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¿Qué salió mal? ¿Por qué terminó mi relación? Estas preguntas son dos de
las más buscadas en Google en 2016 y que con frecuencia se realizan las
personas, luego de que una relación amorosa termina. En el proceso de
entender lo que pasó, las personas suelen crear historias de su
relación, analizando los eventos que terminaron en la ruptura. En
algunos casos, estas historias pueden ser positivas y ayudan a las
personas a entender lo que acabó la relación. En otras, este proceso
puede terminar siendo negativo, produciendo más dolor en vez de
aliviarlo.
"En algunos casos, las rupturas tienen un efecto a futuro, que define los
comportamientos de las personas involucradas", explica Maria
Antonieta Solórzano, psicóloga y terapeuta de la Universidad
Javeriana.
“Las cosas iban bien hasta que en un momento me dejó de hablar. No tengo
idea por qué, pero creo que vio que yo era muy caprichosa y eso lo pudo
espantar", escribió una de las participantes.
"Entendí que soy muy sensible y que presiono a la gente para que se aleje
antes de que ellos lo hagan conmigo. Yo sé que es negativo y provoca
que la gente se aleje con facilidad de mí", escribió otra paciente.
Sin embargo, existen ciertos hábitos sexuales que comparten las parejas
felices y que aquí te dejamos para que examines en qué punto te
encuentras.
En este tipo de relatos, los rechazos revelan una falencia escondida, una
que hace que las personas cuestionen su percepción sobre sí mismas y,
comúnmente, se ven como personas tóxicas, con cualidades negativas
que, de alguna manera, aceptan que el rechazo pudo ser merecido.
Esto explica entonces por qué es común encontrarse con preguntas como:
¿qué hice mal? ¿Hay algo mal conmigo? Allí está el meollo del asunto,
según Dweck y Howe, pues las rupturas en algunas personas en vez de
fortalecerlas terminan por generarles inseguridades y complejos.
Después de una ruptura, puede ser sano para algunas personas reflexionar
qué aprendieron sobre una relación del pasado con el fin de no
cometer el mismo error en la siguiente. Sin embargo, este hábito puede
hacerse negativo si empiezan a cuestionarse su propio valor.
Te has preguntado alguna vez si podrías tener una relación abierta? Solo
por curiosidad, aquí te dejamos la verdad sobre estas: qué son, cómo
tenerlas y hasta que punto pueden funcionar o no.
“Una pareja abierta no es una pareja infiel, ya que hay un consenso previo
de los dos integrantes”, argumenta Schapira. Darse el permiso de
satisfacer sus deseos sexuales por fuera de la “relación de base”, es
para sus seguidores más honesto y realista. Una encuesta realizada por
la firma YouGov determinó que el 13 por ciento de los norteamericanos
tienen una relación liberal o han estado en alguna en el pasado, y un 14
por ciento manifestó que les gustaría flexibilizar la que tienen. Sobra
decir que los celosos deben abstenerse. El solo hecho de proponer este
tipo de acuerdos, aunque no se lleven a cabo, puede hacer que el otro
sienta desconfianza. “Nos enseñaron que la seguridad en nuestras
relaciones reside en tener la atención exclusiva de un compañero
perfecto en el amor y el sexo. Pero uno puede aprender a estar
tranquilo y feliz en diferentes tipos de enlaces”, expresó a FUCSIA
Dossie Easton, autora de Ética promiscua.
La pareja es lo primero
Verificación constante
Las personas cambian y los acuerdos pueden ser replanteados. Por eso hay
quienes pasan de la monogamia a la apertura y viceversa. Si afloran
sentimientos de culpa, o alguno se siente incómodo, la experiencia
pierde la gracia. Lo ideal sería hacer el mismo balance de Simone de
Beauvoir, quien describía su relación con Sartre como “el único éxito
indiscutible” de su vida.
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