Sunteți pe pagina 1din 5

,

UMBERTO ECO

LA DEFINICION
DEL ARTE

UNIVERSITAT DE lA
Biblioteca oen
~
:;:)
11111111111111111 11111111111111111111 111111111111111111111111 1111 u
80001731690 o
>
o
z

EDICIONES MARTIN EZ ROCA, S. A.


Fotos de paredes

Stephen Dédalus, que no en vano se había educado en los


jesuitas y se sentía, por lo tanto, muy atraído por la casuís-
tica, se planteaba problemas del tipo de «¿es válido el bautis·
mo con agua mineral?», o bien «¿si se roba una libra ester-
lina y a partir de ella se hace una fortuna, hay obligación de
devolver la fortuna entera?». Y aplicando su mentalidad
casuística a la estética se preguntaba: «Si un hombre que
desmenuza en un arrebato de furia un pedazo de madera
logra esculpir en ella la imagen de una vaca, ¿esta imagen
es una obra de arte? Y si no lo es, ¿por qué?».
El problema de la obra de arte casual coincide, si bien
se considera, con el del valor estético del objeto encontrado:
si un ho1mbre que camina por un bosque encuentra en el
suelo una raíz de árbol que se parece a una vaca -y como
tal la recoge y la muestra a sus amigos- ¿esta «vaca» es
una obra de arte o no?
Sin plantearse problemas de casuística Bruno Munari
ha reunido una serie' de objetos hallados y todos nosotros
hemos acudido en su momento a contemplarlos como pro-
ductos de artesanía.
¿Qué diferencia existe entre realizar una obra de arte y
descubrir algo que parece -que podría ser- :una obra de
arte?
La respuesta sólo puede venir a través de un análisis del
proceso ' interpretativo de una forma, y sobre este tema

187
111 nocimiento pueda reflejar de un~ ve.z para siet;npre, recu-
ha escrito pagmas fundamentales Luigi Pareyson: mirar, 11·1mos entonces a «modelos» exphcatlvos con fmes opera-
comprender, saborear una forma no quiere decir simplemen- tivos; en el caso de una contemplación estétic~ hac~~os lo
te reconocer sus relaciones orgánicas, identificar en el seno 11aismo y creamos el modelo de una supuesta m~enc1?,n que
de la materia una ley que forme cuerpo con ella y gracias llnya dado origen al fenómeno natural, porque solo v1endolo
a ella se manifieste. Comprender una forma quiere decir 1·omo efecto de una operación artística podemos gozarlo como
interpretarla, es decir, recorrer el proceso que la ha dado hd lo, agradable, curioso, genial, etc. Y ha de tenerse muy
1·n cuenta que no actuamos de otro modo en el ca~o de que
origen: por lo tanto determinar, en el origen de la forma,
una intención formativa, y seguir su aventura, su curso, su queramos ver, en los objetos naturales, los capnch?s del
solución - seguir el proceso vivo que ha llevado desde el J\7.ar; porque, sin darnos cuen~a ~e ello, ar;ttropo~orflzamos
arranque inicial a la forma lograda, comprendiendo enton- 'L Azar y, en definitiva, le atnbwmos un mtencwn, aunque
ces, y sólo entonces, por qué la forma ha resultado así y ~<ólo sea la de crear caprichosamente y en contra de l~s leyes
por qué necesariamente debía resultar así. generalmente admitidas. Incluso el placer 9-ue ~XJ?~nmenta-
A partir de sutiles y lúcidas fenomenologías de este tipo 1nos ante la distribución uniforme de la dlspOSlClon de los
comprendemos hasta qué punto es importante, ante un obje- cristales de nieve significa gozar de una situación de r~gula­
to que ha de interpretarse como obra de arte, pensar que r idad que parece, en su equiprobabilidad estadística, mten-
existe tras él -dentro de él- una intención, la presencia de cionada.
un autor. Sin este presupuesto inicial el objeto será algo Ahora bien, el primer paso, al interpretar una obra de arte,
muerto, mudo: para decirlo con otras palabras, sólo se puede es buscar una intención originaria; y el primer paso, al hacer
hablar de arte como fenómeno humano. una obra de arte, es plantear una intención formativa. ¿Qué
Pero la experiencia de la belleza, del placer estético ante es lo que le sucede, entonces, al que paseando. por el campo
una forma, se experimenta también en presencia de lo que no halla un guijarro erosionado de una fo:ma cunosa, lo recoge
es arte: frente a una montaña, una pradera, una puesta de y piensa en una escultura de Brancus1? . . .
sol. Y no es cierto, como se ha dicho, que la naturaleza sea Por una afortunada casualidad en nuestro 1magmano ca-
estúpida. Es estúpida para quien no sabe ver estéticamente minante coinciden tanto la intención formativa inicial como
la naturaleza; del mismo modo que para un pastor analfabe- la búsqueda interpretativa final. . .
to es estúpido el Guernica. Busca una intención en el objeto, como s1 alguien la hu-
Pero, ¿mantenemos frente a la naturaleza una actitud biera puesto allí, y al mismo tiempo él, personalt;n~nte, se
muy diferente de la que mantenemos frente al arte? En rea- la atribuye, confiriendo así una razón, una persuasividad or-
lidad, para gozar estéticamente de la naturaleza tratamos gánica al objeto. Para gozarlo como placer lo produce y al
de verla como la realización de una operación intencional. producirlo lo goza. . . .
En otros términos, la antroporfizamos, la atribuimos a un Se podrá objetar que producir una obr~ Imphca u~ hac~r,
autor. Si creemos en este autor y si bajo nuestra estética por lo menos un imaginar palabras o somdos o, meJor aun,
toma cuerpo una metafísica, nos veremos entonces impulsa- disponer colores y otros materiales en un determinado orden;
dos a pensar que la naturaleza es efecto de una formación pero quien recoje un guijarro entre otros guijarros y lo pre-
por parte de un Conformador por excelencia y estableceremos senta como . guijarro «artístico» (e incluso llega a mos~rarlo
un paralelismo -en términos casi de analogia entis- entre a sus amigos, a exponerlo, catalogarlo y darle un titulo)
la formatividad del arte y la formatividad de la naturaleza. hace, en efecto, algo, realiza una serie de gestos con los cua-
Si en cambio pensamos que la filosofía debe detenerse en les substrae el guijarro a su convivencia habitual con el suelo
los umbrales de la metafísica, nos situaremos frente a la y el paisaje circundante y -aislándolo- lo sitúa con un acto
naturaleza, gozada estéticamente, igual que nos situamos de autoridad en el repertorio de lo contemplable. Cuando
ante ella cuando tratamos de definirla desde un punto de Miguel Angel afirmaba que la estatua estaba ya en el bloque
vis ta epistemológico: y puesto que no pensamos que exista de mármol quería simplemente decir que hacer la estatua no
una. realidad universal y unívoca de los objetos que nuestro
189
188
consistía solamente en dar martillazos sobre la piedra, sino 1111h 11 , por consiguiente, n? sólo antr.op~morfizar la. natur~­
en captar todas las posibilidades int rínsecas del material. El ¡..111, ~ ¡ 110 tamb ién «Cultunzarla», atnbmrle tendencias esti-
pintor que deJa caer una mancha de color por error y, una 1p lim o.: dc lerminadas, interpretarla en clave de datos cons-
vez ql,le la ha visto en el contexto, decide dejarla porque t l lll t t·s formativos.
«queda bien», de hecho no hace otra cosa que dar por inten- P.l arlis ta que considera la naturaleza como ~onfo~mad~ra,
cionada una realidad accidental. Lo esencial de la operación 1
po r lo tanto, en el fondo, un crítico de la f.Irme mtenc1ón
,

formadora no estriba tanto en hacer algo como en elegir lo descubre analogías entre los comportami~ntos .del arte
qll l'
que se ha hecho (hasta el punto de que la mayor parte de y los del azar y atribuye a los segund os las mtencwnes de
un proceso productivo estriba la mayoría de las veces en lm: primeros.
hacer cosas que inmediatamente son rechazadas, en retocar
por enésima vez la pincelada rech azada, en probar las teclas
del piano en busca de la nota deseada, en repasar de memoria E n este contexto de ideas, la presencia de un arte como
el vocabulario en busca de la palabra adecuada). t' lele la fotografía ha constituido d esde el primer m omento
Por consiguiente aquel que en un arrebato de furia escul- 11
na fuente de problemas. Ya de por sí la misma fotografía,
pe sin darse cuenta w1a cabeza de v aca no es todavía un que trabaja sobre el material originario que. le ofrece 1<1: natu-
artista; pero cuando contempla el resultado de su arrebato ra leza tiene mucho en común con la operación del cammante
y lo reconoce como cabeza de vaca, lo lleva a casa y lo expo- que d~scubre un guijarro. Con la di~erencia de que 1<1: f~to­
ne en un museo, entonces se convierte, aunque sea en térmi- grafía, a la individuación del arte p osible e~ los acontecimien-
nos elementales, en un artista, porque ha conferido una for- tos naturales, añade una serie de operacwnes manuales y,
ma a unos productos de la naturaleza y del azar que no la por consiguiente, de decisiones formativas autónomas. como
poseían. el foco, la luz, el encuadre, etc. Desde este punto de vista la
Es un hecho ya totalmente comprobado que el arte con- fotografía se constituye en cali~ad de art~ autóno~,o Y hac~
t emporáneo se encuentra continuamente con problemas de competencia - no sólo comercialmente sm o tambien estéti-
est~ tipo y :rue en la~ técnicas modernas de producción pic- camente-, a la pintura. A la figurativa, por s~puest?. Los
tónca, poética y musical el Azar desempeña un importante resultados son los que ya sabemos: el a rte no figurativo no
papel. Las observaciones que acabamos de h acer nos demues- ha surgido solamente porque la fotografía hubiera asumido
tran, si las conclusiones han sido exactas, que el mismo la tarea de hacer retratos, pero es cierto que ha podido
aprovechamiento del Azar posee carácter de genuino acto afirmarse en una situación de mer cado en la que el art e figu-
formativo. Esto, naturalmente, cuando el reconocimiento no rativo había perdido una vía de salida y una razón de exist ir.
es arbitrariamente subjetivo: quiero decir que cualquiera Así, mientras por un lado la p intura se orientaba a. más
p~ede . encontrar un ~ijarro y ver en él la cabeza de Napo- elaborados experimentos formales, desde las elaboracwnes
leon sm hallar a nadie que esté dispuesto a darle la razón. paracientíficas del impresionismo a los estu~ios geométricos
Esto significa que encontrar un guijarro como posible obra del cubismo y del arte abstracto, la fot~grafla, por ~u parte,
de arte qui~re decir ver en sus líneas formativas analogías trataba de expresar a partir d e la realidad -asumida tam-
con determmadas constantes estilísticas de un determinado bién en su carácter casual e imprevisible- todas las suge-
arte de un determinado p eríodo. E incluso quien r ecurre al rencias e invitaciones a u na reinterpretación y r econstrucción
azar para p intar -por el método del dripping- un lienzo, de lo inmediato.
acepta el azar c uando ést e corresponde, en sus resultados a En un determinado mom ento la p intura, consumada la
determin~~as ~enencias de la pintura contemporánea, o cu~n­ parábola del arte abstracto geométrico, inten~a también, por
do la ongmalldad lograda por el azar se inserta con una ot ros caminos la aventura del azar: la casualidad con que el
cierta r acionalidad en el desarrollo histórico de las formas. color gotea sobre el lienzo, la casualidad con que la materia,
Es fácil .comp~ender, p or consiguiente, que ayudar al azar p uesta en evidencia, propone textures para explorar, la casua-
a hallar mtencwnes de arte en lo que no es in tencional, sig- lidad de los suelos y los muros desconchados, de las maderas

190 191
• '> •esta exigencia de orden prácli~o
y de las telas de saco, la casualidad de los chafarrinones de vh suJ' eta a la f¡gura. Pero, <-. • , definida por una serie
yeso sobre aceras o paredes. Si a menudo el artista recons- ' una s1tuac10n . .
puede superponerse a n nivel crítico sohcllan
truye, ant e el cuadro que ha de realizar, las formas en que de operaciones form~tivas qéut~ a ~órico hallan - como ya
actúa el azar, otras veces se limita simplemente a tomar el ., a un mvel est lCO
producto del azar, ya realizado, y enmarcarlo. Y nos halla- necptaclOn y 'bl estatuto?
hemos visto- un plausl e di ciplina normativa, no puede
mos de nuevo ante la estética del o.J2jeto encontrado. La estética, q~e no es d ~ futuro desarrollo del gusto
Pero en este momenf6 a fotografía 5eVe-estímulada a ndclantar hipótesis ace~~ita~se a mostrar las tendencias y
proseguir un camino con el que muestra grandes afinidades: y de la belleza y debe f , menos se incorporan, en un
dotada por naturaleza de una «Curiosidad» connatural (de determina~ cómo l?s nuev~s á.;t~to d e las definiciones ~en~­
una vocación al voyeurisrne, de una específica necesidad de scntirlo mas ampho, en e formativo En otros termi-
hallar), la cámara fotográfica, que hasta ahora había hallado rales-'t de la, forma y del proceso · b'
escenas y acontecimientos «figurativos», se ve impulsada aho- . hace la histona d e1 arte·· ésta es más ¡en
. . .
nos, la estetlca no . de quien construye y de qmen
ra a hallar ocasiones inform ales, manchas, inscripciones, fruto de quien expenmenta, 1 aredes con una cámara fa-
tramas materiales, metales fundidos, garabatos, desconcha- halla, aunque sea explorando ~;a~ diciendo que, si es ci~rto
dos, secreciones, t ártaros, estrías, lepras, escrecencias, micro- tográfica. Pero podemos ter:t? le es formativas, determma-
cosmos de todo tipo dispuestos al azar sobre una pared, que todo arte tie_ne sus P{~~~sy !abre el cual trabaja, y tie-
sobre la acera, en el fango, sobre la grava, sobre maderas de das por el m atenal con e . 'f¡'camente suyo y un
viejas puertas, sobre el firme de las carreteras o sobre el al- . · t destmo espeCI
nc por conslgm en e un eneral» no se trata sola-
quitrán líquido todavía sin extender, amontonado y dispues- cierto ámbito de des~rroll? -y;~ í~ico sino de una realidad
to de diversas formas. Con la misma firme intuición estilís- ment e de un convenclOnahsmo p ndo distintas ar tes se
tica con que el artista que pasea por el campo hallaba un de la dialéctica de las ~ormas-, ct~caa y a observar las cosas
guijarro y lo tomaba como imitación o superación del último ponen a desarro11ar la. m 1sma tema 1 lta de ello una simp .
1e
Moore, así ahora el fotógrafo culto y sensible, atento a las con la misma intención, n~ca r~~os experimentos forma-
tendencias estilísticas de la pintura contemporánea, recorre coincidencia de resulta~os. o\:C~icas distintas llevan siem-
las calles y localiza m anifestaciones de la materia indudable- lcs realizados de a~uer o chon. tes a una evolución de la
m ente sugestivas. Por una parte las encuentra y, encuadrán- pre a una ampl1a . e1ón de onzont' del, gusto. Entonces la h'! S-
dolas, eligiéndolas, las propone; por la otra parte las cons- sen sibilidad, a nuevas expecta;va~o sepamos todavía cómo-
truye de hecho, por que, al fotografiarlas, completa las posibi- t oda de las formas -aunque oy
lidades del material con la elección de una perspectiva, de da siempre un paso adelante.
un tipo de luz, de una mayor o menor aproximación al objeto. 1961
Y en este momento surge un paradójico interrogante.
Porque si el ideal del arte informal, brut, tachiste, de la mate-
ria, es precisamente el apropiarse todas las sugerencias del
azar natural, entonces ciertamente la cámara fotográfica per-
fecciona este ideal y lo eleva al último grado de pureza teóri-
ca. Y atlemás, teoría aparte, incluso desde un punto de
vista concreto, a m enudo muchas de estas fotografías resul-
tan más densas y per suasivas que mucho informal pictórico
de segunda mano. Esta conquista de la fotografía, ¿significa
acaso un nuevo giro en la evolución de la pintura que p asa
a ocupar una posición relegada? ¿O al hacer esto la fotogra-
fía renuncia a una finalidad específicamente suya, determi-
nada por su función social, que le obliga a permanecer toda-
193
192
13 - DilFINICIÓN DJ!L ARTn

S-ar putea să vă placă și