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1 Conductas no proactivas
2.1.1 pasividad
2.1.2 Adaptación reactiva
2.2 Conductas proactivas
2.2.1 predicción de eventualidades (análisis causal, análisis de la planificación)
2.2.2 adaptación activa (reingeniería personal)
2.2.3 influencia del entorno (toma de decisiones innovadora)
8) Están centradas.
¿Te parece que la mejor forma de resolver un problema en el trabajo es
comentando lo guapa que ha venido Mari Puri o lo fornido que se ha puesto
Godofredo? Las personas proactivas buscan ser efectivas, y eso conlleva eliminar
cuestiones innecesarias. Ya habrá tiempo para comentar esas cosas.
9) Son constantes.
Guiadas por su autoconfianza y por la planificación, las personas proactivas saben
que están en el buen camino y son conscientes de que, con frecuencia, es
necesario esperar un tiempo antes de obtener resultados. Por eso, no abandonan
a las primeras de cambio.
A los pocos minutos de hablar con una persona te das cuenta de si es proactiva o
si por el contrario actúa de forma reactiva.
Las personas reactivas siempre encuentran una excusa magnífica para no hacer
lo que tendrían que hacer.
Lo primero que deberás hacer es identificar cuáles son tus áreas donde puedes
mejorar, dentro de tu empleo o profesión, simplemente responde francamente y
para ti las siguientes preguntas:
3.-¿Tiende a imaginar o tener ideas de planes para un futuro a corto o largo plazo?
¿Toma decisiones para hacerlos realidad?
. De hecho me encuentro donde estoy por decisiones antes tomadas, tengo una visión de
a dónde quiero llegar e invierto mi esfuerzo en estrategias para conseguirlo.
. Imagino cómo me gustaría estar en un futuro, espero a que se den las circunstancias
adecuadas para lograrlo.
. Sólo me ocupo del presente, las cosas pasan como tienen que pasar.
En psicología
En psicología, la zona de confort designa un estado mental en que el individuo
permanece pasivo ante los sucesos que experimenta a lo largo de su vida,
desarrollando una rutina sin sobresaltos ni riesgos, pero también sin incentivos. 2
Esto puede causar dificultades psicológicas tales como apatía y, en casos
graves, depresión,3 si bien esta última enfermedad no puede ser explicada
simplemente por los síntomas relacionados con la zona de confort.
También se define como zona de confort a cada uno de los lugares o situaciones
donde un individuo se siente seguro, donde no existe riesgo alguno. ya sea en su
hogar o lugares que su mente interpreta como potencialmente bajo de riesgo, esto
causa una dependencia a ciertos lugares y no nos permite conocer otros
escenarios productivos para la vida.
1.3.2. Situacion personal actual.
2.1.1. Pasividad
Pasivo, es aquel comportamiento en el que el sujeto queda a merced de los
deseos, órdenes o instrucciones de los demás. Antepone el bienestar de los
demás al suyo, entendido éste como los deseos, ambiciones u opiniones. Los
demás están felices, no me genera a mi problemas. En un ejemplo: “Alguien va a
comer fuera y a la hora de traerle el primer plato, los cubiertos están sucios. El
sujeto de conducta pasiva, limpiaría los cubiertos y comería sin mayores
problemas” Realmente está a merced de lo que los demás desean, con lo que
está siempre a la expectativa de lo que pueda pasar.
Pero una actitud proactiva va más allá. Las personas proactivas suelen tener
una serie de cualidades que las hacen especialmente productivas y valoradas
en su trabajo. ¿Quieres ser más proactivo? Vamos a ver algunas.
-Son personas activas.
Es la cualidad básica de una persona proactiva. Si no eres una persona activa,
difícilmente podrás alcanzar la proactividad. Las personas proactivas buscan la
acción, les encanta resolver problemas, o mejor aún, hacer todo lo necesario
para evitar que se presenten. Este tipo de personas disfrutan actuando y no se
quedan ancladas en la rutina, sino que buscan nuevos retos con los que dar
salida a su energía.
-Se conocen a ellas mismas.
La proactividad implica autoconocimiento. Ser proactivo no supone ser activo “a
ciegas”, sino preocuparse también por mirar hacia uno mismo y conocer las
limitaciones y capacidades de las que se dispone. ¿Cuáles son las cualidades
que me hacen diferente? ¿En qué podría mejorar? ¿Cuáles son mis debilidades a
nivel personal o profesional? Este es el tipo de preguntas que se hace una
persona proactiva y que le ayudan a conocerse mejor, a saber ubicarse y a tener
una mayor confianza en sus posibilidades.
-Tienen una gran autoconfianza.
Para moverse por el mundo con la actitud dinámica que muestran las personas
proactivas, será imprescindible tener una gran seguridad en uno mismo. Las
personas proactivas reflexionan, planifican y, convencidas de estar haciendo las
cosas bien, actúan. Además, esta forma de proceder se retroalimenta y refuerza
su propia autoestima.
-Son creativas y buscan soluciones diferentes.
Una persona proactiva no se rinde fácilmente. Si las soluciones habituales no
ofrecen resultados, buscan nuevas alternativas. ¿Has visto la serie de televisión
clásica MacGyver? ¿Recuerdas cómo era capaz de construir un camión de 6
ejes con una caja de cerillas y 4 perchas? Un proactivo de campeonato.
-Se expresan de forma positiva.
Ya sabes que las personas proactivas siempre están buscando soluciones a los
problemas, y para conseguirlo, el lenguaje positivo puede abrir puertas que se
encuentran cerradas. Expresándote con optimismo, conseguirás que las
personas sean más proclives a buscar soluciones contigo.
-Piensan más allá del corto plazo.
Es otra cualidad muy específica de las personas proactivas. La mayoría de las
personas suelen centrarse en sus tareas inmediatas, sin prestar demasiada
atención a la evolución de las cosas a medio y largo plazo. Una persona
proactiva, por el contrario, intenta anticiparse a las necesidades y problemas
futuros: conoce el poder de la planificación. Por todo ello, la proactividad es una
cualidad muy buscada para los puestos de liderazgo.
-Tienen un gran autocontrol.
Las personas proactivas saben que, para encontrar la solución a un problema,
no deben dejarse llevar por las emociones. En determinadas situaciones, el
estrés puede jugarnos malas pasadas. Una persona proactiva saber tener la
situación bajo control, y además sabrá calmar a quienes tenga a su alrededor,
tranquilizándoles y mostrándoles respeto por sus opiniones y su forma de
pensar.
-Están centradas.
¿Te parece que la mejor forma de resolver un problema en el trabajo es
comentando lo guapa que ha venido Mari Puri o lo fornido que se ha puesto
Godofredo? Las personas proactivas buscan ser efectivas, y eso conlleva
eliminar cuestiones innecesarias. Ya habrá tiempo para comentar esas cosas…
-Son constantes.
Guiadas por su autoconfianza y por la planificación, las personas proactivas
saben que están en el buen camino y son conscientes de que, con frecuencia,
es necesario esperar un tiempo antes de obtener resultados. Por eso, no
abandonan a las primeras de cambio.
-Son disciplinadas.
Las cualidades propias de la proactividad conducen a la disciplina. Si una
persona está centrada, sabe lo que debe hacer, es constante, tiene autocontrol,
es activa… la personalidad disciplinada surge por sí sola.
-Son persuasivas.
Poca gente es capaz de resistirse al atractivo de una persona proactiva. Su
autoconfianza, su autocontrol y su capacidad para mostrar respeto por las ideas
de los demás, hará que sus opiniones siempre sean tenidas en cuenta.
-Son sociables.
Es otra cualidad que emerge de las demás. Una persona activa, con autoestima,
positiva y creativa, habitualmente encontrará satisfacción en las relaciones
sociales, lo que a su vez será positivo en su trabajo.
-Aprenden de las críticas.
¿Marcas una cruz roja encima de la fotografía de las personas que te critican?
¿Se la envías después a su domicilio, metida en una caja! ¿Es que quieres
acabar en la cárcel? ¡Relájate un poco! Para una persona proactiva, una crítica
es una oportunidad para aprender y mejorar, no una ofensa personal ni una
excusa para dar rienda suelta a la mala uva.
-Son flexibles.
Recuerda: las personas proactivas son creativas, desean encontrar soluciones a
los problemas y anticiparse a ellos, y eso implica una gran capacidad de
adaptación y flexibilidad. Desde una postura rígida, difícilmente alcanzarás
soluciones nuevas.
¿Y tú? ¿Tienes todas estas cualidades, o al menos algunas de ellas? Es cierto,
vistas una detrás de otra parecen casi propias de un superhumano, pero aunque
no alcances las doradas cotas de la proactividad máxima, pueden inspirarte
para mejorar.
1. ¿Qué son las actitudes?
Las actitudes son predisposiciones estables o formas habituales de pensar, sentir y actuar en
consonancia con nuestros valores. Son, por tanto, consecuencia de nuestras convicciones o
creencias más firmes y razonadas de que algo vale y da sentido y contenido a nuestra vida.
Constituyen el sistema fundamental por el que orientamos y definimos nuestras relaciones y
conductas con el medio en que vivimos.
3) Los hábitos adquiridos con la educación recibida tienen siempre mucha mayor fuerza que la
herencia biológica. Las actitudes se califican más bien como algo adquirido, fruto de la historia de
cada sujeto.
4) Determinan en buena medida el comportamiento, ya que son hábitos operativos que conducen
a la acción.
7) Son perfectamente transferibles. El poder de generalización de las actitudes permite que una de
ellas abra su acción eficaz a muchos modos y objetos diversos.
Las actitudes de las que aquí hablamos son actitudes positivas, es decir, virtudes. Pero es tal el
descrédito que hoy día tiene la virtud, que se tiende a sustituirla por otros términos equivalentes.
Se ha cargado el término de tal cantidad de moralina, que se recurre a eufemismos que, en el
fondo, no hacen más que resaltar nuestra hipocresía, a la vez que manifiestan lo necesitados que
de ella nos encontramos. Llámesele como se quiera -hábito, actitud, disposición-, lo cierto es que
la ACTITUD, que se deriva de la repetición de actos, es una disposición adquirida, el talante moral
que acompaña a los actos de una persona, la virtud costosamente adquirida mediante la
constancia de nuestra voluntad en la persecución del bien, es decir de los auténticos valores. “El
agua horada las peñas”, decía el viejo adagio latino, para dar a entender la fuerza con que la
voluntad ha de orientar la conducta humana hacia el bien. No puede existir auténtica vocación
humana si no existe una decidida orientación de las actitudes que coloquen al individuo en tensión
hacia los ideales en los que cree. Sembrar actitudes es promover la virtud en los individuos, lo que
equivale a educarles moralmente. No es fácil desarrollar actitudes positivas en una sociedad como
la nuestra, en que se exalta de una manera alarmante el vicio y se defiende la corrupción. De
acuerdo que esto no es nuevo, a tenor de lo que ya en su tiempo decía Séneca: “Las buenas
costumbres se han perdido desde que a los vicios se les ha dado el mismo nombre de virtud”. Pero
en nuestra época se hace de una manera tan descarada que alarma el cinismo con que algunos
alardean de su inmoralidad, hasta el punto de que el que aún se comporta virtuosamente lo hace
cohibido y pusilánimente. La inautenticidad, que siempre amenaza a la conducta humana, se
manifiesta hoy bajo una forma de hipocresía más peligrosa que en épocas anteriores, tal como ha
denunciado Chesterton. La hipocresía consistía antiguamente en aparentar ser mejor de lo que se
era en realidad. Se pretendía aprecer como generoso y honrado cuando no se era más que un
ladrón.
Pero hoy día se hace gala de actitudes moralmente reprobables, cuando, por ejemplo, algunso se
ufanan de “dinero que ganan a espuertas”, sin ocultar las malas artes con que lo ganan, o de cómo
se libran de pagar sus impuestos, o de cómo traicionan a su propia mujer...Añadiendo a todo ello
exageraciones o falsedades para aparentar una conciencia menos escrupulosa de la que realmente
se tiene. (Probablemente se sentirían mal si sus amigos se enteraran de que rezan todas las noches
o hacen un donativo a su parroquia). En definitiva, la hipocresía de antes era “el homenaje que el
vicio rendía a la virtud”. Mientras que la de hoy parecer, muy al contrario, “el homenaje que la
virtud rinde al vicio”. Es como si hoy tuviéramos miedo de ser virtuosos, como si la virtud tuviera
que sonrojarse ante el vicio.
1. Actividad 1: Completa el siguiente cuadro teniendo en cuenta tus actitudes, los actos que
realizas y los hábitos que has adquirido.
cuestiones que te generan malestar y que no están funcionando como esperas; ya sean
éstas conductas, maneras de hacer las cosas y/o formas de ser que no te están ayudando a
2).-Aplicar reINgeniería a tu vida implica que rompas con el pasado, que hagas
“borrón y cuenta nueva”, que habilites un “lienzo en blanco para un nuevo dibujo” y que te
predispongas de manera diferente a re-crear, re-inventar, re-diseñar, re-armar todo aquello que
3).-Hacer reINgeniería con tu vida te indica que pares tu marcha, declares un quiebre y
digas “BASTA, no quiero más esto para mi” para comenzar a rever intensa y sinceramente tus
posiciones y actitudes ante la vida, sobre todo las conductas que adoptas al relacionarte con
otras personas.
todas”, o que “siempre actúo bien” y que “los que hacen las cosas mal son los otros, ellos
tienen la culpa”. Si no derribas este gran enemigo, no podrás detectar qué cosas te hacen falta
comodidad en la que estás metido como una burbuja, que aceptes que existen aspectos o
ámbitos de tu vida perfectibles de mejorar, y que, cada cierto tiempo los “trabajes” en una
maneras “de hacer” que te acerquen a nuevos resultados. Seguramente no lograrás lo perfecto,
6).-Hacer reINgeniería con tu vida implica que te abras para contar con el apoyo de
pueden ser tu coach, tu terapeuta, tu familia y amigos, por qué no; siempre que se hayan creado
Objetivos proactivos.
1.Capta la esencia de los problemas: intenta tener una mejor visión de conjunto
para comprender los objetivos grandes y las pequeñas metas por las que has de
pasar para conseguir lo que necesitas.
8. Los recursos disponibles: una vez tengas claro el objetivo y sepas qué y
cómo debes proceder, haz una lista con todos los recursos que necesitas (tanto de
los que dispones, como de los que careces).
11. Marca indicadores que te muestren el logro del objetivo. Define referencias
que te revelen si has conseguido tu objetivo.
Estos son algunos de los aspectos que debes tener en cuenta para marcarte un
objetivo y conseguirlo de una manera proactiva. No olvides tener en cuenta cómo
afectarán tus decisiones al resto ya que, normalmente, para lograr tu objetivo
requerirás de la implicación de los demás y del entorno. Recuerda que, antes de
tomar una decisión, debes tener en cuenta sus consecuencias.