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Nombre: Valentina Quevedo Sánchez Curso: 11B

Pregunta del Conocimiento: “Una manera de garantizar la buena salud de una


disciplina es fomentar las perspectivas contrastantes”. Discuta esta afirmación.

Cada vez es más común frecuentar la concepción popular de una disciplina de conocimiento,
fácilmente confundida, con lo que propiamente se considera área de conocimiento. Si bien
es cierto, la disciplina hace parte de un objeto, método y fin de conocimiento que ambos
conceptos comparten, su categorización se inclina hacia el estudio de un tema más específico,
el cual es pensado de una manera directa hacia el objeto de estudio.

El éxito de la disciplina en el conocimiento, tal y como sucede con la idea de la disciplina


como virtud, bien lo afirma el empresario estadounidense Jim Rohn. “Sencillamente depende
de su aplicación diaria”. Pero ¿qué puede entonces considerarse como éxito?. Previo a esto,
es necesario revisar el hecho de que debe existir una garantía para que una disciplina pueda
considerarse como tal. Es más, aquí entra a jugar el término de “buena salud”, que
corresponde propiamente a una de estas garantías para que llegue a alcanzarse la concepción
de disciplina.

La “buena salud”, en términos de la disciplina, corresponde entonces a una de las garantías


generales representadas dentro del marco de conocimiento, que suponen el estado ideal de la
disciplina. Dentro de este tipo de “salud”, pueden asegurarse entonces tres procesos
fundamentales: la realización de procesos, la práctica constante para finalmente llegar a el
fomento de la disciplina.

En términos de crecimiento, podríamos entonces hablar de un último proceso que va a apoyar


inmediatamente el que se genere esa “buena salud” de la disciplina. El desarrollo de
perspectivas contrastantes va a ser el paso casi final del proceso de poder generar dicho
conocimiento, pues va a abarcar cada uno de los aspectos previamente mencionado, pero de
una manera más trascendental, ya que va a apoyarse de distintas áreas de conocimiento,
llegando a empoderar la disciplina de una manera más amplia.

Pero entonces, ya comparando más propiamente lo que formalmente es una disciplina frente
a un área de conocimiento, se referirá a dos áreas: la historia y las matemáticas. Sin embargo,
dentro de estas dos, se encuentran una serie de sub-áreas o ramas que hacen parte del gran
objeto de estudio de la misma. En este caso, la diplomática se ejemplificará para la historia
y la física para las matemáticas. Cada una de las anteriores corresponde a las famosas
disciplinas del conocimiento.

Dada la naturaleza de su enfoque, es primordial entender que no por ser una disciplina parte
del gran área de conocimiento, esta pueda entenderse con igual facilidad que otra. De hecho,
por mucho que se quiera, jamás será posible en su totalidad el poder comprender un área de
conocimiento completamente, por dos razones podría decirse. La primera, que claramente el
ser humano de por si, cuenta con un conocimiento limitado. De hecho el ser humano ha
logrado únicamente explorar el 5% de la superficie oceánica (Nag, 2018) hasta la actualidad.
La segunda razón, corresponde entonces, a que las áreas de conocimiento denotan un marco
demasiado amplio de investigación el cual además de estas disciplinas, cuenta con otras sub
disciplinas con un tinte metafísico importante.

Con base en lo anterior, contar con disciplinas que apoyen el área de conocimiento es
fundamental ante todo para esa garantía que se planteaba al inicio del ensayo. ¿De que
exactamente?. Claramente de la “buena salud” de la disciplina.

Si por ejemplo, en matemáticas, un especialista en el Departamento de Física intenta entender


el Teorema de Liouville, que corresponde a un teorema fundamental del álgebra,
posiblemente logre comprenderlo teniendo en cuenta que las matemáticas abarcan un
pensamiento abstracto y una serie de fórmulas y axiomas que permiten que se pueda deducir
su resolución. La razón, como principal forma de conocimiento, definitivamente lo permite.

No obstante, en un área tan extensa como lo es el estudio de la historia, la cual en lo absoluto


parte de una lógica establecida, es de total necesidad el tener que estudiar ese evento. En si,
su método científico no lo permite, pues abarca una serie de datos y valoraciones que deben
partir de la memoria como principal forma de conocimiento. Si un estudioso de la
diplomática, se reúne con un lingüístico para descifrar los glifos de la Pirámide de Itzá,
seguramente no tendrá mucho que aportar a la discusión, pues sencillamente el tema es
completamente ajeno a lo que usualmente suele analizar dentro su labor.

Pero si por el contrario, el Departamento de Física y el diplomático se dedican


respectivamente a analizar la Teoría de la Relatividad y los Papeles del Pentágono por
separado, la efectividad, primero de la disciplina y sucesivamente, en el área de
conocimiento, va a ser más evidente en el crecimiento del mismo. Si bien trabajar en conjunto
es totalmente válido para cualquier labor de investigación, ante todo en un centro de estudios,
la producción de conocimiento individual es un punto clave, sin duda, para lograr la
“salubridad”, en cuanto a una disciplina.

El simple hecho de poder aportar algo absolutamente grande, mediante el estudio de una sola
disciplina y especializarse en ello, permite que mediante la constante investigación, el ensayo
o ese denominado, intento-error, el actor del conocimiento pueda potenciar la práctica de esa
teoría o ese hecho a investigar. Luego de haberla potenciado, un nuevo aporte a esa disciplina
va a conducir al siguiente paso de conocimiento.

Luego de haber aportado dicha investigación a la disciplina, los axiomas o fórmulas ya


preestablecidas, entre esas lo teoremas y el desarrollo de las operaciones básicas, finalmente
pasan a formar cimientos o bases, bien para la producción de nuevo conocimiento, o por lo
general, una discusión que conlleve a demostrar o negar dicha investigación, A simple vista,
el que se genere una discusión puede contradecir el concepto de “salud”, que se viene tratando
a lo largo del ensayo, no obstante, sucede algo completamente opuesto.
𝑚1𝑚2
En el caso de la física, la fórmula de Ley la Gravitación Universal 𝐹 = 𝐺 𝑟2
establecida por Isaac Newton, fue similarmente utilizada por Agustin de Coulomb,
representando una base fundamental para su Ley de Coulomb, bastante parecida a decir
𝑞1𝑞
verdad 𝐹𝐸 = 𝐾 𝑟 22 . Siendo no precisamente refutada y además de ser utilizada por Coulomb,
La Ley de Gravitación Universal ha representado el asentamiento de bases fundamentales de
teorías desarrolladas por parte de varios intelectuales.

La diplomática, por el contrario, comprende un campo de estudio completamente diferente


dentro del cual, a pesar de que no abundan ejemplos específicos en cuanto a la comprobación
o negación de una investigación, es claro que se trata de una disciplina cuya producción
individual es absolutamente necesaria, pero que aún así, y a diferencia de las matemáticas,
compete un área de conocimiento principalmente compartido.

El papel que juegan las diferentes perspectivas en cuanto a esta disciplina, ante todo es
fundamental a causa de la naturaleza del campo. Dado que la diplomática supone el estudio
de la autenticidad de documentos antiguos, un grupo de conocimiento necesariamente debe
verificar dicha autenticidad, pues no basta con usar la fe o la intuición como únicas formas
de conocimiento para la ratificación de los hechos. Por el contrario, deben contrastarse
diferentes documentos, se debe acudir a expertos en el tema que se trate en el documento y a
testigos que puedan dar cuenta del mismo.

Desde este punto vista, la existencia de visiones completamente diferentes, tanto en las
matemáticas, pero ante todo, en la historia, van a garantizar, no solo la buena salud de la
disciplina, pero a su vez del área de conocimiento, pues ninguna perspectiva va a ser menos
válida que otra para contribuir al crecimiento del área. El simple hecho de poder generar una
contribución, sea aceptada o no, va a construir esos axiomas que a futuro podrán ser
desarrollados por futuros generadores de conocimiento.

Así las cosas, puede retomarse la pregunta que se planteó al inicio del ensayo. ¿Qué puede
entonces considerarse como éxito en una disciplina?. Sencillamente no puede afirmarse que
exista un alguien, algo así como un ente o una comunidad de conocimiento que regule lo que
se garantiza en una disciplina, pues todo depende de la disciplina y ante todo, de la naturaleza
y el método científico que esta, como parte del área de conocimiento utiliza. Entonces, podría
afirmarse realmente que ¿una manera de garantizar la buena salud de una disciplina es
fomentar las perspectivas contrastantes?.

Me atrevería a decir que no existe cosa como “buena salud de una disciplina”. Las disciplinas,
por lo general, son reconocidas por exponer resultados de procesos y círculos de
investigación académicos. Suponen algo así como una “especialización” en cierto tema de
interés en que la persona decide ahondar por iniciativa propia. Es de esta forma, como las
disciplinas, quiérase o no, son un proceso, como lo mencioné en alguna parte del ensayo.
Como proceso que son, cada una, independientemente de la naturaleza de su estudio, pueden
adoptar o no un método para conocer. El caso de las perspectivas contrastantes, puede de por
si representar un matiz positivo en cuanto la diplomática, pues en si esa es la base de sus
método. Para la física, también puede retomarse un teorema para cimentarse sobre otro, como
se vio en el ejemplo y eso no está mal. No obstante, esa “buena salud”, vista de esa manera,
no podría descartarse tampoco vista desde perspectivas individuales.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, podría concluirse que definitivamente el concepto de


“buena salud de una disciplina”, verdaderamente no existe. Los métodos para conocer la
realidad son válidos independientemente de la disciplina o ya hablando en términos
generales, del área de conocimiento, siempre y cuando se tenga una sustentación para ello.
Es de esta forma, que es al actor del conocimiento, a quién verdaderamente podría aplicársele
este estigma de la “buena salud del actor del conocimiento”, pues es él quien elige de que
manera aborda el estudio de una disciplina y es quien verdaderamente goza de aportar a las
futuras generaciones de conocimiento.

Bibliografía
Nag, O. (2018). How Much of the Ocean Have We Explored?. Retrieved from
https://www.worldatlas.com/articles/how-much-of-the-ocean-is-still-unexplored.html

Número Palabras: 1632

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