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Examen de Orina

El examen de orina es una herramienta práctica clínica desde los tiempos de Hipócrates. En
la antigüedad, su utilidad radicaba en su evaluación macroscópica (observación del aspecto), y no
fue sino hasta varios siglos después, con el advenimiento de técnicas fisicoquímicas, el examen
microscópico como parte del examen.

Para un correcto análisis es de suma importancia el proceso de toma de muestra. Si esta


ocurre en el domicilio, debe ser obtenida idealmente de la primera orina de la mañana, después de
una dieta seca (ingiriendo solo sólidos, exceptuando frutas y verduras) desde las 17 horas del día
anterior. Debe ser recogida en un frasco estéril el segundo chorro miccional, con lo que se evita la
contaminación, especialmente en la mujer. Si la muestra será obtenida en un ambiente hospitalario,
paciente deberá orinar a las 5:00 horas, descartar esa orina y no orinar hasta llegar al hospital para
el proceso de toma de muestra. En ambas situaciones, ya sea la toma en el domicilio o en un
establecimiento de salud, se debe realizar un aseo prolijo de los genitales tanto hombres como
mujeres, previniendo así la contaminación de la muestra.

Una vez obtenida la muestra, esta debe ser analizada idealmente dentro de la primera hora
y en ningún caso se después de 24 horas de su obtención.

Los elementos por evaluar en un examen de orina son los siguientes:

1. Color

Si bien el color normal de la orina tiende a ser un amarillo suave, éste puede ir desde el color
transparente hasta el amarillo intenso, según la concentración de ciertos compuestos en la orina
como el urocromo. Un color normal de la orina no excluye la existencia de elementos anormales
excretados, como glucosa, proteínas o cristales. Sin embargo, existen alteraciones en el color de la
orina que nos pueden orientar en el diagnóstico de ciertas patologías. Por ejemplo, el
ennegrecimiento de la orina con la exposición a la luz solar sugiere porfiria, alcaptonuria o melanoma.
Un color rojo, o incluso café, puede indicar la presencia de globulos rojos o hemoglobina en la orina,
pero existen otros elementos que pueden dar esta coloración de la orina. Por último, otras sustancias
como alimentos o medicamentos pueden teñir de forma característica la orina, como se puede
apreciar en la Tabla 1.

Tabla 1. Alteraciones del color en la orina1

Causa
Color
Negro Melanina

Café Bilirrubina, hemoglobina, mioglobina,


fenacetina, quinina.
Azul verdoso Biliverdina, azul de metileno.

Naranja Fenazopiridina, pitiridyum, azulfidina.

Púrpura Porfobilinógeno (tras exposición al sol).

Roja Hemoglobina libre, sangre fresca,


betarragas, rifampicina, fenolftaleína.
Amarillo Riboflavina.
a. Turbidez: La turbidez se refiere a la pérdida de la transparencia del agua o de un
líquido, en este caso la orina, debido a la presencia de partículas en suspensión.
Una causa normal de turbidez en la orina son la precipitación de cristales de fosfatos
y uratos, los cuales desaparecen al acidificar la orina o al calentarla,
respectivamente; causas patológicas son la excreción de leucocitos, eritrocitos y
bacterias por la orina. Por otro lado, si existe una fístula entre la vejiga y el sistema
linfático puede aparecer quiluria, lo que también se manifestará como turbidez en la
orina.

2. Densidad

La densidad urinaria refleja la concentración de solutos disueltos en la orina (normal de 1.001 a


1.034, siendo estos un estado de máxima dilución y de máxima concentración de la orina
respectivamente). Una densidad urinaria por sobre 1.024 es indicativa de indemnidad de funciones
glomerular y tubular. Sin embargo, cuando sobrepasa de 1.034 sugiere la eliminación de otros
solutos, como proteínas, glucosa, contraste yodado, etc.

Cuando tras un examen de restricción hídrica, la densidad urinaria no resulta mayor o igual a
1,022, hablamos de una hipostenuria, lo que indica una alteración de la función renal o una
enfermedad tubulointersticial. Por otro lado, si la orina presenta una osmolaridad urinaria
persistentemente entre 1.010-1.012 tras mediciones seriadas, es un signo de insuficiencia renal que
recibe el nombre de isostenuria.

3. pH

El pH urinario normalmente se encuentra entre 4.0 y 8.0, y depende de la alimentación y estado


ácido-base del individuo. La primera micción en la mañana tiende a ser ácida debido a la excreción
de iones hidrógeno. Una orina persistentemente alcalina (pH>7.0) puede deberse a dietas
vegetarianas, uso de diuréticos o al embarazo, pero también puede deberse a acidosis tubular renal,
alcalosis metabólica o a infecciones del tracto urinario por microorganismos con actividad ureasa,
como el Proteus mirabilis, que transforman la urea en amoniaco, elevando el pH de la orina.

4. Proteinuria

El promedio normal de excreción de proteínas en la orina para un individuo adulto es de 80


mg/día, aceptándose valores máximos hasta 300 mg/día. A pesar de que la cuantificación más
exacta de la proteinuria es la recolección de orina en 24 horas, debido a las dificultades en su
ejecución se reserva para casos puntuales. En su lugar se realiza una estimación aproximada a partir
de la relación entre proteinuria y creatinuria en una muestra aislada de orina. Hay condiciones
fisiológicas que pueden provocar un aumento en estos valores, como el ejercicio o la fiebre. Cuando
se superan estos valores, se debe hacer el diagnóstico diferencial entre síndrome nefrótico y
nefrítico. El síndrome nefrítico produce valores de proteinuria que, si bien pueden ser elevados, no
superan los 3,5 g/día; en cambio, el síndrome nefrótico normalmente es capaz de producir una
proteinuria mayor (“masiva”). Si bien esta distinción es útil, estos resultados deben examinarse en el
contexto de cada paciente.

La proteinuria puede tener variadas causas. Puede deberse por un lado a enfermedades que
afecten al glomérulo, lo que se conoce como proteinuria glomerular. Estas son las que alcanzan más
frecuentemente una proteinuria en rango nefrótico. Puede deberse también a defectos del túbulo
proximal, el cual se puede presentar de forma aislada o asociado a proteinuria glomerular. Esta
recibe el nombre de proteinuria tubular, y en su forma aislada, no suele superar los 2 g/día. Puede
deberse también a una sobreproducción de proteínas, principalmente de hemoglobina, mioglobina y
fragmentos de inmunoglobulinas, las cuales pueden ser producidas por variadas condiciones como
la rabdomiolisis, mieloma múltiple, amiloidosis, etc. Por último, la proteinuria puede estar causada
por procesos inflamatorios o neoplásicos de la vía urinaria, la cual difícilmente exceden los 500
mg/día. Este tipo de proteinuria recibe el nombre de proteinuria tisular.

5. Otras sustancias
a. Glucosa: En situaciones normales, la totalidad de la glucosa filtrada en el glomérulo
es reabsorbida en el túbulo contorneado proximal, por lo que la aparición de glucosa
en la orina es siempre patológica. El umbral renal de glucosa es de 180 mg/dL, y se
requieren niveles superiores para que exista glucosuria. La aparición de glucosa en
la orina ocurre por patologías que elevan la glicemia, como la diabetes mellitus, o a
condiciones que alteren la reabsorción renal, como la malabsorción de glucosa-
galactosa, entidad causada por la mutación del transportador SGLT1, el síndrome
de Fanconi, provocado por una mutación del transportador GLUT2, y la enfermedad
túbulointersticial.

b. Cetonas: Los cuerpos cetónicos son intermediarios de la oxidación de los ácidos


grasos, los cuales normalmente no aparecen en la orina ya que son totalmente
metabolizados. Su aparición en la orina ocurre en ayuno, cetoacidosis diabética o
ingesta de alcohol.

c. Hemoglobina: La presencia de hemoglobina, mioglobina o sangre en la orina puede


ser detectada por la reacción de bencidina, pero no permite distinguir entre éstas.
Una forma de distinguirlas entre sí sin recurrir al sedimento urinario es apreciar la
turbidez de la orina: si conserva su transparencia nos orienta a la presencia de
mioglobina o hemoglobina; si, por otro lado, la orina se observa turbia, es sugerente
de sangre y elementos figurados. Ahora, para distinguir entre mioglobina y
hemoglobina podemos observar el plasma sanguíneo, el cual permanecerá
transparente en presencia de mioglobina debido a su menor peso molecular, y, por
lo tanto, filtrará más rápidamente. Por otro lado, la hemoglobina teñirá el plasma a
un color rojizo.

d. Nitritos: Las bacterias gram (-) son capaces de convertir el nitrato urinario a nitrito,
cuya presencia es pesquisada en el examen de orina y es altamente específica de
infección del tracto urinario por estos patógenos. Sin embargo, presenta una baja
sensibilidad ya que no es capaz de pesquisar infecciones por otras bacterias como
enterococos u otros microorganismos incapaces de producir nitritos.

6. Sedimento Urinario

El examen del sedimento urinario es probablemente la parte más importante del examen de
orina y el que entrega más información, especialmente en el estudio de los nefrópatas. En el se
pueden encontrar eritrocitos, leucocitos, células epiteliales, cilindros, cristales, bacterias,
hongos, Trichomonas, entre otros, los cuales van a orientar en el diagnóstico del paciente.
a. Hallazgos normales: En condiciones normales, el sedimento urinario debería tener
escasos elementos. Se pueden encontrar 2-3 eritrocitos y leucocitos por campo, sin
que esto constituya una situación patológica. También se pueden encontrar cilindros
hialinos, los cuales se forman por precipitación de la mucoproteína de Tamm-
Horsfall. Otras células que pueden también aparecer en un sedimento urinario son
las del urotelio, y en la mujer, células vaginales, especialmente cuando la muestra
de orina no se obtiene con tampón vaginal. Por último, la aparición de cristales, como
los de oxalato de calcio, de uratos amorfos y de fosfatos amorfos no significan
necesariamente patología y su hallazgo, cuando es escaso, no debe alertar al
médico.

b. Hematuria: Se considera normal hasta 2 o 3 eritrocitos por campo mayor (400x).


Una excreción mayor es patológica y traduce sangramiento a cualquier nivel del
tracto urinario. Cuando los glóbulos rojos son dismórficos y pequeños son indicativos
de un origen glomerular de la hematuria; en cambio, cuando estos son de tamaño y
forma normal, sugieren un origen en la vía urinaria. Cuando la hematuria es
detectada a través de tiras reactivas, puede originar falsos positivos ya que estas no
pueden distinguir entre eritrocitos, hemoglobina o mioglobina, y pueden presentar
también falsos negativos, cuando existe una ingesta elevada de vitamina C.

c. Leucocituria: Se acepta como normal hasta 2 o 3 leucocitos por campo mayor


(400x), a pesar de que no existe consenso al respecto. Valores sobre 5 leucocitos
por campo mayor son francamente patológicos y es indicador sensible de
inflamación del tracto urinario. Es común encontrarlos en infecciones del tracto
urinario, tanto altas como bajas. Otras condiciones que pueden provocar leucocituria
son glomerulonefritis, nefritis intersticiales, litiasis renal, necrosis papilar, un
carcinoma renal o de células transicionales y tuberculosis.

Si bien la mayoría de los leucocitos encontrados en el sedimento urinario


corresponden a polimorfonucleares, cuando la cantidad de eosinófilos supera el 5%
del total se habla de eosinofiluria y es sugerente de nefritis intersticial por fármacos.
En las mujeres, una causa frecuente de leucocituria es la contaminación de la orina
por el flujo vaginal, lo que recibe el nombre de pseudopiuria.

d. Cilindruria: Son estructuras cilíndricas que se forman en el lumen de los túbulos


renales, debido a la asociación de la mucoproteína de Tamm-Horsfall con algún otro
elemento, el cual determinará el tipo de cilindro:
i. Cilindros hialinos: Representan el molde de la mucoproteína de Tamm-
Hosfall sin otros elementos. Pueden aparecer asociados al ejercicio, fiebre,
uso de diuréticos, medios de contraste o a deshidratación y no son
necesariamente patológicos.
ii. Cilindros hemáticos: corresponden a la inclusión de hematíes en el molde
proteico e indican hematuria de origen glomerular, como en las
glomerulonefritis de reciente evolución. Otras condiciones que pueden
determinar su aparición son la nefritis intersticial aguda y la intoxicación por
tetracloruro de carbono.
iii. Cilindros leucocitarios: se deben a la inclusión de leucocitos en la matriz
proteica, lo cual ocurre cuando hay inflamación del tracto urinario superior,
como, por ejemplo, en pielonefritis o nefritis intersticial. Algunas
glomerulonefritis también pueden presentar estos cilindros, particularmente
la
iv. Cilindros grasos: son característicos del síndrome nefrótico y ocurren por la
inclusión de células tubulares renales con contenido graso en la matriz
proteica. Suelen acompañarse de gotitas de grasa libre y cuerpos grasos
ovales.
v. Cilindros céreos: son cilindros muy refringentes, determinado por la
degradación de células y gránulos que estaban incluidos en el cilindro, y son
característicos de pacientes con enfermedad renal crónica de larga
evolución.

e. Células epiteliales: Las células tubulares son ovales, redondas o piriformes,


habitualmente más grandes que los leucocitos, y su aparición en el sedimento
urinario deben hacer sospechar de enfermedad glomerular o daño isquémico o
tóxico sobre las células tubulares renales. Cuando están llenas de gotitas de grasa
reciben el nombre de cuerpos grasos ovales, característicos del síndrome nefrótico.
Por otro lado, las células epiteliales de la vía excretora, que se ven grandes y
poligonales a la microscopía, no tienen ningún significado patológico.

f. Cristales: Se observan ocasionalmente y no necesariamente representan


enfermedad. Así, por ejemplo, pueden encontrarse cristales de oxalato en el
sedimento urinario de individuos normales. En orina ácida pueden aparecer también
cristales de ácido úrico; por otro lado, en orina alcalina pueden observarse cristales
de fosfato. Si son escasos, ninguno de los anteriores es sugerente de alguna
patología. Sin embargo, el hallazgo de cristales de oxalato de calcio en abundancia
debe hacer sospechar hipercalciuria o intoxicación con etilenglicol. Una gran
cantidad de cristales de ácido úrico debe hacernos sospechar gota, nefropatía aguda
por uratos, litiasis úrica o hiperuricosuria idiopática.

El hallazgo de cristales de cistina en el sedimento urinario es indicativo de


cistinuria, una enfermedad metabólica hereditaria, heredada de forma autosómica
recesiva, que se manifiesta con litiasis renal desde edades tempranas. Por otra
parte, la aparición de cristales de estruvita (fosfato-amonio-magnesio) indican la
coexistencia de litiasis renal e infección bacteriana del tracto urinario. Por último,
muchos fármacos excretados por vía renal pueden precipitar en la orina y formar
cristales, como, por ejemplo, las sulfas, la aspirina, el ácido ascórbico, etc.

g. Otros: Otros elementos que se pueden encontrar en el sedimento urinario son


hongos, especialmente Candida albicans, y protozoos como Trichomona vaginalis,
las cuales presentan características distintivas que facilitan su identificación.

7. Referencias Bibliográficas

 Boltansky A. Metodologías diagnósticas en nefrología. In: Bases de la Medicina Clínica.


Santiago de Chile: Facultad de Medicina, Universidad de Chile; 2013. p. 3-5.
 Goic A, Chamorro G, Reyes H. Semiología Médica. Segunda ed. Editorial Mediterráneo;
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 Nadal M. Análisis de la orina y el sedimento urinario. In: Semiología médica. Segunda ed.
Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana; 2013. p. 892–898.
 Pascual JM. Síndromes hereditarios del transporte de glucosa. Med Clin (Barc).
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 Salinas Casado J. El estudio de la orina. Luis Cifuentes Delatte en el paso del arte a la
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