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La escuela transformativa
Las figuras más destacadas de esta escuela son los investigadores
citados, Bush y Folger, el objetivo prioritario de la mediación según este
enfoque consiste en trasformar las relaciones de las personas implicadas en el
conflicto a través de la revalorización y el reconocimiento. Para ellos la
revalorización se da cuando una persona “recupera la calma y la claridad,
adquiere confianza, capacidad organizativa y poder de decisión, y, por
consiguiente, obtiene o recobra cierto sentido de su fuerza como para asumir el
control de la circunstancia”. (En este sentido se corresponde con lo que otros
autores han denominado empowerment, empoderamiento.) Por otra parte, el
reconocimiento implica la empatía y la comprensión de la situación del otro.
Otra característica importante de la mediación trasformadora es el que las
partes adquieren la responsabilidad del resultado; son las verdaderas
protagonistas y las que toman las decisiones. Pearson y Thoenes entienden
que es “un proceso participativo y consensual cuya finalidad es la
transformación de los participantes”.
La escuela circular-narrativa
La autora que encarna esta escuela es Sara Cobb, siendo
posteriormente sistematizada por Marinés Suares. Persigue el objetivo de
llegar a un acuerdo, si bien se pone el énfasis en la comunicación y en la
interacción de las partes. Sara Cobb define la mediación como un “proceso que
estructura la intervención de las partes involucradas en modos que favorecen
su participación y legitimidad, asumiendo responsabilidades para diseñar la
resolución de sus disputas.” En esta línea autores, como J. Giró, han llegado a
afirmar que la mediación “no tiene otra finalidad que la comunicación”. La
mediación se orienta así hacia la comunicación cooperativa. La narración de
las historias particulares de las personas implicadas en el conflicto debe
transformarse en una historia alternativa común que facilite el cambio. También
ocupa un papel importante la legitimación, es lo que da sentido al proceso de
mediación. El mediador tiene que sentirse legitimado para responsabilizarse
del proceso de mediación, y las partes tienen que legitimarse la una a la otra
para acceder a la participación y poder avanzar de una forma constructiva. La
legitimación permite poner a cada uno en su lugar. Sólo cuando se encuentra
un lugar positivo se puede pasar de la confrontación a la interacción positiva
para finalizar colaborando. Se busca que las partes vean las cosas desde un
nuevo marco teniendo en cuenta que para ayudar a solucionar un problema,
ese marco deberá adecuarse a las necesidades, creencias y valores de las
personas implicadas en el conflicto. En cierto modo la legitimación es para la
escuela circular narrativa lo que la revalorización y el reconocimiento es para la
transformativa.
Similitudes y diferencias