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corporativa
Convierte lo que piensan y dicen de ti en tu
mejor activo
Prólogo
Introducción
Parte I: Qué es la reputación corporativa
1. Introducción: la reputación en su contexto
2. La confusión entre intangibles: la marca y la
imagen
3. Los retos para la buena gestión de la reputación
4. La importancia de la «gestión» de la reputación
Epílogo
Anexo
Qué es la reputación
corporativa
1. Introducción: la reputación
en su contexto
Características de la reputación
La reputación se caracteriza por:
Su multidimensionalidad
Como hemos visto, la reputación es el resultado de las
percepciones de los individuos con los que se vincula una
compañía en base a cuatro dimensiones (calidad,
rendimiento, responsabilidad y atractivo). Estas
dimensiones, a pesar de ser independientes, están
relacionadas entre sí.
A la hora de gestionarla, pues, se deben tener en cuenta
estas dimensiones porque, por un lado, cada una de ellas
tendrá un peso diferente en función del sector donde la
organización desarrolle su actividad y, por el otro, porque
las acciones que llevemos a cabo sobre cada una de estas
áreas pueden tener efectos positivos o negativos sobre el
resto.
Por ejemplo, el hecho de no tener unas prácticas
sostenibles (dimensión Responsabilidad) puede afectar
sobre la identificación o confianza en la compañía
(dimensión Atractivo) o sobre la percepción de la calidad
de sus productos (dimensión Calidad).
Asimismo, también hemos visto que la reputación tiene una
dimensión interna (stakeholders internos de la
organización) y una externa (stakeholders externos de la
entidad). El peso que tendrá cada una de ellas también
dependerá del sector de actividad al que pertenezca la
organización.
Por ejemplo, en el sector tecnológico tienen un peso muy
importante las percepciones de los clientes, seguidos de las
de los proveedores, mientras que en el sector alimentario
las tienen las de los clientes y la sociedad, seguidas de las
de los inversores.
Esta multidimensionalidad explica en parte la dificultad que
tienen las empresas para gestionar este activo en un
contexto organizacional basado en la división en funciones
o departamentos.
Es un activo a largo plazo
Una reputación favorable no se construye de hoy para
mañana, sino que es el resultado de una actuación
adecuada y consistente en el tiempo.
Para poner un ejemplo, si varios amigos y familiares me
recomiendan visitar el Starbucks, probablemente pensaré
que es una buena opción para tomar un café tranquilo y
que sus productos son mejores que los de otras cafeterías,
pero con esto no voy a pensar que Starbucks tiene una
buena reputación.
Sólo la tendrá cuando, junto a otras informaciones
favorables que reciba de la compañía a través de otras
vías, haya ido a tomarme el café de manera reiterada y vea
que el trato es inmejorable; que el espacio siempre está
perfecto y me invita a desconectar; que el producto es
sobresaliente y, cuando no lo es, recibo una disculpa y un
pequeño tentempié gratis o me invitan a un café por ser un
buen cliente; las prácticas de la compañía son
responsables, etc. Y estas percepciones favorables deben
ser comunes a todos los stakeholders principales de la
compañía.
Este ejemplo demuestra que construir una reputación
positiva fuerte requiere tiempo y consistencia en el
«comportamiento» de la entidad en relación a todos sus
stakeholders.
De esta manera, si bien podríamos llegar a obtener una
imagen positiva de una organización, por ejemplo, a través
de una buena campaña publicitaria, la construcción de una
reputación favorable requerirá una actuación de la
organización excelente y coherente a lo largo del tiempo en
relación a todos los colectivos e individuos con los que se
relaciona.
Depende de una amplia variedad de stakeholders
Como se ha dicho anteriormente, una buena reputación es
el resultado de la totalidad de valoraciones positivas de
clientes, empleados, proveedores, inversores, etc. y que
una crisis reputacional puede originarse en cualquier grupo
de stakeholders. En este sentido, los medios y las redes
sociales se han convertido en auténticas plataformas de
interacción de estos colectivos e individuos, afectando
sobre la configuración y evolución de sus respectivas
percepciones.
Conviene recordar que, incluso en un mismo colectivo que
comparte los mismos intereses, las percepciones de sus
integrantes pueden variar. Asimismo, las opiniones de un
grupo pueden afectar a los otros, así como también las de
terceros que no hayan tenido ninguna relación con la
entidad pero tengan la suficiente credibilidad o capacidad
de influencia (como pueden ser, por ejemplo, los medios
de comunicación o los líderes de opinión).
No se puede controlar
Dado que la reputación la construyen los stakeholders
como resultado de las percepciones que tienen entorno a
una entidad, la empresa no la puede controlar, si bien sí
puede tratar de incidir sobre ella.
Los stakeholders: la clave para la
construcción de la reputación
Podemos observar que hablar de la reputación implica,
inevitablemente, hablar de los stakeholders de la compañía,
dado que serán la pieza clave para su configuración y gestión.
En este sentido, vale la pena dedicar unas líneas a entender bien
este concepto.
De manera muy simple, podríamos decir que los stakeholders
son aquellos individuos o colectivos que pueden incidir sobre las
decisiones estratégicas de la empresa. Asimismo, estas
decisiones pueden tener un impacto sobre ellos.
La reputación no es la marca
Es habitual la confusión entre marca y reputación, en parte,
debido a que precisamente algunos medios de comunicación y
profesionales intercambian o combinan el significado de estos
conceptos.
Pero lo cierto es que la reputación y la marca no son lo mismo,
sino que más bien se podría decir que son activos intangibles
complementarios: tener una buena reputación no es sinónimo de
que la oferta de una compañía tenga una gran demanda en el
mercado. Asimismo, tener una marca fuerte puede no servir de
nada si la compañía que hay detrás no tiene un comportamiento
coherente y admirable, dado que ello puede producir un rechazo
de los consumidores, la pérdida de valor de sus acciones, la
dificultad para fidelizar a los clientes y a los empleados, atraer el
talento o una falta de confianza con los proveedores.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre estos activos?
La marca es un concepto que a todos, de un modo u otro, nos
suena o podríamos aproximarnos a definir. Se trata de un
intangible dirigido fundamentalmente al cliente, a través de lo
que un producto, servicio o empresa (en el caso de las marcas
corporativas) le promete y el valor que tiene para él esta
promesa.
La reputación, contrariamente, es un concepto centrado en la
empresa, que está estrechamente vinculado al nivel de
legitimidad que una organización tiene entre todos sus
stakeholders. Esto es importante porque, a pesar de que muchas
empresas sólo piensan en los clientes y en la calidad de sus
productos o servicios, lo cierto es que una crisis reputacional
puede originarse en cualquier grupo de stakeholders y en
relación a cualquier decisión de la organización, desde el diseño
de un producto o servicio, a sus operaciones o política de
recursos humanos.
Así, podríamos decir que la razón de ser de una marca
(corporativa o de producto) se encuentra en su capacidad para
cumplir los beneficios que ha prometido a sus clientes.
En cambio, la reputación es importante porque determinará si los
diferentes stakeholders quieren o no establecer un vínculo con
una entidad. Por lo tanto, si no hay un interés previo en
establecer esta relación, la promesa no tiene sentido.
La reputación implica, pues, mantener la confianza y los
compromisos adquiridos con todos los stakeholders a través de
las decisiones que tome la compañía en una variedad de
dimensiones (la calidad, el rendimiento, la responsabilidad y el
atractivo) y bajo criterios de transparencia, competencia,
compromiso y empatía.
Su reputación.
La imagen de sus productos y servicios.
El gap existente entre su imagen y su reputación.
Trabajar con el objetivo de hacer muy bien las cosas, sin perder de vista
el «Propósito superior» que guía a la organización, invertir en talento,
recursos y tiempo en los aspectos clave del negocio y sus procesos.
También comunicar con coherencia la realidad de la entidad.
Concentrarse en fortalecer la transparencia. Alpina cree que, más que
una amenaza, la transparencia lleva a la compañía a la excelencia y a
establecer una relación coherente entre su identidad e imagen.
Potenciar una cultura de diálogo. La empresa, más que invertir en
publicidad e imagen, se ha focalizado en definir los procesos adecuados
para que sus stakeholders puedan compartir sus intereses, necesidades
y expectativas con la compañía. Asimismo, la organización está abierta a
incluir, corregir o dejar de tomar una decisión en base a este diálogo.
7. La anticipación
¿Qué es la anticipación?
La anticipación parte de la idea que es mejor gestionar la
reputación antes de tomar una decisión, puesto que a diferencia
de cuando estalla una crisis, la atención y presión sobre el tema
es bajo y, por lo tanto, la compañía tiene más capacidad para
proteger su posición.
Asimismo, anticipar va a permitir a la organización decidir, por
ejemplo, no tomar o modificar una decisión potencialmente
problemática o modificarla aunque esto pueda suponer perder
una oportunidad. A veces es mejor perderla que afrontar una
crisis reputacional con unos costes muy elevados.
Dado que en una crisis cualquier tema pasado de la organización
puede salir a la luz, la entidad debe adelantarse al riesgo
reputacional dentro de lo posible e integrarlo en la toma de
decisiones.
Se trata, pues, de identificar con tiempo los posibles riesgos para
tratar de neutralizar sus efectos sobre la reputación de la
organización. En este sentido, la integración de intereses de los
stakeholders va ser una vía fundamental para detectar posibles
problemáticas y plantear soluciones. Pero dado que las crisis
pueden surgir de cualquier parte, será necesario ir más allá.
Cuando identificamos las fuentes de riesgo, la empresa debe
moverse para actuar adecuadamente. La mitigación efectiva del
riesgo tiene dos elementos: la prevención y la preparación.
Elementos de la anticipación:
prevención y preparación
La prevención requiere identificar posibles riesgos reputacionales
futuros asociados a una decisión. Por ejemplo, la subida del
precio de un producto o de un servicio, especialmente si es de
primera necesidad. Una vez identificados los riesgos asociados a
esta decisión debemos seguir los pasos para reducirlos o
eliminarlos.
Para hacerlo es necesario conocer no sólo la totalidad de
detractores potenciales, sino también valorar para cada uno de
ellos si el riesgo de detracción es o no elevado. A partir de aquí
se introducirán los cambios necesarios en las decisiones para
evitar estos riesgos (por ejemplo, subir el precio a los colectivos
que usan menos el servicio o a los que tienen mayor poder
adquisitivo) o, si son muy elevados, aparcar la decisión para más
adelante.
Por otro lado, dado que las crisis son imprevisibles, el concepto
de «preparación» parte de la idea de que la empresa debe
organizarse para paliar su impacto. El simple hecho de haber
tomado medidas preventivas para evitar el conflicto ya va a
servir a la empresa para argumentar que era consciente de la
problemática y que ha hecho todo lo posible para evitarla.
Para lograr el máximo impacto en la elaboración de la estrategia
de preparación, la empresa deberá tener muy claros los pasos
estratégicos que pueden funcionar para cada colectivo y riesgo
correspondiente.
Generalmente, dar una respuesta a una crisis y pensar cómo
prevenirla requiere enfoques innovadores, plurifuncionales y
flexibles. No se trata sólo de comunicar bien, sino también de
integrar a las partes y reconducir las decisiones afectadas para
evitar argumentos de detracción.
8. La responsabilidad de
gestionar la reputación
Evaluar la reputación y
autodiagnóstico
9. Evaluación de la
reputación: principales
metodologías
Beneficio contable.
Rentabilidad.
Calidad de la información económica
Calidad de la oferta.
Valores de producto.
Valores de marca.
Servicio y atención al cliente.
Reputación interna
Calidad laboral.
Valores éticos y profesionales.
Identificación con el proyecto empresarial.
Ética y responsabilidad corporativa
Inversiones en I+D.
Nuevos productos y servicios.
Nuevos canales.
Los Cocientes de Reputación son un método similar a las
League Tables, pero adaptado con el objetivo de mejorar
algunas de las deficiencias identificadas en su elaboración. Este
método fue desarrollado por Charles Fombrun, uno de los
principales académicos del ámbito reputacional.
Fombrun propone un instrumento que incorpora una cierta
perspectiva multistakeholder. Llamado cociente de reputación
(RepTrack, en su versión actualizada), mide lo que algunos
colectivos piensan sobre una organización en particular.
Problemas de estas dos metodologías
Tanto los rankings como los cocientes de reputación son
fundamentalmente medidas de la imagen corporativa de una
organización más que de su reputación, puesto que miden las
percepciones que la sociedad en general tiene sobre una empresa
y no la de sus stakeholders principales.
Algunas de ellas tratan de complementar esta información con
las percepciones más cualitativas, por ejemplo, de algún medio
de comunicación, líder de opinión, ONG o sindicato. En los
últimos tiempos el Merco trata de introducir las percepciones
internas de la compañía a través de los resultados obtenidos en
su ranking MercoPersonas, aunque estas percepciones no
recogen la globalidad de dimensiones de la reputación de una
compañía sobre las que tienen opiniones los empleados.
Asimismo, estos dos tipos de metodología no ponderan a los
diferentes stakeholders, ni las dimensiones en base al sector de
actividad en el que opera la compañía, ni su tamaño, todos ellos
aspectos críticos a la hora de medir de manera efectiva la
reputación según los resultados obtenidos en la investigación que
realicé en mi tesis doctoral. Por ejemplo, en empresas del sector
tecnológico los clientes y los proveedores serán los stakeholder
clave, mientras que para empresas del sector bancario lo serán
los clientes y los inversores. Asimismo, el atractivo y la calidad
tendrán mucho peso en empresas del sector turístico, mientras
que la calidad y la responsabilidad lo tendrán en el alimentario.
También es importante destacar que cualquier empresa puede
tener una reputación favorable, no es necesario ser una gran
empresa o una multinacional, y tanto las League Tables como
los cocientes de reputación (RepTrack) excluyen este tipo de
empresas en sus análisis generales.
Finalmente, destacar que, bajo encargo, el RepTrack realiza la
medición de la reputación de una compañía de manera más
personalizada y el MercoEmpresas aporta información más
detallada a la que ofrece con su servicio básico.
Benchmarks
Los benchmarks son otra herramienta de análisis de la
reputación corporativa que implica establecer una reputación
media con la que serán comparadas las reputaciones de
diferentes compañías comparables, idealmente del mismo sector.
A través de una encuesta, generalmente dirigida a directivos, se
evalúan diferentes atributos de las diferentes compañías
analizadas.
El problema es que los atributos seleccionados, si bien hacen
referencia a aspectos de una organización, no suelen estar
relacionados con su reputación corporativa. Consecuentemente,
a pesar de que los benchmarks aportan información
complementaria entorno a las percepciones que los individuos
tienen de una organización, no podemos considerarlos como una
metodología de medida de la reputación per se.
Estudio de casos
Otra herramienta utilizada para el análisis de reputación
corporativa es el método de Estudio de casos, que trata de medir
qué combinación de factores determinan un resultado concreto,
como el éxito o el fracaso de una decisión específica, y como
estos puede afectar positivamente o negativamente sobre la
reputación corporativa de una organización.
Generalmente, esta metodología se utiliza como complemento de
la información facilitada por las otras metodologías enumeradas.
Calidad
La compañía X tiene buenos cargos directivos.
La compañía X tiene unos buenos trabajadores.
La compañía X tiene productos y/o servicios de calidad.
La compañía X se preocupa por sus stakeholders
(proveedores, empleados, clientes, inversores, etc.).
Rendimiento
La compañía X tiene unos buenos resultados económicos y
financieros.
La compañía X tiene potencial de crecimiento.
La compañía X es líder en el mercado.
La compañía X es innovadora.
Responsabilidad
La compañía X es responsable social y medioambiental.
La compañía X tiene un comportamiento ético.
La compañía X es transparente.
La compañía X sigue la legalidad.
Atractivo
La compañía X es una compañía admirada.
La compañía X es una compañía de confianza.
La compañía X es una compañía atractiva para trabajar.
La compañía X es una compañía auténtica (aspectos
genuinos, propios, únicos y relevantes de la entidad).
Casos prácticos
Siemens: recuperación de la
reputación a través de la
integridad
¡Disfrútenlas!
Anexo
Encuesta sobre Reputación
Corporativa
Rendimiento
Las siguientes preguntas están relacionadas con los atributos
vinculados a la dimensión «Rendimiento» para medir la
Reputación Corporativa de una organización.
Responsabilidad
Las siguientes preguntas están relacionadas con los atributos
vinculados a la dimensión «Responsabilidad» para medir la
Reputación Corporativa de una organización.
Valore del 0 al 10 cada uno de los siguientes enunciados,
siendo el 0 «Nada de acuerdo» y el 10 «Totalmente de
acuerdo», marcando la casilla del valor que desee seleccionar.
Atractivo
Las siguientes preguntas están relacionadas con los atributos
vinculados a la dimensión «Atractivo» para medir la Reputación
Corporativa de una organización.
Valore del 0 al 10 cada uno de los siguientes enunciados,
siendo el 0 «Nada de acuerdo» y el 10 «Totalmente de
acuerdo», marcando la casilla del valor que desee seleccionar.