiara,
y no en ayunas! Aguarde. pues sabes que le negara
Alvaro. ¿Quién es? el corazón que te di.
Botija. ¿Cuándo se aliña Y porque no te parezca
jornada entre hombres cristianos lisonja, cuando mis labios
sin tocar de la dispensa? haciéndole al sol agravios
Payo, mi señor, ¿qué piensa? to que él matiza te ofrezca,
¿Somos cuerpos soberanos? pregunta en tu pejho hermoso
Alvaro. Los pueblos por donde has de ir al alma que te ofrecí.
que han de regalarte espero. Si parto, Sancha, sin mí,
Botija. Pues mientras llego al primero antes puedo estar quejoso
me puedo, hermano, morir; de que presa en tu poder,
hagamos la alforja yo y tú. mi alma á la tuya asida,
Alvaro. ¿Tú no ves que no hay lugar? me den tus ojos la vida
Adiós. para venirte á perder;
Botija. Tráguete la mar, pues, si habiéndome robado
criado de Belcebú. el alma, muerto quedara,
Fálteos, plegue á San Millán, mi padre no me ausentara
en poblado y en camino del sol que miro eclipsado.
casi el agua, todo el vino, Sancha. Y muerto, ¿qué habías de hacer
la carne os falte y el pan. en mis manos rigurosas?
Parece esta maldición Martín. El sol, padre de las cosas,
que me la han echado á mí. tiene divino poder
Martín. Amigo, vamos de aqui. para dar vida á las plantas,
Botija. Pidiendo están confesión y yo, como planta nueva
mis tripas. que á tus bellas luces prueba
Martín. No hay cosa alguna el ser á que me levantas,
en nuestra humana opinión pudiera, Sancha, decir,
que no tema con razón muerto en Fénix amoroso,
vaivenes de la fortuna. que era tu tema dichoso
Perderé á manos del moro que nace para morir.
sin saberme defender Sancha. ¡Oh, qué bien te has prevenido
la vida, para perder de que lisonjas no son!
con tiempo el fuego que adoro. Martín. Verdades del corazón,
Botija. Por lo que dices de fuego, ¿cuándo lisonjas han sido?
tu Sancha viene hacia acá Sancha. No te he visto tan discreto,
pisando hongos. ó por decirlo mejor,
Martín. Será tan amoroso pintor.
burla. Martín. Voy en tu ausencia sujeto
Botija. Pues, ¿soy yo ciego? á la muerte, y como suele
JORNADA PRIMERA 4i9
muriendo el cisne cantar, Sancha. Mira que dicen que tiene
quise agora celebrar Burgos, donde agora vas...
la mía. Martín. Pienso que celosa estás.
Botija. ¡Mucho nos niutle! Sancha. Eso mi amor te previene;
Señora Sancha, si gusta, si alguna mujer tocares
véngase su poco á poco. que no te abrases te digo.
Martín. Ya das de pesado en loco. Botija. Buen remedio.
Botija. Pues una mujer robusta Sancha. Dile, amigo.
no vendrá contando cuentos Botija. No hablar en caniculares.
á la sombra del rocín. Martín. Primero verás arder
Sancha. Como gustara Martín, las aguas, el aire, el fuego,
no me faltaran alientos y al sol de la lumbre ciego
para seguir á un soldado. precipitado caer,
Martín. ¡Que tal diga una mujerl y todo nuestro horizonte
Sancha. Para poderte volver sin las que á tu sol reservo,
el alma que tú me has dado vivir en el mar un ciervo
te quisiera acompañar, y un delfín en ese monte
que mal llevará la palma que yo te olvide jamás.
quien va á pelear sin alma. Sancha. Primero que yo te olvide,
Botija. Para es'o ¿hay más que sacar el tiempo, que el tiempo mide,
del purgatoiio un par dellas? le verás volver atrás.
Quédeme yo acá rezando Botija. Primero verás volver
y se las iré enviando. una lechuza que yo.
Martín. Tu amor te ha hecho importuna: Martín. Quien de tu luz me apartó
darás ocasión que diga no me concede lugar
el Cid que llevo á la guerra para que más me detenga.
afeminado el valor, Dame tus brazos, y adiós.
cuando entre espanto y rigor Botija. ¿Para abrazarse los dos
pienso matizar la tierra es menester tanta arenga?
con sangre morisca. Sancha. ¿Tantos rigores conmigo?
Botija. Aquí Martín. Sancha: adiós.
sin haber sido escolar Sancha. Adiós, Martin.
hay quien comienza á dudar Botija. Aliñemos el rocín,
de lo que has dicho. que mañana yo me obligo
M ARTÍN. ¡De mil que estas hembras tengan dueño
¿no sabes que á matar voy que un galápago soldado
mil moros? no ha de faltar.
Sancha. ¿Quién lo dudaba? Martín. Yo he quedado
Botija. Es verdad, no me acordaba, como el que en profundo sueño
Martín. Rayo de los moros soy. en dulces glorias gozaba
Botija. ¡Bien la medida le hinches! teniendo aquel bien por cierto;
Martín. Pienso matar, Sancha mía, pero, viéndome despierto,
diez mil moros en un día. echo de ver que soñaba.
Botija. Muchos son, aunque sean chinches. (Vansc Martín y Botija )
Martín. ¿Qué dices?
Botija. Que yo también
de un golpe, y tú lo verás, ESCENA VI
he de matar muchos más Sancha, sota.
como me los pongan bien.
Sancha ¡De un golpe solo! ¿Cómo podré yo acabar
Botija. ¿No basta? con mi amor, sufrir su ausencia?
SANCHa ¿Cómo? Imposible es la paciencia
Botija. Desta manera: en las que saben amar.
voilos poniendo en hilera Seguiréle, sin que intente
como si fueran de pasta, ver lo que me está mejor,
y con más fuerza que un toro, porque en contiendas de amor
dándole con un garrote muere el honor más valiente. (Vase.)
al primero en el cogote
topa en el segundo moro;
luego el tercero, sintiendo ESCENA Vil
el garrotazo que di, Salen el Rey y Bermudo por una parte, y el Cid,
cae sobre el cuarto, y así Nuño Laínez, Pedru Bermüdez y Ordoño por otra,
van topando y van cayendo. y acompañamiento.
¿Hay quien esto no le cuadre?
Esto es juntos y apretados, Rey. ¿Para ver á un rey salís
que si esperan apartados de tantos hombres armado?
venga á matarlos mi madre. Cid. Señor: hanme acompañado,
420 EL COBARDE MAS VALIENTE
si la verdad advertís, mostrad las heridas fieras,
aunque es gran dificultad sobrinos, á Alfonso agora,
que adonde llega primero que, si bien no las ignora,
la voz de algún lisonjero las juzgará por ligeras,
pueda caber mi verdad. que yo iré muy satisfecho
Y en prueba, Alfonso, que aqui, si dais para mi partida
con alma de engaños llena, un día por cada herida
os canta alguna sirena, de las que muestre su pecho.
basta no escucharme á mí. Ohdoño. Pues ¿tan caro ha de costar
Bermudo. i Al paso que sois guerrero que con sangre ajena y mía
os preciáis de mal mirado! se ha de comprar cada día
Cid. Callad vos, pues yo he callado de los que le habéis de dar?
el nombre del lisonjero. Nuño. Muy corta dais la licencia,
Mas, pues que vos desviáis cuando entre el despojo opimo
tan contra justicia y ley Alvar Fáñez, nuestro primo,
de las orejas del Rey queda cautivo en Valencia.
la verdad que me escucháis, P. Berm. Herido y preso quedó
sin duda que tenéis dentro por vos en sangrienta lid;
las mentiras que os escucha; merezca por él el Cid
acométenme en la lucha el término que os pidió. .
y hanme salido al encuentro. Rey. Doy á vuestro ruego aquí
Rey Advertid que estoy presente. nueve días y no más.
Cid. No temáis que muestre bríos, Cid. No fui tan corto jamás
porque los agravios míos en las victorias que os di.
llevo con serena frente. Desleal me habéis llamado,
No negará mi amistad si á alguno lo habéis oído,
el que más mi ofensa intenta, cuantos lo han dicho han mentido,
que yo perdono la afrenta y en esta campaña armado,
como al Rey trate verdad. cual noble hidalgo español,
Rry. Los que yo tengo á mi lado cuerpo á cuerpo los espero
me la dicen más que vos. desde que salga el lucero
Cid. Engañáisos ¡vive Dios! hasta que se esconda el sol.
Rey. A no haberos desterrado Y á no ser mi rey, es llano]
hiciera un nuevo castigo que me igualaran las leyes,
en vos; salios de mi tierra. pues sabes que muchos reyes
Cid. Si desta el Rey me destierra me han besado á mí la mano.
va está en su tierra Rodrigo. ¿Estes vasallos tenéis,
(Z>a unos pasos atrás.) Alfonso, y los desterráis,
Rey. De Castilla habéis de ir y ¡vive Dios! que os quedáis
en el plazo de tres días. con traidores?
Cid. Temeréis verdades mías, Rey. No me deis
pues no las queréis oir. á que os castigue ocasión,
Va partiré desterrado que hay fuerzas de rey en mí.
del reino; pero mirad Cid. Esas fuerzas yo os las di
que á hombres de mi calidad con mi guerr2ro escuadrón.
más término les han dado Aunque para hablar severo
para levantar su casa; basta que nombre tengáis
cuando desterrados van de rey, con que substentáis
á los ricos hombres dan al enemigo más fiero.
cuarenta días. Vos podéis hablar, señor;
Rey. No hay tasa pero no el que hablando lidia
en mi gusto; el plazo os niego. que llama, muerto de envidia,
Cid. Pues la ley también negáis, deslealtad á mi valor.
y claramente mostráis Ponelde freno en la lengua,
que de cólera estáis ciego, que son armas mujeriles,
pues ni en cuarenta podré, armas cobardes y viles
testigos mis infanzones, de nobleza y valor mengua.
cargar, señor, los pendones Rey. Pues yo gusto de amparallos.
que en vuestras guerras gané. Cid. Si tanto sabor os trueca,
No me neguéis lo que os pido, con las riendas de Babieca
por éstos, sino por mí, daré vuelta á castigallos.
á quien tantas veces vi Rey. ¡Cid!
defender vuestro partido. Cid. ¡Alfonso!
Oid, don Nuño Laín; Rey. Bueno está.
Pedro Bermúdez, llegad, Cid. No está, señor.
y en prueba de mi lealtad, Rey. ¿Qué decis?
para tan honroso fin, Cid. Rey Alfonso, esto que oís.
JORNADA PRIMERA 421
Rey. Vamos, Bermudo. este papel que le lleves,
Bermudo. El que va en cuyos renglones breves
con su rey disculpa tiene verá mi profundo amor,
si no responde. porque pienso en mis fortunas,
Rey. Es verdad; blasón del cristiano y moro,
id tras él, y procurad ofrecer al Sol que adoro
no andar sin él, que os conviene. postradas mis medias lunas.
(Vanse.) Alvar. ¿Dícelo el papel también?
Abenam. También el papel lo dice,
ESCENA VIII porque mi amor autorice.
Alvar. Muestra...
Salen Abenamar, Rey Aforo, Y Al.vaR FáñEZ Abenam. Denme el parabién
sin espada. las mismas glorias de amor.
(Rompe Alvar el papel .1
Abenam. Alvar Fáñez: no pretendo Alvar. Esto responde por mí
de tu persona el rescate, doña Sol.
aunque el mismo rey lo trate; Abenam. ¿Perdiste aquí
de que lo trates me ofendo. el seso? ¿Con qué valor
Vete en paz, y al rey, tu tío, se ha armado tu atrevimiento
dale este abrazo por mí. para tan gran desvarío?
Alvar. Jamás en bárbaro vi Alvar. No hubo más valor que el mío
tan piadoso señorío. que tu primer movimiento
Digo que en valor excedes castigó con divertir
á Alejandro. esa locura en que das,
Abenam. Al fin irás que á desvanecerte más
en casa del Cid, podrás fuera más dulce al morir
hacerme en ella mercedes. á manos de un tigre fiero
Alvar. Tú puedes, señor, hacellas que sufrir mi enojo y furia.
á quien se rinde á tus plantas. Abenam A un rey un cautivo injuria
Abenam. Tu puedes hacerme tantas, de quien ya vengarme espero.
que venga á ser rey por ellas. La muerte que ya te aguarda
Alvar. Pues ¿en qué las puede hacer te obliga á hablar desa suerte.
á un rey un soldado? Alvar. ¿Quién podrá darme la muerte
AbeNAM. (Aparte.) Dudo cuando mi voz te acobarda?
descubrilie el pecho. Pudo Pues te precias de soldado,
hoy conmigo merecer no te valgas de traiciones;
tanto tu valor... ¿Qué digo? arroja tus escuadrones;
Ya estoy ciego. como esté en el campo armado,
Alvar. No te entiendo. y porque acortes los plazos,
Abknam. En vano el alma defiendo prueba este brazo español,
del fuego que adoro y sigo. verás, sin que pare el sol,
Dícenme que Sol y Elvira, partir tu gente á pedazos;
del Cid, dos hijas doncellas, que del varón sabio y fuerte,
son, como los cielos, bellas. si en mí es la alabanza impropia,
Alvar. ¿A qué blanco el moro tira? todo el mundo es patria propia,
Abenam. Más que entre el bello arrebol infeliz ó adversa suerte.
de Elvira, divina aurora, Y quien en prisión sujeto
blandamente luce agora, permite mengua en su honor,
Sol, su hermana, como el sol. tiene al peligro temor
Alvar. Pues ¿qué me quieres decir lleno de infame respeto.
siendo moro, cuando es ella Mas bien sé que el no arrojarte
cristiana? á venganzas atrevidas
Abenam. Que es Sol muy bella. es por no perder las vidas
¿No me podrás permitir que sientes que ha de costarte,
que esto diga? pues matara mi furor
Alvar. ¿Por qué no, á tantos en tu presencia,
supuesto que no la ofendes? que no quedara en Valencia
Abenam. Piadosamente me entiendes. quien te llamara señor.
La fama, amigo, llegó Abenam Mal en los hombres parece
de su hermosura, de suerte, hablar.
que en veneno disfrazada Alvar. Engañado estás.
me dejó el alma abrasada. Dame una espada y verás
Tuviera á dichosa suerte cómo la lengua enmudece.
que tú le hablases por mí, La lengua, estando agraviada,
que ansí tu favor podría la honra tanto provoca,
vencer á mi cortesía. que revienta de la boca
Mas quisiera darte aquí por convertirse en espada.
422 EL COBARDE MAS VALIENTK
Abfnam. La que en la guerra perdiste que á El solo es bien agradezcan
con la libertad te doy, que en su ofensa no descubro
veré si ejecutas hoy mi espada y mi cruz bermeja.
lo que en la lengua ofreciste: Botija. ¿No llegas?
porque en la espantosa lid Martín. ' Tengo temor
donde te he de castigar de ver la grave presencia
quiero volverte á sacar del Cid; espanto me pone.
de entre los brazos del Cid. Botija. Si fueran moros, ¿qué hicieras?
Alvar. Con humilde cortesía Yo le diré que has venido.
mi libertad te agradezco Martín. Aguárdate, necio, espera.
y con mi espada te ofrezco Botija. Yo me arrojo. — ¡Ah, señor Cid!
lo que vale por ser mía. Ordoño. l'n corito á hablarte llega;
Vale una ciudad cercada, de lejas tierras parece.
y en pago de tu clemencia, Cid. Llegue en buen hora.
pienso ganarte á Valencia, Botija. Así sea.
y dártela por mi espada. (Vanse.) Martin. Si tanto temor me han puesto
sosegados en la iglesia,
¿qué será verlos lidiando
ESCENA IX al son de roncas trompetas?
Jamás me hubiera obligado
Salen Martín Peláez y Botija. de mi padre la presencia.
Botija. ;A buena ocasión llegamos, Cid. ¿Cómo no hablas?
que están haciendo novenas Botija No puedo.
á San Pedro pescador! Or¡. Despide el temor, sosiega.
Ponte muy firme de piernas, Di á lo que vienes.
habla gordo lo posible, Botija. Señor...
porque dicen que en la guerra venimos... soy de mi tierra
vale mucho un hombre ronco. y soy Botija también.
Cid. Pues ¿entre nosotros tiemblas?
Martín. En el alma el pecho tiembla Botija. Pues ¿no puedo yo temblar
de ver que á tales varones
un hombre cobarde ofrezca donde quisiere?
Martín. Mi afrenta
mi padre; la culpa es mía, va publicando su miedo.
y es bien que la pena sienta. Botija. Payo Peláez, bien se acuerda,
Botija. Ya salen en procesión, tuvo un hijo, y este hijo
y pardiez ¡que vienen hembras
con ellos! quieren decir malas lenguas
Martín. Serán mis primas, que salió travieso un poco,
Elvira y Sol. y salido, tenga en cuenta,
riñó su padre con él,
Botija. ¡Guarda fuera! después de muchas pendencias,
¿Sol se llama? Abrasará porque era acuchillador.
quien se abrazare con ella.
Martín. Desvíate á un lado, necio. Martín. ¡Divinamente lo enmienda!
Botija. ¿A un lado? ¿soy fartiquera? (i ) Botija. Por quítame allá esas pajas
le sacó una vez las muelas
á un barbero; pero fueron
las que colgaba á la puerta.
ESCENA X Díjole su padre entonces:
Salen el Cin, con pendón. Ñuño Laíii, Pedro vete, Martin, á la guerra,
Bermúoez y Ordo.ño.— Dichos. despidióse y despedíme,
y acá estamos todos.
Cid. Pendón bendecido y santo, Cid. Venga
hoy un castellano os lleva en buen hora mi sobrino.
por su rey mal desterrado, Martín. Porque á vuestros pies merezca
bien plañido por su tierra. nombre de vuestro soldado.
No ha hecho traición al rey Botija. ¿Venle aquí como una oveja?
por obra ni por semeja, Pues todo el año es así.
sino es que traición se llama Cid. El alma, Martín, se alegra
defenderle sus fronteras. de veros; seáis bien venido
Por lisonjas de cobardes á la militar escuela
busco las ajenas tierras, donde el honor se acrisola.
desde lejos arrojado, Martín. Quien goza vuestra presencia
que no osaren desde cerca. tendrá valor que le envidien
Pero agradézcanlo á Dios, las naciones contrapuestas.
Cid. Visitad á vuestras primas,
que Ximena yace enferma
(i) Asi en el original. Parece querer decir lakri- en Leon!
quera ó faldriquera. Martín. Voy á serviros.
/
i\
LA NINFA DEL CIELO
CONDESA BANDOLERA Y OBLIGACIONES DE IIONOR (O
(i) Hemos elegido este texto, manuscrito núm. i6.6o8,dc la Biblioteca Nacional, con preferencia al impreso,
por ser más antiguo, más completo y más correcto, aunque es ya refundición de una primitiva comedia, tal
vez de Tirso, titulada La Condesa bandolera. EI presente manuscrito, después de los tres títulos que da á la
obra, lleva estas p.ilabras: «(Todo es uno la historia de ella)».
El impreso, que es una comedia suelta, sin lugar ni año de impresión, pero que se conoce ser de fines del
siglo xvii ó principios del siguiente, en 4.°, á dos cois., y i6 h. sin paginar, signaturas A-D 2, lleva este titulo:
LA CONDESA BANDOLERA
COMEDIA FAMOSA DEL MAESTRO TIRSO DE MOLINA
Hablan en ella las personas siguientes:
Ninfa, Condesa. Laura. Un Correo. La Muerte.
Carlos, Duque. Tres Marineros. Un Soldado. Anselmo.
Diana, Duquesa. Alejandro. Dos Músicos. Un Barquero.
Roberto. CÉSaR. Julio. Hortensio.
Eroasto. Lesbio. Horacio. Camilo.
Alcino. POMPEYO. Un Angel.
Pondremos en nota las más principales variantes que ofrece, pues las secundarias son muy numerosas. De
las demás refundiciones de esta comedia damos noticia al principio del tomo.
(2) «pues gozas tus» en el impreso.
(3) El impreso añade esios versos:
«Un filósofo decía Tú entre robles y entre tejos
que sólo un bruto podía gustas de andar todo el año,
vivir en ella contento; siempre de la corte lejos,
que al humano entendimiento sin que te escarmiente el daño
agrada la compañía. ni te enfrenen los consejos.»
JORNADA PRIMERA 439
¿Cuándo el gusto en el servicio (i) con oficio que embaraza
pareció del dueño bien? y á tantos nobles destierra.
Porque es murmurar su oficio, Responderás que la caza
y estar quejosos también es imagen de la guerra,
de poca lealtad indicio. que es de todos opinión
Nuestros altos pensamientos para que gusto no atajen
desdicen de los intentos á los que de aquéste son;
que tenéis siempre vosotros, y yo digo que á esta imagen
y nunca estáis de nosotros tengo poca devoción.
satisfechos ni contentos. Siempre que siendo aprendiz
Somos, cuando no gastamos, del mar, que es danés Urgel,
miserables; cuando hacemos, me pongo el guante infeliz
grandezas, locos estamos, y luego el halcón en él,
si callamos, no sabemos; me considero tapiz
si somos graves, cansamos; y pienso que estoy colgado
la llaneza nos estraga, en la sala de un letrado
nada intentamos sin paga; entre David y Sansón.
no hay cuando más les obliga Carlos. ¡Extraña imaginación!
hombre (a) que verdad nos diga Roberto. Estoy como halcón templado
ni bien de balde nos haga; y pueden cantar en mí.
nunca tenemos amigos, Carlos. ¿Dónde dejaste, Roberto,
porque son nuestros criados nuestros caballos?
necesarios enemigos. Roberto Allí
Roberto. Serán los poco obligados, los dejé arrendados.
que los fieles son testigos Carlos. Muerto,
que te sirvo como un perro por socorrer al neblí,
en el cuidado (3) y lealtad, traigo el bayo.
siguiendo de cerro en cerro Roberto. Mi alazán
tu caza ó tu necedad, quiso correr por los vientos,
siempre en perpetuo destierro; y pienso que quedarán
que desto no he murmurado aguados como contentos,
por costumbre de criado, según cansados están.
de quien no hay señor seguro; Carlos. No hay que tener del halcón (i)
como hombre humano murmuro por esta noche esperanza.
por tu gusto desterrado. Roberto Ni aun de cenar, ques razón;
A ser las garzas, señor, de quien hace confianza
que venimos á volar en viento, castigos son,
mozas, no fuera rigor que como camaleones
de un Marqués de Mantua andar hemos de gastar del viento
hecho siempre cazador- donde tu esperanza pones,
pero una garza que al cielo que son torres sin cimiento
sube, ¿qué me importa á mí las alas de tus halcones.
que un neblí la abata al suelo Carlos. Ningún cazador parece
si mi apetito es neblí de los míos, y anochece
de más ordinario vuelo? á más priesa, ¿qué haremos?
Toda mi volatería Roberto . Buscar adonde cenemos,
es conquistar á Lucía que fortuna nos ofrece
ó á Marina, que jamás aquí una hermosa alquería,
se resistieron, y es más aunque en edificios creo
descansada cetrería, poco de la suerte mía
comer bienj cenar mejor, hipócritas del deseo,
haciendo después, señor, todo vista y fantasía.
de la gala y del paseo Carlos. No es bien la desautorices,
alfa neques del deseo que del dueño nos ofrece
y tagarotes de amor; esperanzas más felices.
y no andar de sierra en sierra (4) Roberto . Todo es ventanas; parece
edificio de narices.
(i) En el impreso se añade en lugar de este verso y Más que dormir me remedia (2)
del que sigue: á mí el comer, y habrá sido,
«Dime: entre iodos, já quién como dicen, vida media,
el contento y ejercicio
pareció del dueño bien,» ya que nos hemos perdido
(2) En el impreso «nadie». como reyes de comedia.
(3) «trabajo* en el impreso. (Dentro relinchos y alegría.)
(4) Desde este verso hasta el que dice: ««Dónde de (i) Este y los nueve versos siguientes faltan en el
jaste, Roberto», faltan en el impreso. Hay, en cambio, impreso.
después del «y tagarotes de amor» este otro: (2) Omitidos éste y los cuatro versos que siguen en
«Carlos. Deja el gracejar y di.» et impreso.
440 LA NINFA DEL CIELO
Llegue el día que aguardo, llegue el día, que más hermoso lugar
y en los brazos que adoro, regalada, te han dedicado.
descanse el afligido pensamiento. Ninfa. ¿Quién eres?
¡Carlos, Carlos! mas ¡ay, que abrazo el viento! Ángel. Un amigo, el más amigo
(Echase á dormir, y diceentre sueñas. que en tus sucesos tuviste;
¡Ay, gloría del amor, poco segura, que desde que tú naciste
qué poco á un desdichado el bien le dura! ha andado siempre contigo.
Si no me engaño, pienso que amanece, Ninfa. No te conozco.
y suena gente y música: ¿qué es esto? Angel Después,
Ceñidos vienen de diversas flores, Ninfa, me conocerás,
aunque no me parecen labradores. y si me sigues, tendrás
(Salen los labradores, íies Bailadores y van ca- bien de mayor interés.
yendo en el pozv, como lo dice NÍDt'a, al son de folias Ninfa. Ya seguirte no recelo;
o villano.) llévame á cualquier lugar.
Alrededor de un pozo, que está en medio Andel. Deja el ser ninfa del mar
de aquellas verdes hayas, que ya el día que has de ser ninfa del cielo.
distintas muestra ya todas las cosas,
se ponen á bailar ¡extraño caso!
cerca de un pozo, habiendo campo raso.
Uno de los más mozos que bailaban JORNADA TERCERA
cayó en el pozo, y los demás suspensos
se han quedado mirándole, y ahora
vuelven al baile y al primer estado ESCENA PRIMERA
olvidados de aquello que ha pasado.
Otro ha caído agora, y se suspende Ninfa sola.
el que ha quedado, cual la vez primera;
ya éste vuelve á bailar; no los entiendo, Humanos desengaños,
en lo que paran contemplar pretendo. hacedme solamente compañía,
El último ha caído, y yo presumo y vosotros, engaños
que debe de ser burla, y que es el pozo del mundo, allá os quedad desde este
fingido al parecer; llegarme quiero basta lo que dormidos [día;
y ver si dentro están, como han caído, á la verdad tuvistes mis sentidos.
todos los que bailaban de esta suerte. Como culebra quiero
para otra nueva vida renovarme,
donde clemencia espero,
ESCENA XVI si acierto de una vez á desnudarme
Asómase por el po$o y aparécese la Muerte. del hábito que ha hecho
la vil costumbre de mi ingrato pecho.
La Muerte. (K<ise quitando las armas, el ristre y
bonete, y yalos colgando de las ramas, de
¿Qué buscas en el pozo de la muerte? algún clavo á propósito.)
Ninfa. Quedad por estos pobos,
¡Válgame el Cielo! ¿Es sombra del abismo, bárbaros instrumentos de la muerte,
ó es sueño? No; que esta medrosa imagen de insultos y de robos,
con mis ojos he visto. En esta selva que con el dueño de la misma suerte
debe de estar mi muerte y mi desdicha. merecistes castigo
El cielo me persigue, y no sin causa á no tener el cíelo por amigo;
en ella me he perdido. Grandes culpas á cuya hermosa cara ( i )
cometí contra el cielo, pues que tengo los vergonzosos ojos alzo apenas,
á cargo tantas vidas, tantos robos. viendo que, aunque me ampara,
Todo es sombras y miedos cuanto miro; tantas ofensas de crueldades llenas
no me puedo salvar, ya está cerrado contra él he cometido,
de mí sentencia el último proceso; á quien piedad de tantas culpas pido.
amigos y enemigos me persiguen, Volad, plumas, al viento,
cielo y tierra: ¿qué hare, que ya no puedo galas del loco abril de mis antojos,
en cuanto mira el sol estar segura? y las del pensamiento
Desde aquí se ve el mar; este peñasco sirvan para traer agua á mis ojos;
triste teatro de mi muerte sea, y queden los cabellos
de tantos enemigos ofendida, para esconderse mi vergüenza en
porque ninguno triunfe de mi vida. Monte, en lo más espeso [ellos.
de tus obscuras lóbregas moradas,
á un güésped nuevo, á un preso
ESCENA XVII recibe entre las ramas intrincadas
Va á arrojarse y sale un Anoel y detiénela .
AnGei.. Ninfa, no te' desesperes, (i) Faltan éste y los cinco versos siguienics en
que no has de serlo del mar, el impreso.
JORNADA TKRCERA 457
del laberinto tuyo, Carlos. Que Ninfa es muerta.
que en ti, á Dios me presento y resti- Roberto. Señor:
Perdóname, entretanto [tuyo(i). siempre recela el amor
que tu soledad santa reverencio, el más dañoso suceso;
si violare con llanto que el amor todo es recelos
y debidos suspiros tu silencio. en las sospechas y celos,
Carlos. (Dentro.) ¡Ninfa, Ninfa! en la ausencia, en el desdén,
Ninfa. Ya es tarde. hasta que seguro el bien
Del mundo, Carlos, huyo; Dios te corre al engaño los velos.
[guarde. Carlos. Roberto: espera.
(Vase.) Roberto. ¿Qué dices?
ESCENA II Carlos. ¡Son antojos del deseo
Salen Carlos y Roberto. de mis venturas felices
lo que en estas ramas veo!
Carlos. ¡Ninfa, Ninfa! Roberto. Serán hojas y raíces.
Roberto. ¿Dónde vas, Carlos. No es sino Ninfa, Roberto,
siguiendo, Carlos, el viento? ó el deseo me ha engañado.
¿No miras que es por demás Roberto. Eso será lo más cierto.
aunque asi á tu pensamiento Carlos. ¿No es aquel ristre bordado
alas sin provecho das? y aquel bonete cubierto
¿Dequé sirve ninfear de plumas prendas dichosas
por la tierra y por la mar, de su beldad celestial?
si te la ha escondido el cielo Roberto. Hoy en tu centro reposas.
ó se la ha tragado el suelo Carlos. ¡Ninfa, Ninfa!
y no te la quiere dar? Roberto. Al viento igual
Toda una noche y un día exceder sus plantas osas,
hemos andado tras ella que debe de huir de ti,
llamándola. pues no responde á las voces
Carlos. ¡Ninfa mía! que le has dado desde aquí.
¿dónde estás? Carlos. Mal un amante conoces. —
Roberto. Culpa tu estrella, Mi bien, aguarda; ¡ay de mí!
pues yendo en tu compañía Como sombra me has burlado
supiste tener tan poco cuando te toqué engañado.
cuidado que... Roberto. Como delincuente ha sido
Carlos. Yo estoy loco; que de tus manos ha huido
Roberto: no me des más y la capa te ha dejado,
pesares. porque hacerte toro á ti
Roberto. ¿No me dirás fuera la comparación
el fin, si no te provoco más pesada.
á enojo también, adonde Carlos. Estoy sin mí;
vamos hechos caballeros ciertas mis sospechas son.
andantes? Carlos: responde. Roberto, ¿Cóma?
Carlos. Tras los hermosos luceros Carlos. A Ninfa han muerto aquí,
de Ninfa. ó la está despezando
Roberto. Si los esconde alguna fiera; yo voy
el cielo para alumbrar pasos por su sangre dando.
con ellos la tierra y dar Roberto A Píramo y Tisbe estov
al sol rayos y arrebol, en Ninfa y en ti mirando.
Carlos, pídelos al sol, Carlos. Su misma muerte has de ver.
que no los podrá negar, Arboles que habéis de ser
que entre sus rayos dorados de mi desdicha testigos,
por su resplandor divino á un triste mudos amigos
estarán aposentados. si amigos puede tener;
Carlos. ¡Ay, Roberto, que imagino peñas duras, troncos huecos,
que están sin luz y eclipsados! cuevas lóbregas, sombrías,
Roberto. ¿Qué quieres decir en eso? monte oscuro, prados secos
Que no te entiendo, confieso. á quien da lenguas tardías
el aire de vuestros ecos;
escasas y turbias fuentes,
(i) En el impreso, después de este verso, siguen arroyos que sois serpientes
estos otros: desta cumbre despeñados,
«Arrugadas cortezas primero hielos atados,
sean mis coleaduras de damascos; ya desatadas corrientes;
sírvanme tus malezas ansí todos os veáis
platos de hierba en mesas de peñascos, con lo que más deseáis
y denme, entre esos troncos, por la generosa mano
cania de campo tus silvestres troncos.» del sol rubio y del verano,
458 LA NINFA DEL CIELO
Barquero.
ESCENA IN
¿Quieres
pasar, mujer, el río? Sale el Barquero arrastrando á Ninfa de los cabellos
Ninfa. por el tablado.
Sí, quisiera,
que me importa pisar la otra ribera. Ninfa.
Barquero. ¡Que me ahogo, piedad!
Entra en la barca, pues. Barquero.
Ninfa. No saldrás, Ninfa,
No tengo cosa con lo que intentas esta vez, ni el cielo
que darte. ha de poder librarte, ni ese viejo
Barquero. Anselmo, mi enemigo. ¡Muere, ingrata!,
que el mismo á quien serviste ése te mata.
Eso no importa, si eres pobre. No has de lograr la penitencia ¡muere!
Vamos, camina aprisa.
pues has sido mi esclava en mi servicio,
Ninfa. que no te has de alabar de la vitoria
El bien te sobre. (Vanse.) del haberme dejado á tan buen tiempo.
462 LA NINFA DEL CIELO
(i) Este y los tres versos que siguen faltan en el (i) También éste y los tres que le siguen.
impreso. (2) En el impreso: «que a las vistas vengo asi».
464 LA NINFA DEL CIELO
ESCENA VI Lelio.
Bella Efigencia, si por vos no obligo
Salen Lelio y Marcio. á vuestra madre, sin remedio quedo.
Vuestro padre murió; Fulgencia hermosa
Lelio. os pujde remediar siendo mi esposa.
He publicado que Lisauro es muerto Efigencia.
y por Venccia corre aquesta fama, Dcbéisme, Lelio, tanto, que he antepuesto
tanto que no hay persona que por cierto á mi difunto padre vuestro gusto;
no la publique. mi madre por mi causa...
Marcio. Lelio.
¡Pobre de quien ama! Decid presto.
Lelio. Efigencia.
Antes espero así salir al puerto En medio de sus penas y disgusto
de mi esperanza y obligar mi dama admite vuestro amor casto y honesto.
á que, muerto su esposo y mi enemigo,
su mal remedie por casar conmigo. Lelio.
Fingiré desposarme en secreto, ¡Oh nueva venturosa, oh premio justo
que en público, recién muerto su esposo, de Jacob por Raquel perseverante!
querrá guardalíe el luto y el respeto ¡Oh venturoso fin de un firme amante!
á las lenguas del vulgo licencioso; Efigencia.
y si una vez mi amor pongo en efecto
y aplaco aqueste fuego riguroso En respuesta del vuestro, Lelio, envía
que entre esperanzas leves, entretengo este papel, no de su propia mano,
gezo á Fulgencia y á mi hermano vengo. que no quiere dar muestras en un día
tan grandes, que su amor llaméis tirano;
Marcio. pero bastan que vengan de la mía.
La traza es extremada, aunque indecente Lelio.
á tu valor. ¡Qué tal escucho, cielo soberano!
Lelio.
Marcio.
¿Decencias, Marcio, pides?
¿No sabes que es amor guerra inclemente ¿No te lo dije yo? ¿Ves como el oro
y que en guerra son lícitos ardides? enjuga perlas?
No repares en ése inconveniente Lelio.
si con la vara del peligro mides De contento lloro.
el que corre mi vida en verdes años, Efigencia.
si á Fulgencia no gozan mis engaños. Este diamante solo que ha quedado
Aquí sus ojos vierten el tesoro perseverante entre la mucha hacienda
de las Indias del Sur de su hermosura que nos hizo quitar Dux y Senado,
por su fingido muerto; aquí la adoro, sin que su amor permita que se venda,
y aquí mi amor su libertad procura. también os le presenta
Marcio. Lelio.
Quien llora perlas, si con lienzos de oro Ya he llegado
enjuga el llanto, juzgara aventura al colmo de mi dicha; ¡oh rica prenda!
por quien el oro la ofreció el verterlas, no por la clara luz que en ti el sol cría,
porque son muy parientes oro y perlas. sino por el valor de quien te envía
Pero á E Agencia, que á su madre imita la boca pongo en ti una y mil veces.
en la virtud, belleza y en el llanto, Efigencia.
sale al encuentro.
Fué la joya primera que mi padre
la dió, y en fe que suceder mereces
ESCENA VII en su amor y lugar, la da mi madre.
Sale ErigeNCla.— Dichos. Lelio.
Esta cadena toma, pues me ofreces
Efigencia. tal dicha, tanto bien; y porque os cuadre
Amor: ¿cómo no os quita mi gozo á todos; escuchad ahora
el poder que tenéis tormento tanto? lo que escribe Fulgencia mi señora.
¿Al que mató á mi padre y solicita (Lee.) «A tanta perseverancia vuestra y desdi
a mi madre adoráis? ¡Parece encanto! cha mía no me puedo persuadir sino que el
Un padre muerto lloran mis desvelos; cielo está de'vuestra parte y quiere que, muerto
Lelio me causa amor, mi madre celos. mi señor y esposo, sucedáis en su lugar y amor.
Pero presente tengo á mi enemigo, Temeridad será el resistille; mas sólo os su
si así llamar á quien adoro puedo. plico deis lugar á que el sentimiento y luto
Amor enredador, sed vos conmigo, cumpla con la obligación que le tengo y con
que me importa la vida cierto enredo. las lenguas del vulgo, que bien podéis entrete
JORNADA TERCERA 485
ner deseos con esperanzas tan ciertas como la Quiérole mucho; á mucho, amor, me atrevo;
firmeza de este diamante, única prenda y bien grande es mi ingenio, pero provechoso;
estimada de mi primer esposo y ahora del que pues si es mi dueño Lelio, de Lisauro
ha de serlo segundo. No escribo de mi mano, guardo el honor y su valor restauro. (Vase.)
porque hasta dárosla tiembla de vergüenza.
Guárdeos el cielo y hágaos más dichoso que ESCENA IX
vuestro antecesor. Vuestra,
Fulgencio.» Salen Julio y Decio y Candado asido.
¡Oh letras venturosas, breve suma Julio. De Lisauro sois criado
de la vitoria que mi dicha pinta! y cómplice en su delito.
¡Bendiga el cielo al que inventó la pluma, Candad. Lo primero yo lo admito,
el que el papel halló, letras y tinta; lo segundo os ha engañado;
jamás el tiempo viciador consuma porque yo ni á nadie he muerto
su nombre ilustre, sino que en sucinta ni hice tal bellaqpería.
y breve historia en bronce esculpa y grabe Decio. ¿No huísteis con él el día
su nombre ilustre y su memoria alabe! que dió muerte á Filiberto?
Marcio. Candad. ¡Válanos Dios! Yo no huí,
A tu dama celebra y deja ahora sino viendo que quedaba
las letras, el papel y su alabanza. sin amo y que él se escapaba,
á mi aldea me volví,
Lei.io. y ahora traigo carbón
¿Que Fulgencia, Efigencia, es mi señora? que vender.
¿Que el premio ofrece ser de mi esperanza? Julio. Venga al Senado,
A no temer el alma que la adora que eso es mentira.
los daños y el rigor de una tardanza, Candad. (Aparte) Candado:
perdiera el seso quien su amor contempla. ya estás en la tentación.
Efigencia. Julio. El Dux lo manda; ea, andemos.
Por eso el gusto con pesares templa;
pero no tanto, Lelio, que te impida ESCENA X
el hablalla esta noche; si la ruegas
que de la luna el resplandor despida, Salen Lelio y Marcio. — Dichos.
y, pues amor es ciego, venga á ciegas, Lelio. Marcio: no ama quien es cuerdo;
yo haré que á una ventana prevenida de contento el seso pierdo.
puedas hablalla, si á las doce llegas Marcio. El amor todo es extremos.
con la traza que pide el que es discreto. Lelio. ¿Qué es esto?
Lelio. Candad. Señor: yo soy,
Solícito vendré, solo y secreto. ó fui, si á decirlo acierto,
Efigencia. criado antaño del muerto
Lisauro; hele visto yo
Pues vete ahora, y quita inconvenientes finar, y vengo á cobrar
de quien aquí te viere tan contento. lo que el Dux ha prometido
Leljo. á quien hubiere sabido
Bien dices; tus consejos son prudentes, su muerte. Entré en el lugar
grande er. mi obligación, un casamiento y, apenas en él me vi,
ilustre te prometo. Adiós. (Vase.) cuando aquestos dos alanos
me echaron tmbas las manos;
hacen presa y pinta en mí.
ESCENA VIII Lelio. ¿Morir á Lisauro has visto?
Efigencia, sola. Candad. Sí, señor, por estos ojos
que tien de comer gorgojos;
No intentes ya habrá cenado con Cristo.
darme otro esposo sino el que yo intento, Lelio. Marcio: ¿hay ventura mayor?
que es á ti mismo. Amor ciego y desnudo, ¿Que la muerte que he fingido
• á enredos ciegos das un ciego nudo. verdadera haya salido?
Adoro á Lelio, y finjo que mi madre Marcio. Está de tu parte amor;
por esposo le admite, cuando llora no me espanto.
más que Aganipe por mi muerto padre, Lelio. En mi servicio
y más que por Memón la fresca Aurora. quiero que estés desde hoy;
En su nombre escribí, que aunque me cuadre dueño de Fulgencia soy
fama y nombre, desde hoy, de enredadora, y ser tu dueño codicio.
ya sabemos que amor no tiene hazañas, Que si á Lisauro sucedo
sino solos enredos y marañas. y es mi esposa su mujer,
El diamante la hurté, que, en fin, no es nuevo de;de hoy le he de parecer
ser ladrón el amor; si á ser mi esposo en todo.
le obligo, aquesta noche el premio llevo Candad. Con vos me quedo.
que merece un ingenio cauteloso. Mas ¿qué decís de Fulgencia?
4^6 EL HONROSO ATREVIMIENTO
Diego. Juancho: las muías volando nos queda, no hay una legua
saca de León aprisa si ya no me acuerdo mal.
al camino de Rioseco. Rodrigo. Sabe, pues, que es arenal
Juancho. ¿En ayunas? este que pisamos.
Diego. Qué, ¿aún porfías? Luis. Tregua
Juancho. Lleva el diablo las muelas pone al cansancio el gozar
que tienes si no ejercitas. (Vase.) destos árboles y fuentes,
Uno. (Dentro.) Saquen luces á esas rejas. cuyas honradas corrientes
Otro. A don Pedro, ¡gran desdicha! aun no saben murmurar.
han muerto. Cuando pasé por aquí,
Otro. Por aquí van. mis hijos, aun por criar,
Diego. La confusa vocería sin madre á quien apelar
nos cerca; ponte en mis brazos, de mi ausencia, iba sin mí.
que en la diligencia estriba La yegua que me llevaba
nuestro remedio. dos mil veces maldecía,
Ana. ¡Ay de mí! y al paso que ella corría
Hermano: salva tu vida, mi corazón arrancaba.
que yo no importo. ¡Cuántas veces por los dos
Diego. Acabemos. hijuelos quise volver!
(Cógela en brazos.) Y lo hiciera á no tener
¡Adiós, pues, ciudad antigua; temor y respeto á Dios.
adiós, casa solariega, Envidia á tener llegara
que mis pasados tenían del muerto, y al mismo punto
por defensa, por sagrada, su rostro heíado y difunto
que mi fortuna me obliga recelé que me llamaba.
que deje vuestras paredes! Veinte años ha que partí
Ung. (Dentro.) Por acá. desta ciudad, y otros tantos
Dieqo. Mas si porfía ha que entre tristeza y llantos
Diego Hurtado de Mendoza, á mis desdichas nací.
que sus blasones no olvida, No he sabido de mi casa
clavará un clavo en su rueda en este tiempo, y de mí
por que pare en sus desdichas. no han sabido.
(Vanse.) Uno. (Dentro.) por aqu¡,
Otro. Seguidlos.
Diego. (Dentro.) ¡Ah, suerte escasa
ESCENA VI
que me persigues!
Salen Don Luis Hurtado de Mendoza y Rodriuo, Luis. ¿Qué es esto?
criado, y otros de camino; Don Luis con hábito de Rodrigo. Como ya va amaneciendo
Calatrava. un hombre admiro corriendo,
señor, hacia aqueste puesto.
Luis. Rodrigo: dile al cochero Luis. Voces distintas escucho.
que por allí era mejor, Otro. (Dentro.) Ataja; por aquí van.
que éste es mal paso.
R odrigo. Señor,
sabe... ESCENA VII
Luis. Rodrigo, no quiero; Sale Don Dieoo con Doña Ana.— Dichos.
déjame ver este campo
que ha veinte años que deje. Diego. ¿Dónde, desdichas, Irán
Rodrigo. La noche lo impide. mis pasos? Pero no es mucho,
Luis. A fe si de vosotras nací,
que adonde la planta estampo que me persigáis. ¿Qué es esto?
he venido más de dos En más peligro estoy puesto;
veces á cazar, y allí ya la esperanza perdí.
diviso, sí, ya la vi, Ana. Diego, procura librarte.
la casa, ¡válgame Dios, Diego. Sin ti, ¿cómo he de poder
cuánto me alegro de vella! dejándote á perecer?
de placer de don Rodrigo. Ana. El corazón se me parte.
Fué mi verdadero amigo; Luis. ¿Quién va allá?
todo el tiempo lo atropella, Diego. Un cuerpo sin alma
pues murió en la juventud á quien persigue la muerte,
de su edad, buen caballero, y como el alma le falta,
de cuya desdicha infiero aunque le mate, no muere.
que también en la quietud Mas ¿quién lo pregunta?
llega presto el ramalazo Luis. Un alma
de la muerte. Este arroyuelo que á buscar su cuerpo vuelve,
me ha servido de consuelo. que ha días que le perdió
Ya á León corto pedazo y no vive hasta tenerle.
ACTO PRIMERO 495
Diego. La risa de la mañana, Luis. Tomad, señora, mis brazos,
que sólo en esto parece que, como padre, os ofrecen
que me es el cielo propicio, defenderos y serviros.
ilustre señor, me advierte ¿Cómo os llamáis?
vuestro venerable aspecto; Ana. Si mi suerte
que aquesas sondas de nieve me hubiera dado ventura,
son el iris que bonanza de noble sangre deciende,
á mis naufragios promete. Ana Hurtado de Mendoza.
Esa cruz que os cruza el pecho Luis. Ea, las lágrimas no pueden
me anima, porque no puede dejar de salir. Rodrigo,
pecho con tan nobles armas ve al punto que el coche espere
no ser piadoso y prudente. y mete aquesta señora
Soy noble, aquesta es mi hermana; en él, y por que no lleguen
mujer sabia, ilustre y fuerte, á conocerla, un volante
afrenta de las pasadas, cubra su rostro, y advierte
envidia de las presentes; al cochero, si llegasen
de vos me atrevo á fiarla, á reconocer, que siempre
seguro que un noble siempre digo que es doña Ana mi hija
de honor favorece y honra y que al camino atraviese
á quien dél quiere valerse. de Oviedo, que no he de entrar
Si vais á León, os pido ya en León.
que procuréis que no lleguen Ana. El cielo aumente
á vengarse mis contrarios tu vida.
con su infamia ó con su muerte, Rodrigo. Vamos, señora.
metedla en un monasterio; ¡Confuso voy!
si vais á otra parte, denme ÍVanse Doña Ana y Rodrigo.)
vuestros labios la noticia,
para que, si el cielo quiere
librarme, vava á serviros. ESCENA IX
Luis. Caballero, tiempo es este Don Luis solo.
en que no importan palabras;
el rey me ha hecho mercedes, ¿Qué me quieres
en premio de mis servicios, fortuna? ¿cómo dispones
de que en Oviedo gobierne mis desdichas desta suerte?
su distrito, y voy ahora ¿Cuando pensé que venía
á tomar posesión; quede entre los brazos alegres
por mi cuenta la opinión de mis hijos, los apartas
desta señora, que en este de mis ojos y previenes
punto la he constituido otras mayores desdichas?
por mi hija, y aunque pese Cánsate ya de ofenderme.
al mundo, la he de amparar Bien me pareció el rapaz.
aunque mil vidas perdiese. alentado es y valiente,
Con esto partid seguro; es hijo de buena madre.
mirad que llega la gente. ¿Qué le obligará que deje
Diego. Guárdeos el cielo. su casa? ¡Qué confusión!
Luis. Acabad, Dios te libre y Dios te lleve
avisadme á Oviedo. á mis ojos. La rapaza
Diego. Queden es como un oro y parece
mis esperanzas con vos, varonil. ¡Dios me la guarde!
que si el tiempo les concede Uno. (Dentro.) Ataja, que ya está cerca.
á mis desdichas alivio, Otros. Por aquí, por aquí.
que me prodiguen y ofenden,
Diego Hurtado de Mendoza
pagará tantas mercedes. (Vase.) ESCENA X
Sale Juancho con dos frenos y ¡a espada desnuda.
ESCENA VIll Dicho.
Luis. Después.
Ana. Besaré tus manos
dos mil veces. ACTO TERCERO
ESCENA XIX ESCENA PRIMERA
Sale Rodrigo.— Dichos.
Salen Toribia, Don Alonso y tres más
Rodrigo. Ya está aquí
la yegua. Alonso. Pues ¿qué te obligó á decir,
Ana. ¡Cielos sagrados, pastora, que eras doña Ana?
tal suerte en tanta desdicha! TORIBIA. A ser vos mi confesor
Luis. ¡Vamos! [Vansey luyansela.) podiera decir la causa;
mas ¿qué mayor la queréis
que mirarme ataviada?
ESCENA XX Con don y unos atavíos
LrcÍa sola. á cualquier mujer honrada
la sacan de sus casillas.
¡Hábrame en entrando! Alonso. ¡Oh, nunca saliendo el alba
Hoy despacha el viejo verde; desengañara las dudas
paidicz, lindo lance ha sido. de mi dichosa venganzal
¡Hola, bao! que se la lleva. Toribia. Dalde á los diabros, que á todos
¡Oh Mendo, oh señor, oh Sancho! mos mata y mos desengaña,
de que he podido escurrirme.
ESCENA XXI Pero ¿quién, por mi desgracia,
la seña os dijo?
Salen por una puerta Don Diego y Juavc.iio, y por Alonso. Es refrán
otra Sancho.— Lueía. que acostumbro; y como á tantas
Sancho. ¿De qué das voces? ¿qué ha habido? voces nadie respondió,
Di rgo. Alguna desdicha aguardo. pareciendo que callaban
Lucía. ¡Que se llevan á doña Ana! ó por temor ó por sueño,
Diego. ¿A quién? acaso lo dije. Extraña
Sancho. ¿A quién? manera de vestir: ¿cómo
Lucía. ¡San Hilario! os pusiste las enaguas,
(A Diego.) labradora, desa suerte?
¿Vos estáis aquí? Toribia. Decidme: ¿cómo se llaman?
Diego. Aquí estoy. Alonso. Enaguas.
Lucía. Pues otro «hábrame en entrando» Toribia. ¡Líbreme Dios!
se lleva á Toribia. Cab. i.° ¡Graciosa es la labrador;.!
Sancho. ¿Mi hermana? Alonso. Y tiene extremada cara:
Diego. ¡Cielo santo! ya que hemos errado el tiro,
¿Qué desdichas son aquéstas? entretanto que descansan
Juancho ¡Bien habemos negociado! los caballos, recostaos,
Diego. Pues ¿quién se lleva á doña Ana? que aquestas umbrosas hayas
Lucía. Ese viejo á cuyo cargo serviran de pabellón,
vino aquí. cuando os ofrece la cama
Diego. ¡Ah falso, ah traidor! huésped, si bizarro Abril
Sancho. Y á mi hermana, ¿por qué ó cuándo ella florida y bizarra.
la llevan? Toribia. Todos podremos hacerlo,
Lucía. Eso no sé. que, pardiez, de buena gana
Sancho. ¿Y quién hué? durmiera yo á sueño suelto
Lucía. «Hábrame en entrando.» como un lirón.
Diego. Juancho, vengan esas yeguas; Cab. i.° ¡Linda gracia!
ponte en una al punto, Sancho, ¿Piensas dejarnos durmiendo
que yo en estotra tras ellos y en un caballo serrano
al viento ligero igualo; tomar las de Villa Diego?
busca á tu hermana, que yo Toribia. Nunca malicias os faltar,.
busco la mía. ¿Pues eso había de hacer?
Sancho. Yo parto Yo os empeño mi palabra
sin alma, pues que el honor que heis de echarme menos cuasi
y el amor me han robado. me vaya.
Lucía. Adiós, Juancho. Cab. 2.° Bien lo declara;
Juancho. Adiós, Locía, mas será después de ida.
que allá me llevas mi amo. Toribia. Pues ¿cuándo?
Lucía. Si encontrares á Toribia Cab. 3.° Denle una estampa
dile... por el aviso.
Juancho ¿Qué? Toribia. Y sepamos,
Lucía. «Hábrame en entrando.» si yo no soy de importancia
ACTO TERCERO 507
ni en nada les he ofendido, Toribia. ¿Pensabas que aunque aldeana
¿qué me quieren? rústica, en aquesas sierras,
Alonso. Que te vayas; entre sus peñas criada,
mas será después... no tengo valor ni manos
Toribia. ¿De qué? para defender osada
Alonso. De que sepas que me abrasas. el honor, preciosa joya,
Toribia. Pues apártese de mí. vivo caratiel del alma?
Alonso. Será apartarme del alma. Engañáisos, que en defensa
Toribia. Pues ¿quién se la tiene? suya os mataré.
Alonso. Tú. Alonso. Ya pasa
Toribia. ¿Dónde? de locura, lo que emprendes,
Alonso. En esa hermosa cara. y por esa misma causa
Toribia. El alma de todo un cuerpo te he de gozar, ó la vida
¿cabe en mi cara? has de perder.
Alonso. Serrana: Toribia. ¡Brava hazaña,
en esos ojos la tienes. para un nobre caballero
Toribia. Aunque fuera de avellana es ensangrentar su espada
es imposible caber. en una humilde mujer!
Alonso. Ese donaire me mata Mas no importa; ensangrentadla
sin piedad y sin justicia, si podéis, que ¡vive Dios!
que eres dueño de mi alma; caballero de mohatra,
que esos labios de coral que teniendo de mi parte
y esas mejillas de grana la razón que me acompaña,
me tienen muerto de amores la nobre sangre que heredo
y que me abraso, serrana, pienso haceros mil tajadas,
por servirte. que los galanes de hogaño
Toribia. Gloria á Dios, gastan en calzón y mangas.
que entramos en la posada; Embestí.
ya no hay que pasar de ahí. Alonso. ¡Viven los cielosl
Alonso. Pues ahora sólo falta que en esta ocasión me holgara
que, pues el sitio convida, que en tu defensa tuvieras
conmigo no seáis ingrata; quien estorbar ¡atentara
vamos, gozaré tus brazos. mi gusto. Acabad, ¿qué es esto?
Toribia. ¿Gozarme? Aqueso no es nada; Si se defiende, matadla.
mire si quiere otra cosa; Sancho. No matarán, que aquí está
el hombre es práctico. quien, saliendo á la demanda,
Alonso. Acaba: os cumplirá ese deseo.
¿no te determinas? Pues Toribia. ¡Hermano, toquen alarma:
considera que á tu casa muera esta gente roín!
no has de volver si primero Alonso. Agora saco la espada
no haces mi gusto. para castigarte.
Toribia. (Aparte.) j Mal haya Cab. 2.° Huid.
mi desdicha y no tener Sancho. ¡Huid vosotros, canalla!
en aquesta ocasión armas! Hayo seré de esas vidas.
Alonso. Quedaos vosotros ahí. (Mátenlos á cuchilladas Sancho y Tori
Vamos, mi bien. bia.)
Toribia. ¿Esto pasa? (Aparte.) Cab. 3.° Esos caballos desata;
¿Ello no puede ser menos? ¡huyamos!
Alonso. ¡Por ningún caso! Alonso. ¿Qué es esto? ¿ahora
Toribia. Pues vaya una espada os acobarda?
con el diabro. Cab. i.» ¡Pica!
Alonso. Vamos, pues. Cab. 2.° ¡Correl
Loco voy. Cab. 3.° ¡Vuela!
[Van andando,)' al pasar por junto á Alonso. ¡Cielos!
los criados, Toribia le quita la espadad si no vengo injurias tantas,
uno.)
Toribia. ¡Fiera canalla! ¿para qué quiero la vida. (Vanse.)
Amansad vuesos deseos
con la punta desa espada.
Alonso. ¿Qué intentas, bárbara? ESCENA III
Sancho y Toriiia.
ESCENA II Sancho. Al viento ligero igualan;
Sale Sancho Díaz.—Dichos. mas ¿por qué culpo la suya
si tu ligereza es tanta
Sancho. Creo, que, atropellando respetos
si la vista no me engaña, de tu sangre y de tu casa,
que llegamos á buen tiempo. como una infame ramera
5o8 HABLADME EN ENTRANDO
PERSONAS
J
JORNADA PRIMERA 5i7
experimentar debidas de vuestra ley; y en despojos
abstinencias en la ley de sus vencidos arrojos,
para conseguir la dicha con la debida humildad
de ser amado de Dios. os doy mi virginidad,
Bodoque. Harto bien me solicita; y con entera afición,
mas agora, muerto de hambre, alma, vida y corazón,
que no he comido en dos días, con pureza y castidad!
¿cómo quiere que yo crea
en ayunos, aunque diga
que son buenos, si, al contrario, ESCENA III
conozco por mi desdicha
que los días que no como Sale Bodoque corriendo y comiendo un pedazo
no tengo más malos días? de carne. — Eurosia.
Eurosia. ¡Qué mal entiendes, Bodoque, Bodoque. Señora: que viene allí
de aquella esencia infinita vuestro hermano en compañía
los impulsos soberanos! del Obispo de Lusacia.
La gula sólo apadrinas Eurosia. ¿Qué querrá su señoría?
para estorbo á tantas luces ¡Oh, quién pudiera, Bodoque,
de católicas doctrinas. diferir esta visita!
¿No has oído en el sermón Bodoque. Deben de querer comer,
las historias repetidas que está á punto la comida.
de tantas dichosas almas Eurosia. ¿Qué es esto? Sucio, asqueroso,
que con esta fe divina ¿carne comes este día?
de la gracia resplandecen, Bodoque. Señora: que no la como.
fulgentes rayos de Cintia, Eurosia. ¿No sabes que está prohibida
en el cielo? por la Iglesia?
Bodoque. No me acuerdo. Bodoque. Sí, señora;
Eurosia. ¡Qué neciamente te olvidas! mas acá dentro, en las tripas,
Bodoque. ¡Si siempre me da el sermón tengo un rincón donde guardo
un sueño tan sin medida! esta poca fiambrería
Yo pienso dar en letargo para alguna colación.
si mucho más me predica. EuROStA. ¡Ah, qué necia es tu porfía!
Eurosia. ¿A dormir vas al sermón?
Tu necedad me lastima.
Bodoque. Señora: con eso cumplo ESCENA IV
con lo que el sermón decía,
que en latín, si no me engaño, Salen Arcisclo, obispo, y Cornei.lo. —Dichos.
como á quien se lo entendía, Arciscl. ¡Con qué espíritu y fervor
me dijo: dormite jam, el predicador inclina
y fué en mi moción tan v'iva, las almas con santo celo
que me convertí al instante, á proseguir la divina
pues todo el sermón dormía. carrera de la virtud!
Eurosia. Tus necedades rrre cansan, Cornei.. Es Metodio quien aspira
y pues tan necio porfías á la salvación del alma
en resistirte á mis ruegos, desterrando idolatrías
yo haré que mi padre siga que en toda Bohemia andaban,
mi parecer y te saque y con eso se ejercita
de palacio. (Aparte.) ¡Luz divina: á dar en pláticas santas
no neguéis vuestro esplendor el fruto de su doctrina.
á quien mi amor solicita! Arciscl. A la Princesa he de hablar
Bodoque. Ya parece que acá dentro y deseo que reciba
me están con virtiendo aprisa. con cariño la embajada
Eurosia. De Dios fío este favor; sola, en vuestra compañía.
un poquito te retira, Cornei.. El cuarto de Eurosia es éste,
que á solas quiero quedarme. y mi hermana la que miran
Bodoque. Bien está; mas, tripas mías, como enojada mis ojos:
si á la cocina llegare sin duda estará ofendida
no tendréis muy mala vida. (Vase.) de vernos aquí, que pasa
en virtud tan fuera mida,
ESCENA II que el retiro la recata
ó el recato la retira;
Saca Eurosia un retrato de un crucifijo, que tendrá pero en conociendo, creo,
en el pecho. hoy á vuestra señoría,
reconocerá dichosa
Eurosia. ¡Divina luz de mis ojos: lograr tan buena visita. —
alumbrad los corazones ¿Hermana Eurosia?
que están haciendo baldones Arciscl. ¿Cornelio?
5i8 LA JOYA. DE LAS MONTAÑAS
Cornel. Dios te guarde, hermana mta. decirme treinta y tres misas
Nuestro tío es quien desea, y treinta y cinco sermones.
así Dios se lo permita, Eurosia. ¿Por qué?
hablar con los dos de espacio. Bodoque. Porque el otro día,
Eurosia. La obediencia solicita estándose espeluznando,
corresponder cariñosa y hay quien dice tiene tiña
en ocasión tan precisa. . porque está todo pelado,
Bodoque. Algún sermoncito habrá; pasó una ave de rapiña,
mala la verán mis tripas y con furioso ademán
si esto dura tanto ó cuanto. le quitó la gorretilla.
Arciscl.' Escucha, hermosa sobrina, Cayósele luego al punto
que, pues estamos á solas, junto á casa de Llocinda,
antes que otra compañía y ella que la vió caer
sea de la atención estorbo, á su casa la retira,
deseo darte noticia sin duda para limpiarla,
de algunas cosas que á todos que la muchacha es muy limpia,
nos han de ser de alegría. y el otro día cenando
Eurosia. ¡Ay, señor, válgame el cielo! en su casa, que por dicha
Nunca mi Dios me permita me convidó, por mi suerte
la menor inobediencia; la hallé dentro una morcilla.
sólo quisiera este día Eurosia. ¡Y que esa limpieza alabes!
servir al suelo de alfombra Bodoque ¡Es para mí cosa rical
por las plantas que le pisan. Eurosia. Ya te he dicho muchas veces
Arciscl- Estimo vuestra humildad. no te ausentes de mi vista
Eurosia. Ser vuestra esclava es gran dicha. sin mi licencia.
Arciscl. Esclavitudes hay nobles Bodoque Está bien.
que ensalzan á los que humillan. Eurosia. Sepa vuesa señoría,
Bodoque. Esto se anda en cumplimientos-, tío y señor, que mi anhelo
y lleve el diablo sus vidas es conservar, si por dicha
si el Obispo no anda á caza pudiese, en este criado
de alguna sobrada mitra. la cristiana disciplina,
Arciscl. Importa que ese criado pues de sus primeros años,
se vaya. antes que mi madre en cinta
Bodoque. ¡Qué brava risa! de mí estuviese, y aun antes
¿Cuánto me dará que vaya que de la idea divina
y no vuelva acá en mi vida? donde todos los posibles
Cornei.. Señor: este es un criado tienen su ser, á la dicha
que desde su niñez misma de ser actual persona,
ha vivido en el palacio cpn inspiración de vida
de mi padre y es la risa la omnipotencia de Dios
de toda la corte, y pienso, me trasladase propicia,
según acá se imagina, en servicio de mis padres
que por ser poco constante estaba ya muchos dias
en lo poco á que se inclina, sirviendo de bullicioso,
y haberse vuelto cristiano, y no quisiera, advertida
hoy mi hermana solicita de su inocencia, malogre
tenerle consigo siempre, de ser cristiano la dicha.
por lo poco que en él fía. Con este celo, señor,
Arciscl. Pues quede acá, que no importa; de la virtud noble guía,
que capacidad sencilla á las razones de estado
á nadie puede ofender. he faltado inadvertida;
Bodoque. Pues gánome las albricias perdón os pido, señor,
y me quedo. ¡Ah, señora!, y si vos mandáis que os sirva,
¿iré á avisar á Llocinda en cuanto os fuera de agrado
que haga algún guisado nuevo? os serviré de rodillas.
Eurosia. En comida ó en bebida Arciscl. Alzad, ilustre señora,
es todo tu anhelo siempre. querida y noble sobrina,
¿No es mejor oir la misa, que en princesas como vos
acudir pronto al sermón, tanta humildad no se estila
pegarse una disciplina, Eurosia. De cualquier modo, señor,
tener continua oración, á vuestra planta es debida
ayunar algunos dias esta acción. <'i/>-)¡Ay, Jesús mío!
y servir á Dios gustoso ¿Qué será esto á que aspira
con la conciencia muy limpia? mi tío?
Bodoque. Todo aqueso lo concedo; Arciscl. Escucha, señora,
por señal que el otro dia que, pues la «casión obliga,
el cura me prometió sobre cosas de importancia
JORNADA PRIMERA 5l9
quiero hablaros este día, con una cierta embajada
si me diéredes licencia. á vuestros padres; y creo
Eurosia. Vuestra voluntad es mía. que quiso honrar mi persona
Arciscl. Pongo toda mi embajada sólo por ser vuestro deudo.
en palabras muy sucintas. Comuniqué á vuestros padres
Eurosia. ¡Ah, Bodoque! la voluntad del Supremo
Bodoque. Ya te entiendo; Pontífice, y me responden
por Bodoqu." rastra sillas. que será el mayor contento
(Siéntanse.) que puede darles el mundo
Arciscl. Bien sabes, Princesa ilustre, si se lograre su intento.
aquel estrago tremendo Importa, pues, noble Eurosia,
de la destrucción de España que como tal os venero,
el año de setecientos perdone el sacro decoro,
y diez y seis, según dicen que sin ajar tu respeto
los coronistas del tiempo, ríe de arrojarme á deciros
y que parcial causa fué que para el sacro himeneo
de tan lastimosos hechos con Don Fortunio Garcés,
el rey inicuo Ubitiza varón justo y verdadero
porque introdujo en el reino y Príncipe de Aragón
tantas enormes costumbres os tiene escogida el cielo.
contra Dios y contra el cielo Vuestros padres lo desean,
que, por ser tan manifiestas, y yo os suplico, rindiendo
referirlas es superfluo. mi persona á vuestras plantas,
Dió complemento á la causa, no se malogre mi afecto,
aunque no sé yo si es cierto, así vea á vuestra alteza
que aunque el mundo lo publica con las dichas que deseo.
puede ser falso el concepto. Eurosia. ¡Ay de mí! ¿Qué turbación
El rey de España Rodrigo, es la que tiene mi pecho?
de los godos el postrero, ¡Si acertaré á responder!
dicen que estupró á Florinda, Deme su favor el cielo.
¡desdichado atrevimiento! Tío y señor, mucho estimo
hija del conde Julián, vuestra voluntad y afecto.
y sentido el caballero (Cielos: ¿he de resistirme?)
de tan deshonesta acción, Angel. (Dentro.) El fin es bueno y honesto.
pasó en Africa, con celo Eurosia. Una voz oigo que dice:
de levantar escuadrones «el fin es bueno y honesto.»
de bárbaros sarracenos Si es el ángel de mi guarda,
para destruir á España que así lo juzgo y lo creo,
y dar al rey el más cierto bien podré yo dar el sí
pago de su vil acción; sin que Dios se ofenda de ello,
y prosiguiendo su intento que si le ofrecí gustosa
puso por ejecución mi virginidad al cielo,
su bárbaro pensamiento. no ha de permitir me falte
En España perseveran, valor para el complemento.
¡extraño rigor del cielo! Pues digo, señor, que admito
de aquel pérfido Mahoma lo que me tenéis propuesto,
las leyes y los decretos. y me pena haber tardado
Sólo se excepta Aragón, á resolverme, pues tengo
que de sus montes soberbios por cierta mi dicha, estando
hacen fortines que espantan vuestra persona por medio.
los mauritanos intentos, Arciscl. Sois muy prudente, sobrina.
defendiendo valerosos Eurosia. ¿Qué te parece, Cornelio?
la ley del manso Cordero Cornel. Yo estoy, hermana, que adoro
que, sacrificado en aras tan bien acertado intento.
de aquel sagrado madero, Tomar estado es cordura,
sacó á los hombres que estaban diferirlo no es acierto;
en el común cautiverio. vuestra edad apenas entra
García Iñiguez, su rey, en los tres lustros y medio,
empuñó el sagrado cetro, y podrá ya coronarse
y ya el segundo Adriano, del puro y sacro himeneo;
Vicario de Dios supremo, yo os ofrezco, hermana mía,
le apadrina desde Roma si no me falta el aliento,
como merece su afecto, acompañaros gustoso.
cuya beatitud sagrada, Arciscl. Pues yo lo mismo prometo.
con amor y santo celo, Bodoque. ¿Y yo piensan que no iré,
me quiso honrar con mandarme a darme entre burla y juego,
viniese á Bohemia luego cuatro ó cinco buenos días?
520 LA JOYA DE LAS MONTANAS
Eurosia. Con tales socios bien puedo ¡Ay, Leonor, extraño caso!
ir. iHermoso Sol divino, Cuando Marte más me busca
acompañad mis deseos! el niño dios más me ofusca.
Bodoque. Estos deben ser los sucios, ¡Que me quemo, que me abraso!
porque según de mi pienso, Hermosísima Leonor:
soy un hombre muy pulido, ¡qué veloz mi amor se fragua!
y crean que si me afeito Mosq. Pues arrójate en el agua
no hay muchacho como yo si tienes mucho calor.
para andar en casamientos. Conde. ¡Ay, Mosquete, cómo ignoras
Cornel. De dicha tan singular del niño ciego los tiros!
parabienes me prevengo. Son envenenados giros
Arciscl. Bien podéis creer, sobrina, de Circes encantadoras.
que estoy loco de contento. ¿Quién como yo desdichado
Eurosia. A mi cuarto me retiro tiene de qué se quejar?
á dar á Dios lo que debo. Mosq. La triaca puedes tomar
Cornel. Hermana, el cielo os asista por si estás envenenado.
y os haga ilustre dueño Conde. ¿No sabes que una mujer
de la corona de España. es de mi alma hermoso nicho?
Arciscl. Sobrina, ayúdeos el cielo. Mosq. Pues si nunca me lo has dicho,
Eurosia. Adiós, tío; adiós, hermano. (Vase.) ¿cómo lo puedo saber?
Conde. Leonor, aquella ingrata,
ESCENA V con su desdén me atropella;
Leonor es la centella
Dichos, menos Eurosia. que con incendios me mata;
Leonor es por quien vivo
Bodoque. Ojalá que empuñe el cetro, amante de sus rigores,
aunque me cueste de casa y entre estos mis ardores
lo que Dios quiera por ello. muero de su amor cautivo.
Cornel. Y yo, por dar á mis padres Mosq. ¡Jesús y qué disparates
noticias de este suceso, en tu grave pecho encierras!
voy al punto. ¿Agora en tiempo de guerras
Arciscl. Yo también con mujercillas combates?
soy nuncio de su contento. (Vanse.) Dices que Leonor te mata,
Bodoque. El Obispo se hace Nuncio; que ella tiene tu alma viva,
¿cómo puede ser? Mas cierto ella dices te cautiva
que debe andar á la parte y te favorece grata;
de la ganancia, y por eso todas son contradiciones
en lo público es Obispo, de una loca fantasía,
pero Nuncio en lo secreto; y si das en la manía
para ganar las albricias de tan necias presunciones,
corro por llegar primero. (Van.) ¿qué diablo te ha de entender?
Conde. Damas hay de mucha estima,
ESCENA Vi mas como mi hermosa prima
no tiene el mundo mujer.
Salen el Conde di Aznar y Mosquete envainando Mosq. No' me espanto estés tan tierno
las espadas. por esa dama Leonor;
Conde. Mejor van descalabrados mas presumo que su honor
de lo que yo presumí. . llevarás aún al infierno.
Mosq. Escondámonos aquí Conde. Siempre á mi gusto te opones
por si vienen más soldados con muy toscas necedades.
de estos morazos. ¡Qué fiero Mosq. Pues si va á decir verdades,
iba aquel calzaparrillas! soy tu amigo. ¿Qué dispones?
¡Ay, pobres de mis costillas! Conde. „ Importa, Mosquete amigo,
Conde. ¿Adónde vas, majadero? si quieres darme consuelo,
Mosq. A esconderme aquí. que aqueste papel de un vuelo
Conde. Pues ¿cómo? le lleves. ¿Estás conmigo?
¿qué temes, si estás conmigo? Mosq. Sí, señor.
Mosq. Temo siempre que te sigo Conde. Pues mira, advierte
porrazos de tomo á lomo. que si al príncipe topares
Apenas los dos herejes no le digas mis pesares,
seguiste, cuando vinieron porque fuera darme muerte.
seis ó siete, que me dieron, Toma, vete. (Dale el papel.)
sin que de mi honor te quejes, Mosq. Ya tercero
mil cuchilladas aquí. me voy haciendo á mi ver
Conde. Pues ¿por eso has de esconderte? Conde. ¿Por que?
Villano, has de ser muy fuerte Mosq. Nunca puedo se;
ó jamás irás con mi. ni segundo ni primero.
JORNADA PRIMERA 52 1
Conde. Cuando el amor es honesto ESCENA X
no es deshonra fomentarle. Salen el Rey y el Príncipe.— Dichos.
Mosq. Pues yo imagino obligarle
honestamente, y con esto Leongr. Ya no os podéis apartar,
me llaman todos Mosquete, porque entiendo que os han visto.
que es algo más que alcabuz; Rey. La fortuna se mejora,
pero en mí, por esta cruz, pues en este mismo día
que es lo mismo que alcahuete. la victoria da alegría
{Vase.) y otra nueva me atesora
el bien que más convenía.
ESCENA VII Pero ¿no es aqueste el Conde?
Conde. A vuestros pies, gran señor,
El Conde solo. postro mi alma y mi valor.
Sale el sol por el cielo luminoso Rey. A mis brazos corresponde
las nubes pardas de oro perfilando, vuestra lealtad. ¿Leonor?
y con su luz los montes matizando Leonor. Señor, postro agradecida
ilustra el campo su zafir hermoso. mi humildad á vuestras plantas.
Veloz pasa su curso muy furioso Rey. Levanta.
y cuando la quietud solicitando Príncipe. Prima querida:
halla otro mundo que voceando belleza tan recogida,
al sol le pide su esplendor hermoso, ¿cómo sale á luces tantas?
á la campaña salgo defendido Leonor. Acaso, señor, salí
de fuertes rayos de mi estoque ardiente á divertir un cuidado
á quien se rinde el bárbaro vencido. con esta criada, y vi,
Y cuando de el descanso solamente sin saber que estaba aquí,
busco un instante, torpe mi sentido al Conde con su criado.
me acomete el amor eternamente. Rey. Y Mosquete, ¿también fué
á la campaña?
Mosq. Acomete
ESCENA VIII como un rayo, porque sé
que no vale mi amo un ce
Sale MosguETE corriendo.— Dicho. sino va con él Mosquete.
Rey. Las gracias. Conde, os doy
Mosq. Señor, el Rey viene aqui de la victoria pasada.
y el Príncipe, no sé á qué; Conde. Vuestro leal vasallo soy.
á Leonor no la topé Príncipe. Muy asegurado estoy
en su casa, y advertí del valor de vuestra espada.
lo que después te diré. No sin causa el mundo todo
Conde. No quisiera que me vieran de la guerra os llama rayo,
ocioso en esta ocasión, pues con valeroso modo
que al verme así coligieran sois venganza del rey godo,
de mi semblante, ó tuvieran del sarraceno desmayo.
sospechas de mi pasión. Conde. A vuestro lado, señor,
Mosq. ¡Ay, que llegan! cualquier soldado es valiente.
Conde. Ven conmigo; Príncipe. Con solo vuestro valor
abrevia el paso, apresura. ha de extinguirse el furor
Mosq. En cualquiera conjetura de aquel bárbaro insolente.
como sea huir te sigo. Mosq. Tomad, Leonor, esta carta
que un caballero os envía;
ESCENA IX perdonadme la osadía,
que el oficio me descarta
Al irse topan á Leonor y Laura que salen.— Dichos. de cualquiera cortesía.
Leonor. Sin saber de quién, la tomo;
Conde. ¡Ay cielos, y qué ventura! mas el corazón advierte
Leonor. ¿Adónde, Conde y señor? cúyo es el papel, de suerte
¿adónde vais tan de prisa? que adivina; no sé cómo
Conde. ¡Ay de mí, bella Leonor! mis disimulos acierte.
Tocando al arma es forzoso Príncipe. ¿Cúyo es el papel?
dar alas á mi valor. Mosq. ¿Señor?
Leonor. Siempre vais muy ocupado Príncipe. A mi prima, ¿quién le escribe?
en negocios de la guerra. Mosq. Otro primo que aquí vive,
Conde. Con mucho ardor abrasado, que es pariente de Leonor,
los que hoy mi pecho encierra, y sus despachos recibe.
me tienen puesto en cuidado. Príncipe. ¿Quién con tanto atrevimiento,
Mosq. Vamos luego sin tardar, sabiendo que yo la adoro,
porque llegan, ¡votoá Cristo! se arroja á tener intento
Conde. Sin ti me voy á penar. de escribirla?
)22 LA JOYA DE LAS MONTAÑAS
Mosq. ¿Hay tai cuento? Conde. Fío mucho en tu constancia,
Ayer lo supe de coro pero no en amor, que es niño.
y hoy á vistas no lo sé. Leonor. Tus intenciones son claras;
Yo pienso que lo escribí, ya estás enfendido, Conde.
y turbado me engañé, ¿Quieres que contigo vaya
que el papel de Laura fué, hecha enternecida Venus,
aunque á Leonor le di. disfrazada en fuerte Palas
Conde. ¿Hay desatención igual? aunque muera? Desde aquí
¿Hay simple como Mosquete? no tengo de estar en Jaca,
Aparta, bruto, animal. contigo tengo de ir siempre,
Mosq. Eso tiene el alcahuete siempre he de seguir tus plantas,
que sirve tan puntual. soldado he de ser valiente
Príncipe. ¿No es éste vuestro criado? en la más cruel campaña
¿cómo es tan inadvertido? que el más tirano enemigo
Rey. ¿Qué es aquesto? ordenase, y con mi lanza
'Conde. Cielo airado, he de hacer tales estragos
¿en qué os tengo yo ofendido? y he de ser tan arrojada,
Leonor. Mal Mosquete lo ha entendido. que pueda perder la vida
Príncipe. Del semblante conocí, para que puedas contarla
prima, del papel el dueño. entre las que se perdieron.
Leonor. Señor, nunca presumí... Conde. Tente, tente, que me matas;
Príncipe. No es tiempo de dar aquí perdona, hermosa Leonor,
satisfacción del empeño. de tus enojos la causa.
Rey. Retiraos á esotra parte, Mosp. Pues hable claro, señora.
que á solas tengo que hablar Diga usted, señora Laura:
con Fortunio. ¿ha tenido nunca amor?
Mosq. ¡Lindo azarl Laura. Nunca estuve de eso falta
Vamos, Laura, que contarte después acá que te vi.
quiero lo que has de estimar. Mosq. No estás mucho enamorada
(A una parte el Rey y Fortunio, rf otra cuando no me das un beso.
el Conde y Leonor y á otra Mosquete y Laura. Vaya en mucho enhoramala,
Laura.) que es un picaro.
Rey. Fortunio, el retrato es éste; Mosq. No tal;
contempla la hermosa cara . ¿por pedírtelo me tratas
de Princesa tan ilustre de esta suerte? Pues ya sé
y de Reina tan cristiana que tienes alguna falta.
para que cases con ella, Laura. ¿Yo falta? Mientes, villano,
que es la dicha más extraña. que de todo estoy sobrada.
El Príncipe de la Iglesia Mosq. Por lo menos, sí de lengua;
con santo celo te llama mas de juicio, ¡calabaza!
dichoso esposo de Eurosia, Príncipe. Al original me apelo,
de cuya virtud la fama pintura hermosa dfl alma,
por todo el orbe extendida que me provoca el pincel
sus perfecciones esmalta. á ser amante idolatra.
Príncipe. ¿Qué es esto, cielos divinos? Rey. Dichoso serás, Fortunio,
¡Qué pintura tan bizarra! si con tu mano se enlaza
¿Puede haber más perfección? la de esta Princesa ilustre,
Ninguna pienso la iguala y es muy evidente y clara
en cuanto calienta Febo tanta dicha, porque el cielo
ni en cuanto Neptuno baña. es quien aboga esta causa.
Conde. Y en tanta ausencia, mi bien, Conde. Sé que el Príncipe te adora
¿puede haber alguna falta? y su mano soberana
Leongr. Soy bronce en esta materia, se llevará la que el cielo
soy noble y tan obligada crió para mi desgracia.
á cumplir lo que prometo, Leonor. No llevará, que primero
que antes quedaré sin alma ha de ser mi pecho aljaba
que sin tus memorias viva. ó túmulo de una flecha
Rey. Es su pintura extremada. para que me quite el alma;
Príncipe. ¡Qué humildad tan excelente! y si no estuviera aquí
Conde. Logro de mis esperanzas el Rey, mi señor, miraras
serás, mi bien; mas es cierto en mi mismo corazón
me voy con tristeza tanta la verdad, y si faltara
que aunque dentro el corazón instrumento para abrirme
te llevo, joyel del alma, el pecho, con esta espada,
temo, ¡ay de mí! perderte. ¡vive el cielo!
Leonor. ¡Y qué poca confianza Conde. No te inquietes,
haces de mi noble pechol que el Príncipe tus palabras
JORNADA PRIMERA 523
atiende, aunque divertido Rey. Valeroso Conde amigo:
en lo que su padre le habla, sobrina Leonor amada:
y el Rey llegará á entender dadme alegres norabuenas;
de tu semblante la causa mientras que gozaba el alma
de tu justa alteración, se está previniendo alegre
porque, convertida en nácar, á la dicha más extraña.
haces tu mejilla rosa Esta es célebre sin duda,
lo que fué azucena blanca. pues hoy mi Fortunio ensalza
Mosq. Pues toma aqueste pellizco, sus estados y persona
porque no me digas, maña, á divinidades altas.
que jamás te he dado cosa. La princesa de Bohemia,
Laura. ¡Ay, Jesús, que me maltratas! en hermosura y en gala
Mosq. No te trato sino bien. luciente sol que en grandeza
Laura. ¡Los diablos lleven tu alma, al del Olimpo aventaja,
que el corazón me has sacado! ha de casarse con él,
Mosq. Ya estás descorazonada. que así lo dispone y manda
Laura. ¡Picaro, necio, insensato, el Pontífice, y presumo
avestruz: aparta, aparta, que será esta dicha tanta
que si no fuera tener que sólo con este medio
en mi presencia á mi ama, ha de quedar ensalzada
te diera treinte reveses! la fe de Cristo, á pesar
Mosq. Yo á ti treinta bofetadas. de la bárbara canalla;
Laura. ¿El á mí? porque la virtud de Orosia
Mosq. Y ¿por qué no? merece ser colocada,
A ella y á todas cuantas según la fama publica
me enfadaren, ¡voto á Diosl y según el mundo aclama,
y aun aquí si más me enfada, más allá de las estrellas,
le daré á la muy puerca siendo en la celeste estancia
más de veinte mil patadas. blandón hermoso de luces
Laura. Quien á patadas defiende á cuyos rayos, turbadas,
con una mujer su causa se avergüencen las febeas
no es digno que siendo bestia puestas en su misma patria.
lleve ceñida una espada. Príncipe. V si consigo esta dicha,
(Quítale la espada y dale.) y si esta dicha alcanza
¡Toma, picaro, bufón! mi corazón, nadie dude
Mosq. ¡Aquí, señor, que me mata! que ya la fortuna avara
Príncipe. ¿Qué es aquesto? es pródiga en este día,
Conde. ¡Vive Diosl pues la más hermosa dama
¿Mosquete? que en Bohemia resplandece,
Leonor. ¿Qué es esto, Laura? por inspiraciones altas
Laura. Señora: aqueste criado... ha de ser esposa mía.
Mosq. Señor: aquesta criada... Y si mira á luces claras
Laura. Que es más negro que avestruz. ese rutilante Febo
Mosq. Que es más bestia que una parda. que desde la esfera cuarta
Príncipe. Cesen estas competencias. hace diáfanos los aires
¿Quién, desatento, profana con sus madejas doradas,
el sagrado de mi padre? hecho de la hermosa Cintia
Mosq. Este dimoño de Laura. amante, sino idolatra,
Laura. Ese picaro embustero. la hermosura de esta Reina,
Leonor. Laura: vuélvele esa espada. la virtud, donaire y gracia,
Conde. Toma esa espada, Mosquete. aunque celeste criatura,
Mosq. Venga. no fuera mucho ostentara
Laura. Tome; mas es harta envidia de la grandeza
desdicha que lleve estoque cuanta hoy mi amor aguarda.
quien puede llevar albarda. Conde: Leonor: sin duda
Mosq. Alguna vez nos veremos de vuestro cariño esmalta
los dos solos, zarpa á zarpa. en mi pecho la atención
Príncipe. Siempre, Mosquete, has de ser debida á tanta esperanza.
quien busca todas las causas No puedo negar que tuve
de inquietud, y muchas veces algún tiempo á la argentada
se vuelven veras tus chanzas. flecha de aquel niño dios
Leonor. La necedad de Mosquete una sujeción extraña.
y desatención de Laura Y pues ya el tiempo permite
piden perdón, pues se debe perdonen las nobles canas
de posesión esa gracia. de mi padre aqueste arrojo,
Príncipe. Por vos, hermosa Leonor, que yo declare la causa
¿qué mármoles no se ablandan? de mis inquietos suspiros
524 LA JOYA DE LAS MONTANAS
Luis. ¡A y, cielos!
Calvete. Dilequesí.
Luis. El príncipe soy. JORNADA SEGUNDA
Fabia. Un hijo
os ha dado Margarita
que á Narciso se adelanta.
Luis. ¡Hijo! ¿Cómo? ESCENA PRIMERA
Calvete, ¡Oh es una santa!..
Salen Don Disco como de noche, y Doña Elena.
Luis. ¡Jesús!
Calvete, ¿Esta es la bendita, Diego. La calle es ésta, y aquella
la monja, la recogida? su casa.
Pero bien se recogió. Elena. Buena, en verdad.
Fabia. No ha un instante que parió Diego. Con haber en la ciudad
con peligro de la vida. tantas, esta es la más bella.
Pero el cielo soberano Elena. El estar en arrabal
tan propicio nos ha sido, disminuye su valor.
que en el jardín ha parido Diego. No es por aqueso peor.
sin saber nada su hermano. Elena. No está en calle principal.
Ha fingido un accidente, Diego. No, pero es más provechosa.
y ahora en la cama está. Elena. Mas ¿cómo?
Lo propuesto estorbará Diego. Demás de estar
por hoy este inconveniente; dentro y fuera del lugar,
mas presto os veréis los dos esta huerta deleitosa
en vuestro estado y sin pena. la hace más excelente,
Calvete. ¡Linda monjal que es gran cómodo el poder
Fabia. Gente suena; en una ciudad tener
tomad, principe, y adiós. (Vase.) casa y quinta juntamente.
Elena. Ya sé que (se] llama ésta
porque no me satisfagas,
ESCENA XI la quinta de les Gonzagas;
mas, si según manifiesta
Dichos, menos Fabia. la fama, su dueño pasa
pobreza, di que la venda,
Calvete ¿Qué te ha dado? que siempie la poca hacienda
Luis. La criatura. se corre en la grande casa.
Calvete Bueno; á quien hizo el cohombro D.EGO. No ha de obligar la pobreza,
di que se le eche en el hombro. por grande que venga á ser,
Luis. ¡Jesús! ¿Duerme por ventura? á que uno llegue á vender
Calvete No se durmió la señora. el solar de la nobleza.
Luis. Loco estoy de pena y celos; Y aunque hecha comparación
¡Jesús, Margarita, cielos! con la hacienda y el estado
Calvete. ¿Qué habremos de hacer ahora? que tuvo antes ha quedado
Luis. Dar finiquito á mi amor. pobre, según la opinión
Calvete ¿No la has de amar? del vulgo, más rico queda
Luis. ¿Cómo puedo el rico cuando empobrece
si desengañado quedo? que el pobre cuando enriquece.
Miremos por el honor Elena Para que quedallo pueda,
de Margarita, Calvete, empeñe esta Margarita
que al fin la he querido bien. que me da tanto pesar.
A buscar una ama ven. Diego. Vender sí, mas no empeñar,
Calvete De amante te hizo alcahuete. que no es prenda que se quita
Luis. Mañana quién es sabré la mujer, antes con ella
este principe encantado dan dineros.
que en costas me ha condenado, Elena Mucho tarda
y el hurto le volveré. don Luis.
Calvete El ama le criará, Diego. Como no aguarda
que nos sirve. su dama ni ha de vencella
Luis. ¿Está parida? con servilla y pasealla,
Calvete ¿Eso ignoras, por tu vida? quizá se hartó de rondar
Parida y preñada está. y dió la vuelta á cenar.
Luis. Pues bien viene. Elena La huerta han abierto, calla.
Calvcte ¡Qué bonito Diego. ¿Mas si le hubieren cogido
parece el chico! á don Luis entre dos puertas?
Luis. Cesó Elena Mis desdichas fueran ciertas.
mi amor. Diego. Una mujer ha salido
Calvete. ¡Ajó, niño, ajó! sola.
Llamaráse Margarito. (Vase.) Elena Dama debe ser
JORNADA. SEGUNDA 553
de Marco Antonio. Margar. ¿De qué reino?
Diego. No es hora Diego. De Toledo.
de salir damas ahora. Margar. ¿Y qué apellido?
Elena. Pues ¿cuándo? Diego. Mendoza.
Diego. Al amanecer Margar. Gracias al cielo que goza
salen muchas de aventura, tan noble amparo mi miedo.
que, como sobras de cena, Si el valor y la piedad
las mañanas, doña Elena, nobles atributos son
las echan con la basura. que ensalzan vuestra nación,
Elena. ¿Hate sucedido á tí? Mendoza ilustre, jurad
Diego. No sé; cuando no hay solomo, por la fe de caballero
mozo soy, de todo como. que mi honor irá seguro
en vuestro amparo.
Diego. Sí, juro.
ESCENA lI Margar. Que lo cumpliréis espero.
Sale Margarita con manto.— Dichos.
Venid, pues.
Diego. ¿Dónde?
Margar ¿Dónde iré, triste de mí? Margar. No sé.
¿Si habrá el Príncipe venido? Diego. ¿Qué lleváis?
Gente por la calle pasa; Margar. Mi triste suerte.
¿qué he de hacer? Volverme á casa Diego. ¿De quién huís?
no es posible, que ha sentido Margar. De la muerte.
mi hermano mi liviandad, Diego. ¿Quién sois?
y dar esta noche intenta Margar. Después lo diré,
fin á mi vida y su afrenta. que corre mi vida aquí
iTened, cielos, piedad mucho riesgo.
de mi vida! Diego. En mi posada
Elena. Consultando segura estaréis y honrada.
está por dónde ha de ir. Margar. ¡Ay, Principe!
Margar El temor me fuerza á huir, Diego. ¿Vamos?
y el honor está dudando. Margar. Sí. (Vanse.)
Volveréme.
Diego. Reina mía,
si estar indeterminada ESCENA III
es á falta de posada Doña Elena sola.
mientras sigue el alba el día,
en la nuestra está la cena Llevósele por lo honrado.
con ánimo de aguardar Dios ponga tiento en su amor,
convidados. que no es todo sino olor
Margar ¡Qué á escuchar á escuras y rebozado.
venga aquesto! Aunque si por la apariencia
Diego. Doña Elena, el juicio se ha de hacer,
¡qué bien huele, pesia tal! muestras ha dado de ser
Elena. Sí; pero no siempre suele de más prendas que prudencia.
oler bien quien siempre huele. A un príncipe pidió ayuda,
Diego. Así lo dijo Marcial.' que Carlos después llamó,
¿No merecemos respuesta? y al ver de dónde salió
Margar. (Da voces.) me ha puesto en notable duda.
¡Ah Príncipe! ¡Ah Carlos! Pero ejemplo tiene en mí
Elena. ¡Paso! cualquiera amorosa hazaña,
Diego. ¿Príncipe? ¡Notable caso! pues á Italia desde España
Elena. Mujer principares ésta: Don Luis me trae ansí.
volverme será mejor. Por aguardalle si acude
Diego. ¿Qué teméis, señora mía? aquí donde pierde el seso,
Margar . Alguna descortesía. no voy á ver el suceso
Diego. Gente somos de valor. de esta dama; amor la ayude
Margar Pues mostradle en no impedir si ha sido autor de sus penas,
mi camino. que teniendo que llorar
Diego. Andad con Dios, tantas yo, mal podré dar
aunque llevando á los dos oídos á las ajenas.
más segura podréis ir.
Margar El peligro considero
que llevo de noche y sola. ESCENA IV
¿Qué gente sois? Salen Don Luis y Calvete, como de noche.—Dicha.
Diego. Española.
Margar . ¿Sois noble? Luis. ¿Que estaba parida el ama?
Diego. Soy caballero. Calvete. ¿No lo has visto?
554 QUIEN DA LUEGO DA DOS VECES
Luis. ¿Hay tal ventura? Elena. Una aventura
• Por el bien de la criatura gozar en casa procura.
la perdono. Luis. ¿Y qué haces tú solo aquí?
Calvete. ¡Oh, cómo mama Elena. Obligo cierto respeto.
el chicote! Mas ¿á qué Luis. ¡Tuyo!
volvemos á este lugar? Elena. ¿No soy yo persona?
¿Es por ventura á buscar Calvete. Para hacelle una mamona.
otra cria que nos dé Elena. Soy solícito y secreto,
en que entender? y por esta causa espero
Luis. El deseo ser venturoso en amores.
de conocer, si es posible, Calvete Todos salen bailadores
este principe invisible, en cas del tamborilero.
ya que sus efectos veo, Tenemos el amo amante,
me saca fuera de mí por fuerza habemos de amar;
y de mi casa á tal hora. desde hoy me hecho á enamorar,
Calvete. ¿Sabes tú si vendrá ahora? pues tú eres diciplinante.
Luis. Si le esperaban aquí Luis. ¿Qué príncipe imaginaste
á cosa que importa tanto, que era yo cuando me viste?
¿quién duda que acudirá? Elena. El mismo que tú entendiste
Catvete. ¿Has de acuchillarle? que era yo cuando me hablaste.
Luis. ¡Ya Luis. ¿Conócesle?
cesó mi amoroso encanto! Elena. Yo en mi vida
El fué mejor negociante le eché paja.
y más dichoso qne yo. Calvete O se ha escondido,
Si la cátedra llevó ó algún diablo se ha metido
que pretendí por vacante, príncipe.
¿qué he de hacer? Elena. Salió afligida
Calvete. Bien lo imaginas, de esa casa una mujer
aunque burla es, y no leve, de bravo talle y olor;
que el la cátedra te lleve tuvo de vernos temor,
y tú pagues las propinas. y queriéndose volver,
Ya parece que nos llama llegó don Diego, ofrecióla
otra mujer y nos da á lo tierno su posada,
otro niño que criará pero gritó alborotada:
á tu costa en casa otra ama; «¡Ah Principe! ¡Ah, Carlos! ¡Hola!»
y así puedes poco á poco, Sosegámosla los dos,
si lo sufre tu caudal, y paró en fin en sosiego
hacer tu casa hospital en llevársela don Diego
de expósitos. á casa.
Luis. Calla, loco. Calvete. ¡Bueno, por Dios!
Calvete. Harto más lo esquíen procura Luis. Calvete, ¿si es Margarita?
andar como tú, perdido, Calvete. ¡Jesúsl ¿eso has de decir?
pues rompiendo otro el vestido ¿Tal mujer ha de salir
te ha echado á cuestas la hechura. de noche, y sola? Bonita
Vamos á cenar, señor. es ella; alguna criada
Elena. Dos hombres vienen: ¿si acaso al príncipe fué á buscar
es este el príncipe? que se debió de pagar
Calvete. Paso, del convite y la posada,
que está tu competidor y envidiosa por ventura
á las puertas de tu dama. de lo que con su ama pasa,
Luis. Dices la verdad; este es querrá encuadernar en casa
el príncipe. con don Diego otra criatura;
Calvete. Llega, pues. no hay sino cunas y á ello,
Luis. Antes quiero ver si llama que llueven muchachos hoy.
á la puerta. Luis. ¿Quién será? Confuso estoy.
Elena. Hablalle intento. Calvete. En casa puede sabello.
Calvete. Acá se acerca, señor. Luis. Bien dices. ¡Ay, cielos,
Hablalle será mejor. si tengo en ella á mi bienl
Los dos. ¿Sois el príncipe? Calvete. Un hombre viene; detén
Calvete. ¡Buen cuento! el paso.
¡Válgate la maldición Elena. Ya tengo celos
por príncipe tan buscado! de este demonio ó mujer.
O es duende ó está encantado. ¿Si es Margarita? ¡Ay de mí!
Elena. Don Luis y Calvete son.
Luis. ¿Es Pacheco?
Elkna. Señor, sí.
Luis. ¿Y don Diego?
JORNADA SEGUNDA 555
ESCENA V Diego. Vamos, pues,
Sale Don Diego.— Dichos. que yo os quitaré el deseo.
Luis. ¿Cómo? ¿conocéisle vos?
Diego. ¿Si hallaré al príncipe aquí? Diego.. Muy bien.
mas éste debe de ser. — Calvete l Bendito sea Dios
¿Sois el príncipe, señor? que cumplir tu antojo veo!
Calvete, Oiro buscón de aventuras. Diego. Carlos, príncipe parmés,
¿Qué príncipe es este á escuras, os ganó la bendición,
qué brujo ó [que] encantador? y es esposo, en conclusión,
Diego. ¡Don Luis! de Margarita. Después
Luis. ¿Es don Diego? sabréis lo que ha sucedido.
Diego. ¡Buenol Luis. Pues ¿no estaba desterrado?
Dadme albricias. Diego. De hortelano disfrazado
Luis. ¡Ay, amigo! ha un año que es su marido;
¿qué te he dar si contigo y esta noche que parida
tienes el alma? estaba, huyó con temor
Calvete. El sereno de ver que sabe su amor
que pasamos. su hermano, y puso su vida
Luis. Mas ¿que sé y su honra en mi poder.
de qué á pedírmelas vienes? En mi casa deposita
Diego. ¿De que? amor vuestra Margarita;
Luis. A Margarita tienes vamos, si la queréis ver.
en casa. Luis. ¿Príncipe era el hortelano?
Diego. Tarde llegué. Con tan gran competidor,
¿Quién te lo ha dicho? temerario fué mi amor.
Luis. Mis celos, El apetito villano
que infiernos en mí se llaman. persuade al pensamiento
Cuéntame el cómo. mil quimeras, que no sé,
Diego. Los que aman si resistillas podré,
siembran gusto y cogen duelos. don Diego, si está al sediento
¿No sabes en qué ha parado brindando el arroyo claro,
la monja? si puede vivir el muerto,
Luis. Ya he sabido si el que navega ve el puerto,
que ha parado en que ha parido. si toca el oro el avaro,
Calvete. Las cabras nos han echado; si ve la joya el ladrón,
en casa el muchacho está. si el asaltó el capitán,
Diego. ¡Válgame Dios! al norte la piedra imán,
Luis. Hallé abierta y, en fin, amor la ocasión,
esta encubridora puerta, ¿no será cualquier reparo
poco más de una hora habrá; que le resista violento?
asomóse una criada Claro está; yo soy sediento,
con un niño, y como vió muerto, navegante, avaro,
que pasábamos, llamó; ladrón, capitán y amante;
llegué, el alma alborotada, pues si agua, vida, puerto, oro,
y oyéndome preguntar: asalto, ocasión, tesoro,
¿sois el príncipe? que sí, me ha puesto el cielo delante,
celoso ia respondí. ¿quién pondrá á mi gusto tasa
«Gracias, dijo, podéis dar cuando la ocasión le espera,
á Dios, de que ya tenéis ni quién la osará echar fuera
un hijo que á Margarita si ella misma se entra en casa?
y á vos en belleza imita, Elena. ¡Ay, sospechoso temor,
y porque os aseguréis mi desdicha averiguaste^!
de todo punto los dos, Diego. Contra amorosos contrastes,
Marco Antonio está ignorante don Luis, basta el valor.
de todo.» Dióme el infante Margarita tiene dueño:
y cerró con un adiós. ella es noble y vos honrado;
¿Qué os parece? de mi valor se ha fiado
Diego. ¡Caso extraño! y es mi palabra el empeño
Luis. Al ama, en fin, se la di, sobre quien su honor confía,
que está parida. y es razón que lo defienda,
Diego. Eso sí, pena de perder la prenda
no será estéril este año. que ella estima por ser mía.
¿Y habéis sabido quién es Bien sé que lo que decís
el príncipe? es sin veros al espejo
Luis. Ya estuviera de la razón y el consejo,
en casa si lo supiera; y que sois vos, don Luis,
eso aguardo. tan cuerdo, que cuando amor
556 QUIEN DA LUEGO DA DOS VECES
ESCENA V ESCENA VI
Claudia, sola.
Salen el Marqués y el Príncipe viejos, Claudia
y otros. Si son propiedades ciertas
de amor que aún está en calma,
Marq. Menos la luz se estimara que para entrar en el alma
si no hubiera escuridad, los ojos le abran las puertas,
y á faltar la enfermedad ¿cómo en mí, no estando abiertas,
la salud no se preciara. me presenta sus despojos
b.l mar furioso declara mi padre por darme enojos?
lo que la bonanza encierra, pues de los cinco sentidos
realza al llano la sierra la fe escoge los oídos,
como la fea á la hermo:a, pero amor sólo; los ojos.
y así nunca es tan preciosa Déjeme verle y hablalle,
la paz como tras la guerra. sepa mi amor lo que merca,
Ejemplo de esta verdad que quien ha de estar tan cerca .
será, príncipe excelente, no es bien de lejos amalle.
la que establece al presente Sin ver su presencia y talle,
nuestra antigua enemistad: ¿cómo le podré querer?
para más conformidad En un paje suelen ver
tocó cijas al rigor el talle, el rostro y lenguaje,
de nuestro antiguo furor, pues ¿importa más un paje
mas ya con paz nos abraza que quien mi esposo ha de ser?
y de dos opuestos traza
nuestro parentesco amor.
Príncipe. Cuando la guerra prolija ESCENA VII
después de tantos enojos Salen Doña Elena, de galán, y Calvete.— Dicha.
no me diera más despojos
que por hija á vuestra hija, Elena. ¿Margarita está contenta
es justo, Marqués, que elija y segura de mi amor?
desde hoy mi dicha, la gloria Calvete. Contado le he á mi señor
y premio de la vitoria; todo el caso; pero intenta
porque cuando yo os venciera, estorbar que á Claudia veas;
¿con qué otra cosa pudiera con Marco Antonio vendrá
eternizar mi memoria? aquí, que dudoso está
¡Dichoso Carlos, que aguarda de que en Margarita empleas
ser dueño de tal belleza! todo el gusto, sin que tenga
Marq. Más merece su nobleza. Claudia en él alguna parte
Claudia juzgará que tarda, con que te obligue á casarte.
que aunque el temor la acobarda, Elena. Cuando Marco Antonio venga
con el femenil recato conocerá la firmeza
como desposalla trato de mi noble inclinación.
hoy deseará ver Claudia. ¿Qué gente es esta? ¿Si son
á quien su csdoso ha de ser pajes de Carlos? Ya empieza
y heredar á Monferrato. á prevenirse el deseo.
Príncipe. Nuestros pasados enojos ¿Si habrá el príncipe venido?
nunca les dieron lugar Caltete. Grande atrevimiento ha sido
para verse ni gozar traella aquí.
Carlos la luz de estos ojos. Elena. Ya lo veo,
Entre groseros despojos aunque estando su belleza
Bolonia le ha disfrazado; encubierta como está,
pero, pues ya está avisado de aquese modo será
del bien que el cielo le da, testigo de mi firmeza.
presto, señora, vendrá Claudia. Lo que hablan quiero escuchar.
humilde y enamorado. Calvete. Di, pues, quién eres, señor,
¿Habéisle cobrado amor? porque se alegre Belflor.
Claudia. Nunca mi gusto aborrece Claudia. Si Belflor se ha de alegrar
lo que estima y le parece con su venida, ¿quién duda
bien al Marques, mi señor. que es este el príncipe? ¡Ay, cielos!
564 QUIEN DA LUEGO DA. DOS VECES
PERSONAS
que, mientras que con él ciño con el acero que monarca ciño,
un alma toda cuidados, al Tejo juntarán el Duero y Miño. ( Vase.)
por ser del alba española,
le procure restaurar,
que mi lanza ha de adornar ESCENA X
por divisa y banderola; Toquen marcha, y sale el Conde Alfonso Enhíquez,
que junto al Tejo, Ismael, Don Eoas, Don Gonzalo, Don Pedro y Soldados.
Rey de toda Extremadura
le aguarda, que su ventura Alionso. Lusitanos invencibles,
pruebe y que venga por él. luz del blasón portugués,
Leonor. No es digna suya esa empresa; asombro un tiempo de Roma
yo te quitaré arrogante, y rayos de su laurel,
con la torpe vida, el guante, (Al arma.) siempre la primera hazaña,
que soy Leonor portuguesa. (Vase.) si llega á lograrse bien,
alienta con más valor
ESCENA IX las que se siguen después.
Pasado habemos el Tejo;
Sale Zulema, moro. — Ismael. al margen hermoso de él,
sobre una peña tajada
ZlILEMA. se blasona Santarén
Defiende, Rey invicto, inexpugnable al asalto;
exaltación de lunas sarracenas, deleitoso, capitel
tu corona y districto, sirve á ese risco, diademas
si mientras que conquistas las ajenas, donde el sol asiente el pie.
esparciendo tus copias, Su fundación, que compite
no quieres esta vez perder las propias. con los tiempos, corto fué
Alfonso Enríquez, conde lusitano, de Avidis, que agricultor
infante de Castilla, heredó á Gargoris rey
nieto de Alfonso sexto soberano, la corona y las hazañas,
hijo de Enrique, á quien postrada humilla Gargoris heroico, aquel
la cerviz arrogante construidor de los enjambres
del otomano el célebre turbante, repúblicas de la miel,
el Tejo armado pasa aquí alimentando á Avidis
y con un escuadrón, si en suma breve, con su néctar, merecer
inmenso en el valor, incendio abrasa pudo á Santarén el nombre
tus tierras, rayos ellos, ellas nieve; deEscalabis(esto es
y por que tu diadema le corone, lo que en latín esca abidis,
á Santarén se acerca y sitio pone. manjar de Abidis), si bien
Ismael. le mudó la virgen mártir
¡Cobarde! ¿de eso muestras Santa Inés, en Santarén.
el miedo infame que en tu pecho mides? Desde el infelice godo
¿Anuncias dichas nuestras hasta ahora lo posee
y albricias no me pides, la blasfemia desbocada,
cuando si el Tejo por su daño pasa y en nombre suyo Ismael;
la dicha de tal bien se me entra en casa? descuidados tiene el ocio
¿No reino en Badajoz? Extremadura, sus bárbaros, y ya veis
¿no es noble herencia mía? que la presteza asegura
¿No tengo en lo mejor de Andalucía más victorias que el poder.
cuanto entre valles, riscos y espesura Escalémosla de noche,
ciñe Sierra Morena por que cuando el sol nos dé
con más vasallos que su falda arena? entre celajes del alba
Cinco reyes con parias me tributan, perfiles de rosicler,
á camellos, el ámbar, oro y plata, tremolando en sus almenas
las bengalas, el nácar y escarlata la cruz que á Jerusalén
con que al gusano tejedor disfrutan restauró mi padre Enrique,
y entre aromas arabios sus lunas postre á los pies.
estiman en mis pies poner sus labios. Pocos somos, si al asalto
Cada cual de éstos tiene cuenta del número hacéis,
cincuenta mil armígeros alarbes, si del valor infinitos,
que si ese Alfonso viene, porque cada portugués
los fosos, las murallas, los adarbes es un ejército, un campo,
cubrirán como á Ceres los manojos un escuadrón, un tropel
de cimitarras y bonetes rojos. que eminentemente cifra
Llegue ese mozo ciego; más héroes que Apolo ve.
la presunción se acerque lusitana, Pase del sueño á la muerte
que presto las orillas del Mondego, tanto Holofernes cruel;
reconociendo á las de Guadiana, Judit es nuestra justicia,
v
JORNADA PRIMERA 575
su alfanje en mis manos veis. que si el doctor cursos cuenta,
Dadme esta villa, soldados, ya pasan en mí de diez.
y con César cantaré Moro i.° Muere, perro, y no hables tanto.
desde hoy, veni, vidi, vici, (Da/e.)
vine, vi y llegué á vencer. Brito. ¿Perro yo? Debe querer,
Egas. No necesitas, gran conde, si me mata, dar conmigo
de alientos-para encender perro muerto á la mujer.
pechos que ya son volcanes, Quedo, ¿no ves que soy moro?
valor que ya es Mongibel. Moro i.° ¿Moro tú?
Gonzalo. Morir ó vencer juramos, Brito. Pues ¿no lo ves?
ó morir hoy ó vencer. Moro a.° ¿De Santarén?
Pedro. Del pavés sobre sus muros, Brito. Sí, señores,
ó muertos sobre el pavés. moro soy de santi-amén.
Alfonso. Estas son sus torres altas; Moro i.° Pues ¿por qué en cristiano traje?
el escalador cordel Brito. Estuve al cabo una vez,
nos facilita el silencio. y promedie á San Roque
Egas. ¿Qué es escala ó para qué? ó á su perro de traer
Arrimándome á una pica, esta ropa un mes entero.
talares llevo en los pies Moro 2.° ¡Oh, blasfemo! (Dale.)
para volar por sus muros, Brito. Pues un mes
no huyendo para correr. el hábito no hace al monje.
Alfonso. ¡Oh, portugués Viriatol
¡Oh, escuadrón invicto y fiel!
Viva la cruz! (Alarma.) ESCENA XII
Todos. ¡Viva Alfonsol
Alfonso. ¡Viva, decid, nuestra leyl Salen Don Egas y Don Alfonso.— Dichos.
(Desnudan las espadas y éntrame, y
dicen dentro, tocando d guerra.) Egas. Gracias al cielo se den,
Moro i.° ¡Aquí de la villa, Alarbes, que ya es Santarén cristiana;
las murallas socorred, ya Sión, si fué Babel.
que el cristiano nos la usurpa! Alfonso. Ea, don Egas Muñiz:
Moro 2.° ¡Que nos entra á Santarén! (Vase el un Moro.)
(Entrando y saliendo, pelean moros y ¡viva nuestra santa fe!
cristianos.) (Entrase el Rey.)
Egas. ¡Ah, perros! en vuestra sangre
pienso hoy apagar la sed
que ha tanto que me provoca. ESCENA XIII
Moro i.° Huye, Ha mete. (Arma.)
Moro 2.° Huye, Muley. Dichos, menos un Moro y el Rby.
V
JORNADA. TERCERA 579
cuidando yo que la mano una piedad rigurosa,
entonces se desollaba, y si mis súplicas sigues,
mal con los guantes estaba; una acción con que me obligues
mas agora que este alano en la otra vida.
Ismarrel tanto le estima Ismael. ¡Qué hermo;a!
que mos desafía por él, La aurora de tu semblante
desollándole la piel vierte perlas; si enloqueces
que trae el mastín encima, cuando llorando amaneces
la he de convertir en guantes. cada aljófar un diamante,
Egas. Arábigo sé escribir ¿qué hicieras perdido el ceño
y en hábito hemos de ir con que eclipsas su arrebol
de moros. amaneciéndome el sol
Brito. Haya turbantes, en dos orientes risueños?
almalafas, alquiceles, Tu padre murió á mis manos,
y déjame á mí con él. mas sírvate de consuelo
Eoas. ¿Te atreverás á Ismael? que he de conquistar el cielo
Bbito. Y á una recua de Ismareles. vencidos los lusitanos.
Egas. Pues sigueme, que si engañas Mi valor á cargo toma,
su atención, en mis venturas si su pavimento piso,
probarás que sin locuras que goce á Alá en su paraíso
nunca el amor logró hazañas. á la diestra de Mahoma;
De moro te vestiré. yo haré que con él dispense
Brito. Con tal que haya sopa en vino, el haber cristiano sido.
porque sin él y tocino
desde aquí desmórome. {Vanse.)
ESCENA VIII
ESCENA VII Salen de moros Don Egas, y Brito á lo gracioso.
Dichos.
Sale Doña Leonor llorando, y Ismael saca el guante
de Doña Leonor. Brito. Héteme aquí convertido
en morabito de Orense,
Ismael. Tu Conde me vió en su vega engerto un gallego en moro.
hacer de esta prenda alarde, Egas. Ya sabes lo que has de hacer;
y á su ejército cobarde, no te turbes.
no sólo el combate niega, Brito. La mujer
mas, multiplicando miedos, que buscas es como un oro;
las caras descoloridas con el mastín perrenquea.
tiemblan de ver que sus vidas Egas. A buena ocasión llegamos,
tu guante les mida á dedos. si mis ardides logramos.
Si estas finezas merecen Brito. Ojalá orégano sea.
en tu cielo algún agrado, Ismael. ¿Quién, sin avisar primero,
serenándose el nublado se atreve á entrar donde estoy?
que sus rayos entristecen, Brito. Señor, estafeta soy
alcance yo sin enojos, morisca, mas no arriero,
sin desdenes, sin agravios, ni en toda mi casta le hubo,
una razón de tus labios, ni quiera Dios, cuando venga
un resplandor de tus ojos. con cartas, que oficio tenga
Y advierte, Leonora mía, que el señor don Mahoma tuvo.
que si con rigor pretendes Ismael. ¿Cartas traes? Dime de quién.
helar mi fuego, le enciendes Eoas. Este necio lo ha de echar
con más rebelde porfía. á perder; quiero llegar.
Finge de burlas favores, (Llégase á él.)
podrá ser que desta suerte El Rey de Murcia y Jaén
más tibio llegue á quererte y el de Córdoba te escriben.
que duplicando rigores, Brito. Sí, señor; juntos están
porque en la amorosa escuela, con el Rey de Cordobán
la que por sus cursos pasa, murciélagos, porque viven
con hielos dicen que abrasa, de comer uvas jaenes,
con llamas dicen que hiela. y son tres reyes de bien
Leonor. ¿Posible es, torpe homicida, el murciélago, el Jaén
que tu ciego frenesí y el cordobán.
ose á amar á quien por ti Ismael. ¡Loco vienes!
llora á su padre sin vida? Egas. Hase, gran señor, turbado
Dame sepulcro con él; y gasta siempre este humor.
rasga, tirano, este pecho Brito. Humor gasto; sí, señor;
y habrás á mis ruegos hecho de una huente que han mandado
una fineza cruel, que en aqueste brazo me abra;
58o LAS QUINAS DE PORTUGAL
gracias á santa Loeía, mi Leonor y yo.
que casi casi no vía Brito. A eso vamos.
por un hartazgo de cabra (Abre el moro otra carta.)
que éste y yo nos dimos solos, ' Ismael. Dice Muley de esta suerte:
y aun es dicha si lo alcanzo, (Le«.) «El compañero del que ésta
métome, en vez de garbanzo lleva es el moro más sabio en las
toda una bola de bolos, ciencias de Astrología, Magia y fu
y en lugar de hoja de hiedra turos contingentes que conoce Egip
traigo una resma de estraza, to; envíosele á vuestra Alteza para
con que, aunque algo me embaraza, que, sirviéndose de sus habilidades,
puedo tirar una piedra, venza con ellas lo que dudo de sus
y her que la salud asista armas, porque el Conde de Portugal
en los ojos, aunque creyo tiene de su parte el valor de sus an
que cuando á su merced veyo, tecesores y la fortuna de los hados.
tengo muy bellaca vista. Guarde Alá á vuestra alteza, etc.
Egas. (4 él ap.) Necio, mira lo que dices. Muley, Rey de Córdoba.»
Ismael. ¡Salada es vuestra razón!
Brito. Tengo la sal de un jamón, ¡Válgame Mahoma!
y cómolos con perdices. Brito. Y lleve
Ismael. ¿Las cartas? por siempre jamás amén.
Brito. Helas aquí. (Dáselas.) (Mirando el Moro muy atento d Don
Egas.)
Ismael. ¡Donoso talle mostráis!
Brito. Sí, señor. Ismael. Ven acá.
Ismael. ¿Cómo os llamáis? Brito. Obedezco al ven.
Brito. El moro Zaquizamí. Ismael. Habla veras.
Ismael. ¿Tan alto? Brito. Pues sea breve, porque
Brito. En caramanchones en hablando en joicio,
empleo todo mi trato, luego me da torozón.
y vuelto de perro en gato (Hablan en secreto Leonor y Don Egas.)
ando á caza de ratones. Ismael. ¿Quién es éste?
Lea vuestra morería Brito. Es un varón
para que me vuelva luego. milagro del reino egipcio:
Ismael. ¿No esperaréis que á este pliego No sabe tanto el dimuño;
responda? cuantos diabros el infierno
Brito. Sí, morería. ahucha en su huego eterno
Ismael. Es Córdoba gran ciudad. todos los tiene en el puño.
Brito. Sí, morería. Ismael. ¿Qué dices?
Ismael. Y su rey, Brito. Que si le pruebas,
¿no se llama AIí Muley? tien tales encantaciones
Brito. Sí, morería. que hará llover naterones,
Ismael. Esperad. albaricoques y brevas.
( Leyendo para sí.) Ismael. Si él me supiera ablandar
¿Qué tiene, que está en la cama el rigor de una mujer
conforme me avisa aquí? que me obliga á enloquecer,
Brito. Sí, morería. yo le llegara á adorar.
Ismael. Decí: Bpito. Si de sus artes se fía,
¿qué mal tiene? déla por blanda. ¿Es aquélla?
Brito. Se derrama Ismael. La misma.
todo en mantas y en colchones. Brito. Ya habla con ella,
Egas. (Ap.) ¿Hay disparate como éste? porque sus cuitas sabía;
Brito. Y diz que es ramo de peste verá cuál se la madura.
la sarna con sabañones, Leonor ¡Ay, mi don Egas Muñiz! (Ellos ap.)
y el reye se rasca mucho. moriré más infeliz
Ismael. Este debe de ser loco. si inventas esa locura;
Egas. (A él ap.) Necio, vete poco á poco no arriesgues vida, que estimo
en hablar. lo que mi temor recela.
Brito. Yo no estoy ducho Brito. ¿No ve cómo se le enmiela? I-*' R'y-)
en esto de enfermedades; Egas. Leonor, en balde reprimo (.* '"« "/>-)
su morería perdone. la paciencia ni el acero.
Egas. (Ap.) Como Brito me ocasione Yo he de sacarte de aquí.
mientras teje necedades Ismael. ¡Vive Alá! que conseguí
á que hable á mi Leonor, toda la dicha que espero;
que aún no me ha echado de ver, tan domesticada está
comenzaré á disponer con él como si los dos
los ardides de mi amor. fueran hermanos.
(A él ap.) Entreténmele, y advierte Brito. ¡Par Dios!
que en el ínterin hablamos por no decir por Alá,
JORNADA SEGUNDA 58 i
que obrigue á una peña frtai Brito. Tened, el perro, por cierto
á que eche llamas, señor. que vos damos perro muerto. Mj>-)
Ismael. ¿Que hará que me tenga amor Ismael. Tú serias mi Mahoma,
Leonor? mi Alá, si me consintiere
Brito. SI, morería. que una mano la besase.
Ismael. Toma este anillo y cadena. (Dáselos.) Egas. Hasta que el término pase,
Brito. Sí, morería, sí tomo. no es posible.
¿Es el engaste de promo, Brito. En seco bese,
que pesa más que ell arena? chero decir, desde ahí,
Egas. Esto tenemos trazado que según unum modernum,
Leonor. ¡Qué buena suerte la mía! non besabis in ovternum.
Ismael. ¿Riyóse? Ismael. No te entiendo.
Brito. Sí, morería; Brito. Hablan ansí
los colmillos ha mostrado. nigromantes motilones.
Egas. Disimula con el moro Ismael. Luego ¿tú nigromancia
hasta que te libre de él. estudias?
LEONOR. (Esto ¡o dice recio.) Brito. Sí, morería;
Merece mucho Ismael. mire, do hay pares hay nones,
Ismael. ¿Qué dijo? chero decir, que preñada
Brito. Que es como un oro una mujer, ó se muere
su merced en la gallardía. ó habrá pares; si pariere,
Ismael. Que mucho Ismael merece y habrá nones que es nonada
le escuché. para vuesa morena,
Brito. Ansí me parece. como no tempre pesares
Ismael. ¡Gran suertel aguardándose dos pares
Brito. Sí, morería. de horas, hasta el mediodía,
Ismael. ¡Qué apacible y que en sazón que es cuando cesan los nones,
habla, pregunta y propone! y toca á nona el donado;
Brito. El verá que se la pone mas habiendo los dos dado,
más tierna que un requesón. que en todos los esquilones
Egas. ¿Oyes lo que al moro pasa • cuando dan dos dan un par,
con aquel loco? cesan entonces azares,
Leonor. Donoso porque, en fin, los dos pares,
é igualmente provechoso. si no llegan á parar,
Egas. De placer es esta casa, ¿cómo tienen de parir
en to despoblado está; el efecto del planeta,
para que te saque de ella ni comprirse la receta
fíngele amor, Leonor bella. de su amor? ¿Chéreio oir?
(Llégase Leonor al Rey muy afable.) Pues venga á her: esta mujer,
Leonor. ¡Mi rey! ¿no es nones? Sí, porque es una,
Ismael. ¡Soberano Alá, y con pares no hay ninguna /
que á oir tal he merecido hasta que llega á parir;
al sol que el alma ofrecí! él, aqueste moro y yo
Brito. ¿Mi rey dijo? hétele el mi; somos tres, no somos nones;
soberano Alá te he oído, en esto no hay opiniones,
hétele también el la, pues si el nones engendro
sol la llamaste después; la nonada, oiga estos puntos,
hétele á amor portugués hasta que lleguen á estar
con su re, mi,fa, sol, la. hombre y mujer hendo un par,
Egas. Señor, yo que por mis ciencias y no todos cuatro juntos,
de tu amorosa fatiga, si no le ama si se queje;
supe el incendio que obliga pero vuélvase después
á apacibles impaciencias, que nones quedamos tres,
vine á servirte de modo y como á los tres mos deje,
que ya es tuya Leonor bella; después de la nona dada,
pero si á solas con ella si vuelve á sus aficiones
nos dejas, para que en todo ya se habrán ido los nones
se te rinda este diamante, y parará el par en nada.
tu esperanza lograrás, Esto enseña la escretura,
en especial si me das que entre sus negros Macías
por sola una hora su guante, mordió el gigante Golías,
que impide por él el hado Galeno y Ñuño Rasura.
lo que el arte facilita, Ismael. Los principios de una ciencia
porque sus efectos quita son obscuros de saber;
cualquier favor violentado. no te he podido entender.
Ismael. Toma el guante, el alma toma. Egas. Pues, señor, es evidencia
(Dásele.) todo cuanto te he explicado,
582 las quinas dé p®rtugal
mas como son rudimentos
de nuestros encantamentos,
está su estilo intrincado; JORNADA TERCERA
vuelve aquí dentro un hora,
lograréis gustos los dos.
Leonor. Querido Ismael, adiós. ESCENA PRIMERA
Ismael. Adiós. ¿Volveráste mora? Salen marchando Don Alfonso Enríouez, Don Egas,
Brito. Conforme huere el moral. Don Gonzalo, Don Pkdro y los más cristianos que
Ismael. Adiós, luz de mi esperanza. pudiesen.
(V«se.)
Alfonso. No marchen más, hagan alto.
ESCENA IX Todos. Hagan alto.
Alfonso. Aquestos son
Dichos, menos el Moro. los campos que mi nación
llama de Obrique. En el alto
Brito. Si mora dice tardanza, cerro que mi gente agora
vendrá á ser mora, y qué tal. ciñe, y el sol siempre adula
Egas. Alto, á subir á caballo. (cuya cumbre se intitula
Brito. No hay, si dos (i). «Cabezas del Rey»), mejora
Egas. Vendrá en mi gropa; de sitio nuestro pequeño
yo Jove, Leonor mi Europa. ejercito; trece mil
Brito. Pues Galgui morisco, adiós. somos no más contra el vil
(Sttben desde el tablado á caballo los ismaelita. Ya mi imperio,
tres, ella á las ancas del de don Egas, y portugueses valerosos,
salen á las voces del moro Ismael y otros, de suerte adelante está,
y puédalos seguir á caballo y escara que el retirarnos será
muzar.) descrédito. En tan forzosos
Brito. {Adentro.) Aprisa, que mos espía lances, contra tanta suma
un perro, y temo que lluevan de infieles como nos cerca,
virotazos. tal vez el ánimo merca
Moro. ¡Que nos llevan dichas que jamás consuma
á Leonor! el tiempo; vuestro consejo
Brito. Sí, morería. con todo eso necesito,
Ismael. Seguildos, vasallos míos; vuestro valor solicito;
volad, cual vuelan mis celos. cada cual es un espejo
¿Sufriréis, ingratos cielos, de la fe que defendemos,
tal burla? de la fama que intentamos.
Brito. Sí, morenos. Los capitanes estamos
Ismael. Corred, que queda abrasada juntos aquí; consultemos
el alma entre mis pasiones. lo que en tan preciso caso
Brito. Acá corremos los nones, cada uno siente y desea;
y allá vos cupo nonada. pero con tal que no sea
Ismael. Tocad al arma, africanos, (ai arma.) dar atrás un solo paso.
mis ejércitos juntad: Gonzal. Gran señor: temeridades
por Alá eterna deidad que traen consigo imposibles
que he de hacer en los cristianos causan desastres terribles
tal destrozo, que no quede y anuncian adversidades.
memoria de su baptismo. Cinco ejércitos están
De incendios soy un abismo, á nuestra vista de infieles;
sufrirme el mundo no puede; contra tantos, ¿qué laureles
abrase la llama mía trece mil conseguirán?
cuanto el sol con rayos doma. De dudenlos y cincuenta
Brito. Perrazos, ¡cola Mahomal mil moros consta el blasfemo
Ismael. ¿Hay más mal? ¡ campo, que de extremo á extremo
Brito. jSí, morería! sumas que agotan su cuenta,
cubren valles y collados,
como nosotros nacidos
en nuestra España, escogidos
(i) Asi en el original; pero deben los dos redu
y en guerra experimentados,
cirse á un solo verso en esta forma:
veinte mil moros le toca
Egas. A caballo.
ácada cual portugués,
Brito. No hay si dos. que aunque de manos y pies
Egas. La dama vendrá en mi gropa, ele. se la ataran, á la poca
gente que la cruz ampara
de tus leales vasallos,
sólo para degollallos
tiempo y manos nos faltara.
JORNADA TERCERA '583
Extiende, señor, ios ojos Egas. Gran señor,
por los campos, verás olas Santarén es una villa
moriscas más que amapolas inexpugnable.
llenos de bonetes rojos; Alfonso. Esa silla
tentar á Dios no es cordura; me acercad.
acometer, perdición; Pedro. Tiempo mejor
morir, desesperación; el cielo te ofrecerá.
buscar milagros, locura. Alfonso. (Asiéntase.)
Todo tu ejército pierde Dadme esa Biblia y dejadme
el ánimo, y no me espanto, á solas. Egas, cerradme
porque entre bárbaro tanto, la tienda.
que agosta su sitio verde, Egas. Cerrada está. (Vast.)
cuando cada moro arroje
sólo una flecha no más,
¿cómo resistir podrás ESCENA II
docientas mil? No te enojes, Queda solo y asentado con la Biblia en las manos.
pues pides mi parecer,
que mi lealtad te aconseje Alfonso. A aconsejarse con vos
que aquesta empresa se deje, mi fe, libro santo, viene,
pues á veces suele ser pues cuanto en vos se contiene
más valor el retirarse lo escribió el dedo de Dios.
que alcanzar muchas victorias Consultémonos los dos,
Alfonso. Diga Muñiz. que por la parte que abriere,
Egas. Si es notoria lo que primero le vere
la pérdida, el despeñarse, eso tengo de seguir,
gran señor, no es valentía; que vos no sabéis mentir
aguardemos que se ausente ni errará quien os creyere.
el sol, y entonces tu gente, {Ábrela y lee.)
sin manifestarla el día, «Hi in curribus et hi in equis: nos
podrá entrarse en Santarén, autem in nomine Domini Dci uostri
que si el moro la cercare, invocabimus.»
lo que su sitio durare, ¡Qué pronóstico, aunque breve,
como avisados estén tan propicio á mi valor!
el de Castilla y León Aliéntame el rey cantor
con el navarro, no hay duda en el salmo diez y nueve;
que vengan en nuestra ayuda dice que el alarbe aleve
sin que falte el de Aragón; y los que nos desafían,
y entonces á la campaña en las máquinas se fían
podrás seguro salir, de sus carros y caballos,
y victorioso lucir . y en multitud de vasallos
la restauración de España. que contra el baptismo envían;
Demos al tiempo lugar, mas porque ningún siniestro
' si admites mi parecer, riesgo nuestra dicha asombre,
que el dilatar no es temer, invocaremos el nombre
prudencia, si, el conservar. del grande Señor, Dios nuestro.
Pedro. Esto tu ejército pide, ¡Oh profeta, rey, maestro
esto tu gente responde. de la milicia mayor,
Todos. Retirar, excelso Conde. vos nos quitáis el temor,
Otros. Retirar. nuestras medras confiamos
Alfonso. Cuando se mide en el nombre que invocamos
con recelos aparentes de nuestro Dios.y Señor.
lo que el temor dificulta, (Lee.) «jpSi obligati sunt et cecide-
rara vez de la consulta ritnt: nos autem surreximus et erecli
salen acciones valientes; sumus.»
algo habemos de dejar Prosigue el profeta santo:
á la fortuna, soldados, «Ellos nos acometieron,
mas ya estáis determinados pero postrados cayeron
al huir ó al retirar; entre el horror y el espanto;
déjenme solo en mi tienda, nosotros, que á nombre tanto
que otra consulta me falta como el de Dios aplaudimos,
más útil, cuanto más alta. restaurándonos vencimos,
Cuando sus horrores tienda sus escuadrones postramos,
la nocturna obscuridad triunfantes nos levantamos,
á juntaros volveré, y blasfemos oprimimos.»
y entonces abrazaré (Lee) al* omine salpuní fac regem:
lo que vuestra voluntad exaudí nos in die, quá mvocaveri-
resolviere. mus te.
584 LAS QUINAS DE PORTUGAL
ESCENA VIII
ESCENA VI
Doña Petronila y Melchora.
Salen Doña Petronila y Don Gregorio, por báculo la
Petron. Melchora: ¿no quedó aquí
espada.
don Gómez con don Francisco?
Petron. Convaleciente, señor, Melch. Llévanlo todo abarrisco
importará recogeros los celosos.
temprano. Petron. ¿Cómo ansi?
Grégor. Quien vive en veros, Melch. Descompadrados los vi
no viéndoos se halla peor. irse.
Petron. Estimoos ese favor; Petron. El coche haz, pues, sacar.
pero es muy á costa vuestra. Melch. ¿Dónde los piensas hallar?
Gregor. Si he de sacar por la muestra, Petron. ¡Qué sé yo! Amor nunca acierta
juzgando por lo exterior, sino errando.
hermosa señora mía, Melch. Es cosa cierta.
en vos la mercaduría Petron. Pues, errando, he de acertar. (.Vanse.)
no me enseña mucho amor
lo tibio con que me habláis.
ESCENA IX
Sale Doña Ana de mujer, con manto, y Boceguillas.
ESCENA VII
Sale Met chora. —Dichos. Ana. ¿La capa, espada y sombrero?
Boceo. Todo viene donde has dicho.
Petron. No siempre está el corazón Ana. Será el coche mi vestuario.
con una disposición, Boceg. Y el arquilla, entre el aliño
si afectos examináis. del cojín, que está á la popa,
Gregor. Más con eso me enfermáis hará las veces de Ovidio
que la peligrosa herida. en nuestro metamorfosis.
Petron. Deseo yo vuestra vida Ana. No hay amor sin artificio;
todo lo posible. hoy admirarás mi ingenio.
Gregor. Creo Boceo. Bien; pero ¿no seré digno
lo que decís; pero veo de darte un almud de quejas?
lo contrario en mi venida. Ana. ¿Tantas?
Juzgábame yo, en virtud Boceo. Oye, te suplico:
de tanto favor pasado, En Milán serví soldado
más bien visto en vuestro agrado. dos años; mas, fugitivo,
Petron. Tratad de vuestra salud deslumbrando Barracheles, •
y lógrese juventud á Génova me deslizo;
que tan bien en vos se emplea, halléte medio embarcado
que, aunque por vos no se crea, para España, y, compasivo
es mi mayor interés; de la falta de mi flete,
que ocasión habrá después me admitiste en tu servicio;
en que más gustosa os vea. desde entonces hasta agora,
Gregor. Daros fe será forzoso, tu confidente y valido,
aunque á mí mismo me engañe. no he alcanzado ni un secreto
Petron. Temo que el sereno os dañe, de tu pecho; no he sabido,
que en Madrid es peligroso. sino por mayor, que en Malta
Gregor. Juzgárame yo dichoso profesaste desde niño
y acabara de estar bueno la Cruz; del turco espantajo,
si ese cielo, por quien peno, coco común del morisco,
se serenara al mirarme; y que don Gómez te llamas
que á mí lo que ha de matarme juntándole al apellido
ACTO SEGUNDO 6o5
del Avalos generoso enamoradas congojas,
el Pimentel más antiguo; si es la soledad su alivio;
tomaste el Portocarrero gocen dichosos amantes
por solapar los peligros el frecuentado bullicio
que en la Venta ocasionaste, de tanto coche que al Prado
por ti don Gregorio herido. trasladaron los Elisios.
Ha que te sirvo diez meses, Déjame, Montilla, á so'as.
y en los diez que ha que te sirvo, Montill. Soy fámulo: no replico;
ni sé á qué veniste á España, mas mira que han de dañarte
ni penetro tus designios, serenos.
ni si estás enamorado, Gregor. No seas prolijo.
ni quién te feria suspiros. Montill. A estos álamos me asiento;
Tal vez te hallo hablando á solas; si el sueño dijere: «envido».
tal, generoso conmigo, diré: «topo»; y tu, entretanto,
sin tener necesidad, bucoliza á lo de Anfriso. [Apártast.)
me vistes como un palmito; Ana. (A BoceguiUas.) Boceguillas, ven acá.
tal me envías noramala, ¿No es este hombre?..
y si entonces te replico, Boceg. Será el mismo
ó va tras mí el candelero, que dices.
ó me ensordeces á gritos. Ana. ¿Cuál?
Ya Adonis, rindes beldades; Boceg. ¿Qué se yo?
ya Venus, postras Narcisos; Un hombre como Dios le hizo.
ya soldado, todo hazañas; Ana. , Necio: ¿este no es don Gregorio?
ya escolar, todo aforismos; Boceg. Yo agora no gregorizo,
estoy en duda si acaso que en crepúsculo la tarde
lo atiplado en lo lampiño llora del sol paraxismos
te mutiló sin saberlo y tengo la vista corta.
lo« que junta el que es latino Ana. Pues yo sí, que los delirios
á los pretéritos siempre; de mis celos me hacen Argos.
otras veces imagino Boceg. Según el aire y los visos,
que en esto del masque gemís él parece.
sólo tienes el vestido. Ana. Pues, aparta.
¡Por amor de Dios! señor, Boceg. Aparto; vaya de tiro.
señora ó término ambiguo, ( Apártase éste, y Doña Ana echa á la
que sepa yo con quién ando; cara el manto.)
conozca yo á quién ministro; Ana. Retírate; no nos oigas.
pues has hecho en mi lealtad Boceg. Si hay segundos desafíos
cuantas pruebas has querido, acójome á este convento.
sé cuenta de Santa Juana, {Vase llegando ella á Don Gregorio, ta
sácame el alma del limbo. pada, y los lacayos, cada uno par su
Ana. Para todos los criados parte, se les acercan)
discretos el uso ha escrito Montill. (.Aparte ) Hacia mi dueño enfermizo
tres preceptos provechosos, se apropincua una buscona,
que son, si entre éstos te admito, y yo á los dos me apropincuo
oir, y ver y callar; por ver este perro muerto.
que guardes éstos te pido; Boceg. (.Aparte.) Mi humor es antojadizo,
porque, en dando enjlos sanctorum, no he de sufrir que malpara;
medrarás poco conmigo. detrás deste olmo me arrimo.
Boceg. Echo á la boca unas trabas, Gregor. (Paseándose.) Hoy ceños, ayer agrados:
pongo á la lengua unos grillos, algo contra mí la han dicho;
sórbome todo deseo; pero, si son las mujeres
desde hoy moriré de ahito. pluma al viento, ¿qué me admiro?
Ana. Por lo ameno y por lo solo Ana. {Tapada, á éi.) Debemos de padecer,
hice elección de este sitio. caballero pensativo,
Boceg. ¿Y por qué no por lo santo, pues buscamos soledades,
si consagran este hospicio unos accidentes mismos,
para ejemplo de la corte y en fe de que de algún modo
Recoletos Augustinos? se consuelan afligidos,
Ana. ¿Y el coche? juntando penas con penas,
Boceg. Allí nos espera, juzgo que os hago servicio
para el disfraz que me has dicho. en interrumpir silencios;
pues, si no de divertirlos,
ESCENA X gustaré de acompañarlos
mezclándolos con los míos.
Salen Don Gregorio y Montilla.
Gbegor. Déboos, oculta piadosa,
Gregor. No quiero ir tan presto á casa: los socorros compasivos
desahogue este retiro que no me atrevo á pagaros;
6o6 BELLACO SOIS, GÓMEZ
ESCENA II
ACTO TERCERO
Don Gregorio. — Dichos.
Ana No has de irte sin que te pague, Pues ¿cómo impedirle puedes
Melchora, tan buenas nuevas; que este otro agora se case,
será el premio este diamante. (.Dátele.) si para entrar en su casa
¡Gracias á Dios que saldremos tienes peligros tan grandes?
de empeños en que á engolfarme Pues sus deudos, también dijo
me llevaban, agua arriba, Melchora que han de matarte
obligaciones tan grandes! si entrar con ella te ven,
¡Qué discreta es tu señoral conque por ninguna parte
Con cualquiera que se case hay puerta para tu enredo,
de los dos, tan mis amigos, aunque más máquinas halles.
hallará dichas iguales Ana. Dije, y tengo de cumplirlo.
que den envidia á esta corte, ¿Dudas tú que á mí me falten
y yo excusaré desaires, medios con que entrarla á ver
si á Cristóbal legitimo, y mis cautelas la engañen?
que está temiendo su madre. Allá he de entrar luego al punto.
Dila esto, y adiós. Boceo. Luego, ¿los dos han de darle
Melch. I Tan seco! la mano á la Petronila?
¡Jesús! ¡Don Gómez! ¡Tan grave! iCon los maridos á pares?
Ana.
¿Vuesasted la quiso bien?
Pues ¿qué he de hacer?
Ana.
Boceo.
i1
''eránlo á pares, ó á nones.
Y, hecho el dicho maridaje
Melch. ¿Qué? Colgarse imposible, ¿con quién piensas
de una viga; dar suspiros casar tú?
que un neblí no los alcance; Ana. Contigo.
retar, celoso, á Zamora. Boceg. ¡Zape!
Ana Eso, amiga, solía usarse Ana. Boceguillas: lo del alma
en farsas matusalenas; en pena me es importante
no hallan celos ya á quién maten; que se apoye.
está muy cristiano amor Boceg. 4De qué suerte?
y tiembla de condenarse Ana. 'ú no sabes
si loco se desespera. dónde el don Gregorio vive?
Vete, y dila de mi parte Boceg. Lindamente: barrio y calle.
que la doy mil parabienes. Ana. ¿Tiene en casa otros vecinos?
Melch. Pues, mire: por más que trague Boceg. Pienso que ayer vi mudarse
hacia adentra sentimientos los que en el cuarto de arriba
y disimule pesares, moraban.
yo sé que tiene el pechito Ana. Si se quedase
con más agujas que un sastre. vacío, fuera esta suerte
Vaya allá vuesa merced, de mi sutileza examen.
pero no le diga á nadie Anda, vamos á saberlo.
que yo le di tal consejo, Boceg. Pues ¿qué tenemos?
porque, asi Dios me depare Ana. Donaires
marido que me merezca, que me saquen venturoso.
que me ha mandado que llame, Boceg. ¡Oh, casa de los orates! (Vanst.)
mi señora, deudos suyos
que en casa han de convocarse
para lo que le refiero.
Ana. Pues ¿qué quieres, si á intimarme ESCENA VI
que no vaya allá te envia? Salen Doña Petronila, Don Francisco
Melch. ¡Jesús! ¿Pues eso cree? Calle. y Don Gregorio.
¿Luego ignora que en los celos
son mizes todos los zapes? Petron. Digo, pues, señores míos,
Vaya luego allá, y adiós. (Kase.) que, sin consultar consejos
de mis deudos, aunque viejos,
primos, parientes y tíos,
ESCENA V no tiene mi elección bríos
Dichos, menos Mei.chora.
para ponerme en estado;
para esto los he llamado,
Ana. ¿Qué dices de esto? las muchas partes propuesto
Boceo. Que acabes de los dos; y según esto,
con todos: ó dentro ó fuera. libré en ellos mi cuidado.
Ana. Don Francisco ha de casarse Los bien nacidos pleitean
con ella, ó yo no ser hombre. como tales á lo igual,
Boceg. Pues ¿agora no acabaste litigan al tribunal;
de decir á don Gregorio Dero siempre que se vean
que te busque y que te mate es justo que amigos sean;
porque su dama se quede que yo, en habiendo quistión
sin estorbos que la embarguen? que cause murmuración,
ACTO TERCERO 6l3
desde luego les intimo en todo Madrid.
que más que el casarme estimo Petron. ¿Qué es esto?
mi fama y reputación. Ana. ¿Esto? Entrome acá, que llueve.
Gregor. Sois tan cuerda, mi señora, Petron. ¿Qué queréis?
que yo convencido quedo Ana. No se apitone:
y las ventajas le cedo un demonio de estudiante,
á mi opuesto desde agora; que siempre lo hallo delante,
vuestra suerte se mejora de suerte se descompone
en empleos de su amor, por dondequiera que paso
y yo, que de su valor, con pellizcos, con locuras,
aunque parte, soy testigo, malicias, desenvolturas,
le quiero más para amigo que, aunque de ellas no hago caso,
que para competidor. me ha obligado á que huya de él
Franc. Discreción y bizarría y me éntre sin ton ni son
airosamente juntáis; en su casa de rondón.
mas no es bien que me venzáis, Petron. ¿Estudiante es?
amigo, en la cortesía: Ana. Es la piel
yo os renuncio la acción mía, del diablo, que le engendró:
que amor que obliga beldades no me deja á sol ni á sombra.
no funda felicidades Petron. ¿Sabéis vos cómo se n'ombra?
la vez que elige mujeres Ana. Un su mozo le llamó,
en ajenos pareceres, porque otro lo pescudaba,
sino en propias voluntades. don Gomia Porchocarrero.
Esta señora os la tiene, Petron. Don Gómez Portocarrero
sus ojos la muestra os dan; diréis.
dejáis por ella á Milán, Ana. Sí; despacio estaba
y quien de tan lejos viene la moza para estodiar
no es justo que se enajene si es don Gómez, Gazmio ó rollo.
de prenda que suya fué. Petron. Mi primo es.
Yo, que muerto la causé Ana. Pues si es su pollo,
llantos que quiero debella, calcilla le puede echar.
volviendo á morir por ella ¿Quiere vuesasted cuajada
la plaza os desoejaré. para aquestos caballeros?
Petron. ¿Finezas entre los dos Petron. ¡Buena merienda!
á mi costa, caballeros? Ana. Sin sueros,
¿De qué podéis ofenderos limpia, fresca y sazonada;
vos, don Gregorio? ¿Ni vos? más dulce es que una conserva;
Soy noble; no quiera Dios al azúcar la aventajo;
que me resuelva arrojada pruébela, que no es de cuajo;
á cosa... á fe mía que es de hierba.
Ana. (Dentro.) ¡Y á la cuajada! (Saca una cucharada.)
Petron. Que al mundo dé que decir, Aunque esas manos, que pellas
pues yo no os he de elegir son de nieve en el color,
a deudos subordinada. venden cuajada mejor;
¿Por qué el uso no desprecio? comerse puede tras ellas
¿Porqué á los dos no os admito? las suyas un capitán. {Tómaselas.)
jPor qué mi estado remito Petron. ¡Aduladora!
á quien haga de él aprecio? Ana. A ver: llegue;
Reparad que es caso recio á fe que no es su jalbegue
el de esa resolución, de almendras ni solimán. '
cuando en vuestra discreción, ¿Con qué se las lava? ¡Rara
en fe de tan estimada, blancura! Amor: tú dirás
me fío. que lleve el diablo lo más
con un poco de agua clara.
Petron. Entre grosero y pulido
ESCENA VII sabéis aliñar primores.
Sale Doña Ana de cuajadera; loca de rebozo hasta
¿Visteis vosotros mejores
la nariz, sombrero, mangas y fundulas blancas; ojos?
naguas de cotonía; devantal, con pliegues, blanco;
Ana. No son lo que han sido.
una olla de cobre en una cesta, cubierta con unos Franc. Airosa es la cuajadera.
manteles que lleva en una mano, y en la otra un Gregor Corred la cortina ó toca
que nos priva de la boca.
cucharón de hierro.—Dichos.
Ana. Por otro tanto me diera
Ana. ¡Y á la cuajadal su sotana el estudiante;
¡Válgale la maldición! » no la hallara con sazón;
¿Han visto cuál se me atreve? atrevióse el neguijón
No hay escolar más molesto á uno de éstos de delante;
1
6i4 BELLACO SOIS, GÓMEZ
APÉNDICE -
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1 . ^
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J
EL BURLADOR DE SEVILLA
Y
CONVIDADO DE PIEDRA
COMEDIA FAMOSA DEL MAESTRO TIRSO DE MOLINA (0
(i) El texto de esta comedia que se reimprime es el de i63t'. Las principales variantes anotadas son del
de 1649, exactamente igual al de i654. Alguna pertenece á la comedia titulada Tan largo me lo fiáis, impresa á
continuación, y que no es más que un plagio del Burlador. Se han tenido, además, á la vista tres ediciones anti
guas, dos de ellas de Sevilla, y la moderna de D. Juan Eugenio Hartzcnbusch. Todas estas ediciones se descri
ben en el Catálogo que precede á este volumen.
(2) Falta esta advertencia en la edición de i641).
(3) Intervienen además Aminta, Pastores y Músicos.
624 EL BURLA.DSR DE SEVILLA
(i) Asi en los textos; pero en Tan largo... dice: (i) Ed. de if,49. «de hacer lo que me ordenares.»
«no es hoy», que restablece la rima. (2) Id. «Habita... ele.,»
JORNADA TERCERA 65 i
D. Juan. Aguarda, iréte alumbrando. Conde será desde hoy don Juan Tenorio
D. Gonz. No alumbres, que en gracia estoy. de Lebrija; él la mande y la posea,
(Vase muy poco á poco, mirando á Don que si Isabela á un duque corresponde,
Juan, y Don Juan á él, hasta que desapa ya que ha perdido un duque, gane un conde.
rece y queda Don Juan con pavor.) Don Diego.
Todos por la merced (i) tus pies besamos.
ESCENA XV Rey.
Don Juan. Merecéis mi favor tan dignamente,
que si aquí los servicios ponderamos,
¡Válgame Diosl todo el cuerpo me quedo atrás con el favor presente.
se ha bañado de un sudor, Paréceme, don Diego, que hoy hagamos
y dentro de las entrañas las bodas de doña Ana juntamente.
se me hiela el corazón.
Cuando me tomó la mano, Don Diego.
de suerte me la apretó, ¿Con Octavio?
que un infierno parecía: Rey.
jamás vide tal calor. No es bien que el duque Octavio
Un aliento respiraba, sea el restaurador de aqueste agravio.
organizando la voz, Doña Ana con la reina me ha pedido
tan frío, que parecía que perdone al marqués, porque doña Ana,
infernal respiración. ya que el padre murió, quiere marido,
Pero todas son ideas porque si le perdió, con él le gana.
que da la imaginación: Iréis con poca gente y sin ruido
el temor y temer muertos luego á hablalle á la fuerza de Triana,
es más villano temor, y por su satisfacción y por su abono
que si un cuerpo noble vivo, de su agraviada prima, le perdono.
con potencias y razón Don Diego.
y con alma, no se teme; Ya he visto lo que tanto deseaba.
¿quién cuerpos muertos temió? Rey.
Mañana iré á la capilla Que esta noche han de ser, podéis decille (a),
donde convidado soy, los desposorios.
por que se admire y espante Don Diego.
Sevilla de mi valor. (.Vase.)
Todo en bien se acaba.
Fácil será al marqués el persuadille (3)
ESCENA XVI que de su prima amartelado estaba.
Sale el Ret y Don Diego Tenorio y acompaña Rey.
miento. También podéis [á] Octavio prevenille (4).
Desdichado es el duque con mujeres;
Rey. son todas opinión y pareceres.
¿Llegó al fin Isabela? Hanme dicho que está muy enojado
Don Diego. con don Juan.
Y disgustada. Don Diego.
Rey. No me espanto si ha sabido
Pues ¿no ha tomado bien el casamiento? de don Juan el delito averiguado
Don Diego. que la causa de tanto daño ha sido.
Siente, señor, el nombre de infamada. El duque viene.
Rey.
Rey. No dejéis mi lado,
De otra causa procede su tormento. que en el delito sois comprehendido.
¿Dónde está?
Don Diego.
En el convento está alojada ESCENA XVII
de las Descalzas. Sale el Duque Octavio. -Dichos.
Rky.
Salga del convento Octavio.
luego al punto, que quiero que en palacio (i) Los pies, invicto rey, me dé tu alteza,
asista con la Reina más despacio. Rey.
Don Diego. Alzad, duque, y cubrid vuestra cabeza.
Si ha de ser con don Juan el desposorio, ¿Qué pedís?
manda, señor, que tu presencia vea. Octavio. Vengo á pediros,
Rey.
Véame, y galán salga, que notorio (i) Ed. de i649. «Y por esta merced...»
quiero que este placer al mundo sea. (2) Id. «decirle.»
(3) Id. «persuadirle».
(i) «el palacio» se lee en la ed. de i640. (4) Id. «prevenirle.»
652 EL BURLADOR DE SEVILLA
postrado ante vuestras plantas, ESCENA XVJII
una merced, cosa justa,
digna de serme otorgada. Octavio, Gaseno y Aminta.
Rey. Duque, como justa sea,
digo que os doy mi palabra Gaseno. Ests señor nos dirá
de otorgárosla. Pedid. dónde está don Juan Tenorio.
Octavio. Ya sabes, señor, por cartas Señor, ¿si está por acá
de tu Embajador, y el mundo un don Juan á quien notorio
por la lengua de la fama va su apellido será?
sabe, que don Juan Tenorio, Octavio. Don Juan Tenorio diréis.
con española arrogancia, Aminta. Sí, señor; ese don Juan.
en Nápoles una noche, Octavio. Aquí está; ¿qué le queréis?
para mí noche tan mala, Aminta. Es mi esposo ese galán.
con mi nombre profanó Octavio. ¿Cómo?
el sagrado de una dama. Aminta. Pues, ¿no lo sabéis
Rey. No pases más adelante. siendo del alcázar vos?
Ya supe vuestra desgracia. Octavio. No me ha dicho don Juan nada.
En efecto: ¿qué pedís? Gaseno. ¿Es posible?
Octavio. Licencia que en la campaña Octavio. Sí, por Dios.
defienda como es traidor. Gaseno. Doña Aminta es muy honrada
D. Dieg. Eso no. Su sangre clara cuando se casen los dos,
es tan honrada... que cristiana vieja es
Rey. ¡Don Diego! hasta los gilesos, y tiene
D. Dieg. Señor. de la hacienda el interés
Octavio. ¿Quién eres que hablas (!)•
en la presencia del Rey más bien que un Conde un Marqués.
de esa suerte? Casóse don Juan con ella
D. Dieg. Soy quien calla, y quitósela á Batricio.
porque me lo manda el Rey; Aminta. Decid cómo fui doncella
que si no, con esta espada á su poder.
te respondiera. ' Gaseno. No es juicio
Octavio. Eres viejo. esto, ni aquesta querella.
D. Dieg. Ya he sido mozo en Italia, Octavio. (Esta es burla de don Juan,
á vuestro pesar un tiempo; y para venganza mía
ya conocieron mi espada éstos diciéndola están.)
en Nápoles y en Milán. ¿Qué pedís, al fin?
Octavio. Tienes ya la sangre helada. Gaseno. Querría,
No vale/uí, sino soy. porque los días se van,
D. Dieg. Pues fui y soy. (Empuña.) que se hiciese el casamiento,
Rey. Tened; basta; ó querellarme ante el Rey.
bueno está. Callad, don Diego, Octavio. Digo que es justo ese intento.
que á mi persona se guarda Gaseno. Y razón y justa ley.
poco respeto. Y vos, Duque, Octavio. (Medida á mi pensamiento
después que las bodas se hagan, ha venido la ocasión.)
más de espacio hablaréis ( i ). En el alcázar tenemos
Gentilhombre de mi cámara bodas.
es don Juan, y hechura mía, Aminta. ¿Si las mías son?
y de aqueste tronco rama; Octavio. Quiero, para que acertemos,
mirad por él. valerme de una invención (2).
Octavio. Yo lo haré, Venid donde os vestiréis,
gran señor, como lo mandas. señora, á lo cortesano,
Rey. Venid conmigo, don Diego. y á un cuarto del Rey saldréis
D. Dieg. ¡Ay, hijo! ¡qué mal me pagas conmigo.
el amor que te he tenido! Aminta. Vos de la mano
Rey. Duque. á don Juan me llevaréis.
Octavio. Gran señor. Octavio. Que desta suerte es cautela.
Rey. Mañana Gaseno. El arbitrio me consuela.
vuestras bodas se han de hacer. Octavio. (Estos venganza me dan
Octavio. Háganse, pi es tú lo mandas. de aqueste traidor don Juan
y el agravio de Isabela.) (Vanse.)
(Vanse el Rey y Don Diego, y sale Ga-
scno y Aminta.')
(i) Intervienen ademas: Anfriso, Salucio, Pastores, D. Juan Tenorio, el Viejo; Una Dama y Gaceno.
JORNADA PRIMERA 657
ESCENA II pues es forzoso el morir,
mi espada quiero rendir.
Sale el Rey de Napoles.— Dichos. D. Pedr. Agora más cuerdo estás.
Rey. ¿Qué es esto? Todos con esa mujer
Isabela. ¡Favor! ¡Ay, triste, á ese cuarto os retirad.
que es el Rey! Isabela. Tal traición, tan gran maldad,
Rey. ¿Qué es? ¿en hombre pudo caber?
D. Juan ¿Qué ha de ser? Diré quién soy, mas mi agravio
Un hombre y una mujer. á voces dirá quién soy,
Rey. (Esto en prudencia consiste, pues hoy sin honor estoy,
quiero el daño remediar.) y estoy sin el Duque Octavio. (Vanse.)
ESCENNA V
ESCENA III
Don Pedro y Don Juan Tenorio.
Sale el Embajador de España y Criados.— Dichos.
D. Pedr. Ya estamos solos los dos;
Embajad. ¡En tu cuarto, gran señor, muestra aquí tu esfuerzo y brío.
voces! ¿Quién causa el rumor? D. Juan. Aunque tengo esfuerzo, tío,
Rey. Haced prender y matar jamás le tuve con vos.
ese hombre y esta mujer. 1). Pedr. ¿Quién eres?
D. Pedb. ¿Quién son? D. Juan. Don Juan.
Rey. No es bien conocellos, D. Pedr. ¿Don Juan?
porque si aquí llego á vellos D. Juan. Si, señor.
no me queda más que ver. D. Pedr. ¿De aquesa suerte
Pues me venzo y me resisto, lo dices?
vosotros no me incitéis, D. Juan. Dame la muerte,
que en estos que ver queréis, y mis desdichas tendrán
sin verlos mi ofensa he visto. fin en tus manos.
Don Pedro Tenorio, á vos D. Pedr. ¡Traidor
esta prisión os encargo; alevoso! No imagino
si ando corto, andad vos largo, que eres, don Juan, mi sobrino,
y ved quién son esos dos. (Vase.j porque no tienes honor.
¿Tú, con dama en el Palacio
del Rey, y en ofensa mía
ESCENA IV haces tal alevosía?
D. Juan. Mi culpa no pide espacio;
Dichos, menos el Ret. tío, si me has de prender,
préndeme, llévame preso,
D. Pedr. Daos á prisión, caballero. y advierte que aqueste exceso,
D. Juan. No llegue ninguno á mí, por amor se pudo hacer.
si morir no quiere aquí. Amor es una cautela,
D. Pedr. Matadle. y es ciego y loco quien ama.
D. Juan. La muerte espero D. Pedr. ¿Quién es la dama?
por la punta desta espada. D. Juan. Es la dama...
Llegad á comprar mi vida, D. Pedr. Prosigue; ¿quién?
que ha de ser tan bien vendida D. Juan. Isabela.
como de todos comprada. D. Pedr. ¿La camarera?
D. Pedr. ¡Matadle! D. Juan. Señor,
D. Juan. ¡Qué mal lo adviertes! sí, que por el duque Octavio
Las fieras puntas desvía; la engañé.
considera que la mía D. Pedr. Mayor agravio
ha de costar muchas muertes. y desventura mayor.
A muerte estoy condenado, Tu padre desde Castilla
y, pues es cierta mi muerte, á Nápoles te envió
matándoos de aquesta suerte por insufrible, y te dió
moriré más consolado. cárcel la espumosa orilla
Que he de vender desie modo del mar de Italia, causando
mi vida, os quiero advertir, mil escándalos en ella,
y pues sé que he de morir, no reservando doncella,
quiero aquí morir por todo. ni casada reservando.
Sold. a.° ¡Muere, vil! Ya no te sufre la tierra,
D. Juan. ¿Quién os engaña? y estoy por matarte aquí;
Ved que caballero soy. pero como veo en ti
D. Pedr. Rabiando de enojo estoy. sangre que mi pecho encierra,
D. Juan. El Embajador de España por fuerza te he delibrar.
llegue sólo, que á él no más, ¿Tienes por dónde escaparte?
COMEDIAS DE TIRSO DE MOlINA. — TOMO II
.1-
658 TAN LARGO ME LO FIÁIS
ESCENA XX Rey.
¿Que esto pasa?
Sale la Pescadora.—Dichos. Tenorio.
Pescadora. Señor, esto me escribe
¡Fuego, fuego, que me quemo, de Nápoles don Pedro, que le hallaron
que mi cabaña se abrasa! con dama en el Palacio, y apercibe
Repicad á fuego, amigos, remedio en este caso.
porque se me abrasa el alma. Rey.
¡Fuego, zagales, fuego, fuego y rabia; ¿Y le dejaron
amor, clemencia, que se abrasa el alma! con vida?
¡Oh choza, oh vil instrumento Tenorio.
de mi deshonra y mi infamia! Por don Pedro, señor, vive,
Rayos de ardientes estrellas que sin que se supiese le ausentaron;
en tus cabelleras caigan y la dama, inocente deste agravio,
porque abrasadas estén, agresor hizo desto al Duque Octavio,
si del viento mal peinadas. y ya en Sevilla está.
Yo soy aquella que hacía,
émula de las zagalas, Rey.
burla de amor; que así amor Sí; mas ¿qué haremos
á quien dél se burla paga. con Gonzalo de Ulloa, que le había
Engañóme el caballero tratado el casamiento?
JORNADA SEGUNDA 665
Tenorio. diciendo que en Palacio la he burlado;
Bien podremos mas el tiempo, que al cabo desengaña,
poner remedio, pues el tiempo envía dará á entender al Rey quién ha causado
ocasión, y en la mano la tenemos; esta inquietud en él, pues con engaño
que el Duque Octavio remediar podria por la cara que vió me hace este daño.
el yerro de don Juan, pues que su casa Rey.
á la de don Gonzalo llega y pasa.
Ya, Duque Octavio, sé vuestra inocencia,
Rey. y al Rey escribiré por que os reciba
No me parece mal, como no inquiete en su gracia, mostrando su clemencia,
al Duque la pasión que de Isabela cuando el enojo de su vista os priva;
con el amor que tuvo nos promete, y hoy os pienso casar, con su licencia,
en cuya confusión hoy se desvela; con una dama, en cuya gracia estriba
pues la ocasión tenemos del copete, de la beldad la octava maravilla
asirla, que es ligera y siempre vuela, y el sol de las estrellas de Sevilla.
y viene á ser aqueste el mejor medio, Don Gonzalo de Ulloa, un caballero
que á dos casos como éstos da remedio. á quien le ciñe la cruz roja el pecho
¿Y adónde está ese loco? que horror del moro fué, pues con su acero
su tierra siempre ha puesto en grande estrecho,
Tenorio. tiene una hija, y hoy con ella quiero
Jamás niego casaros en Sevilla, que sospecho
á vuestra Alteza cosa que pretenda que con aquesto vuestro bien ordeno.
saber, y cuando aquí pende el sosiego Octavio.
de don Juan, y con esto el yerro enmienda,
por quien se acaba el encendido fuego Primero Alfonso sois, siendo el Onceno.
que él comenzó, es ya justo que lo entienda, ( Vase el Rey y Tenorio.)
señor, tu Alteza. Ya en Sevilla asiste,
que así encubierto está mientras se viste.
Rey. ESCENA III
Pues decilde que della salga al punto,
Salen Dos Criados d:l Duque.—Dicho.
que pienso que es travieso, y la pasea,
por que el remedio desto venga junto. Criad. i. °¿Qué hay de nuevo?
Tenorio. Octavio. El gusto es tal,
A Lebrija se irá. que no he de decirlo bien.
Rby. Criad. 2.° Pues ¿qué tienes?
Mi enojo vea Octavio. Mucho bien;
en el destierro. tanto, que es pequeño el mal.
Tenorio. Con un amor desigual
Quedará difunto su Alteza me recibió,
cuando lo sepa. con que á mis trabajos dió
Rey. alivio y fin á mis males,
pues con favores iguales
Lo que digo sea mis fortunas eclipsó.
sin falta. Su Alteza me quiere hacer
Tenorio. quedar en Sevilla, y yo,
El Duque Octavio es el que viene. como quien lo deseó,
Rey. estoy loco de placer.
Decid que llegue, que licencia tiene. Criad. i .° ¿AI' fin te llegó á ofrecer
mujer?
Octavio. Sí, amigo, y mujer
de Sevilla, que Sevilla
ESCENA II da, si averiguarlo quieres,
Sale el Duque Octavio.—Dichos. porque de oíllo te asombres,
si fuertes y airosos hombres,
Octavio. las más gallardas mujeres.
Criad. 2.° Luego ¿ya no te desvela
A esos pies, gran señor, un peregrino, Isabela?
mísero y derrotado, ofrece el labio; Octavio. No.
juzgando por feliz este camino,
en vuestra real presencia el Duque Octavio.
Huyendo vengo el fiero desatino ESCENA IV
de una mujer, y el no pensado agravio
de un rey; aunque mal dije, que los reyes Salen Catalinón y Don Juan. —Dichos.
cristal son al espejo de las leyes.
Una mujer, al viento débil caña, Caialin. Detente,
pues lo fué en la mudanza que ha mostrado, que aquí está el Duque inocente,
á su Alteza, señor, sin causa engaña, Sagitario de Isabela,
666 TAN LARGO ME LO FIAIS
aunque mejor le diré llanos en que hoy coronada
penitente. lo mejor de Europa rige.
D. Juan. Disimula. Ennoblecióla de muro,
Catalin. Cuando le vende le adula. Zodíaco que la ciñe
D. Juan. Como á Nápoles dejé de doce signos, que en tantas
y la casa de mi lío puertas Sevilla se sirve;
por un pleito de su Alteza, y es la copia que entra y sale
Octavio, con tal presteza, por ellas tan increíble,
aunque fué el intento mío que para salir y entrar,
el despedirme de vos, unos á otros se impiden.
no tuve lugar. Son de sus lienzos las torres
Octavio. Por eso, pasamanos apacibles
Don Juan amigo, os confieso que en torno de la ciudad
que aquí nos vemos los dos. forman hermosos países,
D. Juan. En Sevilla. por cuyos círculos bellos
Octavio. ¿Quién pensara, mil soles, mil serafines
Don Juan, que en Sevilla os viera? discurren en escuadrones
D. Juan. ¿Vos, Pusol, vos la ribera para que el sol las envidie.
desde Partenope clara, El Betis besa sus pies,
dejáis? con cuyo llanto es el Tibre
Octavio. Aunque es un lugar una lágrima, y el mar
Nápoles tan excelente, de España menos humilde.
por Sevilla solamente Este en sus cristales funda
se puede, amigo, dejar. otra ciudad invencible,
D. Juan. ¿Cuándo llegasteis? cuyos edificios son
Octavio. Ayer. como en sus aguas movibles.
D. Juan. De su hermosa descripción En él verás por las tardes
os quiero hacer un borrón, en fugitivos jardines
puesto que la habéis de ver. y en fáciles primaveras
Sevilla ó Hispalis bella, hecho pedazos á Chipre;
que de Híspalo así se dice y en su margen más sirenas
ó de Hispán, de q«ien España que engendra el mar en sus sirtes,
tiene su primer origen, con quien no hay sordas orejas
aunque un escritor moderno, ni hay ingeniosos Ulises.
seis letras con que se escribe, Con esta calle de plata
á las cuatro del romano della á Triana dividen,
quiere también que se apliquen, arrabal en tal ciudad,
diciendo en ellas: «Seiiatus, y entre otras ciudad insigne.
equce, virtutis, iustitice, El imperio de sus aguas
legibus, Augustus», que es edificios no permite
blasón que mi lengua explique de piedra, que estando loco,
hoy ansí: «Senado igual, no es mucho que piedras tire.
para que más se eternice, Y así en diez y siete barcos,
de valor y de justicia, con que los hombros le oprime,
en leyes exenta y libre». un bucentoro se carga,
Y para que estas seis letras que en él parece un esquife
por los orbes se publiquen, este monte de madera,
de sus lábaros y escudos que está entre cadenas firme,
eran soberanos timbres; no leño á leño enojado,
aunque leídas después que astilla á astilla divide.
sin puntos, comas ni tildes, Es Babel de su Arenal,
en ingenioso anagrama, si no menfítica efigie,
Sevilla las seis repiten. la antigua Torre del Oro,
Fué de Hércules fundación, lisonja de los gentiles.
no el Tebano, de quien fingen Mirando su hermoso Alcázar,
tantos emblemas los hombres, Troya su Ilión olvide,
gloriosos como imposibles, y en sus muros Babilonia
sino del egipcio, hermano sus vividores pensiles,
del que con nombre de Osiris pues los que allá en las murallas,
dios se llamó, haciendo á Menfis acá en los cimientos sirven,
que inciensos le sacrifiquen; allá para que los vean,
cuyas caducas memorias acá para que los pisen.
en brazos del tiempo gimen, Veinte sierpes de cristal,
ruinas lisonjeadas que blancas piedras despiden,
de las hiedras que las visten. son de un estanque alimento,
Pero después Julio César dulce hospedaje de cisnes.
la trasladó á los felices De los jardines los cuadros
JORNADA SEGUNDA 667
ciernen en granos sutiles Sobre cuya postrer bola,
cristales, que por los aires cosa de creer difícil,
en átomos se dividen. el coloso, honor de Rodas,
Estos salpicando damas, á los vientos se corrige.
si en su marfil no se engríen, Estatua de rubio bronce,
dejan en gotas de plata que por sus giros le dicen
tachuelas en sus chapines. la Giralda, y por mujer
En un cuarto á sus Monarcas mudable, inconstante y libre.
media naranja le exprimen, Parroquias en que á la gente
tan rica, que á ser entera Sacramentos administren,
fuera de hacerlo imposible. con otra más que aumentara,
En la sala de los reyes contara dos veces quince.
parece que siempre asiste Solemnidades y fiestas
Júpiter en lluvias de oro, más célebres que imagines,
ó en ella el alma se ríe. viendo su Semana Santa,
El templo de Salomón es fuerza que las olvides,
ó el que vió Jonia subirse que en sesenta procesiones
en cien mármoles al cielo, que con majestad se rigen,
que hoy yace en cenizas viles, verás, dando en mar de sangre,
rasguño son, si no sombra á Dios, preciosos rubíes.
del que ves, donde se miden Tras inmensas obras pías,
el arte y la admiración, docientos dotes redimen
y la admiración se rinde. huérfanas, doncellas pobres,
Cincuenta y cuatro pilares que el serlo es Argel terrible.
tal pesadumbre reciben Tiene más de cien conventos,
sobre sus gigantes frentes, y entre ellos dos tan insignes,
con quien agobiados gimen. que en edificios y gente
Estos son todos tan gruesos, ciudades pueden decirse.
que dije mal cuando dije Sustenta doce hospitales
pilares, porque son torres, en que á pobres beneficien,
aunque en tal fábrica mimbres. y entrt? ellos el de la Sangre,
La longitud de su iglesia donde un Ribera eternices.
es tal, que se juzga lince Los edificios, las calles,
el que de una puerta en otra, los comercios que se impiden
entrando, un hombre divise. unos á otros los tratos,
Dos imágenes venera artes soberbios y humildes.
en dos capillas insignes, Las naos, que vieron alegres
adonde todos los dias de la aurora los confines
docientas misas se dicen. y los reinos de la noche;
En ella, después del cielo, perlas, coral, amatistes,
con más majestad se sirve bordados, brocados, telas,
á Dios, perdóneme Roma, pasamanos y tabíes,
si Toledo lo permite. y, al fin, cuanto el sol engendra
Es un edificio eterno y el mar y la tierra rinden
el monumento, y tan firme, para que el hombre lo goce,
que por sus huecos pilares lo gaste y lo desperdicie,
al chapitel más sublime en Sevilla está cifrado;
suben los hombres, adonde mas no es mucho que se cifre,
admirados despavilen si el mundo se cifra en ella,
' tal vez por hachas estrellas, y ella los orbes oprime.
que unas con otras compiten. Y en sí tanta gente encierra,
Como de cirios pascuales que por las calles se aflige,
otras iglesias se sirven, y los muros, reventando,
ésta de montes de cera, barrios levanta en que habiten.
donde por llama el sol vive, Los hombres son liberales,
que á no enfrenarla con agua gallardos como invencibles,
de la cárcel que derrite, inventores de las galas
desatada, se abrasara, que en toda España se viste.
tal lumbre de sí despide. Las mujeres son bizarras,
Referirte otras grandezas briosas, altivas, Circes
con que te asombres y admires en hablar, y en el obrar
no quiero, porque en su torre constantes, honestas, firmes,
todas las que has visto cifres. aunque á su cordura en coches
Que á ser hecha antes de aquella ya la vanidad embiste.
que de Babilonia escriben, Paladiones preñados
con la soberbia se alcanza de mil partos infelices,
y con su memoria insigne. vencerán su honestidad
668 TAN LARGO ME LO FJÁIS
hablan:
Don Juan Tenorio. Un Alguacil.
Colchón, gracioso. Doña Ana, dama.
El Marqués de la Mota. Inés, criada.
Don Gonzalo de Ulloa. Dos Criados.
El Asistente. Acompañamiento.
Un Alcaide. Músicos.
ESCENA XIII
ESCENA XI
Sale Don Gonzalo, en la forma del «Convidado de
Salen dos Criados que pondrán la mesa Piedra». — Dichos.
ostentosamente.
D. Juan. ¿Temes?
Criad. i.'Don Juan, mi señor, envía Pero ¿qué desmayo siento?
á decir que viene luego ¡Válgame aquí mi valorl
á cenar, pongan recado. Colchón. Yo no tengo para esto
Criad. 2. °La mesa falta. ánimo; déjame ir.
Criad. i.° Pues presto, D. Juan. ¿Qué es irte? ¡Viven los cielosl
pedid manteles y plata. que si de mi lado un punto
Criad. 2.° Ya lo ha dado el repostero. te desvias, que al infierno
Criad. i.°Pues mientras pongo la mesa te he de enviar á cenar
poned á enfriar. mientras con el muerto ceno.
Criad. a.° Ya tengo Colchón. ¡Que se obliguen los graciosos
en dos sepulcros de nieve de las comedias á esto,
dos cantimploras. siendo tan gran disparate
Criad. i Haremos pensar que puede set cierto
la razón con agua fría. que al lado de un muerto un vivo
Criad. 2.° ¿No es mejor con vino añejo? tenga humor para el gracejo!
Criad. i.° No, que hace gran calor. D. Jijan. No me deja un sudor frío.
Criad. 2.° Un fuego saca otro fuego, Ea, sentaos, por que cenemos.
Criad. i.' El aparador nos falta. Bien cumplís vuestra palabra.
Criad. 2.° Puesto le dejo allá dentro. La cena.
Criad. i. °Alto, pues, traigan la cena, (Salen con la cena dos ó tres; cáeseles lo
que viene mi amo. que traen y, rodando, se vuelven adentro.)
Criad. 2.' Vuelo. (/ase.) Criad. i.° ¡Válgame el cielo!
7oo LA VENGANZA EN EL SEPULCRO
ESCENA IX Marqués.
Amor lo haga.
Sitie Inés con manto y un papel.— El Marqués.
Inés.
Inés. En su casa gozar de sus caricias.
Que este papel te diese Marqués.
doña Ana me ha mandado.. No por paga, recibe por albricias
Marqués. ese bolsillo, Inés, y adiós, que es hora.
No te perdono, Inés, lo que has tardado. ¿Qué le piensas decir á tu señora?
Mas ¿qué causa ha sido Inés.
de que ella no viniese? Yo, nada.
Inés. Marqués.
No ha podido Pues di: ¿quién?
por haberlo estorbado un accidente. Inés.
Marqués. Estos escudos,
¡Oh, cuán á riesgo está el que vive ausente! habladores al paso que son mudos. (Vanse)
Leer el papel quiero
con que disculpa por doña Ana muevo. (Lee.) ESCENA X
Inés.
Sale Don Juan y Colchón.
De albricias me prometo
una villa, si es como discreto D. Juan. Esta es la iglesia, Colchón,
liberal el Marqués; pues tales nuevas adonde estoy convidado
no se escuchan sin pruebas á cenar, y este el sagrado
de lo más liberal y generoso, que me libra de prisión.
que es lo que toca hacer al más dichoso. Colchón. No sé si te ha de valer
Marqués. la iglesia por resistencia.
Es verdad, ven acá; mas no, que sueño. D. Juan. Tendríamos otra pendencia
¿Sin duda, Inés, que veré á mi dueño en que hubiese más que ver.
teniendo libertad? No lo creo; Que son muchos los heridos
tan grande es mi deseo sospecho.
que ser duda ha podido. Colchón. Y muchos los muertos,
¿Que, en fin, don Juan ha sido cojos, mancos, ciegos, tuertos,
quien mató á don Gonzalo? Mis recelos corcovados y tullidos.
ciertos han sido; pero no mis celos. Mas, dime, cuando de ti
¡Oh, crisol invencible del decoro, en ti mismo la vengabas
doña Ana, en fin, de Ulloa, á quien adoro! á doña Ana, ¿qué intentabas,
qué quenas hacer allí?
Inés. D. Juan. Que la engañaba es muy llano
Porcia no fué más casta ni matrona. cuando vengarla creyese,
Marqués. pues sólo intenté me diese
Déla Sevilla, pues, otra corona. con aquel ardid la mano.
¿Que, con tal desengaño, Colchón. Allí sólo se creyó...
de don Juan el engaño D. Juan. ¿Qué?
se supo, el Asistente Colchón. Que matarte querías.
presente estando á todo? D. Juan. Si hay quien crea boberías,
¿tendré yo la culpa?
Inés. Colchón. No.
Y tan presente D. Juan. En fin, Colchón, se rebela
que escuchó de doña Ana doña Ana; en fin, me aborrece.
quejas contra don Juan, cosa es bien llana; Colchón. ¿Qué importa se esté en sus trece
como también lo es, yo fu! testigo, cuando te adora Isabela?
lomentó su prisión para el castigo. D. Juan. Importa no dar lugar
Marqués. algún secreto de estrella
Pues, Inés, si eso tiene aquese estado, á poder aborrecella
ya no soy desdichado. para poderla olvidar.
A doña Ana dirás, no que me vea; Entremos en la capilla,
dirásla, por que crea que ya parece que espera
que el papel he creído, don Gonzalo. La postrera
esperaré sufrido noche será de Sevilla.
á tener libertad para ir á verla, Colchón. Cerca de la sepultura
sólo en fe de adorarla y de creerla. no tiene eso buen sentido.
Siempre esta cena he temido.
Inés. D. Juan. Pues divertirme procura
Tu culpa es ya forzoso se deshaga, de ese presagio, Colchón.
con que podrás, señor... No sé qué accidente siento
COMEDIAS US TIRSO I» MOlINA.— TOMO II. 45
706 LA VENGANZA EN EL SEPULCRO
que respiro sin aliento D. Gonz. No estéis mudo.
y se estrecha el corazón. Hablad y cenad, Don Juan.
Colchón. Aqui bien podrás pasar D. Juan. Traigan otros platos.
sin mí. D. Gonz. Muchos
D. Juan. Donde quiera puedo; os darán, mas siempre de éstos.
mas quiero pierdas el miedo D. Juan. ¡Qué equivocar tan confuso!
á mi lado. Colchón. Sin duda, debe de ser
Colchón. Por cenar en Guinea al otro mundo,
á no temer me acomodo pues cuanto se sirve es negro
en peligro tan urgente, y nada se mira rubio.
que es el hombre tan valiente D. Juan. Levantad la mesa.
que pierde el temor á todo. D. Gonz. Es presto.
¿Ya la cortina corrida? Canten.
El señor muerto te espera. Colchón. ¡Qué! ¿también hay músicos,
y también allá se templa?
Criado. Esa pena no era justo
ESCENA XI que entre las demás faltara.
Mas, oye una letra al uso.
Córrese la cortina y descúbrese Don Gonzalo en pie, CoLCHÓN.¿De allá ú de acá?
y luego la cena y aparato por tramoya, y todo Criado. De allá.
negro.— Un Criado y Dichos. Colchón. Crítica es, no lo dudo,
fc. (Dentro.) «Hoy á la noche postrera que en el infierno no cantan
la justicia te convida.» como lo entienda ninguno.
D. Juan. Ven, ven acá; ¿no... no oiste MÚSICOS. (Cantan dentro.)
aquella voz? «Hombre, tu plazo llegó;
Colchón. ¿Qué voz? No. esta es tu hora postrera.»
D. Juan. Lo mismo que dije yo, D. Juan. Pues que muera.
dijeron. Músicos. «Muera, muera
Colchón. ¿Lo que dijiste? quien viviendo no vivicu»
D. Juan. «Hoy á la noche postrera D. Juan. Nuevo temor nití cohíbate.
la justicia te convida.» Cuanto miro, cuanto escucho,
Colchón. Guarden los cielos tu vida presagios son de la muerte.
¿Será ilusión ó quimera? iQué terrible que la juzgo!
¡Vive Dios que va esto malo! D. Gonz. ¿No cenáis?
D. Juan. En un hielo, en un temblor D. Juan. De todo ceno,
titubea mi valor. ó por lo menos lo gusto.
Mas ya espera Don Gonzalo. D. Gonz. ¡Qué de amargo gustaréis!
¡Ea, temores, baste ya, Colchón. Paréceme que me escurro,
que se avergüenza mi acero! que está muy cerca del fuego
Buenas noches, caballero; quien participa del humo.
ya estamos todos acá.
D. Gonz. Pues á cenar nos sentemos, ESCENA XII
que os espera gran jornada.
Mas ¿por qué empuñáis la espada? Sale el Asistente con acompañamiento— Djchos
D. Juan. No sé. Cenemos, cenemos.
D. Gonz. Servid la cena. AsiST. ¿Cómo es posible escaparse?
Sacarle tengo, y os juro
(Sale debajo del tablado la mesa con
por los cielos soberanos
manteles y platos y luces que serán pelas
que en un cadahalso al punto
amarillas, y queda en el sitio donde están
le han de cortar la cabeza.
sentados y vense en los platos víboras.)
Alsuac. Resistirse tiene.
Colchón. ¡Aquí es ello! AsiST. Al mundo
De algún diablo ó de algún brujo puede hacer rostro la gente
tramoyero fué esta mesa. que cerca la iglesia.
Aquí es el quedar sin pulsos, Alguac. Dudo
aquí el desatar almizcle que si no es hecho pedazos
de mala pasta y mal tufo. se rinda.
Criado. ¿No cenas tú?' Asist. Junto- al sepulcro
Colchón. ¿Destos platos? de don Gonzalo, ó me engaño,
Criado. De éstos. determino algunos bultos.
Colchón. No son de mi gusto. Yo me acerco. Mas ¡qué veo!
¿A víboras y alacranes Cenando con un difunto
nos convida el seor difunto? don Juan está. ¡Caso raro!
Criado. Nuestros manjares son éstos. Desde aquí todos ocultos
Colchón. Pues á los vivos no es justo el fin de tan gran prodigio
tratarlos como á los muertos. esperemos.
No los quiero. Colchón. Ni un mendrugo
JORNADA TERCERA 707
de pan se ha visto en la mesa, D. Juan. No lo niego.
y cuanto se sirve es crudo. D. Gonz. Mas Dios, á quien lo atribuyo,
D. Gonz . Vuelvan á cantar. de vos la libró.
D. Juan. Ya es tarde. D. Juan. También
D. Gonz. Canten. confieso que en firme estuvo;
D. Joan. De cortés lo sufro. nunca conseguí un favor,
D. Gonz. Mucho tenéis que sufrir, solicitando á menudo.
por ser lo que dura mucho. Asist. fOh, valerosa doña Anal
D. Juan. Ya me cansan, ¡vive Dios! Esto el cielo lo dispuso
vuestros equívocos rudos; para librarse el marqués
más claro hablad, ó... y quedar yo sin escrúpulo,
D. Gonz. ¿Qué haréis? pues veo su inocencia cuando
D. Juan. De otro sudor me cubro. de doña Ana el valor juzgo.
Músicos. (Dentro.) «n0 se ha de decir D. Juan. Prometió darme la mano
racional aquel , de esposa.
que es la vida en él D. Gonz. No. es ese triunfo
nacer y morir. para vos; es del Marqués.
Quien ha de vivir D. Juan. ¡Cielos! ¡qué es esto! ¡qué escucho!
muriendo vivió. ¿Del Marqués? ¡Primero...
Hombre, tu plazo llegó; D. Gonz. . Ya
esta es tu hora postrera.» no podréis; que el Poder sumo
D. Juan. Pues que muera. las fuerzas os quita y quiere
Músicos. «Muera, muera que yo, porque en El me fundo, »
quien viviendo no vivió.» tenga de tantos agravios
D. Juan. Ya entre los dientes el alma la venganza en el sepulcro. '
parece que rompe el nudo Esta es justicia de Dios.
haciendo divorcio el cuerpo D. Juan. ¡Que me abraso!
á su pesar. ¡Qué trasunto Colchón. ¡Que me hundo!
el de la vida en la muerte! (Húndese con estallidos y truenos. Des
Asist. Tanto misterio descubro aparece Don Gonzalo, y Colchón rueda
en lo que miro, que estoy por las tablas.)
dudando y creyendo á uñ punto. \ Asist. ¡Prodigiosa maravilla!
Don Gonzalo es con quien cena, ' ¡Oh, cuán recto! ¡Oh, cuánto es justo
y algún celestial impulso Dios en su justicia, y cuánto
dispuso que yo llegase igual en sus atributos!
á este tiempo y que ninguno Misericordioso espera
de cuantos lo ven desmaye, para castigar más justo (i).
siendo asi que aun yo me turbo, De la prisión al marqués
¡Grande es sin duda el misterio! voy á sacar, por que al punto
Colchón Dígame el paje nocturno: la dé á doña Ana la mano (2).
¿hay plato de caracoles, ¡Qué triste fin! Vaya uno,
que son lindos avechuchos? y mientras yo al marqués,
D. Juan. Empiece el duelo. á doña Ana, luego al punto,
D. Gonz. Es de Dios este caso la relate.
mi venganza. Vamos presto.
D. Juan. ¿Cuando cumplo Colchón. O me rezumo,
de mi parte el desafío, ó el olor de tanto azufre
de otro os valéis? ha echado por otro rumbo.
D. Gonz. Resumo ¿Si he de acertar á salir
con que es juicio de Dios. de la iglesia? El fin que tuvo
D. Juan. Pues yo, si lo es, concluyo mi amo, mi conversión
con que á mataros mil veces ha de ser siendo cartujo. (Vase.)
volviera.
Asist. ¿Qué es lo que escucho?
¡A matarlel Luego ¿él ESCENA XIII
le quitó la vida, y pudo Sale Doña Ana, Inés y el Criado.
atribuirle al marqués
el delito que fué suyo? D.*Ana. ¡Notable suceso ha sido!
Verdad me dijo doña Ana Siento su condenación.
cuando contra él depuso.
D. Gonz. ¿Vos no me mataisteis? (i) De otra letra «insultas.»
D. Juan. Sí. (2) Alguien ha hecho aquí una reforma, que con
Asist. Que sí dijo. siste en suprimir todos los versos que siguen hasta el
D. Juan. Y no presumo fin, terminando la comedia con éstos:
que nadie lo ignore ya. «Y porque en sus juicios justos
D. Gonz. De mi hija, torpe insulto, tenga su fin portentoso
codicioso. la venganza en el sepulcro.»
708 LA VENGANZA EN EL SEPULCRO
Atrevimiento. Christo.
Hombre. Envidia.
Africa. Justicia.
Asia. Deseo.
Europa. Codicia.
América. Mujer.
Admiración. Buen Ladrón.
Engaño. Madalena.
Temor. Músicos.
EL LABERINTO DE CRETA
POR EL MAESTRO TIRSO DE MOLINA
PERSONAS
■n
EL LABERINTO DE CRETA 73 I
Para inteligencia de este auto y satisfacción para pasto del Minotauro; hizo que Dédalo fa
de los que, por no haber leído lo material de bricase el decantado Laberinto, donde encerró
esta fábula desearen, sabiéndola, entender lo al monstruo Minotauro, y después, en castigo
metafórico de ella, pongo aquí lo que de las de haber el tal Dédalo hecho la vaca de madera,
personas que hablan en esta representación he en cuyo vacío entró Pasife y concibió del toro
visto en autores diversos. aquella bestia fabulosa, le metió con su hijo
Creta.—Es isla del mar del Ponto; su nom Icaro en lo más confuso de su enredo, para que
bre ahora Candia, célebre en otros siglos por dentro pereciesen, si bien los dos escaparon,
las cien ciudades, que primero tuvo sus límites: como en su lugar diremos.
al Septentrión, el mar Egeo y el golfo que lla Minotauro. —Monstruo, medio toro y me
man Crético; al Mediodía, el golfo Líbico; al dio hombre, parto de Pasife. Preso en el dicho
Occidente, las islas Egíla y Chitera, y al Laberinto, su manjar carne humana, al año
Oriente el golfo Carpacio. Tiene de largo du tercero, del tributo referido de los atenienses,
cíentas y setenta en nueve millas, y de ancho habiéndole cabido la suerte al príncipe Teseo,
cincuenta; baja mil quinientas y ochenta y por industria de Medea, su madrastra, llegó á
nueve millas. Sus principales ciudades ahora Creta, y enamorada de él Ariadna, hija de
son: Ignozca (su metrópoli), Gortin y Cidonia; Minos, por su industria mató al monstruo y
fué natural de la primera el famoso cosmó salió libre de aquel bosque enmarañado.
grafo Estrabón. Otras poblaciones hay meno Dédalo.—El invencionero y artífice más in
res; habítanla griegos y domina nía los vene genioso que conoció su siglo. Su patria Atenas.
cianos; no vive en ella animal venenoso, y Inventó la sierra, el taladro, la barrena, los de
mueren luego los que llevan de otras partes. dales y la cola. Halló el uso de las velas para
Sus vinos fueron y son excelentísimos, y por navios; labraba estatuas cuyas cabezas y ojos
antonomasia los llama Italia Candías, y á sus imitaban los humanos movimientos. Deste
vasos Candiotas. Dijo de ella Virgilio rróle su patria y se acogió á Minos. Hizo una
Creta, patria del gran Jove, vaca de madera en que se encerrase Pasife y
cubrióla con la piel de la verdadera, de que
en medio del Ponto yace andaba en celo el toro de quien Pasife se ena
célebre en ella el Ideo, moró tan bestialmente; encerróle á él y á su
que fué de Júpiter padre. hijo, el rey, en el laberinto, artificio de sus
Cíen ciudades generosas manos; pero haciendo cuatro alas de cera y
la ilustran inexpugnables plumas para entrambos, salió volando de su
que, divididas en reinos, encierro, remontóse Icaro y cayó, derretidas
se coronan de cristales. por el sol sus alas, en el mar que hasta hoy se
Llamóse primero Cureta por aquellos hé llama de su nombre. Voló su padre hasta Cer-
roes gigantes intitulados curetes; luego, sin deña, y desde ella á Nápoles. Labró en Cum-
copado, el nombre de Cureta quedó en Creta. mas un templo celebérrimo, dedicado á Apolo,
Otros la derivan de Crota, hijo de Júpiter, rey y en él dicen que yacen sus cenizas. De Pasife
de los dichos curetes. Eran sus vecinos, en no hay que decir de nuevo sino lo referido de
tiempo de los emperadores griegos, tan bárba su bestialidad y parto.
ros que, olvidados de la pulicía y fábricas, sólo Teseo. — Hijo de Egeo, rey de Atenas; su
habitaban las cuevas y espeluncas. Nótanlos, madre era hija de Piteo. Perseguido hasta la
naturalmente, de envidiosos, pérfidos, falaces muerte de su madrastra Medea, sorteado entre
y, por la mayor parte, dados á la gula, como los siete destinados al Minotauro, valióse para
lo manifiesta la crasitud y corpulencia de sus salir del Laberinto, muerto el monstruo, de un
vientres. ovillo de cordel que le dió Ariadna, enamorada
Minos. — Fué hijo de Júpiter y Europa. Su de sus hazañas, atándole á un árbol de la en
cedió en el dominio de Creta á su rey Xanto. trada y guiándose por él á la salida. Venció á
Fué el primero legislador de los cretenses. Casó las amazonas; mató á Creonte, rey de Atenas,
con Pasife, hija del sol, y tuvo en ella sucesión cruelísimo tirano; luchó y derribó en Atenas
fecunda de ambos sexos. Conquistó á los me- un robusto toro; mató á los salteadores de
garenses en Grecia, porque le mataron á su Grecia y á los piratas de sus mares; venció ¿
hijo Androgeo. Entró á Megara por trato de los centauros; fué grande amigo de Proteo y
Scila, hija de s,u rey Niso, porque, enamorán de Hércules; bajó al infierno, deseoso de robar
dose ésta de Minos, concertó con él que, dán á Proserpina; sacóle de allí Hércules, su amigo;
dole la mano de esposo, le entregaría á su pa echáronle de Atenas sus vasallos, y, recibién
tria y cortándole á su padre un cabello de dole por huésped el rey Licomedes, le quitó la
color de púrpura, en que consistía, mientras él vida.
durase, la conservación de su vida y reino. De esto, lo más he aplicado al auto presente
Lo puso todo en ejecución, pero desprecián moralizándolo casi todo, como constará de sus
dola después Minos y haciéndola echar en el versos. Por que haya más espacio que las már
mar de Sicilia, la convirtieron los dioses en genes del auto permiten, para advertir lo nece
aquel bajío y escollo formidable de que tanto sario en él, lo iré declarando aquí por sus sa
se valen los poetas y está enfrente de Caribdis. lidas.
Conquistó también Minos á Atenas, obli Salida primera. —Por la plaza, con ejército
gando después á su rey Egeo á que todos los marchando y instrumentos bélicos, sobre un
años le enviase siete mancebos súbditos suyos carro triunfal, el rey Minos, entrecano, con le
73a EL LABERINTO DE CPETA
traje que se pidió al alquilador de la ropa. Con hombre, con un casco en la cabeza semejante
música festiva por el tablado á recibirle los á la del toro, y dos cuernos por donde arroje
cretenses, y con ellos Ariadna, muy bizarra. fuego; lo demás, de toro, de manera que pa
Apéase el rey, sube arriba, siéntase en un tro rezca sube la mitad del cuerpo sobre la otra
no, á su lado su hija, y delante de él Dédalo y mitad, como le pintan.
otros. Sale después un tudesco y dice lo que el lia de haber un árbol, que después servirá
auto señala; tras él, sobre un camello, acom para la comedia, alrededor del cual ande el
pañado de negros, el rey de Etiopía, empara monstruo tras el gracioso. Después que el Mi
mentado el bruto, y el rey con el traje que se notauro, vencido de Teseo, se hunde abajo,
alquiló para él. salen llamas. Pueden, si quisieren, pelear Te
Segunda salida. — Ya está advertido el modo seo y los suyos, el etiope y tudesco contra Mi
de el gracioso pastor, y en esta salida no hay nos, Dédalo y los de su parte.
que añadir más. La última apariencia ha de ser arriba, y des
Tercera salida. — Puédese, si quieren, apa cubriéndose un jardín de flores y una mesa
recer, cuando dicen «tierra, tierra», un navio con sus manteles muy blancos y doblados, so
sobre el teatro, que dé vuelta por lo de arriba, bre ella un cáliz tan grande que quepa dentro
y si no, decirlo desde el vestuario. El traje de de él un cordero con su bandera y cruz, como
Teseo armado y bizarro, y la cabellera de oro lo pintan. Asentado á su mesa Teseo con las
que me dijo el señor Mayordomo que había potencias, ó rayos de oro, sobre los cabellos y
alquilado. sobre las armas una vestidura ó sayo, ricas
Cuarta salida. — Ya se sabe el modo con que todas las apariencias y mucha música. — Laus
el Minotauro ha de salir: de la cintura arriba Deo.
AUTO FAMOSO OE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Hágs.
21
ERRATAS DEL CATÁLOGO RAZONADO
TÍG. COl. lín. DICB lÉaSE PáG. COl.. lín. DICB lÉaSE
i02 2
il? antiparas
mudan/, a
antiparas
venganza
6 16 2 53 robase el dueño robase el sueño (en
Tan largo... que
4«
232 i i8 la suya la saya parece mejor.)
2Ó8 I pen. mi Marica que mi Marica «47 I 2 el amor en el alma la tristeza en el al
268 i últ es diabros y los diabros ma (en Tan lar
279 2 5i alcabalas, alcabala, go... que es mej»r
3i3 i 46 hel de helde texto.)
i 23 vino VIvO l fiSii I i2 escucharte escuchaste
328 i 3» que acá ños que once años 7o5 I i6 Ana muevo. Ana muero.
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