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PARA UN DICCIONARIO DE LA IMAGINACION

Título :Cursi Programa No. 892

1 OP ENTRA RUBRICA
2 MARU (EN FRIO) Cursi
3 OP ENTRA MUSICA CURSI 1

4 Qué palabra la palabra cursi. Se le desdeña, se le


5 desprecia, y sin embargo, reconozcámoslo, tene-
6 mos mucho en nosotros de cursi.

7 La cursilería nos rodea en la música de bolero,


8 en los poemas amorosos, en el día de las madres
9 y en el del amor y la amistad, en Navidad, en
10 ciertas nociones patrias, en nuestra manera anti-
11 gua de declamar poesías, en nuestro gusto por
12 “El brindis del bohemio”, en cantar “Mujeres di-
13 vinas” y en muchas de las películas que han for-
14 mado nuestra educación sentimental.

15 El escritor Eusebio Ruvalcaba reflexiona sobre un


16 aspecto de esta cursilería:

17 “Pocas cosas tan alejadas del amor y tan cerca


18 de la cursilería como los poemas de amor”. Y
19 agrega: “Todos los piropos son cursis. Así como
20 los cumplidos dirigidos a una mujer intentan no
21 serlo; para su mala fortuna terminan untados de
22 miel”.

23 OP GOLPE MUSICAL

24 Eso es. Lo cursi es lo meloso, lo amelcochado, lo


25 exageradamente dulce. La cursilería, nos recuer-

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1 da el propio Eusebio Ruvalcaba, “se deja acari-


2 ciar como un gracioso cachorrito”.

3 Es lo aterciopelado y lo florido. Es el exceso ver-


4 bal que pretende ser bonito. Pero es más, mucho
5 más…

6 OP TRANSICION CURSI 2

7 La palabra cursi es más o menos reciente. Su


8 origen incluso es incierto, si bien hay algunas hi-
9 pótesis que, por cursis, no nos convencen. Se le
10 acepta en el diccionario de la Real Academia
11 apenas en el no tan lejano 1869, donde hace
12 alusión a la "persona que presume de fina y ele-
13 gante sin serlo" y a "lo que con apariencia de
14 elegancia o riqueza es ridículo y de mal gusto".

15 Eso, lo cursi tiene mucho de falsa pretensión, de


16 ridiculez, de una apariencia que deja mucho que
17 desear y de un gusto dudoso.

18 OP TRANSICION CURSI 3

19 Según Álvaro Enrigue, “la primera obra propia-


20 mente literaria que centró su atención en lo cursi
21 fue publicada en 1872 por Ramón Ortega y Frías
22 y se llama La gente cursi. Novela de costumbres
23 ridículas.

24 El volumen relata la historia de una caída. Una


25 señorita de clase media, huérfana de padre y víc-

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1 tima de una madre ambiciosa, se deja seducir


2 por un calavera del gran mundo que le saca todo
3 el provecho que puede antes de devolverla, des-
4 honrada, a su condición de pobre. Se trata de
5 una larga e inmisericorde condena contra las as-
6 piraciones de la pequeña burguesía del periodo,
7 que pretendía una dignificación social proporcio-
8 nal a su sostenido ascenso económico”.

9 Nos dice Álvaro Enrigue sobre este autor y su


10 novela: (REVER) “Para Ortega y Frías, la cursile-
11 ría formaba parte del ser mismo de una persona,
12 porque tenía raíz en su irrenunciable origen so-
13 cial. Representaba un problema moral —una en-
14 fermedad por curar— porque el cursi era una
15 fuerza presionando a favor del cambio en el or-
16 den de la sociedad y una violencia contra su es-
17 tratificación tradicional. Esa violencia no era
18 inocente: nacía de una vigorosa voluntad de as-
19 censo. La clase media decimonónica, pensaba
20 Enrique Tierno Galván, está ‘satisfecha con lo
21 que tiene, pero no con lo que es’".(SALE)

22 OP TRANSICION CURSI 4

23 Así es. Hacia finales del siglo XIX lo cursi hacía


24 referencia a quien, al querer trepar socialmente,
25 se vestía o se comportaba de una manera nor-

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1 mal para los de arriba pero ridícula y de mal gus-


2 to para los trepadores y trepadoras.

3 Hacia 1879, en México, Manuel Gutiérrez Nájera


4 calificaba de cursis los bailes copiados de la
5 usanza europea, porque aspirábamos a sentirnos
6 y a ser como ellos, y le parecía cursi que, enfren-
7 te de mucha gente, el presidente Porfirio Díaz
8 bebiera el agua que le ofrecía en una taza de
9 porcelana un sirviente, cuando en realidad esta
10 agua no era para beberse sino para lavarse los
11 dedos.

12 Por eso Juan Valera, en su novela Las ilusiones


13 del doctor Faustino (publicada en 1875), como
14 nos recuerda el ya mencionado Álvaro Enrigue,
15 especifica que "la esencia de eso que llamamos
16 cursi está en el exagerado temor de parecerlo".

17 OP TRANSICION CURSI 5

18 Por otro lado Jacinto Benavente, en su obra de


19 teatro Lo cursi, estrenada en 1901, hizo decir lo
20 siguiente a uno de sus personajes: "La invención
21 de la palabra 'cursi' complicó horriblemente la
22 vida. Antes existía lo bueno y lo malo, lo diverti-
23 do y lo aburrido, a ello se ajustaba nuestra con-
24 ducta. Ahora existe lo cursi [...] una negación
25 [...] y por huir de lo cursi se hacen tonterías, ex-
26 travagancias, hasta maldades".

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1 OP TRANSICION CURSI 6

2 Eusebio Ruvalcaba, de manera más reciente, en-


3 sayó otra definición de lo cursi. Para él, “la cur-
4 silería es la belleza fallida; es decir, la belleza a
5 la que todos aspiramos”. Y agregó: “La cursilería
6 es la línea limítrofe entre lo insoportable y lo
7 apenas aguantable. Una frontera que no cual-
8 quiera se decide a cruzar, o que cuando se cruza
9 sobreviene en arrepentimiento; desde antes de
10 cruzarla”.

11 OP TRANSICION CURSI 7

12 Un poeta que se interesó mucho en la cursilería


13 fue José Emilio Pacheco.

14 En su libro No me preguntes cómo pasa el tiem-


15 po, incluyó un poema que tituló, sin ningún pu-
16 dor o reticencia: “Homenaje a la cursilería”. Lle-
17 va un epígrafe de Ramón López Velarde, ese que
18 tan cursi dice:

19 “Amiga que te vas:/

20 quizá no te vea más”,

21 y además nos describe algunas formas de la cur-


22 silería como recoger piedras de recuerdo en los
23 ríos o guardar flores en los libros. Y apunta
24 otras, de manera poética:

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1 “Besarla muchas veces y en secreto/

2 en el último día,/

3 antes de la terrible separación;/

4 a la orilla/

5 del adiós tan romántico/

6 y sabiendo/

7 (aunque nadie se atreva a confesarlo)/

8 que nunca volverán las golondrinas”.

9 OP TRANSICION CURSI 8

10 A José Emilio Pacheco le atrajo el tema de la cur-


11 silería porque intuía que todo poema, por más
12 que en su momento sea serio y elevado, termi-
13 nará siendo cursi con el correr del tiempo, tal y
14 como ha acontecido con la obra de Gustavo Adol-
15 fo Becquer, Amado Nervo, o más recientemente,
16 por mencionar sólo algunos autores, con los
17 Veinte poemas de amor y una canción desespe-
18 rada, de Pablo Neruda

19 José Emilio Pacheco predijo su propio destino co-


20 mo exponente de lo cursi. Lo asentó en un poe-
21 ma que lleva por título “Otro homenaje de lo cur-
22 si”. En él dice: “Lo cursi es la elocuencia que se

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1 gasta”. Y escribe, dándose ánimo ante el destino


2 que lo relacionará con otros poetas cursis:

3 “No te preocupes/

4 si sonreímos con tus versos dolientes/

5 y nos sentimos hoy por hoy superiores./

6 Tarde o temprano/

7 vamos a hacerte compañía”.

8 OP ENTRA RUBRICA

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