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Persia
Tabla de contenido
Introducción ............................................................................................................... 3
desarrollo ................................................................................................................... 4
geografía de Persia................................................................................................... 4
Historia .................................................................................................................. 4
Arte .................................................................................................................. 10
conclusión ................................................................................................................ 20
Este trabajo recoge la historia del Imperio persa, uno de los mayores de la
antigüedad, que se fue formando por las conquistas de sucesivos reyes en apenas dos
generaciones y que dominó el mundo entre los siglos VI y IV a.C. En el momento de
su máximo esplendor, hacia el año 500 a.C., ocupaba un territorio que se extendía desde
Grecia y Egipto por el oeste hasta Afganistán y Pakistán por el este.
desarrollo
geografía de Persia
Los persas tuvieron como escenario geográfico a la Meseta del Irán, en el Asia
Central. Su territorio limitaba por el Norte, con el Mar Caspio y el Turquestán; por el
Sur, con el Golfo Pérsico y el Mar Arábigo, y por el Oeste, con Mesopotamia. Los
persas vivían donde ahora se encuentra el actual país de Irán. A partir del siglo VI a.C.,
los persas iniciaron la conquista de los territorios adyacentes a ellos y de esa forma
formaron uno de los mayores imperios de la antigüedad
Los persas formaron el mayor imperio oriental antiguo, unificaron a varios pueblos
del creciente fértil, sus fronteras se extendieron del Mar Mediterráneo hasta el Océano
Indico. Habitaron la meseta del Irán, situado al este de la región de Mesopotamia, una
región semiárida, con montañas ricas en minerales, desiertos y pocos valles fértiles, de
clima seco, con grandes oscilaciones de temperatura
Historia
El primer imperio
Antes del surgimiento de la nación persa, la zona del Medio Oriente venía siendo
azotada por las guerras. El foco de estas guerras era el pueblo agresor y militarista de
Asiria. Los asirios constantemente lanzaban campañas contra los pueblos que los
rodeaban, saqueando, efectuando matanzas y deportando a las poblaciones o a sus
clases dirigentes por lo menos. Esto provocó un gran deterioro humano y económico
en toda la zona, incluso en Asiria, que llegó a despoblarse debido a las graves bajas
sufridas en las guerras. Finalmente, Asiria comenzó a debilitarse, sus enemigos se
unieron en una gran coalición, la derrotaron y para el año 610 a. C. los asirios habían
sido totalmente sometidos.
La nueva situación mostró cuatro nuevos ejes de poder: en el actual Irán y el oeste
de Turquía, los medos; en Mesopotamia, Siria y Palestina; en el Norte de África los
egipcios, que intentaban extender su influencia a Palestina y Siria; y en la zona de
Turquía, diferentes estados, con influencias griegas. Estos estados englobaban variadas
poblaciones, no todas sumisas al nuevo orden. Siguió habiendo guerras, pero no tan
cruentas como las campañas asirias. El mayor problema era que, a pesar de tener un
gobierno nominal, estaban desorganizados. Muchos de esos gobiernos eran intolerantes
y cobraban impuestos excesivos. Los persas eran un núcleo de pueblos con identidad
propia que habitaban en el sur del actual Irán, estando sometidos al gobierno de los
medos, pero con un cierto grado de autogobierno.
La expansión persa
En el 559 a. C. asume el trono de Persia Ciro II, de la dinastía Aqueménida. Hasta
ese momento los persas eran nominalmente súbditos de los medos. Con Ciro esto
cambió, puesto que independizó al país y lanzó a continuación una guerra de conquista
contra sus antiguos amos. A pesar de haberlos derrotado, Ciro les permitió seguir
ocupando cargos y mantener cierta autonomía. Luego se dedicó a conquistar las zonas
del Asia Central y la frontera con la India, donde se fundaron ciudades y se
construyeron fortificaciones para proteger el Imperio frente a los ataques de los
nómadas del Asia Central. A continuación, las fuerzas persas pasaron a la ofensiva en
Asia Menor y subyugaron el reino de Lidia, cuyo rey era el famoso Creso. Esta zona
junto con Jonia estaba poblada por griegos o tenía influencia griega, lo que hizo que la
población fuera levantisca.
Luego de un periodo sin guerras los persas atacaron Babilonia apoderándose además
de toda la Mesopotamia, Siria e Israel. Los persas liberaron a los israelitas de su
cautiverio en Babilonia y en muchas zonas fueron recibidos como libertadores. Luego
de estas campañas falleció Ciro II y lo sucedió en el trono Cambises, que conquistó
Egipto para Persia. Egipto nunca aceptó el dominio persa, por lo que eran frecuentes
las conspiraciones y los alzamientos. En varias oportunidades se sublevó y logró
recuperar su independencia por algún tiempo.
También las zonas griegas del Asia menor se sublevaron entre 499 y 494 a. C.
(revuelta jónica) con ayuda de los griegos de Europa especialmente de Atenas, lo que
llevó a los persas a tratar de eliminar la amenaza griega en dos oportunidades,
fracasando estrepitosamente. A partir de la derrota en Grecia los griegos con sus
recursos limitados pasaron a la ofensiva, atacando en algunos puntos o apoyando a los
revoltosos en otros, sin dañar demasiado al Imperio aqueménida. Los persas hábilmente
promovieron la rivalidad entre Atenas y Esparta.
Los persas llegaron a ocupar territorios desde el norte de Grecia hasta el río Indo y
el Amu Daria, incluyendo Tracia, Egipto, Oriente Medio, Asia Menor y el Cáucaso.
Un año después todo el poderío del ejército persa lo enfrentó en la batalla de Issos
y nuevamente los persas fueron derrotados; luego de esto cayeron en poder griego Siria,
donde las ciudades fenicias resistieron, Palestina y Egipto, donde los griegos fueron
bienvenidos como libertadores. En el año 331 a. C. los griegos entraron en
Mesopotamia, a pesar de que el rey persa Darío les ofreció la paz estos la rechazaron.
Los persas se enfrentaron a los griegos en la histórica batalla de Gaugamela con un
renovado ejército, pero fueron derrotados una vez más, y el rey Darío fue asesinado
por los nobles.
Los griegos tomaron Babilonia y las ciudades de Susa, Persépolis y Ecbatana, siendo
Persépolis incendiada para vengar la destrucción de Atenas durante la invasión persa a
Grecia. Los persas continuaron resistiendo con una guerra al estilo guerrillero en las
zonas del norte y el este de Irán y el Asia Central, pero los griegos finalmente lograron
invadir también esas zonas aplastando los últimos focos de resistencia. A pesar de la
caída el estado persa resurgió y desapareció varias veces a través de la historia y su
legado se extiende hasta el actual estado de Irán.
Con la formación del imperio, el comercio paso a ser una actividad importante,
dando origen a un grupo de ricos comerciantes. Por la región iraní pasaban rutas de
caravanas comerciales ligadas a la India y a la China hasta el Mar Mediterráneo. El
comercio impulso la industria de tejidos de lujo, joyas, mosaicos y tapetes o alfombras
de gran belleza
El arte imperial persa se caracterizaba por ser una mezcla de las diversas
manifestaciones culturales que poseían los habitantes del territorio que se despliega a
los pies de los Montes Zagros. En el arte imperial estaban representadas las creencias
y tradiciones locales de los pueblos sometidos al dominio persa; sin embargo, todas las
obras imperiales coincidían en mostrar una cosmovisión de la vida según las
indicaciones del imperio.
Debido al carácter expansivo que adquirió Persia con la subida al trono de Ciro II y
sus sucesores, la cosmovisión persa estaba compuesta, además, por elementos
provenientes de Egipto, Babilonia, Grecia y el resto de sus conquistas territoriales.
Persépolis se ubicaba en la zona central del territorio persa y en ella estaba ubicado
el centro neurálgico del emperador y, además, la ciudad estaba protegida por una
enorme fortaleza.
Como conclusión podemos agregar que uno de los mayores logros del imperio
levantado por Ciro II fue su capacidad para mantener cohesionados a una gran variedad
de etnias que habitaban Persia, mediante la inclusión de las tradiciones locales en la
cultura imperial. Este elemento fue el principal factor de la unidad imperial y permitió
a los persas desarrollar el poderío suficiente para expandir enormemente las fronteras
de su territorio.
La religión persa
La religión persa provino de las predicaciones del profeta Zaratustra, fundador del
mazdeísmo o como este llamaba a su religión Daena Vanguji, que se piensa predicó en
el siglo VI antes de Cristo, parte en Asia Central y parte en Irán, adoptando los persas
su religión. El libro sagrado de esta religión era el Avesta y su punto principal era la
existencia de dos espíritus principales; uno llamado Ahura Mazda, que era la
representación del bien y otro llamado Angra Mainyu, que era la representación del
mal. La religión persa también incluía conceptos novedosos como el juicio final en el
cual el espíritu de los muertos era juzgado sobre la base de sus acciones en la vida y
eso definiría su futuro en su nueva vida después de la muerte.
Arte
El arte persa recibió influencias egipcias y, sobre todo, mesopotámicas (toros
androcéfalos, empleo del arco).
Entre sus realizaciones destacan las apadanas (palacios de recepción) y las tumbas
reales excavadas en acantilados y decoradas con relieves que representan las diversas
provincias del imperio. Destacan también, además de las pirámides, los capiteles
formados por troncos de toro contrapuestos y la perfección de su cerámica vidriada.
No aportaron grandes novedades ya que su arquitectura se derivaba del mundo
mesopotámico.
Los persas fueron un pueblo de origen indoeuropeo de la rama indo-irania que
acabaron fusionándose con los pueblos que conquistaron en la época aqueménida. Se
originó como un grupo de tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte
de la meseta de Irán. Alrededor de 1400 a. C., algunas de estas tribus, antepasadas de
los persas históricos, se trasladaron hacia el sur de Irán.
Aportes a la humanidad
Los aportes de los persas se valieron de los aportes de los pueblos conquistados,
fundamentalmente la escritura cuneiforme de la Mesopotamia, A los persas se los
considera como una de aquellas primeras civilizaciones en manejar un sistema de
bancos, créditos y préstamos, Fueron uno de los primeros en patentar el sistema de
correo. Desarrollaron un sistema de cultivo y de riego, descubriendo y aprendiendo a
manejar el sistema de aguas subterráneas para lograr fertilidad en los suelos. El rey
Darío I de Persia, construyó el Canal de los Faraones, actual Canal de Suez.
Por último, un aporte trascendental de los persas está en la agricultura, esto debido
al avanzado tecnicismo que emplearon para desarrollar sistemas del cultivo y de riego,
descubriendo y aprendiendo a manejar el sistema de aguas subterráneas para lograr
fertilidad en los suelos, proceso complejo dado las condiciones climáticas de Persia,
actual Irán.
Los persas tienen los avances tecnológicos más importantes de aquella época, la
construcción de un canal, la cual fue una ambición de los faraones, sin embargo, el rey
Darío I de Persia fue quien la materializó, al construir el Canal de los Faraones, actual
Canal de Suez, de hecho, fue esta obra la que inspiró la construcción del Canal de
Panamá
medicina persa
Al llegar los Arios al Irán en el año 2000 a.C. la medicina paso por etapas: la antigua
poco conocida, la de esplendor desde el nacimiento de Zoroastro, y la decadencia con
la invasión de Alejandro Magno 330 a.C.
El culto a Zoroastro 1000 a.C. estuvo ligado a la Medicina Persa según se refiere en
el Zendavesta y la Verididad libro de leyes y Biblia de los persas, país de los médicos
cuyo Rey Doyoces fundó el primer hospital El código de Zoroastro era: Teológico –
Higiénico – Terapéutico – Mágico; en el Bundahisan y el Dinkard describen la práctica
médica.
Zaratustra o Zoroastro, médico – teólogo, filósofo, convino la religión con la
medicina, el sacerdote era médico e instala el dogma del dualismo: Dios – Diablo;
Existencia – Muerte; salud – enfermedad, los médicos sacerdotes se clasificaban según
sus quehaceres:
Todos los médicos sacerdotes tenían que prepararse en el Zaratrustotema que era la
escuela de sacerdotes médicos.
Desde que los arios llegaron a las tierras altas del Irán, hacia el año 2.000 a.C, unos
para quedarse en ellas, otros para seguir más tarde hacia la India, hasta que los árabes
conquistaron el imperio sasánida, el año 637 de nuestra Era, para islamizarlo luego,
tres etapas sucesivas conocieron la medicina irania: uno antiguo, muy poco conocido;
otro de esplendor, entre el nacimiento de Zoroastro o Zaratustra (ca. 800 a.C.) y la
invasión de Alejandro Magno (330 a.C); otro, en fin, de improductividad y decadencia.
Limitando a ese período de esplendor o zoroástrico el campo de nuestra ojeada, y
reduciendo la medicina irania a sus notas esenciales, tres puntos deben ser aquí
subrayados: las fuentes para el conocimiento de esa medicina, su carácter puramente
mágico-religioso y el problema de su relación con la ciencia hipocrática. A. Los iranios
no compusieron escritos puramente médicos. Lo que de medicina supieron se halla en
sus escritos religiosos, el conjunto de los libros que componen el Avesta, y con ellos el
Bundahisn y el Dinkard. Todos proceden del mismo Zoroastro o son recopilaciones de
su doctrina.
Basta lo dicho para advertir que la medicina del antiguo Irán fue siempre mágico-
religiosa, aunque, como es obvio, no faltaran en ella conocimientos empíricos. Los
sanadores oficiales eran sacerdotes; mas también existieron curanderos de diverso tipo,
activos de ordinario entre las clases menesterosas. La salud, la enfermedad y la
curación eran referidas a la constante lucha que entre sí sostienen en el universo dos
contrapuestos seres divinos, cada uno con su cohorte de ángeles o demonios inferiores:
Ahura Mazda (Ormuz), creador de todo lo bueno, y el maligno Angra Mainyav
(Ahrimán), agente de la destrucción y el mal. Entre los semidioses benéficos debe
ser mencionada Haoma —entre los*hindúes, Soma—, personificación de una planta
sagrada y de la bebida narcotizante y sanadora del mismo nombre.
Los sacerdotes enseñaban la medicina: sus herramientas de trabajo eran una capa
para protegerse, un arma para matar serpientes, un látigo en representación del poder y
la hierba Haoma. Esta hierba tenía efectos narcóticos y la recomendaban a los
enfermos. Se consideraba que con su consumo se alcanzaba el estado espiritual
máximo. Algunos autores dicen que la hierba Haoma es la efedra, arbusto del cual se
extrae la efedrina que estimula el sistema nervioso central.
Médicos Persas
De las primeras generaciones de médicos persas de la academia de Jundi Shapur tras
la dominación árabe, destacó la figura de Al Razi (850-932), conocido también como
Rhazes y Rasis y cuyo nombre completo era Abu Bakr Ybn Zacaríyya al Razi. Se sabe
que nació en Rages (Khurasán), pero realmente muy poco más se conoce de su vida
privada, excepto algunas anécdotas y muchas fabulaciones. No obstante, de su trabajo
como médico sí han llegado abundantes referencias. Su estilo de trabajo se distinguió
por un método casi artístico de la práctica médica que daba valor a la individualización
de cada proceso y enfermo.
Otro de los médicos de origen persa fue Abú Alí al Hosain Ben Abd Allah Ibn Sina
al Quanuni (Avicena en el mundo occidental) (979-1037) quien fue sin dudas una de
las mentes más brillantes en la esfera de las ciencias del mundo árabe y el más conocido
de los médicos arabistas en toda Europa. Nacido en Afchaneh, Korasán, desde su
infancia se destacó como un niño prodigio. Se cuenta que a los diez años era capaz de
recitar de memoria el Corán y que desde los dieciséis años se dedicó al estudio de la
medicina.
Personajes históricos
Ciro II el Grande. Fue un rey aqueménida de Persia (circa 559-530 a. C.) y el fundador
del Imperio persa aqueménida (en persa antiguo: Haxāmanišiya), tras vencer a
Astiages, último rey medo (550 a. C.) y extender su dominio por la meseta central de
Irán y gran parte de Mesopotamia. Sus conquistas se extendieron sobre Media, Lidia y
Babilonia, desde el mar Mediterráneo hasta la cordillera del Hindu Kush, con lo que
creó el mayor imperio conocido hasta ese momento. Este duró más de doscientos años,
hasta su conquista final por Alejandro Magno (332 a. C.).
Avicena. el nombre por el que se conoce en la tradición occidental a Abū ‘Alī al-
Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sĩnã (Bujará, Gran Jorasán, c. 980 – Hamadán, 1037). Fue
médico, filósofo, científico, polímata, musulmán, de nacionalidad persa por
nacimiento.1 Escribió cerca de trescientos libros sobre diferentes temas,
predominantemente de filosofía y medicina.Sus textos más famosos son El libro de la
curación y El canon de medicina, también conocido como Canon de Avicena. Sus
discípulos le llamaban Cheikh el-Raïs, es decir 'príncipe de los sabios', el más grande
de los médicos, el Maestro por excelencia, o el tercer Maestro (después de Aristóteles
y Al-Farabi).
Además, descubrió que la contracción muscular, así como la percepción del dolor
son debidas a los nervios. Sin embargo, observó que los órganos como los riñones y el
hígado no contienen nervios, sino que estos se ubican en la cápsula. AVICENA fue sin
duda el mejor científico de oriente de la historia, no solo por sus importantes aportes
en la medicina sino también en otras áreas. Murió en 1037 en Hamadán (entonces
Persia, actualmente Irán), donde aún hoy se le venera.
De acuerdo con la leyenda nació de una madre virgen de 15 años de edad. Aún en
su tierna edad, Zoroastro mostraba sabiduría extraordinaria en su conversación y en su
manera de ser.
Los persas formaron el mayor imperio oriental antiguo, unificaron a varios pueblos
del creciente fértil, sus fronteras se extendieron del Mar Mediterráneo hasta el Océano
Indico. Habitaron la meseta del Irán, situado al este de la región de Mesopotamia, una
región semiárida, con montañas ricas en minerales, desiertos y pocos valles fértiles, de
clima seco, con grandes oscilaciones de temperatura.