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APUNTES MORFOLOGÍA

Sufijo –dura: En soldadura , la –d- no es sufijo de participio pasado.

Sufijo –dor: es la forma vulgar de la erudita –tor. Alomorfia conductor/bailador:


comparten origen, categoría léxica, clase formativa (sustantivos deverbales) y
significado (ambos denotan agente). Otros dobletes forma vulgar/forma culta:
regidor/rector, cogedor/colector, ponedor/postor, disecador/disector.

Sufijo –ear. ¿Existe alguna restricción que obligue a interponer un interfijo? Bailotear,
besuquear, parlotear, corretear… No existe ninguna correlación estable entre el sufijo y
el interfijo (-ot-, -et-, -uqu-), como ilustran las voces coquetear, deletrear, pleitear,
saborear, regatear, pasear, blanquear. Es, por tanto, totalmente posible la adjunción
directa e inmediata de dicho sufijo a la base léxica. El problema está en determinar en
algunos casos si la base de formación es el verbo preexistente bailar, besar, o el
sustantivo baile, beso, al que paralelamente al sufijo se le añade un interfijo.En el caso de
parlotear y corretear, no cabe pensar en otro punto de partida que los verbos parlar y
correr, con cambio sufijal: -ar > -ear (y con cambio de conjugación en el segundo caso).
Con bromear se puede postular que es el interfijo el que se incrusta en la base verbal, ya
que no requiere justificar cambio sufijal: brom-ear/ brom-et-ear. Pero también se podría
defender que se construye sobre el sustantivo broma, mediante la aplicación simultánea
del sufijo –ear y el interfijo –et-.

Derivados en –dor: suelen ser sustantivos que pueden usarse como adjetivos:
ahorrador, agresor, seductor, trabajador, soñador, fumador… Algunos son, de hecho, de
empleo exclusivamente adjetival: desolador, purificador, halagador.

¿-dor, -tor y –sor o solo –or? Ojo, habría que distinguirlo del sufijo –or que se aplica a
bases adjetivales para acuñar sustantivos abstractos: amargor, dulzor, frescor. Del latín
directamente proceden calor, olor, fragor, mayor, inferior, superior, mejor, peor…

En el par consultorio/perentorio no hay alomorfia. A pesar de tratarse del mismo


sufijo –torio, variante culta de –dero, tanto la categoría léxica (sustantivo/adjetivo) como
el significado son distintos (lugar/cualidad). Incluso la base de formación podría no ser
la misma: perentorio existía ya como derivado en latín (peremptorius). Pero el principal
argumento para no considerar ambas formas del sufijo como alomorfos es que en
realidad son la misma forma: -torio.

Derivados en –torio: suelen ser sustantivos o adjetivos construidos sobre bases verbales
latinas (laudatorio, amatorio) o castellanas (laboratorio, sanatorio). Algunos adjetivos
hacen dudar de la categoría verbo que se supone a las bases de formación: ilusorio,
irrisorio, sucesorio –calcados del latín-. Los sustantivos se han especializado en denotar
‘lugar’: dormitorio, reformatorio, aunque algunos denotan ‘instrumento’: escritorio,
recordatorio, o ‘conjunto de’: interrogatorio. Lo mismo sucede con los sufijados en –
dero: desfiladero, secadero (lugar), comedero, regadera (recipiente o instrumento),
hacedero, llevadero, perecedero (cualidad). La forma culta es más restrictiva >> 1º y 3º
conjugación.

Sufijo –miento es deverbal nominalizador, se considera afijo indivisible:

Casar > casamiento

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Pensar > pensamiento

Sufijos –ac (en interior de palabra) y –ero (denominal)

Agu-ac-ero; Agua > aguaza > aguacero


Por eso el sufijo –ac es nominal en este caso (sufijación apreciativa)

Prefijo des- Afijo polisémico

Significado de ‘no’ > adjetivos: desleal, desobediente, desigual.


Significado de ‘reversión’: deshacer, descomponer, desmontar.

Desabrochar, desinflar – significado ‘reversión o proceso inverso’


Desoír, desobedecer – significado ‘negación’
Destetar, descremar – significado ‘privación’

Puede desplegar más significados: ‘intensidad o exceso’ en deslumbrar,


‘atenuación o reducción’ despedazar, ‘fuera de’ en deshora, ‘cesación’ en descreer.
También se pueden dar dos o más sentidos entrecruzados o superpuestos. En
desprotegido y desconsolado: sentido privativo + negativo; en desmesurado,
aumentativo + negativo. Se trata de un desplazamiento semántico que suele
ocurrir con el cambio de categoría: destrozar – destrozado.

Algunos autores tienden a considerar los diversos sentidos como afijos distintos.
Nosotros no. Aunque la distribución de las acepciones es heterogénea, podemos
afirmar que des- selecciona fundamentalmente bases verbales, y muestra
preferencia por bases adjetivales o sustantivos abstractos cuando significa
‘negación’: desleal, descontento, desgracia, desamor, desigualdad.

Sufijo –on

En cabez-ón puede analizarse como sufijo denominal adjetival o como sufijo


nominal apreciativo. Alguien puede ser cabezón o tener una gran cabeza.

Sufijo –icio (-ici- en interior de palabra) Es deverbal, nominal.

Bullir > bull-icio (pero, bull-ici-os-a-mente) –os- es sufijo adjetival


Servir > serv-icio (pero, serv-ici-al-mente)

Sufijos –ero y –ería

Algunos autores proponen el siguiente análisis para lechería: lech(e) + ero >
lecher(o) + -ía. Se trata de una simplificación para evitar hablar de dos sufijos
semánticamente idénticos (-iza y –diza, -ura y –dura, -ero y –ería), pero que
resulta conflictiva. Y es que existen foces en –ía, hidalguía, villanía, que no
disponen de un paralelo agentivo en –ero, *hidalguero, *villanero.

Nosotros defendemos la teoría tradicional, que dice que los desarrollos históricos
de estos dos prefijos son autónomos: -ero para el agente, y –ería para el lugar.

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Sufijo –ncia

Page no descompone el sufijo en –nci + -a porque no considera dicha –a como


marca o morfema de género al tratarse de un sustantivo que designa una realidad
asexuada. En estos casos en los que no hay motivación semántico-pragmática,
suele hablarse de género inherente.

Vocal temática:

- en bebáis no hay vocal temática (la –a- lo es VT de la 2ª conjugación)


- sí la hay en bebed, bebido, bebiste.

Sufijos apreciativos

- en plazoletita hay tres sufijos nominales apreciativos consecutivos: -ol-, -et-, -ita.

La –a- de –ita no se considera marca flexiva de género femenino; el sustantivo es de


género inherente

Moción de género

1. No la marcamos cuando el sustantivo es de género inherente: casa, plaza,


requiebro, pelo, cabezonería…
2. Tampoco marcamos el morfo 0 correspondiente al género en adjetivos
invariables en cuanto al género: amable, indescomponible, noble.

Discriminación de un sufijo a pesar de que la palabra lo contuviera ya en latín

Paciente > impaciente > impacientar o impatients > impacientar

Tendemos a discriminar el sufijo en la segmentación, cuando se reconoce como


unidad autónoma, por su carácter regular o recurrente como afijo en otras
unidades léxicas (imposible e imposibilitar, incómodo e incomodar) y por su
comportamiento semántico (conserva significado negativo) y por su capacidad de
intercambio con otros prefijos (en este caso hay que variar también la base:
improbable, comprobable, aprobar).

Poner > componer > descomponer > descomponible > indescomponible

Aunque en latín ya existía el verbo componere, ya prefijado, la fácil identificación


del prefijo con-, nos lleva a iniciar el análisis en una fase anterior. Significado más
o menos estable o unitario alternancia con otros prefijos (imponer, reponer,
posponer, deponer, interponer), presente en la configuración de otros procesos
derivativos, incluso con temas latinos (conducir, concordar, contener, consistir).

Claves para discriminar un prefijo: valor semántico, capacidad de conmutación y


carácter regular en la formación de derivados.

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Sufijación regresiva: se pierde materia fónica en la evolución de la palabra

Ajustar > ajuste; Despelotar > despelote ; requebrar > requiebro

Alternancia sufijos regresivos, con o sin cambio semántico (alomorfia):


desembarco/desembarque, coste/costo.

Los relativos cuyo, lo que y el cual, y quienquiera y cualquiera (indefinidos) carecen de


correlato interrogativo.
· “La clase de subordinada relativa puede verse afectada por la flexión verbal”.
Verdadero.

Por ejemplo, las oraciones subordinadas relativas explicativas presentan una


restricción: el verbo solo puede ir en indicativo (Los muchachos alemanes, que
han viajado a España, son muy simpáticos / Los muchachos saharauis, que viajen a
España cada año*). Al atribuir a un sustantivo cualidades accesorias o
redundantes, se requiere emplear el verbo en modo indicativo (no pueden
generarse con las marcas flexivas del modo subjuntivo).

Esto no supone que las relativas especificativas puedan alternar libremente


ambos modos –indicativo y subjuntivo- sin afectar a la semántica: El piso que
compre/?compro lo pintaré de azul; ¿No hay nadie que me abra/abre* la puerta?.

- Doblete ALLÍ-ALLÁ, la oposición –í/-á NO constituye una alternancia paradigmática,


sino que provienen de dos formas latinas distintas (illic, illac).

Morfema libre y morfema ligado

El morfema libre es aquel que no acepta ningún tipo de afijación y en el que no opera el
morfo de número morfo 0. Palabras primitivas? sol? mar? (no cumplen: sol-0, sol-es),
adverbios, compuestos cristalizados (deprisa, enseguida), preposiciones,
conjunciones, y apócopes de palabras invariables (san, buen), pluralia y singularia
tantum (donde no opera el morfo de número).

- Allí: es morfema libre, porque aun siendo una palabra léxica (significado), por
su naturaleza adverbial rechaza la adjunción de morfemas flexivos o
constitutivos. Excepto las formaciones en –mente, todos los adverbios son
morfemas libres, frente al resto de categorías léxicas (sustantivo, adjetivo,
verbo>> siempre trabados). *Algunos adverbios admiten afijos derivativos:
ahorita, lejotes, por lo que en este caso ahora y lejos serían palabras trabadas
gráfica y morfológicamente a unos afijos, sean del tipo que sean.

- Lo: tanto si lo consideramos artículo como pronombre neutro, el análisis es el


mismo: morfema trabado. Dos motivos lo avalan:

1. Se puede descomponer en raíz (l-) y morfema (-o), que será morfo


de género neutro (como artículo: lo terrible, y como pronombre en
función de atributo: Juan es rubio pero Pedro no lo es) o morfo de

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género masculino (pronombre átono en función de CD masculino;
aquí también se consideraría el morfema de género l-o-s, l-a-s).
2. Por su carácter clítico (lo pronombre)Pregúntelo, conociéndolo,
donde se manifiesta, además de la servidumbre sintáctica, la gráfica.
*Esta prueba sería la única válida para otros pronombres átonos
(me, te, os…) o el morfema verbal se, ya que no parece factible la
segmentación en raíz + morfema.

- Lunes: es complicado adscribir esta palabra a una clase de morfema, si bien,


hay que observar que aunque lunes no tiene realización fonética par el
número plural, sí tienen expresión del plural, reconocible por la flexión del
artículo, por lo que actúa el morfo 0 (considerado como morfo de singular o
bien como de plural alomorfo de –s y –es ). El lunes-0 /Los lunes-0. Teniendo
esto en cuenta, se podría aducir que estamos ante un morfema trabado.

*Voces que parecen morfemas libres, pero en las que actúa el morfo 0 (reconocible en la
flexión del artículo el/lo, la/las). Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, diabetes, caries,
rubiales, atlas, tórax, tesis, dosis, glotis, sinusitis, crisis, acrópolis, bícpes, virus, cosmos,
albatros, sacapuntas…). Se podrían considerar, por tanto, morfemas trabados.

VS Pluralia tantum (víveres, enseres, maitines, exequias, pompas, entendederas…) o


singularia tantum (tez, sed, salud, caridad, cenit, pus, tifus, heno…). que disponen de un
único número, por lo que podría defenderse que constituyen verdaderos ejemplos de
morfemas libres.

Los morfemas flexivos funcionan siempre como morfemas de cierre.


Contraejemplos.

- Relativos cualesquiera y quienesquiera, donde la flexión se halla en el interior de la


palabra y no en posición de coda.

- Adverbios en –mente: el sufijo deadjetival sucede al supuesto alomorfo de género


femenino –a o al morfo vacío: sigilosamente, fielmente.

- Compuestos nominales sintagmáticos: hombres rana, perros, lobo, casas cuartel, y


compuestos gráficos (más claro aún) mediasnoches, mediaslunas.

Además, una afirmación tan general como la del enunciado se encuentra con una
importante restricción: no todos los morfemas flexivos funcionan como marcas de
cierre. De hecho, solo el morfema de número en sustantivos y adjetivos –salvo los
neutros- y la desinencia de número en el verbo (generalmente un morfema sincrético
que amalgama los morfemas de persona y número, -mos).

Las desinencias de las formas no personales –ndo o –do se consideran morfemas


derivativos a pesar de que no gramaticalizan ningún significado léxico, y están
habilitados para actuar como marcadores de cierre de palabra. El considerar estas
desinencias como morfemas derivativos tiene sentido, pues aceptan sufijos aspectuales
o valorativos: corriendito.

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Existen casos fronterizos, como el de la vocal temática, que aunque no suele ser signo
terminal, en los derivados deverbales se ubica en la zona final antepuesta a afijos
derivativos: a-brill-ant-a-miento, pac-ific-a-ción, agud-iz-a-ble. También tiene la VT cierto
poder generativo que la acerca a los afijos derivativos al actuar a modo de sufijo en la
formación de parasintéticos: enjabonar (en… ar).

La sufijación apreciativa es otro caso a caballo entre la flexión y la derivación. Los sufijos
apreciativos no alteran la categoría de la base (=morfemas flexivos) y no son accesibles a
la sintáis ni marcan cierre de palabra (=morfemas derivativos).

La sufijación de palabras opacas a la flexión, como el adverbio, plantea otra dificultad.


Lejitos, lejísimos, cerquita, arribita, deprisita, prontito, con alguna restricción *arribísima,
*deprisísima. De acuerdo con estos ejemplos, puede afirmarse que los afijos evaluativos
o apreciativos pueden funcionar como morfemas de cierre en el adverbio. Cerqu-ita
(segmentación que defiende Page frente a cerqu-it-a, donde se considera –it- infijo que
secciona al lexema en dos).

Otro problema lo plantea la consideración o no del morfo 0 de singular o plural en los


pluralia tantum y singularia tantum respectivamente. Si no consideramos que no opera,
las palabras enteras equivaldrían al lexema, y se constituirían en cierre de palabra.

Tampoco resultaría aventurado decir que es el lexema lo que marca el cierre de palabra
en los sustantivos invariables o ambiguos en cuanto al género (lunes, atlas, crisis) o en
los lexemas nominales apocopados (san, buen, mal, primer, tercer).

El fenómeno de enclisis también genera dudas a la hora de demarcar el signo de cierre


de una palabra; dímelo, piénsalo. Solo desde la óptica de la sintaxis, podría justificarse
que los morfemas flexivos pueden aparecer en posición interna de palabra.

Escala gradual de morfemas. La VT es más central que los morfemas de tiempo-modo, y


estos más que los de persona-número; entre los morfemas derivativos, son los
apreciativos o evaluativos los más periféricos a la base (cenic-er-ito) y, dentro, de ellos,
el más externo es el superlativo.

Sobre los FALSOS EPICENOS

García-Page: considera epicenos los sustantivos referidos a realidades sexuadas


que, con un solo género, masculino o femenino (invariable en cuanto al género),
designa a los dos miembros de la pareja sexual.

*El plural masculino de los nombre que designan realidades sexuadas (ej. autores) se
comporta como un nombre epiceno. V. Pero no es un epiceno “real”.

Ya que no consigue discriminar el sexo de los referentes, funciona como el


nombre de la especie. = profesores, padres… También en el mundo animal: los
gatos, los caballos, y genuinos epicenos: los ruiseñores, los bebés, o nombre
hembra + desinencia plural; las gallinas (gallo +gallina).

Sin embargo, en singular (autor) no representan a la clase, porque disponen de


desinencia del femenino (autora). Además sus determinantes o complementos

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concuerdan: autor premiado, autora contenta. Frente a los verdaderos epicenos,
que sí designan a toda la clase o especie, sea con representante masculino (el
avestruz, el ruiseñor, LOS avestruces) o con femenino (la jirafa, la pantera), *la
ruiseñor contenta.

Aposición de los sustantivos macho/hembra >> solo auténticos epicenos: la


jirafa macho/hembra, el autor macho/hembra*.

El género de los epicenos está prefijado. Alumnado, jurado, rebaño y otros


nombres colectivos no son epicenos por naturaleza, sino motivados
contextualmente. Es decir, únicamente se comportan como epicenos.

EPICENO ≠ nombre de GÉNERO COMÚN ≠ nombre de “género ambiguo”

Avestruz artista, testigo, taxista mar, azúcar, calor, tilde

LO QUE (Cuestiones p. 68-73)

Con sentido enfático >> introduce una proposición completiva


Lo – artículo que se comporta como mero signo enfático
Que – conjunción subordinante

RELATIVAS GENERALIZADAS (=sustantivadas, sin antecedente expreso)

La función de las relativas generalizadas dentro de la oración es exclusivamente


nominal, por eso se las conoce como sustantivadas y aparezcan clasificadas como un tipo
de subordinación sustantiva.

- el que + variantes
- quien + variantes
- cuanto + variantes:

· como pronombre: Se atenderá a cuantos lo soliciten


· como adjetivo: Se atenderá a cuantas personas lo soliciten
· como adverbio: No es que me preocupe cuánto duerme, sino la postura
que adopta al dormir.

- donde, cuando, como** (Page lo niega)


Hazlo donde quieras, Nos veremos donde me indiques (son adverbiales)
Solo se consideran adverbios relativos cuando el antecedente está expreso: En
la casa donde nací. *Cuando no soporta antecedente.

Sobre la APÓCOPE y el cambio de categoría gramatical

Mucho >> pronombre, adjetivo, adverbio / Muy >> adverbio ante adjetivos y adv.
Lo mismo sucede con tanto y tan, y con cuánto y cuán.
El adj. reciente se transforma en adverbio al apocoparse: recién + adj. Participial

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*Santo: se apocopa ante nombre propio, salvo algunos que comienzan por to-, do-: San
Andrés, pero Santo Tomás o Santo Domingo (comp. San Torcuato, San Doroteo). La
apócope no se aplica en ningún caso a los femeninos: San Isabel*.
Con la anteposición del artículo determinado, Santo pasa convertirse en un apelativo con
valor referencial, y aparece como núcleo de la aposición con otro sustantivo: el santo
José, el santo Antón. Así, Santo puede ser adjetivo y sustantivo; y san únicamente puede
ser sustantivo como integrante del nombre con el que se conoce a un santo beatificado.

Un, cualquier, primer o tercer >> adjetivos indefinidos, posición antenominal (y con
función de determinante). Pero un famoso, un adulto, un viejo: adjetivos capacitados para
funcionar como sustantivos, por eso no hay restricción, frente a un maravilloso*,
cualquier polvoriento*. Las formas plenas, en cambio, tienen naturaleza policategorial:
alguno, ninguno y cualquiera pueden ser pronombre o adjetivo. Primero y tercero pueden
ser adjetivo, sustantivo, adverbio y acaso pronombre. Como indefinido y numeral, la
forma plena uno solo puede ser pronombre, o sustantivo como designación del guarismo
o par formar aposiciones del tipo el número uno.

*El pronombre compuesto quienquiera no sufre apócope en ningún caso.


*Ojo: un también puede ser apócope de una: un ave.

Conclusión: salvo en el caso de uno, lo que provoca la apócope es la reducción de las


propiedades o posibilidades categoriales de los signos a los que se aplica. Solo en el par
un/uno puede hablarse de cambio de clase de palabra.

Palabras apocopables ante sustantivo masculino singular que no cambian de clase ni


reducen su naturaleza policategorial: Bueno/buen, malo/mal, grande/gran,
postrero/postrer. La apócope constituye en estos casos un mecanismo de borrado de la
marca flexiva de género –o. (Mal no es apócope de malo si funciona como adverbio:
canta mal>> caso de sincretismo morfológico u homonimia).

Otras palabras apocopables que no cambian la clase de palabra son los hipocorísticos.
Bea < Beatriz, Lupe < Guadalupe. Y otros acortamientos finales de nombres comunes
(profe, uni, poli) o propios (Mates, Teli).

EL CASO

El sistema de casos latino solo se ha conservado en el sistema pronominal,


concretamente el de los pronombres personales. Es la noción gramatical que permite
relacionar yo y mí, ya que comparten persona y número.

Formas plenas tónicas: caso nominativo (función sujeto)


Formas átonas o clíticos: acusativo y dativo (CD y CI)
Pronombres mí, ti, sí, él, ella, nosotros vosotros y ellos: caso preposicional u oblicuo

EL GÉNERO NEUTRO

El adjetivo, siempre al servicio de la concordancia, sí puede tener género neutro. Si el


adjetivo modifica a un pronombre de género neutro (¿Qué es aquello rojo?) se considera
que léxica o morfológicamente está “vacío” de género y “se llena” sintácticamente según

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el género del elemento al que se refiera. Con la construcción atributiva Fumar es dañino
hay que suponer que la concordancia se da en neutro: eso/*ese es dañino. Tú dices que la
has visto pero yo no lo creo. La suma de varios eventos, por eso, no se refleja a veces en la
concordancia plural: Es difícil viajar a menudo y llevar una vida familiar < *Son difíciles
viajar a menudo y llevar una vida familiar normal.

Tampoco el adjetivo complicado del sintagma lo más complicado (del asunto) puede
interpretarse como masculino si ha de concordar necesariamente con lo, aun en el caso
de que este lo se analice como artículo nominalizador y no como pronombre.

La confusión surge del hecho de que el neutro gramatical adopte el mismo formante que
el masculino (-o), supuestamente género no marcado > sincretismo.
Nosotros, por ende, consideramos que este/esto no es una mera alternancia de las
variantes contextuales del masculino.

Así, los sustantivos solo pueden ser masculinos y femeninos, pero los adjetivos, cuyo
género es meramente gramatical, pueden ser masculinos, femeninos y neutros (si se
refieren a un pronombre neutro: No sé qué es eso extraño que asoma por ahí, Ello es
ventajoso para todos, Caminar es saludable?, Lo que dice es injurioso?, lo verdaderamente
curioso).

VERBOS DE ACCIÓN

Solo a los verbos que signifique acción, como abrir, puede aplicarse un afijo que indique
‘repetición’. En el par reapertura/*reabertura sucede, precisamente, que el segundo
término comporta más bien el significado de ‘efecto’. Los verbos de estado son
impermeables a la prefijación de re- con ese valor, como *reposeer, *remorir, *recontener
(vs reencuentro, reencontrar). Sin embargo, hay acciones que aunque se repitan, no
teleran fácilmente dicho prefijo, como dar, entregar, llover, nevar, llorar, caer un objeto…
(frente a recaer un premio). Por tanto, dos restricciones para la aplicación del sufijo: que
el predicado sea no estativo y que la acción pueda “reproducirse”, no solo que pueda
suceder varias veces (*redespertar).

En líneas generales, re- se adjunta a verbos activos transitivos (reconducir) y a


intransitivos con sujeto no agentivo (reaparecer/*revenir). Pero hay numerosísimas
excepciones, debidas a causas semánticas (sentido recto/figurado: rematar), al
significado lexicalizado (revolver) o incluso fonéticas (no se antepone a bases que
comienzan por vibrante: *rerremar, *rerromper).

SIGLAS Y ACRÓNIMOS

La siglación puede constituir la simplificación gráfica o fónica de un sintagma (ONU)


pero la acronimia, no. El acrónimo surge de la yuxtaposición de palabras que
normalmente no forman sintagma (contraejemplos con casos fronterizos: Banesto).

El acrónimo, además, implica forzosamente un cambio de significado (> nueva expresión


acuñada para designar una nueva realidad). Si bien normalmente el proceso tiene en
cuenta los significados individuales de sus formantes (=compuestos transparentes:
coche cama, sacacorchos, lavavajillas). En los derivados siempre hay una variación

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semántica más o menos intensa respecto del significado original de la base: poseer,
desposeer, posesión, posesivo, casa caserío, casona, caseta…

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