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cantares
Proverbios
CONTENIDO
1. MENSAJE UNO: INTRODUCCION
2. MENSAJE DOS: LOS PRINCIPIOS SEGUN LOS CUALES EL HOMBRE
LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA
3. MENSAJE TRES: LOS PRECEPTOS DETALLADOS SEGÚN LOS CUA-
LES EL HOMBRE LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA (1)
4. MENSAJE CUATRO: TENER CONTACTO CON LA PALABRA DE
DIOS POR MEDIO DE NUESTRO NUEVO HOMBRE
5. MENSAJE CINCO: LOS PRECEPTOS DETALLADOS SEGUN LOS
CUALES EL HOMBRE LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA(2)
6. MENSAJE SEIS: ACUDIR AL LIBRO DE PROVERBIOS CON EL FIN
DE CULTIVAR NUESTRO NUEVO HOMBRE REGENERADO
7. MENSAJE SIETE: LOS PRECEPTOS DETALLADOS SEGUN LOS CUA-
LES EL HOMBRE LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA (3)
8. MENSAJE OCHO: USAR LOS PROVERBIOS PARA EDIFICAR AL
NUEVO HOMBRE
Eclesiastés
CONTENIDO
9. MENSAJE UNO: VANIDAD DE VANIDADES(1)
10. MENSAJE DOS: VANIDAD DE VANIDADES(2)
Cantar de los cantares
CONTENIDO
11. MENSAJE UNO: INTRODUCCION Y ATRAIDA A IR EN POS DE
CRISTO PARA SER SATISFECHA (1)
12. MENSAJE DOS: ATRAIDA A IR EN POS DE CRISTO PARA SER SA-
TISFECHA (2)
13. MENSAJE TRES: LLAMADA A SER LIBRADA DEL YO AL UNIRSE A
LA CRUZ
14. MENSAJE CUATRO: LLAMADA A VIVIR EN ASCENSION COMO
NUEVA CREACION EN RESURRECCION
15. MENSAJE CINCO: VIVIR EN ASCENSION DISCERNIENDO ENTRE
EL ESPIRITU Y EL ALMA
16. MENSAJE SEIS: LLAMADA DE MANERA MAS INTENSA A VIVIR
DETRAS DEL VELO POR MEDIO DE LA CRUZ DESPUES DE LA RESU-
RRECCION (1)
17. MENSAJE SIETE: LLAMADA DE MANERA MAS INTENSA A VIVIR
DETRAS DEL VELO POR MEDIO DE LA CRUZ DESPUES DE LA RESU-
RRECCION (2)
18. MENSAJE OCHO: ELLA PARTICIPA EN LA OBRA DEL SEÑOR
19. MENSAJE NUEVE: ELLA ESPERA SER ARREBATADA
20. MENSAJE DIEZ: LAS CUATRO ETAPAS DE LA EXPERIENCIA ESPI-
RITUAL QUE ENCONTRAMOS EN EL CANTAR DE LOS CANTARES
CITAS BIBLICAS
Las citas del Antiguo Testamento, a menos que se indique de otra manera, han sido
tomadas del Texto Revisado, una revisión de la versión Reina Valera 1960 de la Santa
Biblia. Para los versículos del Nuevo Testamento se citó la Versión Recobro del Nuevo
Testamento. Tanto el Texto Revisado como la Versión Recobro son publicaciones
del Living Stream Ministry.
ESTUDIO-VIDA DE PROVERBIOS
MENSAJE UNO
INTRODUCCION
Lectura bíblica: Pr. 1:1-6
Los libros de Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los cantares, son especiales. En este
mensaje empezaremos el estudio-vida de Proverbios.
I. EL TITULO
El título, Proverbios, es una traducción de la palabra hebrea, mishle, que significa “sí-
miles, proverbios o parábolas”, los cuales, como figuras literarias, representan verda-
des generales.
III. LA EPOCA
Este libro se escribió aproximadamente por el año 1000 a. de C. Aunque Salomón es-
cribió sus proverbios alrededor de dicha fecha, Ezequías contribuyó con su porción
unos trescientos años después.
IV. EL LUGAR
El libro de Proverbios probablemente se escribió en Jerusalén.
V. EL TEMA
El libro de Proverbios consta de dichos de sabiduría que enseñan a las personas cómo
comportarse y cómo forjar su carácter humano. Este es un tema de gran interés para
la humanidad, y todas las religiones y filosofías se interesan en ello. Los asuntos rela-
cionados con la conducta humana y la formación del carácter han sido temas de ense-
ñanza desde que la humanidad llegó a existir.
B. Difícil de ubicar
Como el libro de Proverbios es una recopilación los dichos de sabios a lo largo de varios
siglos hasta los tiempos de Ezequías, esto es, siete siglos antes de Cristo, resulta difícil
ubicar este libro en la revelación divina de las Sagradas Escrituras.
C. Un accesorio de la ley
Ya que los proverbios fueron recopilados principalmente por dos reyes de Judá durante
la era de la ley, podríamos considerar que el libro de Proverbios es un accesorio de la
ley. La ley es el retrato de Dios y, como tal, exige que el pueblo de Dios la observe para
que ellos sean hechos copias de Dios a fin de expresarlo y glorificarlo. Por tanto, el libro
de Proverbios, como accesorio de la ley, ayuda al pueblo de Dios a guardar dicha ley.
Puesto que la ley fue escrita conforme a lo que Dios es, ella dicta cómo debe compor-
tarse el hombre y cómo debe formar su carácter conforme a los atributos de Dios. Dios
es amor, luz, santidad y justicia; éstos son algunos de Sus atributos. El hecho de que
Dios creara al hombre a Su propia imagen significa que lo creó conforme a lo que Él es,
es decir, según Sus atributos. La ley, que fue escrita conforme a los atributos de Dios,
exige que el hombre se conduzca y se edifique según Dios. En este sentido, el libro de
Proverbios es un accesorio de la ley, pues instruye a las personas cómo deben actuar y
formar su carácter conforme a lo que Dios es. Esto nos ayuda a ver lo que probable-
mente sea la posición que ocupa el libro de Proverbios en la revelación divina de las
Escrituras.
1. Job
El libro de Job hace hincapié en que Dios desea que el hombre lo busque y lo obtenga exclusi-
vamente a Él, sin ninguna otra bendición ni prosperidad, y en que Dios desea que el hombre lo
busque en su procura de perfección y no de integridad. Así podemos concluir que Dios desea
que el hombre busque la perfección que es Dios mismo, y no una perfección basada en la rec-
titud y la integridad humanas.
2. Salmos
El libro de Salmos subraya que el hombre busca a Dios y tiene contacto con El por medio de
alabanzas, oraciones y cánticos jubilosos. Así, de acuerdo con los salmos, la manera de buscar
a Dios y tener contacto con Él, es alabarle, orar a Él y cantarle con exultación.
3. Proverbios
El libro de Proverbios pone énfasis en la sabiduría que el hombre recibe de Dios al tocarlo, y
enseña al hombre cómo debe conducirse en su vida humana.
4. Eclesiastés
Eclesiastés subraya la vanidad de vanidades que constituye todas las cosas que están debajo del
sol, la cual es comprendida por el hombre mediante la sabiduría que recibe de Dios. Todas las
cosas que están debajo del sol son vanidad, pero las cosas que están en los cielos, son realidad.
Si usted ha tenido contacto con Dios y ha recibido sabiduría de El, comprenderá que todas las
cosas debajo del sol son vanidad y correr tras el viento.
Proverbios es un libro particular entre los libros de la Biblia. Tiene una característica muy par-
ticular en el sentido de que nos presenta los dichos de sabiduría emitidos por muchos sabios de
la antigüedad, dichos considerados buenos por todos los lectores. Pero la verdadera calidad de
estas palabras depende del carácter del lector.
Si usted es una persona ética que tiene la mente clara y desea ser perfecto y genuinamente
moral, este libro ciertamente le ayudará a tener éxito en su búsqueda por la perfección. No
obstante, le ayudará a cultivarse a sí mismo, es decir, a cultivar la “virtud resplandeciente”
humana que Dios creó conforme a Sus atributos, es decir, conforme a lo que El es. Pero no le
ayudará a vivir en su espíritu conforme al Espíritu de Dios que mora en usted, y así cumplir la
economía eterna de Dios, la cual es producir y edificar el Cuerpo de Cristo, cuya consumación
será la Nueva Jerusalén, que es el deseo del corazón de Dios y Su meta final. En el Antiguo
Testamento, Job era precisamente esta clase de persona. El estaba satisfecho con poseer una
integridad personal, con alcanzar la perfección humana. Sin embargo, esto no era lo que Dios
quería de él; al contrario, esto reemplazaba lo que Dios deseaba en realidad, y posteriormente
se convirtió en algo que se opuso a Dios y frustró a Job, un hombre creado por Dios para cumplir
Su propósito. Dios creó al hombre con el propósito de que se llenara de El y fuera así Su expre-
sión, no para que expresara la perfección humana. Por tanto, Dios derrumbó el éxito que Job
disfrutó en alcanzar la perfección humana; además, Dios abatió a Job. Ciertamente Job estaba
perplejo y no sabía qué hacer. Entonces Dios vino y se reveló a él, dándole a entender que El
mismo era lo único que Job debía buscar, obtener y expresar. Como resultado de ello, Job ex-
perimentó un gran cambio y dejó de buscar la perfección humana para ir en pos de Dios mismo.
Si usted es una persona que guarda la ley, ciertamente apreciará todos los proverbios de este
libro, por ser palabras de hombres sabios, pensando que le pueden ayudar a guardar la ley, y a
cumplirla mejor. En tal caso, usted convertirá todos los proverbios en muchas leyes y caerá en
la trampa de guardar la ley como lo hacen muchos judíos, quienes no conocen el propósito de
Dios en la dispensación de Su ley, el de poner en evidencia la incapacidad y debilidad del
hombre caído.
Si usted es una persona que ama al Señor, y procura ganar más de Cristo y no la perfección de
sí mismo; si ama todas las palabras del Señor halladas en las Escrituras y lee la Biblia con un
espíritu de oración; si al leer la Biblia, no escudriña la doctrina de la letra sino que busca al
Espíritu y la palabra de vida, y lo hace no con el fin de cultivarse a sí mismo, sino para nutrir
su espíritu, con miras a llevar una vida cristiana perfecta, no en cuanto a las virtudes humanas
sino a las virtudes divinas, que son la expresión de los atributos divinos, entonces este libro le
proporcionará muchas pepitas de oro y gemas preciosas, que fortalecerán su búsqueda de Cristo
y le ayudarán a cumplir la economía de Dios, produciendo y edificando así el Cuerpo de Cristo.
C. Leerlo
Luego, debemos leer Proverbios al llenarnos de la plenitud de Dios en nuestro espíritu (Ef.
5:18-19), en el Espíritu de vida neotestamentario (Ro. 8:2), por medio del ejercicio de nuestro
espíritu regenerado, y al orar-leer la Palabra, mezclándola así con el espíritu y con la vida (cfr.
Jn. 6:63).
ESTUDIO-VIDA DE PROVERBIOS
MENSAJE DOS
LOS PRINCIPIOS SEGUN LOS CUALES
EL HOMBRE LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA
Lectura bíblica: Pr. 1—9: 31
Lo que recibimos del libro de Proverbios y de la Biblia entera, depende de la clase de
personas que somos. Para el apóstol Pablo, todos los libros del Antiguo Testamento
contenían Espíritu y vida; en cambio, para muchos cristianos contemporáneos, la Bi-
blia, incluyendo el Nuevo Testamento, es principalmente un libro de proverbios. Ellos
no entienden versículos como Efesios 3:8, que habla de las riquezas inescrutables de
Cristo, y cómo éstas producen la iglesia para llevar a cabo la economía de Dios. Es po-
sible que no tengan interés por temas como éste; sin embargo, se interesarían más por
lo que dice Efesios 5, acerca de que los maridos deben amar a sus esposas y que las
esposas deben someterse a sus maridos. Este ejemplo ilustra una tendencia que pre-
domina entre los cristianos, la cual es que ellos intentan comprender el Nuevo Testa-
mento según su mente ética. A muchos sólo les interesa lo que tiene que ver con la
ética; por ejemplo, no entienden la Nueva Jerusalén ni tampoco intentan entenderla.
Así, vemos que la clase de persona que somos determina lo que recibiremos de la Biblia.
En este mensaje examinaremos, en el libro de Proverbios, los principios según los cua-
les el hombre puede llevar una vida humana apropiada. Cada uno de estos principios
—reverenciar a Dios, necesitar sabiduría, honrar a los padres y tener en honor el ma-
trimonio— es una pepita de oro.
I. REVERENCIAR A DIOS
El primer principio por el cual el hombre lleva una vida humana apropiada consiste en
reverenciar a Dios. No sólo debemos adorar a Dios, sino también reverenciarlo. Reve-
renciar a Dios significa tenerlo en consideración y tomarlo en cuenta para todo, sin
olvidarnos de que El es el maravilloso Dios que nos creó. Si estamos a punto de enojar-
nos, debemos reverenciar a Dios. El hecho de reverenciar a Dios nos guarda de cometer
alguna maldad, y también hace que seamos conmovidos por los sufrimientos de los
demás y que les mostremos misericordia y compasión.
A. Temer a Dios
Reverenciar a Dios significa temer a Dios. El temor de Jehová es el comienzo del cono-
cimiento y el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es entendi-
miento (1:7; 9:10; 15:33a). El conocimiento, la sabiduría y el entendimiento proceden
de Dios, y los poseeremos al temer a Dios, reverenciándolo. Si buscamos la sabiduría
como a la plata y la escudriñamos como a un tesoro escondido, entenderemos el temor
de Jehová y hallaremos el conocimiento de Dios (2:4-5). El temor de Jehová es aborre-
cer el mal (8:13). El temor de Jehová también aumenta los días, mas los años de los
impíos serán acortados (10:27). El que camina en su rectitud teme a Jehová, mas el de
caminos pervertidos lo menosprecia (14:2). En el temor de Jehová está la fuerte con-
fianza, y sus hijos tendrán refugio. El temor de Jehová es manantial de vida, que nos
aparta de los lazos de la muerte (vs. 26-27). Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
que un gran tesoro donde hay turbación (15:16). Si tememos mucho a Jehová, tendre-
mos paz.
B. Confiar en Dios
Reverenciar a Dios también significa confiar en El. Proverbios 3:5-8 nos exhorta a fiar-
nos en Jehová de todo nuestro corazón y a no apoyarnos en nuestro propio entendi-
miento. En todos nuestros caminos debemos reconocerlo, y El enderezará nuestras
sendas. No debemos ser sabios a nuestros propios ojos; debemos temer a Jehová y
apartarnos del mal. Esto será salud a nuestro cuerpo y refrigerio para nuestros huesos.
Según 3:26 Jehová será nuestra confianza, y El preservará nuestro pie de quedar preso.
Probada es toda palabra de Dios; El es escudo a los que en El se refugian. No debemos
añadir a Sus palabras, para que no nos reprenda y seamos hallados mentirosos (30:5-
6), ni debemos cambiar Su palabra agregándole algo según nuestro punto de vista. Esto
es muy peligroso.
C. Honrar a Dios
Reverenciar a Dios también significa honrarle. Proverbios 3:9-10 declara que debemos
honrar a Jehová con nuestros bienes y con las primicias de todos nuestros frutos. En-
tonces serán llenos nuestros graneros con abundancia, y nuestros lagares rebosarán de
mosto. Sería lamentable que nos empeñásemos en ganar dinero y acumular tesoros a
fin de asegurar nuestro futuro. Antes bien, debemos dar a Dios por lo menos la décima
parte de nuestros frutos, las primicias. Siempre debemos ser generosos en distribuir lo
que Dios nos ha dado. Esto honra a Dios.
Yo amo a los Estados Unidos, pero la vida matrimonial en este país me molesta muchí-
simo. En la sociedad norteamericana, el contacto entre hombres y mujeres es dema-
siado suelto, sin ninguna restricción. En este sentido, los Estados Unidos de hoy se
parecen a Sodoma. Me preocupa esto porque ofende a Dios a lo sumo.
El matrimonio no sólo produce hijos, sino también padres. Es necesario honrar a los
padres y al matrimonio para que el hombre pueda existir sobre la tierra y cumplir la
economía de Dios. Espero que todos los santos que están en el recobro del Señor den
un fuerte testimonio de honrar a sus padres y al matrimonio.
Las mujeres deben ser restringidas por un sentido de vergüenza honorable. Hoy en los
Estados Unidos, las jóvenes tienen contacto físico con los jóvenes sin avergonzarse en
lo más mínimo. Esta clase de ligereza en el contacto personal puede conducir fácil-
mente a la fornicación. Los colaboradores que sirven al Señor y a menudo tienen con-
tacto con las personas, deben tener mucho cuidado. Muchos servidores útiles al Señor
se han descalificado por el descuido en su contacto con el sexo opuesto. Reverenciar a
Dios, honrar a nuestros padres y al matrimonio constituyen una verdadera protección
para nosotros.
ESTUDIO-VIDA DE PROVERBIOS
MENSAJE TRES
LOS PRECEPTOS DETALLADOS SEGÚN LOS CUALES
EL HOMBRE LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA
(1)
Lectura bíblica: Prov. 10—30
No solamente el libro de Proverbios sino cualquier otro libro de la Biblia, sobre todo
Efesios, el libro más espiritual, exige que seamos personas rectas para recibirlo. Al leer
la Biblia vemos que una persona recta es alguien que ama a Cristo, sigue en pos de El,
y lleva una vida de negarse a sí mismo y de conformarse a la muerte de Cristo. Esto
significa que, por el lado negativo, debemos renunciar al yo, dejando que todos los as-
pectos de nuestro ser sean crucificados, incluyendo nuestro yo, nuestro hombre natu-
ral, nuestro viejo hombre, nuestro carácter y todo lo que adquirimos por nacimiento;
debemos clavar todas estas cosas en la cruz. En otras palabras, debemos experimentar
la cruz de Cristo, la cual nos ha crucificado en todos los sentidos.
Sin embargo, la salvación que Dios nos otorga no tiene solamente un aspecto negativo,
el aniquilamiento, sino también un aspecto positivo, la germinación, que viene después
de la terminación. Después de la muerte viene la resurrección. La muerte nos da fin,
pero la resurrección nos hace germinar. La vida humana, la vida caída, corrupta y adul-
terada que se convirtió en algo satánico, tiene que ser aniquilada. En resurrección,
Cristo dispensa la vida divina que fue librada por medio de Su muerte. En el último
paso de Su muerte, desde Su humanidad El libró la vida divina, y en resurrección, nos
impartió esta vida divina por medio de la regeneración. Esta es la germinación. Ahora
tenemos un nuevo comienzo, una nueva vida y una nueva persona. Esta nueva vida
incluye divinidad así como humanidad. Esto es maravilloso.
Los que amamos a Cristo, debemos darnos cuenta de que, por el lado negativo, hemos
sido aniquilados, acabados. No obstante, por el lado positivo, tenemos al Dios Triuno
procesado y consumado que nos reemplaza como nueva vida. Así que, debemos vivir
por esta vida todos los días. Hemos sido crucificados. Ahora debemos declarar junta-
mente con Pablo en Gálatas, que ya no vivimos nosotros, mas otro, Cristo mismo como
nuestra persona, vive en nosotros, y nosotros vivimos con El. Debemos vivir a esta per-
sona por el poder de la resurrección y por la abundante suministración del Espíritu
todo-inclusivo de Jesucristo.
Así, al acudir a la Biblia no sólo debemos ejercitar nuestra mente, sino principalmente
nuestro espíritu. De este modo, nuestro espíritu controlará nuestra mente. Nuestro es-
píritu contiene al Espíritu vivificante, quien es maravilloso, admirable, procesado,
todo-inclusivo y siete veces intensificado. Vivimos con El, y El vive con nosotros. Ahora
cuando acudimos a la Biblia ejercitando nuestro espíritu, permitiendo que el Espíritu
se mueva en nosotros, cada palabra de la Biblia, tanto del Antiguo Testamento como
del Nuevo, llega a ser espíritu y vida. Entonces, al leer cualquier versículo de la Biblia
nos reavivaremos. En cambio, si sólo ejercitamos nuestra mente, las palabras de la Bi-
blia serán mortíferas para nosotros.
Puedo dar testimonio de que después de tener comunión por unos minutos con el Se-
ñor, El me alimenta, me nutre y me aviva. Entonces, cuando acudo a la Biblia, cada
palabra en ella se convierte en una gema. Debemos leer el libro de Proverbios de esta
manera. Si lo hacemos así, cada palabra de Proverbios se convertirá en espíritu y vida
para nosotros. Cada palabra será viviente y se convertirá en una gema que nos fortale-
cerá mientras seguimos en pos de Cristo para dar cumplimiento a la economía de Dios,
la cual consiste en producir y edificar el Cuerpo de Cristo.
1) Temer al Señor
El que camina en su rectitud teme a Jehová; mas el que de caminos pervertidos lo menosprecia
(14:2). En el temor de Jehová está la fuerte confianza; y sus hijos tendrán refugio. El temor de
Jehová es manantial de vida para apartarse de los lazos de la muerte (vs. 26-27). Mejor es lo
poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación. El temor de Jehová es
instrucción de sabiduría; y a la honra precede la humildad (15:16, 33). Por la benignidad y la
verdad se expía la iniquidad, y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal (16:6).
El temor de Jehová conduce a la vida, el que lo tiene vivirá satisfecho; no será visitado de mal
(19:23).
2) Confiar en el Señor
Del hombre son los planes del corazón; mas de Jehová es la respuesta de la lengua. El corazón
del hombre piensa su camino; mas Jehová dirige sus pasos (16:1, 9). El que atiende a la palabra
hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado. La suerte se echa en el regazo; mas
de Jehová es la decisión de ella (vs. 20, 33). Muchos designios hay en el corazón del hombre;
mas el consejo de Jehová permanecerá (19:21).
ESTUDIO-VIDA DE PROVERBIOS
MENSAJE CUATRO
TENER CONTACTO CON LA PALABRA DE DIOS
POR MEDIO DE NUESTRO NUEVO HOMBRE
Lectura bíblica: Ef. 4:22-24; 6:17-18
Efesios 4:22-24 nos dice claramente que el que ha creído en Cristo posee dos hombres:
el viejo hombre y el nuevo hombre. El viejo hombre proviene de Adán, por medio del
nacimiento natural, y el nuevo hombre procede de Cristo, mediante el nuevo naci-
miento, es decir, por la regeneración.
¿Qué clase de vida lleva usted día tras día? ¿Vive usted conforme al nuevo hombre? En
su diario vivir, ¿se despoja usted del viejo hombre y se viste del nuevo? En su vida
matrimonial, ¿ama usted a su cónyuge según el nuevo hombre o según el viejo? No nos
imaginemos que Dios justificará el amor que proviene del viejo hombre. Esa clase de
amor es conforme a la ley, a la antigua dispensación, y no concuerda con la economía
neotestamentaria de Dios ni con la nueva creación. Tal vez un hermano ame mucho a
su esposa, pero es posible que ese amor pertenezca a la vieja creación, y no a la nueva.
¿Quién de nosotros en el recobro del Señor hoy, lleva una vida cotidiana que no con-
cuerda con la ética, la cual se basa en lo correcto y lo incorrecto, sino con el nuevo
hombre, despojado del viejo hombre y vestido del nuevo? Cuando declaramos que
cierto creyente es un buen hermano, por lo general queremos decir que es un hermano
ético, que en nada está incorrecto con su esposa y su familia, ni con los hermanos y
hermanas en la iglesia, ni con los ancianos. Decimos esto basados en que él parece estar
siempre bien con los demás. Pero hacemos esta evaluación conforme a la vieja crea-
ción. Por otra parte, tal vez critiquemos a otro hermano por su mal genio o por su falta
de paciencia. Pero también esta crítica se basa en la vieja creación. Evaluar y criticar a
otros de esta manera indica que llevamos una vida ética, conforme al viejo hombre, y
que nuestra vida cotidiana no se basa en la nueva creación. ¿Dónde podemos encontrar
una persona que viva conforme a la nueva creación?
El libro de Eclesiastés afirma que debajo del sol, todo es vanidad. Unicamente la nueva
creación está por encima del sol y, por tanto, ella no es vanidad. Por muy bueno, exce-
lente, maravilloso que sea algo, mientras pertenezca a la vieja creación, es otra vanidad
de vanidades debajo del sol.
ESTUDIAR LA BIBLIA EN EL
VIEJO HOMBRE O EN EL NUEVO
Cuando acudimos a la Biblia, debemos estar conscientes de que podemos estudiarla en
el viejo hombre o en el nuevo. Muchos cristianos estudian la Palabra de una manera
natural, según su viejo hombre. Cuando usted lee la Palabra de Dios, ¿la lee en el viejo
hombre o en el nuevo? Si ejercitamos solamente nuestra mente buscando recibir cono-
cimiento de la Palabra, la estamos leyendo en el viejo hombre.
Leer la Biblia en el nuevo hombre es muy distinto. Incluso antes de abrir la Biblia, una
persona en el nuevo hombre ejercita su espíritu y toca al Señor. Tal vez confiese: “Se-
ñor, me lamento mucho que vivo tanto en mi viejo hombre, sin ejercitar mi espíritu
para tocarte, para vivir por mi nuevo hombre, como una persona de Tu nueva creación.
Señor, perdona este pecado”. Cuando nos acercamos de esta manera a la Biblia, ejerci-
tando nuestro espíritu, sentimos que en lo profundo de nuestro ser nos acercamos a
Dios y lo tocamos. Con esto no quiero decir que la Biblia sea Dios mismo, sino que
cuando acudimos a la Biblia, a la vez acudimos a Dios y le tocamos.
ORAR-LEER LA PALABRA DE DIOS
Cuando acudimos a la Biblia para tocar a Dios, no sólo debemos leer la Palabra, sino
también orar-leerla. Todo aquel que lee la Biblia sin orar, la lee en el viejo hombre. Leer
la Biblia sin orar equivale a tocar la Palabra en el viejo hombre. La lectura genuina de
la Biblia en el nuevo hombre no se puede hacer sin oración.
Puedo dar testimonio de que mucho antes de que empezáramos a mencionar el orar-
leer, yo acostumbraba leer la Palabra mezclándola con oración. Por ejemplo, recuerdo
haber leído Juan 3:16 y haber orado: “Oh Dios, gracias. Tanto amaste al mundo. Oh
Dios, Padre mío, me amaste tanto que me diste a Tu Hijo unigénito”. Al hacer esto
sentía que había tocado a Dios y que El me había tocado a mí. Por medio de mi oración,
Juan 3:16 se hizo Espíritu y vida para mí.
Efesios 6:17-18 revela el orar-leer; de hecho, nos basamos en estos versículos cuando
inventamos la expresión orar-leer. Efesios 6:17-18 dice: “Recibid el yelmo de la salva-
ción, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición
orando en todo tiempo en el espíritu”. Aquí vemos que debemos recibir la palabra de
Dios, no sólo con nuestra mente para entenderla, sino con toda oración y petición, ejer-
citando nuestro espíritu para orar. La oración es general, y la petición es particular.
Recibimos la palabra al leerla; sin embargo, simplemente recibir (leer), sin orar, equi-
vale a usar exclusivamente la mente. Junto con nuestra lectura, debemos orar. Cuando
oramos-leemos la Palabra ejercitando nuestro espíritu, la palabra escrita se convierte
inmediatamente en Espíritu. De esta manera, el Espíritu y la palabra llegan a ser uno
solo. Cuando leemos la Biblia, es simplemente palabras; pero cuando la leemos y ora-
mos ejercitando nuestro espíritu, la palabra se convierte en Espíritu y vida. Siempre
que acudamos a la Palabra, debemos orar, y no orar solamente con la mente, sino con
el espíritu.
Muchos creyentes, al leer los Proverbios e incluso toda la Biblia, sólo reciben enseñan-
zas, amonestaciones, exhortaciones, proverbios y preceptos, los cuales les sirven para
cultivar el yo y edificar al hombre natural que Dios ha condenado totalmente. Apren-
damos a acudir a la Palabra de Dios acercándonos a Dios, no para recibir proverbios ni
enseñanzas, sino nutrición e iluminación, y así nos daremos cuenta de que, según Dios,
continuamente debemos ser conformados a la muerte de Cristo mediante el poder de
Su resurrección (Fil. 3:10), el cual es el Espíritu consumado, la realidad misma de la
resurrección de Cristo.
Es posible que cierta enseñanza bíblica sea muy buena, pero no por ello debemos to-
marla como algo que cultive nuestro yo y edifique nuestro hombre natural. Es menester
que rechacemos el desarrollo del yo y condenemos la edificación del hombre natural.
En nuestra experiencia, la Biblia ya no debe ser un libro que nos enseñe a cultivar el yo
y a edificar al hombre natural, sino un libro lleno de vida, de espíritu, de alimento es-
piritual y de iluminación espiritual. Esto derribará nuestro yo, quebrantará nuestro
hombre natural y nos suministrará al Espíritu consumado del Dios Triuno. Entonces,
no llevaremos más una vida en nuestro hombre natural, en nuestro viejo hombre y en
nuestro yo, sino en el Señor Jesús, quien es la vida y persona que mora en nuestro
espíritu.
ESTUDIO-VIDA DE PROVERBIOS
MENSAJE CINCO
LOS PRECEPTOS DETALLADOS SEGUN LOS CUALES
EL HOMBRE LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA
(2)
Lectura bíblica: Proverbios 10—30
En este mensaje, consideraremos más de los preceptos detallados que el hombre debe
observar, a fin de llevar una vida humana apropiada. Cada uno de estos preceptos es
una gema del libro de Proverbios.
B. Amonestaciones y enseñanzas
Los capítulos del veinte al veintinueve contienen muchas amonestaciones y enseñan-
zas.
1. En cuanto a la glotonería,
al amor al vino y a los placeres
El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es
sabio (20:1). El que ama el deleite será un hombre necesitado, y el que ama el vino y el
aceite no se enriquecerá (21:17). No estés con los bebedores de vino, ni con los come-
dores de carne; porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir
vestidos rotos (23:20-21). Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien
quién está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito. No codicies
sus manjares delicados, porque es pan engañoso. No comas el pan del envidioso, ni
codicies sus manjares delicados; porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es
él. Come y bebe, te dirá; mas su corazón no está contigo. Vomitarás la parte que co-
miste, y perderás tus suaves palabras (vs. 1-3, 6-8). Los versículos del 29 al 35 dicen:
“¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién
las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando vinos mezclados.
No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa, cuando entra
suavemente; mas al fin como serpiente muerde, y como áspid da dolor. Tus ojos mira-
rán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en alta
mar, o como el que está acostado en la punta de un mástil. Y dirás: Me hirieron, mas
no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; ¿Cuándo despertaré? Buscaré más que be-
ber”.
3. En cuanto al pecado
¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado? (20:9). El
que encubre sus transgresiones no prosperará; mas el que las confiesa y las abandona
alcanzará misericordia (28:13). Proverbios 28:13 es un buen versículo. Debemos pedir
al Señor que nos ayude a no encubrir nuestras transgresiones sino a confesarlas y aban-
donarlas. En 22:8, vemos que aquel que siembre iniquidad, iniquidad segará, y la vara
de su ira fallará.
4. En cuanto a la falsedad y a la perversidad
Pesa desiguales y medidas desiguales, ambas cosas son abominación a Jehová. Abomi-
nación son a Jehová las pesas desiguales, y la balanza falsa no es buena (20:10, 23).
Espinos y lazos hay en el camino del perverso; el que guarda su alma se alejará de ellos
(22:5). Sabroso es al hombre el pan de falsedad; pero después su boca será llena de
cascajo (20:17).
La Palabra
En segundo lugar, la Biblia nos muestra el hablar de Dios, la palabra de Dios. Hebreos
1:1-2a dice: “Dios, habiendo hablado parcial y diversamente en tiempos pasados a los
padres en los profetas, al final de estos días nos ha hablado en el Hijo”. Así que, en la
Biblia primero tenemos a Dios, y luego el hablar de Dios, la palabra de Dios, esto es, lo
que procede de Su boca.
Solemos decir que Dios se encarnó; no obstante, es más exacto decir que el Verbo se
hizo carne. Este Verbo que se hizo carne es Cristo en la carne como corporificación de
Dios. Ahora tenemos los tres: Dios, el Verbo y Cristo en la carne. El Verbo, que es Cristo
el Hijo de Dios, se hizo carne.
El Espíritu vivificante
En cuarto lugar, el Hijo de Dios en la carne, es decir, el Verbo, se hizo el Espíritu vivi-
ficante (1 Co. 15:45). Por consiguiente, tenemos a Dios, al Verbo, a Cristo en la carne, y
al Espíritu.
El Espíritu es la palabra
En Efesios 6:17 leemos: “Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el
cual es la palabra de Dios”. Según la gramática griega, el cual en este versículo no se
refiere a la espada sino al Espíritu, indicando que el Espíritu es la palabra. Esto corres-
ponde con las palabras de Cristo en Juan 6:63, donde dice: “Las palabras que Yo os he
hablado son espíritu y son vida”. Por tanto, tenemos a Dios, al Verbo, a Cristo en la
carne como corporificación del Verbo, al Espíritu, y la palabra de nuevo.
Cinco factores mezclados con
el espíritu humano regenerado
En el libro Los Dios-hombres, hice notar que la Biblia revela lo siguiente: los Dios-
hombres, el nuevo hombre, la nueva creación, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén.
Ahora quisiera señalar que todo eso procede de Dios, de la Palabra, de Cristo como
corporificación de la Palabra, del Espíritu, y del Espíritu como la palabra. Sin estos
cinco factores, no podríamos tener a los Dios-hombres, el nuevo hombre, la nueva crea-
ción, el Cuerpo de Cristo y la Nueva Jerusalén. Además, estos cinco factores son uno
solo. Dios es el Verbo; el Verbo es Cristo; Cristo es el Espíritu; y el Espíritu es la palabra.
Ahora los cinco están en nuestro espíritu humano regenerado e incluso están mezcla-
dos con nuestro espíritu como un solo espíritu (1 Co. 6:17).
EL LIBRO DE PROVERBIOS NO ES
LA PALABRA DIRECTA DE DIOS
El libro de Proverbios está incluido en la Palabra de Dios, pero no es la palabra directa
de Dios. Por el contrario, es la palabra de muchos hombres sabios, especialmente de
Salomón. Asimismo, la mayor parte de la Biblia no es la palabra directa de Dios. Sin
embargo, Dios habla en muchos pasajes narrados en el Antiguo Testamento, como por
ejemplo en Génesis 1:3, donde Dios declara: “Sea la luz”. Aunque el libro de Proverbios
es un libro que forma parte de la Biblia, cuando lo tocamos en nuestro hombre natural,
no es la palabra de Dios para nosotros.
Como a los creyentes les cuesta trabajo entender esto, necesitamos una visión clara en
cuanto al viejo hombre y al nuevo hombre. Por una parte, nuestra vieja humanidad
caída fue aniquilada en la crucifixión de Cristo; por otra, nuestra humanidad creada
por Dios germinó, o sea que fue regenerada mediante la resurrección de Cristo. Así
que, por una parte llegamos a nuestro fin y por otra, germinamos. La humanidad que
ahora poseemos no es la humanidad vieja y caída que fue anulada, sino la humanidad
nueva y elevada que germinó por medio de la resurrección de Cristo.
Todos nosotros necesitamos el libro de Proverbios para cultivar nuestro nuevo hom-
bre. Necesitamos acudir al libro de Proverbios como un nuevo hombre ejercitando
nuestro espíritu con el Espíritu para tocar la palabra. Entonces la palabra contenida en
el libro de Proverbios se convertirá en espíritu y vida para nosotros, no para cultivar
nuestro hombre natural, sino nuestro nuevo hombre regenerado.
ESTUDIO-VIDA DE PROVERBIOS
MENSAJE SIETE
LOS PRECEPTOS DETALLADOS SEGUN LOS CUALES
EL HOMBRE LLEVA UNA VIDA HUMANA APROPIADA
(3)
Lectura bíblica: Proverbios 10—30
En este mensaje seguiremos considerando las amonestaciones y enseñanzas presenta-
das en los capítulos del veinte al veintinueve. Posteriormente analizaremos las palabras
generales de sabiduría que se hallan en el capítulo treinta.
d. Da justicia al hombre
Muchos buscan el favor del príncipe; mas de Jehová viene la equidad para cada uno
(29:26).
e. Da victoria al hombre
No vale sabiduría, ni entendimiento, ni consejo, frente a Jehová. El caballo se alista
para el día de la batalla; mas la victoria es de Jehová (21:30-31).
b. Buscar al Señor
Los hombres malos no entienden el juicio; mas los que buscan a Jehová entienden to-
das las cosas (28:5).
c. Esperar al Señor
No digas: Devolveré el mal; espera a Jehová, y El te salvará (20:22).
d. Confiar en el Señor
Leamos Proverbios 22:19: “Para que tu confianza sea en Jehová, te las he hecho saber
hoy a ti también”. El codicioso suscita contiendas; mas el que confía en Jehová pros-
perará (28:25). El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será
exaltado (29:25).
ESTUDIO-VIDA DE PROVERBIOS
MENSAJE OCHO
USAR LOS PROVERBIOS PARA EDIFICAR
AL NUEVO HOMBRE
Lectura bíblica: Ro. 8:20-21, 23; 1 P. 1:18-19; Ef. 4:30; 2 Co. 4:16
En este mensaje me gustaría añadir algo con respecto a la manera apropiada de recibir
y de usar el libro de Proverbios.
Se necesita la redención
La obra redentora de Dios es una parte importante de Su economía. La redención in-
dica que algo está mal y que se necesita un rescate, un remedio. Se requiere la reden-
ción porque después de que Dios creó al hombre para cumplir Su economía, Satanás,
el sutil, vino y apartó al hombre de la línea de la economía de Dios, por medio del pe-
cado. El hombre cayó en pecado, y Satanás inyectó el pecado, o sea, su naturaleza pe-
caminosa, en la naturaleza del hombre. Como resultado de esto, el hombre creado por
Dios se convirtió en pecado, ya que fue envenenado por Satanás.
No es nada fácil entender la Biblia. Hemos pasado más de setenta años estudiándola.
La Biblia es semejante a un gran rompecabezas con miles de piezas esparcidas. Debe-
mos unir todas las piezas para obtener el panorama completo. El hermano Nee leyó
más de tres mil libros cristianos clásicos sobre varios temas, y reunió muchos puntos
preciosos, o “piezas,” que él me comunicó. Durante los últimos 70 años, hemos reunido
las piezas de este gran “rompecabezas”. Ahora tenemos un panorama completo de toda
la Biblia, y podemos ver detalladamente cómo la obra redentora de Dios se relaciona
con Su economía y cómo se lleva a cabo Su redención.
La humanidad que Dios creó era muy buena, pero no poseía la naturaleza de Dios. Era
únicamente humana, sin divinidad. Pero después de la caída de esa humanidad, Dios,
en Su redención, destruyó la parte caída, rescató la parte que El había creado, y se im-
partió a Sí mismo en esta humanidad redimida.
Ahora debemos señalar que, según la Biblia, la obra redentora de Dios no sólo incluye
la muerte, sino también la resurrección. Sin la resurrección Dios no podría recuperar
al hombre perdido que El había creado en el principio. Recobrar al hombre perdido
que había sido creado por Dios originalmente, en realidad equivale a resucitar al hom-
bre creado. En resurrección, Dios usó Su propia vida, naturaleza y elemento como la
substancia necesaria para elevar al hombre creado y redimido. Además, al resucitar a
la humanidad muerta, Dios se introdujo en el hombre. Ahora, este hombre ha sido re-
generado y elevado, y todo lo que Dios es ya está en él. El Dios completo entró en este
hombre resucitado, regenerado y elevado. Este hombre es lo que la Biblia llama el
nuevo hombre (Ef. 4:24).
El propósito de Dios no gira en torno al viejo hombre. A los ojos de Dios, el viejo hom-
bre fue aniquilado, terminado; por tanto, ya no existe. Dios, en Su redención, tiene los
ojos puestos en el nuevo hombre. Todos debemos ver esto.
Después de mi salvación inicial y durante más de setenta años, he aprendido una lec-
ción: a seguir al Espíritu, a andar en El, según El y con El, a estar en el Espíritu y con
El, y a ser mezclado con el Espíritu y a mezclarme con El. Incluso hasta hoy sigo apren-
diendo esto. Durante los últimos meses he confesado a menudo: “Señor, siento no ha-
ber hecho eso conforme a Tu Espíritu. Oh Señor, perdóname. Cuando hablé con mi
esposa, no lo hice conforme a Tu Espíritu”. Aún sigo aprendiendo esta lección.
Dios, en el último paso de Su obra redentora, redimirá nuestro cuerpo cuando llegue
la plenitud de los tiempos. Cuando Cristo regrese, El transfigurará nuestro cuerpo (Fil.
3:21). Entonces se completará la obra redentora de Dios.
Aún no hemos sido plenamente redimidos, pero estamos en el proceso. Por una parte,
la Biblia declara que ya fuimos redimidos (1 P. 1:18-19). Pero por otra, dice que fuimos
sellados por el Espíritu hasta el día de la redención. Romanos 8:23 afirma que los que
tenemos las primicias del Espíritu, también gemimos dentro de nosotros mismos,
aguardando con anhelo la plena filiación, la redención de nuestro cuerpo. Cuando nos
pregunten si hemos sido redimidos, debemos contestar: “Sí, yo he sido redimido, pero
necesito ser redimido todavía más”. Aunque fuimos redimidos en nuestro espíritu y
nuestra alma, aún esperamos la redención de nuestro cuerpo.
1. INTRODUCCION
A. Título
El título, Eclesiastés, en hebreo es Qohelet y significa “predicador” o “maestro”, aquel
que congregaba a los hijos de Israel en una asamblea y les hablaba.
B. El escritor
El escritor del libro de Eclesiastés fue el sabio rey Salomón (1:1, 12; 12:9; cfr. 1 R. 4:32).
C. La época
Este libro fue escrito cerca del año 977 a. de C., después de la caída de Salomón.
D. El lugar
El libro de Eclesiastés fue escrito en Jerusalén (Ec. 1:1, 12).
E. El contenido
Después de haberse apartado de Dios y de volver a El, Salomón describe en Eclesiastés
la vida humana del hombre caído, la cual transcurre debajo del sol, en el mundo co-
rrupto. El aplicó su corazón a inquirir y a buscar todo lo que se hacía debajo del cielo,
y observó que, conforme a los fenómenos naturales, todas las cosas que siguen un ciclo,
permanecen iguales generación tras generación; todas son fatigosas y no hay nada
nuevo. Concluye declarando que, para la vida humana del hombre caído, todo es vani-
dad de vanidades, semejante a correr tras el viento. El sabio rey, en su sabiduría, llegó
a tal conclusión, la cual puede considerarse una historia de la vana vida de un hombre
caído. La conclusión dada a este libro es como una endecha para un hombre cuyo fin
es miserable.
Según Eclesiastés, la historia humana, desde su principio hasta el presente día, es va-
nidad. Puesto que la creación fue sujetada a vanidad y a la esclavitud de la corrupción,
todo lo que está debajo del sol es vanidad. Las palabras de Pablo al respecto, en Roma-
nos 8:20-21, corresponden a Eclesiastés. Hoy la gente no está viviendo; en realidad,
está muriendo. Nacimos para morir, es decir, que empezamos a morir desde el día de
nuestro nacimiento. Así, vemos que la vida humana debajo del sol es vanidad de vani-
dades.
F. La idea central
Salomón poseía una sabiduría sin par, una posición suprema, riquezas insuperables, y
centenares de esposas y concubinas, pero debido a que se entregó a la concupiscencia,
cayó hasta un nivel sin precedente. Todas las experiencias positivas y negativas de la
vida humana debajo del sol lo dejaron impresionado y ocupado con la idea central de
este libro, es decir, la vanidad de vanidades de la vida humana debajo del sol, cuando
uno se aparta de Dios. Dios creó al hombre con un propósito muy elevado y noble, es
decir, lo creó para que le expresara como semejanza de El en Su vida, Su naturaleza y
Su expresión. Pero Satanás el diablo, el enemigo de Dios, intervino y se inyectó como
pecado en el hombre que Dios había creado para Su propósito. Por causa de esta caída,
el hombre y todas las cosas creadas que Dios había encomendado al dominio del hom-
bre, fueron introducidos en la esclavitud de la corrupción, y sujetados a vanidad (Ro.
8:20-21). De esta manera, la vida humana en el mundo corrupto también vino a ser
vanidad, el correr tras el viento. El escritor, Salomón, lo comprendió ampliamente y lo
recalcó constantemente en su descripción. No obstante, no se desanimó por ello; antes
bien, nos enseñó que hay una manera de salir de esta vanidad, siempre y cuando el
hombre se vuelva a Dios y lo tome como su todo —como redención, vida, riqueza, dis-
frute, placer y satisfacción— para que el hombre vuelva a ser usado por Dios, a fin de
que se cumpla el propósito original que Dios tenía con respecto al hombre, con miras
a realizar Su economía eterna (Ec. 12:13-14).
II. EL LIBRO EN SI
A. Palabras de apertura
Eclesiastés 1:1-11 da las palabras de apertura.
1. El escritor
El versículo 1 indica que el escritor fue Salomón, hijo de David, rey de Jerusalén: el
Predicador.
2. El tema
En los versículos del 2 al 11 vemos que el tema de este libro es vanidad de vanidades.
c. Todo es fatigoso
Todas las cosas son fatigosas, es decir, no satisfacen, nada es nuevo y no hay memoria
de lo que precedió (vs. 8-11).
2. En placeres
En 2:1-11, se describe lo que el escritor ensayó en cuanto al placer, particularmente en
el gozo (vs. 1-2), el beber (v. 3), el edificar y plantar (vs. 4-6), los bienes (v. 7), la plata
y el oro (v. 8a), la música (v. 8b), y los deleites con muchas concubinas (v. 8c). Después
de haber disfrutado de placeres incomparables, con su sabiduría Salomón encontró
que todo ello era vanidad y correr tras el viento, sin provecho debajo del sol (vs. 9-11).
4. En la fortuna determinada
por la soberanía de Dios
En 3:1-15, tenemos una palabra acerca de lo que Salomón ensayó en cuanto al destino
bajo la soberanía de Dios.
a. Un tiempo para todo
Todo tiene su tiempo, señalado por Dios. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello
en que se afana? (vs. 1-9).
Muchos de los que han tenido éxito en sus vidas pueden dar testimonio de que, cuando
intentaban superarse en su carrera, sentían un vacío dentro de ellos. Así, empezaron a
darse cuenta de que buscaban algo eterno. Después de lograr lo que deseaban, sienten
que eso no significa nada. Este sentir proviene de la aspiración por algo eterno, la cual
reside dentro del corazón del hombre.
Según nuestras experiencias personales, sabemos que cada vez que tenemos éxito en
nuestra vida humana, también sentimos un vacío. Esto indica que dentro del hombre
hay una aspiración por lo eterno. Dios ha puesto esta aspiración, esta búsqueda, en el
corazón del hombre, a fin de que busque a Dios. Cada persona, sobre todo las que re-
flexionan, tiene dentro de sí este anhelo y búsqueda de lo eterno.
Dios creó al hombre para Sí mismo, pero Satanás sedujo al hombre y lo incitó a que
abandonara a Dios; por consiguiente, el hombre cayó. No obstante, Dios sigue bendi-
ciendo al hombre para que éste pueda llevar un buen vivir y disfrutar de varias cosas
materiales. Al bendecir al hombre con bienes materiales, Dios preserva la existencia de
la humanidad de generación en generación. De esta manera, Dios ha preservado al li-
naje humano con miras a redimir Sus elegidos.
Sin las bendiciones de Dios nadie podría vivir en la tierra. Por una parte, todo lo que
se encuentra debajo del sol es vanidad de vanidades y está sujeto a la esclavitud de la
corrupción. Pero por otra, ciertas cosas en la vida humana, como la educación, el tra-
bajo y el matrimonio, nos atraen. Si no nos esforzáramos por obtener una buena edu-
cación, tener éxito en nuestro trabajo, llevar una buena vida matrimonial y una buena
vida de familia, podríamos caer en la tentación de cometer suicidio. Dios usa los es-
fuerzos humanos para preservar al hombre sobre la tierra. Pues si la humanidad dejara
de existir, Dios no podría obtener Sus elegidos de entre el linaje humano caído. Si la
humanidad se hubiese extinguido, Cristo no habría podido venir a la tierra, porque no
habría quedado linaje para Su encarnación.
El hombre ha caído, pero Dios sigue bendiciéndolo, mandando que el sol brille y la
lluvia caiga, a fin de mantener un buen orden en el universo. Como resultado de ello,
las personas tienen el deseo de seguir viviendo. De este modo, la humanidad es preser-
vada y Dios puede así cumplir Su propósito, por el cual nos escogió antes de la funda-
ción de la tierra.
ESTUDIO-VIDA DE ECLESIASTES
MENSAJE DOS
VANIDAD DE VANIDADES
(2)
Lectura bíblica: Ec. 12:13-14
En este mensaje seguiremos considerando lo que ensayó el escritor, y luego veremos
sus búsquedas y sus pruebas.
f. Temamos a Dios
Leamos el versículo 7: “Porque en los muchos sueños, y en los muchas palabras hay
vanidades; mas tú, teme a Dios”.
7. En diversos ejemplos
En 5:8-17 y 6:1-12, vemos diversos ejemplos de varias cosas en la vida humana, las
cuales son vanidad.
8. Salomón alienta a los hombres caídos a disfrutar lo que Dios les ha dado
Salomón, basado en todo lo que ensayó, y conforme a la economía de Dios, animó a los
hombres caídos debajo del sol a disfrutar lo que Dios les había dado para que subsis-
tieran y proporcionaran a Dios la oportunidad de llevar a cabo Su propósito eterno de
escogerlos y predestinarlos con miras a producir el Cuerpo de Cristo y para sostener al
hombre caído de la vieja creación a fin de que fuese la provisión por la cual Dios hiciera
de la vieja creación Su nueva creación en Cristo (2:24; 3:13; 5:18-20; 8:15; 9:7-10). Esto
lo comprueba la predicación del apóstol Pablo en Hechos 14:15-17 y 17:24-31.
Aquí debemos observar que para llevar una vida que testifique de Cristo y lo ministre
a los demás, y para glorificar a Dios, necesitamos las cosas materiales y los asuntos
físicos, pero éstos no deben atraernos, capturarnos ni usurparnos. Si nos usurpan, su-
friremos su vanidad. Vivimos en el mundo y pasamos por una “feria de la vanidad”,
pero no debemos demorarnos en ella para vanagloriarnos. Ahora todo lo de la vieja
creación está bajo la esclavitud de la corrupción. Si nosotros no escapamos de “la co-
rrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 P. 1:4), participaremos
de su vanidad.
La exposición de los puntos mencionados en cuanto a lo que el escritor ensayó, buscó y probó,
no debe considerarse la revelación divina de parte de Dios, a pesar de estar incluido en las
Escrituras. Es la conclusión de las indagaciones del escritor en lo que ensayó con la vida hu-
mana del hombre caído debajo del sol. Todas estas palabras, que son sus conclusiones, pueden
considerarse proverbios, palabras de sabiduría, que conducen a los hombres caídos y desviados
a regresar a Dios y recibirle conforme a Su economía neotestamentaria en Su Hijo como Re-
dentor y vida, a fin de que sean regenerados para ser Dios-hombres con miras al cumplimiento
de la economía eterna de Dios.
D. Palabras de conclusión
En 12:13-14, tenemos la conclusión del escritor.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE UNO
INTRODUCCION
Y
ATRAIDA A IR EN POS DE CRISTO
PARA SER SATISFECHA
(1)
Lectura bíblica: Cnt. 1:1-8
Como inicio de este estudio-vida de Cantar de los cantares, quiero, en memoria del
hermano Watchman Nee, expresar mi aprecio y agradecimiento por él. El bosquejo, los
títulos y subtítulos y la interpretación de las figuras del presente estudio-vida de Cantar
de los cantares, se basan en el estudio que condujo el hermano Nee en mayo de 1935
para unos colaboradores de quienes yo fui uno de los diez participantes, en un hotel a
orillas del Lago Oriental de la ciudad de Hangchow, cerca de Shangái.
El tema de Cantar de los cantares es la satisfacción de las satisfacciones. Este libro des-
cribe las cuatro etapas de la experiencia de la amada de Cristo, y se puede resumir en
las cuatro siguientes frases:
(1) La que ama a Cristo debe ser atraída por Su amor y cautivada por Su dulzura, de tal
modo que corra en pos de El para ser satisfecha.
(2) La que ama a Cristo debe recibir de El un llamado a liberarse del yo al unirse a la
cruz de Cristo.
(3) La que ama a Cristo debe recibir de El un llamado a vivir en ascensión como nueva
creación de Dios, en la resurrección de Cristo.
(4) La que ama a Cristo debe recibir de El un llamado más intenso a vivir detrás del
velo por medio de la cruz, después de haber experimentado Su resurrección.
INTRODUCCION
1. Un libro especial
Cantar de los cantares es un libro muy especial en las Santas Escrituras, debido a que
no trata de historia, de ley, de profecía, ni del evangelio.
3. El contenido
El contenido de Cantar de los cantares es la experiencia progresiva de la amorosa co-
munión del creyente con Cristo. Así como dijo Hudson Taylor, Cantar de los cantares
es un libro de unión y de comunión con Cristo.
4. Las secciones
Las secciones del Cantar de los cantares, que concuerdan con el significado intrínseco
y espiritual de este libro, son las siguientes: atraída a ir en pos de Cristo para ser satis-
fecha (1:2-2:7); llamada a ser librada del yo al unirse a la cruz (2:8-3:5); llamada a vivir
en ascensión como nueva creación en resurrección (3:6-5:1); llamada de manera más
intensa a vivir detrás del velo por medio de la cruz, después de experimentar la resu-
rrección (5:2-6:13); ella participa en la obra del Señor (7:1-13); y ella espera ser arre-
batada (8:1-14).
A. El anhelo de la amada
“¡Oh, si me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Tus ungüentos tienen olor agradable, Tu nombre es como ungüento derramado; por
eso las doncellas te aman” (vs. 2-3). Estos versículos expresan el anhelo del que ama.
B. La búsqueda de la amada
En el versículo 4a, leemos de la búsqueda de la amada: “Atráeme; en pos de ti correre-
mos”. En la búsqueda de Cristo, ella le pide que la atraiga, para que ella y sus compa-
ñeras también corran tras El. Todo aquel que sea atraído por Cristo tendrá compañeros
que irán en pos de El. Desde el momento en que fui atraído por el Señor, muchos han
ido conmigo en pos de El. Considere la situación de Pedro cuando él, un pescador, fue
llamado por el Señor (Mt. 4:18-20). Un día, Cristo el Amado vino, y Pedro fue cautivado
por El, lo cual le condujo a dejar las redes y seguirlo a El. Muchos siguieron a Cristo
como compañeros de Pedro. Cuando somos atraídos a ir en pos de Cristo, llegamos a
ser un factor que insta a otros a seguirlo.
Del mismo modo, Dios se enamoró del hombre. Puesto que Dios es grande y sabio y
nosotros somos pequeños e insensatos, nos cuesta trabajo pensar que Dios se enamo-
rara de nosotros. Pero aunque el hombre no parece ser semejante a Dios, Dios se ha
enamorado del hombre.
4. Las secciones
Las secciones del Cantar de los cantares, que concuerdan con el significado intrínseco
y espiritual de este libro, son las siguientes: atraída a ir en pos de Cristo para ser satis-
fecha (1:2-2:7); llamada a ser librada del yo al unirse a la cruz (2:8-3:5); llamada a vivir
en ascensión como nueva creación en resurrección (3:6-5:1); llamada de manera más
intensa a vivir detrás del velo por medio de la cruz, después de experimentar la resu-
rrección (5:2-6:13); ella participa en la obra del Señor (7:1-13); y ella espera ser arre-
batada (8:1-14).
A. El anhelo de la amada
“¡Oh, si me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
Tus ungüentos tienen olor agradable, Tu nombre es como ungüento derramado; por
eso las doncellas te aman” (vs. 2-3). Estos versículos expresan el anhelo del que ama.
B. La búsqueda de la amada
En el versículo 4a, leemos de la búsqueda de la amada: “Atráeme; en pos de ti correre-
mos”. En la búsqueda de Cristo, ella le pide que la atraiga, para que ella y sus compa-
ñeras también corran tras El. Todo aquel que sea atraído por Cristo tendrá compañeros
que irán en pos de El. Desde el momento en que fui atraído por el Señor, muchos han
ido conmigo en pos de El. Considere la situación de Pedro cuando él, un pescador, fue
llamado por el Señor (Mt. 4:18-20). Un día, Cristo el Amado vino, y Pedro fue cautivado
por El, lo cual le condujo a dejar las redes y seguirlo a El. Muchos siguieron a Cristo
como compañeros de Pedro. Cuando somos atraídos a ir en pos de Cristo, llegamos a
ser un factor que insta a otros a seguirlo.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE DOS
ATRAIDA A IR EN POS DE CRISTO
PARA SER SATISFECHA
(2)
Lectura bíblica: Cnt. 1:9—2:7
En 1:2-4a vemos que la amada de Cristo lo anhelaba a El, lo buscaba, y era atraída por
Su amor y cautivada por Su dulzura de modo que fue en pos de El. Cristo es agradable,
dulce y lleno de fragancia, como el ungüento. Además, Su amor es alentador, mejor que
el vino. Todos los que aman a Cristo son atraídos y constreñidos por Su amor (2 Co.
5:14).
2. Exhorta solemnemente
a los creyentes entrometidos
El exhorta solemnemente (conjura) a los creyentes entrometidos (las hijas de Jerusa-
lén). Entre los santos de la vida de iglesia, hay muchos hermanos y hermanas entro-
metidos, quienes se preocupan de las cosas de los demás y no de sus propias necesida-
des, las cuales consisten en amar al Señor y en crecer en la vida divina. Estas personas
entrometidas son representadas por las hijas de Jerusalén.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE TRES
LLAMADA A SER LIBRADA DEL YO
AL UNIRSE A LA CRUZ
Lectura bíblica: Cnt. 2:8—3:5
En el Cantar de los cantares 2:8—3:5, Cristo llama a la amada a ser librada del yo al
unirse a la cruz. Esta es la segunda etapa en la experiencia de la que ama a Cristo. Tres
palabras cruciales nos ayudan a interpretar esta sección: cruz, yo e introspección.
El yo es muy sutil. En Mateo 16, después de que el Señor Jesús reveló el camino de la
cruz que cumple la economía de Dios, Pedro mostró su amor por el Señor, declarando:
“¡Dios tenga compasión de Ti, Señor! ¡De ningún modo te suceda eso!” (v. 22). Pedro
creía que profería sus propias palabras, pero en realidad, en ellas expresaba el yo, el
cual se había hecho uno con Satanás. El Señor Jesús reprendió Pedro, diciendo: “¡Quí-
tate de delante de Mí, Satanás!” (v. 23a). Luego el Señor habló con respecto a negarse
a sí mismo (v. 24). Esto revela que el yo es la humanidad satánica; es el hombre usur-
pado y poseído por Satanás. Es por eso que el hombre en su humanidad caída sólo se
preocupa por sí mismo, expresando el interés propio en toda clase de relaciones: entre
marido y esposa, entre hijos y padres, entre patrones y empleados.
No pensemos que podemos llegar a ser tan espirituales como para no tener problemas
con el yo. Incluso la que ama a Cristo, aquella que lo anhela, lo busca y lo obtiene, sigue
siendo perturbada por el yo. Una parte de nosotros todavía está caída y es satánica, y
esta parte permanecerá con nosotros hasta que nuestro cuerpo físico sea redimido, es
decir, hasta que seamos plenamente redimidos de la vieja creación. Esta fue la situa-
ción aún con el apóstol Pablo. Aunque él había recibido tantas visiones y revelaciones,
se dio cuenta de que todavía estaba en la humanidad caída (2 Co. 12:7). Nosotros tam-
bién estamos todavía en la humanidad caída, pero no debemos vivir en ella ni por ella.
Llevo muchos años de ser creyente en Cristo, y puedo dar testimonio de que cuanto
más envejezco, más me molesta la vieja creación, esto es, la humanidad caída y satá-
nica.
Como veremos al final del Cantar de los cantares, la amada de Cristo suspira porque
permanece todavía en la vieja creación. Ella anhela ser plenamente como Cristo, quien
no tiene nada que ver con la vieja creación. Ella fue creada nuevamente por Dios con
el fin de ser una nueva creación, pero según la economía de Dios, Dios ha permitido
que una parte de la vieja creación permanezca con ella.
Podemos tener éxito en nuestra búsqueda de Cristo y sentir cierta satisfacción por ello,
pero tal vez nos preguntemos: “¿Cómo puedo mantenerme en este nivel, en esta con-
dición?” Es en ese momento que el yo más se activa.
Cuando ayudamos a otros que buscan espiritualidad, es posible que los animemos a
orar y a confesar sus defectos al Señor. Aunque dicha oración y confesión son normales,
en algunos casos debemos aconsejarlos que dejen de confesar y que crean simplemente
que la sangre de Jesús los limpia y que Dios es fiel y justo para perdonarlos (1 Jn. 1:7,
9), recordándoles que Dios es fiel en honrar la redención hecha por Cristo.
Cuando somos introspectivos, podemos confesar el mismo asunto varias veces, pen-
sando que cuanto más lo confesemos, más perdón recibiremos. Esta clase de confesión
proviene del yo satánico, y es el resultado de analizarnos en cuanto a las cosas espiri-
tuales. Sólo la cruz de Cristo puede librarnos de tal situación creada por la introspec-
ción. Por consiguiente, necesitamos recibir el llamado a ser librados del yo mediante
nuestra unión con la cruz. Cuando nos unimos a la cruz, escondiéndonos en las grietas
de la peña y en lo escondido de los escarpados parajes, seremos librados del yo.
¿Cómo podemos llegar a las grietas de la peña, a lo escondido de los escarpados para-
jes? Por nosotros mismos no tenemos la fuerza para hacerlo; sólo el poder de la resu-
rrección de Cristo puede llevarnos a la cruz (Fil. 3:10). Por consiguiente, Cristo, en el
poder de Su resurrección, viene a la que lo busca pero que ha quedado en la satisfacción
que ha encontrado.
B. Es como una gacela o como un cervatillo
“Mi amado es semejante a la gacela, o al cervatillo” (Cnt. 2:9a). La palabra cierva en el
título del salmo 22, la cual se relaciona con la resurrección, representa a Cristo en re-
surrección. El hecho de que Cristo sea semejante a un cervatillo, significa que Su poder
es el poder de la resurrección.
A. La amada de Cristo no
responde a la comunión de El
La frase “mi amado habla y me dice” del versículo 10a indica que la que ama a Cristo
no respondió a la comunión de El. Si le hubiera contestado apropiadamente, el Amado
no habría tenido que implorarle más.
Si yo hubiera sido la amada, habría dicho: “Mi amado, no puedo llegar a las grietas de
la peña, pues están demasiado altas y la senda es muy escabrosa. Yo no tengo la sufi-
ciente energía para llegar allí”. Pero aquí Cristo indica a la que le ama que ella puede
experimentar la cruz por el poder de Su resurrección.
La cruz objetiva debe convertirse en nuestra experiencia subjetiva. Debemos introdu-
cirnos en la cruz, y la cruz debe introducirse en nosotros. De esta manera, la cruz y
nosotros llegamos a ser uno. Nuestra unidad con la cruz es nuestra salvación. Ser li-
brados del yo significa ser salvos del yo al hacernos uno con la cruz. Diariamente debe-
mos conformarnos a la muerte de Cristo por el poder de Su resurrección (Fil. 3:10). Si
no nos unimos a la cruz, no podemos librarnos del yo. Aprecio el coro de cierto himno:
“Por la cruz, mi buen Señor, haz mi alma fenecer; cualquier precio pagaré para plena
unción tener” (Himnos #135). Debemos estar dispuestos a pagar el precio para obtener
la experiencia subjetiva de la cruz.
Las zorras pequeñas que estropean las viñas representan nuestras peculiaridades, cos-
tumbres e introspecciones, y las viñas representan la vida de iglesia. Ser espiritual es
algo bueno, pero a menudo conduce a la peculiaridad. Casi toda persona espiritual es
peculiar, pues tiene algún rasgo peculiar. Cuando somos peculiares, ya no somos espi-
rituales; por el contrario, causamos un problema a la iglesia. La liberación de la pecu-
liaridad se obtiene tomando la cruz.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE CUATRO
LLAMADA A VIVIR EN ASCENSION COMO
NUEVA CREACION EN RESURRECCION
Lectura bíblica: Cnt. 3:6-5:1
En la segunda etapa (Cnt. 2:8—3:5), la amada de Cristo aprendió tres lecciones básicas:
el poder de la resurrección, las riquezas de la resurrección, y la vida de la cruz. El poder
de la resurrección de Cristo es representado por Cristo como gacela y como cervatillo,
saltando sobre los montes y brincando en los collados (2:8-9). Las riquezas de la resu-
rrección de Cristo son representadas por las plantas, la voz de la tórtola y las diversas
fragancias de la primavera (vs. 12-13a); la vida de la cruz es representada por las grietas
de la peña y por lo escondido de escarpados parajes (v. 14). Uno vive la vida de la cruz
por el poder de la resurrección y es alentado por las riquezas de la resurrección.
En la siguiente etapa —la de ser llamados a vivir en ascensión como nueva creación en
resurrección (3:6—5:1)— debemos aprender la lección de discernir entre el espíritu y
el alma (He. 4:12). En la actualidad, son pocos los cristianos que tienen este discerni-
miento. En realidad, muchos creen que en la Biblia, espíritu y alma son sinónimos,
aunque 1 Tesalonicenses 5:23 habla de “vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro
cuerpo”. Si no comprendemos que el espíritu es diferente del alma, no podremos al-
canzar la etapa de ser llamados a vivir en ascensión como nueva creación en resurrec-
ción.
La ascensión está en los cielos. Aunque los que hemos creído en Cristo estamos sobre
la tierra, nuestro espíritu regenerado está unido a Dios el Espíritu en los cielos. Estos
dos espíritus son uno. Esto es semejante a la electricidad, la cual se encuentra en la
central eléctrica y a la vez en nuestra habitación, pero en realidad existe una sola co-
rriente. Cuando estamos en nuestro espíritu, estamos unidos o conectados al Cristo
ascendido en los cielos.
Vivir en ascensión significa llevar una vida cristiana continuamente en nuestro espí-
ritu. Esto requiere que discernamos entre nuestro espíritu y nuestra alma. Si amamos
a los demás con nuestra alma, estamos sobre la tierra, y no en ascensión, pero si ama-
mos desde nuestro espíritu, ciertamente estamos en ascensión. Dios nos hizo sentar en
los lugares celestiales en Cristo (Ef. 2:6). En cuanto a nuestra posición, estamos senta-
dos allí, así que debemos vivir en ascensión. En conclusión, después de llamarnos a la
cruz, Cristo nos llama a vivir en ascensión como la nueva creación en resurrección.
1. LA NUEVA CREACION
Cantar de los cantares 3:6—4:6 gira en torno a la nueva creación.
A estas alturas, debemos observar que la unión de la litera con su durmiente, la unión
del palanquín con su jinete, y la unión de la novia con su novio, indicadas en los tres
puntos ya mencionados, representan la plena unión que la amada tiene con Cristo. Por
haber sido unidos a Cristo, nos hemos convertido en la nueva creación.
B. La hermosura de la amada,
la novia, como nueva creación
En 4:1-5 vemos la hermosura de la amada, la novia, como nueva creación.
A. Su llamado
En los versículos 7 y 8, el Amado llama a la que lo ama.
B. Su callada respuesta
La que ama no contesta al llamado del Amado audiblemente. El versículo 9 indica que
ella responde silenciosamente: “Prendiste mi corazón, hermana, novia mía; prendiste
mi corazón con una sola mirada de tus ojos, con una sola hebra de tu collar”. Aquí El
considera que ella es uno con El en naturaleza y también la considera como Su novia,
cuya respuesta silenciosa, por una breve mirada y por su sumisión a las instrucciones
de Dios, ha apasionado el corazón de El.
A. La respuesta de la novia
El versículo 16 es la respuesta de la novia: “Levántate, viento del norte, y ven, viento
del sur; soplad en mi huerto, despréndanse sus especias. Venga mi amado a su huerto,
y coma su fruto exquisito”. Ella desea que las circunstancias difíciles (el viento del
norte) y las agradables (el viento del sur) operen en ella como en un huerto para que se
desprenda su aroma. Ella le pide a su Amado que entre en ella como en un huerto y
que disfrute de su fruto exquisito. Todos debemos considerarnos como huertos para
Cristo, los cuales producen fruto para Su disfrute.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE CINCO
VIVIR EN ASCENSION DISCERNIENDO
ENTRE EL ESPIRITU Y EL ALMA
Lectura bíblica: Cnt. 4:7-15; He. 4:12; 1 Ts. 5:23; 2 Co. 4:16
En este mensaje quisiera hablar acerca de la vida que se lleva en ascensión por el dis-
cernimiento entre el espíritu y el alma.
En nuestra vida cotidiana no debemos vivir detrás de nuestra “pared”, abajo, sobre la
tierra ni en nuestra “guarida”, en otras palabras, no debemos vivir aislados. Ya que
hemos resucitado estamos en ascensión; la guerra se ha terminado y se ha obtenido la
victoria. Sin embargo, los enemigos aún están presentes; así que, debemos estar alerta.
La necesidad de practicar
No pensemos que es tan difícil discernir entre el espíritu y el alma. Todos podemos
aprender a hacer esto si practicamos una sola cosa, a saber, preguntarle siempre al
Señor: “Señor, ¿es éste el hombre viejo, el alma, el viejo “yo,” o eres Tú conmigo?” Si
sentimos que estamos solos en el viejo “yo,” entonces estamos en el alma, en el viejo
hombre. Si sentimos que somos uno con el Señor y que Él está con nosotros, entonces
estamos en el espíritu. Si tenemos comunión apropiada con el Señor, consultándole
siempre antes de actuar, entonces en nuestro espíritu habrá un sentir profundo del
Señor. De este modo sabremos si Él está contento o no. Esto es discernir entre el alma
y el espíritu, a fin de vivir en ascensión. Que todos aprendamos a incorporar esta im-
portante práctica en nuestro diario vivir.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE SEIS
LLAMADA DE MANERA MAS INTENSA A VIVIR
DETRAS DEL VELO POR MEDIO DE LA
CRUZ DESPUES DE LA RESURRECCION
(1)
Lectura bíblica: Cnt. 5:2—6:3
En 5:2—6:3 la amada de Cristo es llamada de manera más intensa a vivir detrás del
velo por medio de cruz, después de la resurrección. En el tabernáculo celestial (He. 8:2;
9:11-12, 24), un velo separa el Lugar Santo del Lugar Santísimo. El velo, en tipología,
es una figura de nuestra carne (10:19-20). Este velo debe ser rasgado a fin de que en-
tremos en el Lugar Santísimo, lo cual indica que, por mucho que estemos en ascensión
en nuestro espíritu, aún estamos en la vieja creación y todavía tenemos nuestra carne.
Así que, incluso después de experimentar la vida en ascensión, todavía necesitamos la
experiencia de la cruz.
No nos creamos “santos” o ángeles. Somos creyentes y, como tales, nos hallamos en el
proceso de la economía de Dios, la cual consiste primero en regenerar nuestro espíritu
y luego en transformar nuestra alma, aunque la carne sigue estando presente. Debemos
recordar que si no andamos con cuidado en cuanto a la carne, dañaremos nuestra vida
espiritual.
Puesto que los cristianos a menudo toman el asunto de la carne a la ligera, las divisio-
nes entre los creyentes son comunes. Según el libro de Hechos, Bernabé tuvo un
desacuerdo con Pablo y se separó de él (15:35-39). Dicha división se debió a que Ber-
nabé quería llevar a su primo Juan, que también se llamaba Marcos, con ellos en el
viaje que tenían planeado para visitar a las iglesias. “Pero a Pablo no le parecía bien
llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos
a la obra. Y hubo un agudo conflicto entre ellos, hasta el punto que se separaron el uno
del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre” (vs. 38-39). Todo argumento
acarrea algo de la carne. Probablemente Pablo estaba en el espíritu cuando contendía
con Bernabé, pero éste argumentaba según su carne. Esto indica que incluso en perso-
nas espirituales la carne sigue existiendo y puede causar daño.
No debemos pensar que por el hecho de vivir en ascensión, la carne ya no está presente
en nosotros. Ciertamente la carne sigue existiendo. Podemos estar en ascensión, pero
el velo, la carne, todavía está viva. Cuando Cristo fue crucificado, el velo del templo fue
partido en dos de arriba abajo (Mt. 27:51). Con Cristo el velo fue partido, pero nuestro
velo permanece. Por consiguiente, necesitamos un llamado más fuerte, no meramente
a permanecer en ascensión, sino a aprender las lecciones de la cruz y a vivir detrás del
velo. En nuestra experiencia, el velo, es decir, la carne, debe ser partido, y entonces
podremos cruzar el velo partido para vivir en el Lugar Santísimo. Para esto, a diario
debemos aprender la lección de la cruz.
A. El Amado la llama
En 5:2 el Amado la llama: “Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Una voz! Mi amado
llama: Abreme, hermana mía, amor mío, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza
está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche”. El Amado, al llamar a la que
lo ama, la considera como Su hermana. Esto significa que ella tenía la misma natura-
leza que El. Aquí la amada se da cuenta de que su viejo hombre, el hombre exterior, fue
crucificado y que su nuevo hombre, el hombre interior, vive. Ella oyó a su Amado to-
cando y pidiéndole que le abriera la puerta, recordándole Sus sufrimientos en Getse-
maní durante Su crucifixión. Su cabeza está “llena de rocío” y Sus cabellos de “las gotas
de la noche”, lo cual se refiere a los padecimientos que Cristo sufrió por la noche en
Getsemaní antes de Su muerte.
B. Ella lo rechaza
El versículo 3 habla de su negativa: “Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de
vestir de nuevo? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?” El Amado llamó, pero
ella lo rechazó. Puesto que ella se había despojado de su vieja manera de vivir, la de su
viejo hombre, por medio de la obra de la cruz, ¿cómo podría ponérselo de nuevo? Eso
requeriría que su Amado repitiera Sus sufrimientos en la crucifixión. Puesto que ella
fue purificada por la sangre redentora, ¿cómo podría contaminarse, ya que esto reque-
riría que su Amado repitiera Sus sufrimientos mortales? Estas fueron las razones por
las cuales no aceptó el llamado del Amado.
D. El Amado se esconde
“Abrí yo a mi amado; pero mi amado se había marchado, se había ido; mi alma desfa-
lleció al oír su voz. Lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió” (v. 6). Ella
abrió a su Amado, pero El ya se había retirado, se había ido. Su alma se descorazonó
cuando su Amado habló. Entonces ella lo buscó, y no lo encontró; lo llamó, pero El no
contestó.
E. Ella es herida
“Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron; me quita-
ron mi velo de encima los guardas de los muros” (v. 7). Los que cuidan al pueblo de
Dios (He. 13:17), por desconocer el problema de la amada, la golpearon y la hirieron,
pensando que eso la ayudaría. Los guardas del pueblo de Dios quitaron su velo, su
manto, avergonzándola públicamente. A veces nos imaginamos que ayudamos a los
demás reprendiéndolos, pero esta reprimenda los hiere en vez de ayudarles.
3. El expresa Su sentir
con sencillez y pureza
“Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas, que se lavan con leche, y a la
perfección colocados” (Cnt. 5:12). El expresa Su sentir con sencillez y pureza, y esta
expresión fluye como el río de vida, distinto, claro y en el debido orden.
A nosotros también nos pueden preguntar en qué nuestro Cristo es mejor que los de-
más, es decir, por qué nuestro Cristo nos resulta tan dulce. Muchos quizás no sepamos
responder adecuadamente a esta pregunta. Si usted me preguntara, yo contestaría: “Mi
Cristo es todo-inclusivo. Sus riquezas son inescrutables (Ef. 3:8). El es preeminente, el
primero en todo (Col. 1:17-18): en toda la creación (v. 17), en resurrección (v. 18) y en
todo en mi vivir. El es también la porción que Dios me ha asignado como mi disfrute
(v. 12). Mi Cristo es el Hijo de Dios que se hizo hombre. El era carne, pero en Su resu-
rrección se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45b). Además, mi Cristo tiene siete ojos,
que son el Espíritu siete veces intensificado (Ap. 5:6)”. Olvidémonos de otras cosas;
prediquemos y enseñemos exclusivamente el Cristo todo-inclusivo.
J. Su respuesta
Los versículos 2 y 3 constituyen su respuesta.
El huerto de Cristo está en nuestro espíritu, donde cultivamos todas las cosas hermo-
sas, espirituales, divinas y celestiales, que tienen un sabor dulce para El. Podemos ha-
cer esto solamente al vivir en nuestro espíritu. Lo más precioso para un creyente es
vivir en el espíritu. Si vivimos en nuestro espíritu, éste se convierte en un huerto. El
Señor nos alimenta, nos pastorea y nos apacienta para que cultivemos toda clase de
especias y aromas que le satisfarán a El.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE SIETE
LLAMADA DE MANERA MAS INTENSA
A VIVIR DETRAS DEL VELO POR
MEDIO DE LA CRUZ DESPUES
DE LA RESURRECCION
(2)
Lectura bíblica: Cnt. 6:4-13
En este mensaje seguiremos considerando el llamado más intenso a vivir detrás del
velo por medio de la cruz después de la resurrección.
A. El Amado la alaba
En los versículos del 4 al 10, vemos que el amado la alaba.
1. El Amado, quien la valora como Su amor, la alaba por ser hermosa como el san-
tuario celestial y encantadora como la Jerusalén celestial
“Hermosa eres tú, oh amor mío, como Tirsa; encantadora como Jerusalén” (v. 4a). Su
amado, quien la valora como Su amor, la alaba por ser hermosa como el santuario ce-
lestial (Tirsa, 1 R. 14:17) y encantadora como la Jerusalén celestial (Gá. 4:26; He.
12:22), lo cual indica que ella vive en el Lugar Santísimo detrás del velo, experimen-
tando la ascensión de Cristo por medio de la cruz después de haber experimentado la
resurrección.
En los cielos se halla el santuario de Dios, que está dividido en dos secciones. La pri-
mera sección se llama el Lugar Santo, y la segunda, el Lugar Santísimo. Entre estas dos
secciones hay una pared intermedia, una separación, un velo. Hebreos 10:20 nos revela
que el velo en el santuario representa la carne. En el santuario celestial está la carne;
esto es conforme a la economía de Dios.
En nuestras experiencias espirituales, el amor del Señor nos cautivó y el Señor mismo
con Su dulzura nos atrajo. Fuimos en pos de El al seguir los pasos que dieron los santos
de la iglesia durante el transcurso de los siglos. Entonces entramos en comunión con
El en nuestro espíritu. En esta comunión, se nos instruyó cómo entrar en la vida de
iglesia, y en ella estamos siendo transformados. Tenemos hermosura por medio de la
transformación, y tenemos también descanso, abrigo y satisfacción. Todos estos signi-
ficados espirituales corresponden a lo que escribió Salomón.
La etapa siguiente consiste en vivir en los lugares celestiales como nueva creación de
Dios en resurrección. Después de experimentar esta etapa, debemos seguir adelante y
experimentar la rasgadura del velo. El velo en el templo fue rasgado por la muerte de
Cristo (Mt. 27:51). Sin embargo, el velo de la carne no fue quitado. Por el contrario, el
velo sigue existiendo para que Dios lo use con miras a perfeccionar a los santos que le
buscan. Por ejemplo, Pablo ciertamente era un hermano maduro, pues tenía la expe-
riencia de vivir en los cielos como nueva creación de Dios en resurrección, pero según
2 Corintios 12, Dios permitió que se le diera un “aguijón en la carne” (v. 7). Aquí vemos
que incluso una persona tan madura y tan espiritual como Pablo, podía ser molestada
por la carne. Esto indica que, aunque tengamos mucho del elemento de Dios en nuestro
espíritu regenerado, o aunque nos hayamos santificado, renovado, transformado y
conformado a la imagen del Hijo primogénito de Dios, mientras vivamos en la tierra,
todavía tendremos la carne.
Puesto que la carne sigue presente en nosotros, debemos luchar contra ella todos los
días, vigilando y orando. Si no vigilamos, la carne actuará. En nuestra oración, debe-
mos estar en alerta, orando en el espíritu.
En Cantar de los cantares 6:4, Jerusalén es una señal de realeza. Cuanto más celestiales
somos, más reales nos hacemos. Ser reales significa reinar como un rey. Romanos 5
declara que aquellos que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia
reinarán en vida (v. 17). No obstante, a pesar de ser reales y de vivir en ascensión como
nueva creación de Dios en resurrección, aún hay un velo en el santuario celestial. Esto
indica que por muy espirituales que seamos, todavía estamos en la carne, la cual es el
velo. Por consiguiente, debemos aprender a penetrar el velo por la obra de la cruz que
experimentamos día tras día. Entonces viviremos detrás del velo, en el Lugar Santí-
simo, que es Dios mismo. Esta es la etapa más elevada en la experiencia de la que ama
a Cristo según lo presentado en Cantar de los cantares. Cuando alcancemos esta etapa,
no tendremos nada más que hacer sino esperar ser arrebatados.
B. La obra de la amada
“Al huerto de los nogales descendí a ver el verdor del valle, y para ver si brotaba la vid,
si florecían los granados” (v. 11). Aquí vemos la obra de la amada. Ella labora en sí
misma como si fuese un huerto que crece, como el valle donde florece el verdor, como
la vid que brota, y como la granada que florece. Ella labora sobre sí misma como sobre
un huerto particular donde crecen nogales, alimentos fuertes y duros. Ella no sólo se
considera como un huerto de verduras ligeras sino un huerto donde crecen nogales
particulares para Cristo.
A estas alturas, pareciera que el libro debería concluir, pero no es así. Salomón es el
señor de muchas viñas, y éstas requieren bastante labor. Ahora la doncella del campo,
quien ha llegado a ser la sulamita del rey, debe convertirse en su colaboradora. Esto
indica que los que aman a Cristo deben, con el tiempo, participar en la obra del Señor.
Si deseamos participar en la obra del Señor, debemos ser aptos, y nuestra aptitud de-
pende de que seamos equipados espiritualmente con todos los atributos de la vida di-
vina.
Un colaborador de Cristo debe ser una persona hermosa y agradable que deleita a los
demás. Los colaboradores jóvenes deben aprender a ser agradables a los demás y a
llevar a cabo una obra atrayente. Los demás deben alegrarse de verles y deben desear
la comunión con ellos. La amada ha llegado a ser tal persona, así que ella ya es apta
para participar en la obra del Señor.
Debemos aprender a laborar por el Señor de un modo que le sea agradable. Si en nues-
tra labor buscamos únicamente nuestro propio gozo, ya hemos fallado. Debemos labo-
rar para Su gozo, llevando muchos frutos de amor con fragancia de amor.
Participar en la obra del Señor no significa trabajar para el Señor, sino obrar junta-
mente con El; esto requiere una vida madura. El movimiento pentecostal ha recalcado
el poder y los milagros, sin prestar mucha atención al asunto de la vida. Las Asambleas
de Dios han puesto más énfasis en la enseñanza de la verdad, pero han descuidado
también el asunto de la vida. No obstante, el Señor ha cautivado a los que buscan la
experiencia de la vida interior. Esto empezó con santos como la señora Guyón, el her-
mano Lawrence, y otros. Ellos eran profundos en la vida, pero sus enseñanzas eran
místicas y misteriosas. William Law mejoró sus enseñanzas, haciendo de ellas algo bas-
tante práctico, y ayudó a muchos creyentes. Andrew Murray recibió ayuda de él y fue
de los primeros en darse cuenta de que el Espíritu de Dios que se revela en el Nuevo
Testamento posee un elemento humano. El declaró que el Espíritu del Jesús glorifi-
cado, el Cristo resucitado quien es el Espíritu, posee la humanidad glorificada. Jessie
Penn-Lewis recibió mucha ayuda de Andrew Murray e hizo hincapié en la vida interior
y subjetiva, sobre todo en el aspecto subjetivo de la muerte de Cristo. Un joven, T. Aus-
tin-Sparks, fue salvo por medio de la predicación de la señora Penn-Lewis y llegó a ser
su colaborador. La señora Penn-Lewis vio el aspecto subjetivo de la muerte de Cristo,
y T. Austin-Sparks vio los principios de resurrección para la edificación del Cuerpo de
Cristo. Al principio, el hermano Nee recibió mucha ayuda de las publicaciones de estos
maestros y de otros libros notables, escritos desde el segundo siglo.
Por experiencia hemos aprendido que si queremos laborar juntamente con el Señor,
debemos ser maduros en vida y enseñar las verdades elevadas. El Cantar de los canta-
res no recalca la verdad, pues la menciona una sola vez (Amana quiere decir “verdad,”
4:8). Sin embargo, en él vemos que si queremos laborar juntamente con el Señor, ne-
cesitamos madurar en vida, ser uno con el Señor, y hacerlo todo con miras a Su Cuerpo.
Nuestro Señor es nuestro Salomón, y nosotros debemos ser Su sulamita, es decir, de-
bemos ser uno con el Señor. En realidad, para laborar con Cristo, debemos ser Cristo.
Pablo era un verdadero sulamita, porque él vivía a Cristo (Fil. 1:21).
La sulamita labora como complemento de Salomón, cuidando todas las viñas (Cnt.
8:11). Esto indica que debemos laborar por el beneficio del Cuerpo, no por una sola
ciudad. Debemos tener una obra que esté dirigida al mundo entero. Esto es lo que Pa-
blo hizo al establecer iglesias locales y al laborar con el fin de ayudarles a experimentar
plenamente el Cuerpo de Cristo.
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE NUEVE
ELLA ESPERA SER ARREBATADA
Lectura bíblica: Cnt. 8:1-14
Cantar de los cantares 8 revela que la amada desea ser arrebatada. La sulamita maduró
en vida hasta el grado de convertirse en Salomón en todos los aspectos, excepto que
todavía tenía la carne.
G. En la obra de Cristo,
El es el Señor de todas las obras,
y la que ama a Cristo participa
en una sola parte de la obra
“Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó a guardas, cada uno de los
cuales debía traer mil siclos de plata por su fruto. Mi viña, que es mía, está delante de
mí; las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas para los que guardan su fruto” (Cnt.
8:11-12). En la obra de Cristo, El es el Señor de todas las obras (Baal-hamón y las viñas).
Aquella que lo ama a El participa en una sola parte de la obra (una sola viña) y le da lo
que El requiere (mil siclos), y ella, siendo una que se ha unido al Amado, se da a sí
misma como guarda del fruto (no de la viña) doscientos siclos a modo de recompensa.
Esto indica que Cristo, nuestro Amado, es el Señor de todo, el dueño de todas las cosas
(Hch. 10:36), y nosotros los que lo amamos, participamos de todos Sus bienes (1 Co.
3:21-22) gratuitamente en la gracia de Cristo (Ro. 3:24), que es el fruto del amor de
Dios (2 Co. 13:14). No obstante, nosotros los que lo amamos, debemos darle a El, nues-
tro Amado, lo que le pertenece, no como un deber sino como muestra de amor (cfr. Gá.
5:13). Cristo, nuestro Amado, se une a nosotros, y nos quiere dar a nosotros, Sus ama-
dos quienes estamos unidos a El, un galardón de justicia (2 Ti. 4:8). Esto implica que
Cristo, nuestro Amado, nos recompensa por lo que queda de nuestra labor, como in-
centivo para que seamos fieles al trabajar para El con amor (cfr. Mt. 25:20-23); por
consiguiente, ésta es una recompensa de justicia.
Salomón, como gran señor que poseía muchas viñas, alquiló las viñas para ganar pro-
ductos. Los guardas de la viña le pagaban mil siclos, y ellos tenían asistentes que guar-
daban el fruto, y tenían que pagarles doscientos siclos a ellos. Nosotros también hemos
recibido una parte de la obra del Señor. Según el requisito del Señor, debemos pagarle
mil siclos, es decir, pagarle lo que El pide. Por no tener asistentes, nosotros los guardas
de la viña, podemos quedarnos con el fruto. Así que, en lugar de dar doscientos siclos
a los demás, nos quedamos con ellos. Es como si el Señor nos diese doscientos siclos
como galardón.
Hoy, nosotros laboramos juntamente con el Señor, y El nos pide un pago. Si somos
fieles, le pagaremos lo que El exige. Sin embargo, todavía nos queda algo que se con-
vierte en nuestro galardón.
Si queremos cumplir los requisitos del Señor al obrar juntamente con El, nos debe so-
brar algo. Basándose en este sobrante, el Señor nos premiará cuando El vuelva. Según
Mateo 25, el Señor no sólo requiere lo que El nos ha entregado, sino lo que El nos ha
dado, con intereses (vs. 26-27). Este interés es lo que sobra. En esta parábola, el Señor
le dice al fiel: “Bien, esclavo bueno y fiel: sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pon-
dré; entra en el gozo de tu señor” (vs. 21, 23). Esto equivale a disfrutar el reino milena-
rio como recompensa de parte del Señor. Sin embargo, en esta parábola, el esclavo pe-
rezoso, que no obtuvo ningún interés ni sobrante, fue disciplinado y castigado (vs. 28-
30).
Cantar de los cantares 8:11-12 muestra que nuestra labor con el Señor debe exceder lo
que El requiere. Entonces nos sobrará algo, que será el galardón que El nos dará en
justicia. En 2 Timoteo 4:7-8, Pablo declara: “He peleado la buena batalla, he acabado
la carrera, he guardado la fe. Y desde ahora me está guardada la corona de justicia, con
la cual me recompensará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también
a todos los que aman Su manifestación”. Aquí vemos que la recompensa no depende
de la gracia del Señor, sino de Su justicia.
H. La que ama al Amado
le pide que la deje oír Su voz
Leamos Cantar de los cantares 8:13: “Oh, tú que habitas en los huertos, mis compañe-
ros escuchan tu voz; házmela oír”. La amada le pide a su Amado, quien mora en los
creyentes, Sus huertos, que la deje oír Su voz mientras los compañeros de ella escuchan
Su voz. Esto indica que nosotros, quienes amamos a Cristo y le expresamos como nues-
tro vivir exterior, al laborar por El, nuestro Amado que mora en nosotros como vida,
debemos tener comunión con El a la luz de Sus palabras. Mientras estamos laborando
juntamente con El, necesitamos mantener comunión con El, escuchándole siempre.
CONCLUSION
En tipología el poema presentado en este libro, el cual narra la historia de amor entre
un rey y una campesina, es un cuadro vívido y maravilloso, como cumplimiento del
amor nupcial entre Cristo, el Novio, y los que lo aman, Su novia, en el deleite mutuo
que disfrutan en la mezcla de los atributos divinos de El con las virtudes humanas de
los que lo aman. La correspondencia entre la progresión de las etapas de estas dos par-
tes del poema y el cuadro descrito, constituye la revelación intrínseca de la Palabra
santa del Dios omnipotente, omnisciente y omnipresente. El progreso comienza en la
primera etapa, en la cual aquellos que aman a Cristo son atraídos a ir en pos de El para
hallar satisfacción, y continúa a lo largo de las siguientes etapas: 1) son llamados a ser
librados del yo al unirse a la cruz, (2) son llamados a vivir en ascensión como nueva
creación en resurrección, (3), son llamados de manera más intensa a vivir detrás del
velo por medio de la cruz después de la resurrección, y 4) participan en la obra del
Señor. Luego concluye con la última etapa, en la cual esperan ser arrebatados. ¡Que
este progreso con sus etapas nos sirva de marca divisoria al ir nosotros en pos de Cristo
para nuestra satisfacción mutua!
ESTUDIO-VIDA DE CANTAR
DE LOS CANTARES
MENSAJE DIEZ
LAS CUATRO ETAPAS
DE LA EXPERIENCIA ESPIRITUAL QUE
ENCONTRAMOS EN EL CANTAR DE LOS CANTARES
Lectura bíblica: Cnt. 1:2-4a; 2:14; 4:8; 6:4
El Cantar de los cantares, aunque es corto, contiene numerosas figuras y está lleno de
puntos importantes. Es fácil perder el hilo de este libro, pero los escritos de aquellos
que nos han precedido, sobre todo el estudio que hizo el hermano Nee sobre él, nos lo
han abierto. Yo me siento muy agradecido porque podemos ver, gracias al hermano
Nee, que el Cantar de los cantares describe la historia espiritual de las experiencias del
cristiano, representada por un romance. En este libro estas experiencias se desarrollan
en cuatro etapas.
En esta etapa, el pecador salvo por gracia es avivado, atraído por el amor de Cristo y
encantado por Su persona. Cantar de los cantares 1:2 dice, en referencia a Cristo: “Me-
jores son tus amores que el vino”. En todo el universo, nada puede compararse con El.
El versículo 3 sigue con el mismo tema al mencionar “los ungüentos” de Cristo decla-
rando que Su “nombre es como ungüento derramado”. Este ungüento, que en realidad
es Cristo mismo como Espíritu, es una entidad compuesta de lo siguiente: la divinidad,
la humanidad, la muerte de Cristo, Su resurrección, la eficacia de Su muerte y el poder
de Su resurrección. Su nombre representa la persona misma de Cristo, Su propio ser,
y así vemos que Cristo es este Espíritu compuesto. “El postrer Adán [fue hecho] Espí-
ritu vivificante” (1 Co. 15:45). Esto indica que el nombre de Cristo, siendo Su persona,
es el ungüento compuesto.
Cuando vamos en pos de Cristo y somos satisfechos con el reposo y disfrute que halla-
mos en El, es posible que nos ocupemos mucho de nuestro yo, y caigamos en la intros-
pección. Por tanto, debemos negarnos a nosotros mismos y permitir que nuestro yo sea
quebrantado al unirnos a la cruz. Debemos quedarnos en las grietas de la peña y per-
manecer en lo escondido de escarpados parajes. Esto significa que debemos permane-
cer diariamente en la cruz. Esta debe ser nuestra experiencia, de modo que declaremos
como Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado” (Gá. 2:20). Nosotros —nuestro
“yo,” el hombre natural, el viejo hombre— fuimos crucificados, y ahora debemos per-
manecer en la cruz, esto es, en las grietas de la peña, en lo escondido de escarpados
parajes. ¿Cómo alcanzaremos las grietas y lo escondido de escarpados parajes, los cua-
les son lugares escabrosos en lo alto de los montes? ¿Cómo podemos permanecer allí?
Podemos ir a la cruz y permanecer allí únicamente por el poder de la resurrección de
Cristo (Fil. 3:10).
Cantar de los cantares 4:8 demuestra que la tercera etapa de la experiencia espiritual
en ese libro es el llamado a vivir en ascensión, pues dice: “Ven conmigo desde el Líbano,
oh novia mía; ven conmigo desde el Líbano. Mira desde la cumbre de Amana, desde la
cumbre de Senir y de Hermón, desde las guaridas de los leones, desde los montes de
los leopardos”. Ya hemos dicho que Amana quiere decir “verdad,” Senir significa “ar-
madura suave”, y Hermón significa “destrucción”. Cuando vivimos en ascensión, tene-
mos la verdad (representada por Amana) y obtenemos la victoria (representada por
Senir y Hermón) sobre el enemigo. Cuando vivimos en ascensión, nos damos cuenta
que la guerra ha terminado, que la victoria se ha ganado, y que el enemigo ha sido
destruido. Las guaridas de los leones y los montes de los leopardos representan a Sa-
tanás y a sus fuerzas malignas. Estas fuerzas malignas están en el aire, pero cuando
vivimos en ascensión, estamos en los cielos, muy por encima de ellos. Además, cuando
vivimos en ascensión, espontáneamente somos una nueva creación de Dios en la resu-
rrección de Cristo. ¡Cuán maravilloso es esto!
Hemos visto que el velo representa la carne, la cual es peor que el yo. Después de la
primera etapa, todavía debemos llevar el yo a la cruz. Más adelante, en la cuarta etapa,
tenemos la carne. Esto requiere una experiencia adicional de la cruz, pues debemos
penetrar detrás del velo mediante la cruz, lo cual significa que, aun después de haber
experimentado la resurrección y la ascensión, todavía necesitamos la cruz para poder
vivir en el Lugar Santísimo detrás del velo. Ciertamente experimentamos la cruz en la
segunda etapa, pero necesitamos una experiencia más profunda de la cruz en la cuarta
etapa.
Cantar de los cantares 6:4 dice: “Hermosa eres tú, oh amor mío, como Tirsa; encanta-
dora como Jerusalén; imponente como ejércitos con banderas”. Aquí la que ama a
Cristo es comparada con Tirsa y Jerusalén, lo cual indica que se ha convertido en la
morada de Dios. Cuando el Señor la cautivó al principio, la comparó con una yegua, un
caballo de los carros de Faraón. Luego, ella fue comparada con una rosa en Sarón, un
lirio en los valles y entre las espinas, una paloma, una columna de humo, una litera, un
palanquín, un huerto, y una fuente con un manantial. Pero ahora, ella es comparada
con la morada celestial de Dios, la Jerusalén celestial. La palabra Jerusalén en el ver-
sículo 4 es una señal de la Nueva Jerusalén, e indica que todos los que aman a Cristo
finalmente llegarán a ser la Nueva Jerusalén, la máxima consumación de la Biblia. Allí,
en el Lugar Santísimo de Dios, tenemos la experiencia espiritual más elevada.
Hemos visto las cuatro etapas de la experiencia espiritual en este libro: la etapa de la
búsqueda, la etapa de la cruz, la etapa de la ascensión, y la etapa de vivir en el Lugar
Santísimo. Si vemos claramente estas cuatro etapas, tendremos el entendimiento apro-
piado del Cantar de los cantares. Indudablemente, tal entendimiento no tiene precio.