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Redacción CuidatePlus
Miercoles, 22 de Enero de 2003 - 23:00
Consecuencias
El dolor de espalda habitualmente no tiene consecuencias negativas para la persona
estresada. Aproximadamente el 80 por ciento de la población sufre dolor de espalda en
algún momento de su vida, y la inmensa mayoría padece estrés de manera ocasional,
periódica o constante. El dolor de espalda puede ser una molestia más para la persona
estresada, pero el hecho de padecerlo no tiene más consecuencias negativas que las propias
molestias que depara.
Sólo en personalidades predispuestas puede desencadenar pautas de comportamiento
psicosomáticas (en las que el sujeto aprende a convertir los conflictos psicológicos en
síntomas físicos), hipocondríacas (en las que se convence de sufrir afecciones físicas que
no padece realmente e incluso cree percibir sus síntomas), u obsesivas (en las que su dolor
de espalda se convierte en el centro de su vida).
Por otra parte, si el estrés se mantiene mucho tiempo y provoca dolores de espalda con cada
vez mayor frecuencia y duración, el dolor puede llegar a hacerse crónico. Un mecanismo
neurológico puede explicar que cuanto más dura o se repite el dolor de espalda, mayor es el
riesgo de que se cronifique por sí mismo, con independencia de cuál sea la causa que lo
desencadenara inicialmente. Este proceso es más probable y rápido si al aparecer el dolor se
hace reposo y se reduce la actividad física.
Prevención y tratamiento
Evidentemente, lo primero que se debe tratar es el propio estrés, resolviendo las
situaciones que lo provocan cuando es posible, o aprendiendo a vivir con él de la forma
más sana si no se puede eliminar. Para ello existen técnicas psicológicas eficaces. Cuando
las situaciones estresantes son pasajeras se puede valorar el uso transitorio de algunos
psicofármacos como los ansiolíticos bajo supervisión médica. Desde luego, si está el
estrés aparece con frecuencia conviene que consulte a su médico, psicólogo o psiquiatra.
También se pueden tomar las siguientes medidas para reducir el impacto del estrés en la
salud de la espalda:
Mantener el mayor grado posible de actividad física. Además de ser eficaz para prevenir
el dolor de espalda, la actividad física regular puede contribuir a controlar el estrés y
reducir su impacto. Puede ser tan sencillo como acostumbrarse a ir andando en algunos
desplazamientos cotidianos en vez de tomar siempre un medio de transporte, o subir cada
día algunos pisos a pie, en vez de usar siempre el ascensor. Si es posible, se aconseja
practicar algunos deportes aeróbicos, como correr o nadar. 20 ó 30 minutos en días
alternos ya comienzan a marcar una diferencia apreciable.
Conocer y cumplir las normas de higiene postural que le enseñan cómo adoptar las
posturas y movimientos propios de la vida cotidiana de forma que la carga para la columna
vertebral y su musculatura sea menor y se reduzca el riesgo de contracturas.
La contractura muscular
La contractura muscular consiste en la
contracción persistente e involuntaria de un
músculo. Puede ser causa o consecuencia del
dolor de espalda. Casos
La activaci�n de los nervios
La contractura muscular como causa que transmiten dolor
del dolor de espalda La contractura muscular
La inflamaci�n
En estos casos, la contractura aparece La compresi�n de la raiz nerviosa
esencialmente cuando se exige al músculo un
trabajo superior al que puede realizar, ya sea
intenso y puntual -por ejemplo, un esfuerzo excesivo- o mantenido y menos intenso -por ejemplo,
mantener unas horas una postura inadecuada-. Por otra parte, algunas anomalías de la columna
vertebral o desequilibrios de la musculatura favorecen que unos grupos musculares estén
trabajando constantemente más de lo necesario, lo que les predispone a contracturarse.
Eso mismo ocurre cuando falta potencia a la musculatura y se le exige que realice esfuerzos que
exceden su capacidad. Por ejemplo, algunos estudios científicos han demostrado que
la musculatura paravertebral es simétrica; la del lado izquierdo y derecho tiende a ser similar con
independencia de que el individuo sea diestro o zurdo. En pacientes que han sido operados de la
espalda, o que han padecido dolores de espalda de forma crónica, la musculatura paravertebral
puede atrofiarse hasta en un 80% con respecto a la del lado sano, facilitando un reparto asimétrico
de las cargas, la sobrecarga muscular o discal y la aparición de nuevos episodios dolorosos.
En ese tipo de situaciones es fundamental hacer el ejercicio adecuado para cada caso específico,
con el fin de contrarrestar esa tendencia y evitar la repetición de las crisis.
La contractura de un músculo activa directamente los nervios del dolor que están en él,
desencadenando dolor de espalda.
Con independencia de cuál sea su motivo, el propio dolor de espalda puede causar la contractura
muscular por un mecanismo reflejo.
En estos casos, la contractura no es la causa primaria del dolor, pero sí un factor añadido que
puede agravarlo. Además, puede empeorar algunas de sus causas. Por ejemplo, en una hernia
discal dolorosa, la contractura muscular puede aumentar la fuerza de compresión sobre el disco y
facilitar más la salida del núcleo pulposo.
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Espalda: soluciones para las contracturas - URL: "https://www.lanacion.com.ar/446347-espalda-
soluciones-para-las-contracturas - Copyright © LA NACION
Tratamiento para la
distensión muscular en la
espalda
By Peter F. Ullrich, Jr., MD, Orthopedic Surgeon (retired)
|
Peer Reviewed
Afortunadamente, las distensiones de los músculos de la espalda por lo general sanan
con el tiempo; la mayoría, en unos pocos días y casi todas, en un plazo de 3 a 4
semanas. Los músculos grandes en la parte baja de la espalda tienen buen suministro
de sangre y eso aporta los nutrientes y proteínas necesarias para que se curen.
Medicamentos para el
dolor (como acetaminofén),
para interrumpir la transmisión
de las señales de dolor al
cerebro
Medicamentos
antiinflamatorios (como
ibuprofeno, o posiblemente
esteroides orales), para reducir
la inflamación local que es una
causa del dolor
Relajantes musculares, que
pueden recetarse por poco
tiempo para aliviar la lumbalgia
grave asociada con espasmos
musculares.
Masajes, que pueden ayudar
a aumentar el flujo sanguíneo
en la parte baja de la espalda
(para ayudar a sanar), aflojar
los músculos contraídos de la
espalda y liberar endorfinas,
los analgésicos naturales del
cuerpo.
Quiropráctica. La
manipulación manual suave es
una opción para ayudar a
aflojar los músculos tensos de
la espalda y facilitar que se
cure la parte baja de la
espalda.
In This Article:
Distensión muscular en la
parte baja de la espalda
Tratamiento para la
distensión muscular en la
espalda
Video sobre distensión lumbar
Extensores (músculos de la
espalda y los glúteos)
Flexores (músculos
abdominales e iliopsoas)
Oblicuos o rotatorios
(músculos laterales)
Si bien algunos de estos músculos se usan en la vida cotidiana, la mayoría no recibe
el ejercicio suficiente con las actividades diarias y tienen a debilitarse con la edad a
menos que se ejerciten en forma específica.
Distensión muscular en la
parte baja de la espalda
By Peter F. Ullrich, Jr., MD, Orthopedic Surgeon (retired)
|
Peer Reviewed
Para fines prácticos, no importa si la causa del dolor es una distensión muscular o un
esguince de ligamento, ya que el tratamiento y el pronóstico son iguales.
In This Article:
Distensión muscular en la
parte baja de la espalda
Tratamiento para la distensión
muscular en la espalda
Video sobre distensión lumbar
NUDOS EN LA ESPALDA,
CONTRACTURAS MUSCULARES.
CAUSAS Y TRATAMIENTOS
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Conclusión
Las contracturas musculares son muy comunes en personas sedentarias,
que trabajan muchas horas sentadas, que realizan trabajos de esfuerzo
físico, amas de casa e incluso deportistas. Pueden ocurrir en cualquier
momento, pero es importante señalar que como medida preventiva de las
contracturas musculares puedes realizar constantemente
autoestiramientos para una buena flexibilidad de la musculatura, así como
practicar automasajes, evitar las posturas inadecuadas, cargas de peso y
situaciones de estrés. Además, siempre que sea necesario, acude al
fisioterapeuta que es el profesional más capacitado para terminar con tu
contractura.
Referencias Bibliográficas
(1)https://www.summitmedicalgroup.com/library/adult_health/sha_c
ontractures/
(2)https://www.healthline.com/symptom/muscle-contracture
(3)https://www.belmarrahealth.com/causes-muscle-contractures-
symptoms-treatment-home-remedies-prevention/
Lumbalgia
Volver a Músculos y huesos (patología)
Información
Especialistas
Asociaciones
Preguntas y Respuestas
Qué es
Causas
Síntomas
Prevención
Tipos
Diagnóstico
Tratamientos
Otros datos
Qué es
La lumbalgia es el dolor localizado en la parte inferior o baja de la espalda, cuyo origen
tiene que ver con la estructura músculo-esquelética de la columna vertebral.
Según la Fundación Kovacs, se trata de un dolor local acompañado de dolor referido o
irradiado que no se produce como consecuencia de fracturas, espondilitis, traumatismos ni
causas neoplásicas, neurológicas, infecciosas, vasculares, endocrinas, metabólicas,
ginecológicas ni psicosomáticas.
Esta patología afecta tanto a personas jóvenes, como adultas y mayores y aparece tanto
en trabajos sedentarios, como en aquellos que implican un gran esfuerzo físico.
Aproximadamente el 80 por ciento de la población ha tenido o tendrá alguna lumbalgia
durante su vida y hasta el 70 por ciento de los jóvenes antes de cumplir los 16 años han
experimentado este dolor de espalda.
Causas
Antiguamente se creía que el dolor aparecía porque existía alguna alteración de la
estructura de la columna vertebral, como la escoliosis o la hernia discal. Sin embargo,
desde la Fundación Kovacs indican que eso es un error.
El dolor de la lumbalgia aparece por un mecanismo neurológico que implica la
activación de los nervios que transmiten el dolor y el desencadenamiento de la
contractura muscular y la inflamación. A veces, también puede conllevar la compresión
de la raíz nerviosa.
Ese mecanismo puede desencadenarse por una alteración de la estructura de la columna
vertebral, como la hernia discal o la degeneración importante de la articulación
intervertebral, pero, en la mayoría de los casos no se puede llegar a averiguar la causa
inicial que lo desencadena, y se atribuye a dolor por contractura o sobrecarga muscular.
Síntomas
Las manifestaciones más comunes de la lumbalgia son el dolor local o irradiado, la
inflamación y la presencia de contracturas musculares.
Por otra parte, según el grado de afectación y compresión radicular se pueden producir
alteraciones de la sensibilidad (anestesia, hipoanestesia, hiperestesia, hormigueo, etc.) y
alteraciones del movimiento (paresia, parálisis, entre otras).
Prevención
“Para evitar el dolor de espalda es recomendable hacer ejercicio o, en todo caso,
mantenerse físicamente activo, evitar el sedentarismo, adoptar una actitud mental valiente
ante el dolor y cumplir las normas de higiene postural destinadas a realizar las actividades
cotidianas de forma que la espalda soporte la menor carga posible”, explica a CuidatePlus
Mario Gestoso, director médico de la Fundación Kovacs.
Gestoso señala que, en general, pueden incrementar algo el riesgo de padecer dolores de
espalda aquellos que someten al cuerpo a vibraciones, los que requieren movimientos de
flexoextensión o torsión y los que obligan a mantener posturas de flexión o hiperextensión.
Sin embargo, la realización de ejercicios físicos que desarrollen una musculatura
compensada puede paliar los efectos adversos.
Tipos
En la actualidad no existe una clasificación específica de la lumbalgia. No obstante,
muchos especialistas distinguen dos categorías:
Lumbalgia específica: En este tipo se incluyen los diagnósticos de lumbalgia con causa conocida,
aproximadamente el 20 por ciento de los casos.
Lumbalgia inespecífica: Supone el 80 por ciento restante e incluye todos los casos en los que no se
conoce la causa específica que provoca el dolor.
Diagnóstico
Las fuentes de información más importantes para conocer las causas del dolor de espalda
son la historia clínica y la exploración física del paciente.
El resto de pruebas (radiológicas, analíticas o funcionales) sólo tienen valor si los
resultados se corresponden con los de la exploración física. Dado que algunas son dolorosas
y otras entrañan ciertos riesgos, desde Gestoso recomienda recurrir a ellas sólo cuando los
resultados del interrogatorio o la exploración física determinan su conveniencia.
El 85 por ciento de las lumbalgias tienen buen pronóstico.
Tratamientos
Desde la Fundación Kovacs recomiendan:
Medidas generales
Evitar el reposo en la cama, si es posible
El paciente debe evitar el reposo en la cama como tratamiento del dolor de espalda. Si el
dolor obliga a guardarlo, debe ser lo más corto posible. Los estudios realizados demuestran
que esta medida retrasa la recuperación.
Mantenerse tan activo como sea posible
Los expertos señalan que el paciente debe mantener el mayor grado de actividad que le sea
posible e intentar normalizarlo tan pronto como pueda.
Higiene postural: Evitar la sobrecarga de la espalda
Durante el episodio doloroso, el paciente debe intentar mantener el ritmo de actividad
dentro de la normalidad pero, siempre evitando la sobrecarga de la espalda.
Para conseguirlo conviene conocer y aplicar normas de higiene postural, que describen
cómo adoptar posturas y realizar movimientos o esfuerzos de manera que la espalda soporte
la menor carga posible y la musculatura reduzca su trabajo. Eso permite que, si en un
momento dado el paciente tiene que hacer un esfuerzo, sepa cómo hacerlo reduciendo el
riesgo de sobrepasar sus posibilidades.
Sin embargo, el director médico de la Fundación Kovacs apunta que los estudios realizados
han demostrado que enseñar la higiene postural tiene un efecto inexistente, ya sea porque
reducir la carga resulta de escasa relevancia clínica o porque resulta imposible cumplir las
normas de higiene postural 24 horas al día, 7 días a la semana.
“Sea cual fuere el motivo, los estudios coinciden en señalar que la educación centrada en
el manejo activo (evitar el reposo y mantener el mayor grado de actividad que el dolor
permite) y el ejercicio (interrumpiéndolo sólo en la fase más aguda de dolor y reiniciándolo
progresivamente en cuanto sea posible) tienen un efecto de una magnitud clínicamente
relevante y mucho mayor que la higiene postural. De hecho, resulta imposible cumplir
constantemente las normas de higiene postural, pero cuando la musculatura está entrenada
y bien desarrollada, sí ejerce su función protectora automática y constantemente”, apostilla.
Al transmitir conocimientos de higiene postural es importante insistir en que esas normas
son sólo coadyuvantes teóricos en el contexto del manejo activo y el ejercicio y nunca la
esencia de un programa de tratamiento o prevención. Además, las normas de higiene
postural tienen que ser claras, comprensibles y aplicables, por lo que el método de
transmisión de los conocimientos es tan importante como su contenido. Los métodos más
habituales son la Escuela de la Espalda y la Reeducación Postural Global.
Aplicar calor o frío
Si le alivia, el paciente puede aplicar calor o frío en la zona dolorosa, aunque no se han
hecho estudios científicos para evaluar su efecto. En general, el frío se aplica
inmediatamente después de la lesión y el calor en la reagudización de las dolencias
crónicas.
Tratamiento farmacológico
Se aplica en tres fases:
Fase 1: Al principio, y especialmente si el dolor no es muy intenso y sólo afecta a la espalda -y no
hay dolor irradiado a brazo o pierna-, se recomienda usar analgésicos.
Fase 2: Si los analgésicos no son eficaces se debe valorar su sustitución por antiinflamatorios no
esteroideos. En general, no se recomienda su uso más de 14 días seguidos.
Fase 3: Si no es suficiente para controlar el dolor, el especialista deberá valorar añadir una tanda
corta de relajante muscular, durante menos de 1 semana.
Ejercicios
En los pacientes que no han vuelto a sus actividades habituales tras 6 semanas debe
intentarse comenzar una pauta de ejercicio.
Inicialmente pueden intentar actividades suaves y genéricas, como andar o nadar, para
evitar que se debilite la musculatura. Más tarde pueden iniciarse ejercicios específicos para
la espalda.
Una vez ha pasado el episodio doloroso, el ejercicio y la higiene postural disminuyen el
riesgo de que aparezca o se reproduzca una crisis.
Cirugía
En los pacientes en los que existen criterios específicos de selección, en casos concretos de
hernia discal, estenosis espinal o espondilolistesis o escoliosis progresiva en niños o
adolescentes, los especialistas pueden valorar la realización de una cirugía.
La rizolisis puede plantearse en un pequeño subgrupo de pacientes crónicos si se
seleccionan muy rigurosamente con unos criterios específicos.
Terapia comportamental
Está indicada en los pacientes crónicos y en aquellos en que puedan existir factores
psicosociales que aumenten el riesgo de cronificación.
Otros datos
Pronóstico
En general, el 85 por ciento de las lumbalgias tiene buen pronóstico y aproximadamente
el 15 por ciento de ellas se cronifican y tienen una difícil solución.
1
Aplica hielo por 20 minutos. Envuelve una bolsa de hielo en una toalla suave.
Acuéstate boca arriba y coloca la bolsa de hielo debajo de la zona donde ha
ocurrido la contractura. Relájate en esta posición por 20 minutos, respirando
profundo.[2]
Es mejor acostarte en una inclinación para disminuir la presión en la espalda. En
caso de una contractura en la espalda baja, sentirás más alivio al elevar las
piernas.
Repite el tratamiento conforme sea necesario cada 2 horas, durante las próximas
48 a 72 horas. No te acuestes sobre la bolsa de hielo más de 20 minutos seguidos
ni te quedes dormido en ella. La exposición prolongada al hielo puede provocar
quemaduras por congelación o dañar los nervios.
2.
2
Toma un analgésico que no requiera prescripción médica. Los fármacos
antiinflamatorios no esteroideos (AINE) ayudan a reducir el dolor y la inflamación.
Los AINE más usados sin prescripción médica son el ibuprofeno (Advil, Motrin) y
el naproxeno (Aleve).[3]
El paracetamol (Tylenol) también puede brindarte alivio. Aunque no posee una
acción antiinflamatoria, tiene menos probabilidad de provocar malestar estomacal.
También puedes utilizar un relajante muscular, como Flexall o Percogesic.
Consume la dosis más baja posible, puesto que dichos productos pueden producir
somnolencia.
3. 3
Sal a dar una caminata. Después de sufrir una contractura en la espalda lo primero que
haces por instinto es acostarte. Pero una caminata breve pondrá a circular la sangre y
activará el proceso de recuperación. Empieza dando caminatas breves cada hora justo
después de experimentar la contractura.[4]
Si estás mucho tiempo acostado, el problema puede empeorar. La inactividad produce
rigidez de los músculos, lo que provoca más dolor o incluso otra contractura.
Caminar y realizar otras actividades aeróbicas de bajo impacto (como nadar) son
excelentes ejercicios para las primeras 2 semanas. Empieza con lentitud y aumenta de
forma gradual la duración de los ejercicios a lo largo de este periodo.
4. 4
Aplica calor húmedo una vez transcurridas 72 horas. La hinchazón y la inflamación
habrán bajado al cabo de 3 días. En este punto, puedes aumentar la circulación
sanguínea y soltar los músculos aplicando calor. Utiliza una compresa caliente comercial
o date un baño de agua tibia.[5]
Es mejor utilizar calor húmedo, debido a que no provoca deshidratación. Una buena
hidratación es esencial para el tratamiento de las contracturas musculares y su
prevención.
5.
5
Pídele al doctor que te ponga una inyección de cortisona. La cortisona es un
medicamento antiinflamatorio que disminuye la inflamación alrededor de los
nervios. Aunque actúa de forma similar a los medicamentos antiinflamatorios de
venta libre, sus efectos de alivio duran varios meses en vez de solo unas horas.[6]
La inyección de cortisona solo alivia el dolor relacionado con las contracturas
musculares. No trata la causa oculta.
Método 2
Tratar la causa de la contractura
1. 1
Determina la causa de la contractura. La contractura en la espalda puede surgir a
causa de un movimiento brusco tras un periodo prolongado de inactividad. También
puede deberse al uso excesivo de los músculos de la espalda (como levantar cosas
pesadas) o a alguna otra lesión.[7]
Existen numerosos tratamientos distintos para las contracturas en la espalda. Entender la
causa te ayudará a encontrar el tratamiento más eficaz.
Si la contractura ha surgido debido a un movimiento brusco tras cierto periodo de
inactividad, no tienes otro problema físico oculto que requiera tratarse. Te bastará con
utilizar hielo y calor, mantenerte activo y realizar algunos estiramientos suaves.[8]
Es recomendable hablar de lo ocurrido con tu doctor. Él podrá ayudarte a identificar la
causa probable de la contractura muscular. También puedes hablar con un entrenador
personal o fisioterapeuta.
2. 2
Prueba la terapia con masajes para disminuir el estrés y la tensión. Los masajes
terapéuticos de un profesional certificado ayudan a mejorar la circulación sanguínea y a
relajar los músculos. Si crees que tu contractura se debe al estrés en general, la terapia
con masajes será muy útil.[9]
Es posible que notes una mejora después de una sola sesión. Sin embargo, en general se
necesitan varias sesiones durante dos meses para que los resultados de la terapia con
masajes sean duraderos.
3. 3
Acude a tu doctor de cabecera para recibir un diagnóstico oficial. Si los tratamientos
caseros no resuelven el problema o si las contracturas musculares persisten en la misma
zona, tu doctor de cabecera puede pedir que pases algunos exámenes para identificar la
causa.[10]
Discute con el doctor sobre las contracturas en la espalda y cuéntale todo lo que has
hecho para tratarlas en casa.
El doctor podría solicitar radiografías, tomografías computarizadas o una resonancia
magnética para evaluar a profundidad la condición de tu espalda.
4. 4
Recibe fisioterapia para tratar las lesiones musculares. Si sufres un desgarro o lesión
muscular, la fisioterapia ayudará a rehabilitar el músculo afectado. También ayudará a
corregir los desequilibrios musculares que sobrecargan de trabajo a los músculos y dan
lugar a las contracturas.[11]
Asimismo, el fisioterapeuta te dará una rutina de ejercicios personalizada diseñada
especialmente para tratar los problemas causantes de las contracturas en la espalda.
5. 5
Acude a un quiropráctico para los problemas de la columna vertebral. Si tu columna
está desalineada o si has sufrido una lesión vertebral como la hernia de disco, podrías
necesitar cuidados quiroprácticos para tratar la causa de las contracturas en tu espalda.[12]
Por lo general, el quiropráctico vuelve a alinear la columna por medio de ajustes
manuales. También emplea los ejercicios terapéuticos, los masajes y otros tratamientos
para estimular los músculos y los nervios.
6. 6
Descarta cualquier afección neurológica. Las contracturas musculares pueden deberse
a enfermedades neurológicas graves, como la esclerosis múltiple o el Parkinson. Si
presentas contracturas musculares frecuentes sin un desencadenante identificable,
cuéntale al doctor tus inquietudes.[13]
Él discutirá sobre otros posibles síntomas que tengas y si lo considera necesario, te
derivará a un neurólogo para hacerte más exámenes.
Si empiezas a manifestar incontinencia (o la incapacidad de retener la orina), acude a un
doctor, puesto que puede tratarse de un signo de problemas ocultos más serios.
Método 3
Evitar contracturas en el futuro
1.
1
Toma agua para mantener una buena hidratación. Otra causa de los calambres
y las contracturas musculares es la deshidratación. Aunque mantenerte bien
hidratado no necesariamente impedirá que nunca más vuelva a ocurrirte una
contractura en la espalda, ayudará a mantener los músculos sueltos.[14]
Trata de tomar al menos 8 vasos de agua al día para mantener una hidratación
adecuada. Evita las bebidas alcohólicas y con cafeína, puesto que son diuréticos y
no te hidratan.[15]
2. 2
Mantente en un peso saludable. El exceso de peso ejerce más presión en la espalda y
el sistema musculoesquelético, lo que aumenta el riesgo de desarrollar una contractura en
la espalda. Por eso asegúrate de que tu peso sea el adecuado para tu estatura. Calcula tu
índice de masa corporal (IMC) o pídele una evaluación física a tu doctor.
En caso de necesitar bajar de peso, consulta con un nutricionista certificado para diseñar
un plan alimenticio adecuado para ti. Incorpora poco a poco más ejercicio a tu día cuando
la contractura de la espalda haya desaparecido.
3. 3
Corrige las deficiencias de minerales en tu alimentación. Si llevas una dieta carente
de calcio, magnesio o potasio, podrías tener contracturas musculares más frecuentes. Las
contracturas seguirán si tienes deficiencias de dichos minerales, sin importar que estés
tratándote con un fisioterapeuta o un quiropráctico.[16]
Primero busca fuentes de alimentos enteros de estos minerales. Los productos lácteos
constituyen una buena fuente de calcio y los plátanos y las papas son buenas fuentes de
potasio.
Si presentas una deficiencia de minerales, reduce o elimina tu consumo de café y azúcar
procesada, puesto que estas sustancias impiden la absorción de los minerales.
4. 4
Haz caminatas para mantenerte activo. Permanecer activo es una de las mejores cosas
que puedes hacer para evitar contracturas musculares en el futuro. Caminar es una
actividad de bajo impacto que no es severa con la espalda. Empieza dando caminatas
breves y avanza hasta llegar a dar caminatas de 20 minutos al día.[17]
Montar bicicleta y nadar son otros ejercicios de bajo impacto especialmente buenos para
la espalda.
Si tienes la facilidad de ir a un gimnasio, prueba la máquina elíptica o la escaladora por 15
a 20 minutos.
5. 5
Incluye estiramientos en tu régimen de ejercicios. El yoga o los pilates ayudan a
mejorar la flexibilidad y el rango de movimiento de la espalda. Prueba
algunos estiramientos básicos antes y después de los ejercicios para mantener los
músculos de la espalda sueltos.[18]
Al realizar cualquier estiramiento, solo estírate hasta donde te sientas cómodo. Si
experimentas algún dolor o incomodidad, detente de inmediato o dañarás aún más los
músculos.
Los estiramientos suaves también son de gran utilidad para disminuir el dolor justo
después de sufrir una contractura en la espalda.
6. 6
Utiliza una almohada de soporte lumbar cuando estés sentado. Colócala entre la
espalda baja y el asiento para sentarte de forma adecuada. Hazlo mientras trabajas en un
escritorio o conduces por largos periodos. Ponte de pie al menos una vez cada hora para
caminar alrededor. Evita sentarte por muchas horas seguidas.
No te encorves mientras estés sentado.
Si debes sentarte por un periodo prolongado, cambia de posición de forma frecuente.
7.
7
Empieza a practicar el entrenamiento de fuerza para desarrollar músculos
cuando te hayas sanado de la contractura en la espalda. Los músculos del
torso forman un corsé natural que mantiene la columna alineada y la espalda en la
postura adecuada. Fortalecer el torso te permitirá evitar futuras contracturas en la
espalda.[19]
La plancha es un ejercicio básico para fortalecer el torso que puedes hacer sin
ningún equipo. Acuéstate boca abajo en el piso, apoyado en los codos con los
antebrazos firmes en el piso. Levántate hasta que solo te sostengas con los dedos
del pie y los antebrazos. Activa tu torso y mantén la posición por 20 segundos para
empezar.
Practica la plancha varias veces al día y aumenta de forma gradual el tiempo que
te tardas en mantener la posición.
Respira profundo y de forma regular mientras mantienes la plancha. Muchas
personas tienden a contener la respiración cuando activan su torso.
Evita los movimientos bruscos o rápidos cuando levantas pesas u objetos
pesados, debido a que pueden provocarte una contractura muscular.
Consejos
Las contracturas que afectan la espalda pocas veces demandan una intervención
quirúrgica, a menos que el problema sea producto de un defecto anatómico o se relacione
con un dolor persistente y una debilidad progresiva de los músculos.[20]
Referencias
1. ↑ https://www.spineuniverse.com/conditions/back-pain/muscle-spasms-leading-cause-
back-pain-not-primary-cause
2. ↑ https://www.spineuniverse.com/conditions/back-pain/muscle-spasms-leading-cause-
back-pain-not-primary-cause
3. ↑ https://www.spine-health.com/blog/what-your-back-muscle-spasm-telling-you
1 / 26
¿HAS HECHO UN MAL GESTO O HAS LEVANTADO PESOS?
Esta suele ser la causa más habitual del dolor lumbar. Al agacharte de forma
forzada o levantar pesos incorrectamente puedes forzar ligamentos o músculos
y hacerte una contractura o una inflamación de la zona lumbar por sobrecarga.
Otras causas de la lumbalgia pueden ser problemas crónicos de la columna
como hernia discal –que suele dar lugar a la ciática–, artrosis lumbar,
espondilolistesis…
2 / 26
¿CÓMO ES TU DOLOR?
Si el dolor baja por el glúteo y la pierna pudiendo llegar al pie, entonces suele
ser ciática generalmente debida a una hernia discal. En cambio, si te duele al
estar un rato sentada, el motivo más habitual es la artrosis lumbar. Cuando el
dolor es al caminar, lo más frecuente es que sea una espondilolistesis, es decir,
debido a un desplazamiento de dos vértebras lumbares que ha comprimido una
raíz nerviosa. Y si el dolor es agudo y te deja "clavada", suele ser por un mal
gesto o por cargar pesos inadecuadamente.
3 / 26
¿Y SI NO FUERA LA ESPALDA?
La lumbalgia no siempre tiene que ver con la columna vertebral, a veces es un
dolor reflejo debido a otras dolencias como cólicos renales o biliares, infecciones
renales, reuma, artritis psoriásica u osteoporosis, incluso en casos poco
frecuente puede ser debido a una infección óseas, una valvulopatía o un tumor.
4 / 26
DOLOR LUMBAR POR CAUSAS EMOCIONALES
Sobre todo, por estrés, que hace que el cuerpo esté en tensión y sea más
vulnerable a sufrir contracciones musculares, que pueden desencadenar el dolor
en la parte baja de la espalda. Si te sientes agarrotada, estírate. Si estás
sentada, lleva el tronco hacia delante, apoyando el pecho sobre los muslos y
dejando colgar los brazos para relajar los hombros. También te puede ayudar
tomar infusiones relajantes (valeriana, pasiflora, amapola de California…).
5 / 26
ALIVIAR EL DOLOR
Cuando el dolor es agudo y te impide continuar con tu actividad, túmbate de
lado, doblando una pierna y apoyándola sobre un almohadón o una toalla
doblada. En cuanto la situación te lo permita, consulta con el médico por
teléfono o acudiendo a tu centro de salud donde te atenderán de forma
ambulatoria.
6 / 26
¿FRÍO O CALOR? ¿QUÉ ME ALIVIARÁ?
En un primera momento, aplica frío sobre la zona lumbar –puedes utilizar un
paquete de guisantes congelados recubiertos con un trapo fino de cocina– para
que ayude a desinflamar. Pero tras unas horas, lo ideal es aplicar calor en la
zona –con una bolsa de agua caliente, una esterilla eléctrica, etc.– durante 2 o 3
días.
7 / 26
MASAJE EN LAS LUMBARES
Independientmente del origen del dolor, aliviar el "agarrotamiento" que sientes
en la zona, siempre ayuda a la recuperación. Para ello, date un masaje suave
en la zona baja de la espalda con una crema antiinflamatoria como, por ejemplo,
la de árnica.
8 / 26
CUIDADO CON LA AUTOMEDICACIÓN
Acude al médico para que sea él quien te indique qué medicación es la mejor
para tu caso. Puede prescribirte analgésicos, antiinflamatorios y/o relajantes
musculares según crea conveniente. Y lo más importante, pautará la dosis, la
frecuencia y el tiempo de la medicación. En ciertos casos, si el dolor es muy
agudo, puede ser necesario inyectar los analgésicos o antiinflamatorios.
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EVITA QUE VUELVA A REPETIRSE CUIDANDO TU PESO
Para evitar que el dolor se repita, cuida tu columna adoptando buenos hábitos.
Por ejemplo, el exceso de peso carga las lumbares y puede hacer que acabe
por inflamarse y provocar una lumbalgia. Lo ideal es mantenerte en un peso
saludable y si para ello necesitas perder algo de peso, mira en este enlace cuál
es la dieta que más te conviene.
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BÁJATE DE LOS TACONAZOS
El tacón del zapato influye y mucho en la alineación de la espalda. Si llevas un
tacón demasiado alto el peso del cuerpo se desplaza y sobrecarga las
lumbares, llegando a provocar dolor. Para el día a día, lleva un tacón que no
supere los 4 centímetros y deja los taconazos para ocasiones especiales.
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FUMAR TE EXPONE AL DOLOR LUMBAR
El tabaquismo aumenta el riesgo de que sufras dolor lumbar porque predispone
a sufrir artritis reumatoide, osteoporosis, etc. Libérate de los malos humos.
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DUERME Y RELAJA LA ESPALDA
En la cama pasamos una tercera parte del día, así que la postura que adoptes y
cómo sea la cama influyen en la salud de tu espalda. La postura que mejor
relaja la espalda es dormir de lado, con las piernas dobladas y con un cojín
entre las piernas. Sobre la cama, decántate por un colchón firme pero no duro y
por una almohada no demasiado alta, que respete la curva de tus cervicales.
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Y A LA HORA DE LEVANTARTE…
No lo hagas de cualquier manera, desde luego, no levantándote de un salto. Lo
ideal es que tras despertarte, te despereces mientras todavía estás estirada, te
pongas de lado, dejes caer las piernas hasta que los pies toquen el suelo y
luego, apoyándote en el brazo, eleves el tronco. Cuando ya estés sentada,
vuelve a estirarte.
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CUANDO TE AGACHES…
Para coger algo que esté en el suelo, en lugar de doblar la espalda, abre las
piernas llevando los pies a la altura de la cadera, dobla las rodillas y, entonces
sí, agáchate. Si doblas la espalda sin haber doblado las rodillas estás forzando
las lumbares.
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PARA CARGAR PESOS…
Agáchate como te hemos contado antes, con los pies a la altura de las caderas
y flexionando las rodillas. Coge el peso y llévalo lo más cerca posible de tu
torso. Sube poco a poco con él. Lo ideal es que no cargues demasiado rato con
él. Ayúdate de carros, carretillas o lo que sea necesario para desplazar pesos,
sobre todo los más pesados o los que tengas que cargar durante más tiempo.
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COMPRA INTELIGENTE
Una compra pequeña la puedes cargar en una mochila de asas anchas que
quede pegada a la espalda. Si es mayor, no la lleves en un solo capazo, procura
dividirla en dos, para no desequilibrar la columna. Y si vas a cargar mucho o
durante un rato, mejor hazlo usando un carro de la compra y de los que se
empujan hacia adelante. Y si haces una compras con botellas, latas y otros
productos pesados es recomendable que te lo lleven a casa.
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PLANCHAR CON "AYUDA"
A la hora de hacer actividades que te obligan a estar rato de pie en el misma
postura como planchar o lavar platos, ayúdate de un reposapiés. Eleva un pie
mientras realizas la actividad para equilibrar la columna y no sobrecargar las
lumbares y al cabo de un rato, baja este y eleva el otro. La tabla de planchar
debe estar a una altura que te permita mover el brazo flexionando ligeramente el
hombro.
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SENTARSE BIEN
Pasamos muchas horas al día sentados, ya sea delante de un ordenador, de la
tele, etc. La postura correcta es aquella en la que la espalda se apoya en el
respaldo de la silla –nunca en el borde del asiento–, con los pies apoyados en el
suelo o en un reposapiés. Si estás delante de un ordenador, tu vista debe
quedar a la mitad de la pantalla y los brazos apoyarse bien en la mesa.
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ESTAR DE PIE
Cuando pases mucho rato de pie, reparte el peso alternativamente sobre una y
otra pierna, procura dar pequeños paseos de vez en cuando. Y, si puedes, haz
como al planchar, apoya un pie en un reposapiés y luego el otro
alternativamente.
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VITAMINA D PARA TU ESPALDA
Un estudio publicado en Pain Physician Journal ha constatado que
suplementar con esta vitamina a personas que tienen deficiencia puede ayudar
a reducir el dolor lumbar crónico. Obtener suficiente vitamina D es, en general,
tan importante como obtener calcio para tener una buena salud ósea. La
sintetizas exponiendo tu piel al sol durante un tiempo que en verano puede ser
de unos 15 minutos y, en invierno, cuando la intensidad de la radiación es
menor, puede llegar a la hora y media. Y también hay algunos alimentos –
pocos– que lo aportan, como el salmón o las setas.
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LEVÁNTATE Y ANDA
El sedentarismo es uno de los peores enemigos de la espalda y lo mejor para
combatirlo es llevar una vida activa. La manera más fácil de conseguirlo es
aparcar el coche y andar tanto como sea posible. Al andar, lleva la espalda
erguida, sintiendo como si un hilo invisible te tirara de la cabeza, contrayendo un
poco el vientre y las nalgas, para colocar la columna en una buena posición. Y,
si puedes, anda por la montaña o la playa, terrenos sobre los que hay menos
impacto.
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ESTIRAMIENTOS LUMBARES
Los estiramientos son claves en la recuperación tras una crisis y posteriormente,
para evitar que vuelvan a repetirse. Si quieres una tabla muy fácil para hacer en
casa y que cuidarás de tus lumbares, no te pierdas este artículo.
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UN "CORE" FUERTE
El core es el conjunto de músculos profundos del abdomen que funcionan como
"corsé" natural. Es muy importante tener un core fuerte, porque es lo que
soporta y da estabilidad a la columna vertebral y a la pelvis. Aquí te damos
una tabla para trabajar el core con ejercicios muy fáciles,seguros y que
puedes hacer en casa.
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YOGA CON CONDICIONES
El yoga puede ayudarte a cuidar tu espalda siempre que escojas la disciplina
adecuada entre la variedad de disciplinas que hay (Hatha, Vinyasa, Iyengar…),
un profesor que sepa ajustar el ejercicio a tus necesidades y que no quieras
forzarte más allá de tus posibilidades.
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NATACIÓN, SÍ PERO…
La natación es muy buena para cuidar la espalda, sobre todo si hay kilos de
más porque el agua soporta tu peso, pero… con la condición de tener una
buena técnica y renunciar a estilos como el mariposa, que fuerzan mucho la
zona lumbar.
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NO LO CONFUNDAS CON…
El herpes zoster. Se trata de un virus que inflama ciertos ganglios, si lo hace
en la zona baja de la espalda puede confundirse con una lumbalgia, pero la
diferencia es que el herpes provoca la aparición de pequeñas ampollas en la
piel. Si ves que aparecen, consulta rápidamente con el médico para evitar que
se extiendan y se agrave la situación.
QUÉ PUEDES HACER PARA ALIVIAR EL DOLOR LUMBAR
1. Reposa pero no más de tres días. En cuanto puedas, trata de
levantarte y moverte un poco. Si el dolor es fuerte, acude al médico.
2. ¿Frío o calor? Al principio, aplica frío para desinflamar la zona, pero
después es mejor dar calor.
3. Ejercicio suave. En cuanto el médico te autorice, haz estiramientos para
la zona lumbar.
4. Automasaje. Hazte un masaje suave en la zona con una crema
antiinflamatoria como la de árnica, por ejemplo.
5. No te automediques. Consulta con tu médico qué puedes tomar, en qué
dosis y durante cuánto tiempo.
+ ¿TE DUELE?
10 ejercicios para aliviar el dolor lumbar
Dolor de espalda
Hernia
Huesos
Es probable que, especialmente al terminar el día sientas dolor en la espalda (puesto que las
tensiones se han podido ir acumulando a lo largo de toda la jornada), pero quizá en alguna
ocasión esta molestia sea especialmente intensa y percibas que te da un tirón que te deja
"clavada".
DIAGNÓSTICO
¿Qué hay detrás de tu dolor de espalda?
En este caso, además de consultar al médico cuanto antes, debes tener en cuenta algunas
"reglas" para no empeorar el problema.
Una lumbalgia también debería ser valorada por un especialista en el caso de que dure más
de un mes con un dolor continuado y que te despierte por la noche.
Si el dolor se produce por un sobreesfuerzo o una mala postura y no hay ninguna patología
que la provoque, suele remitir al cabo de unos días. Y si el origen es el estrés y la
tensión deberás atajar la causa para acabar con las molestias.
¿Debo aplicar frío o calor?
Si el dolor es reciente, aplica frío. En las primeras 48 horas desde que ha aparecido la
molestia, debes poner hielo o una almohadilla fría en la zona donde más dolor sientas.
Lograrás un doble efecto: que los vasos sanguíneos se cierren y que descienda la
temperatura local. Esto disminuye la inflamación y alivia progresivamente el dolor.
Aplica frío si el dolor es reciente para disminuir la inflamación
Utiliza una bolsa de agua o un paño caliente y cuando notes que se comienza a enfriar
retíralo. Después, tapa la zona con una toalla para retener el calor.
No te excedas con el reposo
Si has sufrido un ataque agudo e intenso de dolor, haz reposo relativo durante un par de
días. Pasadas esas 48 horas ya no conviene la inactividad; ve poco a poco recuperando tu
rutina habitual, pero sin realizar grandes esfuerzos. Y es que recientes estudios médicos
han comprobado que el reposo continuado tras esos dos días puede acabar provocando que
el dolor se vuelva crónico, ya que al estar quieta se debilitan los músculos.
TRATAMIENTO: ¿ANALGÉSICO O
ANTIINFLAMATORIO?
Es cierto que, para prevenir el dolor de cervicales, dorsales o lumbares no hay nada mejor que
la actividad física y una correcta higiene postural. Pero ¿qué deberías hacer cuando aparece
una crisis de dolor? En esta fase puedes recurrir a fármacos, aunque siempre consultando
previamente al médico.
El analgésico actúa disminuyendo o suprimiendo el dolor. Solo hay que tomarlo cuando
las molestias son intensas, si no tu organismo acaba acostumbrándose y no te hará el
efecto deseado cuando lo necesites.
Los antiinflamatorios no esteroideos (el más común es el ibuprofeno) frenan la producción de
prostaglandinas ligadas al dolor. Se recetan para aliviar la cervicalgia o el lumbago, pero
pueden ocasionar problemas gastrointestinales. Seguramente el médico te recomiende que
tomes un protector de estómago como prevención.
No tomes un relajante muscular a la ligera
Por su nombre, podrías pensar que actúan destensando el músculo contraído, pero en
realidad inciden sobre los nervios que controlan los músculos. Eso significa que:
Afectan directamente a tu sistema nervioso, provocando una relajación general (no solo del
tejido muscular contracturado).
Pueden causar síntomas neurológicos como sedación, mareos, somnolencia, vómitos e
incluso afectaciones más llamativas, como descoordinación de los brazos, confusión, pérdida
de reflejos, visión borrosa... Por ello, son adecuados solo en determinadas circunstancias y
es el médico el que siempre debe recetarlos.
REMEDIOS NATURALES QUE TE ALIVIAN EL
DOLOR
Superada la crisis aguda de dolor, puedes recurrir a varios remedios naturales que te
ayuden a calmar las molestias. Te detallamos algunas estrategias caseras que dan buen
resultado:
Tiempo atrás, el azufre no faltaba en ningún balneario y, hoy en día, este tratamiento
calmante se está recuperando en muchos de ellos. Puedes hacerlo en casa: compra en algún
herbolario de confianza polvo de azufre y añade 100 g al agua de la bañera. Sumérgete y
deja que el agua caliente y el mineral actúen.
Túmbate boca arriba, encoge las rodillas sobre el pecho y “abrázalas”. Permanece así
unos segundos, con la espalda pegada al suelo. Luego lleva las rodillas ligeramente hacia la
derecha, vuelve al centro y sigue a la izquierda. Repite este pequeño movimiento tres veces
por cada lado.
La fitoterapia puede ser una excelente ayuda adicional para vencer un episodio de dolor, con
la ventaja de que rara vez ocasiona efectos secundarios.
Medicamentos para el
dolor (como acetaminofén),
para interrumpir la transmisión
de las señales de dolor al
cerebro
Medicamentos
antiinflamatorios (como
ibuprofeno, o posiblemente
esteroides orales), para reducir
la inflamación local que es una
causa del dolor
Relajantes musculares, que
pueden recetarse por poco
tiempo para aliviar la lumbalgia
grave asociada con espasmos
musculares.
Masajes, que pueden ayudar
a aumentar el flujo sanguíneo
en la parte baja de la espalda
(para ayudar a sanar), aflojar
los músculos contraídos de la
espalda y liberar endorfinas,
los analgésicos naturales del
cuerpo.
Quiropráctica. La
manipulación manual suave es
una opción para ayudar a
aflojar los músculos tensos de
la espalda y facilitar que se
cure la parte baja de la
espalda.
In This Article:
Distensión muscular en la
parte baja de la espalda
Tratamiento para la
distensión muscular en la
espalda
Video sobre distensión lumbar
Extensores (músculos de la
espalda y los glúteos)
Flexores (músculos
abdominales e iliopsoas)
Oblicuos o rotatorios
(músculos laterales)